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Consulto y relato la vida de por lo menos 2 colombianos profesionales, en mi campo disciplinar,

que se destaquen por su aporte biófilo a la sociedad.

1. Esmeralda Arboleda Cadavid:

La figura de Esmeralda Arboleda Cadavid evoca una parte representativa de la historia política
y social de Colombia en el siglo XX. Nacida en Palmira (Valle) el 7 de enero de 1921, y fallecida
en Bogotá 16 de abril de 1997, Arboleda fue reconocida tanto por sus partidarios como por sus
detractores como una mujer eminente de su tiempo: primera abogada colombiana graduada
de la Universidad del Cauca (1944), primera senadora del país (1958-1961), ministra de
comunicaciones (1961-1962), embajadora de Colombia en Austria (1967-1969), delegada de la
Organización de las Naciones Unidas (1969-1971), directora regional del Instituto Colombiano
de Bienestar Familiar durante la presidencia de Virgilio Barco (1986-1990), empresaria y
precursora de la igualdad laboral y del sufragio femenino. Son varias las columnas de prensa,
los artículos académicos y los libros que han llamado la atención sobre la vida de esta política.

Esmeralda Arboleda jugó un papel fundamental como líder sufragista, realizando un trabajo
incansable de reuniones, redacción de memorandos, entrevistas y campañas para difundir la
importancia del voto de las mujeres. Destacan también junto a los nombres de Esmeralda
Arboleda y Josefina Valencia, la lucha por los derechos de las mujeres colombianas como
ciudadanas de Ofelia Uribe, Georgina Fletcher y Aydée Anzola. En su lucha por la igualdad de
la mujer colombiana, Esmeralda funda la Unión de Mujeres de Colombia, con el objetivo de
buscar más apoyos y sensibilizar a las mujeres, también con el objetivo de llevar a cabo una
mayor presión en torno al proyecto de ley que propone en la ANAC. A raíz de esta nueva
Unión, surgen más agrupaciones que defienden las palabras de Arboleda, y que piden al
presidente su inclusión en el gobierno.

En 1954 se convierte en una de las dos mujeres nombradas para la Asamblea Nacional
Constituyente por el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla junto a la futura gobernadora
y ministra Josefina Valencia de Hubach. La inclusión de las mujeres en la ANAC provocó una
lucha más dura entre liberales y conservadores. Conseguir el sufragio femenino fue uno de los
mayores objetivos de Arboleda, durante su participación política. Esmeralda Arboleda como
parte de la delegación de Colombia ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

El 25 de agosto de 1954, tras un discurso de Arboleda, se concreta el sufragio femenino con


voto afirmativo de manera unánime pero en 1955 es obligada a renunciar debido a su abierta
oposición a la evolución autoritaria del régimen de Gustavo Rojas Pinilla. En 1980 actuó como
Relatora Especial de la Comisión sobre el estatus de la mujer en la reunión del Consejo
Económico y Social de la ONU en un informe sobre la influencia de los medios de
comunicación en los papeles de mujeres y hombres en la sociedad.

2. Rosa Aydée Anzola Linares:

Más conocida como Aydée Anzola, fue una jurista nacida en La Palma (Cundinamarca), nació el
12 de octubre de 1923 y falleció en Bogotá, 21 de mayo de 2014, con la edad de 88 años. Fue
la primera mujer colombiana en ejercer los cargos de magistrada del Tribunal del Trabajo de
Cundinamarca, hoy Sala Laboral del Tribunal Superior de Bogotá, y de consejera del Consejo
de Estado de Colombia. Así mismo, fue la primera colombiana en ser admitida por la Academia
Colombiana de Jurisprudencia.

En 1953, fue una de las ocho mujeres que encabezó con su firma una carta suscrita por 3000
mujeres y dirigida a la Comisión de Estudios Constitucionales pidiendo garantizar en forma
estable y lógica el voto femenino, las otras siete fueron Esmeralda Arboleda, Magdalena Fetty,
Ismenia de Mujica, Isabel Lleras de Ospina, Noemí de Greiff, María Currea y Josefina Valencia.

Cuando el voto femenino fue aprobado en Colombia, Aydée Anzola declaró:

Desde cuando cursaba el tercer año de derecho, y más exactamente desde el momento en
que el doctor Tulio Enrique Tascón empezó a darnos las clases de derecho constitucional, y me
pude dar cuenta de los inmensos vacíos de la Carta Magna, empecé a inquietarme por la falta
de derechos de la mujer colombiana. Fue así como en 1943, haciendo eco a esa inquietud
empecé a dictar conferencias en la Biblioteca Nacional. Posteriormente seguí de cerca las
actividades de la Unión Femenina de Colombia que abogaba por la consecución de los
derechos femeninos, y en 1945 formé parte de la comisión que fue al Congreso a pedir que se
estudiara la manera de otorgar tales derechos.

Además tuvo un papel significativo en importantes organizaciones, como la Unión de


Ciudadanas de Colombia, Alianza Femenina Liberal, Asociación Femenina de Profesionales,
Unión Femenina de Colombia, Mesa Redonda Panamericana, Comité Interamericano de
Mujeres y Colegio Nacional de Abogadas.

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