Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Revisión General
Pilar Ocampo
Maquetación y Coordinación
Klaus Rlhdn
Lectura Final
Grimshaw Reaper
Trducctor Corrector
Prólogo Klaus Rlhdn Naila
En primer lugar, para Bear y el Chico: Busqué mi alma, pero mi alma no podía
ver. Busqué a mi Dios, pero mi Dios se me escapaba. Busqué a mi hermano, y
me encontré con los tres.
-Autor desconocido
En segundo lugar, para el Bear y Otter: Lo que nuestras almas hacen, la tuya
y la mia son una.
-Emily Brontë
En tercer lugar, para su familia y para las familias de todo el mundo: Las
familias son como el dulce de azúcar… mayormente dulce con algunos frutos
secos.
-Autor desconocido
T.J. Klune Quienes Somos
Prólogo
Me reflejo en él, en este hombre que pensé que me amaba, pero que al final
me traicionó como ningún otro lo había hecho antes. Doy otro paso atrás y mi pie
derecho se desliza por el borde de la azotea, nos encontramos en la calle de abajo,
al menos ochocientos pies más abajo. La sangre se desliza hacia abajo desde el
corte en mi cara, que me hizo cuando me pilló con la guardia baja, justo después de
que hubiera descubierto quién era en realidad. ¿Cómo es que no lo supe? Que este
hombre, mi hombre, no era quién parecía.
Esto le causa dolor hasta nublar su duro rostro y sus ojos se oscurecen. El
arma apuntando a mi cabeza comienza a temblar. Hay duda en él y mi aliento se
queda atrapado en mi garganta. Tal vez... sólo tal vez...
—Were Oso.
No conseguí mi apodo por lo que te dije antes, lo tengo por lo que soy, lo que
podía llegar a ser. Descubrí a una edad muy temprana que era un cambiaformas, un
ser capaz de cambiar de forma humana a la de un animal.
— ¡Yo confiaba en ti! —le grito cuando la lluvia comienza a caer del cielo
oscureciéndolo—. Eres mí… —Pero me detengo antes de cometer el error más
grande de todos. Él no puede saber lo que es para mí, no si debe mantenerse a
salvo.
— ¡Dime!
Cierra los ojos y levanta la cara hacia el cielo. —Yo... soy un Were-Nutria —
Entonces, como si mi noche no pudiera ser más extraña, la piel de Otter de
repente comienza a cambiar y a temblar, vellos marrones finos brotan de sus
brazos mientras se encoge. Músculos y hueso chasqueando y crujen al acortarse y
en cuestión de segundos Otter, el hombre ha desaparecido y detrás de una pila de
ropa se arrastra una gorda nutria marrón. Él se contonea hacia mí y se sienta en
cuclillas, con la nariz crispada cuando me caigo de rodillas.
“Sí”, le oigo decir en mi cabeza, con su voz como una caricia. “Siempre he
sido un Were-nutria”.
— ¿Por qué no me lo dijiste? —pregunto con voz ronca—. ¿No sabes lo solo
que estaba? ¡Incluso contigo allí, me sentí tan solo, porque no podía contarte mi
mayor secreto!
T.J. Klune Quienes Somos
Otter me mira con tristeza, con sus bigotes caídos. “Sólo quería mantenerte
a salvo, si se hubieran enterado de tu existencia, te habrían arrebatado de mí y no
estoy hablando sólo de PETA”.
“El clan de Nutrias” dice. “Había hace generaciones una profecía que
anunciaba que habría una unión entre un Were Oso y un Were Nutria, que uniría a
los dos grupos. Pero las nutrias son ferozmente territoriales y desde entonces han
estado tratando de negar la profecía así que no tenemos que compartir nuestras
guaridas submarinas. Bear... hay algo que debes saber: tú eres mi compañero
también y la profecía... se trata de nosotros”.
—Pase lo que pase —dice en voz baja para mí—, necesito que confíes en mí.
¿Puedes hacer eso, Bear?
1
N. de T Fibra sintética que se usa para uniforme de equipos de asalto.
T.J. Klune Quienes Somos
¿Puedo? Este hombre lo es todo para mí, pero todo lo que sabía de él era
una mentira. Pero incluso yo, el príncipe de la realeza de los Were-Osos, no puede
negarle nada a su compañero.
—Confío en ti —le susurro. Lo siento temblar contra mí, mis palabras hacen
que su piel de gallina ondee sobre su piel.
Debería haberlo sabido. Había oído historias sobre cómo de sádico era el
hombre al mando y debería haber sumado dos más dos. No lo he visto desde hace
un año o así, que fue cuando descubrió mi identidad y acabamos luchando, pero
realmente no ha cambiado en absoluto. Esa sonrisa sigue siendo la misma.
—Por fin —dice Tyson McKenna, haciendo girar su bigote—. Te tengo justo
como y donde quiero —cacarea maniáticamente.
Se acerca y se frota el parche que cubre la herida justo donde su ojo solía
estar, recuerdo de la última pelea. Le había arrancado el ojo de su cuenca mientras
estaba en mi forma de oso y sus gritos habían sido largos y fuertes.
El tipo cacarea de nuevo—. ¡Oh, sí!, me había olvidado que erais compañeros.
Que cosa tan trivial es el amor, puede poner de rodillas incluso al hombre más
grande —Se ve perversamente divertido cuando mira entre nosotros—. ¿No se lo
has dicho todavía, Otter? ¿Le has dicho a Bear tu secreto finalmente?
—Sólo pensé que estabas engordando —le digo, sintiendo un golpe contra la
palma de mi mano de la pequeña vida dentro de mi compañero.
—No puedo dejar que nada te dañe a ti y a mis bebés —le digo y con eso le
empujo por el borde del edificio.
A medida que caemos a través del aire de la noche, la lluvia roza contra
nuestros rostros y el Chico grita desde algún lugar allá arriba. Cambio al gran oso
grisáceo que es mi forma Were-Oso. Mis brazos y piernas explotan en músculos y
el cabello y las uñas se extienden en casi ocho centímetros malvadas garras negras.
Mi cara se alarga y mi hocico recoge un billón de olores diferentes en el aire. Pero
entonces mi herencia real se revela en forma de alas que se despliegan desde los
costados para controlar el viento y nos levantarnos.
“Sí, eso creo y puedo escupir fuego”. Abro mis mandíbulas y una gran
llamarada brota de mi boca, haciendo silbar la lluvia que nos rodea al evaporarse.
—No puedo esperar a tener a nuestros bebés —me dice, acariciando mis
oídos.
—¿Gordo de mi amor por ti? —dice Otter incrédulo desde su lugar a mi lado
en la cama del chico—. ¿Me has embarazado y dices que estoy gordo de mi amor
por ti?
T.J. Klune Quienes Somos
—¿De qué diablos estás hablando? —le pregunto sintiéndome insultado—.
¡Eso era realmente bueno!
—Si por bueno quieres decir que no es bueno, entonces, sí, lo estabas
haciendo muy bien —replica el Chico.
—Lo que sea —le digo cuando pongo los ojos en blanco—. La Sra. Paquinn me
dijo que las historias de cambiaformas son más populares que cualquier otro
subgénero y que debería tratar de sacar provecho de ellas.
—Creo que si vas a recurrir a los subgéneros para empezar, entonces tienes
un problema ya —dice el chico—. Además, ¿no son todas esas historias más o menos
lo mismo? Ten cuidado Bear. No querrás que nadie te acuse de copiar a alguien más.
Confía en mí, hay algunas personas en Internet que tienen demasiado tiempo libre.
—No —le digo, a pesar de que está totalmente en lo cierto. Maldita sea,
pensé que sonaba bien—. Es hora de dormir.
—Eso suena tan mal cuando lo dices así —logro gimotear antes de que su
otra mano se ponga en la parte de atrás de mis jeans y haga cosas interesantes en
mi culo.
¿Eh? Si esta es la reacción que tengo con una de mis historias hechas sobre
la marcha tal vez debería ser escritor, después de todo. O algo así… no puedo
parecer centrarme en este momento y ¿que estaba diciendo? ¿De qué estamos
hablando?
¡Mierda!
1.
Sin darme cuenta había disparado la salva de inicio el día para siempre
conocido como: la Gran Mudanza (es Sobre el Tiempo) No fue con intención, pero
he aprendido que tal vez los primeros disparos en realidad nunca lo son. Por
supuesto no fue con mala intención; ¿Quién en su sano juicio querría enfrentarse a
la ira del más inteligente vegetariano aprendiz de eco-terrorista de nueve años del
planeta?
Yo no. Hombres mucho más grandes que yo han caído ante él.
Era una de las últimas cajas en el apartamento y sólo quedaban unas pocas
cosas por embalar. Fui a la habitación para asegurarme de que habíamos metido
todo, que nada se quedaba atrás. Me sobresalté, sólo por un momento, al ver cómo
de vacía estaba la habitación: marcas en el suelo mostrando donde el dosel de la
cama había descansado durante años. Contornos borrosos de carteles en las
paredes. Una mancha en la esquina que sabía no iba a permitirme recuperar el
maldito depósito (y realmente no quería saber lo que era, era algo verdoso azulado
que gritaba "malos arrendatarios" Pensé que tal vez al menos debía intentar
limpiarlo, pero parecía demasiado asqueroso, así que lo deje allí). Me llamó la
atención, curiosamente, un sentimiento de tristeza ante el espacio vacío delante de
mí. No me adapto a los cambios muy bien, incluso si son para bien. Había pasado
tantas cosas aquí, tantas que habían cambiado todo sobre nuestras vidas, que
parecía importante que me detuviera y enviase por lo menos unas sinceras gracias a
quién procediera.
Pero fue cuando esa última había llegado que tuve que poner los límites.
Imagina, si estuvieras sentado para el desayuno una mañana al azar luminosa y
soleada y tu hermanito entra en la habitación con una camiseta que dice
¿QUIERES SEXO MAS DURADERO? ¡HÁZTE VEGETARIANO! ¿En serio? Vamos.
¡En serio!
2
N de T: slogan vegetariano sobre la carne, la carne no es limpia
T.J. Klune Quienes Somos
brazo. Arregló su pelo en el reflejo del microondas y sacó una cuchara del cajón. El
temporizador finalmente sonó, sacó su avena y sopló sobre ella, haciendo ligeras
muecas como si el tazón estuviera caliente. Cogió la cuchara y caminó hacia la mesa.
Sacó la silla y se sentó, extendiendo una servilleta en su regazo. Preguntó
cortésmente a Otter si le podía pasar las primeras páginas del periódico. Otter,
que en este momento estaba jadeando en busca de aire y con lágrimas corriendo
por su cara, agitó su mano en dirección del Chico. El Chico cogió el periódico y
murmuró para sí mismo acerca de esto y aquello (dependiendo de qué día fuera,
podría ser cualquier cosa, desde la economía a las leyes de matrimonio homosexual,
eso último le tenía realmente interesado, mucho para mí horror) y abrió el
periódico. Cogió la cuchara y revolvió su avena un poco, soplando sobre ella para
enfriarla más.
Aclaré mi garganta.
Aclaré mi garganta de nuevo, más fuerte esta vez y salió como un gruñido.
Aclaré mi garganta de nuevo otra vez, no fue tanto un gruñido sino que sonó
más como si estuviera tratando de arrancar un cortacésped sin éxito.
—Caray, Papá Bear, espero que no te estés enfermando con algo. Sobre todo
porque está tan cerca la Gran Mudanza (es Sobre el Tiempo).
Otter miró hacia adelante y hacia atrás entre nosotros, esa torcida sonrisa
suya a pantalla completa, el oro y el verde de sus ojos brillando. Hice una nota
mental para matarlo más tarde.
T.J. Klune Quienes Somos
—Oh, mira —dijo Ty—. Newt Gingrich se hizo pasar por loco otra vez.
Bendice su corazón ¿Crees que sabría que por ahora es mejor para él ser visto y no
oído —Se detuvo—. Bueno, tal vez ni siquiera visto.
—¡Y el tiempo! ¡Bueno, vaya! ¿El pronóstico extendido de siete días dice que
hay un 40% de posibilidades de lluvia cada día? Tendré que recordar coger un
paraguas cuando tenga mis citas.
Con calma, dobló el periódico y lo dejó en la mesa antes de doblar las manos
delante de él y finalmente mirarme—. He notado —dijo con seriedad—, que cuando
la gente no tiene nada significativo que agregar a una conversación, generalmente
sólo levantan su volumen.
—¿De qué estás hablando, Bear? —me preguntó el Chico—. Estoy usando
ropa. Es una cosa que la gente hace. Es un tipo de norma social —Se detuvo por un
momento, su cara arrugada—. Bueno, excepto por nudistas. ¿Sabías qué tienen
centros donde la gente puede ir y moverse por ahí desnudos? CNN hizo este
reportaje de investigación en profundidad una vez, algo acerca de cómo el tío
nudista principal hizo malversación de fondos de otros nudistas o lo que sea, no
puedo ver el atractivo en eso, porque parece que sería algo grosero tener que
mirar fijamente a las partes colgantes de la gente todo el día mientras estás
jugando al tejo y tomando mimosas3. Quiero decir ¿qué pasa si quieres comer un
perrito vegetariano de maíz? La sola visión debe ser suficiente para hacerte sentir
mal. Y no me he iniciado en otros alimentos fálicos. ¿Crees que la Madre
Naturaleza fue una ninfómana con la cantidad de alimentos que tienen forma de
penes?
3
N deT: coctel de champan y zumo de naranja
T.J. Klune Quienes Somos
—¿Qué son swingers4? —preguntó, cortándome.
—¡Es cierto! —gritó nuevamente—. ¡Hay tantos alimentos que parecen pollas!
Él se miró hacia abajo, luego de vuelta a mí, una sonrisa lenta apareció a
través de su cara.
—¡Hey! Qué él come carne también —les recordé a los dos con cabreo,
mientras Otter parecía que le acababan de dar el Premio Nobel a la genialidad.
—Lo hago —susurró Otter—. A veces, es difícil para mí dormir por la noche,
sabiendo que en la próxima mañana me voy a comer una gran pila de bacón mientras
que lloro.
—¡Oh, Otter! —Suspiró mucho el Chico, con el peso del mundo sobre sus
hombros—. Si sólo hubiera una iglesia vegetariana donde pudieras ir, confesar y
ser absuelto de tus pecados de la carne.
—¿Iglesia de Tofu?
—¿Iglesia de…?
4
N deT: personas que hacen intercambio de parejas
5
N de T: preparado alimenticio con vainas de soja hervidas.
T.J. Klune Quienes Somos
sonrisa en los ojos del Chico y la llamarada de lujuria en los de Otter.
—¿Quién lo dice?
—¡Oh, por favor! No estoy usándola porque tenga sexo. Estoy llevándola
porque es un hecho comprobado. Y tengo nueve y un cuarto. Es prácticamente diez.
Dos dígitos, Papá Bear.
Estaba incrédulo.
—¿PETA dice qué? ¿PETA? Tyson, es como la NRA8 diciendo que las armas
no matan gente, que la gente mata gente. ¡Por supuesto que ellos dicen eso!
El Chico me miró con cierto respeto recién descubierto—. Eso fue una
observación muy inteligente, Bear —dijo—. Me has sorprendido.
—Bien por ti. Es impresionante ver que estas ampliando tus horizontes.
—Sí. ¿Y esta otro tema? sobre, como, ¿cómo hay todos estos
6
N de T: película La chaqueta Metálica
7
N de T: People for the Ethnical Treatment of Animals, asociación en defensa de los animales
8
N de T: Asociación Nacional del Rifle
T.J. Klune Quienes Somos
levantamientos? Ya sabes, en Egipto y Siria y cosas así. Que parecía... malo... para
todas las personas.
Él aplaudió con sus manos juntas—. Bueno —dijo—. Este ha sido un desayuno
más que interesante. Realmente creo que todos aprendimos algo hoy. Ahora, si no
te importa, tengo algunas... cosas... que necesito hacer online.
Ladeé la cabeza.
—Te destruyó.
—¡Chico! —Rugí.
OKAY, así que, lo que sucedió entonces no estaba hecho a propósito. Tenéis
que creerme. Totalmente un accidente. Encontré la camiseta de MEAT ISN’T
NEAT tirada en la esquina, de alguna manera perdida pero no olvidada. Quedaban
sólo un par de cajas y pensé que podía ponerla en una de esas cajas para
llevárnosla. ¿Cómo se supone que iba a saber que también había una botella de lejía
en la caja oculta bajo otras cosas de limpieza? ¿Cómo iba a saber que la botella de
lejía tenía una fuga? ¿Qué cuando empujé la camiseta en la caja sin mirar, había
caído justo en la esquina donde ocurría la fuga? No estaba hecho a propósito. ¡No
estaba mirando! ¡Tenía un billón de otras cosas en mi mente!
T.J. Klune Quienes Somos
Pero, Dios mío, tenía que empezar una guerra.
—¿Quién hizo esto? —susurró, mirando hacia abajo a la tela que tenía en sus
manos, húmeda y manchada. Al principio no podía saber lo que era y comencé a
comprobarle bruscamente para asegurarme de que sus pedacitos y piezas todavía
estuvieran en su sitio. Cuando pude ver, que estaba bien, me permití un breve
momento para relajarme.
Sostuvo el tejido azul y blanco en sus manos, sus dedos temblando. La tela
estaba empapada con algo y un olor vivo picó en mi nariz y ojos. Miré las palabras
en la parte delantera de su camiseta y palidecí. Las palabras que ahora se leían
eran ME IS NEAT.
—No sé —murmuré.
—¿Qué? —le miré de nuevo, para después mirar lejos otra vez—. Te estoy
mirando a ti.
El Chico la empujó hacia mí—. ¿Cómo diablos se supone podré usar esto
nunca más? No me dejas comprar más camisetas porque estás asustado del
mensaje vegetariano y ahora vas y ¿arruinas las que tengo? ¡Exijo castigo!
Miré hacia abajo a la camiseta una vez más, leyendo sus palabras. ME IS
NEAT—. Bueno, tienes que admitirlo, tiene un nuevo mensaje ahora —dije con
optimismo—. Para… sí necesitas un impulso de confianza en ti mismo un día y no te
importa la mala gramática, podrías todavía usarla —Oí a Otter resoplar detrás de
mí y su cuerpo empezó a temblar mientras trataba de mantener su alegría
escondida para evitar la ira del chico.
Los ojos del chico se estrecharon. Al parecer él no creía que fuera gracioso.
—Un día, Bear, un día pronto —advirtió siniestramente—, cuando menos te lo
esperes, voy a vengarme por esto. No me verás venir pero, ¡Dios mío!, va a ser
épico. Has sido advertido.
—Y tal vez algún día —continuó, el brillo en sus ojos se hizo más brillante—
T.J. Klune Quienes Somos
seré capaz de encontrar el amor otra vez, y será como una de esas novelas
románticas que la Sra. Paquinn lee. Donde un hombre viudo es responsable de un
niño inteligente y encuentra un nuevo amor que es un médico o un bombero que
derriban las paredes que el hombre triste ha construido tan apresuradamente y
todos viven felices para siempre como una familia. ¡Dios mío!, lo tópicas que serán
nuestras vidas, será inmenso y maravilloso.
—¡Y una mierda! —gruñí—. Si el Chico me saca, vas a estar solo para
siempre. Nadie puede aguantar tu mierda como yo.
—Sí.
—¡Oh!
Puso una mano cubriendo mi mejilla antes de besar la punta de mi nariz, algo
que sabía que odiaba, pero que sin embargo le permitía hacer. No soy muy bueno a
la hora de decir no a Otter Thompson. Él no se había afeitado en un par de días y
su barba era muy áspera mientras frotaba su mejilla contra la mía, como si
estuviera tratando de incrustar su olor en mí y marcarme como suyo. Mi polla
empezó a ondear a medio-mástil, y fue casi suficiente para hacerme olvidar las
amenazas contra mi vida de un niño de nueve años.
Bastardo sentimentaloide.
ESTABA en guardia durante el día siguiente más o menos hasta que dije
algo que causó que el Chico se riera histéricamente, saltó en mi regazo y comenzó a
balbucear como siempre hacía. Después de eso, pensé que estábamos en paz. Era
difícil imaginar que alguien como él podía ser tan diabólico como para considerar
una guerra psicológica.
T.J. Klune Quienes Somos
Pero eso es exactamente lo que hizo.
Comenzó con una simple observación. Justo había llegado a casa desde el
trabajo en la tienda de comestibles, el turno de diez horas me agota. Me derrumbé
en el sofá mientras el chico merodeaba, sonriente se sentó a mi lado. Hablamos un
poco sobre nuestro día mientras Otter preparaba la cena en la cocina. Entonces,
como distraído, el Chico paró a mitad de frase y estiro la mano y cepillo mis
hombros.
—¿Qué?
Silencio.
Luego—. ¿Perdón?
T.J. Klune Quienes Somos
—El nacimiento del pelo —explicó cuidadosamente—. Está empezando a
retroceder un poco. ¿Eran tu papá o abuelo calvos?
—Bien —dijo, sonando dudoso—. Tal vez… mírate en un espejo o algo así.
Todavía eres muy joven para que eso esté pasando. Guau, ¿te imaginas si eso fuera
cierto? ¿Calvo cuando estés en los treinta? ¡Dios mío, sería una lástima!
Salió de la cocina.
Una vez que estuve seguro de que se había ido, salté de la silla y corrí en
dirección opuesta, más allá de las cajas sin desempaquetar, por el pasillo, hasta que
llegué a la habitación principal y fui al baño, el vapor empañaba el espejo puesto
que Otter estaba en la ducha. Le pude ver a través de la cortina y por un momento,
mi boca se secó con en el pensamiento de Otter desnudo mojado y jabonoso, esas
piernas largas, los brazos grandes. Agua cayendo como pequeños ríos por su pecho
y el estómago, dejando senderos mendigando ser lamidos. Me ajusté la parte
delantera de mis pantalones cortos de pijama de repente incómodamente
apretados.
No podía responder.
—¿Qué?
—Eh... ¿estás bien? —me preguntó mientras salía del agua, echando la
cortina completamente a un lado. Se me escapó una mirada y vi todos los seis pies
de un Otter glorioso, bronceado, desnudo. Su polla pivotando hacia fuera delante
de él, pidiendo ser agarrada. Parecía que había salido de un escenario porno, todo
mojado, resbaladizo y preparado. Algo hizo cortocircuitó en mi cabeza.
El Chico entró por la puerta abierta del dormitorio y paró para mirarme por
un momento mientras quitaba las sábanas viejas y extendía las nuevas, murmurando
para mis adentros—. ¿Sábanas nuevas? —preguntó inocentemente—. Y blancas
incluso. Que estéril.
Para entonces eran sólo las cuatro y media de la tarde, demasiado temprano
para considerar ir a la cama, incluso aunque estuviera un poco loco. Miré el
Benadryl10 en el baño por un momento, pensando tragar uno e ir derecho a la cama
justo a continuación. Pero entonces Otter dijo que necesitaba ayuda para montar el
centro de entretenimiento y gemí, apagué la luz del cuarto de baño, cerrando la
puerta detrás de mí.
9
N de T: Agencia Federal del Gobierno de los Estados Unidos encargada de la recaudación fiscal y del
cumplimiento de las leyes tributarias
10
N de T: Medicamento hipnótico y sedante
T.J. Klune Quienes Somos
carnívoros en todas partes—. Estoy cansado. ¿Estás cansado?
Él ladeó la cabeza hacia mí—. ¿Te sientes bien? has estado actuando raro
todo el día —Alargó la mano hasta frotar la parte posterior de mi cabeza y sabía
que podía sentir el lugar de la creciente calva, por lo que agaché mi cabeza lejos de
él.
Se echó a reír—. ¿Es uno de esos pequeños juegos que juegan las parejas?
me preguntó mientras se reía entre dientes—. Cómo ¿todavía me amarías si tuviera
doce dedos?
Le miré boquiabierto.
—Otter…
Me miró con ese oro verde y entonces sus ojos revolotearon hasta mi
hombro. Lo alcanzó con cuidado y lo cepilló suavemente—. ¿Qué? —le pregunté, con
pánico en mi voz.
Llegar a la cama esa noche fue una pesadilla, las sábanas blancas cegadoras
a la luz de arriba que se movía suavemente en el ventilador de techo. Se burlaban
de mí mientras me deslizaba en mi pijama, me decían que cuando me levantase por
la mañana, parecería como si alguien hubiera afeitado a un gato mientras
dormíamos. Otter sonrió tranquilamente mientras caminaba hasta mí sacando el
cepillo de dientes de su boca para darme un beso de Colgate. ¿Cómo podía saber la
tormenta que se fraguaba en mí esa noche? La vida tal como la conocía estaba
acabando, estaba tan lleno de angustia y desesperación que simplemente no podría
ver cómo podría seguir. ¡Oh!, cómo me gustaría que él supiera.
—Ajá
—Pero...
—¿Pero, qué?
Pero Otter sabía mejor y se inclinó hacia adelante y frotó sus labios contra
T.J. Klune Quienes Somos
los míos, el más ligero toque. Me encantó, aliento asqueroso incluido—. Aun así —
dijo antes de besarme otra vez.
—Lectura sobre melocotones —Le miré. Debería haber sido obvio. El "obvio"
al final de mi frase, por supuesto, implícito.
—Eh. ¿Sabes?, cuando la gente pregunta por qué estamos juntos, les digo
cosas como esta y me miran extrañados.
Solté un bufido—. Por favor —me burlé—. Este soy yo manteniendo la magia
viva.
Entonces me dijo lo que era Wikipedia. Y cómo sabía que el Chico tenía una
cuenta en Wikipedia. Y cómo probablemente no debería haber arruinado su camisa.
Guerra psicológica.
Round 4: Tyson entró en el juego y me dijo había le había pedido una cita un
muchacho que vivía más abajo en la calle, y estaba pensando en ir. Tuve un ataque
cardíaco y un accidente cerebrovascular y coqueteé seriamente con incontinencia.
Ganador: el Chico.
Descanso: Otter cogió una camiseta blanca suya y escribió en ella con un
rotulador negro: Creo que ambos sois estúpidos y la llevo puesta alrededor de la
casa (que en sí mismo no era del todo gracioso, salvo que había encontrado la
camiseta de su primer intento de escribir en la basura, y que inicialmente había
escrito "vuestros" en vez de "sois"). El Chico y yo acordamos que era un estúpido.
Ganadores: el Chico y yo (porque Otter no estaba divertido en absoluto).
Round 6: Está bien, admito, papa el sexto round, me estaba quedando sin
ideas. No ayudaba que había mucho más en mi mente. Joder, teníamos el tribunal
para preocuparnos, estúpidas audiencias de custodia, si el Chico iba a pasar a
quinto grado o no. Por mucho que sintiera que el Chico merecía todo lo que le había
hecho por el incidente de la pérdida de cabello, simplemente no podía hacerlo ya.
Por lo tanto, siendo la mejor persona (y no me miréis así, ya estaba siendo la mejor
persona) le pedí otra camiseta MEAT IST’T NEAT. Juro por Dios, que somos la
razón por la que esa estúpida web de ropa vegetariana sigue en el negocio. Así, que
sí. Se acercó y la abrió, una mirada de extraordinaria desconfianza en su cara
cuando quitó la cinta. Pero ¿esa mirada que siguió en su cara? Sabéis, ¿esa mirada
que mostraba que sentía que el sol salía y se ponía sobre mí? Esa era la mirada que
esperaba. Es la mirada por la que vivo. Gritó incoherentemente como es propenso a
hacer, se lanzó en mi regazo y balbuceó en mi oído.
Mirad. Habéis estado conmigo desde hace tiempo. Sé que a veces puedo
seguir y seguir... y seguir. Pienso demasiado las cosas. Cometo errores estúpidos
que conducen a acciones que podrían de lo contrario haberse evitado. Oigo voces en
mi cabeza que me hacen sonar como que estoy loco y tal vez me obsesiono con ellas
demasiado tiempo. Está bien, está bien: demasiado tiempo. Caray. Sé esto. Lo
entiendo. Pero ¿En realidad? Todo tiene un punto. Tiene una razón. Tiene
11
N de T: Estrella del rock
T.J. Klune Quienes Somos
significado. He aprendido cosas en los últimos años, cosas que no pensé fueran
posibles. Nunca hubiera imaginado que iba a estar donde estoy ahora, en este
momento de mi vida. Da miedo. Es maravillosa. Y sé que no importa lo que está ahí
fuera en nuestra contra, aunque lo haya. No importa qué dudas pudiera tener, a
pesar de que todavía las tengo. Lo que importa es el Chico en mi regazo, jugando
con mis dedos, mientras suena como un niño. Lo que importa es la mano de Otter en
mi espalda, frotando suavemente mientras él observa a dos personas que dice
significan más que cualquier otra cosa en el mundo. Se trata de nosotros, ¿de
acuerdo? Para bien o para mal, esto somos. Con todas nuestras equivocaciones y
todos nuestros aciertos, esto somos.
2.
Donde Bear Escucha
Al Chico Defender Su Caso
Para ser honesto, no mucho ha sucedido desde la última vez que estuviste
aquí. Quiero decir, buen Dios, solo han pasado unas dos semanas. Pero en esas dos
semanas, ocurrió la Gran Guerra con el Chico, en donde, estoy seguro de que
puedes decir que salí como el ganador. Estuvo la Gran Mudanza (Ya Era Hora). Hubo
días en que no podía creer lo que estaba sucediendo realmente, que estábamos
mudándonos a la Gran Monstruosidad Verde con un timbre que sonaba muy parecido
al nuestro. La única cosa que realmente apestaba de todo el asunto era la mirada
que había visto en la cara de la señora Paquinn mientras caminaba a través de
nuestro vacío apartamento, y fue un momento que me rompió casi completamente
en dos. Me prometí a mí mismo que la veríamos unas cuantas veces a la semana y
que ella vendría cada vez que quisiera.
Pero ella había ocultado esa mirada, e hice lo correcto y fingí que no la había
visto. No me impidió abrazarla más tiempo del que era completamente necesario y
besar su mejilla e invitarla la próxima noche a cenar. Había sollozado un poco cerca
de mi oído, y sus ojos estaban brillantes cuando se apartó, pero su sonrisa estaba
allí y su agarre era fuerte. Ayuda, me parece, que sólo vamos a estar como a cinco
minutos de distancia. Sin embargo, fue difícil conducir lejos de ella.
Luego está Anna Grant, el antiguo amor de mi vida, con la que pensé que
estaría hasta el fin del mundo. Fue a ella a quien más lastimé con la explosión
nuclear sucedida este verano pasado. Fue a ella a quien más había mentido. Parece
que está camino a perdonarme, pero estoy teniendo un tiempo difícil perdonándome
T.J. Klune Quienes Somos
a mí mismo. No es fácil cuando la veo y siempre siento una oscura noción de culpa.
No fue fácil para mí cuando tuve que ver a Creed y a ella en los dos días siguientes
a la fiesta de Creed, cuando todo había sido finalmente sacado al sol para que
todos vieran. Me dije a mí mismo, cuando los vi por el rabillo de mi ojo, que no era
celoso, pero incluso eso se sintió falso. El problema era que no podía decir por
quién estaba celoso, de ella o de Creed.
Y por supuesto está Oliver Thompson, Otter para todos por mí culpa.
Siempre parece que vuelvo a él, termino con él. Otter, quien todavía me confunde
como nadie más, quien puede, sorpresivamente, dispararme una mirada ardiente que
me hace olvidar mi nombre así como el acto involuntario de respirar. Es un talento
que ha dominado a la perfección y siempre me recuerda que lo tiene. A veces me
puedo resistir. La mayoría de las veces elijo no hacerlo. Otter dijo que me amaba y
yo le creí. Le dije que lo amaba, y creo que él me creyó (a pesar de que la primera
vez que lo dijo lo hizo en la cama y que la primera vez que yo lo dije lo hice con una
gaviota misantrópica).
Otter desapareció por tres años. (Eso parcialmente por mi culpa. Pero
¿realmente necesitamos repetir ahora viejos detalles? Tengo la sensación de que
esto va a suceder más adelante en esta segunda parte de mi historia. ¿No estás
simplemente emocionado? ¡Drama! ¡Angustia! ¡Vegetarianos! El Chico me dijo que si
nuestra historia fuera una Lifetime Movie Event12, yo sería interpretado por Delta
Burke y él sería interpretado por Taylor Lautner. Ni siquiera sé quiénes son esas
personas.) Pero Otter decidió volver, diciendo que estaba obsesionado conmigo. En
San Diego, dejó atrás a mi persona favorita en todo el mundo, su ex-novio Jonah
Echols.
12
Lifetimemovieevent: Película basada en una historia real.
T.J. Klune Quienes Somos
Cuando me oyó decir esto una vez, el Chico me dijo que yo estaba siendo
jocoso. Le pregunté qué significaba eso. Y me dijo que lo buscara en el diccionario.
Intenté, pero luego tuve que volver y preguntarle cómo se escribe. Puso los ojos en
blanco y lo escribió para mí. He encontrado lo siguiente:
Así que Otter regresó y me recordó que para efectos prácticos, nos
pertenecíamos el uno al otro, independientemente de cualquier otra cosa. Por
supuesto, nada es tan fácil, y pateé y grité todo el camino, creando así más drama
de lo que era completamente necesario. Por supuesto, en mi defensa, estaba el
hecho de que toda mi sexualidad estaba en cuestión, el hecho de que mi madre
regresó y me amenazó por eso (por razones que todavía no entiendo) y el hecho de
que el Sr. Maravilloso (Jonah, eso era sarcasmo) intentó robar a Otter de vuelta
agravando la situación. Es difícil no crear un drama cuando parece que todo está a
punto de estallar a tu alrededor cada vez que uno abre la boca.
¿Todavía tengo dudas? Creo que les dije que las tengo. Por supuesto que sí.
Soy humano después de todo. Soy el hermano/padre del más inteligente eco-
terrorista vegetariano en formación de nueve años de edad (quien recientemente
me dijo que le gustaría comenzar yoga tántrico… ¿qué carajo?). Soy el hijo de una
mujer que abandonó a Ty y a mí hace más de tres años para ganarnos la vida por
nosotros mismos sólo porque a su nuevo hombre no le gustaba tener niños
alrededor. Caí en una rutina después de rayar la obsesión paranoica, asegurándome
T.J. Klune Quienes Somos
de que al Chico nunca le faltara nada. Mi madre regresó y trató de llevarse todo
eso lejos de nosotros, todo el trabajo que habíamos hecho para reconstruirnos a
nosotros mismos durante su ausencia, haciendo cosas infinitamente peor a todo el
mundo antes de desaparecer para siempre. Nuestro abogado cree que tengo una
oportunidad increíble de conseguir la custodia de Tyson. Trato de creerle. Soy el
novio ("compañero", me dice el Chico. “Novio lo hace sonar como si estuvieras en la
escuela primaria, y él te hubiera pedido que hicieras una x en el "sí"o en el "no") de
un hombre que piensa que el Chico y yo caminamos sobre el agua. Tenemos un techo
sobre nuestras cabezas, un lugar para dormir por la noche, y gente que nos ama
completa y totalmente. Todo es miel sobre hojuelas. ¿Cómo podría no tener dudas?
Sin embargo ¿sabes qué? Antes de que esto vaya más lejos, antes de que
podamos ver qué clase de estúpido puedo hacer de mí mismo en esta ocasión
(porque ambos sabemos que eso es exactamente lo que va a pasar), hay algo que
debes saber así nunca habrá ninguna duda al respecto: Amo a Otter. Amo todo de
él. Al igual que, en un tipo de épica comedia romántica cursi. Si él estuviera por
tomar un avión por un trabajo en China, correría hacia el aeropuerto tras él y le
diría que lo amo justo antes de que entrara al avión. Me quedaría parado fuera de
la ventana de su dormitorio con un equipo de sonido por encima de mi cabeza y
pondría a todo volumen a Celine Dion. Si él se estuviera por casar con otra persona
y el sacerdote dijera: "Hable ahora o calle para siempre," estaría de pie en la
primera fila con un megáfono gritando tan fuerte como me fuera posible. ¿Lo
entiendes? ¿El punto al que estoy tratando de llegar? Lo amo, ¿sí? Vamos a no
dudar nunca de eso.
─Ni siquiera se puede decir que estás perdiendo el pelo ─me dice Otter
mientras se adentra en la cocina de esta brillante y temprana mañana, besando mi
frente antes de sentarse a mi lado─. Excepto en la parte delantera, donde es algo
notable─. El Chico resopló en sus cereales y ríe con tanta fuerza que la leche de
soja sale de su nariz. Eso me da asco y comienzo a hacer arcadas. Otter sólo nos
mira mientras que el Chico gotea leche de soja dentro del recipiente y yo hago
ruidos extraños de arcadas que no puedo parar porque mi hermano pequeño es
jodidamente asqueroso. Otter niega con la cabeza, haciendo una pausa para tomar
un sorbo de café antes de abrir el periódico, todo el tiempo quejándose de que
nunca llega a tener un desayuno civilizado.
─No te vas a quedar calvo ─me asegura el Chico, un poco tarde, con una
enorme sonrisa en su rostro.
Su rostro se afloja mientras me mira a los ojos─. Sabes ─dice serio─, creo
que estas mucho más nervioso por esto que yo. Es simplemente saltarse un grado,
Papá Bear. No es como si fuera algo muy importante.
Pongo los ojos en blanco─. Oh, no. Nada importante en absoluto. Sólo vas a
ser el chico más pequeño en tu clase y todo el mundo va a mirarte raro.
─Está bien ─digo mientras muevo mis manos en el aire─. Pero juro por Dios,
Tyson, que más te conviene decirme al minuto… no, al segundo… si algo sucede. Sin
excusas, sin titubeos. Esa es la única manera en que voy a estar de acuerdo con
esto.
Refunfuño.
─Le pregunté a Erica ─le recuerdo por enésima vez en dos días─. Ella se
acercó a tu... propuesta y dijo que todo se veía bien. Tú lo sabes. ¿Ahora estás
preocupado? ¿Por qué?
Casi sonrío con esto, pero fui capaz de aplastarlo antes de que él pudiera
ver el regocijo que se arrastra detrás de mis labios. Tiene razón, por supuesto.
Somos prácticamente iguales, él y yo. No es que eso sea una mala cosa, en absoluto.
Sólo somos... un poco neuróticos. Ligeramente.
─Vamos a estar bien ─le digo─. Sólo recuerda, que si sucede que piensas en
algo, que probablemente suene como que no debe ser dicho en voz alta, es probable
que no debas decirlo.
Otter se ríe entre dientes y se tira pedos para encubrirlo. Dios, es tan
vulgar.
Hasta que nos encontramos con el nuevo profesor de Tyson, que al parecer
conoce a Otter todo un infierno mejor de lo que yo hubiera pensado. O esperado. O
importado saber. Ya no me estoy riendo más.
Pero lo que más me afecta sobre el señor Trent es lo joven que parece.
Dudo que sea mayor que Otter, tal vez sólo unos pocos años mayor que yo. Eso
significaría que acaba de graduarse de la universidad y que debe hacer uno o dos
T.J. Klune Quienes Somos
años que está trabajando. No sé por qué esperaba que el nuevo profesor de Ty
fuera algún tipo viejo. Eso me molesta, por alguna razón.
Pero entonces se hace aún peor cuando el profesor nos sonríe, primero al
Chico, luego a mí y después enfoca a Otter, y la sonrisa se ensancha y se convierte
en una de reconocimiento, casi íntima. Me asombro de esto por un momento hasta
que miro en dirección a Otter y lo encuentro devolviendo la mirada, con los ojos
muy abiertos y esa sonrisa torcida en pantalla completa. ¡Oh hombre, entonces me
doy cuenta! Mierda.
Comienza en los dedos de mis pies con un pequeño zumbido. Mis pies
hormiguean a medida que avanza hacia los tobillos y las pantorrillas. Mis rodillas
pican y luego también mis muslos. Mi ingle duele y luego golpea mi estómago y se
enciende como fuego al que le han tirado gasolina. Ruge a través de mí,
encapsulando mis pulmones y el corazón, mi esófago. Quema más allá de mis ojos,
mi mirada se endurece y luego comienza a escaldar mi cerebro, y sólo entonces sé
lo que es, sólo entonces puedo darle un nombre. Todo este proceso sólo ha tomado
unos pocos segundos, pero cuando me golpea, puedo hacer poco al respecto. Celos.
Buen Cristo, me siento celoso de un tipo que nunca he conocido, pero al que mi
estúpido y jodido novio no puede dejar de sonreír y por qué nadie ha dicho nada
todavía, y por qué está todo el mundo mirándose el uno al otro!
Oh, vamos, Bear, se ríe. ¿De verdad creíste que para Otter fueron sólo tú y
Jonás? ¿Qué Otter no estuvo con alguien más? Por supuesto que estuvo con otras
personas. Tú no fuiste su primer nada.
Suspira. Bueno, lo que sea. Así que Otter te ama y bla, bla, bla. ¿Pero no es
esa mirada en su rostro en este momento una sonrisa? Jesucristo, este tipo David
debe caminar sobre el agua o algo así.
T.J. Klune Quienes Somos
O algo, estoy de acuerdo oscuramente.
Lo es. Por supuesto que lo es. Parece que se pudiera hacer rebotar un cuarto
de dólar en él. Todo un rollo de monedas de un cuarto de dólar, si estás en todo
esto de la cosa monetaria. Apuesto a que el Sr. David Trent, maestro de quinto
grado en la Primaria de Seafare, también lo sabe. Puto. Él no va a ser el maestro de
Ty. Jamás. Voy a enseñarle al Chico en la casa si es necesario. Voy a dejar mi
trabajo y quedarme en casa todo el día con Ty y enseñarle cosas sobre... bueno, lo
que sea que los estudiantes de quinto grado se suponen que deben aprender. No me
importa. Él no va a venir aquí. Tal vez deberíamos mudarnos también. Como, al otro
lado del país. Y quedarnos en nuestra casa. Para siempre.
─¿Por qué todo el mundo está tan callado? ─pregunta el Chico─. ¿Estamos
teniendo un concurso de miradas? Si es así, deberían haberme dicho porque yo aún
no estaba del todo listo. ¿Otter? ─Casi puedo degustar el sarcasmo en su voz.
Echo un vistazo hacia él y lo veo mirando con rebeldía a Otter, como si hubiera
hecho la peor cosa en el mundo y hubiera traicionado a todos los que ama. Debería
haber sabido que el Chico era lo suficientemente inteligente como para recoger la
misma información que yo. Da miedo, de verdad, cuán perceptivo es. Miro de nuevo
a Otter, y Otter ha visto lo mismo en el Chico que yo he visto y se aleja un paso del
Sr. David Trent.
David, por supuesto, toma nota─. ¿Qué estás haciendo aquí? ─pregunta de
nuevo─. Lo último que supe fue que estabas en California.
─Sí, Otter, ¿por qué has vuelto? ─pregunta el Chico amablemente. Bueno, lo
bastantemente amable.
Bueno, por lo menos podemos tachar toda la cosa de "ser gay para Otter" de
la lista, dice. Ahora parece que sólo eres gay. Abre tu boca. Ve si sale un bolso.
Otter se vuelve hacia David─. Estoy aquí con estos dos. Bear es mi novio.
─Pareja ─dice el Chico─. Ya hemos hablado de esto, Otter. ¿En qué grado
estás?
Otter apenas frena el poner sus ojos en blanco─. ¿Cómo podría olvidarlo?
Pero tienes razón, Bear es mi pareja.
David suelta mi mano antes de que le pueda romper los dedos. Estoy seguro
de que está con mucho dolor y sólo quiere meterse en un rincón, sostener su mano
herida y llorar. Pero de alguna manera, sigue siendo capaz de sonreírme. ─ ¡Eso es
bueno! Oliver y yo solíamos ser... amigos─. No se me escapa cómo dice esa última
palabra, de forma baja y entrecortada, como si estuviera follando el aire a su
alrededor con la boca. ¡Es realmente bueno!─ No sabía que eras... ya sabes.
Jesucristo, se ríe. ¿Por qué no sólo sacas tu polla y meas sobre Otter?
Estoy seguro de que eso mostraría bien tu punto.
T.J. Klune Quienes Somos
Otter suspira y sacude la cabeza, pero esa pequeña sonrisa nunca deja su
rostro, y sé que está disfrutando como el infierno de esto, y creo que tal vez
debería mear sobre él, pero no creo que seamos del tipo con gustos en deportes
acuáticos. Como están las cosas estoy sumamente jodido; no necesito que me digan
que estoy cubierto en mierda. No creo que mi corazón pueda soportarlo. (Y,
conociendo la forma en que va mi suerte, averiguaré que realmente estoy con la
mierda al cuello, y será del tipo en la que tengo que llevar una capucha de cuero
negro encima de mi cabeza con una cremallera sobre mi boca y tendré cables
conectados a mis pezones con los otros extremos conectados a una batería de
coche, sólo para experimentar un orgasmo total. Eso es algo real, por cierto. La
gente hace eso. Búscalo en línea. Puedo esperar. ¿Ves? Te lo dije. La gente es tan
rara.)
─Todos vivimos juntos ahora ─le dice a David, con su pequeña voz plana─. Es
una especie de gran cosa.
David se aparta de mí y mira hacia abajo Al Chico─. Suena como una gran
cosa ─dice alegremente─. Y tú debes ser Tyson. ¡Es sin duda un placer conocerte!
─Él extiende su mano para estrechar la del Chico, y veo las venas en el dorso de la
mano del Chico aumentando en su intento de dar su propia versión de un apretón de
muerte. Santo Dios, él no sólo es como yo, es una copia exacta de mí─. Ese es un
buen apretón de manos el que tienes ahí ─exclama David, fingiendo caer de rodillas
y haciendo muecas.
─Tyson ─digo, mi voz sonando como una advertencia, aunque sólo quiero
dejárselo a David. Sería divertido ver como el Chico de forma sistemática
destruye a su futuro maestro, pero siempre he tratado de inculcarle al Chico que
muestre respeto, especialmente cuando estamos tratando de sacarlo adelante.
Deberíamos.
Tan pronto como estamos sentados (los tres miembros facultativos por un
lado, nosotros por el otro, que, por desgracia, me da la idea de que estuviésemos
haciendo una audición para una competencia real, ¡y lo juro! no puedo sacudirme
este pensamiento a pesar de la gravedad de la conversación ¡A veces soy una
mierda!), Ty procede a sacar su carpeta de "Genio" de su mochila. Estoy a punto de
abrir mi boca para preguntar qué les gustaría discutir más a fondo a las personas
enfrente nuestro cuando el Chico saca un soporte de metal fino de su bolsa, que
despliega y apuntala a su lado. Luego saca un pequeño aparato negro que prende y
apaga. Un puntero láser. Se pone de pie y agarra la carpeta "Genio", la abre y saca
unos papeles, luego los coloca en el soporte. La primera página encima del soporte
dice: Por Qué Debo Ser Admitido En Quinto Grado por Tyson McKenna.
