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Facultad de Economía

Doctorado en Relaciones Transpacíficas

Curso de Historia de la Región Asia Pacífico

Profesor: Dr. Juan González García

Resumen Tema 6. El Tiempo y el Espacio como Determinantes de la Evolución


Humana BLOCH, M. (1949:1982) “Introducción a la historia” y SCHAFF, A
(1971:1982) “Historia   y verdad”.

Por: Leopoldo Benavides Gutiérrez

21 de agosto de 2021
BLOCH, M. (1949:1982) “Introducción a la historia”. FCE. Págs. 108-145 (Punto 7
segunda columna).

I.¿Juzgar o comprender?

Ranke: El historiador no se propone mas que descubrir las cosas “tal como fueron”.

Heródoto dije antes “contar lo que fue”, invitar al sabio a desaparecer ante los
hechos. A un tiempo dos problemas: imparcialidad histórica y la historia como
tentativa de reproducción o tentativa de análisis.

Existen dos maneras de ser imparcial: la del sabio y la del juez. Raíz común, es la
honrada sumisión a la verdad. El sabio registra la experiencia que puede arruine
sus más caras teorías. El buen juez interroga a los testigos sin otra preocupación
que la de conocer los hechos tal como fueron. Para ambos es una obligación de
conciencia que no se discute.

En un punto ambos se separan: Cuando el sabio ha observado y explicado, su


tarea acaba. Al juez, le falta todavía dictar sentencia. Por mucho tiempo el
historiador pasó por juez de los infiernos, distribuyendo elogios o censuras a los
héroes muertos.

Pascal: “Juzgando, todo el mundo hace de dios: esto es bueno o malo.” Un juicio de
valor no tiene razón de ser sino como preparación de un acto, posee sentido en
relación con un sistema de relaciones morales deliberadamente aceptadas.

Nada es más variable que tales sentencias sometidas a todas las fluctuaciones de
la conciencia colectiva o del capricho personal, la historia, prometiendo con
frecuencia que el cuadro de honor aventaje al cuaderno de experiencias, se ha
dado el aire de ser la más incierta de las disciplinas: a vacías acusaciones suceden
otras tantas vanas rehabilitaciones.

Por desgracia a fuerza de juzgar se acaba casi fatalmente por perder hasta el gusto
por explicar. Las pasiones del pasado, mezclando sus reflejos a las banderías del
presente, convierten la realidad humana en un cuadro cuyos colores son
únicamente el blanco y negro.
Montaigne advirtió: “cuando el juicio pende de un lado no podemos dejar de darle la
vuelta y torcer la narración siguiendo ese bies.” Así para penetrar en una conciencia
extraña, hay que despojarse de su propio yo.

La lección del desarrollo de la humanidad es clara: las ciencias han demostrado


tanto más fecundas y tanto más serviciales según abandonan más deliberadamente
el viejo antropocentrismo del bien y el mal.

Las palabras éxito o fracaso, habilidad o inhabilidad no llegarían a representar mas


que el papel de ficciones, siempre peligrosas. Pero pertenecen al vocabulario
normal de la historia. La historia está en relación con los seres capaces, por su
propia naturaleza, de fines conscientemente perseguidos. El acto fallido es uno de
los elementos esenciales de la evolución humana. Como de toda psicología.

Una palabra domina e ilumina nuestros estudios: “comprender”. Hasta en la acción


juzgamos. Para conducir luchas inevitables es necesario mas inteligencia en las
almas. Tanto la vida como la ciencia tienen el mayor interés en que este encuentro
sea fraternal.

II. De la diversidad de los hechos humanos a la unidad de las conciencias

Comprender no es una actitud pasiva. Para elaborar ciencia siempre se necesitarán


2 cosas: materia y hombre. La realidad humana como la del mundo físico, es
enorme y abigarrada. El historiador escoge y entresaca. Primero descubre los
semejantes para aproximarlos.

La moneda la primera edad feudal, era usada como patrón de valores más que
como medio de pago. Si se olvidara ordenar racionalmente una materia entregada
en bruto solo se llegaría a negar el tiempo y la historia misma. En medida que su
determinación tiene lugar de lo más antiguo a lo más reciente, los fenómenos
humanos se gobiernan, por cadenas de fenómenos semejantes. Clasificarlos por
géneros es, poner en manifiesto líneas de fuerza de una eficiencia capital.
Ninguna ciencia puede prescindir de la abstracción, como tampoco, de la
imaginación. Es de la incumbencia del historiador probar en todo momento las rutas
para cobrar mejor conciencia de sus fundamentos y revisarlas. El derecho es la
envoltura de realidades en si misma demasiado variadas para suministrar con
provecho el objeto de estudio único y no agota ninguna de ellas.

