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de Pacientes
Traumatizados
1
Atención Inicial de Pacientes Traumatizados
Jorge Neira y Gustavo Tisminetzky
Derechos Reservados
© MMIX
Primera edición publicada por la Fundación Pedro Luis Rivero.
Impreso en ELBRUSS S.A. Carhué 2456, Buenos Aires, Argentina.
I.S.B.N.: 978-987-05-7615-0
Primera Edición Diciembre 2009
2
Atención Inicial
de Pacientes
Traumatizados
Jorge Neira
Gustavo Tisminetzky
Gustavo Tisminetzky
Médico Cirujano
MAAC - FACS.
Jefe, Unidad Urgencia HGA J. A. Fernández.
Ministerio de Salud. C.A.B.A.
Jefe, Departamento de Urgencia Sanatorio
Güemes
Coordinador, Comisión de Trauma Asociación
Argentina Cirugía
Chairman, Comité de Trauma y del ATLS
del Capítulo Argentino del American College
Surgeons
Miembro Asociado, Academia Argentina de
Cirugía.
5
Colaboradores
Francisco E. Barreiro
Médico Cirujano
Jefe de Trabajos Prácticos, Módulo de
Emergentología y II Cátedra de Patología y
Clínica Quirúrgicas, Universidad Nacional de
Tucumán
Instructor ATLS y PHTLS.
Director Provincial de Emergencias, SIPROSA
Tucumán
Laura Bosque
Licenciada en Psicología
Coordinadora del Programa de Prevención
para la Comunidad. SAME. Ministerio de Salud
C.A.B.A.
Directora del Comité de Prevención de la
Sociedad Argentina de Medicina y Cirugía del
Trauma (SAMCT).
6
Daniel Ceraso
Médico Intensivista.
Jefe de UTI, HGA Juan A. Fernández. Ministerio
de Salud C.A.B.A.
Director, Carrera de Médico Especialista en
Medicina Crítica y Terapia Intensiva
(Sede HGA Juan A. Fernández) UBA
Presidente de la Federación Panamericana Ibérica
de Medicina Crítica y Terapia Intensiva
Alejandro F. De Gracia
Médico Cirujano
MAAC, FACS
Jefe Unidad Cirugía HGA Parmenio Piñero.
Ministerio de Salud. C.A.B.A.
Eduardo Eskenazi
Médico Cirujano
MAAC, FACS, FCCP.
Jefe de Cirugía, Hospital A. Oñativia, Bs. As.
Coordinador del Departamento de Urgencia -
Sanatorio Güemes.
Docente adscripto de Cirugía, U.B.A.
Instructor ATLS y BTLS.
Ex Chairman COT/ATLS. Capítulo Argentino,
American College of Surgeons.
Ex presidente de la Sociedad Argentina de
Medicina y Cirugía del Trauma
7
Marcelo F. Figari
Médico Cirujano
MAAC, FACS
Jefe, Sección Cirugía de Cabeza y Cuello. Servicio
de Cirugía General, Hospital Italiano de Buenos
Aires
Subdirector Carrera de Especialista Universitario
en Cirugía, UBA
Profesor Adjunto de Cirugía, Instituto
Universitario Hospital Italiano
Hugo A. García
Profesor Adjunto de Cirugía de la UBA
Médico Interno de los Hospitales Policiales
Churruca-Visca y del HGA Carlos G. Durand del
Ministerio de Salud C.A.B.A.
8
Nilda Goldenberg
Médica de planta del Servicio de Neurocirugía
del HGA Cosme Argerich. Ministerio de Salud.
C.A.B.A.
Docente adscripta de la Cátedra de Neurocirugía
de la UBA
Jorge Méndez
Médico Intensivista
Unidad de Terapia Intensiva de Adultos
Hospital Italiano de San Justo
9
Guillermo Navarro
Médico Anestesiólogo
Instructor ATLS
Miembro del Comité de Trauma, World
Federation Society of Anaesthesiologists
Miembro del Comité de Trauma y de Vía Aérea
Difícil de la Confederación Latinoamericana de
Sociedades de Anestesia
Director del Capítulo de Trauma de la Federación
Argentina de Asociaciones de Anestesia
Analgesia y Reanimación
Pablo Neira
Médico Intensivista Pediátrico
Médico de Planta de Terapia Intensiva HG de
Niños Ricardo Gutiérrez. Ministerio de Salud.
C.A.B.A.
Ex presidente de la Sociedad Argentina de
Medicina y Cirugía del Trauma
Marcelo Parada
Médico de Familia, Hospital San Martín de los
Andes.
Instructor ATLS e ITLS.
Diploma Internacional de Medicina de Montaña,
ICAR/ISMM/UIAA.
Fundador de la Sociedad Argentina de Medicina
de Montaña.
10
Andrea Potes
Médica Cirujana
Jefe de guardia, Hospital Interzonal General de
Agudos Dr. Oscar Alende, Mar del Plata
Docente, Cátedra de Cirugía “E” Universidad
Nacional de La Plata
Ignacio J. Previgliano
Médico Intensivista.
Médico de Planta, HGA Juan A. Fernández.
Ministerio de Salud C.A.B.A.
Director, Carrera de Médico Especialista en
Medicina Crítica y Terapia Intensiva. Universidad
Maimónides
Jorge Reilly
Médico Cirujano
MAAC, FACS
Jefe de Sector Cirugía Torácica. Servicio de
Cirugía Cardiovascular y Tórax, Hospital
Interzonal General de Agudos Dr. Luis Güemes,
Haedo
Docente adscripto de Cirugía Torácica de la
Facultad de Medicina, UBA
Jorge Shilton
Médico Neurocirujano
Jefe de Servicio de Neurocirugía del HGA
Cosme Argerich. Ministerio de Salud C.A.B.A.
11
12
Asociación Argentina de Cirugía
Comisión de Trauma 2009
Coordinador
Gustavo J. Tisminetzky
Secretario
Hugo A. García
Vocales
David E. Eskenazi
Jorge A. Reilly
Alejandro F. De Gracia
Marcelo Figari
Jorge A. Neira
Martín Lerner
Pablo Macanek
Andrea I. Potes
Raúl Gómez Traverso
Miguel Ángel Pereyra
13
Delegados Regionales
La Plata Neuquén
Gabriel Ive Daniel J. Ruiz
Rodolfo Figari Alfredo E. Verni
14
A Miguel Angel “Cacho” Gómez
15
16
Prólogo 21
Capitulo I
• Enfermedad Trauma 25
Laura Bosque
Capitulo II
• Atención Inicial Prehospitalaria 41
Francisco Barreiro
Capitulo III
• Aspectos Particulares
1. Vía Aérea 71
Guillermo Navarro
3. Ventilación 101
Jorge Reilly
Jorge Méndez
4. Shock 131
Jorge Neira
Hugo García
Federico Mazzini
17
5. Control del Daño 171
Gustavo Tisminetzky
Andrea Potes
7. Raquimedular 247
Jorge Shilton
Nilda Goldenberg
Capitulo IV
• Trauma Pediátrico 293
Raúl Gómez Traverso
Pablo Neira
Capitulo V
• Quemados 309
Alberto Bolgiani
María Cristina do Valle Freitas Serra
Capitulo VI
• Normas de Categorización 343
Jorge Neira
18
Atención Inicial
de Pacientes
Traumatizados
19
20
Prólogo
“La verdadera falta es tener faltas
y no hacer nada por corregirlas”
Confucio
3. Confucio. Filósofo Chino. (551 a. C. - 479 a. C). Nacido en Qufu (Shandong). Texto registrado en las Analectas escritas por
sus discípulos (ca. 479-221 AC).
4. Galeano, E. Ventana sobre la utopía. Las palabras andantes. Siglo 21 Editores. 1ª Edición. México DF. 1993. Pág. 310.
23
24
Enfermedad Trauma
CAPITULO I
La
Enfermedad
Trauma
Laura Bosque
Jorge Neira
25
Capitulo I
26
Enfermedad Trauma
1. Son cifras estimadas por falta -hasta la fecha- de un registro oficial y nacional. Los datos que se publican con habitualidad no
comparten criterios, definiciones en cuanto a inclusión y exclusión de causas traumáticas y no traumáticas o debidas a efectos
tardíos, tampoco se conoce la forma de relevamiento y, en ocasiones, la metodología utilizada para su procesamiento y análisis.
Por lo cual, los datos de distintas fuentes no son fácilmente comparables y pueden presentar discrepancias.
2. Informe Estadístico, año 2000. www.samct.org
27
Capitulo I
3. Edad convenida en la Asamblea Mundial del Envejecimiento (Viena, 1982) como inicio de la vejez.
4. Curso ATLS®. Manual de Instructores. 1997. Colegio Americano de Cirujanos, Comité de Trauma. Des plaines, Illinois.
5. Loimer, H.; Dr. Iur, M.; Guarnieri, M.: Accidents and Acts of God: A History of the Terms. Am.J.Public Health. 1996; 86:101.
6. Por cada fallecido en una colisión vehicular se estima que 3 personas sufren alguna discapacidad permanente y 75 sufren
alguna discapacidad temporaria, además de 500 lesionados y 120 internaciones. (idem cita anterior).
7. Las lesiones no intencionales, también llamadas accidentales por su origen no voluntario o conciente, incluyen a las producidas
28
Enfermedad Trauma
por colisiones vehiculares, las caídas, etc. en diferentes ámbitos: laboral, doméstico, recreativo, escolar, vía pública.
8. Visor Enciclopedias Audiovisuales S. A., 1999.
9. Diccionario Médico Stedman.
10. Estas lesiones se caracterizan por su carácter deliberativo y por la violencia que las genera. Son las producidas por los
homicidios, suicidios y las guerras o actos terroristas.
11. Modificado de Robertson, L.S., Injuries. Causes, control strategies and public policy. Massachusetts, Lexington Books, 1983.
29
Capitulo I
12. Neira J, Sistemas de Trauma. Propuesta de organización. 1ra. Parte. Rev. Arg. Neurocir, 2004; 18:20-32. 2da. parte. 2004; 18: 65-84.
13. Ácido ribonucleico.
14. Manchas de Koplik que aparecen en la boca.
15. Erupción cutánea característica.
16. Excepto en los casos de lesiones inadvertidas, en las cuales el tiempo entre su ocurrencia y su identificación está supeditado
al acceso al examen clínico y/o al diagnóstico por imágenes.
17. Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. www.cdc.gov
30
Enfermedad Trauma
daño puede ser muy breve. Es decir, que las lesiones por causa traumática son
observables de inmediato16. Esta característica probablemente haya abonado
la confusión a partir de la cual no se considera que las lesiones sean una
enfermedad. En una publicación reciente el CDC17 explica la diferencia entre
una enfermedad laboral, caracterizada por la relación entre el tiempo durante el
cual se desarrolla la tarea y el daño al organismo, de la lesión que puede sufrir
el mismo trabajador por el uso de un elemento propio de la tarea en que la
manifestación sea inmediata. En el ejemplo se desconocen los criterios que
definen al concepto enfermedad (ya presentados) a los que tan exactamente
responde el trauma.
Otro ejemplo simple que puede ayudarnos a comprender lo expuesto
es un infarto agudo de miocardio. En primer lugar se desarrolla en un tiempo
breve, tanto como puede serlo la exposición de una parte del cuerpo al fuego
que produzca una lesión de aparición inmediata -quemadura-. A pesar de que
en ambas situaciones el factor tiempo presenta características similares, en el
primer caso se reconoce la lesión en el músculo del corazón sin desmedro
de su identidad de enfermedad cardiaca. En una lesión la manifestación del
daño es inmediata, sin embargo las condiciones que propician su ocurrencia
se gestan con anterioridad en diferentes secuencias de tiempo y espacio más
o menos complejas. Lo mismo ocurre con los factores predisponentes de
las enfermedades cardíacas: hipertensión arterial, colesterol elevado, vida
sedentaria, predisposición, estrés, entre otros. Las condiciones predisponentes
de la enfermedad trauma pueden agruparse en factores personales, ambientales
y sociales. Así como los predisponentes de las enfermedades cardiacas suelen
gestarse silenciosamente o dar señales que pueden pasar inadvertidas, de igual
modo pueden generase las condiciones que propician el trauma.18
Otro aspecto a destacar, está dado por la virulencia de la enfermedad
y por la forma en que condiciona la calidad de vida de quien la sufre. Tanto
en las lesiones en el corazón como por trauma se comprueba que la magnitud
del hecho (infarto, quemadura, laceración, etc.) está relacionada con las
condiciones previas de salud, la edad, el sexo, la intensidad del hecho, las
estrategias de prevención secundarias que mediaron y la prevención terciaria19.
En la clasificación de las enfermedades otra diferencia está dada por el
sistema al que afectan, así es que claramente se reconocen las enfermedades
18. Dichas condiciones exceden las causas observables e inmediatas al hecho, que, por ej., propician un atropellamiento por ex-
ceso de velocidad. El sector salud debe contemplar la participación de otros factores –personales, sociales, culturales, políticos,
económicos- que propician el incumplimiento de la norma
19. Asistencia inicial de la víctima y activación precoz del sistema de emergencias médicas.
31
Capitulo I
33
Capitulo I
falsos.
Este argumento puede resultar incómodo. Sin embargo, la historia
del conocimiento muestra posibilidades de superar determinados status de
conocimiento. Tal es el caso de Aristóteles que en su escrito “La mecánica”
expresaba que un cuerpo en movimiento se detiene cuando la fuerza que lo
empuja deja de actuar. Más tarde, Galileo al usar el método de razonamiento
científico, describió que si no actúan sobre un cuerpo fuerzas externas éste
se mueve uniformemente24. Se contrapuso al pensamiento intuitivo el cual
puede llevar a la producción de errores conceptuales.
Si bien es esperable que el sector salud elabore sus consideraciones
desde una perspectiva científica, es justo mencionar que las representaciones
que signan la concepción y determinan la comprensión del trauma son
transversales a los diferentes actores sociales. En este punto no existen
diferencias entre la comunidad general y la científica, de hecho la desprotección
es para ambos colectivos sociales. Por eso, para trabajar en prevención no
sólo se deben conocer las percepciones del público general sino también las
del equipo de salud, dado que comparten los mecanismos que construyen la
percepción sobre el tema.
Las personas que basan su percepción en el designio divino no
encuentran dudas en el proceso de ocurrencia, lo que puede obstaculizar el
análisis. La mirada está puesta en la aceptación del hecho y sus consecuencias
y, en ocasiones, los interrogantes buscan el sentido de la experiencia traumática
en su propia trama histórica. Para otros, en cambio, el contexto determina la
construcción del riesgo, así como su comprensión y aceptación. Las personas
parten de escenarios distintos y actúan en función del sistema de creencias al
que adhieren.
Ahora bien, cuando es la comunidad científica quien ubica el origen
de las lesiones en el dominio de las creencias, la capacidad de movilización
de la comunidad para actuar frente a la amenaza se puede ver ampliamente
reducida. Si éste es el contexto, probablemente se auspicie un aumento de
la apatía pública, tanto de las personas como del Estado. Se produce una
polarización entre la victimización y la culpabilización excluyendo al sujeto
para situar al riesgo en todos pero en nadie, imprimiendo la idea de que no se
puede hacer nada para evitar los hechos. Así, la persona disocia la amenaza de
su capacidad-posibilidad de acción-control.
Las condiciones sociales, culturales y políticas permiten observar
24. Einstein, A; Infeld, L. La física, aventura del pensamiento. Editorial Losada, 1ra. Edición en Obras Maestras del Pensamiento.
2002. Buenos Aires. Argentina.
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Enfermedad Trauma
Conclusión
Como vimos, la ocurrencia de hechos traumáticos responde a una
red de factores de riesgo y sus interacciones. Esta mirada permite actuar
progresivamente en los distintos niveles de prevención asociados a las tres
etapas del acontecimiento traumático: prevención primaria (evitar que el
hecho se produzca); la prevención secundaria (evitar o mitigar las lesiones y su
gravedad mientras se produce el hecho); y la prevención terciaria (comienza
25. Se define al accidente como un suceso imprevisto, generalmente desgraciado, que altera la marcha normal de las cosas.
26. World report on road traffic injury prevention. World Health Organization. Geneva. 2004.
27. Institute of Medicine. Reducing the burden of injury. Advancing prevention and treatment, Bonnie, R; Fulco, C; Liverman, C
(eds). Committee on Injury Prevention and Control. Division of Health Promotion and Disease Prevention. National Academy
Press. Washington DC. 1999,
35
Capitulo I
36
Enfermedad Trauma
Lecturas Recomendadas
1. Accidental deaths and disability: the neglected disease of modern society:
National Research Council. Washington D.C., National Academy of
Sciences, 1966.
2. Barke R, Jenkins-Smith H, Slovic P. Risk perceptions of men and women
scientists. Social Science Quarterly 1997; 78:167-176. 23.
3. Bosque Laura. Víctimas atendidas en hospitales públicos de la ciudad
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Aspectos demográficos y sociales de los accidentes de tránsito en áreas
seleccionadas de la Argentina. Diagnóstico y aportes para el diseño de
políticas y programas de prevención. Buenos Aires: CONAPRIS.
4. Bosque, L; Neira, J. Prevención de lesiones. En: Trauma. Prioridades.
San Román, E; Neira, J; Tisminetzky, G (eds.). Editorial Panamericana.
Buenos Aires. 2002. pp 18-41.
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Salud Pública. Ottawa (Ontario) Canadá, 1986.
6. Davis, R.M.; Pless, B. BMJ bans “accidents”. Accidents are not
unpredictable. BMJ 2001; 322:1320-1.
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8. Doege, T.C. Eschewing accidents. JAMA 1999; 282:427.
9. Einstein, A; Infeld, L. La física, aventura del pensamiento. Editorial
Losada, 1ra. Edición en Obras Maestras del Pensamiento. 2002. Buenos
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10 Evans, L. Medical accidents: no such thing? BMJ 1993; 307:1438-9.
11. Firearm Injury Prevention: Position paper. American College of Physician.
Ann. Intern. Med. 1998; 128:236-241.
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17:123-139).
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14. Implementación de la Estrategia de Promoción de la Salud en la
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15. Injury in America: a continuing public health problem: Committee on
Trauma Research. Commission of Life Sciences. National Academy
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37
Capitulo I
16. Injury Prevention: meeting the challenge: National Committee for Injury
Prevention and Control. American Journal of Preventive Medicine.
Volume 5 Number 3. Oxford University Press. New York, 1989.
17. Institute of Medicine. Reducing the burden of injury. Advancing prevention
and treatment. Bonnie, R; Fulco, C; Liverman, C (eds). Committee on
Injury Prevention and Control. Division of Health Promotion and
Disease Prevention. National Academy Press. Washington DC. 1999.
18. Koop, C.E.: National Safe Kids campaign Fact Sheet. Available from the
National Safe Kids campaign, 111 Michigan Ave NW, Washington, D.C
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19. Loimer, H.; Dr. Iur, M.; Guarnieri, M. Accidents and Acts of God: A
History of the Terms. Am.J.Public Health. 1996; 86:101.
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21. National Research Council. 1966. Accidental Death and Disability.
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Agosto de 2000.
24. Neira, J; Bosque, L. The Word “Accident”: No chance, No Error, No
Destiny. Prehospital and Disaster Medicine. 2004; 19:188.189.
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risk perception. Annual Review of Public Health 1989; 10:95-113.
26. Ogden J. Psychosocial theory and the creation of the risky self. Social
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27. Pless, I.B.: Editorial: Unintentional Childhood Injury- Where the Buck
should stop. Am.J.Public Health. 1994; 84:537.
28. Poole, G. A plea for prevention. J. Trauma. 1998; 45:394.
29. Por una Política de Comunicación para la Promoción de la Salud
en América Latina. Organización Panamericana de la Salud (OPS) y
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO), Washington D. C., 1994.
38
Enfermedad Trauma
30. Rivara, F.; Grossman, D.; Cummings, P. Injury Prevention. First of Two
Parts. New Eng. J. Med. 1997; 337:543. Second of Two Parts. 1997;
337:613.
31. Robertson, L. S.: Injuries. Causes, control strategies and public policy.
Massachusetts, Lexington Books, 1983.
32. Sargent, S. In Injury Prevention. National Committee for Injury Prevention
and Control. Oxford University Press, New York 1989.
33. Slovic P. Understanding perceived risk. Ginebra: Organización Mundial
de la Salud; 2001. Documento de información inédito para el Informe
sobre la salud en el mundo 2002.).
34. Starr C. Social benefit versus technological risk. Science 1969; 165:1232-
1238.
35. World report on road traffic injury prevention. World Health Organization.
Geneva. 2004.
39
Capitulo I
40
Atención Prehospitalaria del Paciente Traumatizado
CAPITULO II
Atención
Prehospitalaria
del Paciente
Traumatizado
Francisco Barreiro
41
Capitulo II
42
Atención Prehospitalaria del Paciente Traumatizado
sino con los 10 minutos de platino, tiempo en el cual se deberá: identificar los
pacientes vivos, tomar decisiones de tratamiento y traslado a las victimas en
unidades médicas adecuadas, al lugar adecuado
El médico, paramédico o enfermero que llega al lugar del traumatismo
debe tratar de cumplir una serie de requisitos:
A- Rápidamente mortales
B- Urgentes, con riesgo de muerte
C- Estables o compensados
1- Evaluación inicial
2- Reanimación
3- Segunda evaluación
4- Atención definitiva en el lugar del traumatismo
5- Parámetros de triaje para transporte a un centro de trauma
6- Comunicaciones
1- Evaluación inicial
El propósito de la evaluación inicial es determinar las prioridades
del paciente e identificar condiciones que amenazan su vida. La información
obtenida en este paso se utiliza para tomar decisiones acerca de intervenciones
críticas y el tiempo para el transporte:
Procedimientos mecánicos
Cánula orofaríngea (cánula de Mayo)
Cánula nasofaríngea (si no hay contraindicaciones)
Ventilación mediante un sistema máscara - válvula - bolsa
Métodos alternativos
Son elementos para ser introducidos a ciegas (Tubo laríngeo®,
Combitube®, máscara laríngea®, Fast trach®) que pueden ser utilizados
cuando la intubación es difícil o el personal no está entrenado en técnicas
avanzadas Es importante recordar que siempre debe sospecharse lesión de la
columna cervical en un paciente que presenta traumatismo encéfalo craneano,
de cara y cuello.