El Chico finalmente parece listo y mira a todos los demás, haciendo caso
omiso de Otter y de mí completamente. Se pone de pie y toma una respiración
profunda. Puedo ver que sus manos tiemblan un poco, el puntero láser aferrado en
su pequeño puño, los nudillos poniéndose blancos. Está nervioso. El Chico está
T.J. Klune Quienes Somos
jodidamente nervioso. Es suficiente para romper mi silencio y corazón, los dos al
mismo tiempo. Otter me siente tenso, y su agarre en mi mano se aprieta. Lo miro y
él sonríe en silencio hacia mí, sacudiendo la cabeza una sola vez. Dice demasiado en
esa sola mirada, como si supiera todo el temor que tengo, cómo me está matando el
ver al Chico nervioso, porque él nunca está nervioso. Preocupado, sí. ¿Pero
nervioso? De ninguna jodida manera. Y si está nervioso ahora, quiere decir que está
asustado, y eso significa que tengo que acercármele. Tengo que protegerlo. Tengo
que hacerlo mejor. Es mi trabajo. Es lo que soy. Es lo que se supone que debo
hacer. Miro a Otter, pero él lo sabe. Él sabe.
─Gracias a todos por haber accedido a reunirse conmigo hoy ─dice el Chico,
su voz suave pero firme─. Estoy aquí para decirles por qué siento que debe
permitírseme ser trasladado desde el cuarto grado hasta el quinto en el inicio del
próximo año escolar. Tengo la esperanza de que, después de mi presentación, verán
que tengo muchos intereses, tanto en derechos de los animales como en
matemáticas─. Levanta una mano torpe y elimina la página superior de la pila, y
tengo que poner mi mano a la boca para mantenerme sin reírme y gritar, todo al
mismo tiempo que veo lo que dice la página siguiente, ME GUSTANLOS DERECHOS
DE LOS ANIMALES Y LAS MATEMÁTICAS en letras bien grandes, a las que Ty
apunta el puntero láser, resaltando cada palabra para enfatizar algo. No sé cuándo
imprimió estas cosas en la computadora. Nunca vi nada de esto. Me pregunto si Otter
sabía. Me recuerdo a mí mismo amenazarlo con no tener sexo hasta que me lo diga.
─Ahora ─continúa el Chico, con la voz más fuerte, más seguro─, antes de
entrar en la carne de mi presentación, que, por cierto, es la única carne aceptable,
me gustaría demostrar que tengo una amplia variedad de intereses fuera de los
académicos. Me gustaría leer un poema que escribí.
Oh mierda. Oh no.
diciendo: "No puedo creer que uses esa boca para besar a tu madre,"
"Los niños no hablan así," dicen, "no importa cuán maduros sean"
T.J. Klune Quienes Somos
¿En serio? ¿No piensas así? Eso está bien. Eso está bien.
No es mi culpa que la mayor cantidad de sílabas que usas en una palabra sea
tres.
Entonces creo que hay una posibilidad de que tenga esto asegurado.
Tyson no parece darse cuenta de nada de eso, así que supongo que está bien,
aunque eso no me impide disparar miradas a los tres, los cuales lo admiten y
comienzan a aplaudir cortésmente. No sabía que Seafare era el centro del universo
de la poesía como para que se les permita ser tales snobs sobre todo el asunto.
Idiotas.
13
Pentámetro yámbico es un tipo de verso de cinco pies, cada uno de los cuales suele estar compuesto
de dos sílabas, una no acentuada y otra acentuada, y una sílaba opcional no acentuada al final. No hay
rima.
T.J. Klune Quienes Somos
que significa ser el Chico. Si alguien me pregunta de nuevo cómo puede ser de la
manera que es, sólo voy a tener que darle una repetición de su actuación, poema y
todo.
Estoy a punto de darle la señal universal para que vaya finalizando, pero él
termina con broche de oro, citando a un tipo muerto que dijo algo acerca de algo.
No lo sé. Estoy escuchando a medias, asegurándome de mantener un ojo en los
miembros facultativos frente a nosotros, listo para lanzarme encima de la mesa en
caso de que uno de ellos muestre incluso remotas señales de desinterés. Otter
sabe esto y su agarre en mi mano se aprieta muy suavemente, y tengo momentos
para maravillarme de que estoy sentado aquí en público, viendo a mi hermano
pequeño dando su disertación de quinto grado mientras mi novio -mmm, pareja-
sostiene mi mano.
─ ¿Sí, Chico?
─No estás enojado, ¿verdad? Sólo quería que esto fuera una sorpresa.
Quería demostrarles a ti y a Otter que puedo hacer esto, que no necesito ninguna
ayuda.
Uf, estamos sacando sacarina14 delante de gente que a todos los efectos son
desconocidos. Le beso la cabeza al Chico y lo oigo quejarse de ello, pero se retira
con una pequeña sonrisa en su rostro sonrojado. Echo un vistazo a Otter, que me
sonríe y murmura la palabra "sentimental," y casi peleo contra el impulso de rodar
mis ojos, pero lo hago de todos modos. Lo Que Sea. Volveré a ello más tarde.
David Trent, el Sr. Franklin y Tetas McGee (Dios, tengo que dejar de pensar
en ella de esa manera) están obviamente aliviados cuando nuestro pequeño
momento de familia ha terminado y no tienen que mirar al techo o el suelo en un
intento de darnos nuestra privacidad.
Oh, apuesto a que le gustaría eso─. Bueno, Tyson y yo nos hemos mudado
recientemente a una casa, así que no más apartamentos. Y, uh, tenemos una vida
familiar más estable. Ya sabe, ¿en casa? Y tenemos un gran grupo de apoyo que nos
rodea que... nos rodea─. Tengo que dejar porque suena como si estuviera
ahogándome con mis palabras. Jesús, el Chico puede hacer una presentación de
treinta minutos, ¿y yo no puedo hablar por dos malditos segundos? Miro a la única
persona en la habitación que conozco puede ayudarme; y él está ahí, siempre está
ahí, y algo pasa entre nosotros, y él asiente hacia mí, apretando mi mano
suavemente antes de volver a Franklin.
Tetas Mc-Leslie Parker tomó la palabra─. Sí, he tenido una conversación con
Erica Sharp. Y tengo que decir que estábamos obviamente sorprendidos de oír
T.J. Klune Quienes Somos
acerca de su madre... del alejamiento de ella. Estábamos bajo la impresión de que
Derrick estaba actuando en su lugar con un poder de representación debido a un
problema de salud─. Ella me miró con severidad, aunque no sin amabilidad.
─Sea como fuere ─dijo ella─, nos dejaste creer que se trataba de eso.
Derrick, no sé si debo abrazarte o estrangularte─. Eso no era nada nuevo. La
mayoría de la gente tiene esa reacción─. ¿Nunca has pensado en preguntar acerca
de cualquier tipo de asistencia financiera? La escuela cuenta con recursos para
proporcionar a las familias de bajos ingresos. Hubiera sido tan fácil para ti sólo
hablar con nosotros acerca de lo que estaba pasando para que pudiéramos
ayudarte.
─No sabía en quién confiar en ese momento ─digo finalmente a los demás,
mi voz baja pero constante─. No voy a tratar de convencerlos de que manejaba
todo como debería haberlo hecho, porque no lo hice. Lo sé. Pero estamos aquí y
ahora. Hemos llegado hasta aquí. Y lo hicimos por nuestra cuenta, y estamos en un
momento en el que no necesitamos su ayuda. No es que no sea apreciada ─digo de
forma insegura y apresuradamente.
Otter me aprieta la mano de nuevo, sólo para dejarme saber que él está allí,
antes de decir: ─Bear está trabajando a tiempo completo en la tienda de
comestibles, aunque tengo suficiente dinero ahorrado así que él será capaz de
bajar a trabajar a tiempo parcial una vez que vuelva a la escuela.
Así que sí, voy a volver a la escuela a la edad de veintiún años. Me imagino
que voy a empezar con algunas clases sólo para conseguir meterme de nuevo en el
ritmo de las cosas. Ya no sé lo que quiero ser, a pesar de que Otter quiere que siga
con todo el asunto de escribir. Puede ser. O tal vez me convierta en dentista. O en
científico de insectos (o como sea que lo llamen). Estoy súper emocionado acerca
de la tarea. Eso es una mentira. Pero Otter me conoce demasiado bien y me dijo
que va a sentarse junto a mí mientras me registro en línea, sólo para asegurarse de
que lo hago. Conociéndome, probablemente me acobardaría, le diría a que lo hice, y
luego pretendería ir a clase. Y lo que haría realmente sería sentarme en un Denny’s
hasta que un par de horas hubiesen pasado. Por supuesto, esa línea de pensamiento
estalló en mi mente y llegué al punto en que me di cuenta que con el tiempo tendría
que planificar una graduación falsa, y me pregunté si conocía suficiente gente como
para hacer que una graduación falsa se viera realista, cuando me di cuenta de que
sonaba como demasiado trabajoso y que sería más fácil simplemente ir realmente a
la escuela.
─Me imagino que el Chico me puede ayudar con mi tarea también ─bromeo
con los facultativos. Pero parece que sus sentidos del humor han muerto
trabajando en el sistema escolar público, y que no les resulta divertido. Creo que
soy gracioso, así que ellos se lo pierden.
Oh, oh.
─ ¿Tengo que ir a terapia? ─me pregunta el Chico, su voz tan incrédula que
creo que estamos sugiriendo que se bañe en hamburguesa cruda─. ¡No estoy loco,
Bear! ¡Ya sabes lo que siento por esos charlatanes!
─Lo has dejado claro, Chico ─le digo, tratando de impedirme a mí mismo de
saltar sobre la mesa y estrangular al superintendente hasta que la luz se
desvanezca de sus ojos─. Muchas, muchas veces. Pero esto es algo que no es
negociable. Lo discutiremos cuando lleguemos a casa, ¿de acuerdo? ─Le escucho
refunfuñar su respuesta, que suena sospechosamente como "Puedes apostar tu culo
a que lo haremos," pero lo dejé pasar y me giré de nuevo a la estúpida mujer que
dejó salir al terapeuta fuera de la bolsa. Sí, va a someterse a una evaluación, y sí,
vamos a tener un trabajador social asignado a nosotros. Y me han dicho que este
proceso puede tardar algún tiempo. Pero tengo fe en él. Él me diría si piensa que no
puede hacerlo. Él dice que puede. Me encojo de hombros─. Eso es suficiente para
mí.
Leslie asiente y mira hacia el director y David Trent antes de volverse hacia
mí─. Bueno, esto nunca fue acerca de si Tyson puede o no ser movido a un grado
superior, porque académicamente, creo que está listo. Su madurez también sugiere
que puede manejar la transición. Y si bien admito estar preocupada por las
tensiones en su vida con todo lo que está pasando, la decisión sobre si debe o no
ser promovido era tuya Derrick, y de tu madre─. Ella se sonroja un poco, como si
mencionar a mi mamá fuera un paso en falso que debería haber evitado─. Y ahora
que sabemos que es sólo depende de ti, bueno, una vez más se trata de lo que es
mejor para Tyson; y si tú le das tu apoyo, entonces no veo ninguna razón por la que
no debería ser promovido a un grado superior─. Ella miró al Chico─. Y, Tyson,
espero que nos dejes saber si hay algunas cuestiones que necesitan nuestra
atención.
T.J. Klune Quienes Somos
Tyson la miró con suspicacia─. ¿Quiere decir que quiere que te diga si el Sr.
Trent es un mal maestro?
Oh Jesús.
─Creo que las divisiones, las fracciones y yo vamos a estar bien ─dice él,
dándome a escondidas una rápida mirada─. Pero voy a dejarles saber a Bear y a
Otter si algo sale mal. O a ustedes. O tal vez sólo vaya a llorarle a mi terapeuta
sobre ello para que pueda ponerme en la lista del Ritalin 15 y así pueda convertirme
en un zángano sin sentido, incapaz de sentir nada.
Pero parece que soy el único con mirada feroz. Los otros parecen estar
divirtiéndose, incluso el director Franklin. Aunque no tenía ninguna duda de que el
Chico se los iba a ganar, preferiría que no lo hubiera hecho a mi costa. Pero ¿en
serio? Lo que sea que funcione.
David nos lleva hasta su aula y se la muestra al Chico, y te puedo decir que
en el momento en el que comienzan a discutir al azar sobre la Guerra Civil y las
Tartas Pop que Tyson comienza a emocionarse. Sonrío con tristeza, sabiendo que
esto es sólo un paso más para el Chico en su búsqueda de la dominación mundial. Y
un paso más lejos de mí.
15
Ritalin: es el nombre para el metilfenidato, clasificado por la Administración de Control de Drogas de Estados
Unidos como un narcótico de Clase II: la misma clasificación que la cocaína, la morfina y las anfetaminas.
T.J. Klune Quienes Somos
pantalla y una mirada extraña cruza su rostro─. Será mejor que atienda esto
─dice.
─No es Jonah, ¿verdad? ─pregunto, mi voz dura. Jonah sería el único que se
me ocurriría que podría explicar el por qué Otter de repente se ve tenso. No
hemos sabido nada de él desde que intenté romperle la cara la noche de la fiesta
de final de verano en Creed. Había corrido de regreso a San Diego, por todo lo que
sabía. Hablar de Jonah no es una buena cosa para mí.
Otter sacude la cabeza y dice: ─Hola ─en el teléfono mientras camina fuera
del aula.
David se encoge de hombros. ─Se veía muy cabreado cuando dijiste ese
nombre, por lo que sólo me entró la duda supongo. Eso fue grosero de mi parte.
Pido disculpas. ─Él sonríe, y por supuesto se ve perfecto. Todos esos dientes que
parecen haber sido blanqueados todos los días y que probablemente brillan tan
luminosamente como el sol con una luz negra.
─Entonces ─dice.
─Sólo me lo preguntaba.
Creo que está diciendo la verdad, pero podría ser un mentiroso patológico. Y
un sociópata. Se ve como esa clase de tipo. Probablemente tiene cadáveres apilados
T.J. Klune Quienes Somos
muy profundos en su armario─. ¿Quieres saber cómo están las cosas? ─le pregunto
en voz baja. Él asiente con la cabeza.
Me vuelvo hacia él de lleno, y es casi tan alto como Otter, aunque no tan
grande. No estoy bromeando conmigo mismo pensando que puedo intimidar a nadie,
pero eso no me impide intentarlo─. Otter es mío ─le digo en voz baja─. Él es el
mío, y no va a ninguna parte. Así que puedes dejar de pensar en lo que estás
pensando sobre él, ya que no va a suceder. ¿Soy claro?
─Eso es lo que es tan gracioso sobre esto ─me tranquiliza─. No vas a tener
ningún problema conmigo. Otter te ha querido a ti desde hace años.
Pero yo no quiero darle una, porque a pesar de haber sabido cómo Otter se
había sentido por mí, lo había oído del hombre mismo y todavía me sorprendía
saber cómo otras personas lo podían haber visto también, como si fuera una cosa
real, que tiene memoria porque la gente lo había visto. No dije nada porque no supe
qué decir. ¿Cómo es que todas estas personas pudieron haber visto lo que estaba
justo en frente de mí y yo no lo sabía?
Antes de que el silencio pueda ser más torpe, Otter vuelve a entrar en la
habitación, y las líneas en su frente me dicen que lo que sea sobre lo que se tratara
esa llamada, no podía ser posiblemente bueno. Mierda. Y yo que pensaba que hoy
todo sería fácil. Entre los intentos de Tyson para convertirse en poeta laureado de
la primaria Seafare, y su nuevo profesor que se ve como una estrella porno y que al
parecer ha tenido relaciones sexuales con mi novio (¡deja de pensar en eso!), no sé
cuánto más puedo manejar hoy.
Doy a Otter una mirada inquisitiva, y él niega con la cabeza una vez, y sé que
quiere esperar hasta que lleguemos al coche antes de decir nada. Llamo al Chico,
que dice adiós a David y salta sobre mi espalda y comienza a balbucear acerca de
las cosas que ha leído en los libros de texto y lo emocionado que estaba. Y cuán
nervioso estaba cuando empezó a dar su presentación y si yo creía que su poema
T.J. Klune Quienes Somos
era bueno y si creía que todo el mundo pensaba que su poema era bueno. Me di
cuenta de que Otter y David se estrecharon las manos de nuevo, David sonriendo a
Otter, pero Otter distraído; dejando caer su mano, nos sigue por la puerta.
3.
—No es buen momento, Tyson —le gruñí mientras miraba hacia el asiento
trasero. Él puso los ojos en blanco.
Me siento insultado.
— ¡Oh!, ¿se me permite dar mi opinión ahora? —El Chico preguntó con
ironía—. Bien, entonces, Otter, por supuesto, no me gusta la tarta de cerezas.
Lleva huevos. Huevos de pollitos. No verás a pollos fuera de salas de maternidad
esperando para conseguir nuestros bebes para hacer su tarta de cerezas,
¿verdad?
16
Síndrome Respiratorio Agudo Grave.
T.J. Klune Quienes Somos
—No —dijo Otter pensativo, frotándose la mejilla—. No, seguro que no. Eso
sería raro, sin embargo. ¿Puedes imaginar cómo una larga fila de pollos, sólo
cargando bebés una a uno? ¿Puedes imaginar una larga fila de pollo llevando cada
uno un bebé? Pagaría dinero por ver eso.
El Chico suspiró.
Tal vez es porque Alice y Jerry fueron mejores figuras paternales que mi
madre lo fue jamás. Tal vez es porque no puedo soportar la idea de la
desaprobación que podría ver en sus rostros. No se habían tomado la marcha de
Otter muy bien, independientemente de lo liberales que parecen. Recuerdo el dolor
que escuché en la voz de Otter cuando me contó sobre cómo finalmente tuvo el
coraje de hablarles a sus padres sobre sí mismo, cómo esperaba que hubiera
preguntas y posiblemente lágrimas. Lo que no esperaba era el silencio aplastante
que había conseguido, las miradas de incredulidad que se convirtió en confusión e
ira. Las palabras fueron dichas, cosas que sé que aún hieren a Otter hasta hoy.
Había tomado una tregua después de un tiempo, pero su sexualidad siempre ha sido
un tema incómodo de conversación. Sé que le quieren ¿cómo podrían no hacerlo?
pero cuando Otter había descrito el dolor en sus ojos y la desesperación que había
sentido, sólo podía sentir mi propio enfado creciendo contra ellos,
independientemente de lo hipócrita que era.
Y tal vez estoy asustado porque ellos me ven como su hijo también. Imagina
tener dos hijos gays. Mierda.
No se trata sólo de ti, ¿verdad? Se ríe, esa maldita voz de la que creo que
nunca escaparé. Sí, estás asustado, sí, estás preocupado sobre qué pensarán, ¿pero
no puedes escucharte a ti mismo? No siempre es sobre ti, Bear, no importa cuánto
te gustaría pensar que lo es. Por una vez en tu maldita vida, para de preocuparte
sobre lo que los demás piensan de ti cuando realmente deberías estar
preocupándote sólo de cuánto te necesita Otter ahora. Dítelo a ti mismo: ellos no
pueden alejar a los chicos de ti. Él tiene mucho más que perder que tú.
Ciertamente.
Me estiro y tomo la mano de Otter en la mía, sintiendo esa gran pata suya,
áspera contra mi palma y dedos. Su mano es cálida, familiar.
—Lo que sea que hagamos —digo tranquilamente—, lo haremos juntos, ¿de
acuerdo?
—Juntos —dice dejándolo todo acaramelado sobre mí, otra vez. Por alguna
razón, aquellos momentos le hacen más feliz, y que me aspen si mi corazón no
arranca fuerte en mi pecho. Él se inclina y pinta un beso sobre mis labios.
Para ser honesto, no sé dónde dejamos las cosas. Desde el momento que él
nos encontró fuera a Otter y a mí, pareció respaldarme, poniéndome de vuelta con
su hermano después del desastre que fue tomar mis propias decisiones. Pero
entonces algo cambió ese día en mi apartamento, cuando Anna me había hablado
sobre ella y él. Algo se había salido de la pista, y no sé cómo fijarlo. Probablemente
no ayuda que sea el rey de aplazar las cosas, sólo he respondido a uno o dos
T.J. Klune Quienes Somos
mensajes de texto suyos en las últimas semanas, después de que él hubiera vuelto a
Arizona. No sé cuál es su problema. O, más bien, me pregunto si su problema soy
yo. No ayuda que aparentemente él no había llamado y dicho que había vuelto a la
ciudad. Yo era el que siempre le recogía en el aeropuerto. No importa lo demás,
siempre era él y yo, esas sesenta millas entre Seafare y Portland nuestra
oportunidad de tener que ser cómo solía ser. Probablemente Anna le recogió esta
vez.
Estoy caminando más despacio de lo que suelo, y Otter y el Chico saben eso,
dando pequeños pasos mientras arrastro mis pies, caminando más allá de las
fotografías de la pared, en este pasillo, en esta casa donde todo había cambiado
para mí el verano pasado, donde las cosas habían cambiado para todos nosotros.
Algunas veces me pregunto si las casas pueden tener recuerdos, los sonidos de la
vida alrededor y dentro filtrándose en la madera y el yeso, el ladrillo y el azulejo.
¿Qué diría esta casa? Es un pensamiento bastante trivial, tan obviamente fuera de
las líneas de la realidad, pero no puedo dejar de pensar en lo que estas paredes nos
podrían decir, lo que me podrían mostrar.
Ugh.
¿Verdad?
—Ya era hora de que llegarais chicos —dice la Señora Paquinn alegremente—
Estaba empezando a preguntarme si quizá os había secuestrado un Bigfoot.
Aparentemente, ha sido avistado a veinte millas al norte de aquí.
Tyson corre hacia ella y envuelve sus brazos alrededor de su cintura, y ella
le sonríe mientras le acaricia el pelo con una mano ligeramente retorcida.
—No existe tal cosa como un Bigfoot —le dice a ella—. ¿Verdad?
—No hay gorilas en los bosques, Señora Paquinn —dijo él, poniendo los ojos
en blanco.
—No. Duh.
—Tres horas cada día —se mostró de acuerdo ella—. La próxima semana, van
a dar programas con jirafas, y estoy bastante segura que hay algunas viviendo con
T.J. Klune Quienes Somos
gorilas. Sin embargo, todos ellos sólo podrían ser Bigfoot, así que supongo que
nunca lo sabremos a ciencia cierta.
—Él dijo que teníamos que esperar y escuchar las cosas de ti —Jerry se
vuelve hacia mí y sonríe—. ¿Y cómo estás tú, Bear? —pregunta acercando su mano.
La estrecho, igual que lo hizo Otter.
—Estoy bien —digo haciendo que mi voz suene más fuerte de lo que yo me
siento. Otter necesita saber que estoy bien así puedo hacerle bien—. Es bueno
veros a ambos —Rio suavemente cuando Alice me envuelve en sus brazos, como
sabía que haría—. ¿Cómo era… donde fuera que estuvierais chicos?
Me ruborizo ligeramente ante esto, sintiendo esa vieja oleada de orgullo que
me hace malo. Después del desastre que había hecho en Agosto, decidí que
necesitaba trabajar en algo para asegurarme de que nadie como mi madre volviera
y amenazara con coger a Tyson de nuevo, jamás. La Señora Paquinn se había
ofrecido a ponernos en contacto con un abogado que practicaba ley familiar, pero
fue Creed quien había enviado un correo electrónico a sus padres para adelantar el
dinero. Yo les había escrito un correo electrónico para hacerles saber cuánto
significaba para mí (probablemente sonando como un idiota lloriqueando y sólo
dándome cuenta más tarde que había escrito todo en mayúsculas, como si estuviera
gritando mi gratitud), pero en realidad no les había dado las gracias en persona.
Alice me abrazó otra vez, lágrimas en sus ojos. ¡Ah, maldita sea! Mejor que
esto no fuera una de esas noches en las que todo el mundo empieza a llorar a mí
alrededor y todos tenemos que hablar de nuestros sentimientos. He puesto un
embargo totalmente sobre todo eso para el resto del año. Espero que ellos
recibieran la nota.
Dios, ella no sabe nada. Miro por encima de su hombro a Otter sin poder
hacer nada, y él alcanza gentilmente hasta apartar los brazos de su madre de mi
cuello.
—Es una larga historia —le dice a ella—. Una de la que no necesitamos hacer
un refrito en este momento —Lanza una mirada afilada hacia Ty, que todavía está
charlando con la Señora Paquinn, y los ojos de su madre se amplían por un segundo,
y ella asiente.
— ¿Qué es? —pregunta el Chico, corriendo a su lado mientras ella saca algo
grande y de color marrón y diabólico del horno.
—Bueno, ¿sabes cómo hice tofu aquel año? —Ugh, no me lo recuerdes. Tuve
diarrea durante una semana. Y no me mires así. Tú la tendrías también—. Bien —
dijo, agitando sus manos sobre la cacerola con extraños bultos—. Encontré una
receta de pastel de carne de tofu. Yo la llamo tofazañastel.
El Chico hace su mejor mirada impresionada, pero puedo decir que está
analizando el nombre de la nueva confección en su mente, al igual que yo. Quiero a
Alice Thompson hasta la muerte, no me malinterpretes. Te he contado que ella fue
una madre para mí cuando la mía no supo cómo serlo. Pero no hay manera en la
verde tierra de Dios que vaya a comer algo que tiene la palabra “hazaña” en el
medio trabaja aquí conmigo: “hazaña” se convierte en “pies” 17, y ahora todo lo que
puedo imaginar es cortar hacia abajo en medio de la mancha marrón y dedos de
pies saliendo hacia afuera. No me digas que no piensas lo mismo. El Chico le dice a
Alice que se ve increíble, pero él también suena increíblemente gracioso ¡ja! Alice,
por supuesto, no se da cuenta de nada de esto y sonríe hacia el Chico como si sólo
le hubiera dicho que Martha Stewart18 se suicidó porque no había manera de que
pudiera competir con su pastel-de-pie.
17
Intraducible en castellano. E el o igi al feat tu s i to feet
18
Empresaria, autora y presentadora de televisión estadounidense que formó un imperio con su
negocio de estilo de vida y cocina.
T.J. Klune Quienes Somos
—El tofazañastel necesitará un momento para terminarse —Anuncia Alice
frunciendo el ceño, tanteándolo con un dedo. Casi espero que se estire y la tantee
de vuelta. O le muerda el brazo—. Cariño, ¿me ayudas a poner la mesa?
—Ya volvemos, Mamá —dice por encima de su hombro—. Tenemos que hablar
con Bear y Otter un rato —Ella agita la mano en una fácil despedida.
Claro.
Pero no sé cómo arreglarlo porque no sé qué coño está mal. ¿Es porque le
mentí sobre Otter y yo? ¿Es realmente el hecho de que hay un Otter y yo? ¿O es
algo tan simple como una combinación de toda la mierda que le he echado durante
los últimos tres años? Me apoyé en él mucho. Probablemente demasiado. Sólo
porque tuviera que lidiar con la marcha de ella no significa que él tuviera que
hacerlo también.
Pero lo hizo. Y eso es el por qué tengo que arreglar esto. No puedo dejar
que esto continúe más. Tengo que hacer volver a mi mejor amigo.
Eao es lo que quiero decir. Pero cuando abro mi boca, lo que sale cuando
salimos al patio trasero y ellos vuelven su cara hacia mí es —¿Todavía estáis
perdiendo el tiempo chicos? ¿O lo que sea?
—Nos lo estamos tomando como va —me dice Anna suavemente. Están de pie
cerca el uno del otro otra vez, y Otter está de pie en mi espacio, y casi me
pregunto si esto es nosotros contra ellos, y no puedo parar de pensar en la última
vez que realmente me sentí así, cuando Creed había…
…y eso no era culpa mía, pero no puedo parar la amargura que sale de mí, que
él había parecido renunciar a mí tan fácilmente porque…
Anna pone los ojos en blanco hacia mí, pero veo las comisuras de su boca
empezar a doblarse.
Juro a Dios que si alguien habla sobre matrimonio una vez más, voy a ir a
correos y patear los huevos de todos en esta casa. ¡Sólo han sido cuatro malditos
meses!
T.J. Klune Quienes Somos
O han sido años, si somos honestos con nosotros mismos, susurra, el sexo
está tan tope que hace sólo cuatro meses.
Anna Grant, señores. Ella estará aquí toda la noche, con shows adicionales a
las siete y a las nueve. Hurra.
— ¿Quién eres tú y qué has hecho con Bear? —pregunta Creed, los ojos
abiertos de par en par.
Pero es a Otter lo que más noto, cuando se inclina y ahueca mi cara en sus
manos, besándome suavemente, sus pulgares frotando mis mejillas. Suspiro
silenciosamente mientras él se aparta, esa mirada verde-dorada colmada de sólo
Dios sabe qué.
—Sabes que todo lo que hago es por ti, ¿verdad? —pregunta tranquilamente,
buscando mi mirada.
T.J. Klune Quienes Somos
Asiento con la cabeza. Porque lo sé.
—Sí —digo, y él sonríe como si le hubiera dado el regalo más grande que el
mundo hubiera conocido—. Creed tiene razón; será más pronto que tarde. Al menos
seremos los que lo controlemos, ¿sabes?
— ¡Oh, tío! —dice Creed—. Me encanta venir a casa para cenar. ¡Esto va a
ser realmente épico! ¿Puedo grabarlo? Como, ¿coloco la cámara? Prometo que no lo
subiré a Youtube.
Todas sus bocas se descuelgan de nuevo. Ruego por una plaga de langostas
que vuelen en sus bocas, pero Dios parece odiarme hoy y no envía ninguna.
— ¿Ves porno gay ahora? —pregunta Anna, y por alguna razón, parece como
si ella estuviera vagamente encendida y me hace desear que Dios debería olvidar
las langostas y sólo enviar el fuego.
— ¡Para de poner esa voz! —le regaño—. Estamos en casa de tus padres.
— ¿Podemos dar gracias? —dice, no es realmente una pregunta, sino que nos
está diciendo a cada uno que nos callemos para así hablar con Dios. Ninguno de
nosotros somos demasiado religiosos, pero esto es algo que se espera que hagamos
en la mesa para cenar de los Thompson. No es como ir a la Iglesia o algo así. Cada
uno de nosotros iremos alrededor de la mesa y diremos algo por lo que estamos
agradecidos y bla, bla, bla. Es la manera que siempre ha sido aquí, cuando Alice y
Jerry están alrededor. No es que me importe hablar con Dios; tenemos una
T.J. Klune Quienes Somos
relación extraña, él y yo. Él parece pensar que puede empujarme alrededor de todo
lo que quiere (como si yo fuera su juguete personal), sólo para verme regresar y
derribarme otra vez. Si Dios existe, creo que podría ser una clase de sádico. Me lo
imagino sentado ahí en su nube, largas túnicas blancas flotando, bebiendo Mickey
de 4019 y fumando un Winston mientras me voltea como un pájaro y planea que hará
después para cabrearme.
Juntamos las manos, y casi tengo ganas de reírme de ellos porque, ¡ja, ja!,
¡Otter y yo estamos cogidos de la mano delante de ellos! Aprieto su mano y le
sonrío, y puedo ver que está muy divertido por algo, pero eso me parece bien. Me
siento bien. Él me devuelve el apretón de la mano antes de inclinar la cabeza. Miro
alrededor y veo que todos los demás han inclinado la cabeza y cerrado los ojos, así
que me imagino que debo hacer lo mismo. Así que lo hago.
— ¡Hey, Dios! —dice Alice, y eso me hace resoplar, lo cual disfrazo con una
tos que suena como si tuviera un enfisema avanzado y estoy a punto de escupir algo
que se parece Tofazañastel. Alice me permite el honor de terminar antes de que
ella continúe—. Nos gustaría darte gracias por la comida que vamos a comer —Oh
sí, gracias, Dios, por el pastel de pies—. Y por la familia que nos rodea. Estoy
agradecida de tener a mis dos hijos en casa, incluso si es por poco tiempo —
Aprieta la mano del Señor Grant, así que él es el siguiente.
Maldita sea, eso iba a ser lo mío. Justo lo suficientemente vago para no
necesitar más explicaciones, lo suficientemente sentimental para demorar la
inspección. Mierda, voy a tener que pensar en algo más. No puedes repetir en el
círculo de la plegaria de agradecimiento en la cena. Suena a copia si lo haces.
No conozco a Margie, y bien por ella, ¿pero qué puedo decir? ¿Estás ahí
Dios? Soy yo, tu saco de boxeo favorito. Podría estar intoxicado. Ya.
Anna dice;
—Estoy agradecida por este pasado verano —.Uh, ¿qué?— Por permitir que
las personas en mi vida sean lo que necesiten ser.
La miro. Lo ojos de los demás están todavía cerrados, así que nadie se da
cuenta.
19
40 oz Mickey, licor de Malta.
T.J. Klune Quienes Somos
Creed dice;
—Estoy agradecido de que por fin Bear abriera sus ojos a lo que estaba
justo en frente suyo —Hay una pausa que está tan embarazosa, que juro que dará a
luz a una camada de preguntas de interrogatorio firmes si no aborta. Él finalmente
termina—. Y decidió conseguir la custodia del Chico.
—Estoy agradecido por tener los recursos para ser capaces de ayudar a
Bear y al Chico a través de lo que es, sin duda, un momento difícil.
Risita silenciosa.
El Chico dice;
—Creo que es extraño que estemos rezando a algo que nunca se ha probado
que realmente existe, pero para evitar cualquier… problema, estoy agradecido por
Papá Bear y por Otter y Anna, y la Señora Paquinn y Jerry y Alice y Creed y el
Señor Grant y la Señora Grant y Dominic y…
20
Seguro médico estatal para ancianos y minusválidos.
T.J. Klune Quienes Somos
Ah, por supuesto él ha ido directo al corazón, el bastardo. No voy a ser
capaz de hablar con el nudo en la garganta, y él lo sabe. Eso no le detiene de
apretarme la mano. Quiero romperle los dedos, pero resisto la tentación.
Mi turno.
Maldita sea, ¿qué voy a decir? Um… estoy agradecido por… ¡no es tan
jodidamente difícil! ¡Hay un montón de cosas por las que estoy agradecido! Como…
¡mierda!
¿Cómo Otter? Se ríe eso. ¿El amor que parece brillar en sus ojos cada vez
que te ve? ¿La manera en que de repente puedes ver lo que está justo frente a ti
en todo momento? ¿La casa que compró para ti? Sólo Dios sabe que no hiciste nada
para merecerlo. ¡Oh, Bear, sólo abre la boca y a ver lo que pasa! ¿Eso no es parte
de tu encanto? ¡Qué divertido!
No creo que “encanto” sea la palabra exacta para lo que hago. Por ahora, el
silencio se prolonga, las cabezas todavía están inclinadas, dándome una oportunidad
para recopilar mis pensamientos. Y continúa el silencio. Finalmente, Anna levanta la
mirada y me mira con curiosidad, seguida por Creed, que sacude la cabeza. El Chico
se inclina hacia adelante y se burla, y la Señora me está sonriendo porque, oh Dios
mío, sabe exactamente lo que estoy pensando, sabe exactamente lo que voy a decir,
y entonces Otter abre los ojos y lo ve también, y aunque incluso sabe que no será
elocuente (¿cómo puede ser, sobre todo desde que me he dado cuenta de que estoy
borracho?) voy a decirlo independientemente.
—Eso… eso fue tan asombroso —respira el Chico—. Señor Mío, es como si
pudiéramos escuchar lo que piensa.
Él me está mirando, sí, y la mirada verde dorada está brillando, oh sí, pero
no es como si la hubiera jodido otra vez, o que hubiera hablado fuera de turno. No,
es con esa cosa que hace cada dos por tres, ese respeto que me deja sin aliento,
que me muestra que por alguna maldita razón, él piensa que el sol sale y se pone
conmigo. Es un tonto, para estar seguro (¿cómo no podría serlo, con todo lo que ha
puesto al día hasta llegar aquí?), pero maldita sea, es mi tonto, y me está mirando
como si hubiera hecho algo extraordinariamente bien, que le he hecho el hijo de
puta más feliz del mundo, y que me va a echar un polvo en cuanto lleguemos a casa.
T.J. Klune Quienes Somos
Así que naturalmente, para hacer la noche más entretenida (¡cuánta diversión
estamos teniendo!), me echo a llorar.
En serio, susurra eso, ¿qué hiciste, en el nombre de Dios, para conseguir esa
ciega devoción? ¿Sientes sus manos en tu cara? ¿Es mirada en sus ojos? No es que
a él sea “como” todo en tu mundo, Bear. Él es todo en tu mundo. ¿Qué has hecho
para conseguir eso?
Es correcto, por supuesto. Siempre lo es. Oh, Cristo, Otter está tan
equivocado, él está tan mal…
—Bear —dice otra vez, su voz un poco más fuerte, un poco más alta,
sabiendo que tiene que cortar la locura de mi mente—. Páralo. Lo que sea que esté
saliendo de esa cabeza tuya, páralo —Su pulgar acaricia mis labios y mi barbilla
21
Raza peluda de la Guerra de las Galaxias, a la que pertenece Chewbacca.
T.J. Klune Quienes Somos
tiembla en sus manos—. Puedo verlo ahí, tras tus ojos. Basta —Se inclina hacia
adelante, y en frente de sus padres, en frente de los padres de mi exnovia, en
frente de mi familia y amigos, en frente de Dios y su Mickey de 40 grados, me
besa suavemente, castamente, incluso aunque la intención tras eso es obvia, y me
hace temblar en sus manos.
Y maravilla de todas las maravillas, paro. Escucho. No puedo decirle que no. Nunca
he sido capaz, no realmente. Incluso cuando creía que mis acciones eran correctas,
que estaba haciendo lo único que podía hacer, aun así volví a él. Siempre vuelvo a
Otter.
—Te dije que debería haber grabado esto —dijo Creed a Anna—. Gaytube va
a estar totalmente carente ahora.
Casi quiero preguntar cómo conoce ella Gaytube, pero me parece que no
puedo llevarme a abrir la boca por miedo a qué tipo de respuesta conseguiría.
Conociendo a la Señora Paquinn, nos contaría que estaba estudiando el sexo gay
para proporcionarnos consejos a Otter y a mí para “llevar a cabo la plenitud” de
nuestra “pasión”.
Puaj.
—No estoy filmando eso —dice Creed rápidamente—. Hay cosas en este
mundo no aptas para mis ojos. Como siempre. ¡Ah, asco, no puedo para de pensar en
eso! —Se frota los ojos con las manos como si estuviera tratando de arañarse el
cerebro.
—No es mi culpa si tú no puedes entender las palabras que uso. Coge un libro
de vez en cuando, ¿ah?
—No te haría daño, Creed —dice el Chico—. Deberías pensar que después de
salir con Bear, Anna querría a alguien un poco más… prolijo. Tienes que intensificar
tu juego.
—Es sólo algo… que pasó —le dice Creed a sus padres, que me están mirando
como si él les hubiera contado que está preñado de una camada de nutrias-oso.
—El verano del amore —suspira la Señora Paquinn—. Ahora sólo si ese
enfermero se enamorará de mí y pueda conseguir mi propio coito. ¡Qué periodo de
sequía ha sido! Pero amo a mi Joseph, Dios le bendiga. Nadie podría cuidar a una
dama como ese hombre. ¡Dios mío! Parecía que podía aguantar días.
—Bueno, está coito —dice Anna, empezando a contar con los dedos.
—Yo creo que prolijador debería ser una palabra, si no lo es —le digo a
Otter mientras él me besa el pelo—. ¿No suena como una palabra real? Oh,
hombre, no debería haber bebido todo ese vino tan rápido porque no puedo parar
de pensar en eso. ¿Bebido? ¿Bebío? ¿Bebío es una palabra? Como he bebío algo,
¿por qué podría no haberlo bebío? Puedes tanto estar borracho y haber bebido
algo.
—Puedes hacer lo que sea con las palabras que quieras —me dice Otter—
Hacer el amor —dice mientras me mira a los ojos.
—Esa no es válida —se queja el Chico—. Eso sólo suena estúpido. Que tal
fo…
—El inglés es una lengua bastante rara —le digo a Otter mientras él me
frota la espalda—. A veces, no sé cómo la aprendí.
—No quiero jugar a este juego nunca más —dice Creed, mirando a la Señora
Paquinn.
—En muchos niveles —le digo—. Te darás cuenta. Eres muy prolijador —Cogí
la copa de vino, pero Otter me detiene y yo hago un puchero.
—Has bebido suficiente —me dice—. Ah, no sé por qué eso no es una
palabra. Suena correcto —Me besa otra vez—. Estás en lo cierto. El inglés es
difícil.
Le sonrío.
— ¿Estás saliendo con Creed? —le pregunta a Anna su padre, con los ojos
muy abiertos.
—Dices eso como si fuera algo malo —El padre de Creed dice ceñudo—
¡Creed es un gran chico!
—Eso… ¡eso no es lo que quiero decir! —Explota el Señor Grant—. ¡Es sólo
que no entiendo cómo Anna hizo a Bear gay!
Todos la miramos.
—Dejarme entender esto —dice y por alguna razón, eso es gracioso para la
mayoría en la habitación. Al parecer esa broma no morirá con la muerte que se
merece. Intento alcanzar algo más de vino pero Otter me golpea la mano. Bastardo.
Alice la mira.
Otter asiente.
— ¿Mi culpa? —Espeta Jerry—. ¡Cómo demonios puede ser esto por mi culpa!
—Porque habríais preguntado por qué, y Bear no estaba listo para que la
gente lo supiera —dice ella, mirando hacia mí—. No iba a salir con él solo porque
estuviera enfadada.
Otter está mirando absorto a Anna, así que no me ve tomar más vino a
escondidas. Necesito estar así de bebedor22 (¿ves? ¡Suena bien!) De lo que ya
estoy. Aún no se detiene mi corazón de palpitar en mi pecho ante sus palabras. No
sé qué he hecho para merecer a Anna, pero he debido de hacer algo bien.
— ¿Y qué pasa contigo? —pregunta Alice a Creed—. ¿Por qué estás enfadado
con Bear?
Dejo caer la copa de vino sobre la mesa, pero nadie se da cuenta. Eso está
bien, sin embargo. He derramado vino en el mantel blanco y sin duda caro. Toso
como siempre tan sutil y escondo la zona cada vez mayor con la servilleta. Nadie ve
mi elaborada cobertura. Estoy a salvo.
—Una mierda —le ladra Otter—. Has sido un idiota desde que te enteraste
que estábamos juntos.
Es ahora o nunca, eso susurra. Jódelo. Estás bebido, él está cabreado, todos
están escuchando, ¿por qué demonios no? Todos saben algo más, ¿así que por qué
esto no? Ah, terapia familiar. ¿Hay alguna forma mejor?
—No, no lo que sea —le ladro también, perdiendo la calma—. ¿Cuál carajo es
tu problema? ¿Es porque no te lo conté? ¿Es por la forma en que lo descubriste?
Sé que metí la pata. Sé que mentí jodidamente sobre todo, pero… Jesús, Creed, te
largaste al final. Sé que no eres homófobo, ¿así que, qué puto problema tienes?
— ¡Entonces cuando! ¡No me has dicho una maldita cosa desde que te fuiste!
Él me mira.
22
E el o igi al d a ke , i t adu i le.
T.J. Klune Quienes Somos
—Oh, ¿y tú has sido tan cercano? ¿Cuándo descolgaste el maldito teléfono y
me llamaste?
—Es suficiente —le gruñe Otter—. ¿Crees que ha sido fácil para él y para el
Chico? ¿Tú has tenido todo lo que has querido siempre servido en bandeja de plata
y tienes el nervio de sentarte aquí y quejarte y gemir mientras Bear ha hecho lo
que podía para proteger las cosas que más amaba? No le hables de egoísmo, idiota.
Si alguien aquí es egoísta, eres tú.
No puedo dejarle hacer esto. No puedo permitir que Otter pelee esto por
mí, no importa cuánto quiera hacerlo, no importan cuánto piense que necesita
protegerme. Apesta. Realmente apesta, porque independientemente de lo que diga
Otter, independientemente de cómo intente darle la vuelta, no puedo quitar la
innegable verdad de que Creed tiene razón. Creo que te lo he dicho antes que me di
cuenta hace bastante tiempo de cuántos malditos errores había cometido, cuán
equivocado he estado manejando todo esto. Pensé que mis razones estaban
justificadas (y tal vez, en algún nivel, aún pienso que lo están… ni tú, ni Creed, ni
incluso Otter pueden convencerme que no estaba actuando de la mejor manera
posible que pensaba por el Chico), pero fue necesario para llegar a un punto donde
dejé mi mierda. Tomó todo desmenuzándolo a mí alrededor y ese maldito océano, el
vasto océano, lamiendo mis pies, esa fría brisa soplando a través de mi pelo, la
única iluminación eran los destellos de los relámpagos sobre la cabeza. Pero el
océano se ha ido (oh, por favor déjalo ir) sin embargo aún hay terremotos,
momentos en los que creo que la tierra se abrirá debajo de mí y me tragará entero.
No sé si alguna vez voy a deshacerme de ellos.
—Otter —digo todo lo calmadamente que puedo, pero incluso sabiendo que
nuestra familia puede escuchar cada palabra que digo. Él se vuelve a mirarme, y la
furia de su rostro se afloja, el verde-dorado empieza a asomar de nuevo alrededor
del negro, y sé que puede verme, sé que puede oírme—. Te quiero —le digo,
ignorando el pequeño jadeo que oigo de su madre—. Pero tienes que dejarme
T.J. Klune Quienes Somos
manejar esto —Él empieza a interrumpirme, pero sacudo mi cabeza y él cierra su
boca—. Si te dejo luchar cada batalla por mí, no estaré nunca mejor que donde
estaba. Tienes que dejarme hacer esto.
Me mira como si solo dijera la mayor estupidez que ha oído nunca, pero algo
en él se disipa, y suspira, enganchándose a mí alrededor otra vez, su brazo
alrededor de mi cuello, mi espalda contra su pecho.
Oh, Jesús. No tan genial. El cabronazo tenía que decir algo como eso,
sabiendo que no puedo hacer ninguna maldita cosa sobre eso. Se ríe siniestramente
mientras siente que me retuerzo en sus brazos, como si supiera exactamente en
qué estoy pensando.
—Oí lo que dijiste, pero esa no fue toda la verdad. ¿Recuerdas lo que me
dijiste hace pocas semanas? Te sentaste justo en frente de mí y dijiste
“independiente de con quién te hayas relacionado en esa habitación,
independientemente de con quién hayas follado o a quién te esté follando, soy más
como tú”. ¿Lo recuerdas? Yo sí —Él se estremece ante mis palabras, y sus padres
observan horrorizados lo que su bebé jamás podría siquiera decir tal cosa. No
puedo ayudar pero creo que esta es una de esas cenas que todo el mundo recordará
pero en la que ninguno querrá admitir que estuvo, como la vez que tu Tío Frank
estaba bebido y empezó a golpear a tus primos. No me vengas con esa mirada.