H. Focillon – Lo político, lo artístico, lo económico no ocupan la misma posición en


sus curvas respectivas. Pero es de esos desajustes los que saca la vida social su
ritmo casi siempre descoyuntado. De la misma manera, en la mayoría de los
individuales, en las almas, tiene rara vez una edad idéntica. Hombres que
conservan recovecos se su infancia.

Se necesita un gran movimiento vital, porque todos los elementos diversos gravitan
juntos en la unidad de la narración – Michelet explicaba a Sainte Beuve. En 1800,
Fustel de Coulanges decía a sus oyentes: “Suponed cien especialistas
repartiéndose, en lotes el pasado de Francia, al final no hubieran hecho la historia
de Francia. Les faltaría la vinculación de los hechos, esta vinculación es también
verdad histórica.

Movimiento vital, vinculación: la oposición de las imágenes es significativa. El


trabajo de recomposición no viene sino después del análisis. No es sino la
prolongación del análisis, su razón de ser. Del mismo modo, para ser fiel a la vida
no es necesario pretender contemplarla entera, en un esfuerzo generalmente
demasiado visto para las posibilidades de un solo sabio. Nada más saludable que
centrar el estudio de una sociedad en uno de sus aspectos particulares. Para
comprender al vasallo, tendremos que informarnos de su actitud hacia Dios.

El historiador no sale del tiempo, pero considera las grandes ondas de los
fenómenos emparentados que atraviesan la duración de parte a parte y otras el
momento humano que estas corrientes se estrechan en la intricada maraña de
conciencias.

III. La nomenclatura
Es poca cosa limitarse a discernir en un hombre o sociedad los aspectos principales
de su actividad. En el interior de los grandes grupos de hechos es necesario un
nuevo y más delicado esfuerzo de análisis. Hay que distinguir las diversas
instituciones que componen un sistema político, diversas creencias, practicas,
emociones que está hecha una religión.

Todo análisis requiere de lenguaje apropiado, capaz de dibujar el contorno de los


hechos. Lenguaje capaz de adaptarse a los descubrimientos no tenga errores. Paul
Valéry: “Este momento capital de las definiciones y convenciones netas y
especiales que acaban de remplazar las significaciones de origen confuso y
estadístico, no ha llegado todavía para la historia.

La historia recibe en su mayor parte vocabulario de la materia misma de estudio.


Desgastado y deformado por su dilatado uso. Los documentos tienden a imponer
su nomenclatura: el historiados, los escucha, escribe al dictado de una época cada
vez diferente. Además, piensa según las categorías de su propio tiempo y con las
palabras de éste.

Reproducir o calcar la terminología del pasado puede parecer un camino seguro,


pero tropieza en su aplicación con múltiples dificultades. Porque el cambio de cosas
está muy lejos de producir siempre cambios paralelos en los hombres. Las
transformaciones se operan demasiado lentamente para ser perceptibles a los
hombres a quienes afectan. No sienten la necesidad de cambiar la etiqueta porque
se les escapa el cambio del contenido.

Nos vemos pues obligados para hacer justicia a los hechos sustituir su lenguaje por
nomenclatura, sino inventada, retocada y desplazada; recíprocamente, sucede que
los hombres varían en tiempo y espacio, con independencia de cualquier variación
en las cosas. A veces son causas propias de la evolución del lenguaje las que
producen la desaparición de la palabra, sin que de ningún modo varíe el objeto o
acto, porque los hechos lingüísticos tienen su coeficiente propio de resistencia o
ductilidad.
En otras partes son las condiciones sociales las que se oponen al establecimiento o
mantenimiento de vocabulario uniforme. Si conformara a esto su propia
terminología, el historiador no comprometería solo la inteligibilidad de su discurso,
sino que haría posible hasta su trabajo de clasificación, que es de sus primeros
deberes. El historiador habla con palabras de su país o tiene que traducir. Otras
sociedades han practicado un bilingüismo jerárquico, enfrentándose a 2 lenguas, la
popular y la oculta. Esta posición entre 2 idiomas diferentes representa, el caso
extremo de contrastes comunes a todas las sociedades. Las civilizaciones del
pasado tienen sus secretarios: cronistas y juristas. Recordemos que las palabras
usadas son resultado de la tradición. Los términos usuales son aproximaciones, aún
los términos de fe.

