La comunicación en las organizaciones es un dato de
referencia y una herramienta fundamental para el diagnóstico del nivel de salud organizacional. Se constituye en el instrumento más valioso y eficaz para la adopción de las estrategias de cambio.
Es el vehículo privilegiado para la consolidación de
la cultura corporativa. Surge así la necesidad de apuntar a políticas comunicacionales integradas, es decir, entre los distintos sujetos que conforman la organización, por medio del logro de una optimización de las relaciones de cada grupo gestor, poniendo en práctica las herramientas que permitan una mayor eficiencia y eficacia en la función que cada uno desempeña.
Esto en cuanto, a la comunicación y el desarrollo de
la organización.
Joan Costa, comunicólogo español, señala que las
comunicaciones integradas en una organización están determinadas por la delicada relación que existe entre el público objetivo de estas comunicaciones (empleados y colaboradores de todos los niveles), y el emisor de esa comunicación, que también forma parte de la organización, y define que "para la integración de las personas que 'son' la organización, existe una disciplina específica y eficiente: la cultura organizacional".
Pascale Weil, analista francesa de sistemas de
medios, menciona el papel de la comunicación en la integración, la motivación y el cambio en las organizaciones. El aspecto más interesante que plantea esta autora, reside en que no reduce la responsabilidad a la variable individual sino que con una perspectiva global asigna esta función a toda la comunicación que emite la organización. Cualquiera sea el canal y a qué públicos vaya a ser dirigida, la comunicación va a tener efectos en toda la organización.
Tomando como base a la comunicación institucional,
las relaciones, los mensajes y la información que las instituciones del más diverso género establecen y dirigen hacia sus diversos públicos -sea en forma integrada, coordinada y alineada en función de su visión y objetivos-, puede entenderse como una herramienta fundamental del planeamiento estratégico de aquellas organizaciones que comprenden que su éxito depende de una gestión profesional en todas sus áreas.
En sus conceptos teóricos y prácticos, la gestión de
la comunicación institucional se basa en el conocimiento y la utilización de instrumentos estratégicos tales como: el diseño de la imagen institucional, la cultura organizacional y la política de comunicación. Además de todas las técnicas, herramientas y medios de comunicación disponibles para un eficaz desempeño, como son: el diseño gráfico, la publicidad, las comunicaciones de marketing, las relaciones públicas, las relaciones con la prensa y los medios tecnológicos.
Otro punto a destacarse es el alcance que puede
establecerse en la relación institución-prensa, a partir del feedback comunicacional que permite de una parte u otra alcanzar sus objetivos. Esto es: los sistemas de prensa en búsqueda de alcanzar una respuesta a sus expectativas; y la organización -a través de su oficina de prensa-, en procura de emitir la respuesta inmediata, responsable, igualitaria y veraz a los medios en su requerimiento de la información.
Cabe puntualizar además, la importancia que
adquiere la relación de las organizaciones públicas o privadas, con los distintos sistemas de medios de comunicación; dado que es a través de ellos que se forja o se construye la imagen, la identidad o la representación de las diferentes instituciones.
La comunicación institucional es la herramienta más
idónea e insustituible para enfrentar y resolver las presiones del contexto socio-económico de las instituciones, integrado por los distintos grupos de interés que influyen en su gestión, dentro o fuera de ellas y lograr de esta forma su apoyo comenzando por los propios colaboradores.
El éxito del plan de comunicación institucional
depende de su aporte a la construcción y consolidación de la imagen de la organización. Por eso, es preciso que este aporte sea mensurable, debiendo para tal fin consignar objetivos precisos y establecer los indicadores que permitan tanto el seguimiento de las acciones, como la medición de los resultados y del desempeño de los responsables de su ejecución.
Sin lugar a dudas esto debiera estar respaldado por
su reputación e imagen construidas a partir de la visión que guía sus objetivos, la ética, los valores que rigen la conducta de la institución y el cumplimiento de su responsabilidad social en su sentido más amplio.
Ellos son el patrón y los parámetros de la
comunicación institucional y la garantía de su credibilidad y efectividad.
En síntesis, la reputación y la imagen de la entidad
que se represente, en gran medida depende de cómo efectivamente se "muestre" puertas afuera, en su compromiso de dar respuesta a la ciudadanía y a los sistemas de medios de comunicación en la difusión y divulgación de los actos que desarrolle.
A partir de esto, es muy importante el rol que le
asiste a las organizaciones en la responsabilidad social, teniendo en cuenta que el ejercicio de sus obligaciones se funda en la ética y la transparencia de sus actos, la veracidad de sus comunicaciones, la conducta responsable y los principios a los que responde y sirve la comunicación institucional.
(*) Lic. en periodismo y magister en Gestión de la