46
Atención Prehospitalaria del Paciente Traumatizado
B. Ventilación y Oxigenación
La hipoxia es una condición que pone en peligro la vida. Así, una
vía aérea permeable por sí sola no beneficia al paciente a menos que ventile
adecuadamente (ventilar significa movilizar volúmenes de aire).
Si la ventilación no mejora luego de permeabilizar la vía aérea, deben
buscarse otras causas: tales como la presencia de traumatismo torácico,
fracturas costales, lesiones intracraneales, lesión de la médula espinal alta, etc.
El paciente politraumatizado necesita oxígeno suplementario siempre. Este
puede ser aportado a través de:
Ventilación de boca a boca
Ventilación de boca a máscara
Cánulas nasales
Boca a máscara con entrada lateral de oxígeno
Ventilación a través de cánulas nasales
Bolsa resucitadora con entrada lateral de oxígeno
Perfusión
La valoración de la perfusión en la evaluación primaria comienza con
el nivel del estado de conciencia. Se debe asumir que todo paciente ansioso
y/o beligerante presenta hipoperfusión cerebral y metabolismo anaeróbico.
La sobredosis de alcohol y drogas y la contusión cerebral son condiciones
que no pueden ser tratadas rápidamente. Sin embargo, es posible efectuar el
tratamiento inmediato de la hipoperfusión cerebral.
El paciente que trata de quitarse la mascarilla de oxígeno,
particularmente cuando está asociada con ansiedad y agresividad, en realidad
está manifestando otro signo de hipoperfusión cerebral.
El siguiente punto importante en la evaluación de la perfusión es el
pulso. La evaluación inicial del pulso determina, en primer lugar, si existe o
no pulso en la arteria que esta siendo examinada. En general, el pulso radial
no es palpable si la presión sistólica se encuentra por debajo de 80mmHg, el
pulso femoral no es palpable cuando la presión está por debajo de 70mmHg,
y el pulso carotídeo no lo es cuando la presión esta por debajo de 60mmHg.
Si el pulso es palpable, deben valorarse sus características y su fuerza y, luego,
su regularidad.
Coloración de la piel
La piel rosada es indicativa de que el paciente se encuentra bien
oxigenado. La piel pálida implica flujo sanguíneo inadecuado, el cual puede
ser consecuencia de una de las siguientes causas:
Vasoconstricción periférica (frecuentemente asociada con hipovolemia).
Disminución de la cantidad de glóbulos rojos (anemia).
Interrupción del suministro de oxígeno, tal como podría suceder en
un traumatismo torácico.
Temperatura de la Piel
La temperatura de la piel disminuye como consecuencia de que, en
situación de hipovolemia), el organismo desvía el flujo sanguíneo cutáneo
hacia otros territorios orgánicos más importantes. La piel fría es un indicador
de perfusión cutánea disminuida y, por lo tanto, de shock. En los estadios
tempranos de este último, la piel es fría y pegajosa y, a medida que el shock
progresa, la piel se torna aún más fría y se presenta sudoración marcada.
48
Atención Prehospitalaria del Paciente Traumatizado
Llenado Capilar
Generalmente, el organismo disminuye primero el aporte sanguíneo
en las partes más distales del cuerpo, en las que la restauración de la circulación
ocurre al final. La evidencia más temprana de hipoperfusión se obtiene
evaluando el llenado capilar, mediante la presión sobre el lecho ungueal o la
eminencia hipotenar y en niños pequeños exprimiendo todo el pie. La prueba
es sospechosa si el área que se pone pálida se mantiene por más de 2 segundos.
El mejor signo de resucitación completa es la presencia del lóbulo de la oreja
caliente, seco y rosado.
Tensión arterial
La tensión arterial es uno de los signos menos sensibles y más
tardíos de estado de shock, aunque ciertamente es el más dramático. La
tensión arterial comienza a bajar cuando el paciente está profundamente
hipovolémico. Para que la tensión arterial sistólica disminuya por debajo de
90 mmHg debe perderse entre 30 y 40 % del volumen sanguíneo. Por esta
razón, el tiempo de llenado capilar, la frecuencia y característica del pulso
y la frecuencia ventilatoria son indicadores más sensibles de hipovolemia
que la caída de la tensión arterial. Es importante destacar que, en pacientes
con traumatismo craneoencefálico, no ocurre hipotensión sino hasta que el
cerebelo comienza a herniarse a través de la incisura y el foramen mágnum.
Por lo tanto, la hipotensión arterial, en pacientes con TEC, debe siempre
atribuirse a hipovolemia por lesiones asociadas, y no a consecuencia del daño
craneoencefálico.
El manejo de las alteraciones de la circulación, identificables por los
parámetros previamente mencionados, se efectúa en varios pasos. El primer
paso es restablecer la circulación lo más rápidamente posible e incrementar la
precarga cardíaca mediante el reemplazo intravenoso de líquidos, a través de
un acceso venoso periférico con catéter teflonado sobre aguja nº 14 (catéter
corto y de diámetro grueso) y la administración de soluciones cristaloides
(solución fisiológica o preferentemente Ringer Lactato) que actúan como
expansores efectivos de volumen por un período corto de tiempo. Está
actualmente discutida la utilidad de la expansión de volumen en le etapa
prehospitalaria del paciente traumatizado. Recientemente, se ha reportado
que la colocación de la vía venosa en la escena puede retardar el transporte
por lo que se recomienda su colocación durante el mismo. No se recomienda
la utilización de fluidos en pacientes con lesiones penetrantes y tiempos de
transporte < 30 minutos. Se recomienda la administración de pequeños bolos
49
Capitulo II
2. Evaluación pupilar
a. Reactividad
b. Igualdad
c. Tamaño
50
Atención Prehospitalaria del Paciente Traumatizado
3. Segunda Evaluación
Una vez completada una rápida evaluación inicial y la resucitación
simultánea dentro de lo posible, debe efectuarse un somero examen por
regiones, de la cabeza a los pies, pero sin demorarse en procedimientos
diagnósticos que no arrojen información útil para el tratamiento imprescindible
en la fase prehospitalaria.
CABEZA
Vía aérea
Heridas cortantes
Ojos
Nariz, oídos y boca
Cuello
Inmovilización de columna cervical
Heridas
TÓRAX
Ventilación
Contusión miocárdica
Lesión de la pared torácica
Lesiones pleurales
Taponamiento cardíaco
Objetos empalados
ABDOMEN
Evisceración
Cuerpos extraños empalados
Hemorragia intra-abdominal
Fractura de pelvis
EXTREMIDADES
Fracturas
Sistema Nervioso
En esta etapa de la segunda evaluación, más minuciosa, se puede
aplicar la Escala de coma de Glasgow:
Apertura ocular Respuesta verbal Respuesta motora
4 Espontánea 5 Orientado 6 Obedece ordenes
3 Al estímulo verbal 4 Confuso 5 Localiza el dolor
2 Al estímulo doloroso 3 Palabras inapropiadas 4 Retira miembro al dolor
1 No responde 2 Palabras incomprensibles 3 Flexión al dolor
1 No responde 2 Extensión al dolor
1 No hay respuesta
6. Comunicaciones
Las comunicaciones entre el medio de transporte y el centro
hospitalario del que depende, como así también con los eventuales centros de
derivación, son fundamentales. La radiocomunicación es indispensable para
permitir el enlace entre el personal de la etapa prehospitalaria y el centro
coordinador, para decidir conductas, número de víctimas, características
del traslado, gravedad del paciente, magnitud del desastre, requerimiento de
equipo, disponibilidad de camas y capacidad de recepción.
Resumen
La evaluación del paciente es la clave en la atención del traumatismo.
Las intervenciones requeridas no son difíciles, lo que a veces resulta crítico es
el momento en que se realizan. Si sabe cuales preguntas hacer y como realizar
la exploración, sabrá cuando realizar las intervenciones que pueden salvar
la vida. Acá se ha descrito una exploración rápida, ordenada y completa del
paciente de traumatismo, teniendo siempre en cuenta las prioridades de la
56
Atención Prehospitalaria del Paciente Traumatizado
57
Capitulo II
Lecturas Recomendadas
1. American College of Surgeons Committee on Trauma. Advanced Trauma
Life Support Program. Manual del Instructor. 2009
2. Cotton, B; Jerome, R; Collier, B et al. Guidelines for prehospital fluid
resuscitation in the injured patient. J. Trauma. 2009; 67:389-402.
3. Gómez Miguel A., Neira Jorge. Atención Inicial del Paciente
Politraumatizado. Asociación Argentina de Cirugía. Ed. Fundación
Rivero. Bs. As. 1998.
4. Guías de actuación en urgencias. Mayo Mir, M. Ed. Panamericana. Año
1999.
5. ITLS (ex BTLS - Basic trauma life support). Manual para médicos
proveedores avanzados de emergencia. Capítulo del Colegio Americano
de Médicos de Emergencias 3ra. edición.
6. PHTLS (Apoyo Vital Pre - Hospitalario en Trauma) Manual del Comité
de Apoyo Vital Pre Hospitalaria en Trauma de la Asociación Nacional
de técnicos en urgencias Médicas (EUA), en colaboración con el Colegio
Americano de Cirujanos. 6ta. edición 2008.
7. Uribe Mario, Carvajal Carlos, Cavallieri Silvana: Trauma la Primera Hora.
Publicaciones Técnicas Mediterráneas. 1995.
58
Evaluación Inicial Hospitalaria
Evaluación
Inicial
Hospitalaria
Eduardo Eskenazi
Alejandro de Grazia
59
Capitulo II
60
Evaluación Inicial Hospitalaria
Introducción
El tratamiento del paciente politraumatizado requiere de la evaluación
y manejo rápido de las lesiones que pueden comprometer la vida. El abordaje
sistemático es esencial para establecer las prioridades del procedimiento de
atención. A este procedimiento se le denomina “evaluación inicial”.
I. Preparación.
II. Triaje.
III. Revisión primaria (ABCDE).
IV. Reanimación.
V. Anexos para la revisión primaria y reanimación.
VI. Consideraciones de eventual traslado del paciente.
VII. Revisión secundaria (revisión de cabeza a los pies
e historia clínica del paciente).
VIII. Reevaluación y monitorización continua después
de la reanimación.
IX. Cuidados definitivos.
del paciente.
I. PREPARACION
La preparación es la disponibilidad y acondicionamiento de los
recursos antes de la atención del paciente. Esto involucra al establecimiento
y la capacitación del personal. El concepto es aplicable en ambas fases de la
atención: pre e intrahospitalaria.
Cuadro N° 2: PREPARACION
Capacitación Area
del Personal de Atención
II. TRIAJE
Triaje es el proceso de selección y clasificación de pacientes, basado
en sus necesidades terapéuticas y en los recursos disponibles para su atención.
El establecimiento de las prioridades terapéuticas se realiza aplicando el ABC.
Los recursos dependerán de las capacidades de atención y la cantidad de
víctimas involucradas: escenarios con víctimas múltiples, desastres o víctimas
en masa.
III - A
Vía aérea con control de la columna cervical
Los objetivos en el manejo de la vía aérea son:
Evaluar permeabilidad
Realizar maniobras básicas de acceso a la vía aérea
Mantener y asegurar la vía aérea establecida
Evaluar la necesidad de manejo avanzado de la vía aérea
Mantener el control de la columna en todo el proceso
PRECAUCIONES:
Prever fallas en el equipo
Imposibilidad o incapacidad de intubación
Valorar alteraciones anatómica o lesiones sobre la vía aérea
Reevaluar el método aplicado
III - B
Ventilación y Oxigenación
Los objetivos son:
63
Capitulo II
PRECAUCIONES:
No malinterpretar los problemas ventilatorios con el compromiso
de la vía aérea.
Después de la intubación y el inicio de la ventilación, se debe
realizar una radiografía del tórax tan pronto como sea posible.
III - C
Circulación con control de hemorragia
Los objetivos son:
PRECAUCIONES:
Considerar variaciones de respuesta en adultos mayores, niños,
atletas, en pacientes medicados o intoxicados.
Prevenir la hipotermia.
III - D
Déficit neurológico (evaluación neurológica)
Los objetivos son:
PRECAUCIONES:
Evitar la lesión neurológica secundaria.
Evitar la hiperventilación.
Valorar efectos en el SNC en pacientes intoxicados.
64
Evaluación Inicial Hospitalaria
III – E
Exposición / control ambiental
Los objetivos son:
PRECAUCIONES:
Infundir soluciones calentadas
Cubrir al paciente
Valorar el tiempo de exposición ambiental previo a su arribo
IV. REANIMACIÓN
Las lesiones con riesgo de muerte inminente deben ser tratadas
al momento de ser identificadas. El proceso de reanimación se realiza en
forma simultánea con la revisión primaria. Se hace hincapié en hacer la
evaluación/reanimación siguiendo la secuencia del ABC. (Ver capítulos
correspondientes)
Monitoreo electrocardiográfico
Sonda gástrica y vesical
Monitoreo de la frecuencia ventilatoria
Gasometría arterial
Oximetría de pulso
Presión sanguínea
Exámenes radiológicos
Estudios diagnósticos (FAST, Estudios contrastados)
65
Capitulo II
PRECAUCIÓN:
En caso de sospecha de lesión de base de cráneo o rotura
de uretra, se deberá evaluar el acceso para la colocación de
la sonda gástrica y vesical.
La colocación de una sonda gástrica puede inducir vómito o
náusea.
El sensor del oxímetro no se debe colocar en una zona distal al
sitio en que se coloca el manguito para la toma de presión
arterial.
del mismo.
La palabra AMPLIA puede ser una nemotecnia útil para conseguir
este propósito.
A Alergias
M Medicamentos tomados habitualmente
P Patología previa/Embarazo
LI Libaciones y últimos alimentos
A Ambiente y eventos relacionados con trauma
PRECAUCIÓN:
Recordar
• Profilaxis antitetánica
• Registros legales (HC completa, clara y cronológica)
• Resguardar evidencias forenses
• Intervención policial
VIII. REEVALUACIÓN
Tal como se expresara al inicio del capítulo, los diagnósticos obtenidos
y los procedimientos realizados deben ser reevaluados constantemente a fin
de valorar los cambios en la evolución que requieran modificar alguna de las
medidas adoptadas.
RESUMEN
La evaluación inicial del paciente politraumatizado es un proceso de
atención por medio del cual se establecen los diagnósticos y terapéuticas de
las lesiones que comprometen la vida. Es realizada en forma secuencial o
simultánea dependiendo de la disponibilidad de personal involucrado en la
atención. La secuencia del ABCDE es la sistemática a aplicar para la evaluación
y tratamiento.
67
Capitulo II
Lecturas Recomendadas
1. American College of Surgeons Committee on Trauma. Resources for
Optimal Care of the Injured Patient. Chicago, IL: American College of
Surgeons Committee on Trauma; 2006.
2. Battistella FD. Emergency department evaluation of the patient with
multiple injuries. In: Wilmore DW, Cheung LY, Harken AH, et al., eds.
Scientific American Surgery. New York, NY: Scientific American; 1988-
2000.
3. Bhardwaj A, Ulatowski JA. Hypertonic saline solutions in brain injury.
Curr Opin Crit Care 2004; 10:126-131.
4. Doyle JA, Davis DP, Hoyt DB. The use of hypertonic saline in the
treatment of traumatic brain injury. J Trauma 2001; 50:367- 383.
5. Enderson BL, Reath DB, Meadors J, et al. The tertiary trauma survey: a
prospective study of missed injury. J Trauma 1990; 30:666-670.
6. Esposito TJ, Ingraham A, Luchette FA, et al. Reasons to omit digital rectal
exam in trauma patients: No fingers, no rectum, no useful additional
information. J Trauma 2005;59(6):1314- 1319.
7. Esposito TJ, Kuby A, Unfred C, et al. General surgeons and the Advanced
Trauma Life Support course: Is it time to refocus? J Trauma 1995; 39:929-
934.
8. Gómez M.A., Neira J. Atención Inicial de Pacientes Traumatizados.
Asociación Argentina de Cirugía, Comisión de Trauma. Fundación Pedro
Rivero, Buenos Aires 1992.
9. Kreimeier U, Messmer K. Small-volume resuscitation: from experimental
evidence to clinical routine. Advantages and disadvantages of hypertonic
solutions. Acta Anaesthesiol Scand 2002;46:625-638.
10. Mattox KL, Feliciano DV, Moore EE, eds. Trauma. 4th ed. New York,
McGraw-Hill; 2000.
11. McSwain NE Jr., Salomone J, et al., eds. Prehospital Trauma Life Support:
Basic and Advanced. 6th ed. St. Louis, MO: Mosby; 2007.
12. Morris JA, MacKinzie EJ, Daminso AM, et al. Mortality in trauma
patients: interaction between host factors and severity. J Trauma 1990;
30:1476-1482.
13. Murao Y, Hoyt DB, Loomis W, et al. Does the timing of hypertonic saline
resuscitation affect its potential to prevent lung damage? Shock 2000;
14:18-23.
14. Nahum AM, Melvin J, eds. The Biomechanics of Trauma. Norwalk, CT:
Appleton-Century-Crofts; 1985.
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Evaluación Inicial Hospitalaria
15. Pope A, French G, Longnecker DE, eds. Fluid Resuscitation: State of the
Science for Treating Combat Casualties and Civilian Injuries. Washington,
DC: National Academies Press; 1999.
16. Rhodes M, Brader A, Lucke J, et al. Direct transport to the operating
room for resuscitation of trauma patients. J Trauma. 1989; 29:907-915.
17. Rotstein OD. Novel strategies for immunomodulation after trauma:
revisiting hypertonic saline as a resuscitation strategy for hemorrhagic
shock. J Trauma. 2000; 49:580-583.
69
Capitulo II
70
Aspectos Particulares - Vía Aérea
CAPITULO III
Aspectos
Particulares
1. VIA AÉREA
3. VENTILACIÓN
4. SHOCK
7. RAQUIMEDULAR
8. EXPOSICIÓN (Hipotermia)
71
Capitulo III
72
Aspectos Particulares - Vía Aérea
Vía
Aérea
Guillermo Navarro
73
Capitulo III
74
Aspectos Particulares - Vía Aérea
Introducción:
Los pacientes con trauma grave, sufren, en un alto porcentaje,
afectación del funcionamiento de la vía aérea. Esta situación anormal debe
ser inmediatamente controlada, a fin de asegurar el intercambio gaseoso a
nivel pulmonar.
Este modo obligatorio de proceder es el que nos indica como
comenzar con la cadena de acontecimientos que exige la reanimación integral
del paciente con trauma, el ABCDE.
Los médicos que manejan pacientes con traumatismos graves, deben
tener experiencia en la valoración y manejo de la vía aérea. Comprender el
dinamismo de la vía aérea en estas circunstancias es parte de esa experiencia.
En un enfoque que apunte a los estadios iniciales de la valoración y
manejo del paciente con trauma sigue teniendo absoluta vigencia el ABCDE
del trauma, como componente de la “Evaluación inicial”:
75
Capitulo III
Intubación dificultosa
Si por algún motivo la intubación falla o es dificultosa, se deben tener
opciones alternativas para evitar el riesgo de perder la permeabilidad de la
vía aérea del paciente. Las dificultades pueden obedecer básicamente a tres
causas. Las habituales son debidas a alteraciones intrínsecas del paciente (debe
82
Aspectos Particulares - Vía Aérea
con restos de carbón, quemadura de las pestañas, de los pelos de nariz, cejas
y la piel del rostro son otros elementos a tener clínicamente en cuenta.
Ante la sospecha por los antecedentes registrados y o la detección
de estos signos y síntomas, las pacientes quemados deben ser abordados
definitivamente más temprano que tarde. No es conveniente esperar ante
la presencia de estos elementos, porque la inflamación progresiva puede
determinar la pérdida definitiva de la via aérea.
En resumen:
La velocidad con la que se debe ejercer el control definitivo de la
vía aérea en trauma es variable y va desde la intubación de emergencia, sin
asistencia farmacológica, la inducción de secuencia rápida, y las formas
programadas o electivas y depende del grado de afectación que presente la
vía aérea y de su evolución y gravedad en el tiempo. Es importante recordar
el dinamismo que presentan estas obstrucciones. Identificar el problema,
basado en el diagnóstico clínico y en la cinemática de trauma, reconocer
rápidamente las causas que mantienen la obstrucción supraglótica, y definir
una técnica de control, son habilidades indispensables que los operadores
que manejan pacientes con trauma deben tener. Los problemas asociados de
lesión potencial de la columna cervical, estómago ocupado, lesión sistémica,
se deben tener presentes durante la manipulación de la vía aérea.
86
Aspectos Particulares - Vía Aérea
87
Capitulo III
■ Preoxigenación
• Ventilación espontánea durante 4 minutos con FIO2
100 % (aumento de los depósitos de O2 pulmonares)
■ Pre tratamiento
• Atenuación de la respuesta a la laringoscopia e
intubación (betabloqueantes, lidocaína, analgésicos
centrales)
■ Parálisis e inducción
• Inductor del sueño (tiopental, propofol, midazolan)
y bloqueador neuromuscular (succinilcolina,
rocuronio) a dosis adecuadas
■ Protección
• Manipulación laríngea externa (maniobra de Sellick)
para impedir la aspiración por regurgitación pasiva
■ Intubación
• Colocación del tubo orotraqueal por vía bucal con el
manguito inflado dentro de la tráquea y debidamente
fijado (vía aérea definitiva)
■ Post Intubación
• Manejo con soporte ventilatorio total o parcial según
este indicado
88
Aspectos Particulares - Vía Aérea
89
Capitulo III
Lecturas Recomendadas
1. Advanced Trauma Life Support. American College of Surgeons. Chicago.
1997. Chapter I. Initial assessment, pág. 21. Airway and ventilation.
Chapter II, pág. 61.
