Está en la página 1de 369

T.J.

Klune Quienes Somos


T.J. Klune Quienes Somos
T.J. Klune Quienes Somos

Revisión General

Pilar Ocampo

Maquetación y Coordinación

Klaus Rlhdn

Lectura Final

Grimshaw Reaper

Trducctor Corrector
Prólogo Klaus Rlhdn Naila

Capitulo 1 Sora Rlhdn Naila

Capitulo 2 Koyashii Saki Rosa Chacón

Capitulo 3 Lau Silyam Naila

Capitulo 4 Sandra Dee Rosmery

Capitulo 5 Klaus Rlhdn Patricia Farías

Capitulo 6 Sora Rlhdn Patricia Farías

Capitulo 7 Lau Silyam Anava8a

Capitulo 8 Ketty Carro Rosmery

Capitulo 9 Klaus Rlhdn Patricia Farías

Capitulo 10 Sandra Dee Naila

Capitulo 11 Alix Rosmery

Capitulo 12 Klaus Rlhdn Ditta

Poema Klaus Rlhdn Anava8a

Epílogo Klaus Rlhdn Rosmery


T.J. Klune Quienes Somos

Para mi pequeño hermano, Marcus:

Yo no sería nada sin ti.

¿Qué pasa chica?

Y para todos los que aman a estos chicos

Casi tanto como yo.

Esto es para ti.


T.J. Klune Quienes Somos

En primer lugar, para Bear y el Chico: Busqué mi alma, pero mi alma no podía
ver. Busqué a mi Dios, pero mi Dios se me escapaba. Busqué a mi hermano, y
me encontré con los tres.

-Autor desconocido

En segundo lugar, para el Bear y Otter: Lo que nuestras almas hacen, la tuya
y la mia son una.

-Emily Brontë

En tercer lugar, para su familia y para las familias de todo el mundo: Las
familias son como el dulce de azúcar… mayormente dulce con algunos frutos
secos.

-Autor desconocido
T.J. Klune Quienes Somos

Prólogo

O Donde Bear Revela La Verdad

He mentido desde el principio y por eso lo siento.

Mi nombre es Bear McKenna y tengo un montón de problemas.

—No tienes que llegar a esto —gruñó, con el cañón de su pistola


señalándome como un túnel negro enorme—. ¡Deberías simplemente haberme
dejado solo, Bear!

Me reflejo en él, en este hombre que pensé que me amaba, pero que al final
me traicionó como ningún otro lo había hecho antes. Doy otro paso atrás y mi pie
derecho se desliza por el borde de la azotea, nos encontramos en la calle de abajo,
al menos ochocientos pies más abajo. La sangre se desliza hacia abajo desde el
corte en mi cara, que me hizo cuando me pilló con la guardia baja, justo después de
que hubiera descubierto quién era en realidad. ¿Cómo es que no lo supe? Que este
hombre, mi hombre, no era quién parecía.

—¿Desde cuándo? —otro gruñido sale de él—. ¿Cuánto tiempo llevas


trabajando para el FBI que caza a los de mi clase? ¿Fue algo de esto real? ¿Alguna
vez te preocupaste por mí?

Esto le causa dolor hasta nublar su duro rostro y sus ojos se oscurecen. El
arma apuntando a mi cabeza comienza a temblar. Hay duda en él y mi aliento se
queda atrapado en mi garganta. Tal vez... sólo tal vez...

—Fui reclutado directamente en la escuela secundaria —dice mientras


empieza a caminar con la pistola todavía apuntándome—. Me dijeron que había
cosas en este mundo, cosas que desafiaban las creencias y que eran peligrosas, y
teníamos que detenerlos. Ellos me dijeron que tenía una aptitud extraordinaria
T.J. Klune Quienes Somos
para todo lo que hago y yo era un candidato perfecto para una nueva división del
FBI. Fui entrenado para encontrar estas cosas... y para detenerlos.

— ¿Qué cosas? —lo presiono, necesitando que lo diga, necesitando estar


seguro.

Se detiene y le oigo tomar una respiración entrecortada antes de susurrar:

—Were Oso.

¡Mierda! Así que lo sabe.

No conseguí mi apodo por lo que te dije antes, lo tengo por lo que soy, lo que
podía llegar a ser. Descubrí a una edad muy temprana que era un cambiaformas, un
ser capaz de cambiar de forma humana a la de un animal.

Probablemente habéis escuchado hablar de los cambiaformas antes, pero


estoy aquí para decirles que todo es una mierda. No hay tal cosa como hombres-
lobo o Were-panteras…o ¿eran jirafas? Sólo los Were-Oso realmente existen y
nos están matando lentamente, nuestra especie está siendo cazada casi hasta el
punto de la extinción. El Consejo de los Osos había llamado a un gabinete de crisis
para tratar de frenar la marea en contra de nosotros pero al parecer no pudieron
llegar a tiempo, viendo que mi supuesto novio se había convertido de repente en un
cazador y me tenía atrapado aquí en la azotea.

Un trueno estalla sobre nosotros y los relámpagos destellaron detrás.

— ¡Yo confiaba en ti! —le grito cuando la lluvia comienza a caer del cielo
oscureciéndolo—. Eres mí… —Pero me detengo antes de cometer el error más
grande de todos. Él no puede saber lo que es para mí, no si debe mantenerse a
salvo.

Pero así es Otter y debería saberlo mejor.

— ¿Yo soy tu qué? —me pregunta dando otro paso más.

Parece que a pesar de mi voluntad no puedo negarle nada.

—Tú eres mi compañero —digo miserablemente—. Un Were Oso está


destinado a estar con una sola persona, una persona que lo entiende
completamente, cuya composición biológica completa a la del oso. Realmente es casi
imposible encontrar al compañero de alguien, pero lo encontré. De alguna manera el
Dios de los osos tuvo a bien entregármelo. Siempre fuiste tú.

—Lo sabía —respira—. Sabía que había algo...

Sacudo la cabeza tratando con esperanza de despejar mi mente.


T.J. Klune Quienes Somos
—No importa —le susurro—. Eres parte de la agencia secreta del FBI:
Personas para la Ejecución de Anomalías Terrestres. Lo supe en el momento en que
vi tu placa ¡PETA!

—Bear, ¡no lo entiendes! —dice Otter mientras baja su arma y se apresura


hacia mí.

Mis instintos Were Oso amenazan con tomar el control, queriendo


despedazarlo y triturar la piel de sus huesos y luego hibernar de tres a seis meses
en una cueva en un nido de hierba y hojas mientras mi grasa corporal almacenada
me mantiene vivo hasta que pase el invierno. Pero miro hacia el oro-verde de los
ojos de mi compañero con la lluvia que cae a nuestro alrededor y no lo puedo
mutilar más de lo que puedo darle la espalda.

— ¡No lo entiendes! —Dice de nuevo—. ¡Tampoco soy lo que piensas!

— ¿No lo eres? —le susurro mientras besa mi frente con suavidad.

—No —dice dando un paso atrás—. Sólo estuve de acuerdo en ir a PETA


porque sabía que podría mantener controlado lo que estaban haciendo desde el
interior. Mira, sé lo que eres, y lo sé desde hace mucho tiempo. Porque... porque he
estado guardando un secreto también.

— ¿Qué? —pregunto con escalofríos recorriendo mi espina dorsal—. ¿Qué


es?

—Soy un Were también —dice, dejando su arma en el suelo—. Bear, no hay


sólo Were-Osos en el mundo, los hombres lobo son una mierda, pero hay otros. Yo…

— ¡Dime!

Cierra los ojos y levanta la cara hacia el cielo. —Yo... soy un Were-Nutria —
Entonces, como si mi noche no pudiera ser más extraña, la piel de Otter de
repente comienza a cambiar y a temblar, vellos marrones finos brotan de sus
brazos mientras se encoge. Músculos y hueso chasqueando y crujen al acortarse y
en cuestión de segundos Otter, el hombre ha desaparecido y detrás de una pila de
ropa se arrastra una gorda nutria marrón. Él se contonea hacia mí y se sienta en
cuclillas, con la nariz crispada cuando me caigo de rodillas.

— ¿Otter? —le susurro—. ¿Eres... una nutria?

“Sí”, le oigo decir en mi cabeza, con su voz como una caricia. “Siempre he
sido un Were-nutria”.

— ¿Por qué no me lo dijiste? —pregunto con voz ronca—. ¿No sabes lo solo
que estaba? ¡Incluso contigo allí, me sentí tan solo, porque no podía contarte mi
mayor secreto!
T.J. Klune Quienes Somos
Otter me mira con tristeza, con sus bigotes caídos. “Sólo quería mantenerte
a salvo, si se hubieran enterado de tu existencia, te habrían arrebatado de mí y no
estoy hablando sólo de PETA”.

—¿De quién? —pregunto, sin querer saber la respuesta. Un fuerte crujido


de trueno atraviesa el cielo.

Su nariz hace espasmos en mi dirección y por un momento me pregunto si él


está tratando de olerme. Creo que eso es muy raro.

“El clan de Nutrias” dice. “Había hace generaciones una profecía que
anunciaba que habría una unión entre un Were Oso y un Were Nutria, que uniría a
los dos grupos. Pero las nutrias son ferozmente territoriales y desde entonces han
estado tratando de negar la profecía así que no tenemos que compartir nuestras
guaridas submarinas. Bear... hay algo que debes saber: tú eres mi compañero
también y la profecía... se trata de nosotros”.

—No —le susurro—. No puede ser.

Otter vuelve a caer sobre sus pies y se contonea de nuevo dentro de su


ropa.

“Es cierto” piensa de nuevo dentro de mí “y tengo la prueba aquí. Bear, lo


que te voy a mostrar nunca se ha visto fuera del clan de nutrias, arriesgué mi vida
para conseguir esto, en el caso de que un momento como este surgiera, donde
tuviera que hacerte creer. Pero primero, el cambio siempre me drena y tengo que
comer para recuperar fuerzas.” Otter saca una almeja de su bolsillo y se da la
vuelta sobre su espalda, colocando el marisco en su estómago.

— ¿Qué demonios estás haciendo? —Gruñí.

“Soy una nutria. Comemos almejas sobre nuestros estómagos, es la forma en


que siempre se ha hecho”.

— ¡No tenemos tiempo para esto!

“Todo listo. Aquí... mira estoy…”

Pero eso es todo lo que él es capaz de decir. La puerta de la azotea se abre


de repente y hombres enfundados de Kevlar1 llenan todo el edificio con rifles
automáticos apuntándonos a ambos. Otter regresa de nuevo a su forma humana, de
pie, desnudo entre los hombres armados y yo.

—Pase lo que pase —dice en voz baja para mí—, necesito que confíes en mí.
¿Puedes hacer eso, Bear?

1
N. de T Fibra sintética que se usa para uniforme de equipos de asalto.
T.J. Klune Quienes Somos
¿Puedo? Este hombre lo es todo para mí, pero todo lo que sabía de él era
una mentira. Pero incluso yo, el príncipe de la realeza de los Were-Osos, no puede
negarle nada a su compañero.

—Confío en ti —le susurro. Lo siento temblar contra mí, mis palabras hacen
que su piel de gallina ondee sobre su piel.

Entonces el líder de PETA sale a la azotea.

Debería haberlo sabido. Había oído historias sobre cómo de sádico era el
hombre al mando y debería haber sumado dos más dos. No lo he visto desde hace
un año o así, que fue cuando descubrió mi identidad y acabamos luchando, pero
realmente no ha cambiado en absoluto. Esa sonrisa sigue siendo la misma.

—Por fin —dice Tyson McKenna, haciendo girar su bigote—. Te tengo justo
como y donde quiero —cacarea maniáticamente.

—Bonito parche en el ojo, chico —trato de provocarle—. Es sin duda una


mejora.

Se acerca y se frota el parche que cubre la herida justo donde su ojo solía
estar, recuerdo de la última pelea. Le había arrancado el ojo de su cuenca mientras
estaba en mi forma de oso y sus gritos habían sido largos y fuertes.

—Vas a pagar por tus transgresiones, Oso —grita el Chico— ¡Y lo pagaras


muy caro! ¡No tienes dónde correr, mis hombres tienen este lugar rodeado! ¡Eres
ahora mi prisionero y volverás conmigo a la guarida PETA, donde voy a realizarte
experimentos viles y finalmente indagar en los secretos de los Were-Osos y los
Were-Nutria! ¡El mundo siempre recordará lo que PETA y yo hemos hecho esta
noche! ¡El mundo será mío!

—¡Nunca dejaré que lo consigas! —sisea Otter—. ¡El oso es mío!

El tipo cacarea de nuevo—. ¡Oh, sí!, me había olvidado que erais compañeros.
Que cosa tan trivial es el amor, puede poner de rodillas incluso al hombre más
grande —Se ve perversamente divertido cuando mira entre nosotros—. ¿No se lo
has dicho todavía, Otter? ¿Le has dicho a Bear tu secreto finalmente?

—Chico…—Advierte Otter—. ¡Mantente fuera de esto!

—Bear, debe saber esto antes de ser separado de su pareja, nunca lo


volverás a ver otra vez.

—¡Chico!, —grita Otter—. ¡No hagas esto!

—Cuando un Were-Oso y Were-Nutria están destinados a ser compañeros,


como está escrito en la profecía del clan Nutria, la nutria será biológicamente
dotado con la capacidad... para quedar embarazado.
T.J. Klune Quienes Somos
Otro rayo parpadea por encima de ellos.

—¿Estás embarazado? —le susurro a Otter.

Él asiente con la cabeza tristemente. —Con una camada de Nutrias-Osos —


aprieta mi mano contra su estómago distendido—. Son dieciséis —suspira—. Y tú
eres el padre.

—Sólo pensé que estabas engordando —le digo, sintiendo un golpe contra la
palma de mi mano de la pequeña vida dentro de mi compañero.

—Gordo de amor por ti —susurra mientras mira a mis ojos.

—No puedo dejar que nada te dañe a ti y a mis bebés —le digo y con eso le
empujo por el borde del edificio.

A medida que caemos a través del aire de la noche, la lluvia roza contra
nuestros rostros y el Chico grita desde algún lugar allá arriba. Cambio al gran oso
grisáceo que es mi forma Were-Oso. Mis brazos y piernas explotan en músculos y
el cabello y las uñas se extienden en casi ocho centímetros malvadas garras negras.
Mi cara se alarga y mi hocico recoge un billón de olores diferentes en el aire. Pero
entonces mi herencia real se revela en forma de alas que se despliegan desde los
costados para controlar el viento y nos levantarnos.

—¿Puedes volar? —grita Otter sobre el eco que corre alrededor de


nosotros.

“Sí, eso creo y puedo escupir fuego”. Abro mis mandíbulas y una gran
llamarada brota de mi boca, haciendo silbar la lluvia que nos rodea al evaporarse.

—No puedo esperar a tener a nuestros bebés —me dice, acariciando mis
oídos.

“Yo tampoco”, pienso. “Otter, yo lo…”

—Esta es la cosa más estúpida que he escuchado—, dice el Chico, frunciendo


el ceño e interrumpiendo mí épica historia. Se sienta en la cama, las sábanas
cayendo por los costados. —¡Los osos no tienen alas!

—¿Gordo de mi amor por ti? —dice Otter incrédulo desde su lugar a mi lado
en la cama del chico—. ¿Me has embarazado y dices que estoy gordo de mi amor
por ti?
T.J. Klune Quienes Somos
—¿De qué diablos estás hablando? —le pregunto sintiéndome insultado—.
¡Eso era realmente bueno!

—Si por bueno quieres decir que no es bueno, entonces, sí, lo estabas
haciendo muy bien —replica el Chico.

—¡Me has hecho una nutria cambiaforma embarazado! —grita Otter.

—Lo que sea —le digo cuando pongo los ojos en blanco—. La Sra. Paquinn me
dijo que las historias de cambiaformas son más populares que cualquier otro
subgénero y que debería tratar de sacar provecho de ellas.

—Creo que si vas a recurrir a los subgéneros para empezar, entonces tienes
un problema ya —dice el chico—. Además, ¿no son todas esas historias más o menos
lo mismo? Ten cuidado Bear. No querrás que nadie te acuse de copiar a alguien más.
Confía en mí, hay algunas personas en Internet que tienen demasiado tiempo libre.

Él tiene su punto en eso.

Un destello cruza sus ojos.

— ¡Y no voy a tener que mancillar el buen nombre de PETA! Aunque… —


reconoce—, mi malvado bigote era un gran punto de venta y me gustó el parche en
el ojo. ¿Puedo tener un parche en el ojo?

—¿Quieres que yo quede embarazado? —pregunta Otter—. ¿Eso es todo lo


que soy para ti? ¿Una fábrica de bebés?

Lo ignoro y miro al chico.

—Bueno, si no hubieras tan groseramente interrumpido lo que es,


obviamente, una obra maestra en la materia, te habrías enterado de que también
tenías un brazo robot y oscuros secretos que contar. Pero como me interrumpiste,
nunca, nunca sabrás lo que son esos secretos. Es hora de ir a dormir.

El Chico pone los ojos en blanco.

—¿Qué secretos? ¿Como si tuviera un hermano gemelo malvado Cojo o algo


así?

—No —le digo, a pesar de que está totalmente en lo cierto. Maldita sea,
pensé que sonaba bien—. Es hora de dormir.

—Bueno, me gustó la forma en que estaba a cargo de PETA, incluso si lo


hiciste mal —Bosteza y cae de nuevo en la almohada—. ¿Puedes dejar la luz
encendida con baja intensidad? Todavía no estoy acostumbrado a la nueva casa.
T.J. Klune Quienes Somos
Asiento con la cabeza y giro el interruptor de la lámpara poniéndola en su
posición más baja y lo beso suavemente en la frente. El Chico está dormido incluso
antes de cerrar la puerta detrás de nosotros.

Tan pronto como estamos en nuestro dormitorio, Otter me da la vuelta y me


empuja de bruces contra la pared, sosteniendo mis manos sobre mi cabeza,
presionando su cuerpo contra el mío y rozándose maravillosamente en mi cadera.

—Voy a quedar embarazado —gruñe cerca de mi oído mientras lame mi nuca.

—Eso suena tan mal cuando lo dices así —logro gimotear antes de que su
otra mano se ponga en la parte de atrás de mis jeans y haga cosas interesantes en
mi culo.

¿Eh? Si esta es la reacción que tengo con una de mis historias hechas sobre
la marcha tal vez debería ser escritor, después de todo. O algo así… no puedo
parecer centrarme en este momento y ¿que estaba diciendo? ¿De qué estamos
hablando?

¡Mierda!

Aquí vamos de nuevo.


T.J. Klune Quienes Somos

1.

Donde Bear va a la guerra

FUIMOS a la guerra, él y yo.

Sin darme cuenta había disparado la salva de inicio el día para siempre
conocido como: la Gran Mudanza (es Sobre el Tiempo) No fue con intención, pero
he aprendido que tal vez los primeros disparos en realidad nunca lo son. Por
supuesto no fue con mala intención; ¿Quién en su sano juicio querría enfrentarse a
la ira del más inteligente vegetariano aprendiz de eco-terrorista de nueve años del
planeta?

Yo no. Hombres mucho más grandes que yo han caído ante él.

Era una de las últimas cajas en el apartamento y sólo quedaban unas pocas
cosas por embalar. Fui a la habitación para asegurarme de que habíamos metido
todo, que nada se quedaba atrás. Me sobresalté, sólo por un momento, al ver cómo
de vacía estaba la habitación: marcas en el suelo mostrando donde el dosel de la
cama había descansado durante años. Contornos borrosos de carteles en las
paredes. Una mancha en la esquina que sabía no iba a permitirme recuperar el
maldito depósito (y realmente no quería saber lo que era, era algo verdoso azulado
que gritaba "malos arrendatarios" Pensé que tal vez al menos debía intentar
limpiarlo, pero parecía demasiado asqueroso, así que lo deje allí). Me llamó la
atención, curiosamente, un sentimiento de tristeza ante el espacio vacío delante de
mí. No me adapto a los cambios muy bien, incluso si son para bien. Había pasado
tantas cosas aquí, tantas que habían cambiado todo sobre nuestras vidas, que
parecía importante que me detuviera y enviase por lo menos unas sinceras gracias a
quién procediera.

Así que estaba distraído, ¿vale? No fue con intención. Lo juro.


T.J. Klune Quienes Somos
Noté algo azul claro cerca del armario. Una camiseta que de alguna manera
se había quedado olvidada. La recogí, rodando mis ojos en el lema MEAT ISN’T
NEAT2 en la parte delantera. No sé cómo demonios había perdido eso; literalmente
era la camiseta favorita que poseía. Bueno, eso y la colección aleatoria de
camisetas que comenzó a comprar online con mi tarjeta de crédito (una vez que
había aprendido que todo lo que tenía que hacer era poner los números en la página
web y podía comprar todo lo que quisiera, habrías pensado que Jesús había vuelto y
le dijo que los vegetarianos son el siguiente paso en la evolución humana, había
estado tan emocionado.) Cada pocos días aparecía una nueva caja en nuestra
puerta, que contenía camisetas con dichos slogans como DAME TOFU O DAME
MUERTE o una con la cara de Gandhi y por debajo: "Usted puede juzgar una
sociedad por la forma en que trata a sus animales". Esa me había hecho sentir un
poco culpable. Y acojonarme, porque los ojos de Gandhi parecían seguirme por
todas partes, como si supiera, exactamente supiera que estaba pensando en un
guiso de cerdo.

Pero fue cuando esa última había llegado que tuve que poner los límites.
Imagina, si estuvieras sentado para el desayuno una mañana al azar luminosa y
soleada y tu hermanito entra en la habitación con una camiseta que dice
¿QUIERES SEXO MAS DURADERO? ¡HÁZTE VEGETARIANO! ¿En serio? Vamos.
¡En serio!

Me encontraba en medio de decir algo a Otter cuando la pequeña mierda


entró en la cocina, fingiendo no darse cuenta que lo note. Mi cuchara se había caído
de mi mano y retumbó sobre la mesa y Otter que seguía mirándome vio como la
sangre desaparecía de mi cara y mi mandíbula cayó abierta. ¿Y ese pedazo de
bastardo me ayudó? Apuesta tu culo que no lo hizo. Otter comenzó a lanzar
bramidos de risa y a golpear la mesa con sus enormes manazas, haciendo que se
sacudiera y tintinease. Le miré durante un momento y entonces miro hacia atrás,
esperé a que Él Que Iba a Tener Sus Privilegios de Internet Totalmente
Revocados Para Siempre se diera la vuelta.

Habríais pensado que el Chico era el más grande actor de método en la


historia del arte. Con calma cogió un paquete de harina de avena del armario y lo
colocó sobre el mostrador. Sacó un tazón del lavavajillas y lo colocó junto a la
avena. Caminó hasta la nevera y sacó su agua filtrada y volvió hacia el mostrador.
Rasgó y abrió el paquete y vertió la avena en el tazón. Tiró el paquete a la basura.
Desenroscó el tapón de su agua y echó un poco en el tazón. Enroscó de nuevo la
tapa y volvió hacia la nevera y puso la botella dentro y cerró la puerta. Volvió hacia
su plato y fue al microondas, pulsó el botón y puso su desayuno dentro. Cerró el
microondas y programó el temporizador a tres minutos. Mientras pasaban, él lo
observaba con desinterés, mirando hacia abajo a sus uñas, quitando algo de su

2
N de T: slogan vegetariano sobre la carne, la carne no es limpia
T.J. Klune Quienes Somos
brazo. Arregló su pelo en el reflejo del microondas y sacó una cuchara del cajón. El
temporizador finalmente sonó, sacó su avena y sopló sobre ella, haciendo ligeras
muecas como si el tazón estuviera caliente. Cogió la cuchara y caminó hacia la mesa.
Sacó la silla y se sentó, extendiendo una servilleta en su regazo. Preguntó
cortésmente a Otter si le podía pasar las primeras páginas del periódico. Otter,
que en este momento estaba jadeando en busca de aire y con lágrimas corriendo
por su cara, agitó su mano en dirección del Chico. El Chico cogió el periódico y
murmuró para sí mismo acerca de esto y aquello (dependiendo de qué día fuera,
podría ser cualquier cosa, desde la economía a las leyes de matrimonio homosexual,
eso último le tenía realmente interesado, mucho para mí horror) y abrió el
periódico. Cogió la cuchara y revolvió su avena un poco, soplando sobre ella para
enfriarla más.

Y mientras todo esto sucedía, mientras que mi pequeño Marlon Brando


estaba dando la actuación de su carrera, esa vena en mi frente creció más grande y
más grande y mi mandíbula comenzó a doler mientras apretaba los dientes. Mis
ojos nunca le habían dejado ni una vez desde que había entrado la habitación. Sabía
que los sentía sobre él desde el momento en que había entrado. Sabía que él había
oído a Otter haciendo su mejor representación de lo que debe sonar como ser
asesinado de risa. Y a pesar de todo, la cara de Tyson McKenna seguía siendo
anodina y pasiva, como si no estuviera consciente de su entorno.

Aclaré mi garganta.

Él movió de un tirón una página del periódico.

Aclaré mi garganta de nuevo, más fuerte esta vez y salió como un gruñido.

Tomó un poco de harina de avena, silbando un poco como si aún estuviera


demasiado caliente.

Aclaré mi garganta de nuevo otra vez, no fue tanto un gruñido sino que sonó
más como si estuviera tratando de arrancar un cortacésped sin éxito.

Regresó al periódico y dijo:

—Caray, Papá Bear, espero que no te estés enfermando con algo. Sobre todo
porque está tan cerca la Gran Mudanza (es Sobre el Tiempo).

—Chico —dije a través de los dientes apretados.

Otter miró hacia adelante y hacia atrás entre nosotros, esa torcida sonrisa
suya a pantalla completa, el oro y el verde de sus ojos brillando. Hice una nota
mental para matarlo más tarde.
T.J. Klune Quienes Somos
—Oh, mira —dijo Ty—. Newt Gingrich se hizo pasar por loco otra vez.
Bendice su corazón ¿Crees que sabría que por ahora es mejor para él ser visto y no
oído —Se detuvo—. Bueno, tal vez ni siquiera visto.

—¡Chico! —dije más fuerte, más agudo.

—¡Y el tiempo! ¡Bueno, vaya! ¿El pronóstico extendido de siete días dice que
hay un 40% de posibilidades de lluvia cada día? Tendré que recordar coger un
paraguas cuando tenga mis citas.

—¡Tyson James McKenna! —grité.

Con calma, dobló el periódico y lo dejó en la mesa antes de doblar las manos
delante de él y finalmente mirarme—. He notado —dijo con seriedad—, que cuando
la gente no tiene nada significativo que agregar a una conversación, generalmente
sólo levantan su volumen.

No le entendí, así que lo obvié. Pensé que estaba insultándome de alguna


manera—. ¿Qué... por todos los santos... llevas puesto? —rechiné los dientes muy
ruidosamente.

Sus ojos se abrieron mucho con sorpresa mientras me miraba de nuevo.


Miró a Otter también, una mirada de ligera confusión en su cara. Podía oír a Otter
empezar a burlarse otra vez y sabía que necesitaba terminar con esto ahora.

—¿De qué estás hablando, Bear? —me preguntó el Chico—. Estoy usando
ropa. Es una cosa que la gente hace. Es un tipo de norma social —Se detuvo por un
momento, su cara arrugada—. Bueno, excepto por nudistas. ¿Sabías qué tienen
centros donde la gente puede ir y moverse por ahí desnudos? CNN hizo este
reportaje de investigación en profundidad una vez, algo acerca de cómo el tío
nudista principal hizo malversación de fondos de otros nudistas o lo que sea, no
puedo ver el atractivo en eso, porque parece que sería algo grosero tener que
mirar fijamente a las partes colgantes de la gente todo el día mientras estás
jugando al tejo y tomando mimosas3. Quiero decir ¿qué pasa si quieres comer un
perrito vegetariano de maíz? La sola visión debe ser suficiente para hacerte sentir
mal. Y no me he iniciado en otros alimentos fálicos. ¿Crees que la Madre
Naturaleza fue una ninfómana con la cantidad de alimentos que tienen forma de
penes?

—Tyson —dije otra vez, comenzando a ponerme de pie, sabiendo que si no


acababa esto ahora, tenía probabilidades de estar todo el día.

3
N deT: coctel de champan y zumo de naranja
T.J. Klune Quienes Somos
—¿Qué son swingers4? —preguntó, cortándome.

Otter se rompió y comenzó a hiperventilar. Gran ayuda la suya.

—¿Estás fuera de tus cabales? —grité al Chico.

—¡Es cierto! —gritó nuevamente—. ¡Hay tantos alimentos que parecen pollas!

—¡Eso no es de lo que estoy hablando!

—¡Entonces escúpelo! No soy adivino, Bear.

—¡No puedes llevar esa camiseta!

Él se miró hacia abajo, luego de vuelta a mí, una sonrisa lenta apareció a
través de su cara.

—¿Por qué? —preguntó—. ¿Preocupado porque el alma de esa vaca que


comiste anoche no te permita alcanzar tu pleno potencial? —Miró a Otter y alcanzó
a acariciar sus manos—. Lo siento —dijo tranquilamente—. Debe ser tan aburrido
ahora. Ya sabes. En el dormitorio —esta última parte salió como un susurro.

—¡Hey! Qué él come carne también —les recordé a los dos con cabreo,
mientras Otter parecía que le acababan de dar el Premio Nobel a la genialidad.

—Lo hace —agregó el Chico—. Pero al menos tiene el sentido común de


sentirse culpable luego.

—Lo hago —susurró Otter—. A veces, es difícil para mí dormir por la noche,
sabiendo que en la próxima mañana me voy a comer una gran pila de bacón mientras
que lloro.

—¡Oh, Otter! —Suspiró mucho el Chico, con el peso del mundo sobre sus
hombros—. Si sólo hubiera una iglesia vegetariana donde pudieras ir, confesar y
ser absuelto de tus pecados de la carne.

—¿Como la Iglesia de Edamame5?

—¿Iglesia de Tofu?

—¿Iglesia de…?

—¡Así que Dios me ayude!, os castigaré a los dos —gruñí, ignorando la

4
N deT: personas que hacen intercambio de parejas
5
N de T: preparado alimenticio con vainas de soja hervidas.
T.J. Klune Quienes Somos
sonrisa en los ojos del Chico y la llamarada de lujuria en los de Otter.

—¿Cuál es su mayor fallo? —preguntó el Chico. Recientemente él y Otter


habían visto Full Metal Jacket6 y Tyson había pensado que el sargento de artillería
Hartman era Dios. Me hizo esa pregunta por lo menos seis veces al día. Le dije a
Otter que no le permitiría escoger películas, nunca más. Otter sólo había sonreído
y me dijo que me callara.

—¡No puedes llevar una camiseta que habla sobre el sexo!

—¿Quién lo dice?

—¡Yo lo hago! ¡Tienes nueve años!

—¡Oh, por favor! No estoy usándola porque tenga sexo. Estoy llevándola
porque es un hecho comprobado. Y tengo nueve y un cuarto. Es prácticamente diez.
Dos dígitos, Papá Bear.

—¿Comprobado por quién? —Pregunté sospechosamente.

Él me miró como si fuera estúpido. —PETA7

Estaba incrédulo.

—¿PETA dice qué? ¿PETA? Tyson, es como la NRA8 diciendo que las armas
no matan gente, que la gente mata gente. ¡Por supuesto que ellos dicen eso!

—Creo que ambos pistolas y personas matan a la gente —dijo Otter,


obviamente contribuyendo a la conversación.

El Chico me miró con cierto respeto recién descubierto—. Eso fue una
observación muy inteligente, Bear —dijo—. Me has sorprendido.

—Sí, bueno —dije, ruborizándome.

—No, en serio. Parece que puedes haber leído algo.

—Bueno, lo vi online. ¿Sabes? Simplemente me llamó la atención.

—Bien por ti. Es impresionante ver que estas ampliando tus horizontes.

—Sí. ¿Y esta otro tema? sobre, como, ¿cómo hay todos estos

6
N de T: película La chaqueta Metálica
7
N de T: People for the Ethnical Treatment of Animals, asociación en defensa de los animales
8
N de T: Asociación Nacional del Rifle
T.J. Klune Quienes Somos
levantamientos? Ya sabes, en Egipto y Siria y cosas así. Que parecía... malo... para
todas las personas.

Él asintió solemnemente—. Mucho sufrimiento en otro lado del charco.


Espero que un día puedan encontrar la paz y todos los ciudadanos pueden ser
libres.

Me sentí aliviado—. Yo también.

Él aplaudió con sus manos juntas—. Bueno —dijo—. Este ha sido un desayuno
más que interesante. Realmente creo que todos aprendimos algo hoy. Ahora, si no
te importa, tengo algunas... cosas... que necesito hacer online.

—Bien —dije sonriéndole—. Recuerda, necesitas empezar a empaquetar


también tus libros esta mañana.

Me sonrió y fue deslumbrante—. Lo sé, Papá Bear. No puedo esperar para la


Gran Mudanza (es Sobre el Tiempo)

Mi sonrisa se amplió—. Yo también.

Limpió su tazón en el fregadero y silbó mientras caminaba fuera de la


habitación.

Reí silenciosamente, sintiéndome extrañamente satisfecho conmigo mismo.


Había ido cara a cara con el Chico sobre los acontecimientos actuales y no había
llegado a sonar como un idiota. No estoy normalmente enterado de la actualidad (es
decir, realmente, ¿quién tiene tiempo?), pero esto me hizo querer aprender aún
más. Cogí el periódico desechado del chico y lo comencé a hojear, queriendo leer
más noticias sobre las que pudiera hablar con él. Ampliar un poco mis horizontes.
Pensé en quién era este Newt Gingrich y por qué estaba loco y empecé a buscar su
nombre.

Otter estaba parado y comenzó a limpiar la mesa mientras yo estaba en mi


búsqueda de conocimiento. Cuando finalmente encontré el nombre del loco y
comencé a leer, él se agachó y agarró mi barbilla suavemente. Llevó mi boca a la
suya y me besó dulcemente, su lengua abriendo mis labios y enredándose
suavemente con la mía. No pude evitarlo cuando gruñí, sus labios suaves y cálidos
contra los míos, insistiendo, pero no realmente empujando a más. Se alejó después
de un minuto y juntó su frente con la mía. Miré fijamente para arriba a ese oro
verde que significaba mucho para mí y suspiré feliz conmigo mismo.

—Bear —respiraba—. Sabes que te amo, ¿correcto? Con cada fibra de mi


ser
T.J. Klune Quienes Somos
Asentí, de repente un poco sentimental. Él tiende a hacer que me sienta así.

—¿Y sabes que creo que eres inteligente?

Asentí nuevamente, retorciéndome en su alabanza.

—Bien, entonces, espero que no te enfades cuando te diga esto.

Sacudí mi cabeza, un poco preocupado.

—El Chico jugo contigo completamente.

Ladeé la cabeza.

—Tal cual, en serio, manipulándote totalmente.

Fruncí el ceño, sintiendo mi mandíbula tensarse.

—Te destruyó.

Mis ojos se crisparon.

—Hasta el punto que fue casi brutal de ver.

Mi labio temblaba en justa indignación.

Otter suspiró—. Pero… ¡Mierda Santa!, te amo —Besó mi frente y me dejo.

—¡Chico! —Rugí.

OKAY, así que, lo que sucedió entonces no estaba hecho a propósito. Tenéis
que creerme. Totalmente un accidente. Encontré la camiseta de MEAT ISN’T
NEAT tirada en la esquina, de alguna manera perdida pero no olvidada. Quedaban
sólo un par de cajas y pensé que podía ponerla en una de esas cajas para
llevárnosla. ¿Cómo se supone que iba a saber que también había una botella de lejía
en la caja oculta bajo otras cosas de limpieza? ¿Cómo iba a saber que la botella de
lejía tenía una fuga? ¿Qué cuando empujé la camiseta en la caja sin mirar, había
caído justo en la esquina donde ocurría la fuga? No estaba hecho a propósito. ¡No
estaba mirando! ¡Tenía un billón de otras cosas en mi mente!
T.J. Klune Quienes Somos
Pero, Dios mío, tenía que empezar una guerra.

Estaba en la cocina de la Monstruosidad Verde (nuestra nueva casa, nuestra


maravillosa casa, la casa que era del color más horriblemente ofensivo conocido por
el hombre) cuando oí el grito del chico, el horror en su voz, envió escalofríos por mi
espina dorsal. Dejé caer las ollas y sartenes que había estado colocando, cayeron al
suelo mientras corría. Aún no puedo deciros cuántos escenarios explotaron a
través de mi cabeza, me precipité hacia mi hermanito, que había clamado una vez
más, un sonido tan largo y triste que me causó dolor. ¿Se hizo daño a sí mismo?
¿Cómo de grave es? ¿Tenemos que ir al hospital? ¡Oh Dios, espero saber dónde
están las tarjetas del seguro! Que se jodan las tarjetas, puedo conseguirlas más
adelante. ¿Qué pasa si se rompió el brazo? ¿Qué pasa si encontró un cráneo
humano bajo las tablas del suelo? Nunca investigué para ver si esta casa tenía un
asesinato sin resolver que sucedió en su interior. ¿Por qué no lo comprobamos antes
de mudarnos aquí? ¡Oh Dios, qué pasa si hay cientos de cuerpos muertos bajo los
suelos! ¿Qué pasa si esto era la antigua casa de lo que se conoce como el peor
asesino en serie del mundo? ¿Está ahora nuestra casa embrujada? No creo en
fantasmas. Es estúpido. No existe tal cosa como los fantasmas. ¿Qué pasa si el
niño vio un fantasma?

Cuando escuchas a tu hermanito gritar así, no siempre van a ser racionales


los pensamientos que pasen por tu cabeza. Supongo que podría seguir en esa misma
línea, pero me seguís la idea. He aprendido en mi corto tiempo ser un
hermano/padre que es demasiado fácil creer automáticamente que lo peor ha
pasado. Esperaba ver allí sangre o una extremidad cercenada o tal vez una gran
pitón enroscada alrededor de su pequeño cuerpo, asfixiándole.

Lo que no esperaba era la furia en sus ojos.

Doblé la esquina en nuestra nueva sala de estar, mirando alrededor


violentamente hasta que mi mirada se deslizó hacia el Chico. Él estaba parado
delante de una caja abierta, algo blanco/azul goteando en sus manos. Me precipité
sobre él y oí a Otter corriendo detrás de mí

— ¿Qué pasa? —Jadeé—. ¿Estás bien?

—¿Quién hizo esto? —susurró, mirando hacia abajo a la tela que tenía en sus
manos, húmeda y manchada. Al principio no podía saber lo que era y comencé a
comprobarle bruscamente para asegurarme de que sus pedacitos y piezas todavía
estuvieran en su sitio. Cuando pude ver, que estaba bien, me permití un breve
momento para relajarme.

Hasta que realmente vi lo que tenía en sus manos.


T.J. Klune Quienes Somos
Entonces, supe la tormenta de mierda que venía.

—¿Qué es? —preguntó Otter, su tono preocupado y cortante—. ¿Estás


bien?

—¿Quien... hizo... esto?

—¿Hizo el qué? —Dije, exasperado, mi corazón golpeando en mi pecho.

Sostuvo el tejido azul y blanco en sus manos, sus dedos temblando. La tela
estaba empapada con algo y un olor vivo picó en mi nariz y ojos. Miré las palabras
en la parte delantera de su camiseta y palidecí. Las palabras que ahora se leían
eran ME IS NEAT.

¡Oh, joder!, pensé.

—No sé —murmuré.

Mentiroso, mi conciencia me reprendía.

Cállate, dije de vuelta.

—Bear, ¿por qué no me miras? —dijo el Chico a través de los dientes


apretados mientras yo encontraba algo aseado que mirar al otro lado de la
habitación.

—¿Qué? —le miré de nuevo, para después mirar lejos otra vez—. Te estoy
mirando a ti.

—¡Oh-oh! —dijo Otter sucintamente.

—¿Pusiste esto en la caja con la lejía? —me preguntó el chico.

—¿Había lejía ahí? Estoy seguro de que no lo sabía.

—El hecho de que la caja esté etiquetada productos de limpieza ¿no te da


una pista? —Su voz fue en aumento y di un paso hacia atrás, sólo para encontrar
una pared de resistencia que era mi novio. Mi gran sólido y estúpido novio, que no
me dejó correr a la puerta y al siguiente Condado. O incluso culparse por esto.
Otter sintió mi crispación y para asegurarse de que no podía escapar, agarró mi
brazo y me abrazó firmemente. Miré hacia arriba a él sólo una fracción de
segundo. El traidor.

—Hiciste esto a propósito —el Chico me acusó con un temblor de ira en su


voz—. Hiciste esto para vengarte de mí por todo el tema de la camiseta de sexo
T.J. Klune Quienes Somos
nudista colonia/pene/comida/vegetariana.

—¡No lo hice! —Dije, indignado.

El Chico la empujó hacia mí—. ¿Cómo diablos se supone podré usar esto
nunca más? No me dejas comprar más camisetas porque estás asustado del
mensaje vegetariano y ahora vas y ¿arruinas las que tengo? ¡Exijo castigo!

Miré hacia abajo a la camiseta una vez más, leyendo sus palabras. ME IS
NEAT—. Bueno, tienes que admitirlo, tiene un nuevo mensaje ahora —dije con
optimismo—. Para… sí necesitas un impulso de confianza en ti mismo un día y no te
importa la mala gramática, podrías todavía usarla —Oí a Otter resoplar detrás de
mí y su cuerpo empezó a temblar mientras trataba de mantener su alegría
escondida para evitar la ira del chico.

Los ojos del chico se estrecharon. Al parecer él no creía que fuera gracioso.
—Un día, Bear, un día pronto —advirtió siniestramente—, cuando menos te lo
esperes, voy a vengarme por esto. No me verás venir pero, ¡Dios mío!, va a ser
épico. Has sido advertido.

Se volvió y salió de la habitación.

Me volví y golpeé a Otter en el pecho. Él parpadeó y me gruñó — ¿Qué


demonios te pasa?

—Podrías haberme ayudado —le grité—, ¡deberías haber dicho que tú lo


hiciste!

Él levantó una ceja—. Estás bromeando, ¿verdad? ¿Has visto la mirada en la


cara del chico? Bear, tomaría una bala por ti, me subiría a una granada por ti, pero
nunca quisiera estar entre tú y el Chico cuando está enfadado. Estas perdido, Papá
Bear —Sonrió con la sonrisa de Otter para mí, pero con una curva de melancolía—.
No sé lo que voy hacer sin ti —La sonrisa se desvaneció y su labio inferior temblaba
—Voy a extrañarte demasiado…

—¡Déjalo! —le espeté—. No me estas ayudando en absoluto.

Empezó a retroceder—. Prometo que voy a hacer mi mejor esfuerzo para


criar a Tyson como te gustaría que lo hiciera. De alguna manera, creo que sólo
nosotros podríamos hacerlo y yo…

Di un paso amenazante hacia él y le miré con desagrado—. Y una mierda. No


podrías hacerlo ni un solo día sin mí. Me echarías demasiado de menos.

—Y tal vez algún día —continuó, el brillo en sus ojos se hizo más brillante—
T.J. Klune Quienes Somos
seré capaz de encontrar el amor otra vez, y será como una de esas novelas
románticas que la Sra. Paquinn lee. Donde un hombre viudo es responsable de un
niño inteligente y encuentra un nuevo amor que es un médico o un bombero que
derriban las paredes que el hombre triste ha construido tan apresuradamente y
todos viven felices para siempre como una familia. ¡Dios mío!, lo tópicas que serán
nuestras vidas, será inmenso y maravilloso.

—¡Y una mierda! —gruñí—. Si el Chico me saca, vas a estar solo para
siempre. Nadie puede aguantar tu mierda como yo.

—¿Es eso cierto?

—Sí.

—¡Oh!

—Sólo yo —insistí. Dejó de moverse y le golpeé, mirándole a los ojos. Me


sonrió, haciendo que mi respiración se atascase en mi garganta. Todavía no me
había acostumbrado a la forma que a veces me miraba, esa que amenazaba con
arrasarme.

Puso una mano cubriendo mi mejilla antes de besar la punta de mi nariz, algo
que sabía que odiaba, pero que sin embargo le permitía hacer. No soy muy bueno a
la hora de decir no a Otter Thompson. Él no se había afeitado en un par de días y
su barba era muy áspera mientras frotaba su mejilla contra la mía, como si
estuviera tratando de incrustar su olor en mí y marcarme como suyo. Mi polla
empezó a ondear a medio-mástil, y fue casi suficiente para hacerme olvidar las
amenazas contra mi vida de un niño de nueve años.

—Sólo tú —dijo Otter antes de besarme profundamente.

Bastardo sentimentaloide.

ESTABA en guardia durante el día siguiente más o menos hasta que dije
algo que causó que el Chico se riera histéricamente, saltó en mi regazo y comenzó a
balbucear como siempre hacía. Después de eso, pensé que estábamos en paz. Era
difícil imaginar que alguien como él podía ser tan diabólico como para considerar
una guerra psicológica.
T.J. Klune Quienes Somos
Pero eso es exactamente lo que hizo.

Comenzó con una simple observación. Justo había llegado a casa desde el
trabajo en la tienda de comestibles, el turno de diez horas me agota. Me derrumbé
en el sofá mientras el chico merodeaba, sonriente se sentó a mi lado. Hablamos un
poco sobre nuestro día mientras Otter preparaba la cena en la cocina. Entonces,
como distraído, el Chico paró a mitad de frase y estiro la mano y cepillo mis
hombros.

—¿Qué? —pregunté, mirando hacia abajo donde había estado su mano.

—Unos pocos pelos sobre tu hombro —respondió encogiéndose de hombros


antes de continuar hablando sobre cómo acababa de ver un programa sobre los
efectos del envenenamiento por radiación. Intenté mantener una cara seria, pero
luego empezó a hablar sobre quitaesmalte de uñas y me dieron arcadas.

—No puedo creer que esa mierda no te de asco —le dije.

—¿Por qué lo iba a hacer?

Al día siguiente, estábamos desayunando cuando pasó a mí lado y me dio un


abrazo. Me estaba acostumbrando a estos pequeños ataques de él, cada vez más
frecuentes, para mi placer. Su cabeza descansó sobre mi hombro por un momento
antes de que me mirase y sonriera. Entonces vi como la sonrisa se deslizó de su
rostro—. ¿Qué pasa? —Le pregunté, tratando de mantener la preocupación de mi
voz.

Llevó su mano sobre mi hombro de nuevo y lo cepilló otra vez—. Sigues


perdiéndolo —murmuró. Entonces sus ojos se levantaron hacia mi cabeza y frunció
el ceño ligeramente antes de indicarme que me inclinase más cerca. Lo hice,
manteniendo mis ojos en él—. Bien eso lo explica —dijo tranquilamente, casi
sombrío.

—¿Qué?

—Los pelos que sigo viendo en tus hombros.

—¿Qué pasa con ellos?

El Chico parecía un poco triste antes de hablar. —Que estás perdiendo tu


cabello, Papá Bear.

Silencio.

Luego—. ¿Perdón?
T.J. Klune Quienes Somos
—El nacimiento del pelo —explicó cuidadosamente—. Está empezando a
retroceder un poco. ¿Eran tu papá o abuelo calvos?

Me reí incómodamente. —Cállate, chico. Estas tratando de asustarme.

—Bien —dijo, sonando dudoso—. Tal vez… mírate en un espejo o algo así.
Todavía eres muy joven para que eso esté pasando. Guau, ¿te imaginas si eso fuera
cierto? ¿Calvo cuando estés en los treinta? ¡Dios mío, sería una lástima!

Salió de la cocina.

Me quedé mirándole fijamente.

Una vez que estuve seguro de que se había ido, salté de la silla y corrí en
dirección opuesta, más allá de las cajas sin desempaquetar, por el pasillo, hasta que
llegué a la habitación principal y fui al baño, el vapor empañaba el espejo puesto
que Otter estaba en la ducha. Le pude ver a través de la cortina y por un momento,
mi boca se secó con en el pensamiento de Otter desnudo mojado y jabonoso, esas
piernas largas, los brazos grandes. Agua cayendo como pequeños ríos por su pecho
y el estómago, dejando senderos mendigando ser lamidos. Me ajusté la parte
delantera de mis pantalones cortos de pijama de repente incómodamente
apretados.

Pero entonces retomé mi reflexión. Mi pelo.

Limpié el espejo empañado y miré fijamente mi pelo, empujándolo adelante y


atrás, tratando de ver si el Chico tenía razón. Mi pelo negro parecía como siempre,
suelto y flexible, necesitaba un corte. Pero... ¿No parecía qué había retrocedido un
poco? ¿No parecía qué estaba perdiendo mi cabello? Miré fijamente con horror en
el espejo, los ojos marrones de mi reflejo cada vez más amplios y más amplios, mis
manos temblando.

—¡Hijo de puta! —murmuré.

—¿Bear? —Dijo Otter en la ducha—. ¿Eres tú?

No podía responder.

Retiró la cortina y sacó la cabeza, ofreciéndome una sonrisa malvada—.


¿Qué estás haciendo? —dijo en voz baja, esa voz que me decía que no le importaría
nada si entrase en la ducha y me pusiera de rodillas y procediera a sacar la mierda
fuera de él.

—Vas a dejarme —gemí mientras un pelo caía de mi cabeza sobre la


encimera blanca.
T.J. Klune Quienes Somos
Se rió—. ¿Qué? ¿Qué estás mirando, Bear?

—Sábanas blancas —espeté, negándome a mirarle cuando me miraba.

—¿Qué?

—Quiero sábanas blancas para la cama —Pensé por un momento—. ¡Y fundas


blancas de almohada! —No me atrevía a decir en voz alta que era para así poder ver
cualquiera de los pelos traidores que pudiera huir de mi cabeza durante la noche.

—Eh... ¿estás bien? —me preguntó mientras salía del agua, echando la
cortina completamente a un lado. Se me escapó una mirada y vi todos los seis pies
de un Otter glorioso, bronceado, desnudo. Su polla pivotando hacia fuera delante
de él, pidiendo ser agarrada. Parecía que había salido de un escenario porno, todo
mojado, resbaladizo y preparado. Algo hizo cortocircuitó en mi cabeza.

—Sábanas blancas —Medio grité mientras corría fuera del baño.

Compré sábanas blancas ese mismo día ("Asegúrate de conseguir sabanas de


500 hilos", dijo mi novio diva-súper-princesa. "Sabes que no puedo dormir en
cualquier cosa menos que eso"). Me apresuré, lanzándolas en la lavadora,
quedándome delante de ella hasta que terminó y luego las lancé dentro de la
secadora.

Durante esta interminable hora y media, una docena de diferentes


escenarios se reproducían a través de mi cabeza, cada uno más realista que el
anterior en cuanto a cómo sería mi vida como un hombre calvo en sus veintitantos:
Así que, si esto es cierto, si esto realmente me está sucediendo a mí, lo primero
tengo que hacer es aceptarlo. Aceptación es la clave; es la única manera en que
puedo pasar por esto. Lo primero a decidir: ¿tratar y trabajar con ello o afeitarme
la cabeza? Afeitar mi cabeza apestaría porque estoy seguro de que mi cabeza es
grumosa y con forma extraña. Trabajar con ello apestaría porque cada día mi
frente se vería como se va haciendo un poco más grande, así como mi cabeza
creciendo. Está bien, así que ¿si digo que trabajo con ello? ¿Hago un cubrir y
tapar? ¿Cómo? tal vez dejarlo crecer un poco más para tener algo extra con lo que
trabajar. ¡Oh Dios! ¿Qué pasa si me sale esa pequeña calva en la parte posterior de
mi cabeza que parece un helipuerto? ¿Qué pasa si se cae en mechones y parches
espeluznantes y parece que tengo lepra? ¿La gente todavía puede enfermar de
T.J. Klune Quienes Somos
lepra? De hecho, ¿la gente todavía puede tener la peste? ¿No he leído nada sobre
que alguien tenga la peste o algo así recientemente? Tal vez eso era ántrax. ¿Por
qué la gente envía polvo blanco en sobres a las agencias gubernamentales? Deben
estar real y jodidamente aburridos. Y locos. Bien, está bien. Digamos que odias el
IRS9. Decides ser retorcido y poner detergente en un sobre y se lo envías por
correo a ellos porque le debes una millonada de dólares en impuestos atrasados.
Cunde el pánico. Lo peor que sucede es que la gente tiene un día libre de trabajo.
¡Ooooh, que maligno! Qué les has enseñado. ¿Qué limpio eres? Apuesto a que esa
gente que hace esa mierda es también calva. ¡Oh mierda! Voy a ser calvo y enviaré
correo en oleadas a edificios del gobierno, renegaré y gemiré sobre cómo el
hombre nos está haciendo desaparecer, y viviré en una choza en medio del bosque.
Ese es mi futuro. Voy a ser un terrorista calvo del detergente. ¡Maldita seas,
genética!

Ni que decir, cuando la secadora acabó, era una ruina.

El Chico entró por la puerta abierta del dormitorio y paró para mirarme por
un momento mientras quitaba las sábanas viejas y extendía las nuevas, murmurando
para mis adentros—. ¿Sábanas nuevas? —preguntó inocentemente—. Y blancas
incluso. Que estéril.

—Sólo necesitaba sábanas nuevas —dije.

Él asintió con la cabeza, se encogió de hombros y se alejó silbando alguna


canción que no reconocí.

Para entonces eran sólo las cuatro y media de la tarde, demasiado temprano
para considerar ir a la cama, incluso aunque estuviera un poco loco. Miré el
Benadryl10 en el baño por un momento, pensando tragar uno e ir derecho a la cama
justo a continuación. Pero entonces Otter dijo que necesitaba ayuda para montar el
centro de entretenimiento y gemí, apagué la luz del cuarto de baño, cerrando la
puerta detrás de mí.

—¿Estás cansado? —Pregunté a Otter a las ocho esa noche. Estábamos


frente al televisor, el Chico en su nuevo dormitorio, tramando la caída de

9
N de T: Agencia Federal del Gobierno de los Estados Unidos encargada de la recaudación fiscal y del
cumplimiento de las leyes tributarias
10
N de T: Medicamento hipnótico y sedante
T.J. Klune Quienes Somos
carnívoros en todas partes—. Estoy cansado. ¿Estás cansado?

Él ladeó la cabeza hacia mí—. ¿Te sientes bien? has estado actuando raro
todo el día —Alargó la mano hasta frotar la parte posterior de mi cabeza y sabía
que podía sentir el lugar de la creciente calva, por lo que agaché mi cabeza lejos de
él.

—No, no lo he hecho —Fruncí el ceño—. Tú estás raro.

Rodó los ojos—. Buen intento. En serio. ¿Qué pasa?

Le miré un momento, tratando de decidir cuáles serían mis siguientes


palabras, pero por supuesto, mi boca se abrió antes de que pudiera detenerla: —
¿todavía me amarías si enviase detergente al IRS?

Se echó a reír—. ¿Es uno de esos pequeños juegos que juegan las parejas?
me preguntó mientras se reía entre dientes—. Cómo ¿todavía me amarías si tuviera
doce dedos?

Le miré boquiabierto.

—¡Oh!, o ¿todavía me amas si resultó ser un famoso ladrón de Bancos


huyendo de la Interpol?

—Otter…

Él estaba disfrutando de este estúpido juego que comenzó a ir demasiado


lejos—. ¡Lo sé! ¿Todavía me amarías si quisiera un cambio de sexo?

Le miré fijamente. —¿Un cambio de sexo?

Se encogió de hombros. —Seguiría siendo la misma persona.

—Sí, pero serías una muñeca.

Sus ojos se estrecharon—. Todavía seria yo —gruñó—. Y todos sabemos que


te gustan las muñecas.

Esto era raro. —¿Quieres un cambio de sexo? —Le pregunté lentamente.

—¡Al parecer eso no puede estar sobre la mesa porque me abandonarías!


Todavía te amaría si resultases ser un terrorista de la lavandería, pero ¿serías
incapaz de quedarte conmigo si tuviera una vagina? Eso no mola, Bear. Tan poco
moderno. Pensé que me amabas. Ni siquiera me dejarías ser yo mismo si necesitase
serlo.
T.J. Klune Quienes Somos
—¿Eres estúpido? —le espeté.

Me miró con ese oro verde y entonces sus ojos revolotearon hasta mi
hombro. Lo alcanzó con cuidado y lo cepilló suavemente—. ¿Qué? —le pregunté, con
pánico en mi voz.

Se encogió de hombros—. Sólo un par de pelos.

¡Oh... Dios… mío!

Llegar a la cama esa noche fue una pesadilla, las sábanas blancas cegadoras
a la luz de arriba que se movía suavemente en el ventilador de techo. Se burlaban
de mí mientras me deslizaba en mi pijama, me decían que cuando me levantase por
la mañana, parecería como si alguien hubiera afeitado a un gato mientras
dormíamos. Otter sonrió tranquilamente mientras caminaba hasta mí sacando el
cepillo de dientes de su boca para darme un beso de Colgate. ¿Cómo podía saber la
tormenta que se fraguaba en mí esa noche? La vida tal como la conocía estaba
acabando, estaba tan lleno de angustia y desesperación que simplemente no podría
ver cómo podría seguir. ¡Oh!, cómo me gustaría que él supiera.

Me metí en la cama, el corazón golpeando contra mi pecho. Otter se


arrastró en pos de mí y tiró firmemente contra él, su aliento caliente contra mi
cuello, sus brazos envueltos alrededor de mí, obligando una de sus grandes piernas
entre las mías.

—Te amo, Bear —susurró dulcemente cuando apagó la luz.

Se oscureció. Él cayó casi de inmediato.

Me quedé despierto hasta bien entrada la noche.

¡AHH! Prácticamente grité cuando abrí mis ojos a la mañana siguiente.

Allí estaba. Justo al lado de mi cara. Burlándose de mí.

Un puto pelo. Mi vida estaba acabada.

Otter gruñó y rodó hacia mí, entreabriendo un ojo borroso y suspirando—.


¿Un mal sueño? —preguntó con una voz áspera y adormilada. Normalmente, era
T.J. Klune Quienes Somos
sexy cuando sonaba así. Normalmente, mandaba un chispazo directamente a mi
polla. ¿Pero ahora? ¡Oh Jesús, María y José!, ahora todo lo que podía hacer era
mirar con horror la almohada, el pelo moviéndose suavemente con la brisa del
ventilador de techo, como si estuviera diciendo adiós, adiós para siempre.

— ¿Qué es? —preguntó, acercándose más, completamente despierto.

Levanté una mano temblorosa y se lo señalé.

Sus ojos siguieron mi dedo, y una mirada de confusión se apoderó de él


hasta que llegó a ser bastante consciente de lo que estábamos mirando. Lo alcanzó
y lo recogió, pellizcándolo entre sus dedos, tirando de él justo en frente de su
cara, sus ojos pensativos, el lado izquierdo de su boca luchando por no torcerse. —
Bear —dijo tranquilamente, sonriendo—. Es sólo un hilo de tu camisa. Realmente no
vas a dejar que el Chico lo consiga, ¿verdad?

Lo hacía, pero no podía decirle eso. He educado mi cara y reinaba en mi


respiración. — ¡Por supuesto que no! —me burlé—. No sé de lo que estás hablando.

—Ajá

—Pero...

—¿Pero, qué?

—No importa —murmuré, tirando de las sábanas hacia arriba y encima de mi


cabeza, ocultándome así para que no pudiera ver el rastro caliente del fuego que
quemaba mi cara. Me siguió hacia abajo en la oscuridad y se acurrucó a mi lado,
apretujando su cuerpo de forma que pudiera hacer la cuchara contra mí. Traté de
resistirme, pero... bueno, ya sabéis. Es Otter. No puedo resistirlo no importa cómo
de duro lo intente. Me encontré dando la vuelta y de lado, frente a él, nuestras
rodillas chocando, su aliento de mañana en mi cara. Si supierais como olía, sabríais
cuánto realmente lo amaba para ser capaz de enfrentarlo frontalmente.

—El Chico es un gilipollas —murmuré.

— ¿Deberías haber visto donde pusiste su camiseta, eh? —dijo, frotando el


dorso de su mano en mi mejilla. No había ninguna advertencia en su voz, sólo una
suave burla, iluminado por la sonrisa que conocía tan bien. Incluso allí, en la
oscuridad, pude ver el oro verde, ahora despierto y comenzando a brillar. Empecé a
tener pensamientos zafios hacia su persona.

—Lo que sea —dije, tratando de empujarle lejos.

Pero Otter sabía mejor y se inclinó hacia adelante y frotó sus labios contra
T.J. Klune Quienes Somos
los míos, el más ligero toque. Me encantó, aliento asqueroso incluido—. Aun así —
dijo antes de besarme otra vez.

