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ESCUELA POLITÉCNICA NACIONAL

FACULTAD DE CIENCIAS
CARRERA DE FÍSICA
Semestre 2020 A, modalidad virtual
Asignatura: FÍSICA TÉRMICA
Profesor: LUIS LASCANO LASCANO

RESUMEN DE CLASES

SEMANAS 9 y 10

DISTRIBUCIONES ESTADÍSTICAS: GASES DE FERMI Y DE


BOSE
(Kittel y Kroemer, cap. 7; Schroeder, cap. 7)

Como ya conocemos el régimen clásico de un gas ocurre cuando 𝑛 ≪ 𝑛𝑄 , lo cual es equivalente a la


𝑉 𝑉 1
condición 𝑁 ≫ 𝑣𝑄 , que a su vez equivale a 𝑍1 ≫ 𝑁 puesto que 𝑍1 = 𝑛𝑄 𝑉 = 𝑣 , donde 𝑣𝑄 = 𝑛 es
𝑄 𝑄
el volumen cuántico de la partícula. Todo esto es también equivalente a la condición de que el
número medio de ocupación de un orbital es mucho menor que uno, es decir que la función de
distribución cumple con 𝑓(𝜀) ≪ 1, por lo cual 𝑓(𝜀) ≈ 𝑒 (𝜇−𝜀)⁄𝜏 es la distribución única en el límite
clásico tanto para fermiones como para bosones.

Si las condiciones anteriores no se cumplen, es decir si 𝑛 ≥ 𝑛𝑄 , entonces el gas está en régimen


𝑉
cuántico (se dice que es un gas cuántico). Tal condición equivale también a 𝑁 ≤ 𝑣𝑄 , lo que a su vez
implica que 𝑍1 ≤ 𝑁. En tal situación, el comportamiento de bosones y de fermiones es diferente y
es necesario considerar sus respectivas funciones de distribución.

De manera que es posible calcular un valor límite 𝜏0 de temperatura bajo el cual se alcanza el
régimen cuántico partiendo de la siguiente condición límite:

𝑛 = 𝑛𝑄

⁄2
𝑀𝜏0 3
𝑛=( )
2𝜋ℏ2

de modo que
2𝜋ℏ2 2⁄3
𝜏0 = ( )𝑛
𝑀

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Física Térmica, resumen de clases, semana 9 y 10 Luis Lascano Lascano
Semestre 2020 A

El gas será cuántico cuando la temperatura sea menor que este valor de 𝜏0 , y se suele decir también
que es un gas degenerado, pero no en el mismo sentido de un nivel de energía degenerado.

Las propiedades de un gas cuántico de fermiones difieren grandemente de aquellas de un gas


cuántico de bosones, y ambos difieren del comportamiento clásico. Un gas de fermiones tiene
energía cinética alta, capacidad calorífica baja, susceptibilidad magnética baja, tasa de colisión entre
partículas baja y ejerce una presión alta aún al cero absoluto. Un gas de bosones, por otra parte,
tiene una concentración de partículas alta en el orbital fundamental, tal que el sistema puede actuar
como un superfluido con viscosidad prácticamente nula.

CONTENIDO:
 Gas de Fermi. La función densidad de estados
 Gas de Bose. Condensación de Bose-Einstein

 GAS DE FERMI. LA FUNCIÓN DENSIDAD DE ESTADOS


Un gas compuesto por fermiones, o gas de Fermi, se denomina degenerado cuando su temperatura
es menor que la energía de Fermi 𝜀𝐹 ; de lo contrario se dice que es no degenerado. Vamos pues a
estudiar un gas de fermiones a baja temperatura. Baja temperatura significa que la condición para
que se establezca el gas clásico ya no se aplica, puesto que 𝑉/𝑁 ≪ 𝑉𝑄 , es decir 𝑛 ≫ 𝑛𝑄 , o lo que es
lo mismo que la temperatura del gas es mucho menor que la energía de Fermi. Esto último podemos
justificar del siguiente modo:
𝑛
= 𝑒 𝜇⁄𝜏 ≫ 1
𝑛𝑄
𝑛
y puesto que 𝜇 = 𝜏 log ( ):
𝑛𝑄
𝜇
≫ 1, 𝜏 ≪ 𝜇
𝜏
𝜏 ≪ 𝜀𝐹

El volumen cuántico de un electrón a temperatura ambiente es (4,3 𝑛𝑚 )3, y en un metal típico


existe un electrón de conducción por átomo, de modo que el volumen por electrón es
aproximadamente un electrón por volumen atómico, es decir, de orden de (0,2 𝑛𝑚 )3 ; por lo tanto
un sistema formado por los electrones de conducción en un metal puede considerarse un gas
cuántico.

La teoría que estudiaremos aquí es aplicable a electrones de conducción en un metal, a estrellas de


neutrones, a estrellas enanas blancas, a protones o neutrones en un núcleo atómico, etc. Veamos
en primer lugar el caso del gas de fermiones a temperatura 𝜏 = 0, y luego estudiaremos el gas a
temperaturas distintas de cero.

Gas de Fermi a 𝝉 = 𝟎

Consideremos un sistema con 𝑁 fermiones (por ejemplo, electrones) que no interactúan entre sí. A
𝜏 = 0 la función de distribución de Fermi-Dirac es la función de paso: todos los orbitales con energía

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menor que 𝜇 = 𝜀𝐹 están ocupados, mientras que los orbitales con energía mayor que 𝜇 están
desocupados.

Tomemos el caso de electrones en un cristal unidimensional; los orbitales en este caso son funciones
de onda armónicas con un número cuántico 𝑛, al que debe juntarse el número cuántico de espín. El
estado fundamental de este sistema se construye colocando uno a uno los electrones desde el
orbital de más baja energía, aquel con 𝑛 = 1, y ubicando dos electrones con los espines opuestos
en cada nivel de energía hasta que todos los electrones estén acomodados.

[Kittel, C. y Kroemer, H., Thermal Physics, 2nd. Ed., W.H. Freeman and Company, New York, 1980, pág. 184]

La figura anterior ilustra el estado fundamental de 16 electrones ubicados en los orbitales de una
partícula en una “caja” unidimensional de longitud 𝐿, cuyas energías son:

ℏ2 𝜋 2 2
𝜀𝑛 = 𝑛
2𝑚𝐿2

En el caso de 3 dimensiones, si tenemos el gas de fermiones en una caja cúbica de lado 𝐿, sabemos
ya que los orbitales y sus energías están dados por:

𝑛𝑥 𝜋 𝑛𝑦 𝜋 𝑛𝑧 𝜋
𝛹(𝑥, 𝑦, 𝑧) = 𝐴 𝑠𝑒𝑛 ( 𝑥) 𝑠𝑒𝑛 ( 𝑦) 𝑠𝑒𝑛 ( 𝑧)
𝐿 𝐿 𝐿

ℏ2 𝜋 2 2
𝜀{𝑛𝑥 ,𝑛𝑦 ,𝑛𝑧 } = ( ) (𝑛𝑥 + 𝑛𝑦2 + 𝑛𝑧2 )
2𝑚 𝐿

ℏ2 𝜋 2 2
𝜀𝑛 = ( ) 𝑛
2𝑚 𝐿

donde 𝑛𝑥 , 𝑛𝑦 , 𝑛𝑧 son números enteros positivos no nulos. Si no se considera el espín ni otros


parámetros de la partícula, cada triada {𝑛𝑥 , 𝑛𝑦 , 𝑛𝑧 } de estos números define un estado cuántico u
orbital de la partícula. Al considerar el espín de los electrones, debemos añadir el número cuántico
de espín 𝑚𝑠 = ± 1⁄2.

