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En nuestro encuentro de hoy con xxx realizamos sensibilización respecto al origen de las

emociones y sus expresiones tanto de pensamiento como corporales, especialmente con la


emoción del miedo para que ella pudiera identificar cuáles son las reacciones y sensaciones
que esta emoción le produce y que su origen está en el cerebro porque la naturaleza de la
emoción es biológica y subjetiva. Por lo anterior es fundamental que aprenda a diferenciar
tanto las emociones que se pueden dar en los demás como las de ella misma.
Por tanto continuamos con las estrategias indicadas las cuales tienen como objetivo disminuir y
controlar el nivel de activación del miedo.
- Relajación a través de la respiración fisiológica – (Para hacerla más divertida, se puede utilizar
instrumentos como una vela para controlar la cantidad de aire que se inhala y se expira).
- Relajación progresiva de Koeppen y Escáner corporal.
https://www.youtube.com/watch?v=FJADpmlhnzM
Es importante que repliquemos con todos los miembros de la familia de ser posible o sino en
compañía de un adulto.
A continuación les menciono las actividades en las que vamos a acompañar a Mariana en su
proceso de sentirse más tranquila y conectada con sus emociones.
1. Realizar la lectura con las niñas del cuento Sol y Luna. Después pedirles que hagan un
dibujo alusivo al cuento y coloreen el mándala.
2. En la noche de preferencia antes de ir a dormir y en el cuarto de la niña, hacer juntos el
ejercicio de respiración indicado en el cuento y la relajación.
3. Empezar a inducir a que duerma sola, indicándole que ya empezará a dormir sola día de
por medio o sea el domingo 29, conceder un pequeño reforzador que bien puede ser
una lámpara, juguete o peluche.
4. Implementar rutinas de higiene del sueño para preadolescentes.
https://cuidateplus.marca.com/familia/adolescencia/2018/01/03/sueno-adolescente-
152255.html

Cuento Sol y Luna.