2. Allman, K; Wilson, I. Oxford Handbook of Anesthesia. 2nd Edition.
The Association of Anesthetists of Great Britain & Ireland. 2006.
Emergencias en anestesia. Capítulo 34.
3. Anesthesiology Clinics of North America. Trauma. Vol. 1. 1996. Problemas
e identificación y tratamiento de la vía respiratoria traumatizada. Pág. 13.
Problemas de las vías respiratorias. Vol. 3. 1995. Asistencia de urgencia
de las vías respiratorias, pág. 533. Cricotirotomía, revisión y controversias,
pág. 557. Asistencia de la vía aérea en pacientes con trauma, pág. 639.
http://www.anesthesiology.theclinics.com
4. Brimacombe, J.R. Laryngeal Mask Anesthesia: Principles and Practice.
Evaluación y manejo de la vía aérea con extra glóticos. WB Saunders
Co, 2005. Collado, R. Programa de actualización profesional a distancia.
FAAAAR. La anestesiología y el trauma. Módulo 2, sección 2. Apoyo de
la vía aérea en trauma. Pág. 65.
5. Cursos de actualización en anestesia. Federación Argentina Asociaciones
Anestesia Analgesia y Reanimación FAAAAR Volumen 2 Capítulo 4
año 2000. Valoración y manejo de la vía aérea dificultosa. http://www.
anestesia.org.ar/
6. Farías, D; Risso, J. Vía aérea en la emergencia. Primera Edición. Ediciones
de la Pluma 2002. Buenos Aires. Capítulo 4. Inducción de secuencia
rápida. Pág. 41.
7. Gómez, M y Neira, J. Atención Inicial de Pacientes Traumatizados.
Comisión de Trauma. Asociación Argentina de Cirugía. Fundación Pedro
Luis Rivero. 1ra. Edición. Buenos Aires. 1992.
8. Goodman & Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica. McGraw-
Hill/Interamericana. Novena edición Vol. 1, 1996. Fármacos que afectan
la función gastrointestinal. Capítulo 37, pág. 963.
9. Grande, Christopher M. Tratado de anestesia en el paciente traumatizado
y en cuidados críticos. Editorial Mosby/Doyma Libros. Barcelona,
España. 1994. Tratamiento urgente y programado de las vías aéreas en los
pacientes con trauma. Parte 4, pág. 366.
10. Hospital Alcivar. Guayaquil, Ecuador. Consideraciones anestésicas de
la vía aérea difícil. Capítulo 3, pág. 39. Evaluación inicial del paciente
politraumatizado. Capítulo 13, pág. 109.
90
Aspectos Particulares - Vía Aérea
91
Capitulo III
92
Aspectos Particulares - Vía Aérea Quirúrgica
Vía Aérea
Quirúrgica
Marcelo F. Figari
93
Capitulo III
94
Aspectos Particulares - Vía Aérea Quirúrgica
Indicaciones
Durante los últimos años, algunos procedimientos “supraglóticos”
de manejo de la vía aérea (máscara laríngea, Combitube®, por ej.) han sido
considerados como aceptables en el paciente en que la ventilación con máscara
y la intubación orotraqueal fallan, antes de practicar una vía aérea quirúrgica.
Sin embargo, en determinadas situaciones (fundamentalmente durante el
traslado del traumatizado), dichos dispositivos de ventilación supraglótica
pueden resultar insuficientes.
Por lo tanto, podemos resumir las indicaciones de la vía aérea
quirúrgica por cricotiroideostomía en:
Contraindicaciones
Obviamente, y tratándose de un procedimiento de rescate vital,
cualquier contraindicación puede quedar relativizada ante el riesgo de muerte.
Sin embargo, es posible definir dos situaciones con alta morbilidad:
96
Aspectos Particulares - Vía Aérea Quirúrgica
Variantes de Cricotiroideotomía:
Básicamente, la cánula de coniotomía puede ser emplazada a través
de un método quirúrgico o de un procedimiento percutáneo.
Estudios de observación del desempeño en principiantes expuestos
a ambas técnicas, quirúrgica y percutánea, han mostrado malos resultados
por igual. Ello es debido a que, como cualquier otra destreza, la coniotomía
requiere de una curva de aprendizaje. Esta situación ha llevado al diseño de
modelos inanimados o animales que permiten afianzar la técnica fuera del
escenario clínico.
Coniotomía quirúrgica
El paciente debe estar posicionado en decúbito dorsal e idealmente
con la cabeza en hiperextensión, con la excepción de aquellos casos en los
cuales existe la sospecha de lesión de columna cervical. El procedimiento
97
Capitulo III
Coniotomía percutánea
El procedimiento percutáneo tiene algunas ventajas, agilizando
maniobras y acortando tiempos en manos entrenadas. Los pasos son similares
a la técnica abierta en cuanto a posición del paciente e inmovilización laríngea.
Básicamente existen dos variedades:
Complicaciones
Las complicaciones de la cricotiroideostomía de emergencia oscilan
entre el 15 y el 40%, según las series consultadas. Entre las más frecuentes
se cuentan el sangrado y la imposibilidad de lograr una vía aérea segura. En
forma alejada se pueden dar estenosis subglótica e infecciones.
Muchas de estas complicaciones pueden estar relacionadas con la
técnica y la curva de aprendizaje lograda. El perfil quirúrgico o intensivista
98
Aspectos Particulares - Vía Aérea Quirúrgica
99
Capitulo III
Lecturas Recomendades
1. Altman KW, Waltonen JD, Kern RC. Urgent surgical airway intervention:
a 3 year county hospital experience. Laryngoscope. 2005 Dec;
115(12):2101-4.
2. Eisenburger P, Laczika K, List M, Wilfing A, Losert H, Hofbauer R,
Burgmann H, Bankl H, Pikula B, Benumof JL, Frass M. Comparison
of conventional surgical versus Seldinger technique emergency
cricothyrotomy performed by inexperienced clinicians. Anesthesiology.
2000 Mar; 92(3):687-90.
3. Gillespie MB, Eisele DW. Outcomes of Emergency Surgical Airway
Procedures in a Hospital-Wide Setting. Laryngoscope. 1999 Nov;
109(11):1766-9.
4. Granholm T, Farmer DL. The Surgical Airway. Respir Care Clin N Am.
2001 Mar; 7(1):13-23.
5. Helm M, Gries A, Mutzbauer T. Surgical approach in difficult airway
management. Best Pract Res Clin Anaesthesiol. 2005 Dec; 19(4):623-40.
6. Henderson JJ, Popat MT, Latto IP, Pearce AC. Difficult Airway Society
guidelines for management of the unanticipated difficult intubation.
Anaesthesia. 2004; 59:675–694.
7. Ledrick D, Omori M, Calvert C. A cost-effective simulation model for
surgical airway placement. Wilderness Environ Med. 2007 Summer;
18(2):148-51.
8. Manoach S, Corinaldi C, Paladino L, Schulze R, Charchaflieh J, Lewin J,
Glatter R, Scharf B, Sinert R. Percutaneous transcricoid jet ventilation
compared with surgical cricothyroidotomy in a sheep airway salvage
model. Resuscitation. 2004 Jul; 62(1):79-87.
9. Pryor JP, Reilly PM, Shapiro MB. Surgical airway management in the
intensive care unit. Crit Care Clin. 2000 Jul; 16(3):473-88.
10. Salvino CK, Dries D, Gamelli R, Murphy-Macabobby M, Marshall W.
Emergency cricothyroidotomy in trauma victims. J Trauma. 1993 Apr;
34(4):503-5.
100
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
Atención Inicial
en el Trauma
de Tórax
Jorge Reilly
Jorge Méndez
101
Capitulo III
102
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
Introducción:
El trauma de tórax es responsable del 25% de las muertes por trauma y
contribuye en grado significativo con otro 20% de las muertes producidas por otras
causas. Las muertes por trauma severo de tórax ocurren dentro de la primera curva
(distribución actual bimodal del trauma) como consecuencia de hipoxia o anemia
o ambas entidades sumadas. Por este motivo, los traumatismos torácicos que
producen los síndromes antes mencionados son pasibles de solución, solamente si
el procedimiento de recepción inicial es dirigido agresiva y activamente, tanto en la
escena como en el departamento de emergencia, a la estabilización y resucitación
del paciente, en muchos casos sin conocer de forma precisa como se produjo
dicho cuadro. Siguiendo las normas del Curso ATLS® se debe efectuar: “Primero el
tratamiento y luego el diagnóstico”.
La mayoría de los traumatismos torácicos comprometen la ventilación
pulmonar y su atención debe ser efectuada por un equipo multidisciplinario.
LIDER
(Cirujano / Emergentólogo)
Fig. N° 1 Fig. N° 2
103
Capitulo III
104
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
7. lesiones traqueobronquiales
8. ruptura diafragmática
9. lesión esofágica
10. contusión pulmonar
11. ruptura aortica
12. contusión miocárdica
• Fracturas costales
• Fracturas de esternón o de escápula
Neumotórax
El neumotórax constituye la lesión intratorácica más común luego de la
lesión de la pared costal. Es causa de muerte prevenible (no solo prehospitalaria
sino también hospitalaria) y puede resolverse mediante procedimientos
menores, si el diagnóstico se efectúa precozmente o crear situaciones muy
graves como el neumotórax a tensión, si se lo hace tardíamente.
Se define como la presencia de aire en la cavidad pleural. Su incidencia
oscila entre el 15 y el 50% de los traumatismos contusos y cerca del 80% de
los traumatismos penetrantes. Los mecanismos de producción son varios:
Se clasifican como:
a. Simples
b. Hipertensivos
c. Abiertos
a. Neumotórax simple
El diagnóstico es clínico y radiológico. Clínicamente, se manifiesta
como una disminución de la entrada de aire y timpanismo en el hemitórax
comprometido y la presencia de enfisema subcutáneo. La magnitud de estos
hallazgos depende del volumen del neumotórax. Habitualmente, se expresaba
como un porcentaje del tamaño pulmonar en una radiografía de tórax de frente,
teniendo en cuenta la línea hemiclavicular. Sin embargo, desde el advenimiento
de la TAC se observa la escasa correlación entre la magnitud el neumotórax y
su expresión radiográfica (neumotórax oculto). El tratamiento consiste en la
colocación de un tubo de drenaje pleural (5° EI, línea medioaxilar), cuando el
neumotórax es mayor a 20% o cuando el paciente va a ingresar en ARM con
presión positiva.
b. Neumotórax a tensión
Es una lesión rápidamente mortal si no se resuelve inmediatamente.
Consiste en el desarrollo de un mecanismo valvular que permite la entrada
de aire a la cavidad pleural pero no su evacuación, generando un aumento
progresivo de la presión intratorácica que desplaza al mediastino con la
consiguiente disminución del retorno venoso y del gasto cardíaco. Clínicamente,
se caracteriza por dolor torácico, disnea, taquicardia, hipotensión, desviación
traqueal contralateral, disminución de la entrada de aire y timpanismo
ipsilateral. El tratamiento consiste en la descompresión inmediata con un
catéter teflonado, en el segundo espacio intercostal en la línea medioclavicular,
sin esperar la confirmación radiológica. Este procedimiento lo transforma
en un neumotórax normotensivo. Inmediatamente, se debe colocar un tubo
de drenaje pleural (5° EI, línea medioaxilar).
107
Capitulo III
c. Neumotórax abierto
Es debido a la presencia de una solución de continuidad en la pared
del tórax, que cuando tiene una superficie mayor a los dos tercios del diámetro
traqueal, compromete la función ventilatoria, ya que la lesión tiene menor
resistencia y el aire ingresa por el orificio (traumatopnea). El tratamiento
consiste en la oclusión de este defecto parietal con un apósito fijo en tres lados
para evitar que se comporte como una válvula unidireccional y se transforme
en un neumotórax hipertensivo. Posteriormente, se debe colocar un tubo de
avenamiento pleural (5° EI, línea medioaxilar) y reparar el defecto parietal.
Hemotórax
Es la manifestación más frecuente de las lesiones intratorácicas. Se
presenta entre el 70 y 80% de los casos. En un 20% pueden ser bilaterales.
La fuente de origen de la sangre puede ser el parénquima pulmonar, la pared
torácica (arterias intercostales, mamarias), el corazón y los grandes vasos. Las
lesiones originadas en zonas periféricas del pulmón producen hemotórax de
menor volumen y de desarrollo lento, ya que son secundarios a ruptura de
vasos de baja presión – pequeño circuito (25 mmHg). Las lesiones centrales o
108
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
Fig. N° 5 - Hemotórax
Fig. N° 6
Fig. N° 7
Tractotomía pulmonar:
Se utiliza en lesiones perforantes pulmonares con trayecto.
Objetivo: detener la hemorragia o escape de aire o eliminar tejido desvitalizado,
que no involucra las vías aéreas o los vasos hiliares pulmonares.
112
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
Indicaciones
Se debe valorar la real utilidad de la TDE de acuerdo al estado
fisiológico del paciente al ingreso. Se considera “ausencia de signos de
vida” cuando no existe tensión arterial detectable asociado a ausencia
de reflejo pupilar, ausencia de esfuerzo respiratorio o actividad eléctrica
cardiaca (signos de muerte clínica). Por otra parte, se consideran
“signos de vida” a la presencia de actividad eléctrica (ECG) con una
frecuencia > 40 lpm sin pulso o TAS irregistrable, presencia de reflejo
pupilar y/o esfuerzo respiratorio y score de Glasgow > 3. Se considera
que los traumatizados con actividad eléctrica sin pulso con menos de 40
latidos por minuto deben de ser declarados muertos en la escena o en el
departamento de emergencia.
En consecuencia, la TDE con pinzamiento de la aorta torácica
113
Capitulo III
115
Capitulo III
fisiopatológicas, como:
120
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
SHOCK SEVERO
Tanto la hipotensión arterial como los estados de bajo flujo
producidos por la hemorragia disminuyen el surfactante pulmonar y pueden
originar atelectasias, por lo cual aumenta aún más el trabajo respiratorio.
SDRA:
1. PaO2/FIO2 < 200
2. Infiltrados algodonosos bilaterales.
3. Ausencia de signos de IC (POAP < 18 mmHg)
4. Insuficiencia respiratoria aguda.
DIRECTAS INDIRECTAS
Neumonía Sepsis
Aspiración del contenido gástrico Shock hipovolémico
Contusión pulmonar Lesión por reperfusión
Ahogamiento Politransfusión
Inhalación tóxica
Sexo femenino.
ISS >20.
Fracturas múltiples.
Transfusiones múltiples.
Contusión pulmonar.
Control de la infección.
Eliminación del proceso subyacente.
Evacuación del pus y del exudado fibrinopurulento.
Obliteración del espacio pleural.
Reexpansión completa del pulmón.
Recuperación de la función pulmonar.
127
Capitulo III
129
Capitulo III
130
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
Shock
Hemorrágico
Traumático
Jorge A. Neira
Hugo García
Federico Nicolás Mazzini
131
Capitulo III
132
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
1. Introducción:
El shock se define como la reducción crítica de la perfusión tisular en la
cual existe un desequilibrio entre el aporte de oxígeno a los tejidos y su demanda,
comprometiendo la actividad metabólica celular que se manifiesta clínicamente
como disfunción orgánica. El shock hemorrágico es el más frecuente en el
paciente traumatizado, siendo las prioridades en su tratamiento la resucitación con
fluidos y el control del foco hemorrágico. En reglas generales, se considera que la
resucitación completa incluye: la reparación de la deuda de oxígeno, la eliminación
de la acidosis tisular y la restauración del metabolismo aeróbico en todos los tejidos.
Así, es importante considerar que existen pacientes que pueden impresionar
adecuadamente resucitados en función de la normalización de los signos vitales,
pero que presentan hipoperfusión tisular oculta (shock “compensado” o inminente)
que de persistir conduce al desarrollo de disfunción multiorgánica y muerte. Es
clave entonces el reconocimiento precoz de dicho estadio y su reversión.
La hemorragia constituye la segunda causa de muerte en los pacientes
traumatizados luego del traumatismo encefalocraneano (TEC) y es responsable de
entre el 30% y el 40% de las muertes, en particular, dentro de las primeras 24
horas. Se ha reportado que hasta el 80% de las muertes precoces intrahospitalarias
(primeras horas) son debidas a hemorragia. Asimismo, aproximadamente un 25%
de los pacientes con TEC tienen shock asociado y la presencia de hipotensión
incrementa la mortalidad de estos pacientes entre 2 y 3 veces.
133
Capitulo III
hemorragia oculta.
sugiere que, una vez aprobada por la FDA, los sustitutos de la sangre
pueden representar un próximo capítulo de la medicina transfusional
2. FISIOPATOLOGÍA
La homeostasis completa en el tratamiento del shock es imposible si
no se ha logrado una adecuada hemostasia. Las estrategias de resucitación con
líquidos previo al control del foco hemorrágico (la no resucitación lleva a la muerte
por exsanguinación) produce el lavado del coágulo (“pop the clot”) con mayor
sangrado, y, en consecuencia, la resucitación limitada, hipotensiva o retardada puede
ser beneficiosa, pero con resultados conflictivos. La resucitación no adecuada puede
acarrear una "deuda de oxígeno" en los tejidos, que se manifiesta como disfunción
de los distintos órganos o sistemas. La perpetuación de esta deuda determinaría la
irreversibilidad del shock, producida por daños persistentes en la microcirculación
y por la prolongación del mismo con hipoxia tisular, constituyéndose el
“fenómeno de no reperfusión”. Crowel estableció experimentalmente el punto
de irreversibilidad del shock cuando se produce una deuda de oxígeno > a 120ml/
Kg. El shock hipovolémico es un claro ejemplo de isquemia/reperfusión.
La respuesta inicial del aparato cardiovascular a la limitación crítica de la
perfusión consiste en un conjunto de reflejos que preservan el tono vascular y la
función cardíaca. La mayor actividad simpática incrementa la contractilidad y la
frecuencia cardíaca.
La descarga de catecolaminas, vasopresina y angiotensina, aumenta el
tono venular y arteriolar, incrementando el volumen central, el retorno venoso y la
tensión arterial. Al mismo tiempo, el flujo experimenta redistribución preferencial
desde los músculos esqueléticos, los tejidos subcutáneos y el lecho esplácnico hacia
el cerebro y el corazón. La vasopresina y el eje renina - angiotensina favorecen la
retención hidrosalina y mantienen la volemia.
A medida que el shock progresa estos mecanismos pierden eficacia. La
hipotensión restringe la perfusión coronaria y compromete el volumen minuto.
La elevación adicional de la resistencia vascular sistémica afecta el rendimiento
cardíaco por aumento de la post-carga ventricular.
La acidosis tisular (ácido láctico) y la generación de otros metabolitos
causan vasodilatación arteriolar agravando la hipotensión. Las sustancias
vasodepresoras se acumulan y causan en los lechos vasculares la pérdida del tono
de la microcirculación. Esta vasodilatación isquémica contribuye a una mayor
145
Capitulo III
CONTROL DEL
DAÑO
RESUCITATIVO
mortalidad.
Coagulopatía secundaria
Como comentamos, el paciente portador de un traumatismo múltiple
severo requiere con frecuencia la reposición de grandes volúmenes de fluidos y de
hemoderivados siendo necesario efectuar, en algunos casos, transfusión masiva.
Es importante recordar que la transfusión de sangre, per se, es un predictor
independiente confirmado de mortalidad, de admisión en la UCI, de mayor estadía
en la UCI y el hospital luego de controlar la severidad del shock por medio de la
determinación del DB, la lactacidemia y la anemia.
Se han reportado múltiples complicaciones relacionadas a la TM como: 1.-
Alteraciones metabólicas; 2.- Hipotermia; 3.- Toxicidad por citrato; 4.- Alteraciones
en el equilibrio ácido-base; 5.- Cambios en el nivel de potasio; 6.- Cambios en el
nivel de 2-3 DPG; 7.- Anormalidades plaquetarias; 8.- Cambios en la concentración
de factores de coagulación; 9.- Reacciones transfusionales; 10.- Transmisión de
infección; 11.- Enfermedad injerto - huésped; 12.- Inmunosupresión.
Dicha acción se ejerce a través de los efectos producidos por el
almacenamiento de la sangre (“lesión por almacenamiento”) o por los efectos
dilucionales sobre las plaquetas y los factores de coagulación. Clínicamente, se
produce sangrado microvascular que produce trasudación de sangre a través
de la mucosa, de las heridas o de los sitios de punción y petequiado generalizado.
Actualmente se reconoce que el tiempo de almacenamiento podría contribuir a
la aparición de efectos secundarios, pareciendo que existirían diferencias (aún no
concluyentemente demostradas) entre la infusión de unidades de GR < 14 días de
almacenamiento y aquellos que tienen ≥ 14 días.
Dentro de las consecuencias generadas por el “almacenamiento” se
encuentran: a.- hiperkalemia (de importancia en pacientes con insuficiencia renal),
asociada también a aumento de fosfato y amonio; b.- desviación a la izquierda de la
curva de disociación de la Hb y cambio en la deformabilidad de los glóbulos rojos
infundidos, desarrollo de microagregados, liberación de sustancias vasoactivas,
desnaturalización de las proteínas; c.- sobrecarga de volumen; d.- alcalosis metabólica
(transfusión de GR que captan K+ y metabolismo del citrato con hipokalemia
asociada) y e.- hipocalcemia. La sangre almacenada puede contener 30-40 mEq/l
de K+ en tres semanas. Desde el punto de vista clínico se ha demostrado que la
transfusión de sangre que no excede de 100-150 ml/min raramente se asocia con
alteraciones del K+.