Sabes de lo que estoy hablando. Y por lo menos tú no tuviste un frío tofazañastel
congelándose justo en frente de ti como una triste rata almizclera marrón.
Cállate.
T.J. Klune Quienes Somos
—Eso era diferente y lo sabes —me dice fríamente—. No puedes comparar
eso con esto. La vida no siempre se dobla y tuerce como tú desees, Bear.
— ¿Entonces qué es? Si nada de lo que digo está bien, ¿entonces qué?
—¿Quieres saber que están tan mal? —susurra Creed—. Empujas y empujas,
¿así que quieres saber que está tan jodidamente mal?
No, no, señor, no quiero, pero me parece que no puedo encontrar una manera
de abrir la boca (por una vez) para detenerle.
—Eras mío —dice su voz entrecortada (oh, maldita sea todo)—, y no tenía
que preocuparme sobre compartirte con nadie más porque sabía que siempre me
elegirías. Sé que tenías a Anna, pero Jesús, tío, ella era tu novia, ¡y eso era
jodidamente diferente! Tú me pertenecías, y nunca pensé que tuviera que
preocuparme de que otro chico viniera a ocupar mi lugar. Pero entonces me
hablaste sobre Otter y tú, y si te diste cuenta o no, si fuiste o no capaz de
admitírtelo a ti mismo o no, que se remonta a años. No es sobre este año, o por
Otter volviendo a casa, o incluso por hace tres años cuando se fue. ¡Tú siempre
habías sentido algo por mí, y es una mierda que trates de decir lo contrario!
—Quiero ser el único al que vengas cuando necesites ayuda. Quiero ser el
único que pueda hacer que todo sea mejor para ti cuando no creas que puede
mejorar. Quiero ser el único que te haga feliz, hacia el que corras cuando no lo
eres. Pero nunca podré ser esa persona para ti, nunca más. No sé si alguna vez lo
T.J. Klune Quienes Somos
fui. Así que, sí, reír en alto, burlaros del tonto de Creed. Sí, estoy celoso, cabrón.
Estoy celoso porque mi hermano tiene algo contigo que yo nunca tendré. Te tiene
por completo, y no es justo. No después de todo lo que hemos pasado. Quiero que
seas para mí —Se detiene, respirando pesadamente.
Silencio.
Pero parece ser lo correcto para decir porque puedo ver a Creed
desinflarse, una sonrisa arqueando las comisuras de su boca, como si supiera que
aún quiere estar enfadado pero no puede evitarlo. Empieza a reír, y eso me hace
reír, y pronto estamos bramando de risa mientras todos los demás en la habitación
están mirando, preguntándose cuándo se derramó la locura e infectó a la
habitación. No puedo explicarles (viendo que mi cerebro está siendo lentamente
privado de oxígeno) que eso es algo que sólo Creed podría decir, que él desearía
poder ser gay (o ya sabes, lo que sea que se supone que debo ser… llamémoslo
convenientemente Otter-sexual) para que pudiera tenerme para él solo y tener que
preocuparse por compartirme con nadie más. Es una cosa tan alucinante, tal
explosión al azar de palabras que por supuesto tengo que reír, porque si no lo
hiciera, estoy seguro de que estaría extrañamente excitado a pesar de que sería
demasiado incestuoso considerar ni remotamente el hecho de que Creed quisiera
follarme, aunque él no se columpiaba de esa manera.
— ¡Yo n-n-no quería decir eso en voz alta! —dice Creed empezando a
hiperventilar—. ¡Ese no era el t-t-tema!
T.J. Klune Quienes Somos
—Mejor ten cuidado, Otter —dice la Señora Paquinn con maldad en la voz—.
He leído muchas historias sobre triángulos entre hermanos. Nunca termina bien
para uno de ellos. Bueno, excepto, ya sabes, esa clase de historias donde ellos…
comparten. Al mismo tiempo. Me encantan esas historias.
Eso sólo lo empeora. Otter no piensa que sea muy gracioso, Anna está
mirando a su… lo que sea (¿novio?) como si acabara de derribar de un soplido en
pedazos todo a su alrededor. No la culpa, sin embargo. Aparentemente ella no tiene
un gran historial en lo que se refiere a chicos, con uno que se enamora de un
hombre, y el otro deseando poder hacerlo. Los padres de la habitación están todos
sentados con los ojos abiertos de par en par, y es sólo entonces cuando me doy
cuenta de cuánto les he echado a todos de menos, cuantas cosas se sienten
realmente completas ahora que ellos están aquí. Puede ser que ellos sean menos
propensos a estar de acuerdo con el momento, pero al final, no creo que eso
importe.
—Eres un idiota —le digo mientras nos soltamos despacio, y vuelvo a estar
de pie—. Cuéntame toda la puta mierda de ahora en adelante, ¿me pillas?
—Es recíproco —dice él, secándose las lágrimas de sus ojos—. Estamos
pegados el uno al otro.
—Oh, por favor —me susurra de vuelta—. Ambos sabemos que sería yo el
que te jodiera. Otter te ha hecho un culo grande y gordo —Se pausa por un
momento. Luego: —Anna piensa claramente que quiero tener sexo contigo,
¿verdad?
—Mierda.
—Ajá.
—Suéltame, entonces.
—Tú primero.
T.J. Klune Quienes Somos
—A la de tres.
—Vale.
—Uno…
—Dos…
—Creo que Otter quiere matarte. Como, llamarte fuera para un duelo o algo.
—En serio. Si él supiera kung fu, habría ido a lo Bruce Lee en todo tu culo.
—Oh, mierda. Oh, mierda. Creo que tu mamá echó alcohol al vino.
— ¿Por qué no? Aún me estás abrazando. No puedo parar ahora. Con algo de
suerte, olvidaré que todo esto pasó alguna vez cuando despierte con una resaca
infernal.
—No lo sé, Bear. Tal vez. Creo que podría. Pero, ya sabes…
Él suspira.
— ¿Cómo qué?
T.J. Klune Quienes Somos
—Er… olvídalo.
—Jesús, eres como un perro con un hueso. Oh, bruto. ¡Ja, ja! ¿Por qué aún
nos estamos abrazando?
—Literalmente, esta tiene que ser la cena más incómoda a la que fui
invitado.
—Los hombres de las cavernas. Jesús, dame uno duro, ¿por qué no lo haces?
—No lo sé. Mis padres piensan que soy un FruitLoop 23 como tú.
Eso me preocupa.
— ¿Lo eres?
Asiento.
—Hey, ¿recuerdas cuando no sabías que querías a Otter para rociar sus
bebes por toda tu cara y no teníamos que hablar de nuestros sentimientos todo el
tiempo?
—Sí, esos eran los buenos viejos tiempos. Así que, ¿Anna?
—Ah, Dios. Ahora vas a tener todos esos coloquialismos gay, ¿verdad?
23
Cereales de Kellogg´s, son aros de colores.
24
Mujer a la que le gusta la compañía de hombres homosexuales.
T.J. Klune Quienes Somos
Levanto mi voz.
—Oh sí.
—Vale. Echa una ojeada sobre mi hombro. ¿Qué está haciendo Otter?
— ¡Qué!
—Sí.
—Vale. Y, ¿Bear?
— ¿Sí?
—Tú y yo —silba en mi oído—. Vamos a tener una larga charla más tarde
sobre a quién perteneces. ¿Me captas?
Oh.
4.
Donde Bear Conoce A Dos Personas Muy
Diferentes
26
Es una buena cosa que diga que me quiere, porque yo soy un desastre.
—Eso es lo que yo dije, pero Otter dice que es para siempre, así que...
— ¿Para siempre? ¡Sois los dos tan jóvenes! ¡No podéis saber lo que significa
para siempre!
—Bear, ¡solo estamos preocupados! ¿No puedes ver que esto es un shock
para nosotros?
— ¿Un shock para vosotros? Vosotros, chicos, no sois los únicos cuyo mundo
entero se ha puesto al revés.
Y una y otra vez, conmigo cada vez más nervioso, con Otter cada vez más
enfadado, con el Chico mirando como si estuviera listo para reventar algunas
rótulas, podía entender sus preguntas, podría ver su necesidad de respuestas, pero
nada de lo que decíamos parecía satisfacerlos.
Pero es más fácil para mí decir “que os jodan” a sus padres de lo que alguna
vez lo será para él, y esto es algo de lo que me doy cuenta muy claramente. Mi
padre nunca estuvo alrededor, a pesar de que Jerry era algo así como uno. Mi
madre... bueno, ya sabéis acerca de ella. Alice estaba allí mucho más que ella. Pero
tengo el conocimiento de algo que entiende que éstos no son mis padres. Así que
mientras pueda hacer todo lo posible para asegurarme de que Otter está bien, que
él siempre sepa que tendrá un hogar con el Chico y conmigo, todavía puedo ver la
situación con una fría indiferencia que rápidamente se convierte en ira
autosuficiente. Me fastidia distanciarme tan rápido de Jerry y Alice, pero nunca
antes había estado en esta situación, una en la que me importara una mierda alguien
que no fuera el Chico o yo mismo (lo sé, lo sé, ¿qué pasa con Anna, verdad?) Es un
asco. Realmente lo es. Pero algo que Creed había dicho se había quedado conmigo,
aunque estuviera casi olvidado. Anna era mi novia. Es jodidamente diferente, ¿vale?
Cálmate, me digo. Estará por aquí en alguna parte. No hace falta entrar en
pánico por nada.
27
Edamame es el nombre de una preparación culinaria de vainas de soja inmaduras, hervidas en agua
con sal y servidas enteras.
T.J. Klune Quienes Somos
recelo bajo las cejas espesas, pero permite ser empujado hacia mí como si
estuviera resignado a lo que está a punto de suceder. Su pelo oscuro está
enmarañado alrededor de su cara, derramándose en el cuello, por encima del cuello
de una estrecha y desgastada camisa. Los vaqueros tienen las rodilleras rotas y el
zapato derecho está desatado, los cordones hechos polvo y sucios, ya que se rozan
detrás de sus pies que se arrastran. ¿Quién demonios es éste y por qué está
sonriendo Tyson así?
Tan pronto como me alcanzan, el Chico deja ir a Dominic y salta hacia mis
brazos, sus manos inmediatamente yendo a mi pelo mientras balbucea sobre una
cosa u otra. Lo escucho sin mucho entusiasmo, ya que mis ojos se sienten atraídos
hacia el chico nuevo que está delante de nosotros, que se ha parado a unos pocos
pasos de distancia y está mirando hacia abajo a sus pies, dando patadas a una
piedra, con los brazos detrás de la espalda como si estuviera en posición de
descanso.
—…Y creo que podría ser mi mejor amigo en el mundo entero, así que tienes
que ser amable con él —oigo decir al Chico cuando sintonizo de nuevo—. Es
increíble, pero muy reservado e intento hacerlo hablar más y está empezando a
hacerlo, pero creo que es muy tímido y casi siempre solo se sienta allí y me
escucha, por lo que lo hace mi tipo favorito de persona y creo que deberías dejarle
entrar y desayunar con nosotros, pero no puedes hacer todo eso de "Soy Bear. Soy
el adulto, por lo que tienes que hacer lo que yo diga" que siempre haces ¿porque a
veces, Papá Bear? ¿honestamente? Tienes que dejarme ser yo mismo.
No puedo evitar reírme por lo bajo. —Respira, Chico —le digo mientras lo
dejo en el suelo. Él me mira y sonríe mientras sostiene mi mano—. Y siempre te
dejo ser tú —le recuerdo mientras tira de mi brazo hacia el otro chico, que ahora
parece nervioso, mordiéndose el labio inferior mientras se aproxima—. Cualquier
otra persona te habría dado en adopción a estas alturas.
Me frunce el ceño aunque solo sea por un momento, antes de que una amplia
sonrisa en su rostro lo divida casi a la mitad mientras mira a su amigo. —Dominic,
me gustaría presentarte a mi hermano mayor. No dejes que lo que acabas de oír te
engañe; en realidad puede ser casi gracioso. A veces. Bear, este es Dominic. Vive un
par de casas más abajo.
T.J. Klune Quienes Somos
El otro chico en frente de mi levanta la vista rápidamente y me ve mirándolo
expectante y deja caer su mirada de nuevo hacia el suelo, murmurando algo en voz
baja.
—... Y ahora Bear está tratando de adoptarme, pero aun así va a seguir
siendo mi hermano, no mi padre —continúa el Chico—. No tengo padre. Está bien, sí
que tengo un padre, no soy como Jesús ni nada. Solo que no sé quién es, pero eso
está bien, porque tengo a Bear y a Otter y ahora a ti, así que ¿quién necesita algo
más?
Dominic murmura algo que no puedo escuchar, sus ojos de nuevo se vuelven
duros.
Resoplo. —Ni de coña. No hay una jodida manera de que vaya a pasar. Tienes
mi palabra, Chico. Prefiero morir antes que dejar que eso suceda.
El Chico me sonríe de esa forma adorable que tiene a veces y tengo que
recordarme a mí mismo que no puedo llorar delante de extraños y que mis ojos
tienen que parar de tener demasiadas fugas y que preferiría morir antes que dejar
que Julie McKenna reconozca cualquier parte de Tyson. Ella podría haberle dado la
vida, pero no tendrá nada que ver con en quien él se convertirá. No es su madre.
Por lo que a mí respecta, no necesita una. Me tiene a mí. Y a Otter... y ahora al
parecer un chico al azar llamado Dominic, que de nuevo solo ha dicho algo que no he
podido oír. Si este chico va a estar alrededor, vamos a tener que hablar acerca de
lo que significa ser audible.
—Jesús Chico, suenas demasiado como yo —le digo—. Eso no puede ser
saludable—. Pero tiene razón, por supuesto, sobre tantas cosas. Han pasado
semanas desde que nuestra madre regresó, y por mi vida, que todavía no puedo
entender los porqués y los cómo de lo que había sucedido, cuáles eran sus
intenciones. ¿Por qué había vuelto? ¿Cómo había sabido que Otter estaba en San
Diego? ¿Cuál era su juego final? Cuando nos encontramos con la abogada por
primera vez, nos había preguntado si habíamos visto a alguien alrededor que no
hubiéramos visto antes, alguien que podría haber estado siguiéndonos, investigando
nuestras vidas. Ese pensamiento me había enfriado como ningún otro, la idea de
alguien siguiéndonos a nuestro alrededor, excavando en nuestras vidas, tratando de
agitar cosas que es mejor dejar muertas y enterradas. Tenemos demasiado en
nuestros platos ya como para estar preocupados mirando sobre nuestros hombros
o encontrando a alguien hurgando en la basura. El desafortunado efecto secundario
de todo esto es que estoy convencido de que cada nueva persona que conozco es
espía suyo (mi imaginación tiende a ser hiperactiva, en caso de que no lo hayáis
notado) y si pudiera hacerlo a mi manera, encerraría al Chico en su habitación
hasta que se resolviera la situación de la custodia.
Ty hará la maleta con los niños (por ahora tiene seis) y saldrá a la carretera,
yendo de pueblo en pueblo, actuando en circos que viajan como parte de su banda
“El Chico y los Chicos”, donde él y sus hijos cantan y bailan cantando canciones de
bandas clásicas como Journey y Destiny’s Child. Una noche, en medio del
espectáculo de una versión a capella de "MMMBop" de Hanson, en algún lugar de
Nebraska para ancianos en una comunidad de vida asistida, sentirá un tartamudeo
en su corazón y caerá muerto con sus hijos reunidos a su alrededor, con lágrimas
en sus caritas (¡mis pobres sobrinas y sobrinos!) y algunos feriantes atemorizados
28
N.T: PCP droga comúnmente conocida como polvo de ángel, causa alucinaciones, violencia extrema
y/o la sensación de no sentir nada.
29
Pabs blue ribbon, marca de cerveza barata.
T.J. Klune Quienes Somos
empezarán a cantar "Dust in the Wind" desafinando. Los niños de Tyson (Jackie,
Tito, Jermaine, Marlon, Randy y Michael) recogerán sus pertenencias y empezarán
a hacer autostop por todo el país tratando de actuar aún como solo “Los Chicos”,
pero incluso ellos pueden ver que hay algo que falta sin “El Chico” y por eso se van a
disolver y continuar con sus caminos por separado.
Y todo esto va a suceder, lo sé, antes de que Tyson cumpla los dieciocho.
—Oh, por favor —me burlo de él, oyendo a Tito en mi cabeza tratando de
convencer a mis otros sobrinos para conseguir reunir de nuevo a la banda—. Tú no
tienes muchos amigos debido a tu rareza. No me eches la culpa a mí.
—Por favor, chicos; esto es todo lo que tengo ahora. Papá hubiera querido
que volviéramos a estar juntos ¡Por los viejos tiempos! Mmmbop, Duba badop…—
¡Cállate Tito!
— ¿Quién es Tiffani y por qué es una puta? —me pregunta Dominic en voz
baja, con los ojos casi divertidos.
La mandíbula del Chico cae mientras mira entre nosotros dos, comenzado a
farfullar de una manera que solo él puede hacer, tan lleno de justa indignación que
habrías pensado que habíamos arremetido contra el núcleo de cada ideal por el que
jamás haya luchado. Tal vez haya algo más en este Dominic además de una fachada
inquieta.
Antes de que pueda decirle al Chico que se calme, antes de que pueda si
quiera dar forma a un pensamiento para tranquilizar su mente, Dominic extiende
una mano y la deja caer en el hombro del Chico y, maravilla de todas las maravillas,
el Chico se calla casi de inmediato. Estoy seguro de que esto tiene que ser una cosa
momentánea, que el Chico se pondrá en marcha de nuevo, sus protestas más
fuertes, con los ojos más amplios y su postura casi combativa, pero eso no sucedió.
El Chico deja de hablar, toma una respiración profunda, rueda los ojos y sacude la
cabeza.
Y eso es.
Al parecer, es Dios, dice la voz un poco divertida. Debido a que solo Dios
mismo podía haber callado al Chico con esa rapidez. Y eso fácilmente. Dios sabe que
nunca has sido capaz de hacer eso.
—Así que él está tratando de tener una ahora. Y solo se pone peor a partir
de aquí. Confía en mí. Muy pronto, te tendrá viendo Bob Esponja y vuestros
cerebros se filtraran por las orejas.
—Solías amar a Bob Esponja —le recuerdo—. Incluso tuviste una manta de
Bob Esponja cuando estuviste…
—Incluso tengo algunas fotos del Chico cuando era un bebé —le digo a
Dominic con complicidad—. Hay una jugando en la bañera cuando tiene como cuatro
años, donde se hizo una barba de jabón en la cara y solía llamarse “Mayor
impresionante” de la Brigada impresionante.
— ¿Vienes? —Llamo a Dominic, que está aún en pie, donde lo dejamos, con
esa sonrisa tranquila aún en su rostro. Al oír mis palabras, la sonrisa se desvanece
poco a poco, y mira por encima del hombro, mirando por la calle como si estuviera
indeciso.
—Mira —le digo—. No quiero que hagas nada que te meta en problemas.
¿Tienes que llamar a tus padres o algo? ¿Aclararte con ellos? Probablemente yo
debería reunirme con ellos en algún momento si vas a estar por aquí. Tengo que
asegurarme de que están bien con esto, ¿sabes?
Y un mentiroso.
Excelente.
El Chico clama una tregua momentánea mientras observa con una euforia
casi religiosa como Dominic toma su primer bocado de Kashi y lo declara agradable
al paladar. El Chico inmediatamente corre a la nevera y saca cada pedacito de su
dieta que tenemos en casa, asegurándose de que su nuevo amigo (mejor amigo, oigo
susurrar en mi cabeza) desee probar el queso de soja a las nueve de la mañana.
Dominic simplemente lo observa, catando todo lo que el niño pone frente a él, en
silencio diciéndole que sabe bien. Incluso parece que lo dice en serio.
Estoy a punto de decirle dónde escondo los Lucky Charms cuando suena mi
teléfono móvil, reproduciendo una versión polifónica de "Achy Breaky Heart."
Jodido Otter, pienso mientras sonrío y alcanzo el teléfono. Dejo a los chicos en la
mesa y miro hacia abajo a la pantalla. Hablando del demonio.
— ¿Es eso así? —gruñe en mi oído. Oh oh. O algo está mal o algo está muy
bien.
—Aha —le digo con cuidado—. Así que... ¿qué pasa contigo?
—En el cuarto de baño —le digo, obviamente no revisando mi raya del pelo
en el espejo—. ¿Cómo va el trabajo?
T.J. Klune Quienes Somos
—No te he llamado para hablar de trabajo —me espeta—. ¿Dónde está el
Chico?
—Cierra la puerta.
— ¿Sí? —Me las arreglo para decir, mi polla está ya medio-dura, presionando
contra mis pantalones —. ¿Por qué no lo hiciste?
— ¿Dónde crees? No podemos hacer esto, Otter. ¡El Chico y Dominic están
en la cocina! ¡Ellos me van a oír joder!
—Entonces mejor te callas y me dejas hablar, ¿no te parece? Pero tengo que
decir que me gustan los pequeños ruidos que haces. Hay momentos en los que te
tengo extendido delante de mí, con tu cara presionando contra la almohada, y ese
culo caliente tuyo mirando hacia arriba en el aire —Su voz cae de nuevo—. Esos son
los momentos en los que solo quiero romperte por la mitad. Tienes que verte así.
Como si la única cosa que quisieras fuese yo. Como si lo único que vieras es a mí.
Dios, cómo coño gimes mi nombre —Se queja en voz baja—. Las palabras no pueden
hacer justicia, Bear. Quizá la próxima vez voy a grabarlo para que puedas ver
exactamente de lo que estoy hablando.
—Ah... Jesús —Esto no es algo que hacemos muy a menudo, la charla sucia,
las palabras que apenas puedo dejar salir sabiendo lo estúpido que suenan cuando
las digo. Pero Otter debe tener un máster en obscenidades porque las palabras que
salen de su boca a veces no son algo que a vaya a tener la esperanza de oír repetido
fuera del dormitorio. Pero él sabe exactamente qué tipo de efecto tiene sobre mí,
el hijo de puta. Últimamente se ha convertido en una especie de juego, para ver
quién llega primero. La puntuación es actualmente de ocho a cero. Sí, ¿quién crees
que tiene ocho?
— ¿Quieres hacer una película conmigo, Bear? Podríamos jugar más tarde,
cuando te esté follando de nuevo, para que puedas verte a ti mismo siendo follado.
¿Ver cómo te ves cuando estoy enterrado en tu culo?
—No vas a ganar esta vez —le digo con los dientes apretados—. Te vas a
venir primero.
— ¡Eso no cuenta!
—Oh, te darás cuenta —le prometo con una sonrisa burlona en los labios—. Y
vas a lamentar siempre estar tratando de joderme.
—No lo sé —le digo, con una sensación de vacío en la boca del estómago—.
¿Qué pasa si...? —No sé cómo voy a terminar esto, pero de alguna manera Otter
sabe lo que estoy tratando de decir.
T.J. Klune Quienes Somos
—Contéstale Bear. Contesta, escucha lo que ella tiene que decir, y luego
llámame. Va a ir bien. Ya lo verás. Probablemente tiene buenas noticias—. Otter, el
eterno optimista.
— ¿Cuándo puedes volver a casa? —le pregunto, odiando como suena, pero
de repente necesito al tipo grande aquí conmigo, protegiéndome de qué, no lo sé. Es
extraño pensar cómo era ferozmente independiente antes de viajar a las tierras
más seguras de laco-dependencia. Nunca fui de medias tintas, al parecer, por cómo
me he ido de un extremo al otro. Pero tiene que ver con el hecho de que sé que
Erica no llama tan temprano. Ella es una purista del calendario establecido. Si dijo
que iba a llamar la próxima semana, entonces será cuando llame. Algo,
evidentemente, había sucedido. Es la única razón por la que llamaría antes de
cuando se suponía que tenía que hacerlo.
—Habla con ella —me dice con suavidad—. Entonces llámame de nuevo, y si
me necesitas, voy a ir corriendo. ¿Entendido?
—Derrick, es bueno hablar contigo otra vez —dice Erica, en ese tono de voz
que dice que no tiene tiempo para gilipolleces. Extrañamente, ella es una de las
pocas personas en mi vida por la que hago un intento activo por mantener la boca
cerrada alrededor suyo—. ¿Cómo van las cosas?
Ella no está realmente preguntando para obtener una respuesta, solo por
cortesía. Uno podría pensar que ella viene a ser como una especie de zorra, pero
supongo que tiene que sonar así, si vas a ser abogado.
— ¿Te estás volviendo loco? —Suena divertida. Bueno, tal vez sea una zorra.
— ¿Debería?
Dato curioso: todo el mundo en mi vida piensa que son cómicos—. ¿Estás
probando material nuevo o algo? —Le pregunto irritado—. ¿Cómo para utilizarlo en
las alegaciones iniciales y poner al jurado de tu parte? Si es así, probablemente
deberías intentarlo de nuevo. Votaría por meterte en la cárcel, junto con el que
está en juicio.
—Puedo ver por qué Tyson quiere vivir contigo —dice ella—. Eres tan
divertido. Puedo sentir tu emo-angustia a través del teléfono. Se sienten como
lágrimas.
— ¿Es esa la única razón por la que te hiciste abogada, para poder decir esa
frase?
El sudor emerge y perla mi frente. Miro hacia abajo y lo veo venir secándose
en mi mano, frío y congelado. Tyson se ríe a carcajadas en la cocina, el sonido
trayendo una sonrisa a mi cara antes de que retroceda de nuevo.
No sé cómo tomarme eso. He oído una cosa y otros mil millones de cosas han
pasado instantáneamente por mi mente. Por supuesto que sabía que esto iba a
llegar, que era parte del proceso, pero había metido en mi cabeza que iba a ser en
el futuro, un poco antes de que esto hubiera sucedido. No puedo decidir si eso es
bueno o malo.
Ella se ríe—. Es algo bueno, Bear. Eso significa que tu petición para la
custodia de Tyson está avanzando mucho más rápido de lo que podríamos haber
esperado. Independientemente de lo que piensa la gente, a los tribunales les gusta
cuando las familias permanecen unidas. Así que el hecho de que su caso está
tirando para adelante de manera rápida es una buena señal. Deja de ser tan
nefasto todo el tiempo.
Ella tiene un punto, a pesar de que no voy a dejar que lo sepa. Solo se puede
ser derribado unas cuantas veces antes de empezar a rehuir una mano levantada,
incluso si está extendida con amabilidad. Aunque sé que estamos mejor de lo que
nunca estuvimos antes, sigue siendo difícil conseguir que nuestras expectativas
sean demasiado altas, ya que parece que siempre estemos esperando que el otro
zapato caiga. Es una actitud de mierda, pero es un hábito del Chico y mío que aún
no se ha roto. Por supuesto, yo debería ser el que predique con el ejemplo, pero
conociendo al Chico, va a ser él el que me arrastre. No sé lo que me va a costar
superarme a mí mismo, pero lo haría con mucho gusto.
—Sólo quiero que todo esto termine —murmuro—. Solo quiero que el Chico
sea mío.
—Él es tuyo —me dice con tanta suavidad como sabe hacerlo—. Todo lo que
va a cambiar es que un pedazo de papel estará de acuerdo contigo y no permitirá
que nadie diga lo contrario. Trata de no olvidarlo, ¿de acuerdo?
—Sí.
¿Cómo diablos puede preguntar eso? — ¡Por supuesto que sí! —Le espeto—
¿No es jodidamente obvio por ahora?
Creed: "Es sólo una firma, amigo El primer paso y todo eso.".
Anna: "¿No te sentirás mejor una vez que todo esto haya terminado con solo
firmar la maldita cosa?"
Otter:.. "Te haré una mamada si lo haces ahora mismo. " (Lo llevé totalmente
hasta eso)
El Chico con los labios temblorosos, los ojos muy abiertos pero brillantes:
"¿No quieres conseguir mi custodia Papá Bear? ¡Pensaba que me amabas! Me
gustaría que mi mamá estuviera aquí”
Así que no me tomé las amenazas de Erica en vano, sabiendo muy bien que
tiene al resto de los chicos geniales en marcación rápida.
30
Sinónimo de damm, maldición, es la versión más suave de maldita sea!
T.J. Klune Quienes Somos
Él le había preguntado qué se siente al vivir sin un alma y tener a Fox News
haciéndole el amor sin haber comprado su cena primero. Y eso arreglándolo un
poco, sabiendo que ahora voy a tener que tener un maldito filtro con la trabajadora
social que va a venir. Habíamos tenido una larga conversación con el Chico después
de esa pequeña explosión colorida de Kid-ismo (¿Sabes lo que es un republicano,
Bear? Muy pronto, ella va a hacer que tenga ganas de unas vacaciones en el Este,
con mi cabello perfectamente peinado y chalecos almidonadas y votar para
conseguir exenciones de impuestos a los ricos. ¡Exijo que la despidas!) Podría
actuar como un adulto, pero sigue siendo un niño y tiene que vigilar su boca, se lo
digo mucho. Me había mirado con incredulidad cuando amenacé con castigarlo
durante una semana por cada palabrota que usara. Cuando vio que hablaba en serio,
refunfuñó cosas oscuras hacia mi persona que, sin duda, habría sido divertido si no
hubiera estado tratando de demostrar un punto.
—Lo recuerdo —suspiro—. Pero no has escuchado sus puntos de vista sobre
la psicoterapia todavía. Y confía en mí; no has oído nada, hasta que hayas oído eso.
—Lo sé —dice—. Y sé que a veces puede sentirse como una carga el estar a
cargo de un niño superdotado, pero hay que hacerle entender, Bear. Y no puedes
estar preocupado por las represalias. Tú eres el adulto, ¿recuerdas? No es como si
estuvieras haciendo esto solo para molestarlo. Es un requisito del estado y va a ser
la única manera en que los tribunales estarán de acuerdo en concederte la custodia.
—Llamaré hoy —le digo, sabiendo que no hay nada que discutir.
— ¿Y entonces? —pregunta.
¡Dios, ella es tan molesta! —Y luego te vuelvo a llamar con la fecha y la hora
de la cita para que puedas llamar para verificarlo. Eres una maldita perra de presa,
¿lo sabes?
Erica se ríe—. Sutil, Bear. Realmente sutil. Puedo ver de dónde el Chico lo
recibe. Y por la cantidad que me pagas, puedes apostar que voy a ser una perra de
presa.
Hay una pregunta que he estado evitando, y es una que quiero hacer pero no
estoy seguro de si quiero saber la respuesta. Estoy seguro de que me lo habría
T.J. Klune Quienes Somos
dicho si hubiera encontrado algo, pero todavía no puedo evitar preguntármelo.
Haciendo acopio de mi resolución y tratando de sonar lo más informal posible, le
pregunto:
Pienso con dificultad por un momento, solo para darme cuenta que no iba a
cambiar nada. Le digo más—. ¿Lo tienes, entonces? —le pregunto—. ¿Ya sabes, la
has encontrado?
—Recuerdo esa multa —le digo en voz baja—. Llegaba tarde al trabajo. Otra
vez. El policía casi la arrestó por gritarle. La despidieron y durante semanas
después, lo único que podía hacer era culpar a la policía, que la policía consiguió que
la despidieran, que iba a demandarlo a él y a Pizza Shack y obtendría un montón de
dinero y viajes. Ella siempre decía que quería viajar.
31
Wu es el al u eo de u e é di ie do lo e ; e esta f ase sig ifi a ue Bea uie e a su ad e
T.J. Klune Quienes Somos
Antes incluso de que pueda considerar formular una respuesta a eso, hay un
golpe en la puerta—. ¿Bear? —pregunta el Chico.
—Bueno, eso es bueno —dice Erica—Yo tampoco. ¿Alguna vez alguien te han
dicho que das demasiada información?
—Llama a la terapeuta —dice ella—. Hoy. Y llámame si quieres que esté allí
cuando llegue la trabajadora social, aunque creo que vosotros tres vais a estar
bien.
—Oh por favor. ¿Así que quieres facturarme el viaje hasta aquí? Tus ganas.
Bear.
No puedo…
Yo no…
T.J. Klune Quienes Somos
¿La extrañas?
Pero esto... Esto era diferente. Había algo allí, algo emocional, y lo tomaría
como lo que era, como el gran regalo que era. Oh Dios, ¿cómo iba a ser el momento,
el primer verdadero momento de mi vida en que finalmente conseguiría lo que
siempre había soñado? Hubo temblores entonces, casi como un precursor de un
terremoto, el ambiente que nos rodeaba en silencio excepto por los pequeños
sollozos de mi madre.
—… Al bar esta noche, así que te apañas por tu cuenta para cenar,
muchacho.
—Voy a salir al bar esta noche, así que te apañas por tu cuenta para…—sabía
que no iba a pasar hoy, que podría no ocurrir nunca. Pero tenía seis años, ¿tal vez
siete?, y mis ideales aún no habían sido destrozados, mi fe no había sido sacudida.
Caminé a mi habitación, pasando por la cocina mientras mi madre encendía un
Marlboro Red y salpicaba Jack en un par de cubitos de hielo. Me detuve por un
momento en la puerta, pero era invisible. Era un fantasma, a pesar de que no podía
perseguirla, a pesar de que no podía hacerla mirar hacia arriba y gritar y gritar y
gritar. Fui a mi habitación y cerré la puerta detrás de mí.
Vivimos allí tal vez durante un año antes de ser desalojados y obligados a
permanecer con una mujer que me hizo llamarla Tía Sherrie y olía como el
melocotón de aguardiente y a sudor. Siempre tenía caramelos rancios en su bolso
de tienda de segunda mano. No sé si estábamos relacionados, pero no importa
porque ella se alejó y nos dieron otro apartamento, más desgastado que el de River
Road. El nuevo apartamento no tenía columpios o un hombre bebiendo té en la
ventana. Los caminos eran de tierra así que no había grietas que tuviera que saltar
por encima. Nunca vi a mi tía Sherrie de nuevo. Pregunté por ella años más tarde,
pero mamá dijo que había sido asesinada por un conductor ebrio. Le pregunté quién
era el conductor ebrio y si estaba muerto también. Ella dijo que el conductor ebrio
era tía Sherrie. Peach Schnapps, ¿no lo sabías?
No importa.
¿…Santa puta mierda, realmente he ido por ahí? Mi boca está seca, mi polla
medio-dura. Y estoy mirando a Otter. Quién está mirando hacia mí, sus ojos
bailando como si supiera exactamente lo que estoy pensando. De ninguna manera.
De ninguna jodi… La trabajadora social está aquí, ¡Rayos!
Suena el timbre.
Abro la puerta. Dominic está ahí. Y Anna. Y la señora Paquinn. Nop. Dios no
me salva. Dios me trastorna. Otra vez.
— ¡Hola, chicos! —Digo en voz alta—. Es muy normal que pasen por aquí a
mitad del día. ¡Y ninguno de vosotros consume drogas tampoco!
— ¡Desde los años sesenta! —dice la Sra. Paquinn igual de fuerte, como si
pensara que estamos jugando a un juego—. ¡Pero entonces todo el mundo se
drogaba en los años sesenta! El amor libre, tú no sabes. Recuerdo aquella vez que
me tomé dos gotas de ácido en un terrón de azúcar y de alguna manera terminé en
32
N.T: Ca paña o t a la d oga Use s a e lose s a ihua a
T.J. Klune Quienes Somos
Wyoming, después de haber seguido lo que pensé que era un koala de color rosa de
un estado a otro durante seis días. No me lo podía creer cuando finalmente bajé y
vi que no había un koala, después de todo, sino un grupo de turistas japoneses
asustados que pensaban que les estaba acosando por sus yenes. A día de hoy,
todavía no he descubierto por qué los japoneses quieren ir a Wyoming. No es
exactamente la cuna de actividades de Asia.
—Eres tan sutil como el Chico —dice Creed. Desde algún lugar.
Anna pone los ojos en blanco y pone su teléfono en mis manos, Creed está en
el otro extremo en el altavoz del teléfono—. Has pensado que era totalmente
invisible, ¿no? —Me acusa—. Amigo, ¿estás en el ácido Koala Rosa hoy o algo?
—No pensaba que eras invisible —chasqueo hacia él, a pesar de que en
cierto modo lo hice—. No es que consuma ácido ni nada —digo de nuevo hacia la sala
de estar, deseando que Georgia sepa que no estoy bajo los efectos de la droga en
este momento33—. ¿Qué estáis haciendo todos aquí? —Siseo cuando me dirijo de
nuevo a los tres delante de mí.
—Ty me envió un mensaje y dijo que la trabajadora social iba a venir y que
tú nos necesitabas a todos aquí para evitar volverte loco —explica Anna, como si
fuera la cosa más sencilla del mundo—. Parece que llegamos un poco demasiado
tarde.
—Eso ha sido una broma —le explica Otter a toda prisa a la trabajadora
social—. Tyson y su hermano tienen un sentido muy... Selectivo del humor. Tienes
que acostumbrarte a él.
33
Trippingballs, expresión que no se puede traducir literalmente, quiere decir estar bajo los efectos de
las drogas.
T.J. Klune Quienes Somos
—Bueno, por supuesto que era una broma —dice el Chico sonando ofendido—
Pero no es divertido cuando explicas que es una broma. Gracias, Capitán que
Arruinas toda mi Diversión fuera de la Diversión de la Patrulla de Habitaciones —
Esto me hace reír en voz muy alta solo porque suena exactamente como algo que yo
diría. Son estos pequeños momentos en los que me recuerda que me pertenece, los
que hacen que todo lo que hemos pasado valga la pena. Incluso si estoy pensando en
ponerlo en el armario malo, donde quiera que sea.
¿Nadie más?
— ¿Dominic? —dice Georgia detrás de mí—. Sabía que eras tú. Iba a
pasarme después de haber terminado aquí, ya que estaba en el barrio.
—Vive con sus padres adoptivos, a pocas casas más abajo —me dice Georgia
mirándolo con lo que casi parece afecto en sus ojos—. ¿Dominic y yo nos
conocemos, no es cierto, Dom?
— ¡Hola, Dominic! —dice el Chico con una sonrisa tan amplia como no he visto
nunca—. Y Anna y la señora Paquinn.
T.J. Klune Quienes Somos
Dominic le sonríe a Tyson y extiende la mano y toca su hombro antes de
bajar la mano a los costados. Es un acto sencillo, pero que, obviamente, significa
algo para ellos dos. No sé lo que podría ser.
Ella asiente con simpatía y me pregunto por qué este chico una vez más,
este chico que Ty tuvo a bien incluir en su SOS de trabajadora social. ¿Por qué
está en acogimiento familiar? ¿Qué pasó con su familia? Cada historia de terror
que jamás haya oído en las noticias acerca de los niños que se sacan de sus hogares
debido al abuso horrible y/o las condiciones de vida pasa a través de mi cabeza y
mi corazón se rompe un poco después, sin saber a lo que ha estado expuesto,
preguntándome si esa es la razón por la que es tan tranquilo, ya que ha visto cosas
que ningún niño de su edad debería ver.
O tal vez estoy pensando demasiado. Tal vez haya una explicación lógica
para ello. Y tal vez no sea de mi incumbencia.
—Es una cosa de heterosexuales —explico a Georgia con una mueca. Me mira
como si eso ni siquiera empezara a tener sentido para ella, lo que es probablemente
cierto. Me resisto a la tentación de explicarlo completamente y con gran detalle,
pero apenas. Erica tiene razón. Soy cargante. A nadie le gusta un cargante.
34
N.T: Fruitloop o Gay Cheerios son unos cereales con los colores del arcoíris, de ahí la broma de Creed.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Hay otras maneras de verlo? —pregunta la señora Paquinn, sinceramente
curiosa—. Yo diría que me gustaría escuchar más.
—Voy a necesitar copias de sus horarios porque voy a pasar por aquí de
visita, algunas anunciadas, otras sin previo aviso. Voy a ser honesta con ustedes,
este proceso puede ser largo y agotador, y puede tensar a la gente como ningún
otro. Pero lo vale. Tiene que valer la pena. Así que si me dejáis hacer mi trabajo y
cuidáis de Tyson, no tendremos ningún problema. ¿Nos entendemos?
Asentimos.
Ella mira a Tyson de nuevo—. Y tú —le dice con su acento cadencioso sobre
sus labios—. Cuando te haga preguntas, espero que seas honesto conmigo. Esto
hará las cosas más fáciles para ti y tu hermano. ¿Está claro?
—Sí, señora —dice el Chico—. Y para que lo sepa, no hay armario malo. Solo
estaba jugando.
—Para ser honesto —dice Otter—, era la primera vez que lo había visto.
Bear lo conoció ayer y solo había oído mencionar su nombre por primera vez hace
unos días.
—¿Por qué? —pregunto—. ¿Hay algo que debamos saber? No sabía que
estaba en acogida familiar. Le dije ayer que me gustaría conocer a sus padres si iba
a venir por aquí, especialmente si iba a estar en nuestra casa. Él amablemente la
esquivó, pero pensé que ya iríamos por allí.
Pongo los ojos en blanco—. Lo que quiere decir el chico grande es que no. No
hay ninguna posibilidad.
Él levanta su mano hacia mí—. Deja que responda a la pregunta, Bear. Si ella
va a estar preguntando estas cosas, entonces es nuestro derecho saber por qué.
—Lo que significa —dice Georgia—. ¿si sois vosotros dos exclusivos entre
sí? O ¿hay otras partes que intervienen en vuestra relación? Están juntos desde
hace solo cuatro meses y sin embargo, vivís juntos en una casa con un niño pequeño.
Son celos y los odio. Otter y yo nunca hemos discutido por la exclusividad, y
ahora que está siendo arrojado a la cara, no es que se sienta bien. Había asumido
que no había nadie más. Como si fuéramos palomas, en serio, se aparean de por vida.
(Ahora no podéis decir que nunca os enseñé nada) o algo así. Demasiado tarde me
doy cuenta de que todo lo que estoy pensando se ha difundido descaradamente
sobre mi cara. Levanto la vista hacia Otter que sonríe con esa sonrisa torcida y
niega con la cabeza. Piensas demasiado, sus ojos me dicen. ¿Por qué eres tan idiota
a veces? dice esa sonrisa.
—No hay nadie más —dice Otter a Georgia—. Y no lo habrá tampoco. Bear lo
es todo para mí y lo ha sido durante bastante tiempo.
Ay, mi corazón.
—Sí —le digo, mi voz mucho más dura delo que me esperaba que fuera—.
Otter y yo. No va a haber ninguna otra persona.
Ella opta por ignorar el chirrido de mi voz, pero cuando se da la vuelta para
comprobar las cerraduras de las puertas de los dormitorios, Otter me alcanza
rápidamente y me mete bajo su gran brazo, besando la parte superior de mi
cabeza, inclinándose para susurrar: —Solo tú, Papá Bear. Siempre has sido tú.
Sí, sí, grandote. Te escucho. Eso no significa que ese sentimiento se vaya a
ir ahora. Pero él no tiene por qué saberlo. Yo interiorizo ahora, ¿recuerdas? Sonrío
hacia él, pero debe haber algo que sigue ahí porque suspira y me aprieta antes de
alejarse.
—Conocí a Dominic hace seis años, cuando tenía nueve años —dice Georgia
de repente, distrayéndome de mi idiotez—. La edad de Tyson. Había recibido una
llamada telefónica de mi jefe a las tres de la mañana pidiéndome que bajara al
Mercy Hospital, que tenía un nuevo caso—. Abre la puerta de la habitación de Ty, y
la seguimos dentro. Es brillante, la ventana abierta deja entrar la luz del sol y una
brisa marina. Saca una cámara digital de su bolsillo trasero y dispara algunas fotos
de la cama y las paredes donde Tyson tiene carteles de Einstein (con la lengua
fuera, por supuesto), de Gandhi, PETA—. ¿Vegetariano? —pregunta.
—Por decisión propia —le digo—. Eso es lo que quería, así que lo apoyé.
—Ya veo —dice ella, arrastrando su mano detrás de una copia de Un mundo
feliz de Aldous Huxley en su escritorio—. Llegué al Hospital Mercy y fui recibida
por el SPD fuera de la habitación hacia la que me habían dirigido. En ese momento,
no tenía una gran cantidad de información, solo que era malo. Podía escuchar gritos
procedentes del interior de la habitación detrás de los policías, podía oír el médico
y las enfermeras en el interior tratando de conseguir que el niño se calmara. Le
pregunté a la policía lo que había sucedido. El oficial con el que hablé al parecer,
había sido uno de los primeros en responder. Tenía sangre en su uniforme,
demasiada sangre. Era joven, apenas salido de la adolescencia y más tarde supe que
llevaba en el trabajo una semana, sin hacer sombra a un oficial más experimentado.
—Su apellido es Miller, ¿no es así? —le pregunta Otter en voz baja—.
¿Dominic Miller?
Georgia mira por la ventana y lo hace por mí—. Su madre era la mujer. Su
padre era ese hombre. El oficial me dijo que el padre de Dominic había vuelto a
casa una noche después de una larga noche bebiendo. Encontró a su mujer en la
cocina. Dijo que ella dejó caer un plato y que el ruido le hizo estallar. Había habido
algunas llamadas fuera de la casa antes, los vecinos oían gritos procedentes de al
lado, pero ya sabéis cómo va. Los policías se presentarían, la mujer diría que no
pasaba nada, que no quería presentar cargos, que había conseguido ese moretón en
la cara por accidente. Era tan torpe. Nunca hubo ninguna evidencia de abuso a
Dominic, al menos no físico. Pero el abuso emocional y verbal puede ser tan
perjudicial y hasta este día, realmente no puedo decir todo lo que pasó mientras
estaba creciendo.
No quiero que continúe, porque todo lo que quiero hacer es correr escaleras
abajo y agarrar al Chico esconderlo detrás de mí, esconderlo de Dominic. Estoy
avergonzado por estos pensamientos, horrorizado de que pueda tenerlos, pero mi
prioridad es el Chico y no conozco a Dominic. No sé todo lo que ha visto. No
T.J. Klune Quienes Somos
conozco el estado de su mente. Él solo podría ser un niño grande que habla en voz
baja. O podría ser como su padre.
Pero no puedo mirar hacia otro lado mientras Georgia continúa con su voz
plana—. Así que su madre dejó caer el plato y Jacob Miller se rompió. Él dijo más
tarde que no sabía por qué el sonido del plato haciéndose añicos en el suelo le hizo
perderse, o si fue él el que lo dejo caer, solo que no podía soportarlo más.
