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Educación y actitudes políticas

Armando Gómez Villalpando


Maestro - Investigador de la
Unidad UPN 111 Guanajuato

En este programa de la serie “Temas educativos contemporáneos”


desarrollaremos el tema de la educación y las actitudes políticas. La política no
ocurre en el vacío, se vincula estrechamente a su contexto. Numerosos
estudios han mostrado que el mundo no político influye sobre el mundo político
y que la experiencia de las personas en su vida pre-adulta y en las instituciones
no políticas, como la familia y la escuela, juega un papel determinante en la
formación de sus actitudes políticas. En su estudio clásico, Civic culture, que,
pese ha haberse elaborado en 1963, sigue teniendo vigencia 42 años después,
Almond y Verba encontraron que entre las variables demográficas que
generalmente se utilizan en los estudios cuantitativos –sexo, ocupación, estado
civil, lugar de residencia, ingresos, etc- ninguna de ellas se compara con la
variable educación en la fuerza con la cual parece influir sobre las actitudes
políticas. Comprobaron que a mayor educación, mayor información política,
más conocimiento del papel del gobierno, mayor competencia política, mayor
capacidad crítica, etc.

Pero dentro de lo educativo, hay variables más finas: se supone, por ejemplo,
que el estilo de autoridad de padres y maestros es un factor decisivo en la
socialización política. Con la intención de demostrar esta hipótesis, Almond y
Verba midieron la participación en la escuela, haciéndolo de dos maneras. De
manera informal, preguntaron a los encuestados si en la escuela habían tenido
libertad para quejarse en caso de haber recibido un trato injusto y, después, se
les preguntaba si en efecto habían vivido esa situación alguna vez. De manera
formal, se preguntaba a los encuestados si durante las clases tuvieron
oportunidad de debatir asuntos políticos o sociales. En cualquiera de estos
casos, el estilo de autoridad de los maestros y de las autoridades escolares

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estaría siendo puesto en juego en la reflexión.
Almond y Verba pudieron comprobar, primero, que los sistemas escolares de
cinco países eran más autoritarios de lo previsto. En Estados Unidos sólo 45%
dijo haber tenido libertad en la escuela para quejarse de un abuso; en
Inglaterra fue 35%, en Alemania, el 34%; en Italia, el 29%; y en México fue el
40%. No obstante, en el plano del currículo formal los porcentajes de
participación fueron todavía más bajos: 40% en Estados Unidos; 16% en
Inglaterra; 12% en Alemania; 11% en Italia y 15% en México. Ante estos datos,
uno tendería a pensar que en el caso de México predomina la ambigüedad ya
que, aunque los encuestados comparten en 40% un sentimiento de libertad,
esa libertad no se tradujo en participación sino en un 15%.

Cuando se interrogó a los encuestados sobre su competencia política, se pudo


comprobar que los que habían participado informalmente (que efectivamente
habían protestado en la escuela contra alguna injusticia, tenían más
probabilidad de encontrarse entre las categorías de mayor competencia
política. En Estados Unidos, el 75% de los que protestaron se encontraba en
las tres categorías superiores de la escala de competencia. En cuanto a la
participación formal, se pudo observar que los encuestados que recordaban
haber participado en debates políticos y sociales dentro de la escuela también
se encontraban en las categorías de mayor competencia política.

¿Qué conclusiones prácticas para el quehacer educativo pueden resultar de


este estudio? En lo referente al aprendizaje informal, podríamos pensar en la
necesidad de que las escuelas estimularan la participación de los estudiantes
en algunos de los procesos escolares que se presten a ello. De este modo, la
escuela fungiría como un ambiente educador en sí mismo, como un
“invernadero social”, en el cual los estudiantes podrían ser consultados y hasta
ser, en parte, decididores o co-decididores de la orientación y/o el
funcionamiento de la escuela. En cuanto al aprendizaje formal, debe incluirse
en los planes y programas de cada nivel una agenda de temas polìticos y
sociales, de importancia y actualidad, que pudieran ya sea añadirse, como

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temas complementarios, a los temarios de los cursos, ya sea politizando los
temas ya existentes.

Desde la perspectiva educativa, las actitudes de las escuelas y de sus


maestros con respecto al desarrollo de la conciencia y la competencia política
de los estudiantes es algo que, en teoría, podría cambiar tan sólo en función de
criterios de rediseño pedagógico, tanto de la interacción social y política dentro
de la escuela y las aulas, como de la ampliación de la diversidad temática de
sus planes de estudio y de sus programas de cursos. Sin embargo, en la
práctica, el problema se ubica en el centro de una pregunta clave: ¿desean las
autoridades escolares y supraescolares estimular sustantivamente la
socialización política de los estudiantes? De la dirección, positiva o negativa,
que tenga la contestación a esta pregunta dependerá la seriedad con la cual se
adopten las medidas encaminadas a impactar dicho proceso.

Fuentes para profundizar en el tema:


Almond, Gabriel A. y Verba, Sydney. (1963). Civic culture. Princeton University
Press. En este libro se presentan los resultados de una amplia investigación
sobre la génesis, desarrollo y estructura de las actitudes políticas realizada en
5 países de América y de Europa.

¿Cuál es la función de los seminarios en la enseñanza universitaria?


Los invitamos a que escuchen el siguiente programa de la serie “Temas
educativos contemporáneos”. Para sugerencias y comentarios, escríbanos a la
siguiente dirección electrónica:
temaseducativoscontemporáneos@hotmail.com

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