El contenido de ácido láctico se incrementa durante el almacenamiento
de sangre con una caída del pH llevando a un descenso de la glucolisis y del 2-3
150
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
157
Capitulo III
158
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
159
Capitulo III
OBJETIVOS DE LA RESUCITACION.
Recientemente, se ha reportado que en una gran población de pacientes
traumatizados los valores de Hcto y Hb se comportaron de la misma manera
por lo que pueden utilizarse indistintamente. Sin embargo, no deben tomarse los
valores del Hcto o de la Hb para decidir la reposición de volumen en el contexto de
la hemorragia aguda sino las condiciones hemodinámicas del paciente. El valor del
Hcto o de la Hb iniciales deben tomarse como valores de referencia y las Guías de
Resucitación del Shock (Moore, 2006) recomiendan que una disminución de la
Hb inicial > 2 g/l (∆ > 6 puntos del Hcto) luego de la expansión con 2.000 ml de
cristaloides debería alertar sobre la necesidad de transfusión.
La adecuación de la resucitación puede determinarse mediante la
utilización de variables de oxigenación global, de la medición de la deuda de
oxígeno o mediante el monitoreo órgano específico.
Indicadores globales: Se trata de 1.- índices de consumo y disponibilidad
de oxígeno (VO2 y DO2) y 2.- Saturación y tensión de O2 venosa mixta (SvO2 y
pvO2) medida por saturometría venosa mixta contínua.
Medición de la deuda de oxígeno: Se evalúa mediante la determinación
de lactato (valores normales 1-2 mg%) y de déficit de base. La acidosis láctica
significa metabolismo anaeróbico. La magnitud de la acidemia láctica refleja la
severidad de la insuficiencia circulatoria y, en consecuencia, la dimensión de la
deuda de oxígeno, además de ser un predictor de la mortalidad. El rango normal
del déficit de base es hasta ± 3 mEq/l. Existe correlación entre los valores de
déficit de base y la magnitud del shock hemorrágico, a tal punto que la adecuación
de la resucitación con volumen puede evaluarse mediante este parámetro como
propone Davis (Déficit Leve -2 a -5 mEq/l; Moderado – 6 a -10 mEq/l y Severo
< a - 10 mEq/l).
Indicadores órgano-específicos: Se trata de 1.- pO2 tisular (subcutánea
o músculo-esquelética) y 2.- Monitoreo del lecho esplácnico o de la mucosa
intestinal. Una forma de evidenciar la presencia de isquemia mesentérica es la
utilización de la tonometría gástrica que consiste en colocar un balón gástrico que
permite ele equilibrio con el CO2 producido por la mucosa gástrica. La isquemia
mesentérica produce aumento del CO2 de la mucosa gástrica. Ya sea mediante
el cálculo del pHi (considerando que el bicarbonato arterial y el producido por
la mucosa gástrica son iguales y utilizando la fórmula de Henderson-Hasselbach)
o, más recientemente, determinando en forma seriada la presión parcial de CO2
del tonómetro y relacionándolo con el petCO2 (presión parcial de CO2 al final de
la espiración) y la paCO2 puede conocerse el estado de perfusión de la mucosa
gastrointestinal. Los pacientes que presentan isquemia mesentérica tienen aumento
160
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
Nivel 1 de evidencia:
• Los parámetros hemodinámicos estándar no cuantifican el grado de
trastorno fisiológico, por lo que se propone el uso del déficit de base
(DB), pHi y nivel de lactato para continuar la resucitación.
• La capacidad espontánea del paciente para conseguir niveles
supranormales de DO2 se correlaciona con mayor chance de
sobrevida.
Nivel 2 de evidencia:
• El tiempo de demora en la normalización del lactato, DB y pHi es
predictivo de sobrevida.
• La persistencia de un DB es indicador de complicación (por ejemplo
desarrollo de hemorragia o sindrome compartimental abdominal).
• El valor predictivo de DB es limitado frente a la intoxicación por
etanol, la acidosis metabólica hiperclorémica o la administración de
bicarbonato de sodio.
Nivel 3 de evidencia:
• El IVFDVD (índice de volumen de fin de diástole del ventrículo
derecho) es mejor indicador de la precarga que la PVD y la PCP.
• La medición de O2 o PCO2 muscular o subcutáneo identifica pacientes
que requieren reanimación adicional con riesgo de desarrollo de
FOM.
• Los niveles de bicarbonato pueden ser sustituidos por nivel del EB.
161
Capitulo III
Nivel II de evidencia:
• El objetivo de incrementar la DO2 se establece en el orden de
normalizar el DB, lactato o pHi en las primeras 24 horas post trauma.
• No hay algoritmos óptimos para la resucitación con fluidos, sangre o
derivados, inotrópicos o vasopresores.
Fundamentos científicos.
Disponibilidad de oxígeno.
Algunos autores efectuaron trabajos con buenos resultados. Shoemaker
revisó los perfiles hemodinámicos en pacientes quirúrgicos de alto riesgo,
observando que con un IC ≥ a 4,5 l/min/m2, DO2 ≥ a 600 ml/min/m2 y VO2 ≥
a 170 ml/min/m2 se lograba mayor supervivencia. Fleming estableció que cuando
los valores supranormales se alcanzaban en las primeras 24 horas se desarrollaba
menor porcentaje de falla orgánica y tiempo de internación.
Moore observó que los pacientes que no alcanzaban los objetivos en las
primeras 12 horas tenían mayor riesgo de desarrollo de FOM. Durham observó
que los pacientes resucitados en los términos enunciados por Shoemaker no tenían
mejor evolución comparados con parámetros convencionales. Velmahos observó
que en pacientes traumatizados la optimización temprana de la DO2 no mejoró
los resultados. Por lo tanto parece ser que los niveles de DO2 alcanzados son más
bien predictivos de evolución que objetivos de reanimación, y la optimización de
las variables hemodinámicas debe ser iniciada tan pronto como sea posible.
Parámetros hemodinámicos.
Los pacientes traumatizados pueden desarrollar disfunción cardíaca
oculta. Scalea ha propuesto un protocolo que incluye el monitoreo hemodinámico
invasivo en caso de pacientes añosos (mayores de 65 años) que han sufrido
traumatismo contuso, lo que permite determinar la presencia de shock oculto.
Cuando pacientes jóvenes, con trauma penetrante, y evidencias de hipoperfusión,
tratados con volumen, inotrópicos y transfusiones no normalizaron el lactato en la
162
Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
Lactato arterial.
Abramson ha observado que el tiempo necesario para normalizar el
lactato arterial es un importante factor pronóstico de sobrevida. La normalización
en menos de 24 horas equivale a supervivencia. La normalización en 24 a 48
horas se asocia con un 25 % de mortalidad, la no normalización post 48 horas se
correlaciona con una mortalidad del 86 %. Paralelamente, Manikas ha establecido
que el pico de lactacidemia + la duración de la misma se correlaciona con el
desarrollo de FOM. De manera entonces que el lactato se convierte en una guía
del esfuerzo resucitativo.
Tonometría gástrica.
El estómago ha sido llamado el “canario del cuerpo” (“the canary of the
body”). Cuando se ve comprometida la perfusión tisular, se privilegia el corazón y
el cerebro a expensas de la piel, músculo, riñón e intestino. La detección de isquemia
subclínica en dichos órganos permite determinar la necesidad de reanimación,
aunque el paciente pueda tener signos vitales normales. La tonometría gástrica
es un método que permite determinar un aumento de la PgCO2 o disminución
del pHi de la mucosa gástrica. Gys ha observado que un pHi menor a 7,32 se
relaciona con un 37 % de mortalidad. La persistencia de un pHi < 7.32 por más de
12 horas es un fuerte predictor de desarrollo de FOM y muerte.
Examen físico.
Kaplan ha analizado la capacidad de intensivistas para hacer diagnóstico
de hipoperfusión mediante la valoración de las extremidades. La presencia de
extremidades frías se asocia con bajo IC, pH, bicarbonato, SvO2 y lactato elevado.
Resumen.
165
Capitulo III
Lecturas Recomendadas
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Aspectos Particulares - Atención Inicial en el Trauma de Tórax
169
Capitulo III
170
Aspectos Particulares - Control del Daño Quirúrgico
Control
del Daño
Quirúrgico
Gustavo Tisminetzky
Andrea Potes
171
Capitulo III
172
Aspectos Particulares - Control del Daño Quirúrgico
Introducción:
Si bien, en 1908, Pringle describe por primera vez los principios
de la compresión y packing hepático para el control del sangrado venoso
portal, recién en la década del 80 varios autores (Feliciano, Stone, Mattox,
etc.) popularizaron su utilización. En 1993, Rotondo amplia las indicaciones
del packing y laparotomía abreviada comenzando a denominar el método
Control del Daño Quirúrgico.
Esta situación coincidió con el hecho de que, en los últimos 20
años, han mejorado los sistemas de rescate prehospitalario y de traslado, lo
que ocasionó que ingresaran en los hospitales pacientes que anteriormente
fallecían en la escena, en general víctimas de traumatismos de alta energía,
que por lo tanto presentaban lesiones de mayor complejidad y desarrollaban
un deterioro fisiológico más profundo. En ellos, el abordaje quirúrgico
clásico, con cirugía en un tiempo, se asociaba a una muy elevada mortalidad
intrahospitalaria por lo que la cirugía de Control de Daño encontró su lugar
mejorando la sobrevida de 11% a 77%.
Definición:
Se ha definido al control del daño como la estrategia quirúrgica
utilizada en casos de traumatismos graves con falla metabólica rápidamente
mortal y cuyo objetivo inicial no es la reparación definitiva de las lesiones
sino salvar la vida del paciente. La misma está basada en una secuencia
173
Capitulo III
Indicaciones:
Está indicada en pacientes politraumatizados graves (in extremis) que
presentan fallo metabólico caracterizado por la triada letal:
a) Acidosis metabólica
b) Hipotermia
c) Coagulopatía
Coagulopatía Hipotermia
Shock
Hipovolémico
Acidosis
pH < 7.18
T° < 33°C
TP > 16 seg.
APTT > 50 seg.
Trasfusiones > 10 U.
N° de factores Mortalidad
1 18 %
2–3 83 %
4–5 100 %
SELECCIÓN DE PACIENTES:
Si bien la presencia de la triada de la muerte fue la indicación inicial
para la cirugía de control del daño, dicha estrategia actualmente se indica en
un 10% de los pacientes que se someten a una laparotomía por trauma. Esta
estrategia está específicamente indicada en:
1. Trauma penetrante torácico o abdominal con hipotensión arterial
sistólica (< 90 mmHg).
2. Trauma abdominal contuso con hipotensión arterial sistólica (< 90
mmHg).
3. Fractura pélvica compleja con lesión intraabdominal con hipotensión
arterial sistólica (< 90 mmHg).
175
Capitulo III
4. Toracotomía de emergencia.
5. Lesión que requiera un procedimiento quirúrgico de duración
prolongada o lesión sangrante no pasible de reparación primaria.
6. Arritmias severas intraoperatorias
7. Necesidad anticipada de reevaluar el abdomen
8. Situaciones de necesidad como: a. presencia de víctimas múltiples
que requieren tratamiento quirúrgico y limitación extrema de
recursos; b. paciente que requiera inmediato tratamiento quirúrgico y
se encuentre en un centro de salud sin la complejidad necesaria para
el tratamiento definitivo. En este caso se efectuara cirugía de control
de daño y posterior derivación a un centro adecuado.
TÁCTICA:
Primer etapa:
Control de la hemorragia y la contaminación:
En líneas generales:
1. Control del sangrado mediante ligaduras, rafias, shunts vasculares
temporales, packing, resecciones de lesiones mayores sin
reanastomosis ni intento de preservación de los órganos.
2. Control de la contaminación: con ligaduras, cierre en monoplano
de perforaciones o clamps, drenaje externo pancreático o biliar.
3. Cierre temporal: se puede optar por cierre rápido de la pared en
forma completa o solo la piel o por un laparostoma contenido que
reduce el tiempo quirúrgico aun más y evita el probable síndrome
compartimental.
Lesiones Vasculares
Algunos vasos abdominales no toleran la ligadura por la isquemia
distal que se produciría. Tal es el caso de la aorta abdominal, la arteria
mesentérica superior y la vena cava retrohepática. En cambio, es tolerada la
ligadura de la vena cava infrarrenal, la arteria mesentérica inferior y el tronco
celíaco. La resolución dependerá de la experiencia, disponibilidad de recursos
y distancias para derivar el paciente.
Para aquellos vasos que no se puedan ligar se dispone de varias técnicas
(sutura para lesiones pequeñas o colocación de prótesis para las más grandes).
La utilización de shunts con tubos plásticos (endotraqueales, tubos de tórax,
sondas de polivinilo) permiten restablecer el flujo y hay reportes que relatan
que fueron dejados hasta cuatro días, sin necesidad de anticoagulación.
Es importante la experiencia del cirujano en técnicas vasculares. De
no conocerlas y si las distancias son relativamente cortas se puede recurrir
al empaquetamiento y realizar una pronta derivación tomando los recaudos
para que no decaiga la calidad de atención. El lugar de destino tiene que estar
avisado para que al paciente lo aguarde un equipo con capacidad para
efectuar procedimientos de cirugía vascular.
La arteria renal debe ser suturada si es posible. La ligadura con
177
Capitulo III
Bazo
Las lesiones severas del bazo que llevan a una exanguinación del
paciente se deben resolver mediante esplenectomía. Puede surgir duda cuando
son lesiones de múltiples órganos y entre ellas se encuentra involucrado el
bazo y el grado de lesión hace pensar que puede ser salvable. En estos casos se
debe poner la lesión en contexto. Un paciente multiinjuriado, con alteraciones
fisiológicas, coagulopatía e hipotermia quizás no sea el contexto adecuado
para salvar el órgano y en cambio se beneficie con una esplenectomía.
En lesiones tipo I o II, puede ser útil la sutura. La rotura de la cápsula
permite el uso de adhesivos o de una malla absorbible. El empaquetamiento
del órgano es un método a tener en cuenta.
Lesiones Genitourinarias.
Las lesiones vesicales se drenan mediante sonda tipo Foley y sutura
de la vejiga (cistostomía). Las lesiones ureterales requieren mucho tiempo
para cirugías reconstructivas, por lo cual el drenaje al exterior mediante sonda
178
Aspectos Particulares - Control del Daño Quirúrgico
Cierre abdominal
Si se decide postergar la resolución definitiva, se debe cerrar el
abdomen en forma temporaria cerrando exclusivamente la piel. Esta se
puede cerrar con pinzas de campo, ubicadas a una distancia de 1 cm entre sí.
Posteriormente, las pinzas se cubren con apósitos o películas plásticas. Otra
posibilidad es la sutura con nylon grueso.
El cierre del abdomen con una malla plástica, conocido como bolsa
de Bogotá, se realiza con una bolsa de irrigación urológica de 2000 ml suturado
a los bordes de la piel. Lo utilizó por primera vez en el año 1984, en Bogotá,
el Dr. Borráez.
Existen otros métodos, como la colocación de mallas absorbibles,
que tienen la ventaja sobre las de Marlex® que si son dejadas en su sitio
no producen la temible complicación de la fístula entérica, pero generan
eventraciones posteriores al cabo de los 2 o 3 meses, cuando se reabsorben.
Evitarían, debido a su tramado, el Síndrome Compartimental Abdominal. Las
mallas de Marlex® están asociadas a fístulas y a mayor índice de infección de
la herida. Por este motivo, no estarían indicadas para su colocación en estos
casos con la intención de dejarla en forma permanente.
Segunda etapa:
Reanimación en la UCI:
Se realiza un enérgico tratamiento para revertir la falla metabólica
mediante la eliminación de la triada mortal simultáneamente con el
mantenimiento de la disponibilidad adecuada de oxígeno en el paciente
con shock presente o inminente.
179
Capitulo III
Tercera etapa:
Reoperación programada
Tratamiento definitivo.
Este es el momento de llevar a cabo los procedimientos quirúrgicos
definitivos. Luego de la apertura de la pared se retiran las packs o pinzas
y se realiza una exploración detallada y completa de la cavidad buscando
lesiones inadvertidas, lavado de la cavidad y luego reparación definitiva
de todas las lesiones (suturas, by pass, resecciones, anastomosis, etc.). El
cierre puede ser dificultoso por el edema visceral, la dilatación de asas y
la retracción de la pared abdominal. Debe efectuarse un cierre definitivo
pero sin tensión utilizando mallas (de preferencia reabsorbibles) o injertos
autólogos. Existe un grupo de pacientes (12 a 13%) que requieren más de
una cirugía para completar la reconstrucción completa.
180
Aspectos Particulares - Control del Daño Quirúrgico
COMPLICACIONES:
La morbilidad del método es del 40 % y la mortalidad del 46 a 56 %.
Las causas de esta elevada morbilidad pueden ser:
Tempranas:
• lesiones inadvertidas (diafragma/ retroperitoneo)
• resangrado,
• sindrome compartimental,
• necrosis hepática por isquemia
Tardías:
• abscesos intraabdominales,
• fístulas biliares o intestinales,
• obstrucción intestinal,
• sepsis y falla multiorgánica.
182
Aspectos Particulares - Control del Daño Quirúrgico
Lecturas Recomendadas
1. American College of Surgeons Comittee on Trauma: Advanced Trauma
Life Support Program. Manual del Instructor - 2009.
2. BTLS (ex ITLS) (Basic trauma life support). Manual para Médicos
proveedores avanzados de emergencia. Capítulo del Colegio Americano
de Médicos de Emergencias, 3ra. edición.
3. Gómez Miguel A., Neira Jorge. Atención Inicial del Paciente
Politraumatizado. Asociación Argentina de Cirugía. Ed. Fundación
Rivero. Bs. As. 1998.
4 Guías de actuación en urgencias. Mayo Mir, M. ed. Panamericana. Año
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de Apoyo Vital Pre Hospitalaria en Trauma de la Asociación Nacional de
Técnicos en Urgencias Médicas (EUA), en colaboración con el Colegio
Americano de Cirujanos. 6ta. edición 2008.
6. Uribe Mario, Carvajal Carlos, Cavallieri Silvana: Trauma la Primera Hora.
Publicaciones Técnicas Mediterráneas. 1995.
183
Capitulo III
184
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
Pautas para la
Evaluación
y Tratamiento
del Paciente
con Traumatismo
de Cráneo
Jorge Neira
Daniel Ceraso
Ignacio Previgliano
185
Capitulo III
186
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
Introducción
El traumatismo encefalocraneano (TEC) es la principal causa de
muerte del paciente politraumatizado (50%) y más aún (60%) en las víctimas
de colisiones de vehículo a motor (CVM). En nuestra experiencia, 75% de
los pacientes con traumatismo múltiple internados en la unidad de Cuidados
Intensivos (UCI) presentan TEC de distinta gravedad. En los EUA, se produce
un TEC cada 15 segundos y una muerte por TEC cada 12 minutos. Si bien a
causa de las lesiones asociadas suelen internarse en UCI casos de TEC leve, es
sobre los graves donde el tratamiento intensivo ha logrado sus mayores éxitos.
Clasificación
De las numerosas clasificaciones clínicas, hemos adoptado la de
Genarelli. Esta clasificación se basa en el puntaje de la Escala de Glasgow
(GCS) (gráfico 1) al ingreso, luego de la resucitación inicial exitosa (TAM >
80 mmHg, PO2 > 60 mmHg) (gráfico 2).
Gráfico N° 2
I. Fracturas de cráneo:
1.- De la bóveda craneana
a.- Simples.
b.- Deprimidas.
2.- De la base del cráneo:
a.- Anteriores.
b.- Medias.
188
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
189
Capitulo III
FISIOPATOLOGIA
Cuando se produce un traumatismo existe un daño primario
anatómico que puede actuar directamente (daño por contacto), o por medio de
movimientos de aceleración/desaceleración. La lesión por contacto se produce
cuando un objeto golpea la cabeza y se manifiesta produciendo como daño
primario: laceraciones, fracturas de cráneo, hematomas extradurales (HED)
y algunos tipos de contusión cerebral y hemorragias intracerebrales. Las
lesiones por desaceleración se producen como consecuencia de movimientos
de la cabeza que conducen a gradientes de presiones entre los diferentes
compartimentos intracraneanos y cerebrales y por cizallamiento y fuerzas
de compresión y tensiles. Este fenómeno inercial produce dos de los más
graves tipos de daño: el hematoma subdural (HSD) por desgarro de venas
subdurales y la lesión axonal difusa (LAD). Las lesiones por contacto son
más frecuentemente producidas por caídas, asaltos o golpes directos sobre
el cráneo mientras que las lesiones por desaceleración se ven en víctimas de
colisión de vehículos a motor. Por este motivo, la lesión focal es 4 veces más
frecuente en los asaltos o caídas que en los traumatismos relacionados con el
tránsito.
Daño primario
En general, el paciente se presenta con laceración del cuero cabelludo
que puede ser fuente de importante pérdida de sangre, en especial si coexiste
laceración arterial o compromiso de los senos venosos. Según Graham,
la fractura de cráneo se presenta en el 3% de los pacientes en una sala de
emergencias, en el 65% de pacientes evaluados en salas de neurocirugía y en
el 80% de los casos fatales de TEC. 62% de pacientes con TEC severo tienen
fractura lineal de la bóveda que se prolonga en el 17% de los casos a la base de
cráneo. La fractura está limitada a la base en el 4% y en el 11% es deprimida.
En este último caso, existe mayor incidencia de epilepsia postraumática. Como
se verá más adelante, la presencia de fractura de cráneo aumenta el riesgo de
presentar una hemorragia intracraneana.