El vocabulario de los documentos no es mas que un testimonio. Precioso entre


todos, pero imperfecto y sujeto a crítica. Creer que la nomenclatura de los
documentos pueda bastar para fijar enteramente la nuestra sería admitir que nos
traen al punto el análisis. En este caso la historia no tendría mucho que hacer. Una
palabra vale mucho menos por su etimología que por el uso que se hace de ella. El
historiador define rara vez.

La idea de generación es flexible, como concepto que se esfuerza por expresar sin
deformar las cosas humanas. Pero responde a las realidades concretas. La historia
parece destinada a dar el primer jalonamiento a un análisis razonado de las
vicisitudes humanas. Pero una generación representa una fase corta. Las fases
largas son civilizaciones. La oposición entre civilizaciones aparece desde que el
contraste se tiene de exotismo. Cuando se opera la transformación decimos que
una civilización sucede a otra. En resumen, el tiempo humano seguirá siendo
rebelde a la uniformidad como al tiempo. Necesita medidas concordes con la
variabilidad de su ritmo y que acepten no reconocer por limites sino zonas
marginales. Solo con esta flexibilidad la historia adaptará clasificaciones a las
“líneas mismas de lo real” según Bergson: lo que es propiamente el fin último de
toda ciencia.
SCHAFF, A (1971:1982) “Historia   y verdad”. GRIJALBO. Págs. 243-373 (Punto 7)

Parte 3 La objetividad de la verdad histórica:

Capitulo I. Los hechos históricos y su elección.

El hecho histórico como producto por una parte y el acto de su elaboración por otra
escapan a la acción del factor subjetivo en el proceso de conocimiento, factor
considerado tanto en el sentido individual como en el colectivo. Carl L. Becker,
introduce el tema y dice: tan pronto como alguien habla de hechos todos nos
solidarizamos con el ya que da impresión de ser algo sólido. Expresión “vamos a los
hechos”. Hablamos de hechos duros hechos fríos. Los hechos son tan sustanciales
como la materia. Al historiador le incumbe separar y reunir los hechos para que
alguien los utilice. “hecho histórico” es tan equivocada como las categorías de
“libertad”, “causa”, etc.

¿Qué es el hecho histórico? Cuestión que surge de las ciencias naturales,


aportando el factor subjetivo. Planteada primero por Boutroux -Poincaré-Duhem-Le-
Roy. Poniendo en cuestión la autonomía y soberanía del hecho científico,
incluyendo al hecho bruto: hecho no ligado a ninguna teoría. Procesos en los que
se manifiestan regularidades pueden ser hechos históricos. Los elementos y
aspectos más diversos de la historia pueden construir hechos históricos:
acontecimientos fugaces, procesos prolongados, cíclicos y diversos productos
materiales y espirituales de dichos acontecimientos. Los fenómenos susceptibles de
ser “hechos históricos” pueden ser numerosos y diversos. Toda manifestación de
vida del hombre puede ser hecho histórico. Todo hecho histórico no es un
acontecimiento pretérito. Diferencia especifica entre que es y no es hecho histórico:
no buscar si se trata de acontecimientos, fenómenos de duración, sino captando el
objeto dado en un sistema de referencia, en un contexto determinado que se
convierte en cosa ordinaria y calificado hasta ser denominado hecho histórico. El
problema consiste en saber cuando se hace realidad la posibilidad que un hecho
pretérito sea histórico. Lo que importa es el contexto en que se inserta el
acontecimiento, nexos con una totalidad y con el sistema de referencia con que se
relaciona. Los hechos históricos son las manifestaciones de la vida de los individuos
y sociedades que se seleccionan entre otros de la misma categoría. Henri Lévy-
Brühl: “Solo podrá pretender ser hecho histórico el hecho ocurrido efectivamente,
hecho que haya producido efectos en el pasado. Hecho histórico es un hecho
social. 3 distintas tesis: a) solamente el hecho que ha producido efectos en el
pasado es histórico. b) un hecho social es un hecho histórico, ya que solo se
producen efectos por medio sobre la opinión pública. c) la opinión pública constituye
al hecho histórico. No existen hechos simples; todos los hechos históricos son
complejos. Becker: El historiador no se ocupa del acontecimiento, sino del
enunciado que afirma que ha tenido lugar. Razonamiento de Carl L. Becker se
reduce a 3 puntos: a) el hecho histórico es un enunciado relatico a un
acontecimiento; b) esto se debe a que el historiador solo se enfrenta directamente
al enunciado, puesto que el acontecimiento ya desapareció; c) por tanto el hecho
histórico no es el acontecimiento sino un símbolo que permite evocar en el espíritu
la imagen del acontecimiento; d) por consiguiente, es falso afirmar de los hechos
históricos que son “duros”, verdaderos o falsos; teniendo en cuenta que nos
referimos a símbolos, solo se puede calificar en función de adecuación y su
correspondencia. Punto de vista de Wanda Moszczenska: No debe buscarse en la
distinción entre dos categorías de hechos, sino en el análisis del doble aspecto o
plano.