Calculemos la energía de Fermi:

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En cada orbital caben dos electrones, es decir, hay 2 electrones por cada triada {𝑛𝑥 , 𝑛𝑦 , 𝑛𝑧 } de
números cuánticos. Si construimos el espacio de los números cuánticos, como el de la figura
siguiente, vemos que a cada punto (𝑛𝑥 , 𝑛𝑦 , 𝑛𝑧 ) le corresponde un “volumen” igual a 1 × 1 × 1 = 1,
porque dos valores sucesivos de los números cuánticos varían en 1.

[Schroeder, D.V., An Introduction to Thermal Physics, Addison Wesley Longman, San Fco., 2000, pág. 273]

Para 𝜏 = 0, los electrones ocupan los puntos de este espacio a partir de aquellos próximos al centro
y luego los subsiguientes con simetría esférica alrededor del centro, de dos en dos debido al espín.
Al ubicarse los 𝑁 electrones, el volumen con los puntos ocupados será aproximadamente una esfera
con radio máximo 𝑛𝐹 , que está relacionado con la energía de Fermi 𝜀𝐹 a través de la relación anterior
escrita para 𝜀𝑛 . De manera que el número total de electrones está dado por

1 𝑉𝑜𝑙𝑢𝑚𝑒𝑛 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑓𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑟𝑎𝑑𝑖𝑜 𝑛𝐹


𝑁=2× ×
8 𝑉𝑜𝑙𝑢𝑚𝑒𝑛 𝑝𝑜𝑟 𝑝𝑢𝑛𝑡𝑜

donde el factor 2 corresponde a que por cada punto hay 2 electrones con espines opuestos, y el
factor 8 considera solamente el octante positivo del espacio puesto que los números cuánticos son
positivos. Luego:

4 3
1 3 𝜋𝑛𝐹
𝑁= ×
4 1
⁄3
3𝑁 1
𝑛𝐹 = ( )
𝜋

Y con ello la energía de Fermi es


ℏ2 𝜋 2 2
𝜀𝐹 = ( ) 𝑛𝐹
2𝑚 𝐿

y puesto que 𝑉 = 𝐿3 es el volumen del contenedor, tenemos:

ℏ𝟐 𝟐
𝑵 𝟐⁄𝟑
𝜺𝑭 = (𝟑𝝅 )
𝟐𝒎 𝑽

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expresión en la cual aparece la concentración de partículas 𝑛 = 𝑁/𝑉, de modo que

ℏ𝟐
𝜺𝑭 = (𝟑𝝅𝟐 𝒏)𝟐⁄𝟑
𝟐𝒎

Vemos pues que la energía de Fermi depende de la concentración de partículas, no del número total
de fermiones. Aunque empezamos la deducción con un cubo, el resultado se aplica a todo
contenedor de forma cualquiera.

NOTA.-Con la energía de Fermi podemos asociar una temperatura absoluta 𝑇𝐹 , llamada


𝜀
temperatura de Fermi, del siguiente modo: 𝑇𝐹 ≡ 𝐹 . Además, se suelen definir también el vector de
𝑘𝐵
onda de Fermi 𝑘𝐹 y la velocidad de Fermi 𝑣𝐹 mediante las siguientes relaciones conocidas para
partículas no relativistas:
ℏ2 𝑘𝐹2
𝜀𝐹 =
2𝑚
1
𝑘𝐹 = √2𝑚𝜀𝐹

1
𝜀𝐹 = 𝑚𝑣𝐹2
2
2𝜀𝐹
𝑣𝐹 = √
𝑚

La temperatura de Fermi no es una temperatura real; en metales es del orden de 104 𝐾,


temperaturas a las cuales el metal ya se ha fundido y evaporado.

Los valores de la energía de Fermi para electrones en un metal están en el orden de los electrón-
voltios que, comparados con la energía térmica a temperatura ambientes (25 𝑚𝑒𝑉) corresponde a
3 órdenes de magnitud mayor. Esta comparación es similar a comparar el volumen cuántico con el
𝑉
volumen por partícula, es decir, la condición 𝑁 ≪ 𝑉𝑄 es equivalente a 𝜏 ≪ 𝜀𝐹 . Cuando esta condición
se cumple, realizar la aproximación 𝜏 ≈ 0 está muy justificado para muchos casos.

La energía de Fermi es la energía más alta de todos los electrones, pero la energía promedio será
menor. Calculemos la energía total de los electrones en el estado fundamental, sumando la energía
de los electrones en los orbitales ocupados hasta la energía de Fermi, así:

𝑈0 = 2 ∑ 𝜀𝑛
𝑛≤𝑛𝐹

ℏ2 𝜋 2
𝑈0 = 2 × ( ) ∑ 𝑛2
2𝑚 𝐿
𝑛≤𝑛𝐹

El factor 2 se debe al espín. Dado que las diferencias entre los valores de energía sucesivos son
pequeñas respecto a los valores enormes que pueden tomar los números cuánticos, podemos pasar
la suma a una integral en la esfera de radio 𝑛𝐹 ; además, como el integrando tiene simetría esférica

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tomamos como diferencial de volumen 4𝜋𝑛2 𝑑𝑛, esto es una corteza esférica de radio 𝑛 y espesor
𝑑𝑛, con lo cual:

ℏ2 𝜋 2 1 𝑛𝐹
𝑈0 = ( ) × ( ) ∫ 𝑛2 4𝜋𝑛2 𝑑𝑛
𝑚 𝐿 8 0

allí el factor (1/8) nuevamente toma en cuenta que los números cuánticos son positivos. Entonces:

𝜋3 𝜋 2 5
𝑈0 = ( ) 𝑛𝐹
10 𝑚 𝐿

𝟑
𝑼𝟎 = 𝑵𝜺
𝟓 𝑭
𝑈0 3
La energía cinética promedio por partícula es = 𝜀𝐹 .
𝑁 5

El resultado obtenido para 𝑈0 significa que la energía de Fermi da una contribución repulsiva a la
conformación del material, que no está relacionada con la repulsión electrostática, sino con el
principio de Pauli. En sistemas con muchos fermiones (metales, estrellas enanas blancas, estrellas
de neutrones) es la contribución repulsiva más importante. Esto significa que la energía de Fermi
intenta incrementar el volumen, aparece una presión que es contrarrestada por la atracción
gravitacional en las estrellas, y por la atracción electrostática entre iones y electrones en metales.