Contusión/laceración
La pioaracnoides se encuentra intacta en las contusiones y desgarrada
en las laceraciones. Su presentación es más frecuente en los polos frontales y
temporales dado que el cerebro se encuentra en contacto con prominencias
óseas, constituidas en este caso por la fosa anterior (hueso frontal) y la
fosa media (ala mayor del esfenoides). Se producen en las crestas de las
190
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
Hemorragias Intracraneanas
Gennarelli divide las hemorragias intracraneanas en: hematoma
extradural (HED), hematoma subdural (HSD), Hematomas intracerebrales y
estallido lobar.
Según Mahoney y Freytag, el HED se presenta en el 5 a 15% del
TEC fatal y 85% de los pacientes presentan fractura de cráneo. Son más
191
Capitulo III
Lesión secundaria
Además de la lesión primaria (daño anatómico) se produce en el
paciente portador de TEC una lesión secundaria provocada por hipoperfusión
tisular, hipoxemia, aumento de la PIC, etc. (gráfico 5). En estos casos,
las alteraciones focales o generalizadas que pueden resultar en cambios
neuropatológicos irreversibles pueden obedecer a dos causas: aumento de las
demandas metabólicas de oxígeno (CMRO2) o FSC inadecuado para dicha
demanda. Son causas de aumento de la CMRO2 la hipertermia o el status
195
Capitulo III
Modificado de Previgliano.
DIAGNOSTICO
La clínica y, en especial, la GCS permiten una rápida categorización
de los niveles de gravedad, que van a determinar los estudios a utilizar para
completar el diagnóstico. Como ya se ha descrito previamente, la evaluación
clínica debe completarse con un examen neurológico rápido después de
evaluar y estabilizar la Vía Aérea, la Ventilación y la Circulación (ABC del
ATLS®). Este miniexamen neurológico (D de Disability para el ATLS®),
significa evaluar el nivel de la conciencia (mediante GCS), la igualdad y
motilidad pupilar, los signos de lateralización motora y la actitud postural
(decorticación, descerebración). Interesa tener en cuenta, en particular, el
valor motor del GCS, ya que se asocia con el pronóstico del paciente.
Las pupilas normales miden entre 2 y 4 mm. Se dice que el paciente
presenta anisocoria cuando la diferencia de tamaño de las mismas es mayor
de 1 mm. Debe recordarse que el paciente puede haber recibido medicación
con efecto sobre las pupilas como los opiáceos o las sustancias con efecto
atropínico (atropina, antiespasmódicos, tricíclicos, antihistamínicos, etc.).
Posteriormente y una vez completado el examen inicial del paciente
se realizará la semiología completa del cráneo buscando hundimientos,
hematomas, lesiones del cuero cabelludo y pérdidas de sangre o líquido
cefalorraquídeo por narinas o conductos auditivos externos. Son signos
de lesión de base de cráneo: la otorragia/otorraquia (fractura lateral del
peñasco), el hemotímpano (fractura medial del peñasco), la rinorragia/
198
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Revisaremos primero el diagnóstico por imágenes y luego los
principales estudios neurofisiológicos.
con TEC presenta una fractura de cráneo tiene una posibilidad casi 20 veces
mayor de tener un hematoma intracraneano que el que no la presenta.
202
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
Fig. 2 - Lesión difusa III Cisternas comprimidas sin desplazamiento de la línea media
203
Capitulo III
204
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
206
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
* Electroencefalograma:
Permite diferenciar entre síndrome de enclaustramiento y estado
vegetativo persistente. El EEG continuo de 24 hs es un método de
monitoreo que permite el diagnóstico de crisis comiciales postraumáticas
sin manifestaciones clínicas. Es de gran ayuda para evaluar la terapéutica
con tiopenthal, ya que la dosis que debe utilizarse es la necesaria para abolir
parcialmente la actividad eléctrica cerebral (“burst suppression”). También
es de utilidad para evaluar convulsiones en el paciente sedado y relajado ya
que aún sin tener actividad motora puede tener descargas eléctricas visibles
en el EEG y de esta forma marcar la necesidad de tratamiento anticomicial.
Actualmente, es posible monitorear la actividad eléctrica cerebral en forma
continua mediante la Secuencia Espectral Comprimida (CSA – Compressed
Spectral Array) desde un monitor de cabecera en las UCIs. La CSA transforma
las ondas del EEG en un gráfico de frecuencia y amplitud de ondas. Es útil en
el seguimiento del paciente en coma.
* Potenciales evocados:
Los potenciales evocados han sido utilizados para mejorar los
elementos predictivos en el paciente con TEC severo durante más de 10
años, ya que las alteraciones funcionales son difíciles de evaluar por medio de
imágenes o por la medición de PIC. Los que se utilizan con mayor frecuencia
son los potenciales evocados somatosensitivos (PESS) y los potenciales
evocados auditivos de tronco (PEAT). Los PESS permiten el diagnóstico de
función cortical y el seguimiento evolutivo del estado vegetativo persistente
(EVP). Los PEAT, también llamados de tronco cerebral, permiten el
diagnóstico y pronóstico de las lesiones de tronco, así como el diagnóstico
de certeza de muerte cerebral. Se ha reportado la utilidad de los potenciales
evocados multimodales en la determinación de mayor seguridad pronóstica
que el examen clínico.
El hecho de que muchos pacientes portadores de TEC severo
deban ser ventilados mecánicamente, siendo necesario para ello que se
encuentren bajo los efectos de hipnóticos, analgésicos y, eventualmente,
relajantes musculares, con la consecuente dificultad de efectuar la evaluación
clínica neurológica, agrega a esta metodología diagnóstica una gran utilidad,
probablemente porque los PESS evalúan toda la extensión longitudinal del
neuroeje mientras que los PEAT lo hacen solamente con el tronco cerebral.
Como es lógico suponer, la integridad anatómica y funcional del
tronco cerebral es una condición necesaria para la sobrevida útil del individuo
207
Capitulo III
FACTORES PRONOSTICOS
De acuerdo a los datos del NTCDB de EUA y a los de nuestras
propias bases de datos de los Hospitales del Gobierno de la Ciudad de Buenos
209
Capitulo III
Aires Cosme Argerich y J.A. Fernández estos son los factores pronósticos
más relevantes:
1. - Edad:
Tres grupos etarios muestran diferencias significativas: hasta 20 años,
de 20 a 40 años y más de 60 años, con mayores porcentajes de sobrevida
y buena recuperación a menor edad. Con el análisis multivariado, la edad
aparece como factor independiente de pronóstico.
2. - GCS:
Debe tomarse en cuenta el mejor puntaje luego de la resucitación
inicial. Se ha comunicado mayor porcentaje de mortalidad (80%) con GCS <
7, con mayor porcentaje de malos resultados (Estado vegetativo persistente y
Muerte; GOS 2 y 1). Debe tenerse en cuenta que cuando el paciente ingresa al
departamento de urgencia se debe efectuar el Trauma Score Revisado (TSR)
teniendo en cuenta la TA, la FR y el GCS. Este GCS está influido por la
posible hipoxemia e hipotensión que el paciente puede presentar y no debe
ser tenido en cuenta para el pronóstico. Una vez compensado el paciente se
tomará el GCS que servirá como herramienta pronóstica.
25% en las mejores series publicadas sin aumentar las secuelas graves. Esto
también es válido para considerar la demora en el inicio del tratamiento
intensivo, pues las series que muestran 25% de mortalidad en TEC graves, se
refieren tanto a pacientes con o sin tratamiento quirúrgico.
Gráfico N° 9 - Diferentes métodos de tratamiento del TEC grave.
Superior Onda alfa, A, Plateau o meseta (Nótese el incremento brusco y sostenido de la PIC).
Medio ondas beta o B (Nótese incremento y descenso brusco, en aguja). Inferior ondas C,
reflejo de las ondas de Traube Hering de pulso arterial.
Propone:
Mantener PPC a un promedio de 80-85 mmHg, si es necesario
con drogas vasoactivas.
Tatar de disminuir la PIC con drenaje del LCR, manitol, etc.
Hiperventilar sólo en momentos de descompensación. También
McGraw coincide con esta sugerencia de PPC > 80 mmHg.
TRATAMIENTO INTENSIVO
Recientemente, en 2007, se actualizaron las Guías para la
evaluación y tratamiento del TEC grave publicadas, originalmente,
en 1997 y confeccionadas por un comité de expertos de la Brain
Trauma Foundation dependiente de la Asociación Americana de
Neurocirujanos. Las mismas surgieron como necesidad luego de una
encuesta realizada en 270 centros de trauma nivel I a III, que reveló
que el 40% manejaba mal a estos pacientes. El criterio para desarrollar
estas guías se basó en las normas de la medicina basada en la evidencia
de acuerdo a los siguientes parámetros:
216
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
Guías:
Todas las regiones de E.U.A deben tener un sistema de trauma
organizado.
Opciones:
Los neurocirujanos deben iniciar el plan de neurotrauma, incluyendo
el manejo prehospitalario y el triage, mantener un sistema de llamadas
apropiado y revisar las HC de los traumatizados con el fin de mejorar la
calidad y participar en programas de educación en trauma.
Los Servicios de Trauma deben tener un servicio de neurocirugía
activo o pasivo, un quirófano disponible y completo, terapia intensiva,
laboratorio y TAC inmediatamente disponible.
En los medios rurales se debería entrenar a un cirujano general para
la evaluación y atención inicial del neurotrauma, incluyendo el tratamiento
quirúrgico de un hematoma extradural que comprometa la vida.
Guías:
La hipotensión (TAS < 90 mmHg) y la hipoxia (cianosis o apnea
en la escena o PO2 < 60 mmHg) deben ser escrupulosamente evitadas,
si es posible, o corregidas inmediatamente.
Opciones:
la TAM debe ser mantenida por encima de 90 mmHg a lo largo
de toda la evolución del paciente para tratar de mantener una PPC > 70
mmHg.
218
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
Guías:
El monitoreo de PIC es apropiado en los pacientes con GCS
3 a 8 luego de una adecuada RCP y una TC anormal (hematomas,
contusiones, edema o cisternas de la base comprimidas). También
está indicado si tiene TC normal pero con dos o más de los siguientes
hallazgos al ingreso: edad > 40, posturas motoras uni o bilaterales o
TAS < 90 mmHg.
El monitoreo de PIC no se indica rutinariamente en los pacientes
con GCS 9 a 15. Sin embargo el médico puede elegir monitorizar la PIC
en algunos pacientes conscientes con lesiones traumáticas con efecto de
masa.
Guías:
El tratamiento de la presión intracraneal debe realizarse en un
umbral superior de 20-25mmHg.
Opciones:
La interpretacion y tratamiento de la PIC basados en cualquier
umbral debe ser corroborado con el examen clínico frecuente y los
datos de la PPC.
219
Capitulo III
Cuadro N° 8 bis
Lugar Método Infección Hemorragia Disfunción %
IP 4- Microprocesado* 16.6 0 ND
5- Fibra óptica** 11.7 2.8 20.5
SA 6- Trasductor ext. 5 0 16
SD 7- Microprocesado* ND ND 30
8- Fibra óptica** No disponibles
9- Trasductor ext. 3.8 0 10.5
220
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
Opciones:
La PPC debe ser mantenida en un mínimo de 70 mmHg.
Los resultados de la recuperación de los pacientes de estudios
prospectivos en los que la PPC fue activamente mantenida por encima
de 70 mmHg muestran una reducción substancial en la mortalidad (35%
vs 40%) y en la morbilidad (54% vs 37%) comparados con el Traumatic
Data Bank.
Norma:
En ausencia de hipertensión endocraneana, la HV (PCO2 < 25)
crónica y prolongada debe ser evitada luego de un TEC.
Guía:
Debe evitarse el uso de HV profiláctica (PCO2 < 35) durante
las primeras 24 hs del TEC, debido a que puede comprometerse la
perfusión cerebral debido a que el FSC se encuentra reducido en ese
momento.
Opciones:
La HV puede ser necesaria, por corto período, ante deterioro
neurológico agudo o cuando la HEC es refracteria a otros tratamientos.
En ese caso se recomienda monitorizar la SjO2, DayO2 y FSC para
identificar la isquemia cerebral, sobre todo con PCO2 < 30).
221
Capitulo III
Guía:
El manitol es efectivo para el control de la PIC aumentada luego
del TEC grave. Datos limitados sugieren que es mejor su administración
en bolos más que en infusión continua. El rango efectivo de dosis es de
0.25 a 1 g/kg.
Opciones:
Las indicaciones para el uso de manitol antes del monitoreo de
PIC son el deterioro agudo o los signos de herniación transtentorial, no
atribuibles a patología sistémica. Debe evitarse la hipovolemia mediante
el reemplazo de fluídos. La osmolaridad debe mantenerse por debajo de
320 mOsm para evitar la IRA. Una sonda versical es imperiosa en estos
pacientes.
Guía:
Se debe considerar el uso de altas dosis de barbitúricos en los
pacientes con TEC grave con HEC refractaria al máximo tratamiento
médico y/o quirúrgico para controlar la PIC elevada, que estén
hemodinámicamente estables y con posibilidades de sobrevivir.
222
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
Norma:
No se recomienda la utilización profiláctica de fenitoína,
carbomazepina o fenobarbital para prevenir las convulsiones
postraumáticas tardías.
Opciones:
Los anticonvulsivantes pueden ser utilizados para prevenir las
convulsiones postraumáticas tempranas en pacientes de alto riesgo. Sin
embargo, la evidencia disponible no indica que mejoren la sobrevida.
Guías:
Reemplazar el 140% del metabolismo de reposo en los pacientes
no paralizados, utilizando fórmulas enterales o parenterales que
contengan al menos un 15% de las calorías como proteínas, después
del séptimo día del TEC.
Opciones:
Se prefiere la utilización de la alimentación yeyunal por
gastroyeyunostomía, debido a que permite evitar la intolerancia gástrica
y a la facilidad de uso.
a. Hipotermia profiláctica
i. No está indicado su uso.
b. Profilaxis de la infección
i. Uso de antibióticos antes de intubación (guía).
ii. Traqueostomía precoz (guía).
iii. No es necesario el cambio rutinario de catéteres
ventriculares para disminuir la infección
(recomendación).
iv. Extubar los pacientes lo antes posible
(recomendación).
Craniectomía descompresiva
No hay estudios aleatorizados que muestren la utilidad de esta
herramienta terapéutica.
Está indicada cuando el cirujano no puede recolocar la plaqueta al
final de la cirugía por hipertensión endocraneana o cuando hay hipertensión
intracraneana refractaria.
Los diferentes reportes de series de casos muestran mortalidades
entre 40 y 86%, menor cuando más temprana es la indicación. En nuestra
experiencia en el Hospital Fernández, encontramos que la mortalidad es
del 46 %, con una mayor incidencia de meningitis, hidrocefalia, neumonía
asociada al respirador y shock séptico en las tardías y de muerte encefálica en
las tempranas.
Indometacina
La indometacina provoca vasoconstricción y disminución secundaria
de la PIC. La dosis de carga es de 50 mg diluídos en 100 ml de SF a pasar en
20 minutos y el mantenimiento oscila entre 11 y 30 mg/hora.
Conclusión
En la figura 9 se observan los cuatro modelos de tratamiento
utilizados en la actualidad. Si bien en apariencia son diferentes, todos ellos
233
Capitulo III
234
Aspectos Particulares - Evaluación Neurológica, TEC
Lectura Recomendada
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2. Aaslid, R; Markwalder, T and Nornes, H. Non invasive transcranial
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Capitulo III
245
Capitulo III
246
Aspectos Particulares - Traumatismos Raquimedulares
Traumatismos
Raquimedulares
Jorge Shilton
Nilda Goldenberg
247
Capitulo III
248
Aspectos Particulares - Traumatismos Raquimedulares
Epidemiología
En los Estados Unidos la incidencia del trauma espinal ha sido
estimada en más de 14.000 nuevos casos por año (National Spinal Cord
Injury Data Research Center), de los cuales aproximadamente 10.000
sobreviven al evento inicial. Existe un neto predominio en sujetos jóvenes,
de allí el enorme impacto económico y social resultante. Alrededor del
50% de los pacientes son menores de 25 años y el 80% pertenece al
sexo masculino. De los traumatismos graves, casi la mitad corresponde a
lesiones completas, con pérdida de las funciones motoras y sensitivas, y la
mayoría de ellas compromete el raquis cervical. El 10% de estos individuos
fallecen durante su internación y la mitad de ellos durante el primer mes.
Las principales causas de lesión medular se atribuyen a colisiones
vehiculares (40-50%), particularmente de alta velocidad, siguen en
frecuencia las caídas de altura, traumas deportivos, especialmente
secundarios a zambullidas, heridas penetrantes (proyectiles, arma blanca),
etc.
La mayoría de los traumatismos raquimedulares resultan de
fuerzas de flexión, extensión, compresión axial, rotación, distracción,
flexión lateral y cizallamiento, casi siempre asociando dos o más vectores
de fuerza. El daño medular es indirecto, consecuencia de la lesión del
raquis, por compresión o laceración de la médula a partir de una luxación
vertebral, disco herniado o fragmentos óseos. La sección anatómica de
249
Capitulo III
Manejo inicial
El manejo inicial del traumatismo raquimedular debe comenzar
en el lugar del traumatismo, e incluye la estabilización clínica inicial:
permeabilidad de la vía aérea, ventilación, circulación (ABC: airway
assessment, breathing, circulation)
La broncoaspiración y la hipotensión arterial constituyen las
principales causas de muerte antes de la llegada al hospital. La permeabilidad
de la vía aérea es crucial: si la ventilación no es adecuada, el paciente
debe ser intubado en el lugar del traumatismo antes de ser transportado al
hospital. Este procedimiento debe ser efectuado con el cuello en posición
neutra; la intubación oral o nasal, más allá de las controversias, dependerá
de la destreza y experiencia del operador.
La hipoxia es otro de los factores responsables de la lesión
medular secundaria.
En lesiones medulares que afectan los segmentos cervicales 3º
a 5º puede comprometerse la función diafragmática. La actividad de los
músculos intercostales puede ser deficiente en lesiones cervicales, con
consiguiente reducción de la capacidad vital.
250
Aspectos Particulares - Traumatismos Raquimedulares
Evaluación radiológica
Esta evaluación está dirigida a la identificación de lesiones óseas,
discoligamentarias, medulares y radiculares. Incluye:
a) Radiología simple
- Radiología dinámica (flexión-extensión)
b) Tomografía computada
c) Resonancia magnética
Tratamiento
Las lesiones medulares han sido objeto de un sinnúmero de
tratamientos médicos (hormonas tiroideas, naloxona, gangliósidos,
metilprednisolona, etc.), todos ellos se han revelado absolutamente ineficaces
en el manejo de la contusión y el edema. En todo caso, la terapéutica debe
estar orientada a evitar la hipoxia y la hipotensión arterial, causas de una
cascada de fenómenos bioquímicos que incrementan el daño inicial a través
de la lesión medular secundaria.
Las lesiones del raquis pueden ser estables o inestables. De acuerdo
con White y Panjabi, una columna es estable cuando es capaz de soportar una
carga fisiológica sin que se produzca dolor, déficit o deformación.
De modo esquemático, se podría afirmar que las lesiones estables
del raquis con efecto compresivo sobre la médula y sus vasos y las lesiones
inestables son de tratamiento quirúrgico.
Dentro de las primeras se deben considerar las hernias discales
traumáticas, hematomas epidurales, proyectiles, y proyectiles secundarios
desplazados hacia el interior del canal. En este grupo quedan comprendidas
las fístulas de LCR por heridas penetrantes.
Las lesiones inestables incluyen fundamentalmente las lesiones
discoligamentarias, las lesiones óseas con luxaciones recurrentes luego de la
inmovilización, las fracturas conminutas con desplazamiento de fragmentos,
las que evolucionan con deformidad progresiva del raquis y compresión de las
estructuras nerviosas (cifosis).
En la mayoría de las lesiones de este grupo el objetivo de la cirugía
es la descompresión, alineación y estabilización definitivas, de manera tal de
impedir que, ante una movilización o un segundo traumatismo, se constituya
una lesión completa e irreversible, y en el caso que ésta ya se hubiera producido
de resultas del evento inicial, la estabilización tendrá por finalidad permitir
una rápida movilización y rehabilitación y reducir el riesgo de infecciones
respiratorias y escaras de decúbito.
De acuerdo con su topografía deben considerarse las lesiones
cervicales, dorsales, lumbares y sacras. Cabe destacar que, a los efectos del
tratamiento, se las agrupará en cervicales, toracolumbares y sacras por las
características que comparten y por el abordaje requerido. A su vez, dentro de
las cervicales, las lesiones del raquis cervical superior (C1-C2) y las del raquis
cervical inferior (C3-C7) merecen ser analizadas separadamente.