Arrastró a Crystal Miller por el pelo y la golpeó en la cara unas cuantas veces, lo
que la hizo desmayarse. Y a partir de ahí dijo que no podía parar. Dijo que la golpeó
una y otra vez y otra vez. No sabía que los gritos de Crystal... Habían causado que
Dominic se despertara. No sabía que Dominic había entrado en la habitación. No
sabía que su hijo estaba viendo como él la golpeaba hasta la muerte. Dominic
aparentemente empezó a gritar y a golpearlo en la espalda, pero aun así no se
detuvo. Solo se detuvo cuando Dominic cogió un par de tijeras del cajón y apuñaló a
su padre en el costado siete veces.
—Jesucristo —murmura Otter.
—La policía llegó diez minutos más tarde para encontrarlo sentado entre sus
dos padres, su madre muerta y su padre moribundo, cubierto de sangre,
sosteniendo las tijeras. Le preguntaron qué había pasado. Les dijo que su padre
hizo que su madre se fuera y él trató de ayudar. Y luego dejó caer las tijeras y
comenzó a gritar y no se detuvo. Él seguía gritando cuando llegué al hospital una
hora después, aunque su voz se había vuelto ronca para entonces—. Georgia se
detiene con su mandíbula apretada, su boca en una delgada línea. Me pregunto que
debería decir, pero ella me lleva ventaja—. Su padre finalmente confesó y Dominic
fue aclamado como un héroe, pero cuando lo vi, estaba cubierto de sangre, con la
boca abierta estirada, y ese ruido que salía de él es algo que nunca olvidaré. Solo se
detuvo después de haberle administrado un sedante. Cuando se despertó, no habló
de nuevo durante seis meses. Lo que pasó después de eso es algo que vosotros
deberíais oír de él, si alguna vez quiere contarlo.
—Estaba haciendo eso cuando lo conocí también —le digo con mi mente
confundida—. Pero solo con el Chico. Pensé que era tímido.
— ¿No crees que es extraño que un chico de quince años quiera salir con un
niño de nueve años?
Lo ignoro.
Georgia lo mira, sin intimidarse en lo más mínimo—. Solo cuatro meses, ¿eh?
Ella asiente con la cabeza sin darse la vuelta—. A pesar de la cirugía con
probabilidades de fracaso, va a sonar así para el resto de su vida, como si estuviera
ahogándose con grava. Pero creo que ese es el menor de sus preocupaciones, ¿no
crees?
Otter asiente—. Si le decimos que no puede ver a Dominic nunca más, querrá
saberlo.
Solo le toma dos zancadas de sus largas piernas antes de que él mismo esté
envuelto alrededor de mí, aplastando en su pecho, protegiéndome de todo lo que
nos obsesiona tanto. Todo lo que hemos pasado, el Chico y yo, no es nada de lo que
Dominic ha visto. Ni siquiera es justo compararlo. Pero no sé si puedo permitir ese
tipo de oscuridad en la vida de mi hermano.
Mierda.
T.J. Klune Quienes Somos
5.
Ruedo hacia Otter, que está vuelto hacia fuera con los brazos y las piernas
en jarras como suele hacer. Una vez me dijo que se despliega así, en sueños, para
asegurarme de que está ahí, que no puedo alejarme de él. La mayoría de las veces
despierto en la mañana encontrándome una parte de mí cubierto por Otter. Le dije
que tiene que aprender a quedarse en su lado de la cama, que sin duda no me gusta
estar cubierto por un gran zoquete cada noche. El acaba sonriéndome, no le engaño
en lo más mínimo. No se hunde con mi mierda, aun.
Me encojo de hombros.
Pienso durante un momento y abro la boca para decir que es una combinación
de todo, tal vez la situación de Dominic un poco más que las otras cosas, pero mi
boca tiene otros planes—. No me gusta la forma en la que te miró el maestro de Ty.
—Gruño, haciendo una mueca cuando lo hago—. Él te tocó como si le pertenecieras
y por todos los infiernos que me molestó.
No había razón para ello. ¿Quién coño se creía que era? No sé por qué no le
rompiste los dedos. Oh, espera, si lo intenté. Tal vez es hora de ir al gimnasio una
vez más, ¿eh?
Cállate.
Otter suspira —Has estado pensando en eso, ¿eh? Me preguntaba por qué
no habías sacado el tema todavía.
Él tira de mi pelo un poco más fuerte—. Pensé que íbamos a mejorar con
este tema de “hablar las cosas” entre nosotros.
Él asiente dándome la razón pero añade una advertencia—. Bueno, sí, pero
sólo después de que te hayas comido la cabeza con eso y lo hayas puesto peor en
tu cabeza. Bear, olvidas que no puedes contarme tonterías, te conozco.
¿Correcto?
Otter se aleja y siento un arco frío por mi columna vertebral como fuego
helado. Pero entonces él me arrastra y me pone abajo sobre la almohada, rodando
por encima de mí y me cubre con su cuerpo entero, por lo que es imposible
moverme, por lo que es imposible para cualquier terremotos pasar a través de mí.
Lucho brevemente, pero sus ojos están puestos en los míos, oro verde y brillante
en la oscuridad y trato de protegerlo de todo lo que se puede ver de mí en ellos, lo
que estoy pensando, pero eso no le hace ningún bien. Voy a volver la cabeza, pero él
pone sus antebrazos a ambos lados de mí, pegados a mis oídos y no me puedo
T.J. Klune Quienes Somos
mover. Se siente como que no puedo ni respirar a pesar de que el aire fluye dentro
y fuera de mis pulmones y mi boca. No puedo apartar la mirada ahora, incluso
aunque quisiera.
—Te dije que siempre has sido tú —dice buscando mis ojos.
—Y tú tenías a Anna.
Él ladea la cabeza hacia un lado—. ¿Quién dice que me vas a perder de todas
maneras? ─Pregunta mientras me sacude un poco.
—¿Has visto a los chicos con los que has estado? —Me quejo— Primero
Jonah que se ve todo oscuro y misterioso ─y como un mamón—, y luego David -
Jodida –Tendencia-solo-acaba-de-salir-en-la-portada-de-GQ. Con su manera de
trabajar su perfecto culo para asegurarse que queda aún más perfecto.
Está casi divertido por esto, pero entonces frunce el ceño—. ¿Por qué has
mirado su culo?
Él pone los ojos en blanco─. Oh, sí, ya que el niño no es hiper consciente de
cada pequeña cosa al igual que su hermano mayor también.
Deja caer su frente en la mía y sus ojos nunca dejan los míos—. ¿Y tú, Bear?
—¿Se te ha ido la maldita cabeza? —Digo con incredulidad, porque tiene que
habérsele ido para abrir la boca y decir algo tan estúpido.
—Oh, por favor —se burla—. ¿Qué pasa con toda la gente que te echa un
vistazo? No oyes quejas y quejas de mí a pesar de que quiero golpearlos a todos
hasta la próxima semana. No sabes lo difícil que es tener ese tipo de restricción. El
hecho de que no hayas visto que me comporte como un celoso no quiere decir que
no me sienta de esa manera.
T.J. Klune Quienes Somos
Me río, un pequeño sonido que se me escapa antes de que pueda detenerlo. ─
¿De qué diablos estás hablando? Nadie me mira.
Me mira como si fuera yo el que estuviera loco—. Estás caliente, Papá Bear
—dice como si tratara de convencerme—. Confía en mí cuando digo eso. Si lo
deseas mira a tu alrededor de vez en cuando, verás que mucha gente piensa lo
mismo.
Oh, gag, susurro. Este Ego Strokefest Palooza es tan torpe y sí, Bear, lo
dice sólo para hacer que te sienta mejor. Sólo tienes que preguntarte a ti mismo si
tiene una coartada.
¿Coartada?
Eres un idiota, tal vez cuando vaya a terapia con El Chico, el doctor pueda
hacer que te marches.
Yo también te amo.
Sus ojos se cierran por un momento, apagando su oro verde en silencio. Pero
luego me mira—. No es por eso, confío en ti —dice en voz baja—. No confió en
todos los demás.
T.J. Klune Quienes Somos
—No me importa nadie más —le digo—. Soy un niño grande, sé cómo decir
que no.
— ¿Sí?
—Sí.
—El sexo no resuelve los problemas —me las arreglo para decir frotando
arriba y abajo mi cuerpo con el suyo con su boca enganchada en mi cuello.
—Pero ciertamente hace las cosas más divertidas —dice mientras lame el
camino hasta el lóbulo de mi oreja, respirando pesadamente en mi oído mientras
sus dientes raspan a lo largo—. Además, los problemas seguirán ahí mañana y yo
también. No voy a ninguna parte, Papá Bear. Ya te lo dije y lo dije en serio. ¿Qué
tengo que hacer para demostrártelo? —Se agacha entre nosotros y me agarra la
polla y le da un tirón áspero—. No puedes pensar que vas a alejarte de mí—. baja
hasta mis pantalones cortos y agarra mi polla, su palma grande, tan familiar y tan
caliente. Pasa su pulgar sobre mi raja de la manera que él sabe me vuelve loco y me
retuerzo bajo él—. Incluso si lo intentas voy a cazarte yo mismo—. Su voz sigue
siendo ronca, pero no de sueño. Él levanta mi camisa y su lengua se arremolina
sobre un pezón y luego el otro. Permite que mis brazos queden libres y mis manos
van a su cabello, sosteniéndolo, empujándolo más. No puedo hablar todavía, no
tengo palabras. Necesito escuchar su voz.
—No importa lo que pase en esa cabeza tuya —respira arrastrando su lengua
en mi estómago y su mano empezando a masturbarme—, o lo que posiblemente
puedas pensar. Siempre y cuando sepas que esto es mío—. Sacude mi polla haciendo
remolinos con la lengua por mi punta─. Y esto es mío —dice mientras se levanta a
besar mi pecho, donde mi corazón late por debajo—. Y esto es mío —dice antes de
besarme profundamente. Gimo en su boca, tratando de ir más allá y de repente me
quedo confundido cuando se retira, poniendo su frente contra la mía, respirando
con dificultad. Su respiración es entrecortada contra mi rostro y respiro
profundamente tratando de asimilarlo. El oro verde parpadea en la oscuridad, está
casi enojado, ya no está sonriendo—. ¿Me entiendes? —Pregunta en ese tono de
advertencia de autoridad.
T.J. Klune Quienes Somos
Asiento con la cabeza, volviendo la cabeza hacia un lado, tratando de evitar
esa mirada, esos ojos que saben.
Me agarra por la barbilla y me obliga a mirar hacia él. Antes de que nuestros
ojos puedan colisionar cierro los míos. Lo entiendo, lo hago, realmente le creo, pero
en momentos como estos, el tiempo en el que su voz es fuerte con control y con
hambre de deseo, casi no puedo soportarlo. Es demasiado. Es demasiado fuerte y
sé que es exactamente lo que necesito. Nadie me pone como él lo hace, ni siquiera
el Chico. No sé cómo Otter se convirtió en un hombre tan inteligente o como fue
capaz de perforar así en mí, pero puede y lo hace. No sé por qué me eligió a mí, a
mi vida con todos los problemas que he causado. ¿Cómo puede pensar que esto es
digno de él? Le digo que lo amo, le digo lo mucho que significa para mí, pero ¿Sabe
lo mucho que lo necesito? ¿Sabe que sin él no sería nada? No sé si lo hace o al
menos no hasta ese grado en el que creo que lo hago. Y no sé si se lo puedo decir.
Siempre me han dicho que nunca se debe hablar en voz alta de lo que se
desea porque no se hará realidad o desaparecerá.
Ah Dios, lo hago. Lo hago. Lo hago. Y él debe de ver algo allí porque esa
sonrisa tira lentamente de sus labios y finalmente mi garganta y mi voz se abre —
Sí —Entonces él cae encima de mí y su hambre se extiende. Sus manos están en
todas partes y mi camisa está desgarrándose por encima de mi cabeza y su boca
esta sobre mí de una forma que sólo él sabe cómo hacer, de la manera que sólo él
puede hacer. Arqueo mi espalda mientras encuentra de nuevo mi polla y el calor
húmedo que la envuelve es tan caliente, tan rápido que casi me corro en ese
momento. Jadeo su nombre —Otter —le digo—. ¡Oh, mi Otter! —mientras me traga
entero y me maravillo de él, este hombre que parecía renunciar a todo, su vida y su
trabajo hace tanto tiempo, sólo para estar conmigo. Tengo que mostrarle lo que
significa para mí, lo que hace por mí. Él tiene que saber.
Toma el lubricante de mi mano —Me gusta prepararte —me dijo una vez con
un rubor en el rostro—. Te vez caliente con mis dedos en ti —y se sienta,
sosteniéndome en su regazo, con sus labios en mi cuello mientras vierte el
lubricante en sus dedos y comienza a estirarme. Echo mi cabeza hacia atrás
mientras envuelvo mis brazos alrededor de su cuello con mis manos en la parte
posterior de su cabeza, acunándole contra mí mientras trabaja en mí. Hay un breve
momento en el que sale de mi cuerpo que me hace gemir por la pérdida, pero luego
entra de nuevo en un impulso rápido de sus caderas y grito en voz baja, su cuerpo
rueda debajo de mí, cuando me siento sobre su punta haciéndolo entrar.
Hay un momento, en algún lugar más profundo en la noche, cuando está por
encima de mí, meciéndose hacia mí con movimientos lentos y suspira —Bear —y mi
nombre en sus labios es como la cosa más grande que he oído. Es una sola sílaba
estirada, como si estuviera sacando aire y estuviera respirándolo hacia fuera. Sus
hombros empiezan a temblar y siento una explosión de calor a través de mí y oigo
su voz en mi cabeza, diciéndome que él ha luchado por mí, que luchar es todo lo que
sabe y me sacudo debajo de él como un terremoto que explota alrededor de mi
corazón cuando me corro entre nosotros, mis manos como garras en su espalda y
con los ojos rodando de nuevo en mi cabeza.
Cuando se derrumba sobre mí con ese peso tan reconfortante, sé que los
problemas no se han resuelto. Sé que todavía hay problemas allí y que en su
mayoría son míos. Pero hay un momento en que nada de eso importa, que lo único
que importa es su corazón contra el mío, su aliento en mi cuello y su boca dejando
rastros de besos lentos alrededor de mi garganta. Lo que importa es la expresión
de sus ojos cuando se apoya con los codos para mirarme y esa sonrisa que destella
como la débil luz del amanecer cuando comienza a brillar a través de la ventana. Me
dice que no se va nunca más, me dice que soy todo lo que siempre ha querido y me
dice que me ama. Pero puedo ver algo detrás de sus ojos, algo como miedo, esa
mirada que no es nada bueno cubriéndolo, que cree en cada cosa que ha dicho, que
mientras él no duda de mi si podría dudar de sí mismo. Como si pensara que no es lo
suficientemente bueno para mí.
Y eso me aterra.
Casi funciona.
T.J. Klune Quienes Somos
Luego nos fuimos a internet para ver si hacían mochilas de Anderson Cooper
porque el Chico no me creía, afirmando que un hombre venerado como Anderson
Cooper tenía que tener su cara en una mochila. Como era de esperar, no existía tal
cosa, por lo menos que pudiéramos encontrar y eso fue cuando ya habíamos hecho
clic en la página numero doscientos de búsqueda de Google (que fueron más de tres
horas que nunca recuperaré). El Chico se lamentó de que no fuera un mercado
explotado y de inmediato se dispuso a redactar un plan de negocios para una línea
de productos de Anderson Cooper (posavasos, tazas, pelotas de golf, cortadoras
de césped… confían en mí, sólo siguió con cosas más extraña a partir de ahí.
¿Alguien realmente necesita un Crock-Pot35 de Anderson Cooper?). Le dije que era
un poco acosador y que debería marcarlo un poco hacia atrás. Me dijo que era sólo
acosador si iba a su casa y rebuscaba en su cajón de los calcetines y que además no
sabía dónde vivía Coopers. Probablemente sería demasiado difícil de encontrar, por
lo que no tenía sentido buscarlo. ¿Tal vez podríamos encontrarlo en Google?
35
Robot de cocina.
T.J. Klune Quienes Somos
estos años desde que había estado por última vez en la escuela. Le dije que rimaba.
Otter nos dijo a los dos que lo dejáramos ya que le estaba entrando un fuerte
dolor de cabeza. El chico dijo: "Eso es lo que ella dijo” que por supuesto nos llevó a
la tangente para verificar si sabía lo que eso significaba. Resulta que él no lo sabía
y nos vimos obligados a explicar lo que significaba. Él se había reído sí mismo
cuando entendió lo que significaba y me entró36 temor a Dios, preguntándome si
deberíamos haber mantenido la boca cerrada. Demasiados escenarios corrían por
mi cabeza de lo que acababa de idearle al Chico como por ejemplo (como se lee la
transcripción de un juicio):
Fiscal Erica de Sharp: —Sí, juez. Todo debe estar allí como usted pidió.
Juez Waldorf: —Eso parece. Bien, no hagamos esto más difícil de lo que ya
es.
Derrick McKenna: — ¡No! ¡No quiero morir! ¡Tengo mucho por lo que vivir!
Derrick McKenna: — ¡No existen! ¡No puedo comprar cosas que no existen!
Tyson McKenna: —No habría sido tan difícil hacer una! ¡Ahora tengo que
hacerlo por mí mismo con mis propias manos!
No me vengas con esa mirada, sabes que puede pasar. Estoy seguro que hay
gente que ha sido condenada a morir por menos.
Pero ahora estoy caminando hacia Anna, dándome cuenta de que tengo
veintiún años de edad y llevo una mochila de Transformers en mi primer día de
Universidad. No creo que sea tan cool, sobre todo cuando Anna se ríe de mí cuando
me siento a su lado.
36
Frase hecha que se utiliza para responder cosas que no quieres responder.
T.J. Klune Quienes Somos
—Hey —dice ella.
— ¿En serio? —Pregunta—. ¿Llevas esto cuando vas a dormir fuera de casa
también?
—No creo que celosa sea la palabra correcta para lo que estoy sintiendo en
este momento.
—¿Hinchada?
Ella me da una bofetada al otro lado del brazo mientras frunce el ceño. —
Sólo porque te gusten los chicos ahora no te da derecho a ser malo con las chicas.
¿Quién pensaría que haría las cosas difíciles con su ex novia? Susurra la
Voz. ¡Estoy taaaaaaaaaaaaaaaan sorprendido! Pero sólo piensa. Este podría ser el
primer paso hacia su nueva relación con ella en el que serían mejores amigos y
puedes llamarla cuando quieres para una salida de chicas una noche. En la que se
sientan en círculo y beben tintos de verano y hablan de los hombres en sus vidas
¡DIOS MIO!
Sus ojos se abren de manera sutil y la forma más elemental de una sonrisa
se forma en su cara y casi le llega a los ojos. No esperaba mi atrevimiento, no
importa lo accidental que haya sido. Esto no habría ocurrido hace un mes. Estaba
tan envuelto en mi propio engaño que reventar la puerta del armario habría sido
imposible. Recuerdo aquella tarde soleada, acostado en la cama de Otter antes de
que la mierda estallara en mi cara, diciendo que quería decirle a su hermano acerca
de nosotros, por mí. Anna habría seguido, estoy seguro. Y sabiendo ahora lo que sé
de los dos, no habría sido un secreto durante mucho más tiempo. Pero hay una
diferencia entre empujar y tirar, e incluso cuando todo estaba a la intemperie,
todavía estaba petrificado sobre qué pensarían. Se ha vuelto mejor, pero todavía
hay mucho camino por recorrer.
—No los chicos —dice en voz baja—. Otter. Hay una diferencia. Es probable
que ni siquiera hayas mirado a otro hombre.
David Trent, pero no vamos a ir allí—. ¿Es que siempre va ser raro entre
nosotros? —Le pregunto—. ¿Siempre va a haber este pequeño comportamiento
extraño entre nosotros dos?
Ella ladea la cabeza hacia mí—. ¿El hecho de que me dejaras por un hombre
o que yo ahora esté durmiendo con su hermano, tu mejor amigo?
T.J. Klune Quienes Somos
Me estremezco—. Realmente podría vivir sin ese pensamiento.
—¿En serio? ¿Cómo crees que me siento? ¿Qué fue lo que le susurraste a
Creed el día que nos hablaste de vosotros dos? Tú dijiste que eras, que tú... ya
sabes.
Ah, mierda.
Ella tose, pero se ahoga con el aire corriendo por su boca y comienza a
hiperventilar. Palmeo su espalda un par de veces mientras se inclina y pone la
cabeza entre las rodillas, mirando a mí alrededor para asegurarse de que nadie
está mirando mi moribunda ex novia o a mí mismo, una aparente puta barata con una
mochila de Transformers. Nadie parece darse cuenta, lo cual es genial, porque creo
que Anna en realidad podría echar un pulmón, algo que realmente no quiero ver. O
está exagerando o yo sobre compartir información. En realidad no es difícil pensar
cuál es el adecuado.
—Podía haber muerto feliz sin saber... ciertas cosas —ella está de
acuerdo—. Esa es una imagen que nunca desaparecerá. Nunca. Es una mala idea
pensar que mi nuevo novio lamenta no haber dormido con mi antiguo novio.
Ouch. Para nosotros dos—. No tuve nada que ver con eso —le digo
rápidamente—. Tú sabes, ¿verdad? Nunca haría nada con Creed. Otter me daría
una patada en el culo.
—Espera, ¿qué? ¡No! ¡No! Creed está bueno, supongo—. Ew—. Sería raro
porque... ya sabes, es Creed.
—Oh, así que ahora él está bueno, ¿verdad? ¿Vas a tratar de alejarlo de mí?
No quieres que sea feliz, ¿verdad? Tal vez haces todas esas cosas como los
hermanos de la Señora. Paquinn que hablaban de eso.
—Sólo estoy jugando contigo ─dice con una risita, secándose los ojos—. Es
tan fácil de hacerlo ahora, simplemente no me pude resistir.
Murmuro algo.
Ella se echa a reír de nuevo. Juro por Dios que se está proyectando.
Sabía que volver a la escuela era una gran cosa, pero supongo que no podía
recordar lo mucho que odiaba estar sentado en un escritorio, escuchando a alguien
como un zumbido incesante seguir y seguir sobre algo que realmente no me
importa. Probablemente consideraría caminar si no tuviera la voz del Chico en mi
cabeza amonestándome por ser un desertor de la universidad después de sólo
asistir a una clase. Tú sabes que nunca había oído el final de la misma.
Estoy a punto de dar la vuelta por la parte delantera de la clase cuando mis
ojos parpadean sobre un tipo que esta un escritorio o dos delante que mira hacia mí
T.J. Klune Quienes Somos
con una pequeña sonrisa en su rostro. Él es de mi tamaño, lo que le hace más
pequeño que la mayoría, pero abultado, lo cual me hace querer flexionar los brazos
para hacer valer mi dominio masculino pero de alguna manera soy capaz de resistir
la tentación. Él es mayor que yo, creo que, tal vez por un par de años. Su pelo negro
esta, por todos lados, de esa manera intencionadamente desordenado que nunca
pude lograr. Sus cejas son gruesas y sus ojos oscuros. Tiene dientes blancos que
destellan hacia mí. Su camisa de Henley se extiende a través de sus amplios
hombros y se aferra a su pecho. Sus pantalones cortos se ven desgastados y
cómodos. Sus zapatos blancos de shell-top, sin calcetines. Su piel está bronceada,
una rareza en Seafare. Me pregunto si es su color natural. Tiene negros pelos en
las piernas que se ven gruesas y suaves. Sus pantorrillas están bien definidas, con
músculos cortados y sólido. Y luego tenía…
No se puede ser gay para una persona, Bear, Otter me lo había dicho una
vez. No es cómo funciona la biología.
No me jodas lado de mi cabeza. Primero David Trent, ahora este tío. Estoy
totalmente seguro de que no necesito esto ahora mismo. Nunca he sido de los que
prueban a la gente, ni siquiera cuando estaba con Anna y yo no voy a empezar
ahora. No sé a lo que daría lugar, a qué tipo de persona podría potencialmente
llegar a ser, así que es más fácil de frenar antes de que comience. Tengo lo que
quiero. No necesito nada más.
Echo una mirada por encima del chico. Él me llama la atención de nuevo y
sonríe. Él tiene hoyuelos. Mierda. Al parecer me gustan los hoyuelos. ¡Abortar!
¡Abortar!
— ¿Que es qué?
—¿La historia? Cualquier persona que lleva esto alrededor y dice que hay
una historia no puede simplemente irse sin explicarlo en primer lugar—. Él camina
rápidamente a mi alrededor cuando salgo de la sala de clase, de pie delante de mí,
obligándome a detenerme. Casi me choco con él, mis brazos rozando contra los
suyos. Él huele a manzanas especiadas, a sidra, un olor agudo. Mis ojos chocan con
los suyos, son oscuros, casi negros. Demasiado cerca. Doy un paso atrás.
—Eso es inusual.
—Supongo.
—Soy Isaíah.
¿Qué debería hacer? ¿Felicitarlo por su nombre? ¿Decirle que me tengo que
ir? ¿Salir en la dirección opuesta?
¡Oh, Bear!
Isaíah parpadea con otra sonrisa hacia mí antes de cruzar los brazos sobre
su pecho. Trato de no notar cómo los músculos se amontonan en los brazos contra
la manga de la camisa. Casi gano esa.
—El hizo ambas. El Chico es así—. ¡Oh, por favor, por una vez, no me dejes
hablar!
—Eres un poco... extraño, ¿no? —Me pregunta, dando un paso más cerca.
Huelo las manzanas especiadas de nuevo y me recuerda a Halloween. No sé por qué
mi mente hace esa conexión.
—Me gustas extraño —me asegura con sus rodillas chocando con las mías.
No puedo dejar de pensar que estamos más o menos la misma altura, ya que
nuestras ingles están alineadas entre sí, Otter es mucho más grande que yo. Eso
no sucede con él—. Y me gusta la forma en que estabas mirándome allí.
—Como si hubieras visto algo que te gusta —dice con confianza—, pero
fueras demasiado tímido para preguntar.
—Gramática 101 —Creo que le digo—. Las clases principales ya sabes. Sólo
para volver a clases.
—Veintiuno —le digo, a pesar de que quiero decirle que no es asunto suyo y
por favor si no le importa solo, ¿podría dar un paso atrás?
—Tengo veintidós años—, dice él, poniendo la voz aún más baja. Se sacude
contra mi frente de nuevo—. Eres un chico guapo, ¿lo sabías? —Pienso en cosas
como gatitos muertos y gusanos porque puedo sentir mi sangre corriendo al sur y
estoy horrorizado y casi asombrado, que alguien aparte de Otter pueda conseguir
esta reacción en mí, alguien con quien además de él puedo abrirme. David Trent es
T.J. Klune Quienes Somos
quien empezó, Isaíah es quien le continúa. La caja de Pandora está abierta y no sé
cómo cerrarla de nuevo.
Entonces estoy salvado ¿o pillado? Cuando oigo una voz gritar: —¿Bear?
¿Qué estás haciendo?
Ella no parece creerme—. ¿Quién eres tú? —pregunta a Isaíah, con su voz
de perra total. He estado en el extremo receptor de ese tono unas cuantas veces y
sé exactamente lo que significa. Ella está enojada. No sé por qué.
—Anna, y no me gusta cuando vengo por una esquina para ver a alguien
acosando a mi amigo. Hay una cosa que se llama espacio personal. Aprende a usarlo.
—No —se pega a él—. Le perdí—. Esto lo confunde, pero me hace sentir
como si una lágrima o dos pudieran fugarse si las dejaba. Así que no lo hago.
Antes de que pueda hablar, Anna interrumpe—. Solía serlo—dice ella con
frialdad, pasando frente a mí casi imperceptiblemente. Es sutil, pero me doy
cuenta de ello—. Ahora estoy saliendo con el hermano del novio de Bear. Que
resulta ser también el mejor amigo de Bear y ambos son muchísimo más grande que
tú. Así que sugiero que retrocedas, Isaías.
T.J. Klune Quienes Somos
—Anna —suspiro, sintiendo como mi pene ha crecido hasta convertirse en
una gran vagina abierta—. Tal vez podrías frenar. ¿Sólo un poco? Puedo hablar por
mí mismo ya lo sabes.
—Sí, porque antes estabas siendo tan rápido para hablar —se burla. ¿Cómo
se llamaba el tipo de la otra vez? El del corazón y el alma ¿Octavius? ¿Otthello?
Bah. No puedo molestarme a recordarlo tampoco. Qué tenía de interesante, su
hipocresía.
No lo recuerdo.
— ¿Así que tu entonces solamente miras escaparates? —dice Isaíah con una
sonrisa de satisfacción en su rostro.
— ¿Qué?
Ella se aparta el pelo de esa maravillosa manera en que lo hace—. Oh, por
favor, Papá Bear, ni siquiera trates de disimular. Lo sabes tan bien como yo.
—Oh.
—Tengo que llamar a Otter —les digo. Me siento raro, necesito escuchar su
voz.
—Conozco a la gente agradable como tú. Sólo porque Bear sea ingenuo no
significa que todos los demás en su vida lo seamos.
Uh, oh.
—Nosotros ya nos íbamos —le digo a toda prisa, agarrando a Anna por el
brazo y tirando de ella tan rápido como puedo—. Te veo luego.
T.J. Klune Quienes Somos
—Vete porque tenemos la misma clase —dice, sonriéndome, causando
revoloteo en mi estómago—. Que comienza en quince minutos. Te voy a guardar un
asiento —Él me guiña el ojo y luego gira sobre sus talones y camina en dirección
opuesta. Me detengo a mí mismo antes de echar un vistazo a su culo.
Ella abre su boca, pero parece cambiar de opinión. Pero entonces dice: —Tú
y Otter no está teniendo... problemas. ¿Correcto?
Niego con la cabeza—. No, no lo sé. Parece pensar que voy a hartarme de él
y que voy a querer ver a alguien más por ahí. Ya sabes... otros chicos. Y luego está
el hecho de que todo el mundo con el que él ha estado antes de mi parecen que han
salido de un anuncio de alguna playa a cámara lenta.
Ella pone los ojos en blanco—. ¿Quieres ver qué más hay por ahí?
Me quejo—. No sé, Anna. Pero si me siento atraído por Otter, por lo tanto la
lógica dicta que voy a estar atraídos por otros chicos también. No se puede ser gay
por una sola persona.
— No estoy inseguro.
—Quiero decir, ¿Qué clase de nombre es Isaíah? Tu nuevo novio suena como
una herramienta.
—Aun no lo conozco.
— ¡Lo sé!
—Mierda.
—Exactamente.
—Sí.
—No. No, no fue así. ¿Por qué tenías que decirme que la gente me mira?
¡Ahora la gente piensa que soy irresistible!
T.J. Klune Quienes Somos
Se ríe, pero no suena como que lo encuentre gracioso—. Te lo dije pero no
me crees.
Se ríe de nuevo y suena un poco mejor—. No, Cariño, ¿por qué siempre
piensas eso?
Él lo sabe, lo sabe todo—. ¿Cuánto tiempo tienes hasta que tengas que llegar
a clase?
—Diez minutos.
—Bien. Voy a decirte algo, ¿de acuerdo? Y quiero que me escuches sin
hablar, sin interrupciones, sólo escucha. ¿Vale?
—Vale.
—Un día, hace mucho tiempo, tenía dieciséis años de edad. Fue un estúpido
día normal. Estaba sentado en el sofá jugando a los videojuegos cuando oí el timbre
de la puerta. Sabía que el amigo de mi hermano iba a venir, así que le grité para que
bajara, pero no me oyó. El timbre sonó de nuevo y me levanté para abrir. Había un
pequeño chico escuálido esperando en el otro lado, parecía que estaba aterrorizado
T.J. Klune Quienes Somos
y yo no sabía por qué. Le dije mi nombre y él me gritó un poco y luego Creed bajo
por las escaleras y el pequeño se había ido con él. No fue hasta más tarde esa
noche que lo vi de nuevo, en la mesa y fue entonces cuando él me nombró. Él no me
lo dijo a la cara ya que en realidad provenía de Creed, pero él me nombró, no
obstante y de ahí en adelante fui Otter.
Sé esto, sé todo esto. Pero, ¿por qué se siente tan diferente escucharlo de
él? ¿Por qué no quiero que se detenga?
—Te vi hacerte mayor —dice con voz suave—. Vi a todo en lo que creías
derrumbarse a tu alrededor. Yo era en parte una de las causas de eso, sólo porque
sabía que te amaba, incluso entonces. Me fui, pero no te olvide. Volví y encontré a
un ser más fuerte de lo que nadie tenía derecho a ser. Un poco frío, tal vez, pero
fuerte. No pensé que podías sentir por mí lo que yo sentía hacía ti, incluso si una
parte de mí sabía que lo hacías. No era algo que pensé con frecuencia porque hacía
que me doliera la cabeza el no saberlo. Y luego te veía con Anna, la odiaba, al menos
en parte, por tener lo que yo quería, lo que pensé que era mío. Y tú me odiabas por
volver y no trates de decir que no. Te conozco, Bear. Sé lo que piensas, lo que está
en tu corazón.
Dice la verdad, le odie y por breve que podría haber sido todavía estaba allí,
vidrioso y agudo, consumiéndolo todo. Él era mi madre, sus acciones eran las
mismas, pero mucho peor. Nunca esperé mucho de ella pero lo esperaba todo de él.
—Si es lo que hay que hacer para que te quedes conmigo —gruñe—.
¡Entonces sí, acepto cada palabra de mierda! Has estado con dos personas toda tu
vida, Bear. No vas a saber qué quieres a menos que lo veas por ti mismo.
— ¿Eso es lo que piensas de mí? —Lo acuso—. ¿Crees que es sólo cuestión de
tiempo antes de que te engañe? ¡Jesús, Otter, estás haciéndome sonar como un
idiota y ni siquiera he hecho nada!
— ¡Pero querrás! —me grita—. ¿Cómo diablos puede saber lo que quieres?
¡Eres un crío!
—¿Sólo un crío? Vete a la mierda, Otter. ¿A qué diablos viene esto? Acabas
de decirme que me amabas y que no querías que nadie más me tocara, ¿pero ahora
T.J. Klune Quienes Somos
soy estúpido? ¿Soy solo un crio? ¡Vete a la mierda! He pasado por más mierda de lo
que nunca has tenido. ¿Crees que fue difícil para ti irte a San Diego? Oh pobre de
ti, ser rico y tener un puto novio y la vida que querías vivir. Pobre jodido Otter, que
no podía dejar de pensar en un chico que había dejado atrás, que le hacía sentir
culpable. No me llames crio, Otter, cuando he visto más de lo que una persona
nunca debería tener que ver, hecho más de lo que una persona nunca debería tener
que hacer y he renunciado a todo para que mi vida sea como es, para protegerme y
para proteger a el Chico. Tú no has renunciado a nada.
No puedo creer las palabras que están saliendo de mi boca, la forma en que
estoy tratando de cortar, tratando de hacer que se queme. Mi corazón está
tronando en mi pecho y el sudor gotea por mi cara pero no puedo parar. Me siento
como que me asfixio, que me estoy ahogando, pero lo necesito para que me
escuche, para parar este terror en mi cabeza y mi corazón.
Ah, pero tal vez ese es el problema, me respondo. Tal vez el problema es
que piensas que es ridículo. ¿Crees que estas asustado? ¿Crees que tienes miedo?
¿Cómo debe ser esto para él? Sí, ha habido un David, un Jonás y tal vez ha habido
un Judas y un Poncio Pilatos también, pero es posible que nunca lo sepa. Pero, de
nuevo, una vez más has hecho esto, tú y solo tú lo has hecho. Es tan fácil dejarse
caer en esa ira autosuficiente, ¿no? ¿Qué fue lo que dijiste una vez? Es uno de mis
Bear-ismos favoritos: es mucho más fácil odiarlos cuando se van. ¿Es eso lo que
quieres? Porque eso es lo que va a pasar. Apartarte. Volver a distanciarse.
Pero él…
Atrás, Bear. Lo has acorralado y nada será resuelto ahora. Atrás. Apágate.
—Te quiero, Bear —dice en voz baja con su voz áspera—. Pero no sé si eso
será suficiente para ti.
Y luego se ha ido.
Pero Isaíah está de pie allí, esperando a que yo arrastre mis pies hacia la
puerta, con mi mente a un millón de millas de distancia, preguntándose hasta qué
punto de jodidamente mal metí la pata, tratando de pensar en maneras de
conseguir que Otter hable conmigo. Le envié mensajes hasta tres veces durante los
últimos noventa minutos, pero no he recibido una respuesta. Él siempre responde,
lo que significa que o su teléfono está apagado o me está ignorando. De cualquier
manera, es una jodida mierda.
¿Mi epifanía? No necesito follar con nadie más. Todo el mundo mira. Eso no
significa que todo el mundo tenga que tocar. No necesito a nadie más. La idea de
que lo haga alguien que no sea Otter me hace mal en el estómago. Así mierda, ¿Que
Isaíah puede hacer que se me ponga una erección? Es la naturaleza humana. Él está
bueno. Afecta a mi polla pero no afecta a mi corazón. Incluso si tuviera que darle
una oportunidad, no hay manera de que alguna vez pudiera ser para mí lo que es
Otter. No hay manera de que alguna vez pueda ser el hombre que he amado desde
que era un niño. Puedo decir que ahora, sin embargo lo difícil que es para mí esto.
Lo puedo decir ahora porque es verdad. No necesito a nadie como necesito a Otter.
Sin él estaría perdido.
—Estoy bien —le digo y pienso que podría decir lo misma—. Tuve un
problema con una llamada telefónica antes de venir, pero voy a arreglarlo.
— ¿Con Seal?37
Él me sonríe con ese destello de hoyuelos, pero ellos son invisibles ahora
para mis ojos. Menea sus cejas y dice: —Tal vez podría tenerte de rebote. No me
puedes culpar por intentarlo.
37
Seal es foca.
T.J. Klune Quienes Somos
Él agita su mano en desechando la disculpa—. Ella sólo estaba mirando por ti,
lo entiendo. Fui un poco duro. ─Se encoge de hombros—. Probablemente no habría
funcionado entre nosotros, de todos modos.
—No tengo un nombre como Beaver 38 o Llama o algo totalmente cool como
vosotros dos tenéis —dice mientras pone los ojos en blanco—. Las personas con
nombres como Bear y Otter merecen estar juntos.
—Oh, Jesús, ¿le pones esos ojos también? —Se queja, mirando como si
estuviera hablando completamente en serio—. Cristo, debe derretirse por tus
huesos.
—Cállate.
—Uh, gracias. Supongo C. asi quiero preguntarle por lo que ha pasado, pero
no sé por qué tengo que preocuparme, es confuso.
38
Castor.
39
Morsa.
T.J. Klune Quienes Somos
—Clase, Bear, tenemos clase ─dice sobre su hombro.
No me jodas.
No fue hasta las ocho de la noche, cuando llego a casa del trabajo, que
recibí una respuesta cortante a uno de mis SMS a Otter.
Oh.
El Chico se dio cuenta de que algo estaba pasando, pero me permitió ignorar
su pregunta después de que la señora Paquinn lo convenciera, diciéndole que Otter
estaría en casa cuando pudiera. Me preguntó en voz baja si Otter estaría allí en la
mañana antes de ir a su primer día de quinto grado. Le dije que por supuesto que
estaría. Otter no se lo perdería, estaba tan emocionado por El Chico como yo.
Esperé.
Esperé.
Y esperé.
Quería que él no estuviera tan lejos ¿por qué tenía que dejarme?..
Sería demasiado grande para mí, pero eso estaría bien. Me recordaría a él.
Pasé delante de la sucia cuna y miré hacia el bebé, que desvió la mirada
hacia mí y cuando sus ojos se fijaron en mi cara, sonrió tan amplio que cualquiera
habría pensado que era el sol que salía en un día nublado. Tyson gorgoteó y pateó
las piernas, arrullándome y balbuceando hacia mí como si estuviera hablándome.
Nadie entendía esa reacción, ya que sólo parecía suceder conmigo. Él nunca hacia
eso con mamá o con sus amigos, lo que iban allí, los médicos, los vecinos o con los
hombres rudos que entraban en nuestro apartamento con un aire de fría
indiferencia. Ty no le sonreía a ninguno de ellos, pero cada vez que me veía, por
alguna razón, él se reía y gorgoteaba pateando sus regordetas piernas. Si me
alejaba sin hablar con él, graznaba con ira hasta que me volvía y frotaba mis manos
en sus mejillas, su pequeña mano agarrándome los dedos, jugando con ellos como si
fueran la cosa más grande en su mundo.
Mis manos estaban frías ahora, así que soplé en ellas para que el bebé no se
congelara. Sus ojos se iluminaron cuando cayó mi mano hacia él y le tomó la cara, y
su sonrisa…
—Sí. Tengo que usar el teléfono—, dije, sabiendo que no iba a ser tan fácil.
Si ella me decía algo en el momento en que entraba por la puerta, entonces eso
significaba que quería algo de mí.
Mierda, pensé.
Entré en la cocina, haciendo caso omiso de ella cuando hizo tintinear los
cubitos de hielo en el vaso casi vacío de Jack. 40 Fui a la nevera, había un viejo
bloque de queso, mostaza, cerveza y leche para él bebe. El congelador tenía un
cartón de cigarrillos y dos bandejas de cubitos de hielo, ambos medio vacíos.
—Pensé que ibas a ir de compras hoy —suspiré, cerrando las puertas. Ella
dijo que lo haría, maldita sea.
—Necesito que me hagas un favor —dijo y fue entonces cuando supe que
estaba jodido—. Necesito que cuides del bebé.
Ella se miró las manos y levanto la izquierda para masticarse la uña del
pulgar—. Un par de días.
—¿Qué?
—¿Qué pasa con la escuela? ¡No puedo llevar a Tyson a la escuela conmigo!
—Te escribiré una nota o algo así —dijo—. Diles que estás enfermo. ¡Será
como unas pequeñas vacaciones para ti también! —Ella me sonrió.
—Pero…
40
Ja k Da iel’s es u a a a de hisky.
T.J. Klune Quienes Somos
—Derrick, ¿no puedes ver que necesito esto? Toda esta cosa del bebé me ha
costado mucho, sólo necesito una escapada de un par de días. Volveré y estaré en
forma de nuevo. Ya lo verás.
—¿Adónde vas?
Ella se rió, una agrietada y corta risa—. Lo harás porque yo lo digo. Me voy…
—Ese será Joe —dijo ella y sólo entonces me doy cuenta de pequeña bolsa
de viaje destartalada a su lado.
—Espera…
—Mamá, ¡no puedes dejarme aquí solo con él! —Estaba entrando en pánico y
mi voz que sale alta y agrietada como si fuera una cosa frágil. Ella me había dejado
solo antes, cuando había sentido la necesidad de escapar, pero no desde que Ty
había nacido. Pensé que era la única cosa buena de tenerlo a él, que de alguna
manera eso la había hecho sedentaria, que había plantado raíces como si nunca
hubiera sido capaz de hacerlo. Estaba equivocado.
T.J. Klune Quienes Somos
—Derrick, tienes trece años ahora —dijo sobre su hombro, sin detenerse—.
Es el momento de que empieces a actuar como tal—. Ella abrió la puerta y Joe (me
acuerdo que coincidí con él una vez, había sacudido mi mano y luego se olvidó
rápidamente de mi existencia) miró de brazos cruzados cuando preguntó si estaba
lista para irse. Tyson comenzó a gritar de esa manera que hacia cuando estaba
llorando y nadie le prestaba atención. Mi madre me miró y pude ver el alivio en su
rostro mientras comenzaba a cerrar la puerta detrás de ella, la tensión abandono
sus hombros, las líneas en la frente de desaparecieron y una sonrisa una vez más
apareció en su rostro—. Sólo por un par de días —me dijo.
— ¡Nena! —Joe interrumpió—. Vamos tarde ya. Tenemos que irnos. ¡Cierra
la puta puerta!
—Te amo, Derrick —dijo ella mientras cerraba la puerta detrás de sí.
—Tengo que cuidar de ti —le dije en voz baja mientras sus ojos comenzaron
a cerrarse—. Eres una persona pequeña. Sólo un niño, ¿sabes? Puede que no sepa lo
T.J. Klune Quienes Somos
que estoy haciendo todo el tiempo, pero vamos a averiguarlo. Otter me enseñó, así
que creo que puedo enseñarte, supongo. ¿Vale chico?
—Lo estoy —dijo Otter—. Vi que eras tú y salí. ¿Qué pasa, Derrick? Suenas
molesto—. Su voz era cálida, estaba preocupado. Era Otter y eso me calmó de
inmediato.
Pensé en decirle alguna gilipollez, pero sabía que iba a ver a través de mí —
Mamá se fue fuera de la ciudad.
Él vaciló levemente—. ¿Oh? ¿Ella te dejó solo otra vez? ¿Por qué no te vas a
mi casa? A mamá no le importará. ¿Quieres que la llame por ti?
Hubo silencio y por un momento pensé que nos habíamos desconectado. Pero
cuando Otter, finalmente volvió a hablar, su voz había perdido el calor y se había
convertido en algo completamente distinto—. ¿Dónde se fue?
—Dos días.
—Derrick —dijo con esa voz de alerta, esa voz que me volvía
completamente loco—. E─Derrick —dijo con esa voz de alerta, esa voz que me
volvía completamente loco—. sto no es tema de debate, tienes escuela mañana y
tienes que ir. Voy a cuidar a Tyson mientras estás en la escuela.
T.J. Klune Quienes Somos
—¿Qué pasa con tus clases?
Él se echó a reír de nuevo, pero era una risa dura—. La diferencia es que si
pagas para ir a mi escuela no les importa si se salta un día o dos. Tú no puede hacer
eso, tienes que ir a la escuela.
— ¿Sí?
—Sí.
—No has hecho nada malo, más bien lo has hecho todo bien. Tú eres fuerte,
valiente y amable, y estoy orgulloso de llamarte mi hermano pequeño. Hiciste lo
correcto al llamarme porque significa que confías en mí para ayudarte. Esto
significa que sabes que puedo estar allí para ti y eso me hace más feliz de lo que
podría decir.
—¿Me crees?
—Yo…
— ¿Me crees?
Quería decirle que lo amaba, porque en ese momento no creía que fuera
posible amar a alguien más, pero eso era una estupidez, eso era gay. ¿Cómo de
marica habría sonado eso? Se reiría de mí y me diría que no debería decir cosas
así, que los chicos no hablan de esa manera. Así que en lugar de decir lo que estaba
en mi cabeza y en mi corazón, acabe diciéndole adiós.
Me aprieta con más fuerza y quiero decirle todo, que lo amo sólo a él y que
nunca habrá nadie más para mí, que si sólo él podría abrázame como lo estaba
haciendo ahora para el resto de nuestras vidas, todavía no sería suficiente.