Podemos calcular dicha presión del gas de electrones en el estado fundamental, a partir de la
relación
𝜕𝑈0
𝑝0 = − ( )
𝜕𝑉 𝜎,𝑁

en donde 𝑈0 depende del volumen a través de la energía de Fermi:

𝜕 3𝑁 ℏ2
𝑝0 = − [ (3𝜋 2 𝑁)2⁄3 𝑉 −2⁄3 ]
𝜕𝑉 5 2𝑚

2𝑁𝜀𝐹 2 𝑈0
𝑝0 = =
5𝑉 3 𝑉

Esta magnitud suele llamarse presión de degeneración, es positiva porque al comprimir un gas de
electrones degenerado las longitudes de onda de las funciones de onda se reducen y la energía de
todas ellas se incrementa. Esta presión evita que toda la materia colapse sobre sí misma a causa de
las muy intensas fuerzas de atracción electrostáticas entre protones y electrones; tal presión se
origina en el principio de exclusión de Pauli y no tiene relación con la repulsión electrostática entre
los electrones, la cual no se ha considerado en este análisis.

Gas de Fermi a 𝝉 ≠ 𝟎

Ahora estudiaremos el gas de Fermi a temperaturas un poco mayores que el cero absoluto. Esto nos
permitirá calcular la capacidad calorífica del gas, lo cual obviamente no puede hacerse si se

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mantiene la temperatura en el cero absoluto. Para cuantificar el comportamiento de un gas de


Fermi, necesitamos introducir una nueva cantidad. Para ello, en la integral que nos condujo a la
energía 𝑈0 podemos cambiar la variable de 𝑛 a 𝜀 e integrar respecto a la energía, del siguiente
modo:

𝐿
𝑛(𝜀) = √2𝑚 ( ) √𝜀
𝜋ℏ

𝐿 1
𝑑𝑛 = √2𝑚 ( ) 𝑑𝜀
𝜋ℏ 2√𝜀
y al reemplazar nos queda:
𝜀𝐹
𝑉 2𝑚 3⁄2 1⁄2
𝑈0 = ∫ 𝜀 [ ( ) 𝜀 ] 𝑑𝜀
0 2𝜋 2 ℏ2
𝜀𝐹
𝑈0 = ∫ 𝜀[𝑔(𝜀)]𝑑𝜀
0

en donde a la cantidad entre corchetes cuadrados la hemos notado con 𝑔(𝜀) y tiene la siguiente
interpretación: Puesto que la energía total es la suma de las energías de todos los orbitales, al
integrar sumamos la energía contenida en los diferentes intervalos [𝜀, 𝜀 + 𝑑𝜀], la cual es igual a la
energía 𝜀 por el número de orbitales presentes en el intervalo [𝜀, 𝜀 + 𝑑𝜀]; entonces en la expresión
anterior [𝒈(𝜺)]𝒅𝜺 es el número de orbitales en el intervalo [𝜺, 𝜺 + 𝒅𝜺], y con ello definimos

𝑽 𝟐𝒎 𝟑⁄𝟐 𝟏⁄𝟐
𝒈( 𝜺 ) = ( ) 𝜺
𝟐𝝅𝟐 ℏ𝟐

como el número de orbitales por unidad de intervalo de energía; por tal razón se la denomina
función densidad de estados (en rigor, densidad de orbitales), y su unidad de medida es 1/Joule.
Vemos que la densidad de estados es proporcional al volumen del sistema y que, en tres
dimensiones, es también proporcional a 𝜀 1⁄2 . La siguiente figura muestra el comportamiento de
esta función; si deseamos conocer el número de orbitales entre dos energías definidas, debemos
integrar 𝑔(𝜀) entre dichos límites; por ello, el área sombreada en la figura equivale al número de
orbitales entre energía 0 y la energía de Fermi.

[Schroeder, D.V., An Introduction to Thermal Physics, Addison Wesley Longman, San Fco., 2000, pág. 280]

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 Otra expresión equivalente para 𝑔(𝜀) la obtenemos sustituyendo el volumen 𝑉 en términos


de la energía de Fermi, y es:
𝟑 𝑵 𝟏⁄𝟐
𝒈( 𝜺 ) = 𝜺
𝟐 𝜺𝟑⁄𝟐
𝑭

Existen otras rutas para obtener la función densidad de estados, una de ellas es la siguiente: En el
“espacio 𝑛”, los orbitales se ordenan con simetría esférica de modo tal que dentro de una esfera de
radio 𝑛(𝜀) caben el siguiente número de orbitales, llamémoslo 𝑁(𝜀):

4 3
1 3 𝜋 𝑛 (𝜀)
𝑁(𝜀) = 2 × ×
8 1

donde hemos seguido el mismo razonamiento expresado al calcular la energía de Fermi. Entonces:

𝜋 3
𝑁(𝜀) = 𝑛 (𝜀)
3
𝐿
y allí reemplacemos la función 𝑛(𝜀) = √2𝑚 (𝜋ℏ) √𝜀, de modo que

𝑉 2𝑚 3⁄2 3⁄2
𝑁(𝜀) = ( ) 𝜀
3𝜋 2 ℏ2

Este es pues, repetimos, el número de orbitales dentro de una esfera de radio 𝑛(𝜀); no confundirlo
con 𝑁, que es el número total de electrones. Si derivamos esta expresión respecto a la energía
obtenemos el número de orbitales por unidad de energía, es decir, la función densidad de estados:

𝑑𝑁(𝜀)
𝑔(𝜀) =
𝑑𝜀

𝑉 2𝑚 3⁄2 1⁄2
𝑔(𝜀) = 2 ( 2 ) 𝜀
2𝜋 ℏ

Se puede demostrar, además, la siguiente relación:

𝟑 𝑵(𝜺)
𝒈(𝜺) = .
𝟐 𝜺

Como se puede observar, el cálculo de la función densidad de estados es un problema de la


mecánica cuántica puramente, donde no intervienen aspectos térmicos del sistema. Por esta razón,
más adelante la utilizaremos al estudiar un gas de bosones, con la adecuación que corresponda.

Si conocemos la función densidad de estados y la función de distribución podemos calcular diversas


magnitudes. En efecto, el siguiente producto

𝑔(𝜀)𝑓(𝜀)

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determina la densidad de orbitales ocupados, es decir, el número de orbitales ocupados por unidad
de energía, o el número de electrones por unidad de energía. La figura siguiente muestra este
producto en función de la energía para una temperatura finita 𝜏 ≪ 𝜀𝐹 ; donde el área sombreada
equivale al número de electrones entre 0 y la energía de Fermi. El intervalo de energía donde se
distorsiona la curva respecto al caso de 𝜏 = 0 (para el cual 𝑓(𝜀) = 1 si 𝜀 < 𝜀𝐹 ) es del orden de 𝜏.
Además, el área no sombreada bajo la línea punteada hasta la energía de Fermi es igual al área no
sombreada bajo la curva 𝑔(𝜀)𝑓(𝜀) desde la energía de Fermi.

[Schroeder, D.V., An Introduction to Thermal Physics, Addison Wesley Longman, San Fco., 2000, pag. 281]

De manera similar, la función


𝑔(𝜀)[1 − 𝑓(𝜀)]

determina la densidad de orbitales desocupados, esto es, el número de orbitales vacantes por
unidad de energía.