252
Aspectos Particulares - Traumatismos Raquimedulares
- Dislocación occípito-atloidea
Raquis - Fractura de cóndilos occipitales
cervical - Fracturas de atlas
superior - Disrupción del ligamento transverso
- Fracturas del axis
Raquis
cervical
Raquis - Fracturas
cervical - Luxaciones
inferior - Entorsis
(C3-C7) - Dislocaciones
Raquis - Fracturas
toracolumbar - Fractura-Dislocación
DISLOCACIÓN OCCÍPITO-ATLOIDEA
Inmediata inmovilización externa
Fijación occípito-cervical
u occípito-C2 ó C3 con injerto
Inmovilización externa
con halo (3 meses)
FRACTURA DE
CÓNDILOS OCCIPITALES
253
Capitulo III
FRACTURAS
DEL ATLAS
Fractura aislada de arco anterior
ó posterior
Fractura en tres puntos
Fractura en dos puntos
Fractura de masas laterales
(sin ruptura del ligamento
transverso)
Inmovilización externa
con collar (3 meses)
Fractura de Jefferson
(4 puntos)
Fractura de masas laterales
(con ruptura del ligamento
transverso)
254
Aspectos Particulares - Traumatismos Raquimedulares
AXIS
FRACTURA BIPEDICULAR ESTABLE
Fractura no desplazada
Fractura con desplazamiento
menor de 3mm
AXIS
FRACTURA BIPEDICULAR
INESTABLE
Inmediata inmovilización
externa con halo
AXIS
FRACTURAS CORPORALES
ESTABLES INESTABLES
Fractura estallido
Fractura Avulsión
Fractura Transversa
Fractura Sagital
Reducción
(+) (-)
Inmovilización Descompresión
Collar de Philadelphia externa (3 meses) y fijación anterior
(3 meses) C2-C3
255
Capitulo III
AXIS
FRACTURA DE ODONTOIDES
APEX
Collar de Philadelphia
2 meses
AXIS
FRACTURA DE ODONTOIDES
BASE
Reducción
Estable Inestable
(luxación recurrente)
Halo vest
4 meses Atornillado
odontoideo
AXIS
FRACTURA DE ODONTOIDES
CUELLO
Reducción y colocación de halo vest
Fijación quirúrgica
256
Aspectos Particulares - Traumatismos Raquimedulares
Fractura de cuello.
Atornillado odontoideo.
AXIS
FRACTURAS ANTIGUAS DE ODONTOIDES
Callo óseo hipertrófico
Pseudoartrosis con compresión anterior
por tejido de granulación
257
Capitulo III
Atornillado odontoideo +
halo vest (4 meses) Atornillado odontoideo +
o Atornillado posterior de las
Atornillado posterior de masas masas laterales
laterales de C1-C2
o
Artrodesis occípito-cervical
2 meses
258
Aspectos Particulares - Traumatismos Raquimedulares
Corporectomía
+ injerto y
fijación quirúrgica
Collar cervical
(3 meses)
259
Capitulo III
FRACTURAS CORPORALES
C3 –C7 FRACTURA ESTALLIDO
Abordaje anterior
Corporectomía + injerto y
fijación anterior
ENTORSIS C3 C7
IRM
Collar de philadelphia
1 ½ mes Fijación anterior
(Discectomía + injerto
+
placa atornillada)
261
Capitulo III
ENTORSIS C3 C7
IRM
Abordaje anterior
Fijación anterior
(Discectomía + injerto + placa atornillada)
LUXACIONES C3 C7
IRM
Fijación anterior
(Discectomía +
Reducción y injerto +
fijación placa atornillada)
quirúrgica
262
Aspectos Particulares - Traumatismos Raquimedulares
DISLOCACIONES C3 C7
(con bloqueo facetario)
IRM
(+) (-)
Reducción Abordaje Abordaje
(+) (-) anterior posterior
facetectomía
Fijación anterior Abordaje
(Discectomía + posterior Discectomía
injerto + facetectomía y y fijación Reducción
placa atornillada) fijación posterior anterior
Fijación
+ Fijación anterior posterior
(Discectomía +
injerto +
placa atornillada) + Fijación
anterior
(Discectomía +
injerto + placa
atornillada)
FRACTURAS TORACOLUMBARES
FRACTURAS POR COMPRESIÓN
Fractura impactación (sin cifosis)
Fractura estallido
(sin déficit neurológico)
263
Capitulo III
FRACTURAS TORACOLUMBARES
FRACTURA IMPACTACIÓN
Compresión del cuerpo vertebral
> al 50%
Cifosis > a 40º
Fx múltiples a niveles contiguos
con cifosis total > a 60º
Cifosis progresiva
Reducción (distracción) y
fijación por vía posterior
FRACTURAS TORACOLUMBARES
FRACTURA ESTALLIDO
Con déficit neurológico Fracturas de la
Compromiso del canal > al 50% charnela toracolumbar
Pérdida de altura del cuerpo > de
40%
Cifosis > a 30º Severo compromiso
de las 3 columnas
FRACTURAS TORACOLUMBARES
FRACTURAS TRANSVERSAS
(por distracción)
ligamentaria
Inmovilización con
corset TLS (4 meses)
Reducción y fijación
quirúrgica por vía posterior
FRACTURAS TORACOLUMBARES
FRACTURA-DISLOCACIÓN
Y POR CIZALLAMIENTO
FX MULTIDIRECCIONALES
CON TRASLACIÓN
A-P, LATERAL Y ROTACIONALES
Con o sin déficit neurológico
266
Aspectos Particulares - Traumatismos Raquimedulares
FRACTURAS SACRAS
Fractura alar Fracturas del canal central
Fractura foraminal Fracturas verticales
(Excepto doble fract. Fracturas a nivel de S1 ó S2
vertical o (con inestabilidad y/o
déficit radicular persistente) déficit)
Transversas distales
Fractura del canal central
(Sin déficit ni inestabilidad) Estabilización pélvica
267
Capitulo III
Lecturas Recomendadas
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269
Capitulo III
270
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
Hipotermia
Marcelo Parada
271
Capitulo III
272
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
273
Capitulo III
SensoresFrío/Calor
Frío/Calor-
Centrales / Periféricos
Centrales/Periféricos
Haz
Tº Espinot.
Lat.
Sangre
Sangre Termostato
Termostato o Regulador
Regulador
Central
Central
Nucleo Preóptico/Hipotálamo
/Hipotálamo
Vasculares
Vasculares
Efectores
Efectores Cutáneos
Cutáneos
Comportamiento
Comportamiento Metabólicos
Metabólicos
274
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
275
Capitulo III
276
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
1.
2.
3.
4.
277
Capitulo III
278
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
279
Capitulo III
SENSOR
DENTRO DE
TABULADURA
280
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
281
Capitulo III
282
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
1.
2.
3.
4.
283
Capitulo III
284
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
285
Capitulo III
286
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
Fluidos a 40-42ºC Relativamente fácil Aporta poco calor 1.2 + 0.7ºC/hr Prehospitalario portátil Todos, en especial
Es bien central Limitado en medio (Valor mayor es intubado) (Res-Q-Aire®) Moderada y Severa
(tronco de encéfalo) extrahospitalario Hospitalario de baja alta
Suma a otros complejidad
procedimientos
Todas las edades
Lavado Gástrico Relativamente fácil Ideal requiere 0.3ºC en adulto 70 Kg. si Prehospitalario portátil Todos, en especial
Es bien central (tronco equipamiento se infunde 1 lt e improvisado Moderada y Severa
de encéfalo) de mediano costo Hospitalario de baja a
Suma a otros procedi- Limitado por estado alta complejidad
mientos de hidratación
Todas las edades
Lavado Peritoneal Relativamente fácil Poca superficie 1-2ºC/hr Hospitalario Mediana Severa
Rápido para montar intercambio y alta complejidad
Bajo costo Sobrehidratación
Aspiración si no intubado
Lavado Pleural Mucha superficie Requiere técnica 1-3ºC/hr Hospitalario Mediana Severa
intercambio quirúrgica aséptica y alta complejidad Severa + PCR
Relativamente fácil Intoxicación por
Hace diálisis de tóxicos drogas + hipotermia
y drogas
Puede hacerse RCP
simultáneo
Circulación
Extracorpórea
EVR (Venovenoso) Relativamente fácil Debe mantenerse TA 5ºC/hr Hospitalario Mediana Moderada y Severa
Rápido para montar mayor 60 mmHg y alta complejidad Severa + PCR
Bajo a Mediano costo No apto niños
No heparina
RCP simultáneo
Apto trauma
Hemodiálisis Relativamente fácil Necesita bomba 2.1ºC Hospitalario Mediana Moderada y Severa
Apto niños y alta complejidad Severa + PCR
Rápido para montar
Bajo a mediano costo
No heparina
RCP simultáneo
No necesita bomba
Apto Trauma
BCE con Bypass Relativamente fácil Requiere equipamiento 1.16-3.6ºC/hr Hospitalario Mediana Moderada y Severa
(Bomba Circulación Rápido para montar hemodiálisis y alta complejidad Severa + PCR
Extracorpórea) Mediano costo Alteración hemodinámica Intoxicación por
No heparina importante drogas + hipotermia
RCP simultáneo Requiere TA adecuada
Bomba a veces
Hace diálisis de tóxicos
y drogas
El más eficaz y rápido Costos y complejo 6-10ºC/hr Alta complejidad con Severa
Oxigena y perfunde Necesita personal Cirugía Cardiovascular Severa + PCR
Ideal PCR especializado
Apta niños Heparinización si guías no
son pre-heparinizadas
No apto trauma
287
Capitulo III
Agradecimientos
Agradezco a los Dres. Daniel Ruiz, Teresa Kantolic y Alfredo
Verni por su revisión y crítica de este trabajo. También mi mayor gratitud
por los aportes de conocimientos a los Dres. Juan Manuel Perez, Gustavo
Podestá y Ken Zafren. Finalmente agradezco a Pedro Dal Bó por la
búsqueda y envío de material bibliográfico.
El autor declara no tener ningún conflicto de interés con los
materiales, técnicas y equipamientos mencionados.
288
Aspectos Particulares - Exposición / Hipotermia
Lecturas Recomendadas
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291
Capitulo III
292
Trauma Pediátrico
CAPITULO IV
Atención
Inicial del
Trauma
Pediátrico
Raúl E. Gómez Traverso
Pablo Neira
293
Capitulo IV
294
Trauma Pediátrico
1. INTRODUCCIÓN
Los traumatismos en pediatría representan un gran desafío en la salud
pública, considerándolo una enfermedad que ocasiona un serio problema de
salud mundial debido a la pérdida de material humano, afectación familiar y
alto costo socioeconómico. Según un informe del año 2008 de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y el UNICEF, cada día mueren más de 2000 niños
debido a lesiones no intencionales, y cada año se internan decenas de millones
con lesiones que a menudo los dejan discapacitados para toda la vida. Además
de las 830.000 muertes anuales, millones de niños sufren lesiones no mortales
que a menudo necesitan hospitalización y rehabilitación prolongadas. En la
República Argentina, las lesiones por causas externas son la primera causa de
muerte en el rango etario de 1 a 34 años - Ministerio de Salud, 2007.
La experiencia ha demostrado que las mejores posibilidades de
supervivencia se logran cuando estos pacientes reciben cuidados óptimos
en las primeras horas de producido el trauma, reduciéndose la mortalidad y
morbilidad gracias a la atención médica en centros pediátricos especializados,
además de una política adecuada en prevención del trauma.
En el adulto la curva de mortalidad por trauma es “trimodal”, con
un primer modo constituido por muertes inmediatas, un segundo modo
correspondiente a la primera hora de producido el traumatismo (hora de oro),
y un tercer modo alejado, que representa la mortalidad asociada a sepsis y/o
falla multiorgánica.
295
Capitulo IV
2. TRIAJE
La categorización mediante un score de trauma en el sitio del evento
traumático es un componente mayor en el funcionamiento del sistema regional
del cuidado de la víctima traumatizada. La utilización de escalas o sistemas
pronósticos al ingreso en el hospital permite estratificar a los pacientes
traumatizados en grupo de riesgo homogéneos, detectando precozmente
aquellos que van a necesitar un mayor esfuerzo terapéutico. Las escalas más
utilizadas en los pacientes pediátricos, tanto en la asistencia prehospitalaria
como en el momento del ingreso en el hospital se basan en parámetros
fisiológicos y son el Indice de Trauma Pediátrico (Pediatric Trauma Score
Tabla N°1) y el Revised Trauma Score (RTS, Tabla No 2).
Tabla Nº 1:
4 13 - 15 > 89 10 - 29
3 9 - 12 76 - 89 > 29
2 6-8 50 - 75 6-9
1 4-5 1 - 49 1-5
0 3 0 0
3. EVALUACIÓN PRIMARIA
El método de evaluación y tratamiento de los traumatizados
pediátricos se basa en las mismas premisas de los traumatizados adultos.
Consiste en una exploración rápida de emergencia cuyo objetivo es
detectar los problemas vitales y controlarlos simultáneamente. Se realizan
siguiendo el orden de prioridades de las funciones vitales:
B - Ventilación y Oxigenación
Una vez asegurada la permeabilidad de la vía aérea e inmovilizado
el cuello, se procederá a oxigenar al paciente y evaluar el estado respiratorio.
La exploración irá dirigida a detectar signos de insuficiencia ventilatoria
grave. Se observará la posición de la tráquea, si existe ingurgitación yugular,
la frecuencia respiratoria, el grado de expansión torácica, la presencia de
trabajo respiratorio excesivo, la entrada de aire en la auscultación y la
coloración cutánea. Se administrará oxígeno siempre, a la concentración
más elevada posible.
Se sospechará la presencia de neumotórax a tensión ante los
siguientes signos:
300
Trauma Pediátrico
múltiples, con más de un foco fracturario por costilla y que abarcan varias
costillas consecutivas. Inicialmente se debe inmovilizar el segmento móvil
con apoyo manual con apósitos de tela o el miembro superior homolateral
del paciente sobre el tórax y comprimiendo el segmento afectado. Controlar
el dolor y la alteración secundaria de la función pulmonar, el manejo del
soporte ventilatorio y la estabilización o fijación.
C - Circulación
Una vez asegurada la permeabilidad del la vía aérea, la ventilación y
oxigenación, se evaluará el estado circulatorio del paciente. Se identificarán
posibles focos de hemorragia externa grave y se procederá a su control
inmediato mediante compresión con compresas estériles. Se explorará el
pulso y la circulación cutánea (relleno capilar, color, temperatura) para
detectar signos de shock hipovolémico:
303
Capitulo IV
D - Déficit neurológico
Se deberá realizar una evaluación rápida intentando detectar
signos de lesión cerebral y establecer un punto de referencia para controlar
evolutivamente el status neurológico. Evaluar pupilas (tamaño, reactividad
y simetría) y la puntuación de la escala de coma de Glasgow y niños (Tabla
N° 3)
Respuesta Verbal
Respuesta Respuesta
Motora Niños Lactantes Oculta
Mayores y Niños
Pequeños
6. Obedece - - -
5. Localiza 5. Orientada 5. Palabras -
apropiadas;
sonríe, fija
y sigue.
4. EVALUACIÓN SECUNDARIA
Alcanzada la estabilización de las alteraciones vitales en la
evaluación inicial, se deben identificar todas las lesiones mediante una
exploración física ordenada, rápida y somera, y la utilización de metodología
diagnóstica complementaria. No se debe iniciar la evaluación secundaria si
la evaluación primaria no ha terminado e iniciado la correcta reanimación
de las lesiones que ponen en peligro la vida del paciente.
La evaluación secundaria consiste en exposición corporal y examen
semiológico ordenado, rápido y completo, segmentando desde la cabeza a
los pies, cuatro miembros y dorso del paciente, a fin de identificar todas las
lesiones y poder determinar las prioridades terapéuticas. Conjuntamente
con el monitoreo completo del paciente: ECG, oximetría de pulso,
capnografía, temperatura, tensión arterial y presión venosa central, según
amerite.
En este tiempo, con el paciente hemodinamicamente estable, se
lleva a cabo la mínima metodología diagnóstica que permita aproximar o
detectar lesiones de órgano blanco. Estas son: determinación de grupo
sanguíneo, radiografía de tórax anteroposterior, de columna cervical lateral,
de pelvis anteroposterior, y ecografía abdominal, diferiéndose las pruebas
diagnósticas secundarias en la evaluación radiográfica complementaria
raquídea y ósea.
La ecografía abdominal: FAST echo (focused assessment with
sonography for trauma) se practica al ingreso en busca de líquido libre
intraabdominal. Recorre el abdomen en cinco regiones anatómicas
(subfrénica derecha e izquierda, interhepatorrenal, perieesplánica y
pelviana), pudiendo determinar una laparotomía de urgencia dada su alta
sensibilidad y especificidad en los traumatismos cerrados de abdomen.
Los estudios de TC son fundamentales en el paciente pediátrico
politraumatizado, realizándose en el paciente estabilizado. Por antecedentes
del trauma y la signosintomatología hallada, la evaluación se completa
con TC de cerebro. Luego, si se sospechan lesiones de otros órganos
o traumatismos de cinemática elevada (caída desde gran altura, peatón
305
Capitulo IV
6. CUIDADOS DEFINITIVOS
Después de haber identificado las lesiones del paciente, haber
manejado las condiciones potencialmente letales, y haber realizado estudios
especiales, se inicia la fase de tratamiento médico definitivo, que incluirá
también la recuperación y rehabilitación del paciente politraumatizado.
Esta fase comienza el tratamiento y el monitoreo de las lesiones
que superan la sala de reanimación en el servicio de guardia, debiendo
realizarse la transferencia del paciente a quirófano, a terapia intensiva o a
la sala de internación.
Las intervenciones quirúrgicas necesarias a realizarse son:
detención de hemorragia abdominal o torácica, evacuación de hematomas
intracraneanos, estabilización de fracturas, etc.
En la unidad de terapia intensiva se realizará el manejo integral de las
lesiones que necesiten complejidad por su monitoreo y tratamiento, como
lesiones encefálicas, circunstancias que requieran asistencia respiratoria
mecánica, traumatismos abdominales con hemorragia en protocolo de
tratamiento conservador, lesiones transfixiantes de mediastino, lesiones
cardiovasculares, lesiones osteoarticulares severas, etc.
306
Trauma Pediátrico
Lecturas Recomendadas
1. Alcoholado Iván B. Trauma pediátrico en el servicio de urgencias. En:
Urgencias y cuidados intensivos en pediatría, 2ª edición, año 2006.
Editorial Mediterráneo. Pág. 121-131.
2. Champion HR, Sacco WJ, Copes WS. Trauma Scoring. En: Trauma, 3a
edición. Editors: Feliciano DV, Moore EE, Mattox KL. Pág. 53-66. 1996
3. Eastman AB, Walsh JC. Field Triage. En: Trauma, 3a edición. Editors:
Feliciano DV, Moore EE, Mattox KL. Pág. 69-83. 1996
4. Fiorentino, J.: Neira, P. Categorización inicial del Niño traumatizado. En
Trauma la enfermedad del Nuevo Milenio. Ed. Juambeltz, C.; Machado,
F.; Trostchansky, J. Ed, Arena. Uruguay. 2006
5. Iñón, A. Manual del Curso de Atención Inicial del Trauma Pediátrico.
Programa Cappa. 2° ed. 1998
6. Iñón, A. Trauma, (Ed). Mc Graw Hill. Interamericana de Chile Ltda.
Agencia Argentina. 2002
7. Maull KI, Rhodes M. Trauma Center Design. En: Trauma, 3a edición.
Editors: Feliciano DV, Moore EE, Mattox KL. Pág. 41-50.1996
8. Mulder DS. Airway Management. En: Trauma, 3a edición. Editors:
Feliciano DV, Moore EE, Mattox KL. Pág. 141-157. 1996
9 Mullins RJ. Management of Shock. En: Trauma, 3a edición. Editors:
Feliciano DV, Moore EE, Mattox KL. Pág. 159-179. 1996
10. Organización Mundial de la Salud. World report on child injury prevention.
http://www.who.int/violence_injury_prevention/child/injury/world_
report/en/index.html. Ginebra. 2008
11. Quesada Suescun A., Casafont Morencos J.I., Durá Ros M. J. y cols.
Atención inicial hospitalaria al paciente traumatizado grave. En Avances
en emergencias y resucitación II, año 1997. Edika Med. Pág. 109-119.
12. Ruza Tarrio F. Traumas y accidentes graves. En: Tratado de cuidados
intensivos pediátricos, 3ª edición, año 2003. Ediciones Norma-Capitel,
volumen II. Pág. 1862-1959.
13. Ministerio de Salud de la Nación. Dirección de Estadísticas e Información
de Salud. Estadísticas Vitales - Información Básica año 2007. Diciembre
2008
14. Tepas J.J. Trauma pediátrico. En Trauma, Vol II, cuarta edición, año 2001.
McGrauw-Hill Interamericana editores. Pág. 1145-1169.
15. Trabold F., Orliaguet G. Politraumatismos en la infancia. En: Pediatría
EMC, N° 158, año 2006. Elsevier SAS. E-4-126-A-40.
307
Capitulo IV
308
Atención Inicial del Paciente Quemado
309
Capitulo V
310
Atención Inicial del Paciente Quemado
INTRODUCCIÓN
La quemadura es la lesión resultante de la exposición a llamas, líquidos
calientes, contacto con objetos calientes, exposición a cáusticos, químicos o
radiación o descarga de corriente eléctrica.
La evaluación inicial de un adulto y de un niño quemado es como
la de cualquier paciente con trauma. Debe ser coordinada y sincronizada,
priorizando las condiciones que colocan en riesgo la vida del paciente. El
cuadro dramático de una lesión térmica no debe distraer la atención del
médico, pues podría llevarle a omitir algún componente de la secuencia de
tratamiento, conforme a lo propuesto por el Advanced Trauma Life Support
(ATLS®) y el Curso ABLS® (Advanced Burn Life Support) perteneciente a la
American Burn Association, representado en nuestro país por la Asociación
Argentina de Quemaduras.
Funciones
La piel posee cuatro funciones cruciales para la vida:
Protección de infecciones.
Prevención de la pérdida de fluidos.
Regulación de la temperatura corporal.
Contacto sensorial con el medio ambiente.
PROFUNDIDAD
La profundidad de la quemadura depende de la temperatura y del
tiempo de exposición a la fuente de calor. También es importante considerar
el grosor de la piel afectada; se debe tener en cuenta que en los niños y las
personas de la tercera edad la piel es más delgada. En general a estas edades,
las quemaduras resultan ser más profundas de su apariencia inicial.
Clasificación de Benaim
Quemadura “A” o Superficial: se pueden considerar 2 formas,
la eritematosa y la flictenular. La primera es la quemadura solar, no
hay efracción de la piel, solo presenta enrojecimiento producido
por la dilatación del plexo arteriovenoso superficial. La segunda,
puede llegar a comprometer la membrana basal, pero nunca afecta
la dermis. Se trata de una lesión que cura espontáneamente entre
10 a 15 días.