—¿Qué? —respiraba, notando lo caliente que se estaba enterrado en


mantas, lo caliente que se estaba poniendo ya que sus manos habían encontrado el
camino a mis lados y comenzaban a rozar mi camisa, de repente contra mi piel. Me
fui poniendo más duro y más duro de pensar mientras un dedo se deslizaba hacia
abajo de la cinturilla y acariciaba mi culo.

—Incluso si fueras calvo —dijo seriamente.

—¡Cállate! —gruñí antes de que se riera y rodase sobre mí, sofocando


cualquier otra réplica que pudiera haber tenido. Estaba bien, aunque. Le puse de
espaldas más tarde.

¿Sabíais que puedes cambiar la Wikipedia? Que al parecer es una


enciclopedia "viva", ¿qué la gente puede actualizarlo siempre que quiera?

Seguro como el infierno que no lo sabía.

Así que imaginad mi sorpresa, entonces, cuando el Chico me enseñó en una


página de Wikipedia titulado "Calvos" que los investigadores en el Reino Unido
descubrieron que comer carne estaba directamente vinculado con perder el
cabello. Imaginad mi sorpresa, entonces, viendo esas palabras a través de la
pantalla, que un Dr. Edmund Paddington-Kingsleyshire de la Universidad Británica
de Estudios del Pelo había llevado a cabo un exhaustivo estudio de seis años sobre
la materia. El Chico me miró solemnemente mientras yo leía las palabras, esa vena
en mi frente tan grande como una manguera de jardín.

Ahora, mirad. Seamos honestos. Me conocéis. Habéis escuchado la primera


parte de mi historia. Si no lo has hecho y eres una de esas personas raras que le
gusta comenzar una historia en el medio, te doy la bienvenida y buen día (pero
todavía pienso que eres raro). ¿Pero para aquellos que me conocen? Sabéis, puedo
decir esto con total sinceridad, que no soy la persona más inteligente del mundo. A
menudo me he preguntado si Dios decidió dejar de darme cerebro porque sabía que
tenía que salvarlo para mi maniático hermanito. Puedo admitirlo libremente. Puedo
ser un poco tonto a veces, (bueno, está bien: casi todo el tiempo. Lo que sea). Por
supuesto creía en Dr. Edmund Paddington-Kingsleyshire y su relación con la
T.J. Klune Quienes Somos
impresionante Universidad Británica de Estudios del Pelo. Por supuesto lo creí,
porque estaba en Wikipedia. ¡Parecía tan oficial! ¿Cómo iba a saber que Wikipedia
estaba llena de mentiras? ¿Por qué dejarían a gente escribir lo que quieran para
una enciclopedia?

No fue hasta que Otter me encontró minutos más tarde escondido en la


despensa en nuestra nueva cocina (que parecía ser el único lugar para escapar de
Wikipedia) bajo el pretexto de leer los ingredientes de una lata de melocotones
(tenía que mirarla como si tuviera una razón para estar allí), que me di cuenta de
que quizás Internet podría ser un mentiroso. Ingredientes: agua… azúcar…
melocotones. Bastante simple. Pero lo leí por lo menos quinientas veces en el tiempo
que abrió la puerta de la despensa y vino hacia mí, cerrando la puerta detrás de él.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó, la risa en su voz evidente.

—Lectura sobre melocotones —Le miré. Debería haber sido obvio. El "obvio"
al final de mi frase, por supuesto, implícito.

—¿Por qué estás leyendo sobre melocotones? —torció la cabeza hacia el


lado.

—Es interesante —repliqué.

—Eh. ¿Sabes?, cuando la gente pregunta por qué estamos juntos, les digo
cosas como esta y me miran extrañados.

Solté un bufido—. Por favor —me burlé—. Este soy yo manteniendo la magia
viva.

Él se rió y cogió los melocotones de mi mano y los colocó en el estante. —


Bear, ¿sabes lo que es Wikipedia? —me preguntó suavemente.

—Una gilipollas —siseé.

Entonces me dijo lo que era Wikipedia. Y cómo sabía que el Chico tenía una
cuenta en Wikipedia. Y cómo probablemente no debería haber arruinado su camisa.

Guerra psicológica.

Ese pequeño bastardo.


T.J. Klune Quienes Somos

ROUND 3: Compré mi propia camiseta online y la entregaron rápido. Era


impresionante. Cachorros, la OTRA carne blanca. Me indicó que accidentalmente
me la había puesto al revés en mi prisa por enseñársela. Me preguntaba por qué mi
cuello picaba. Ganador: el Chico.

Round 4: Tyson entró en el juego y me dijo había le había pedido una cita un
muchacho que vivía más abajo en la calle, y estaba pensando en ir. Tuve un ataque
cardíaco y un accidente cerebrovascular y coqueteé seriamente con incontinencia.
Ganador: el Chico.

Round 5: Diciéndole que me sentía mal por lo de la camisa de perrito, le dije


que podíamos ir a elegir un perro en la perrera ahora que teníamos un patio para él.
En cambio, lo llevé al dentista. Ganador: Bear "Rock Star" 11McKenna.

Descanso: Otter cogió una camiseta blanca suya y escribió en ella con un
rotulador negro: Creo que ambos sois estúpidos y la llevo puesta alrededor de la
casa (que en sí mismo no era del todo gracioso, salvo que había encontrado la
camiseta de su primer intento de escribir en la basura, y que inicialmente había
escrito "vuestros" en vez de "sois"). El Chico y yo acordamos que era un estúpido.
Ganadores: el Chico y yo (porque Otter no estaba divertido en absoluto).

Round 6: Está bien, admito, papa el sexto round, me estaba quedando sin
ideas. No ayudaba que había mucho más en mi mente. Joder, teníamos el tribunal
para preocuparnos, estúpidas audiencias de custodia, si el Chico iba a pasar a
quinto grado o no. Por mucho que sintiera que el Chico merecía todo lo que le había
hecho por el incidente de la pérdida de cabello, simplemente no podía hacerlo ya.
Por lo tanto, siendo la mejor persona (y no me miréis así, ya estaba siendo la mejor
persona) le pedí otra camiseta MEAT IST’T NEAT. Juro por Dios, que somos la
razón por la que esa estúpida web de ropa vegetariana sigue en el negocio. Así, que
sí. Se acercó y la abrió, una mirada de extraordinaria desconfianza en su cara
cuando quitó la cinta. Pero ¿esa mirada que siguió en su cara? Sabéis, ¿esa mirada
que mostraba que sentía que el sol salía y se ponía sobre mí? Esa era la mirada que
esperaba. Es la mirada por la que vivo. Gritó incoherentemente como es propenso a
hacer, se lanzó en mi regazo y balbuceó en mi oído.

Mirad. Habéis estado conmigo desde hace tiempo. Sé que a veces puedo
seguir y seguir... y seguir. Pienso demasiado las cosas. Cometo errores estúpidos
que conducen a acciones que podrían de lo contrario haberse evitado. Oigo voces en
mi cabeza que me hacen sonar como que estoy loco y tal vez me obsesiono con ellas
demasiado tiempo. Está bien, está bien: demasiado tiempo. Caray. Sé esto. Lo
entiendo. Pero ¿En realidad? Todo tiene un punto. Tiene una razón. Tiene

11
N de T: Estrella del rock
T.J. Klune Quienes Somos
significado. He aprendido cosas en los últimos años, cosas que no pensé fueran
posibles. Nunca hubiera imaginado que iba a estar donde estoy ahora, en este
momento de mi vida. Da miedo. Es maravillosa. Y sé que no importa lo que está ahí
fuera en nuestra contra, aunque lo haya. No importa qué dudas pudiera tener, a
pesar de que todavía las tengo. Lo que importa es el Chico en mi regazo, jugando
con mis dedos, mientras suena como un niño. Lo que importa es la mano de Otter en
mi espalda, frotando suavemente mientras él observa a dos personas que dice
significan más que cualquier otra cosa en el mundo. Se trata de nosotros, ¿de
acuerdo? Para bien o para mal, esto somos. Con todas nuestras equivocaciones y
todos nuestros aciertos, esto somos.

Esto es quiénes somos.


T.J. Klune Quienes Somos

2.
Donde Bear Escucha
Al Chico Defender Su Caso

Así que, BIENVENIDO de vuelta.

Para ser honesto, no mucho ha sucedido desde la última vez que estuviste
aquí. Quiero decir, buen Dios, solo han pasado unas dos semanas. Pero en esas dos
semanas, ocurrió la Gran Guerra con el Chico, en donde, estoy seguro de que
puedes decir que salí como el ganador. Estuvo la Gran Mudanza (Ya Era Hora). Hubo
días en que no podía creer lo que estaba sucediendo realmente, que estábamos
mudándonos a la Gran Monstruosidad Verde con un timbre que sonaba muy parecido
al nuestro. La única cosa que realmente apestaba de todo el asunto era la mirada
que había visto en la cara de la señora Paquinn mientras caminaba a través de
nuestro vacío apartamento, y fue un momento que me rompió casi completamente
en dos. Me prometí a mí mismo que la veríamos unas cuantas veces a la semana y
que ella vendría cada vez que quisiera.

Pero ella había ocultado esa mirada, e hice lo correcto y fingí que no la había
visto. No me impidió abrazarla más tiempo del que era completamente necesario y
besar su mejilla e invitarla la próxima noche a cenar. Había sollozado un poco cerca
de mi oído, y sus ojos estaban brillantes cuando se apartó, pero su sonrisa estaba
allí y su agarre era fuerte. Ayuda, me parece, que sólo vamos a estar como a cinco
minutos de distancia. Sin embargo, fue difícil conducir lejos de ella.

Luego está Anna Grant, el antiguo amor de mi vida, con la que pensé que
estaría hasta el fin del mundo. Fue a ella a quien más lastimé con la explosión
nuclear sucedida este verano pasado. Fue a ella a quien más había mentido. Parece
que está camino a perdonarme, pero estoy teniendo un tiempo difícil perdonándome
T.J. Klune Quienes Somos
a mí mismo. No es fácil cuando la veo y siempre siento una oscura noción de culpa.
No fue fácil para mí cuando tuve que ver a Creed y a ella en los dos días siguientes
a la fiesta de Creed, cuando todo había sido finalmente sacado al sol para que
todos vieran. Me dije a mí mismo, cuando los vi por el rabillo de mi ojo, que no era
celoso, pero incluso eso se sintió falso. El problema era que no podía decir por
quién estaba celoso, de ella o de Creed.

Creed. Mi hermano mayor ¡Ja! Creed me había dado un abrazo de despedida


antes de regresar a Arizona para el semestre de otoño. Su toque había sido un
poco rígido, con los ojos ligeramente cautelosos, y me sentí un poco triste
entonces, queriendo arreglar esta cosa en él que yo había roto. Realmente no sé
cuál es el problema. No sé si es el tiempo mantuve lo de Otter y yo en secreto, o si
es sólo el hecho de que soy yo y Otter, su hermano mayor. Pensé en ello, hasta
tarde una noche, preguntándome cómo me sentiría estar en su posición, como si tal
vez el Chico y él estuvieran juntos cuando Ty fuera mayor. Eso me hizo estremecer
y sentir un poco de nauseas, así que creo que pude entender. Pero creo que muchas
cosas se han quedado sin decir entre nosotros dos, y mientras que quiero ser el
adulto (por una vez) y abordar el tema, creo que tal vez la distancia será buena por
ahora, y voy a dejar que él venga a mí. No es evitar el problema si se planea
activamente seguir con ello. Algún día. Por supuesto que no ayuda el hecho de que
soy demasiado cobarde como para hablar con cualquiera de ellos si siguen juntos y
recorren todo el camino. No sé porque me tendría que importar.

Y por supuesto está Oliver Thompson, Otter para todos por mí culpa.
Siempre parece que vuelvo a él, termino con él. Otter, quien todavía me confunde
como nadie más, quien puede, sorpresivamente, dispararme una mirada ardiente que
me hace olvidar mi nombre así como el acto involuntario de respirar. Es un talento
que ha dominado a la perfección y siempre me recuerda que lo tiene. A veces me
puedo resistir. La mayoría de las veces elijo no hacerlo. Otter dijo que me amaba y
yo le creí. Le dije que lo amaba, y creo que él me creyó (a pesar de que la primera
vez que lo dijo lo hizo en la cama y que la primera vez que yo lo dije lo hice con una
gaviota misantrópica).

Otter desapareció por tres años. (Eso parcialmente por mi culpa. Pero
¿realmente necesitamos repetir ahora viejos detalles? Tengo la sensación de que
esto va a suceder más adelante en esta segunda parte de mi historia. ¿No estás
simplemente emocionado? ¡Drama! ¡Angustia! ¡Vegetarianos! El Chico me dijo que si
nuestra historia fuera una Lifetime Movie Event12, yo sería interpretado por Delta
Burke y él sería interpretado por Taylor Lautner. Ni siquiera sé quiénes son esas
personas.) Pero Otter decidió volver, diciendo que estaba obsesionado conmigo. En
San Diego, dejó atrás a mi persona favorita en todo el mundo, su ex-novio Jonah
Echols.

12
Lifetimemovieevent: Película basada en una historia real.
T.J. Klune Quienes Somos
Cuando me oyó decir esto una vez, el Chico me dijo que yo estaba siendo
jocoso. Le pregunté qué significaba eso. Y me dijo que lo buscara en el diccionario.
Intenté, pero luego tuve que volver y preguntarle cómo se escribe. Puso los ojos en
blanco y lo escribió para mí. He encontrado lo siguiente:

Jo-co-so (Del latín iocōsus) adjetivo 1. No pretende ser tomado en serio o


literalmente. 2. Falto de intención seria; preocupado por algo no esencial, gracioso,
o frívolo.

Volví donde el Chico y le dije que lo mataría. Me preguntó si yo estaba


siendo jocoso. Le dije: No señor, no lo estaba siendo.

Así que Otter regresó y me recordó que para efectos prácticos, nos
pertenecíamos el uno al otro, independientemente de cualquier otra cosa. Por
supuesto, nada es tan fácil, y pateé y grité todo el camino, creando así más drama
de lo que era completamente necesario. Por supuesto, en mi defensa, estaba el
hecho de que toda mi sexualidad estaba en cuestión, el hecho de que mi madre
regresó y me amenazó por eso (por razones que todavía no entiendo) y el hecho de
que el Sr. Maravilloso (Jonah, eso era sarcasmo) intentó robar a Otter de vuelta
agravando la situación. Es difícil no crear un drama cuando parece que todo está a
punto de estallar a tu alrededor cada vez que uno abre la boca.

Pero sobrevivimos, de alguna manera, él y yo, sobrevivimos hasta el punto en


que Otter sintió la necesidad de comprar una casa para nosotros, incluso antes de
que estuviera seguro de que habría alguna vez un nosotros de nuevo. De pie frente
a la Monstruosidad Verde (en serio, el que pensó que ese color era una buena idea
debería haberse removido los ojos). Por primera vez, hace un par de semanas
atrás, nuestra vida había sido alterada, no sólo por lo que representaba, sino
debido a ese hombre que estaba delante de mí, que me prometía un futuro que
nunca había considerado. Recuerdo que estaba en shock y adolorido, pero en el
buen sentido. Entramos en esa casa por primera vez, el timbre que sonaba como el
mío, y sabía que había tomado las decisiones correctas, a pesar de que había
estado en un rodeo loco. A pesar de que tanto todavía era incierto y que todavía lo
es, supe entonces que ya no tenía que hacerlo solo.

¿Todavía tengo dudas? Creo que les dije que las tengo. Por supuesto que sí.
Soy humano después de todo. Soy el hermano/padre del más inteligente eco-
terrorista vegetariano en formación de nueve años de edad (quien recientemente
me dijo que le gustaría comenzar yoga tántrico… ¿qué carajo?). Soy el hijo de una
mujer que abandonó a Ty y a mí hace más de tres años para ganarnos la vida por
nosotros mismos sólo porque a su nuevo hombre no le gustaba tener niños
alrededor. Caí en una rutina después de rayar la obsesión paranoica, asegurándome
T.J. Klune Quienes Somos
de que al Chico nunca le faltara nada. Mi madre regresó y trató de llevarse todo
eso lejos de nosotros, todo el trabajo que habíamos hecho para reconstruirnos a
nosotros mismos durante su ausencia, haciendo cosas infinitamente peor a todo el
mundo antes de desaparecer para siempre. Nuestro abogado cree que tengo una
oportunidad increíble de conseguir la custodia de Tyson. Trato de creerle. Soy el
novio ("compañero", me dice el Chico. “Novio lo hace sonar como si estuvieras en la
escuela primaria, y él te hubiera pedido que hicieras una x en el "sí"o en el "no") de
un hombre que piensa que el Chico y yo caminamos sobre el agua. Tenemos un techo
sobre nuestras cabezas, un lugar para dormir por la noche, y gente que nos ama
completa y totalmente. Todo es miel sobre hojuelas. ¿Cómo podría no tener dudas?

Sin embargo ¿sabes qué? Antes de que esto vaya más lejos, antes de que
podamos ver qué clase de estúpido puedo hacer de mí mismo en esta ocasión
(porque ambos sabemos que eso es exactamente lo que va a pasar), hay algo que
debes saber así nunca habrá ninguna duda al respecto: Amo a Otter. Amo todo de
él. Al igual que, en un tipo de épica comedia romántica cursi. Si él estuviera por
tomar un avión por un trabajo en China, correría hacia el aeropuerto tras él y le
diría que lo amo justo antes de que entrara al avión. Me quedaría parado fuera de
la ventana de su dormitorio con un equipo de sonido por encima de mi cabeza y
pondría a todo volumen a Celine Dion. Si él se estuviera por casar con otra persona
y el sacerdote dijera: "Hable ahora o calle para siempre," estaría de pie en la
primera fila con un megáfono gritando tan fuerte como me fuera posible. ¿Lo
entiendes? ¿El punto al que estoy tratando de llegar? Lo amo, ¿sí? Vamos a no
dudar nunca de eso.

─Ni siquiera se puede decir que estás perdiendo el pelo ─me dice Otter
mientras se adentra en la cocina de esta brillante y temprana mañana, besando mi
frente antes de sentarse a mi lado─. Excepto en la parte delantera, donde es algo
notable─. El Chico resopló en sus cereales y ríe con tanta fuerza que la leche de
soja sale de su nariz. Eso me da asco y comienzo a hacer arcadas. Otter sólo nos
mira mientras que el Chico gotea leche de soja dentro del recipiente y yo hago
ruidos extraños de arcadas que no puedo parar porque mi hermano pequeño es
jodidamente asqueroso. Otter niega con la cabeza, haciendo una pausa para tomar
un sorbo de café antes de abrir el periódico, todo el tiempo quejándose de que
nunca llega a tener un desayuno civilizado.

El amor está tan completamente sobrevalorado.

Y finalmente, la última pequeña pieza del rompecabezas, la última parte que


me hace estar completo: Tyson, el Chico, el de la inteligencia y el encanto
extraordinario, el de la leche goteando por la nariz. El que puede sostener
abiertamente algunas citas elocuentes al azar un minuto y luego reír
histéricamente de esa forma aguda que tiene al siguiente. Le dije una vez que él me
había mantenido con vida después de los acontecimientos de hacía tres años, y que
no era una exageración, a pesar de que a veces se regodea con ella. Se podría
T.J. Klune Quienes Somos
argumentar, supongo, que si el Chico nunca hubiera nacido, la vida habría sido muy
diferente. Se podría incluso ir tan lejos como para decir que lo que pasó con
nuestra madre podría no haber ocurrido, al menos en la forma en que sucedió. Pero,
a pesar de ese hecho, sin importar lo duro que había sido, el Chico fue y es la razón
por la que estoy vivo. Mientras todos los demás se habían agrupado a nuestro
alrededor para asegurarse de que siguiéramos a flote, fue hacia él a quien recurrí
en mis más oscuros momentos, cuando no creí que nada más podía importar.

¡Oh hombre! Me estoy poniendo sentimental de nuevo.

Mierda, lo siento por eso. No puedo prometer que no volverá a suceder.


Pero, rayos, ¿puedes esperar menos de mí?

El Chico finalmente comienza a respirar de nuevo, con su rostro en un


alarmante tono de púrpura. Les frunzo el ceño a él y a Otter, mostrándoles
exactamente que no creo que sean divertidos. Me ignoran, por supuesto, lo utilizan
efectivamente para el pequeño ataque que recibo en vez en cuando. Las manos de la
Otter hacen temblar el papel periódico, y sé que está tratando también de
recuperar la compostura. Hago rodar mis ojos.

¿Ves con que tengo que vivir? Idiotas, todos ellos.

─No te vas a quedar calvo ─me asegura el Chico, un poco tarde, con una
enorme sonrisa en su rostro.

─Lo sé ─murmuro, demoliendo mi tostada.

Otter ríe disimuladamente.

─Entonces ─le digo, cambiando de tema─. ¿Estás seguro de esto, Tyson?

Arrugó su cara como si estuviera a punto de hacer una de sus Preguntas


Importantes, le doy un momento, por si acaso lo hace. Debes saber que ningún
milagro ha ocurrido en las últimas dos semanas, ninguna mano divina de Dios ha
bajado y lo ha curado de sus formas idiosincrásicas. Él sabe que Otter está aquí y
está aquí para quedarse. Sabe que yo no voy a irme a ninguna parte. Sabe que
estamos haciendo todo lo malditamente posible con el asunto de la custodia. Pero
no se pueden cambiar años de peculiaridades en este corto periodo de tiempo, no
importa cómo de instalados parezcamos estar. Todavía pregunta cuándo voy a
llegar a casa, sin importar a dónde haya ido, si no he salido con él. Espera que me
reporte si es que voy a llegar tarde. Él todavía no será el primero en ir a un baño
público, y la bañera todavía obtiene alguna utilidad si hay terremotos.

Mi mayor preocupación cuando nuestra madre había regresado fue hasta


qué punto esto nos iba a hacer retroceder, cuánto terreno perderíamos después de
todo lo que habíamos logrado este verano. Aún recuerdo volver a casa esa noche,
después de que ella apareciese, después de haber roto relaciones con Otter. Lo
T.J. Klune Quienes Somos
agotado había estado en mis brazos, con los ojos muy abiertos y vidriosos.
Recuerdo lo enfadado que había estado, tanto con ella como conmigo. Me gustaría
poder decir que su ira hacia mí no había sido justificada, pero todos sabemos que lo
era. Yo había actuado de la única manera que se me había ocurrido, después de
haber sido acorralado. No habría permitido que nadie le lleve lejos de mí, y la
maldigo otra vez en mi cabeza, preguntándome qué chifladura yace debajo de su
superficie, si hay alguna. Él ha demostrado una capacidad de recuperación
asombrosa este último tiempo, y espero que sea lo suficientemente fuerte como
para hacer lo que estamos a punto de hacer. No había querido que esto sucediera,
no realmente, pero Otter me convenció diciéndome que no sería justo para el Chico
si no lo hacíamos. Yo había suspirado, pero al final, dije que sí.

Su rostro se afloja mientras me mira a los ojos─. Sabes ─dice serio─, creo
que estas mucho más nervioso por esto que yo. Es simplemente saltarse un grado,
Papá Bear. No es como si fuera algo muy importante.

Pongo los ojos en blanco─. Oh, no. Nada importante en absoluto. Sólo vas a
ser el chico más pequeño en tu clase y todo el mundo va a mirarte raro.

─Buen intento ─dice al ver a través de mi mierda─. Soy el más pequeño no


importa dónde vaya y los niños sólo estarán mirándome por lo espectacular que soy.

Sin ego alguno. Humilde hasta la médula.

─Sé que eres espectacular ─admito─. Estoy preocupado de que le tome a


todos los demás un poco más de tiempo el darse cuenta de eso.

Se ve molesto. ─Puedo cuidar de mí mismo ─replica ─No estoy preocupado


por un grupo de alumnos de quinto grado hormonales en la cúspide de la pubertad.

Otter resopla desde detrás de su periódico pero no dice nada. No ha


cambiado de página en unos cuantos minutos y sé que es porque está escuchando lo
que estamos diciendo. Pero también sé que entiende que esto tiene que ser entre el
Chico y yo, al menos por ahora. Me dijo lo que necesitaba decirme sobre el asunto,
sabiendo que la decisión final iba a ser la mía. Y sip, ya he tomado mi decisión, pero
no sería Bear si no le diera un segundo pensamiento a cada pequeña cosa que hice.

Un día crecerás, me susurra dulcemente mi conciencia. ¿No será un día


divertido?

Suspiro─. Sé que puedes ─le digo al Chico verdaderamente. Y lo hago, de


verdad. Pero infiernos, seré el primero en admitir que todo esto me asusta como la
mierda. Recuerdo lo pequeño que yo era cuando llegué al quinto grado y lo gigantes
que todos los otros niños me parecían. Por supuesto, nunca tuve el apoyo que Ty
tiene, o el cerebro, pero todavía estoy preocupado de que esto sea demasiado, y
demasiado rápido. Con todo lo que ha pasado en los últimos cuatro meses, me
pregunto si el Chico necesita otro cambio tan rápido. Esto podría muy fácilmente
T.J. Klune Quienes Somos
sólo estallar justo en nuestras caras, y ¿entonces qué? ¿Enviarlo al cuarto grado y
rezar que un terapeuta puede arreglar todo el daño?

Oh Dios, hablando de terapia, todavía no he dicho al Chico que nuestro


abogado nos dijo a mí y a Otter que posiblemente tendríamos que visitar a un
terapeuta para toda la cosa de la custodia. Para asegurarse de que yo era un tutor
apto y el Chico no estaba en peligro. O demente. La última vez que había abordado
el tema de un terapeuta hace un par de años atrás, el Chico me había dicho que las
únicas personas que iban a terapia eran los que no tenían amigos en quien llorar. No
me había molestado en decirle en ese momento que él no tenía amigos aparte de mí.
En aquel entonces, eso me puso triste. Ahora, estaría totalmente bien si yo fuera
su único amigo en el mundo. Y no porque no quiera que salga y haga amigos (los
cuales parece estar haciendo, a un ritmo alarmante). No, sólo estoy preocupado por
ese pobre terapeuta siendo expuesto al cerebro en el cuerpo del Chico. Ty no es
exactamente... sutil.

Voy a guardar lo de la terapia para otro día. La dilación es fundamental en la


crianza de un niño. Considera eso otra Lecciones de Vida de Bear (marca comercial
pendiente de aprobación).

─Bueno, bien ─dice, levantándose para poner su tazón en el fregadero─.


Dios sabe que probablemente ya has pensado esto hasta la muerte. Honestamente,
Bear, es uno de tus rasgos más entrañables, pero ¿no te cansas de oírte a ti mismo
pensando?

Otter tose. Idiota.

─Está bien ─digo mientras muevo mis manos en el aire─. Pero juro por Dios,
Tyson, que más te conviene decirme al minuto… no, al segundo… si algo sucede. Sin
excusas, sin titubeos. Esa es la única manera en que voy a estar de acuerdo con
esto.

Me mira con prudencia─. Es como si estuvieras esperando que algo salga


mal, Bear. Ten un poco de fe, ¿sí?

Refunfuño.

Él toma su mochila del mostrador y la lleva a la mesa, sacando lo que él llama


su carpeta de "Genio". En ella hay resultados de exámenes, libretas de
calificaciones, informes adicionales que él ha escrito a pesar de que no tenía por
qué hacerlo. Hay cartas de recomendación de profesores anteriores y otro
personal de la escuela, una carta de seis páginas cuidadosamente pensada que había
compuesto para explicar en forma de puntos detallados exactamente porque sentía
que se debe mover hacia adelante (segunda versión, por supuesto; la primera incluía
joyas como "Punto Uno: no voy a tener que causar una molestia e interrumpir al
profesor para corregir uno de sus errores atroces" y "Punto Seis: se verá mucho
mejor para el distrito escolar si deciden apiadarse de un niño casi huérfano y
T.J. Klune Quienes Somos
menos privilegiado que espera un día hacer una diferencia en el mundo. Si no lo
hace, todos se verán como monstruos. Y además, tengo un abogado" y finalmente,
"Punto Ochenta Nueve: soy vegetariano. Estudios han demostrado que el cerebro
de un vegetariano trabaja a una mayor capacidad que los que comen carne y beber
sangre de nuestros compañeros animales. Si no me crees, míralo en Wikipedia"...
Como he dicho, sutil).

─ ¿Estás seguro de que esto es todo lo que vamos a necesitar? ─me


pregunta, estudiando minuciosamente los papeles por novena vez en dos días─.
Sería un fiasco llegar allí y tenerlos diciéndonos que no porque olvidaste incluir
algo.

─Le pregunté a Erica ─le recuerdo por enésima vez en dos días─. Ella se
acercó a tu... propuesta y dijo que todo se veía bien. Tú lo sabes. ¿Ahora estás
preocupado? ¿Por qué?

Él levanta la vista de su lista de items y simplemente me observa─. Porque


tú estás preocupado, Bear. Y eso me pone nervioso. Sabes que cuando te preocupas
yo me preocupo. Es sólo algo que hacemos.

Casi sonrío con esto, pero fui capaz de aplastarlo antes de que él pudiera
ver el regocijo que se arrastra detrás de mis labios. Tiene razón, por supuesto.
Somos prácticamente iguales, él y yo. No es que eso sea una mala cosa, en absoluto.
Sólo somos... un poco neuróticos. Ligeramente.

Él lo ve de todos modos y me frunce el ceño.

─Vamos a estar bien ─le digo─. Sólo recuerda, que si sucede que piensas en
algo, que probablemente suene como que no debe ser dicho en voz alta, es probable
que no debas decirlo.

─Probablemente tú deberías hacer lo mismo ─dice el Chico─. No quiero


tener que explicarle al director, a mi futuro profesor y al superintendente porque
mi hermano mayor, que está pidiendo ser mi tutor legal, está tratando de formar
palabras pero que en cambio se ve como un gorila que está luchando para aprender
el lenguaje de señas.

─ ¡Yo no hago eso! ─digo bruscamente.

Otter se ríe entre dientes y se tira pedos para encubrirlo. Dios, es tan
vulgar.

Esto, por supuesto, hace estallar al Chico, y Otter sigue su ejemplo, y a su


vez me hace estallar a mí. Y aunque no puedo explicar por qué es tan divertido, hay
algo acerca de nosotros tres, en esta cocina, en esta casa, capaz de hacernos reír
como si nada jamás hubiera salido mal, como si las cosas no fueran todavía tan
T.J. Klune Quienes Somos
inciertas, y nosotros aún no hemos tenido la maldita pelea de nuestras vidas, algo
que sólo en sí y encaje derechos.

Así que nos reímos.

Hasta que nos encontramos con el nuevo profesor de Tyson, que al parecer
conoce a Otter todo un infierno mejor de lo que yo hubiera pensado. O esperado. O
importado saber. Ya no me estoy riendo más.

Estamos sentados en la oficina del Director Judd Franklin, un hombre


pequeño y regordete con diminutos ojos muy espaciados entre sí que me recuerdan
a un pez de colores. Junto con el superintendente está una mujer con el nombre de
Leslie Parker, cuyas gigantescas tetas parecen estar a punto de estallar fuera de
su chaqueta apretada y enviar los botones a volar hacia nosotros como una metralla
pornográfica. Cada vez que toma una respiración profunda, pienso en agacharme,
pero de alguna manera, soy capaz de contenerme. Es probable que no ayude el que
la esté mirando a su pecho (no en una manera sexual en absoluto, sólo sorprendido)
así que cuando oigo un golpe cortés en la puerta, estoy agradecido por la
distracción.

─Ese debe ser el señor Trent ─dice el director Franklin, levantándose de su


escritorio y caminando hacia la puerta. Sonríe levemente a Tyson, pero se trata
más como una mueca, y me pregunto por ello por un momento, hasta que se abre la
puerta y entra el nuevo maestro del Chico.

Estoy sorprendido, aunque sólo sea por un momento, al ver a un hombre


guapo caminar con su paso seguro, su sonrisa amplia y el destello de dientes
blancos y parejos. Su cabello castaño y corto es perfecto en la parte superior de
su cabeza, ni un cabello fuera de lugar. La barba en su rostro está en camino a ser
una barba en toda regla, y se suma a la masculinidad que parece rezumar de este
hombre seguro de sí mismo. Es grande (casi tan grande como Otter), los músculos
de sus muslos apretados contra sus pantalones de vestir, las mangas de su camisa
atrapadas en las subidas y crestas de sus bíceps, tensos y en tracción. Me siento
más recto e hincho un poco el pecho, inseguro de por qué lo estoy haciendo incluso
cuando lo hago. Sé que cuando hable bajaré mi voz una octava para hacerme
parecer más varonil, y cuando sacuda su mano, mi agarre será apretado y fuerte.
Estúpido, lo sé, pero soy hombre. Es lo que hacemos.

Pero lo que más me afecta sobre el señor Trent es lo joven que parece.
Dudo que sea mayor que Otter, tal vez sólo unos pocos años mayor que yo. Eso
significaría que acaba de graduarse de la universidad y que debe hacer uno o dos
T.J. Klune Quienes Somos
años que está trabajando. No sé por qué esperaba que el nuevo profesor de Ty
fuera algún tipo viejo. Eso me molesta, por alguna razón.

Pero entonces se hace aún peor cuando el profesor nos sonríe, primero al
Chico, luego a mí y después enfoca a Otter, y la sonrisa se ensancha y se convierte
en una de reconocimiento, casi íntima. Me asombro de esto por un momento hasta
que miro en dirección a Otter y lo encuentro devolviendo la mirada, con los ojos
muy abiertos y esa sonrisa torcida en pantalla completa. ¡Oh hombre, entonces me
doy cuenta! Mierda.

Comienza en los dedos de mis pies con un pequeño zumbido. Mis pies
hormiguean a medida que avanza hacia los tobillos y las pantorrillas. Mis rodillas
pican y luego también mis muslos. Mi ingle duele y luego golpea mi estómago y se
enciende como fuego al que le han tirado gasolina. Ruge a través de mí,
encapsulando mis pulmones y el corazón, mi esófago. Quema más allá de mis ojos,
mi mirada se endurece y luego comienza a escaldar mi cerebro, y sólo entonces sé
lo que es, sólo entonces puedo darle un nombre. Todo este proceso sólo ha tomado
unos pocos segundos, pero cuando me golpea, puedo hacer poco al respecto. Celos.
Buen Cristo, me siento celoso de un tipo que nunca he conocido, pero al que mi
estúpido y jodido novio no puede dejar de sonreír y por qué nadie ha dicho nada
todavía, y por qué está todo el mundo mirándose el uno al otro!

Me aclaro la garganta, pero el señor Trent me pega por ello─. ¿Oliver?


─dice con grata sorpresa─. Wow, ¿qué estás haciendo aquí? ─Su voz es
exactamente como había pensado que sería, profunda y áspera, como si hubiera
fumado dos paquetes de cigarrillos al día durante treinta años. Es un poco caliente.
Si te gusta ese tipo de cosas. A mí no.

─ ¿David? ─dice Otter, con la sonrisa aún en su rostro.

¡Genial! David. Su nombre es David. Qué maravilloso para él. Cuán


absolutamente bíblico. Al parecer el cielo se ha abierto y coros de ángeles están
cayendo en un gran y gordo rayo de luz solar, todos cantando "Daaaa-viiiiid," y todo
lo que quiero es aniquilarlo (¿herirlo?, ¿golpearlo? Una de esas cosas que signifique
una ardiente y penosa muerte) por mirar fijamente a mi novio.

Oh, vamos, Bear, se ríe. ¿De verdad creíste que para Otter fueron sólo tú y
Jonás? ¿Qué Otter no estuvo con alguien más? Por supuesto que estuvo con otras
personas. Tú no fuiste su primer nada.

La lucha por ti es todo lo que he conocido, susurra desde algún lugar de mi


cabeza.

Suspira. Bueno, lo que sea. Así que Otter te ama y bla, bla, bla. ¿Pero no es
esa mirada en su rostro en este momento una sonrisa? Jesucristo, este tipo David
debe caminar sobre el agua o algo así.
T.J. Klune Quienes Somos
O algo, estoy de acuerdo oscuramente.

David Trent ignora al Chico y a mí completamente mientras se acerca a


Otter con la mano extendida. Otter se puso de pie, y sus manos y dedos se tocaron
y agarraron, y esa mirada de reconocimiento todavía está en los ojos de David, y
antes de que pueda detenerme, me imagino la mano de David envuelta alrededor de
la polla de Otter, y la sangre corre a mi polla, haciéndome sentir como un
pervertido. Un enojado, celoso y estúpido pervertido que se pregunta por qué su
novio y el futuro maestro de su pequeño hermano no dejan de estrecharse las
manos, y es como que si estuvieran tomados de la mano, y qué dulce para ellos. Cuán
maravilloso para los dos. Ahora estoy cabreado, a pesar de que, literalmente, sólo
han pasado veinte segundos desde que este tipo entró en la habitación, un tipo que
se ve perfecto, tiene el cuerpo perfecto, la sonrisa perfecta, el culo perfecto que
al parecer estoy mirando. ¿Por qué diablos estoy chequeando el culo de este tipo?
Yo no le echo un vistazo a los culos de otros chicos, eso no es lo que soy. Tal vez
sólo necesito ver si es mejor que el mío.

Lo es. Por supuesto que lo es. Parece que se pudiera hacer rebotar un cuarto
de dólar en él. Todo un rollo de monedas de un cuarto de dólar, si estás en todo
esto de la cosa monetaria. Apuesto a que el Sr. David Trent, maestro de quinto
grado en la Primaria de Seafare, también lo sabe. Puto. Él no va a ser el maestro de
Ty. Jamás. Voy a enseñarle al Chico en la casa si es necesario. Voy a dejar mi
trabajo y quedarme en casa todo el día con Ty y enseñarle cosas sobre... bueno, lo
que sea que los estudiantes de quinto grado se suponen que deben aprender. No me
importa. Él no va a venir aquí. Tal vez deberíamos mudarnos también. Como, al otro
lado del país. Y quedarnos en nuestra casa. Para siempre.

Finalmente (después de lo que se sienten como días) Otter y el Capitán Culo


Musculoso paran de estrecharse las manos y dejan caer sus brazos a los costados.
Otter parece darse cuenta de que está mirando amorosamente a los ojos de otro
hombre, y lanza una mirada hacia mí. Intenté instruir a mi rostro para que no
hiciese la mueca que estoy seguro que está haciendo, pero Otter la logra ver antes
de que pueda hacerla desaparecer y tiene la decencia de parecer al menos
moderadamente culpable. Le entrecierro los ojos e inclino mi cabeza ligeramente
hacia la izquierda, enviándole el mensaje, Um, ¿qué coño? sin decir las palabras.
Hemos perfeccionado esta forma de comunicación silenciosa hasta el punto de ser
casi aterrador.

Se encoge de hombros sutilmente. Después.

Yo toso. Oh, es malditamente mejor que creas que va a haber un después.

Él sonríe. Ya basta, Bear. No es lo que crees. Puedo oírte pensando desde


aquí.
T.J. Klune Quienes Somos
Me rasco la mejilla. Oh puedes, ¿puedes? Entonces debes saber que estoy
pensando en darte un puñetazo en las bolas.

Su sonrisa se hace maliciosa. Verte celoso es jodidamente sexy. Quiero


doblarte sobre el escritorio del director y follarte como si nunca te hubieran
follado antes…

─¿Por qué todo el mundo está tan callado? ─pregunta el Chico─. ¿Estamos
teniendo un concurso de miradas? Si es así, deberían haberme dicho porque yo aún
no estaba del todo listo. ¿Otter? ─Casi puedo degustar el sarcasmo en su voz.
Echo un vistazo hacia él y lo veo mirando con rebeldía a Otter, como si hubiera
hecho la peor cosa en el mundo y hubiera traicionado a todos los que ama. Debería
haber sabido que el Chico era lo suficientemente inteligente como para recoger la
misma información que yo. Da miedo, de verdad, cuán perceptivo es. Miro de nuevo
a Otter, y Otter ha visto lo mismo en el Chico que yo he visto y se aleja un paso del
Sr. David Trent.

David, por supuesto, toma nota─. ¿Qué estás haciendo aquí? ─pregunta de
nuevo─. Lo último que supe fue que estabas en California.

Otter alcanza y se rasca la parte posterior de la cabeza─. Sí, regresé hace


unos meses.

─ ¿En serio? ¿Por qué?

─Sí, Otter, ¿por qué has vuelto? ─pregunta el Chico amablemente. Bueno, lo
bastantemente amable.

Otter sonríe hacia el Chico─Tranquilo, muchacho ─le dice─. Te escucho


fuerte y claro..

─ ¿Lo haces? ─pregunta el Chico─. Eso espero.

El director, el superintendente, y el tipo que me gustaría que se cayera en


una profunda grieta en la tierra llena de lava fundida no tienen ni idea de lo que
está pasando, pero sus ojos van de un lado a otro entre mis chicos como si
estuvieran viendo una muy rápida partida de ajedrez. Sería gracioso si no
encontrara la situación tan sin gracia. Pero, bueno, ¿ven cómo no estoy
reaccionando exageradamente? ¿Aún? El Bear de hace unas semanas atrás
probablemente se hubiera puesto de pie, hubiera corrido fuera de la habitación y
se hubiera ido a la playa e ignorado las llamadas telefónicas de sus amigos y sus
familiares mientras se desplomaba por el peso de su propia angustia, imaginando
que el océano lo estaba tragando completamente mientras que todo el mundo
comenzaba a cambiar y colapsaba bajo el terremoto más grande jamás conocido. El
Nuevo y Mejorado Bear sólo interioriza todo hasta que pueda conseguir estar a
solas con el objeto de su consternación para hacerle algunas preguntas muy
afiladas sobre por qué dicho objeto estaba haciéndole ojitos a un hombre que sólo
T.J. Klune Quienes Somos
debe trabajar en su culo cuando va al gimnasio porque, buen Cristo, eso parece ser
duro al tacto ¿y por qué coño estoy ahora pensando en tocar el culo de otro
hombre?

Bueno, por lo menos podemos tachar toda la cosa de "ser gay para Otter" de
la lista, dice. Ahora parece que sólo eres gay. Abre tu boca. Ve si sale un bolso.

No sé cuál es mejor. O peor. Mierda.

Otter se vuelve hacia David─. Estoy aquí con estos dos. Bear es mi novio.

─Pareja ─dice el Chico─. Ya hemos hablado de esto, Otter. ¿En qué grado
estás?

Otter apenas frena el poner sus ojos en blanco─. ¿Cómo podría olvidarlo?
Pero tienes razón, Bear es mi pareja.

David se vuelve hacia mí con repentino interés, me levanto de la silla y llego


a él. No creo que se le haya pasado por alto a nadie en la sala cuando trato de
hacerme lo más grande posible, lo cual estoy seguro que parece hilarante dado que
David es por lo menos cuatro pulgadas más alto que yo y me supera por unas buenas
cincuenta libras─. Encantado de conocerte─, le digo, con la voz tan profunda como
puede hacerla sonar, ignorando la forma en que Otter y el Chico resoplaban─. Soy
Bear, la… pareja de Otter─. Tomo su mano y hago mi mejor esfuerzo para
aplastarle sus huesos a polvo.

David sólo se ve divertido─. Recuerdo haber oído acerca de ti hace años.


Sin embargo, no creo que alguna vez nos hayamos conocimos.

¿Qué dijo? ─¿Oíste hablar de mí? ─pregunto, mi voz haciéndose más


profunda, casi hasta el punto en el que suena como si estuviera gruñendo.

David suelta mi mano antes de que le pueda romper los dedos. Estoy seguro
de que está con mucho dolor y sólo quiere meterse en un rincón, sostener su mano
herida y llorar. Pero de alguna manera, sigue siendo capaz de sonreírme. ─ ¡Eso es
bueno! Oliver y yo solíamos ser... amigos─. No se me escapa cómo dice esa última
palabra, de forma baja y entrecortada, como si estuviera follando el aire a su
alrededor con la boca. ¡Es realmente bueno!─ No sabía que eras... ya sabes.

Lo miro, desafiándolo a seguir hablando, pero él obviamente espera a que


responda a su pregunta que en realidad no es una pregunta─. No me acuerdo de ti
─le digo─. No deben haber sido muy buenos amigos si nunca te conocí─. Digo estas
palabras antes de poder detenerlas y hasta yo puedo oír el gran idiota que soy.

Jesucristo, se ríe. ¿Por qué no sólo sacas tu polla y meas sobre Otter?
Estoy seguro de que eso mostraría bien tu punto.
T.J. Klune Quienes Somos
Otter suspira y sacude la cabeza, pero esa pequeña sonrisa nunca deja su
rostro, y sé que está disfrutando como el infierno de esto, y creo que tal vez
debería mear sobre él, pero no creo que seamos del tipo con gustos en deportes
acuáticos. Como están las cosas estoy sumamente jodido; no necesito que me digan
que estoy cubierto en mierda. No creo que mi corazón pueda soportarlo. (Y,
conociendo la forma en que va mi suerte, averiguaré que realmente estoy con la
mierda al cuello, y será del tipo en la que tengo que llevar una capucha de cuero
negro encima de mi cabeza con una cremallera sobre mi boca y tendré cables
conectados a mis pezones con los otros extremos conectados a una batería de
coche, sólo para experimentar un orgasmo total. Eso es algo real, por cierto. La
gente hace eso. Búscalo en línea. Puedo esperar. ¿Ves? Te lo dije. La gente es tan
rara.)

David no se deja engañar por mis palabras y su sonrisa se ensancha. Es como


si fuera un tiburón y no creo que jamás antes haya visto tantos dientes en una
persona. Estoy a punto de abrir mi boca para decir algo (qué, no lo sé) cuando el
Chico habla por mí.

─Todos vivimos juntos ahora ─le dice a David, con su pequeña voz plana─. Es
una especie de gran cosa.

David se aparta de mí y mira hacia abajo Al Chico─. Suena como una gran
cosa ─dice alegremente─. Y tú debes ser Tyson. ¡Es sin duda un placer conocerte!
─Él extiende su mano para estrechar la del Chico, y veo las venas en el dorso de la
mano del Chico aumentando en su intento de dar su propia versión de un apretón de
muerte. Santo Dios, él no sólo es como yo, es una copia exacta de mí─. Ese es un
buen apretón de manos el que tienes ahí ─exclama David, fingiendo caer de rodillas
y haciendo muecas.

El Chico pone los ojos en blanco─. ¿Es usted siempre así de


condescendiente? ─pregunta él─. Si es así, no sé si seríamos un buen dúo.

─Tyson ─digo, mi voz sonando como una advertencia, aunque sólo quiero
dejárselo a David. Sería divertido ver como el Chico de forma sistemática
destruye a su futuro maestro, pero siempre he tratado de inculcarle al Chico que
muestre respeto, especialmente cuando estamos tratando de sacarlo adelante.

El Chico me frunce el ceño por un momento, pero luego deja el acto─. Lo


siento ─murmura─. No estoy tratando de ser grosero. Es sólo que no me gusta que
me hablen con altivez.

David asiente solemnemente, y creo que él está siendo serio. Se consigue un


punto en mi libro, pero tiene que compensar el enorme déficit que ya ha acumulado.
Él no tiene ninguna oportunidad─. Bueno, Tyson, puedo prometerte que
definitivamente no voy a complacerte. He oído algunas cosas maravillosas acerca de
ti y no puedo esperar a ver lo que puedes hacer.
T.J. Klune Quienes Somos
─ ¿Podemos, entonces?─pregunta el Director Franklin, agitando las manos
hacia las sillas vacías.

Deberíamos.

Tan pronto como estamos sentados (los tres miembros facultativos por un
lado, nosotros por el otro, que, por desgracia, me da la idea de que estuviésemos
haciendo una audición para una competencia real, ¡y lo juro! no puedo sacudirme
este pensamiento a pesar de la gravedad de la conversación ¡A veces soy una
mierda!), Ty procede a sacar su carpeta de "Genio" de su mochila. Estoy a punto de
abrir mi boca para preguntar qué les gustaría discutir más a fondo a las personas
enfrente nuestro cuando el Chico saca un soporte de metal fino de su bolsa, que
despliega y apuntala a su lado. Luego saca un pequeño aparato negro que prende y
apaga. Un puntero láser. Se pone de pie y agarra la carpeta "Genio", la abre y saca
unos papeles, luego los coloca en el soporte. La primera página encima del soporte
dice: Por Qué Debo Ser Admitido En Quinto Grado por Tyson McKenna.

Mi Dios, el Chico está a punto de dar una presentación.

Le doy un vistazo a Otter, preguntándome si debemos tratar de detener


esto o ver cómo le sale. Pero Otter está mirando a mi hermano con tanta adoración
que me quita el aliento, dejándome incapaz de decir una maldita cosa. Por un
momento me olvido del estúpido de mierda de David Trent y sus gigantescos
músculos, y como si él pudiera oírme pensar (lo cual, para ser honesto, creo que sí
puede), Otter vuelve sus ojos hacia mí, y esa adoración no disminuye. En todo caso,
crece. Cristo. Empiezo a conseguir un nudo en la garganta, y tengo que mirar hacia
otro lado. Él sabe, como siempre lo hace, llegar hasta mí para acariciar mi mano
suavemente, su pulgar acariciando mis nudillos. Asiento con la cabeza una vez,
haciéndole saber que entiendo lo que quiere, que vamos a dar un paso atrás y dejar
que el Chico siga adelante y ver qué pasa.

Los tres opuestos a nosotros nos miran estupefactos mientras Tyson se


toma un momento para ordenar sus pensamientos, rebuscar en sus notas,
murmurando para sí mismo, con el ceño fruncido en una profunda reflexión. Siento
un ligero malestar, no habiendo sabido que Tyson iba a hacer de esto una gran cosa.
El Chico no es conocido precisamente por su prudencia ¿qué niño lo es? y sólo puedo
esperar que él no siga con sólo su proceso de pensamiento normal. Pero mientras
espero esto, sé que no importará al final. Me imagino que puedo detenerlo si es
necesario y hacer frente a las consecuencias posteriores.

Por lo menos esto debería ser entretenido.

El Chico finalmente parece listo y mira a todos los demás, haciendo caso
omiso de Otter y de mí completamente. Se pone de pie y toma una respiración
profunda. Puedo ver que sus manos tiemblan un poco, el puntero láser aferrado en
su pequeño puño, los nudillos poniéndose blancos. Está nervioso. El Chico está
T.J. Klune Quienes Somos
jodidamente nervioso. Es suficiente para romper mi silencio y corazón, los dos al
mismo tiempo. Otter me siente tenso, y su agarre en mi mano se aprieta. Lo miro y
él sonríe en silencio hacia mí, sacudiendo la cabeza una sola vez. Dice demasiado en
esa sola mirada, como si supiera todo el temor que tengo, cómo me está matando el
ver al Chico nervioso, porque él nunca está nervioso. Preocupado, sí. ¿Pero
nervioso? De ninguna jodida manera. Y si está nervioso ahora, quiere decir que está
asustado, y eso significa que tengo que acercármele. Tengo que protegerlo. Tengo
que hacerlo mejor. Es mi trabajo. Es lo que soy. Es lo que se supone que debo
hacer. Miro a Otter, pero él lo sabe. Él sabe.

─Gracias a todos por haber accedido a reunirse conmigo hoy ─dice el Chico,
su voz suave pero firme─. Estoy aquí para decirles por qué siento que debe
permitírseme ser trasladado desde el cuarto grado hasta el quinto en el inicio del
próximo año escolar. Tengo la esperanza de que, después de mi presentación, verán
que tengo muchos intereses, tanto en derechos de los animales como en
matemáticas─. Levanta una mano torpe y elimina la página superior de la pila, y
tengo que poner mi mano a la boca para mantenerme sin reírme y gritar, todo al
mismo tiempo que veo lo que dice la página siguiente, ME GUSTANLOS DERECHOS
DE LOS ANIMALES Y LAS MATEMÁTICAS en letras bien grandes, a las que Ty
apunta el puntero láser, resaltando cada palabra para enfatizar algo. No sé cuándo
imprimió estas cosas en la computadora. Nunca vi nada de esto. Me pregunto si Otter
sabía. Me recuerdo a mí mismo amenazarlo con no tener sexo hasta que me lo diga.

─Tengo intereses académicos muy marcados, como pueden ver en los


resultados de mis exámenes─, dice el Chico, bajando la mano hacia su carpeta de
"Genio" y sacando copias de sus libretas de calificaciones las pasa entre los tres
que actualmente estaban mirándolo embelesado. Debería haberme dado cuenta que
no tomaría mucho tiempo para que cayeran bajo el hechizo de Ty. Es un chico
carismático, eso es absolutamente seguro. Ellos murmuran sus gracias mientras
toman los papeles, los estudian de cerca, como si nunca hubieran visto estas cosas
antes, como si todavía no supieran cómo son sus libretas de calificaciones.

─Ahora ─continúa el Chico, con la voz más fuerte, más seguro─, antes de
entrar en la carne de mi presentación, que, por cierto, es la única carne aceptable,
me gustaría demostrar que tengo una amplia variedad de intereses fuera de los
académicos. Me gustaría leer un poema que escribí.

Oh mierda. Oh no.

Otter comienza a perderlo a mi lado. Él está tranquilo, pero puedo sentir su


mano temblorosa sobre la mía. Esto va a ser una pesadilla.

El Chico recoge otro pedazo de papel de su carpeta y elimina la segunda


hoja del soporte de metal. El siguiente documento dice, UN POEMA
CONTEMPORÁNEO DE TYSON MCKENNA TITULADO "¿POR QUÉ DEBO
SALTARME UN AÑO (ODA A EINSTEIN Y A MIS AMIGOS LOS ANIMALES)."
T.J. Klune Quienes Somos
Él toma una respiración profunda, y me pregunto si debo tratar de
detenerlo antes de que hable, pero es demasiado tarde. Todo lo que puedo hacer es
sentarme y dejar que el Chico realice su epopeya poética. Y por el sonido de la
misma, él ha encontrado la manera de acceder al diccionario de sinónimos en el
equipo. Va a ser imparable.

Para los facultativos de la Primaria Seafare

Estoy aquí para impresionarlos a pesar de su voluntad.

Me considero a mí mismo un entendido

(Eso significa una persona con un alto grado de habilidad).

Digo esto no para presumir, porque eso sería realmente inaceptable

(A pesar de que es una especie de clase de verdad).

Tampoco estoy aquí por la gloria o la fama eterna.

Sólo quiero hablar contigo.

La gente a menudo pregunta por qué soy vegetariano,

Y soy honesto cuando los miro a los ojos;

Y digo: "Bueno, ¿por qué eres tú semejante bárbaro?

¿Poniendo esos animales en tú boca para morir?"

Ellos me miran divertidos, y a veces comienzan a tartamudear,

pero voy a seguir adelante, no voy a ser disuadido,

diciendo: "No puedo creer que uses esa boca para besar a tu madre,"

mientras empiezan a ahogarse en lo que es, sin duda, un ave acuática en


peligro de extinción.

La gente no puede creer que en realidad sólo tengo nueve años.

"Los niños no hablan así," dicen, "no importa cuán maduros sean"
T.J. Klune Quienes Somos
¿En serio? ¿No piensas así? Eso está bien. Eso está bien.

No es mi culpa que la mayor cantidad de sílabas que usas en una palabra sea
tres.

Pero creo que me merezco una oportunidad para mostrarles exactamente lo


que puedo hacer.

Después de todo, en la escuela Einstein apenas obtuvo calificaciones


aprobatorias.

Y si él puede ser considerado como el padre de la física moderna hasta la


médula,

Entonces creo que hay una posibilidad de que tenga esto asegurado.

No estoy diciendo que esto para sonar arrogante, esa no es mi intención en


absoluto.

Simplemente estoy tratando de hacer hincapié en un pequeño punto.

Así que espero venir aquí en el otoño,

Si ustedes me dejan saltarme un grado en esta reunión.

En conclusión, donde las cosas inevitablemente llegan a su fin,

me alegra que me hayan dejado dar mi opinión.

Como espero que suceda con mi habilidad tendiente

a crecer más inteligente con cada día que pasa.

Ah, y una cosa más, en caso de que mi sutileza confunda:

no coman carne. Quiero decir, en serio, ¿por qué lo harían?

Hay un montón de plantas alrededor.

¡Arriésguense! Intenten algo nuevo.

Les prometo que les hará su vida profunda!


T.J. Klune Quienes Somos
Pentámetro yámbico13, conoce a la trituradora de madera. Trituradora de
madera, pentámetro yámbico.

Se detiene y mira con nerviosismo.

Hijo de puta, tengo lágrimas en mis ojos.

Otter y yo comenzamos a aplaudir al mismo tiempo, los dos creamos tal


estruendoso y ensordecedor aplauso que resuena en la pequeña oficina. El Chico
parece sorprendido por el ruido, pero sólo por un momento. Nos mira, y veo que el
nerviosismo que le ha atormentado desde que abrió la boca lentamente se
desvanece. La sonrisa que crece en su rostro es impresionante. Jesús, estoy tan
orgulloso que me siento como una madre en un partido de fútbol cuyo hijo acaba de
anotar su primer gol.

Los otros en la habitación (aquellos que no han llegado a ver la


interpretación del Chico de "licencia poética") están mirándolo fijamente con lo que
sólo puede ser descrito como miradas de asombro haciendo juego. No puedo decir
aún si eso es bueno o no. Es como me imagino que la gente se verá después de que
han descubierto una nueva especie de insecto, y no saben todavía si es venenosa.
Están maravillados, pero cautelosos.

Tyson no parece darse cuenta de nada de eso, así que supongo que está bien,
aunque eso no me impide disparar miradas a los tres, los cuales lo admiten y
comienzan a aplaudir cortésmente. No sabía que Seafare era el centro del universo
de la poesía como para que se les permita ser tales snobs sobre todo el asunto.

Idiotas.

Pero es suficiente, y el coraje de Ty regresa con toda su fuerza y durante


los siguientes veinte minutos, él habla, deslizando página tras página de la base,
señalando todos y cada uno de los puntos que Otter y yo habíamos llegado a leer y
a los cuales se nos permitió echar un ojo, sin saber si el Chico los iba a presentar.
Hay veces que se desvía por tangentes al azar ("También me gustaría implementar
un consejo estudiantil que podrían ayudar a los profesores a mover a esta escuela
hacia el futuro; empezando por virar hacia lo ecológico, gente. Sólo tenemos una
Tierra. Creo que se necesita un nuevo liderazgo para llevar a cabo este cambio.
Pero por favor, no crean que me refiero a que mi gobierno sería una dictadura. A
ustedes, como el personal remunerado, aún se les permitiría proporcionar lo que
estoy seguro es su valiosa aportación. Esto no es Cuba, después de todo.") Y
tiempos en que él consigue sermonear ("¿Sabía usted que treinta vacas son
sacrificadas en algún lugar del mundo cada dos horas? ¿Cómo es eso de justo?"),
pero al final, no importa. Es obvio que él cree en esto, su tesis de maestría sobre lo

13
Pentámetro yámbico es un tipo de verso de cinco pies, cada uno de los cuales suele estar compuesto
de dos sílabas, una no acentuada y otra acentuada, y una sílaba opcional no acentuada al final. No hay
rima.
T.J. Klune Quienes Somos
que significa ser el Chico. Si alguien me pregunta de nuevo cómo puede ser de la
manera que es, sólo voy a tener que darle una repetición de su actuación, poema y
todo.

Estoy a punto de darle la señal universal para que vaya finalizando, pero él
termina con broche de oro, citando a un tipo muerto que dijo algo acerca de algo.
No lo sé. Estoy escuchando a medias, asegurándome de mantener un ojo en los
miembros facultativos frente a nosotros, listo para lanzarme encima de la mesa en
caso de que uno de ellos muestre incluso remotas señales de desinterés. Otter
sabe esto y su agarre en mi mano se aprieta muy suavemente, y tengo momentos
para maravillarme de que estoy sentado aquí en público, viendo a mi hermano
pequeño dando su disertación de quinto grado mientras mi novio -mmm, pareja-
sostiene mi mano.

Vaya, mira lo lejos que he llegado. Sólo pienso nerviosamente acerca de


cómo soltar mi mano una o dos veces, sobre todo cuando atrapo a David mirando a
hurtadillas a la aparente necesidad de Otter de demostraciones públicas de
afecto. Sip, tal vez estoy frotándolo un poco, pero él está metido debajo de mi piel
de alguna manera, y no en un buen sentido.

Pero el Chico termina y se inclina ligeramente, y aplaudimos de nuevo, y me


doy cuenta con una pizca de diversión cuando los facultativos aplauden de
inmediato, esta vez más fuerte. Ya sea porque les llegaron mis miradas punzantes,
o porque simplemente están contentos de que haya terminado.

Ty pone sus cosas a un lado y viene a sentarse a mi lado en su silla y se


inclina, enterrando su cara en mi hombro. Otter se inclina, casi apoyando la barbilla
sobre mi otro hombro, su aliento se desliza sobre mi cuello, haciendo que la piel de
gallina comience a picar y ambos esperamos por el Chico, sabiendo que va a
necesitar tranquilidad con lo que esté pasando en su cabeza ahora mismo. Este ha
sido un gran paso para él, uno que estoy seguro de que no habría sido capaz de dar
hace cuatro meses.