Pero continúa: —Y ahora estás aquí por mí, y no puedo dejar de sentir como
que te he fallado, que he roto mi promesa—. Me da un fugaz beso detrás de la
oreja, persistente y dulce—. Y no creí que pudiera hacer eso, que yo podría ser el
culpable de hacer que tengas miedo. Lo siento —dice, con la voz quebrada, mi gran
y fuerte Otter, mi hombre imperturbable, se está rompiendo en mi espalda, con los
brazos comenzando a temblar de nuevo—. Lo siento si pensaste que había dudado
de ti. Lo siento si te hice dudar de ti mismo. Nunca quise que eso. Nunca quise nada
T.J. Klune Quienes Somos
de esto. El pensamiento... la idea de perderte me aterra, Bear. No es que no confíe
en ti pero, Cristo, eres tan jodidamente joven y todo esto es tan nuevo para ti.
¿Qué pasa si hay algo mejor por ahí para ti? ¿Qué pasa si soy yo el que te detiene?
Nunca podría perdonarme si te quité de ser feliz, de descubrir quién eres, no
importa si yo pensaba que sabía que ya lo eras.
Me pertenece
Aunque sabía cómo se sentía, nunca le había oído decirlo con tanta claridad
y estoy aniquilado, con mi corazón destrozado y el cuerpo débil y flojo. Está
esperando a que yo diga algo, cualquier cosa y Cristo, estoy tratando de hacerlo
pero ni siquiera puedo pensar y mucho menos cualquier cosa con coherencia que
sería remotamente cerca del regalo que él me ha dado.
Bueno, dice la Voz riendo. Siempre le puedes pedir que se case contigo. Eso
sería el mejor discurso a ciencia cierta. ¿Podrías imaginar la expresión de su cara?
Cuatro palabras, Bear. Cuatro palabras es todo lo que se necesitaría. Puede que no
resuelva todo, pero no me digas que no has pensado en ello, que no está ahí en la
parte posterior de tu mente como un mosquito zumbando en el oído. Tú lo ves, lo
deseas, lo esperas y rezas por ello, pero no lo dices. Nunca lo haces. Tiene un
nombre, sin embargo. Tú podrías dar un paso y finalmente admitirte a ti mismo lo
que realmente quieres.
6.
Donde Bear reflexiona sobre la fraternidad
—Tuve que trabajar hasta tarde —dice Otter alegremente mientras viene
detrás de mí y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, acariciando con su
nariz mi cuello. Me dejo caer contra su pecho mientras me abraza con fuerza,
susurrando algo que de ninguna manera puedo repetir, pero no importa. Entiendo el
significado. Entiendo su punto. No nos podemos fijar, pero estamos en ello, como
detener una fuga con cinta adhesiva.
— ¿Y eso es todo? ─pregunta el Chico—. ¿No hay nada más que yo necesite
saber?
Otter aprieta mi culo antes de sentarse a la mesa con el Chico—. Nada más
que necesites saber —dice con una sonrisa, alargando la mano para alborotar el
pelo del Chico.
— ¡Otter! —Se queja el Chico—. ¡Llevo diez minutos peinándome para que la
gente me tome en serio cuando entre a clase esta mañana! Ahora tengo que ir a
rehacerlo, y se me hará tarde. Voy a tener una falta de puntualidad en mi
expediente de asistencia, entonces no voy a poder entrar en Ivy League School 41
y voy a estar aquí atrapado con vosotros dos para el resto de mi vida mientras me
revuelco en mi propia autocompasión y trabajo en McDonalds.
41
Grupo de Escuelas y Universidades que tienen en común unas connotaciones académicas de
excelencia, así como de elitismo por su antigüedad y admisión selectiva
T.J. Klune Quienes Somos
—Me siento mal por esas personas —dice con total seriedad—. ¿Os
imagináis tener que escuchar los gritos bovinos durante todo el día? Creo que sería
suficiente para volver a una persona loca.
Mierda, no tengo ni puta idea. Acabo de oír esa palabra en la TV hace unos
días en el canal de historia mientras daba una vuelta tratando de encontrar Maury
Povich. Lanzo una mirada a Otter en busca de ayuda, y me sonríe antes de volverse
al Chico—. Eran una fracción del Partido del Trabajo Social Democrático Ruso
Marxista a principios de 1900 —Exactamente. Eso es exactamente lo que quise
decir. Lo sabía completamente. El programa de Maury Povich había sido un episodio
de paternidad. Ésos son mis favoritos. El Chico era obviamente el papá del bebé,
aunque dijo que no lo era. Qué mentiroso.
42
Bullshit en el inglés original
43
Bolshevists en inglés original, juego de palabras con Bullshit.
44
Famoso programa de entrevistas de la TV americana.
T.J. Klune Quienes Somos
Otter se ríe. No creo que sea divertido. En absoluto. En muchos sentidos.
— ¡Él no es mi papá rico!
— ¿Derrick?
—Sí, Tyson.
Ah. Ahora lo pillo. Quiere preguntarme por algo—. Correcto. Injusto. Loco.
Terapia. Continua.
—¿Y sabes que tengo nueve años y un cuarto, lo que es casi prácticamente
diez?
Por supuesto, dice esto justo cuando estoy tomando un sorbo de café, lo que
me causa inhalarlo, atragantarme y rociarlo desde mi nariz y boca de vuelta a mi
taza. Fulmino con la mirada al Chico mientras limpio mi cara y me mira fijamente,
como en un desafío. No. De ninguna manera voy a tocar este tema. En primer lugar
tengo pensamientos sobre... matrimonio (precipitado, por supuesto, por insistencia
de Ty y mi evidente eterna fantasía del infierno por tener una boda en una playa,
hablando de soso) y ¿ahora el Chico quiere un bebé hermano? Aún no puedo hacer
el esfuerzo para corregirle que no sería su hermano, quizás un sobrino, pero las
T.J. Klune Quienes Somos
líneas son tan borrosas sobre quiénes somos, que no creo que importe. No es que
va a suceder. ¿Qué cojones pasa en esta casa?
Ni de coña. Otter puede ponerme esos ojos dulces e inocentes hasta que se
caigan de su cabeza. No hay ninguna jodida manera de que eso vaya a suceder.
Tengo suficiente a lo que hacer frente, con el más inteligente vegetariano-
ecoterrorista en formación (aunque bien podría estar liderando-ecoterorrismo a
gran escala ya) en el planeta y el hecho de que me parece que estar pensando en
donde me gustaría ir en la luna de miel (¡Stonehenge46!) después de una boda con un
hombre que he conocido toda mi vida, pero con el que sólo he estado cuatro meses
45
Sitio web de anuncios clasificados con secciones dedicadas al empleo, vivienda, contactos
personales, ventas, servicios, comunidad, conciertos y foros de discusión
46
Monumento megalítico, de finales del neolítico, situado cerca de Amesbury, en el condado de
Wiltshire, Inglaterra.
T.J. Klune Quienes Somos
(Jesucristo, ¿Qué soy yo, un pingüino lesbiano?). No me importa si el Chico quiere
un hermanito. Le conseguiré un maldito pez dorado en su lugar y estará feliz de
que está consiguiendo algo.
— Reloj —digo entre dientes a los dos—. Estarás contento con un pez y yo
no soy un pingüino que va a Stonehenge. Craigslist no va a conseguir mis fluidos, eso
es malditamente seguro.
Otter y el Chico se miran el uno al otro antes de que el Chico diga —Creo
que ni incluso yo podría descifrarlo.
—No creo que tengan una sección de pingüinos— dice sabiamente el Chico.
— No sé — asegura Otter.
Maldita sea.
—Durante días —se lamenta—. Por favor, ¿Papá Bear? ¿Por favoooooooooor?
— ¡Ah!, Cristo, está tratando de ponerme ojos de Bambi mientras echa hacia fuera
el labio inferior. Es una expresión que he visto un billón de veces antes, y me
reprendo cada vez, diciéndome que va a ser la última vez que caigo en ello.
Bien, así que la siguiente vez será la última vez que caigo en ello.
T.J. Klune Quienes Somos
—Compromiso —digo—. Otter y yo os llevaremos a ambos a la escuela hoy.
Es tu primer día y todo eso y queremos estar allí, ¿bien? Cualquier día pasado hoy
está abierto a la discusión.
Nos frunció el ceño a los dos—. Vosotros dos hacéis una negociación dura.
Diré que sí, si también me dais cinco dólares.
— ¿Para qué?
—No os interesa.
Estoy a punto de mirar hacia delante de nuevo cuando oigo al Chico confesar
tranquilamente que está un poco nervioso, que está preocupado por si se burlan.
Estoy a punto de asegurarle que él va a estar bien, que si algo sale mal, puede
llamarme inmediatamente, cuando me paro por la voz baja de Dominic. Habla para
ser escuchado sobre el ruido del Jeep, y puedo distinguir sus palabras, ásperas y
gastadas—. No necesitas estar asustado —dice—. Voy a estar justo al lado. Si me
necesitas, voy a ir corriendo, ¿está bien?
¡Ah, hombre! —Puedes —le digo suavemente—. Con tal que no vayas a tener
problemas por usar el teléfono. Llámame para cualquier cosa, ¿me entiendes?
Sus ojos encuentran los míos y demuestra una vez más que él me conoce
mejor que yo mismo: —Te quiero, ¿sabes? que Dominic esté aquí no significan que
vaya a dejar de necesitarte. Siempre voy a necesitarte, Papá Bear, así que no te
preocupes. ¿Está bien?
Y entonces se va.
T.J. Klune Quienes Somos
—Eso no es… —comienzo, pero luego me detengo. Cualquier cosa más sería
una mentira. Él lo sabe, yo lo sé. Él probablemente lo está esperando. ¿Cuántas
personas le mentirían en su cara? ¿Cuántos le dirían que por supuesto no creen
que…, que por supuesto confiarán en él, cómo podrían ellos no hacerlo? Esas mismas
personas son las que probablemente más miedo tienen de él. Necesito que sepa que
no tengo miedo de él—. ¿Puedes estar seguro? —Pregunto, cambiando de táctica.
—Sí —Dominic dice finalmente—. Nunca le lastimaría. Aunque puedo ver por
qué piensas así. ¿Georgia te contó lo que sucedió?
—Lo hizo —confirma Otter, con voz severa—. Pero habría reconocido tu
nombre, así que no estés enfadado con ella.
Asiento porque lo sé. Asiento porque pienso lo mismo. Asiento porque siento
un alivio culpable de que Dominic no ha compartido su oscuridad con mi hermanito y
es lo único que puedo hacer realmente sin decir esas palabras hirientes en voz alta.
T.J. Klune Quienes Somos
De repente, Dominic se ve aterrorizado—. No vas a llevarlo lejos, ¿no? —
pregunta con un graznido, su voz más fuerte de lo que yo nunca le había
escuchado—. ¿No vas a decirle que no puede verme? —Su mirada va a sus manos,
jugando con un agujero en el muslo de sus jeans. Balancea una pierna hacia arriba y
hacia abajo, su pelo cayendo en su rostro.
Dominic mira hacia atrás por la ventana—. Le dije que tiene que ir a terapia.
Le dije que yo había ido, aunque no le conté realmente por qué. Hice algunas cosas
al respecto, acerca de por qué vivo en acogida. Pero le dije que la terapia le
ayudará a él y a ti a largo plazo, no porque esté loco o sea raro, sino porque tiene
que hacerlo para que tú consigas su custodia.
Él me mira agudamente—. Me gustaría pensar que sí. Pero entonces, sólo han
sido seis años. Las cosas como que no sólo desaparecen porque quieras que lo hagan.
—Se refiere a nosotros —me dice Otter, con sus cejas fruncidas—
¿Verdad?
—Sí. No son... francos, pero saberlo los hace sentir incómodos. Había otro
niño adoptivo con nosotros el año pasado. Su nombre era Jared. Estaba enojado,
como es en la mayoría de los chicos que llegan a su casa. Él salió del armario con una
espinita clavada, pensó que podría simplemente derribar la puerta del armario o
algo así, supongo. Patty y Bert simplemente no lo entendieron y Jared se fue —Se
encoge de hombros—. A eso me refiero.
Dominic parece que piensa que es la peor idea del mundo, pero asiente con la
cabeza.
Ruedo mis ojos—. Una gran parte de tiempo, no creo que seas muy divertido.
Asiento.
—No soy una mala persona —dice mientras alcanza la manija de la puerta—,
aunque entiendo por qué quieres proteger a tu hermano. Solo quiero protegerlo
también.
La reunión con los padres adoptivos va tan bien como cabría esperar si a uno se le
pregunta si le gustaban los niños. Más en un minuto, confía en mí
Patty vaciló antes de preguntar —Y Dominic nos dijo que intentas obtener
su custodia.
— ¿Dónde están tus padres? —Bert pregunta sin rodeos—. Los dos tenéis la
misma madre, ¿correcto?
—Y ustedes dos son... —dice Bert, señalando entre los dos—. Ya sabéis...
—Estoy seguro que estarán bien —dijo Otter, manteniendo la calma—. Sólo
queríamos asegurarnos de que sepan donde estará si él no estuviera aquí.
— ¡Dominic, trae tu culo aquí! —Bert grita mientras Patty nos sonríe a Otter
y a mí. Mucho se dice en esa sonrisa y no puedo esperar a salir del infierno de esa
casa. Tienen que ser buenas personas si se les permite tener hijos adoptivos, me
sigo diciendo. Georgia había dicho que estaban bien. Pero entonces me pregunto
con qué clase de gente trata Georgia y estoy seguro de que en comparación, Bert y
Patty son los Padres del Año. No sé su historia y a pesar de que no voy a
preguntar, no voy a juzgar. Demasiado.
Les decimos a los muchachos que se les está permitido pasar el rato,
siempre y cuando un adulto haya sido notificado y accedido a ello. Tyson hace un
baile que imita un aro de hulahoop mientras Dominic sólo le sonríe. Ruedo mis ojos y
miro a Otter y él simplemente me sonríe, esa misma sonrisa que siempre ha tenido,
torcida y brillante.
Es raro entonces, ese momento, sentir que estamos tomando una decisión de
padres como un equipo, como una sola unidad. Otter y yo hemos discutido, decidido,
ejecutado y alcanzado los resultados que queríamos. El Chico consigue pasar el rato
con su amigo y yo consigo mantener un ojo sobre Dominic.
Así que ¿por qué me siento como una mierda? Tal vez porque pienso que es
sólo un paso que llevará al Chico lejos de mí. Tal vez sea porque Dominic ha estado
en una situación por la que yo no puedo confiar en él para estar a solas con Tyson.
Tal vez sea porque todavía no he resuelto todo lo que siento que necesito con
Otter. Tal vez porque siento que estoy avanzando con la familia dejando mi otro yo
atrás. Tal vez es porque estoy más cerca de averiguar dónde está mi madre o
cuáles son sus motivos. Muchos hilos sueltos, tantas cosas que deben hacerse y
decirse. Me pregunto qué lleva a vincular todo, finalmente mirar hacia delante y no
quedar atrapado en el pasado. He aprendido, que si lo dejas, el pasado te puede
abrumar.
—Debes considerar terapia para ti, Derrick, si lo que me dijo Tyson tiene
cualquier indicio —me dice el terapeuta. Su nombre es Eddie Egan y sé que es un
consejero certificado por el estado de Oregón y que trabajó con niños antes, pero
no puedo sino sentir que está completamente fuera de sus cabales y esto sólo va a
empeorar las cosas para el Chico y para mí.
Ejemplo: los dos monstruosos gatos persas que vagan por su oficina toda la
sesión sonando como cortadoras de césped quedándose sin combustible sin duda
me acechan porque parezco un Sándwich Caliente de Atún Apetitos—. Carl Jung y
B.F. Skinner —dice, señalando a uno y luego el otro—. Mis héroes. Me mantienen
calmado y me ayudan a tener una sensación de paz a la sala —No pregunto, sólo
porque no me importa.
Ejemplo: la forma en que mira al niño Chico cuando Tyson se sienta frente a
él, su ceño evidente, sus brazos sobre su pecho—. He escuchado mucho sobre ti,
Tyson. Pero no me avisaron de lo chocante que sería tu aura. Es como una ráfaga
de arco iris a través de mis ojos, como Bolos líquidos lloviendo desde el cielo —No
tuve palabras para esto. ¿Significa que vienen: bolos líquidos lloviendo desde el
cielo? Voy a matar a Erica por conectarnos con este chalado.
—Ya, ya, dices eso ahora. Espera hasta que te encuentres con el terapeuta.
— Más bien, como si Santa Claus y Ron Jeremy 47 tuvieran un hijo y luego ese
niño tuviera un hijo con Richard Simmons48
—Te reto.
Actor porno estadounidense famoso por ser capaz de hacer auto felación .
47
48
Famoso en la televisión norteamericana, especialista en aerobic y fitnes.
T.J. Klune Quienes Somos
Soy un idiota. Así que esperamos hasta que el Chico ha salido, rodando sus ojos,
murmurando para sí mismo, indicando que es mi turno. Ha subido en el regazo de
Otter y pone su cabeza contra su pecho. Otter se inclina hacia abajo y
calladamente susurra en su oído y veo los hombros del Chico que comienzan a
relajarse mientras camino a través de la cortina de cuentas.
—Estoy bien —le aseguro—. Estamos haciendo esto porque es una exigencia
del estado en la petición de custodia.
—Ya veo —dice mientras escribe algo en el bloc de notas delante de él—.
Dime, Derrick, ¿por qué deseas adoptar a Tyson?
Espero.
—Mmm —De alguna manera, las trece palabras que acabo de decir se
traducen en escribir un párrafo que es casi tan largo como el pedazo de papel. Y su
letra es pequeña y apretada—. Fascinante.
Apenas puedo resistir la urgencia para rodar mis ojos y dar a Carl Jung un
puñetazo en la cara—. Él vive en mi casa.
— ¿Lo hiciste?
— ¿Qué fue eso? —dice Eddie agudamente—. Justo ahora, ese pensamiento
que cruzó tu mente. Dilo en voz alta.
49
Cadena de restaurantes de comida rápida
T.J. Klune Quienes Somos
Le miro con furia—. ¿Y eso como lo sabes?
De alguna manera, dudo eso. Si Tyson había arrojado algo a este hombre, no
fue hecho en verdad y amor—. No lo llamaría expresándolo…
— A veces.
—Supongo.
Dios, soy tan mojigato—. ¿Qué tiene esto que ver con Tyson? —Pregunto,
mortificado.
—Yo sé lo que es mejor para Tyson porque sé que Otter es lo mejor para mí
—le grité.
—Tú sabes —dice Eddie, hojeando sus copiosas notas— en el mundo animal,
un oso es mucho más feroz que una nutria.
T.J. Klune Quienes Somos
Esto no puede estar pasando. Este tipo tiene que estar en una broma que
esta gente me está gastando. Nadie en el mundo real es como este tío. Casi quiero
mirar alrededor para ver si puedo ver un equipo de cámaras saltar y gritar "¡Has
sido rehabilitado! ¡Los domingos, en Fox!" Tienen buenos escondites, parece—. ¿Es
eso así? —Digo en respuesta a su astuta observación sobre el orden natural del
reino animal.
—Oh, si así es. Estoy seguro que nunca has oído hablar de un oso y una
nutria peleando y que la nutria salga victoriosa.
¿Qué? — ¿Qué?
Creo que este tipo podría ser mi nueva persona favorita, dice asombrado la
Voz. Como en la historia de todos los tiempos.
—No quiero rasgar su rostro. Por supuesto que nos peleamos. Todo el mundo
se pelea.
— ¿Lo hacéis? —Dice él, arqueando una ceja—. ¿Y sobre qué os peleáis?
—A Otter le gusta estar encima más que a mí —digo antes de que pueda
detenerme. Tiemblo ligeramente. ¿Por qué siento la necesidad de compartir esa
información con todo el mundo?
Deseo que la vida fuera más como los dibujos animados y un piano cayera
sobre él y sus dientes se convirtieran en las teclas del piano mientras estrellas dan
vueltas en círculo sobre su cabeza—. No me referiría a mí mismo de esa forma, no.
— ¿Eres de verdad?
—Esto —digo, moviendo las manos alrededor—. Usted. Esto tiene que ser
una jodida broma.
—Te aseguro que no lo es. Simplemente me gusta conocer las familias a las
que estoy asesorando.
— ¡Cabreado!
50
Personaje malvado de la película La Guerra de las Galaxias.
51
Personaje protagonista de la película La Guerra de las Galaxias
T.J. Klune Quienes Somos
— ¡Contigo!
— ¿Y por qué?
— ¿Sabes qué?
—Lo sé.
— ¡Joder!
—Dicho esto, nunca he encontrado a una situación tan... única, como la tuya.
Bear, puedes pensar que estás enojado. Puedes pensar que estás confundido. No te
culparía. Pero estoy aquí para decirte que eres también una de las personas más
fuertes que he conocido. Has tenido que serlo para hacer lo que has hecho. Algunas
personas pueden llamarte tonto, algunas personas pueden llamarte valiente, pero
T.J. Klune Quienes Somos
nadie puede decir que estabas equivocado. Hombres inferiores se hubieran
quebrado bajo tal responsabilidad. Tyson es muy afortunada de tenerte como un
hermano. Recuerda que necesitas amarte a ti mismo tanto como le amas a él y a
Oliver.
— ¿Hemos? —pregunta.
—…era un bebé.
Asiente con la cabeza y parece que dirá algo más pero se abre la puerta en
su lugar y me sigue. Otter nos ve venir y se pone de pie.
Me vuelvo hacia el Chico, que me está mirando con esos ojazos suyos y no
puedo dejar de pensar en un tiempo en el que yo solo era Derrick y él era
solamente Tyson y cómo no llegamos a estar vivos hasta que nos habían sido dado
nuestros nombres verdaderos, eso era yo…
Mamá llegó a casa dos horas más tarde, sus ojos vidriosos, oliendo a humo y
alcohol. No pregunté si había estado conduciendo porque sabía que lo había hecho.
Me habría dicho que no era asunto mío, así que decidí ignorarlo. Me estaba
empezando a no importar ya. Cerró de golpe la puerta detrás de ella y dejó caer su
bolso en el suelo. Ty se sobresaltó contra mi pecho con el ruido, sus manos
agarrándose contra mi camisa mientras me ponía de pie.
T.J. Klune Quienes Somos
—Tengo deberes que hacer —le dije, manteniendo mi voz lo más plana
posible—. Necesito que lo sostengas un rato.
Eres su madre
— ¡Él no quiere acostarse y tengo una prueba mañana y tengo que estudiar
para ella!
Tyson miraba hacia adelante y hacia atrás con esos ojazos suyos, esos ojos
que tenían tal conocimiento en ellos, tal conciencia que cada día me dejaba sin
respiración. Vio las manos extendidas de nuestra mamá llegar a él y su agarre se
apretó en mi camisa y enterró su cara en mi cuello y abrió su boca y dijo mi
nombre.
—Sí —dije con voz ronca mientras su cabeza golpeó contra mi barbilla y
suspiró.
—Sonaba como si él te llamase Bear —dijo ella, riéndose borracha—. Oh, oh,
su primer palabra y ¿te llama Bear? ¡Debe pensar que eres feroz! Empezó a reír
ruidosamente, agachándose y golpeando sus muslos como si fuese la cosa más
malditamente divertida que nunca había oído.
52
Bear-rick suena parecido a De-rick, Bear es oso, de aquí el origen de el mote de Derrick, Bear
T.J. Klune Quienes Somos
Tyson la miró por un momento antes de darse la vuelta hacia mí, con sus
manos subiendo a mi cara mientras pellizcaba mis labios y el mentón, riéndose de
cómo podía presionar mis mejillas. Bear-rick —dijo con confianza.
Sonreí y sacudió la cabeza—. Bear, ¿eh? Sabes que nunca voy a escuchar el
final de eso ¿verdad? Bear y el bebé. Bear y un chico. Cristo —Froté mis manos
contra mi cara—. Bueno, chico —le dije—. Tengo un examen de historia mañana.
¿Supongo que no me puedes ayudar?
—Bear-Rick.
—Sí, Ty. Bear-rick. Te escucho. Jesús, vas a ser un niño pequeño en poco
tiempo. Ya hablando. No un bebé. ¿Qué diablos voy a hacer contigo?
Él sonrió.
—Tu DVR de Maury Povich otra vez y no pude averiguar cómo apagarlo.
Antes de darme cuenta, el espectáculo estaba a la mitad y necesitaba saber si
Jerome era el padre del hijo de Sharelle.
¡Oooooh!. Ese había sido uno bueno. Jerome al parecer tenía un hermano
gemelo que…
Mierda.
—Tengo que atender esto —le digo al Chico—. Dame, como dos segundos.
— ¿Por qué está hablando Otter con el terapeuta? —preguntó ella, sonando
desconcertada.
Suspiro—. Fue idea suya —digo—. Hizo que la abogada supiera cuán grande
sería su nivel de implicación y ha hecho todo lo que ella le ha dicho que haga. Más,
realmente—. No tengo palabras para describirle lo que su hijo significa para mí, no
de la manera que creo que ella quiere escuchar. No lo sé.
Esto me enfada, que alguien tan inteligente, tan elocuente, pudiera proferir
tal chorrada. ¿Quién coño es ella para juzgar a su hijo? —No —le digo fríamente—.
No es una fase. Otter es gay. Se podría pensar que de todas las personas, tú
podrías aceptar eso.
— ¿Saber qué?
Alice, suspira—. Bear, hay algunas cosas que deberías saber. Cosas que
pueden hacer que nuestra... reticencia, tenga más sentido.
Hay una fuerte inhalación y sé que ella de pronto está teniendo un momento
difícil para mantener sus emociones bajo control—. ¿Él te ama, Bear?
—Bobo —dice con una sonrisa, su voz se quiebra—. Tú eres mi hijo, también.
Sabes esto. No lo olvides. ¿Estamos de acuerdo?
—Sí, señora.
— ¿Bear?
— ¿Sí?
Escucho una puerta, y miro para arriba y veo a Otter caminando fuera de la
oficina del terapeuta, Eddie detrás de él. Otter diciendo algo a Eddie y tiene esa
sonrisa torcida a pantalla completa, sus baile de ojos y sé que ha flipado a Eddie,
T.J. Klune Quienes Somos
tal como pensé que haría. Mira a su alrededor y me ve por el pasillo y arquea una
ceja y hace un guiño en mi dirección mientras el Chico corre hacia él y se encuentra
con su pie derecho, envolviendo sus brazos alrededor de uno de los grandes muslos
de Otter. Otter se agacha, sin dejar de hablar con Eddie y mueve sus manos a
través del pelo del Chico, un acto tan inconsciente que parece ser como respirar
para él.
A veces las cosas tienen explicaciones simples, aunque las consecuencias son
complejas.
Había sido uno de los portadores, llevando el ataúd al hombro, el peso allí
era sólo un recordatorio de lo que había perdido, de lo que ya no tenía. Incluso
cuando el ataúd fue levantado y bajado a la tierra, él podía todavía sentirlo sobre
su hombro, su espalda, presionando en su piel mientras el sol brillaba y una brisa
perfumada rozaba suavemente su rostro.
Un avance rápido hasta hace cuatro años. Otter salió. Jerry y Alice eran
personas inteligentes, personas comprensivas. También eran personas con muchos
recuerdos, con las cicatrices que nunca se habían curado. Estaban asustados. Les
preocupaba. Sabían cómo funcionaba el mundo, que mucho había sucedido desde la
muerte de Alan, que tal diagnostico no significa muerte. Pero todavía era Alan.
Todavía era hermano de Jerry. No era una cara sin nombre o una estadística.
Jerry se angustiaba por su hijo, por su hermano. No sabía cómo actuar, no sabía
qué hacer. Así que no hizo nada. Parecía más seguro. No sabía que a veces nada es
peor que algo.
—No sé si tragármelo —me dice Otter más tarde esa noche, después de que
volviésemos de su casa. Nos acostamos en la cama en la oscuridad, Otter envuelto
alrededor de mi espalda—. ¿Más de veinte años después y pierden los papeles con
eso?
Besa mi oreja—. ¿Te acuerdas? ¿Lo que más te lastimó? —Su voz es baja,
pero escucho la pregunta detrás de la pregunta.
Me besa, largo y profundo, pero no antes de que vea el brillo en sus ojos.
¿Qué pasa con los hermanos que nos hacen actuar muy diferentemente de lo
que normalmente haríamos? ¿Por qué hay ahí un vínculo que no existe en cualquier
otro lugar? No puedo contestar, a pesar de que Tyson es mi hermano, a pesar de
que Creed es mi hermano, a pesar de que Otter ha llegado a ser hasta más que mi
hermano. Mis hermanos me moldearon para ser quien soy, o no sabía lo que estaba
sucediendo, y a cambio, me gustaría pensar que tuve una parte en la conformación
de ellos.
Estos son los hombres (y un Chico) que voy a necesitar para el resto de mi
vida. Me podrán enfadar, podrán herirme, podrán hacer que me quiera tirar del
pelo, pero nunca olvidaré lo que he aprendido de ellos, porque sin importar qué
suceda, sin importar quiénes somos o lo que llegaremos a ser, son mis hermanos y
ellos son míos.
Creo que Alicia y Jerry sabían eso también. Dieron un paso atrás y le dieron
tiempo a Otter para pensar, tiempo para resolver las cosas por su cuenta. Sabían
tan bien como yo que llegaría a la conclusión correcta, si sólo le daban tiempo. No
estaba bromeando cuando le dije que tenía fe en él. Sí. Sé que verá lo que es y
llegará un día en un futuro no tan lejano y Otter se despertará una mañana y
estará más allá de todo lo que ha estado carcomiéndole. No está en la naturaleza
de Otter guardar rencor. No es igual que el resto de nosotros.
Una hora más tarde, nos acostamos uno al lado del otro, agotados y
jadeando, su esperma goteando fuera de mi culo y por mi muslo de una manera que
suena pornográficamente asqueroso pero que en realidad es jodidamente caliente.
Besé su pecho y él retiró mi cabello de mi sudorosa frente y se inclinó a besarme.
Se apartó levemente, sus labios presionando contra los míos y me dijo en términos
nada inciertos que si Isaíah intentaba algo conmigo de nuevo, probablemente
T.J. Klune Quienes Somos
debería mirar sobre su hombro durante el resto de su vida porque no estaría
seguro dondequiera que fuera. Su amenaza fue tan tranquila, tan seria, que no pude
evitar temblar en sus brazos. Isaíah no tendría ninguna posibilidad contra Otter.
Otter regresa a la sala. Le echo una ojeada y se para. Tiene esa mirada en
su cara, esa mirada de determinación como que va a pedir algo que sabe que no me
va a gustar ("¡solo tienes que probar los caracoles, Bear! No te van a morder. ¡Son
sólo caracoles, por el amor de Cristo!" es un ejemplo; “¡Por supuesto que es una
buena idea intentar la página setenta y seis del Kama Sutraga y, Bear! ¡Nunca nadie
se dañó tratando de poner las piernas detrás de sus orejas! Deja de ser tan bebé y
déjame follarte tántricamente!" es otro). Cierro el texto de psicología y doblo las
manos delante de mí sobre la mesa y espero expectante.
Él sabe que sé qué algo pasa—. Ahora, opinas sobre lo que voy a pedirte
antes que decir algo —dice ominosamente.
El Chico mira y sonríe—. Las conversaciones que comienzan así son mis
favoritas. No puedo esperar a escuchar lo que vas a pedir.
—Aja.
Asiente con la cabeza—. Él ha estado tratando de que salga desde que volví
pero, ya sabes. Otras cosas eran más importantes —Suspira, un sonido grande y
pesado y ahora sé que está tratando de follar conmigo—. Como lo mucho que te amo
—Intenta poner ardor en sus ojos, pero es más como chispas, muriendo en el
pavimento mojado.
— ¿Esa es la cara que pones cuando quieres algo? —el Chico pregunta
incrédulo—. Otter, se te veía como si estuvieras sorprendido y estreñido al mismo
T.J. Klune Quienes Somos
tiempo. Realmente necesitas trabajar en eso. Bear es una enorme presa fácil
cuando se hace bien.
—Oh, eres tan justo, Papá Bear —dice en serio. Entonces sonríe con una
sonrisa deslumbrante y sus ojos se abren amplios—. ¿Puedo tomar un helado de
soja ya casi he terminado con mi tarea? Las fracciones son terriblemente difíciles,
pero creo que lo estoy haciendo bien. Sólo necesito un pequeño estimulante—. Me
pongo de pie y acaricio su mano.
—Sin duda, Chico. Has estado haciéndolo impresionante hasta ahora, por lo
que te mereces algo —Voy al congelador y saco su helado, lo pongo en un bol y
consigo una cuchara y lo pongo delante de él antes de sentarme nuevamente.
— ¡Guau! —dice Otter—. Eso fue increíble de ver. ¿Así que tengo que hacer
que mis ojos parezcan más grandes y sonreír más fuerte?
—Tus ojos y boca están abiertos de forma demasiado amplia ahora, Otter.
Parece que estás atrapado por unos faros y estás feliz de estar a punto de ser
golpeado.
El Chico rueda sus ojos—. ¿Qué se yo acerca de ser sexy? Tengo 9 años.
Ahora, sobre amor y romance, si sé. Fui el que consiguió que os juntaseis, después
de todo.
—Tú no fuiste…
— ¿Alguna vez te di las gracias por eso, Chico? No recuerdo si lo hice o no.
—Está bien, Otter. Sé que querías pero estabas demasiado ocupado. Y Bear
obviamente mucho a lo que hacer frente, por lo que no me molesta.
—No hay de qué preocuparse —dice el Chico—. Has hecho mucho por
nosotros. Lo sé. Es lo menos que podía hacer para asegurarme de que os dierais
cuenta de que pertenecíais el uno al otro.
—Me alegro de que insistieras en ello —dice el Chico, llevando más helado a
su boca—. Sé que Bear no es la persona más fácil de convencer. Tienes que usar el
método “de desgaste”. Generalmente, él cede.
Se encoge de hombros—. Todas las fotos que vi dijeron que las dragqueens
cantaban a Barbra. Ni siquiera sé lo que eso significa.
—Casi temo preguntar, pero ¿por qué estabas investigando la historia gay?
—Yo no soy... —Me paro antes de que ese viejo argumento surja otra vez.
Voy solo a decirme a mí mismo que no me gustan las etiquetas. Tal vez un día
incluso me lo crea—. Mira, no creo que me sienta cómodo allí.
—Mira, tal vez la próxima vez, ¿sabes? No creo que sea una buena idea. Con
el tema de la custodia en marcha. Y esas cosas.
—Es donde se juega póker ilegal —dice Otter con cara seria.
53
Travestido.
T.J. Klune Quienes Somos
—Oh —dice el Chico—. Bueno, supongo que tiene sentido. No sé por qué
Erica no me dijo lo que era. Pero, ¿por qué estarías jugando al póker de rodillas? ¿Y
no simplemente sentado en una silla?
—Así que ¿voy a llamar y decirles que vamos? —me pregunta Otter, sus ojos
brillantes.
—No hay ninguna manera en el infierno de que vaya a un bar gay —le digo
con el ceño fruncido—. Y eso es definitivo.
T.J. Klune Quienes Somos
7.
Donde Bear Va A Un Bar Gay
—Sí, —dice Anna, su voz dura—. Quizá yo quiera ir también, sólo para poder
ver qué pasa cuando Isaiah conozca a Otter. Me pregunto cómo será la situación.
54
Juega a o fu di o es, Otte sig ifi a e i glés ut ia y Wal us sig ifi a o sa
T.J. Klune Quienes Somos
Probablemente terminará acordando un trío. Entonces tendré que tomar mi nombre
animal para poder ser parte del grupo. Como vuestros Nativos Americanos chicos
blancos. Probablemente iré a por algo como Falcón. O Wolf.
—Te voy a ganar por completo, —le dice con una carcajada—. Un día, vas a
decir mi nombre sin una pizca de desprecio.
—No vamos a hacer un trío contigo, —le digo, incluso aunque mi polla piense
que es una buena idea. Las hormonas que se mueven independientemente del
cerebro son la pesadilla de mi existencia.
Eso me provoca ver en rojo por un momento, y tengo que aferrar la mesa
antes de agarrarle por la parte baja de su cabeza y aplastar su estúpida cara
contra la estúpida mesa, para hacerle cerrar su jodida estúpida boca. Mi mandíbula
empieza a doler por la fuerza con la que la tengo apretada, y la sujeción contra la
mesa casi no es suficiente para detenerme.
Anna suena encantada cuando dice, — ¿Ves esa mirada en su cara, Jackass?
Esa es la cara de Bear cuando piensa en alguien tocando a Otter que no sea él.
Otter pone la misma cara con respecto a Bear. Así que, por favor. Continúa. Te
reto.
55
Burro.
T.J. Klune Quienes Somos
Ella se encoge de hombros—. No me molesta en lo más mínimo. Te ves como
si estuvieras enfermo.
Isaiah suspira y me mira—. ¿Vas a dejar que ella me hable así? Sería bonito
tener a alguien aquí para proteger mi virtud.
—¿Y supongo que quieres que Bear vaya a tu casa a probarse ropa frente a
ti? —dice Anna secamente—. Sutil, Jackass. Muy sutil.
Él sonríe y es como un lobo. Tal vez Wolf no es tan mal nombre para él
después de todo—. Si te van ese tipo de cosas. A mí no. La sutileza no está
exactamente en mi naturaleza. ¿De qué sirve bailar alrededor de una situación
cuando sólo puedes abordarla de frente? —Me guiña un ojo—. ¿No es verdad,
Bear?
—Si vas a ir, entonces yo también, —dice Anna, mirando como si pensara que
es la idea más estúpida de la historia que yo vaya a su apartamento solo.
—Tener un niño de nueve años te hace eso, —le recuerdo—. Eso, y el hecho
de que realmente no me gusta beber. Pasan estupideces cuando bebo.
—Una larga historia, —digo, mirando a Anna. Ella parece como si quisiera
sonreír pero está intentando contenerse. Me pregunto (como me he preguntado a
menudo antes) si ella me hubiera mandado a la mierda si me hubiera encontrado
T.J. Klune Quienes Somos
besando a Otter hace todos esos años, cuando aún salíamos juntos. Parece trivial
centrarse en esa única cosa, especialmente porque era una pequeña parte de un
todo más grande, que jodí completamente, pero no puedo evitar pensar que ella fue
a la que más dañé con todo esto, incluso aunque se recuperó con una facilidad que
no debería haber puesto en duda, no sé si es el porqué de su supuesta culpa por
salir con Creed o una genuina necesidad de verme feliz. Me gustaría pensar que es
por lo último, pero sé que probablemente es una combinación de ambas. No sé si
necesito disculparme con ella por todo otra vez. ¿Cuántas veces debe una persona
pedir disculpas antes de que suene forzado y falso?
— ¿Alguna vez has tenido historias que no sean largas? —pregunta Isaiah,
sonando exasperado—. Una persona no será capaz de aprender una maldita cosa
sobre ti a menos que quieran escucharte hablar durante días.
— ¿Por qué? —me espeta—. ¿Así que sólo puedo sentarme aquí y ver cómo
flirteas con este estúpido?
¡Ja!, eso susurra. Gracioso. Pensé que habíamos terminado con todo eso de
“menos que la verdad”. Admitir que tienes un problema es el primer paso hacia la
recuperación. Hola, mi nombre es Bear, y me atraen los hombres que no son mi
novio.
Es divertido cómo siempre tienes una excusa para todo, dice La Voz
mientras se ríe. El Señor sabe que tu vida nunca será aburrida. Ni honesta,
tampoco, pero al menos nunca será aburrida.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿No soy tu tipo? —se burla Isaiah—. Soy el tipo de todo el mundo.
—Así que lo que estás diciendo es que eres una puta—, dice Anna.
—Es triste que pienses que eres divertido—, dice Anna con falsa simpatía—.
Rápido, oculta tu narcisismo antes de que alguien lo vea.
En realidad, casi podía ver que eso fuera a pasar, si no se mataban el uno al
otro primero. Pero por una vez mantuve la boca cerrada. No necesito estar bajo la
ira de Anna más de lo que ya estoy.
Isaiah ha cumplido con su promesa y me ha dado algo de ropa que dijo que
enviaría a todos los chicos corriendo detrás de mí. Le dije que no quería chicos
56
Actor (1930-1995 , T as la huella del delito , A e o o tal
T.J. Klune Quienes Somos
persiguiéndome. Él dijo que entonces probablemente no debería ir. Le dije que era
mi plan para empezar. Él dijo que dejara de ser un bebé y luego me hizo probar
unos pantalones vaqueros que se sentían como una segunda piel, pero hacían que mi
culo se viera mucho mejor de lo que realmente es y una negra camisa de cuello
abotonado que dijo que debía estar desabotonada hasta la mitad. Eso hacía que mi
pecho se viera enorme, la piel pálida contrastando tanto con la oscura camisa que
me parecía que brillaba en la oscuridad.
Isaiah enrolló las mangas, frotando mis antebrazos con admiración, mientras
Anna fruncía el ceño al fondo. Tomó algo de mierda pegajosa y asquerosa y la frotó
por mi pelo, dándole un aspecto desordenado a propósito. Entonces me dio un
brazalete de piel que normalmente yo asocio con gilipollas y me dijo que la encajase
alrededor de mi muñeca. Cuando terminó, dio un paso atrás y dijo que me veía
jodidamente caliente.
Nunca fui uno de esos, porque ¿para qué serviría? Era más fácil centrarse
en la realidad de la vida, que Tyson necesitaba un nuevo abrigo o nuevo material de
colegio. Que la factura del agua estuviera pagada. O las facturas del móvil.
Necesitaba gas. O comida. No tenía tiempo de preocuparme por las pequeñas
mierdas por las que se preocupan algunas personas. Pero no estaba amargado
porque nunca las había tenido en primer lugar. Y mirándome en el espejo, todo
brillante, guapo y falso, no sabía si lo quería. Y entonces saltó la alarma de mi
teléfono, recordándome que tenía diez minutos para recoger al Chico del colegio.
No tenía tiempo para cambiarme y volé fuera de la casa arrastrando a Anna detrás
de mí y con Isaiah gritando que me vería en el club porque quería ver qué pasaba
cuando los tiburones del PDXers se enteraran de la sangrienta carne fresca en el
agua. Oh, y que quería conocer a Walrus por primera vez.
Llegué casi tarde a recoger al Chico, que estaba de pie en las esquina
impacientemente, sus ojos escaneando los coches que se acercaban, con una
T.J. Klune Quienes Somos
inclinación nerviosa de sus hombros. Vio acercarse nuestro auto, y la tensión se
liberó, y me saludó mientras sonreía. Abrió la puerta y dijo—, ¡Oye, Papa Bear! No
estaba preocupado en absoluto, sólo has llegado un poco más tarde de lo que… —Y
entonces se detuvo. Y miró.
Él sólo miraba.
Miré hacia abajo y me di cuenta de que aún llevaba las ropas de Isaiah, el
estúpido brazalete de piel en mi brazo, mi pelo completamente fuera de lugar que
se suponía que era guay pero me recordaba a idiotas holgazanes y pretenciosos.
Tengo que dejar de grabar ese maldito show—. No más Maury Povich para ti.
—Dije, frunciendo el ceño—. Sigue con Anderson58. Al menos él reporta noticias
reales.
—Gracias, Dominic.
57
Presentador de un talk show televisivo
58
Anderson Hay Cooper, presentador de noticias estadounidense.
T.J. Klune Quienes Somos
—Si te hace sentir mejor, Chico—, dije—, creo que me veo ridículo.
Tyson puso los ojos en blanco—. Las únicas cosas que necesitas para
completar el equipo es una pequeña perilla en tu barbilla y un pendiente de
diamante en cada oreja. Estoy seguro de que la mayoría de las mujeres del
MiracleMile59 correrían en la dirección opuesta porque tendrían miedo de que
fueras a abofetearlas y exigirles que te dieran el dinero que te deben.
—¡Porque no tengo por qué contarte todas las malditas cosas que hago! —le
dije a través de los dientes apretados—. Cristo, Tyson. A veces creo que olvidas
quién está a cargo aquí, que olvidas quién está adoptando a quién. Tú eres el niño.
Yo soy el adulto. Necesitas recordar eso. ¡No tengo que ir a todo contigo!
59
Centro comercial de Las Vegas
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Antes de qué? —me corta furiosamente, sus pequeños puños apretados
en sus costados—. ¿Antes de Otter? ¿Antes de esto… esto lo que sea que eres
ahora? Otter no es la cura mágica que le haces ser, Bear. Le quiero, y tú lo sabes,
pero él no lo es todo.
— ¿Y tú lo eres? —le espeté antes de que pudiera pararme— ¿Es eso lo que
estás tratando de decirme? ¿Qué tú eres todo? Odio tener que decírtelo, Chico,
pero no lo eres. Eres lo más grande en mi vida, pero no eres todo. No controlas eso
o a mí. ¡Al fin estamos siendo capaces de vivir, y suenas como si desearas que las
cosas volvieran a ser como antes!
— ¡Te dije que vigilaras tu maldita boca!, No te lo advertiré otra vez, Tyson.
¡Lo digo en serio esta vez! —Pero él estaba en bucle. No iba a parar, ni por mí, ni
por nada. Y cuando volvió a hablar, mi corazón se rompió— ¿Hasta cuándo, Bear?
¿Hasta cuándo va a ser antes de que ya no me necesites más? ¡Estas yendo a la
escuela, tienes a Otter, estás haciendo nuevos amigos que hacen que te veas como
alguien que no eres, que quiere ir a bares, beber y ser estúpido! ¡Un día te vas a
despertar y serás como ella! ¡Vas a salir y dejarme atrás porque no me necesitarás
más! ¿Vas a dejarme una nota? ¿Una puta carta que diga que lo sientes, pero que
simplemente no podías aguantar más? ¿Qué yo era más de lo que puedes manejar y
que tenías que irte? ¿Entonces qué, Bear? ¿Qué hay de mí? —En el momento en que
terminó, estaba respirando pesadamente, su rostro estaba rojo brillante, sus
mejillas húmedas. Intenté acercar mi mano hacia él, pero él la apartó con un
gruñido. Nos detuvimos en el camino de entrada de la Monstruosidad Verde, y él
saltó fuera del coche y cerró la puerta detrás de él antes de salir disparado hacia
la casa, dejándonos a Dominic y a mí mirando tras él en un atónito silencio.
—Joder.
—¿Sobre qué? —dije, mi voz sonando casi tan áspera como la suya. Capté
sus ojos en el espejo retrovisor.
Se volvió hacia mí, y sus labios se curvaron en una sonrisa, una que se veía
rara porque iba dirigida hacia mí y no hacia el Chico—. Alguien que cuida de tu
hermano, —retumbó—. Oh, ¿y Bear? Una cosa más, pero no le digas a Tyson que te
lo dije. O a Otter. Probablemente me mataría.
Su sonrisa se ensanchó, y por primera vez, vi un brillo travieso tras sus ojos.
