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DISCAPACIDAD:
1. Introducción.
2. Prehistoria y Antigüedad:
Las leyes de Licurgo (a quien los historiadores ubican entre los siglos
IX y VII AC), que pretendían una mejora de los ciudadanos y su
sumisión total al Estado, obligaba a que todo aquel que presentara
una discapacidad física fuera arrojado desde el monte Taigeto. En
Atenas y otras ciudades también existía la práctica de dar muerte a
niños y niñas con discapacidad. En Política, Aristóteles recomendaba
“sobre el abandono y crianza de los hijos, una ley debería prohibir que
se críe a ninguno lisiado”. Sin embargo hay testimonios de que
personas con discapacidad convivían en la sociedad griega. Platón
(427- 347 AC) escribe que los sordos se comunicaban mediante
gestos. Homero, padre de la poesía épica griega, era ciego según
relatan testimonios en donde confluyen la realidad y la leyenda. En la
Antigua Grecia también se aplicaron tratamientos de base “científica”
para personas con discapacidad adquirida. Durante las reformas de
Pericles (499- 429 AC) se crearon centros asistenciales. Aristóteles
estudió la sordera adquirida y la tartamudez, a la que consideraba una
enfermedad causada porque la lengua era incapaz de seguir la
velocidad a la que fluían las ideas14. Los célebres médicos Hipócrates
(460- 370 AC) y Galeno (130- 200 DC) trataron de curar la epilepsia a
la que consideraban una enfermedad psicológica. La preocupación
griega por la perfección física se expresó en la mitología en donde los
dioses y las diosas eran modelos a imitar. Solo existía un dios con
discapacidad, Hefesto, que las leyendas lo ubican como hijo de Zeus y
de Hera, aunque otras versiones dicen que Hera lo engendró sola
como despecho porque Zeus creó a Atenea sin intervención de mujer.
Era rengo y físicamente deforme de nacimiento –aunque hay
versiones que atribuyen su discapacidad a una herida de Zeus cuando
salió en defensa de su madre-, por lo que fue expulsado del Olimpo
residiendo en el mundo subterráneo donde se desempeñaba como
joyero y herrero de los dioses. Estuvo casado con la bella Afrodita, que
no tardó engañarlo con el dios de la guerra Ares y darse a la fuga ante
la burla de todas las divinidades 15. Esto muestra que relación que
existía para los griegos entre impotencia y discapacidad. La
discapacidad era también vista como un castigo por las faltas
cometidas. En la tragedia de Sófocles, Edipo se ciega a si mismo
luego de descubrir que ha matado a su padre y cometido incesto con
su madre: “Edipo arrancó los dos broches de oro que sujetaban su
túnica, provistos de una larga aguja cada uno, y se los clavó con
fuerza en sus propios ojos. ¡Ojos míos, sumíos en la noche eterna! ¡Si
visteis lo que estaba sucediendo, no veías lo que ocurre fuera de mí!”
El sabio Tiresias fue cegado por Hera como castigo por revelar el
secreto del goce sexual femenino –ya que había sido transformado en
mujer durante siete años-, y como compensación Zeus le dio el
privilegio de una larga vida (siete generaciones humanas) y el don de
la adivinación. Por otra parte a lo largo de la historia la arquitectura
griega ha ejercido una notable influencia en el diseño de edificios en el
mundo occidental. Como consecuencia de ello, muchas
construcciones públicas todavía presentan importantes carencias en
torno a la accesibilidad. La Conquista de Grecia por parte de la
República Romana significó la asimilación de su legado cultural y sus
valores militaristas, materiales y hedonistas. La sociedad romana
estaba basada más que la griega en la explotación de mano de obra
esclava en grandes unidades rurales y en la expansión imperial para
obtener prisioneros y nuevas tierras de cultivo. Por este motivo fueron
igual de entusiastas del infanticidio. Amparados en la Ley de las Doce
Tablas (540 AC) que concedía al «pater familia» el derecho sobre la
vida de sus hijos e hijas, a los niños considerados “débiles” o
“enfermos” se los arrojaba al río Tiber o se los despeñaba de la roca
Tarpeia, junto con ancianos y personas adultas con discapacidad
adquirida. Aquellas personas que no era visible su discapacidad al
momento de nacer recibían un trato severo el resto de sus vidas. En
las luchas de gladiadores se obligaba a “enanos” a luchar contra
mujeres –otro sector carente de derechos en la sociedad romana- para
la diversión de la plebe. Antes de asumir el trono, el emperador
Claudio (10- 54 DC) sufrió toda serie de malos tratos por parte de la
nobleza y la Guardia Imperial como consecuencia de su mala salud,
su apariencia poco atractiva y la torpeza de sus movimientos, que
hicieron que en un primer momento fuera declarado “incapaz para la
vida pública”. En la etapa del Imperio Romano la muerte de menores
con discapacidad ya no era habitual, sino que se le abandonaba en la
calle o en una canasta en el Tiber para que pasara a manos de quién
quisiera utilizarlo como esclavo o mendigo profesional. Los niños con
discapacidad recibían mayores limosnas, lo que originó un comercio
de niños mutilados –algunos de ellos mediante brutales intervenciones
quirúrgicas-, entre personas adultas que los explotaban en su
beneficio.