─ ¿Derrick? ─ pregunta él por último, con la voz ahogada por mi camisa.


Peor de lo que pensaba, supongo. Por lo general se reserva llamarme Derrick cuando
está a punto de hacer una de sus Muy Importantes Preguntas Sobre (llene el
espacio en blanco).

─ ¿Sí, Chico?

─No estás enojado, ¿verdad? Sólo quería que esto fuera una sorpresa.
Quería demostrarles a ti y a Otter que puedo hacer esto, que no necesito ninguna
ayuda.

Ecos de una conversación de unas pocas semanas atrás vienen volando de


regreso de una época en la que estaba en estado de rabioso pánico, pensando que
había perdido al Chico para siempre, sólo para sentir el peso de él en mis brazos.
T.J. Klune Quienes Somos
Me estremezco un poco, sintiéndolo rodar a través de mi columna vertebral─. No
estoy enojado ─le digo ásperamente─. Nunca podría estar enojado contigo por eso.
Eso fue malditamente increíble Ty. Eso es tener bolas.

Otter se acerca y desordena su cabello gentilmente, su gran mano jalando


de mechones del cabello oscuro del Chico─. Estamos orgullosos de ti, Chico ─dice
en voz baja, sólo para que nosotros lo escuchemos─. Y no debes cree que alguna
vez no nos puedes pedir ayuda, incluso si haces todo por tu cuenta.

Uf, estamos sacando sacarina14 delante de gente que a todos los efectos son
desconocidos. Le beso la cabeza al Chico y lo oigo quejarse de ello, pero se retira
con una pequeña sonrisa en su rostro sonrojado. Echo un vistazo a Otter, que me
sonríe y murmura la palabra "sentimental," y casi peleo contra el impulso de rodar
mis ojos, pero lo hago de todos modos. Lo Que Sea. Volveré a ello más tarde.

David Trent, el Sr. Franklin y Tetas McGee (Dios, tengo que dejar de pensar
en ella de esa manera) están obviamente aliviados cuando nuestro pequeño
momento de familia ha terminado y no tienen que mirar al techo o el suelo en un
intento de darnos nuestra privacidad.

El Sr. Franklin hace malabares con los papeles de su escritorio y se aclara la


garganta, golpeando un dedo sobre el escritorio─. Bueno, Tyson ─empieza─. Eso
fue sin duda... la primera vez en todos mis años como educador. Has dado algunos
puntos muy... únicos que, sin duda, darán mucho que hablar en los próximos años.

El Chico se muestra muy satisfecho. Yo frunzo el entrecejo.

─Ahora, Derrick ─continúa, mirándome con cautela─ como puedes recordar


al final del año pasado, hablamos de la probabilidad de avanzar Tyson un año, dada
su aptitud para casi todo. Es raro, seguro, y me he encontrado con sólo un puñado
de niños verdaderamente dotados en mi vida y he visto cómo muchos de ellos
pueden tambalearse si no tienen un reto adecuado. Me parece recordar discutir
contigo si sentías que Tyson estaría listo para un cambio, y escuchar tu vacilación
sobre ello. ¿Puedo preguntar qué ha cambiado?

Espera, ¿ahora estoy yo en juicio aquí? Infiernos. ¿Qué debo decirle?


¿Debo decir que estamos razonablemente bien ahora que he descubierto que me
gusta la polla? No, creo que eso podría ser demasiado crudo. ¿Debo decirle que es
porque Tyson y yo por fin hemos encontrado al menos algo semejante a la paz
porque Otter regresó? No, no creo que sea justo descansar todo eso en Otter,
incluso si es una buena cosa. Pero no importa lo que pienso, no puedo dejar de notar
cómo todo vuelve a Otter, no importa el camino que tome. Que sin él, Tyson y yo,
probablemente todavía seríamos antisociales confinados empeñados en sobrevivir
día a día. ¿Cómo puedo explicarle plenamente esto a él cuando yo realmente ni
siquiera le he dicho esas cosas a Otter? Claro, creo que él lo sabe en algún nivel,
14
Sacarina: endulzante sintético mucho más dulce que el azúcar que generalmente se usa en su reemplazo.
T.J. Klune Quienes Somos
como parece saber todo lo demás, pero necesita oírlo de mí, y no en una sala llena
de gente donde no puedo mostrar con precisión cuánto significa para nosotros,
significa para mí (y sí, estoy siendo algo sucio aquí, el cual no es el mejor lugar para
tener pensamientos sobre chupar la polla de mi novio hasta que él haga esa cosa
que me muestra que está cerca: sonrojarse, tirones de cabello, la cosa de los
gruñidos bajos que me demuestran que yo podría tener un don como un chupador de
polla después de todo.)

Mierda. Ahora estoy caliente. Otra Vez.

Y al parecer mi línea de pensamientos ha sido secuestrada de nuevo por


bandidos enmascarados a caballo, ya que estoy bastante seguro de que ha pasado
un minuto completo en silencio conmigo mirando con la boca abierta a las personas
que se sientan en frente de nosotros. Excelente. El Gorila que lucha por aprender
el lenguaje de signos, al igual que el Chico predijo. ¿Dónde está la señora Paquinn
cuando la necesitas? Ella no habría permitido que pasara tanto tiempo sin al menos
dar sus ideas sobre lo que sea que decida que pasaba por su cerebro en ese
momento, ya sean alienígenos o las ramificaciones sociales del queso cottage (larga
historia).

─Er... bueno, verá ─tartamudeo, seguro de que no estoy ayudando en nada


por hablar─. Tenemos... ah, ¿cómo decirlo? Hemos… ¿llegado a un lugar mejor? Ya
sabe, ¿en nuestras vidas?

¡Cuán bien expresado! sonríe entre dientes alegremente. ¡Usted es


obviamente un cogno-lo que sea igual que su hermano! Dios mío, ¿cómo no eres un
genio científico a estas alturas?

─ ¿Es eso así? ─pregunta el Director Franklin─. ¿Podría explicarlo?

Oh, apuesto a que le gustaría eso─. Bueno, Tyson y yo nos hemos mudado
recientemente a una casa, así que no más apartamentos. Y, uh, tenemos una vida
familiar más estable. Ya sabe, ¿en casa? Y tenemos un gran grupo de apoyo que nos
rodea que... nos rodea─. Tengo que dejar porque suena como si estuviera
ahogándome con mis palabras. Jesús, el Chico puede hacer una presentación de
treinta minutos, ¿y yo no puedo hablar por dos malditos segundos? Miro a la única
persona en la habitación que conozco puede ayudarme; y él está ahí, siempre está
ahí, y algo pasa entre nosotros, y él asiente hacia mí, apretando mi mano
suavemente antes de volver a Franklin.

Otter dice ─¿Estoy seguro de que ha sido recientemente puesto al


corriente de los acontecimientos de hace tres años? La abogada de Tyson nos
informó que se puso en contacto con su oficina y le ha informado de la situación
legal actual.

Tetas Mc-Leslie Parker tomó la palabra─. Sí, he tenido una conversación con
Erica Sharp. Y tengo que decir que estábamos obviamente sorprendidos de oír
T.J. Klune Quienes Somos
acerca de su madre... del alejamiento de ella. Estábamos bajo la impresión de que
Derrick estaba actuando en su lugar con un poder de representación debido a un
problema de salud─. Ella me miró con severidad, aunque no sin amabilidad.

─Nunca dije que fuera un problema de salud ─me quejo.

─Sea como fuere ─dijo ella─, nos dejaste creer que se trataba de eso.
Derrick, no sé si debo abrazarte o estrangularte─. Eso no era nada nuevo. La
mayoría de la gente tiene esa reacción─. ¿Nunca has pensado en preguntar acerca
de cualquier tipo de asistencia financiera? La escuela cuenta con recursos para
proporcionar a las familias de bajos ingresos. Hubiera sido tan fácil para ti sólo
hablar con nosotros acerca de lo que estaba pasando para que pudiéramos
ayudarte.

Ah, ahí está de nuevo, la necesidad innata de la gente por preocuparse, de


querer ayudar. Fue esta misma cosa la que había causado tan gran discordia en los
primeros dos años con mi maldito orgullo y falta de confianza en casi todo el mundo
a mí alrededor. Podría tratar de explicarles, pero cualquier cosa que dijera,
cualquier argumento contrario, sonaría débil. Debido a que mis decisiones eran
débiles. A pesar de que pensé que estaba reaccionando en beneficio del Chico, hay
momentos en que me pregunto si no estaba cuidando de mí mismo aún más,
envolviéndonos en un capullo a los dos dentro de ese apartamento donde estábamos
razonablemente seguros, donde el mundo exterior sólo nos podía ver a través de un
segundo vistazo. ¿Estaba equivocado? No lo sé. Puede ser. Pero el tiempo de la
segunda mirada a mí mismo está en el pasado. No es algo por lo que me preocupe en
centrarme más, especialmente dado hacia dónde nos dirigimos ahora. Es fácil
ahogarse en el pasado, si te lo permites.

Confía en mí, sé una cosa o dos acerca del ahogamiento.

─No sabía en quién confiar en ese momento ─digo finalmente a los demás,
mi voz baja pero constante─. No voy a tratar de convencerlos de que manejaba
todo como debería haberlo hecho, porque no lo hice. Lo sé. Pero estamos aquí y
ahora. Hemos llegado hasta aquí. Y lo hicimos por nuestra cuenta, y estamos en un
momento en el que no necesitamos su ayuda. No es que no sea apreciada ─digo de
forma insegura y apresuradamente.

Otter me aprieta la mano de nuevo, sólo para dejarme saber que él está allí,
antes de decir: ─Bear está trabajando a tiempo completo en la tienda de
comestibles, aunque tengo suficiente dinero ahorrado así que él será capaz de
bajar a trabajar a tiempo parcial una vez que vuelva a la escuela.

¡Oh, mierda! Me había olvidado completamente de decirles. Síp, al parecer


estoy empezando la escuela otra vez en la universidad comunal este otoño. Y al
parecer este no es tema de debate. Deberían de haber visto la mirada en mi cara
cuando Otter me dijo esto. Ah, y el Chico estaba metido en todo lo de la
T.J. Klune Quienes Somos
emboscada, también, estando de acuerdo con todo lo que Otter decía, con cada
punto perfectamente válido que hizo, con que estábamos financieramente
asegurados y que eso me permitía disminuir mis horas en el trabajo (ah, y déjenme
decirles la alegría que sentí por eso, sabiendo que Otter ya había puesto mi nombre
en sus cuentas bancarias. Él lleva esta mierda de "pareja" demasiado literalmente;
lo que no me impidió abrir la primera declaración del banco que llegó por correo y
que me hizo caer en un choque apopléjico por lo grande que era el número. San
Diego había sido amable con Otter, al menos financieramente). Si hay una cosa que
he aprendido a lo largo de las últimas semanas, aparte del hecho de que no se debe
permitirme pensar por mi cuenta, es que tratar de ganar un argumento en contra
de Otter y el Chico cuando están unidos es una tarea imposible. Es más fácil para
mí sólo decir "sí".

Otter estaba en lo cierto. Cristo, me estoy convirtiendo en un blando con la


vejez.

Así que sí, voy a volver a la escuela a la edad de veintiún años. Me imagino
que voy a empezar con algunas clases sólo para conseguir meterme de nuevo en el
ritmo de las cosas. Ya no sé lo que quiero ser, a pesar de que Otter quiere que siga
con todo el asunto de escribir. Puede ser. O tal vez me convierta en dentista. O en
científico de insectos (o como sea que lo llamen). Estoy súper emocionado acerca
de la tarea. Eso es una mentira. Pero Otter me conoce demasiado bien y me dijo
que va a sentarse junto a mí mientras me registro en línea, sólo para asegurarse de
que lo hago. Conociéndome, probablemente me acobardaría, le diría a que lo hice, y
luego pretendería ir a clase. Y lo que haría realmente sería sentarme en un Denny’s
hasta que un par de horas hubiesen pasado. Por supuesto, esa línea de pensamiento
estalló en mi mente y llegué al punto en que me di cuenta que con el tiempo tendría
que planificar una graduación falsa, y me pregunté si conocía suficiente gente como
para hacer que una graduación falsa se viera realista, cuando me di cuenta de que
sonaba como demasiado trabajoso y que sería más fácil simplemente ir realmente a
la escuela.

Ni que decir que Otter ganó esa ronda.

─Me imagino que el Chico me puede ayudar con mi tarea también ─bromeo
con los facultativos. Pero parece que sus sentidos del humor han muerto
trabajando en el sistema escolar público, y que no les resulta divertido. Creo que
soy gracioso, así que ellos se lo pierden.

─ ¿Y cómo las audiencias de custodia van a interferir con todo esto?


─pregunta el Director Franklin─. La única razón por la que menciono esto es porque
sé que mover a un chico hasta un grado superior puede crear tensiones adicionales
a una persona, incluso uno tan... intuitivo como Tyson.
T.J. Klune Quienes Somos
─No voy a estresarm… ─comienza el Chico en tono ofendido. Sacudo
negando mi cabeza hacia él, y se detiene, pero no sin antes lanzarme una mirada
disgustada.

─He pensado en eso ─admito─. Me pregunté si iba a ser capaz de manejarlo.


Pero creo que es mucho más fuerte de lo que usted cree. Sé que él es más fuerte
de lo que yo creo. Y en cuanto a las cuestiones de custodia, lo estamos tomando
como viene. La abogada nos ha mencionado los posibles problemas que podrían
presentarse, y hemos decidido que, independientemente de ellos, es lo que hay que
hacer.

─ ¿Y deberá Tyson someterse a consejería? ─pregunta Leslie─. Las leyes de


custodia de Oregón generalmente dictan que un psicólogo o consejero tendrá que
dar su opinión a los tribunales sobre el bienestar del niño, además de las visitas de
un trabajador social a través de Servicios de Protección Infantil.

Oh, oh.

─ ¿Tengo que ir a terapia? ─me pregunta el Chico, su voz tan incrédula que
creo que estamos sugiriendo que se bañe en hamburguesa cruda─. ¡No estoy loco,
Bear! ¡Ya sabes lo que siento por esos charlatanes!

─Lo has dejado claro, Chico ─le digo, tratando de impedirme a mí mismo de
saltar sobre la mesa y estrangular al superintendente hasta que la luz se
desvanezca de sus ojos─. Muchas, muchas veces. Pero esto es algo que no es
negociable. Lo discutiremos cuando lleguemos a casa, ¿de acuerdo? ─Le escucho
refunfuñar su respuesta, que suena sospechosamente como "Puedes apostar tu culo
a que lo haremos," pero lo dejé pasar y me giré de nuevo a la estúpida mujer que
dejó salir al terapeuta fuera de la bolsa. Sí, va a someterse a una evaluación, y sí,
vamos a tener un trabajador social asignado a nosotros. Y me han dicho que este
proceso puede tardar algún tiempo. Pero tengo fe en él. Él me diría si piensa que no
puede hacerlo. Él dice que puede. Me encojo de hombros─. Eso es suficiente para
mí.

Leslie asiente y mira hacia el director y David Trent antes de volverse hacia
mí─. Bueno, esto nunca fue acerca de si Tyson puede o no ser movido a un grado
superior, porque académicamente, creo que está listo. Su madurez también sugiere
que puede manejar la transición. Y si bien admito estar preocupada por las
tensiones en su vida con todo lo que está pasando, la decisión sobre si debe o no
ser promovido era tuya Derrick, y de tu madre─. Ella se sonroja un poco, como si
mencionar a mi mamá fuera un paso en falso que debería haber evitado─. Y ahora
que sabemos que es sólo depende de ti, bueno, una vez más se trata de lo que es
mejor para Tyson; y si tú le das tu apoyo, entonces no veo ninguna razón por la que
no debería ser promovido a un grado superior─. Ella miró al Chico─. Y, Tyson,
espero que nos dejes saber si hay algunas cuestiones que necesitan nuestra
atención.
T.J. Klune Quienes Somos
Tyson la miró con suspicacia─. ¿Quiere decir que quiere que te diga si el Sr.
Trent es un mal maestro?

Oh Jesús.

Leslie Parker tose educadamente mientras el director se vuelve rojo y


David Trent mira fijamente, sin habla. ─No ─dice Leslie─. Eso no es lo que quise
decir. Quiero decir que si la carga de trabajo comienza a ser demasiado para ti,
espero que hables y se lo hagas saber a alguien.

─Creo que las divisiones, las fracciones y yo vamos a estar bien ─dice él,
dándome a escondidas una rápida mirada─. Pero voy a dejarles saber a Bear y a
Otter si algo sale mal. O a ustedes. O tal vez sólo vaya a llorarle a mi terapeuta
sobre ello para que pueda ponerme en la lista del Ritalin 15 y así pueda convertirme
en un zángano sin sentido, incapaz de sentir nada.

Excelente. De ninguna manera podía él dejar pasar eso. Fantástico.

─Chico ─le advierto de nuevo─. Ahora no es el momento de tus puntos de


vista sobre la psicoterapia─. Y confía en mí cuando digo que tiene puntos de vista
sobre ella. ¿Cómo no podría? Él tiene puntos de vista sobre todas las cosas.

Su rostro se afloja mientras se vuelve hacia mí bruscamente, diciendo en un


tono monótono plano─, Eso no es computable. Eso no es computable. No tengo
sentimientos gracias a los productos químicos artificiales que corren por mis venas.
¿Qué... es esta emoción… humana... se llama amor?

Damas y caballeros, Tyson McKenna.

Pero parece que soy el único con mirada feroz. Los otros parecen estar
divirtiéndose, incluso el director Franklin. Aunque no tenía ninguna duda de que el
Chico se los iba a ganar, preferiría que no lo hubiera hecho a mi costa. Pero ¿en
serio? Lo que sea que funcione.

David nos lleva hasta su aula y se la muestra al Chico, y te puedo decir que
en el momento en el que comienzan a discutir al azar sobre la Guerra Civil y las
Tartas Pop que Tyson comienza a emocionarse. Sonrío con tristeza, sabiendo que
esto es sólo un paso más para el Chico en su búsqueda de la dominación mundial. Y
un paso más lejos de mí.

Bla, bla, bla.

El Chico está mirando algunos de los libros de texto que va a estar


utilizando para el año escolar cuando suena el teléfono de Otter. Él mira hacia la

15
Ritalin: es el nombre para el metilfenidato, clasificado por la Administración de Control de Drogas de Estados
Unidos como un narcótico de Clase II: la misma clasificación que la cocaína, la morfina y las anfetaminas.
T.J. Klune Quienes Somos
pantalla y una mirada extraña cruza su rostro─. Será mejor que atienda esto
─dice.

─No es Jonah, ¿verdad? ─pregunto, mi voz dura. Jonah sería el único que se
me ocurriría que podría explicar el por qué Otter de repente se ve tenso. No
hemos sabido nada de él desde que intenté romperle la cara la noche de la fiesta
de final de verano en Creed. Había corrido de regreso a San Diego, por todo lo que
sabía. Hablar de Jonah no es una buena cosa para mí.

Otter sacude la cabeza y dice: ─Hola ─en el teléfono mientras camina fuera
del aula.

─ ¿Quién es Jonah? ─pregunta David, de pronto de pie junto a mí.

─Sólo un estúpido que conozco ─me quejo antes de poder detenerme.


Entrecierro los ojos hacia David─. ¿Por qué te importa?

David se encoge de hombros. ─Se veía muy cabreado cuando dijiste ese
nombre, por lo que sólo me entró la duda supongo. Eso fue grosero de mi parte.
Pido disculpas. ─Él sonríe, y por supuesto se ve perfecto. Todos esos dientes que
parecen haber sido blanqueados todos los días y que probablemente brillan tan
luminosamente como el sol con una luz negra.

─Entonces ─dice.

─Entonces ─le digo.

─Tú y Otter, ¿eh?

¡Oh, qué profesional. Debería ser despedido! ─Sí, Otter y yo.

─ ¿Hace mucho tiempo?

─ ¿Por qué? ─le lanzo una mirada feroz.

─Sólo me lo preguntaba.

─El tiempo suficiente.

─Oh. Eso es bueno.

─Sí. Lo es─. Ya no quiero hablar más con el Sr. Perfecto.

Pero al parecer, él quiere hablar conmigo─. Mira, Derrick, no estoy tratando


de afinar en nada aquí. Sólo estoy tratando de averiguar cómo son las cosas, es
todo.

Creo que está diciendo la verdad, pero podría ser un mentiroso patológico. Y
un sociópata. Se ve como esa clase de tipo. Probablemente tiene cadáveres apilados
T.J. Klune Quienes Somos
muy profundos en su armario─. ¿Quieres saber cómo están las cosas? ─le pregunto
en voz baja. Él asiente con la cabeza.

Me vuelvo hacia él de lleno, y es casi tan alto como Otter, aunque no tan
grande. No estoy bromeando conmigo mismo pensando que puedo intimidar a nadie,
pero eso no me impide intentarlo─. Otter es mío ─le digo en voz baja─. Él es el
mío, y no va a ninguna parte. Así que puedes dejar de pensar en lo que estás
pensando sobre él, ya que no va a suceder. ¿Soy claro?

David sonríe. ─Como el cristal. Me gustas, Derrick. Eres muy gracioso.

─No estoy tratando de ser divertido ─gruñí.

─Eso es lo que es tan gracioso sobre esto ─me tranquiliza─. No vas a tener
ningún problema conmigo. Otter te ha querido a ti desde hace años.

─Uh, ¿qué? ─Sabía esto, pero ¿cómo diablos lo sabe David?

David me observa mientras habla, en busca de qué, no lo sé─. Salimos hace


unos cinco años. Nada demasiado serio, sólo fue durante siete u ocho meses.
Ninguno de nosotros realmente rompió; sólo se terminó. Pero de vez en cuando, él
hablaba de ti, y se podía escuchar algo en su voz, ver algo en sus ojos─. Se encoge
de hombros─. Había algo en él cuando hablaba de ti. Nunca se ponía así al hablar de
nadie más. Pero tú todavía estabas en la escuela secundaria y eras menor de edad,
así que obviamente no iba a hacer nada. Bueno, eso y el hecho de que tenías una
novia, por lo que recuerdo─. Él dice esto último como si esperara una respuesta.

Pero yo no quiero darle una, porque a pesar de haber sabido cómo Otter se
había sentido por mí, lo había oído del hombre mismo y todavía me sorprendía
saber cómo otras personas lo podían haber visto también, como si fuera una cosa
real, que tiene memoria porque la gente lo había visto. No dije nada porque no supe
qué decir. ¿Cómo es que todas estas personas pudieron haber visto lo que estaba
justo en frente de mí y yo no lo sabía?

Antes de que el silencio pueda ser más torpe, Otter vuelve a entrar en la
habitación, y las líneas en su frente me dicen que lo que sea sobre lo que se tratara
esa llamada, no podía ser posiblemente bueno. Mierda. Y yo que pensaba que hoy
todo sería fácil. Entre los intentos de Tyson para convertirse en poeta laureado de
la primaria Seafare, y su nuevo profesor que se ve como una estrella porno y que al
parecer ha tenido relaciones sexuales con mi novio (¡deja de pensar en eso!), no sé
cuánto más puedo manejar hoy.

Doy a Otter una mirada inquisitiva, y él niega con la cabeza una vez, y sé que
quiere esperar hasta que lleguemos al coche antes de decir nada. Llamo al Chico,
que dice adiós a David y salta sobre mi espalda y comienza a balbucear acerca de
las cosas que ha leído en los libros de texto y lo emocionado que estaba. Y cuán
nervioso estaba cuando empezó a dar su presentación y si yo creía que su poema
T.J. Klune Quienes Somos
era bueno y si creía que todo el mundo pensaba que su poema era bueno. Me di
cuenta de que Otter y David se estrecharon las manos de nuevo, David sonriendo a
Otter, pero Otter distraído; dejando caer su mano, nos sigue por la puerta.

No es hasta que estamos en el coche y conduciendo hacia casa que él me


dice quién era por teléfono. Y cuando oigo quién era, mi corazón se detiene en mi
pecho, y creo que tal vez voy a vomitar por todo el Jeep de Otter. Y cuando
escucho lo que ellos quieren que hagamos... bueno, cuando escucho lo que ellos
quieren que hagamos, le digo a Otter que siga conduciendo hasta que lleguemos a
México. Él sólo me sonríe débilmente.

¿Quién es, se preguntarán ustedes? ¿Quién estaba en el teléfono?

Bueno, parece que los padres de Creed y de Otter llegaron a casa de su


viaje del extranjero, donde luchaban contra Pigmeos del Amazona (bueno, eso no es
lo que realmente estaban haciendo, pero todavía no sé lo que estaban haciendo en
realidad). Y se sorprendieron al enterarse de que Otter estaba de vuelta en
Seafare. Y les gustaría que él fuera a cenar este sábado. Y les gustaría que Ty y yo
fuéramos a cenar. ¿Otter ya estaba con nosotros? ¡Oh, genial! Eso les ahorrará una
llamada telefónica. Ah, y Creed está volando de vuelta para un corto fin de semana
para ver a sus padres, a pesar de que se acaba de ir. ¡Y Creed invitó a Anna! Oh, ¿y
no lo sabes? Anna tenía, a su vez, que invitar a la señora Paquinn. ¿No era eso
maravilloso? ¡Es como si toda la familia estuviera junta de nuevo! ¡Lo haremos una
celebración!

Alice y Jerry Thompson no saben acerca de mí y de Otter. O yo y Anna. O


yo y Creed.

Esto no va a ser raro en absoluto.


T.J. Klune Quienes Somos

3.

Donde Bear Asiste a

Una de las Cenas Más Torpes

— ¿ESTÁS absolutamente seguro de eso? —Me burlé de Otter cuando


aparcamos en la entrada de la casa de sus padres—. Podríamos decirles que todos
estamos enfermos de SARG. 16

El Chico resopló desde el asiento trasero.

— ¡Wow!, qué manera de ser tópico. Bear, la probabilidad de que cualquiera


de nosotros enfermáramos de SARG es…

—No es buen momento, Tyson —le gruñí mientras miraba hacia el asiento
trasero. Él puso los ojos en blanco.

Otter se encogió de hombros.

— ¿Cómo podría no estar seguro? Hiciste una tarta de cerezas, después de


todo —dijo sonriendo mientras señalaba el recipiente en mi regazo.

Me siento insultado.

—A todo el mundo le gusta la tarta de cerezas.

—Chico, ¿te gusta la tarta de cerezas?

— ¡Oh!, ¿se me permite dar mi opinión ahora? —El Chico preguntó con
ironía—. Bien, entonces, Otter, por supuesto, no me gusta la tarta de cerezas.
Lleva huevos. Huevos de pollitos. No verás a pollos fuera de salas de maternidad
esperando para conseguir nuestros bebes para hacer su tarta de cerezas,
¿verdad?

16
Síndrome Respiratorio Agudo Grave.
T.J. Klune Quienes Somos
—No —dijo Otter pensativo, frotándose la mejilla—. No, seguro que no. Eso
sería raro, sin embargo. ¿Puedes imaginar cómo una larga fila de pollos, sólo
cargando bebés una a uno? ¿Puedes imaginar una larga fila de pollo llevando cada
uno un bebé? Pagaría dinero por ver eso.

Yo lo haría también, pero no voy a darles la satisfacción de decirlo.

—Volver a la pista, muchachos —les grité.

El Chico suspiró.

— ¿Qué te asusta tanto, Bear? —Preguntó— Pensaba que no ibas a


preocuparte por cosas así nunca más.

Mierda, tiene razón. ¿Por qué estoy asustado? No es como si me preocupara


que alguien de esa casa fuera capaz de apartar a estos dos lejos de mí. La única
persona capaz de algo como eso sería yo, y no importa lo estúpido que puedo ser a
veces, no hay maldita forma de que vaya a permitir que eso pase.

Tal vez es porque Alice y Jerry fueron mejores figuras paternales que mi
madre lo fue jamás. Tal vez es porque no puedo soportar la idea de la
desaprobación que podría ver en sus rostros. No se habían tomado la marcha de
Otter muy bien, independientemente de lo liberales que parecen. Recuerdo el dolor
que escuché en la voz de Otter cuando me contó sobre cómo finalmente tuvo el
coraje de hablarles a sus padres sobre sí mismo, cómo esperaba que hubiera
preguntas y posiblemente lágrimas. Lo que no esperaba era el silencio aplastante
que había conseguido, las miradas de incredulidad que se convirtió en confusión e
ira. Las palabras fueron dichas, cosas que sé que aún hieren a Otter hasta hoy.
Había tomado una tregua después de un tiempo, pero su sexualidad siempre ha sido
un tema incómodo de conversación. Sé que le quieren ¿cómo podrían no hacerlo?
pero cuando Otter había descrito el dolor en sus ojos y la desesperación que había
sentido, sólo podía sentir mi propio enfado creciendo contra ellos,
independientemente de lo hipócrita que era.

Y tal vez estoy asustado porque ellos me ven como su hijo también. Imagina
tener dos hijos gays. Mierda.

No se trata sólo de ti, ¿verdad? Se ríe, esa maldita voz de la que creo que
nunca escaparé. Sí, estás asustado, sí, estás preocupado sobre qué pensarán, ¿pero
no puedes escucharte a ti mismo? No siempre es sobre ti, Bear, no importa cuánto
te gustaría pensar que lo es. Por una vez en tu maldita vida, para de preocuparte
sobre lo que los demás piensan de ti cuando realmente deberías estar
preocupándote sólo de cuánto te necesita Otter ahora. Dítelo a ti mismo: ellos no
pueden alejar a los chicos de ti. Él tiene mucho más que perder que tú.

Maldita sea. Odio cuando mi locura tiene razón.


T.J. Klune Quienes Somos
Miré hacia Otter, que estaba mirándome con ojos cuidadosos, sin juzgar,
sólo esperando. Sus dedos estaban tamborileando rápidamente contra su pierna, y
sé que está nervioso. Mierda. Me dije hace tiempo que iba a hacer todo lo que
pudiera para hacer feliz a este hombre, para hacer saber a este hombre cada día
cómo me siento por él, que la lucha por él era todo lo que he conocido. No importa
lo que pase allí. Si me necesita, le respaldo. Y juro a Cristo que si alguien siquiera lo
mira burlón, me aseguraré de que sea la última cosa que hagan.

Garras fuera, perras, eso susurra.

Ciertamente.

Me estiro y tomo la mano de Otter en la mía, sintiendo esa gran pata suya,
áspera contra mi palma y dedos. Su mano es cálida, familiar.

—Lo que sea que hagamos —digo tranquilamente—, lo haremos juntos, ¿de
acuerdo?

Él sonríe. Joder, es siempre hermoso.

—Juntos —dice dejándolo todo acaramelado sobre mí, otra vez. Por alguna
razón, aquellos momentos le hacen más feliz, y que me aspen si mi corazón no
arranca fuerte en mi pecho. Él se inclina y pinta un beso sobre mis labios.

— ¿Chicos necesitáis un momento? —pregunta el Chico perversamente—. No


quiero decir nada cuando vaya dentro, pero si la Señora Paquinn ya está aquí,
entonces estoy seguro que sabrá de inmediato lo que ambos están haciendo y
accidentalmente se lo dirá a todo el mundo a propósito —Tiene razón, es ahora o
nunca.

Famosas últimas palabras.

Otter no se molesta en llamar a la puerta, simplemente agarra el pomo y


abre de par en par. Puedo escuchar una explosión de carcajadas viniendo de la
cocina, fuerte y brillante, y causa una agitación en la boca de mi estómago. Creed.

Para ser honesto, no sé dónde dejamos las cosas. Desde el momento que él
nos encontró fuera a Otter y a mí, pareció respaldarme, poniéndome de vuelta con
su hermano después del desastre que fue tomar mis propias decisiones. Pero
entonces algo cambió ese día en mi apartamento, cuando Anna me había hablado
sobre ella y él. Algo se había salido de la pista, y no sé cómo fijarlo. Probablemente
no ayuda que sea el rey de aplazar las cosas, sólo he respondido a uno o dos
T.J. Klune Quienes Somos
mensajes de texto suyos en las últimas semanas, después de que él hubiera vuelto a
Arizona. No sé cuál es su problema. O, más bien, me pregunto si su problema soy
yo. No ayuda que aparentemente él no había llamado y dicho que había vuelto a la
ciudad. Yo era el que siempre le recogía en el aeropuerto. No importa lo demás,
siempre era él y yo, esas sesenta millas entre Seafare y Portland nuestra
oportunidad de tener que ser cómo solía ser. Probablemente Anna le recogió esta
vez.

Eso duele más de lo que me gusta pensar.

Estoy caminando más despacio de lo que suelo, y Otter y el Chico saben eso,
dando pequeños pasos mientras arrastro mis pies, caminando más allá de las
fotografías de la pared, en este pasillo, en esta casa donde todo había cambiado
para mí el verano pasado, donde las cosas habían cambiado para todos nosotros.
Algunas veces me pregunto si las casas pueden tener recuerdos, los sonidos de la
vida alrededor y dentro filtrándose en la madera y el yeso, el ladrillo y el azulejo.
¿Qué diría esta casa? Es un pensamiento bastante trivial, tan obviamente fuera de
las líneas de la realidad, pero no puedo dejar de pensar en lo que estas paredes nos
podrían decir, lo que me podrían mostrar.

No lo sé. Estoy pensando cosas estúpidas. ¿Quién filosofa sobre casas?

Ugh.

Me estoy estancando y lo sé.

Torcimos la esquina hacia la cocina, y por un momento las cosas son


brillantes y fuertes, la gente ante nosotros animados y sonriendo. Alice Thompson
está volviendo sus ojos verdes hacia su marido, la mirada que dice Tú estás lleno de
mierda pero todavía te quiero. Su pelo rubio está recogido hacia atrás en una cola
de caballo, su mandíbula angular y hermosa. Jerry Thompson sonríe hacia ella
desde su imponente altura, y él se parece tanto a Otter que me hiela hasta los
huesos. Su sonrisa es torcida, las mismas líneas se forman alrededor de sus ojos,
aunque más pronunciadas. Se inclina y picotea en los labios de su esposa y murmura
algo que hace que ella se ría. Ella golpea su brazo con el trapo para secar los platos
que agarra en sus manos. Ambos han sido siempre cariñosos, nunca les preocupó
mostrar lo que sentían el uno por el otro, durante todo el tiempo que puedo
recordar. Esta era una casa que se sentía como un hogar mientras que la mía se
sentía como una prisión. Y mientras Creed y Otter ayudaban a hacerlo así, sus
padres fueron los que lo habían permitido, alentado. Ellos fueron los únicos a los
que mostré mis notas, los que me sacaron y compraron ropa cuando había
necesitado llevar algo a mi primer día en el instituto. Ellos fueron los que me
alimentaron, me llevaron en los viajes familiares, se aseguraron de que celebrara mi
cumpleaños cuando mi madre estaba encerrada en su habitación con un cartón de
Marlboro Reds y una botella de plástico de whiskey barato.
T.J. Klune Quienes Somos
Joder.

Anna Grant está de pie junto a Creed, hojeando un libro de cocina,


señalando algo con un dedo esbelto. No se están tocando, pero están tan cerca que
sus hombros se rozan de vez en cuando. Creed le dice algo suavemente, y puedo
verla ruborizarse ligeramente, recorriendo su mano izquierda a través de su pelo,
algo que sólo hace cuando está encantada pero no quiere mostrarlo. Quiero saber lo
que Creed le ha dicho para hacerla verse así, y me maldigo a mí mismo en voz baja.
No es asunto mío. Nunca más. Y no debería importarme. No debería.

¿Verdad?

Pero es la última persona en la habitación quien nos ve primero, y ella se


levanta de su silla con un gruñido poco femenino, sus rodillas crujiendo mientras
hace una mueca.

—Ya era hora de que llegarais chicos —dice la Señora Paquinn alegremente—
Estaba empezando a preguntarme si quizá os había secuestrado un Bigfoot.
Aparentemente, ha sido avistado a veinte millas al norte de aquí.

Oh, Señora Paquinn.

Tyson corre hacia ella y envuelve sus brazos alrededor de su cintura, y ella
le sonríe mientras le acaricia el pelo con una mano ligeramente retorcida.

—No existe tal cosa como un Bigfoot —le dice a ella—. ¿Verdad?

—Oh, yo no especularía sobre una cosa u otra —dijo ella amigablemente—.te


diría que mi Joseph, Dios lo tenga en su gloria, lo vio unas seis o siete veces ahí
fuera en los bosques mientras estaba de acampada, pero podría haber sido sólo un
gorila. Es muy fácil confundirlos, especialmente podría pensar que son propensos a
hacerlo si los chicos han tomado cervezas.

—No hay gorilas en los bosques, Señora Paquinn —dijo él, poniendo los ojos
en blanco.

— ¿Has visto alguna vez alguno?

—No. Duh.

—Bien, entonces, no puedes decir que no hay —dijo ella definitivamente—


Pensaría que probablemente hay bandas enteras de ellos en algún lugar, pero no
puedo decirlo seguro, porque no soy una experta en la materia.

—Has estado viendo el canal animal otra vez, ¿verdad?

—Tres horas cada día —se mostró de acuerdo ella—. La próxima semana, van
a dar programas con jirafas, y estoy bastante segura que hay algunas viviendo con
T.J. Klune Quienes Somos
gorilas. Sin embargo, todos ellos sólo podrían ser Bigfoot, así que supongo que
nunca lo sabremos a ciencia cierta.

Quiero continuar escuchándolos seguir y seguir (y seguir y seguir) porque


estoy bastante seguro de que la Señora Paquinn piensa que Oregón está en África,
pero me distraigo cuando Jerry y Alice se acercan a mí y a Otter, quien, por alguna
razón, se ha posicionado ligeramente frente a mí, como si estuviera tratando de
bloquearme. O protegerme. La mayoría podría no ver en él lo que yo veo, pero puedo
ver que sus hombros están ligeramente tensos, la manera en que sus brazos están
rígidos en sus costados. No sé qué piensa el tío grande que sus padres van a
hacerme, pero no puedo dejar de estar afectado por su intento equivocado de
protegerme del Gran Malvado Jerry y Alice. Jesús, me estoy volviendo blando.

Su madre llega primero y le alcanza, envolviendo sus brazos alrededor de su


cuello. Él se inclina rígidamente hacia abajo, con los brazos colgando en sus
costados. ¿Pero qué demonios está haciendo? Dios, ¿puede hacerlo más obvio?
Alice se da cuenta de que algo está mal y me mira por encima de su hombro, sus
ojos perdiendo el oro pero aún familiares. Mira desconcertada y me hace una
pregunta sin hablar, pero yo domino mi rostro y no digo nada.

— ¿Cuándo volviste a casa? —pregunta ella mientras le suelta. Su padre se


acerca para darle la mano. Pienso por un momento que Otter lo hará más torpe,
pero se yergue y estrecha la mano de su padre, sacudiéndola dos veces antes de
dejarla caer de nuevo a su costado—. ¿Has vuelto a Seafare para siempre?

— ¿Creed no te dijo nada? —le pregunta cautelosamente. ¿Dónde demonios


ha ido la confianza de Otter? Recuerdo los últimos dos días, deseando ver si me
había perdido algo, quizá algo que había dicho, algo que había hecho para
mostrarme que estaba tan preocupado por esta noche como yo. Me doy cuenta una
vez más de lo egoísta que he sido, una vez más. Él no había dicho ni una maldita
cosa. No quiso echar más estrés sobre mí. No sé cómo sé esto, sólo lo sé.
Realmente necesito empezar a trabajar mejor sobre todo este tema de una
relación-con-un-chico.

Su papá sacude la cabeza.

—Él dijo que teníamos que esperar y escuchar las cosas de ti —Jerry se
vuelve hacia mí y sonríe—. ¿Y cómo estás tú, Bear? —pregunta acercando su mano.
La estrecho, igual que lo hizo Otter.

—Estoy bien —digo haciendo que mi voz suene más fuerte de lo que yo me
siento. Otter necesita saber que estoy bien así puedo hacerle bien—. Es bueno
veros a ambos —Rio suavemente cuando Alice me envuelve en sus brazos, como
sabía que haría—. ¿Cómo era… donde fuera que estuvierais chicos?

Alice se aparta de mí, los ojos brillantes.


T.J. Klune Quienes Somos
— ¡Oh, Bear, fue absolutamente magnífico! Tenemos muchas fotos para
mostraros más tarde. Pero eso no es lo importante ahora. Jerry y yo simplemente
necesitamos escuchar sobre ti y el Chico. ¿Qué está pasando con las vistas por la
custodia? ¿Hay algo que podamos hacer para ayudar?

Me ruborizo ligeramente ante esto, sintiendo esa vieja oleada de orgullo que
me hace malo. Después del desastre que había hecho en Agosto, decidí que
necesitaba trabajar en algo para asegurarme de que nadie como mi madre volviera
y amenazara con coger a Tyson de nuevo, jamás. La Señora Paquinn se había
ofrecido a ponernos en contacto con un abogado que practicaba ley familiar, pero
fue Creed quien había enviado un correo electrónico a sus padres para adelantar el
dinero. Yo les había escrito un correo electrónico para hacerles saber cuánto
significaba para mí (probablemente sonando como un idiota lloriqueando y sólo
dándome cuenta más tarde que había escrito todo en mayúsculas, como si estuviera
gritando mi gratitud), pero en realidad no les había dado las gracias en persona.

—Ambos sabéis lo que hicisteis por mí y Ty —les dije suavemente—. No creo


que nadie pudiera hacer más. Gracias a vosotros chicos, es muy probable que Ty me
pertenezca.

Alice me abrazó otra vez, lágrimas en sus ojos. ¡Ah, maldita sea! Mejor que
esto no fuera una de esas noches en las que todo el mundo empieza a llorar a mí
alrededor y todos tenemos que hablar de nuestros sentimientos. He puesto un
embargo totalmente sobre todo eso para el resto del año. Espero que ellos
recibieran la nota.

—Cualquier cosa que necesites —susurró ella ferozmente—. Haremos


cualquier cosa que necesites. Sólo estoy sorprendida de que esto sucediera de
repente. ¿Qué te hizo decidirte a conseguir la custodia de Ty?

Dios, ella no sabe nada. Miro por encima de su hombro a Otter sin poder
hacer nada, y él alcanza gentilmente hasta apartar los brazos de su madre de mi
cuello.

—Es una larga historia —le dice a ella—. Una de la que no necesitamos hacer
un refrito en este momento —Lanza una mirada afilada hacia Ty, que todavía está
charlando con la Señora Paquinn, y los ojos de su madre se amplían por un segundo,
y ella asiente.

—Bien, tendremos un montón de tiempo para ponernos al día —nos dice. El


temporizador se apaga en el horno, y ella regresa a la cocina—. Chico —dice
mientras alcanza un guante de cocina—. Te va a encantar lo que he preparado para
ti —Ah, mierda. Debería haberme dado cuenta antes de venir aquí de que Alice
Thompson es una firme creyente de que uno tiene que comer lo que los demás
están comiendo, y si el Chico está por aquí, eso significa que va a haber algo
T.J. Klune Quienes Somos
vegetariano. Y probablemente asqueroso. Ninguno de nosotros tiene el corazón de
decirla que su cocina no es una de sus mejores habilidades.

—Tengo a la pizzería en marcación rápida —murmura Jerry hacia mí y


Otter.

— ¿Qué es? —pregunta el Chico, corriendo a su lado mientras ella saca algo
grande y de color marrón y diabólico del horno.

—Bueno, ¿sabes cómo hice tofu aquel año? —Ugh, no me lo recuerdes. Tuve
diarrea durante una semana. Y no me mires así. Tú la tendrías también—. Bien —
dijo, agitando sus manos sobre la cacerola con extraños bultos—. Encontré una
receta de pastel de carne de tofu. Yo la llamo tofazañastel.

Dispárame ahora, por favor.

El Chico hace su mejor mirada impresionada, pero puedo decir que está
analizando el nombre de la nueva confección en su mente, al igual que yo. Quiero a
Alice Thompson hasta la muerte, no me malinterpretes. Te he contado que ella fue
una madre para mí cuando la mía no supo cómo serlo. Pero no hay manera en la
verde tierra de Dios que vaya a comer algo que tiene la palabra “hazaña” en el
medio trabaja aquí conmigo: “hazaña” se convierte en “pies” 17, y ahora todo lo que
puedo imaginar es cortar hacia abajo en medio de la mancha marrón y dedos de
pies saliendo hacia afuera. No me digas que no piensas lo mismo. El Chico le dice a
Alice que se ve increíble, pero él también suena increíblemente gracioso ¡ja! Alice,
por supuesto, no se da cuenta de nada de esto y sonríe hacia el Chico como si sólo
le hubiera dicho que Martha Stewart18 se suicidó porque no había manera de que
pudiera competir con su pastel-de-pie.

—Tienes que tomar el primer bocado —Otter me susurra, su aliento


fantasmeando en mi oído. Trato de no temblar ante esto. Casi lo logro.

—Ni hablar —susurro de vuelta—. Es tu madre. Si no lo haces, le diré que


nos mudamos juntos a una casa y que tenemos sexo incluso sin estar casados —Esas
palabras salen antes de que pueda pararlas, e intento ignorar la mirada
sobresaltada en el rostro de Otter que de repente se transforma en la mejor
sonrisa de comemierda que nunca he visto en él. Tengo que parar de hablar antes
de pensar.

— ¿Lo prometes? —gruñe bajando la voz una octava o dos, sabiendo


exactamente qué tipo de efecto tiene sobre mí.

Me estremezco otra vez. Él lo nota, y su mano, escondida tras de mí, se roza


ligeramente contra mi culo. Ni siquiera salto o frunzo el ceño hacia él. Extraño.

17
Intraducible en castellano. E el o igi al feat tu s i to feet
18
Empresaria, autora y presentadora de televisión estadounidense que formó un imperio con su
negocio de estilo de vida y cocina.
T.J. Klune Quienes Somos
—El tofazañastel necesitará un momento para terminarse —Anuncia Alice
frunciendo el ceño, tanteándolo con un dedo. Casi espero que se estire y la tantee
de vuelta. O le muerda el brazo—. Cariño, ¿me ayudas a poner la mesa?

Jerry se aparta de mí y de Otter y complace a su mujer sin más palabras.


Antes de que pueda volverme y decir algo a Otter ¡México!, Anna y Creed se
plantan ante nosotros, parecen terriblemente unidos en sus idénticas expresiones
de resolución. Les devuelvo la mirada, esperando que uno de ellos haga el primer
movimiento. Parece haber una grieta entre nosotros cuatro, y no sé cómo cerrarla.
Pienso en abrir la boca sólo que mierdas y risitas salen, pero Creed me gana a eso.
Maldito sea.

—Ya volvemos, Mamá —dice por encima de su hombro—. Tenemos que hablar
con Bear y Otter un rato —Ella agita la mano en una fácil despedida.

Claro.

Creed me agarra del brazo y me empuja nada gentilmente fuera de la


cocina, dejando que Anna y Otter nos sigan. Capto los ojos del Chico, que me
estaba mirando como si estuviera a punto de atacar, pero sacudo la cabeza sólo una
vez, y él se sienta, su mirada siguiéndome fuera de la habitación.

VOY a ser franco contigo, probablemente un poco más de lo que he sido


desde que empezamos a hablar de nuevo. No es como si estuviera intentando
ocultar cosas, pero no puedo ver cómo esta conversación va a ir sin ti averiguando
cuán jodidamente triste estoy por toda esta situación con Creed. He tenido un
problema con la honestidad durante bastante tiempo, pero obviamente no porque
me guste. No podía y aún no puedo, soportar la idea de que los que me rodean me
menosprecien, que yo les hubiera decepcionado de alguna manera con las cosas que
he hecho. No es justo, lo sé, que siga hablando de mierdas cuando podría ser tan
fácil tener todo a la intemperie, condenadas consecuencias.

Pero que le jodan. Pienso en las consecuencias constantemente. Me preocupo


por ellas hasta el punto de casi paralizarme, y la única cosa que puedo hacer es
temer sobre lo que endemoniadamente va a pasar después. No necesitas decirme
esto porque ya lo sé. Considéralo uno de mis rasgos definidos, no importa lo ridículo
que sea. No sé si podríamos haber vivido las consecuencias si no hubiera
conjeturado por segunda vez todo lo que pensaba que era verdad. No es fácil
cuando tu visión del mundo se ha desplazado completamente tanto que es apenas
reconocible.
T.J. Klune Quienes Somos
Y ahora parece estar cambiando a cierta normalidad, ahí está esa palabra
otra vez, normal. Hay aún cosas que tiran hacia ella, sacándolo fuera de control. Y
si bien no todos pueden descansar en él, la mayor parte de eso es Creed.

Otter había intentado hablarme sobre él, aunque no en nombre de Creed.


Ambos estábamos de acuerdo en que Creed no era un homófobo, pero eso era lo
máximo a lo que podíamos llegar. Por mucho que lo amo, Otter no puede entender
qué es lo que tengo con su hermano. Claro, ellos son realmente hermanos, pero no
es lo mismo, al menos como yo lo veo. Otter y Anna habían estado allí casi tanto
tiempo como Creed había estado, y a pesar de que había empezado a amar a uno y
luego al otro, Creed estuvo allí sin importar qué, y a través de toda la mierda,
permaneció como mi constante en este mundo. Soy un idiota, lo sé, por pensar que
no tener a Anna alrededor es más fácil que no tener a Creed alrededor. Sólo puedo
decir esto porque es verdad. La quiero, y creo que será parte de mí siempre, pero
le necesito. Le necesito en mi esquina. Necesito saber que puedo coger el teléfono
y llamarle y contarle cualquier cosa sólo porque podemos.

Lo sé, lo sé: yo, yo, yo. La misma vieja mierda, ¿verdad?

Pero no sé cómo arreglarlo porque no sé qué coño está mal. ¿Es porque le
mentí sobre Otter y yo? ¿Es realmente el hecho de que hay un Otter y yo? ¿O es
algo tan simple como una combinación de toda la mierda que le he echado durante
los últimos tres años? Me apoyé en él mucho. Probablemente demasiado. Sólo
porque tuviera que lidiar con la marcha de ella no significa que él tuviera que
hacerlo también.

Pero lo hizo. Y eso es el por qué tengo que arreglar esto. No puedo dejar
que esto continúe más. Tengo que hacer volver a mi mejor amigo.

Eao es lo que quiero decir. Pero cuando abro mi boca, lo que sale cuando
salimos al patio trasero y ellos vuelven su cara hacia mí es —¿Todavía estáis
perdiendo el tiempo chicos? ¿O lo que sea?

Mi cerebro está roto y perdí la orden de re llamada.

Hay un momento de silencio en el que todos se sienten un poco avergonzados


por mí, pero están acostumbrados a que no piense antes de hablar, así que estoy
casi aliviado cuando dejan mi grosero error.

—Nos lo estamos tomando como va —me dice Anna suavemente. Están de pie
cerca el uno del otro otra vez, y Otter está de pie en mi espacio, y casi me
pregunto si esto es nosotros contra ellos, y no puedo parar de pensar en la última
vez que realmente me sentí así, cuando Creed había…

Sabe Anna por qué Otter dejó para empezar con


T.J. Klune Quienes Somos
…sintió la necesidad de cortar conmigo, donde él había respondido de la
única manera que conocía. Sé que yo lo había acorralado en una esquina…

Esa es la verdadera razón por la que Otter se fue

…y eso no era culpa mía, pero no puedo parar la amargura que sale de mí, que
él había parecido renunciar a mí tan fácilmente porque…

Todo lo demás era una mentira.

…él no era capaz de manejar el hecho de que su mejor amigo y su hermano


habían encontrado algo juntos, incluso si nunca hubiera empezado a ser así. Intento
parar la rabia que se eleva, porque la rabia no puede arreglar nada justo ahora. Eso
sólo empeorará las cosas, y ya tengo la sensación de que esta noche va a ser un
reventón.

—Eso es… guay —murmuro, sintiendo a Otter acercándose y apretando mi


mano. Levanto la mirada hacia él, y está calmado mientras me mira, y cuando
aprieta mi mano otra vez, sé lo que está intentando decirme, simplemente
escúchalos, lo que sea que quieran decir antes de decidir preguntarles si están aún
jodiendo. Me sorprende no recibir un puñetazo en la cara más que yo, para ser
perfectamente honesto—. Me alegro por vosotros chicos —intento de nuevo,
incluso aunque suena como si prefiriera tener mis pelotas apuñaladas con unas
tijeras de jardín—. De verdad.

Anna pone los ojos en blanco hacia mí, pero veo las comisuras de su boca
empezar a doblarse.

—El mismo viejo Papá Bear —dice ella tranquilamente.

—Eso no es para lo que os he sacado aquí —corta Creed, obviamente


queriendo parar a su mejor amigo y novia ¡ordinario! de volver a enamorarse y follar
aquí mismo delante de él.

— ¿Entonces qué pasa? —le pregunta Otter.

Anna y Creed se miran el uno al otro antes de que Creed hable.

—Necesitamos saber cómo debemos jugar a esto. No queremos joder nada


diciendo algo que no debemos —Se ríe siniestramente—. Pero no sé cuánto tiempo
va a durar. ¿Habéis visto la gente que hay ahí? Creo que debemos hacer apuestas
para ver si aún podemos sobrevivir al pastel-de-pies de Mamá antes de que todos
empecemos a hablar de la gran boda gay a la que vamos a asistir.

Juro a Dios que si alguien habla sobre matrimonio una vez más, voy a ir a
correos y patear los huevos de todos en esta casa. ¡Sólo han sido cuatro malditos
meses!
T.J. Klune Quienes Somos
O han sido años, si somos honestos con nosotros mismos, susurra, el sexo
está tan tope que hace sólo cuatro meses.

Al menos Creed parece estar bromeando sobre eso, pienso. Le miro y él


sostiene mi mirada, y hay algo allí, no es una chispa, ni un reconocimiento, pero está
ahí, sin embargo, y sé que voy a tener que disfrutar para llegar a alguna parte. Eso
está bien, pienso, no estoy a favor de la humillación. Cuando no hay otra opción, por
supuesto.

—Realmente no hemos decidido lo que vamos a hacer —admite Otter.

Creed y Anna nos miran boquiabiertos.

— ¿Vosotros qué? —dice Anna, vertiendo incredulidad en ondas palpables—.


Sabéis que este es el Bear del que estamos hablando, ¿verdad? ¿Queréis decir que
no ha pasado más que una y otra vez hasta que se ha hecho enfermar a sí mismo?
Eso tiene que ser la primera vez.

Anna Grant, señores. Ella estará aquí toda la noche, con shows adicionales a
las siete y a las nueve. Hurra.

Los tres me miran como si tuviera un bicho en la cara que, si se movieran,


me lo arrancarían de la nariz. Para fastidiarme en mi cara. ¿Ves? También puedo
ser divertido.

—Mira —digo a regañadientes—. No es como si pudiéramos mantener este


secreto para siempre, ¿verdad? Un día Alice y Jerry van a empezar a notar que
Otter y yo vivimos juntos, pasamos cada momento juntos, e incluso si ellos no se
dan cuenta de eso, no hay manera de que no sean capaces de ver qué pasa cuando le
miro. Jesús, es un claro indicativo de mierda porque tengo esa estúpida y tonta
sonrisa en mi cara y… y… ¿Qué demonios estáis mirando todos?

— ¿Quién eres tú y qué has hecho con Bear? —pregunta Creed, los ojos
abiertos de par en par.

— ¡Oooooh! —dice Anna dulcemente—. Le amas —Y ella se ve como si lo


creyera.

Esta es la conversación más rara de mi vida.

Pero es a Otter lo que más noto, cuando se inclina y ahueca mi cara en sus
manos, besándome suavemente, sus pulgares frotando mis mejillas. Suspiro
silenciosamente mientras él se aparta, esa mirada verde-dorada colmada de sólo
Dios sabe qué.

—Sabes que todo lo que hago es por ti, ¿verdad? —pregunta tranquilamente,
buscando mi mirada.
T.J. Klune Quienes Somos
Asiento con la cabeza. Porque lo sé.

— ¿Sabes que nunca te presionaría con nada?

Lo sé. Porque él no quiere.

— ¿Estás seguro de esto?

Al infierno con eso.

—Sí —digo, y él sonríe como si le hubiera dado el regalo más grande que el
mundo hubiera conocido—. Creed tiene razón; será más pronto que tarde. Al menos
seremos los que lo controlemos, ¿sabes?

— ¡Oh, tío! —dice Creed—. Me encanta venir a casa para cenar. ¡Esto va a
ser realmente épico! ¿Puedo grabarlo? Como, ¿coloco la cámara? Prometo que no lo
subiré a Youtube.

—Creed… —advierte Otter.

— ¿Hay un Youtube gay? —le pregunta a Anna, y suena tan parecido a sí


mismo que me derrumba—. Quiero decir, tiene que haberlo, ¿verdad? Como, ¿se
llama Gaytube o algo? Podemos llamarlo “Cuando Bear Hizo a Mis Padres Sentirse
Tontos” por Creed Thompson. Apuesto a que puedo conseguir a uno de esos frikis
de la tecnología para meter efectos especiales, quizá tener arcoíris disparando
desde los ojos de Bear como rayos láser gay. Oh Dios mío, ¡y si pudieran hacerle
parecer como si estuviera montando un unicornio también!

—Gaytube es una web porno —digo sin pensar.

Todas sus bocas se descuelgan de nuevo. Ruego por una plaga de langostas
que vuelen en sus bocas, pero Dios parece odiarme hoy y no envía ninguna.

— ¿Ves porno gay ahora? —pregunta Anna, y por alguna razón, parece como
si ella estuviera vagamente encendida y me hace desear que Dios debería olvidar
las langostas y sólo enviar el fuego.

— ¿Lo ves sin mí? —me gruñe Otter acaloradamente.

— ¡Para de poner esa voz! —le regaño—. Estamos en casa de tus padres.

—Estuvimos en casa de mis padres todo el verano —me recuerda—. No


pareciste preocuparte cuando lo hice entonces.

—Lo hicisteis en mi habitación, ¿verdad? —me acusa Creed.

Lo hicimos. Una vez. Pero él no necesita saber eso.

—Por supuesto que no —me burlo mientras Otter resopla.


T.J. Klune Quienes Somos
—Así que, ¿realmente queréis hacer esto? —me pregunta Anna—. Porque si
lo hacéis, hay algo más que debéis saber. Mi…

Ella se detiene cuando suena el timbre de la puerta.

— ¿Quién demonios es? —murmura Otter, mirando por encima de su


hombro.

Anna y Creed parecen enfermos.

—Uh —dice Anna—. ¡Sorpresa! Mis padres están aquí también.

Otter, Creed y Anna son capaces de detenerme antes de que huya


aterrorizado de la casa.

Los padres de Anna, Ian y Stephanie Grant, se sentaron frente a mí en la


mesa, su hija a su derecha, y Creed junto a ella. No puedo dejar de notar la mirada
de sus padres sobre la disposición de los asientos. Intento preguntar a Anna
silenciosamente qué le dijo a sus padres sobre nosotros, sobre todo, pero ella está
evitando estudiadamente mi mirada. En mi lado de la mesa, Otter está a mi
izquierda, el Chico a mi derecha y la Señora Paquinn a su otro lado. Jerry
Thompson está a la cabeza de la mesa a mi derecha, Alice Thompson se sentaba a
la cabeza a la izquierda. Ella me extiende un vaso de vino, que inmediatamente me
bebo y se lo extiendo de nuevo para que lo rellene. Ya he tomado dos desde que
volví de la cocina, y mi cara se siente un poco entumecida. Alice arquea su ceja, un
truco que su hijo ha dominado, también, y por alguna razón, siento la extraña
necesidad de decirla que Otter tiene un culo fantástico, pero bebo más vino en su
lugar y termino el segundo vaso. Un suave zumbido comienza a invadirme, y sé que
necesito reducir la velocidad antes de que me derrame. Tiendo a actuar
estúpidamente cuando estoy bebido. Ella me llena un tercer vaso y espera a que me
lo beba, pero la sonrío en vez de eso y ella sabe que he terminado. Por el momento.

Alice se sienta y nos sonríe a todos.

— ¿Podemos dar gracias? —dice, no es realmente una pregunta, sino que nos
está diciendo a cada uno que nos callemos para así hablar con Dios. Ninguno de
nosotros somos demasiado religiosos, pero esto es algo que se espera que hagamos
en la mesa para cenar de los Thompson. No es como ir a la Iglesia o algo así. Cada
uno de nosotros iremos alrededor de la mesa y diremos algo por lo que estamos
agradecidos y bla, bla, bla. Es la manera que siempre ha sido aquí, cuando Alice y
Jerry están alrededor. No es que me importe hablar con Dios; tenemos una
T.J. Klune Quienes Somos
relación extraña, él y yo. Él parece pensar que puede empujarme alrededor de todo
lo que quiere (como si yo fuera su juguete personal), sólo para verme regresar y
derribarme otra vez. Si Dios existe, creo que podría ser una clase de sádico. Me lo
imagino sentado ahí en su nube, largas túnicas blancas flotando, bebiendo Mickey
de 4019 y fumando un Winston mientras me voltea como un pájaro y planea que hará
después para cabrearme.