—Te ves muy jodidamente excitante con esas ropas. Me hacen desear ser unos
pocos años mayor. Pero prefiero al otro Bear también. Sólo hay algo sobre él,
¿sabes? —Y entonces se volvió y cerró la puerta tras él, bajó por la acera hacia su
casa, dejándome boquiabierto, preguntándome qué demonios acababa de pasar.
Me miró por un momento con esos ojos que se parecían tanto a los míos
antes de apartarse suavemente de mi agarre y cerró la puerta tras de sí.
Y entonces se fue.
—MIERDA, —suspiró Otter cuando salí del baño del hotel, y terminamos
juntos finalmente. Incluso había cogido esa cosa asquerosa para el cabello y la
había puesto sobre mi pelo como lo hizo Isaiah. Me veía como lo hacía antes. Pero
aún no como yo era.
Parece que a Otter le gusta lo que ve, si la forma en que está caminando
hacia mí es una indicación. Le sonrío cuando me alcanza y me agarra el brazo,
haciéndome girar, agarrando mi culo encerrado en unos vaqueros ajustados. Me río
T.J. Klune Quienes Somos
mientras me toca—. Te ves bien, Papa Bear—, gruñe en mi oído—. Pero apuesto a
que sé por qué el Chico está cabreado contigo ahora.
— ¿Lo eres? —Me pregunta Otter—. No tienes que vestirte así. Te quiero
sin importar cómo te veas
—Así es el Chico, —me recuerda—. Quizá incluso más que yo. Ha pasado por
tantos cambios en los últimos dos meses que probablemente esté flipando un poco.
¿De dónde sacaste estas ropas, de todos modos? Odias ir a comprar ropa. La
última vez que te hice ir conmigo, me dijiste que pensabas que te divertirías más
teniendo astillas de bambú metidas bajo las uñas.
—Ahá.
—Entonces… puede que dijera a Isaiah que íbamos a salir, y Anna dijo que yo
no tenía nada que ponerme y que iba a verme como un vagabundo intentando entrar
a un bar, y entonces Isaiah dijo que tenía ropa que me quedaría, que solía llevar
antes que me harían ver caliente y refinado.
—Y entonces Anna dijo que sólo estaba intentando meterse en mis asuntos y
que no podía ser nombrado como lo somos nosotros, pero entonces ella decidió
llamarle Jackass porque decía que parecía como un asno drogadicto.
—Sí, y entonces dije que no necesitaba llevar nada diferente porque me veía
bien de la manera en que estaba, pero entonces él dijo que quería tener un trío
contigo y conmigo, y entonces me volví loco porque no quiero que nadie más te
toque excepto yo, y entonces él dijo que bien, que no necesitábamos un a tres
T.J. Klune Quienes Somos
bandas, que podía follarme y luego iba a tener sexo contigo, y eso me volvió
realmente loco.
—Y entonces Anna dijo que si iba a ir, ella iba a ir a su casa, y así que
fuimos, y él me presto ropa hasta verme así, y pensé al principio que me veía un
poco ridículo, y aún lo pienso un poco, y entonces el Chico me vio y se asustó y me
dijo que ya no le quería, pero luego se volvió más raro, y creo que Dominic es gay
porque dijo que deseaba ser unos pocos años mayor, porque me veía jodidamente
caliente.
—Oh mierda, no tenía que contarte eso. No le digas nada, ¿vale? Pero es
extraño, ¿verdad? Es como si fuéramos un exterminador de bichos gay y todos los
gays acuden flotando hacia nosotros porque piensan que somos luminosos y
brillantes, pero lo único que quiero hacer es electrocutar a la mayor parte de ellos,
ya que me sacan de mis casillas con sus lloriqueos agudos. Vale, no todos ellos.
Dominic está bien, creo. Isaiah puede ser… descarado, pero no es tan malo. A Ty
parece que le gusta David Trent. Y… oh. Oh oh.
—Uh… Isaiah podría estar allí esta noche. Dijo que quería conocerte, y Anna
cree que vas a ir a destruirle porque me besó, y él te llama Walrus.
—Él ya te besó.
—Ponme a prueba.
T.J. Klune Quienes Somos
Da dos pasos hacia mí y me agarra por detrás del pelo, presionando sus
labios contra los míos con un beso devorador, su lengua entrelazándose con la mía
mientras me pellizca y chupa los labios y el cuello—. Te mostraré mi ansiedad por
rendimiento—. Susurra en mi oído mientras sus manos revolotean abriendo la
bragueta de mis vaqueros demasiado ajustados, y mi polla brota libre, feliz por
librarse de su infierno vaquero. Me inclino y hurgo en su propia cremallera, y golpea
mis manos apartándolas, aun manteniéndome presionado contra sus labios, con su
boca ahora en mi oreja. Su polla está dura y se escapa cuando se la saca, toma
ambas en una mano y empieza a masturbarnos, su longitud dura y caliente contra la
mía. Levanto mis brazos y le rodeo el cuello y me arqueo contra él, respirando con
dificultad como si no encontrara el aire. Su apretón es tan familiar, esos dedos
expertos igual que en casa que no pasa mucho tiempo antes de que me corra en su
mano. Él escucha el quejido revelador en mi voz y pone su frente contra la mía, y
nos miramos el uno al otro mientras me derramo, y entonces él se derrama, y me
estremezco en sus brazos, pero no puedo mirar a otro lado, no miro a otro lado. Él
se inclina y me besa de nuevo, más despacio esta vez, la urgencia se ha ido. Su
mano aún está agarrando mi polla, y casi espero haberme corrido sobre las
estúpidas ropas de Isaiah y así poder cambiarme con algo que sea más como yo.
Como los vaqueros desgastados y la sudadera con capucha que tengo en mi bolsa.
Pienso por un momento antes de negar con la cabeza—. Él estará bien hasta
mañana, creo. Quizá podamos volver a casa más pronto de lo que habíamos
planeado. Quiero que puedas ver a tus amigos.
— ¿Sí?
—Entonces, ¿Bear?
— ¿Sí?
T.J. Klune Quienes Somos
—Joder mataré a Isaiah si te hace algo que no me guste. Y ya no me gusta
mucho de él.
—Lo sé.
— ¿Sí?
—Fantástico—. suspiro.
Después de conseguir un sello que se supone que es el logo del club PDX,
pero es lo suficientemente borroso para parecerse a una Gordita Supreme del
Taco Bell, Otter me coge de la mano y me guía hacia la música pulsante y las luces
estroboscópicas. Mis ojos tardan un momento en adaptarse al asalto sensorial, y
cuando se acostumbran, veo una pista de baile a la izquierda, llena de hombres en
diversos grados de desnudez, frotándose y retorciéndose unos contra otros como
si todos estuvieran en celo y necesitaran correrse o morirían. Veo como un tipo
lame la línea de la garganta de otro hombre mientras agarra su culo acariciado por
otro tío que se está liando con un cuarto hombre que parece una versión hippie de
Jesús. Casi parece sacrílego, y por un momento miro fijamente al del cuerpo de
Cristo, pero sólo porque es una jodida réplica, y no creo que vuelva a ser capaz de
mirar la figura de Jesús en una cruz y no pensar en mi primera visita a un bar gay.
De algún modo, no creo que la Iglesia Católica lo aprobara. No creo que las
erecciones en la iglesia estén permitidas (¿ves cómo estoy tomando el camino fácil?
Podría haber hecho fácilmente una broma sacerdote-monaguillo aquí. Así que esto
es lo que se siente con la madurez).
Creo que ahí está la razón por la que no voy a clubs. Me siento como un
pueblerino en la gran ciudad por primera vez. Está mal ventilado aquí, y huele un
poco asqueroso, como a sexo viejo y a sudor nuevo. Hay unas pocas mujeres, pero
están todas de pie al fondo, mirando, esperando algo que no sé qué sea. Hay una
segunda planta con un balcón que envuelve la pista de baile, e incluso más personas
apoyadas en la barandilla, mirando, riendo, bailando. Creo que a un chico le están
follando, pero también podría ser que se estuviera asfixiando y un ciudadano
preocupado le estuviera haciendo la maniobra de Heimlich. Sin su camisa. Y no creo
que ponga esa cara cuando me ahogo, lo más probable es que tenga una polla en su
culo. Así que, eso es guay. En realidad no soy de esos que hacen demostraciones
públicas de afecto, pero tal vez esa es la única manera de que ese tipo pueda follar,
60
Cadena de tiendaslowcost con sede en Estados Unidos.
T.J. Klune Quienes Somos
y su joven amante de veinte años está tratando de ayudarlo. Eso es seguro un
detalle por su parte.
Él pone los ojos en blanco y se acerca más, sus labios contra mi oreja. Me
estremezco—. Dije, ¿qué quieres beber?
—¡Perdón! —grito de vuelta—. ¡Esta música, con la chica repitiendo “oh yeah
baby, ooooooh yeah”, es demasiado impresionante, y no podía oírte!
Probablemente sea más fácil llevando un sombrero con una señal de neón que
diga, “Si me pierdo, por favor devolver a Otter”, dice La voz, riendo. Jesús, ¿tan
necesitado estás? Ya sabes, es bueno para ti intentarlo y divertirte. A nadie le
gusta una Nancy Negativa.
Lo que sea. Y no me puedo creer que tú seas mi conciencia. ¿Quién coño dice
Nancy Negativa?
Oh sí, porque eso lo arregla—. Vas a sacarme a bailar, ¿verdad? —Él gruñe.
No es el gruñido de Otter, porque es diabólico.
—Ya sabes—, dice Otter mientras tira de mi mano y me atrae contra él, sus
manos envolviéndome alrededor de la cintura—, eso sólo ha pasado a ser mi forma
favorita de bailar.
— ¿Es ahora cuando tengo que hacer todo eso de “qué pasa si no me gusta”?
Pienso por un momento y no puedo dar una respuesta así que me encojo de
hombros.
—Totalmente correcto.
—No mucho, parece—, me tranquiliza Otter—. Pero, oye, eso también está
bien. Puedes quedarte en casa con los niños y asegurarte de que la cena está en la
mesa cuando yo vuelva del trabajo.
Otter ruge una carcajada y abraza a otro tipo, la hermosa cara del hombre
en su hombro, los ojos cerrados hasta que los abre y me encuentra, y la sonrisa se
ensancha. Jordan. Se ve exactamente como le recuerdo, su pelo rubio cayendo en
ondas sobre sus hombros, la barba en su cara oscura y gruesa. Se ha vuelto más
grande que la última vez que le vi, casi tan grande como Otter, y me pregunto si
aún es posible que yo pueda pasar por una etapa de crecimiento a los veintiún años.
Jordan aún tiene esa mella en uno de los dientes frontales, y le recuerdo
vagamente contándome que fue de una vez que le habían golpeado en la cara con un
bate en el instituto donde aparentemente él se creía mucho hasta que se destrozó
la rodilla mientras patinaba sobre ruedas. Recuerdo que se burlaban
innecesariamente de él sobre ser tan guay como para admitir que hacía patinaje
sobre ruedas. Entonces, como tantas cosas, desapareció de mi vida después de que
mi madre se fuera, después de que Otter se fuera. Casi me permito centrarme en
eso, pero lo alejo. Ahora no es el momento para revolcarse en la autocompasión.
Estoy en un bar gay, después de todo.
61
Parent-TeacherAssociation. Asociación de Padres y profesores.
T.J. Klune Quienes Somos
Jordan ignora mi mano extendida y me envuelve en el mismo estrecho
abrazo que le había dado a Otter. Grito cuando me levanta y da vueltas en círculos,
con la risa de Jordan resonando en mis oídos. Después de lo que parecen días (y
estoy bastante seguro de que he derramado la última coca cola del mundo sobre la
barra detrás de nosotros… ¡oh, guau, perdida!) vuelvo a estar sobre mis pies, y
Jordan pone sus manos sobre mis hombros y me sonríe—. ¿Cómo podría olvidarlo?
—dice, su voz como el whiskey suave—. Entonces, Bear, ¿eres al que tengo que
agradecer por hacerle al fin entrar en razón y que vuelva a casa?
Pero hablar así, me gusta. Probarlo, deberías. Popular, te hace en el bar gay.
Otter me coge otra vez de la mano, entrelazando sus dedos con los míos—.
Lo es—, le dice Otter a Jordan—. Simplemente no le gusta mucho que le presione.
¿Todo ese rubor que tiene ahora mismo? Es porque está avergonzado de que
estemos hablando de él.
— ¿Oh?
Otter se ruboriza aún más y se mira los pies. Pero siento el apretón de su
mano contra la mía, y no puedo dejar de reír—. Me amas—, me burlo.
Él pone los ojos en blanco—. Me encanta ver qué piensas que es divertido.
T.J. Klune Quienes Somos
Jordan pone su brazo sobre mis hombros y empieza a conducirnos lejos de
la barra hacia la parte posterior, donde más gente está sentada en mesas y las
cabinas que recubren las paredes—. Siempre era “Bear esto” y “Bear aquello”—,
dice, gritando lo suficiente para asegurarse de que Otter puede oírle por encima
del thumpthumpthump del llanto por atención de alguna estrella del pop que ha sido
re mezclado—. “Chicos nunca creerán lo que dijo Bear hoy”. Me encanta que por fin
usaras el sentido común y te apiadaras del pobre chico. Él ha estado perdido sin ti.
Empiezo a sudar.
Isaiah.
Qué está haciendo…
Oh, mierda.
Casi me caigo de espaldas de mi silla.
—Cuidado Bear—, dice, sonriéndome, esa sonrisa lobuna con toda su fuerza—. Te
ves jodidamente estupendo. Encantado de ver mis ropas llenas de ese pequeño
cuerpo apretado tuyo.
—Oh, Bear. “Me alegro de verte” —se burla de mí—. ¿Eso es realmente
todo lo que consigo? Pensé que significábamos más el uno para el otro. Quiero
decir, estuviste en mi apartamento, después de todo. Con tu ex-novia, nada menos.
Dios, fue un buen día.
Gimo.
—Así que tú eres el tío que besó a mi novio, ¿huh? —dice Otter sin un solo
rastro de ironía, haciendo caso omiso de mi completo ensalzamiento de sus
virtudes.
— ¿Eres real? —dice Otter incrédulo, y creo que tal vez voy a tener que
intervenir en algún momento porque esto está empezando a llegar peligrosamente
cerca de tener a dos chicos peleando por mí, y creo que eso es la cosa más ridícula
que he escuchado nunca. De hecho, la mayor parte de mi vida parece ridícula
últimamente.
Cervecero dice lo que todos estamos pensando: —Eso fue la cosa más
excitante que nunca he visto—. El resto se muestra de acuerdo. Incluso Isaiah.
—No puedo ver eso ahora—, dice lentamente. Como si tratara de escoger las
palabras adecuadas y tuviera dificultades para hacerlo—. Y no porque me asustes
en lo más mínimo. Aunque, no creo que haya tenido nunca a nadie que me amenazara
con acabar conmigo. Estás seguro de saber cómo dejar a un chico todo excitado y
húmedo, Walrus.
—Lo siento, quería decir Otter. Caray. Apúntate un par de muescas, tío
grande. Dijiste algo importante. Bear es tuyo y tú eres suyo, y mutilarás y matarás
a cualquiera que piense lo contrario. ¿Quién pensaría que la mentalidad cavernícola
fuera aún algo real?
Jordan niega con la cabeza—. Lo que quiere decir es, que si conocieras a
Otter y su historia con Bear, habrías sabido que besar a Bear es la idea más
estúpida que probablemente hayas tenido.
—Lo que quiere decir es que Otter ha estado enamorado de Bear desde
siempre—, continúa Jordan—. Ahora es cuando al fin lo tiene, y no va a dejarle ir.
Otter es muy… protector de aquello que piensa que es suyo. Puede que sea algo
erróneo, pero viene de un buen lugar. Y si hay una persona a la que no quieres
joder, es Otter.
—Oh, por favor—, se burla Mini Jo—. Se terminó, como, hace cinco años y
seis meses. David necesita crecer y seguir adelante.
—Estoy bien—, digo mientras miro ceñudo a David, que ahora está pagando
la cerveza de Otter. No parece que vayan a volver a la mesa, obviamente se
contienen para hablar de recuerdos del pasado y de cuánto se echan de menos el
uno al otro y de cómo quieren ir sólo a follar a la habitación de mala muerte
trasera.
— ¿Quieres que corra a intervenir por ti? —Pregunta Isaiah—. David está
bastante bueno, tengo que decir. No me importaría ayudarte con ese.
—Sí, algo así—, digo, mi voz endureciéndose cuando David echa la cabeza
hacia atrás, riendo demasiado fuerte por algo que Otter ha dicho. Otter no es tan
divertido. Yo debería saberlo. Joder vivo con él, le veo cada día, y estoy a punto de
levantarme, correr hacia David y preguntarle qué parte de la introducción de Otter
a Isaiah no ha entendido y que si realmente piensa que sólo porque Isaiah me besó
T.J. Klune Quienes Somos
brevemente una vez Otter iba a acabar realmente de caer en sus estúpidos brazos
musculosos como si nada importara.
—Ahora, ahí están las garras por las que me estaba preguntando—, dice
Isaiah, riendo mientras me hace volver a sentarme antes de que pueda rasgar la
bonita cara de David—. Walrus no es estúpido, así que no hay necesidad de que tú
lo seas. Además, —dice, inclinándose, sus labios cerca de mi oreja—, tengo una idea
mejor. A Walrus realmente no le gusto, así que podrías usar eso en lugar de montar
una escena.
Lo pienso por un momento, pero sólo por un momento—. Estoy seguro—, digo.
—Uh… no realmente. Soy más de… del estilo de no-baile, si sabes lo que
quiero decir.
—Bien, tienes suerte, porque yo hago que cualquiera que baile conmigo
parezca bueno, así que prepárate para el viaje de tu vida, cariño. Walrus no querrá
saber qué le ha golpeado, y confía en mí, no volverá a recordar el nombre de David.
¿Estás preparado?
—No lo sé…
—Oye—, dice.
—¿Confías en mí?
—Lo cojo—, dice con una sonrisa mientras me agarra del brazo y me lleva a
la pista de baile.
Así que me dejo llevar, tanto como puedo. Isaiah pone sus manos en mis
caderas y las empuja a un lado y luego al otro, haciéndome bailar con él y contra él.
Es sucio, agobiante, y sé que me veo ridículo, pero entonces Isaiah susurra en mi
oído que mire, que mire a Otter, y lo hago, y encuentro su mirada encendida sobre
mí, David olvidado en la barra del bar con una mirada de sorpresa en su cara
mientras Otter merodea por el borde de la pista de baile, la mirada verde dorada
casi volviéndose negra, haciendo estallar sus nudillos mientras sus labios se
retuercen en una mueca de desprecio. Isaiah hace este pequeño giro limpio con su
cuerpo y se desliza hacia arriba y hacia abajo en mi espalda y respira contra la
parte trasera de mi cabeza—. Me debes una después de esto—, dice, y puedo
sentir finalmente su polla contra mi culo—. Pero tienes suerte de que no quiera mi
favor ahora mismo—. Me deja ir y camina hacia Otter, que mira como si no tuviera
problema en asesinar a Isaiah delante de todos. Isaiah se detiene frente a él y
dice algo, provocando que Otter gruña en su cara. Isaiah mira atrás hacia mí y me
guiña un ojo antes de caminar hacia la barra. Otter está en frente de mí antes
incluso de que le vea moverse—. ¿De qué coño iba todo esto? —me grita,
presionándose contra mí.
Otter bufa—. Dijo que mejor que te trate bien porque si hay alguna vez un
momento en el que estés soltero, te agarrará y no te dejará ir.
—Oh.
—Sí.
— ¿Seguro que te parece bien que nos vayamos? —le pregunto en voz baja—.
Sé que no has visto a tus amigos desde hace tiempo. Me siento mal por hacer que
nos vayamos pronto.
Pero es importante, ahora sé que lo es. ¿Pero digo algo? ¿Insisto? Por
supuesto que no. Solo asiento. Y miro a lo lejos. Finalmente, sin embargo, en algún
lugar fuera de Portland, mientras conducimos en silencio en la oscuridad, él se
acerca, coge mi mano y no la suelta.
—No quería decir que cortarais vuestro pequeño viaje—, dice la Señora
Paquinn mientras abre la puerta a la una de la madrugada—. Siento que pensarais
que lo hice.
Ella sonríe—. ¿Tuvisteis buen tiempo? Me han contado que esos bares
tienen hombres que bailan en jaulas con billetes de dólares en sus partes y nada
más. Suena como mi versión del cielo.
T.J. Klune Quienes Somos
—Nos divertimos—, le digo, con ganas de ir al baño y despertar al Chico—.
Un poco ruidoso, pero fue divertido.
—Somos hogareños—, dice Otter, alzando mi mano para besar los nudillos—.
Especialmente cuando el Chico nos necesita.
—Él sólo está preocupado, creo—, dice la Señora Paquinn suavemente, sin
recriminación en sus ojos ni en su voz—. No es que esté fundado en nada, pero…
creo que está en una etapa frágil justo ahora. Probablemente abrumado por todos
los cambios que han ocurrido en su vida—. Intento protestar sin entusiasmo, pero
la Señora Paquinn me silencia con una nudosa mano alzada—. No es algo malo, Bear
McKenna; ¿cómo puede serlo? Todo lo que vosotros dos habéis recibido en estos
últimos meses es una bendición, y nunca me oiréis decir lo contrario. Tyson tiene un
alma vieja: podría aparentar fortaleza, pero aún está hecho de cristal y tiene que
ser manejado como tal. Pero no podría estar en mejores manos—. Levanta su mano,
y la agita mientras toca mi mejilla gentilmente, y todo lo que puedo pensar de eso…
Bear-rick
…llegar al pasillo tan rápido como pueda, para levantarle y hacerle saber que
nunca dejaré que los terremotos sean tan fuertes—. Ahora—, dice la Señora
Paquinn—, os dejaré para eso y me despediré yo misma—. Empieza a protestar
mientras Otter le entrega un fajo de billetes por sus servicios, pero él la ignora y
abre su bolso y lo mete en por ella. Nos besa a ambos en la mejilla y sale hacia la
noche. Miramos hasta que está segura en su coche y de camino antes de cerrar la
puerta detrás de nosotros.
Ni siquiera tengo que pensarlo—. Sí. Necesita vernos a los dos, ¿verdad? No
es solamente él y yo nunca más. O incluso tú y yo. Somos nosotros tres, y necesita
entender eso. Ahora vamos a sacarle de la bañera, y podemos hablar mañana.
Y eso es lo que hacemos. Otter me sigue hacia el baño, y tengo que parar a
mi corazón de partirse en dos cuando veo al Chico acurrucado en el fondo de la
bañera, su pelo cayendo sobre su cara, su pijama levantándose por una de sus
piernas revelando la blanca piel. Se estremece una vez, y me doy cuenta que debe
de tener frío. No puedo dejarle ahí nunca más. Me agacho y pongo mi brazo
derecho bajo sus piernas y mi brazo izquierdo bajo su cabeza y lo levanto contra
mí. Dios, es tan pequeño. Tan ligero. ¿Cómo podría algo que pesa tan poco significar
tanto? No tengo una respuesta para esa pregunta, a pesar de que parece que es lo
T.J. Klune Quienes Somos
único en que puedo pensar. Le miro mientras bajo el pasillo de la Monstruosidad
Verde, y creo que se podría despertar, pero sólo murmura para sí y gira la cabeza y
la entierra en mi pecho. Hay un resoplido, entonces, y un suspiro, y se relaja. Paso
su habitación con una mirada, y Otter no dice nada. Sé que le parece bien. Pongo al
Chico en nuestra cama y pongo la colcha sobre él hasta sus hombros para
mantenerle caliente. Otter me entrega mi pijama corto y me cambio en la
oscuridad, sin hablar, pero de algún modo sabemos lo que el otro diría si lo
hiciéramos.
—Sé que no lo hacías, Chico—, digo mientras su mano baja para jugar con
mis dedos, una acción tan suya que hace que se corte la respiración en mi pecho—.
¿Por qué estabas asustado? —Me las arreglo para seguir.
Él pone los ojos en blanco pero parece que no puede mirarme—. Es una
tontería—, murmura—. Soy una persona inteligente. Sé cosas que la mayoría de la
gente no sabe. Podría hacer todo lo que me piden en la escuela con los ojos
cerrados y aun así hacerlo mejor que todos los demás. Entonces no sé por qué me
siento así, por qué pienso estas cosas tontas. Pero no puedo sacarlas de mi cabeza,
y duele.
Niega con la cabeza mientras toquetea mi uña—. No, es… difícil de explicar,
Papá Bear. Es como… ¿sabes cómo pasa a veces, cuando un pensamiento está en tu
cabeza y no puedes sacarlo, y Otter y yo nos burlamos de ti por eso porque nunca
terminas de tener sentido cuando hablas?
—Soy consciente de eso, sí—, digo secamente, sólo para ver una pizca de
una sonrisa fantasma que cruza en sus labios antes de desaparecer.
—Es algo así como eso. Sé que no querías dejarme. Sé que Otter no quería
dejarnos. Soy listo. Soy racional. Pero… está justo ahí, y a veces no sé qué es real y
qué no. Es como si no pudiera respirar, y estoy asustado porque no sé qué haría sin
ti, Bear. Creo que me tumbaría y moriría.
Él suspira y me mira—. Lo sé, Bear. ¿No crees que lo sé? Lo hago, prometo
que lo hago. Sólo estoy roto, supongo.
T.J. Klune Quienes Somos
Beso el dorso de su mano—. No estás roto, Chico. Sólo eres un niño. Sólo
eres un niño, y probablemente yo nos he presionado demasiado rápido. Mudanza y
escuela. Todas esas cosas con Anna. Mamá. Otter. Seré honesto, no sé cómo lo has
hecho tan bien como lo has hecho. Parece que todo va tan bien que a veces olvido
que no estás acostumbrado a este tipo de cosas, que tenías las cosas de la manera
que más te gusta, y tuve que llegar y cambiarlo todo.
—Recuerda que te tengo. ¿Vale? Cuando las cosas se vean duras, cuando
creas que no puedes dar otro paso y esos putos terremotos parezcan capaces de
tirarte a parte, tienes que saber que te tengo. Te lo prometí hace mucho tiempo, y
T.J. Klune Quienes Somos
creo que soy bastante bueno manteniendo mi palabra. Puede que haya estado mal un
montón de veces y probablemente volveré a estarlo, pero nunca te dejaré caer.
¿Me oyes? Te tengo, y eso nunca cambiará.
8.
Donde Bear marca el paso del tiempo.
Mayoritariamente.
¿Las palabras?
Al principio no sabía lo que quería decir. Creo que era el último recurso de
mi cerebro para evitar la locura, pero solo duró una fracción de segundo antes de
que mi mano empezase a apretar el teléfono y mi mandíbula comenzase a doler. Mi
corazón latía erráticamente en mi pecho. Sentí un frío sudor gotear de mi frente,
y todo en lo que podía recordar pensar era finalmente. Finalmente te hemos
encontrado. No era un alivio nacido de la necesidad; bueno, no de la necesidad de
Julie McKenna. Era más de la necesidad de finalmente saber dónde estaba, que
podía mirar un mapa, señalar y decir: “Ahí está. Está en algún lugar justo por ahí.”
Quita una capa de misterio de todo esto, pero no sabía cuánto más profundo quería
cavar.
— ¿Dónde? —grazno.
Erica dudó.
—Bear, deberías saber que esto realmente no cambia nada, ¿vale? Todavía
vamos a seguir adelante como habíamos planeado, aún vamos a empujar, tirar y
plegar hasta conseguir lo que queremos. Nada va a cambiar eso. Lo único que
significa es que ahora sabemos dónde está, por lo que no tendremos
necesariamente cualquier sorpresa viniendo por la carretera. Ya le enviamos un
agente judicial con la documentación conforme tu intención de obtener la custodia
de Ty, adicionando la manutención para que firme si está dispuesta a renunciar a su
custodia a tu favor.
—Coeur D’Alene.
—Sí.
—Sí.
62
N.T: Aproximadamente 644 km.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Cuánto tiempo ha estado allí?
— ¡Cuánto tiempo!
Erica suspiró.
— ¿Qué es, Erica? Deja de ser vaga y simplemente dímelo de una jodida vez.
— ¿El hombre con el que se fue? ¿Frank Taylor? Ellos todavía viven juntos
como un tipo de pareja de hecho. No están casados, en la medida en que podemos
decirlo, y eso podría haber surgido casi inmediatamente ya que habría un
certificado de matrimonio archivado. Pero... hay una... una tercera persona en la
casa. Y nos fue posible verificarlo a través de los informes del hospital. Incluso
aunque no pudimos acceder a ellos por completo debido a las leyes de privacidad,
nos fue posible confirmar las fechas.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Las fechas de qué? —preguntó Otter, incluso aunque ya lo sabía. Cerré
mis ojos y deseé que no fuera así.
—Julie McKenna dio a luz en mayo del año pasado a la edad de cuarenta y
cuatro años a una niña. Frank Taylor es el nombre del padre que aparece en el
certificado. La niña no fue dada en adopción, y el agente judicial dijo que cuando
Julie abrió la puerta, sostenía a una pequeñaja en sus brazos.
—Desearía estarlo, Bear. Ahora tienes una medio hermana. Isabelle Jade
Taylor, nacida el 26 de mayo. No hay informes del Servicio de Protección a
Menores, nunca ha estado fuera de la casa por cualquier razón, no hay informes de
alguna vez que la policía haya sido llamada a la dirección de Coeur D’Alene, la cual
es en unos apartamentos baratos de clase media.
—No podemos decírselo al Chico —dije, mi vos apenas sonando como la mía—
. No podemos hablarle de ella. Nada de esto. No quiero que lo sepa. No quiero que
sepa que está tan cerca, que ella jodidamente renunció a su familia para así poder
ir a tener otra. Lo matará. Es fuerte, pero eso lo matará.
—No puedes saberlo —argumentó Erica—. Todavía no. Mientras sería bueno
para ti creer esto, tienes que estar preparado para cualquier eventualidad, Bear.
Lo sé, joder, confía en mí, y estaba temiendo esta conversación durante las últimas
horas. Pero, ¿qué bien te haría también si tuviese que descubrirlo por medio de
otro? ¿Qué si estamos en el juzgado un día y entra ella? Bear, necesita escucharlo
de ti primero. Él necesita saberlo por lo que así no lo descubrirá que se lo has
mantenido en secreto a lo largo del camino.
Algo cruzó por los ojos de Otter justo entonces, algo que causó que su boca
se abriese como si fuese a hablar, pero pareció cambiar de opinión. Lo miré
cuestionadoramente, pero simplemente negó con la cabeza.
—Bear, si hay una cosa que puedo decirte para que recuerdes, es esta: sea
lo que sea que ella consiga, no es nada comparado a lo que tú tienes. Tienes una
familia que te ama, una pareja que piensa que caminas sobre el agua, y un hermano
pequeño que piensa que era la cosa más grande que alguna vez haya existido. Eso es
lo importante. Me haces el favor de recordarlo, ¿vale?
Le puse los ojos en blanco, pero incluso él podía ver que me sentía un poco
más tranquilo.
63
N.T: Recursos humanos.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Cuánto tiempo? —pregunté—. ¿Cuánto tiempo tiene para responder?
Casi le dije que cuando la gente tropieza, cae; pero rápidamente decidí no
hacerlo. Aparentemente, me estaba convirtiendo en el eterno optimista. En
seguida, todo podría haber sido brillante y rosado.
—Por favor, déjame saber si tienes alguna otra pregunta, entonces, chicos,
os dejaré saber si algo más surge mientras tanto.
Entonces colgó.
¿Una hija? Pensé salvajemente. Ella tenía una jodida hija. Tengo una pequeña
hermana. El Chico es ahora el niño del medio. Ella tenía una nueva familia con la que
se había quedado, que mantenía, al menos por ahora. Isabelle. ¿La amaba? ¿Ella
miraba los ojos del bebé y se veía a sí misma reflejada? ¿Qué pensaba sobre la
pequeña vida que sostenía en sus manos?
No podía entenderlo, cómo podía tan fácilmente alejarse de sus hijos, sin
embargo aferrarse a su hija. Habría sido fácil para ella haberla dado en adopción, y
no podía comprender porque no lo había hecho.
Las vacaciones llegaron, como lo hacían cada año, pero incluso con toda la
incertidumbre pendiendo sobre nuestras cabezas (aunque parecía estar poniéndose
mejor día a día), era una época más brillante de lo que había sido en los años
pasados. Acción de Gracias había sido un absoluto desastre, cuando intentamos
celebrarlo en nuestra casa por primera vez, lo cual empezó con un sospechoso
accidente que involucraba al pavo, con el que el Chico dijo que no tenía nada que
ver, ni yo podía probar que lo había hecho. Le había preparado un impresionante
guiso de adamame64 tostadas y picantes del cual quedó entusiasmado cuando se lo
hice probar para asegurar que no era demasiado para él.
64
N.T: Adamame es el nombre de un plato echo con vainas de soja inmaduras hervidas en agua
con sal y que se sirven enteras.
65
N.T: Expresión sexual consistente en introducir un puño por el ano y el otro en la boca o
follar muy duro a una chica.
T.J. Klune Quienes Somos
incluso más maravilloso ser una dragqueen velluda y dijo que iba a poner en su
diminuta lista de potenciales posibles carreras, junto con astronauta, físico y
vendedor de muebles.
Otras veces...
Sonrió.
66
N.T: Personas por el Trato Ético de los Animales(PETA) (PeoplefortheEthicalTreatment of Animals) es
una organización por los derechos de los animales. Con base en los Estados Unidos. PETA es el mayor
grupo por los derechos de los animales en el mundo.
T.J. Klune Quienes Somos
Parecía moderadamente ofendido, alzando su mano hasta el cuello.
— ¿Cómo te atreves? Nunca haría algo como subir el termostato del horno
simplemente para quemar el pavo, por lo que así comeríamos lo que yo quisiera. Eso
es un poco extremista, Papá Bear. Dame un poco más de crédito.
— ¿Hay incluso algún motivo para darle mi regalo? —se quejó Creed, bajando
la vista al mal envuelto regalo que era obviamente un balón de fútbol.
—Oh, estoy segura de que lo hay —dijo la Sr. Paquinn—. Pero por mi vida que
no puedo pensar en lo que puede ser. Acabas de ser Paquinneado.
—Solo estás celoso —dijo con una sonrisa—. Si intentas decirle a alguien que
está Thompsoneado, suena como si ellos acabases de estar ocupados en un acto
sexual desafortunado con un elefante.
Sabía que algo pasaba después de que el año nuevo comenzase cuando Otter
y el Chico empezaron a susurrar entre ellos, inmediatamente se callaban cuando
entraba en la habitación. Estaba llegando al punto en el que empezaba a intentar
atraparlos, pero estaban siempre un paso por delante de mí. Los acusé de
chanchulleros, pero simplemente sonrieron y me dijeron que no sabía de qué estaba
hablando. No ayudaba que Otter estuviera empezando a actuar como si estuviese
nervioso por algo, y no sabía qué demonios podía ser. Me pregunté si había olvidado
algo importante, como un aniversario, o algo más. Su cumpleaños era el veintidós,
pero no sabía por mi vida por qué él y el Chico estarían tramando algo para mí.
Si solo hubieran sido el Chico y Otter, creo que me hubiera sido posible
mantener mi cordura y mi curiosidad bajo control. Pero no lo eran. Eran todos. La
Sra. Paquinn, Anna, Creed. Sus padres. Incluso Isaiah parecía sonreírme un poco
más cuando las clases se reanudaron después de las vacaciones de invierno, incluso
aunque no hubiera manera en la tierra verde de Dios que Otter le hubiera llamado y
contado algo. Y entonces, un día, al dar la vuelta a una esquina lo vi acurrucado con
Anna y supe que era una traidora, especialmente cuando la escuché reír por algo
que él había dicho, únicamente para percatarse de que había sido atrapada por mí,
y comenzó a pulverizar a insultos a Isaiah, que se los devolvió solo con la mitad del
sarcasmo habitual.
—No sé por qué todos tenéis que mantener el secreto —me quejé a la Sra.
Paquinn, con quien me reuní para almorzar tres días antes del cumpleaños de
Otter—. Pensé que habíamos aprendido el verano pasado que los secretos no
ayudan a nadie.
—Te encanta esto, ¿no? Tener esto... esta cosa sobre mí. Estáis todos
haciendo esto apropósito.
—En serio, Bear, te estás poniendo un poco desesperado, ¿no? Pero supongo
que es cosas de hombres. Mi Josesh, que Dios lo tenga en su gloria, no tenía ni una
pizca de paciencia en todo su cuerpo. Era siempre ahora, ya, ya, con él —Miró por la
ventana, y fue como si se hubiera perdido en lo que fuera que pasara por su
T.J. Klune Quienes Somos
cabeza—. Hay veces que desearía haber coincidido con él en el tiempo. Momentos
que desearía no haberle dicho simplemente sé paciente, solo espera y verás. Veces
que yo... —Se detuvo, meneando la cabeza. Cuando me miró de nuevo, sus ojos
estaban nítidos por los recuerdos—. Sé que eres joven, y que tienes toda la vida
por delante, pero son eso momentos los que más significado tienen. Recuerda eso,
Bear.
Tengo presente eso. Lo hago. Lo cual es porque hoy, he venido a casa del
trabajo y la encontré vacía, una críptica nota de puño y letra de Otter diciéndome
que mi tuxedo había sido preparado, y que Tyson estaba con la Sra. Paquinn, que yo
era esperado en nuestra pequeña cala a las cinco y media. A la puesta del sol. Iba a
hacer un poco de frío, pero no me preocupaba. Algo empezaba a vibrar a través de
mi cuerpo, un sentimiento de anticipación que no pude asentar. No sé qué iba a
pasar. No sé lo que Otter ha planeado. Pero si decidió volver a estar en esa playa la
cual guarda uno de mis mejores recuerdos (¡Otter!¡Otter!¡Otter!¡No lleves las
vacas al matadero!) Entonces puedes apostar tu culo que no me voy a quejar sobre
le maldito frío.
Creo que durante un momento. Solo cuando desconocemos lo que está por
venir.
Sí, pero sabemos que algo está por caer, simplemente no sabemos el que.
¡Eso es incluso peor!
Encantador.
Me pongo el tuxedo. Todavía me queda bien como lo hizo hace meses, cuando
le dije a Otter que lo amaba por primera vez. Esto no debería sorprenderme,
porque no he cambiado mucho físicamente. Cualquiera alteración que me haya
hecho han sido todas mentales. Tomé la rosa de la cama y me miré el espejo. Me
T.J. Klune Quienes Somos
veía bien, supongo. Mi piel es un poco pálida, y mis manos están temblando un poco.
Estoy nervioso y no sé por qué.
¿Para qué?
Hubo un momento cuando tenía dieciséis años, y había conseguido una noche
rara libre del Chico. Mamá había decidido quedarse en cada esa noche, diciendo que
quería pasar el tiempo con su hijo. Casi le pregunté porque parecía que se iba a
alguna parte, pero lo había olvidado en el momento que Creed había llamado y dicho
que sus padres estaban fuera de la ciudad, y que él y Otter estaban pasando el
rato y emborrachándose.
T.J. Klune Quienes Somos
—Volveré pronto Ty, no me grites, es solo una noche — Besé a Ty en la
frente y le prometí que estaría de vuelta a la mañana siguiente, tratando mucho de
ignorar la manera en que me fruncía el ceño, la manera en la que me preguntó: —por
qué no puedo ir también —una pregunta a la que no quería responder, la culpa
rasgando a través de mí, mirando cómo se enfurruñaba en el sofá de la única
manera en la que puede un niño de cinco años. Le dije a Mamá que me iba, y ella
parece sorprendentemente sobria, sus ojos están claros, y me sonrió y me dijo que
lo pasara bien, no te preocupes sobre esos dos, porque ellos van a ver la TV y
comer pizza, y por una vez, pensé que era seria. Pensé que estaba siendo amable.
Entonces, no podía saber que probablemente ya estaba planeando su escapada. Ya
había mencionado a un hombre llamado Frank. Por aquel entonces, no sabía
simplemente cuán lejos iría. Así que le devolví la sonrisa, una expresión extraña en
mi rostro cuando era dirigida a mi Mamá. Quizá las cosas serían diferentes, pensé.
Quizá las cosas finalmente estarán bien. Solo otro par de años, y estaré fuera de
aquí. Intenté no pensar sobre lo que eso significaría para el Chico. Era simplemente
más fácil de esa manera.
Creed abrió la puerta cuando llegué, sus ojos ya ligeramente vidriosos, una
botella de cerveza en la mano, y me gritó felizmente cuando entré por la puerta. Le
sonreí mientras me envolvía en un abrazo de hombre borracho, las tres palmadas
en la espalda más fuertes de lo que normalmente debería de ser y tuve que
concentrarme para evitar una mueca de dolor. Se apartó, pero enganchó el brazo
alrededor de mi cuello y me comentaba algo en mi oído, y lo escuché, pero también
estaba escuchando a Otter, preguntándome dónde estaba, seguro de que tenía
mejores cosas que hacer que andar pasando el rato con dos adolescentes. Ya
llevaba en casa un tiempo procedente de la universidad, trabajando en algún
estudio que dijo que atraía su interés, había dicho que estaba bien por ahora. Era
lo último lo que más me asustaba, el por ahora. ¿Qué pasaría cuando el por ahora ya
no fuera lo bastante bueno? ¿Qué hay de mí, no puedes dejarme, no podría
soportarlo ocurriría entonces? Intenté no pensar en el futuro, hacer que solo me
centrase en el por ahora, porque la vida era demasiado corta para preocuparse,
incluso aunque lo hiciera de todas formas.
No tardó mucho. Me reí por algo que Creed había dicho, y Otter gritó mi
nombre desde la cima de las escaleras, como si no me hubiera visto en años, incluso
aunque solo hubiesen sido días. Alcé la vista y lo vi de pie cerca de la barandilla
mirándome, y pasó algo, algo se agitó. Era tan grande, tan tan grande. Algo que
había estado ocurriendo cada vez que veía a Otter últimamente. Pasaba cuando me
sonreía, cuando decía mi nombre. Ocurría cuando se paraba a mi lado, cuando se
reía con esa carcajada suya, esa que era profunda, fuerte y contagiosa. Me
percaté que estaba mirando fijamente, y le sonreí mientras descendía por las
escaleras. Creed me soltó, y entonces Otter estaba envolviéndome, y cerré los ojos
“oh, oh esto es cálido y agradable, y por qué me importa” y finalmente Creed nos
reprendió para que nos soltásemos, y Otter dejó caer sus brazos y me guiñó un ojo.
T.J. Klune Quienes Somos
Se me secó la boca.
Bebimos esa noche, Creed más que el resto de nosotros. Nos sentamos en el
salón con las luces tenues, viendo la niebla enrollándose sobre el océano, medio
escuchándonos los unos a los otros, riendo y hablando ruidosamente. Creed se puso
de pie e intentó hacer algún baile y terminó cayendo y decidió bastante rápido que
el suelo era donde planeaba pasar la noche, y en uno minutos estaba roncando,
incluso con Otter y yo arrojándole cojines.
Me desperté una vez esa noche, la presión de mi vejiga era más urgente que
mi necesidad de dormir. Salí de la cama y caminé hacia el baño, solo para
encontrarme la puerta abierta y a Otter saliendo. Se congeló cuando me vio en el
oscuro pasillo, y hubo un momento entonces en donde nos miramos el uno al otro y
pasó algo, algo relampagueó, brillante y pesado, y lo escuché jadear
silenciosamente para sí mismo, una ingesta sutil de aliento que casi me lo perdí.
Solo llevaba puestos unos pantalones cortos, y la luna se deslizó de detrás de las
nubes y la suave luz se filtraba a través de la ventana, iluminando su piel, los
músculos de su pecho y brazos, sus pezones planos, la fina capa de vello.
Abro la puerta. Cierro la puerta. Pongo un pie delante del otro, la chaqueta
de mi traje ondeando al viento, la hierba de la playa se doblega ante mí cuando mis
pies tocan la arena, los dedos de los pies excavan en las diminutas partículas que se
sienten como en casa. Casi me detuve entonces, casi me paré porque estoy
asustado, pero pienso que una buena cosa. Pienso...Creo que sé lo que está a punto
de pasar “Bear he estado pensando” y mis ojos comienza a arder. Oh, por Dios.
La playa está vacía. La marea está baja y la playa está vacía, y todo lo que
puedo escuchar es el sutil batir de las olas, la cacofonía de los pájaros por encima
de mí, Sirenas, en las distancia.
Descendí por la colina hasta la playa. Empezaba a hacer frío, y podía sentir
la brisa del mar empezar a filtrarse a través de la chaqueta del traje, me mordía la
T.J. Klune Quienes Somos
piel y pellizcaba mis oídos. Saqué mi teléfono del bolsillo y lo abrí. Sin llamadas
perdidas. Ni mensajes de voz. Ni mensajes de texto. Me dije a mi mismo que
parase de hacer el estúpido. Qué si algo iba a pasar, si iba algo mal, lo sabría.
—Oye, soy yo. Estoy en la playa, como tu nota decía. ¿Estás de camino?
—Tengo frío, tengo arena en las piernas, y estoy bastante seguro que hay un
vagabundo parado en mi coche. Tu escusa, será mejor que sea buena porque voy a
patearte los huevos. Otter... aquí me estoy volviendo loco. Devuélveme la llamada.
Adiós.
—En el hospital.
Otter.
—Dime, Tyson. Dime. Por favor, oh dios, dime. Por favor. Por favor.
Él empezó a llorar.
Una suave voz murmuró de fondo, pero Tyson ya estaba en camino de estar
más allá del consuelo. Podía escuchar la histeria en su voz, el pánico era agudo y
mordaz.
—Sí, Oh, Bear. Ella no puede dejarme. Simplemente no puede. Por favor, ven
a ayudarme. Te necesito. Solo soy un niño pequeño, y no puedo hacer esto solo.
Necesito que me ayudes.
Solo había dado cuatro pasos a la carrera antes de que mi teléfono sonase de
nuevo. Casi lo ignoré, pero tenía el mismo prefijo que el hospital, y sé que soy el
contacto de emergencia.
—Sr. McKenna, mi nombre es Dr. Elizabeth Moore. Soy uno de los médicos
de urgencias del Hospital Mercy.
—Mi hermano pequeño estaba con ella cuando pasó. Fue con ella en la
ambulancia.
—Lo lamento... Creo que puede haber un error. Es Derrik McKenna, ¿verdad?
—me recitó mi número.
Oh, Dios.
Confusión.
—Oliver Thompson.
¡No lleves las vacas al matadero! Te amo y lo sé. Lo sé. Lo sé. Debería
habértelo dicho. Cada día, debería habértelo dicho.
—Oh. Oh. Sr. McKenna, lamento tanto tener que decírselo así. ¿Viene de
camino?
