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Teh Uel Ches
Teh Uel Ches
Mortero de piedra.
Patagonia, c. siglo XVIII.
Museo de los Corrales Viejos de
Parque de los Patricios
Tehuelche tocando el koolo, instrumento musical de cuerda compuesto de una
costilla de caballo o guanaco; las cuerdas podían ser de cerda u otro elemento y la
varilla con la que se pulsaba generalmente era de hueso de ala de cóndor. Producía
una dulce y sugestiva melodía similar al sonido del viento. Foto del profesor y
sociólogo austríaco Robert Lehmann-Nitsche.
Casamiquela, Mondelo y otros, Del Mito a la Realidad. Fundación Ameghino, Viedma
1991. Archivo General de la Nación. Biblioteca. Inventario 17588.
A partir del contacto con occidente, la vestimenta de hasta el tobillo. Las botas se confeccionaban de la
los tehuelches incorporó accesorios propios del gau- misma manera pero con el pelo del animal a la vista.
cho y aún de la población urbana. Hacia mediados Hombres y mujeres pintaban sus caras con una mez-
del siglo XIX, el traje de los hombres consistía en un cla de ocre rojo o tierra negra y grasa animal, para
chiripá atado a la cintura, hecho de un poncho, de un protegerse del sol y los fuertes vientos.
pedazo de tela o también de piel de guanaco. Como
abrigo usaban la amplia manta de piel que llamaban Los tehuelches creían en un espíritu supremo crea-
quillango. Puesta con el pelo para adentro y el lado dor del mundo. No practicaban un sistema religioso
pintado a fuera, mantenía seco al portador. sacerdotal y la liturgia se constituía mediante ritos
Las botas las fabricaban con la piel del corvejón de que oficiaba un chamán, quien también ejercía la
caballo que estiraban hasta la rodilla y ataban alre- medicina. Realizaban sacrificios de yeguas y caba-
dedor del pie. La llevaban así uno o dos días hasta llos cuando la ocasión lo requería.
que la piel del animal tomaba la forma del pie, luego
la cortaban al ras de los dedos y la cosían. Aunque el Enterraban a sus muertos en túmulos cubiertos de
tocado habitual de los hombres era la vincha, solían piedras, quemando en piras sus enseres y prendas.
usar sombreros. Ponían el cuerpo en fardo funerario cosido, en posi-
Las mujeres se cubrían con el quillango al igual que ción sentado mirando al sol naciente.
los hombres, pero sujeto a la garganta con un al- El caballo y los demás animales del difunto eran sa-
filer provisto de un ancho disco. Debajo del manto crificados y su carne de éstos repartida entre los
una bata de percal o tela liviana, desde los hombros parientes.
Tijera de esquilar.
Colección Saissac,
C. Siglo XIX.
Casa de Santa Cruz