Wow, realmente ese era un buen vino.

Juntamos las manos, y casi tengo ganas de reírme de ellos porque, ¡ja, ja!,
¡Otter y yo estamos cogidos de la mano delante de ellos! Aprieto su mano y le
sonrío, y puedo ver que está muy divertido por algo, pero eso me parece bien. Me
siento bien. Él me devuelve el apretón de la mano antes de inclinar la cabeza. Miro
alrededor y veo que todos los demás han inclinado la cabeza y cerrado los ojos, así
que me imagino que debo hacer lo mismo. Así que lo hago.

— ¡Hey, Dios! —dice Alice, y eso me hace resoplar, lo cual disfrazo con una
tos que suena como si tuviera un enfisema avanzado y estoy a punto de escupir algo
que se parece Tofazañastel. Alice me permite el honor de terminar antes de que
ella continúe—. Nos gustaría darte gracias por la comida que vamos a comer —Oh
sí, gracias, Dios, por el pastel de pies—. Y por la familia que nos rodea. Estoy
agradecida de tener a mis dos hijos en casa, incluso si es por poco tiempo —
Aprieta la mano del Señor Grant, así que él es el siguiente.

—Estoy agradecido por la salud de mi familia y amigos —dice él.

Maldita sea, eso iba a ser lo mío. Justo lo suficientemente vago para no
necesitar más explicaciones, lo suficientemente sentimental para demorar la
inspección. Mierda, voy a tener que pensar en algo más. No puedes repetir en el
círculo de la plegaria de agradecimiento en la cena. Suena a copia si lo haces.

El Señor Grant dice:

—Estoy agradecido de que mi amiga Margie haya sido capaz de vencer al


cáncer y está ahora remitiendo.

No conozco a Margie, y bien por ella, ¿pero qué puedo decir? ¿Estás ahí
Dios? Soy yo, tu saco de boxeo favorito. Podría estar intoxicado. Ya.

Anna dice;

—Estoy agradecida por este pasado verano —.Uh, ¿qué?— Por permitir que
las personas en mi vida sean lo que necesiten ser.

La miro. Lo ojos de los demás están todavía cerrados, así que nadie se da
cuenta.

19
40 oz Mickey, licor de Malta.
T.J. Klune Quienes Somos
Creed dice;

—Estoy agradecido de que por fin Bear abriera sus ojos a lo que estaba
justo en frente suyo —Hay una pausa que está tan embarazosa, que juro que dará a
luz a una camada de preguntas de interrogatorio firmes si no aborta. Él finalmente
termina—. Y decidió conseguir la custodia del Chico.

Jerry es el siguiente y dice:

—Estoy agradecido por tener los recursos para ser capaces de ayudar a
Bear y al Chico a través de lo que es, sin duda, un momento difícil.

Yo también, Jerry. Yo también.

La Señora Paquinn dice;

—Estoy agradecida por Medicare20 y porque Dios me permita tener


suficiente edad para que ese enfermero picante me sea enviado una vez a la
semana para que me ayude en la casa. También estoy agradecida por esa ajustada
bata que viste. Y si mi marido está escuchando esto, dile que le quiero y que es de
mala educación espiar.

Risita silenciosa.

El Chico dice;

—Creo que es extraño que estemos rezando a algo que nunca se ha probado
que realmente existe, pero para evitar cualquier… problema, estoy agradecido por
Papá Bear y por Otter y Anna, y la Señora Paquinn y Jerry y Alice y Creed y el
Señor Grant y la Señora Grant y Dominic y…

Y continúa en esta línea por un tiempo, pero yo estoy estancado en el


nombre “Dominic”. ¿Quién demonios es Dominic? Ty nunca ha mencionado ese
nombre antes. ¿Tiene el Chico un amigo imaginario? Oh, Jesús, el terapeuta va a
tener un día sembrado con él.

Mierda. Es mi turno. No estoy listo. Gracias… uh, gracias. Agarro la mano de


Otter fuertemente y espero que él entienda que necesito otro momento. Sólo otro
segundo para pensar algo que decir, para parar lo que sé que está brotando dentro
de mí.

Otter dice suavemente;

—Dios sabe por lo que estoy agradecido. Él lo sabe cada día.

20
Seguro médico estatal para ancianos y minusválidos.
T.J. Klune Quienes Somos
Ah, por supuesto él ha ido directo al corazón, el bastardo. No voy a ser
capaz de hablar con el nudo en la garganta, y él lo sabe. Eso no le detiene de
apretarme la mano. Quiero romperle los dedos, pero resisto la tentación.

Mi turno.

Maldita sea, ¿qué voy a decir? Um… estoy agradecido por… ¡no es tan
jodidamente difícil! ¡Hay un montón de cosas por las que estoy agradecido! Como…
¡mierda!

¿Cómo Otter? Se ríe eso. ¿El amor que parece brillar en sus ojos cada vez
que te ve? ¿La manera en que de repente puedes ver lo que está justo frente a ti
en todo momento? ¿La casa que compró para ti? Sólo Dios sabe que no hiciste nada
para merecerlo. ¡Oh, Bear, sólo abre la boca y a ver lo que pasa! ¿Eso no es parte
de tu encanto? ¡Qué divertido!

No creo que “encanto” sea la palabra exacta para lo que hago. Por ahora, el
silencio se prolonga, las cabezas todavía están inclinadas, dándome una oportunidad
para recopilar mis pensamientos. Y continúa el silencio. Finalmente, Anna levanta la
mirada y me mira con curiosidad, seguida por Creed, que sacude la cabeza. El Chico
se inclina hacia adelante y se burla, y la Señora me está sonriendo porque, oh Dios
mío, sabe exactamente lo que estoy pensando, sabe exactamente lo que voy a decir,
y entonces Otter abre los ojos y lo ve también, y aunque incluso sabe que no será
elocuente (¿cómo puede ser, sobre todo desde que me he dado cuenta de que estoy
borracho?) voy a decirlo independientemente.

¡Allá vamos! Cacarea eso alegremente.

—Jerry y Alice —digo rápidamente, un ligero insulto a mis palabras que


salen rápido—. Otter y yo vivimos juntos, y el Chico vive con nosotros también, y
tenemos una casa que Otter compró para mí porque se dio cuenta de que estaba
enamorado de mí hace mucho tiempo, pero fue demasiado para él de llevar porque
pensaba que yo era heterosexual. Lo aparté lejos y eso fue el por qué huyó a San
Diego, pero entonces regresó por mí, incluso aunque dijo que no lo haría, y entonces
Anna y yo rompimos… lo siento, Señor y Señora Gran, porque ella sabía cómo me
sentía en cuanto a Otter incluso antes de que yo lo hiciera, pero algo me imaginaba.
Entonces Otter y yo lo hicimos, oh mierda, eso no era lo que quería decir, lo siento,
lo siento, pero le amo y él me ama, y mi mamá regresó y amenazó con alejar al Chico
de mí si yo no rompía con Otter. Aun no entiendo por qué ella hizo eso o cómo supo
sobre él y yo, y eso rompió mi corazón, pero lo hice de todas formas, y entonces
conseguí un abogado, y por alguna razón Otter me trajo de vuelta. Ahora todos
vivimos juntos en la Gran Monstruosidad, pero estamos intentando arreglarla, y
está empezando a ser un hogar para nosotros, y no creo que el mejor nombre para
el pastel de carne de tofu sea tofazañastel porque me recuerda a pies y creo que
eso es asqueroso, pero aun así me lo comeré porque lo hiciste tú. Eres como una
madre para mí y eso es realmente genial, y creo que amaré a tu hijo por siempre
T.J. Klune Quienes Somos
porque siempre lo hago y siempre lo haré, así que por favor no te asustes, en el
nombre de Jesús, ¡amén! —Grito al aire. Suelto la mano de Otter y succiono el vino,
vaciando mi vaso por tercera vez.

Ahora todo el mundo me está mirando.

—Eso… eso fue tan asombroso —respira el Chico—. Señor Mío, es como si
pudiéramos escuchar lo que piensa.

Me pregunto si es correcto preguntar a Alice si puedo renunciar al vaso y


beber el vino directamente de la botella. ¿Ves? Esto es por lo que no bebo.
Tampoco termino besándome con el hermano mayor de mi mejor amigo, ni por
alguna razón teniendo la necesidad de contarles a sus padres y a los padres de mi
exnovia que hemos tenido sexo. Hubiera preferido que pensaran en mí como un
asexual partiendo de la expresión de sus caras, creo que ellos podrían estar
tratando de entender cómo trabaja la mecánica tras eso. Eso me está asustando.

La Señora Paquinn está sonriendo tan ampliamente que creo que su


dentadura podría caer sobre la mesa. El Chico todavía está asombrado. Creed se ve
como si Papá Nöel vomitara regalos de Navidad en su regazo (excitado y
perturbado todo al mismo tiempo, naturalmente). Anna está sacudiendo la cabeza,
una pequeña sonrisa en su cara. Oh, el mismo viejo Papá Bear, estoy seguro que es
lo que está pensando. Sus padres están mirándonos de uno a otro como si
estuvieran viendo un partido de tenis que se ha puesto bastante interesante. Y
mucho más alegre. Jerry deja caer su tenedor, y resuena sobre la mesa, rebotando
en el plato y en el suelo. Alice está entrecerrando los ojos hacia mí como si la
reducción de su visión me fuera a hacer desaparecer.

Pero mientras todo el mundo a nuestro alrededor reacciona de la forma en


la que lo hacen, es él hacia quien me vuelvo, él quien más necesito ver, para estar
seguro de que no he cometido el mayor error de mi vida, que una vez más mi boca
no ha causado una tormenta de mierda que le provocará huir gritando a otro estado
sólo porque no quiere verme porque soy un estúpido idiota que no piensa una mierda
antes de hablar, que estando bebido dice/hace cosas que no se pueden deshacer.

Debería saberlo mejor.

Él me está mirando, sí, y la mirada verde dorada está brillando, oh sí, pero
no es como si la hubiera jodido otra vez, o que hubiera hablado fuera de turno. No,
es con esa cosa que hace cada dos por tres, ese respeto que me deja sin aliento,
que me muestra que por alguna maldita razón, él piensa que el sol sale y se pone
conmigo. Es un tonto, para estar seguro (¿cómo no podría serlo, con todo lo que ha
puesto al día hasta llegar aquí?), pero maldita sea, es mi tonto, y me está mirando
como si hubiera hecho algo extraordinariamente bien, que le he hecho el hijo de
puta más feliz del mundo, y que me va a echar un polvo en cuanto lleguemos a casa.
T.J. Klune Quienes Somos
Así que naturalmente, para hacer la noche más entretenida (¡cuánta diversión
estamos teniendo!), me echo a llorar.

Maldita sea. Esto es por lo que no bebo una mierda.

— ¡Lo siento! —Balbuceo hacia él mientras me agarra la mano y me agarra en


un rudo abrazo, mi frente en su pecho, su mejilla en la parte alta de mi cabeza. Un
brazo me rodea protectoramente el cuello y la otra mano frota mi espalda en
amplios círculos, tratando de calmar cualquier arrebato que parece estar saliendo
de mí. Y por mi vida, no me puedo callar—. No quise hacer eso —le lloro arañando
sus hombros, intentando desaparecer contra él, porque aparentemente tengo la
madurez emocional de una niña de trece años, y sé que tengo la cara de llanto más
fea de la historia de la humanidad. Probablemente me veo como un Wookie 21
mocoso justo ahora—. Es sólo que el papá de Anna cogió mi agradecimiento a Dios,
y no podía pensar en nada más que decir, así que decidí decir lo que realmente
estaba pensando incluso aunque intenté mantener mi boca cerrada, ¿y tú sabes qué
pasa cuando bebo y aun así me permites tomar vino? ¡En qué demonios estabas
pensando, enorme idiota! Le dije a tus padres que lo hicimos, ¡y todo es por tu
culpa! —En el momento en que termino, estoy gritándole.

Todo el mundo está aún mirándome.

—Bear —me dice suavemente, y por alguna razón, esto me provoca un


chillido de arpía en el silencio casi de inmediato. Me empuja hacia atrás
apartándome, y casi gimo por la distancia entre nosotros, pero entonces toma mi
cara entre sus manos, y todos los demás en la habitación desaparecen,
desvaneciéndose hasta que no hay nada excepto él, y entonces él es todo lo que
puedo ver, parece tan grande, como si fuera todo en el mundo, ¿y cómo demonios
me las he arreglado para conseguir esto? ¿Por qué demonios me eligió? No he sido
nada más que un problema desde que toda esta cosa empezó, causado nada más que
dolores de cabeza y rabia, y otras incontables emociones negativas que no puedo
pensar, ¿sin embargo él aún sigue junto a mí? ¿Aún puede mirarme como lo está
haciendo justo ahora?

En serio, susurra eso, ¿qué hiciste, en el nombre de Dios, para conseguir esa
ciega devoción? ¿Sientes sus manos en tu cara? ¿Es mirada en sus ojos? No es que
a él sea “como” todo en tu mundo, Bear. Él es todo en tu mundo. ¿Qué has hecho
para conseguir eso?

Es correcto, por supuesto. Siempre lo es. Oh, Cristo, Otter está tan
equivocado, él está tan mal…

—Bear —dice otra vez, su voz un poco más fuerte, un poco más alta,
sabiendo que tiene que cortar la locura de mi mente—. Páralo. Lo que sea que esté
saliendo de esa cabeza tuya, páralo —Su pulgar acaricia mis labios y mi barbilla
21
Raza peluda de la Guerra de las Galaxias, a la que pertenece Chewbacca.
T.J. Klune Quienes Somos
tiembla en sus manos—. Puedo verlo ahí, tras tus ojos. Basta —Se inclina hacia
adelante, y en frente de sus padres, en frente de los padres de mi exnovia, en
frente de mi familia y amigos, en frente de Dios y su Mickey de 40 grados, me
besa suavemente, castamente, incluso aunque la intención tras eso es obvia, y me
hace temblar en sus manos.

Y maravilla de todas las maravillas, paro. Escucho. No puedo decirle que no. Nunca
he sido capaz, no realmente. Incluso cuando creía que mis acciones eran correctas,
que estaba haciendo lo único que podía hacer, aun así volví a él. Siempre vuelvo a
Otter.

Él se incorpora y prácticamente me pone en su regazo, su brazo de nuevo


alrededor de mis hombros. Pero si se siente diferente que justo un momento antes.
Su toque es casi desafiante, su postura protectora, posesiva. Me recuesta contra
su pecho y aprieta estrechamente, y cuando levanto la mirada hacia él, él baja la
mirada hacia mí y sonríe torcidamente. Me besa en la frente y levanta la mirada
hacia sus padres, hacia los padres de Anna, y sus ojos se endurecen, casi
deslumbrantes, realmente.

Y ahora sé qué está haciendo. Está esperando que alguien de esta


habitación, cualquier pareja de padres diga algo en contra nuestra, explote con
enfado, acusaciones e ira. Piensa que me está protegiendo de eso, como si estuviera
preparado para luchar por mí porque…

La lucha por ti es todo lo que he conocido

…piensa que es su trabajo, su erróneo deber. No puedo dejarle hacer esto


solo. Simplemente no puedo, pero es tan jodidamente difícil moverme de mi lugar
contra él, porque es familiar, la sensación de él bajo mis manos, el olor que siempre
he asociado a él (madera de sándalo en una playa tranquila en otoño con una ligera
llovizna cayendo… sí, lo he cavilado bastante), y la habitación está adquiriendo una
tonalidad tan brillante y girando, y mi boca simplemente tiene ganas de abrirse y
derramar más idiotez ebria. Es porque sobretodo piensa que necesita protegerme,
sé que tengo que hacer lo mismo por él. Si sus padres van a empezar a soltar
mierda, necesito estar seguro que él sabe que le respaldo y voy a arremeter contra
cualquier persona que intente decir nada en contra de él. Nadie va a joder a Otter,
no mientras yo esté presente.

—Así que —dice el Chico—. Esto es muy incómodo —Hace un ruido de


aeroplano mientras vuela hacia la mesa donde imita una explosión.

—Te dije que debería haber grabado esto —dijo Creed a Anna—. Gaytube va
a estar totalmente carente ahora.

— ¿No es una web de porno gay? —Pregunta la Señora Paquinn—. Yo diría


que ellos no sacarían dramas familiares en la web a menos que se hubiera hecho un
T.J. Klune Quienes Somos
desnudo seguido de un coito, pero no he visto pornografía en semanas, así que no sé
qué moda hay en estos días.

Casi quiero preguntar cómo conoce ella Gaytube, pero me parece que no
puedo llevarme a abrir la boca por miedo a qué tipo de respuesta conseguiría.
Conociendo a la Señora Paquinn, nos contaría que estaba estudiando el sexo gay
para proporcionarnos consejos a Otter y a mí para “llevar a cabo la plenitud” de
nuestra “pasión”.

Puaj.

—Bueno, la noche todavía es joven —musita Anna—. ¿Quién dice que no


habrá coito más tarde? —Casi quiero puntualizar que ella está hablando de Otter
follándome mientras está sentada junto a su madre, pero no creo que fuera de
buen gusto.

—No estoy filmando eso —dice Creed rápidamente—. Hay cosas en este
mundo no aptas para mis ojos. Como siempre. ¡Ah, asco, no puedo para de pensar en
eso! —Se frota los ojos con las manos como si estuviera tratando de arañarse el
cerebro.

— ¿Qué es coito? —Demanda el Chico—. No puedes usar palabras que no


conozco y luego no explicármelas. Yo explico todas las grandes palabras que uso.

— ¿Cuál es el punto de utilizar grandes palabras si tienes que explicarlas


todo el tiempo? —le pregunta Creed—. Deberías pensar que estarías cansado de
tener que explicarlo todo.

El Chico pone los ojos en blanco.

—No es mi culpa si tú no puedes entender las palabras que uso. Coge un libro
de vez en cuando, ¿ah?

— ¿Cómo qué, el diccionario? ¿Un diccionario de sinónimos?

—No te haría daño, Creed —dice el Chico—. Deberías pensar que después de
salir con Bear, Anna querría a alguien un poco más… prolijo. Tienes que intensificar
tu juego.

— ¡Oooooooooh! —dicen la Señora Paquinn y Anna.

— ¡Oh, mierda! —dice Creed, malhumorado—. Eso duele, Chico.

—Soy prolijo —digo frunciendo el ceño hacia el Chico— ¿Prolijador? —


levanto la mirada hacia Otter—. ¿Prolijador es alguna palabra?

Otter se encoge de hombros y me da una palmadita en la cabeza.

—No te quiero solo por tu verbosidad —me dice. Presumido.


T.J. Klune Quienes Somos
—Creed y yo estamos… saliendo —le dice Anna a sus padres casi
disculpándose, que la miran como si la hubiera crecido una segunda cabeza que
cantara melodías.

—Es sólo algo… que pasó —le dice Creed a sus padres, que me están mirando
como si él les hubiera contado que está preñado de una camada de nutrias-oso.

—El verano del amore —suspira la Señora Paquinn—. Ahora sólo si ese
enfermero se enamorará de mí y pueda conseguir mi propio coito. ¡Qué periodo de
sequía ha sido! Pero amo a mi Joseph, Dios le bendiga. Nadie podría cuidar a una
dama como ese hombre. ¡Dios mío! Parecía que podía aguantar días.

— ¡Qué es coito! —chasquea el Chico.

—Significa sexo —dice Anna pacientemente.

El Chico parece estupefacto.

— ¿Hay otra palabra para sexo? ¿Cuántas hay? ¡Eso es ridículo!

—Bueno, está coito —dice Anna, empezando a contar con los dedos.

—Y follar —dice Creed—. Esa es otra.

—Yo creo que prolijador debería ser una palabra, si no lo es —le digo a
Otter mientras él me besa el pelo—. ¿No suena como una palabra real? Oh,
hombre, no debería haber bebido todo ese vino tan rápido porque no puedo parar
de pensar en eso. ¿Bebido? ¿Bebío? ¿Bebío es una palabra? Como he bebío algo,
¿por qué podría no haberlo bebío? Puedes tanto estar borracho y haber bebido
algo.

—Fornicar —dice la Señora Paquinn—. Son tres.

—Puedes hacer lo que sea con las palabras que quieras —me dice Otter—
Hacer el amor —dice mientras me mira a los ojos.

—Oh, cállate —dice Creed—. Lo contaremos, incluso si es tan increíblemente


gay que debería venir con su propio paquete de polvo de hada que puedas esparcir
en el aire cuando lo menciones. Y el hecho de que mi hermano le está haciendo
ojitos a mi mejor amigo, que tiene mocos en la cara —Oh gracias Dios, todavía
piensa que soy su mejor amigo. Utilizo la manga de Otter para limpiarme la nariz. Él
me gruñe.

—Hacer el fabricar bebés en el suelo —dice la Señora Paquinn.

—Esa no es válida —se queja el Chico—. Eso sólo suena estúpido. Que tal
fo…

—En la mesa no —le amonesta Anna severamente—. O nunca.


T.J. Klune Quienes Somos
—Sí, no digas follar en la mesa de la cena, Chico —dice Creed—. Eso es
jodidamente bruto. Joder.

Anna le da una patada en la espinilla, y él grita.

—El inglés es una lengua bastante rara —le digo a Otter mientras él me
frota la espalda—. A veces, no sé cómo la aprendí.

—No lo hiciste —dicen la Señora Paquinn, Anna, Creed y el Chico a la vez,


como si tuviera alguna clase de fusión mental Vulcana.

—Buenos tiempos de fiesta sexy —dice la Señora Paquinn—. Ir al centro y


comprar en el mercado de carne. Atrapar la vieja salchicha en el bollo. Jugar a
esconder la salchicha. Incurrir en la tienda de tacos.

—No quiero jugar a este juego nunca más —dice Creed, mirando a la Señora
Paquinn.

—Coito —practica el Chico, paladeando la palabra en su lengua—. Después de


cenar, ¿por qué no tenemos algún coito, cariño? —Se vuelve hacia mí—. Eso no
suena bien.

—En muchos niveles —le digo—. Te darás cuenta. Eres muy prolijador —Cogí
la copa de vino, pero Otter me detiene y yo hago un puchero.

—Has bebido suficiente —me dice—. Ah, no sé por qué eso no es una
palabra. Suena correcto —Me besa otra vez—. Estás en lo cierto. El inglés es
difícil.

Le sonrío.

— ¿Estás saliendo con Creed? —le pregunta a Anna su padre, con los ojos
muy abiertos.

—Dices eso como si fuera algo malo —El padre de Creed dice ceñudo—
¡Creed es un gran chico!

Creed mira su padre como si caminara sobre las aguas.

—Eso… ¡eso no es lo que quiero decir! —Explota el Señor Grant—. ¡Es sólo
que no entiendo cómo Anna hizo a Bear gay!

Ups. Algo incorrecto que decir.

— ¡Yo no le volví gay! —chilla Anna.

—Bear era un pastel de frutas mucho antes de Anna —gruñe Creed.

—Anna no lo hizo, ¡yo lo hice! —grita Otter.


T.J. Klune Quienes Somos
— ¡Tarta de frutas! —bramo yo.

— ¡Ninguno de vosotros sabe cómo funciona la biología! —chilla el Chico.

— ¡Yo nunca estudié biología! —grita la Señora Paquinn.

— ¡Dios Santo, queréis callaros todos! —brama Alice.

Todos la miramos.

—Dejarme entender esto —dice y por alguna razón, eso es gracioso para la
mayoría en la habitación. Al parecer esa broma no morirá con la muerte que se
merece. Intento alcanzar algo más de vino pero Otter me golpea la mano. Bastardo.

— ¿Nos hemos ido durante siete meses —continua Alice—, y regresamos, y


mi hijo se ha mudado a Seafare, Bear y Anna han roto, Bear y Otter están
teniendo… coitos —Querido Dios, por favor envía meteoritos para destruir la
tierra y salvarme de esta conversación —, y ahora viven juntos con el Chico, a quién
Bear está intentando adoptar, y Anna y mi otro hijo están saliendo?

—Nadie se acuerda nunca de la Señora Paquinn —refunfuña la Señora


Paquinn.

Alice la mira.

— ¿Y tú, qué, quieres tener relaciones con tu enfermero?

—Su nombre es Jorge —suspira pronunciando la r durante casi diez


segundos—. ¿Cómo de exótico es eso? Es de Cleveland.

Ella mira a su hijo mayor.

— ¿Y tú estás enamorado? ¿De Bear?

Otter asiente.

—Tanto que ni si quiera puedo explicarlo.

Jesús, realmente está buscando sexo esta noche.

La Señora Paquinn sorbe por la nariz mientras se frota los ojos.

—Eso fue tan bonito.

Alice llega a su conclusión.

—Todo esto es por tu culpa —dice mientras mira a su marido.

— ¿Mi culpa? —Espeta Jerry—. ¡Cómo demonios puede ser esto por mi culpa!

— ¡No lo sé! ¡Pero algo hiciste!


T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Por qué no nos contasteis que habíais roto? —Pregunta la Señora Grant a
Anna.

—Porque habríais preguntado por qué, y Bear no estaba listo para que la
gente lo supiera —dice ella, mirando hacia mí—. No iba a salir con él solo porque
estuviera enfadada.

Otter está mirando absorto a Anna, así que no me ve tomar más vino a
escondidas. Necesito estar así de bebedor22 (¿ves? ¡Suena bien!) De lo que ya
estoy. Aún no se detiene mi corazón de palpitar en mi pecho ante sus palabras. No
sé qué he hecho para merecer a Anna, pero he debido de hacer algo bien.

— ¿Y qué pasa contigo? —pregunta Alice a Creed—. ¿Por qué estás enfadado
con Bear?

Dejo caer la copa de vino sobre la mesa, pero nadie se da cuenta. Eso está
bien, sin embargo. He derramado vino en el mantel blanco y sin duda caro. Toso
como siempre tan sutil y escondo la zona cada vez mayor con la servilleta. Nadie ve
mi elaborada cobertura. Estoy a salvo.

Creed pone los ojos en blanco.

—No estoy enfadado con Bear —se queja obviamente mintiendo.

—Una mierda —le ladra Otter—. Has sido un idiota desde que te enteraste
que estábamos juntos.

—Oh, ¿todo lo de hace dos semanas? —le ladra de vuelta.

—Fue hace tres semanas —murmuro.

—Bien. Lo que sea.

Es ahora o nunca, eso susurra. Jódelo. Estás bebido, él está cabreado, todos
están escuchando, ¿por qué demonios no? Todos saben algo más, ¿así que por qué
esto no? Ah, terapia familiar. ¿Hay alguna forma mejor?

—No, no lo que sea —le ladro también, perdiendo la calma—. ¿Cuál carajo es
tu problema? ¿Es porque no te lo conté? ¿Es por la forma en que lo descubriste?
Sé que metí la pata. Sé que mentí jodidamente sobre todo, pero… Jesús, Creed, te
largaste al final. Sé que no eres homófobo, ¿así que, qué puto problema tienes?

—Déjalo, Bear —me bufa Creed—. No quieres hacer esto ahora.

— ¡Entonces cuando! ¡No me has dicho una maldita cosa desde que te fuiste!

Él me mira.

22
E el o igi al d a ke , i t adu i le.
T.J. Klune Quienes Somos
—Oh, ¿y tú has sido tan cercano? ¿Cuándo descolgaste el maldito teléfono y
me llamaste?

Está cabreado, probablemente más cabreado de lo que nunca le he visto. La


furia se desinfla en mí, y sé que no voy a ganar esta lucha gritando.

—Sólo pensé que necesitabas tiempo —digo débilmente—. Pensé que


simplemente fue extraño para ti o algo. Me imaginé que me llamarías cuando
estuvieras listo.

—Eso es lo que siempre haces —dice—. Esperas y esperas y esperas, todo


protegido en esa pequeña burbuja que has creado para ti mismo y el Chico. Tú
nunca plantas la jodida cara a las cosas cuando necesitan ser tratadas. Cuentas
medias verdades. Ocultas las verdades completas. Dejas que las cosas vayan a peor
antes de darte cuenta de que tal vez te equivocaste, que tal vez puedes admitir
que cometiste un error. ¡Cristo, si no te conociera, creería que eres la puta persona
más egoísta del planeta!

—Es suficiente —le gruñe Otter—. ¿Crees que ha sido fácil para él y para el
Chico? ¿Tú has tenido todo lo que has querido siempre servido en bandeja de plata
y tienes el nervio de sentarte aquí y quejarte y gemir mientras Bear ha hecho lo
que podía para proteger las cosas que más amaba? No le hables de egoísmo, idiota.
Si alguien aquí es egoísta, eres tú.

No puedo dejarle hacer esto. No puedo permitir que Otter pelee esto por
mí, no importa cuánto quiera hacerlo, no importan cuánto piense que necesita
protegerme. Apesta. Realmente apesta, porque independientemente de lo que diga
Otter, independientemente de cómo intente darle la vuelta, no puedo quitar la
innegable verdad de que Creed tiene razón. Creo que te lo he dicho antes que me di
cuenta hace bastante tiempo de cuántos malditos errores había cometido, cuán
equivocado he estado manejando todo esto. Pensé que mis razones estaban
justificadas (y tal vez, en algún nivel, aún pienso que lo están… ni tú, ni Creed, ni
incluso Otter pueden convencerme que no estaba actuando de la mejor manera
posible que pensaba por el Chico), pero fue necesario para llegar a un punto donde
dejé mi mierda. Tomó todo desmenuzándolo a mí alrededor y ese maldito océano, el
vasto océano, lamiendo mis pies, esa fría brisa soplando a través de mi pelo, la
única iluminación eran los destellos de los relámpagos sobre la cabeza. Pero el
océano se ha ido (oh, por favor déjalo ir) sin embargo aún hay terremotos,
momentos en los que creo que la tierra se abrirá debajo de mí y me tragará entero.
No sé si alguna vez voy a deshacerme de ellos.

—Otter —digo todo lo calmadamente que puedo, pero incluso sabiendo que
nuestra familia puede escuchar cada palabra que digo. Él se vuelve a mirarme, y la
furia de su rostro se afloja, el verde-dorado empieza a asomar de nuevo alrededor
del negro, y sé que puede verme, sé que puede oírme—. Te quiero —le digo,
ignorando el pequeño jadeo que oigo de su madre—. Pero tienes que dejarme
T.J. Klune Quienes Somos
manejar esto —Él empieza a interrumpirme, pero sacudo mi cabeza y él cierra su
boca—. Si te dejo luchar cada batalla por mí, no estaré nunca mejor que donde
estaba. Tienes que dejarme hacer esto.

Me mira como si solo dijera la mayor estupidez que ha oído nunca, pero algo
en él se disipa, y suspira, enganchándose a mí alrededor otra vez, su brazo
alrededor de mi cuello, mi espalda contra su pecho.

—A veces —susurra en mi oído, su voz un gruñido—, sólo quiero doblarte


sobre mis rodillas y azotarte para sacar esa mierda de ti.

Oh, Jesús. No tan genial. El cabronazo tenía que decir algo como eso,
sabiendo que no puedo hacer ninguna maldita cosa sobre eso. Se ríe siniestramente
mientras siente que me retuerzo en sus brazos, como si supiera exactamente en
qué estoy pensando.

Céntrate, McKenna. Céntrate.

¿Tendría el culo al aire cuando lo hiciera, o todavía llevaría pantalones? ¿Tal


vez mis calzoncillos? Tiene manos grandes. Realmente grandes. Apuesto a que
dolería. Como, bastante. ¿Por qué estoy tan excitado con eso?

¡Maldita sea, centrate!

— ¿Qué es, entonces? —pregunto a Creed.

—Ya te lo dije —chasquea él hacia mí.

—Oí lo que dijiste, pero esa no fue toda la verdad. ¿Recuerdas lo que me
dijiste hace pocas semanas? Te sentaste justo en frente de mí y dijiste
“independiente de con quién te hayas relacionado en esa habitación,
independientemente de con quién hayas follado o a quién te esté follando, soy más
como tú”. ¿Lo recuerdas? Yo sí —Él se estremece ante mis palabras, y sus padres
observan horrorizados lo que su bebé jamás podría siquiera decir tal cosa. No
puedo ayudar pero creo que esta es una de esas cenas que todo el mundo recordará
pero en la que ninguno querrá admitir que estuvo, como la vez que tu Tío Frank
estaba bebido y empezó a golpear a tus primos. No me vengas con esa mirada.
Sabes de lo que estoy hablando. Y por lo menos tú no tuviste un frío tofazañastel
congelándose justo en frente de ti como una triste rata almizclera marrón.

Bien, al menos ahora no tienes que pretender estrangularlo, musita eso.


¡Todo lo que tienes que hacer la próxima vez es sólo recordar estar bebido y
empezar a tener una crisis emocional en frente de todo el mundo! ¡Piensa en todas
las fiestas a las que te invitarán!

Cállate.
T.J. Klune Quienes Somos
—Eso era diferente y lo sabes —me dice fríamente—. No puedes comparar
eso con esto. La vida no siempre se dobla y tuerce como tú desees, Bear.

Tiene razón, por supuesto, y se lo digo.

— ¿Entonces qué es? Si nada de lo que digo está bien, ¿entonces qué?

Él mira a su alrededor buscando ayuda, pero todo el mundo de repente


encuentra cosas interesantes que mirar en el techo o en sus manos. No va a
conseguir ayuda de nadie, y de pronto, no quiero que abra la boca. No quiero que
diga lo que va a decir.

—¿Quieres saber que están tan mal? —susurra Creed—. Empujas y empujas,
¿así que quieres saber que está tan jodidamente mal?

No, no, señor, no quiero, pero me parece que no puedo encontrar una manera
de abrir la boca (por una vez) para detenerle.

—Eras mío —dice su voz entrecortada (oh, maldita sea todo)—, y no tenía
que preocuparme sobre compartirte con nadie más porque sabía que siempre me
elegirías. Sé que tenías a Anna, pero Jesús, tío, ella era tu novia, ¡y eso era
jodidamente diferente! Tú me pertenecías, y nunca pensé que tuviera que
preocuparme de que otro chico viniera a ocupar mi lugar. Pero entonces me
hablaste sobre Otter y tú, y si te diste cuenta o no, si fuiste o no capaz de
admitírtelo a ti mismo o no, que se remonta a años. No es sobre este año, o por
Otter volviendo a casa, o incluso por hace tres años cuando se fue. ¡Tú siempre
habías sentido algo por mí, y es una mierda que trates de decir lo contrario!

Me conoce demasiado bien, puede ver la réplica empezando a burbujear en


mis labios, sabiendo que sonaría falso para ambos, no importa lo que intentara y
dijera.

— ¡Entonces nos hablaste sobre Otter y tú sólo cuando no tuviste otra


opción, pero eso fue ya después de que lo hubiera oído de él! ¿Sabes cómo sienta
eso, Bear? ¿Sabiendo que mi mejor amigo no podía venir a mí con eso? Es como si
no tuvieras respeto por mí en absoluto, como si no fuera nada para ti. Pero eso no
es lo que más duele. Lo que más duele es que fue Otter, mi puto hermano, el que te
apartó de mí. Él era el que te conocería mejor de lo que yo nunca hice y, ¿sabes lo
mucho que duele? ¿Dolor? No puedo amarte como él lo hace, no importa cuánto
desee poder. Y eso me mata.

Uh… wow. Vale. Vale. ¿Qué?

—Quiero ser el único al que vengas cuando necesites ayuda. Quiero ser el
único que pueda hacer que todo sea mejor para ti cuando no creas que puede
mejorar. Quiero ser el único que te haga feliz, hacia el que corras cuando no lo
eres. Pero nunca podré ser esa persona para ti, nunca más. No sé si alguna vez lo
T.J. Klune Quienes Somos
fui. Así que, sí, reír en alto, burlaros del tonto de Creed. Sí, estoy celoso, cabrón.
Estoy celoso porque mi hermano tiene algo contigo que yo nunca tendré. Te tiene
por completo, y no es justo. No después de todo lo que hemos pasado. Quiero que
seas para mí —Se detiene, respirando pesadamente.

Silencio.

Inmediatamente, por supuesto, mi cerebro corre a través de todo lo que


dicho, intentando entender sobre qué demonios estaba hablando, intentando
decidir qué era lo más importante, pero por supuesto, sólo podía centrarme en lo
que era más intrascendente.

¿Esperarías algo más?

¿Escuchaste eso? Eso era yo suspirando.

—Tío, ¿te referiste a ti mismo en tercera persona? —le pregunto, mi voz


retransmitiendo lo increíblemente desordenado e impresionante que creo que es.

Mierda. Ahora todo el mundo me está mirando otra vez.

¡Maldita seas, boca!

Pero parece ser lo correcto para decir porque puedo ver a Creed
desinflarse, una sonrisa arqueando las comisuras de su boca, como si supiera que
aún quiere estar enfadado pero no puede evitarlo. Empieza a reír, y eso me hace
reír, y pronto estamos bramando de risa mientras todos los demás en la habitación
están mirando, preguntándose cuándo se derramó la locura e infectó a la
habitación. No puedo explicarles (viendo que mi cerebro está siendo lentamente
privado de oxígeno) que eso es algo que sólo Creed podría decir, que él desearía
poder ser gay (o ya sabes, lo que sea que se supone que debo ser… llamémoslo
convenientemente Otter-sexual) para que pudiera tenerme para él solo y tener que
preocuparse por compartirme con nadie más. Es una cosa tan alucinante, tal
explosión al azar de palabras que por supuesto tengo que reír, porque si no lo
hiciera, estoy seguro de que estaría extrañamente excitado a pesar de que sería
demasiado incestuoso considerar ni remotamente el hecho de que Creed quisiera
follarme, aunque él no se columpiaba de esa manera.

— ¿Has t-tenido un f-flechazo conmigo? —jadeo, agarrándome los


costados—Oh Dios mío, ¡deseas poder hacerlo conmigo! ¡Follarme de lado!

—Mantente lejos de él —le advierte Otter, y sólo lo hace peor porque el


pobre Otter está tan serio sobre eso, su furia tan evidente que parece como si
fuera a desgarrar a Creed aparte si él si quiera me mira divertido.

— ¡Yo n-n-no quería decir eso en voz alta! —dice Creed empezando a
hiperventilar—. ¡Ese no era el t-t-tema!
T.J. Klune Quienes Somos
—Mejor ten cuidado, Otter —dice la Señora Paquinn con maldad en la voz—.
He leído muchas historias sobre triángulos entre hermanos. Nunca termina bien
para uno de ellos. Bueno, excepto, ya sabes, esa clase de historias donde ellos…
comparten. Al mismo tiempo. Me encantan esas historias.

Eso sólo lo empeora. Otter no piensa que sea muy gracioso, Anna está
mirando a su… lo que sea (¿novio?) como si acabara de derribar de un soplido en
pedazos todo a su alrededor. No la culpa, sin embargo. Aparentemente ella no tiene
un gran historial en lo que se refiere a chicos, con uno que se enamora de un
hombre, y el otro deseando poder hacerlo. Los padres de la habitación están todos
sentados con los ojos abiertos de par en par, y es sólo entonces cuando me doy
cuenta de cuánto les he echado a todos de menos, cuantas cosas se sienten
realmente completas ahora que ellos están aquí. Puede ser que ellos sean menos
propensos a estar de acuerdo con el momento, pero al final, no creo que eso
importe.

Creed y yo nos levantamos al mismo tiempo, y yo prácticamente corro hacia


él, y el ríe mientras me coge entre esos enormes brazos suyos (no me mires así).
Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, y acabamos en putas carcajadas y
carcajadas y carcajadas. Eso no es gracioso, lo sé. No significa que lo sea. Es sólo
la vida.

—Eres un idiota —le digo mientras nos soltamos despacio, y vuelvo a estar
de pie—. Cuéntame toda la puta mierda de ahora en adelante, ¿me pillas?

—Es recíproco —dice él, secándose las lágrimas de sus ojos—. Estamos
pegados el uno al otro.

Le agarro en otro abrazo.

—No te preocupes más —le susurro ferozmente en su oído, indudablemente


ayudado por el vino que me ha dado un impulso adicional por la sangre caliente—Me
tienes, no importa para qué. Es sólo que no quiero joderte.

—Oh, por favor —me susurra de vuelta—. Ambos sabemos que sería yo el
que te jodiera. Otter te ha hecho un culo grande y gordo —Se pausa por un
momento. Luego: —Anna piensa claramente que quiero tener sexo contigo,
¿verdad?

—Uh, sí. Más o menos dijiste que lo hiciste.

—Mierda.

—Ajá.

—Suéltame, entonces.

—Tú primero.
T.J. Klune Quienes Somos
—A la de tres.

—Vale.

—Uno…

—Dos…

—No me vas a dejar ir, ¿verdad? —suspira Creed.

—Ni tú. Me amas demasiado.

—Nunca voy a olvidar esto, ¿verdad?

—Creo que Otter quiere matarte. Como, llamarte fuera para un duelo o algo.

—Lo sé, ¿vale? ¿Visto lo negros que tenía los ojos?

—En serio. Si él supiera kung fu, habría ido a lo Bruce Lee en todo tu culo.

—Ag. ¿Eso es lo que te hace a ti?

— ¿Estás intentando ser gracioso? Estoy teniendo una especie de momento


aquí.

—Este abrazo está siendo demasiado largo.

—Realmente lo está siendo. Probablemente están todos mirándonos.

—Tío, ¿cuánto has bebido? ¡Acabas de volver donde mis padres!

—Oh, mierda. Oh, mierda. Creo que tu mamá echó alcohol al vino.

— ¿Qué? ¿Con qué?

—Más vino. Duh. ¿Amas a Anna?

—Ah, demonios. ¿Tenemos que hablar de eso ahora?

— ¿Por qué no? Aún me estás abrazando. No puedo parar ahora. Con algo de
suerte, olvidaré que todo esto pasó alguna vez cuando despierte con una resaca
infernal.

—No lo sé, Bear. Tal vez. Creo que podría. Pero, ya sabes…

— ¿Vives demasiado lejos?

Él suspira.

—Sí. No lo sé. Me preocupa que lo empezara por las razones equivocadas.

— ¿Cómo qué?
T.J. Klune Quienes Somos
—Er… olvídalo.

— ¿Cómo qué? —le zarandeo un poco.

—Jesús, eres como un perro con un hueso. Oh, bruto. ¡Ja, ja! ¿Por qué aún
nos estamos abrazando?

—Dime por qué y te dejaré ir.

—Literalmente, esta tiene que ser la cena más incómoda a la que fui
invitado.

— ¿Seguro? ¿Quién crees que invitó a cenar? —necesito saber.

—Los hombres de las cavernas. Jesús, dame uno duro, ¿por qué no lo haces?

—Wow, necesitas para de decir cosas.

—No lo sé. Mis padres piensan que soy un FruitLoop 23 como tú.

Eso me preocupa.

— ¿Lo eres?

Él lo piensa por un momento.

—No —dice finalmente—. Sólo deseo…

Asiento.

—Lo sé —digo suavemente—. Aunque no importa. Aún eres mi mejor amigo.

— ¿Como si fuera tu Mariliendre24?

Le miro con adoración.

—Te quiero —digo efusivamente.

—Hey, ¿recuerdas cuando no sabías que querías a Otter para rociar sus
bebes por toda tu cara y no teníamos que hablar de nuestros sentimientos todo el
tiempo?

—Sí, esos eran los buenos viejos tiempos. Así que, ¿Anna?

—Mierda, pensé que lo habías olvidado.

—Zorra, por favor.

—Ah, Dios. Ahora vas a tener todos esos coloquialismos gay, ¿verdad?

23
Cereales de Kellogg´s, son aros de colores.
24
Mujer a la que le gusta la compañía de hombres homosexuales.
T.J. Klune Quienes Somos
Levanto mi voz.

—Chico, ¿qué significa coloquialismos?

—Perteneciente o relativo a la conversación. ¿Han terminado ya chicos?


Esta es la cosa más rara que he visto nunca. Mi terapeuta va a tener su trabajo
hecho para él.

— ¿Terapeuta? —Me pregunta Creed.

—Olvídalo. Fuiste tú el que dijo “oh, demonios” antes.

—Oh sí.

—Así que, ¿Anna?

—Lo sabrás cuando yo lo sepa, ¿vale?

—Vale. Echa una ojeada sobre mi hombro. ¿Qué está haciendo Otter?

—Vale, espera. Oh, joder.

— ¡Qué!

— ¿Sabes ese crujido de mandíbula que hace cuando está realmente


cabreado?

—Sí.

—Está más allá de eso.

—Oh, demonios. Hora de soltarse.

—Vale. Y, ¿Bear?

— ¿Sí?

—Yo también te quiero.

—Suéltame, aspirante a gay.

Él lo hace, pero está bien.

—Y el record para el abrazo más largo de la historia es para Bear y Creed —


entona el Chico—. Enhorabuena. Acabáis de hacer de este el momento más
incómodo de mi vida.

—Espera hasta llegar a la pubertad —dice Creed alegremente mientras


vuelve a sentarse—. Entre el acné y el pelo en lugares extraños, verás qué significa
realmente estar incómodo.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Qué? —pregunto a Otter mientras me siento de nuevo en mi silla
tambaleante. Divertido. La habitación está empezando a girar un poco. Eso debería
hacer la cena incluso mejor.

—Tú y yo —silba en mi oído—. Vamos a tener una larga charla más tarde
sobre a quién perteneces. ¿Me captas?

Oh.

Oh, chico, lo hago.


T.J. Klune Quienes Somos

4.
Donde Bear Conoce A Dos Personas Muy
Diferentes

Pero no sucedió esa noche. En el momento en que llegamos a casa, estaba


completamente borracho, después de haber pasado el camino a casa en el coche
cantando Duran Duran a pleno pulmón, preguntándole al Chico si estaba
"hambriento como un loboooooooooooooooo."25 Me dijo que no, que estaba seguro
de que no.

Otter me subió por las escaleras y empecé a escabullirme por la habitación,


bailando y preguntándole si pensaba que era sexy. Me dijo que creía que yo siempre
era sexy. Entonces vomité y lo culpé por dejarme beber demasiado. Y luego me
desmayé.

26
Es una buena cosa que diga que me quiere, porque yo soy un desastre.

Después de Creed y mi Incómodo Abrazo Extravaganza, la cena solo se


había vuelto más tensa. Hubo preguntas que realmente no sabía cómo responder:

— ¿Siempre te has sentido así sobre Otter?

— ¿Eh, sí?, ¿Tal vez?,

N.T: Canción “Hungrylikethewolf” de la banda británica Duran Duran


25

N.T: Be a trainwreck, ser desastroso, una ruina, deplorable, pésimo…


26
T.J. Klune Quienes Somos

— ¿No creéis que vais un poco rápido yéndoos a vivir juntos?

—Eso es lo que yo dije, pero Otter dice que es para siempre, así que...

— ¿Para siempre? ¡Sois los dos tan jóvenes! ¡No podéis saber lo que significa
para siempre!

—Le creí cuando lo dijo.

—Bear, no estamos tratando de ponerte a la defensiva

—Entonces deja de actuar como si nos estuvieras atacando.

—Bear, ¡solo estamos preocupados! ¿No puedes ver que esto es un shock
para nosotros?

— ¿Un shock para vosotros? Vosotros, chicos, no sois los únicos cuyo mundo
entero se ha puesto al revés.

—Eso es lo que queremos decir...

Y una y otra vez, conmigo cada vez más nervioso, con Otter cada vez más
enfadado, con el Chico mirando como si estuviera listo para reventar algunas
rótulas, podía entender sus preguntas, podría ver su necesidad de respuestas, pero
nada de lo que decíamos parecía satisfacerlos.

Claro que probablemente no había ayudado cuando Otter, sin discutirlo


conmigo primero, había sacado un cheque por la cantidad que sus padres me habían
adelantado para cubrir el abogado de la custodia. Y maldita sea si no había sido
como un electroshock al corazón cuando él les dijo (en contra de sus protestas, por
supuesto) que no queríamos su dinero, que era lo suficientemente hombre para
cuidar de su familia lo suficientemente bien, que cualquier cosa que el Chico o yo
necesitáramos provendría de él y que eso era definitivo. Él ya había reanudado su
cargo anterior en el estudio de fotografía en el que había trabajado antes de huir
de Seafare, y aunque en sí no era mucho dinero, había ganado más que suficiente
durante su estancia en San Diego para todos nosotros y para que no tuviéramos que
preocuparnos de las finanzas durante un tiempo.

Una parte de mí estaba horrorizado ante esta castración involuntaria (mi


viejo orgullo alzaba su fea cabeza… no sé si alguna vez voy a deshacerme de él),
pero entonces me había mirado con tal seriedad en sus ojos que cualquier
argumento en contra murió en mi boca. Y no me avergüenza admitirlo, había algo
tan increíblemente caliente en las palabras de Otter, ese brillo en sus ojos que
T.J. Klune Quienes Somos
simplemente rogaba a sus padres que le llevaran la contraria, que dudaran de que
pudiera proporcionarlo que había dicho que podía. Él lo creía y por lo tanto yo lo
creía.

Pero eso no ayudó cuando abracé a su madre para despedirme y me di


cuenta que estaba mucho más rígida de lo que había estado cuando nos saludamos.
No pude evitar darme cuenta de la forma en que su padre no podía mirarme a los
ojos mientras le estrechaba la mano. Los padres de Anna estaban todavía
demasiado impresionados para hacer mucho más que balbucear cuando Otter
prácticamente me sacó de la casa.

Nunca he entendido sus dudas sobre el asunto, pero sé cuánto le duele a


Otter. Fue solo un par de noches atrás cuando habíamos permanecido despiertos
en la oscuridad, y me dijo en voz baja lo sorprendido que estaba cuando salió y se
encontró con una indiferencia casi fría, cuando esa sorpresa se había convertido
rápidamente en ira e indignación, ya que sus padres, aparentemente de izquierda,
casi hippies, hacían un gran problema sobre algo que él consideraba tan pequeño.
Hubo un momento cuando había descrito la expresión del rostro de su padre
cuando había salido, que su voz se había quebrado de forma sutil, pero lo oí, esa
cadencia rota me desgarró, e hice la única cosa que sabía hacer: le recogí en mis
brazos, acariciando su pelo mientras yacía en mi pecho, ambos esperando a que los
temblores que rodaban a través de su pecho y sus hombros disminuyeran.

Si hay una cosa que sé, es de terremotos.

Pero es más fácil para mí decir “que os jodan” a sus padres de lo que alguna
vez lo será para él, y esto es algo de lo que me doy cuenta muy claramente. Mi
padre nunca estuvo alrededor, a pesar de que Jerry era algo así como uno. Mi
madre... bueno, ya sabéis acerca de ella. Alice estaba allí mucho más que ella. Pero
tengo el conocimiento de algo que entiende que éstos no son mis padres. Así que
mientras pueda hacer todo lo posible para asegurarme de que Otter está bien, que
él siempre sepa que tendrá un hogar con el Chico y conmigo, todavía puedo ver la
situación con una fría indiferencia que rápidamente se convierte en ira
autosuficiente. Me fastidia distanciarme tan rápido de Jerry y Alice, pero nunca
antes había estado en esta situación, una en la que me importara una mierda alguien
que no fuera el Chico o yo mismo (lo sé, lo sé, ¿qué pasa con Anna, verdad?) Es un
asco. Realmente lo es. Pero algo que Creed había dicho se había quedado conmigo,
aunque estuviera casi olvidado. Anna era mi novia. Es jodidamente diferente, ¿vale?

Pero no puedo hacer nada de eso. No puedo excluirlos porque Otter no


puede. Son una parte de él y, por delegación, una parte de mí. Así que,
naturalmente, empecé a pensar en maneras de solucionarlo. Y si la historia sirve de
juez del futuro, entonces probablemente voy a terminar empeorando las cosas.
T.J. Klune Quienes Somos
Dos días antes de que tuviera mi primera clase y tres días antes de que el
Chico hiciera el traslado al quinto grado con el impresionante David Trent, Otter
estaba en el estudio por la mañana, consiguiendo reencontrarse con la rutina diaria
después haber tenido unas vacaciones de cuatro meses. Se había subido encima de
mí cuando la alarma se había apagado, acariciando mi oreja antes de irse a la ducha.
Me hubiera unido a él, pero era demasiado temprano, sobre todo desde que había
decidido ir al gimnasio antes de ir al trabajo. Hice mi propio entrenamiento tirando
de la manta por encima de mi cabeza y hundiéndome hacia abajo en el calor. En el
momento en que me vuelvo a despertar, se ha ido, pero hay una taza de café
enfriándose en la mesilla de noche a mi lado con una nota que dice algunas cosas
que no me voy a molestar en repetir. Digamos que Otter obviamente pensó que
estaba escribiendo en los foros de Penthouse cuando había escrito ese hermoso
pedazo de obscenidad. Y al parecer tiene más fe que yo en hasta dónde puedo
doblar mi cuerpo.

No necesito el café después de esto, eso seguro.

Escucho los sonidos familiares de la CNN en la sala de estar, me estiro y


camino por el pasillo, frotándome el sueño de los ojos, preguntándome cuánto más
debo desembalar hoy. Todavía hay un montón de cajas que han estado apiladas allí
durante un tiempo y sé que si no empiezo ahora, todavía van a estar allí sesenta
años más a partir de hoy. Soy perezoso. Demándame.

—Buenos días Chico— le digo bostezando cuando entro en la sala de estar.


Está vacía.

La cocina también. No hay nota sobre la mesa y estaría mintiendo si dijera


que el corazón no tartamudea en mi pecho. No es realista, lo sé, esperar que lo que
está pasando por mi cabeza ahora mismo vaya a suceder, pero la última vez que
había perdido la pista del Chico había sido una pesadilla, una que no estoy dispuesto
a revivir tan rápidamente. No es que me he haya vuelto complaciente, si no que
más bien finalmente he empezado a creer en un futuro que nunca había parecido
posible.

Cálmate, me digo. Estará por aquí en alguna parte. No hace falta entrar en
pánico por nada.

— ¿Chico? —le digo más fuerte, esperando un momento para ver si me


responde. No lo hace. — ¿Ty?

También me estaría mintiendo a mí mismo si dijera que no creo que el mundo


sea ya un lugar peligroso.
T.J. Klune Quienes Somos
Estoy a punto de caminar con calma (léase: corriendo) hacia su dormitorio
cuando oigo su risa estridente que entra por la ventana abierta en la cocina. Miro
hacia fuera y lo veo hablando con alguien que está fuera de mi vista. Está hablando
animadamente, sus manos se levantan en el aire como si estuviera dando otro
sermón sobre el estado de la economía (no preguntéis). Algo sobre esto me hace
pensar mal sin saber con quién está hablando; si se trata de uno de sus amigos,
vale, aunque no sé cuántos viven por aquí; si se trata de un vecino, bueno, incluso
aunque yo no hubiera conocido a ninguno; si se trata de un tipo de Internet llamado
BigTony225 que le ha prometido regalos de edamam 27 de soja y un viaje en una
caravana sin ventanas, entonces vamos a tener un enorme maldito problema.

Abro la puerta justo a tiempo para oírle decir, —Dominic, a mi hermano no le


va a importar si entras. No es tan aterrador. El que es aterrador se marchó esta
mañana. Además, tienes que probar el cereal Kashi que tengo. Y entonces te puedo
presentar las maravillas de la CNN por la mañana. Es mejor entonces porque
todavía no han llegado a las estúpidas partes de relleno que hacen más tarde. Esas
que me dan ganas de pegarme un tiro en el pie. ¿A quién le importan las diez
mejores maneras de conseguir un hombre? ¡Hay una guerra en marcha, gente!
¡Prioridades!

Dominic. Recuerdo ese nombre. Ty había incluido a Dominic en su oración de


Acción de Gracias en la casa de Thompson. Me pregunto de nuevo si Ty tiene un
amigo imaginario, hasta que oigo una respuesta áspera, una voz mucho más
profunda de lo que sería de esperar de uno de los amigos que tiene el Chico. Tiene
un par de amigos con los que se junta con de vez en cuando, pero eso parece haber
disminuido un poco. Le había preguntado al respecto, solo para que se encogiera de
hombros y me dijera que a veces simplemente no estaban en su misma longitud de
onda. Yo le había asegurado que no había nadie en su longitud de onda.

—Bueno, sí —dice el Chico, sonando un poco exasperado—. Pero si no están


en casa ¿qué van a hacer? No tienes que decírselo.

Y puesto que el Chico ahora suena como si estuviera tratando de convencer


a alguien para hacer algo que no debe, hago notar mi presencia cerrando la puerta
detrás de mí. El Chico no salta como si fuera culpable; en cambio él me sonríe y me
saluda con la mano y luego dice algo más y extiende la mano y agarra un brazo y
tira de él a medida que camina hacia mí.

La persona que lo sigue es alguien a quien no he visto antes. Es grande, más


grande de lo que un niño de su edad probablemente debería ser, yo estimo que
serán catorce o quince años. Se eleva sobre Tyson y sus ojos oscuros me miran con

27
Edamame es el nombre de una preparación culinaria de vainas de soja inmaduras, hervidas en agua
con sal y servidas enteras.
T.J. Klune Quienes Somos
recelo bajo las cejas espesas, pero permite ser empujado hacia mí como si
estuviera resignado a lo que está a punto de suceder. Su pelo oscuro está
enmarañado alrededor de su cara, derramándose en el cuello, por encima del cuello
de una estrecha y desgastada camisa. Los vaqueros tienen las rodilleras rotas y el
zapato derecho está desatado, los cordones hechos polvo y sucios, ya que se rozan
detrás de sus pies que se arrastran. ¿Quién demonios es éste y por qué está
sonriendo Tyson así?

Tan pronto como me alcanzan, el Chico deja ir a Dominic y salta hacia mis
brazos, sus manos inmediatamente yendo a mi pelo mientras balbucea sobre una
cosa u otra. Lo escucho sin mucho entusiasmo, ya que mis ojos se sienten atraídos
hacia el chico nuevo que está delante de nosotros, que se ha parado a unos pocos
pasos de distancia y está mirando hacia abajo a sus pies, dando patadas a una
piedra, con los brazos detrás de la espalda como si estuviera en posición de
descanso.

—…Y creo que podría ser mi mejor amigo en el mundo entero, así que tienes
que ser amable con él —oigo decir al Chico cuando sintonizo de nuevo—. Es
increíble, pero muy reservado e intento hacerlo hablar más y está empezando a
hacerlo, pero creo que es muy tímido y casi siempre solo se sienta allí y me
escucha, por lo que lo hace mi tipo favorito de persona y creo que deberías dejarle
entrar y desayunar con nosotros, pero no puedes hacer todo eso de "Soy Bear. Soy
el adulto, por lo que tienes que hacer lo que yo diga" que siempre haces ¿porque a
veces, Papá Bear? ¿honestamente? Tienes que dejarme ser yo mismo.

No puedo evitar reírme por lo bajo. —Respira, Chico —le digo mientras lo
dejo en el suelo. Él me mira y sonríe mientras sostiene mi mano—. Y siempre te
dejo ser tú —le recuerdo mientras tira de mi brazo hacia el otro chico, que ahora
parece nervioso, mordiéndose el labio inferior mientras se aproxima—. Cualquier
otra persona te habría dado en adopción a estas alturas.

Me pone los ojos en blanco. —Demasiado pronto, Bear. Todavía estoy


marcado emocionalmente y eso es de mal gusto. Probablemente esto me ha hecho
retroceder al menos un par de años. Hey, al menos es más pasto para mi terapeuta.

—Ajá. Sigue actuando Chico. Te llevaré a la noche de micrófonos abiertos si


crees que eres tan bueno.

Me frunce el ceño aunque solo sea por un momento, antes de que una amplia
sonrisa en su rostro lo divida casi a la mitad mientras mira a su amigo. —Dominic,
me gustaría presentarte a mi hermano mayor. No dejes que lo que acabas de oír te
engañe; en realidad puede ser casi gracioso. A veces. Bear, este es Dominic. Vive un
par de casas más abajo.
T.J. Klune Quienes Somos
El otro chico en frente de mi levanta la vista rápidamente y me ve mirándolo
expectante y deja caer su mirada de nuevo hacia el suelo, murmurando algo en voz
baja.

— ¿Lo siento? —digo suavemente—. No he conseguido oír eso.

El Chico suspira. —Ha dicho que es un placer conocerte y que le gusta la


Monstruosidad Verde porque es el color de la espuma del mar y esa es una de sus
cosas favoritas porque siempre está cambiando.