—Sí.
Como el infierno. Como el jodido infierno que voy a esperar a que alguien
venga a recogerme.
—Si usted está seguro —dice, sonando distraída—. Recuerde: Dr. Moore.
—Vale.
¿No?
Los odio.
Pero no hay nadie, nadie me mira, nadie siquiera me advierte. ¿No pueden
ver que me estoy rompiendo? ¿No pueden ver que todo lo que quiero de este lugar
es poder encontrarlos? Y entonces. Continúa, continúa, continúa.
La veo, la conozco. Ella está caminando hacia mí, con la cabeza hacia abajo.
La conozco, la quiero, incluso la había amado una vez. Su nombre, su nombre es…
Ella levanta la vista y no, no por favor. Oh, por favor, no. Su rostro está
surcado de lágrimas , ella me ve y de repente es como si se arrugara , envuelve sus
brazos alrededor de sí misma y me inclino , tapo mi boca y lo único en lo que puedo
pensar es ¿quién? ¿Quién es? Ignoro esa pequeña voz dentro de mí que grita el
nombre de la persona que espero que no sea, ya que es una voz oscura, una voz
egoísta. Una voz que suena exactamente igual que la mía.
Ella no lo entiende.
─No le dije a ellos, ¡maldita sea! Acabo de empezar a sentirme mal hace un
par de días y no mejoraba, así que vine a que me revisaran y... y... oh, Bear. ¡Oh, no
sé cómo, ni por qué o qué haré ahora! ─Empieza a llorar otra vez en mi cuello y yo
quería que se detuviera. Tengo que encontrarlo. Tengo que encontrar a mi familia.
Ella es parte de ella, pero tengo que encontrar al resto. Quiero decirle que puede
venir conmigo, que podemos buscarlos juntos, pero no sé cómo decirlo.
T.J. Klune Quienes Somos
─Creed me va a matar ─solloza.
¿Creed? ¿Creed?
Luego dice: ─Oh, Cristo. ¡No puedo ser madre! ¡No puedo hacer eso! ¿Cómo
hemos podido ser tan estúpidos?
Ella se ve asustada.
No quiero decirlo en voz alta, porque si lo hago será cierto. Pero no tengo
otra opción, porque no estoy en mi sano juicio. Estoy al borde de todo y estoy a
punto de flotar sin correa. Pero de alguna manera lo hago de todos modos. ¡Ah
Dios!, me duele. Eso duele mucho.
─La señora Paquinn tuvo un derrame cerebral, creo. El Chico está aquí con
ella.
Está horrorizada, pero entonces algo le sucede. Algo le pasa a Anna. Las
lágrimas no se secan exactamente y sigue teniendo hipo, pero su rostro se
endurece y sus ojos destellan y es como que está viva, como que lo sabe. Me tira en
sus brazos, sus labios están cerca de mi oído y…
…aguantar más. No puedo coger regalos sólo porque los apartan de mí. No
puedo tener algo a lo que llamar mío porque siempre se volverá a ir. No merezco
esto, no merezco a esta mujer que me sostiene mientras reúne sus fuerzas,
mientras recoge valor para ser la fuerte, para ser lo que no puedo ser en este
momento. Todo el mundo siempre se va.
─Ella solamente se cayó ─dice mientras tiembla─. Dijo que algo estaba mal,
su rostro estaba mal y ella se cayó. ─Él comienza a sollozar de nuevo y finalmente
soy capaz de susurrarle palabras tranquilizadoras, le digo que le tengo, que si
puede sentir eso. Miro a Anna y veo que ella está al teléfono con lágrimas en su
cara y dice, ─Otter ─por lo que debe estar al teléfono con sus padres,
haciéndoles saber lo que ha pasado.
Y casi me golpea de lleno. Tengo Tyson y está seguro, pero no tengo a los
demás. No puedo encontrar a Otter ni puedo encontrar a la señora Paquinn. No
puedo hacer las dos cosas en este momento. Tiene que ser el uno o el otro y mi
corazón se agrieta un poco cuando realmente no encuentro la respuesta.
─Oh ─eso es todo lo que soy capaz de decir. ¿Dónde está Otter?
─He llamado a los Thompson ─dice en voz baja mientras toca la cara del
Chico. ─ Ellos están en camino. Van a llamar antes para asegurarse de que no
tienes ningún... problema si tratas de entrar. ─Sé que está siendo vaga a
propósito y estoy casi atónito cuando me doy cuenta del significado de lo
que dice.
La enfermera asiente.
─Ella presentó una carta de autorización con su seguro de salud hace un par
de años y ya está en su expediente. Sólo necesito ver su licencia de conducir.
─Tengo que asegurarme de que todo lo demás está bien ─ le digo lo más
suavemente que puedo con una voz que no reconozco─ Prometo que volveré, ¿de
acuerdo? Anna se quedará contigo todo el tiempo.
El Chico parece que quiere resistirse, pero permite que lo deslice hasta
Anna y ella toma su mano y tira de él acercándolo y abrazándolo a su lado. Él
todavía está temblando. Es casi imposible que me aleje.
Pero lo hago.
Miro hacia arriba y veo a una mujer mayor mirando hacia mí con una mirada
suave en su cara. Está equipada y por un momento, creo que está cubierta de
sangre, pero es sólo mi mente que me juega malas pasadas y la ilusión se desvanece
tan rápido como llega.
─El Dr. Moore está en cirugía, Derrick. Mi nombre es Dra. Woods. Me pidió
que viniera y le diera la información que tenemos.
Estoy casi a punto de suspirar de alivio. ─ ¿Así que... puede decirme algo? A
pesar de que él es mí... ─No puedo terminar por el nudo en mi garganta.
─Sí. Usted está en la lista como familiar, así que está bien por ahora. Tal
vez tengamos que tomar algunas... decisiones médicas en el futuro, pero por ahora,
estamos bien.
─ Ahí está ─oigo a una mujer gritar─. Derrick ─miro hacia arriba y veo a
Alice y Jerry corriendo hacia mí. Alice parece que ha estado llorando y la cara de
Jerry esta arrugada y dura. Trato de ponerme de pie, pero mis piernas no quieren
trabajar y ellos vienen hacia mí y de pronto estoy rodeado de ellos, me abrazan y
me preguntan lo que sé, me dicen que está bien y que ahora ellos están aquí, que no
voy a tener que estar solo, ¿pero es verdad que está todo bien?
─Él puede oír todo lo que nos diga ─gruñe Alice─. Es el compañero de mi
hijo.
─Lo sabe ─le digo tratando de calmarla─. Dijo que me podía decir todo
porque Otter ya se aseguró de que si algo le pasaba no quedara fuera.
Palabras. Tantas palabras y todo lo que puedo oír es “daño cerebral”. Eso es
todo en lo que me enfoco. Eso es todo lo que parece existir.
Jerry y Alice hacen una pregunta tras otra, pero yo estoy entumecido.
¿Cautelosamente optimista? ¿Y eso que significa? Proceda con precaución.
Precaución significa reducir la velocidad. Para tener cuidado. Para estar vigilante.
─Sí ─contesto.
Ella me sonríe con tristeza mientras busca en su bolsillo y saca una bolsa de
plástico untada ligeramente con sangre. Dentro veo una billetera. Es la de Otter.
Esa es la sangre de Otter. Me arden los ojos. Abre la bolsa y saca un pedazo de
papel con huellas sangrientas que se envuelven alrededor una pequeña caja.
─Creo que esto es tuyo. Él lo tenía aferrado en la mano cuando fue traído
aquí. Los técnicos de emergencias médicas nos dijeron que estuvo consciente por
un breve momento en la escena cuando llegaron y dijo que no podía perder lo que
estaba en su mano, que necesitaba hacérselo llegar a Bear. Él... parecía pensar que
estabas en el coche. Todavía estaba en su mano cuando lo trajeron y la nota tiene
tu nombre en él, sabía que él querría que lo tuvieras. Puse una banda elástica
alrededor de ellos para mantenerlos juntos.
Ella le da la bolsa a Jerry y la caja con la nota envuelta hacia mí. La sangre
sigue siendo pegajosa contra mis manos. La sangre de la Otter. En mis manos.
La Dra. Woods, nos dice que ella volverá una vez que tuviera más
información y que deberíamos simplemente estar tranquilos por ahora. Nos hará
saber una vez que haya terminado la cirugía y podamos verlo.
T.J. Klune Quienes Somos
Espero a que ella se aleje antes de que comience a respirar de nuevo.
Deslizo fuera la banda de goma y retiro la nota, abriéndola para ver la letra
de la Otter mezclada con la del Chico garabateada en el papel rayado, la sangre
corre algunas de las palabras, pero no lo suficiente para que sean ilegibles. Me
gustaría que lo fueran. Las palabras son un comienzo y siento como que estoy en el
final.
─ ¿Bear? ─pide Alice con la voz temblorosa, pero está muy lejos─. Bear,
¿qué pasa?
Dos anillos, uno al lado del otro, de reluciente plata. Uno es más grande que
el otro y lo levanto. Es pesado y tiene una inscripción en la curva interior : “O & B
Para siempre” que está en el anillo pequeño también.
Antes de saber lo que estoy haciendo, estoy corriendo. Estoy corriendo por
el pasillo. Estoy corriendo por las puertas. Corriendo hacia la noche, la explanada
del estacionamiento. Busco a tientas las llaves porque estoy prácticamente ciego
de rabia y miedo y de alguna manera llego al coche y me monto y atravieso la
explanada del estacionamiento sin chocar con nadie. Estoy conduciendo y
conduciendo y conduciendo, volviendo sobre mis pasos desde temprano en la noche
hasta que estoy de vuelta en la playa. De vuelta en la playa donde yo rogué a ese
Dios bastardo que me devolviera lo que es mío. Bajo la colina con la arena volando a
mi alrededor.
Mis pies se sienten húmedos y me doy cuenta que es porque estoy hasta las
rodillas en el agua, sin dejar de gritar. Pero me parece que he encontrado mis
palabras:
─ ¡He hecho de todo! ¡He renunciado a todo! ¿Qué mierda más quieres que
haga? ¡Tráelos de nuevo a mí, maldita sea!
…que agarro tan apretadamente que corta mi palma y siento picazón con el
agua salada cuando la sangre gotea por mis dedos. Recuerdo la primera vez que dijo
mi verdadero nombre…
Entonces hay una voz en mi cabeza, pero no es una voz cualquiera porque esa
voz suena como yo, porque soy yo. Esta voz es diferente y está gritando mi nombre,
y me pregunto si se trata de Dios. Me pregunto si es ese bastardo de Dios que
finalmente me responde, que finalmente me habla de nuevo. Si es él, voy a matarlo.
Voy a hacer que desee no haber decidido nunca meterse con mi familia. Hay una
pequeña parte racional de mí atrapada bajo las olas que se burla de esto, me dice
que por supuesto que no es Dios, cómo podría realmente creerlo. Dice que Dios no
está para responder a las amenazas, ni siquiera si están destinados con cada fibra
de su ser. Dios no tiene tiempo para escuchar a una pequeña mota tan
insignificante como tú porque está demasiado ocupado jodiendo a todas las
personas mayores. Dios trata de dañar, susurra, no resuelve. No vas a conseguir lo
que quieres sumergiéndote en el agua salada hasta la cintura y gritando al cielo
como si significara algo. Eso nunca resuelve nada.
Oigo todo esto y más, pero esa voz se vuelve más insistente y se hace más
fuerte en mis oídos y sólo entonces siento unos fuertes brazos envueltos
alrededor de mi pecho y estoy siendo arrastrado fuera del agua. El aire frío me
golpea entonces, como si estuviera enterrado en hielo y mis dientes empiezan a
castañear, y mis oídos y nariz están tan fríos que me pongo a temblar. Quiero
pelear con el que este sacándome porque no he terminado. No he terminado de dar
mi opinión. Lucho débilmente en sus brazos, pero son mucho más fuerte que yo y no
importa lo mucho que patalee y agite mis brazos, no me libera, más bien el agarre
se hace más fuerte. Tiene mucha fuerza y me recuerda a él, me recuerda a mi
hombre y la cólera se vuelve negra y lo consume todo, y aúllo toda la mierda al cielo
y a ese puto Dios. Ya no soy elocuente, pero mi voz esta todavía allí, alta y triste.
T.J. Klune Quienes Somos
Y entonces estoy fuera del agua y caigo a la arena. Mi aspirante a socorrista
se derrumba a mi lado, temblando y respirando con dificultad.
Isaíah.
─ ¡¿Qué hay de lo que necesito yo? ─grito hacia él─. ¿Por qué es siempre
acerca de los demás? ¿Qué diablos hay de mí? ─Me vuelvo de nuevo hacia el agua,
pero una mano se extiende y agarra mi brazo, sosteniéndome con fuerza.
No, lo que está diciendo no puede ser verdad. No soy el más fuerte. No soy
un alfiler. Soy Bear. Aguanto algunas cosas y reacciono de forma exagerada a otras
cosas y tomo decisiones que creo que nos va a mantener con vida al menos un día
más. Soy débil, asustadizo, egoísta e imperfecto y desesperado. Soy un mártir
egoísta que no da una mierda a nadie con excepción de los que están más cerca de
mí, en los que creo que puedo confiar, pero sé que estoy realmente esperando otra
patada para caerme.
─ ¿Vive todavía? ─le pregunto en voz baja, con el esmoquin mojado colgando
pesadamente sobre mi cuerpo─. ¿Lo están los dos?
Camino hacia los coches e Isaíah marcha después de mí. Le digo que
pararemos en la monstruosidad verde para cambiar nuestra ropa. Él asiente con la
cabeza y se compromete a seguirme allí. Enciendo el coche, pongo en marcha el
calentador y sin dejarme pensar demasiado acerca de lo que podría significar, abro
la caja en mi mano, encontrando el pequeño anillo y deslizándolo en mi dedo.
Se ajusta perfectamente.
Ese primer día fue el más difícil. Ese primer día fue el día en que había
tantas preguntas, muy pocas respuestas y todos tuvimos que enterrarnos para una
espera que no sabíamos cuánto tiempo duraría. Cuando llegué al hospital, Otter
todavía estaba en el quirófano y la señora Paquinn estaba pasando por un sinnúmero
de pruebas que no entendía muy bien. El Chico me vio primero, caminando por el
pasillo y corrió hacia mí, saltando a mis brazos. Su rostro estaba seco y sus ojos
T.J. Klune Quienes Somos
eran cautelosos cuando me dijo que había oído hablar de Otter, que él sabía que
necesitaba que me ayudara a ser fuerte y que se aseguraría de que conseguiríamos
pasar por esto. Dijo “¿no sabes que Otter es un tipo grande? ¿No sabes que Otter
no se atrevería a dejarnos sabiendo lo locos que nos volveríamos los dos sin él?”
Asentí con la cabeza hacia él. “Claro Chico” le dije. “Antes se mearía en nosotros,
no se atrevería.”
Todo el mundo vio el anillo en mi dedo pero nadie dijo nada al respecto.
Nos dijeron que la señora Paquinn había tenido un ACV. Accidente cerebro
vascular o un episodio Cerebro vascular, lo que le llevó a un accidente
cerebrovascular isquémico causado por un coágulo. El médico indicó que según el
Tac y la RM67 hechos, creyeron que su episodio había sido de una rara variedad:
una trombosis en el seno cerebral, que es esencialmente un coágulo en los senos
venosos duales que drenan la sangre del cerebro. La Sra. Paquinn había mencionado
un dolor de cabeza a primera hora del día, El Chico se lo había dicho, pero ella dijo
que estaba bien. Sus ojos se abrieron cuando lo supo como si pensara que hubiera
habido alguna manera de que él pudiera haber dejado que esto ocurriera y nos
costó mucho a todos, incluido el médico, convencerlo de lo contrario. Aun así, no
creo que nos creyera. El médico dijo que el tratamiento era por lo general con
anticoagulantes para suprimir la coagulación de la sangre, pero que no había
indicación de la presión intracraneal, y que podía ser que necesitaran operar para
ponerle una derivación y ayudar a aliviar esa presión.
─ ¿Vivirá?
67
Resonancia magnética
68
Trombosis de senos nerviosos cerebrales
T.J. Klune Quienes Somos
posibilidades de que haya efectos secundarios significativos por el episodio son
altas. Lo más probable es que vaya a necesitar atención durante todo el día por el
resto de su vida. Sin embargo nuestra mayor preocupación en este momento es la
probabilidad de nuevos accidentes cerebrovasculares. Puede que no sean tan
graves como el primero, pero podían hacerle un daño irreparable. Piense en ellos
como réplicas de un terremoto. Mientras que pueden no coincidir con el original en
intensidad, las bases ya se han sacudido y no necesitan mucho para derrumbar
todo.
Réplicas. Temblores.
─Gracias doctor.
Él asintió con la cabeza y dijo que iba a hacernos saber cuándo podríamos
verla antes de que se levantara y se fuera. Antes de hacer todo lo demás, me volví
hacia El Chico y lo puse en mi regazo.
La cirugía de Otter fue bien, o tan bien como podría haber ido. El Dr. Moore
y la Dra. Woods, bromearon con nosotros sobre que ahora él tenía una barra de
acero en la pierna, que iba a sonar en los detectores de metal sin importar dónde
fuera como si fuera un robot. Todos tratamos de sonreír ante esto, pero
estábamos tensos. Fue trasladado a la sala de recuperación y nos dijeron que
podíamos entrar y verlo de dos en dos y sólo por unos minutos. Comencé a sentarme
para permitir que Alice y Jerry entraran primero cuando me detuvieron sin
siquiera intercambiar ni una palabra el uno al otro.
Comencé a protestar, pero Jerry negó con la cabeza. ─Sí, es verdad ─dijo
despacio─. si nos puede oír a pesar de no poder responder, entonces va a querer
escuchar tu voz por primera vez. va a querer saber que estás ahí. Él te necesita
ahora, Bear y tienes que ser el primero. Si alguien puede traer a nuestro hijo de
vuelta, eres tú.
T.J. Klune Quienes Somos
Pensé en algún argumento para decirles que estaban equivocados, pero al
final no lo hice. No necesariamente porque creyera todo lo que me dijeron, pero si
porque tenía que verlo. Necesitaba tocar su mano, frotar mis dedos a lo largo de su
piel sólo para demostrarme a mí mismo que todavía estaba vivo, que los médicos no
mentían y que no había muerto en el momento en que había sido golpeado.
Necesitaba verlo demostrarme a mí mismo que todavía era real.
Me llevaron por un pasillo a través de un par de puertas dobles con una línea
roja sobre el suelo, una advertencia para no cruzar. Dudé cuando la enfermera
sostuvo la puerta abierta para mí y luego crucé de todos modos. Caminamos delante
de otras habitaciones, algunas puertas estaban abiertas, estaban en silencio, con
máquinas pitando, otras puertas estaban cerradas para ocultar el dolor que había
dentro. No sabía qué hora era, pero estaba seguro de que era muy temprano en la
mañana. ¿Le permitirán volver? ¿Había una cosa como horas de visitas cuando el
hombre que amas estaba allí, su cuerpo sólo haciendo Dios sabe qué. Quería
preguntarle a la enfermera, pero no podía encontrar mi voz. Pasamos a otra
habitación y una mujer estaba llorando en un rincón, un hombre en voz baja
consolándola mientras la persona en la cama de delante de ellos no hacía nada.
Levanté la vista cuando entramos por la puerta y por un momento, nuestros ojos se
encontraron y algo pasó. La comprensión, el conocimiento de que ya no podía
temblar.
Habitación 403. Los números suman siete. Ese fue mi primer pensamiento.
No sé por qué. La enfermera se detuvo en la puerta y se volvió hacia mí y otra vez
me advirtió acerca de lo que iba a ver, que no era el Otter que recordaba. Asentí
con la cabeza casi con impaciencia y creo que ella vio esto porque sonrió en silencio
y me abrió la puerta.
La primera cosa que noté fueron las máquinas. Las máquinas que zumbaban y
sonaban, bombeando y silbando. Parecía que había muchas y me reí salvajemente en
mi mente y me pregunté si Otter siquiera estaba allí. Empujé ese pensamiento
fuera. Por supuesto que lo estaba, pensé. Está ahí. Él está ahí. Casi podía creerlo.
¿Cómo no iba a hacerlo?
La segunda cosa que noté era que tenía una ventana en la habitación y que la
persiana estaba cerrada. Esto me molestó por alguna razón. No sé por qué la quería
abierta, pero luego me di cuenta que estaba oscuro y hacía frío. Quería
preguntarle si podía ser trasladado a una habitación sin ventanas pero no podía
pensar en una manera de decirlo sin sonar como un loco, así que no dije nada.
T.J. Klune Quienes Somos
¿La tercera cosa que noté? Me di cuenta de Otter.
Porque sabía que incluso con los moretones, las máquinas y los yesos, incluso
bajo las vendas y las persianas que lo mantenían en la oscuridad, este era todavía
Otter. Pude ver eso. Incluso con los colores que no deberían haber estado allí en su
piel, a pesar de que su rostro parecía distendido, todavía podía verlo allí, enterrado
pero reconocible. Fue ese sentimiento, esa oscura y gloriosa sensación que rompió
la última vacilación que podría haber tenido y antes de darme cuenta estaba a su
lado. Levanté las manos para tocarlo, pero me detuve. El médico dijo que pensaba
que podía oírnos, que deberíamos hablar con él para hacerle saber que estamos
aquí. Pero tenía que saber que no era capaz de sentir dolor. ¿Qué pasa si le dolía?
No podía hacer eso. No podía hacerle daño. Le amaba.
No sabía qué decir. Me sentí un poco tonto ante la idea de hablar con él, ya
que por supuesto no sería capaz de escucharme. Estaba inconsciente, por el amor
de Cristo. Tal vez en un estado de coma. No lo sabía. Todo lo que podía recordar
era la expresión "daño cerebral" y me pregunté lo que significaría para él, para
nosotros, si ese fuera el caso. Demasiados escenarios pasaban por mi cabeza. ¿Y si
él se despertaba y todo era diferente? ¿Y si estaba dañado...? ¿Qué pasa si, como
T.J. Klune Quienes Somos
en una telenovela, no se acordara de mí porque tuviera amnesia y yo tuviera que
hacerle enamorarse de mí de nuevo? Me gustaría mostrarle fotos, saber de
nosotros y de su familia para recordarle lo que tenía. Yo le diría constantemente
que lo amo y que me gustaría que volviera conmigo, que me recordara y que me
encantaría que volviera a amarme. Esa parte más oscura de mi cerebro se preguntó
qué pasaría si lo hacía despertar, pero que Otter no supiera que me amaba, que
pasaba si fuera una pizarra en blanco, sin darse cuenta de su entorno, con una
discapacidad más allá de cualquier reparación. Me quedé asombrado por mi
respuesta a esa voz oscura, la misma respuesta que le había dado a mis otros
pensamientos: Me gustaría mostrarle fotos de nosotros y su familia para
recordarle lo que tenía. Le decía constantemente que lo amaba. Todos los días iba a
saber que lo amaba.
El segundo día fue el más difícil. El segundo día fue el más difícil porque
nada cambió mucho para ninguno de ellos. Otter todavía se veía como el infierno y
la señora Paquinn parecía frágil y vieja. Fue de alguna manera peor sentarse al lado
de la señora Paquinn, dado lo mucho que parecía que había envejecido en el último
par de días. Otter seguía siendo grande y aunque todavía estaba en silencio y
manchado con colores que parecían hacerse más oscuros, su tamaño parecía vencer
a las lesiones.
No fue así con la señora Paquinn. La pequeña señora vibrante que me había
rescatado de mí mismo una y otra vez parecía estar colapsando sobre sí misma, la
piel de sus brazos haciéndose de polvo y papel fino, el tubo de respiración en la
T.J. Klune Quienes Somos
garganta me pareció obscenamente grande en una mujer tan pequeña. Cuando no
estaba con Otter estaba con ella. El personal había tratado de limitar mi tiempo
para estar con ellos, pero sólo consiguieron una mala mirada de todos los miembros
de mi familia, por ahora, los padres de Anna habían llegado, aún sin saber que había
una tercera parte en todo esto, que su hija estaba luchando contra su propia mente
y su cuerpo, para mostrar al personal que no estábamos para que nos jodieran con
eso, que no sólo era nuestra fuerza la que se iba en silencio por el pasillo, nuestro
corazón se iba desmoronando frente a nosotros. Las protestas se hicieron más y
más débiles hasta que se convirtieron en nada en absoluto.
Creed llegó la tarde del segundo día, al igual que Dominic. Creed fue
primero, yo estaba de pie cerca de la máquina de café discutiendo sobre si 1,25
dólares era demasiado para la bazofia que salía (y este debate fue la única cosa
que me mantuvo fuera de romperme, por lo que lo hacía de hora en hora). Le oí
decir mi nombre y cuando miré hacia arriba, mis ojos y mi mente me jugaron una
mala pasada y por un momento estuve seguro de que era Otter. Estaba seguro de
que Otter estaba de pie frente a mí, diciendo mi nombre, con los brazos bien
abiertos y esperando a que corriera hacia él.
Dominic apareció horas más tarde y tan pronto como entró en la sala de
espera, El Chico saltó fuera de su asiento y sus pequeños brazos rodearon la
cintura de Dominic y Dominic lo miró sorprendido, aunque sólo fuera por un
momento. Entonces sus propios brazos bajaron y se envolvieron alrededor del
Chico y se fueron hacia el lado opuesto de la habitación y se sentaron en unas sillas
vacías. Pude ver a Dominic susurrar algo al oído del Chico cuando sollozó en su
hombro y finalmente, las lágrimas se calmaron, y en un momento, me pareció oír una
breve carcajada acuosa que venía de mi hermano pequeño, estaba agradecido.
Estaba agradecido por ese momento.
Me hice el fuerte.
El tercer día fue el más difícil. El tercer día fue el más difícil porque
tuvieron que hacerle una operación de emergencia a la señora Paquinn para ponerle
una derivación a su cerebro ya que los anticoagulantes no parecían estar
funcionando y ella continuaba teniendo los micro infartos cerebrovasculares que no
se podía incluso decir que estuvieran pasando al mirarla. Las réplicas pueden ser
así, me habían dicho. Estaba abajo en las pruebas de radiología que le tenían que
hacer mientras yo estaba sentado con Otter cuando oí un código de emergencia
por el intercomunicador y cerré los ojos porque sabía lo que significaba y para
quién era.
T.J. Klune Quienes Somos
Los demás se habían ido, por mi insistencia, haciéndoles saber que los
llamaría si los necesitaba para salir del hospital por un tiempo o si los necesitaba
para llevar el Chico a comer o lo que fuera, sólo para conseguir alejar su mente de
lo que estaba pasando. Todavía había un intenso debate en curso acerca de si iba o
no a volver a la escuela al día siguiente (yo quería que fuera y él estaba en contra,
por supuesto). Le dije que Otter y la señora Paquinn no querrían que se quedara
atrás. Me dijo que no era justo en lo más mínimo decir eso porque nadie podía
saber lo que dirían. Le dije entonces que yo le estaba diciendo que iría y él dijo que
ya veríamos.
Por lo tanto, dije que El Chico necesitaba un descanso. Todos me dijeron que
lo hiciera yo también. Negué con la cabeza en silencio diciéndoles que lo haría
cuando lo necesitara. No parecía que tuvieran argumentos en sentido contrario y
aun parecían tener una discusión sobre la manera de obligarme a que fuera, pero lo
dejaron al ver el brillo en mis ojos y el crujido de mis dientes. Los demás notaron el
anillo en mi dedo cuando retorcí las manos con saña, pero no dijeron nada. Tampoco
dijeron nada sobre el que colgaba de una cadena alrededor de mi cuello. Les dije
que necesitaba estar solo con mi pareja, que tenía que hablar con él, que por favor
me dieran eso. Era el fuerte, les dije. Me gustaría ser fuerte para ellos, pero lo
necesitaba en ese momento y lo necesitaba solo.
Pero lo sabía.
¡Las vacas locas se quedaran contigo por un tiempo, esto va para largo!
El cuarto día fue el más difícil. El cuarto día fue el más difícil porque es el
día en que mi madre vino a verme.
T.J. Klune Quienes Somos
10.
Fue justo después del mediodía. Había vuelto de nuevo al hospital después
de ir a casa y ducharme, ante la insistencia de todos a mí alrededor, algunos de los
cuales fueron capaces de bromear diciendo que no había manera de que Otter se
fuera a despertar si mi olor no lo ahuyentaba antes. No pensé que fuera divertido
en lo más mínimo. Pero el pensamiento racional y yo habíamos decidido al cuarto día
que no nos gustábamos el uno al otro en lo en absoluto y que lo mejor sería
separarnos, al menos por ahora. Así que corrí a casa y me froté en la ducha con
agua caliente hasta que mi piel estuvo roja, hasta que el baño se llenó de vapor.
Revisé frenéticamente el teléfono móvil para asegurarme de que no me había
perdido ninguna llamada. No tenía ninguna. Apagué el teléfono y volví a encenderlo
para asegurarme de que seguía funcionando. Funcionaba.
Corrí de vuelta al hospital, sólo para descubrir que nada había cambiado.
Bueno, nada que se pudiera ver. Los médicos nos dijeron que la inflamación en el
cerebro de Otter había disminuido de manera significativa y que el plan era que le
harían algunas pruebas diagnósticas posteriormente esa tarde. Entonces así
podrían tener una mejor idea de cualquier potencial lesión cerebral, que la
disminución de la inflamación era una buena señal y que deberíamos emocionarnos
ante tal pronóstico. No podía emocionarme. Aún no. No hasta que abriera los ojos.
Pero sonreí con todos ellos porque yo era el fuerte. Les dije a todos que era una
gran noticia, lo aliviado que me sentía. Les abracé para celebrarlo. Los demás se
acercaron desde la habitación de la señora Paquinn y se unieron a la victoria
silenciosa.
T.J. Klune Quienes Somos
Les dije que se fueran a tomar un descanso. El Chico estaba en la escuela y
sabía que querría saberlo, así que planeaba llamar a la secretaría para ver si le
podían sacar de clase para poder hablar con él un momento, si aceptaba mi llamada,
dado lo enfadado que estaba por haberlo obligado a ir a clase. Dominic resultó de
una ayuda inestimable con el Chico y al final cuando se fue refunfuñando, con
Anderson Cooper sonriendo desde su mochila. Le dije que le haría saber alguna
cosa cuando supiera algo más. Sólo frunció el ceño y se alejó.
Los otros se fueron, cada uno de ellos tocando a Otter de alguna manera,
cada uno de ellos tocándome de alguna manera. Alice fue la última y se inclinó y
besó su hijo en la frente, y por alguna razón, esto me llegó como nada de lo que
hubiera pasado en el último par de días y tuve que luchar para recordar que yo era
el fuerte, que yo era el que tenía el control. Sonreí débilmente cuando ella me besó
en el mismo lugar y cuando salió, permití que una sola lágrima rodara por mi mejilla.
Una más y me habría roto.
Me mantuve fuerte.
—Dice que es... ¿tu madre? ¿Julie McKenna? —Podía entender la reticencia, su
vacilación. Había oído parte de nuestra historia, sabía que el Chico era mío. Esto
probablemente la confundió como la mierda.
Soy fuerte.
— ¿Qué?
Bueno, al menos ella ya está en el hospital, suspiró. Por lo menos van a ser
capaces de tratarla si haces lo que planeas hacer. Es el mejor lugar para tratar de
cometer matricidio, supongo.
T.J. Klune Quienes Somos
Lo ignoré porque me había ido, al menos por un momento, el tiempo justo
para recordar cuando…
Para finalmente estar por mi cuenta, estaba excitado y sin aliento. Asustado
por mi mente de mierda, pero nada iba a detenerme. Nada iba a ponerse en mi
camino. Ni Anna, que me miraría con esos ojos tristes suyos, diciéndome que
esperaría que nunca me olvidara de ella, a pesar de que planeábamos permanecer
juntos, aun sabiendo de alguna manera que estas cosas no durarían. Ni el Chico, que
no entendía por qué no podía ir conmigo. Ni Creed, que se iba de todos modos. Ni
Otter que....
— ¿Qué estás haciendo levantada? —le pregunté sin esperar realmente una
respuesta.
—Hay que comprar algunos comestibles hoy —dijo riendo entre dientes
mientras me observaba—. Me aseguraré de comprarlos ¿Es el mismo número PIN
de la tarjeta débito?
Esperaba una respuesta fría, pero solo se rio de nuevo moviendo los ojos. El
malestar que sentí trató de transformarse en algo más, pero lo empujé lejos. No
tenía tiempo para hacer frente a lo que estaba tramando, tenía que ser la única
explicación. —Me tengo que ir a trabajar —murmuré hacia ella, poniendo mi taza en
el fregadero—. Hasta luego.
—Creo que las cosas van a mejorar de aquí en adelante. Sólo espera y verás.
Te prometo que las cosas serán mejores.
— ¿Prometido?
—Bueno. Adiós.
Y me fui.
Llegué a casa esa noche y encontré dos cartas, una para mí, otra para Tyson.
Ella había dejado 137.50 dólares en un sobre.
—Eso ni siquiera se acerca —le dije con frialdad—. Estoy tratando de tomar
todo lo que tengo para no lanzarme sobre ti, poner mis manos alrededor de tu
cuello y exprimir la jodida vida fuera de ti.
Me incliné hacia delante. —Nadie está aquí para ayudarte. Deja de mirar
como si fueras a ser rescatada. Si quisiera hacerlo, sólo me llevaría unos segundos.
No sería suficiente tiempo para que nadie me detuviera. Recuerda eso. ¿Qué coño
quieres?
Negué con la cabeza una vez. —El tiempo para entender ha pasado. No
quiero entender nada de ti. Lo único que quiero en este mundo de ti es que te
levantes, te vayas y nunca mires atrás. Cuando te has ido, te mantienes lejos.
Nunca te pongas en contacto conmigo y seguro como la mierda no intentes ponerte
en contacto con Tyson. Lo juro por todo lo que tengo, si estás aquí para contarme
que estás luchando por la custodia, me aseguraré de sacar a relucir exactamente
qué clase de madre eres. A ver cuánto tiempo mantienes a tu hija cuando haya
terminado contigo.
— ¿Qué es esto? —le espeté, mis ojos no eran capaces de traducir la jerga
legal frente a mí. Quería volver a Otter, acurrucarme junto a él y olvidarme de
todo mientras esperaba a que se despertara.
Estaba seguro de que la había oído mal. Estaba seguro de que no podía ser
cierto. Ella había vuelto de nuevo y eso sólo significaba una cosa: que iba a tratar
de quitármelo, que iba a tratar de hacerme caer. Mi odio peleó con la racionalidad y
no podía creer a ninguno de los dos. No podía entender cuál era el correcto. Traté
de leer las palabras en frente de mí, pero no podía unirlas con coherencia. No
puede ser tan fácil, pensé. No puede ser. Ella hizo mi vida miserable de todas
formas posibles. No puede ser tan fácil.
— ¿Qué quieres de mí? —le pregunté con dureza sin estar seguro de
mantener el control. Soy fuerte. Tengo que ser el fuerte.
—Entonces, ¿eso es todo? Esto... ¿te rindes? No compro una puta mierda.
¿Qué consigues con esto?
—Nada, —susurró—. No consigo nada. Pierdo casi todo lo que amo. Pierdo a
mis hijos. Te pierdo a ti.
T.J. Klune Quienes Somos
—Nos perdiste hace años. Nos perdiste cuando te fuiste. Y ahora tienes una
hija. Una familia. Tienes algo que ya habías abandonado. ¿Pero sabes qué? Nosotros
también. Tenemos una familia. Tenemos personas que nos aman, que morirían por
nosotros. Podemos estar rotos, podemos estar heridos, pero nunca nos
destruiremos —Mis ojos comenzaron a arder y mi voz era como grava, pero no me
importaba. Sabía en el fondo de mi corazón, que esta sería la última vez que vería
a mi madre. Que si lo que ella me había dado era lo correcto, que si ella había
firmado la custodia, entonces la vería alejarse, sería así. Sería el final. Y yo
todavía tenía preguntas.
—Lo sé, —dijo con lágrimas en los ojos. Y maravilla de todas las maravillas,
parecía que lo decía en serio.
—Si esto es real, si me estás dando a Tyson, entonces sabes que nunca
puedes tener contacto con él de nuevo. Si haces esto, no voy a permitir que lo veas
de nuevo —Casi sonaba como si le estuviera dando una salida y aunque parte de mí
estaba gritando para que me callara la boca (¿por qué nunca cerraré la boca?),
otra parte, una parte más salvaje, iba calibrando su sinceridad, para asegurarse de
que lo que me decía que era verdad.
— ¡Dime!
— ¿Qué cambiaría?
Miró por el pasillo como si calibrara lo lejos que podría llegar hasta las
puertas antes de que la atacara. No podría ir muy lejos. La haría trizas trozo a
trozo. A pesar de que me dijo que me estaba dando a Ty, no confiaba en ella en
absoluto. No creería que fuera verdad hasta que supiera que nadie podría
quietarme al Chico y apartarlo lejos de mí otra vez. Pero luego dijo el nombre que
no esperaba oír, el nombre que nunca habría adivinado ni un millón de años, y
cuando lo escuché, se hizo tan furiosamente obvio que al principio pensé que una
broma.
T.J. Klune Quienes Somos
No estaba bromeando. —Jonah Echols —dijo.
Un trémulo —Sí.
—Mierda.
—Mierda.
—Encontró a Frank primero. Él habló con Frank y le dijo que iba a pagar por
nuestra ayuda. Que estaba enojado y quería a Oliver de vuelta, que pagaría si le
podíamos ayudar. Te vio, ya sabes. Una vez. Dijo que vino aquí para hablar con
Otter no mucho después de que Oliver se fuera. Vino a la casa de los Thompson y
os vio a los dos. Vio a Tyson contigo. Vio la forma como Oliver te miraba. Dijo que lo
sabía. Que sabía que la única forma que podría traerlo de vuelta era si vosotros dos
terminaran las cosas.
Sus ojos brillaban, casi con ira. —Frank pensó que sería una buena manera
de conseguir un poco de dinero —me espetó—. Las cuentas del hospital de Isabelle
eran caras porque había complicaciones de nacimiento. Estábamos endeudados y
Frank y yo lo vimos como una salida. Dijo que era una buena idea. Y cuando Frank
dice que hay que hacer algo, lo hago.
Me quedé muy sorprendido. —Estás hablando en serio, ¿no es así? ¿Lo dices
completamente en serio?
— ¿Cuánto?
T.J. Klune Quienes Somos
Mi madre se estremeció de nuevo. —Bear, eso no…
— ¿Cuánto?
Eso es mucho, pensé al azar al principio. Traté de pensar si había visto tanto
dinero en cualquier lugar antes y estaba casi seguro que no. Pero se trataba de un
mecanismo de defensa que mi cerebro trató de jugar, y cuando me di cuenta,
cuando me di cuenta de qué es exactamente por lo que le habían pagado, lo que ella
tuvo que hacer, la cantidad parecía intrascendente. Parecía como si nada. No fue
nada.
—Sí.
—Bear, tenía que pensar en mi hija. No pedí tenerla, pero no iba a dejar que
sufriera sólo porque cometí errores.
Aspiré con sorna. —Esa eres tú, la Mamá del Año. —Me preguntaba si sería
considerado premeditado si cogía un avión con la única intención de mutilar a Jonah
Echols.
—Cállate —le dije con cansancio—. Dios, por una vez en tu vida, cierra la
puta boca y déjame pensar.
Por último, le dije: —Esa cosa religiosa. ¿Lo que decías de que la Biblia dice y
lo que Dios dice? ¿Pensaste en eso por ti misma?
Negó con la cabeza lentamente. —Jonah me dijo lo que debía decir. Sabes
que nunca he leído la Biblia. La iglesia me aburre. ¿A quién le importa lo que un
montón de tipos muertos escribió hace millones de años?
T.J. Klune Quienes Somos
—A quién le importa —repetí, incapaz de pretender sonar como si fuera la
cosa más estúpida que había oído nunca—. ¿Y nunca tuviste ninguna intención de
llevarte a Tyson contigo?
— ¿Qué pasará cuando él te diga que te deshagas de ella también? ¿La vas a
dejar en algún sitio a su suerte? ¿Te irás lejos como si ni siquiera te importara?
Tal vez una carta le haría saber que lo sientes, pero es lo mejor. ¿Es eso lo que vas
a hacer?
Julie McKenna no dijo nada como respuesta. Se miró los dedos y comenzó a
arañar el esmalte de uñas rojo de su pulgar.
No dijo nada.
—No vuelvas por aquí —dije en voz baja—, Tal vez Ty querrá encontrarte un
día. Esa será su elección. Tal vez nuestra hermana va a querer conocernos, si le
cuentas sobre nosotros. Será su elección. Pero no vuelvas aquí. Ya has hecho
suficiente. —La miré una vez más, tratando de recordar algo bueno y no pude
encontrar nada.
— ¿Saber qué?
—El tipo que lo golpeó estaba borracho. Su... su hija estaba en el coche. Ella
murió.
Asentí.
—No lo hagas.
—Pero…
Y luego se alejó.
Despertarse.
EL quinto y el sexto día fueron los más difíciles. El quinto y el sexto día
fueron los más difíciles porque mantenía a mi madre en secreto. No le dije a nadie
acerca de su visita, ni le enseñé a nadie los trámites de la custodia que me había
traído. Busqué a la enfermera y le dije con una voz áspera que mantuviera para sí
misma lo que había visto. Asintió con la cabeza, con los ojos muy abiertos.
Esos dos días fueron los más difíciles porque Otter no se despertó. Esos
dos días fueron los más difíciles porque la señora Paquinn continuó consumiéndose,
la desviación en su cráneo aliviaba la presión, pero no lo suficiente como para hacer
una diferencia. Podía ver las venas, pronunciadas en sus brazos. Su piel era blanca.
Los médicos no creían que fuera capaz de respirar por sí misma, y la dejaron con el
respirador. Nos dijeron que deberíamos estar preparados. Nos dijeron que
debíamos empezar despedirnos.
Todos los días después de la escuela, el Chico caminaba con él que lo había
recogido ese día, sabiendo que no podía salir, que no iba a salir. Él me miraba con
ojos tranquilos, su ira se iba desvaneciendo y sus labios en una fina línea en su
rostro. Cada día que venía era lo mismo. Él me encontraba con Otter o en la
habitación de la señora Paquinn. Me miraba desde la puerta por unos momentos.
Entraba y empujaba mi mano fuera de mi regazo y las arrastraba y las envolvía con
sus brazos alrededor de mi cuello. Tomaría mi brazo, cogería mis dedos y
presionaría contra su pecho. Sentía los latidos de su corazón. Eran fuertes. Estaba
vivo. Me había susurrado cosas suaves al oído, garantías que sonaban reales
procedentes de él. Había sentido que me puse a temblar, y envolvió su otro brazo
alrededor de mi cuello y tiró de mi cabeza, permitiendo que me perdiera contra su
hombro, contra su cuello. No me permito compadecerme con nadie, excepto con él.
Yo no había hablado mucho desde que mi madre se fue. No sabía qué más
había que decir. La vida había llegado a un estancamiento, y todo estaba parado.
Empecé a odiar las paredes blancas que me rodeaban, las habitaciones que
sujetaban a mi familia. Conocía a los médicos y a las enfermeras por su nombre y
sus caras empezaron a irritarme. Me miraban con tanta tristeza, tanta lástima, que
quería que se fueran. Me había convertido en un fijo en esas dos habitaciones. Me
lavé en el lavabo del baño. Me puse la ropa que me habían traído desde la
monstruosidad verde. Cogí la comida que se puso delante de mí. Estaba aturdido.
Perdido, confundido. Algo tenía que suceder.
Negué con la cabeza. —No puedo salir. Si pasa algo y no estoy aquí, nunca
me lo perdonaré. Y nunca perdonaría a cualquier persona que me hiciera salir de
aquí —Esto último salió como la amenaza que estaba destinada a ser.
—El Chico está con mis padres y Dominic en la monstruosidad verde, —dijo
Anna, tratando de calmarme cepillando sus manos por el pelo—. Y Alice y Jerry
están con la señora Paquinn.
Sus palabras. Sus palabras eran como las de su hermano el día que me había
traído a nuestra nueva casa por primera vez. Sus palabras, aunque no eran
exactamente como las de Otter, llevaban la misma cadencia, la misma cadencia de
las sílabas. Miré y vi que el oro se desvaneció en verde mientras me miraba. No
podía decir que no a eso. No cuando se parecía tanto a su hermano que me sentí
destrozado.
Hacía frío afuera, una ligera niebla que caía, iluminada por los postes de luz
en el estacionamiento. Saqué la capucha de mi sudadera sobre mi cabeza con el
anillo en mi mano izquierda raspándome el pabellón de la oreja. Anna estaba a mi
izquierda, Creed a mi derecha. Anna puso su brazo con el mío, y después de un
momento, Creed hizo lo mismo. Caminamos hacia arriba y abajo por los pasillos del
estacionamiento, primero uno, luego otro, y luego un tercero.
Creed se tensó a mi lado, pero también lo hizo Anna, así que me quedé
tranquilo. —Haremos lo que podamos —dijo Creed—. Es nuestra responsabilidad.
Son mi responsabilidad. Voy a asegurarme de que ellos nunca necesiten de nada.
—Voy a tomarme el resto del semestre libre —dijo Creed en algún lugar a mi
derecha—. Voy a transferir a la U de O en Eugene. Será más cercano y puedo
viajar si es necesario.
—No —dijo Anna—. Íbamos a esperar a ver... a ver lo que pasa aquí. Importa
más. Ellos son más importantes en este momento.
¿Lo eran? Quería creer que lo eran, esa parte egoísta de mí gritando que
por supuesto lo eran, por supuesto, Otter y la señora Paquinn significaban más. Esa
voz oscura fue aún más profunda, susurrando que únicamente Otter importaba.
Que si tuviera que elegir, siempre lo escogería. Él era el que tenía que despertar.
Él era el que yo quería.
T.J. Klune Quienes Somos
Ella es mayor, me dijo. Ha vivido una buena vida. Pero ¿qué pasa con Otter?
Es tan joven. Tiene mucho que dar. Si la pierdes a ella, te aplastará y te dolerá
como un loco, pero ¿si lo pierdes a él? Si lo pierdes, lo perderás todo.
—No, —dije, sintiendo mi garganta como calor líquido—. No. Todo importa.
Cada pieza de esto. Cada parte de esto.
Mentiroso, susurró.
— ¿Yo? —Eso era fácil—. Me aseguraré de que sepa que no siempre importa
de dónde vienes. Eso a pesar de que no seamos de la misma sangre, no importa. Él
nos pertenece a todos nosotros, y nosotros vamos a pertenecerle a él.
