Está en la página 1de 1

Acción Misionera

CUERPO de Cristo

Lectura: 1 Corintios 12:12-27

Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.


--Efesios 5:30.

En Hechos 10:38, Pedro describió a nuestro Señor como «Jesús de


Nazaret, [quien] anduvo haciendo bienes». Esos actos de servicio y
bondad se expresaron por medio de su cuerpo terrenal. Desde que
ascendió a los cielos, Cristo ya no tiene un cuerpo en la tierra excepto el
nuestro. En otras palabras, no tiene manos, piernas ni pies en la tierra
excepto los de los miembros de su cuerpo, la Iglesia. De manera que no
debemos subestimar nunca la importancia de ser el cuerpo de Cristo en
la tierra, no sólo espiritual sino también físicamente.

Se cuenta la historia de una niña a quien acostaron en un cuarto oscuro.


Ella tenía miedo de estar sola, por lo que su madre le llevó una muñeca.
Eso no la satisfizo, por eso le rogó a su madre que se quedara con ella.
La madre le recordó que ella tenía la muñeca y a Dios, y no necesitaba
tener miedo. Al poco rato, la niña empezó a llorar. Cuando la madre
volvió a su lado, ella dijo en sollozos: «Oh, mami, yo quiero a alguien
que tenga piel.»

A veces, todos somos como esa niña. En nuestra soledad y sufrimiento,


Cristo no nos condena por querer a «alguien con piel» para que esté con
nosotros y nos cuide. Por tanto, nos envía para que seamos su cuerpo
los unos para los otros y para el mundo, y para que vayamos haciendo
bienes. Recuerda esto: ahora mismo,
Jesús no tiene más cuerpo que el nuestro en este mundo.

DIOS OBRA POR MEDIO DE NOSOTROS PARA SATISFACER LAS


NECESIDADES DE LOS QUE NOS RODEAN.

También podría gustarte