Sé que en realidad no ha dicho todo eso, no a menos que me haya quedado


atrapado en un vórtice de tiempo y me haya perdido seis segundos mientras estaba
de pie en mi jardín (cosas más extrañas han sucedido), pero no puedo evitar captar
el vistazo rápido que dirige hacia el Chico, la pequeña sonrisa que arquea un lado de
su boca, cómo una ceja se levanta discretamente antes de que su frente se suavice
de nuevo y mire hacia abajo a sus zapatos.

Ah. Qué extraño…

Extiendo mi mano y la dejo allí por un momento antes de que el Chico


susurre algo a Dominic, que suspira, alcanza y agarra mi mano bombeando hacia
arriba y abajo una sola vez, su apretón es cálido y calloso, su enorme mano
envolviendo la mía. Él la deja ir y se arriesga con otra mirada al Chico que asiente
con la cabeza hacia él y se ríe como si fuera la cosa más divertida que alguna vez
hubiera visto.

—Así que, Dominic —digo mientras el Chico se tranquiliza—. No he tenido la


oportunidad de conocer a los vecinos todavía. ¿Has vivido aquí mucho tiempo?

Murmura algo que no puedo entender.

El Chico comienza a traducir, pero yo niego con la cabeza. —No puedo


entender eso, Dominic. Vas a tener que hablar. Soy un tipo mayor, con problemas
de audición, ¿no lo sabías?

—Durante un tiempo, sí —dice, un poco más fuerte, su voz sonaba ronca,


como si solo el acto de esas cuatro palabras fuera lo más fuerte que ha ejercido en
un tiempo muy largo. Esto es casi un concepto extraño para mí, como nunca me
callo, ni siquiera cuando quiero. El Chico nos mira con expectación, su sonrisa
todavía está en su cara como si ésta fuera la cosa más grande que jamás haya
experimentado. Me pregunto, aunque solo sea por un momento, ¿por qué demonios
no he conocido a Dominic aún?, ¿por qué realmente no he oído hablar de él aparte
de la breve mención en la Torpe Cena, especialmente si tiene al Chico sonriendo en
la manera en que lo está haciendo, un sonrisa casi exclusivamente reservada para
T.J. Klune Quienes Somos
aquellos que lo conocen ¿mejor? Jesucristo, ¿quién demonios es este chico y cómo
lo ha hecho para derribar las paredes de mi Chico tan rápidamente?

Lo miro con una nueva apreciación, a sabiendas de que si él tiene la lealtad


del Chico de alguna manera ya, entonces es alguien a quien tengo que asegurarme
de observar de cerca. Es extraño, sin embargo, y me causa un ligero malestar, que
Dominic es obviamente, mucho mayor que Tyson, pero el Chico está haciendo
proclamas acerca de ser los mejores amigos como si lo conociera desde hace años.
Así que tal vez Dominic es un solitario, pero ¿por qué diablos iba a querer salir con
un niño de nueve años? Supongo que incluso los solitarios tienen algún tipo de
estatus social que les preocupa. No puedo decir que vaya a hacer mucho por su
popularidad salir con un chico que no deja de hablar de cualquier cosa y que está
rodeado de gente mayor y más grande que él.

Entonces atrapo otra de esas miradas furtivas dirigidas al Chico, quien ha


decidido llenar el silencio con una diatriba en directo de nuestra historia familiar.
Oigo que Ty dice: —Y entonces ella volvió y dijo que iba a llevarme con ella, pero
Bear estaba como “Oh, demonios, no”, y conseguimos una abogada llamada Erica que
es taaaan increíble" —y me doy cuenta de la forma en que la zona alrededor de los
ojos de Dominic se tensa, de la forma en que su boca se alisa en una línea delgada,
tan pronto como se entera de las acciones de nuestra madre. Tardo un segundo
antes de poder entender realmente lo que estoy viendo en su rostro, pero luego se
ha ido, y él se queda mirando al Chico asintiendo de vez en cuando. Juro que lo que
vi fue cólera, como si él estuviera enfadado con nuestra madre, no tanto por
abandonarnos, para empezar, sino por el hecho de que regresara y tratara de
llevarse a Ty.

Qué chico tan extraño es éste.

—... Y ahora Bear está tratando de adoptarme, pero aun así va a seguir
siendo mi hermano, no mi padre —continúa el Chico—. No tengo padre. Está bien, sí
que tengo un padre, no soy como Jesús ni nada. Solo que no sé quién es, pero eso
está bien, porque tengo a Bear y a Otter y ahora a ti, así que ¿quién necesita algo
más?

Dominic murmura algo que no puedo escuchar, sus ojos de nuevo se vuelven
duros.

—No, no lo creo —dice el Chico en voz baja.

— ¿Qué ha preguntado? —le digo.

El Chico me mira. —Me ha preguntado si existía la posibilidad de que mamá


pudiera obtener mi custodia.
T.J. Klune Quienes Somos

Resoplo. —Ni de coña. No hay una jodida manera de que vaya a pasar. Tienes
mi palabra, Chico. Prefiero morir antes que dejar que eso suceda.

El Chico me sonríe de esa forma adorable que tiene a veces y tengo que
recordarme a mí mismo que no puedo llorar delante de extraños y que mis ojos
tienen que parar de tener demasiadas fugas y que preferiría morir antes que dejar
que Julie McKenna reconozca cualquier parte de Tyson. Ella podría haberle dado la
vida, pero no tendrá nada que ver con en quien él se convertirá. No es su madre.
Por lo que a mí respecta, no necesita una. Me tiene a mí. Y a Otter... y ahora al
parecer un chico al azar llamado Dominic, que de nuevo solo ha dicho algo que no he
podido oír. Si este chico va a estar alrededor, vamos a tener que hablar acerca de
lo que significa ser audible.

—Sí, sabemos cómo suena —responde el Chico mirándome—. No entendemos


porque volvió tampoco. Tal vez nunca lo sabremos. Pero no hay ninguna razón para
preocuparse por eso ahora ¿verdad? Si te preocupas demasiado por lo que podría
suceder, nunca estás preparado para lo que sucederá.

—Jesús Chico, suenas demasiado como yo —le digo—. Eso no puede ser
saludable—. Pero tiene razón, por supuesto, sobre tantas cosas. Han pasado
semanas desde que nuestra madre regresó, y por mi vida, que todavía no puedo
entender los porqués y los cómo de lo que había sucedido, cuáles eran sus
intenciones. ¿Por qué había vuelto? ¿Cómo había sabido que Otter estaba en San
Diego? ¿Cuál era su juego final? Cuando nos encontramos con la abogada por
primera vez, nos había preguntado si habíamos visto a alguien alrededor que no
hubiéramos visto antes, alguien que podría haber estado siguiéndonos, investigando
nuestras vidas. Ese pensamiento me había enfriado como ningún otro, la idea de
alguien siguiéndonos a nuestro alrededor, excavando en nuestras vidas, tratando de
agitar cosas que es mejor dejar muertas y enterradas. Tenemos demasiado en
nuestros platos ya como para estar preocupados mirando sobre nuestros hombros
o encontrando a alguien hurgando en la basura. El desafortunado efecto secundario
de todo esto es que estoy convencido de que cada nueva persona que conozco es
espía suyo (mi imaginación tiende a ser hiperactiva, en caso de que no lo hayáis
notado) y si pudiera hacerlo a mi manera, encerraría al Chico en su habitación
hasta que se resolviera la situación de la custodia.

O tal vez, hasta que cumpliera los dieciocho.

Esto, por supuesto, conduce a pensamientos horribles del Chico a los


dieciocho años al darse cuenta que al saltarse un curso, lo hemos puesto en camino
de graduarse antes de cumplir los dieciocho, lo que significa que va a ir a la
universidad antes de los dieciocho y ¡Oh, Dios mío! ¿Y si llega a saltarse otro
curso? ¿Y si se gradúa en la escuela secundaria cuando solo tenga doce años y luego
T.J. Klune Quienes Somos
es aceptado en Harvard o Yale y tiene que moverse a través del jodido país? Ni de
coña va a ir solo porque voy a estar sentado allí con él en cada maldita clase que
esté tomando, mirando a la rubia tetona llamada Tiffani que coquetea con él y le
invita a la primera gran fiesta del año en Pi Beta Gamma, preguntándole si alguna
vez ha probado un chupito llamado mamada. Va a lamer sus labios cuando lo diga,
pasando la lengua sobre su brillo de labios de chicle porque está en la universidad y
no tiene inhibiciones, porque ya no tiene que escuchar a papá (lo que significa que
es una puta).

Y por supuesto querrá vivir en los dormitorios y va a tener por compañero


de habitación a un tipo que se hace llamar Remolcador y que querrá compartir
porros con él y todo el mundo sabe que la marihuana es una puerta de entrada a las
drogas. Pronto, el Chico se enganchará al crack y a la metanfetamina, y luego
cometerá el mayor error de su vida, mientras se encuentra lo alto de un colocón de
PCP28 dormirá con la rubia y tetona Tiffani (que estará sin duda esperando que el
Chico esté tan jodido como para que no diga que no) y la deje embarazada. Tendrá
que dejar la escuela para poder mantener a su familia bastarda trabajando por las
noches en una gasolinera en medio de la nada y luego se irá a casa cada noche en su
remolque en un parque de caravanas conocido por ser azotado por los tornados por
lo menos cuatro veces al año.
Para entonces él tendrá al menos tres niños más y va a empezar a tener una
barriga cervecera por beber demasiados PBR29y Tiffani (esa perra, ¡la odio!) se
quejará y se quejará de que él tiene que cuidar de ella, que le prometió una vida
maravillosa y llena de aventuras y sin embargo, viven en este agujero de mierda y
que ella tenía planes para su vida, ¿lo sabías? Iba a convertirse en una animadora
profesional para los Dallas Cowboys. Pero ahora no puede porque Tyson la ha
arrastrado con él. Él va a volver a casa una noche después de ser despedido por
negarse a venderle carne seca a un camionero que llevaba una camisa sin mangas
porque ¿sabía ese camionero cómo procesan la carne seca? Él la encontrará en la
cama con un engaño cruel llamado Desmond que tiene tatuajes en sus brazos que
dicen cosas interesantes como "joder" en arameo (porque así es como Jesús lo
habría dicho) y "Madre" en letras cursivas porque en el fondo es un niño de mamá.

Ty hará la maleta con los niños (por ahora tiene seis) y saldrá a la carretera,
yendo de pueblo en pueblo, actuando en circos que viajan como parte de su banda
“El Chico y los Chicos”, donde él y sus hijos cantan y bailan cantando canciones de
bandas clásicas como Journey y Destiny’s Child. Una noche, en medio del
espectáculo de una versión a capella de "MMMBop" de Hanson, en algún lugar de
Nebraska para ancianos en una comunidad de vida asistida, sentirá un tartamudeo
en su corazón y caerá muerto con sus hijos reunidos a su alrededor, con lágrimas
en sus caritas (¡mis pobres sobrinas y sobrinos!) y algunos feriantes atemorizados
28
N.T: PCP droga comúnmente conocida como polvo de ángel, causa alucinaciones, violencia extrema
y/o la sensación de no sentir nada.
29
Pabs blue ribbon, marca de cerveza barata.
T.J. Klune Quienes Somos
empezarán a cantar "Dust in the Wind" desafinando. Los niños de Tyson (Jackie,
Tito, Jermaine, Marlon, Randy y Michael) recogerán sus pertenencias y empezarán
a hacer autostop por todo el país tratando de actuar aún como solo “Los Chicos”,
pero incluso ellos pueden ver que hay algo que falta sin “El Chico” y por eso se van a
disolver y continuar con sus caminos por separado.

Y todo esto va a suceder, lo sé, antes de que Tyson cumpla los dieciocho.

—No te preocupes —oigo que el Chico le dice a Dominic, que me está


mirando con preocupación en los ojos—. Bear está siendo Bear. A veces tiene unos
pensamientos en su cabeza que asumen una especie de vida propia. Puedes saber
que no son buenos esta vez porque la piel debajo de su ojo izquierdo se retorcía
como si estuviera tratando de hacer un guiño. Confía en mí cuando te digo que no
está tratando de guiñarte un ojo. Solo dale un segundo más y verás lo que quiero
decir.

—¡No estás autorizado a cantar 'MMMBop' a personas mayores en


Nebraska! —Casi le grito—. ¡Tiffani no es más que una puta! No me importa si te da
a Tito.

El chico suspira—. ¿Ves? —le dice a Dominic—. Ni siquiera trato de


averiguar de dónde ha venido eso. Te aseguro que la cadena lógica en la cabeza de
Bear tiene sentido si realmente lo conoces, y por 'tiene sentido' quiero decir de
una manera Bear, pero para un novato como tú, probablemente va a romper tu
mente —Se vuelve de nuevo a mí y deslumbra—. ¿Estás tratando de asustarlo? —
me regaña—. Pensaba que podríamos salvar a la familia loca durante otro día. Es
por eso que no tengo muchos amigos, Papá Bear.

—Oh, por favor —me burlo de él, oyendo a Tito en mi cabeza tratando de
convencer a mis otros sobrinos para conseguir reunir de nuevo a la banda—. Tú no
tienes muchos amigos debido a tu rareza. No me eches la culpa a mí.

—Por favor, chicos; esto es todo lo que tengo ahora. Papá hubiera querido
que volviéramos a estar juntos ¡Por los viejos tiempos! Mmmbop, Duba badop…—
¡Cállate Tito!

—Y no estoy loco —agrego.

— ¿Quién es Tiffani y por qué es una puta? —me pregunta Dominic en voz
baja, con los ojos casi divertidos.

— ¡Dominic, no le hagas empezar! —Suplica el Chico—. No sabes lo que vas a


desencadenar
T.J. Klune Quienes Somos
Así que explico la lógica de mi línea entera a Dominic y al Chico, que hacia el
final tiene la cara apretada entre sus manos, como si estuviera tratando de
ahogarse a sí mismo para alejarse de mí y Dominic asiente con cada uno de los
puntos que señalo. Sus ojos oscuros bailan un poco cuando digo los nombres de los
niños del Chico. Por un momento, creo que sólo me está complaciendo, pero… ¿A
quién le importa si lo hace? Tiene como catorce años, y puedo hacer cosas de
adulto cuando quiera y como quiera, sin tener que pedir permiso a nadie. Está bien,
en general le pregunto a Otter primero, pero eso no es el punto. Mierda.
Normalmente le pregunto al Chico también. Vale. Ese era un mal ejemplo. Lo que
sea. Pero cuando termino, Dominic no está corriendo en dirección contraria,
gritando mientras agita los brazos sobre su cabeza. Él no está ni siquiera
mirándome ligeramente petrificado como la gente suele hacer cuando abro la boca
y las palabras salen. No, me está mirando como si él me estuviera tomando en serio
y antes de que pueda llamarlo sobre eso, se vuelve hacia el Chico y le dice
bruscamente—. Tiene sentido para mí. Tiffani es obviamente una puta.

La mandíbula del Chico cae mientras mira entre nosotros dos, comenzado a
farfullar de una manera que solo él puede hacer, tan lleno de justa indignación que
habrías pensado que habíamos arremetido contra el núcleo de cada ideal por el que
jamás haya luchado. Tal vez haya algo más en este Dominic además de una fachada
inquieta.
Antes de que pueda decirle al Chico que se calme, antes de que pueda si
quiera dar forma a un pensamiento para tranquilizar su mente, Dominic extiende
una mano y la deja caer en el hombro del Chico y, maravilla de todas las maravillas,
el Chico se calla casi de inmediato. Estoy seguro de que esto tiene que ser una cosa
momentánea, que el Chico se pondrá en marcha de nuevo, sus protestas más
fuertes, con los ojos más amplios y su postura casi combativa, pero eso no sucedió.
El Chico deja de hablar, toma una respiración profunda, rueda los ojos y sacude la
cabeza.

Y eso es.

¿Quién coño es este chico?

Al parecer, es Dios, dice la voz un poco divertida. Debido a que solo Dios
mismo podía haber callado al Chico con esa rapidez. Y eso fácilmente. Dios sabe que
nunca has sido capaz de hacer eso.

Es correcto. Mierda, tal vez él es Dios.

— ¿Quieres venir y tener un poco de Kashi? —Me oigo preguntar.

—Si eso suena asqueroso, es probablemente porque lo es. Tengo Lucky


Charms, en su lugar.
T.J. Klune Quienes Somos
—Papá Bear nunca tuvo infancia —explica el Chico oscuramente.

—Así que él está tratando de tener una ahora. Y solo se pone peor a partir
de aquí. Confía en mí. Muy pronto, te tendrá viendo Bob Esponja y vuestros
cerebros se filtraran por las orejas.

—Solías amar a Bob Esponja —le recuerdo—. Incluso tuviste una manta de
Bob Esponja cuando estuviste…

—Bear —gime el Chico, alargando mi nombre durante seis o siete sílabas.


Estoy más sorprendido cuando me doy cuenta de que está sonrojándose—. ¿Tienes
que contárselo todo? Hemos hablado de esto. Mejor visto, no oído. Tú lo sabes.

Sonrío maliciosamente hacia el Chico y él parece temeroso.

—Incluso tengo algunas fotos del Chico cuando era un bebé —le digo a
Dominic con complicidad—. Hay una jugando en la bañera cuando tiene como cuatro
años, donde se hizo una barba de jabón en la cara y solía llamarse “Mayor
impresionante” de la Brigada impresionante.

El Chico empieza después de mí y aprovecho para correr de vuelta hacia la


casa, riéndome de él por encima del hombro, con una mirada de puro asesinato en
su cara mientras chilla detrás de mí, su voz aguda e hilarante. Llegamos a la puerta
y la abro, esquivando al Chico limpiamente. Corre más allá de mí antes de que pueda
detenerse, sus zapatos deslizándose en el azulejo de la entrada y le cierro la
puerta en su cara, sosteniendo el mango mientras él me grita a través de la puerta,
tratando de sacudirla para abrirla de nuevo.

Niños. Milagros hilarantes de la Madre Naturaleza.

— ¿Vienes? —Llamo a Dominic, que está aún en pie, donde lo dejamos, con
esa sonrisa tranquila aún en su rostro. Al oír mis palabras, la sonrisa se desvanece
poco a poco, y mira por encima del hombro, mirando por la calle como si estuviera
indeciso.

—Mira —le digo—. No quiero que hagas nada que te meta en problemas.
¿Tienes que llamar a tus padres o algo? ¿Aclararte con ellos? Probablemente yo
debería reunirme con ellos en algún momento si vas a estar por aquí. Tengo que
asegurarme de que están bien con esto, ¿sabes?

Se vuelve de nuevo hacia mí rápidamente, con una educada mirada de


preocupación en su rostro, demasiado tarde para que me la pierda. Dominic me
sonríe tranquilamente otra vez y camina hacia mí, a la espera de hablar hasta que
T.J. Klune Quienes Somos
está de pie junto a mí, mirando hacia la puerta que todavía se está sacudiendo
contra la ira del Chico—. No les importará —me dice, evitando sus ojos.

—Puedo contárselo más tarde.

Así que él es grande. Y tranquilo.

Y un mentiroso.

Excelente.

El Chico clama una tregua momentánea mientras observa con una euforia
casi religiosa como Dominic toma su primer bocado de Kashi y lo declara agradable
al paladar. El Chico inmediatamente corre a la nevera y saca cada pedacito de su
dieta que tenemos en casa, asegurándose de que su nuevo amigo (mejor amigo, oigo
susurrar en mi cabeza) desee probar el queso de soja a las nueve de la mañana.
Dominic simplemente lo observa, catando todo lo que el niño pone frente a él, en
silencio diciéndole que sabe bien. Incluso parece que lo dice en serio.

Estoy a punto de decirle dónde escondo los Lucky Charms cuando suena mi
teléfono móvil, reproduciendo una versión polifónica de "Achy Breaky Heart."
Jodido Otter, pienso mientras sonrío y alcanzo el teléfono. Dejo a los chicos en la
mesa y miro hacia abajo a la pantalla. Hablando del demonio.

—Sabes —le digo mientras contesto el teléfono y me dirijo hacia las


escaleras—, era gracioso las cuatrocientas primeras veces que lo hiciste, ahora
solo realmente odio esa canción.

— ¿Es eso así? —gruñe en mi oído. Oh oh. O algo está mal o algo está muy
bien.

—Aha —le digo con cuidado—. Así que... ¿qué pasa contigo?

— ¿Dónde estás? —me pregunta Otter.

—En el cuarto de baño —le digo, obviamente no revisando mi raya del pelo
en el espejo—. ¿Cómo va el trabajo?
T.J. Klune Quienes Somos
—No te he llamado para hablar de trabajo —me espeta—. ¿Dónde está el
Chico?

—En la cocina con su amigo Dominic. Amigo, no es imaginario, pero debes


verlo totalmente. Él tiene que ser como el mayor de quince años que he visto…

—Más tarde —dice Otter, en voz baja—. ¿Nuestro cuarto de baño?

—Bueno, sí, no voy a…

—Cierra la puerta.

Sin ni siquiera pensar en ello, lo hago. El cerrojo encaja en su lugar y me


miro a mí mismo en el espejo de nuevo, al ver que mi cuello se sonroja, mis ojos un
poco más anchos de cómo eran un momento antes. Conozco esta voz ahora, ésta que
está respirando pesadamente en mi oído. No puedo creer qué coño estamos a punto
de hacer, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que el Chico y Dominic
están literalmente como a veinte pies de distancia. Esto está jodidamente mal.

—Sabes —dice Otter acaloradamente—, cuando te dejé esta mañana, se te


veía tan jodidamente comestible acurrucado en las mantas. Estuve un rato
despierto antes de que la alarma sonara, solo mirándote, preguntándome si debía
despertarte.

— ¿Sí? —Me las arreglo para decir, mi polla está ya medio-dura, presionando
contra mis pantalones —. ¿Por qué no lo hiciste?

—Porque no estaba de humor para ser amable contigo —se queja—. Y tú


parecías necesitarlo suave.

Oh mierda. —No siempre lo necesito suave —le digo tan silenciosamente


como puedo—. Sabes que puedes...

— ¿Puedo qué, Bear? —Otter pregunta—. ¿Qué puedo hacer?

Me trago el pasado deseo alojado en la garganta. —Lo que sea.

Se ríe y suena duro en mi oído, rastrillando contra mi piel, haciendo que me


estremezca. Di lo que quieras sobre el hombre, pero sabe exactamente qué
botones tocar. —Lo tendré en mente —me dice—. ¿Estás duro aún?

—Vete a la mierda —le gruño—. Sabes que lo estoy.

—Coge tu polla, pero no te masturbes.


T.J. Klune Quienes Somos

El pensamiento racional trata de estallar por un momento y me maldigo a mí


mismo por permitirlo. — ¿No estás en el trabajo? —Le pregunto mientras me meto
la mano en la parte delantera de mis pantalones, apretando mi polla, pero no
tirando de ella—. ¡La gente puede oírte! —Reprimo el gemido que está amenazando
con estallar.

—Solo hay uno en el estudio ahora. ¿Dónde está tu mano?

— ¿Dónde crees? No podemos hacer esto, Otter. ¡El Chico y Dominic están
en la cocina! ¡Ellos me van a oír joder!

—Entonces mejor te callas y me dejas hablar, ¿no te parece? Pero tengo que
decir que me gustan los pequeños ruidos que haces. Hay momentos en los que te
tengo extendido delante de mí, con tu cara presionando contra la almohada, y ese
culo caliente tuyo mirando hacia arriba en el aire —Su voz cae de nuevo—. Esos son
los momentos en los que solo quiero romperte por la mitad. Tienes que verte así.
Como si la única cosa que quisieras fuese yo. Como si lo único que vieras es a mí.
Dios, cómo coño gimes mi nombre —Se queja en voz baja—. Las palabras no pueden
hacer justicia, Bear. Quizá la próxima vez voy a grabarlo para que puedas ver
exactamente de lo que estoy hablando.

—Ah... Jesús —Esto no es algo que hacemos muy a menudo, la charla sucia,
las palabras que apenas puedo dejar salir sabiendo lo estúpido que suenan cuando
las digo. Pero Otter debe tener un máster en obscenidades porque las palabras que
salen de su boca a veces no son algo que a vaya a tener la esperanza de oír repetido
fuera del dormitorio. Pero él sabe exactamente qué tipo de efecto tiene sobre mí,
el hijo de puta. Últimamente se ha convertido en una especie de juego, para ver
quién llega primero. La puntuación es actualmente de ocho a cero. Sí, ¿quién crees
que tiene ocho?

— ¿Te gusta eso, ¿no? —Me pregunta, su aliento vivificante.

— ¿Quieres hacer una película conmigo, Bear? Podríamos jugar más tarde,
cuando te esté follando de nuevo, para que puedas verte a ti mismo siendo follado.
¿Ver cómo te ves cuando estoy enterrado en tu culo?

—No vas a ganar esta vez —le digo con los dientes apretados—. Te vas a
venir primero.

—Bear —suspira en mi oído, su voz tiene el timbre correcto, la cantidad


justa de amor y cadencia para que yo sacuda mi mano una vez en mi eje y me
derrame sobre mi mano, un ruido ahogado rompiendo desde mi garganta mientras
mis caderas se sacuden, golpeando contra el fregadero. Trato de frenarlo para que
T.J. Klune Quienes Somos
no lo oiga, pero lo oye de todos modos, riendo entre dientes profundamente
mientras él escucha como termino.

— ¿Cómo diablos siempre ganas? —Le espeto, inclinándome para recuperar


el aliento con mi mano pegajosa y caliente—. Haces trampa ¿no?

—Una paja antes de llamarte —dice, riendo más fuerte ahora.

— ¡Eso no cuenta!

—Otter, nueve. Bear, cero.

—Te la voy a devolver, lo sabes ¿no?

— ¿En serio? —dice sonando mucho más interesado de lo que probablemente


debería, teniendo en cuenta lo que acabamos de hacer—. ¿Y qué implicaría eso?

—Oh, te darás cuenta —le prometo con una sonrisa burlona en los labios—. Y
vas a lamentar siempre estar tratando de joderme.

—Jesús. —Suena como si estuviera retorciéndose—. Joder, ¿sabes cuánto


te quiero, Papá Bear?

Lo hago. Pero soy un culo—. ¿Cuánto?

—Más que nada —dice en voz baja.

Así que no es justo—. Yo también te quiero —murmuro de vuelta, ignorando


al Bear ruborizándose en el espejo.

— ¿Quieres ir otra vez?

Mi teléfono suena. Otra llamada entrante. Echo un vistazo hacia abajo en la


pantalla—. Mierda, tengo que contestar. Es Erica.

Se pone serio al instante—. Pensé que no íbamos a saber de ella hasta la


próxima semana.

—No lo sé —le digo, con una sensación de vacío en la boca del estómago—.
¿Qué pasa si...? —No sé cómo voy a terminar esto, pero de alguna manera Otter
sabe lo que estoy tratando de decir.
T.J. Klune Quienes Somos
—Contéstale Bear. Contesta, escucha lo que ella tiene que decir, y luego
llámame. Va a ir bien. Ya lo verás. Probablemente tiene buenas noticias—. Otter, el
eterno optimista.

— ¿Cuándo puedes volver a casa? —le pregunto, odiando como suena, pero
de repente necesito al tipo grande aquí conmigo, protegiéndome de qué, no lo sé. Es
extraño pensar cómo era ferozmente independiente antes de viajar a las tierras
más seguras de laco-dependencia. Nunca fui de medias tintas, al parecer, por cómo
me he ido de un extremo al otro. Pero tiene que ver con el hecho de que sé que
Erica no llama tan temprano. Ella es una purista del calendario establecido. Si dijo
que iba a llamar la próxima semana, entonces será cuando llame. Algo,
evidentemente, había sucedido. Es la única razón por la que llamaría antes de
cuando se suponía que tenía que hacerlo.

—Habla con ella —me dice con suavidad—. Entonces llámame de nuevo, y si
me necesitas, voy a ir corriendo. ¿Entendido?

—Entendido —Hice click— ¿Hola?

—Derrick, es bueno hablar contigo otra vez —dice Erica, en ese tono de voz
que dice que no tiene tiempo para gilipolleces. Extrañamente, ella es una de las
pocas personas en mi vida por la que hago un intento activo por mantener la boca
cerrada alrededor suyo—. ¿Cómo van las cosas?

Ella no está realmente preguntando para obtener una respuesta, solo por
cortesía. Uno podría pensar que ella viene a ser como una especie de zorra, pero
supongo que tiene que sonar así, si vas a ser abogado.

—Bueno —le digo, tratando de mantener mi voz aún—. No se suponía que


llamarías hasta la próxima semana.

— ¿Te estás volviendo loco? —Suena divertida. Bueno, tal vez sea una zorra.

— ¿Debería?

—Lo estás, ¿no es así? Estás totalmente loco.

—Nunca llamas temprano —le recuerdo.

— ¿Por qué asumes automáticamente que es malo?

—Si estuvieras en mis zapatos, no tendrías que hacer esa pregunta.


T.J. Klune Quienes Somos
—Ah. Vale. No sabía que estuvieras haciendo una fiesta de la compasión. Mi
invitación debe haberse perdido en el correo.

Dato curioso: todo el mundo en mi vida piensa que son cómicos—. ¿Estás
probando material nuevo o algo? —Le pregunto irritado—. ¿Cómo para utilizarlo en
las alegaciones iniciales y poner al jurado de tu parte? Si es así, probablemente
deberías intentarlo de nuevo. Votaría por meterte en la cárcel, junto con el que
está en juicio.

—Puedo ver por qué Tyson quiere vivir contigo —dice ella—. Eres tan
divertido. Puedo sentir tu emo-angustia a través del teléfono. Se sienten como
lágrimas.

—¿No se supone que tienes que ser profesional? ¿Podría despedirte, lo


sabes no? —Y tengo casi decidido hacerlo, porque ella está, obviamente, alargando
esto todo el tiempo que puede solo para joderme.

—Podrías, pero no lo harás. Soy demasiado buena en lo que hago —dice


alegremente. Puedo escuchar el click click click de su teclado a través del teléfono.
Probablemente ni siquiera prestar atención a todo lo que estoy diciendo.

—Una muestra de tu ego.

— ¡No puedes controlar la verdad!

— ¿Es esa la única razón por la que te hiciste abogada, para poder decir esa
frase?

—Por supuesto que no —se burla—. Me convertí en abogada para hacer un


montón de dinero y conducir un coche de lujo. Pero resulta que el derecho de
familia no es una gran máquina de hacer dinero. Tengo que ser una puta corporativa
antes de que eso aparentemente suceda. La vida es tan injusta.

— ¿Ahora estás angustiada?

—Basta de cháchara —dice—. ¿Estás listo?

El sudor emerge y perla mi frente. Miro hacia abajo y lo veo venir secándose
en mi mano, frío y congelado. Tyson se ríe a carcajadas en la cocina, el sonido
trayendo una sonrisa a mi cara antes de que retroceda de nuevo.

—Estás empezando a respirar pesadamente —dice la Señorita Erica la


Aguda—. Si no hubiera conocido a ese montón de sexo que llamas novio, juraría que
estás coqueteando conmigo.
T.J. Klune Quienes Somos

Guau, si ella piensa que esto es respiración pesada, debería haberme


escuchado hace dos minutos—. ¡Dímelo joder!

—A Tyson se le ha asignado un trabajador social. Ella va a estar en contacto


con vosotros hoy o mañana para establecer una primera visita.

No sé cómo tomarme eso. He oído una cosa y otros mil millones de cosas han
pasado instantáneamente por mi mente. Por supuesto que sabía que esto iba a
llegar, que era parte del proceso, pero había metido en mi cabeza que iba a ser en
el futuro, un poco antes de que esto hubiera sucedido. No puedo decidir si eso es
bueno o malo.

—Ah... ¿de acuerdo? ¿Y qué significa eso?

Ella se ríe—. Es algo bueno, Bear. Eso significa que tu petición para la
custodia de Tyson está avanzando mucho más rápido de lo que podríamos haber
esperado. Independientemente de lo que piensa la gente, a los tribunales les gusta
cuando las familias permanecen unidas. Así que el hecho de que su caso está
tirando para adelante de manera rápida es una buena señal. Deja de ser tan
nefasto todo el tiempo.

Ella tiene un punto, a pesar de que no voy a dejar que lo sepa. Solo se puede
ser derribado unas cuantas veces antes de empezar a rehuir una mano levantada,
incluso si está extendida con amabilidad. Aunque sé que estamos mejor de lo que
nunca estuvimos antes, sigue siendo difícil conseguir que nuestras expectativas
sean demasiado altas, ya que parece que siempre estemos esperando que el otro
zapato caiga. Es una actitud de mierda, pero es un hábito del Chico y mío que aún
no se ha roto. Por supuesto, yo debería ser el que predique con el ejemplo, pero
conociendo al Chico, va a ser él el que me arrastre. No sé lo que me va a costar
superarme a mí mismo, pero lo haría con mucho gusto.

—Sólo quiero que todo esto termine —murmuro—. Solo quiero que el Chico
sea mío.

—Él es tuyo —me dice con tanta suavidad como sabe hacerlo—. Todo lo que
va a cambiar es que un pedazo de papel estará de acuerdo contigo y no permitirá
que nadie diga lo contrario. Trata de no olvidarlo, ¿de acuerdo?

—Sí.

— ¿Has llamado a la oficina del terapeuta ya?

Uh oh—. Eh... iba a hacerlo tan pronto como colguemos el teléfono.


T.J. Klune Quienes Somos

Suena exasperada mientras suspira—. Bear, te estás tomando esto en


serio, ¿verdad?

¿Cómo diablos puede preguntar eso? — ¡Por supuesto que sí! —Le espeto—
¿No es jodidamente obvio por ahora?

—Dos cosas: primera, trata de vigilar el lenguaje cuando la trabajadora


social esté en casa. He oído que puede ser una especie de-culo duro y no
necesitamos nada que nos golpee hacia abajo en su lista.

— ¡Oh, maldición!30 —le digo. ¿Cómo es eso de estúpido?

—Mejor. Dos: doy por supuesto que ya habrás llamado y establecido la


designación, como te dije que hicieras. ¿Tengo que llamar a Otter? ¿O a la señora
Paquinn? ¿A Anna o a Creed? No me obligues a hablarles de ti.

Y también lo haría. Nuestra abogada es una chismosa y mi familia es


entrometida como el infierno. Todos ellos consiguieron llegar a mí caso de la firma
de la petición inicial un día más tarde de lo que se suponía que debía.

Creed: "Es sólo una firma, amigo El primer paso y todo eso.".

Anna: "¿No te sentirás mejor una vez que todo esto haya terminado con solo
firmar la maldita cosa?"

Señora. Paquinn: "Falsificaría tu firma si creyera que va a ayudar, pero no


puedo hacer eso, porque eso sería un mal karma y mi cara probablemente se
desprendería y siempre seré conocida como La mujer que cabreó a Buda" (no
preguntéis)

Otter:.. "Te haré una mamada si lo haces ahora mismo. " (Lo llevé totalmente
hasta eso)

El Chico con los labios temblorosos, los ojos muy abiertos pero brillantes:
"¿No quieres conseguir mi custodia Papá Bear? ¡Pensaba que me amabas! Me
gustaría que mi mamá estuviera aquí”

Así que no me tomé las amenazas de Erica en vano, sabiendo muy bien que
tiene al resto de los chicos geniales en marcación rápida.

Le murmuro algo, a lo que ella responde: —Lo siento, no lo he pillado.

30
Sinónimo de damm, maldición, es la versión más suave de maldita sea!
T.J. Klune Quienes Somos

—El Chico va a enloquecer —le digo de nuevo, un poco más fuerte.

—Y sin embargo, no tenéis elección. Te olvidas de que sé lo que se siente al


estar en el extremo receptor de uno de sus desmanes. ¿Te acuerdas de lo que pasó
cuando se enteró de que soy una republicana registrada?

Él le había preguntado qué se siente al vivir sin un alma y tener a Fox News
haciéndole el amor sin haber comprado su cena primero. Y eso arreglándolo un
poco, sabiendo que ahora voy a tener que tener un maldito filtro con la trabajadora
social que va a venir. Habíamos tenido una larga conversación con el Chico después
de esa pequeña explosión colorida de Kid-ismo (¿Sabes lo que es un republicano,
Bear? Muy pronto, ella va a hacer que tenga ganas de unas vacaciones en el Este,
con mi cabello perfectamente peinado y chalecos almidonadas y votar para
conseguir exenciones de impuestos a los ricos. ¡Exijo que la despidas!) Podría
actuar como un adulto, pero sigue siendo un niño y tiene que vigilar su boca, se lo
digo mucho. Me había mirado con incredulidad cuando amenacé con castigarlo
durante una semana por cada palabrota que usara. Cuando vio que hablaba en serio,
refunfuñó cosas oscuras hacia mi persona que, sin duda, habría sido divertido si no
hubiera estado tratando de demostrar un punto.

—Lo recuerdo —suspiro—. Pero no has escuchado sus puntos de vista sobre
la psicoterapia todavía. Y confía en mí; no has oído nada, hasta que hayas oído eso.

—Lo sé —dice—. Y sé que a veces puede sentirse como una carga el estar a
cargo de un niño superdotado, pero hay que hacerle entender, Bear. Y no puedes
estar preocupado por las represalias. Tú eres el adulto, ¿recuerdas? No es como si
estuvieras haciendo esto solo para molestarlo. Es un requisito del estado y va a ser
la única manera en que los tribunales estarán de acuerdo en concederte la custodia.

—Llamaré hoy —le digo, sabiendo que no hay nada que discutir.

— ¿Y entonces? —pregunta.

¡Dios, ella es tan molesta! —Y luego te vuelvo a llamar con la fecha y la hora
de la cita para que puedas llamar para verificarlo. Eres una maldita perra de presa,
¿lo sabes?

Erica se ríe—. Sutil, Bear. Realmente sutil. Puedo ver de dónde el Chico lo
recibe. Y por la cantidad que me pagas, puedes apostar que voy a ser una perra de
presa.

Hay una pregunta que he estado evitando, y es una que quiero hacer pero no
estoy seguro de si quiero saber la respuesta. Estoy seguro de que me lo habría
T.J. Klune Quienes Somos
dicho si hubiera encontrado algo, pero todavía no puedo evitar preguntármelo.
Haciendo acopio de mi resolución y tratando de sonar lo más informal posible, le
pregunto:

—¿La has encontrado ya? ¿O algo?

Escucho que ha parado de teclear en su teclado, una señal segura de que


tengo toda su atención. Hay un pequeño suspiro, y casi quiero saber lo que está
pensando ahora mismo, con ganas de ver todo lo que ve. Pero en lugar de decir nada
más, espero.

Silencio. Entonces—, Me sorprende que no hayas sacado eso antes, Bear.


¿Qué pasa si digo que sí?

Pienso con dificultad por un momento, solo para darme cuenta que no iba a
cambiar nada. Le digo más—. ¿Lo tienes, entonces? —le pregunto—. ¿Ya sabes, la
has encontrado?

—No, Bear. No la tenemos —No sé cuál es la respuesta que esperaba y no sé


si la que he conseguido me hace sentir aliviado o no—. Ella no ha presentado los
impuestos en los últimos tres años, por lo que se desconoce si tiene un trabajo o no.
Y hasta ahora, la búsqueda a través de la base de datos del DMV todavía solo
muestra su licencia de conducir de Oregón. Y una vieja multa por exceso de
velocidad sin pagar del 2004.

—Recuerdo esa multa —le digo en voz baja—. Llegaba tarde al trabajo. Otra
vez. El policía casi la arrestó por gritarle. La despidieron y durante semanas
después, lo único que podía hacer era culpar a la policía, que la policía consiguió que
la despidieran, que iba a demandarlo a él y a Pizza Shack y obtendría un montón de
dinero y viajes. Ella siempre decía que quería viajar.

Guau, susurro. La voz no sonaba como si tuviera problemas en absoluto. ¿Por


qué te acuerdas de estas cosas? ¿Por qué te importa? ¿Podría ser que Bear todavía
quiera31a su mamá? Se ríe. Me pregunto qué diría si se le preguntara nombrar un
recuerdo que tenga sobre ti. Uno bueno. Cualquiera bueno. ¿Qué crees que diría
ella, Bear? ¿Crees que ella diría algo en absoluto? Seamos honestos: si dijera algo,
probablemente serían los clichés que parece tener su vida por ahora, la madre del
mal citando las Escrituras contra el horror que es la homosexualidad. La Biblia
dice... el Levítico dice... Dios dice. Que se joda. Que se joda y su recuerdo. Cuanto
más rápido se vaya, mejor vas a estar. No se puede olvidar a menos que
conscientemente se decida hacerlo. ¿Por qué aferrarse a ella cuando no piensa en
ti?

31
Wu es el al u eo de u e é di ie do lo e ; e esta f ase sig ifi a ue Bea uie e a su ad e
T.J. Klune Quienes Somos

— ¿Bear? —pregunta Erica y entonces vacila, pero solo por un momento—.


¿Alguna vez la echas de menos?

Antes incluso de que pueda considerar formular una respuesta a eso, hay un
golpe en la puerta—. ¿Bear? —pregunta el Chico.

— ¿Por qué estás encerrado en el cuarto de baño? ¿Estás hablando por


teléfono mientras vacías el intestino? Eso es tan asqueroso. Mejor que no hayas
hecho eso alguna vez mientras hablabas conmigo!

— ¡No voy a vaciar mis intestinos! —Le grito a través de la puerta.

—Bueno, eso es bueno —dice Erica—Yo tampoco. ¿Alguna vez alguien te han
dicho que das demasiada información?

—Me tengo que ir —le digo.

—Llama a la terapeuta —dice ella—. Hoy. Y llámame si quieres que esté allí
cuando llegue la trabajadora social, aunque creo que vosotros tres vais a estar
bien.

—Oh por favor. ¿Así que quieres facturarme el viaje hasta aquí? Tus ganas.

— ¡No puedo esperar a escuchar la fecha y hora de la cita para la terapia! —


dice alegremente mientras cuelga el teléfono.

Dejé el teléfono cerca del fregadero.

Bear.

Sé que esto va a ser escuchado por vosotros que leéis.

¿Alguna vez la echas de menos?

Necesito que hagas algo por mí.

No puedo…

Por favor, no intentes buscarme.

Tengo que irme.

Yo no…
T.J. Klune Quienes Somos

¿La extrañas?

No. No. No, no, ni siquiera si había un momento que…

Hubo un momento cuando era joven…

Seis, tenía seis años, seis y medio tal vez…

…Cuando yo había llegado al viejo apartamento en el que solíamos vivir en


River Road. El apartamento que tenía los columpios que siempre chirriaban y el
anciano que vivía al lado, que se pasaba todos los días sentado en una silla mirando
por la ventana, bebiendo algo de una taza de té astillada. Los caminos entre los
edificios estaban desconchados y agrietados y la mujer que vivía al lado dijo que un
día alguien se iba a tropezar con las grietas y sería capaz de demandar y ser
establecido de por vida, porque ¿qué era un poco de dolor si has tenido una gran
cantidad de dinero? No pisar las grietas o te vas a caer y a romperte la espalda (y
convertirte en rico). El dinero hace que todo sea mejor. Siempre saltaba por
encima de cada grieta lo mejor que pude porque no quería salir lastimado. No
quería tener que demandar a nadie. No quería su dinero.

He dejado un poco de dinero para ayudaros por ahora.

Llegué a casa un día de escuela a ese apartamento en River Road y encontré


a mi madre sentada en la sala de estar en ese viejo sofá cubierto de quemaduras
de cigarrillos y manchas de comida. Tenía la cara entre sus manos y pude oír el
jadeo sutil de un sollozo ahogado y esta era mi mamá, y yo era tan pequeño…

…Tal vez de siete y era un como un muchacho pequeño…

…Y corrí hacia ella y salté en su regazo y le dije:

—No llores mamá esto se va a…

—Va a estar bien de alguna manera…

…Prometo que va a ser mejor y mejor y…


T.J. Klune Quienes Somos
Encontraríamos una manera de hacer que lo que la estaba poniendo triste se
fuera, que iba a hacer todo lo posible para hacerla feliz y que si quería ver la
estrella de oro que conseguí por el dibujo que hice porque la profesora dijo que lo
hice tan bien que era un artista ¿muy, muy talentoso? Quería decirle lo que esa
alabanza me había hecho sentir, cómo me había sentido tan muerto de hambre por
cualquier tipo de atención que había empezado a pensar en mi maestra la señora
Terrance como si fuera mi amiga, como si fuera mi madre, como si me fuera a
llevar a su casa con ella un día, a su casa grande y cálida y con olor a pan recién
hecho, y habría estrellas doradas por todas partes por los suelos y los techos, y me
vería entrando por la puerta y me diría que esta era mi casa también, que había
llegado para quedarme con ella para siempre, porque ella también me quería. Pero
no podía. No podría decirle eso a mi madre. Incluso entonces, sabía el poder que las
palabras tenían. Para curar. Para herir.

Entonces sostuve a mi madre mientras ella lloraba y, finalmente, las


lágrimas se calmaron y ella empezó a hipar en voz baja y esto me hizo reír, y casi
parecía que ella iba a sonreírme y me olvidé de la casa llena de estrellas doradas
porque una sonrisa de mi madre valía más que mil millones de estrellas de oro y mil
millones de Sras. Terran y mil millones de casas que olían a pan recién hecho. Yo
sabía que esto iba a ser un momento que querría recordar porque sería para mí,
sería por mi culpa; que había visto adecuado sonreírme y luego su boca se abría y
me decía que estaba muy orgullosa de mí, lo agradecida que estaba de que llegara a
casa cuando lo hice, que acababa de hacerlo todo mejor, que yo era su hijo, su único
hijo, y Dios, cómo me amaba, cómo no podía vivir sin mí y cómo ella nunca, nunca
quiso que yo la dejara. Habría amor en sus ojos, tanto como en los míos y por
primera vez que pudiera recordar, estaríamos conectado de alguna manera y sabría
que ella era mi madre, que quería que estuviera allí con ella y nadie más,
especialmente no los hombres con nombres extraños (Bob o Greg o Juan o Bud) que
venían con ella a altas horas de la noche, ambos borrachos de whisky y riendo
mientras se tropezaban con las patas de la silla en su camino a la cocina para
obtener más alcohol, el humo de sus cigarrillos arrastrando sobre sus hombros
como estelas de aviones en el cielo.

Pero esto... Esto era diferente. Había algo allí, algo emocional, y lo tomaría
como lo que era, como el gran regalo que era. Oh Dios, ¿cómo iba a ser el momento,
el primer verdadero momento de mi vida en que finalmente conseguiría lo que
siempre había soñado? Hubo temblores entonces, casi como un precursor de un
terremoto, el ambiente que nos rodeaba en silencio excepto por los pequeños
sollozos de mi madre.

La sonrisa nunca se formó, y las palabras que salieron sin embargo…

—Necesito una copa y un cigarro.


T.J. Klune Quienes Somos
Me hirieron, me atravesaron y me maldije por pensar de otra manera, como
roto por dentro, por pensar que tal vez, sólo tal vez, me gustaría saber lo que se
sentía. Se puso de pie y se tambaleó un poco mientras sus rodillas estallaban.
Caminó hacia la cocina, mirándome por encima del hombro y…

—… Al bar esta noche, así que te apañas por tu cuenta para cenar,
muchacho.

…Hubo un destello en sus ojos, pero fue lo contrario de reconocimiento,


como un rayo detrás de las nubes, y…

—Voy a salir al bar esta noche, así que te apañas por tu cuenta para…—sabía
que no iba a pasar hoy, que podría no ocurrir nunca. Pero tenía seis años, ¿tal vez
siete?, y mis ideales aún no habían sido destrozados, mi fe no había sido sacudida.
Caminé a mi habitación, pasando por la cocina mientras mi madre encendía un
Marlboro Red y salpicaba Jack en un par de cubitos de hielo. Me detuve por un
momento en la puerta, pero era invisible. Era un fantasma, a pesar de que no podía
perseguirla, a pesar de que no podía hacerla mirar hacia arriba y gritar y gritar y
gritar. Fui a mi habitación y cerré la puerta detrás de mí.

Vivimos allí tal vez durante un año antes de ser desalojados y obligados a
permanecer con una mujer que me hizo llamarla Tía Sherrie y olía como el
melocotón de aguardiente y a sudor. Siempre tenía caramelos rancios en su bolso
de tienda de segunda mano. No sé si estábamos relacionados, pero no importa
porque ella se alejó y nos dieron otro apartamento, más desgastado que el de River
Road. El nuevo apartamento no tenía columpios o un hombre bebiendo té en la
ventana. Los caminos eran de tierra así que no había grietas que tuviera que saltar
por encima. Nunca vi a mi tía Sherrie de nuevo. Pregunté por ella años más tarde,
pero mamá dijo que había sido asesinada por un conductor ebrio. Le pregunté quién
era el conductor ebrio y si estaba muerto también. Ella dijo que el conductor ebrio
era tía Sherrie. Peach Schnapps, ¿no lo sabías?

No estaba Ty entonces. Ni Creed. Ninguna Anna. Ni señora Paquinn.

No estaba Otter. Dios, ¿cómo que no estaba Otter?

Ninguno de ellos era real para mí todavía. Ni siquiera podía imaginarlos.

Nunca supe lo que hizo llorar a mi madre ese día.


T.J. Klune Quienes Somos
No sé por qué pensé que necesitabais saber eso. Tal vez…

No importa.

Estamos sentados frente a Georgia Erlichmann en la sala de estar al día


siguiente, el Chico a mi izquierda y Otter a mi derecha. La trabajadora social está
enfrente de nosotros con un pequeño ordenador portátil encaramado en las
piernas, las teclas chasqueando, escribiendo solo Dios sabe qué. Es más pequeña de
lo que esperaba que fuera y más joven, dada la aspereza de su voz a través del
teléfono. Su cabello castaño está recogido en una cola de caballo tan estirada que
parece que se ha hecho un linfting facial barato, ya que sus cejas están casi en
medio de su frente. Eso, o está en un perpetuo estado de sorpresa.

Le sonrío, tratando de demostrarle que no he perdido ningún diente debido


a la fabricación y el uso de metanfetamina. Me ignora y mira alrededor de la sala
de estar y escribe algo más. Entonces miro alrededor también, preguntándome lo
que ella ve. El salón es amplio con un gran sofá contra una pared, un televisor de
pantalla plana sobre la chimenea, dos sillones contra la otra pared. La alfombra es
de un color marrón claro, que va increíble con el color verde en el exterior, y está
limpia. Otter quiere extraer el suelo de madera de debajo, pero no hemos llegado a
ello todavía. Parece una sala normal. Así que ¿por qué es como si estuviera
escribiendo una maldita novela sobre ello?

Estoy seguro de que ha estado en casas mucho peores y probablemente


tiene historias que me harían tener náuseas al oírlas, por lo que uno podría pensar
que estaría aliviada por poder estar en una casa bonita, con gente agradable. Pero
había sacudido a la ligera mi mano cuando llegó en su indescriptible vehículo oficial,
sonriendo solo cuando el Chico se había acercado, preguntándole cómo estaba con
su ligero acento inglés. El Chico había respondido con cautela. Quería darle una
patada en la espinilla y decirle que se comportara, pero luego me di cuenta de cómo
se vería eso frente a una trabajadora social y pude ser capaz de detenerme a mí
mismo antes de que alejara al Chico de mí lado a los cinco primeros minutos de su
visita.

No ayudó cuando ella entró en la cocina después de que yo hubiera ido a


buscarle una taza de té y había visto a Otter besarme suavemente en los labios,
tratando de conseguir que me calmara, haciendo que el nerviosismo que resonaba a
través de mí se tranquilizara en un rugido sordo. Ella había hecho un pequeño ruido
con la parte posterior de su garganta y comenzó a escribir algo en el maldito
T.J. Klune Quienes Somos
ordenador portátil y sólo podía imaginar que diría algo así como: Las dos
homosexuales se dedicaban al sexo anal en la mesa de la cocina usando la salsa
como una clase de lubricante. El hombre más pequeño (obviamente el "culo" en la
relación) tenía un collar alrededor de su cuello unido a una correa en poder del
hombre más grande (el "top" dominante) quien tiraba de él y en repetidas
ocasiones le preguntó: —¿Quién es mi puta? —El hombre más pequeño decía que él
era la perra. Este no es un buen hogar para que un niño que se crie en él.
Recomiendo que llevemos a Tyson con una pareja heterosexual que no tengan sexo
con salsa y que sepan que las correas son solo para perros tan pronto como sea
posible. Me aparté de Otter, conteniéndome de empujarlo, no quería que ella
pensara que era capaz de abuso conyugal también. Murmuré algo mientras me
sonrojaba y volví al té como si fuera la cosa más importante en el mundo.

Y entonces ella tuvo el descaro…

Espera, espera, espera. Marcha atrás. ¿Cónyuge? ¿Acabo de pensar en


cónyuge? ¿Cuándo diablos he empezado a pensar en Otter como mi marido? ¡No
quiero casarme joder! ¡Tengo veintiún años, maldita sea! Maldito el Chico por hablar
sobre el matrimonio gay todo el puto tiempo, como si fuera algo que yo quisiera,
como si fuera algo en lo que pensara todo el tiempo. No lo es. No creo en ello.
Nunca he pensado acerca de eso. Otter no lo hace tampoco. Además, él no querría
casarse conmigo. Eso sería raro. ¿Quién iba a cambiar su apellido? Derrick
Thompson me haría sonar como si navegara en Martha’s Vineyard y tuviera un palo
metido por el culo. Oliver McKenna suena como si él... Bueno, está bien, eso suena
bien. Supongo. Si te gustan ese tipo de cosas. ¿Dónde haríamos eso? No es legal,
por lo que no es como si se reconociera ni nada. Supongo que nosotros lo sabríamos,
por lo menos. Eso contaría para algo, ¿no? Tal vez podríamos hacer algún tipo de
ceremonia civil, abajo en ese lugar en la playa. Podríamos hacerlo al atardecer y el
sol estaría poniéndose detrás de nosotros y podríamos usar esos esmoquin que
llevábamos la primera vez que estuvimos allí, aquella vez que empezó muy mal pero
terminó tan maravillosamente bien. Él estaría mirándome y yo mirando hacia él, y el
sol sería como un halo en la parte posterior de su cabeza y el verde-dorado
parpadearía y yo sabría qué significa para siempre porque él es para siempre y
mientras nuestra familia nos miraba, él bajaría su rostro hasta que sus labios
encontraran los míos y…

¿…Santa puta mierda, realmente he ido por ahí? Mi boca está seca, mi polla
medio-dura. Y estoy mirando a Otter. Quién está mirando hacia mí, sus ojos
bailando como si supiera exactamente lo que estoy pensando. De ninguna manera.
De ninguna jodi… La trabajadora social está aquí, ¡Rayos!

Georgia se aclara la garganta mientras mira de nuevo hacia nosotros,


interrumpiendo mi “mini” momento de pánico/ La Boda de Ensueño de Barbie.
Espero que no vea la homosexualidad loca en mis ojos, porque no sé si puedo
T.J. Klune Quienes Somos
blindarme. No sonríe. Me atraganto con mi lengua mientras pienso en un anillo
deslizándose sobre mi dedo.

Suena el timbre.

Me levanto de un salto inmediatamente, preguntándose si eso es que Dios


me está salvando—. No sé quién podría ser —digo, todavía atrapado en la playa,
Otter susurrando —sí quiero —en algún lugar de mi cabeza—. Nadie viene por aquí.
Er, quiero decir, que tenemos personas de sobra, no somos unos locos cautivos —
Me río, y suena como si fuera un loco de atar—. La gente viene aquí todo el tiempo.
Espera, eso no suena bien, tampoco. Sé cómo suena lo que acabo de decir. Solo la
gente que conocemos viene por aquí. No somos narcotraficantes ni nada — ¡Oh,
Dios, cállate!—Yo no conozco a ningún narcotraficante. Otter trabaja para un
estudio de fotografía, pero solo creo que son los fotógrafos de moda los que
consiguen engancharse a la cocaína y él no hace eso nunca más. Fotografía de moda,
no cocaína. ¿Ni siquiera creo que él sepa dónde conseguir alguna? Otter, ¿sabes
dónde comprar cocaína? —Sacude la cabeza, con la boca alzada por los lados,
obviamente no va a hablar. Me gustaría poder hacer eso. El Chico tiene la cara
entre las manos—. Así que… —le digo a Georgia, que me está mirando con un
estoicismo rudo que me hiela hasta los huesos.

Me levanto y empiezo a caminar hacia la puerta cuando suena el timbre de


nuevo—. Nunca he visto drogas antes —continúo por alguna extraña razón. (No es
tan extraño, me dice la voz. Solo te gusta oírte hablar, al parecer. ¿Estás tratando
de hacer esto peor?)—. Excepto en la televisión y en las películas. Lo siento. Acabo
de mentirte. Vi un cigarrillo de marihuana una vez cuando tenía dieciséis años. No
lo toqué. Estaba solo un poco... a mí alrededor. Bueno, vale, fumaban a mi alrededor,
pero me negué a participar porque los consumidores son perdedores 32, ¿sabes?
Nunca metería eso en mi cuerpo, porque mi cuerpo es un templo. Guau, eso ha
sonado vanidoso. Lo siento. No soy vanidoso y no consumo drogas y hablo mucho
cuando estoy nervioso y ¿por qué no has dicho nada sobre el té?

Abro la puerta. Dominic está ahí. Y Anna. Y la señora Paquinn. Nop. Dios no
me salva. Dios me trastorna. Otra vez.

— ¡Hola, chicos! —Digo en voz alta—. Es muy normal que pasen por aquí a
mitad del día. ¡Y ninguno de vosotros consume drogas tampoco!

— ¡Desde los años sesenta! —dice la Sra. Paquinn igual de fuerte, como si
pensara que estamos jugando a un juego—. ¡Pero entonces todo el mundo se
drogaba en los años sesenta! El amor libre, tú no sabes. Recuerdo aquella vez que
me tomé dos gotas de ácido en un terrón de azúcar y de alguna manera terminé en

32
N.T: Ca paña o t a la d oga Use s a e lose s a ihua a
T.J. Klune Quienes Somos
Wyoming, después de haber seguido lo que pensé que era un koala de color rosa de
un estado a otro durante seis días. No me lo podía creer cuando finalmente bajé y
vi que no había un koala, después de todo, sino un grupo de turistas japoneses
asustados que pensaban que les estaba acosando por sus yenes. A día de hoy,
todavía no he descubierto por qué los japoneses quieren ir a Wyoming. No es
exactamente la cuna de actividades de Asia.

— ¡Haha! Es suficiente de esa historia, señora Paquinn —digo entre dientes,


seguro de que mi mandíbula se va a romper en dos—. No sé si tenemos que hablar
de eso delante de la trabajadora social que está aquí ahora por primera vez.

—Eres tan sutil como el Chico —dice Creed. Desde algún lugar.

— ¿Creed? —susurro mirando alrededor. Donde infiernos…

Anna pone los ojos en blanco y pone su teléfono en mis manos, Creed está en
el otro extremo en el altavoz del teléfono—. Has pensado que era totalmente
invisible, ¿no? —Me acusa—. Amigo, ¿estás en el ácido Koala Rosa hoy o algo?

—No pensaba que eras invisible —chasqueo hacia él, a pesar de que en
cierto modo lo hice—. No es que consuma ácido ni nada —digo de nuevo hacia la sala
de estar, deseando que Georgia sepa que no estoy bajo los efectos de la droga en
este momento33—. ¿Qué estáis haciendo todos aquí? —Siseo cuando me dirijo de
nuevo a los tres delante de mí.

—Ty me envió un mensaje y dijo que la trabajadora social iba a venir y que
tú nos necesitabas a todos aquí para evitar volverte loco —explica Anna, como si
fuera la cosa más sencilla del mundo—. Parece que llegamos un poco demasiado
tarde.

— ¿Hizo eso? —Gruñí.

— ¡No lo hice! —grita desde la sala de estar—. ¡Por favor, no me encierres


en el armario malo esta noche, Bear! ¡Prometo que seré bueno!

—Eso ha sido una broma —le explica Otter a toda prisa a la trabajadora
social—. Tyson y su hermano tienen un sentido muy... Selectivo del humor. Tienes
que acostumbrarte a él.

La respuesta de Georgia es escribir algo en su computadora.

33
Trippingballs, expresión que no se puede traducir literalmente, quiere decir estar bajo los efectos de
las drogas.
T.J. Klune Quienes Somos
—Bueno, por supuesto que era una broma —dice el Chico sonando ofendido—
Pero no es divertido cuando explicas que es una broma. Gracias, Capitán que
Arruinas toda mi Diversión fuera de la Diversión de la Patrulla de Habitaciones —
Esto me hace reír en voz muy alta solo porque suena exactamente como algo que yo
diría. Son estos pequeños momentos en los que me recuerda que me pertenece, los
que hacen que todo lo que hemos pasado valga la pena. Incluso si estoy pensando en
ponerlo en el armario malo, donde quiera que sea.