EXTENSIÓN DE LA QUEMADURA
Estimación de las Quemaduras Dispersas de Extensión Limitada
La superficie de la palma de la mano del paciente representa
313
Capitulo V
3 años
Menor 1 año
1%
ADULTO
Fig. N° 2 - Extensión
Área 1 año 1a4 5a9 11 a 16 Adulto T 2º G T 3º G Total
Cabeza 19 17 13 11 7
Cuello 2 2 2 2 2
Tórax Anterior 13 13 13 13 13
Tórax Posterior 13 13 13 13 13
Glúteo Derecho 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5
Glúteo Izquierdo 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5
Genitales 1 1 1 1 1
Brazo Derecho 4 4 4 4 4
Brazo Izquierdo 4 4 4 4 4
Antebrazo Derecho 3 3 3 3 3
Antebrazo Izquierdo 3 3 3 3 3
Mano Derecha 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5
Mano Izquierda 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5
Muslo Derecho 5,5 6,5 8 8,5 9,5
Muslo Izquierdo 5,5 6,5 8 8,5 9,5
Pierna Derecha 5 5 5,5 6 7
Pierna Izquierda 5 5 5,5 6 7
Pie Derecho 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5
Pie Izquierdo 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5
TOTAL
Lund, C; Browder, N. The estimation of areas of burns. Surg. Gynec. Obstet. 1944; 79:352.
314
Atención Inicial del Paciente Quemado
Criterios de internación
Serán tratados en Centros de Quemados los siguientes pacientes:
B-Ventilación
Comenzar con oxígeno de alto flujo, 15 litros al 100% usando
máscara abierta. Si la quemadura es profunda en forma circunferencial en el
tórax, requiere escarotomía inmediata para mejorar la expansión torácica.
316
Atención Inicial del Paciente Quemado
C-Circulación
Evaluar el color de la piel, sensibilidad, estado de conciencia, pulsos
periféricos y relleno capilar, tanto en miembros superiores como en los
inferiores. En caso de quemaduras circunferenciales profundas se requieren
escarotomías a la mayor brevedad posible (antes de las 3 horas).
D-Déficit neurológico
El paciente quemado está inicialmente alerta y orientado. Si no es así
hay que pensar en una lesión asociada, drogadicción, hipoxia o en alteraciones
neurológicas preexistentes.
Determinar el grado de conciencia con el siguiente test:
A. Alerta.
V. Respuesta a estímulo verbal.
D. Respuesta sólo a estímulo doloroso.
I. No respuesta.
E-Exposición
Hay que quitar al paciente todas sus ropas y alhajas. No es necesario
retirar las ropas adheridas a la piel. .
2) Examen secundario
Desde la cabeza a los pies para determinar si existen lesiones
asociadas. La quemadura es la lesión más fácilmente visible. No olvidar
fracturas, luxaciones, grandes hematomas que pueden formarse por ruptura
arterial. Si fuera posible se debe obtener tanto del interrogatorio como del
examen físico lo siguiente en relación con las circunstancias del hecho:
Causa de las quemaduras.
Si fue en ambiente cerrado.
Si hay posibilidad de inhalación de humo.
Si hubo químicos presentes.
Si existe trauma asociado.
Historia clínica
Es importante registrar las enfermedades preexistentes o asociadas
(diabetes, hipertensión o alteraciones renales), la medicación recibida, la
determinación de alcoholemia, el antecedente de tabaquismo, drogadicción o
alergias y la inmunización antitetánica.
317
Capitulo V
Manejo inicial
Detener el proceso de producción de la quemadura dependiendo del
tipo, extensión de la lesión y del tiempo del transporte. Las siguientes medidas
serán tomadas en el lugar del hecho o en la recepción en el shock room:
Retirar las ropas de las zonas afectadas; alejar todas las áreas
comprometidas del contacto con el químico o alejarlo de la fuente
de calor o del contacto en caso de quemadura por electricidad.
Retirar anillos, relojes u otras alhajas de los miembros afectados
para evitar el efecto torniquete que produce el edema.
Precauciones universales
Todos los miembros del equipo evaluador deben estar protegidos para
no contaminarse con las secreciones producidas por el paciente quemado.
Manejo circulatorio
El shock de la quemadura se debe a un aumento de la permeabilidad
capilar transitoria, lo que produce salida de plasma con sus proteínas al
espacio extravascular. Administrar Ringer Lactato intravenoso, con cánula
periférica gruesa, si es posible en zonas no quemadas. En caso contrario,
podrá colocarse en cualquier zona.
El paciente debe ser evaluado, lo más precozmente posible, con
respecto a su peso y extensión del área quemada para establecer una fórmula.
En el lugar del hecho se debe colocar la vía venosa periférica si el traslado
dura más de 30 minutos (Se recomienda no colocar nunca vía central). Una
fórmula de hidratación útil para las primeras horas es de 2 a 4 ml de Ringer
Lactato por peso corporal por cada 1% de la superficie corporal quemada.
En las primeras 8 horas administrar la mitad de lo calculado para las
primeras 24 horas. El 25% restante en las siguientes 8 horas y el otro 25% en
318
Atención Inicial del Paciente Quemado
las últimas 8 horas. “No se debe administrar en litros más del 10% del peso
del paciente en 24 horas”.
Monitorear los signos vitales cada hora, durante las primeras 24
horas:
PVC de 5 a 10 cms de agua.
Frecuencia respiratoria.
Frecuencia del pulso.
Diuresis: de 30 a 50 ml/h
Se recomienda:
Colocar sonda nasogástrica a todo paciente que pueda sospecharse
ileo.
Colocar sonda vesical, necesaria para verificar la diuresis horaria.
Calmar el dolor: la morfina por vía intravenosa es lo recomendable.
No administrar por vía intramuscular, ni subcutánea, ya que no
actúa porque el líquido extracelular está aumentado.
Verificar la circulación distal de los miembros en forma regular.
En quemaduras profundas circunferenciales, el edema del tejido
sano por debajo de la escara, va gradualmente disminuyendo el
retorno venoso. Si este llega hasta el punto en que comienza a
disminuir el flujo arterial, la isquemia y la necrosis aumentan.
“Debe realizarse escarotomía o fasciotomía”.
Suministrar apoyo emocional: un psicólogo es necesario en el
equipo desde la llegada del paciente, tanto para la víctima como
para el grupo familiar.
319
Capitulo V
Análisis especiales
Gases arteriales.
Electrocardiograma. (Obligatorio en lesiones por electricidad)
Carboxihemoglobina. (Intoxicación por CO)
indican.
Manejo inicial
Cualquier paciente con sospecha de intoxicación y/o lesión inhalatoria
debe recibir en forma inmediata oxígeno humidificado con máscara al 100%.
Si aparece estridor o ruido al respirar, significa obstrucción de la vía aérea
superior y requiere la inmediata intubación oro traqueal. De ser posible, es
conveniente que sea nasotraqueal. Después de comprobar por auscultación
y Rx que el tubo se encuentra bien colocado, se debe asegurar en el lugar
con un punto de sutura o cinta. Hay que recordar que una extubación
espontánea, obliga a una traqueotomía, pues si hay edema, es muy dificultosa
una reintubación.
Examen físico
Esputo carbonáceo.
Quemadura facial con destrucción de vibrisas nasales.
Agitación, ansiedad, estupor, taquipnea, cianosis u otro signo que
haga pensar en hipoxemia.
Ronquera, tos, sonidos respiratorios guturales.
Rales, roncus y sibilancias a la auscultación.
Eritema o edema de naso-orofaringe.
SHOCK E HIDRATACIÓN
La resucitación con fluidos de cualquier paciente quemado,
debe apuntar a mantener la función vital de todos los órganos y evitar las
complicaciones de una insuficiente o excesiva hidratación. Un adecuado
323
Capitulo V
Respuesta sistémica
El marcado incremento de la resistencia vascular periférica acompañada
por un descenso del gasto cardíaco, es una de las primeras manifestaciones de
los efectos sistémicos en pacientes quemados graves y críticos. Estos cambios
iniciales parecen no estar relacionados con la hipovolemia, y son atribuidos a
efectos humorales y neurogénicos. Al formarse el edema en el área de la lesión,
el volumen plasmático disminuye y cae el gasto cardíaco. La tensión arterial
baja y el hematocrito sube por hemoconcentración. La magnitud y duración
de la respuesta sistémica es proporcional a la extensión y profundidad de la
lesión.
Respuesta celular
La temperatura a la que los tejidos están expuestos y la duración
de la exposición es la que determina la gravedad de la lesión local. En áreas
de quemaduras profundas, la coagulación de las proteínas, causa muerte
celular con trombosis de pequeños vasos y necrosis de terminales nerviosas.
En áreas de menor profundidad, existe una “zona de estasis”, las células
son lesionadas y disminuye la circulación. La reparación y la sobrevida de
las células dañadas, depende de una pronta y adecuada rehidratación para
corregir la hipovolemia.
Reposición de líquidos
El edema que se forma en el tejido dañado y muerto, llega al máximo
en las segundas 24 horas posquemadura. Con una adecuada reposición hídrica,
se resuelve por evaporación de agua por la lesión y por eliminación de agua
por vía renal. Un exceso de líquidos aportados, aumenta el edema. El shock
y la falla orgánica (más común la falla renal) ocurren como consecuencia de
la hipovolemia en pacientes con gran extensión, que reciben un aporte de
líquidos insuficientes. En las primeras 12 a 18 horas de la lesión, se produce
324
Atención Inicial del Paciente Quemado
Segundas 24 horas
La permeabilidad capilar comienza a normalizarse a partir de las
18 horas posquemadura. Se puede comenzar a administrar coloides. La
administración de grandes volúmenes de Ringer-Lactato produce disminución
de los valores de sodio en plasma a niveles de 130 mEq/l. Adultos y niños:
0.3-0.5 ml de líquidos con coloides x kg x % SCQT.
325
Capitulo V
Monitoreo de la resucitación
Cada paciente responde de forma diferente a la resucitación. Hay que
adecuarla según la presión venosa central y la diuresis. Es imprescindible la
colocación de una sonda Foley. Se debe monitorear una diuresis horaria en:
Manejo de la oliguria
La oliguria asociada con elevación de la resistencia vascular periférica
y reducción del gasto cardíaco es más frecuente, como resultado de una
inadecuada administración de líquidos. En estas circunstancias los diuréticos
no están indicados. Esta oliguria normalmente responde al aumentar la
administración de líquidos.
En pacientes con grandes extensiones quemadas, que presentan
oliguria a pesar del aporte líquido, se debe administrar diuréticos para prevenir
la falla renal aguda, si han recibido la fórmula preestablecida y no hay signos
de pérdidas sanguíneas agregadas.
326
Atención Inicial del Paciente Quemado
Tensión arterial
La toma debe efectuarse en un miembro no quemado. De lo contrario,
a medida que aumenta el edema se hace más dificultoso y aparecen valores
menores de TA. No se debe mal interpretar y administrar más fluidos que
pueden producir una sobrecarga cardiaca. En pacientes grupo IV (críticos) y
con los 4 miembros afectados, se debe colocar una vía arterial.
Ritmo cardíaco
Es relativo para el monitoreo de la resucitación. Se consideran valores
normales entre 100 y 120 x minuto. El hematocrito y la hemoglobina durante
las primeras 24 horas, prácticamente no son de utilidad. Si en las primeras 24
horas existe una caída brusca del hematocrito, hay que pensar que existe una
lesión hemorrágica asociada. En este caso debe administrarse glóbulos rojos
hasta lograr mantener valores de hematocrito entre 30 a 35%.
Radiografías
Obtener Rx de tórax diariamente durante la primera semana en
pacientes críticos (IV) o con lesión inhalatoria.
Electrocardiograma
En los pacientes con quemaduras por alto voltaje, investigar la
existencia de disrritmias. Todo paciente con antecedentes cardiológicos
requiere monitoreo permanente.
Complicaciones de la hidratación.
Edema pulmonar agudo
Es infrecuente en las primeras 48 horas posquemadura en pacientes
con una adecuada fluidoterapia. Si el edema de pulmón se produce en pacientes
con limitada reserva miocárdica, administrar drogas inotrópicas y disminuir el
aporte de líquidos.
Acidosis
La causa más común es la inadecuada perfusión de los tejidos por
327
Capitulo V
Hiperkalemia
Durante la resucitación sólo debe administrarse Ringer-Lactato que
contiene baja concentración de potasio. La liberación del potasio producido
por los glóbulos rojos dañados por el calor, elevan los niveles en la circulación.
En general la eliminación por riñón de estos valores elevados es suficiente
para normalizarlos. En algunos casos con destrucción masiva de tejidos, la
excreción urinaria suele no ser suficiente y se debe tratar con bicarbonato de
Na, glucosa e insulina.
Hiponatremia
Con el uso de Ringer-Lactato generalmente se produce una caída de
los valores del Na a 130 mEq/l al final de las primeras 24 horas de tratamiento.
Esto no representa un déficit salino, no es necesario administrar Na extra.
Con un apropiado manejo de los líquidos, por evaporación y por la orina se
normaliza el balance del Na.
328
Atención Inicial del Paciente Quemado
afectado, para evitar una posible isquemia distal. El color de la piel de los
dedos, la presencia de parestesias y de retardo en el relleno capilar, como así
también la falta de pulsos periféricos debe hacer pensar en la necesidad de una
escarotomía descompresiva. Cualquiera de los siguientes síntomas indican la
necesidad de una escarotomía:
Cianosis.
Parestesias progresivas.
Disminución o ausencia de pulsos.
Sensación de frío en la extremidad.
Quemaduras faciales
Son consideradas lesiones graves y siempre requieren internación.
Debe considerarse la posibilidad de lesión inhalatoria. Debido a la gran
vascularización de la cara, siempre se acompañan de un importante edema.
Para minimizarlo, el paciente debe estar acostado con elevación de la cabeza
de 30° a 40° con respecto al tronco, si no está en shock. La cara siempre
debe lavarse con agua destilada o con solución fisiológica, para no irritar las
mucosas (ojo, nariz o boca) con agentes antisépticos. Es recomendable el
uso de la máscara húmeda renovable cada 2 horas.
Quemaduras oculares
El examen ocular debe ser rápido, porque cuando aparece el edema,
se hace muy dificultoso.La fluorescencia puede efectuarse para identificar
lesiones en la córnea. Las quemaduras químicas se lavan permanentemente
con solución fisiológica. Se pueden colocar gotas o cremas con antibióticos,
si se detecta una úlcera de córnea. No se deben usar colirios que contengan
corticoides. La tarsorrafia nunca está indicada en la etapa aguda.
Introducción
Las quemaduras eléctricas se dividen arbitrariamente en alto y bajo
voltaje, respectivamente si son por encima o por debajo de los 1.000 voltios.
Las lesiones por alto voltaje son en general entre 7.200 y 19.000
332
Atención Inicial del Paciente Quemado
Fisiopatología
La lesión producida por la electricidad es el resultado de la conversión
de la energía eléctrica en calor. Las manos y las muñecas, son la puerta de
entrada más común y los pies la salida. Los tejidos tienen diferentes resistencias
al paso de la corriente. El nervio es el que tiene la menor y el hueso la mayor.
Por efecto Joule, el paso de la corriente en un tejido de alta resistencia como
el hueso, eleva la temperatura del mismo, produciendo quemaduras en las
estructuras vecinas.
El paso de la corriente de alto voltaje por las células, produce el
fenómeno de electroporación (producción de poros en la membrana celular)
que lleva a corto plazo a la muerte celular. El paso de la corriente por un
miembro da como resultado, la necrosis muscular por debajo del tejido sano.
Estas lesiones son extremadamente difíciles de evaluar clínicamente, puede
haber un severo daño muscular y de los tejidos alrededor del hueso y sin
embargo la piel puede estar sana.
diferentes.
Examen físico
Identificar los puntos de contacto: entradas y salidas.
Quitar todas las ropas y alhajas.
Examinar los pies y las manos.
Afeitar la cabeza, si hay puntos de contacto en la misma.
Estimar la extensión de la quemadura.
Efectuar un examen neurológico central y periférico.
Verificar lesiones medulares, fracturas de huesos largos y
luxaciones.
Resucitación
Se debe colocar una o más vías centrales. El líquido de elección es
Ringer-Lactato, administrado con las fórmulas ya preestablecidas, teniendo en
cuenta que en general, el requerimiento es mayor al estimado.
Examen de orina
Si hay pigmentos, la diuresis debe mantenerse entre 75-100 ml/h,
hasta que la orina se aclare. Una ampolla de bicarbonato de sodio (50 mEq)
por litro de Ringer-Lactato, se puede administrar en forma intravenosa, para
mantener el pH sanguíneo dentro de valores aceptables. Es conveniente
continuar hasta la eliminación de los pigmentos en la orina. Si la diuresis y la
clarificación de los pigmentos no responden al tratamiento, se debe realizar
334
Atención Inicial del Paciente Quemado
Monitoreo electrocardiográfico
Se efectúa un ECG a la llegada del paciente, luego mantiene un
monitoreo cardíaco continuo durante las primeras 24 horas.
Fasciotomía
En quemaduras por alto voltaje, aún sin quemadura profunda
circunferencial, se puede desarrollar un síndrome compartimental, porque
el músculo afectado se edematiza por debajo de la fascia. Clínicamente se
manifiesta como un músculo sin función y se encuentra muy turgente a la
palpación.
QUEMADURAS QUÍMICAS
Clasificación
Los álcalis incluyen hidróxidos, carbonatos o sodas cáusticas como
las de sodio, potasio, amonio, litio, boro y calcio. La mayoría se encuentran en
líquidos limpiadores y cementos. Dentro de los ácidos, el clorhídrico forma
parte de casi todos los elementos de limpieza para el baño. El ácido oxálico se
usa como removedor. El ácido muriático se usa como acidificador en las piletas
de natación. El ácido sulfúrico se usa como purificador en la industria.
Los compuestos orgánicos incluyen los fenoles, creosota y derivados
del petróleo. Producen lesiones por contacto y tienen efectos sistémicos. Los
fenoles se usan como desinfectantes, los cresoles y derivados del petróleo se
utilizan en la casa e industria.
Tratamiento
Todo personal que tome contacto con un paciente con quemaduras
por químicos, debe estar protegido usando ropas impermeables y guantes. El
tratamiento inicial consiste en remover las ropas saturadas del agente, incluida
ropa interior, medias y calzado. Cepillar en seco la piel del paciente si el agente
336
Atención Inicial del Paciente Quemado
es polvo y luego irrigar con gran cantidad de agua (baño de ducha), nunca
por inmersión. No existe otro agente superior al agua. No se debe tratar de
neutralizar al químico, pues éste genera una reacción exotérmica con aumento
de la temperatura local que contribuye a profundizar la lesión. La irrigación
debe continuar hasta que el paciente tenga sensación de alivio.
Ácido fluorhídrico
Es el ácido inorgánico más reactivo en los tejidos y causa las lesiones
más profundas. Esta destrucción de tejidos se produce cuando el ión fluor
se combina con las proteínas. Si el ión se combina con calcio o magnesio, se
obtiene fluoruro de Ca o Mg, los que no son agresivos.
El tratamiento inmediato consiste en un abundante lavado con agua
o agua con cloruro de benzalconio. Se debe aplicar gel de gluconato de calcio
y una solución de gluconato de calcio al 10%, inyectada en forma subcutánea
e intralesional. Esto calma el dolor en forma inmediata.
Las lesiones con este ácido, frecuentemente ocurren en las manos
337
Capitulo V
y los dedos. Se debe tener en cuenta que una lesión del 2% de la superficie
corporal no tratada antes de las 3 horas de ocurrida, suele ser “letal”.
QUEMADURAS EN NIÑOS
Cada año más de 300 niños mueren en la Argentina por quemaduras
y unos 1.200 quedan con importantes secuelas estéticas. Las quemaduras por
líquidos calientes son las más comunes en niños menores de 3 años y por
fuego directo en mayores de esa edad.
Fisiopatología
Superficie corporal
Los niños tienen una mayor superficie corporal por kilo de peso que los
adultos. Un niño de 7 kilos, es sólo un décimo de un adulto de 70 kilos, pero tiene
un tercio de superficie corporal de ese adulto. Como consecuencia de esto, el niño
requiere un mayor aporte de líquidos en la etapa de resucitación. Los niños por
debajo de los 2 años tienen la piel más fina, lo que resulta que a igual temperatura
y tiempo de exposición, la quemadura es más profunda.
En los adultos, exposiciones por 30 segundos a 54°C producen
quemaduras. En un niño a la misma temperatura, sólo requiere una exposición de
10 segundos. A 60°C, que es la temperatura habitual de los líquidos calientes en el
hogar, la lesión en un niño se produce en sólo 5 segundos. Las quemaduras que al
inicio aparecen como intermedias, en general terminan siendo profundas.
Regulación de la temperatura
También tiene relación con la mayor superficie corporal. El niño
pierde más temperatura, y además, al tener menor masa muscular, tiene menor
generación de calor. En niños menores de 6 meses, se debe mantener una
temperatura ambiente adecuada de 36° a 37°C para que no pierdan calor. Los
antecedentes son importantes, no debemos dejar de recordar la posibilidad de
abuso infantil en los niños menores de 4 años.
Extensión
Tener en cuenta la diferencia cefalopodálica con respecto al adulto.
La regla de los nueve modificada o la de Pulansky y Tennison, suelen ser de
gran utilidad.
Vía aérea
Los niños pueden presentar signos de lesión inhalatoria más
338
Atención Inicial del Paciente Quemado
Circulación
Todo niño con quemaduras mayores al 10% de la superficie corporal,
de cualquier tipo de profundidad, debe ser internado porque requiere
colocación de vía venosa. Siempre se debe colocar una sonda nasogástrica,
porque con el llanto tragan mucho aire.
