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¿Cómo se produjo la transición hacia el rock and roll puro?

Digamos, cuando se consolida el género y se despega del jazz para


dar comienzo a un nuevo ciclo.

Antes que nada, una pequeña aclaración: las orquestas de jazz


argentinas realmente practicaban “rock and roll puro”. Es cierto
que había fusiones entre jazz y rock (Ray Nolan, Osvaldo Norton y
el curioso caso de Schifrin que fusionaba bebop con rock and roll
aunque no nos ha quedado ninguna grabación de eso), pero
músicos como Pequenino se alineaban perfectamente dentro de los
parámetros del “rock and roll clásico”. Aclarado esto, sigamos.

El primer cambio importante se da alrededor de 1958, con la figura


de Billy Cafaro como referente principal. El solista pasa al frente y
los músicos de jazz se convierten en sesionistas de
acompañamiento. Pasemos revista: a Billy lo acompañaban Jorge
López Ruiz en contrabajo, el Gato Barbieri en saxo, Pichi Mazzei en
batería, Héctor Rea y Eduardo Costa en guitarras. Pero la orquesta
no ocupaba más el número principal, sino que éste era reservado
un cantante que se encumbraba como ídolo de masas.

Es así que entre fines de los 50 y principios de los 60 las orquestas


fueron gradualmente desplazadas por solistas o las bandas de rock
and roll. Hay que tener cuidado pues en muchos casos estos
músicos también habían dado sus primeros pasos en el jazz: Cafaro
era cantante de jazz en una orquesta de Zárate dirigida por Virgilio
Expósito. Los Dukes de Tanguito tenían su origen en la Clifton Jazz
(de la cual también salieron Los Pick Ups de Ascheri).

A muchos les sorprendería saber que el grueso del Club del Clan
vino del jazz, lo que invita a la reflexión sobre los límites impuestos
por las discográficas. El repertorio grabado por Nicky Jones no es
reflejo de sus dotes como pianista (venía de la orquesta de Los
Platos Voladores) y es impresionante escuchar a Jolly Land cantar It
´s All Right With Me. en su primer álbum. Luego podemos
reflexionar sobre los límites que propinó la RCA y la diferencia entre
lo que el músico quería tocar y lo que podía grabar. Pero nunca
debemos olvidar esta realidad que nos permitirá entender la
“contradicción” de un Chico Novarro que cantaba en la tele El
Orangután ya la noche era baterista de un grupo de free jazz. Ni
hablar de los arreglistas como Finkel, Buchino, Nolé , Nolan y
Toscano (todos jazzeros, aunque algunos no gustaran del rock o
incluso estuvieran involucrados en asuntos empresariales
complicados).

En los 60 surgieron músicos fogueados en el mismo rock and roll


como Tedesco y Sandro, pero una vez más hay que ser prudentes
con el análisis. Claramente los de Fuego eran rocanroleros de ley
(aunque Pichi Sandri, impuesto por la CBS, era hombre de jazz y no
gustaba del rock). Pero el Gitano en su mejor etapa rockera fue
acompañado del Black Combo, una banda muy difícil de clasificar y
que remite a ciertas experiencias internacionales muy versátiles en
cuanto a las clasificaciones de géneros. Los músicos del Black
Combo habían sido acompañantes de Tedesco y pasaban sin
ningún drama del jazz al rock o el soul . No eran exactamente
sesionistas (de hecho, gente como Rubén Barbieri que
efectivamente trabajaba de sesionista los despreciaba tildándolos
de “músicos intuitivos”). Y en la banda convivían distintas
realidades: Fernando Bermúdez era baterista de jazz, pero también
era un ferviente coleccionista del rock and roll y traía material
rarísimo al país. El nombre del grupo era un directo homenaje al Bill
Black´s Combo, encabezado por el contrabajista de Elvis. Bernardo
Baraj estaba más entusiasmado por Miles Davis y Coltrane… ¿pero
quién puede dudar de sus credenciales rockeras tras su paso en los
70 por Alma y Vida? Incluso Adalberto Cevasco, quien después tocó
poco rock, era músico estable en la Cueva y miembro de la banda
de barrio Los Bobby Cats…. liderada por Billy Bond!! . El mismo que
convivió con el jazzista Ricardo Lew en Los Guantes Negros, grupo
de corte beat.

