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Educación Inclusiva

La educación es definida como un bien público e interpretada como una prioridad


para las agendas públicas de los gobiernos (Poggi, 2014, p. 11). En este sentido, toda
persona está en la capacidad de desarrollar y perfeccionar sus capacidades durante su vida,
dejando a la educación como un primer elemento de la equidad social. No obstante, en
Latinoamérica, esta equidad social no ha tenido cabida debido a grandes desigualdades e
inequidades de la región. Desde la perspectiva de Ramón (2015), la prioridad que debe
regir a la comunidad internacional es la lucha contra la inequidad en el plano educativo, en
el que se excluye y, además, en muchas oportunidades se favorece la desigualdad.

Para La UNESCO (2017) una educación inclusiva es el “proceso de abordar y


responder a la diversidad de necesidades de todos los alumnos y alumnas mediante una
mayor participación en el aprendizaje, las culturas y comunidades, y la reducción de la
exclusión dentro y desde la educación” (p. 14), Lo anterior implica cambios y
modificaciones de contenidos, enfoques, estructuras y estrategias basados en una visión
común que abarca a todos los niños en edad escolar y la convicción de que es
responsabilidad del sistema educativo regular educar a todos los niños y niñas.

El objetivo de la inclusión es brindar respuestas apropiadas al amplio espectro de


necesidades de aprendizaje tanto en entornos formales como no formales de la educación.
La educación inclusiva, más que un tema marginal que trata sobre cómo integrar a ciertos
estudiantes a la enseñanza convencional, representa una perspectiva que debe servir para
analizar cómo transformar los sistemas educativos y otros entornos de aprendizaje, con el
fin de responder a la diversidad de los estudiantes. El propósito de la educación inclusiva es
permitir que los maestros y estudiantes se sientan cómodos ante la diversidad y la perciban
no como un problema, sino como un desafío y una oportunidad para enriquecer las formas
de enseñar y aprender.

Murillo y Duck (2021), expresan que la existencia de una verdadera educación


inclusiva, pocos elementos son tan determinantes como la evaluación. La evaluación se
conforma como un elemento regulador en la prestación del servicio educativo, este tiene
como finalidad valorar el avance y resultados del proceso de enseñanza dando garantía a
una educación pertinente y significativa para el estudiante (Ministerio de Educación
Nacional, 2017). En el mismo sentido, la evaluación mejora la calidad educativa, puesto
que permite adelantar procesos para el progreso a partir de los diferentes tipos de
evaluación existente: internas y estandarizadas (evaluación en el aula y pruebas Saber,
PISA, entre otras).

Bibliografía

Ministerio de Educación Nacional (2017). Evaluación. Disponible en:

https://www.mineducacion.gov.co/1759/w3-article-179264.html?_noredirect=1

Murillo, F. J. y Duk, C. (2021). La segregación escolar comienza en educación infantil.

Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva, 15(1), 11-13.

Poggi, M. (2014). La educación en América Latina: logros y desafíos pendientes:

documento básico. Buenos Aires: Santillana.

Ramón, M. (2015). Inclusión y equidad: una educación que multiplica oportunidades.

Entreculturas, 34, 428-453. Disponible en:

https://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/131655/1/ENTRECULTURAS_Inclus

ion_y_equidad_Una_ed.pdf

Unicef (2017). Educación: Todos los niños y niñas tienen derecho a acceder a la escuela y

completar su educación sin importar quienes sean y de dónde vengan. Disponible

en: https://www.unicef.org/colombia/educacion.

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