— ¿Cómo conocéis a Dominic? —pregunto a Anna y a la señora Paquinn, una


vez que he dejado de ladrar como una hiena.

—Nos acabamos de conocer —dice la señora Paquinn, mirando con cariño


hacia Dominic—. Estaba caminando hacia la puerta cuando llegamos. ¡Estaba tan
feliz de ver que no era un producto de la imaginación de Ty! Estaba preocupada
porque tuve un amigo imaginario también una vez. Mis padres finalmente tuvieron
que hacerme un exorcismo —Sacude la cabeza con tristeza—. El Feliz Payaso
Charlie nunca regresó después de eso, pero al menos mi cama dejó de temblar y
nadie más murió.

¿Nadie más?

Dominic resopla antes de mirarme—. Ty me envió un mensaje también —dice


de esa manera suya tranquila y ronca—. Sé una cosa o dos sobre…

— ¿Dominic? —dice Georgia detrás de mí—. Sabía que eras tú. Iba a
pasarme después de haber terminado aquí, ya que estaba en el barrio.

—Ey, Georgia —murmura Dominic, mirando hacia abajo a sus pies.

Uh, ¿qué? — ¿Tienes un trabajador social también? —dejo escapar.

Se sonroja, pero no habla.

—Vive con sus padres adoptivos, a pocas casas más abajo —me dice Georgia
mirándolo con lo que casi parece afecto en sus ojos—. ¿Dominic y yo nos
conocemos, no es cierto, Dom?

—Sí, señora —le murmura.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

— ¡Hola, Dominic! —dice el Chico con una sonrisa tan amplia como no he visto
nunca—. Y Anna y la señora Paquinn.
T.J. Klune Quienes Somos
Dominic le sonríe a Tyson y extiende la mano y toca su hombro antes de
bajar la mano a los costados. Es un acto sencillo, pero que, obviamente, significa
algo para ellos dos. No sé lo que podría ser.

— Y Creed —dice Creed desde el teléfono.

—Tercera persona —le advertí—. ¿No deberías estar en clase?

— ¡La Señora Paquinn lo hace todo el tiempo! —Se queja—. Y tengo


laboratorios esta noche, así que, no.

—Tengo setenta y seis —le regaña la señora Paquinn—. Estoy autorizada


para hablar de la señora Paquinn de esa manera. La gente solo piensa que está senil.
Lo haces tú y suenas como un imbécil—. Mira a Georgia—. Hola, soy la señora
Paquinn. Cuido del Chico de vez en cuando.

—No siempre habla en tercera persona —le digo a Georgia rápidamente—. Y


no está senil. Y no siempre dice cosas como 'imbécil' delante de Tyson.

—Bueno, no todo el tiempo —dice el Chico.

—Tyson es mi amigo —oigo que Dominic le dice a Georgia—. Quería


asegurarme de que estaba bien hoy. Puede ser... Ya sabes —Se encoge de hombros
mientras se sonroja. Él debe darse cuenta como yo de que esto es lo más que le he
oído hablar.

Ella asiente con simpatía y me pregunto por qué este chico una vez más,
este chico que Ty tuvo a bien incluir en su SOS de trabajadora social. ¿Por qué
está en acogimiento familiar? ¿Qué pasó con su familia? Cada historia de terror
que jamás haya oído en las noticias acerca de los niños que se sacan de sus hogares
debido al abuso horrible y/o las condiciones de vida pasa a través de mi cabeza y
mi corazón se rompe un poco después, sin saber a lo que ha estado expuesto,
preguntándome si esa es la razón por la que es tan tranquilo, ya que ha visto cosas
que ningún niño de su edad debería ver.
O tal vez estoy pensando demasiado. Tal vez haya una explicación lógica
para ello. Y tal vez no sea de mi incumbencia.

Pero no puedo dejar de notar la manera en que Georgia mira a Tyson y a


Dominic hablar en voz baja entre ellos, con esa pequeña sonrisa que nunca deja el
rostro de Dominic. Georgia se ve sorprendida aunque solo sea por un momento,
luego complacida. Otter lo nota también y se encoge de hombros a espaldas de
Georgia, pronunciando —más tarde —hacia mí.
T.J. Klune Quienes Somos
—¿Por qué todo el mundo está en silencio? —Exige Creed a través del
teléfono—. ¿Me has silenciado? ¿Estáis todos hablando de mí a mis espaldas? ¡Bear
y yo nos abrazamos como durante seis horas! ¡No voy a estar tan loco nunca más!
Anna, siento haber dicho que me gustaría poder tener relaciones sexuales con él,
pero no es como si fuera a hacerlo…

—Es una cosa de heterosexuales —explico a Georgia con una mueca. Me mira
como si eso ni siquiera empezara a tener sentido para ella, lo que es probablemente
cierto. Me resisto a la tentación de explicarlo completamente y con gran detalle,
pero apenas. Erica tiene razón. Soy cargante. A nadie le gusta un cargante.

Georgia parece cerrarse de nuevo en modo intenso, mirando a nuestros


nuevos invitados sospechosamente—. ¿Y quiénes sois vosotras? —pregunta.

—Soy Anna —dice Anna—. La ex novia de Bear y amiga actual.

—Soy la señora Paquinn —dice la señora Paquinn amable y lentamente—. Pero


si me hubieras estado escuchando antes, lo habrías oído ya.

— ¿Y el joven del teléfono?

—Creed —dice Creed—. El hermano de Otter, el mejor amigo de Bear, el… lo


que sea de Anna. Vivo en Phoenix, así que no puedo estar allí ahora mismo. ¿Sabes a
lo que no puedo esperar? Al futuro. De esta manera todo el mundo tendría
teléfonos de video y en realidad podía ver lo que está pasando. Esto es poco
convincente.

—Siempre puedes colgar —me quejo.

—En tus sueños, “fruitloop” 34


-

— ¿Deberíamos discutir acerca de lo que sueñas? —le encaja Anna.

— ¿Nunca voy a lograr borrar eso, verdad? —Creed suspira.

—No durante el tiempo que tenga memoria.

—Ponemos la diversión de vuelta en la disfunción —le dice el Chico a


Georgia.

—Es una forma de verlo —dice Otter.

34
N.T: Fruitloop o Gay Cheerios son unos cereales con los colores del arcoíris, de ahí la broma de Creed.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Hay otras maneras de verlo? —pregunta la señora Paquinn, sinceramente
curiosa—. Yo diría que me gustaría escuchar más.

—Y todos los demás ya se iban —digo, mirando a Anna y la señora Paquinn—


¡Gracias por pasar por aquí para decir saludar! Os llamaré cuando hayamos
terminado.

Parecen que van a protestar, pero Otter se adelanta dirigiéndolos hacia la


puerta y Dominic mira por encima del hombro con una mirada de preocupación en su
rostro mientras encuentra mi mirada. Niego con la cabeza una vez y sonrío, pero
sus ojos están preocupados cuando Otter le dice que puede volver más tarde.

—Lo siento —le digo a Georgia—. Solo están... preocupados.

Ella está mirando la puerta cerrada—. Sabes —dice lentamente—. La


mayoría de las veces que voy a las casas es porque la situación lo requiere, se
supone que debo tomar una decisión sobre si un niño está a salvo o no. Por
desgracia, muchas de las veces el niño no está seguro y tengo que retirarlo. Hay
momentos en que la decisión la toma la corte y tengo que ver como el chico se pone
de nuevo en una casa en la que no estaría apto para vivir incluso ni un perro —Ella
mira hacia abajo al Chico antes de volverse hacia mí—. Durante todos estos años
haciendo esto, he conseguido endurecer la piel. Tienes que hacerlo con algunas de
las cosas que he visto. Pero esta casa... Esto es una novedad para mí. Por una vez,
parece que hay demasiadas personas que se preocupan de lo que ocurre con el niño.
Y ese es un problema que me gustaría que ocurriera más a menudo.

—Voy a necesitar copias de sus horarios porque voy a pasar por aquí de
visita, algunas anunciadas, otras sin previo aviso. Voy a ser honesta con ustedes,
este proceso puede ser largo y agotador, y puede tensar a la gente como ningún
otro. Pero lo vale. Tiene que valer la pena. Así que si me dejáis hacer mi trabajo y
cuidáis de Tyson, no tendremos ningún problema. ¿Nos entendemos?

Asentimos.

Ella mira a Tyson de nuevo—. Y tú —le dice con su acento cadencioso sobre
sus labios—. Cuando te haga preguntas, espero que seas honesto conmigo. Esto
hará las cosas más fáciles para ti y tu hermano. ¿Está claro?

—Sí, señora —dice el Chico—. Y para que lo sepa, no hay armario malo. Solo
estaba jugando.

Ella le sonríe—. Lo supuse. Aunque, con esa boca tuya, no me sorprendería si


pertenecieras a uno.
T.J. Klune Quienes Somos
Sus ojos se estrechan—. ¿Se le permite decir incluso cosas como esa?

—No se lo digas a nadie, ¿de acuerdo? Tyson, ¿me harías el favor de ir a


jugar afuera por un rato? Estoy segura de que Dominic está esperando. Y si la
corta experiencia que acabo de tener me da algún indicio, creo que la señora
Paquinn y Anna están probablemente rondando cerca de la puerta tratando de
escuchar.

— ¡No estamos escuchando! —Grita la Sra. Paquinn a través de la puerta.

Ty se ríe y abre la puerta, sale a la calle y la cierra detrás de si empezando


a charlar animadamente.

— ¿Durante cuánto tiempo ha estado Dominic viniendo por aquí? —nos


pregunta Georgia.

—Para ser honesto —dice Otter—, era la primera vez que lo había visto.
Bear lo conoció ayer y solo había oído mencionar su nombre por primera vez hace
unos días.

—¿Por qué? —pregunto—. ¿Hay algo que debamos saber? No sabía que
estaba en acogida familiar. Le dije ayer que me gustaría conocer a sus padres si iba
a venir por aquí, especialmente si iba a estar en nuestra casa. Él amablemente la
esquivó, pero pensé que ya iríamos por allí.

—Primero lo primero —dice Georgia—. Voy a necesitar que me mostréis la


casa, los dormitorios, los baños y similares para mi informe. Podemos caminar y
hablar —Ella camina de nuevo hacia la sala de estar para conseguir su ordenador
portátil y nosotros seguimos su rastro.

—Ahora —dice ella—. ¿Cuánto tiempo lleváis vosotros juntos?

—Eh... eh... ¿qué? Solo... —Eso era desagradable.

Otter me salva—. Un poco más de cuatro meses.

Ella arquea una ceja hacia nosotros—. Vais muy rápido.

—Ha pasado mucho más tiempo de cuatro meses —digo rápidamente—


Conozco a Otter prácticamente de toda mi vida.

— ¿Y Anna? ¿Dijo que era tu ex?


T.J. Klune Quienes Somos
Me dijeron hace un tiempo que todo este proceso sería como tener toda mi
vida puesto bajo un microscopio, así que no puedo decir que estas preguntas son
inesperadas. Pero sigue siendo incómodo tener que hablar con un desconocido sobre
cosas que no pude hablar con las personas más cercanas a mí durante meses—. Lo
es —le digo con cautela—. Pero ella está con el hermano de Otter ahora.

—Interesante —dice Georgia mientras teclea algo más en su ordenador.

— ¿Tendremos copias de este informe? —Le pregunto, con ganas de saber


exactamente lo que está diciendo acerca de mí.

—La tendréis. ¿Preocupado?

—Por supuesto que no—, me burlo. Parece que no me cree.

— ¿Y no hay ninguna posibilidad de que tú y Anna intentéis... arreglar las


cosas?

—Por encima de mi cadáver —murmura Otter mientras cruza los brazos


sobre su pecho y mira a Georgia.

Pongo los ojos en blanco—. Lo que quiere decir el chico grande es que no. No
hay ninguna posibilidad.

— ¿Y vosotros dos estáis comprometidos el uno con el otro?

Él ladea la cabeza hacia ella—. ¿Qué quiere decir?

—Otter, yo… —Empiezo.

Él levanta su mano hacia mí—. Deja que responda a la pregunta, Bear. Si ella
va a estar preguntando estas cosas, entonces es nuestro derecho saber por qué.

—Lo que significa —dice Georgia—. ¿si sois vosotros dos exclusivos entre
sí? O ¿hay otras partes que intervienen en vuestra relación? Están juntos desde
hace solo cuatro meses y sin embargo, vivís juntos en una casa con un niño pequeño.

Entiendo el punto de su pregunta. Entiendo la lógica detrás de ella, como


entiendo que solo está haciendo su trabajo. Pero lo que no entiendo es este
sentimiento oscuro en la boca del estómago, esa cosa sin sentido que había surgido
cuando había visto a Otter y David Trent darse la mano. Esa mirada en los ojos de
Otter, el reconocimiento en la expresión del rostro de David. Había conocimiento
allí, conocimiento íntimo, y eso me jodía, aunque lo mismo podría decirse de Anna y
de mí.
T.J. Klune Quienes Somos

Son celos y los odio. Otter y yo nunca hemos discutido por la exclusividad, y
ahora que está siendo arrojado a la cara, no es que se sienta bien. Había asumido
que no había nadie más. Como si fuéramos palomas, en serio, se aparean de por vida.
(Ahora no podéis decir que nunca os enseñé nada) o algo así. Demasiado tarde me
doy cuenta de que todo lo que estoy pensando se ha difundido descaradamente
sobre mi cara. Levanto la vista hacia Otter que sonríe con esa sonrisa torcida y
niega con la cabeza. Piensas demasiado, sus ojos me dicen. ¿Por qué eres tan idiota
a veces? dice esa sonrisa.

—No hay nadie más —dice Otter a Georgia—. Y no lo habrá tampoco. Bear lo
es todo para mí y lo ha sido durante bastante tiempo.

Ay, mi corazón.

—Sí —le digo, mi voz mucho más dura delo que me esperaba que fuera—.
Otter y yo. No va a haber ninguna otra persona.

Ella opta por ignorar el chirrido de mi voz, pero cuando se da la vuelta para
comprobar las cerraduras de las puertas de los dormitorios, Otter me alcanza
rápidamente y me mete bajo su gran brazo, besando la parte superior de mi
cabeza, inclinándose para susurrar: —Solo tú, Papá Bear. Siempre has sido tú.

Sí, sí, grandote. Te escucho. Eso no significa que ese sentimiento se vaya a
ir ahora. Pero él no tiene por qué saberlo. Yo interiorizo ahora, ¿recuerdas? Sonrío
hacia él, pero debe haber algo que sigue ahí porque suspira y me aprieta antes de
alejarse.

—Conocí a Dominic hace seis años, cuando tenía nueve años —dice Georgia
de repente, distrayéndome de mi idiotez—. La edad de Tyson. Había recibido una
llamada telefónica de mi jefe a las tres de la mañana pidiéndome que bajara al
Mercy Hospital, que tenía un nuevo caso—. Abre la puerta de la habitación de Ty, y
la seguimos dentro. Es brillante, la ventana abierta deja entrar la luz del sol y una
brisa marina. Saca una cámara digital de su bolsillo trasero y dispara algunas fotos
de la cama y las paredes donde Tyson tiene carteles de Einstein (con la lengua
fuera, por supuesto), de Gandhi, PETA—. ¿Vegetariano? —pregunta.

—Por decisión propia —le digo—. Eso es lo que quería, así que lo apoyé.

—Él no es un chico normal, ¿verdad? —pregunta mientras se pone de pie en


frente de una nueva adquisición a su pared de posters, una gran foto en blanco y
negro de una mujer con cinta adhesiva sobre su boca, las palabras NO H8 escrito
en su mejilla.
T.J. Klune Quienes Somos
Niego con la cabeza lentamente—. Eso ni siquiera comienza a cubrirlo. Él
es... diferente. Pero de la mejor manera posible.

—Ya veo —dice ella, arrastrando su mano detrás de una copia de Un mundo
feliz de Aldous Huxley en su escritorio—. Llegué al Hospital Mercy y fui recibida
por el SPD fuera de la habitación hacia la que me habían dirigido. En ese momento,
no tenía una gran cantidad de información, solo que era malo. Podía escuchar gritos
procedentes del interior de la habitación detrás de los policías, podía oír el médico
y las enfermeras en el interior tratando de conseguir que el niño se calmara. Le
pregunté a la policía lo que había sucedido. El oficial con el que hablé al parecer,
había sido uno de los primeros en responder. Tenía sangre en su uniforme,
demasiada sangre. Era joven, apenas salido de la adolescencia y más tarde supe que
llevaba en el trabajo una semana, sin hacer sombra a un oficial más experimentado.

—Su apellido es Miller, ¿no es así? —le pregunta Otter en voz baja—.
¿Dominic Miller?

Georgia sonríe con tristeza—. Sí.

— ¿Cómo lo sabes? —Le pregunto a Otter, a pesar de que el nombre suena


familiar para mí también.

—Porque estaba en todas las noticias —dice Otter—. Estuvo en todas


partes durante mucho tiempo.

—Espera —grazné—. Esa es la mujer que... —No puedo terminar.

Georgia mira por la ventana y lo hace por mí—. Su madre era la mujer. Su
padre era ese hombre. El oficial me dijo que el padre de Dominic había vuelto a
casa una noche después de una larga noche bebiendo. Encontró a su mujer en la
cocina. Dijo que ella dejó caer un plato y que el ruido le hizo estallar. Había habido
algunas llamadas fuera de la casa antes, los vecinos oían gritos procedentes de al
lado, pero ya sabéis cómo va. Los policías se presentarían, la mujer diría que no
pasaba nada, que no quería presentar cargos, que había conseguido ese moretón en
la cara por accidente. Era tan torpe. Nunca hubo ninguna evidencia de abuso a
Dominic, al menos no físico. Pero el abuso emocional y verbal puede ser tan
perjudicial y hasta este día, realmente no puedo decir todo lo que pasó mientras
estaba creciendo.

No quiero que continúe, porque todo lo que quiero hacer es correr escaleras
abajo y agarrar al Chico esconderlo detrás de mí, esconderlo de Dominic. Estoy
avergonzado por estos pensamientos, horrorizado de que pueda tenerlos, pero mi
prioridad es el Chico y no conozco a Dominic. No sé todo lo que ha visto. No
T.J. Klune Quienes Somos
conozco el estado de su mente. Él solo podría ser un niño grande que habla en voz
baja. O podría ser como su padre.

Pero no puedo mirar hacia otro lado mientras Georgia continúa con su voz
plana—. Así que su madre dejó caer el plato y Jacob Miller se rompió. Él dijo más
tarde que no sabía por qué el sonido del plato haciéndose añicos en el suelo le hizo
perderse, o si fue él el que lo dejo caer, solo que no podía soportarlo más.
Arrastró a Crystal Miller por el pelo y la golpeó en la cara unas cuantas veces, lo
que la hizo desmayarse. Y a partir de ahí dijo que no podía parar. Dijo que la golpeó
una y otra vez y otra vez. No sabía que los gritos de Crystal... Habían causado que
Dominic se despertara. No sabía que Dominic había entrado en la habitación. No
sabía que su hijo estaba viendo como él la golpeaba hasta la muerte. Dominic
aparentemente empezó a gritar y a golpearlo en la espalda, pero aun así no se
detuvo. Solo se detuvo cuando Dominic cogió un par de tijeras del cajón y apuñaló a
su padre en el costado siete veces.
—Jesucristo —murmura Otter.

—La policía llegó diez minutos más tarde para encontrarlo sentado entre sus
dos padres, su madre muerta y su padre moribundo, cubierto de sangre,
sosteniendo las tijeras. Le preguntaron qué había pasado. Les dijo que su padre
hizo que su madre se fuera y él trató de ayudar. Y luego dejó caer las tijeras y
comenzó a gritar y no se detuvo. Él seguía gritando cuando llegué al hospital una
hora después, aunque su voz se había vuelto ronca para entonces—. Georgia se
detiene con su mandíbula apretada, su boca en una delgada línea. Me pregunto que
debería decir, pero ella me lleva ventaja—. Su padre finalmente confesó y Dominic
fue aclamado como un héroe, pero cuando lo vi, estaba cubierto de sangre, con la
boca abierta estirada, y ese ruido que salía de él es algo que nunca olvidaré. Solo se
detuvo después de haberle administrado un sedante. Cuando se despertó, no habló
de nuevo durante seis meses. Lo que pasó después de eso es algo que vosotros
deberíais oír de él, si alguna vez quiere contarlo.

—Pero recuerdo una cosa más, algo que sobresale en mi cabeza y


probablemente siempre lo hará. Había trabajado con él y un psicólogo durante
meses y aunque nunca habló, todavía esperaba que nos hiciéramos con él, de alguna
manera. Era una cosa insignificante, en verdad. Le preguntaba cómo estaba un día
tras otro y a veces él asentía con la cabeza. Me traía un libro que quería que yo le
leyera. Y entonces, un día, me lo llevé a comer a este pequeño restaurante cerca de
la playa y le pasé algo, una servilleta, kétchup,… no lo sé. No me había pedido lo que
fuera, pero lo necesitaba. Pero... él me miró por un momento y luego dijo: “Gracias”.
Dos palabras. Pero esas dos palabras significaron más para mí que cualquier otra
cosa que había oído nunca. Y fue entonces cuando supe que iba a estar bien. Tal vez
no todo el tiempo estuviera bien, pero no obstante, estaría bien.
T.J. Klune Quienes Somos
Ella vuelve a mirarnos a Otter y a mí—. Le he oído hablar más hoy de lo que
le he oído en un solo día en los últimos seis años. No sé lo que le ha sucedido, o lo
que Tyson ha hecho que nadie más ha sido capaz de hacer, pero no puedo dejarlo
estar. Sus padres adoptivos son buena gente, pero no lo entienden completamente
y tienen otros dos hijos adoptivos así, con diversos grados de problemas
emocionales. Ha sido descrito como "frío" y "retraído". “Sin emociones” —Ella se
ríe amargamente—. Y esas son palabras que he utilizado yo misma. Pero eso no ha
sido lo que he visto hoy. No podéis saber qué gran paso es saber que Tyson le
enviara un mensaje y Dominic viniera corriendo. Eso no es algo que alguna vez pensé
que vería, que se preocupara tanto por otra persona como para hacer eso. ¿Y esa
sonrisa? No creo que él haya sonreído durante el tiempo que hace que lo conozco.
Así no. Esa es la sonrisa que un niño de su edad debería tener. No una que ha visto
lo que él vio.

—Estaba haciendo eso cuando lo conocí también —le digo con mi mente
confundida—. Pero solo con el Chico. Pensé que era tímido.

—Tú hermano es una persona increíble, Derrick —dice pareciendo divertida


—Puedo ver eso alrededor. Tienes un buen hogar aquí, un comienzo para algo y voy
a daros un empujón. Mis informes van a ser honestos y no voy a tener miramientos
porque mi preocupación es por Tyson, como debe ser, pero Oliver y tú debéis
seguir haciendo lo que estás haciendo y creo que todo saldrá bien.

— ¿No crees que es extraño que un chico de quince años quiera salir con un
niño de nueve años?

Georgia se ríe—. ¿Qué edad tenías cuando te colgaste de Oliver?

Maldita sea. Pero no es lo mismo, a pesar de que nop. El chico no va a


terminar con Dominic cuando sea mayor, como Otter y yo. Ahí está la diferencia.

¿Y tú como sabes eso? Pregunta La voz.

Lo ignoro.

Ella comienza a pasar por delante de nosotros y se detiene cuando Otter se


estira y la agarra por el brazo—. ¿Es peligroso? —Pregunta con voz dura y baja—
Entiendo lo que significa para usted y ni siquiera puedo empezar a imaginar lo que
ha pasado. Nadie debería tener que pasar por lo que él ha pasado. Pero no voy a
poner a mi familia en peligro si él va a ser como su padre. No me importa lo
beneficioso que usted piense que su amistad con el Chico va a ser. Si hay una
posibilidad de que pueda dañar a Bear o a Tyson, entonces necesita decírmelo
ahora para que pueda terminar con esto antes de que vaya demasiado lejos. No voy
a permitir que él o cualquier otra persona se los lleve de mi lado. Ellos son míos.
T.J. Klune Quienes Somos

Georgia lo mira, sin intimidarse en lo más mínimo—. Solo cuatro meses, ¿eh?

—No me joda —ladra—. Responda a la pregunta.

—En algún momento de nuestras vidas, tomamos una decisión sobre la


conveniencia o no de ser como nuestros padres —Ella me mira cuando dice esto y
no sé por qué—. Pero le toca a los que nos aman ayudarnos a saber si eso es bueno o
malo —Ella tira suavemente de la mano de Otter en su brazo y antes de que pueda
detenerme la llamo.

—Su voz —le digo— Él dañó sus cuerdas vocales, ¿no?

Ella asiente con la cabeza sin darse la vuelta—. A pesar de la cirugía con
probabilidades de fracaso, va a sonar así para el resto de su vida, como si estuviera
ahogándose con grava. Pero creo que ese es el menor de sus preocupaciones, ¿no
crees?

Entonces ella sale de la habitación.

Estamos en silencio por un momento. Entonces—, el Chico va a querer saber


por qué.

Otter asiente—. Si le decimos que no puede ver a Dominic nunca más, querrá
saberlo.

—Tengo que mantenerlo a salvo —le digo con mi voz quebrada.

Solo le toma dos zancadas de sus largas piernas antes de que él mismo esté
envuelto alrededor de mí, aplastando en su pecho, protegiéndome de todo lo que
nos obsesiona tanto. Todo lo que hemos pasado, el Chico y yo, no es nada de lo que
Dominic ha visto. Ni siquiera es justo compararlo. Pero no sé si puedo permitir ese
tipo de oscuridad en la vida de mi hermano.

Mierda.
T.J. Klune Quienes Somos

5.

Cuando Bear enfrenta la realidad de la


Atracción

¿Sabes lo que es una mierda? Estar despierto a las tres de la mañana.

Empiezo la escuela mañana y no quiero ir. Tyson comienza la escuela al día


siguiente y no quiero que se vaya. Vamos a nuestra primera cita de terapia el día
después de eso y realmente no queremos ir. Añade el hecho de que "el mejor
amigo" del Chico vio morir a su madre delante de él, que no sé qué pasa con mi
propia madre, que todavía no entiendo la patada de celos que he tenido incapaz de
olvidar al ver a Otter y David mirándose a los ojos el uno al otro (como si
significara algo) y no creo que nunca vaya a ser capaz de dormir de nuevo.

Y yo que pensaba que las cosas serían más fáciles.

Ruedo hacia Otter, que está vuelto hacia fuera con los brazos y las piernas
en jarras como suele hacer. Una vez me dijo que se despliega así, en sueños, para
asegurarme de que está ahí, que no puedo alejarme de él. La mayoría de las veces
despierto en la mañana encontrándome una parte de mí cubierto por Otter. Le dije
que tiene que aprender a quedarse en su lado de la cama, que sin duda no me gusta
estar cubierto por un gran zoquete cada noche. El acaba sonriéndome, no le engaño
en lo más mínimo. No se hunde con mi mierda, aun.

Su respiración es profunda y suave con un estruendo ocasional que emana de


su pecho. Su cabello está cada vez más largo, cayendo sobre su frente. Me acerco
y lo cepillo un poco suavemente y él suspira tranquilo en su sueño, rodando sobre un
lado para mirarme y un enorme muslo se estira encima de mis piernas fijándome a
la cama. Estoy seguro, eso es. El peso de él presionando contra mí, como si supiera
lo que estoy pensando a pesar de que está dormido. Como sabe que hay una parte
de mí que todavía quiere correr y no me lo permite, porque es mi correa, mi fuerza.
T.J. Klune Quienes Somos
No sé qué coño estoy haciendo. ¿Pero hay alguna diferencia?

Me enteré de que mi cerebro es casi imposible de apagar, esas pequeñas


voces en mi cabeza siempre charlando, diciendo esto y lo otro, esas cosas que no
me atrevo a pensar por mí mismo. El único consuelo en estas últimas noches es él, el
hombre que está a mi lado. No sé cómo me he dormido alguna vez solo, como alguna
vez pensé que podía dormir toda la noche con Anna. Es diferente con él. Es más
grande que yo, mucho más grande y siempre sé que está ahí, su presencia, el calor
de él siempre cae sobre mí en suaves olas, como la marea baja en la oscuridad.

El océano, las tormentas, los terremotos. A veces siento que ellos


permanecen más allá de mi alcance. ¿No hay momentos donde todavía siento
temblores? Se oye el trueno sonar en la distancia, haciéndose notar pero siempre
manteniendo su distancia. Cada vez que pienso que podría volver, que una tormenta
podría cubrir el seco desierto y que el mar se podría elevar a través de las grietas,
me giro hacia él y de alguna manera, los mantiene a raya. Me hace pensar que tal
vez todo va a estar bien, incluso si no lo estuviera.

Lo observo mientras duerme y de alguna manera él sabe, como siempre hace,


como si estuviera esperando a que yo quiera que se despierte, que pueda oír mis
pensamientos, recordando cómo si fuera magia, es magia, es solo magia y no puedo
manejarlo por mi cuenta. Toma una respiración profunda, abre su ojo izquierdo y
me encuentra mirándolo. Esa sonrisa torcida le da un aspecto soñoliento y el deja
caer un pesado brazo sobre mí y pone la palma de su mano contra mi espalda,
tirando de mí hacia él y me entierro en mi lugar, en el hueco de su garganta. Su piel
está caliente allí y la corta barba araña maravillosamente mi mejilla mientras froto
mi cara contra él, queriendo su aroma en mi piel. Él hace este sonido desde la parte
posterior de su garganta, un rumor sostenido que le hace sonar como si todo lo que
pudiera desear estuviera justo a su alcance. Me estremezco un poco, y me aprieta
con más fuerza.

— ¿Qué hora es? —pregunta con voz áspera.

—Las tres, ¿Por qué te despiertas? —Le pregunto cuando me muerde el


cuello.

—Sentí como que debería hacerlo —dice mientras bosteza. Su mano se va a


mi cabello y empieza a tirar de él con suavidad—. ¿Todavía Duermes?

Me encojo de hombros.

— ¿Nervioso por ir a la escuela mañana?

Me encojo de hombros de nuevo, sólo porque eso es parte de ello.

—Eso es todo, ¿eh?

Asiento con la cabeza.


T.J. Klune Quienes Somos
—Entonces vamos a empezar uno por uno. ¿Qué es lo que más te molesta en
este momento?

Pienso durante un momento y abro la boca para decir que es una combinación
de todo, tal vez la situación de Dominic un poco más que las otras cosas, pero mi
boca tiene otros planes—. No me gusta la forma en la que te miró el maestro de Ty.
—Gruño, haciendo una mueca cuando lo hago—. Él te tocó como si le pertenecieras
y por todos los infiernos que me molestó.

No había razón para ello. ¿Quién coño se creía que era? No sé por qué no le
rompiste los dedos. Oh, espera, si lo intenté. Tal vez es hora de ir al gimnasio una
vez más, ¿eh?

Cállate.

Otter suspira —Has estado pensando en eso, ¿eh? Me preguntaba por qué
no habías sacado el tema todavía.

—Tal vez estaba esperando a que tú lo hicieras.

Él tira de mi pelo un poco más fuerte—. Pensé que íbamos a mejorar con
este tema de “hablar las cosas” entre nosotros.

—Hablamos de eso ahora, ¿no?

Él asiente dándome la razón pero añade una advertencia—. Bueno, sí, pero
sólo después de que te hayas comido la cabeza con eso y lo hayas puesto peor en
tu cabeza. Bear, olvidas que no puedes contarme tonterías, te conozco.

Y lo hace, pero independientemente de eso. Ese no es el punto—. ¿Le amas?


—Le pregunto pero sin querer una respuesta, porque si dice que sí, eso significa
que él y Jonah se amaban antes de que él llegara a mí, incluso si dice que me amaba
entonces por encima de todo el resto, tampoco. No me gusta compartir lo que es
mío con nadie. Si dice que lo amaba mientras me amaba, entonces, ¿qué le voy a
decir, que no puede amar a alguien más en el futuro mientras yo le ame? Es una
mierda y lo sé, pero eso está todavía allí, creciendo como un árbol quemado en mi
mente, echando raíces, las ramas clavándose en mi cerebro. Es una mierda.

¿Correcto?

Otter se aleja y siento un arco frío por mi columna vertebral como fuego
helado. Pero entonces él me arrastra y me pone abajo sobre la almohada, rodando
por encima de mí y me cubre con su cuerpo entero, por lo que es imposible
moverme, por lo que es imposible para cualquier terremotos pasar a través de mí.
Lucho brevemente, pero sus ojos están puestos en los míos, oro verde y brillante
en la oscuridad y trato de protegerlo de todo lo que se puede ver de mí en ellos, lo
que estoy pensando, pero eso no le hace ningún bien. Voy a volver la cabeza, pero él
pone sus antebrazos a ambos lados de mí, pegados a mis oídos y no me puedo
T.J. Klune Quienes Somos
mover. Se siente como que no puedo ni respirar a pesar de que el aire fluye dentro
y fuera de mis pulmones y mi boca. No puedo apartar la mirada ahora, incluso
aunque quisiera.

—Te dije que siempre has sido tú —dice buscando mis ojos.

—Pero ha habido más también ─murmuro.

—Y tú tenías a Anna.

Maldita sea─. No es lo mismo Otter, no voy a perderte por una chica.

Él ladea la cabeza hacia un lado—. ¿Quién dice que me vas a perder de todas
maneras? ─Pregunta mientras me sacude un poco.

—¿Has visto a los chicos con los que has estado? —Me quejo— Primero
Jonah que se ve todo oscuro y misterioso ─y como un mamón—, y luego David -
Jodida –Tendencia-solo-acaba-de-salir-en-la-portada-de-GQ. Con su manera de
trabajar su perfecto culo para asegurarse que queda aún más perfecto.

Está casi divertido por esto, pero entonces frunce el ceño—. ¿Por qué has
mirado su culo?

— ¡Era eso o mirarlos fijamente mientras tú le agarrabas las manos!

— No estábamos cogidos de las manos, idiota. Le estreché la mano, es lo que


se hace por educación. Si hubieras prestado atención lo habrías visto. ¿Pero por
qué te pones cabreado conmigo? Tú fuiste el que le echaste un vistazo. Si alguien
aquí tiene el derecho de estar enojado debería ser yo. Después de todo, mi novio
esta al parecer caliente con el nuevo maestro de su hermano.

—Yo… ¡No lo estaba! Estaba sólo… —Chisporroteo mirándole—. Él estaba allí


y estaban todos como “Oh, David, déjame abrazarte” y yo estaba como “¿quién es
este idiota?" ¡Incluso el Chico se dio cuenta!

Él pone los ojos en blanco─. Oh, sí, ya que el niño no es hiper consciente de
cada pequeña cosa al igual que su hermano mayor también.

— No has respondido a la pregunta.

Suspira—. No, Bear, no lo amo, no en la forma en que tú estás pensando. Fue


lo mismo con Jonah. Ni siquiera puedo comparar los dos contigo ya que no sería
justo para ellos—. Se inclina y besa la punta de mi nariz—. Bear, no amo a nadie más
y no lo haré. No sé de qué otra manera puedo explicar eso. Si necesitas que te lo
diga todos los días, lo haré. Si lo necesitas para asegurarte de que sabes más de lo
que ya lo haces, lo haré. Pero... —Se detiene mientras se muerde el labio inferior y
algo cruza sus ojos, como una sombra de problemas. He visto esa mirada antes. No
T.J. Klune Quienes Somos
me gusta esa mirada. Esa mirada dice que he hecho algo mal o que Otter está
molesto o asustado por algo.

—Pero ¿qué?— Le pregunto.

Deja caer su frente en la mía y sus ojos nunca dejan los míos—. ¿Y tú, Bear?

—¿Qué hay de mí?

— ¿No vas a desear... ya sabes... experimentar? ¿Cómo con otros tipos? ¿O


lo que sea? Obviamente si estuviste mirando a David, entonces eso significa que
eres capaz de encontrar otros hombres atractivos. Eso es diferente a como
estabas incluso hace tan sólo unas semanas. ¿Quién me puede decir que no vas a
querer ver qué más hay por ahí?

Puedo ver la preocupación en sus ojos pero no es nada comparado con el


horror que siento en los míos.

—¿Se te ha ido la maldita cabeza? —Digo con incredulidad, porque tiene que
habérsele ido para abrir la boca y decir algo tan estúpido.

Él comienza a alejarse, liberando mis brazos. Me agarro alrededor de su


cuello y lo tiro hacia abajo encima de mí, pecho a pecho, su corazón late
rápidamente contra el mío—. Bear, no sabes…

—Oh, realmente lo sé, puedes confiar en mí en esto. Nadie en su sano juicio


podría decir tantas gilipolleces como tú dices. Todavía no sé por qué lo haces, pero
es así. Eres una de las únicas personas en el mundo que me permite hablar a pesar
de que sé que no debería hacerlo. Cristo, Otter, digamos que por el bien del
argumento de que soy... bisexual… —¿Por el bien del argumento? Esto es de coña,
Oh, por favor...—. Y que puedo encontrar otros... chicos atractivos. Nunca haría
eso, no puedo hacer eso. No lo haré.

—Si no puedo preocuparme por el futuro —dice en voz baja—, entonces tú


no puedes estar preocupado por el pasado.

Maldito sea él y su condenada lógica—. Voy a seguir preocupado —


murmuro— No es mi culpa que tengas exs calientes y todo el mundo en el mundo
quiera saltar a tus huesos.

Él resopla contra mi cuello y es asqueroso, pero me encanta de todos modos.

—Oh, por favor —se burla—. ¿Qué pasa con toda la gente que te echa un
vistazo? No oyes quejas y quejas de mí a pesar de que quiero golpearlos a todos
hasta la próxima semana. No sabes lo difícil que es tener ese tipo de restricción. El
hecho de que no hayas visto que me comporte como un celoso no quiere decir que
no me sienta de esa manera.
T.J. Klune Quienes Somos
Me río, un pequeño sonido que se me escapa antes de que pueda detenerlo. ─
¿De qué diablos estás hablando? Nadie me mira.

Él levanta la cabeza para mirarme a los ojos, al parecer tratando de


averiguar si estoy hablando en serio o no y si lo estoy. Nadie me mira dos veces, a
excepción quizá de Otter y estoy de acuerdo con eso, no tengo tiempo para nada
más y no es como que nadie me mire—. Estás hablando en serio—dice sin creerlo.

—Estás siendo un tonto —le digo.

— ¿Cómo puedes no saberlo? Jesús, Bear. ¿Cómo no puedes verlo? Tú eres…


tan condenadamente hermoso. Como cuando entras en una habitación y me robas el
aliento, así de hermoso. Hay momentos en que me siento como si me hubieran
golpeado fuerte con sólo ver tu cara. ¿Cómo diablos puedes no saber eso? ¿Qué
personas no pensarían lo mismo?

Pongo los ojos en blanco a pesar de que empiezo a ruborizarme—. A pesar de


que estas influenciado, todavía lo estas exagerando, ¿no te parece?

Me mira como si fuera yo el que estuviera loco—. Estás caliente, Papá Bear
—dice como si tratara de convencerme—. Confía en mí cuando digo eso. Si lo
deseas mira a tu alrededor de vez en cuando, verás que mucha gente piensa lo
mismo.

Oh, gag, susurro. Este Ego Strokefest Palooza es tan torpe y sí, Bear, lo
dice sólo para hacer que te sienta mejor. Sólo tienes que preguntarte a ti mismo si
tiene una coartada.

¿Coartada?

F-E-O, no lo consiguió, no…

Eres un idiota, tal vez cuando vaya a terapia con El Chico, el doctor pueda
hacer que te marches.

Lo dudo. Él va a echar una mirada dentro de tu cabeza y te va a llevar


directamente a una habitación acolchada. No lo dejes ir. No lo dejes que se reúnan.

Eres molesta para ser una conciencia.

Yo también te amo.

—Todo el tiempo —insiste Otter—. Eso me enoja.

— ¿Por qué estas cabreado? Sabes que nunca...

Sus ojos se cierran por un momento, apagando su oro verde en silencio. Pero
luego me mira—. No es por eso, confío en ti —dice en voz baja—. No confió en
todos los demás.
T.J. Klune Quienes Somos
—No me importa nadie más —le digo—. Soy un niño grande, sé cómo decir
que no.

— ¿Sí?

—Sí.

—Todavía estás jodidamente caliente —dice y puedo sentir su longitud


medio dura contra mi cadera.

— Bueno, incluso si eso es cierto, que ciertamente lo dudo, todo lo que


necesitas es abrir mi boca y toda esa ilusión simplemente muere allí mismo.
Literalmente es como un agujero negro, ni siquiera la luz puede dejar de ser
absorbida por el —Me detengo por un momento y pienso en lo que acabo de decir
cuando Otter comienza a sonreír. Se ve maliciosa y llena de dientes—. Lo has
tomado por el lado sucio, ¿no?

—Muy sucio —me asegura comenzando a mover su cuerpo contra el mío.

—El sexo no resuelve los problemas —me las arreglo para decir frotando
arriba y abajo mi cuerpo con el suyo con su boca enganchada en mi cuello.

—Pero ciertamente hace las cosas más divertidas —dice mientras lame el
camino hasta el lóbulo de mi oreja, respirando pesadamente en mi oído mientras
sus dientes raspan a lo largo—. Además, los problemas seguirán ahí mañana y yo
también. No voy a ninguna parte, Papá Bear. Ya te lo dije y lo dije en serio. ¿Qué
tengo que hacer para demostrártelo? —Se agacha entre nosotros y me agarra la
polla y le da un tirón áspero—. No puedes pensar que vas a alejarte de mí—. baja
hasta mis pantalones cortos y agarra mi polla, su palma grande, tan familiar y tan
caliente. Pasa su pulgar sobre mi raja de la manera que él sabe me vuelve loco y me
retuerzo bajo él—. Incluso si lo intentas voy a cazarte yo mismo—. Su voz sigue
siendo ronca, pero no de sueño. Él levanta mi camisa y su lengua se arremolina
sobre un pezón y luego el otro. Permite que mis brazos queden libres y mis manos
van a su cabello, sosteniéndolo, empujándolo más. No puedo hablar todavía, no
tengo palabras. Necesito escuchar su voz.

—No importa lo que pase en esa cabeza tuya —respira arrastrando su lengua
en mi estómago y su mano empezando a masturbarme—, o lo que posiblemente
puedas pensar. Siempre y cuando sepas que esto es mío—. Sacude mi polla haciendo
remolinos con la lengua por mi punta─. Y esto es mío —dice mientras se levanta a
besar mi pecho, donde mi corazón late por debajo—. Y esto es mío —dice antes de
besarme profundamente. Gimo en su boca, tratando de ir más allá y de repente me
quedo confundido cuando se retira, poniendo su frente contra la mía, respirando
con dificultad. Su respiración es entrecortada contra mi rostro y respiro
profundamente tratando de asimilarlo. El oro verde parpadea en la oscuridad, está
casi enojado, ya no está sonriendo—. ¿Me entiendes? —Pregunta en ese tono de
advertencia de autoridad.
T.J. Klune Quienes Somos
Asiento con la cabeza, volviendo la cabeza hacia un lado, tratando de evitar
esa mirada, esos ojos que saben.

Me agarra por la barbilla y me obliga a mirar hacia él. Antes de que nuestros
ojos puedan colisionar cierro los míos. Lo entiendo, lo hago, realmente le creo, pero
en momentos como estos, el tiempo en el que su voz es fuerte con control y con
hambre de deseo, casi no puedo soportarlo. Es demasiado. Es demasiado fuerte y
sé que es exactamente lo que necesito. Nadie me pone como él lo hace, ni siquiera
el Chico. No sé cómo Otter se convirtió en un hombre tan inteligente o como fue
capaz de perforar así en mí, pero puede y lo hace. No sé por qué me eligió a mí, a
mi vida con todos los problemas que he causado. ¿Cómo puede pensar que esto es
digno de él? Le digo que lo amo, le digo lo mucho que significa para mí, pero ¿Sabe
lo mucho que lo necesito? ¿Sabe que sin él no sería nada? No sé si lo hace o al
menos no hasta ese grado en el que creo que lo hago. Y no sé si se lo puedo decir.

Siempre me han dicho que nunca se debe hablar en voz alta de lo que se
desea porque no se hará realidad o desaparecerá.

Otter no puede desaparecer, no lo permitiré.

—Bear —dice desde algún lugar encima de mí—. Mírame.

Lo hago. Lo hago porque él lo es todo.

Él me mira por un momento, dejando ir mi barbilla y recorriendo los lados de


mi cara—. ¿Me entiendes? —Dice con severidad.

Ah Dios, lo hago. Lo hago. Lo hago. Y él debe de ver algo allí porque esa
sonrisa tira lentamente de sus labios y finalmente mi garganta y mi voz se abre —
Sí —Entonces él cae encima de mí y su hambre se extiende. Sus manos están en
todas partes y mi camisa está desgarrándose por encima de mi cabeza y su boca
esta sobre mí de una forma que sólo él sabe cómo hacer, de la manera que sólo él
puede hacer. Arqueo mi espalda mientras encuentra de nuevo mi polla y el calor
húmedo que la envuelve es tan caliente, tan rápido que casi me corro en ese
momento. Jadeo su nombre —Otter —le digo—. ¡Oh, mi Otter! —mientras me traga
entero y me maravillo de él, este hombre que parecía renunciar a todo, su vida y su
trabajo hace tanto tiempo, sólo para estar conmigo. Tengo que mostrarle lo que
significa para mí, lo que hace por mí. Él tiene que saber.

Le quito mi polla y le doy la vuelta, subiéndome a horcajadas en su pecho,


con las piernas debajo de sus brazos cuando sube sus manos por mis muslos. Llevo
mis manos a mi espalda y empujo sus pantalones bajándolos más allá de sus rodillas,
sintiendo su polla golpear contra mi mano. Le acaricio suavemente mientras agarro
con mi mano izquierda alcanzándole el lubricante de la mesita de noche. Cuando
retiro mi mano el besa suavemente cada dedo. Incluso me doy cuenta como vacila
sobre el dedo anular. Pero el beso no dura mucho tiempo. No sé lo que eso significa.
T.J. Klune Quienes Somos
¿Estás seguro?

Toma el lubricante de mi mano —Me gusta prepararte —me dijo una vez con
un rubor en el rostro—. Te vez caliente con mis dedos en ti —y se sienta,
sosteniéndome en su regazo, con sus labios en mi cuello mientras vierte el
lubricante en sus dedos y comienza a estirarme. Echo mi cabeza hacia atrás
mientras envuelvo mis brazos alrededor de su cuello con mis manos en la parte
posterior de su cabeza, acunándole contra mí mientras trabaja en mí. Hay un breve
momento en el que sale de mi cuerpo que me hace gemir por la pérdida, pero luego
entra de nuevo en un impulso rápido de sus caderas y grito en voz baja, su cuerpo
rueda debajo de mí, cuando me siento sobre su punta haciéndolo entrar.

Hay un momento, en algún lugar más profundo en la noche, cuando está por
encima de mí, meciéndose hacia mí con movimientos lentos y suspira —Bear —y mi
nombre en sus labios es como la cosa más grande que he oído. Es una sola sílaba
estirada, como si estuviera sacando aire y estuviera respirándolo hacia fuera. Sus
hombros empiezan a temblar y siento una explosión de calor a través de mí y oigo
su voz en mi cabeza, diciéndome que él ha luchado por mí, que luchar es todo lo que
sabe y me sacudo debajo de él como un terremoto que explota alrededor de mi
corazón cuando me corro entre nosotros, mis manos como garras en su espalda y
con los ojos rodando de nuevo en mi cabeza.

No puedo perder esto, pienso enloquecido. No le puedo perder. No voy a


sobrevivir. No seré nada.

Cuando se derrumba sobre mí con ese peso tan reconfortante, sé que los
problemas no se han resuelto. Sé que todavía hay problemas allí y que en su
mayoría son míos. Pero hay un momento en que nada de eso importa, que lo único
que importa es su corazón contra el mío, su aliento en mi cuello y su boca dejando
rastros de besos lentos alrededor de mi garganta. Lo que importa es la expresión
de sus ojos cuando se apoya con los codos para mirarme y esa sonrisa que destella
como la débil luz del amanecer cuando comienza a brillar a través de la ventana. Me
dice que no se va nunca más, me dice que soy todo lo que siempre ha querido y me
dice que me ama. Pero puedo ver algo detrás de sus ojos, algo como miedo, esa
mirada que no es nada bueno cubriéndolo, que cree en cada cosa que ha dicho, que
mientras él no duda de mi si podría dudar de sí mismo. Como si pensara que no es lo
suficientemente bueno para mí.

Y eso me aterra.

Acaricio su pelo y me obligo a mí mismo a creerle, sólo para aliviar su


mente.

Casi funciona.
T.J. Klune Quienes Somos

Anna me está esperando en el patio de Oceanside Community College, con


una pequeña sonrisa en su rostro. Mientras me observa arrastro mis pies hacia ella
como si estuviera en una especie de marcha hacia la muerte. ¿Qué es realmente lo
que se siente teniendo que volver a la escuela después de tres años? Por el amor de
Cristo, tengo una mochila llena de cuadernos, lápices y libros de texto que cuestan
mucho más de lo que deberían costar. En serio, deberías haber visto la mirada en
mi cara cuando cuatro libros me costaron más de cuatrocientos dólares. Otter me
dijo después que parecía que me habían pedido quemar a una cría de foca con un
lanzallamas. Traté de sacar esa imagen de mi cabeza y le desafié diciendo que
seguro que Ty no me lo permitiría). El Chico me quería comprar una mochila con la
cara de Anderson Cooper y le dije que no hacen mochilas como esa, pero pude
conseguir una de Transformers, algo de Optimus Prime en acción. El me pidió que le
recordara de nuevo de mi edad, le dije que tenía veintiún años y me preguntó si
pensaba que un día iba a actuar como él. Yo le respondí que a todos les gustan los
Transformers y él me dijo que Anderson Cooper era más una institución
estadounidense que Transformers. Le dije que nadie se preocupaba por Anderson
Cooper excepto su madre y su seudo novio secreto. El chico me dijo que Dios me
castigaría por mi blasfemia.

Luego nos fuimos a internet para ver si hacían mochilas de Anderson Cooper
porque el Chico no me creía, afirmando que un hombre venerado como Anderson
Cooper tenía que tener su cara en una mochila. Como era de esperar, no existía tal
cosa, por lo menos que pudiéramos encontrar y eso fue cuando ya habíamos hecho
clic en la página numero doscientos de búsqueda de Google (que fueron más de tres
horas que nunca recuperaré). El Chico se lamentó de que no fuera un mercado
explotado y de inmediato se dispuso a redactar un plan de negocios para una línea
de productos de Anderson Cooper (posavasos, tazas, pelotas de golf, cortadoras
de césped… confían en mí, sólo siguió con cosas más extraña a partir de ahí.
¿Alguien realmente necesita un Crock-Pot35 de Anderson Cooper?). Le dije que era
un poco acosador y que debería marcarlo un poco hacia atrás. Me dijo que era sólo
acosador si iba a su casa y rebuscaba en su cajón de los calcetines y que además no
sabía dónde vivía Coopers. Probablemente sería demasiado difícil de encontrar, por
lo que no tenía sentido buscarlo. ¿Tal vez podríamos encontrarlo en Google?

Resulta que su dirección está en la lista. Maldita sea.

Así que compramos una mochila de Transformers en su lugar. El Chico me


dijo que iba a conseguir que se burlaran de mí. Le dije que iba a ser el tipo más cool
de la universidad. Él dijo que al parecer, la definición de "cool" había cambiado en

35
Robot de cocina.
T.J. Klune Quienes Somos
estos años desde que había estado por última vez en la escuela. Le dije que rimaba.
Otter nos dijo a los dos que lo dejáramos ya que le estaba entrando un fuerte
dolor de cabeza. El chico dijo: "Eso es lo que ella dijo” que por supuesto nos llevó a
la tangente para verificar si sabía lo que eso significaba. Resulta que él no lo sabía
y nos vimos obligados a explicar lo que significaba. Él se había reído sí mismo
cuando entendió lo que significaba y me entró36 temor a Dios, preguntándome si
deberíamos haber mantenido la boca cerrada. Demasiados escenarios corrían por
mi cabeza de lo que acababa de idearle al Chico como por ejemplo (como se lee la
transcripción de un juicio):

Juez Waldorf: —¿Y usted tiene todos los papeles de la petición


preparados?

Fiscal Erica de Sharp: —Sí, juez. Todo debe estar allí como usted pidió.

Juez Waldorf: —Eso parece. Bien, no hagamos esto más difícil de lo que ya
es.

Tyson McKenna: —Eso es lo que ella dijo, juez.

Juez Waldorf: —¿Qué? ¡Custodia denegada! ¡Enviar a Derrick McKenna a la


cámara de gas!

Derrick McKenna: — ¡No! ¡No quiero morir! ¡Tengo mucho por lo que vivir!

Tyson McKenna: —Él ni siquiera me consiguió una mochila de Anderson


Cooper.

Juez Waldorf: — ¡El colmo! Y ¿cuáles fueron sus razones?

Derrick McKenna: — ¡No existen! ¡No puedo comprar cosas que no existen!

Tyson McKenna: —No habría sido tan difícil hacer una! ¡Ahora tengo que
hacerlo por mí mismo con mis propias manos!

Juez Waldorf: —Eso es lo que ella dijo.

Fiscal Erica de Sharp: —¡Encantada!

No me vengas con esa mirada, sabes que puede pasar. Estoy seguro que hay
gente que ha sido condenada a morir por menos.

Pero ahora estoy caminando hacia Anna, dándome cuenta de que tengo
veintiún años de edad y llevo una mochila de Transformers en mi primer día de
Universidad. No creo que sea tan cool, sobre todo cuando Anna se ríe de mí cuando
me siento a su lado.

36
Frase hecha que se utiliza para responder cosas que no quieres responder.
T.J. Klune Quienes Somos
—Hey —dice ella.

—Hey, a ti también —le digo enseñando la espalda.

— ¿En serio? —Pregunta—. ¿Llevas esto cuando vas a dormir fuera de casa
también?

—Ja, Ja. No seas celosa.

—No creo que celosa sea la palabra correcta para lo que estoy sintiendo en
este momento.

—¿Hinchada?

Ella me da una bofetada al otro lado del brazo mientras frunce el ceño. —
Sólo porque te gusten los chicos ahora no te da derecho a ser malo con las chicas.

—Según tú siempre me han gustado los chicos, esto no es algo nuevo—.


Wow. Eso salió antes de que pudiera detenerlo.

¿Quién pensaría que haría las cosas difíciles con su ex novia? Susurra la
Voz. ¡Estoy taaaaaaaaaaaaaaaan sorprendido! Pero sólo piensa. Este podría ser el
primer paso hacia su nueva relación con ella en el que serían mejores amigos y
puedes llamarla cuando quieres para una salida de chicas una noche. En la que se
sientan en círculo y beben tintos de verano y hablan de los hombres en sus vidas
¡DIOS MIO!

Sus ojos se abren de manera sutil y la forma más elemental de una sonrisa
se forma en su cara y casi le llega a los ojos. No esperaba mi atrevimiento, no
importa lo accidental que haya sido. Esto no habría ocurrido hace un mes. Estaba
tan envuelto en mi propio engaño que reventar la puerta del armario habría sido
imposible. Recuerdo aquella tarde soleada, acostado en la cama de Otter antes de
que la mierda estallara en mi cara, diciendo que quería decirle a su hermano acerca
de nosotros, por mí. Anna habría seguido, estoy seguro. Y sabiendo ahora lo que sé
de los dos, no habría sido un secreto durante mucho más tiempo. Pero hay una
diferencia entre empujar y tirar, e incluso cuando todo estaba a la intemperie,
todavía estaba petrificado sobre qué pensarían. Se ha vuelto mejor, pero todavía
hay mucho camino por recorrer.

—No los chicos —dice en voz baja—. Otter. Hay una diferencia. Es probable
que ni siquiera hayas mirado a otro hombre.

David Trent, pero no vamos a ir allí—. ¿Es que siempre va ser raro entre
nosotros? —Le pregunto—. ¿Siempre va a haber este pequeño comportamiento
extraño entre nosotros dos?

Ella ladea la cabeza hacia mí—. ¿El hecho de que me dejaras por un hombre
o que yo ahora esté durmiendo con su hermano, tu mejor amigo?
T.J. Klune Quienes Somos
Me estremezco—. Realmente podría vivir sin ese pensamiento.

—¿En serio? ¿Cómo crees que me siento? ¿Qué fue lo que le susurraste a
Creed el día que nos hablaste de vosotros dos? Tú dijiste que eras, que tú... ya
sabes.

Ella enrojece y eso hace que mi propia cara arda.

—No todo el tiempo —dije, tratando de encubrirlo, distraído por mi


vergüenza—. Por lo general me lo hace.

Ah, mierda.

Ella tose, pero se ahoga con el aire corriendo por su boca y comienza a
hiperventilar. Palmeo su espalda un par de veces mientras se inclina y pone la
cabeza entre las rodillas, mirando a mí alrededor para asegurarse de que nadie
está mirando mi moribunda ex novia o a mí mismo, una aparente puta barata con una
mochila de Transformers. Nadie parece darse cuenta, lo cual es genial, porque creo
que Anna en realidad podría echar un pulmón, algo que realmente no quiero ver. O
está exagerando o yo sobre compartir información. En realidad no es difícil pensar
cuál es el adecuado.

—Solo empeoré las cosas, ¿no?

—Podía haber muerto feliz sin saber... ciertas cosas —ella está de
acuerdo—. Esa es una imagen que nunca desaparecerá. Nunca. Es una mala idea
pensar que mi nuevo novio lamenta no haber dormido con mi antiguo novio.

Ouch. Para nosotros dos—. No tuve nada que ver con eso —le digo
rápidamente—. Tú sabes, ¿verdad? Nunca haría nada con Creed. Otter me daría
una patada en el culo.

Ella arquea una ceja—. ¿Y esa es la única razón?

—Y sería asqueroso —agrego a toda prisa.

— ¿Así que estás diciendo entonces que tengo mal gusto?

—Espera, ¿qué? ¡No! ¡No! Creed está bueno, supongo—. Ew—. Sería raro
porque... ya sabes, es Creed.

—Oh, así que ahora él está bueno, ¿verdad? ¿Vas a tratar de alejarlo de mí?
No quieres que sea feliz, ¿verdad? Tal vez haces todas esas cosas como los
hermanos de la Señora. Paquinn que hablaban de eso.

Empiezo a sudar—. Jesucristo, ¿de qué diablos estás hablando?

Anna se echa a reír, un sonido brillante, ruidoso y estridente. Ella siempre


se reía fuerte y mi corazón palpita en el pecho un poco, más como un recuerdo que
T.J. Klune Quienes Somos
cualquier otra cosa. Es la nostalgia por el amor que tuvimos, porque no la he oído
reír como ahora desde hace mucho tiempo. Esa puerta está cerrada, pero no puedo
dejar de sacudir el picaporte un poco, sólo para asegurarme.

—Sólo estoy jugando contigo ─dice con una risita, secándose los ojos—. Es
tan fácil de hacerlo ahora, simplemente no me pude resistir.

—Sí, bueno, esfuérzate más en el futuro —murmuro.

— ¿Cuál es tu primera clase? Te voy a mostrar donde está.

Murmuro algo.

— ¿Perdón? No entendí eso.

Me aclaro la garganta—. Psico 101.

Ella se echa a reír de nuevo. Juro por Dios que se está proyectando.

Y estoy aburrido durante los primeros diez minutos. Mierda.

Sabía que volver a la escuela era una gran cosa, pero supongo que no podía
recordar lo mucho que odiaba estar sentado en un escritorio, escuchando a alguien
como un zumbido incesante seguir y seguir sobre algo que realmente no me
importa. Probablemente consideraría caminar si no tuviera la voz del Chico en mi
cabeza amonestándome por ser un desertor de la universidad después de sólo
asistir a una clase. Tú sabes que nunca había oído el final de la misma.

Miro a mi alrededor, estudiando a la gente que está conmigo en la


habitación. Me siento mucho más a gusto cuando veo que es una mezcla de jóvenes
y mayores, sabiendo que no estoy sobresaliendo como un pulgar dolorido en la
madura edad de veintiún años. No sabía qué esperar cuando entrara, si todos en la
clase serían recién salidos de la escuela secundaria, pero la mitad de la clase es
mayor que yo. Hay alguien que se parece a él, tiene alrededor de la edad de la
señora Paquinn. Debe aspirar a la Jubilación si está inscripto en una clase de la
universidad.