Hecho histórico = hecho científico. 5 temas posibles de reflexión con 5 respuestas:


1) Hecho histórico es un acontecimiento, proceso, producto de un acontecimiento o
proceso en la vida social. 2) Vista la multiplicidad de fenómenos en cuestión, en
función de qué calificábamos a los “hechos históricos”: el criterio es la significación
de los hechos dados para el desarrollo social, lo que siempre presupone un sistema
de referencia. 3) nuestra cuestión afectaba a la estructura de los hechos históricos y
la legitimidad de distinguir hechos simples y complejos. 4) La cuestión lleva al
estatuto ontológico del hecho histórico. 5) definir el estatuto gnoseológico del hecho
histórico: es “bruto” o el resultado de la intervención de una teoría.

Capitulo II. Descripción – Explicación – Valoración


Saber el porqué de los hechos y el cómo de este saber, es aquello en lo que
consiste la explicación. Raymond Aron escribe: “toda interpretación es una
reconstrucción”. Según el objetivo que se busca, el historiador establece los
elementos y emplea conceptos: pero el objetivo se lo ha asignado el mismo. La
pluralidad de las interpretaciones es evidente. La teoría precede a la historia. La
explicación entra en la noción de la historia, se impone definir mejor lo que
entendemos por explicación. R. B. Braithwaithe, distingue la explicación causal y
finalista. Uno de los objetivos de la explicación integral es definir la causa total, la
explicación integral no sería única, ya que el mismo acontecimiento puede tener
diversas causas totales. Explicación finalista: indica el fin con relación al cual el
acontecimiento que se explica constituye un medio de realización. La definición
clásica de explicación según Hempel es: “la explicación del acontecimiento, en
tiempo y lugar definidos, consiste generalmente en indicar las causas o factores
determinantes de este”. Hempel concluye: En la historia gran numero de
explicaciones admiten el análisis siguiente: si las explicaciones fueran formuladas
integra y explícitamente, estipularían condiciones previas e hipótesis probabilísticas
tales que el acontecimiento explicado sería muy probable…”. Ernest Hegel también
afirma que la explicación histórica de las acciones humanas es probabilística, ya
que las generalizaciones relativas a las conductas humanas y que forman parte de
presupuestos de explicación poseen carácter estadístico. La probabilidad en la
historia siempre conlleva un elemento subjetivo imposible de eliminar, ya que estos
datos y de las hipótesis, individuos atribuirán grados diversos de probabilidad a los
mismos acontecimientos. “Esbozo de explicación: equivale a indicaciones mas o
menos imprecisas de las leyes y condiciones previas de las que se piensan se
refiere a cosa considerada y que exigen ser “completadas” para el esbozo pueda
convertirse en explicación integralmente constituida. Cuando decimos que un
acontecimiento es la causa de otro, siempre realizamos la elección de un
acontecimiento entre otro y lo llamamos condiciones del acontecimiento en
cuestión. W.H. Walsh: Al historiador no le incumbe predecir el futuro, pero si
“retrodecir” el pasado. Gracias a esto el historiador obtiene una hipótesis fecunda
para su investigación.
Es importante captar el papel de la “comprensión”, concebida de este modo, para la
explicación finalista en la esfera de las ciencias sociales en general y de la historia
en particular. Marx, escribió que ni los individuos ni grupos sociales deben juzgarse
por lo que piensan y dicen de si mismos. Cada historiador tiene el deber de ser
escéptico y comparar las fuentes biográficas de un acontecimiento. Los
representantes de la historia objetiva, positivistas de la escuela de Ranke, plantean
la eliminación de juicios de valor de la ciencia de la historia. Consecuencia de le los
presupuestos y modelo de ciencia de la historia que propone dicha escuela: si la
historia debe ser puramente descriptiva, presentar únicamente los hechos, sin
ninguna añadidura de carácter subjetivo, todo juicio de valor es inadmisible puesto
que introduce inevitablemente un elemento subjetivo en imagen de la realidad.
Cuando el historiador selecciona, valora: la valoración ya está contenida en los
hechos mismos. La valoración se introduce en el trabajo del historiador de la mano
del segundo vehículo que también evita los diques levantados sobre el postulado de
la descripción de los hechos “brutos”. La valoración es a menudo el agente que
constituye el hecho histórico solamente por la comprensión judicativa de este
hecho. -- W.H. Dray.

