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Educación para la productividad

Armando Gómez Villalpando


Maestro - Investigador de la
Unidad UPN 111 Guanajuato

En este programa de la serie “Temas educativos contemporáneos”


desarrollaremos el tema de la educación para la productividad. A últimas fechas se
ha resaltado la responsabilidad que tiene el sistema educativo de consolidar la
formación integral de los alumnos para una vida ciudadana plena. Sin embargo, la
educación media superior y la superior tienen una especial responsabilidad para
contribuir a que el país esté a la altura de los retos del desarrollo económico, en la
sociedad globalizada del presente y el futuro. Aunque también la educación
básica, a la que debe acceder toda la población, tiene que aportar elementos para
fomentar la productividad y el desarrollo económico, este propósito se aplica en
forma especial a la educación media superior y superior. Para esto es necesario
lograr una relación lo más armónica posible entre el volumen y las características
(conocimientos, competencias y valores) de los egresados del sistema escolar, por
un lado, y la cantidad y los requerimientos técnicos de la demanda laboral del
sistema productivo y las necesidades y potencialidades del país, por el otro.

A lo largo del siglo XX, México desarrolló la educación media superior y la


superior, constituyendo sistemas que atienden a tres millones y medio de alumnos
en la primera, y dos millones y medio en la segunda, en los que se invierte una
proporción importante del gasto público en educación, además de los recursos de
las familias de los estudiantes mismos. El desarrollo ha continuado en el siglo XXI.
La oferta de educación pública de nivel terciario ha aumentado más que la privada
en los últimos años creando nuevos niveles académicos y nuevas figuras
profesionales; se han hecho esfuerzos para aumentar la proporción de personal
de tiempo completo y con posgrado en la planta académica de las instituciones de
educación superior públicas; y se desarrollan programas para mejorar la calidad,
primero para las universidades autónomas, luego para las universidades e
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institutos tecnológicos y comienzan a extenderse a las escuelas normales. El
sistema de educación superior es ahora no sólo más grande que antes, sino
también de mejor calidad.

La importancia de esos tipos y niveles educativos explica que la educación


obligatoria llega en algunos países hasta los 18 años, y que la proporción de cada
cohorte que accede a la enseñanza superior aumente rápidamente. En México la
enseñanza obligatoria llega hasta el final de la secundaria; pese a ello todavía
muchos jóvenes dejan la escuela sin terminar ese nivel, sólo poco más de la mitad
llega a la media superior y sólo uno de cada cuatro alcanza la superior. El que los
grupos de edad que más crecen sean los de 15 a 24 años da especial relevancia a
las políticas que se refieren a ellos, lo que es aún más importante si se piensa en
las escasas oportunidades de empleo y en otros fenómenos sociales crecientes,
como inseguridad, violencia y drogadicción, que agravan la problemática de
números crecientes de jóvenes. El insuficiente crecimiento de la educación
superior se debe, en parte, a que un número considerable de jóvenes no concluye
la enseñanza media superior y, en una proporción inaceptable, ni siquiera la
secundaria, pero también a las deficiencias de la oferta: la educación media
superior no ha recibido una atención comparable a la de la superior, como su
importancia exige.

En ambos tipos educativos, el desarrollo del sistema no es todavía el deseable


para que el país pueda competir con las naciones económicamente avanzadas. La
educación posbásica mexicana adolece aún de fallas importantes que podrían
resumirse en cinco puntos:
i. Cobertura insuficiente: no todos los jóvenes terminan la secundaria, y menos
aún acceden a la media superior, que termina sólo alrededor de la mitad de los
que inician; por ello, crecientes números de jóvenes llegan a la edad adulta sin la
preparación suficiente para integrarse al mercado laboral en buenas condiciones,
y el número de los que acceden a la educación superior es demasiado reducido, al
igual que la eficiencia terminal de esta última.
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ii. Calidad: muy desigual la que ofrecen las instituciones de estos niveles.
iii. Recursos: no se destinan suficientes a la media superior para que crezca en
forma congruente con la población y necesidades del país;
iv. La educación superior absorbe una proporción de recursos públicos muy alta,
en comparación con los destinados a otros niveles y en comparación con la
situación internacional.
v. Los esfuerzos por racionalizar la distribución de los recursos se han enfrentado
a discrepancias entre el Ejecutivo y el Legislativo.
vi. La distribución de la oferta entre regiones del país y áreas del conocimiento no
permite maximizar la contribución de la educación al desarrollo.
vii. Desarticulación de los subsistemas de media superior.
Estas fallas son las ventanas de oportunidad más estratégicas de la educación
posbásica mexicana y es vital que se conviertan en el centro de las políticas
educativas de este nivel, ya que es una condición ineludible para vincular con
mayor fuerza a la educación y la productividad.

Fuentes para profundizar en el tema


Consejo de Especialistas para la Educación (2006). ““Los retos de México en el
futuro de la educación”. México, SEP. El Consejo de Especialistas para la
Educación presentó este documento de diagnóstico y prospectiva de la educación
en México que reflexiona en torno a la situación del sistema educativo nacional y
las políticas desarrolladas en años recientes, aunque la perspectiva temporal del
documento es más amplia.

¿Qué relación hay entre educación y sistema productivo ?


Los invitamos a que escuchen el siguiente programa de la serie “Temas
educativos contemporáneos”. Para sugerencias y comentarios, escríbanos a la
siguiente dirección electrónica: temaseducativoscontemporáneos@hotmail.com

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