Buscamos el placer cuando su iuergas ni a los placeres sen-
ausencia nos causa dolor. suales, como creen algunos que Cuando no sufrimos, no nos critican y desfiguran nuestro preocupamos de ello. pensamiento. Hablamos de la ausencia de sufrimiento y de la Por eso decimos que el placer es ausencia de turbación moral... el principio de una vida feliz. El principio de todo esto y al En efecto, el placer, considera- mismo tiempo el bien superior do por nosotros como el prime- es la prudencia. Hay que consi- ro de los bienes naturales, es lo que nos hace aceptar o rechazar derarla superior a la misma filo- sofía, puesto que es lafuente de todas las cosas; nos orientamos hacia él tomando la sensibili- todas las virtudes; no se puede conseguir una vida dichosa sin dad como criterio del bien. prudencia, honestidad, justicia Puesto que el placer es el pri' mero de los bienes naturales, y, a su vez, estas virtudes no Epicuro (341-270) pueden obtenerse sin placer. no aceptamos sin más el primer placer que se nos presenta, sino placer, en la medida en que está Eprcuno (341-270 a, de C.).
que a menudo rechazamos de acuerdo con nuestra natura-
au ¿En qué consiste el algunos placeres en razón de la leza, es un bien, pero no todo concepto epicureísta de pena que nos han de causar. placer es deseable por sí mismo. placer? ¿En qué Por otra parte, hay numerosos Del mismo modo, todo dolor condiciones determina Ia sufrimientos que los considera- es un mal, pero no todo dolor felicidad? mos preferibles a los placeres, debe ser evitado. ur ¿Cómo regula la porque estos sufrimientos ter- Cuando hablamos de que el prudencia la consecución minan conduciéndolos a pla- placer es el más soberano de los de la vida feliz? ceres mayores. Es decir, todo bienes, no nos referimos a las
LR rnucIDAD sEGúN Amsrómrns
El hombre que eiercita su entendimiento y lo cuitiva parece ser al mismo tiempo el más perfectamente dispuesto y el más querido a los dioses. Si, en efecto, los dioses tienen alguna preocupación por los asuntos humanos, como ordinariamente se admite, parece razonable pensar que se complace en la parte del hombre que es más perfecta y que presenta mayor afinidad con ellos. Esta parte no puede ser otra que el entendimiento. Si, por otra parte, los dioses recompensan generosamente a los hombres que aman y honran lo meior de sí mismos, deben recompensar cuando se conducen con rectitud y nobleza. Ahora bien, no existe duda de que estas dos virtu- des constituyen los atributos del sabio. El sabio es, por tanto, el más querido de los dioses. Por lo mismo es también el más feliz de los hombres. * Anrsrór¡r¡s, Ética a Nicómaco
*/ ¿Cómo relaciona Aristóteles los siguientes rl
términos: entendimiento, rectitud, nobleza y sabiduría? rl I ¿En qué sentido puede afirmarse que la sabiduría conduce a la felicidad? a- .