Con base en lo dicho, obtenemos que:

El número total de electrones en el gas a temperatura 𝜏 ≠ 0, pero con 𝜏 ≪ 𝜀𝐹 , es



𝑁 = ∫ 𝑔(𝜀)𝑓 (𝜀, 𝜏, 𝜇)𝑑𝜀
0

Para el estado fundamental, 𝜏 = 0, todos los orbitales bajo la energía de Fermi están ocupados
(luego 𝑓 (𝜀) = 1), y aquellos sobre tal energía están vacíos (es decir 𝑓(𝜀) = 0), entonces
𝜀𝐹
𝑁 = ∫ 𝑔(𝜀)𝑑𝜀
0

Si conocemos el número total de partículas, estas relaciones nos permiten también calcular el
potencial químico del sistema.

Asimismo, y en concordancia con lo analizado anteriormente, la energía en el estado fundamental


(𝜏 = 0) es:
𝜀𝐹
𝑈0 = ∫ 𝜀𝑔(𝜀)𝑑𝜀
0

cuyo valor debe ser 𝑈0 = 3𝑁𝜀𝐹 /5 que calculamos anteriormente.

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Y para temperaturas 𝜏 ≠ 0, con 𝜏 ≪ 𝜀𝐹 , la energía es:



𝑈 = ∫ 𝜀 𝑔(𝜀)𝑓(𝜀, 𝜏, 𝜇)𝑑𝜀.
0

Capacidad calorífica del gas de Fermi

El cálculo de la capacidad calorífica de un gas de electrones es uno de los más importantes de la


teoría, pues permite obtener resultados fácilmente comparables con los datos experimentales.
Antes del cálculo formal, haremos un razonamiento cualitativo:

Imaginemos el gas con 𝑁 electrones al cero absoluto de temperatura; cuando le damos energía, no
todos los electrones pueden absorberla porque no tienen orbitales cercanos y vacantes que puedan
ocuparlos, los únicos electrones que pueden ser excitados térmicamente son aquellos ubicados en
un rango de energía del orden de 𝜏 próximo a la energía de Fermi; de hecho, la distribución de Fermi-
Dirac se ve afectada únicamente en esa región. Por lo tanto, la fracción de electrones que se
movilizan debe ser del orden de 𝑁(𝜏⁄𝜀𝐹 ), y cada uno de ellos absorbe una energía media del orden
de 𝜏 mismo; de manera que la variación de energía del sistema es del orden de 𝑁(𝜏 2 ⁄𝜏𝐹 ). Así pues
la energía total es 𝑈 = 𝑈0 + 𝑁 (𝜏 2 ⁄𝜏𝐹 ), y la capacidad calorífica a volumen constante es 𝐶𝑉 =
(𝜕𝑈⁄𝜕𝜏)𝑉 ∝ 𝑁(𝜏⁄𝜀𝐹 ), es proporcional a la temperatura. La constante de proporcionalidad exacta
la obtendremos en el cálculo formal. En todo caso, vemos que la capacidad calorífica del gas no es
constante, y a ella aporta una pequeña fracción de electrones, porque a temperaturas normales la
fracción (𝜏⁄𝜀𝐹 ) es mucho menor que uno. Este resultado concuerda con los resultados
experimentales. Recordemos que, por el contrario, para un gas ideal monoatómico clásico la
capacidad calorífica es constante e igual a 3𝑁/2, a la cual aportan todas las partículas.

Pasemos al cálculo formal: Obtengamos la variación de la energía del sistema a partir de su estado
fundamental cuando su temperatura es 𝜏 ≠ 0, tal variación es:

∆𝑈 = 𝑈(𝜏) − 𝑈0
∞ 𝜀𝐹
∆𝑈 = ∫ 𝜀 𝑔(𝜀)𝑓 (𝜀)𝑑𝜀 − ∫ 𝜀𝑔(𝜀)𝑑𝜀
0 0

Con el fin de tener una expresión más manejable, sumamos el siguiente cero a esta expresión:

0 = 𝜀𝐹 𝑁 − 𝜀𝐹 𝑁
𝜀𝐹 ∞
0 = 𝜀𝐹 ∫ 𝑔(𝜀)𝑑𝜀 − 𝜀𝐹 ∫ 𝑔(𝜀)𝑓 (𝜀)𝑑𝜀
0 0

𝜀𝐹 ∞
0 = ∫ 𝜀𝐹 𝑔(𝜀)𝑑𝜀 − ∫ 𝜀𝐹 𝑔(𝜀)𝑓(𝜀)𝑑𝜀
0 0
Y tenemos:
∞ 𝜀𝐹 𝜀𝐹 ∞
∆𝑈 = ∫ 𝜀 𝑔(𝜀)𝑓(𝜀)𝑑𝜀 − ∫ 𝜀𝑔(𝜀)𝑑𝜀 + ∫ 𝜀𝐹 𝑔(𝜀)𝑑𝜀 − ∫ 𝜀𝐹 𝑔(𝜀)𝑓(𝜀)𝑑𝜀
0 0 0 0

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ahora, a cada una de las dos integrales que van hasta infinito las separamos en dos: una hasta la
energía de Fermi y otra desde esta energía hasta infinito, así:

𝜀𝐹 ∞ 𝜀𝐹
∆𝑈 = ∫ 𝜀 𝑔(𝜀)𝑓 (𝜀)𝑑𝜀 + ∫ 𝜀 𝑔(𝜀)𝑓(𝜀)𝑑𝜀 − ∫ 𝜀𝑔(𝜀)𝑑𝜀 +
0 𝜀𝐹 0
𝜀𝐹 𝜀𝐹 ∞
+ ∫ 𝜀𝐹 𝑔(𝜀)𝑑𝜀 − ∫ 𝜀𝐹 𝑔(𝜀)𝑓(𝜀)𝑑𝜀 − ∫ 𝜀𝐹 𝑔(𝜀)𝑓 (𝜀)𝑑𝜀
0 0 𝜀𝐹

y agrupamos según los límites de integración:


∞ 𝜀𝐹
∆𝑈 = ∫ (𝜀 − 𝜀𝐹 ) 𝑔(𝜀)𝑓 (𝜀)𝑑𝜀 + ∫ [(𝜀𝐹 − 𝜀) − (𝜀𝐹 − 𝜀)𝑓(𝜀)] 𝑔(𝜀)𝑑𝜀
𝜀𝐹 0

∞ 𝜀𝐹
∆𝑈 = ∫ (𝜀 − 𝜀𝐹 ) 𝑔(𝜀)𝑓 (𝜀)𝑑𝜀 + ∫ (𝜀𝐹 − 𝜀)[1 − 𝑓(𝜀)] 𝑔(𝜀)𝑑𝜀
𝜀𝐹 0

La primera integral de esta expresión cuantifica la energía necesaria para tomar electrones con
energía 𝜀𝐹 y llevarlos a los orbitales con energías 𝜀 > 𝜀𝐹 ; puesto que en esta integral el producto
𝑔(𝜀)𝑓 (𝜀)𝑑𝜀 es el número de electrones llevados a orbitales con energías en el rango [𝜀, 𝜀 + 𝑑𝜀]. En
cambio, la segunda integral cuantifica la energía requerida para remover electrones desde los
orbitales con energías 𝜀 < 𝜀𝐹 hasta la energía 𝜀𝐹 ; ya que en dicha integral el producto
[1 − 𝑓(𝜀)] 𝑔(𝜀)𝑑𝜀 es el número de electrones removidos desde orbitales con energías en el rango
[𝜀, 𝜀 + 𝑑𝜀].