Cuenta la leyenda que había una vez, en un lugar lejos de aquí, un poblado indio. En él vivían
indios e indias, niños y niñas, hermanos y hermanas y también caballos y yeguas. Vivian en los
tipis, que son esas cabañitas de tela que tanto calor dan.
Los días transcurrían tranquilos y los dedicaban a trabajar, a ir al colegio, a descansar y también
a jugar. Allí vivía una familia que tenía dos hijas. Eran muy parecidas. Su pelo era de color
oscuro y sus ojos grandes y negros. La pequeña se llamaba Rayo de Sol y la mayor Luz de Luna.
Todos los días, después de cenar, se sentaban un rato a conversar.
Una de estas noches Rayo de Sol le comentó a su hermana que tenía un secreto que le
asustaba.
—Luz de luna, no sé qué me pasa, pero todas las noches lloro antes de irme a la cama –dijo
Rayo de Sol a su hermana, con voz baja y asustada.
—¿Y por qué te pasa eso mi querida hermana?
–preguntó Luz de Luna un tanto preocupada.
—Aún no lo comprendo, solo sé que me asusto, incluso del viento. No quiero cerrar los ojos,
me da miedo no despertar, creo que a nuestros padres algo malo les sucederá… tengo miedo a
morir… ¿y si no despierto? –continuó Rayo de Sol acelerada y con gesto compungido en su
cara. Nuestra querida amiga Rayo de Sol abría los ojos de par en par, su respiración se oía un
montón y lloraba sin poder parar. Luz de Luna la abrazó, y, sin esperar un minuto, todo esto
que ahora os digo, le contó.
—No te preocupes, puedes llorar, eso es normal. Me lo ha dicho el unicornio mágico que en el
cielo ayer vi y que me dio unos consejos para mí
–le dijo Luz de Luna con calma y sonriente.
— ¿Unos consejos… y porqué a ti?
–preguntó nuestra querida amiga india menor.
—Pues porque tener miedo es normal y a mí me pasó con lo de vomitar… un día, después de
jugar, mi cuerpo empezó a temblar, el cuerpo no tenía fuerza y no podía casi respirar. Entonces
empezó mi dolor de barriga y vomité. Me dio mucho miedo, creí que me iba a morir… pero
aguanté un poquito y no fue así. Entonces me tumbé sobre la hierba y miré hacia el cielo,
mirando pasar las nubes… como si estuviesen corriendo. ¡Entonces apareció el gran unicornio
mágico… es precioso, de verdad… es blanco, tan blanco que brilla y tiene un cuerno enroscado
y de mil colores…!
–Me dijo que los miedos son normales, (miedo a la oscuridad, miedo a estar solo, miedo a las
tormentas a que te abandonen) a veces aparecen cuando crecemos, pero que no hace falta
entenderlos. Que le pasa a muchos niños, también lo de vomitar y que por eso no me tenía
que asustar. Y que si aprendemos pequeños trucos a nuestro cerebro enseñaremos y aún más
creceremos. Le podemos enseñar como el miedo y los sustos alejar. Y así se irán.
- ¿Quieres que te enseñe yo, cómo puedes aprender a dejar de tener este miedo o cualquier
otro que pueda aparecer? –le explicó Luz de Luna de forma segura, tranquila y con detalles.
—Sí, por favor, dime cómo lo tengo que hacer–le pidió Rayo de Sol, de manera insistente y
subiendo el tono de voz rápidamente.
—El truco está en la respiración… –dijo, Luz de Luna, lentamente.
—Pero… ¿le preguntaste por lo de la muerte? –Rayo de Sol le interrumpió. No podía aguantar
más.
—Bueno… no le pregunté, me lo dijo él solito… parecía que sabía mucho de miedos ¿sabes? Yo
creo que es el que más sabe de todo el mundo, para eso es mágico –replicó Luz de Luna.
—¿Y…? –Parece que Rayo de Sol comenzaba a impacientarse.
—Me dijo que morir… es lo que viene después de vivir… y que como viene
después, lo más importante es lo primero… es vivir”. Y que ese miedo se tiene a
veces… como el de que se puedan morir los papás, eso también es normal. Pero están vivos y
eso es primero… y que lo importante es aprender a dejar que se vaya el miedo, aunque dé
miedo. ¡¿Pero te lo enseño ya, que me quiero ir a jugar?! –La pequeña india comenzaba a
impacientarse.
—¡Que sí, porfa … ya ¿cómo es?! –gritó saltando la hermana india menor.
—Hay que respirar muy despaciiito… inflando la barriga de aire, muy despaciiito… y luego,
después de aguantar hasta 5… 1… 2… 3… 4… 5… lo sueltas otra vez muy, muy tranquiliiito. –
Mientras la escuchaba Rayo de Sol iba haciendo lo que su hermana le explicaba acostada.
—Es fácil… me gusta –dijo con voz serena Rayo de Sol, mientras le sonreía dulcemente. Lo más
importante es vivir.
—Y ahora, cada vez que tu aire se va… el miedo se escapará y no entrará –le comentó Luz de
Luna terminando el con truco. Nuestra amiga Rayo de Sol, se quedó allí un ratito imaginando
como su miedo se iba alejando cada vez más y más… Y, desde aquel momento, Rayo de Sol, de
pelo negro y ojos oscuros, aprendió que los miedos son normales y que se pueden quitar. Por
eso todos los días, en la cama, antes de dormir hacía siete respiraciones y su miedo se terminó
de ir… pues comprendió que lo importante es VIVIR.

Nota: Se recomienda leer antes las indicaciones de la relajación y adaptarlas a nuestras palabras para que sean lo
más sencillas y naturales posibles, sin que se tornen complicadas de entender por las niñas.

Importante tomarse el tiempo para preguntarle cómo se sintió y que aprendió sobre las
emociones. Quedo atenta por si surgen inquietudes.

Atentamente

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