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"Al principio fue algo un poco extravagante: convivir en el trabajo con alguien que

provenía de un mundo tan diferente al suyo, de esa nebulosa Colombia que, increíblemente,
estuvo separada del resto durante más de cincuenta años y que ahora, con la llegada de la
paz y el posterior acceso al poder de la ultraderecha, estaba en una posición muy frágil".
(p. 12)

"A partir de ese día me llené de odio. (...)Este es un país perverso, está enfermo y hay que
cambiarlo, así sea a las malas. (...)tenían mística y eran los duros. Nada de blandenguería".
(p. 14)

"Lo que nos había ocurrido a mi hermano y a mí no era nada comparado con los horrores
que habían vivido otros. (...) este puto país en el que tuve la desgracia de nacer es un patio
de fusilamientos, una sala de tortura y una prensa mecánica para destripar campesinos,
indios, mestizos y afros. Es decir, los pobres. Los ricos (...) heredan patrimonio y apellidos,
les importa un huevo el país y lo desprecian". (p.15)

"No había mención a proyectos relacionados con la paz, que era lo que tenía en
efervescencia a la mayoría de las iglesias evangélicas del país, tentadas por los recursos del
posconflicto. «La plata de esa misma paz a la que se opusieron con tanta bajeza en el
plebiscito», pensó Julieta con rabia".(p.51)

"Ser pobre es muy maluco y triste, más en este país tan injusto, tan duro con los pobres.
Uno sueña y sueña para nada, y la pobreza es una lápida que uno carga en la espalda y que,
por las tardes, se enfría". (p.64)

"Una prueba más de la ingeniosa e infinita fábrica humana cuando se trata de hacerle daño
al prójimo". (p.74)

"«A pesar de que se repite y se repite, así es la muerte en este país de asesinos»". (p.74)

"Por muy muertos que estén, todavía hablan". (p.75)

"Pueden ser meros sicarios que no les importan a sus jefes. A lo sumo alguien dirá:
«Sabíamos que andaba metido en cosas raras». Por lo general, en estos casos, el entorno del
muerto desaparece. Es parte de la psicología delincuencial". (p.75)

"El rostro salvaje de la ciudad indiferente y feroz, la piel con cicatrices y llagas de esta urbe
despiadada que se tragaba a sus hijos más débiles". (p.80)

"En Bogotá se delinque según la clase social". (p.80)

"La diferencia con el sur es que los ladrones del norte robaban millones de dólares, y por
eso eran arrogantes, ociosos y depresivos". (p.80)

"El país seguía alzando su hermosa capa vegetal para sacar de la tierra los miles de huesos
solitarios, para que cada uno recuperara su nombre y contara una historia". (p.82)
"Tercer Milenio; un extraño nombre, a la vez futurista y esperanzador en una ciudad que
amenazaba con autodestruirse". (p.86)

"Escribir, igual que leer, es un comportamiento socialmente agresivo. El que escribe está
solo e ignora lo que pasa a su alrededor". (p.91)

"—Evangélica internacional, señor, con presencia en el nordeste de Brasil. Son


pentecostales, jefe.
—¿Y esa vaina qué significa?
—Es largo de explicar, pero se basan en unos versículos de Marcos en donde se describe el
poder de Dios y cómo es transmitido a los hombres. Creen que Dios actúa a través de la
mano del pastor y por eso tienen poderes sobrenaturales.
—¿Sobrenaturales?
—Sí. Resucitar muertos, sanar enfermos, hablar lenguas extranjeras sinhaberlas estudiado,
curar heridas o soportar el veneno. ¿Cómo le parece?
—No, pues, increíble. Habrá que volverse pentecostal". (p.96)

"Somos la voz de mucha gente que nunca ha sido escuchada". (p.101)

"La terca esperanza humana que se obstina en creer que lo mejor está aún por venir y que
permite sobrellevar pesadas cargas". (p.114)

"Julieta odiaba las iglesias cristianas, pero sentía compasión por sus creyentes, a los que
consideraba rehenes. La mayoría no tenía estudios y, por su situación o por ignorancia, eran
presa fácil de ideas inverosímiles, eslóganes o supercherías que estos gurúes, calculadores y
marrulleros, les metían en la cabeza. Sabía que el asunto del diezmo era obligatorio y se
manejaba bajo un estricto control; los seguidores debían presentar certificados de salario
para calcular el aporte. Un décimo que debía ser para el Señor, pero que se quedaba en el
bolsillo del pastor, sus lujos y comodidades". (p.115)

"A este país se lo está tragando la maldad". (p.147)

"«Los cuerpos que sufren y no comprenden por qué les tocó vivir ese dolor». (...) La vida es
un constante proceso de pérdida, se dijo, de pérdida de pureza y jovialidad". (p.178)

"La plata, siempre la plata —dijo el fiscal—. Todo eso podrá ser inmoral, pero hasta que no
se les demuestre algo concreto, no es ilegal. Se apoyan en la libertad de cultos y es un
derecho constitucional. (...) si uno mira sus finanzas, son empresas captadoras de dinero.
Pero si alguien los denuncia dicen que es persecución religiosa. Es la mafia mejor montada
de este país. Tienen senadores y representantes que los defienden en el Congreso". (p.206)

"Todo lo que pasa a diario en este país es sospechoso y podría tener que ver con un único
caso. (...) todo es un único y gigantesco caso: que somos un país de gente ignorante,
violenta y resentida". (p.225)

"Este país va a acabar con nosotros —dijo Jutsiñamuy—. Ya no sé dónde vamos a terminar.
(...) según el gobierno aquí no hay conflicto". (p.232)
"Todos los varones colombianos de clase media para abajo—dijo el
fiscal— han hecho el servicio militar. Los ricos pagan por no hacerlo". (p.233)

"Al niño indígena se la habían quitado abruptamente. ¿Quién? La realidad, el país,


doscientos años de república perversa, que abandona a los más frágiles". (p.245)

"Esa orfandad que se apodera de la ciudad poco antes de que llegue la noche". (p. 290)

"Los testimonios son un caso típico ya no sólo de acoso, sino de violación por sujeción de
la voluntad y aprovechamiento de situación de poder". (p.291)

"Mi cucha fue sirvienta toda la vida y hoy no tiene pensión. De mis siete hermanos, dos
murieron trabajando de sicarios y la mayor es puta desde los quince y hoy está en
tratamiento psiquiátrico por drogas. No le debo nada al país, que yo sepa". (p.310)

"Signos de esa delincuencia que emerge en las clases medias, relacionada con la
administración del Estado o el ejército". (p.310)

"Por ser este un país de huérfanos es que tanta gente cae de rodillas en los altares, en las
sacristías y en los templos. Todos anhelando un padre". (p.323)

"No creo que amanezca por ahora. Hoy la noche tendrá que ser larga". (p.324)

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