La energía total es pues


𝑈 = 𝑈0 + ∆𝑈

y la capacidad calorífica a volumen constante de los electrones es

𝜕∆𝑈
𝐶𝑉(𝑒) = ( )
𝜕𝜏 𝑉

puesto que en ∆𝑈 la única función que depende de la temperatura es la función de Fermi-Dirac


tenemos:

∞ 𝜀𝐹
𝜕𝑓(𝜀) 𝜕𝑓(𝜀)
𝐶𝑉(𝑒) = ∫ (𝜀 − 𝜀𝐹 ) 𝑔(𝜀) 𝑑𝜀 + ∫ (𝜀𝐹 − 𝜀) [− ] 𝑔(𝜀)𝑑𝜀
𝜀𝐹 𝜕𝜏 0 𝜕𝜏


𝜕𝑓(𝜀)
𝐶𝑉(𝑒) = ∫ (𝜀 − 𝜀𝐹 ) 𝑔(𝜀) 𝑑𝜀
0 𝜕𝜏

Debemos ahora derivar la función de distribución de Fermi-Dirac con respecto a la temperatura;


para ello fijémonos en la figura siguiente que muestra esta función para varias temperaturas:

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[Kittel, C. y Kroemer, H., Thermal Physics, 2nd. Ed., W.H. Freeman and Company, New York, 1980, pág. 190]

𝜏
Para temperaturas usuales de los metales se tiene la relación 𝜀 < 0,01, en tales casos la función
𝐹
𝑓 (𝜀) se desvía poco de la función escalón obtenida para 𝜏 = 0, lo cual puede verificarse en la figura
anterior. En consecuencia, la derivada de la función es considerable únicamente para un intervalo
de temperaturas próximo a la energía de Fermi 𝜀𝐹 ; de allí que en el integrando de la expresión
anterior es una buena aproximación tomar el valor de la densidad de estados 𝑔(𝜀) como una
constante en tal intervalo, aquel valor que corresponde a 𝜀𝐹 , y obtener:

𝜕𝑓(𝜀)
𝐶𝑉(𝑒) ≈ 𝑔(𝜀𝐹 ) ∫ (𝜀 − 𝜀𝐹 ) 𝑑𝜀
0 𝜕𝜏

La función de distribución depende de la temperatura explícitamente e implícitamente por medio


del potencial químico. Para un gas de fermiones libres en 3 dimensiones el potencial químico es
aproximadamente constante cuando 𝜏 ≪ 𝜀𝐹 , lo cual es válido en el régimen cuántico; por lo tanto
consideramos 𝜇 ≈ 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒 = 𝜀𝐹 y derivamos la función de Fermi-Dirac:

𝑑𝑓 𝜀 − 𝜀𝐹 𝑒 (𝜀−𝜀𝐹)⁄𝜏
= × (𝜀−𝜀 )⁄𝜏
𝑑𝜏 𝜏2 [𝑒 𝐹 + 1]2
𝜀−𝜀𝐹
Con lo cual, y cambiando la variable a 𝑥 = 𝜏
, tenemos:


2
𝑒𝑥
𝐶𝑉(𝑒) ≈ 𝜏 𝑔(𝜀𝐹 ) ∫ 𝑥 𝑑𝑥
−𝜀𝐹 /𝜏 (𝑒 𝑥 + 1)2

𝜀
y, como ya hemos dicho que 𝜏𝐹 ≥ 100, entonces en el límite inferior el factor 𝑒 −𝜀𝐹⁄𝜏 del integrando
es ya despreciable, lo cual nos posibilita reemplazar el límite inferior por −∞:

𝑒𝑥
𝐶𝑉(𝑒) ≈ 𝜏 𝑔(𝜀𝐹 ) ∫ 𝑥 2 𝑑𝑥
−∞ (𝑒 𝑥 + 1)2

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La integral en esta expresión no es elemental; para calcularla primero debe demostrarse que el
integrando es una función par, así que es suficiente integrar desde 0 hasta infinito y luego multiplicar
por 2. Entonces se puede integrar por partes hasta llegar a una integral conocida. Otra manera es
calcularla a partir de la siguiente integral conocida:


𝑥 𝜋2
∫ 𝑑𝑥 =
0 𝑒 𝑏𝑥 + 1 12𝑏2

y se la deriva con respecto a “b”, para obtener:


𝑒𝑥 𝜋2
∫ 𝑥2 𝑑𝑥 =
−∞ (𝑒 𝑥 + 1)2 3

Con todo ello, la capacidad calorífica del gas de electrones para 𝜏 ≪ 𝜀𝐹 es:

𝜋2
𝐶𝑉(𝑒) ≈ 𝑔(𝜀𝐹 )𝜏
3
y puesto que

3 𝑁 1⁄2
3 𝑁
𝑔(𝜀𝐹 ) = 𝜀𝐹 =
2 𝜀 3⁄2 2 𝜀𝐹
𝐹
entonces
𝝅𝟐 𝝉
𝑪𝑽(𝒆) ≈ 𝑵( )
𝟐 𝜺𝑭
o en unidades convencionales:
𝜋2 𝑇
𝐶𝑉(𝑒) ≈ 𝑁𝑘𝐵 ( )
2 𝑇𝐹

Por otra parte, haciendo uso de la llamada expansión de Sommerfeld (consultar) se pueden calcular
varias magnitudes, entre ellas el potencial químico, la energía, etc. Así se obtiene:

𝜋2 𝜏 2
𝜇(𝜏) ≈ 𝜀𝐹 [1 − ( ) + ⋯]
12 𝜀𝐹

3 𝜋2 𝜏2
𝑈(𝜏) = 𝑁𝜀𝐹 + 𝑁 + ⋯
5 4 𝜀𝐹

[Schroeder, D.V., An Introduction to Thermal Physics, Addison Wesley Longman, San Fco., 2000, pág. 285]

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Física Térmica, resumen de clases, semana 9 y 10 Luis Lascano Lascano
Semestre 2020 A

Sistemas de aplicación

La teoría expuesta es aplicable a varios sistemas de fermiones; a continuación, describimos


brevemente tres de ellos.

En los metales, los electrones de valencia que se han desprendido de sus átomos constituyen un
sistema de fermiones. Varias propiedades de este sistema pueden, en una primera y buena
aproximación, estudiarse con la teoría del gas degenerado de Fermi. Si bien dichos electrones
interactúan con los mismos cationes del metal y entre sí, con el fin de considerarlos como “libres”
tales interacciones se omiten o se promedian de modo de asumir una energía potencial constante,
con lo cual la fuerza de interacción es nula. De esa manera se calculan varios parámetros: la
concentración es del orden de 1022 𝑐𝑚 −3, la energía de Fermi es del orden de unidades de 𝑒𝑉, la
𝑐𝑚
velocidad de Fermi es del orden de 108 𝑠 , y la temperatura de Fermi es dl orden de 104 𝐾. La
capacidad calorífica del metal tiene dos aportes, el de los electrones que es proporcional a la
temperatura y el de las vibraciones de la red cristalina que es proporcional al cubo de la
temperatura.