La ciencia de la historia consiste no solo en la descripción de hechos, sino de su


explicación, comprensión y valoración. Las operaciones explicativas y judicativas,
mas que las descriptivas, sirven de vehículo al factor subjetivo en el conocimiento
histórico. La explicación causal siempre es incompleta, puede practicarse a diversos
niveles de generalización. La explicación finalista es necesaria en la ciencia de la
historia, con el fin de reconstruir los objetivos que han motivado las acciones
humanas estudiadas. Los juicios de valor surgen en los hechos mismos cuta
constitución cognoscitiva exige la selección de los materiales que la componen.
Conclusión principal: la explicación, comprensión y valoración constituyen nuevas
mediaciones por las cuales el factor subjetivo se introduce en el conocimiento
histórico.

Capitulo III. ¿Por qué reescribimos continuamente la historia?


Los historiadores esperan que su trabajo sea cada vez superado, el conocimiento
pasado ha llegado a nosotros por meditación de mentes humanas, la exploración
no parece tener límites. Variabilidad de la visión: diferentes opiniones a través de
las generaciones. Reducido a 2 concepciones tipológicas: 1) la reinterpretación de
la historia está en función de las necesidades variables del presente; 2) está en
función de los efectos de los acontecimientos del pasado que surgen en el
presente. Cuando la cultura cambia, surgen nuevos puntos de vista que sirven para
la aprehensión; así se reescribe la historia. M.N. Pokrovski: La historia está en
función de los intereses del presente, es la política actual proyectada sobre el
pasado.

Sidney Hook: “La historia se reescribe cuando emergen nuevas perspectivas que
nos permiten comprender la significación de determinados acontecimientos del
pasado que habían escapado a la atención de los contemporáneos. Nuestros
descendientes comprenderán mejor nuestra época, ya que ellos estarán en
situación de ver las consecuencias de los acontecimientos.” Espíritu de tradición
clásica: Solo los efectos futuros de los acontecimientos presentes y la realización
del porvenir permiten comprender el pasado. Los efectos nuevos, trazan una nueva
imagen del pasado. M. J. Dhont: “El historiador nunca ve los hechos como los
contemporáneos los han visto. Los ve desarrollarse como un profeta infalible: lo que
separa al historiador de contemporáneos, el historiador siempre conoce el porvenir.

Capitulo IV. La objetividad de la verdad histórica.

“Cuanto mas conscientes seamos del orden que impera en nuestro método de
observación, estaremos en mejor disposición para presentar claramente todo orden
existente en el mundo exterior. La objetividad pura es una ficción. “en principio la
objetividad de presentaba como intención científica de la historia; ahora señala la
diferencia entre una buena y mala subjetividad del historiador. Michal Bobrzynski:
“nunca se puede exigir del historiador la imparcialidad en sentido estricto del
término, si quiere valorar debe tomar posición y debe ser científica”. El historiador
es humano como cualquier otro. H. Pirenne: trabajo del historiador es síntesis e
hipótesis. La acción del sujeto sobre el conocimiento es inevitable: eliminar el sujeto
de la relación cognoscitiva es suprimirla. La verdad alcanzada en el conocimiento
histórico es verdad objetiva. J. H. Randall: El historiador debe llevar a cabo una
elección entre la infinita variedad de referencias que descubren los acontecimientos
pasados, escoger las que son fundamentales para su historia particular. La
objetividad siempre significa ser objetivo, la necesidad significa ser necesario para
algo. En su trabajo el historiador no parte de los hechos sino de los materiales
históricos, las fuentes y con su ayuda construye los hechos históricos. Los
historiadores no mienten aun si emiten discursos diferentes o contradictorios. Lo
que importa es afirmar y reafirmar el conocimiento.

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