Estoy a punto de dar la vuelta por la parte delantera de la clase cuando mis
ojos parpadean sobre un tipo que esta un escritorio o dos delante que mira hacia mí
T.J. Klune Quienes Somos
con una pequeña sonrisa en su rostro. Él es de mi tamaño, lo que le hace más
pequeño que la mayoría, pero abultado, lo cual me hace querer flexionar los brazos
para hacer valer mi dominio masculino pero de alguna manera soy capaz de resistir
la tentación. Él es mayor que yo, creo que, tal vez por un par de años. Su pelo negro
esta, por todos lados, de esa manera intencionadamente desordenado que nunca
pude lograr. Sus cejas son gruesas y sus ojos oscuros. Tiene dientes blancos que
destellan hacia mí. Su camisa de Henley se extiende a través de sus amplios
hombros y se aferra a su pecho. Sus pantalones cortos se ven desgastados y
cómodos. Sus zapatos blancos de shell-top, sin calcetines. Su piel está bronceada,
una rareza en Seafare. Me pregunto si es su color natural. Tiene negros pelos en
las piernas que se ven gruesas y suaves. Sus pantorrillas están bien definidas, con
músculos cortados y sólido. Y luego tenía…

Wooow. ¿Qué diablos estoy haciendo?

Me aparto de él, sintiendo mi cara encenderse, sabiendo que todavía me


está mirando por la sensación punzante que está al lado de mi cabeza. ¿No estaba
marchándose? Siento un horror crecer en mi así como las respuestas a las rondas
de preguntas a través de mi cabeza, diciendo que sí a todo aunque no sé lo que
significa.

No se puede ser gay para una persona, Bear, Otter me lo había dicho una
vez. No es cómo funciona la biología.

No me jodas lado de mi cabeza. Primero David Trent, ahora este tío. Estoy
totalmente seguro de que no necesito esto ahora mismo. Nunca he sido de los que
prueban a la gente, ni siquiera cuando estaba con Anna y yo no voy a empezar
ahora. No sé a lo que daría lugar, a qué tipo de persona podría potencialmente
llegar a ser, así que es más fácil de frenar antes de que comience. Tengo lo que
quiero. No necesito nada más.

Echo una mirada por encima del chico. Él me llama la atención de nuevo y
sonríe. Él tiene hoyuelos. Mierda. Al parecer me gustan los hoyuelos. ¡Abortar!
¡Abortar!

Wow, de hombre heterosexual a puta homosexual en cuatro meses, digo.


Eso tiene que ser una especie de récord de velocidad en la tierra. Dame otros tres
meses y probablemente seré una mariposa. Tú estabas recibiendo todo cabreado a
Otter por estrechar la mano de David y aquí estás sonrojando como una colegiala
por unos hoyuelos. Vergonzoso. ¿Podría ser más obvio?

Tiene razón y lo odio. Sé que puedo ser hipócrita como el mejor,


especialmente teniendo en cuenta mis celos durante el desfile de Otter de ex
novios, que todavía me hace arder de ira. Y no es que me concentre en él, pero la
voz de la Otter vuelve a mi cabeza, diciéndome que por supuesto las demás
personas me miraban, ¿por qué no me di cuenta? No lo he notado porque no tengo
T.J. Klune Quienes Somos
tiempo para darme cuenta. No me importaba si la gente me nota, no quería ser
notado. Todavía no lo quiero. No tendría ningún problema en pasar la vida en mi
pequeño rincón del mundo, contento con lo que tengo. No necesito a nadie para
revisarme. Tengo a Otter. Sólo me importa lo que él piensa, no me importa lo que
piensen los demás de mí. No lo hago.

La clase ha terminado antes de que pueda darme cuenta de que el tiempo


haya pasado. La gente empieza a barajar la manera de salir por la puerta. Meto mis
libros de nuevo en mi mochila y me pongo de pie para irme cuando se pone delante
de mi escritorio.

—Transformers, ¿eh? —Dice, con su voz profunda—. Eso es diferente.

—Es una larga historia —murmuro de pie y caminando hacia la puerta.

Viene detrás de mí—. Así que, ¿qué es?

— ¿Que es qué?

—¿La historia? Cualquier persona que lleva esto alrededor y dice que hay
una historia no puede simplemente irse sin explicarlo en primer lugar—. Él camina
rápidamente a mi alrededor cuando salgo de la sala de clase, de pie delante de mí,
obligándome a detenerme. Casi me choco con él, mis brazos rozando contra los
suyos. Él huele a manzanas especiadas, a sidra, un olor agudo. Mis ojos chocan con
los suyos, son oscuros, casi negros. Demasiado cerca. Doy un paso atrás.

— ¿Cuál es tu nombre? —Pregunta.

— Bear ─le digo mirando a todas partes menos a él.

—Eso es inusual.

—Es una larga historia.

—Parece que tienes un montón de ellas—. Puedo oír la sonrisa en su voz.

—Supongo.

Él extiende la mano, agarra la mía y la sacude. Su palma es cálida, sus manos


se sienten ásperas y trato de no darme cuenta de la forma en que sus uñas raspan
contra mi piel mientras se agarra con fuerza.

—Soy Isaíah.

Ya es oficial: Dios me aborrece. Jonás. David. Isaíah. Ha puesto a estos


hombres en la Tierra específicamente para joderme y hacerme perder la cabeza.
Trato de recordar quién era Isaías en la Biblia. Un profeta, tal vez. Pero entonces,
¿no eran todos ellos un profeta de algún tipo? No importa que forma bíblica es,
supongo, lo que importa es que está todavía agarrándome la mano, a pesar de que
T.J. Klune Quienes Somos
dejó de sacudirla hace un tiempo y ahora sólo estamos cogidos de la mano y me
está mirando, esperando a que diga o haga algo.

¿Qué debería hacer? ¿Felicitarlo por su nombre? ¿Decirle que me tengo que
ir? ¿Salir en la dirección opuesta?

O le podría decir gracias, pero no gracias, señalándome. O puedes abrir la


boca y decir: “Yo sé lo que esa mirada en tus ojos significa y me siento halagado,
pero estoy viendo a alguien, bueno, más que ver a alguien, vivo con alguien. Amo a
alguien. Él es lo mejor que me pudo haber ocurrido en mi corta y un tanto azarosa y
miserablemente vida” habla, Bear, te estás avergonzando a ti mismo.

─ Encantado de conocerte ─me las arreglo para decir tirando de mi mano


soltándome.

¡Oh, Bear!

Isaíah parpadea con otra sonrisa hacia mí antes de cruzar los brazos sobre
su pecho. Trato de no notar cómo los músculos se amontonan en los brazos contra
la manga de la camisa. Casi gano esa.

—Entonces, Bear y Transformers. Dos historias largas, elige una y vamos.

—Mi hermano pequeño —explico. Y luego me detengo.

Él ladea la cabeza hacia mí—. Tu hermano pequeño...

—El hizo ambas. El Chico es así—. ¡Oh, por favor, por una vez, no me dejes
hablar!

—Ya veo —dice Isaíah, obviamente no lo entiende.

Pero yo no quiero explicar con más detalle. Me siento mal. De pronto no


quiero nada más que ver a Otter para escuchar su voz. A pesar de que sólo han
pasado un par de horas, se siente como días y semanas desde que lo había visto por
última vez. Años. Habíamos hecho un capullo este verano pasado, envolviéndonos a
nosotros mismos mientras nos enfrentábamos, luchábamos, amábamos y perdíamos,
pero no podíamos estar lejos del mundo real siempre, desde que el futuro se
convirtió en el presente. No creo que me importe sin embargo. Lo único que quiero
ahora mismo es tener sus brazos alrededor de mí, mi frente contra su pecho, su
barbilla en la parte superior de mi cabeza y esas grandes manos frotando mi
espalda lentamente, diciéndome que todo va a estar bien, que todo va a salir bien.

— ¿Cuál es ese miedo en el que la gente tiene miedo de salir a la calle? —


pregunto a Isaíah, porque no puedo recordar lo que es. Si el Chico hubiera estado
aquí, le preguntaría, pero no está conmigo tampoco. Esto me empieza a quemar aún
más y creo que es posible que haya ido adquiriendo una codependencia mucho más
allá hasta un lugar mucho más aterrador. Estoy muy mal con eso.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿La agorafobia? —dice Isaíah.

—Así es —digo con entusiasmo—. ¡Nunca puedo recordar eso!

—Eres un poco... extraño, ¿no? —Me pregunta, dando un paso más cerca.
Huelo las manzanas especiadas de nuevo y me recuerda a Halloween. No sé por qué
mi mente hace esa conexión.

—A veces —le digo, tratando de dar un paso atrás—. Trato de no hacerlo un


hábito, ni nada. —Mi espalda golpea una pared. La gente está caminando alrededor
sin importarle lo que me está pasando. Quiero pedir ayuda, para dejar mi propia
estupidez, pero no puedo. No viene al caso.

—Me gustas extraño —me asegura con sus rodillas chocando con las mías.
No puedo dejar de pensar que estamos más o menos la misma altura, ya que
nuestras ingles están alineadas entre sí, Otter es mucho más grande que yo. Eso
no sucede con él—. Y me gusta la forma en que estabas mirándome allí.

— ¿Cómo estaba mirándote? —pregunto, sinceramente curioso.

—Como si hubieras visto algo que te gusta —dice con confianza—, pero
fueras demasiado tímido para preguntar.

— ¿Así que piensas que soy tímido y extraño? —pregunto, preguntándome si


debería correr o quedarme donde estoy—. ¿Y es por eso que estás hablándome? No
creo que eso sea halagador para cualquiera de nosotros.

Nosotros. Nosotros. Tú y yo.

Se ríe y es una risa profunda y masculina, un ruido sordo que se arrastra


fuera de su pecho—. Me gustas, Bear —dice y sus ojos no se apartan los míos. Se
mueve hacia adelante otra pulgada más, pero es suficiente para que la parte
delantera de sus pantalones cortos roce contra el botón del cierre de mis
pantalones vaqueros─. ¿Cuál es tu siguiente clase?

—Gramática 101 —Creo que le digo—. Las clases principales ya sabes. Sólo
para volver a clases.

— ¿Y cuántos años tienes?

—Veintiuno —le digo, a pesar de que quiero decirle que no es asunto suyo y
por favor si no le importa solo, ¿podría dar un paso atrás?

—Tengo veintidós años—, dice él, poniendo la voz aún más baja. Se sacude
contra mi frente de nuevo—. Eres un chico guapo, ¿lo sabías? —Pienso en cosas
como gatitos muertos y gusanos porque puedo sentir mi sangre corriendo al sur y
estoy horrorizado y casi asombrado, que alguien aparte de Otter pueda conseguir
esta reacción en mí, alguien con quien además de él puedo abrirme. David Trent es
T.J. Klune Quienes Somos
quien empezó, Isaíah es quien le continúa. La caja de Pandora está abierta y no sé
cómo cerrarla de nuevo.

— Solo soy... aseado ─le digo, tragándome el nudo en la garganta.

Entonces estoy salvado ¿o pillado? Cuando oigo una voz gritar: —¿Bear?
¿Qué estás haciendo?

Anna. Oh, gracias a Jesús por mi ex-novia.

Isaías da un paso atrás, una mirada de disgusto cruzó su rostro antes de


que desapareciera. No me siento molesto, me siento aliviado. Mi corazón está
latiendo en mi pecho y me siento mal del estómago. Tomo una respiración jadeante
y huele a océano de nuevo, no a manzanas y a sidra ni a otoño y calabazas, ni
cualquier otra cosa que estuviera pensando frenéticamente. Y eso ayuda a despejar
la niebla de mi cabeza, a pesar de que siento el temblor de tierra debajo de mí,
como una réplica de un terremoto que no recuerdo. Me desplomo contra la pared
mientras Anna se acerca a mí, mirando a Isaías.

— ¿Qué pasa, Bear? —pregunta—. ¿Estás bien?

Asiento con la cabeza.

Ella no parece creerme—. ¿Quién eres tú? —pregunta a Isaíah, con su voz
de perra total. He estado en el extremo receptor de ese tono unas cuantas veces y
sé exactamente lo que significa. Ella está enojada. No sé por qué.

—Isaíah Serna —dice él, sin ofrecer su mano— ¿Y tú eres?

—Anna, y no me gusta cuando vengo por una esquina para ver a alguien
acosando a mi amigo. Hay una cosa que se llama espacio personal. Aprende a usarlo.

Los ojos de Isaíah se estrechan —¿Qué eres, su madre?

—No —se pega a él—. Le perdí—. Esto lo confunde, pero me hace sentir
como si una lágrima o dos pudieran fugarse si las dejaba. Así que no lo hago.

—Es una larga historia —le dice al ver su confusión.

—Parece que todo con vosotros lo es—dice, mostrando su sonrisa de nuevo,


poniendo una pequeña mirada lasciva—. ¿Ella es tu novia?

Antes de que pueda hablar, Anna interrumpe—. Solía serlo—dice ella con
frialdad, pasando frente a mí casi imperceptiblemente. Es sutil, pero me doy
cuenta de ello—. Ahora estoy saliendo con el hermano del novio de Bear. Que
resulta ser también el mejor amigo de Bear y ambos son muchísimo más grande que
tú. Así que sugiero que retrocedas, Isaías.
T.J. Klune Quienes Somos
—Anna —suspiro, sintiendo como mi pene ha crecido hasta convertirse en
una gran vagina abierta—. Tal vez podrías frenar. ¿Sólo un poco? Puedo hablar por
mí mismo ya lo sabes.

—Sí, porque antes estabas siendo tan rápido para hablar —se burla. ¿Cómo
se llamaba el tipo de la otra vez? El del corazón y el alma ¿Octavius? ¿Otthello?
Bah. No puedo molestarme a recordarlo tampoco. Qué tenía de interesante, su
hipocresía.

No lo recuerdo.

— ¿Novio? —Isaíah dice, una mirada de sorpresa que desaparece de su


rostro antes de que pueda ni siquiera estar seguro de que estaba allí.

—Novio —confirma Anna—. Pareja. El amor de su vida.

—Él es realmente guay —Digo—. Algo así como mi primer... todo.

— Y el último —dice Anna bruscamente.

Muy cierto. Eso espero.

— ¿Así que tu entonces solamente miras escaparates? —dice Isaíah con una
sonrisa de satisfacción en su rostro.

Y yo por supuesto chisporroteo—. ¿Qué...? ¿Qué...? yo nunca...

Anna frunce el ceño—. ¿En serio? —pregunta—. Eso es... peculiar.

—Hey, estoy aquí de pie —dice Isaías insultado.

—No eres tú —Anna le tranquiliza, aunque sé por el tono de voz, que no da


una mierda. Isaíah no lo sabe, pero Anna acaba de seguirle la corriente—. Bear sólo
ha tenido ojos para Otter desde que lo conozco.

— ¿Qué?

Ella se aparta el pelo de esa maravillosa manera en que lo hace—. Oh, por
favor, Papá Bear, ni siquiera trates de disimular. Lo sabes tan bien como yo.

— Bueno, sí, supongo. Tu y yo nunca lo hemos dicho en voz alta ¿Sabes? El


uno al otro.

Sus ojos se abren—. Mierda, ¿admites eso?

Me encojo de hombros sólo porque no sé qué más decir. Es algo que he


pensado largo y tendido en los últimos meses y a pesar de mis acciones,
independientemente de lo que podría haber dicho en el pasado, he llegado a la
misma conclusión, que una parte de mí, si sabía que siempre quise a Otter.
Intelectual, mental y físicamente. Al crecer, él era el que yo admiraba, aquel cuyo
T.J. Klune Quienes Somos
rostro no podía esperar para ver. Él era el hermano mayor guay que no podía hacer
nada malo. Él era el que me detuvo cuando todo se fue al infierno. Puede que mi
madre me hubiera roto cuando se fue, pero Otter me destruyó cuando salió
corriendo. No me engaño con la diferencia, ya sé lo que significa. Eso es una cosa
con la que no estoy confundido. El resto... bueno, el resto no lo sé. Estoy
confundido por qué me parece que estoy notando a otros chicos y la sensación está
creciendo exponencialmente más allá de mi control. No es correcto. No debe
suceder.

—¿Qué pasa con esa mirada? —Escucho a Isaíah preguntar.

—Esa es la cara de pensar —responde Anna.

—Oh.

—Tengo que llamar a Otter —les digo. Me siento raro, necesito escuchar su
voz.

─—¿Su nombre es en realidad Otter? —pregunta Isaías. ¿Y tú eres Bear?


Déjame adivinar… ¿larga historia?

Empiezo a contarle la historia, por alguna razón, pero me da corte—. Bear y


Otter —Anna está de acuerdo—. ¿Y tú y yo nos alejamos y dejamos a Bear usar el
teléfono? O mejor aún, ¿tú te aleja... para siempre?

—Anna —le regaño—. No seas grosera. Isaíah es... agradable.

¿Agradable? se ríe La Voz. Esa es una buena forma de decirlo. Si por


agradable quieres decir que se te pone la polla en movimiento, entonces sí, Bear, él
es bueno.

— ¿Ves? —dice Isaíah—. Estoy bien. —Le da su mejor sonrisa, llena de


dientes blancos y hoyuelos y miro hacia otro lado. Él es muy agradable.

—Conozco a la gente agradable como tú. Sólo porque Bear sea ingenuo no
significa que todos los demás en su vida lo seamos.

—Hey, no soy ingenuo…

—¿Sabes lo que es divertido? —dice Isaíah—. Cuando conoces a alguien por


primera vez y llega a ser una perra. Me encanta eso.

Uh, oh.

Los ojos de Anna se estrechan—. ¿Disculpa?

—Nosotros ya nos íbamos —le digo a toda prisa, agarrando a Anna por el
brazo y tirando de ella tan rápido como puedo—. Te veo luego.
T.J. Klune Quienes Somos
—Vete porque tenemos la misma clase —dice, sonriéndome, causando
revoloteo en mi estómago—. Que comienza en quince minutos. Te voy a guardar un
asiento —Él me guiña el ojo y luego gira sobre sus talones y camina en dirección
opuesta. Me detengo a mí mismo antes de echar un vistazo a su culo.

— ¿Qué demonios fue eso? —Anna se encara conmigo cuando doblamos la


esquina—. ¿Estás jodidamente loco?

—¿Desde cuándo has empezado a pensar que necesito tu ayuda? —Pregunto


irritado.

Ella me mira horrorizada—. Um, ¿tal vez desde que vi a un extraño


presionándote contra la pared mientras se frotaba contigo? Bear, te conozco, sé
que no eres tan estúpido. ¿Te importaría decirme qué está pasando?

Froto mis manos sobre mi cara—. Mierda. ¡No lo sé!

Ella abre su boca, pero parece cambiar de opinión. Pero entonces dice: —Tú
y Otter no está teniendo... problemas. ¿Correcto?

Niego con la cabeza—. No, no lo sé. Parece pensar que voy a hartarme de él
y que voy a querer ver a alguien más por ahí. Ya sabes... otros chicos. Y luego está
el hecho de que todo el mundo con el que él ha estado antes de mi parecen que han
salido de un anuncio de alguna playa a cámara lenta.

Ella resopla—. ¿Y tú no?

— ¿Correr en cámara lenta en la playa? Por supuesto que no

Ella pone los ojos en blanco—. ¿Quieres ver qué más hay por ahí?

El pánico araña mi estómago—. ¡No!

—Entonces, qué ¿eres gay ahora? —Ella casi parece herida.

Me quejo—. No sé, Anna. Pero si me siento atraído por Otter, por lo tanto la
lógica dicta que voy a estar atraídos por otros chicos también. No se puede ser gay
por una sola persona.

Oh, así que ahora crees en eso. Que divertido.

— Así que te sientes inseguro debido a los exs de Otter…

— No estoy inseguro.

—… porque son todos caliente o lo que sea…

—Como si ellos fueran actores porno…

—…y Otter tiene dudas…


T.J. Klune Quienes Somos
—Él no…

—…y por alguna razón pareces estar demostrando ser ciertamente un


estúpido…

— ¿Demostrando? Ey, espera un maldito minuto.

—Quiero decir, ¿Qué clase de nombre es Isaíah? Tu nuevo novio suena como
una herramienta.

—Aun no lo conozco.

—Y tienes al mejor hombre esperando en casa…

— ¡Lo sé!

Ella me mira—. ¿Quieres follar con otros chicos o no?

—No lo sé —le digo sinceramente después de un tiempo—. Creo que no.

— ¿Y eso es debido al pasado de Otter o el tuyo?

—Mierda.

—Exactamente.

—No le puedo perder, Anna —le digo sonando desesperado.

—Entonces es bastante simple: no lo hagas. Llego tarde a mi siguiente clase,


me tengo que ir—. Ella empieza a alejarse—. Llámalo, Bear —dice ella por encima
del hombro—. No seas idiota y dejes que esto te supere como haces siempre.
Otter se merece algo mejor que eso. Termínalo antes de que ya no tengas el
control sobre eso.

Estoy marcando incluso antes de que ella deje de hablar.

—Hey —dice Otter mientras coge el teléfono—. ¿Cómo fue tu primera


clase?

—Un tipo se pegó a mí y me apretó contra la pared, y necesitaba oír tu voz


—le digo.

Silencio. Entonces—, ¿Estás bien?

—Sí.

—¿Te duele? —Él está enojado.

—No. No, no fue así. ¿Por qué tenías que decirme que la gente me mira?
¡Ahora la gente piensa que soy irresistible!
T.J. Klune Quienes Somos
Se ríe, pero no suena como que lo encuentre gracioso—. Te lo dije pero no
me crees.

—Anna me salvó de Isaíah —Me quejo.

—Oh. ¿Ese es su nombre?

—Sí—. muerdo mi labio inferior.

—¿Y tú querías ser salvado? —Suena vacilante.

—No seas estúpido.

—Eso no es responder a la pregunta.

—Puedo manejarlo. Está empezando a molestarme que todos penséis que


necesito su ayuda. No lo necesito, puedo hacer las cosas por mí mismo.

—Eso siempre te ha cabreado y todavía no has respondido a la pregunta,


Bear.

—Vete a la mierda, Otter—. Le cuelgo.

Y le llamo de vuelta—. Sabes que la mierda no va conmigo —gruñe mientras


responde.

— Lo sé —le digo en voz baja—. ¿Vas a romper conmigo? —Cristo, no me


gusta cómo suena pero no puedo evitarlo.

Se ríe de nuevo y suena un poco mejor—. No, Cariño, ¿por qué siempre
piensas eso?

Él nunca me ha llamado así antes. No somos de palabras cariñosas ni él y ni


yo y mis ojos empiezan a arder—. No lo sé ─me las arreglo para decir.

Él lo sabe, lo sabe todo—. ¿Cuánto tiempo tienes hasta que tengas que llegar
a clase?

—Diez minutos.

—Bien. Voy a decirte algo, ¿de acuerdo? Y quiero que me escuches sin
hablar, sin interrupciones, sólo escucha. ¿Vale?

—Vale.

—Un día, hace mucho tiempo, tenía dieciséis años de edad. Fue un estúpido
día normal. Estaba sentado en el sofá jugando a los videojuegos cuando oí el timbre
de la puerta. Sabía que el amigo de mi hermano iba a venir, así que le grité para que
bajara, pero no me oyó. El timbre sonó de nuevo y me levanté para abrir. Había un
pequeño chico escuálido esperando en el otro lado, parecía que estaba aterrorizado
T.J. Klune Quienes Somos
y yo no sabía por qué. Le dije mi nombre y él me gritó un poco y luego Creed bajo
por las escaleras y el pequeño se había ido con él. No fue hasta más tarde esa
noche que lo vi de nuevo, en la mesa y fue entonces cuando él me nombró. Él no me
lo dijo a la cara ya que en realidad provenía de Creed, pero él me nombró, no
obstante y de ahí en adelante fui Otter.

Sé esto, sé todo esto. Pero, ¿por qué se siente tan diferente escucharlo de
él? ¿Por qué no quiero que se detenga?

—Te vi hacerte mayor —dice con voz suave—. Vi a todo en lo que creías
derrumbarse a tu alrededor. Yo era en parte una de las causas de eso, sólo porque
sabía que te amaba, incluso entonces. Me fui, pero no te olvide. Volví y encontré a
un ser más fuerte de lo que nadie tenía derecho a ser. Un poco frío, tal vez, pero
fuerte. No pensé que podías sentir por mí lo que yo sentía hacía ti, incluso si una
parte de mí sabía que lo hacías. No era algo que pensé con frecuencia porque hacía
que me doliera la cabeza el no saberlo. Y luego te veía con Anna, la odiaba, al menos
en parte, por tener lo que yo quería, lo que pensé que era mío. Y tú me odiabas por
volver y no trates de decir que no. Te conozco, Bear. Sé lo que piensas, lo que está
en tu corazón.

Dice la verdad, le odie y por breve que podría haber sido todavía estaba allí,
vidrioso y agudo, consumiéndolo todo. Él era mi madre, sus acciones eran las
mismas, pero mucho peor. Nunca esperé mucho de ella pero lo esperaba todo de él.

— Pero algo sucedió. No sé cuándo, no sé si fue ese primer beso antes de


irme, o la primera vez que te pusiste sobre mi pecho que.... algo cambió en ti y que
te trajo a mí. Yo quería, deseaba y oré por eso, pero nunca quise que sucediera. Yo
no quería causarte más dolor de lo que ya te había hecho. No quería hacer daño a
nadie, pero no podía decirte que no a ti, no puedo decirte que no a ti, nunca he sido
capaz de hacerlo. Es por eso que me marche y es por eso que regresé. Es posible
que no creas todo esto, igual que tú no crees en ti mismo, pero vine de nuevo por ti.
A pesar de que me dije que no era por eso, lo sabía. Volví por ti y me prometí que
nunca más iba a dejarte ir otra vez—. Suspira—. Todo lo que quiero es envejecer
contigo y saber que un día sólo vamos a ser tú y yo y vamos a ser capaces de mirar
atrás y estar orgullosos de lo que hemos hecho con nuestras vidas. Quiero saber
que me perteneces a mí y yo te pertenezco. Te amo con todo lo que tengo y puedo
prometer que nunca voy a dejarte. No podría, aunque quisiera hacerlo.

—No va a ser perfecto, Bear; nunca nada lo es en realidad. Habrá días en


que estemos enojados entre nosotros y días en los que parecerá que el mundo es un
lugar de mierda en mal funcionamiento, pero no importa porque voy a tenerte a ti a
el Chico así como ambos me tenéis a mí, sea lo que sea que pase... —Hace una pausa
por un momento y toma una respiración profunda antes de continuar. Ojalá que no
lo hiciera porque sé lo que viene—. Si sientes que necesitas acostarte con otra
persona, entonces dímelo. Puedo estar ahí contigo cuando suceda o puedes hacerlo
por tu cuenta. Me gustaría esperar por ti, a que... lo sacaras de tu sistema o lo que
T.J. Klune Quienes Somos
sea. Si lo haces entonces podemos seguir adelante y si no lo haces... bueno, si no lo
haces podemos tratar con eso después, pero no te voy a detener, Bear. Nunca.

—Cállate —le digo con voz ronca—. Sólo detente.

—Bear —advierte—. No se puede sólo…

—No, ¡Escúchame! No puedes decirme que me quieres y luego decir que me


permites que folle con otros, Otter. ¡No es justo, no quiero y es una gilipollez decir
Eso! No puedes querer eso.

—Si es lo que hay que hacer para que te quedes conmigo —gruñe—.
¡Entonces sí, acepto cada palabra de mierda! Has estado con dos personas toda tu
vida, Bear. No vas a saber qué quieres a menos que lo veas por ti mismo.

—¿Es eso? ¿Esa es tu única razón? ¿Estás seguro de que no es porque


quieres follar por ahí? ¿Ofreciéndome una vía de escape para que puedas entrar en
ella? ¿Me dices que me folle a alguien más para que puedas hacer lo mismo?

Suena sorprendido y enojado—. Diablos no. ¿Cómo puedes pensar eso?

— Entonces no me digas gilipolleces! —Grito hacia él, sin importarme quién


está escuchándome. Estoy aterrorizado ahora, más de lo que he estado desde hace
tiempo. No puede haber querido decir todo lo que acaba de decir. No pudo hacerlo,
porque solo la idea de alguien que no sea yo tocándole me hace subir a la maldita
pared. Quiero romper cosas—. ¿Eso es lo que realmente quieres que haga? ¡Dime
que es lo que realmente quieres!

— ¿Lo que realmente quiero? —─Dice con severidad—. ¿Quieres saber lo


que realmente quiero? No quiero que nadie ponga sus malditas manos sobre ti nunca
jamás. Quiero montarme en mi coche en este momento e ir a la escuela y encontrar
al maldito tipo que piensa que puede tocarte o que incluso puede respirar el mismo
aire de que lo que es mío y quiero hacerle daño, romperle los dedos y darle una
patada en la cara hasta que sangre. Quiero que sepas que sólo me pertenece a mí y
a nadie más. No quiero que folles y no quiero estar allí si lo haces, porque voy a
terminar matando a la persona que toque tu polla. Es mía, eres mío. Esto me haría
ponerme enfermo, sabiendo lo que tendría que hacer para mantenerte, lo que iba a
tener que dejarte hacer antes de fueras completamente feliz conmigo y…

— ¿Eso es lo que piensas de mí? —Lo acuso—. ¿Crees que es sólo cuestión de
tiempo antes de que te engañe? ¡Jesús, Otter, estás haciéndome sonar como un
idiota y ni siquiera he hecho nada!

— ¡Pero querrás! —me grita—. ¿Cómo diablos puede saber lo que quieres?
¡Eres un crío!

—¿Sólo un crío? Vete a la mierda, Otter. ¿A qué diablos viene esto? Acabas
de decirme que me amabas y que no querías que nadie más me tocara, ¿pero ahora
T.J. Klune Quienes Somos
soy estúpido? ¿Soy solo un crio? ¡Vete a la mierda! He pasado por más mierda de lo
que nunca has tenido. ¿Crees que fue difícil para ti irte a San Diego? Oh pobre de
ti, ser rico y tener un puto novio y la vida que querías vivir. Pobre jodido Otter, que
no podía dejar de pensar en un chico que había dejado atrás, que le hacía sentir
culpable. No me llames crio, Otter, cuando he visto más de lo que una persona
nunca debería tener que ver, hecho más de lo que una persona nunca debería tener
que hacer y he renunciado a todo para que mi vida sea como es, para protegerme y
para proteger a el Chico. Tú no has renunciado a nada.

Él empieza a dar marcha atrás, puedo oírlo en su voz—. Bear, yo…

—¿Eso es realmente todo lo que piensas de mí? Pensé que habíamos


avanzado más, que lo que habíamos pasado significaba más entre nosotros que esto.
Sé que piensas que soy joven y sé que crees que no he visto qué más hay por ahí.
Tal vez algún día querré. No lo sé. Pero no quiero ahora. Ahora, lo único que quiero
es a ti. Tenía miedo de hoy y ¿qué hice? Te llamé. Eso es lo que siempre hago.
Siempre que todo llegó a ser demasiado, cada vez que siento que todo se derrumba
sobre mí, me dirijo a ti. Tú eres el que me mantiene a salvo, el que me mantiene
cuerdo. Al menos pensé que lo hacías. ¿Ahora? ¿Ahora me entero de que no confías
en mí? ¿Qué quieres que me vaya a follar por ahí para sacarlo de mi sistema?
¿Quién demonios te crees que eres?

No puedo creer las palabras que están saliendo de mi boca, la forma en que
estoy tratando de cortar, tratando de hacer que se queme. Mi corazón está
tronando en mi pecho y el sudor gotea por mi cara pero no puedo parar. Me siento
como que me asfixio, que me estoy ahogando, pero lo necesito para que me
escuche, para parar este terror en mi cabeza y mi corazón.

—No creo… —Trata de nuevo, sonando molesto.

—Ese es tu problema, ¿no? ¿No me crees? Lo acabas de demostrar. Tú ves


algo que deseas y vas a por él. David, Jonás, Yo… y me tienes, Otter. ¡Me tienes
más de lo que podrías saber y todavía me estás empujando lejos! ¿No entiendes que
Te amo? ¿Qué te necesito? Tú me dices lo mismo, pero en este momento yo no sé
qué pensar, en que creer. Te he dado todo. ¿No te das cuenta? Sí, he pensado en
ello. Sí, no sé lo que eso significaría para ti, para mí y para el resto de nuestras
vidas, pero maldita sea, quiero probar, Otter. Quiero demostrarme a mí mismo que
lo podemos hacer. No necesito a nadie más. Sé eso. Lo sé. Te necesito, eso es todo
lo que siempre he necesitado. No lo hagas más difícil de lo que ya es—. Sólo ahora
puedo detenerme y tragar aire como si de pronto aprendiera a respirar. Me siento
febril y tembloroso y mi mano esta como una llave inglesa agarrada alrededor de mi
teléfono. Me sorprende que no se haya hecho añicos. Me siento culpable y siento
como aceite caliente dando vueltas en mi estómago, casi me obligó a vomitar y
rodee mis brazos alrededor de mí.
T.J. Klune Quienes Somos
Jesús. Esto no puede estar pasando. No puede terminarse por algo tan
jodidamente ridículo.

Ah, pero tal vez ese es el problema, me respondo. Tal vez el problema es
que piensas que es ridículo. ¿Crees que estas asustado? ¿Crees que tienes miedo?
¿Cómo debe ser esto para él? Sí, ha habido un David, un Jonás y tal vez ha habido
un Judas y un Poncio Pilatos también, pero es posible que nunca lo sepa. Pero, de
nuevo, una vez más has hecho esto, tú y solo tú lo has hecho. Es tan fácil dejarse
caer en esa ira autosuficiente, ¿no? ¿Qué fue lo que dijiste una vez? Es uno de mis
Bear-ismos favoritos: es mucho más fácil odiarlos cuando se van. ¿Es eso lo que
quieres? Porque eso es lo que va a pasar. Apartarte. Volver a distanciarse.

Pero él…

Atrás, Bear. Lo has acorralado y nada será resuelto ahora. Atrás. Apágate.

—Te quiero, Bear —dice en voz baja con su voz áspera—. Pero no sé si eso
será suficiente para ti.

Mi respiración se atasca en el pecho—. Otter…

—Me tengo que ir. Te veré en casa más tarde—.

Y luego se ha ido.

Isaíah me espera cuando nuestra clase de gramática termina un par de


horas más tarde. Ya he terminado por ese día, pero no de por vida, no recuerdo una
sola cosa que se supone que deba haber aprendido. Quería ir a casa, pero de alguna
manera fui capaz de convencerme de que era probablemente mejor que no perdiera
las clases el primer día. Por eso de las malas impresiones y todo eso.

Pero Isaíah está de pie allí, esperando a que yo arrastre mis pies hacia la
puerta, con mi mente a un millón de millas de distancia, preguntándose hasta qué
punto de jodidamente mal metí la pata, tratando de pensar en maneras de
conseguir que Otter hable conmigo. Le envié mensajes hasta tres veces durante los
últimos noventa minutos, pero no he recibido una respuesta. Él siempre responde,
lo que significa que o su teléfono está apagado o me está ignorando. De cualquier
manera, es una jodida mierda.

¿Sabes lo que me gusta? Tener epifanías después del hecho. Tú sabes de


qué estoy hablando. Cuando has luchado, peleado, gritado y mordido y te alejas a
lamer tus heridas, sólo para llegar a la conclusión de que debías pasar por toda esa
T.J. Klune Quienes Somos
estupidez para llegar a ver la luz del sol. Odio la retrospectiva porque es brutal y
flagrante y ese sentimiento de "lo que debería haber hecho" es tan evidente que se
siente como ácido en mi piel.

¿Mi epifanía? No necesito follar con nadie más. Todo el mundo mira. Eso no
significa que todo el mundo tenga que tocar. No necesito a nadie más. La idea de
que lo haga alguien que no sea Otter me hace mal en el estómago. Así mierda, ¿Que
Isaíah puede hacer que se me ponga una erección? Es la naturaleza humana. Él está
bueno. Afecta a mi polla pero no afecta a mi corazón. Incluso si tuviera que darle
una oportunidad, no hay manera de que alguna vez pudiera ser para mí lo que es
Otter. No hay manera de que alguna vez pueda ser el hombre que he amado desde
que era un niño. Puedo decir que ahora, sin embargo lo difícil que es para mí esto.
Lo puedo decir ahora porque es verdad. No necesito a nadie como necesito a Otter.
Sin él estaría perdido.

—¿Estás bien? —Demanda Isaíah—. Te veías como una mierda cuando


entraste en clase.

—Estoy bien —le digo y pienso que podría decir lo misma—. Tuve un
problema con una llamada telefónica antes de venir, pero voy a arreglarlo.

— ¿Con Seal?37

Pongo los ojos en blanco—. Es Otter, pero eso lo sabías ya

Sonríe mientras me sigue cuando empiezo a hacer el camino hasta la


explanada del aparcamiento. Tengo que llegar a casa para ver cómo esta Ty antes
de tener que ir a trabajar. Estoy tentado a llamar para decir que estoy enfermo y
conducir directamente al estudio y asegurarme de que Otter no olvide lo que soy y
lo que significa para mí, pero sé que él, por el momento, necesita su espacio para
pensar las cosas. Va a estar en casa esta noche y voy a hacer que escuche.

—Sí, bueno, es ridículo, no importa cómo se diga —dice Isaíah—. Pero, en


serio, ¿estás bien?

—Sí, peleamos sobre una estúpida… espera, ¿por qué te importa?

Él me sonríe con ese destello de hoyuelos, pero ellos son invisibles ahora
para mis ojos. Menea sus cejas y dice: —Tal vez podría tenerte de rebote. No me
puedes culpar por intentarlo.

No puedo parar la carcajada que se me escapa—. No, supongo que no puedo.


Mira, lo siento si Anna fue grosera, normalmente no es así.

37
Seal es foca.
T.J. Klune Quienes Somos
Él agita su mano en desechando la disculpa—. Ella sólo estaba mirando por ti,
lo entiendo. Fui un poco duro. ─Se encoge de hombros—. Probablemente no habría
funcionado entre nosotros, de todos modos.

— ¿Cómo lo sabes? —Pregunto sinceramente curioso.

—No tengo un nombre como Beaver 38 o Llama o algo totalmente cool como
vosotros dos tenéis —dice mientras pone los ojos en blanco—. Las personas con
nombres como Bear y Otter merecen estar juntos.

— ¿Sí? —Digo mientras lo miro fijamente.

—Oh, Jesús, ¿le pones esos ojos también? —Se queja, mirando como si
estuviera hablando completamente en serio—. Cristo, debe derretirse por tus
huesos.

—Cállate.

Me agarra por el brazo y me detiene—. Mira Bear, no tengo tiempo para


chorradas. Nunca lo tengo y nunca lo tendré. Si has pasado por lo que yo he pasado,
entonces sabrías que eso es cierto. Si te digo algo, lo digo en serio.

—Uh, gracias. Supongo C. asi quiero preguntarle por lo que ha pasado, pero
no sé por qué tengo que preocuparme, es confuso.

Isaíah saca un bolígrafo del bolsillo y agarra mi mano, sosteniendo la palma


hacia arriba. Empieza a escribir, se inclina concentrado y puedo sentir su aliento en
mi palma y el trazo sutil de la pluma, y echo de menos a Otter aún más. Cuando
levanta la cabeza, su rostro está a tan sólo pulgadas del mío.

—Ese es mi número, ¿de acuerdo? Llámame si sólo quieres hablar o lo que


sea. Prometo que puedo mantener mis manos quietas. A veces, es mejor hablar con
un extraño que con los que están más cerca de uno mismo. Sé que la mierda puede
ponerse dura a veces, así que sólo quiero saber si necesitas desahogarte.

Asiento con la cabeza y estoy a punto de alejarme cuando dice mi nombre


miro hacia atrás y de repente su boca esta sobre la mía, un fuerte beso breve que
me pilla con la guardia baja y antes de que pueda hacer nada se aparta—. Y —dice
con un brillo en sus ojos—, Si todo termina entre tú y Walrus39, me puedes llamar
por todo tipo de razones. Tengo curiosidad por ver si este oso tiene garras. Nos
vemos el miércoles.

— ¿Miércoles? ─Me ahogo mientras se aleja.

38
Castor.
39
Morsa.
T.J. Klune Quienes Somos
—Clase, Bear, tenemos clase ─dice sobre su hombro.

No me jodas.

No fue hasta las ocho de la noche, cuando llego a casa del trabajo, que
recibí una respuesta cortante a uno de mis SMS a Otter.

Llegaré tarde a casa, no me esperes.

Oh.

El Chico se dio cuenta de que algo estaba pasando, pero me permitió ignorar
su pregunta después de que la señora Paquinn lo convenciera, diciéndole que Otter
estaría en casa cuando pudiera. Me preguntó en voz baja si Otter estaría allí en la
mañana antes de ir a su primer día de quinto grado. Le dije que por supuesto que
estaría. Otter no se lo perdería, estaba tan emocionado por El Chico como yo.

El Chico casi parecía que me creyó.

Después de que se fuera a la cama esperé merodeando por la casa, mirando


a través de las ventanas a cada pocos minutos, esperando que los faros que se
asomaban fueran los de Otter que estaría llegando a casa y que abriría la puerta y
sus ojos se encontrarían con los míos y yo le diría que lo siento, él diría lo mismo y
aparecería esa sonrisa en su rostro iluminando el verde oro de sus ojos y me
gustaría hacerle creer que no hay nadie más, que nunca podría haber alguien más.
Que todo estaría bien ya que éramos sólo yo y él, Bear y Otter, de la forma en que
siempre se supone que seria.

Esperé.

Esperé.

Y esperé.

Y finalmente, terminé en la bañera porque los terremotos en mi corazón se


ponían demasiado difíciles de manejar fuera de este falso paraíso que era nuestro
hogar. Me estremecí contra la porcelana fría y me pregunté qué pasaría si Otter
no regresaba. Nos tendríamos que mudar, porque no podía permitirme el lujo de
vivir en esta casa por nosotros mismos. Tendría que coger al Chico y empacar lo
más rápido que pudiéramos porque permanecer aquí más tiempo no haría más que
romper mi alma. Necesitaba saber qué le diría a Tyson, cómo iba a explicarle que la
había jodido una vez más, que su hermano mayor era un puto fracaso en todo lo que
T.J. Klune Quienes Somos
hacía. Tenía que asegurarme de envolverme alrededor de él para que cuando se
rompiera, las piezas no se cayeran demasiado lejos y yo sería capaz de recogerlas
como siempre lo hacía. Incluso si tuviera que dejar pedazos de mí atrás.

Siempre con un pie en la puerta, susurro en la oscuridad, siempre esperar lo


peor porque un día lo peor vendrá.

Me acuesto en la bañera, de espaldas a la puerta porque mirar y esperar y


tener esperanza porque él vuelva es imposible. Es improbable. Él no va a venir, no
volverá a casa. Pienso que habrá recobrado el sentido. Que probablemente envió el
mensaje para decir que llegaría tarde a casa y que no debía esperar porque no
importaba lo tarde que viniera, siempre sería demasiado tarde. Me estremezco
porque tengo frío y por mucho más. Ignoro las lágrimas que se deslizan desde mis
ojos hasta mi nariz porque si no lo hago, ni siquiera la bañera detendrá mi
derrumbe y es entonces cuando caigo y recuerdo…

RECUERDO que una vez, mi madre vino a mí para pedirme un favor. Yo


tenía…

…trece años, creo que trece.

Entonces ella se acercó a mí después de llegar a casa de la escuela. Era


otoño y yo deseaba un mejor abrigo con el que calentarme o que fuera Verano otra
vez porque no podía soportar el frío, menos con una chaqueta que tenía ya tres
años y era demasiado pequeña. Mamá dijo que no me podía conseguir una nueva
porque el bebé necesita pañales. Ella dijo que eso era más importante que un
abrigo. Dijo que si tenía frío sólo debía llevar dos pares de calcetines y un
sombrero porque el calor se escapaba por sus pies y por la cabeza. Le dije que eran
mis brazos los que estaban fríos, no mis pies ni mi cabeza. Al final ella se rio y me
dijo que era divertido y yo…

El estúpido bebé de mierda lo arruinaba todo.

…mirando desde la distancia murmuré que no estaba tratando de ser


divertido, que no estaba destinado para ser divertido. Pero ella se había reído, con
un Marlboro encendido colgando de sus labios, con un humo gris azulado por encima
de su cabeza como una nube de tormenta.

Salí fuera, frotando mis brazos, tratando de conseguir hacer desaparecer


la carne de gallina y que los pelos de mis brazos se bajaran. Me pregunté si tenía
guantes y si los guantes siquiera podrían ayudar y me quedé atrapado en ese
T.J. Klune Quienes Somos
pensamiento, pensando que tal vez Otter tendría algunos extras en su armario que
podría utilizar y si sólo podía llamar y preguntarle. Él estaba en la escuela así que
no lo hice…

Quería que él no estuviera tan lejos ¿por qué tenía que dejarme?..

Quería preguntar a sus padres o a Creed, pero no quería ver la expresión de


sus rostros, esa mirada de lástima que sabía que tendrían. Ellos no eran
conscientes de hacerlo y no era su culpa, pero simplemente no quería. Pero si
llamaba a Otter, me diría si tenía algunos en su habitación y tal vez un abrigo
también, que se hubiera dejado y que me pudiera prestar y podría…

Oler como él.

Sería demasiado grande para mí, pero eso estaría bien. Me recordaría a él.

Pasé delante de la sucia cuna y miré hacia el bebé, que desvió la mirada
hacia mí y cuando sus ojos se fijaron en mi cara, sonrió tan amplio que cualquiera
habría pensado que era el sol que salía en un día nublado. Tyson gorgoteó y pateó
las piernas, arrullándome y balbuceando hacia mí como si estuviera hablándome.
Nadie entendía esa reacción, ya que sólo parecía suceder conmigo. Él nunca hacia
eso con mamá o con sus amigos, lo que iban allí, los médicos, los vecinos o con los
hombres rudos que entraban en nuestro apartamento con un aire de fría
indiferencia. Ty no le sonreía a ninguno de ellos, pero cada vez que me veía, por
alguna razón, él se reía y gorgoteaba pateando sus regordetas piernas. Si me
alejaba sin hablar con él, graznaba con ira hasta que me volvía y frotaba mis manos
en sus mejillas, su pequeña mano agarrándome los dedos, jugando con ellos como si
fueran la cosa más grande en su mundo.

Mis manos estaban frías ahora, así que soplé en ellas para que el bebé no se
congelara. Sus ojos se iluminaron cuando cayó mi mano hacia él y le tomó la cara, y
su sonrisa…

Pensé que podría odiarte, pero no puedo hacerlo.

…salió de nuevo, brillante y blandita. Con sus pequeños dientes que


comenzaban a salir. Acaricié sus mejillas con mis pulgares y se reía una y otra vez,
lo que me hizo resoplar, porque no hay nada como la risa de un niño para apaciguar.
Es un sonido libre, un sonido que no lleva el peso del mundo. Nos reímos mientras
nos mirábamos el uno a otro y trató de meter uno de mis dedos en su boca, pero no
me había lavado mis manos en todo el día así que negué con la cabeza y suavemente
tiré apartándola, y él me gritó de esa forma que sólo un niño de ocho meses de
edad puede, con la frente arrugada y su nariz roja.

—Vuelvo en un rato —le dije—. No me grites.

Lo hizo de todos modos.


T.J. Klune Quienes Somos
—Derrick, ¿eres tú? —Le oí decir en voz alta.

—Sí. Tengo que usar el teléfono—, dije, sabiendo que no iba a ser tan fácil.
Si ella me decía algo en el momento en que entraba por la puerta, entonces eso
significaba que quería algo de mí.

—Es solo un minuto. Ven acá. Necesito hablar contigo.

Mierda, pensé.

Entré en la cocina, haciendo caso omiso de ella cuando hizo tintinear los
cubitos de hielo en el vaso casi vacío de Jack. 40 Fui a la nevera, había un viejo
bloque de queso, mostaza, cerveza y leche para él bebe. El congelador tenía un
cartón de cigarrillos y dos bandejas de cubitos de hielo, ambos medio vacíos.

—Pensé que ibas a ir de compras hoy —suspiré, cerrando las puertas. Ella
dijo que lo haría, maldita sea.

—Se me olvidó ─dijo, terminándose el vaso y levantándose para echarse


otro—. Voy a dejar algo de dinero para ti en la encimera y podrás ir más tarde.
Sólo coge lo que necesites, nada de lujos. No somos como los Thompson ya sabes—.
Dijo que esta última parte con una mueca desagradable de sus labios, su opinión de
la familia Thompson bien representada. Estaba acostumbrado a ella y era capaz de
ignorarla por ese lado. Otter me dijo que no importaba, que mientras no le creyera,
siempre y cuando supiera lo que era real, todo iba a estar bien.

—Necesito que me hagas un favor —dijo y fue entonces cuando supe que
estaba jodido—. Necesito que cuides del bebé.

—¿Por cuánto tiempo?

Ella se miró las manos y levanto la izquierda para masticarse la uña del
pulgar—. Un par de días.

—¿Qué?

Ella se encogió de hombros—. Joe quiere llevarme fuera de la ciudad. Sólo


dos días.

—¿Qué pasa con la escuela? ¡No puedo llevar a Tyson a la escuela conmigo!

—Te escribiré una nota o algo así —dijo—. Diles que estás enfermo. ¡Será
como unas pequeñas vacaciones para ti también! —Ella me sonrió.

—Pero…

40
Ja k Da iel’s es u a a a de hisky.
T.J. Klune Quienes Somos
—Derrick, ¿no puedes ver que necesito esto? Toda esta cosa del bebé me ha
costado mucho, sólo necesito una escapada de un par de días. Volveré y estaré en
forma de nuevo. Ya lo verás.

—¿Adónde vas?

—Te lo dije, fuera de la ciudad.

—Sí, pero ¿dónde?

Ella entrecerró los ojos—. Eso no es de tu incumbencia. Dios, ¿por qué


diablos eres tan jodidamente entrometido?

—No voy a cuidar al estúpido bebé.

Ella se rió, una agrietada y corta risa—. Lo harás porque yo lo digo. Me voy…

Hubo un golpe en la puerta. Más de un golpe en verdad. Mi madre sonrió y


por primera vez en mucho tiempo, parecía real, como si realmente estuviera feliz,
como si realmente sonriera porque le daba la gana. Estaba lejos de eso y lo sabía.
Podría ser sólo por un par de días, pero eran dos días que sentía que necesitaba,
que sentía que se le debían. Realmente nunca vi esa sonrisa nunca más.

—Ese será Joe —dijo ella y sólo entonces me doy cuenta de pequeña bolsa
de viaje destartalada a su lado.

—¿Te vas ahora?

Ella suspiró mientras se terminaba su bebida y se levantó. Tomó un fajo de


billetes de su bolsillo y lo dejó caer sobre la mesa, arrugados de uno y de cinco. —
Derrick, no hagas una escena. No tengo tiempo para lidiar con tu mierda en este
momento. ─Ella tomó los de cinco de la pila de dinero, dejando catorce dólares
sobre la mesa en billetes de uno—. Esto debería ser suficiente para un par de días.
Hay pañales en el armario del pasillo y la comida de Tyson está en la caja.

—Espera…

Golpearon la puerta de nuevo. Más fuerte, más enojado y Tyson comenzó a


llorar.

—Jesucristo —mi mamá murmuró mientras recogía su bolso y comenzaba a


caminar por el pasillo.

—Mamá, ¡no puedes dejarme aquí solo con él! —Estaba entrando en pánico y
mi voz que sale alta y agrietada como si fuera una cosa frágil. Ella me había dejado
solo antes, cuando había sentido la necesidad de escapar, pero no desde que Ty
había nacido. Pensé que era la única cosa buena de tenerlo a él, que de alguna
manera eso la había hecho sedentaria, que había plantado raíces como si nunca
hubiera sido capaz de hacerlo. Estaba equivocado.
T.J. Klune Quienes Somos
—Derrick, tienes trece años ahora —dijo sobre su hombro, sin detenerse—.
Es el momento de que empieces a actuar como tal—. Ella abrió la puerta y Joe (me
acuerdo que coincidí con él una vez, había sacudido mi mano y luego se olvidó
rápidamente de mi existencia) miró de brazos cruzados cuando preguntó si estaba
lista para irse. Tyson comenzó a gritar de esa manera que hacia cuando estaba
llorando y nadie le prestaba atención. Mi madre me miró y pude ver el alivio en su
rostro mientras comenzaba a cerrar la puerta detrás de ella, la tensión abandono
sus hombros, las líneas en la frente de desaparecieron y una sonrisa una vez más
apareció en su rostro—. Sólo por un par de días —me dijo.

— ¡No puedes hacer esto!

— ¡Nena! —Joe interrumpió—. Vamos tarde ya. Tenemos que irnos. ¡Cierra
la puta puerta!

—Te amo, Derrick —dijo ella mientras cerraba la puerta detrás de sí.

Tyson gritó más fuerte, exigiendo atención.

Me acerqué a él mirando hacia abajo a la cuna y el momento en el que vio mi


cara, el llanto paró y los gritos se detuvieron. Esas lágrimas de cocodrilo secándose
en sus ojos, pateando las piernas de nuevo y comenzando a balbucear hacia a mí,
poniendo las manos en alto queriéndome cerca. Me dije que no lo odiaba, me dije
que no era su culpa, que él no pidió nacer. No le se lo pidió a su madre, ella se lo dio.
No se merecía mi ira, no importaba lo mucho que quisiera hacerlo.

Suspiré mientras me inclinaba y lo cogía y se rio cuando lo levante sobre mi


hombro, sus manos inmediatamente fueron a mi pelo, tirando de él mientras me
hablaba al oído de esa manera que sólo él sabía. Caminé en círculos, tratando de
conseguir que se calmara, hablando en voz alta, improvisando historias sobre la
marcha, contándole sobre mi día, hablándole de algo estúpido que Creed había
hecho y antes de que pudiera detenerme, le dije lo mucho que echaba de menos a
Otter, como quería estar en la casa de él, como todo parecía diferente con él en la
universidad y lo diferente que era todo cuando él estaba cerca. Le dije que Otter
era cool, que era el mejor hombre, lo asustado que estaba de encontrármelo al
principio porque era más grande que yo y que nunca había conocido a un hermano
mayor antes y pensé que me iba a odiar. Le dije a Tyson que Otter me hizo querer
ser un buen hermano mayor también, que iba a hacer todo lo necesario para
asegurarme de cuidar de él. Mientras hablaba, se sentó de nuevo en mis brazos y
vio mi cara y había una chispa allí, como un reconocimiento de mis palabras en sus
ojos. Yo sabía que no me podía entender, no realmente, pero se veía como si lo
hiciera. Esa mirada lo era todo.

—Tengo que cuidar de ti —le dije en voz baja mientras sus ojos comenzaron
a cerrarse—. Eres una persona pequeña. Sólo un niño, ¿sabes? Puede que no sepa lo
T.J. Klune Quienes Somos
que estoy haciendo todo el tiempo, pero vamos a averiguarlo. Otter me enseñó, así
que creo que puedo enseñarte, supongo. ¿Vale chico?

Le puse de vuelta en la cuna, lo cubrí con una manta y lo mire un momento


odiando a mi madre, pero nunca a él. Sólo entonces me di cuenta de lo mucho que
tenía que hablar con la única persona que sabía que me podía entender.

— ¿Hola? —Dijo al contestar su teléfono.

—Pensé que estarías en clase —murmuré.

—Lo estoy —dijo Otter—. Vi que eras tú y salí. ¿Qué pasa, Derrick? Suenas
molesto—. Su voz era cálida, estaba preocupado. Era Otter y eso me calmó de
inmediato.

— ¿Voy a ser un buen hermano? —Le pregunté de pronto.

Él rió—. El mejor —dijo—, has aprendido de mí, ¿no?

Recogí una miga de la encimera—. Sí.

—Ahora dime lo que está realmente mal.

Pensé en decirle alguna gilipollez, pero sabía que iba a ver a través de mí —
Mamá se fue fuera de la ciudad.

Él vaciló levemente—. ¿Oh? ¿Ella te dejó solo otra vez? ¿Por qué no te vas a
mi casa? A mamá no le importará. ¿Quieres que la llame por ti?

—Ella dejó a Tyson también.

Hubo silencio y por un momento pensé que nos habíamos desconectado. Pero
cuando Otter, finalmente volvió a hablar, su voz había perdido el calor y se había
convertido en algo completamente distinto—. ¿Dónde se fue?

No sabía si estaba demasiado enojado conmigo o no y mi propia voz era


pequeña cuando le dije que no lo sabía.

—¿Dijo cuándo va a estar de vuelta?

—Dos días.

—Voy para casa.

Me alarmé—. Espera, Otter, no tienes que…

—Derrick —dijo con esa voz de alerta, esa voz que me volvía
completamente loco—. E─Derrick —dijo con esa voz de alerta, esa voz que me
volvía completamente loco—. sto no es tema de debate, tienes escuela mañana y
tienes que ir. Voy a cuidar a Tyson mientras estás en la escuela.
T.J. Klune Quienes Somos
—¿Qué pasa con tus clases?

Él se echó a reír de nuevo, pero era una risa dura—. La diferencia es que si
pagas para ir a mi escuela no les importa si se salta un día o dos. Tú no puede hacer
eso, tienes que ir a la escuela.

—Está bien ─le dije tímidamente—. ¿Otter?

— ¿Sí?

—No estás enojado conmigo, ¿verdad?

Sin dudarlo—. Nunca jamás —dijo—. Escúchame, Derrick McKenna y escucha


bien. ¿Estás escuchando?

—Sí.

—No has hecho nada malo, más bien lo has hecho todo bien. Tú eres fuerte,
valiente y amable, y estoy orgulloso de llamarte mi hermano pequeño. Hiciste lo
correcto al llamarme porque significa que confías en mí para ayudarte. Esto
significa que sabes que puedo estar allí para ti y eso me hace más feliz de lo que
podría decir.

Se me hizo un nudo en la garganta y no podía hacer que se fuera—. Otter…

—¿Me crees?

—Yo…

— ¿Me crees?

—Sí—. Porque realmente lo hacía.

—Bien. Estaré allí en un par de horas. Cuelga ahora, ¿de acuerdo?

Quería decirle que lo amaba, porque en ese momento no creía que fuera
posible amar a alguien más, pero eso era una estupidez, eso era gay. ¿Cómo de
marica habría sonado eso? Se reiría de mí y me diría que no debería decir cosas
así, que los chicos no hablan de esa manera. Así que en lugar de decir lo que estaba
en mi cabeza y en mi corazón, acabe diciéndole adiós.

No sé cuánto tiempo ha pasado y creo que estoy dormido y soñando


(surrealista y brillante, todo el oro y verde y cálido y bueno, a pesar de que está
tratando de empujarme fuera de su camino, él la mantiene a raya) porque escucho
T.J. Klune Quienes Somos
un suspiro que viene desde la puerta y pasos a caminar hacia mí. Alguien pasa por
delante de la repisa de la bañera y de repente me están moviendo a un lado, una
gran masa en mi espalda y un gran brazo deslizándose sobre mi pecho y tirando de
mí hacia atrás, otro brazo deslizante debajo de mi cabeza para que lo use como una
almohada eso es más duro que el suelo de la bañera. Unos labios se presionan
contra la parte posterior de mi cuello y se arrastran hasta mi pelo, y una nariz se
roza contra la parte posterior de mi cabeza y está inhalando, está respirando y hay
otro suspiro y éste suena más contenido, más como la sensación de volver a casa
después de un largo día. No abro los ojos, porque creo que todavía estoy perdido en
mi recuerdo, que la única manera de que él pudiera estar contra mi espalda es
porque quiero que sea así.

— ¿Terremotos? —Susurra mientras se enrosca alrededor de mí. Él es real.


Oh Dios, es tan real y puedo escuchar el recuerdo en mi cabeza en el que él cree
que soy valiente y fuerte, y quiero decirle que no lo soy, que ve algo en mí que no
está allí, que yo estoy débil y asustado y que no creo ser lo suficientemente bueno
para él, pero quiero intentarlo. Quiero tratar de ser la persona que piensa que soy,
porque si él piensa que yo puedo hacerlo, entonces tal vez, sólo tal vez es posible,
sólo tal vez es cierto y lo necesito para ayudarme a demostrar lo que soy. Que lo
necesito para mostrarme lo que podía ser.

Pero no digo nada de eso. No sé si podría pronunciar las palabras. En su


lugar, asiento.

Él tira más de mí apretándome contra su cuerpo e inspira de nuevo—. Yo


nunca... —Sus palabras quedan atrapadas en su garganta y lo siento agitarse detrás
de mí y es como si los terremotos nos hubieran seguido hasta aquí, en este lugar
seguro, pero luego se detiene y se aclara la garganta, pero no consigue ocultar la
humedad presionado contra la parte posterior de mi cabeza—. Nunca quise ser la
causa de esto, hacerte sentir que tenías que ocultarte aquí. Me dije hace mucho
tiempo que si tú o El Chico alguna vez necesitabais venir aquí, estaría ahí contigo
porque es mi trabajo protegeros a los dos ahora. Tú ya has hecho lo suficiente
durante todos estos años y me prometí a mí mismo que iba a estar para
mantenerlos a los dos seguros de ahora en adelante.