Las estrellas enanas blancas son sistemas con masas comparables a las del Sol pero con tamaños
mucho menores, de modo que sus densidades son muy altas, entre 104 a 107 𝑔/𝑐𝑚3 . En tales
condiciones los átomos están ionizados, existe pues un sistema de electrones que puede tratarse
como gas degenerado de Fermi porque la concentración está en torno a 1030 𝑐𝑚 −3 . La energía de
Fermi es del orden 105 𝑒𝑉, y la temperatura es del orden de 109 𝐾. La presión del gas es entonces
enorme, pero la materia de la estrella se mantiene junta debido a la atracción gravitacional.

Las partículas que constituyen el núcleo de un átomo son fermiones: protones y neutrones. La
concentración de nucleones es del orden de 1038 𝑐𝑚 −3 . Por ello, en principio el sistema podría
tratarse como un gas degenerado de Fermi. Pero habría que considerar que protones y neutrones
son diferentes, y sus energías de Fermi serán distintas. Sin embargo, si se asume que el número de
protones es igual a aquel de neutrones, entonces con la concentración antes anotada la energía de
Fermi es del orden de 107 𝑒𝑉. Es claro que la bondad de los resultados de aplicar la teoría expuesta
depende de qué tan bueno es considerar a los nucleones como “libres”.

 GAS DE BOSONES. CONDENSACIÓN DE BOSE-EINSTEIN

Recordemos: un bosón es una partícula con valor de espín entero o nulo. La regla de ocupación
establece que los bosones pueden compartir un estado cuántico sin restricciones, es decir, que un
orbital puede estar ocupado por cualquier número de ellos.

Un gas de bosones que no interactúan entre sí presenta, bajo cierta temperatura, un estado en el
cual una gran fracción del número total de partículas ocupa el único orbital de menor energía,
llamado orbital fundamental. Este fenómeno se conoce como condensación de Bose-Einstein.
Cualquier otro orbital a la misma temperatura, incluso el primer excitado, será ocupado por un
número relativamente despreciable de partículas.

Dicho fenómeno no sería sorprendente si tuviese lugar para temperaturas menores que el
espaciamiento en energía entre los dos primeros niveles del sistema. Pero, como veremos, puede

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ocurrir a temperaturas mayores que dicho espaciamiento. Por ejemplo, para un sistema con 1 𝑐𝑚 3
de átomos de helio, espaciamiento es del orden de 10−14 𝐾, y al parecer una condensación tipo
Bose-Einstein ocurre para temperaturas mucho mayores, del orden de 3 𝐾.

Potencial químico del gas de bosones

Podemos comprender la condensación de Bose-Einstein analizando el comportamiento del


potencial químico de un sistema de bosones a bajas temperaturas. Consideremos un sistema
compuesto por un número 𝑁 grande de bosones que no interactúan entre sí.

De acuerdo con la función de distribución de Bose-Einstein, la ocupación por bosones del orbital
fundamental de energía 𝜀0 a cualquier temperatura 𝜏 está dado por:

1
𝑁(𝜀0 ) =
𝑒 (𝜀0−𝜇)⁄𝜏 −1

Analicemos la ocupación del orbital fundamental en función de la temperatura; por ello, al fijar el
orbital, introducimos la siguiente notación para tal número de ocupación en función de la
temperatura: 𝑁(𝜀0 ) ≡ 𝑁0 (𝜏).

Para 𝜏 = 0, todos los 𝑁 bosones ocuparán el orbital de menor energía 𝜀0 , el sistema está pues en el
estado fundamental. Para temperaturas 𝜏 ≈ 0, distintas de cero pero muy cercanas al cero
absoluto, una gran fracción de bosones permanecerán en el orbital fundamental, de manera que
𝑁0 (𝜏) dado por
1
𝑁0 (𝜏) = (𝜀 −𝜇)⁄𝜏
𝑒 0 −1

𝑁0 (𝜏) será un número muy muy grande; entonces el denominador debe tender a cero, lo cual
implica que el exponencial 𝑒 (𝜀0−𝜇)⁄𝜏 debe tender a 1, pero tomando valores mayores que 1 porque
de lo contrario el número de bosones sería negativo. En consecuencia debe cumplirse que
(𝜀0 − 𝜇) > 0 (siendo “una mínima cantidad” mayor que cero), es decir 𝝁 < 𝜺𝟎, el potencial químico
debe ser “una mínima cantidad” menor que 𝜀0 . Esta es una conclusión importante: el potencial
químico debe ser menor que la energía del orbital fundamental (el de la energía mínima), en otras
palabras, el potencial químico tiende a la energía fundamental desde abajo.

Puesto que el exponencial de la expresión anterior tiende a 1, esto es, el exponente tiende a cero,
podemos desarrollar en serie de Taylor el exponencial y quedarnos con los dos primeros términos,
y obtener

1
𝑁0 (𝜏) ≈ 𝜀0 − 𝜇
1+ 𝜏 −1

𝜏
𝑁0 (𝜏) ≈
𝜀0 − 𝜇

𝝉
𝝁(𝝉) ≈ 𝜺𝟎 −
𝑵𝟎 (𝝉)

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Física Térmica, resumen de clases, semana 9 y 10 Luis Lascano Lascano
Semestre 2020 A
𝜏
En particular, para 𝝉 = 𝟎, tendremos que 𝑁0 (𝜏) = 𝑁 y la relación 𝑁 ≈ 𝜀 implica necesariamente
0 −𝜇
que 𝝁 = 𝜺𝟎.

 Si la escala de energía es tal que 𝜀0 = 0, entonces para 𝜏 = 0 el potencial químico es


cero, 𝜇 = 𝜀0 = 0. Para 𝜏 ≈ 0 (no cero pero cerca de cero) el potencial químico es algo
menor que cero, 𝜇 < 0, es negativo, y de acuerdo con la relación obtenida anteriormente
su valor es:

𝜏
𝜇(𝜏) ≈ −
𝑁0 (𝜏)

Si la temperatura es tan cercana a 𝜏 = 0, es una buena aproximación tomar 𝑁0 (𝜏) ≈ 𝑁, el


número total de bosones, con lo cual tenemos

𝝉
𝝁(𝝉) ≈ −
𝑵

Ocupación de orbitales en función de la temperatura

En adelante asumimos la escala de energía de los orbitales tal que la energía del orbital fundamental
es cero: 𝜀0 = 0.