El ciego y la religión
“
Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y dile: Ninguno de
tus descendientes por sus generaciones, que tenga algún defecto, se
acercará para ofrecer el pan de su Dios. Porque ningún varón en el
cual haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o
sobrado, o varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano, o
jorobado, o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o
empeine, o testículo magullado. Ningún varón de la descendencia del
sacerdote Aarón, en el cual haya defecto, se acercará para ofrecer las
ofrendas encendidas para Jehová. Hay defecto en él; no se acercará a
ofrecer el pan de su Dios. Del pan de su Dios, de lo muy santo y de las
cosas santificadas, podrá comer. Pero no se acercará tras el velo, ni
se acercará al altar, por cuanto hay defecto en él; para que no profane
mi santuario, porque yo Jehová soy el que los santifico”.
(Levítico 21:16-23).
Pero el temor a los dioses dio lugar al amor a los dioses. El ciego
entonces, de objeto de temor, se convirtió en objeto de amor. Siguió
considerándosele en relación con las potencias superiores, pero esta
comunicación, esta posesión, era ahora de carácter benéfico, positivo.
Se les creyó entonces —sobre todo a los ciegos de nacimiento—
protegidos de los dioses, portadores de virtudes especiales. Se les
consultaba como adivinos. Carecían de la vista material, pero
gozaban, en cambio, de la vista supramaterial: una iluminación interior
que les ponía en relación directa con el mundo invisible.
Sin embargo, en las zonas más civilizadas de Oriente, los ciegos eran
únicamente adivinos. Los podemos ubicar también en Madagascar y
Corea, e incluso en la Grecia mítica, como Tiresias, el ciego adivino de
las tremendas desgracias de Tebas, en las tragedias de Esquilo.
El ciego cantor
El ciego paria
Y Jesús mostraba una especial predilección por los débiles, por los
menesterosos, por los niños, por los enfermos y por los ciegos. Según
la Biblia abrió los ojos a dos ciegos que tenían fe en él (San Mateo
9:27-31) y dio la vista a un ciego de nacimiento, diciendo a sus
discípulos, que creían que la ceguera es castigo de algún pecado: «Ni
pecó éste ni sus padres, sino que se habían de manifestar en él las
obras de Dios» (Juan 9:3).
Así, pues, los ciegos han vivido durante muchos siglos en la miseria,
en la ignorancia y, con raras excepciones, en el abandono más
absoluto.
En los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX, en el período
que media entre 1771 y 1829, dos marcaron una nueva era en la
historia de los ciegos. Dos franceses, Valentín Haüy y Louis Braille,
son los protagonistas de este hecho: los inventores del primer alfabeto
que hace posible la lectura a los ciegos y el sistema utilizado todavía
hoy por nosotros.
«Se hablaba con los dedos el lenguaje del ojo, cometiendo un error
psicológico fundamental. El dedo es diferente del ojo; los medios más
rápidos para llegar a la inteligencia con el tacto no son los mismos que
permiten alcanzarla a través del ojo. El alfabeto vulgar es un sistema
imaginado y creado por la vista, para uso de los videntes; ¿por qué no
crear entonces un sistema para los dedos de acuerdo con las
condiciones psicológicas del tacto…» (Le Monde des Aveugles. Essai
de Psychologie de Pierre Villey. París. José Corti, Ed.; 1954).
Louis Braille