Los límites eran mucho más difusos. Había jazzeros que lo hacían
por amor al rock, otros por conveniencia laboral, otros por un mix
de estas cuestiones. Pero nunca entenderemos esta época si no
captamos que el rock era tomado como un subgénero del jazz en
Argentina. Johnny Carel era anunciado en las revistas como un
practicante de “un nuevo género del jazz” (en su caso, él amaba a
las dos vertientes musicales) e incluso Los Pick Ups, twisteros sin
ninguna duda, eran agrupados dentro del jazz. Hay que
trasladarnos a la época y no olvidar que los géneros son etiquetas
sociales muy lábiles.

También sería insostenible afirmar que el “rock nacional” fue


conformado por bandas enteramente rockeras sin ninguna relación
con el jazz. Se podría barajar esta conclusión tras leer estas líneas y
utilizarlo como (falsa) línea demarcatoria. Pero Ciro Fogliatta… fue
pianista de un grupo de jazz llamado Los Diamantes. El ingreso de
Chango Pueblas en guitarra y la ida a la colimba del clarinetista
motivó a Ciro a “rockerizar” el repertorio agregando un saxo y un
cantante. Allí nació la génesis de Los Gatos Salvajes: Los Wild Cats.
Otros músicos del “rock nacional” se formaron enteramente en el
rock por una simple cuestión generacional, pero una vez más hay
que marcar los cruces. Nebbia tocaba de niño en un programa
radial rosarino con un trío de jazz, cuyo contrabajista (Alejandro
Schneider) acompañó a Pequenino en sus grabaciones de
septiembre del 56. ¿Se puede pensar a Los Beatniks sin los teclados
de Jorge Navarro y el bajo de Antonio Pérez Estévez? Ellos tampoco
pueden ser clasificados como “ sesionistas” y Antonio vivió los días
de Villa Gesell como un protagonista más. Zaguri en el libro Rock
de Acá agradeció públicamente a los jazzzeros diciendo que pese a
sus diferencias con el rock le dieron espacio a los rocanroleros más
jóvenes y los ayudaron en todo.

Incluso Almendra tuvo en su primer disco el aporte de jazzeros


como Gustavo Bergalli, Mario Tenreyro, José Bragato y el gran
Rodolfo Alchourrón. Éste último también hizo arreglos para Nebbia,
Carlos Bisso, Arco Iris y Miguel Abuelo. Jorge López Ruiz ha dicho
que Alchourrón sufría por su trabajo de arreglista. Pero, ¿no es
verdad que Sanata y Clarificación fue el mejor grupo de jazz rock
argentino de los 70 y que allí cantó Nebbia como invitado? Incluso
en el trabajo del arreglista hay diálogos musicales y espacio para la
expresión artística. ¿El simple de Tanguito del 68 podría ser
descripto como “psicodélico” tal cómo insiste gran parte de la
prensa musical, sin los excelentes arreglos de Malvicino?

Finalmente, recordemos que Claudio Gabis estudió en los 70 con


Oscar Alemán (otro alumno del chaqueño fue Roberto Améndola,
el guitarrista que tocó en el antológico Rock del Ton de Johnny
Tedesco, de quien era amigo de barrio). Y Javier Martínez se
reconoce a sí mismo como baterista de jazz y aprendiz de Fernando
Bermúdez… quien ( dicho sea de paso) fue el origen de la expresión
“naufragio”. Sí, el batero de Tedesco y Sandro fue músico estable
de la Cueva y originador de la expresión más valuada por el “rock
nacional”. ¿Qué loco, no?

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