Por otra parte, la densidad de orbitales por unidad de rango de energía para partículas de espín cero
es la función densidad de estados calculada anteriormente para electrones divida para 2, porque en
este caso no hay degeneración debida a espín. Entonces para este caso y para átomos de masa
𝑀 tenemos:

⁄2
𝑉 2𝑀 3
𝑔(𝜀) = ( ) 𝜀 1⁄2
4𝜋 2 ℏ2

El número total de átomos es la suma de las ocupaciones de todos los orbitales, esto es:

1
𝑁 = ∑ 𝑓𝑠(𝐵𝐸) = ∑
𝑒 (𝜀𝑠−𝜇) ⁄𝜏 −1
𝑠 𝑠

Esta sumatoria la podemos separar en el número de átomos en el orbital fundamental y en el


número de átomos en todos los orbitales excitados, así:

𝑁 = ∑ 𝑓𝑛(𝐵𝐸) = 𝑁0 (𝜏) + 𝑁𝑒 (𝜏)


𝑛
donde
𝑁0 (𝜏) = 𝑓𝐵𝐸 (0, 𝜏)

es, como ya hemos dicho, el número de átomos en el orbital fundamental con energía 0 a la
temperatura 𝜏, y

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Física Térmica, resumen de clases, semana 9 y 10 Luis Lascano Lascano
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𝑁𝑒 (𝜏) = ∫ 𝑔(𝜀)𝑓𝐵𝐸 (𝜀, 𝜏)𝑑𝜀
0

cuantifica el número de átomos 𝑁𝑒 (𝜏) en todos los orbitales excitados, excluyendo los átomos del
orbital fundamental puesto que para 𝜀 = 0 se tiene que 𝑔(0) = 0. Entonces:

𝑁 = 𝑁0 (𝜏) + ∫ 𝑔(𝜀)𝑓𝐵𝐸 (𝜀, 𝜏)𝑑𝜀
0

Con 𝜀0 = 0, tenemos:
𝟏
𝑵𝟎 (𝝉) =
𝒆−𝝁⁄𝝉 −𝟏

y recordemos que en esta expresión 𝑒 −𝜇 ⁄𝜏 debe tender a 1 si 𝜏 ≈ 0 a fin de que 𝑁0 (𝜏) sea un
número muy grande.

Y, además, reemplazando la densidad de estados en 𝑁𝑒 (𝜏) nos queda

𝑉 2𝑀 3⁄2 ∞ 𝜀 1⁄2 𝑑𝜀
𝑁𝑒 (𝜏) = 2 ( 2 ) ∫ (𝜀−𝜇)⁄𝜏
4𝜋 ℏ 0 𝑒 −1

⁄2
𝑉 2𝑀 3 1 ∞
𝜀 1⁄2 𝑑𝜀
𝑁𝑒 (𝜏) = 2 ( 2 ) −𝜇 ⁄𝜏

4𝜋 ℏ 𝑒 0 𝑒 𝜀⁄𝜏 − 1

Con 𝑥 = 𝜀/𝜏 tenemos


⁄2
𝑉 2𝑀 3 1 ∞
𝑥 1⁄2 𝑑𝑥
𝑁𝑒 (𝜏) = ( ) 𝜏 3⁄2 −𝜇 ⁄𝜏

4𝜋 2 ℏ2 𝑒 0 𝑒𝑥 − 1

En esta expresión podemos hacer uso del hecho de que el exponencial 𝑒 −𝜇 ⁄𝜏 tiende a 1, y sustituirlo
directamente por 1, de manera que:

𝑉 2𝑀𝜏 3⁄2 ∞ 𝑥 1⁄2 𝑑𝑥


𝑁𝑒 (𝜏) = ( ) ∫
4𝜋 2 ℏ2 𝑥
0 𝑒 −1
La integral de allí es:

𝑥 1⁄2 𝑑𝑥
∫ = 1,306 √𝜋
0 𝑒𝑥 − 1
con lo cual
2𝑛𝑄 (𝜏)𝑉
𝑁𝑒 (𝜏) = (1,306 √𝜋)
√𝜋

𝑵𝒆 (𝝉) = 𝟐, 𝟔𝟏𝟐 𝒏𝑸 (𝝉)𝑽

𝑀𝜏 3⁄2
donde 𝑛𝑄 (𝜏) = (2𝜋ℏ2 ) es la concentración cuántica de los átomos, y en la cual hemos puesto
explícitamente su dependencia con la temperatura.

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Con estos resultados podemos calcular la fracción de átomos en los orbitales excitados respecto al
total; tal fracción es
𝑁𝑒 (𝜏) 𝑉
= 2,612 𝑛𝑄 (𝜏)
𝑁 𝑁
es decir
𝑁𝑒 (𝜏) 𝑛𝑄 (𝜏)
= 2,612
𝑁 𝑛

donde 𝑛 = 𝑁⁄𝑉 es la concentración del gas.

Temperatura de condensación de Einstein

Se define la temperatura de condensación de Einstein, 𝜏𝐸 , como aquella para la cual el número de


átomos en estados excitados es igual al número total de átomos, esto es

𝑁𝑒 (𝜏𝐸 ) = 𝑁

𝑁𝑒 (𝜏𝐸 ) = 2,612 𝑛𝑄 (𝜏𝐸 ) 𝑉 = 𝑁

𝑁
2,612 𝑛𝑄 (𝜏𝐸 ) =
𝑉

Esta igualdad es muy sugestiva: podemos decir que, excepto una constante del orden de la unidad,
la temperatura de condensación de Einstein, 𝜏𝐸 , es aquella para la cual la concentración cuántica es
igual a la concentración de partículas: 𝑛 ≈ 𝑛𝑄 . Observemos que esta es la misma condición que
impusimos al inicio del capítulo para definir al temperatura límite 𝜏0 bajo la cual tenemos el régimen
cuántico. ¿Qué significa en este caso de bosones? Si imaginamos las partículas descritas por sus
funciones de onda localizadas en el espacio, la condensación empieza cuando dichas funciones
empiezan a solaparse, creando una gran función de onda que abarca todo el sistema.

Escribiendo explícitamente la concentración cuántica en la última expresión, nos queda

⁄2
𝑀𝜏𝐸 3 𝑁
2,612 ( ) =
2𝜋ℏ2 𝑉

de donde obtenemos la temperatura de condensación de Einstein:

𝟐𝝅ℏ𝟐 𝟏 𝑵 𝟐⁄𝟑
𝝉𝑬 = ( )
𝑴 𝟐, 𝟔𝟏𝟐 𝑽

Con esta definición, el número de átomos en estados excitados es

𝝉 𝟑⁄𝟐
𝑵𝒆 (𝝉) = 𝑵 ( )
𝝉𝑬

y la fracción de átomos en los orbitales excitados es

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𝑁𝑒 (𝜏) 𝜏 3⁄2
=( )
𝑁 𝜏𝐸

Además, el número de átomos en el orbital fundamental

𝑁0 (𝜏) = 𝑁 − 𝑁𝑒 (𝜏)
está dado por:

𝝉 𝟑⁄𝟐
𝑵𝟎 (𝝉) = 𝑵 [𝟏 − ( ) ], 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝜏 < 𝜏𝐸
𝝉𝑬

Vemos pues que este número es muy próximo al número total de bosones porque el cociente 𝜏⁄𝜏𝐸
es mucho menor que 1. Al fenómeno de acumulación súbita de átomos en el orbital fundamental
para temperaturas menores que 𝜏𝐸 se conoce como condensación de Bose-Einstein. La
temperatura 𝜏𝐸 también suele denominarse temperatura de condensación; mientras que el estado
mismo que se crea se llama condensado.

La figura siguiente presenta el número de átomos en el orbital fundamental y en los orbitales


excitados. Allí las pendientes de las dos curvas deben ser cero para 𝜏 = 0. Se observa claramente
cómo varían cada número de partículas en función de la temperatura manteniendo la suma
constante e igual a 𝑁. Al descender la temperatura, los bosones empiezan a ocupar el orbital
fundamental a la temperatura de condensación de Einstein y van continuamente acumulándose allí
a medida que la temperatura baja.