Anna se lanzó sobre mí y se estrelló en mis brazos. Era tan familiar, su olor
me hizo sentir más como en casa que el suelo suavemente bajo mis pies. Puse mi
frente contra la de ella y sentí que Creed presionó la cabeza contra la nuestra y
que respiramos entre nosotros. — Él, ¿eh? —Anna lloró—. ¿Ya se sabe que es un
niño?
Esa noche, la sexta noche, cogí la mano de Otter mientras el hospital estaba
en silencio a nuestro alrededor. Froté el pulgar sobre su mano. Le dije en voz baja
que iba a ser tío, cómo me sorprendió lo rápido que Creed había parecido aceptar
su lugar, lo fuerte que era nuestra Anna. Le dije que la señora Paquinn no lo estaba
haciendo tan bien, que no sabía cuánto tiempo más duraría. Le hablé de sus amigos
que habían venido a verlo, cómo el Cervecero le había acariciado el rostro sólo una
vez y se había girado y salido de la habitación. Le dije cómo sus padres parecían
mucho más viejos de lo que deberían. Le dije cómo el Chico estaba poniendo buena
cara para mí. Le hablé de mis planes para nuestras vidas, cómo un día querríamos
mirar hacia atrás a este momento con el paso del tiempo, al recordar lo triste que
todo parecía ser, con nuestros recuerdos incapaces de aguantar el horror de todo
esto.
Le dije que íbamos a envejecer juntos, que me gustaría estar allí para
burlarme de él cuando empezara a ponerse gordo y calvo, cuando tenga manchas en
sus manos. Le dije que me gustaría construir una casita en la playa, que nos
sentaríamos en el porche envueltos en una manta y que el mundo pasaría por
delante y eso estaría bien. Estaría bien porque lo habríamos vivido todo ya.
Habríamos visto todo lo que había que ver y estaríamos satisfechos de sentarnos y
mirar. Sentiría su mano en la mía al igual que ahora y nuestros anillos rasparían
juntos, descoloridos y rayados por el paso de los años. Lo miraría a los ojos y
mientras el resto podría desvanecerse, el oro y verde sería tan brillante como
siempre lo había sido y sería mío. Sería para mí.
Puede no ser legal todavía, pero es mejor que comer un beagle, así que ¿te
casarías conmigo por favor?
T.J. Klune Quienes Somos
11.
Cuando Bear Dice Hola,
Cuando Bear Dice Adios.
Otter.
Y él está allí.
Me toma la mano con fuerza mientras digo, —¿Me conoces? ¿Sabes quién
soy?
Eres mi corazón.
T.J. Klune Quienes Somos
Otter pone los ojos en blanco. Lo que sea. Levanto su mano a mis labios y
beso sus nudillos antes de salir corriendo de la habitación. Choco con una
enfermera y comienzo a balbucear delante de ella, y sus ojos como platos, así que
creo que ella entiende la esencia de lo que estoy tratando de decir, y me sienta en
una silla se vuelve y grita algo en la estación de la enfermera hacia abajo la sala, y
más personas van y vienen en la habitación de la Otter, y no hay movimiento y la
charla emocionada, y yo cierro los ojos y inclino la cabeza contra la pared, de
pronto agotado. De pronto, por lo que muy, muy cansado. No sé cuánto tiempo estoy
allí, pero luego he oído mi nombre.
Abro los ojos y encuentro a Alice y Jerry de pie frente a mí, con una
expresión de terror en sus rostros. Quiero decirles que no, que no, que está bien,
que todo va a estar bien. No sé por qué tienen miedo, pero luego me doy cuenta de
que me he quebrado, y yo estoy llorando abiertamente en el pasillo.
Mi familia viene durante ese tiempo, uno por uno, sus rostros, la
tartamudez y el desmoronamiento cuando escuchan las noticias. El Chico corre y
salta a mis brazos, y sus manos están en mi pelo mientras balbucea en mi oído, y yo
lo aprieto contra mí, lo siento vivo por primera vez en una semana. Voy a través de
Creed y Anna. Los padres de Anna. Dominic. Isaías. Abrazo a Jerry y Alice de
nuevo. Me dirijo, en busca de la señora Paquinn…
—Está llamándolo— el doctor dice en voz baja. —Es todo lo que dijo. Su
nombre. Le dije que no debería estar hablando, que ha tenido el tubo de
respiración en la garganta durante una semana. Usted lo puede ver por unos
minutos, luego tenemos que empezar a hacerle más pruebas. Trate de mantener la
conversación al mínimo. Hable con él, y si es necesario hacer preguntas, hágalas,
que tengan un sí o no por respuestas para que pueda responder sin hablar. Él va a
estar nock out por un tiempo, probablemente duerma más de lo que este despierto,
al menos al principio. Pero... En mi opinión, creo que va a estar bien.
Un primer paso es tan bueno como cualquier otro. Voy a su lado bueno y le
agarro la mano y él sigue mis movimientos, sin apartar la mirada, como si yo fuera a
desaparecer si parpadea. Me inclino y lo beso dulcemente en los labios y él suspira
suavemente, se está contenido. Es como si él supiera que ha despertado.
—He soñado... que estabas. Estaba asustado. Pensé tantas cosas que
duele. —Sus ojos fuertemente cerrados.
Ah, maldita sea. —Te lo prometo, estoy bien. Lo prometo. Estoy bien
ahora. Pero te juro por Cristo, que si alguna vez me asustas así de nuevo, estar en
el hospital va a ser el menor de sus preocupaciones. ¿Crees que vas a conducir otra
vez, maldito idiota? ¡Seguro como la mierda que nunca vas a estar fuera de mi
vista, nunca más! ¡Siete días! ¡No te atrevas! ¿Me oyes, Otter Thompson? ¡No
vuelvas a hacerme esto!— En el momento en que estoy terminado de hablar, estoy
gritándole y hay una leve sonrisa en su rostro mientras abre los ojos. Veo una
enfermera que comienza a entrar en la sala, con mirada de preocupación en su
rostro, pero Otter niega con la cabeza y ella se calma, me mira con recelo, como si
yo fuera a romperle su otro brazo. Bruja, por favor. ¿Como me voy a ir sin un
reproche después de todo lo que he pasado? La miro hasta que retrocede.
—Escúchame—, gruñe.
No sé qué más decir. Él toca mi anillo. Buen lugar como cualquier otro para
empezar. Pero aún no está preparado. —Solo me estaba aferrando a él—, me quejo.
—No queremos que se pierda.
Hace una pausa. —El médico dijo que probablemente no recordaras nada
sobre el accidente, o incluso el mismo día o más tiempo —le digo esto en voz baja,
pero antes de terminar de hablar él ya está sacudiendo la cabeza. —¿Qué?—,
Pregunto. —¿Que está mal?
—¿Pregúntarme el qué?
Él arquea una ceja y hace una mueca por el dolor. —¿Y? ¿Qué dices?— Y
entonces él espera y me mira.
Y yo... yo...
Santo infierno.
Pero sus palabras. Sus palabras de aquel día, que parece que fue hace
tanto tiempo.
T.J. Klune Quienes Somos
—Sí, grandísimo hijo de puta—, le digo y hacen que sus ojos se amplíen. —
Sí, me casaré contigo joder. Va a ser complicado y raro, y tengo claro de que no voy
a ser tu esposa, pero sí. Obviamente, vas a necesitar a alguien para cuidar de tu
culo lisiado para el resto de tu vida, así que sí. Por supuesto que sí. Yo me casaré
contigo, imbécil. ¿Cómo podría decir que no?
Cierra los ojos otra vez, su garganta sube y baja. Sus ojos están húmedos
cuando encuentran los míos de nuevo. No sé cuánto tiempo más podré estar de pie,
y él siente esto, mi debilidad, porque él es mi fortaleza. Se mueve, haciendo una
mueca cuando lo hace, su pierna balanceándose precariamente en el arnés, y en
contra de mis protestas, me tira hacia abajo a su lado. Trato de no poner
demasiado peso en él, porque sé que tiene un par de costillas rotas y todavía está
cubierto de moretones, pero es inflexible, mi cabeza alcanza su pecho y el brazo
sano se envuelve alrededor de mí, tan fuerte y vivo, escucho el latido de su corazón
mientras su mano acaricia mi cabello. Él suspira de nuevo, contento y feliz, y le oigo
quejarse, —Sabía que ibas a decir que sí. No puedes resistirte a mi genialidad.
Gracias.
Me gustaría poder decirte que la señora Paquinn abrió los ojos y sonrió.
Me gustaría poder decirte que ella dijo que estaba cansada de seguir en la cama, y
que su enfermero Jorge iba a pasar de ella, si llegaba a tener una ulcera. ¡Ella
nunca conseguiría un coito después de eso! ¿Y no es que ese médico del pasillo no se
parezca un poco a Bigfoot? Ah, se me ocurrió que los médicos la dejarían conducir
su Caddy 80’ de ese color de mierda. ¡Simplemente no podían quitarle su licencia de
T.J. Klune Quienes Somos
conducir! ¡No cuando ella solía hacer carreras de autos! Bueno, eso no podría
exactamente ser cierto, pero ¿no sería genial si lo fuera?
Y que nos amó. Ah, Dios, nos amo a todos nosotros y éramos la familia que
había perdido desde el principio de su vida, pero que el Señor tuvo a bien
devolverle. Nos veía a nosotros como sus hijos e hijas, como sus nietos y sus
grandes amigos. Ella sabía que todos y cada uno de nosotros estaríamos bien
estando los unos con los otros. No importa lo que nos tiren encima mientras nos
mantengamos juntos. Y yo sabía, yo solo sabía que ella nos llevaría a un lado a mí y
al Chico y nos diría que nuestra madre no importaba. Que debíamos llevarnos bien y
que estaba orgullosa de lo que nos habíamos convertido. Que el próximo paso en
nuestra vida sería solo el comienzo, pero que siempre deberemos recordar de
dónde venimos.
Pero no puedo.
Siete horas después de que Otter despertará por primera vez en siete
días, y cuando llego la puesta de sol a principios del atardecer de invierno, Theresa
Jean Paquinn murió tranquilamente mientras dormía a la edad de setenta y seis
años. Yo estaba en la habitación con ella, el Chico en mi regazo, los otros
esparcidos alrededor en el pasillo de fuera, esperando lo inevitable: que Otter se
despertase de nuevo y la señora Paquinn se fuera. Nos miramos por una hora, sin
palabras, ninguno que hubiera significado nada en el largo plazo, de todos modos.
Esperamos y esperamos hasta que finalmente pasó. No había nada revelador al
respecto, nada que indique que se iba, que ella estaba diciendo adiós. Hubo una
respiración, más profunda que la anterior. Entonces ella exhaló. Y ella se había ido.
Sin embargo, en los días que siguieron, no había mucho que hacer. Otter
tuvo otra operación de pierna después que se le infectaran los puntos de sutura.
Hubo algunos momentos en los que nos preocupaba en realidad que el fuera a
perder su pierna, pero fueron capaces de limpiar la infección con fuertes
antibióticos y los tornillos no se vieron afectados. Se despertó aturdido y
quejándose de la cantidad de dolor que sentía y supe entonces que él iba a estar
bien. Dejó de quejarse cuando me salte las normas de seguridad y me metí en la
cama con él y le susurré al oído que iba a darle una mamada una vez que saliera. Me
sonrió de esa manera drogada que tenía y se rio en voz baja mientras me abrazó.
Dos semanas después de que ella pasó, todos llegamos a la playa, vestido
con nuestra mejor ropa de domingo, a pesar de que era un jueves. Credd y Anna
fueron primero, sin zapatos como todos habían acordado. Los padres de Anna y
Alice y Jerry siguieron. Dominic y el Chico, en la adecuación de los trajes que me
compré los dos, fueron los siguientes. Isaías ayudó a Jordania y la pandilla bar puso
tablones de madera para que yo pudiera empujar la silla de ruedas de Otter en la
playa sin que se quedara pegada. Él se quejó por ser empujado en la silla, se quejó
de tener que volver al hospital después, se quejó de que lo estaba empujando
cuando pensaba que tenía que ser él el que cuidara de mí. Pero me incliné y le
susurré en voz baja al oído que me gustaría ser fuerte solo un poco más de tiempo
y que, cuando estuviera listo, le dejaría hacer conmigo lo que quisiera. Se
estremeció cuando mis labios rozaron su oreja e inmediatamente dejo de quejarse,
su mano sana toco el anillo que colgaba de una cadena alrededor de su cuello.
Estoy seguro de que podría seguir y seguir sobre lo que se dijo ese día.
Acerca de los recuerdos que compartimos y las lágrimas que derramamos. El
brindis que se hizo y la angustia que todos sentimos. Pero solo sé lo único que
importaba más: que, cuando habíamos abierto la urna que contenía sus cenizas y la
volcamos para dejar que se vierte en la playa y en el agua, el viento recogió las
cenizas que fueron arrojadas de nuevo en nuestras caras. Creo que inhalé algunos.
Nos sentamos allí, todos, con manchas negras en nuestras mejillas, la nariz y la
frente, con los ojos abiertos y sorprendidos hasta que el Chico se echó a reír.
Envolvió sus manos alrededor de su cintura, y él gritó con fuertes carcajadas, y
pronto todos siguieron su ejemplo, las lágrimas corrían por el rostro a medida que
limpiamos a la señora Paquinn el uno del otro. Fue extraño y morboso e hilarante, al
igual que la persona a la que había pertenecido. Estoy seguro de que la señora
Paquinn tenía algo que ver con el viento, que nos dejó saber que estábamos siendo
demasiado serios, que no necesitamos entristecernos.
T.J. Klune Quienes Somos
Así que nos reímos cuando esparcimos el resto de sus cenizas en el agua y
la arena. La brisa nos alborotó el pelo una última vez y se dejó llevar por la
corriente marina.
Otter entrecerró los ojos. —Yo soy duro—, espetó. —Y a Bear le encanta
escucharme hablar de todo. Es por eso que él es mi novio.
Así que me lo traje a casa, el Chico corriendo por delante para abrir la
puerta, Otter empujando las muletas a pesar de que el médico lo quería en la silla
de ruedas por un tiempo más. Pero Otter tenía su mente enfocada en una cosa y
solo una cosa: Entrar por su pie a su casa, por su cuenta. Terco, obstinado Otter
se salió con la suya.
Yo rondaba cerca de él, haciendo mi mejor esfuerzo para ignorar las gotas
de sudor en mi frente y labio superior, estaba casi sin respiración en el momento
en que llegué al porche. Él me permitió que le ayudara a subir las escaleras, y fingió
que tenía que descansar por un momento antes de continuar, solo para darme la
oportunidad de respirar. El Chico nos miraba por la puerta, a punto de salir
corriendo a sacrificar su cuerpo como un colchón para que Otter pudiera caer.
Cuando Otter me dio un codazo suavemente, haciéndome saber que estaba
dispuesto a moverse de nuevo, hice un gran espectáculo de decir que yo podía y
estaba listo para ir de nuevo. Él asintió con la cabeza, no se dejó engañar en lo más
mínimo.
Y lo hice.
—Entendido.
—¿Sí?
—Lo siento.
—¿Por qué?
—Fue—. Por no hablar de todos los días que siguieron, pero eso no tenía
que decirlo.
—¿Sí?
—Tú sabías que iba a venir de nuevo por ti, ¿no? ¿Que nunca te dejaría?
—Sí. Lo sé.
T.J. Klune Quienes Somos
—¿Bear?
—¿Sí?
—Tú eres fuerte, ¿no? Fuiste fuerte. Para todos los demás.
—Eso suena bien para mí—, le dije mientras encontré mi lugar en el hueco
de su cuello. Como no me alejé, su mano se frotó mi espalda y me susurró en voz
baja al oído y cuando me dormí, soñé con él y yo juntos, porque al fin habría un él y
yo. Él me había dado un regalo y yo nunca lo olvidaría.
Cuatro semanas más tarde, el yeso fue retirado del brazo de la Otter. Lo
primero que hizo fue deslizar el anillo de la cadena alrededor de su cuello y
ponérselo en el dedo.
12.
Soy muy malo diciendo adiós. Parece que he dicho muchos de ellos en mi vida
y uno pensaría que sería un profesional en ello ahora, que no me afectaría tanto,
pero no lo soy y no creo que alguna vez lo vaya a ser. Decir adiós puede hacer daño,
porque no se sabe cuándo o si alguna vez vas a volver a ver a la otra persona de
nuevo. No sabes lo que va a pasar con ellos, lo que será de sus vidas después de que
se vayan. Así que lo trato de evitar a toda costa. A menos que sea inevitable, como
es el caso.
No sé cuándo vamos a volver a vernos los unos a los otros, o si alguna vez
hablaremos así de nuevo, te conozco: tú y yo. Además, ¿no estás ya enfermo y
cansado de oír de mí? Cristo, sé que puedo seguir y seguir. A veces me enfermo a
mí mismo de escucharme, así que sé cómo debe ser para ti. Quién sabe, tal vez
será el turno de otras personas para informarte sobre sí mismos. Hay tantas otras
historias por ahí a parte de la mía y creo que es hora de ver qué más hay que
escuchar, qué más hay que contar.
No es como…
Oh. Bien. Tengo la custodia. Duh. ¿De verdad creíste que no lo haría? Vamos,
sé que a veces me puso todo triste (eso no es absolutamente mi culpa, por cierto.
T.J. Klune Quienes Somos
Yo te dije que como seria… no me culpes si parecías un wookie69 cuando lloraste),
pero ni siquiera yo iba a terminar con algo tan deprimente. Por favor, dime que
nunca tuviste ninguna duda. Por supuesto me dieron al Chico. Él es mío y nadie
puede decir lo contrario.
Lo lamento si no lo supo.
¿De Verdad? Oh, Jesucristo. Actúas como si nunca hubieras estado en una
boda antes. Era más o menos lo mismo que cualquier otra boda normal. Había una
playa, pastel, globos, lágrimas, promesas trilladas, trajes de etiqueta y sonrisas, la
gente estaba feliz. Bueno, podría haber habido algunas diferencias. Bueno, tal vez
unas cuantas, ahora que lo pienso. Bueno, en realidad no era como ninguna boda en
la que hayas estado en absoluto. ¿Estás feliz ahora? Quiero decir, ¿En cuántas
bodas has estado con una gaviota vengativa, mala poesía, y un parto? Bueno, puedo
decir con orgullo que he estado en una, y que era la mía.
Era un día de marzo que se parecía a cualquier otro día anterior, Eddie y
Georgia dieron su informe final ante el juez, un hombre de aspecto hosco llamado
Theodore Higgins. Me había dicho a mí mismo no intimidarme cada vez que íbamos
ante él, pero había fracasado espectacularmente, sabiendo que él me estaba
juzgando ¡ja! cada vez que ponía sus ojos en mí. No ayudó que sus cejas surcaran su
rostro y crecieran en grandes mechones que se torcían cuando movía la cara de
Así que por supuesto yo era un manojo de nervios y por supuesto no creía
una maldita palabra de lo que me dijeron, sabiendo que habría algún tipo de
intervención de último minuto en el que todo se iba a ir a la mierda y el Chico sería
arrancado de mí y llevado a un hogar de acogida que en realidad era sólo una
tapadera para una fábrica de explotación que obligaba a los niños a matar animales
de granja y cortar sus sabrosas chuletas para su distribución masiva.
Nos sentamos en la sala del tribunal y el juez Cejas miraba mal mientras me
miraba a mí, ni siquiera parecía escuchar cuando le dijeron Georgia y Eddie lo
jodidamente espectacular que era. Le susurré a Otter y le pregunté si pensaba que
el juez me odiaba por alguna razón. Él susurró a su vez, que la única razón por la
que el juez me odiaba era porque mis cejas parecían depiladas y las suyas parecían
que estaban comiéndose su rostro. Esto me hizo reír en voz alta antes de que
pudiera detenerme y traté de encubrirlo con tos, pero eso me llevó a tragar mi
lengua y el juicio se detuvo hasta que todo el mundo estaba seguro de que no iba a
morir cuando mi rostro se volvió rojo y la saliva goteaba de mi boca. Otter me
sonrió cuando limpié mi barbilla con mi brazo y le preguntó a Erica si podíamos
pedir un receso para que pudiera matar a mi novio.
—Sí señor —dijo el Chico—. No soy de los que presumen de sí mismos, pero
como usted lo dijo primero, sí, soy muy inteligente.
Pensé que esto era divertido. Al parecer, era el único, así que me tranquilicé
rápidamente. El Juez Higgins me miró una vez más antes de volverse hacia el Chico.
—ya lo es.
Abrió la boca para hablar, pero fue interrumpido por un fuerte ruido que
venía desde fuera de la sala. Podíamos oír voces a través de la puerta. Los reconocí
casi inmediatamente y recé para que el alguacil arrestara a todos y los llevara a la
cárcel.
—Mira, tiene que ser esta, ¿no? Sala Cuatro —dijo Creed.
—Soy capaz de leer, ya lo sabes, —le espetó Anna—. ¿Estás seguro de que
Bear dijo cuatro?
—No puedo creer que mi padre haya dicho Tweekers —Creed gimió—. Estas
tan en la onda, Pops.
— ¿Así que aquí está el juez que Bear dijo que tenía unas cejas que parecían
de villano? —Preguntó Alice muy alto—. Creo que tengo que verlo por mí misma.
—Sí —Retumbó la voz de Dominic—. Dijo que quiere llevar ajo y agua
bendita cada vez que tiene que enfrentarse a él.
—No, estoy seguro de que hay una tienda en algún lugar llamada “Cosas de
Cristo” a la que se puedes ir y conseguir agua bendita —dijo Creed—. Quiero decir,
¿dónde iban a conseguirlo? No es como que si los sacerdotes sólo tuvieran que ir a
los fregaderos de la cocina antes de misa y llenaran ese enorme recipiente con
agua del grifo.
—Sí, bueno —se quejó Creed—. No vamos a entrar en eso otra vez. Aún
tengo la charla de vosotros en mi cabeza en la que tratasteis de enseñarme cómo
debo ponerme bien un condón. Todavía me siento insultado de que utilizarais una
zanahoria para que me representara. Por lo menos podíais haber utilizado una lata
de refresco.
Anna resopló.
—No quiero hablar de la anatomía de mi hijo nunca más —dijo Jerry con
firmeza—. Ya es bastante malo que nos estéis haciendo abuelos antes de lo que
pensábamos serlo. Deja el pene del Creed salir de esto sala.
— ¡Ja! —Ian Grant se rió—. ¡Esa es buena! ¡Choca esos cinco! —Chocaron sus
manos.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Que debemos hacer?
— ¡Tu primero!
—Sí, ellos ni siquiera han comenzado todavía. Creo que estaban esperando a
que nos presentáramos.
Las puertas se abrieron, los siete nos sonrieron, se movieron en silencio por
los bancos y se sentaron, y algunos de ellos nos saludaron mientras otros esperaban
con expectación a que el juicio comenzara.
—No sé quiénes son ninguna de esas personas —le dije a toda prisa.
El Juez Higgins arqueó una ceja y, teniendo en cuenta lo que parecía, pensé
que estaba a punto de echar una maldición sobre mí.
T.J. Klune Quienes Somos
—Ahora que está fuera de lugar, quería tomarme un momento para hablar
contigo, Derrick. Tienes... veintiún años, ¿es correcto?
—Sí señor.
—Sí señor.
Maldita sea.
—Sí señor.
—Dime algo, Derrick. Has tenido a Tyson durante los últimos tres años. Has
sobrevivido tanto tiempo y tu vida parece ser más estable, al menos según los
informes de la FDM71. Tienes una familia de apoyo. —Ellos se acicalaron y
sonrieron—. Y tienes el respaldo de un trabajador social y de un terapeuta que ha
trabajado contigo durante años y sé que no aguanta ninguna gilipollez de nadie.
—Pero quiero saber, Derrick. ¿Por qué quieres esto? ¿Qué esperas lograr?
71 Fiscalía de Menores
T.J. Klune Quienes Somos
—Buena respuesta. ¿Hay algún problema más que tenga que tener en
cuenta? ¿Cualquier último detalle antes de seguir adelante?
Silencio.
Miró a Tyson, que tenía una sonrisa lenta empezando a extenderse por su
rostro.
—Y tú, Tyson. He oído lo que has pasado. Tu madre tomó una decisión atroz,
una que le ha afectado en gran medida. Pero no permitas que eso te defina.
Vosotros sois mucho más que eso. También entiendo que has sufrido una pérdida
reciente de una querida amiga. Sólo sé que estoy seguro de que ella hubiera estado
orgullosa de vosotros, tanto como todos en esta sala lo están. Vas a escuchar a tu
hermano, ¿no?
—Sí. A menos que él me diga que tengo que comer perritos calientes. Si eso
pasa vuelvo aquí a pedir la emancipación.
—De eso no tengo ninguna duda. —Se volvió hacia mí—. Derrick, por el
presente te nombro tutor legal de Tyson McKenna. Las visitas de la FDM
continuarán por un corto periodo de tiempo y te recomendaría que continúes con la
terapia también. Pero esa decisión es tuya ahora y cada elección que le sigua.
Tienes una gran responsabilidad, pero creo que la vas a asumir como siempre lo has
hecho. ¿Tienes alguna pregunta?
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Eso es todo? —Exigí, incapaz de detenerme—. ¿Él es mío? ¿Esto es todo
lo que hay que hacer?
—Bueno, tendrás que firmar un par de cosas ante notario y tendrás que
establecer un calendario con la FDM pero sí, Derrick. Eso es todo. Él es tuyo.
—No en mi sala de tribunal, Sr. McKenna. Pero tienes razón. Santa Mierda.
Y eso fue todo lo que oí de él, porque yo ya me había vuelto y agarré al Chico
tirándolo hacia mí y lo abracé y estuve temblando hasta cuando nos dimos cuenta
de que esto había terminado, nuestra familia se cerró en torno a nosotros y hubo
risas, felicitaciones e incluso un par de lágrimas. Pero me centré en que él estaba
en mis brazos y la mano de Otter en mi espalda. El Chico puso su frente contra la
mía y todo lo demás se desvaneció alrededor de nosotros y el Chico dijo lo único
que tenía que decir.
—Oh bien. Si quieres que me detenga puedo hacerlo. —Fui a moverme, pero
sus manos me acercaron y agarraron mis caderas.
— ¿Dónde diablos te crees que vas? —Me gruñe con sus dedos clavándose en
mi carne.
—A ninguna parte —me las arreglé para salir, rodando mi culo contra su
endurecida polla—. Sólo voy a quedarme aquí hasta que te das cuenta de que día es
hoy.
—El hecho de que nos vayamos a casar, no significa que puedas comenzar a
abusar de mí —le recordé mientras me frotaba el codo.
T.J. Klune Quienes Somos
—Estabas intentando tener sexo conmigo —me acusó.
—No el día de la boda —insistió—. Tenemos que guardarnos para esta noche.
Porque entonces tú serás mi marido.
— ¿Amante?
— ¿Qué eres, una mujer de sesenta años de edad que resucita hurones?
— ¿Tuyo?
Él resopló.
Puta Mierda.
T.J. Klune Quienes Somos
Deslicé mis manos por mis pantalones cortos y agarré mi polla, comenzando
a acariciarla arriba y abajo, haciéndole saber lo bien que se sentía con mi voz, cómo
me hubiera gustado que fuera su mano, sus grandes manos fuertes envueltas
alrededor de mí. Extendí la mano y acaricie mi pezón y abrí ligeramente un ojo para
encontrar que él me estaba mirando de nuevo, respirando muy pesado para estar
pensando en reservarse a sí mismo para el matrimonio.
—Eso no cuenta, —le aseguré—. Me las has chupado, pero tu virtud sigue
intacta. Incluso si mis nadadores están siendo devorados por su tracto digestivo.
No me vengas con esa mirada. Ese terror no tenía nada que ver con dudas o
terremotos u océanos o cualquier otra metáfora que haya utilizado. No tenía nada
que ver con mi infinita neurosis, no. Estaba aterrorizado porque iba a estar de pie
delante de mi familia y tendría que abrir la boca y decir palabras que estaban
destinados a ser dulces y vinculantes y todo lo que estaba en mi corazón y el alma.
¿Estás jodidamente bromeando? Me recuerdo mirando a Otter cuando dijo que
deberíamos escribir nuestros propios votos, pero mi capacidad de hablar había
huido y él había tomado mi silencio como consentimiento y dos días más tarde se
había acercado a mí haciéndome saber que ya había terminado. Le pregunté
por la de él, con la esperanza de que sólo tuviera que copiarla y tal vez cambiar un
par de palabras. Me dijo que no había manera en el infierno de que me dejara verla.
Yo le dije que quería el divorcio. Él sólo se rió.
Así que pensé en lo que iba a decir, ¿de acuerdo? Realmente lo hice. Incluso
escribí un par de cosas para tratar de conseguir que mi mente fuera, para
conseguir algo en un papel que no sería ni remotamente factible. Pero todo lo que
T.J. Klune Quienes Somos
escribí se convirtió en una larga lista de por qué pensaba que Otter era caliente y
me hizo sonar como si fuera el imbécil más superficial del mundo. Así que pensé y
pensé y pensé un poco más.
Había un asiento vacío, uno que no se llenaría, al menos físicamente. Pasé por
esa última silla e hice una pausa, sólo por un momento, diciéndole a la señora
Paquinn en silencio que la amaba y que esperaba que Dios le dejara sacar sus coches
de paseo como ella siempre quiso.
Pero fue a él al que más vi. El oro y verde eran tan brillantes como no lo
habían estado nunca mientras me ponía frente a él, con las manos temblando,
cuando él los tomó en la suya. Me miró por un momento y luego procedió a hacer a
todos llorar como una perra con su maravillosamente pensado discurso totalmente
manipulador. Pude ver el brillo en sus ojos al ver mi labio inferior temblar cuando
dijo: “Tú eres mi alma gemela." Vi la forma en que su labio se curvó en una media
sonrisa mientras su madre comenzó a sollozar cuando dijo: "Siempre he sabido que
me encantarías." Él estaba tratando de contener su risa mientras su padre se
rompía, así cuando dijo: "Y me comprometo a cuidar de ti, porque tú es mi familia, y
te protegeré con todo lo que tengo." Para cuando terminó, incluso Dominic estaba
estoicamente secándose los ojos.
Abrí la boca para prometerle a este hombre... y una mierda de gaviota cayó
en mi hombro.
Como si pudiera sentir que le miraba, bajó hasta la Tierra y aterrizó en una
mesa de al lado de donde estábamos. Justo en lo alto de la comida. Justo al lado de
las velas encendidas movidas con la brisa. Justo al lado del equipo de música que
sonaba suave una canción sin importancia. Esto... Yo había estado aquí antes. Era un
Déjà vu y sabía lo que iba suceder.
La gaviota me vio correr hacia ella agitando mis manos por encima de mi
cabeza, tratando de hacerme ver más grande de lo que era. Había visto por lo
menos dieciocho documentales de animales distintos con la señora Paquinn como
para saber que uno siempre tiene hacerse más grande para asustar a los demás.
T.J. Klune Quienes Somos
Ella graznó con enojo hacia mí, y hasta el día que me muera, voy a insistir en que en
ese momento, era justo cuando sabía que tenía la sartén por el mango, el pájaro me
miró directamente a los ojos, levantó una sola ala y empujó una vela que había
sobre la tabla de la mesa.
Fue siete horas más tarde que Creed se acercó a todos nosotros en la sala
de espera, ataviado con una bata, mirando conmocionado y desgastado. Pero
entonces una sonrisa torcida tan parecida a la de su hermano floreció en su rostro
y nos dijo que tenía un hijo. Joseph (Dios lo ama) Jean Thompson. JJ, para
abreviar. Pesó tres kilos y doscientos gramos. Dijo que el pequeño parecía blando y
por qué nadie le había dicho lo que era la placenta, porque seguro como la mierda,
que era la cosa más asquerosa que había visto nunca. Y luego se desmayó en medio
de la sala de espera en el Hospital Mercy.
T.J. Klune Quienes Somos
Fuera de todo lo que recuerdo de ese día, de toda la felicidad, la tristeza, la
gaviota sádica y el hecho de que ahora estaba casado, hubo una cosa que se
quedaría conmigo por el resto de mi vida. No, no es cuando Otter y yo finalmente
nos besamos y lo hicimos oficial allí en la sala de espera. No, no lo fue cuando el
Chico cayó en mi regazo, a partir de ese beso y me abrazó hasta que pensé que mi
cara se caería. Esos son importantes, sí, pero hay una cosa que voy a recordar por
encima de todos los demás. Fue el momento en que Otter sostuvo Joseph en sus
brazos por primera vez, con su pequeña mano envuelta alrededor de uno de sus
grandes dedos. La mirada de asombro en su rostro destrozó mi corazón. Él se
inclinó y besó la frente del bebé y fue entonces cuando supe que,
independientemente de lo que quisiera, independientemente de lo que pensaba al
respecto, me gustaría darle a Otter todo lo que yo pudiera. Incluso este.
Eso es todo.
Bueno, eso no es realmente así. ¿Cómo podría serlo?, aún queda mucho.
Tengo casi veinte y tres años. Estoy casado con la persona con la que quiero pasar
el resto de mi vida. Soy el guardián del más inteligente de todos los chicos de diez
años eco terrorista en prácticas del mundo. Por supuesto que va a haber más. Eso
no va a ser así, no por un largo tiempo.
No sé, sin embargo, creo en la idea de felices para siempre. Parece un cliché
para poner el fin a esto en una nota demasiado trillada. ¿Vamos a vivir felices para
siempre? No lo sé. Puede ser. Parece ingenuo pensar que todo va a ser perfecto
todo el tiempo. ¿Sabes qué? A pesar de eso voy a hacerte una promesa: Te
prometo que estaremos encantados. Te prometo que vamos a vivir. No he venido
hasta aquí para que todo se joda por el camino ahora y tú puedes mantener esa
promesa.
Con todos nuestros defectos y con todas nuestras virtudes, así somos.
YO….
Así que, en vez de adiós, vamos a pretender por ahora que te veré más tarde.
Creo que es más fácil de esa manera. Para mí, al menos.
Así que.
¿Nos vemos?
T.J. Klune Quienes Somos
En este día
Un poema épico
Y me pregunto;
¿Por qué esas personas nunca llegaron a mi casa con una débil réplica?
[Nota que el Chico escribió en los márgenes: "Pausa y mirar Bear que parece que
siempre se enamora él y nombrar al cachorro Minerva Fox. "]
[Nota que El Chico escribió en los márgenes: "¡¡¡NO LLORES!!! ¡¡YA CASI
TERMINAS!! ¡¡¡¡¡ANIMO, MCKENNA!!!!! "]
Ella habría dicho que la familia es todo lo que una persona necesita
Para saber que esto es lo que son, que esto es lo que somos.
T.J. Klune Quienes Somos
Epílogo
La niebla en junio va a ser una de las cosas que no voy a extrañar cuando nos
mudemos. Mi pierna me duele en estos días cuando hace mucha humedad fuera y
esta mañana no era diferente. La niebla en reemplazo al océano en estas grandes
olas y sentí la vieja rigidez familiar cuando salí de la cama, tratando de no
despertar a Bear con la forma en que Gemí cuando mis pies tocaron el suelo. Pero
por supuesto que lo escuchó. Él escucha todo. Sin decir una palabra, se levantó de
la cama y se dirigió al baño, donde le oí hurgar en el botiquín, abrir el grifo y,
efectivamente, salió con un par de Tylenol y un vaso de agua, que me entregó y
observó y esperó hasta que los tragué justo en frente de él. Una vez que estuvo
satisfecho de que me había tomado los analgésicos, me hizo tumbarme en la cama y
me masajeó la pierna con esas suaves manos hasta que tuve un charco bajo su
tacto.
¿Qué es esa cosa que Bear siempre dice? Ah, sí: bla, bla, bla.
Pero hoy, nada de eso importa. Hoy es un día que hemos estado esperando
con ninguna emoción y miedo, un día que ha llegado demasiado pronto para Bear y
para mí: el Chico, que cumple dieciséis años en un par de semanas, se gradúa de la
escuela secundaria. Desde aquí, que nos mudemos al Este para que el Chico pueda ir
a la universidad con una prestigiosa beca que le ofrecieron después de ser
perseguido por todas las Universidades72 del el país. Eran como los tiburones que
huelen la sangre en el agua mientras que dan vueltas alrededor una foca herida. Me
aseguré de que el Chico no escuchara esa analogía, por temor a alguna represalia
sarcástica diciéndome como pude considerar siquiera llamarlo foca herida y que si
no sabía que las focas eran brutalmente masacrados todavía, a pesar de que la
práctica era técnicamente ilegal. Entonces lo más probable seria que me
proporcionaría varios panfletos diferentes sobre el asunto y me obligaría a ir a
algún mitin PETA donde tendría que agitar un cartel con un chico con un bate de
béisbol de pie encima de una foca blanca bebé con grandes ojos, con palabras que
digan “ESTO NO ES CAZA, ES ASESINATO.” ¿Y no me sentiría como el culo?
Hubo una discusión, al menos brevemente, con el Chico que quería ir solo a la
universidad. Pero fue cortada de raíz casi inmediatamente cuando Bear le dijo al
Chico en términos inequívocos que podía aceptar el hecho de que íbamos con él o
que si no podía quedarse aquí y escoger una escuela local. Casi pude ver el terror en
los ojos de Bear mientras luchaba por mantener el control sobre el pensamiento
del Chico a miles de millas de distancia haciendo solo Dios sabe qué. Creo que el
Chico vio esto también y por un momento pensé que diría que quería quedarse en
Seafare, sabiendo que le dejaría a gusto a su hermano y que Dominic también
estaría aquí.
72
N.T: De la liga Ivy League.
T.J. Klune Quienes Somos
mismo estoicismo que brillaba a través de él desde que lo conocía. No sé si el Chico
había sabido sobre él, a pesar de que había pasado más de un año. —Entonces,
¿qué? —Había dicho furiosamente el Chico—. ¿Quieres recibir un disparo? ¿Deseas
que te apuñalen? ¿Quieres esa mierda de ser el gran héroe? ¡Muy bien! ¡A mí qué
mierda me importa si tu culo gordo es asesinado simplemente porque crees que le
debes algo al mundo después de lo que pasó! ¡Me importa un bledo lo que hagas! Más
tarde esa noche, cuando oí al Chico llorando abiertamente mientras se esforzaba
por hablar con Bear, sabía que había hecho su elección y que dejaríamos Seafare
para acompañar al Chico a la universidad.
Pero no hoy. Hoy ha sido un día borroso, por lo que Bear, el Chico y yo
estamos en la puerta para ir a comprarle una corbata al Chico, viendo que había
conseguido perder la mitad de las otras y las que tenía, todas tenían algún mensaje
en ellas que Bear no pensaba que serían apropiadas para llevar a una graduación. —
Un color sólido —nos advirtió cuando puso las llaves en mi mano y me dio un beso de
73
N.T: AdvancedPlacement, es un programa en los que ofrece programas de estudios a nivel
universitario y exámenes para estudiantes de secundaria.
74
N.T: Master in Business Administración: Master de Administración de Empresa.
T.J. Klune Quienes Somos
despedida—. Incluso acepto rayas. Juro por Dios que si ambos vuelven con una
corbata PETA me divorcio —Me señaló—. Y a ti te voy a poner en adopción —
Señaló al Chico—. Y confía en mí cuando digo que los dos estarán solos para
siempre porque nadie aguanta vuestra mierda como yo. Ahora vayan. Tengo un
centenar de ensayos para leer de chicos de catorce años sombre Cumbres
Borrascosas, por lo que obviamente, podéis ver que no estoy de humor para
travesuras.
El Chico había estado de acuerdo, solo porque es eléctrico. Son las pequeñas
victorias las que más me gustan.
—Tu discurso.
Él pone los ojos en blanco. — ¿Por qué tendría que estar nervioso?
—Oh, está bien —bromeé—. Solo eres el mejor estudiante y más joven en la
historia de la escuela y solo tienes que dar un discurso de diez minutos frente a
cientos de personas que, conociéndote, aun ni siquiera has escrito.
75
N.T: Personajes de cumbres borrascosas.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Oliver?
— ¿Sí, Ty?
—Por supuesto.
Suspira. —No puedes decirle nada de esto a Bear, ¿de acuerdo? No hasta
que entienda que pasa.
Vacilo, pero solo por un momento. Bear perdóname. —Lo prometo—. ¿Cómo
sabes cuando estás enamorado?
Escondo la sonrisa que amenaza con aumentar. Me acuerdo de una vez que el
Chico había hecho esa pregunta antes, justo después de llegar a casa. Había tenido
solo nueve años entonces y le había hecho esa pregunta a su hermano. Bear me dijo
más tarde que era por cuestiones como esas que su cerebro fuera un cortocircuito
porque no siempre sabía cómo responder sin aparentar ser un imbécil. Son sus
palabras, no las mías.
Y luego su rostro se cansa, con los ojos resignados y con la frente arrugada
y sé que ha alcanzado su conclusión. —Mierda —murmura—. Así que eso es lo que
es.
— ¿Crees que la gente se esperan los unos a los otros? —Me pregunta
casi con nostalgia—. Como si la otra persona se sintiera de la misma manera, ¿se
esperarían entre sí hasta que pudieran estar juntos otra vez?
—Es difícil pedir a alguien que haga eso y es difícil saber si alguien se siente
de la misma manera a menos que se lo pidas. A veces, la franqueza es el único
camino a seguir. Tienes que preguntar a los... los... —Espera, espera, espera, espera.
Rebobina. Para todo esto de una puta vez—. ¿Chico? —Le digo deteniéndome.
— ¿Sí? —Suspira.
T.J. Klune Quienes Somos
Pero entonces otra cosa ocupa su lugar. Algo que necesito saber en
respuesta y destruyo mi cerebro para llegar a un solo nombre, un solo amigo suyo
que pudiera parecer ser algo más que eso. Alguien a quien podría haber perdido. Sin
embargo, me parece que no puedo seleccionar a una sola persona. — ¿Está bien si
te pregunto quién es? —le digo, sin saber si quiero la respuesta. ¿Cuántas veces ha
estado el Chico solo con un amigo y la puerta de la habitación cerrada? ¿Y si
estaba... haciendo cosas allí que él no debería estar haciendo? Va a haber algunos
cambios, eso es absolutamente seguro. Esos pequeños punks, entrando en mi casa,
tratando de subirse a alguien que es esencialmente mi hijo. Y un infierno. La única
persona en quien iba a confiar a partir de ahora para estar a solas con él sería
Dom…
Oh. Oh.
¿Cuál es esa otra cosa que Bear dice todo el tiempo? Ah, sí: Que me jodan.
—No suenas tan sorprendido —Él me frunce el ceño mientras me agarra por
el brazo y tira de mí a través de las puertas a la explanada del estacionamiento—.
No es como si yo lo hubiera planeado ni nada. Los conservadores sociales señalan
que si es culpa de alguien, es tuya y de Bear por criarme en un hogar gay. Gracias
por convertirme en homosexual, Otter. Como si la vida no fuera lo suficientemente
dura.
—No hay manera en la tierra verde de Dios en la que eso vaya a suceder
alguna vez —le advertí—. Si me entero de que estás jugando con alguien, vas a
estar castigado por lo menos cuarenta años, ¿me entiendes? Se lo diré a tu
hermano tan rápido que ni siquiera llegaras a salir de la casa sin que él esté al tanto
de todo.
—Un poco —le digo—. No debes desearle eso a nadie, ni siquiera a Stacey y
sus tetas.
Silencio durante un tiempo. Entonces, —No sé cómo voy a decirle adiós —Me
dice en voz baja, como si decirlo más fuerte lo hiciera más real.
— ¿A Dominic?
—Sí.
No lo estaría, no. Estaría muy lejos de estar bien si eso sucediera. Bear es
mi vida. Me encojo de hombros, no queriendo comprometerme más.
Él se fija de nuevo en mí. —No puede saberlo Bear —dice casi en pánico—. Él
acaba de enloquecer con todo lo demás que pasa. Tú lo sabes, no puedo hacer eso
ahora. Va a ser bastante difícil para él ya lo sabes.
T.J. Klune Quienes Somos
No puedo decirle que me estoy volviendo loco porque me necesita en este
momento. —No puedes esperar que le esconda esto para siempre —le digo—. No
sería justo para tu hermano. Tendrás que decírselo en algún momento, Chico.
Estará bien, ya lo verás. —Eso sonaba sincero.
Parece como si no me creyera mientras vuelve a mirar por la ventana. Está
empezando a llover. Él mira malhumorado y molesto y trato de no pensar en algo
que pudiera decir para animarlo, pero luego su teléfono suena, interrumpiendo
cualquier oportunidad que pudiera haber tenido. El chico suspira mientras mira
hacia abajo en la pantalla. Pero aún puedo ver esa chispa en sus ojos, la pequeña
sonrisa que tira de sus labios mientras responde.
—Hey, Dom. ¿Qué estas, qué? ¡Ja! Cállate. ¡Yo no! No estoy preocupado en
absoluto. Todo el mundo va a amar mi discurso. ¡Ellos también! Tú sólo tendrás que
esperar y ver. No voy a decírtelo todavía. ¡Porque tienes que sorprenderte! Hey,
¿puedo hacerte una pregunta? ¿Oh qué? ¿Ella está? Oh. Bueno, dile a Stacey que le
digo hola después. ¿Qué? Nada hay de malo. ¡Te digo la verdad! No me digas como
estoy… ¿la pregunta? Oh sí. No es importante. No te preocupes. Ah, Dios, eres tan
molesto. Bien. Iba a preguntarte si vendrás a visitarme cuando este en la
universidad. No es una obligación. ¿Vas a hacerlo? ¿De Verdad? No... No importa.
Eso es tonto. ¡Jesús! ¿No te vas a olvidar de mí o algo? ¿Qué? ¿Pensarás en mí
todos los días? Guau. No, no voy a decirlo. Solo Otter. ¡No voy a decirlo! ¡Uf! Bien.
Amigos hasta que seamos viejos y canosos, de principio a fin, día tras día. ¡Tenía
nueve años cuando dije eso por primera vez! Lo que sea. Mi habilidad más fuerte es
la poesía. ¿Está bien si me paseo contigo en la graduación? Guay. ¿Stacey va a
estar allí? Tal vez podría llevar su propio coche y podríamos… ¿sí? Guay. Muy bien.
Solo ven. Lo sé, sé que estás orgulloso de mí, lo sé. Sí. Voy a echarte de menos,
¿lo... lo? ¿Stacey dice que tienes que ir? Bueno. Sí. También te quiero.
—Todo va a estar bien —le digo sin poder hacer nada. No sé qué más hacer.
—Claro —dice con voz dura. Ni siquiera suena como él—Claro que sí —Se ve
tan pequeño. Solo un poco más pequeño, la verdad.
Maldita sea. Lo único de lo que estoy seguro ahora es que Bear realmente va
a enloquecer.