La fórmula para las primeras 24 horas es: 3-4 ml/kg x SCQ de Ringer-
Lactato. La mitad de lo calculado se pasa en las primeras 8 horas y la mitad
restante en las siguientes 16 horas.
Hay que recordar la hipoglucemia posible al 2° día por lo que es
recomendable agregar, al Ringer-Lactato, una solución al 5% de glucosa.
339
Capitulo V
Cuidado de la herida
Recordar que hay que detener el proceso de la quemadura, retirar las
ropas, realizar un examen completo corporal para determinar la extensión
y la profundidad, y cubrir con compresas estériles. No usar tópicos locales.
Abrigar al paciente para que no entre en hipotermia.
Escarotomía
Es igual que en el adulto, sólo recordar que el niño se agota
fácilmente desde el punto de vista respiratorio, por lo cual las quemaduras
profundas circunferenciales en tórax, requieren siempre una escarotomía.
Para determinar la circulación en los miembros, es necesario disponer de un
equipo con Ultrasonografía con Doppler.
Proceso de transferencia
El contacto médico - médico es esencial por vía telefónica. El médico
derivador informará sobre los antecedentes, estado actual y los primeros
valores de laboratorio. De esta manera el médico receptor tendrá una idea del
estado del paciente, para decidir su internación según el grupo de gravedad.
341
Capitulo V
Lecturas Recomendadas
1. Baxter, C.R. Fluid volume and electrolyte changes in the early post-burn
period. Clin Plast Surg. 1974; 1:693-709.
2. Baxter, C.R., Horton, J.W. Hypertonic saline dextran resuscitation of
thermal injury. Ann Surg. 1990; 211(3):301-311.
3. Benaim F. “Quemaduras”. Capítulo X, T I, Pág. 259-309. En “Tratado de
Cirugía”. Romero Torres (ed). Interamericana, México (1984).
4. Berry MG et al: The influence of body mass index on burn surface area
estimated from the area of hand burns. 2001; 27(6): 591-94.
5. Bolgiani A. “Errores más frecuentes en el tratamiento de pacientes
quemados grupos III y IV (Graves y Críticos). Rev. Arg. Quem.1997;
12(3-4):56-60.
6. Herndon DN, Hart DW, et al: Reversal of catabolism by beta-blockade
after severe burns. N. Engl. J. Med. 2001; 345:.
7. Hettiaretchy S; Papini R. Initial Management of a Major Burn: I -
Overview. BMJ. 2004; Vol 329 10 July.
8. Lund.C.C, Browder.N.C. The estimation of areas of burns. Surg Gynec.
Obstet. 1944; 79:352.
9. Namias N. Advances In Burn Care. Curr. Op. Crit. Care. 2007; 13: 405-
410.
10. Neira, J, Ceraso, D; San Vito, N et al. Sindrome de lesión por inhalación
de humo. Parte I y Parte II. Sociedad Argentina de Terapia Intensiva.
Accesado en septiembre de 2009. http://www.sati.org.ar/upload/1_
Guias%20y%20Recomendaciones/LESION%20INHALACION%20
DE%20HUMO%20Consenso%20Cientifico%20Intersocietario%20
victimas%20en%20masa.pdf.
11. Prestes MA. Tratamento Ambulatorial das Queimaduras. In: Maciel, E.;
Serra, M.C. Tratado de Queimaduras. Rio de janeiro, Atheneu, 2004. Pág.
135-138.
12. Ross, D.M. Childhood pain: The school aged child`s view point. Pain
1984; 20:179-191.
13. Serra, MC. Analgesia da Criança Queimada Arq. Bras. Pediat. 1996; 3:
173-176..
14. Serra, MC; Cunha. N. Tratamento Inicial do Queimado in Tratado de
Queimaduras. Maciel E Serra. Atheneu (2005)
342
Normas de Categorización
CAPITULO VI
Normas de
Categorización
Jorge A. Neira
343
Capitulo VI
344
Normas de Categorización
a. ETAPA PREHOSPITALARIA
La categorización en la etapa prehospitalaria es también conocida
como "triaje" (triage, del francés "trier" = seleccionar, elegir)1. Se podría
definir como la estimación de la severidad de las lesiones en el lugar del
traumatismo y su relación con las necesidades del cuidado médico disponible
adecuado. Para efectuar el análisis de los elementos utilizados para el triaje
surge la necesidad de evaluar la sensibilidad y la especificidad del método.
La sensibilidad está determinada por la exactitud en la inclusión de
pacientes de acuerdo a su gravedad. Si el método es sensible, la mayoría de
los pacientes con riesgo elevado serán incluidos. Si es poco sensible una parte
de la población de pacientes graves quedará afuera. Esta situación se conoce
1. La palabra triage no existe en el diccionario de la Real Academia Española. Sin embargo, existe consenso en que la traducción
del neologismo francés triage debiera escribirse triaje.
345
Capitulo VI
como "subtriaje".
La especificidad requiere que el método sea capaz de evitar la inclusión
de pacientes que no requieran alta complejidad en su atención. Si el método
es poco específico incluirá pacientes de este tipo, denominándose en este
caso "sobretriaje". Obviamente, el mejor método es el más sensible (100%)
y el más específico (100%), lo que equivale e decir que todos los pacientes
están adecuadamente clasificados y adecuadamente derivados a centros de
complejidad acorde a su patología.
En el caso particular de la etapa prehospitalaria pueden producirse
dos circunstancias: la presencia de una víctima individual o la presencia de
numerosas víctimas (víctimas en masa). Comenzaremos por la descripción de
las herramientas de triage para víctimas individuales. Los elementos utilizados
para el "triaje prehospitalario" pueden ser: fisiológicos, anatómicos, mecanismos
de lesión, edad y factores concomitantes de morbilidad.
9 - 12 76 - 89 mmHg > 29 x´ 3
6-8 50 - 75 mmHg 6 - 9 x´ 2
4-5 1 - 49 mmHg 1 - 5 x´ 1
3 0 mmHg 0 x´ 0
*Tomado de Champion HR, Sacco WJ, Copes WS et al. A revision of the Trauma Score. J Trauma
1989; 29:624.
TSRt 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0
Probabilidad
.99 .96 .87 .76 .66 .63 .63 .45 .33 .33 .28 .25 .03
de Sobrevida
*Tomado de Champion HR, Sacco WJ, Copes WS et al. A revision of the Trauma Score. J Trauma
1989; 29:624.
SI NO
Todas las lesiones penetrantes en cabeza, cuello, torso y extremidades próximas al codo y rodilla.
Tórax inestable
PASO 2 Combinación de trauma con quemaduras
Dos o más fracturas de huesos largos proximales
Fractura de pelvis
Fractura de cráneo abiertas y/o deprimidas
Parálisis
Amputación próxima a muñeca y tobillo
Quemaduras mayores
SI NO
SI NO
SI NO
349
Capitulo VI
Respiración
Puntos Frec. Respiratoria Tipo de respiración Lesión
0 Apnea Estertorosa Presente / Ausente
1 > 35 o < 10 x min. Disnea/Respiración Paradojal Presente
2 10 a 35 x min. Normal Ausente
Abdomen
Puntos Hallazgos semiológicos
0 Estertorosa
1 Disnea / Respiración Paradojal
2 Normal
Motor
Puntos Hallazgos semiológicos
0 Descerebración / Ausencia de Dolor
1 Decorticación / Lesión de miembros
2 Responde órdenes
Palabra
Puntos Hallazgos
0 No pronuncia palabra
1 Confuso o incoherente
2 Palabra normal
*Gormican S.P. "CRAMPS scale: field triage of trauma victims". Am. Emergen. Med. 19812; 11:132.
350
Normas de Categorización
*Gormican S.P. "CRAMPS scale: field triage of trauma victims". Am. Emergen. Med.
19812; 11:132.
Super G (ed): S.T.A.R.T. Instructor’s Manual, 1984. en Barbera, J. y Cadoux, C. Search, Rescue,
and Evacuation. Crit. Care Clin. North Am. 1991; 7:321-337.
Esquema tomado de: http://www.citmt.org/start/images/flowchart2.jpg
351
Capitulo VI
c. ETAPA HOSPITALARIA
Una vez que el paciente ha sido adecuadamente tratado en el
departamento de urgencia se hace necesario utilizar una herramienta que
permita efectuar un pronóstico de sobrevida y comparar su evolución con otros
grupos de pacientes. En 1970 el Comité de Aspectos Médicos de la American
Association for Automotive Medicine desarrolló el AIS (Abreviated Injury
Scale). Este sistema clasificaba a cada paciente según una escala de gravedad
de 1 (menor), 2 (moderada), 3 (severa sin riesgo de muerte), 4 (severa con
riesgo de muerte), 5 (crítica con sobrevida incierta) y 6 (máxima, virtualmente
sin sobrevida). El organismo fue a su vez dividido en 6 regiones: Externa
(Piel y partes blandas), Cabeza y Cuello, Cara, Tórax, Abdomen y contenido
pelviano y Extremidades y pelvis ósea. Si bien nacido como elemento de
clasificación de lesiones producidas por colisiones vehiculares, el AIS pronto
se generalizó para la evaluación de todos los pacientes traumatizados.
En 1974, Baker desarrolló el ISS (Injury Severity Score) o Escala
de Severidad Lesional para evaluar víctimas de colisiones por vehículos a
motor con lesiones múltiples. Baker había observado que la mortalidad de
los pacientes traumatizados aumentaba de acuerdo con la mayor gravedad
dada por la aplicación del "AIS", pero no en forma lineal. De esta manera, el
"ISS" se definió como "la suma de los cuadrados de los "AIS" más altos en
las tres áreas más seriamente lesionadas". Este índice ha sido de utilidad en
la predicción de morbilidad y mortalidad, como guía para la evaluación del
politraumatizado y como herramienta para estudios epidemiológicos.
Posteriormente Bell agregó la "LD50", que se define como "el valor
numérico del ISS letal para el 50% de los pacientes lesionados" y lo relacionó
luego a la edad, obteniendo valores distintos según la edad del paciente:
352
Normas de Categorización
Podría definirse como víctima mayor de trauma a aquella que posee una
magnitud de lesión en la cual la posibilidad de sobrevida puede ser incrementada si
es atendida en un centro de complejidad adecuada. Existe un consenso creciente
de que un ISS > 15 puede definir a este tipo de pacientes (para esto se requiere un
"AIS" 4 ó 2 "AIS" 3). No obstante se han descrito muertes posibles relacionadas
a lesiones únicas (Ej.: "AIS" 3). Es por este motivo que West utiliza, como criterio
de ingreso al Registro de Trauma el "ISS 10" (AIS 3 + AIS 1, ya que casi siempre
se asocian). A esto se agregan 3 días de internación o más, ya que los pacientes con
lesiones menores tienen menor tiempo de internación.
Boyd, a su vez, publicó el "TRISS", método que incluye el "Trauma score
revisado" (TSR) y el "Injury Severity Score" (ISS). El "TRISS" permite determinar
la probabilidad de sobrevida (Ps) utilizando los coeficientes actuales del "Major
Trauma Outcome Study" (MTOS) y el TSR. Los valores numéricos del TSR se
multiplican por un valor originado en el MTOS, basado en el análisis de 25.000
pacientes entre 1983 y 1985 en 51 Centros de Trauma de EE.UU. La suma de
estos tres productos da el valor definitivo del "TSR" denominado ahora TSRe. Los
coeficientes para multiplicar son los siguientes:
Escala de Glasgow 0.9368
Tensión arterial sistólica 0.7326
Frecuencia respiratoria 0.2908
siguiente fórmula:
PS=1/(1+e-b).
Donde b=b0+b1(TSR)+b2(ISS)+b3(Edad)
Cerrado Penetrante
b0 - 0.4499 - 2.5355
b1 0.8085 0.9934
b2 - 0.0835 - 0. 0651
b3 - 1.7430 - 1.1360
AIS 80 85
2 <15' <1 h.
3 15'-59' 1-6 hs.
4 1-24 hs. 6-24 hs.
5 >24 hs. >24 hs.
357
Normas de Categorización
(Eds). 2da Edición. Editorial Distribuna. Bogotá, Colombia. 2009. pp 37-38 (Resumen de lesiones AIS).
358
Capitulo VI
Tomado de Ordóñez, C; Pereira Fraga, G. Cálculo de índices de trauma. En Trauma - Sociedad Panamericana de Trauma. Ferrada, R; Rodríguez
(Eds). 2da Edición. Editorial Distribuna. Bogotá, Colombia. 2009. pp 37-38 (Resumen de lesiones AIS).
Normas de Categorización
ISS 25, el paciente puede ser portador de una lesión hepática severa aislada
o también de una lesión hepática severa asociada a una laceración aórtica
mayor, a una lesión de la vena cava, a una lesión colónica con contaminación
grosera, etc. Es obvio que el pronóstico del segundo paciente no es igual al
primero por las lesiones asociadas, aunque su ISS es el mismo. La importancia
del ATI radica en la evaluación de cada una de las lesiones por separado, lo
cual da un adecuado conocimiento de la magnitud del traumatismo.
360
Normas de Categorización
1979 1989
> 15 15% 16%
> 25 24% 25%
> 35 52% 43%
> 45 68% 60%
Moore E, Dunn E, Moore J et al Penetrating abdominal trauma index. J. Trauma. 1981; 21:439.
Borlase, B; Moore, E; Moore, F. The abdominal trauma index. A critical reassessment and
validation. J. Trauma. 1990; 30:1340.
Tabla N° 10 y N° 11.
Tomada de Moore, E; Malangoni, M; Cogbill, T et al. Organ injury scaling IV. Thoracic vascular,
lung, cardiac and diaphragm. J. Trauma. 1994; 36(3):299.
363
Capitulo VI
Grado 0 I II III IV
Contusión No 1 Lob Uni 1 Lob Bil < 2 Lob Bil ≥ 2 Lob Bil
2 Lob Uni
Puntos 0 1 2 3 5
GRADO I
Lesión colónica aislada, con contaminación mínima, sin
shock y mínima demora.
GRADO II
Perforación de lado a lado, laceraciones, contaminación
moderada.
GRADO III
Pérdida de tejido severa, desvascularización y
contaminación importante.
*Flint L., Vitale G., Richardson J. et al. "The injured colon: relationship of management to
complication". Ann. Surg. 193:169,1981.
TIPO I
Lesiones craneales
Fractura de calota (lineales o deprimidas)
Fracturas de base
TIPO II
Lesiones focales
Hematoma epidural
Hematoma subdural
Contusión
Hematoma intracerebral
TIPO III
Lesiones cerebrales difusas
Concusión leve
Concusión cerebral clásica
Coma prolongado
- Lesión axonal difusa leve
- Lesión axonal difusa moderada
- Lesión axional difusa severa
Tomado de Gennarelli, T. Emergency department management of head injuries. Emerg. Clin. North Am.
1984; 2:749-760.
366
Normas de Categorización
I. Lesión difusa I
Sin patología visible en la TAC
Modficado de Marshall L, Gautille R, Klauber M et al. The outcome of severe closed head injury.
J. Neurosurg. 1991; 75(S):S28-S36.
367
Capitulo VI
1 MUERTE
2 ESTADO VEGETATIVO
Incapaz de actuar recíprocamente con el
ambiente.
3 INCAPACIDAD SEVERA
Capaz de seguir órdenes / incapaz de vivir de
forma independiente.
4 INCAPACIDAD MODERADA
Capaz de vivir independiente; incapaz de
volver a su trabajo o estudios.
5 BUENA RECUPERACIÓN
Capaz de volver a trabajar o estudiar.
Modificado de Jennett, B; Bond, M. Assessment of outcome after severe brain damage. Lancet.
1975; 7905:480-484.
368
Normas de Categorización
GRADO I
Fractura asociada a herida menor de 1 cm de largo
sin daño significativo de partes blandas.
GRADO II
Fracturas asociadas a laceración de más de 1 cm
de largo, sin avulsiones o flaps excesivos o con
laceración menor de 1 cm, con daño moderado de
partes blandas.
GRADO III
Fracturas con daño de partes blandas extenso, flaps o
avulsiones:
Con flap de tejido celular subcutáneo, que
permite cubrir la herida.
Con flap de músculo que permite cubrir la
herida.
Con lesión vascular o neurológica asociada.
Gustillo R., Anderson J. "Prevention of infection in the treatment of 1025 open fractures of long
bones". J. Bone Joint Surg. 58:453,1976.
370
Normas de Categorización
Lesión Score
b. Isquemia miembro
Pulso normal 1 (> 6 hs 2)
Pulso ausente - parestesias - Relleno capilar ↓ 2 (> 6 hs 4)
Frío, paralizado, insensible, entumecido 3 (> 6 hs 6)
c. Shock
Tensión arterial > 90 mmHg 0
Hipotensión transitoria 1
Hipotensión persistente 2
d. Edad
< 30 años 0
30-50 años 1
> 50 años 2
*Johansen, K., Daines, M., Howey, T. et al. Objective Criteria Accurately Predict Amputation
Following Extremity Trauma. J. Trauma 30:568, 1990.
El Registro de Trauma
Los países desarrollados han encarado a la enfermedad trauma como
un problema de salud pública, con la preocupación necesaria puesta tanto en
la prevención primaria (evitar que se produzca el incidente), como secundaria
(mitigar la gravedad de las lesiones mientras se produce el incidente) y terciaria
(disminuir la mortalidad y la discapacidad luego de producido el incidente).
Conocer primero el impacto epidemiológico de esta enfermedad (a
través de registros unificados de trauma, de carácter nacional o regional) les ha
permitido implementar programas de prevención adecuados, integradores y
372
Normas de Categorización
adolece de ser parcial y con marcado subregistro. A partir de ese año, en que
se promulgó la ley que obliga a la denuncia de la lesión laboral existe una
importante base de datos que puede consultarse a través de su página web
(www.srt.gov.ar ).
La relatividad de los datos epidemiológicos globales y parciales sobre
trauma, nos lleva a enfatizar la imperiosa necesidad de crear un Sistema de
Registro Unificado de Trauma, dependiente de una entidad oficial pero con
la participación de todos los sectores públicos y privados involucrados. En
la Argentina no existe un Registro Nacional, que cuente con los mismos
códigos y las mismas definiciones en cuanto a inclusión y exclusión de causas
traumáticas y no traumáticas o debidas a efectos tardíos.
El desarrollo de un Sistema de Atención al Traumatizado eficiente
debe estar respaldado por una adecuada Red Informática que permita el enlace
de registros no sólo entre áreas de apoyo sino también con otras estructuras.
De esta forma, creemos imprescindible:
1. Crear un Registro Central de Trauma a nivel Nacional, tomando
como base los registros locales y regionales (jurisdiccionales)
2. Informatizar los Departamentos de Urgencia de los hospitales de
referencia para la recepción de pacientes traumatizados, con un
mismo nivel tecnológico que permita trabajar en red y sirva de
enlace entre registros de otras áreas.
3. Diseñar un modelo informático que vincule el nivel Central con los
de los Sistemas de Emergencia Prehospitalarios, los Departamentos
de Urgencia de los Hospitales de Referencia y los de los Hospitales
de Apoyo.
4. Proyectar un Enlace de Registros entre el Registro de Trauma
dependiente del Sector Salud y otras organizaciones como: Policía,
Bomberos, Defensa Civil, Áreas Judiciales y otras Áreas Sanitarias.
d) Agresiones
377
Capitulo VI
379
Capitulo VI
Lecturas Recomendadas
1. A Canadian Trauma Registry: The Time is Now. McLellan, B. J.Trauma.
1.997; 42:763.
2. American Association for the surgery of trauma. Moore, E; Cogbill, T;
Malangoni, M; Jurkovich, G; Champion, H. Scaling system for organ
specific injuries. http://www.aast.org/pdf/library/AAST%20Injury%20
Tables.pdf
3. American College of Surgeons. Committee on Trauma. Resources for
Optimal Care of the Injured Patient. Des plaines, Illinois. 1999 y 2005.
4. Anuario Estadístico de la República Argentina. 1.996. I.N.D.E.C. Volumen
10. Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos. Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos.
5. Association for the Advancement of Automotive Medicine. The
Abbreviated Injury Scale, 1990. Des Plaines, Illinois: Association for the
Advancement of Automotive Medicine; 1990.
6. Association for the Advancement of Automotive Medicine. The
Abbreviated Injury Scale, 1990 Revision. Update 1998. Des Plaines,
Illinois: Association for the Advancement of Automotive Medicine.
7. Association for the Advancement of Automotive Medicine. The
Abbreviated Injury Scale, 2005 Revision. Update 2008. Des Plaines,
Illinois: Association for the Advancement of Automotive Medicine.
8. ATLS® (Advanced Trauma Life Support) Instructor Manual. American
College of Surgeons. Committee on Trauma. Des plaines, Illinois. 1993.
9. Borlase, B; Moore, E: Moore, F. The Abdominal Trauma Index. A critical
reassessment and validation. J. Trauma. 1990; 30:1340.
10 Flint, L; Vitale, G; Richardson, J et al. The injured colon: relationships of
management to complications. Ann. Surg. 1981; 193:619.
11. Gennarelli, T; Champion, H; Sacco, W et al. Mortality of patients with
head injury and extracranial injury treated in trauma centers. J. Trauma.
1989; 29:1193.
12. Gustilo, R; Anderson, J. Prevention of infection in the treatment of 1025
open fractures of long bones. J. Bone Joint Surg. 1976; 58:453.
13. Hoyt, D. Is it time for a new score? Lancet. 1998; 352:920.
Jennett, B; Bond, M. Assessment of outcome after severe brain damage.
Lancet. 1975; 7905:480-484.
14. Johansen, K; Daines, M; Howey, T et al. Objective criteria accurately
predicts amputation following extremity trauma. J. Trauma. 1990;
30:568.
380