[Schroeder, D.V., An Introduction to Thermal Physics, Addison Wesley Longman, San Fco., 2000, pág. 318]

Hemos dicho que la temperatura de condensación de Einstein, 𝜏𝐸 , prácticamente es aquella para la


cual la concentración cuántica es igual a la concentración de partículas.

Por otra parte, la siguiente figura muestra el comportamiento del potencial químico de un gas de
bosones no interactuantes en una caja tridimensional. Estos resultados han sido obtenidos con un
programa computacional para calcular el potencial a partir de la integral 𝑁 ≈ 𝑁𝑒 (𝜏) =

∫0 𝑔(𝜀)𝑓𝐵𝐸 (𝜀, 𝜏)𝑑𝜀. Se observa que a temperaturas menores que la de condensación, el potencial
químico difiere de cero en una cantidad que es demasiado pequeña para visualizar en esta escala.
Por encima de la temperatura de condensación, el potencial químico es negativo.

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[Schroeder, D.V., An Introduction to Thermal Physics, Addison Wesley Longman, San Fco., 2000, pág. 318]

La pregunta restante es esta: ¿Qué tan baja debe ser la temperatura para que 𝑁0 (𝜏) sea grande?
Veamos:

Consideremos los orbitales de átomos libres en un cubo de lado 𝐿. Sabemos que las energías de
dichos orbitales son:

ℏ2 𝜋 2 2
𝜀{𝑛𝑥 ,𝑛𝑦 ,𝑛𝑧 } = ( ) (𝑛𝑥 + 𝑛𝑦2 + 𝑛𝑧2 )
2𝑀 𝐿

con los 𝑛𝑖 enteros positivos. El orbital fundamental tiene la menor energía dada por

ℏ2 𝜋 2
𝜀{1,1,1} = 3 × ( ) ≡ 𝜀0
2𝑀 𝐿
y el siguiente orbital tiene la energía

ℏ2 𝜋 2
𝜀{2,1,1} = 6× ( )
2𝑀 𝐿

Por lo tanto, la diferencia de energía entre los dos niveles es

∆𝜀 = 𝜀{2,1,1} − 𝜀{1,1,1}

ℏ2 𝜋 2
∆𝜀 = 3 ( )
2𝑀 𝐿

Pongamos valores, para átomos de Helio-4 (masa 𝑀 = 6,6 × 10−24 𝑔) en un cubo con 𝐿 = 1 𝑐𝑚 se
tienen los siguientes valores: ∆𝜀 = 2,48 × 10−30 𝑒𝑟𝑔𝑖𝑜𝑠, lo cual equivale a una temperatura de
1,80 × 10−14 𝐾. Esta diferencia es extremadamente pequeña. Para observar una aglomeración de
átomos de helio en el estado fundamental, ¿será necesario bajar la temperatura hasta dicho orden
de magnitud? Al comparar esta diferencia de energía con la temperatura de condensación 𝜏𝐸 dada
por

2𝜋ℏ2 1 𝑁 23
𝜏𝐸 = ( )
𝑀 2,612 𝑉

vemos que 𝜏𝐸 es mayor que ∆𝜀 en 𝑁 2⁄3 , es decir, la condensación puede ocurrir a temperaturas
muy superiores a aquellas que equivalen al espaciamiento de energía entre orbitales sucesivos. La
siguiente figura ilustra esta situación:

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Física Térmica, resumen de clases, semana 9 y 10 Luis Lascano Lascano
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[Schroeder, D.V., An Introduction to Thermal Physics, Addison Wesley Longman, San Fco., 2000, pág. 319]

Allí, sobre el eje horizontal de la energía se han marcado aproximadamente las energías de los
orbitales (“single-particle states”), así como la energía del orbital fundamental. Vemos que la
temperatura de condensación de Einstein (Tc en la figura) es mucho mayor que la separación entre
los niveles de energía, mientras que el potencial químico, cuando la temperatura es menor que la
de condensación, está solo una pequeña cantidad por debajo de la energía del estado fundamental.

Ejemplos de condensación de Bose-Einstein

Las primeras observaciones directas de condensación de Bose-Einstein fueron las siguientes: En el


año 1995 Eric Cornell y Carl Wieman obtuvieron condensación de Bose-Einstein en un gas de 104
átomos de rubidio débilmente interactuantes, confinados en un volumen de 10−15 𝑚 3 y a una
temperatura del orden de 10−7 𝐾. También en 1995, Wolfgang Ketterle logró demostrar el
fenómeno en un gas de 5 × 105 átomos de sodio, con una concentración superior a 1014 𝑐𝑚 −3 y a
una temperatura crítica de ~2 × 10−6 𝐾. Los tres investigadores fueron galardonados con el premio
Nobel de Física en el año 2001. En los dos casos las técnicas de enfriamiento fueron una combinación
de colisiones con rayos láser y trampas magnéticas.

Posteriormente, otros grupos han reportado condensación de Einstein con gases diluidos de átomos
de hidrógeno, sodio y litio, por ejemplo. Así también, el grupo de Wolfgang Ketterle reportó en el
año 2003 haber alcanzado temperaturas en torno a 450 picokelvin.

Por otra parte, al parecer existe condensación de Bose-Einstein aún en sistemas donde la interacción
entre partículas es importante. Un ejemplo típico es el caso del Helio-4 líquido. El 4He presenta
licuefacción a 4, 2 𝐾 y a presión atmosférica. Al medir su capacidad calorífica en función de la
temperatura se observa una anomalía a 2,17 𝐾, como se muestra en la siguiente figura siguiente,
lo cual es manifestación de que el helio líquido tiene una transición a un estado nuevo a dicha
temperatura.

[Kittel, C. y Kroemer, H., Thermal Physics, 2nd. Ed., W.H. Freeman and Company, New York, 1980, pág. 207]

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Física Térmica, resumen de clases, semana 9 y 10 Luis Lascano Lascano
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La viscosidad del líquido a temperaturas mayores que 2,17 𝐾 es la de un líquido normal, pero a
temperaturas menores que aquella la viscosidad es prácticamente nula, es 10−6 veces que su valor
normal. Si, atrevidamente porque no se trata de un gas, con la relación antes obtenida se calcula la
temperatura de condensación de Einstein para el Helio-4 líquido se obtiene 3,1 𝐾, la cual es cercana
a la temperatura de 2,17 𝐾. Por ello, se cree que en el 4He líquido aparece una condensación de
Bose-Einstein de una fracción considerable de átomos en el orbital fundamental, es decir, el líquido
se comporta como un gas de bosones. En tal estado el 4He líquido es un superfluido y se lo denomina
He II líquido, que es una mezcla de fluido normal y superfluido. La parte normal estaría constituida
por los átomos de los orbitales excitados, y la parte superfluida por los átomos condensados en el
orbital fundamental. Sin embargo, las propiedades de superfluidez del He II líquido no son
consecuencia directa de la condensación Bose-Einstein de los átomos en el orbital fundamental, puesto
que para comprenderlas en necesario tomar en cuenta las interacciones entre los átomos de helio.

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