Me aprieta con más fuerza y quiero decirle todo, que lo amo sólo a él y que
nunca habrá nadie más para mí, que si sólo él podría abrázame como lo estaba
haciendo ahora para el resto de nuestras vidas, todavía no sería suficiente.

Pero continúa: —Y ahora estás aquí por mí, y no puedo dejar de sentir como
que te he fallado, que he roto mi promesa—. Me da un fugaz beso detrás de la
oreja, persistente y dulce—. Y no creí que pudiera hacer eso, que yo podría ser el
culpable de hacer que tengas miedo. Lo siento —dice, con la voz quebrada, mi gran
y fuerte Otter, mi hombre imperturbable, se está rompiendo en mi espalda, con los
brazos comenzando a temblar de nuevo—. Lo siento si pensaste que había dudado
de ti. Lo siento si te hice dudar de ti mismo. Nunca quise que eso. Nunca quise nada
T.J. Klune Quienes Somos
de esto. El pensamiento... la idea de perderte me aterra, Bear. No es que no confíe
en ti pero, Cristo, eres tan jodidamente joven y todo esto es tan nuevo para ti.
¿Qué pasa si hay algo mejor por ahí para ti? ¿Qué pasa si soy yo el que te detiene?
Nunca podría perdonarme si te quité de ser feliz, de descubrir quién eres, no
importa si yo pensaba que sabía que ya lo eras.

Suspira en mi pelo, su voz es más fuerte y me da otro suave beso. ─Te


quiero, Papá Bear. Como nunca he amado a nadie más en mi vida. Siempre te amaré,
no importa lo que pase en el futuro, no importa lo que haya sucedido en el pasado.
Tú eres mi familia ahora y Ty. Ya sabes que siempre has sido parte de nuestra
familia con mis padres y Creed y ambos aún lo sois. Pero ahora me perteneces,
ahora los dos sois míos y me propongo hacerte mío y te prometo que te lo
recordare todos los días, para asegurarme de que sabes que nunca podría querer a
nadie más que a ti, que te apoyaré no importa con qué. Es tu culpa que sea como
soy. Si soy una buena persona, si la gente me ve como tal, es porque tú me hiciste
así. Y me comprometo a pasar el resto de mi vida haciéndote sentir seguro de que
sabes esto.

Su voz se quiebra a veces y las palabras a veces se apresuraron incluso


deteniéndole. Su voz era baja y áspera, las palabras acumulan vapor hasta que la
última salió sin aliento chocando en mi oído. Su agarre sobre mi pecho creció con
fuerza hasta que se sentía como si estuviera atrapado en un tornillo de banco,
fundiendo su pecho detrás de mí. Puedo sentir su entrepierna contra mi culo y casi
pude resistir la tentación de presionarme contra él, rectificándome a mí mismo por
él. Pero fueron sus palabras, sus palabras que negaban todo lo demás, sus palabras
que me causaron jadear entre sus brazos, que dejaron que las lágrimas cayeran de
mis ojos en una carrera caliente todo porque…

Me pertenece

Aunque sabía cómo se sentía, nunca le había oído decirlo con tanta claridad
y estoy aniquilado, con mi corazón destrozado y el cuerpo débil y flojo. Está
esperando a que yo diga algo, cualquier cosa y Cristo, estoy tratando de hacerlo
pero ni siquiera puedo pensar y mucho menos cualquier cosa con coherencia que
sería remotamente cerca del regalo que él me ha dado.

Bueno, dice la Voz riendo. Siempre le puedes pedir que se case contigo. Eso
sería el mejor discurso a ciencia cierta. ¿Podrías imaginar la expresión de su cara?
Cuatro palabras, Bear. Cuatro palabras es todo lo que se necesitaría. Puede que no
resuelva todo, pero no me digas que no has pensado en ello, que no está ahí en la
parte posterior de tu mente como un mosquito zumbando en el oído. Tú lo ves, lo
deseas, lo esperas y rezas por ello, pero no lo dices. Nunca lo haces. Tiene un
nombre, sin embargo. Tú podrías dar un paso y finalmente admitirte a ti mismo lo
que realmente quieres.

Yo no... Yo... no puedo....


T.J. Klune Quienes Somos
Suspiro. Por supuesto que no puedo. No sé por qué he pensado lo contrario.
Dale lo que puedas, Bear y espera que sea suficiente.

Otter comienza a tensarse detrás de mí y he dejado que mi silencio se


alargue demasiado tiempo. He estado tan perdido en mi propia neurosis que lo ha
tomado como un rechazo, que no hablo porque no hay nada más que decir. No, no
hay mucho que decir, ni muchas palabras más elocuente que debería decirle pero
se ha quedado conmigo, para bien o para mal, en la enfermedad y en la salud
durante todo el tiempo que nos separe ,amen , amen ,amen.

Me vuelvo otra vez frente a él, su brazo se desliza fuera de mi cintura,


sigue utilizando el otro brazo como almohada y me está mirando, el oro verde
húmedo y brillante. Debe ver algo en mis ojos, porque sus hombros comienzan a
relajarse y cuando le digo que sólo él será para mí, se ve aliviado y su cuerpo
empieza a temblar de nuevo y tira con su cara hacia la mía y le beso las mejillas, los
labios, la frente y el pelo y luego acuno su cabeza contra mi pecho y él se aleja
flotando en ese alivio, pero está bien, porque yo lo sostengo. Está unido a mí, es una
parte de mí y no hay forma en que lo deje ir.

Respiramos y salimos, y por el momento, estamos vivos.


T.J. Klune Quienes Somos

6.
Donde Bear reflexiona sobre la fraternidad

— ¿Dónde estabas anoche? —pregunta el Chico a Otter a la mañana siguiente, con


una mirada de sospecha sobre su rostro, mirándonos a los dos en la cocina.

—Tuve que trabajar hasta tarde —dice Otter alegremente mientras viene
detrás de mí y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, acariciando con su
nariz mi cuello. Me dejo caer contra su pecho mientras me abraza con fuerza,
susurrando algo que de ninguna manera puedo repetir, pero no importa. Entiendo el
significado. Entiendo su punto. No nos podemos fijar, pero estamos en ello, como
detener una fuga con cinta adhesiva.

— ¿Y eso es todo? ─pregunta el Chico—. ¿No hay nada más que yo necesite
saber?

Otter aprieta mi culo antes de sentarse a la mesa con el Chico—. Nada más
que necesites saber —dice con una sonrisa, alargando la mano para alborotar el
pelo del Chico.

— ¡Otter! —Se queja el Chico—. ¡Llevo diez minutos peinándome para que la
gente me tome en serio cuando entre a clase esta mañana! Ahora tengo que ir a
rehacerlo, y se me hará tarde. Voy a tener una falta de puntualidad en mi
expediente de asistencia, entonces no voy a poder entrar en Ivy League School 41
y voy a estar aquí atrapado con vosotros dos para el resto de mi vida mientras me
revuelco en mi propia autocompasión y trabajo en McDonalds.

— Chorradas —le digo mientras le alcanzo su tazón de yogurt y granola—.


No trabajarías en McDonalds si tu vida dependiera de ello.

41
Grupo de Escuelas y Universidades que tienen en común unas connotaciones académicas de
excelencia, así como de elitismo por su antigüedad y admisión selectiva
T.J. Klune Quienes Somos
—Me siento mal por esas personas —dice con total seriedad—. ¿Os
imagináis tener que escuchar los gritos bovinos durante todo el día? Creo que sería
suficiente para volver a una persona loca.

Otter resopla—. No creo que realmente tengan una planta de


transformación cárnica en cada McDonalds, Chico. Sería en detrimento de la
piscina de bolas en la zona de juego, creo.

—A Bear le gusta jugar en la piscina de bolas, o al menos eso es lo que he


oído…

—Tyson —advierto—. Nos mantenemos decentes ahora, ¿recuerdas?


Servicios de protección infantil y todo eso. No queremos que te lleven lejos y te
dejen en un orfanato embrujado decadente sólo porque no puedas vigilar tu boca.

Mira escandalizado—. ¡Acabas de decir chorradas!42

—No, no. Dije bolcheviques4344

Inclina su cabeza hacia mí—. ¿Qué es eso?

Mierda, no tengo ni puta idea. Acabo de oír esa palabra en la TV hace unos
días en el canal de historia mientras daba una vuelta tratando de encontrar Maury
Povich. Lanzo una mirada a Otter en busca de ayuda, y me sonríe antes de volverse
al Chico—. Eran una fracción del Partido del Trabajo Social Democrático Ruso
Marxista a principios de 1900 —Exactamente. Eso es exactamente lo que quise
decir. Lo sabía completamente. El programa de Maury Povich había sido un episodio
de paternidad. Ésos son mis favoritos. El Chico era obviamente el papá del bebé,
aunque dijo que no lo era. Qué mentiroso.

— ¿De verdad? —dice el Chico secamente—. ¿Bear metió al azar el


marxismo en la conversación? Deberías haberlo intentado con algo un poco más
creíble. Algo cómo hablar sobre tostadas, o cuánto le gusta el sol porque hace que
sus entrañas se sientan calientes.

—Mejor espera a conseguir becas —le gruñí—. Porque no estoy pagando


para que vayas a la Universidad en cualquier lugar ya que estás actuando como un
idiota.

—Tal vez simplemente encontraré un papi rico, como tú —replica él.

42
Bullshit en el inglés original
43
Bolshevists en inglés original, juego de palabras con Bullshit.

44
Famoso programa de entrevistas de la TV americana.
T.J. Klune Quienes Somos
Otter se ríe. No creo que sea divertido. En absoluto. En muchos sentidos.
— ¡Él no es mi papá rico!

—Por supuesto que no —el Chico apacigua con dulzura.

—Come tu desayuno—, exijo—. Tenemos que ponernos en movimiento,


especialmente si tienes que ir a arreglar tu pelo otra vez.

—Er... —dice—. Sobre eso —Casi parece avergonzado. O tímido.

— ¿Ahora qué? —Suspiro.

El Chico mueve su granola, pensando arduamente un momento. Entonces su


frente se arruga hacia arriba, y me mira. Tiempo de Importantísima Pregunta.

— ¿Derrick?

—Sí, Tyson.

—Sabes qué lo he estado haciendo mejor, ¿verdad?

Vale. No era su habitual tipo de pregunta, pero era una pregunta no


obstante—. Lo has hecho, Chico —le digo tranquilamente—. Y estoy muy orgulloso
de ti.

Él asiente con la cabeza—. ¿Sabes cómo he estado de acuerdo en ir a


terapia aunque creo que es muy injusta y no estoy loco aunque tú pareces pensar
que lo estoy?

Ah. Ahora lo pillo. Quiere preguntarme por algo—. Correcto. Injusto. Loco.
Terapia. Continua.

—¿Y sabes que tengo nueve años y un cuarto, lo que es casi prácticamente
diez?

—Tyson, cuanto más rápido te expliques, más rápido tendrás mi decisión.

—No puedo esperar hasta tener un hermanito —se queja—. La jerarquía en


esta casa va a cambiar, eso es absolutamente seguro.

Por supuesto, dice esto justo cuando estoy tomando un sorbo de café, lo que
me causa inhalarlo, atragantarme y rociarlo desde mi nariz y boca de vuelta a mi
taza. Fulmino con la mirada al Chico mientras limpio mi cara y me mira fijamente,
como en un desafío. No. De ninguna manera voy a tocar este tema. En primer lugar
tengo pensamientos sobre... matrimonio (precipitado, por supuesto, por insistencia
de Ty y mi evidente eterna fantasía del infierno por tener una boda en una playa,
hablando de soso) y ¿ahora el Chico quiere un bebé hermano? Aún no puedo hacer
el esfuerzo para corregirle que no sería su hermano, quizás un sobrino, pero las
T.J. Klune Quienes Somos
líneas son tan borrosas sobre quiénes somos, que no creo que importe. No es que
va a suceder. ¿Qué cojones pasa en esta casa?

Me dirijo a buscar en Otter ayuda, esperando verle con la misma


incredulidad que yo, la misma expresión de terror desenfrenado, pero no está ahí.
Por supuesto no es así. Lo que hay es una expresión reflexiva, una expresión que no
espero después de escuchar las palabras del Chico. Otter está mirando a Tyson y
sonríe tranquilamente, pero hay algo detrás del oro-verde, algo que no puedo
distinguir completamente, ya sea por elección o no, no lo sé. Él debe sentir mis ojos
en él porque se vuelve hacia mí y llama mi atención y todavía no sé lo que estoy
viendo, pero asusta como la mierda. Esto es una cosa que debe ser dejado de lado
para más tarde. Muy posiblemente para siempre. Sé que hemos pasado por mucho y
que ya he comprado mi billete del tren para siempre (las metáforas son como el
crack, ¡apuesta a que no puedes utilizarlas sólo una vez!), pero eso no significa que
quiera viajar en la cabina familiar. Además, ¿cómo podríamos hacer eso? ¿Nos
gustaría adoptar a un bebé asiático como hace la gente famosa? O ¿Deberíamos
encontrar una mujer para llenarla de nuestros pequeños nadadores con una
jeringuilla para rellenar pavos (Mierda, no puedo quitarme esa imagen de la
cabeza)? ¿Dónde encuentras mujeres para hacer eso? ¿Cómo en Craigslist45 o algo
así? Puedo verlo ya:

¡Necesito una mujer para llevar nuestros fluidos!

¡Hola! Mi nombre es Bear. Soy un homosexual reacio (o, al menos, me


asemejan a uno). Mi novio, compañero de vida (¡chiste!), al parecer es como una
mujer de cuarenta años y su reloj biológico se está disparando, y no sabemos cómo
desactivar la alarma. Necesitamos una mujer (¡aja!) que nos permita poner nuestro
esperma en ella de forma que ¡podamos crear el milagro que es la vida! Usted, como
la subrogada, ¡¡¡no puede estar loca!!! En serio, ya hay bastante de eso con los
donantes, así que agravar eso sería justo hacer las cosas peor y el niño ya tendrá
bastante mierda de la que ocuparse por tener dos papás, por lo que estamos
pidiendo una historia completa de salud mental para estar seguros de que no eres
una loca de atar. También, estaría bien morena.

Ni de coña. Otter puede ponerme esos ojos dulces e inocentes hasta que se
caigan de su cabeza. No hay ninguna jodida manera de que eso vaya a suceder.
Tengo suficiente a lo que hacer frente, con el más inteligente vegetariano-
ecoterrorista en formación (aunque bien podría estar liderando-ecoterorrismo a
gran escala ya) en el planeta y el hecho de que me parece que estar pensando en
donde me gustaría ir en la luna de miel (¡Stonehenge46!) después de una boda con un
hombre que he conocido toda mi vida, pero con el que sólo he estado cuatro meses

45
Sitio web de anuncios clasificados con secciones dedicadas al empleo, vivienda, contactos
personales, ventas, servicios, comunidad, conciertos y foros de discusión
46
Monumento megalítico, de finales del neolítico, situado cerca de Amesbury, en el condado de
Wiltshire, Inglaterra.
T.J. Klune Quienes Somos
(Jesucristo, ¿Qué soy yo, un pingüino lesbiano?). No me importa si el Chico quiere
un hermanito. Le conseguiré un maldito pez dorado en su lugar y estará feliz de
que está consiguiendo algo.

— Reloj —digo entre dientes a los dos—. Estarás contento con un pez y yo
no soy un pingüino que va a Stonehenge. Craigslist no va a conseguir mis fluidos, eso
es malditamente seguro.

Otter y el Chico se miran el uno al otro antes de que el Chico diga —Creo
que ni incluso yo podría descifrarlo.

— ¿Tal vez puedes comprar pingüinos en Craigslist? ─sugiere Otter.

—No creo que tengan una sección de pingüinos— dice sabiamente el Chico.

—Ah —dice Otter.

— ¿Sobre qué estábamos hablando? —le pregunta el Chico.

— No sé — asegura Otter.

— Me estabas pidiendo algo —digo, tomando un sorbo de mi café antes de


recordar que había salido de mi nariz de vuelta a la taza.

Maldita sea.

Se ruboriza—. Oh, cierto —El Chico toma una respiración profunda—. Sé


que estás preocupado y eso me preocupa y quieres estar allí para mí pero Dominic
me preguntó si quería coger el autobús a la escuela con él hoy y dado que el
instituto está justo al lado de la escuela primaria, ¡es el mismo autobús! Y nunca me
he montado en el autobús antes y pensé ¿qué pasa si el primer día de quinto grado
es cómo se definirá el resto de mi quinto grado, no debería intentar actuar como
que encajo aunque realmente no lo haga? La mayoría de los niños coge el autobús y
creo que si no lo hago y me llevas cada día, la gente va a pensar que soy demasiado
bueno para viajar en el autobús y, luego ellos le dirán a todos que soy un estirado, y
voy a ser un paria social cuyo único atributo redentor es que voy hacer tus deberes
por ti si me dejas comer en la misma mesa que tú.

— ¿Lo tienes todo pensado, verdad? —Pregunto, divertido y triste a la vez.

—Durante días —se lamenta—. Por favor, ¿Papá Bear? ¿Por favoooooooooor?
— ¡Ah!, Cristo, está tratando de ponerme ojos de Bambi mientras echa hacia fuera
el labio inferior. Es una expresión que he visto un billón de veces antes, y me
reprendo cada vez, diciéndome que va a ser la última vez que caigo en ello.

Bien, así que la siguiente vez será la última vez que caigo en ello.
T.J. Klune Quienes Somos
—Compromiso —digo—. Otter y yo os llevaremos a ambos a la escuela hoy.
Es tu primer día y todo eso y queremos estar allí, ¿bien? Cualquier día pasado hoy
está abierto a la discusión.

—De acuerdo —dice lentamente—. Veo tu oferta y argumentaré con


permitirte llevarnos hoy si me permites al menos dos días a la semana montar en el
autobús.

—Estaremos de acuerdo —dice Otter—, si no te quejas de todo cuando


tengamos que ir a tu primera cita de terapia mañana. Tienes que darle una
oportunidad antes de decidir que lo odias.

Nos frunció el ceño a los dos—. Vosotros dos hacéis una negociación dura.
Diré que sí, si también me dais cinco dólares.

— ¿Para qué?

—No os interesa.

Finjo pensar en ello un momento—. De acuerdo.

Los tres estamos de acuerdo y suspendemos nuestra reunión de desayuno


por hoy.

Dominic mira desconfiado pero se sube en el Jeep de Otter ante la


insistencia del Chico (mientras orgullosamente proclama que me ha sacado cinco
pavos enteros, ¿no era eso muuuuuy impresionante?), mirando por encima de su
hombro a su puerta principal y a algunas casas de la calle antes de subir. Otter se
da la vuelta y estrecha su mano y yo le sonrío. Él masculla hola, mirando incómodo
las hebillas del cinturón de seguridad sobre su pecho.

Otter y yo habíamos decidido poco después de la primera visita de la


trabajadora social que veríamos cómo iba con Dominic. Todavía me parecía un poco
extraño que se colgase de Ty como lo hacía (aunque yo había hecho lo mismo con
Otter, como Georgia había señalado tan convenientemente), y estaba aún más
preocupado por cómo actuaría ahora. Mientras las palabras de Georgia habían sido
alentadoras, que parecía estar abriéndose a Tyson más que nadie, eso todavía no
significaba que él estuviera en sus cabales. No es que lo culpe. Le estudio
discretamente mientras mira a Ty (que está balbuceando acerca de cómo espera
que el quinto grado por lo menos le proporcione algún tipo de desafío) pero no sé lo
que estoy buscando. Si has visto a tu madre asesinada por tu padre delante de ti,
T.J. Klune Quienes Somos
¿lo mostraría tu cara años más tarde? ¿Se incrustaría en tu piel como un recuerdo
que no desaparece? ¿Cómo eso te moldea como persona?

Estas son preguntas que Otter y yo nos hacíamos pero no obteníamos


ninguna respuesta. Estuvimos de acuerdo en permitir al Chico ver a Dominic,
siempre y cuando estuviera uno de nosotros alrededor para mantener un ojo en las
cosas y para asegurarse de que Dominic no ve un par de tijeras que sintiera que
tenía que coger. Nos habíamos reído disimuladamente de esto, incapaces de
pararnos nosotros mismos, ruborizándonos en el horror de todo ello. Me
preguntaba si podría hacer algo como eso, si la situación lo requiriera. Sólo tenía
que pensar por un momento que alguien va tras el Chico u Otter para que algo más
bajo, más primario en mí me hiciera comprender que puedes apostar tu dulce
jodido culo que haría lo mismo. Supongo que la mayoría de las personas. Si es
necesario.

Eso no significa que permanezcas sano, después. Incluso si eras un niño


cuando sucedió.

Estoy a punto de mirar hacia delante de nuevo cuando oigo al Chico confesar
tranquilamente que está un poco nervioso, que está preocupado por si se burlan.
Estoy a punto de asegurarle que él va a estar bien, que si algo sale mal, puede
llamarme inmediatamente, cuando me paro por la voz baja de Dominic. Habla para
ser escuchado sobre el ruido del Jeep, y puedo distinguir sus palabras, ásperas y
gastadas—. No necesitas estar asustado —dice—. Voy a estar justo al lado. Si me
necesitas, voy a ir corriendo, ¿está bien?

El Chico asiente. Otter y yo escuchamos.

—Además, no te vayas a pensar lo peor de la gente, ¿De acuerdo?


Probablemente estén un poco raros contigo al principio y tal vez un par de personas
te digan algo, pero es sólo porque están celosos. Eres más inteligente que el resto
de ellos combinados, y algunas personas no entienden eso. Pero apuesto a que el
resto piensa que eres lo más grande que han visto nunca. Recuerda, sin embargo, si
tienes problemas, me dices, y te aseguro que te cuidaré. Nadie va a decir algo
mientras yo esté alrededor. Soy un chico grande, ¿está bien?

El Chico asiente con la cabeza otra vez, mirando extrañamente aliviado.


Dominic le sonríe tranquilamente y le da a Ty unas palmaditas en el hombro, una
vez, dos veces y luego cae su mano grande hacia abajo sobre su regazo. Trato de
ignorar esa quemadura de los celos, muy diferente de lo que había experimentado
con Otter. ¿Quién es este chico? Me pregunto una vez más. ¿Quién es este chico
que puede venir y hacer lo que ha llevado a otros años? ¡Él es mío! Él es mío, y no te
lo llevaras lejos de mí.

Siento vergüenza por tener tales pensamientos.

Conducimos el resto del camino en silencio.


T.J. Klune Quienes Somos

Nos detenemos enfrente de la escuela de Tyson. Digo a Dominic que se


siente un momento y le llevaremos al lado del instituto. Choca los puños con el
Chico, que le sonríe y salta, aparentemente más calmado de lo que había estado
antes. El Chico insiste en caminar por su cuenta (después de todo, dice, ha hecho
esto una vez o dos veces) y casi discuto con él, pero Otter toca suavemente mi
mano y sacude la cabeza. Pongo una sonrisa que se siente tensa y falsa y despido al
Chico mientras empieza a caminar lejos y perderse en una multitud con otros niños.
Me doy la vuelta hacia el Jeep cuando soy abordado por detrás, pequeños brazos
rodean mi cintura, una cara presionada contra la parte baja de mi espalda. Alcanzo
y acaricio suavemente las manos del Chico y él me gira y me tira hacia abajo por mi
mano, un fuerte agarre sobre ella.

— ¿Puedo llamarte en mi almuerzo? —susurra en mi oído, una mirada furtiva


hacia el coche me hace entender que no quiere que su nuevo mejor amigo le
escuche—. ¿Sólo para decir hola?

¡Ah, hombre! —Puedes —le digo suavemente—. Con tal que no vayas a tener
problemas por usar el teléfono. Llámame para cualquier cosa, ¿me entiendes?

Él asiente con la cabeza, jugando con mis dedos.

— ¿Seguro que no quieres que camine contigo hasta dentro?

El Chico toma una respiración profunda y sacude la cabeza—. Creo que


puedo hacerlo. ¿Crees que estaré bien?

Le sonrío y él me sonríe de vuelta—. Sé que estarás bien —le digo—. Incluso


mejor que eso.

— ¡Eh! —dice mientras deja caer mi mano.

— ¡Eh! Tú mismo —digo de vuelta.

Sus ojos encuentran los míos y demuestra una vez más que él me conoce
mejor que yo mismo: —Te quiero, ¿sabes? que Dominic esté aquí no significan que
vaya a dejar de necesitarte. Siempre voy a necesitarte, Papá Bear, así que no te
preocupes. ¿Está bien?

Cristo. Asiento, no confiando en mí para hablar. Me observa por un


momento, asegurándose de que le creo y luego suelta mi mano, saluda con la mano a
Otter que espera y se vuelve a despedir de Dominic en el coche.

Y entonces se va.
T.J. Klune Quienes Somos

Estamos entrando en la zona de aparcamiento para la siguiente parada y


estoy tratando de pensar lo que quiero decir, por si acaso, a Dominic, cuando él
decide por mí: —No voy a lastimarlo.

— ¿Qué? ─digo, incapaz de mantener la sorpresa fuera de mi voz. Otter


alcanza y toma mi mano, sus dedos entrelazándose en los míos, apretando
suavemente. Él asiente con la cabeza sutilmente hacia mí y me vuelvo a mirar a
Dominic, cuyos ojos oscuros me están esperando.

—Eso es lo que estás pensando —murmura—. Te estás preguntando si voy a


lastimarlo.

—Eso no es… —comienzo, pero luego me detengo. Cualquier cosa más sería
una mentira. Él lo sabe, yo lo sé. Él probablemente lo está esperando. ¿Cuántas
personas le mentirían en su cara? ¿Cuántos le dirían que por supuesto no creen
que…, que por supuesto confiarán en él, cómo podrían ellos no hacerlo? Esas mismas
personas son las que probablemente más miedo tienen de él. Necesito que sepa que
no tengo miedo de él—. ¿Puedes estar seguro? —Pregunto, cambiando de táctica.

Me mira momentáneamente sorprendido de mi osadía, pero rápidamente lo


cubre debajo de ese exterior duro suyo. Mira por la ventana mientras esperamos
que el semáforo cambie. Está empezando a caer una llovizna ligera. Otter pone los
limpiaparabrisas, y cepillan hacia adelante y hacia atrás.

—Sí —Dominic dice finalmente—. Nunca le lastimaría. Aunque puedo ver por
qué piensas así. ¿Georgia te contó lo que sucedió?

—Lo hizo —confirma Otter, con voz severa—. Pero habría reconocido tu
nombre, así que no estés enfadado con ella.

Él sacude la cabeza—. No estoy enfadado con ella. Tenía razón al contarlo.

Otro pensamiento se apodera mi mente—. No se los has contado a Tyson,


¿verdad?

—No —dice bruscamente—. Él no necesita escuchar nada sobre eso. Es sólo


un chico pequeño, ¿sabes?

Asiento porque lo sé. Asiento porque pienso lo mismo. Asiento porque siento
un alivio culpable de que Dominic no ha compartido su oscuridad con mi hermanito y
es lo único que puedo hacer realmente sin decir esas palabras hirientes en voz alta.
T.J. Klune Quienes Somos
De repente, Dominic se ve aterrorizado—. No vas a llevarlo lejos, ¿no? —
pregunta con un graznido, su voz más fuerte de lo que yo nunca le había
escuchado—. ¿No vas a decirle que no puede verme? —Su mirada va a sus manos,
jugando con un agujero en el muslo de sus jeans. Balancea una pierna hacia arriba y
hacia abajo, su pelo cayendo en su rostro.

—No —dice Otter—, pero nosotros queremos conocerte, Dominic. Estoy


seguro de que Ty te ha contado por lo menos parte de lo que está pasando, con
peticiones de custodia y todo eso y nosotros no podemos correr ningún riesgo. Con
nada. Me gustas, realmente me gustas, pero Ty es lo más importante aquí. Él va
primero. Siempre.

Dominic asiente con la cabeza mientras paramos en el estacionamiento del


Instituto de secundaria, la lluvia cae más fuerte ahora. Llegamos en fila detrás de
otros coches, esperamos hasta que estamos en el punto de entrega para dejarlo—Y
así es como debe ser —dice. Vacila, pero luego dice—. ¿Puede ella llevarlo lejos?

—Podría—digo, sabiendo que no hay duda en cuanto al “ella” al que se


refiere—. Pero no sin un infierno de lucha. Puede que no nos conozcas realmente
bien, Dominic, pero tienes que saber que he cuidado de Tyson mucho antes de que
entraras en su vida. Él es mío y no permitiré que nadie lo aleje de mí —Estoy
hablando más que de mi madre, y creo que él lo sabe.

Dominic mira hacia atrás por la ventana—. Le dije que tiene que ir a terapia.
Le dije que yo había ido, aunque no le conté realmente por qué. Hice algunas cosas
al respecto, acerca de por qué vivo en acogida. Pero le dije que la terapia le
ayudará a él y a ti a largo plazo, no porque esté loco o sea raro, sino porque tiene
que hacerlo para que tú consigas su custodia.

— ¿La terapia te ha ayudado? —Pregunto antes de poder detenerme.

Él me mira agudamente—. Me gustaría pensar que sí. Pero entonces, sólo han
sido seis años. Las cosas como que no sólo desaparecen porque quieras que lo hagan.

Ni siquiera sé cómo responder a eso, por eso elijo no hacerlo.

—Vamos a necesitar conocer a tus padres de acogida —le digo—. Si vas a


frecuentar nuestra casa, entonces necesitan saber quiénes somos y por qué estás
allí. No quiero crearte problemas, pero sobre todo no quiero problemas con Ty.
Estamos en una posición donde todo lo que hacemos va a ser catalogado y analizado,
y no puedo tener ningún error.

Parece resignado a ello—. Sí —suspira—. Lo voy a hacer por Tyson.


Simplemente no esperes mucho.

— ¿Qué quieres decir? —pregunta Otter a medida que avanza el Jeep.


Estamos casi al frente de la línea.
T.J. Klune Quienes Somos
—Patty y Bert son buena gente —dice—. Pero no son la mente más abierta a
la hora de... ciertas cosas.

— ¿Qué cosas? —Pregunto, honestamente desconcertado.

—Se refiere a nosotros —me dice Otter, con sus cejas fruncidas—
¿Verdad?

—Sí. No son... francos, pero saberlo los hace sentir incómodos. Había otro
niño adoptivo con nosotros el año pasado. Su nombre era Jared. Estaba enojado,
como es en la mayoría de los chicos que llegan a su casa. Él salió del armario con una
espinita clavada, pensó que podría simplemente derribar la puerta del armario o
algo así, supongo. Patty y Bert simplemente no lo entendieron y Jared se fue —Se
encoge de hombros—. A eso me refiero.

—Georgia dice que no hablas mucho —digo de repente. Él mira sorprendido—


. Pero pareces hablarnos a nosotros y a Ty muy bien.

Él mira a sus manos, y si no me equivoco yo diría que se está ruborizando. —


Sí, bueno —masculla—. Yo hablo. Tyson fue sólo la primera persona en escuchar. Y
dijo que vosotros dos también y he aprendido que si Tyson dice algo, es cierto. Así
que… —Él se apaga. Sé que piensa que dijo demasiado, pero creo que ha dicho
exactamente lo correcto.

Tomo una decisión—. Te recogemos a ti y a Tyson esta tarde a las tres. Te


llevaremos a casa y conoceremos a Patty y Bert. ¿Estarán en casa?

Él asiente con la cabeza lentamente—. Patty estará. Bert se estará


levantando porque se va a trabajar a las seis.

—Bueno. Hablaremos con ellos, nos presentaremos, asegurándonos de que


todo vaya bien. Entonces, nadie podrá decir que había ninguna actividad furtiva a
espaldas de los demás. ¿De acuerdo?

Dominic parece que piensa que es la peor idea del mundo, pero asiente con la
cabeza.

—No estés tan asustado —Otter lo amonesta ligeramente—. Bear puede no


sonar como él todo el tiempo, en realidad puede ser bastante encantador. Verás.

Ruedo mis ojos—. Una gran parte de tiempo, no creo que seas muy divertido.

—Yo soy la persona más divertida que conozco —me asegura.

—Qué triste es eso —Suspiro.

—Tonto —dice sonriéndome.


T.J. Klune Quienes Somos
Dominic está mirándonos con algo en sus ojos que no puedo descifrar
completamente, pero entonces desaparece, toma una respiración profunda y parece
haber llegado a una decisión propia. — ¿Tres?

Asiento.

—No soy una mala persona —dice mientras alcanza la manija de la puerta—,
aunque entiendo por qué quieres proteger a tu hermano. Solo quiero protegerlo
también.

— ¿De qué? —Pregunto, con mi curiosidad sacando lo mejor de mí.

Me mira por un momento antes de decir—, De todo —y cierra la puerta,


caminando en la lluvia.

La reunión con los padres adoptivos va tan bien como cabría esperar si a uno se le
pregunta si le gustaban los niños. Más en un minuto, confía en mí

Tyson parecía se encontraba en un arrebato de alegría cuando Dominic le


mostró la habitación que compartía con un muchacho de doce años con un severo
caso de síndrome de Asperger. El lado de Dominic de la habitación estaba casi
desnudo, vacías las paredes, una cama doble que parecía enteramente demasiado
pequeña para su enorme tamaño arrimada contra la pared, cubierta con un tejido
desgastado y una almohada plana. La habitación era pequeña y congestionada, pero
Tyson sonrió mientras caminaba, mirando alrededor de la habitación como en una
mansión, hasta que flaqueó un poco y miró a su amigo. ¿Dónde están tus cosas? —
exigió mientras empecé a caminar hacia fuera.

—No tengo muchas cosas —dijo Dominic tranquilamente—. Nunca estoy en


una casa durante mucho tiempo, así que supongo que no veo el punto de poner nada.

—Bueno, tal vez si empiezas, podrías quedarte —dice sabiamente el Chico.

—Tal vez —dice Dominic.

Me impresiona lo inteligente que parece Dominic, así como brillante y


cariñoso, especialmente teniendo en cuenta su historia. Él había llamado a sus
padres adoptivos en el camino hacia la casa para hacerles saber que íbamos, su voz
amable, pero firme. Cuando llegamos, nos había presentado a Patty y a Bert,
preguntando si queríamos algo de beber o comer antes de llevarse a Tyson para
mostrarle su habitación. Me impresiono porque no lo esperaba.
T.J. Klune Quienes Somos
Desearía poder decir lo mismo para Patty y Bert.

Aunque no abiertamente groseros, estaban más bien reservados. Parecían


gente tranquila y recatada. Me preguntaba por sus razones para tener hijos
adoptivos en su casa, especialmente ya que su casa casi parecía ser un punto de
estancia breve, si el número de fotografías de los niños en las paredes era alguna
indicación. ¿Cuál sería el punto de conseguir conectar con alguien, sabiendo que un
día se iría? Esta era una pregunta en la que no me obsesione mucho, porque parecía
estar demasiado cerca al hogar como para que quisiera centrarme en ello.

Otter y yo mantuvimos nuestras manos con nosotros mismos, pero se notaba


que estaban esperando más, como que saltásemos en la habitación, tomados de la
mano antes de llegar y follásemos justo frente a ellos. Quizá eso me hace sonar
amargo, no sé. Pero las miradas en sus caras, no del todo asco, no del todo miedo,
decía más de lo que sus palabras nunca podrían. No estaban secos con nosotros,
sino más bien cortados y forzados. Entendí solo cuando Patty mencionó que ella
había hablado con Georgia y que Georgia estaba instando a la amistad entre
Dominic y el Chico. Eso me hizo que me gustasen un poco más, porque aunque no
aprueben cualquier cosa, todavía parecían tener interés en Dominic de corazón.

—¿Qué hay de tu hermano? —Patty me pregunta después de que


escuchamos una risa oxidada de Dominic en el dormitorio—. Dominic ha estado aquí
durante cinco meses y creo que puedo contar el número de veces que se ha reído
con una mano.

—Me gusta saberlo —digo—. Ty es... bueno, él es Tyson. No sé qué otra


manera explicarlo.

Patty vaciló antes de preguntar —Y Dominic nos dijo que intentas obtener
su custodia.

Otter asintió—. Quizá esa es la razón por la que están unidos—dice—.


Aunque el Chico no ha visto las mismas cosas que Dominic, ha pasado por muchas
cosas.

— ¿Dónde están tus padres? —Bert pregunta sin rodeos—. Los dos tenéis la
misma madre, ¿correcto?

Asiento, sintiendo mi mandíbula tensa—. No sé dónde están —murmuro—.


Se fue hace tres años, y eso fue todo —Que sin duda no era eso, pero no necesitan
saber más. Quería reunirme con ellos, no llegar a ser los mejores amigos para
siempre.

—Y ustedes dos son... —dice Bert, señalando entre los dos—. Ya sabéis...

Otter ladea la cabeza—. ¿Saber qué?

—Homosexuales, o lo que sea.


T.J. Klune Quienes Somos
— ¡Bert! —Exclama Patty, su rostro ruborizándose.

— ¿Qué? —dice, mirando insultado—. Tenemos derecho a saber —Se volvió


a nosotros—. ¿Bien?

—Si estás preguntando si estamos juntos, entonces sí —Otter dice con


calma.

— ¿Y usted no va a tocar Dominic o algo?

— ¡Bert! —Chilló Patty.

Otter me siente empezando a levantarme junto a él, dispuesto a romper la


mesa de centro barata de delante de nosotros sobre la cabeza de Bert, queriendo
meter las astillas en los ojos y verlo sangrar. He sido acusado de ser muchas cosas
en mi vida: un idiota, un mentiroso, un gilipollas indeciso. Pero nunca he sido
preguntado con tal indiferencia si soy un pedófilo. Quería romperle la cara solo
para ver lo que hay por debajo de ella. Pero Otter, siempre la voz de la cordura y la
razón, agarra mi brazo y tira de mí hacia abajo antes de tener oportunidad de
hacer nada, diciéndole a Bert algo frío que no, que no vamos a tocar a Dominic.

Bert asiente como satisfecho, completamente inconsciente de su boca


intolerante—. Georgia dice que es bueno para él, entonces supongo que es
suficiente para mí. Va a ser bueno para sacarlo de casa. Tiene problemas
emocionales, ya sabéis.

— ¿No los tenemos todos? —dije.

Él agita una mano a modo de rechazo—. No sé sobre eso apropiadamente.


Sólo sé que es una mierda un poco espeluznante. No se le puede culpar a él, sin
embargo, no después de lo que ha estado atravesando. Apuñaló a su padre siete
veces, en caso de que no lo sepáis. Y menos con los otros niños, es generalmente
físico. Con Dom, es mental, y es la peor clase. Pero nos paga el estado justo lo
mismo, mientras no piense en rajar mi garganta mientras duermo, entonces
estaremos bien.

—Estoy seguro que estarán bien —dijo Otter, manteniendo la calma—. Sólo
queríamos asegurarnos de que sepan donde estará si él no estuviera aquí.

—Y Tyson es bienvenido aquí cuando él quiera —dice Patty, tratando de


recuperarse del paso en falso de su marido. Ella se ruboriza otra vez—. Sé una
cosa o dos acerca de los niños.

—Gracias —digo todo el tiempo pensando que no había manera en el infierno


de que al Chico se le permitiría venir a la casa de Dominic nunca. Su amigo puede
venir a nuestra casa, bien. Pero Tyson no necesita permanecer cerca de un hombre
que pregunta si Otter y yo queríamos follar con un quinceañero. No sé si intentará
T.J. Klune Quienes Somos
destilar cualquier veneno en los oídos del Chico con dichos improvisados con
comentarios descarados, pero no estoy dispuesto a correr ningún riesgo.

— ¡Dominic, trae tu culo aquí! —Bert grita mientras Patty nos sonríe a Otter
y a mí. Mucho se dice en esa sonrisa y no puedo esperar a salir del infierno de esa
casa. Tienen que ser buenas personas si se les permite tener hijos adoptivos, me
sigo diciendo. Georgia había dicho que estaban bien. Pero entonces me pregunto
con qué clase de gente trata Georgia y estoy seguro de que en comparación, Bert y
Patty son los Padres del Año. No sé su historia y a pesar de que no voy a
preguntar, no voy a juzgar. Demasiado.

Dominic y el Chico entran en la habitación, el Chico sigue charlando sobre


qué bien sonaba el Ayatollah o la carrera espacial de la década de 1960 (está
hablando tan rápido que no puedo diferenciar, con el Chico, no estoy seguro si es
importante). Dominic está sonriéndole y me doy cuenta de que incluso no le
preocupa lo que dice el Chico. O mejor dicho, tal vez sí, pero sólo le gusta escuchar
la corriente burbujeante que es línea de la lógica del Chico. Le digo que tome una
respiración profunda antes de que se desmaye. El Chico mira mortificado en
cuanto a cómo le puedo haber sugerido tal cosa y murmura cosas oscuras hacia mi
persona. Le digo que todavía podía escucharlo. Me dice que me quiere.

Les decimos a los muchachos que se les está permitido pasar el rato,
siempre y cuando un adulto haya sido notificado y accedido a ello. Tyson hace un
baile que imita un aro de hulahoop mientras Dominic sólo le sonríe. Ruedo mis ojos y
miro a Otter y él simplemente me sonríe, esa misma sonrisa que siempre ha tenido,
torcida y brillante.

Es raro entonces, ese momento, sentir que estamos tomando una decisión de
padres como un equipo, como una sola unidad. Otter y yo hemos discutido, decidido,
ejecutado y alcanzado los resultados que queríamos. El Chico consigue pasar el rato
con su amigo y yo consigo mantener un ojo sobre Dominic.

Debería ser un momento feliz. Un momento cohesivo.

Así que ¿por qué me siento como una mierda? Tal vez porque pienso que es
sólo un paso que llevará al Chico lejos de mí. Tal vez sea porque Dominic ha estado
en una situación por la que yo no puedo confiar en él para estar a solas con Tyson.
Tal vez sea porque todavía no he resuelto todo lo que siento que necesito con
Otter. Tal vez porque siento que estoy avanzando con la familia dejando mi otro yo
atrás. Tal vez es porque estoy más cerca de averiguar dónde está mi madre o
cuáles son sus motivos. Muchos hilos sueltos, tantas cosas que deben hacerse y
decirse. Me pregunto qué lleva a vincular todo, finalmente mirar hacia delante y no
quedar atrapado en el pasado. He aprendido, que si lo dejas, el pasado te puede
abrumar.

Como una tormenta en el océano.


T.J. Klune Quienes Somos
Tiene que haber un punto de ruptura. Simplemente no sé lo que será.

—Debes considerar terapia para ti, Derrick, si lo que me dijo Tyson tiene
cualquier indicio —me dice el terapeuta. Su nombre es Eddie Egan y sé que es un
consejero certificado por el estado de Oregón y que trabajó con niños antes, pero
no puedo sino sentir que está completamente fuera de sus cabales y esto sólo va a
empeorar las cosas para el Chico y para mí.

Ejemplo: los abalorios que cuelgan de la puerta de su oficina como si


estuvieras entrando a un antro porno de la década de 1970—. Nunca tener una
puerta cerrada —dice cuando llegamos—. La misma filosofía se aplica a tu corazón
—Le he preguntado por qué tiene una puerta, entonces, en la sala que utiliza para
las sesiones de terapia.

—Privacidad, Derrick —dice, como si fuera totalmente obvio.

Ejemplo: los dos monstruosos gatos persas que vagan por su oficina toda la
sesión sonando como cortadoras de césped quedándose sin combustible sin duda
me acechan porque parezco un Sándwich Caliente de Atún Apetitos—. Carl Jung y
B.F. Skinner —dice, señalando a uno y luego el otro—. Mis héroes. Me mantienen
calmado y me ayudan a tener una sensación de paz a la sala —No pregunto, sólo
porque no me importa.

Ejemplo: la forma en que mira al niño Chico cuando Tyson se sienta frente a
él, su ceño evidente, sus brazos sobre su pecho—. He escuchado mucho sobre ti,
Tyson. Pero no me avisaron de lo chocante que sería tu aura. Es como una ráfaga
de arco iris a través de mis ojos, como Bolos líquidos lloviendo desde el cielo —No
tuve palabras para esto. ¿Significa que vienen: bolos líquidos lloviendo desde el
cielo? Voy a matar a Erica por conectarnos con este chalado.

Me he sentado en la sala de espera —Sala de estar —me dice Eddie—. Sala


de espera implica que estás esperando algo. Nunca esperes, siempre saca el jugo.
Nadie nunca consiguió nada esperando —El Chico ha preguntado entonces por qué
no la llama Sala de confiscación. Eddie no ha sido capaz de responder a eso,
mientras que Tyson y Eddie han hablado, Eddie diciéndome que quiere conocer a
cada uno de nosotros individualmente antes de seguir adelante. Otter se ha
presentado a mitad de consulta, disculpándose por llegar tarde, pero que una
familia que retrataba se había quedado durante mucho tiempo cuando los tres
niños comenzaron a vomitar al mismo tiempo.
T.J. Klune Quienes Somos
—Debes odiarme —le murmuro mientras agarra mi mano, llevándola hasta
sus labios para un beso.

— ¿Por qué dices eso?

—Vivías en San Diego —le recuerdo—. Trabajabas en un estudio grande,


conocías gente famosa, todo el mundo te amaba por tu trabajo. Ahora estás
haciendo retratos de familia vomitando de vuelta en Seafare. No es exactamente
una gran trayectoria. Y hoy, estás sentado en la oficina de un terapeuta esperando
tu turno para entrar y tener tus secretos más íntimos revelados para que todo el
mundo lo vea —Sacudo mi cabeza—. No sabes en lo que te estabas metiendo cuando
te registraste para esta apuesta.

—Y sin embargo —dice con una sonrisa—, de alguna manera, no cambiaría


una maldita cosa.

—Ya, ya, dices eso ahora. Espera hasta que te encuentres con el terapeuta.

—¿Tan malo es?

Digamos que no puedo creer que él sea una persona real.

— ¿Cómo Santa Claus?

— Más bien, como si Santa Claus y Ron Jeremy 47 tuvieran un hijo y luego ese
niño tuviera un hijo con Richard Simmons48

— ¿Así que, cómo un duende?

—Sí, Otter, exactamente como un duende.

—Voy a decirle que creo en Santa Claus, a ver qué pasa.

—Te reto.

—Realmente ahora lo voy a hacer. ¿Qué me das si lo hago?

Me inclino y procedo a describir como follaremos, con gran detalle, añado,


cómo le dejaré follarme a través de la pared cuando llegásemos a casa y cómo
gemiré su nombre y rogaré lo que quiero que me haga. Llego al punto donde le digo
que quiero su gorda polla en mi culo y dejo que mis labios rocen contra su oído,
haciéndole temblar mientras un ruido estrangulado estalla de su garganta.

Actor porno estadounidense famoso por ser capaz de hacer auto felación .
47

48
Famoso en la televisión norteamericana, especialista en aerobic y fitnes.
T.J. Klune Quienes Somos
Soy un idiota. Así que esperamos hasta que el Chico ha salido, rodando sus ojos,
murmurando para sí mismo, indicando que es mi turno. Ha subido en el regazo de
Otter y pone su cabeza contra su pecho. Otter se inclina hacia abajo y
calladamente susurra en su oído y veo los hombros del Chico que comienzan a
relajarse mientras camino a través de la cortina de cuentas.

Y aquí es donde empieza la diversión.

—Creo que debes considerar la terapia —repite Eddie, agachándose a


acariciar a la mascota Carl Jung mientras que B.F. Skinner me mira desde su
posición en la ventana, obviamente preguntándose a lo que saben mis ojos.

—Estoy bien —le aseguro—. Estamos haciendo esto porque es una exigencia
del estado en la petición de custodia.

— ¿Estás bien, Derrick?

Asiento—. Creo que justo eso le decía.

—Ya veo —dice mientras escribe algo en el bloc de notas delante de él—.
Dime, Derrick, ¿por qué deseas adoptar a Tyson?

Tendrás que hacerlo mejor que eso, Eddie—. Porque él es mi hermanito y no


quiero que nadie se lo pueda llevar lejos de mí.

—Mmm-hmm —Más escritura.

Espero.

Finalmente, después de siglos: — ¿Y eres la única familia que tiene, que no


sea tu madre?

—Biológicamente —asiento de acuerdo—. Pero tenemos amigos que son más


que familia para nosotros.

—Mmm —De alguna manera, las trece palabras que acabo de decir se
traducen en escribir un párrafo que es casi tan largo como el pedazo de papel. Y su
letra es pequeña y apretada—. Fascinante.

Estoy empezando a sudar, pero aún no digo nada.

—Y cuéntame acerca de Oliver —dice finalmente mientras Carl Jung


comienza a usar mi pierna como un poste para arañar. Quiero gritarle a Carl Jung,
pero me preocupa que el terapeuta vea esto como que estoy siendo agresivo y tome
nota que soy un guardián no apto, que soy demasiado rápido en perder la calma,
incluso si es debido a que un león de montaña está arañando mis jeans.

Mis ojos se estrechan—. ¿Qué pasa con él?


T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Vive con vosotros también?

—Supongo que ya lo sabes.

—A veces nos ayuda decirlo a nosotros mismos.

Apenas puedo resistir la urgencia para rodar mis ojos y dar a Carl Jung un
puñetazo en la cara—. Él vive en mi casa.

— ¿Tu casa? Interesante.

—Espera. Quise decir nuestra casa.

— ¿Lo hiciste?

—Sí —Por supuesto que lo hago. Si acaso, es la casa de Otter, ya que él es el


que la compró. Dijo que iba a añadir mi nombre a la escritura, pero hemos estado
tan ocupados que no ha llegado a hacerlo todavía. Bueno, eso es lo que dice, por lo
menos. Por lo que sé, tal vez está esperando para ver si salgo y me follo a alguien
como pensó que haría. Mierda, cómo diablos voy a convencerlo…

— ¿Qué fue eso? —dice Eddie agudamente—. Justo ahora, ese pensamiento
que cruzó tu mente. Dilo en voz alta.

Abro mi boca sin darme tiempo a pensar—. Me gustaría que hubiera un


Arby’s49 cercano. Me siento como carne de vaca asada.

Comienza a escribir furiosamente—. Tienes una cara muy expresiva,


Derrick. Es como leer un libro animado sobre las emociones. Se tira de una pequeña
lengüeta y un exceso de emociones se lanza al aire. Háblame sobre Arby’s. ¿Piensas
en carne asada a menudo? ¿Es culpa porque tu hermano decidió ser vegetariano y
tú sueñas despierto con carne?

Esto lo puedo hacer—. Sí —le digo—. Así es exactamente.

Él asiente con la cabeza como si fuera la cosa más profunda que ha


escuchado. —Sabes, Freud habría dicho que tu obsesión por la carne tiene que ver
con el sexo. Freud pensó que todo era sobre el sexo. Uno podría pensar que el
hombre nunca consiguió yacer en toda su vida. O él estaba enamorado de su madre.
Nunca estuve seguro. Pero en cualquier caso, aporta un punto interesante, tu
fascinación por la industria de la carne y este lugar llamado Arby’s. Entiendo que
actualmente estás expresando tu sexualidad recién descubierta con un hombre. Tu
primer hombre.

49
Cadena de restaurantes de comida rápida
T.J. Klune Quienes Somos
Le miro con furia—. ¿Y eso como lo sabes?

—Tyson fue simplemente una fuente de información —dice—. Las palabras


simplemente salían de él en un géiser de verdad y amor.

De alguna manera, dudo eso. Si Tyson había arrojado algo a este hombre, no
fue hecho en verdad y amor—. No lo llamaría expresándolo…

— ¿Eres el dominante en vuestra relación? —interrumpe.

—Depende de lo que quieres decir con dominante…

— ¿Él es más grande que tú?

— Como, en qué forma más grande. Él es enorme y…

— Ajá. ¿Así que él es el dominante?

—Supongo que es una manera de verlo.

— ¿Y te gusta eso, Derrick?

— A veces.

— ¿Dar el control? ¿Dejar que otra persona maneje las cosas?

—Supongo.

— ¿Y te da paz que él pueda mantener eso por ti?

— Seguro, por qué no.

— ¿Te consideras un amante agresivo?

Dios, soy tan mojigato—. ¿Qué tiene esto que ver con Tyson? —Pregunto,
mortificado.

Lanza sus manos en el aire. ¡Testificar! pienso violentamente—. ¿Cómo


puedes saber lo que es mejor para Tyson si no sabes lo que es mejor para ti?

—Yo sé lo que es mejor para Tyson porque sé que Otter es lo mejor para mí
—le grité.

—Así que permites que… Otter te controle, entonces.

— ¡Eso no es lo que dije!

—Tú sabes —dice Eddie, hojeando sus copiosas notas— en el mundo animal,
un oso es mucho más feroz que una nutria.
T.J. Klune Quienes Somos
Esto no puede estar pasando. Este tipo tiene que estar en una broma que
esta gente me está gastando. Nadie en el mundo real es como este tío. Casi quiero
mirar alrededor para ver si puedo ver un equipo de cámaras saltar y gritar "¡Has
sido rehabilitado! ¡Los domingos, en Fox!" Tienen buenos escondites, parece—. ¿Es
eso así? —Digo en respuesta a su astuta observación sobre el orden natural del
reino animal.

—Oh, si así es. Estoy seguro que nunca has oído hablar de un oso y una
nutria peleando y que la nutria salga victoriosa.

—Creo que nunca he escuchado acerca de un oso y una nutria luchando —


murmuro.

— Así que ¿tú y Otter no os peleáis, entonces?

¿Qué? — ¿Qué?

— Acabas de decir que nunca te has peleado con Otter.

— ¡Eso no es lo que dije!

—Es lo que no dices lo que más me interesa —Voltea la página y comienza a


escribir más—. ¿Así que no hay desacuerdos? ¿No riñas insignificantes? ¿Nada que
te haga desear rasgar su rostro con tu pata y digerir sus entrañas? Todos somos
animales, Derrick. Algunos de nosotros somos mejores demostrándolo que otros.

Creo que este tipo podría ser mi nueva persona favorita, dice asombrado la
Voz. Como en la historia de todos los tiempos.

Te quedas fuera de esto.

—No quiero rasgar su rostro. Por supuesto que nos peleamos. Todo el mundo
se pelea.

— ¿Lo hacéis? —Dice él, arqueando una ceja—. ¿Y sobre qué os peleáis?

—Sólo estupideces —Siento el sudor gotear hacia abajo de mi espina dorsal


y enterrarse por la raja del culo. No es divertido.

— ¿Cómo qué? ¿El dinero? ¿Servicio de lavandería? ¿Quién se pone encima?

—A Otter le gusta estar encima más que a mí —digo antes de que pueda
detenerme. Tiemblo ligeramente. ¿Por qué siento la necesidad de compartir esa
información con todo el mundo?

— ¡Ah! Así que ¿te consideras sumiso, entonces?

Resoplo nerviosamente—. No, difícilmente.


T.J. Klune Quienes Somos
Abre su ordenador portátil y teclea algo. —Deberás perdonarme —dice—.
Soy lo que tú llamarías asexual, así que no estoy realmente puesto en la jerga de la
cultura gay —Teclea unas pocas cosas más y entonces puedo oír sonidos de sexo
gay duro desde su ordenador. Sus ojos se ensanchan y ladea su cabeza a la
izquierda. Algún tío de la pantalla gruñe acerca de cómo a su chico le va a meter
ese bate de béisbol hasta la empuñadura y Eddie se inclina hacia adelante sobre
sus manos y oigo lo que sería el otro tipo lamentándose en lo que suena como
éxtasis retorciéndose mientras estoy seguro de que el bate está yendo justo
donde el tipo dijo—. ¿Te gusta el béisbol? —me pregunta Eddie, apartando sus ojos
momentáneamente de la pantalla.

— No especialmente —respondo mecánicamente.

Él escudriña en la pantall—. Por lo tanto, llamarte a.... hmmm, esto no suena


apropiado... ¿sucia puta con un culo hambriento?

Deseo que la vida fuera más como los dibujos animados y un piano cayera
sobre él y sus dientes se convirtieran en las teclas del piano mientras estrellas dan
vueltas en círculo sobre su cabeza—. No me referiría a mí mismo de esa forma, no.

—Bueno es saberlo —dice, mientras cierra el portátil.

— ¿Eres de verdad?

Él mira sorprendido—. ¿Qué quieres decir?

—Esto —digo, moviendo las manos alrededor—. Usted. Esto tiene que ser
una jodida broma.

—Te aseguro que no lo es. Simplemente me gusta conocer las familias a las
que estoy asesorando.

— ¿Hablas en serio? —Le gruño.

— ¡Cólera! —Prácticamente grita—. ¡Bueno! ¡Demuestra que estás vivo! ¿Lo


estás?

Me pregunto si él es un Lord Sith 50, porque estoy enfadado. Soy Luke


Skywalker51, la tentación personificada.

— ¿Cómo estás? —dice otra vez, más fuerte.

— ¡Cabreado!

— ¿Y con qué estás cabreado?

50
Personaje malvado de la película La Guerra de las Galaxias.
51
Personaje protagonista de la película La Guerra de las Galaxias
T.J. Klune Quienes Somos
— ¡Contigo!

— ¿Y por qué?

— ¡Porque no tendría que sentarme aquí y responder a estas preguntas


estúpidamente ridículas! No es acerca de mí. No se trata de Otter. Se trata de
Tyson y cómo él es mío y cómo mi mamá piensa que puede llevárselo lejos de mí
cuando ella no ha hecho nada para hacerle lo que él es. Si hay algo bueno en él, es
porque sacrifiqué todo para asegurarme de estar allí. Si hay algo rescatable en él,
es porque me aseguré de estar ahí. No ella. ¡Ella no hizo una mierda! ¿Cómo se
atreve a pensar que puede volver, que puede destruir lo que he trabajado tan duro
para hacer? ¡No pedí esto! Podría haber corrido, tal como ella lo hizo. Pero no lo
hice. Me quedé. Nunca seré como ella. ¡Esta es mi familia la que está jodiendo y
nunca voy a dejarlos ir! ¿Ella quiere enfrentarse conmigo? ¿Quiere comenzar esta
lucha? ¡Muy bien! Voy a hacer que se arrepienta de haber decidido jodernos! —Me
detengo, respirando con dificultad, bastante seguro de que he estado gritando a
este hombre frente a mí y que no hay cuentas o puerta que hubiera bloqueado el
sonido de mi voz. Otter y el Chico están probablemente sentados en posiciones
idénticas, sus rostros en sus manos, ya que ambos piensan que no podemos llevarme
a ningún sitio. Al menos Carl Jung no está royendo en mi hueso de la espinilla más.
Debo haberlo asustado cuando me fui al lado Oscuro de la Fuerza.

— ¿Te sientes mejor? ─ Eddie me sonríe.

— ¿Sabes qué?

—Lo sé.

— ¡Joder!

—A veces la gente simplemente necesita gritar —dice encogiéndose de


hombros—. Mira, Bear o Derrick o quien seas hoy, no estoy aquí para hacerte la
vida difícil. No estoy aquí para hacer las cosas más difíciles para ti o Tyson. Como
Georgia, es mi trabajo asegurarme de que Tyson está seguro. Pero también estoy
aquí para asegurarme de que tú y tu hermano estáis sanos después de una situación
tan descabellada —Él suspira y cualquier fachada que hubiera tenido desde que
entré en la sala poco a poco se desvanece—. Mira. He visto algunas cosas horribles,
escuchado algunas historias horribles. He visto a niños que han sido víctimas de
tales espantosos abusos que no sé si alguna vez se recuperan. Soy un firme
creyente de que los niños deben tener al menos una figura paternal en sus vidas ya
que ayuda a moldear quien somos.

—Dicho esto, nunca he encontrado a una situación tan... única, como la tuya.
Bear, puedes pensar que estás enojado. Puedes pensar que estás confundido. No te
culparía. Pero estoy aquí para decirte que eres también una de las personas más
fuertes que he conocido. Has tenido que serlo para hacer lo que has hecho. Algunas
personas pueden llamarte tonto, algunas personas pueden llamarte valiente, pero
T.J. Klune Quienes Somos
nadie puede decir que estabas equivocado. Hombres inferiores se hubieran
quebrado bajo tal responsabilidad. Tyson es muy afortunada de tenerte como un
hermano. Recuerda que necesitas amarte a ti mismo tanto como le amas a él y a
Oliver.

Asiento, no confiando en mí para hablar. Si alguien aquí es afortunado, soy


yo. Otter puede ser la razón por la puedo vivir ahora, pero el Chico es la razón por
la que estoy vivo en absoluto.

Eddie me mira por un momento antes de aplaudir—. ¡Está bien! Vamos a


conseguir que tu hombre Nutria me permita hablar con él un poco. Tú y Tyson
podéis estar tranquilos, luego os llamaré de vuelta para discutir que es lo próximo.
—Pone sus manos en el pomo y está a punto de girar cuando mira hacia atrás hacia
mí—. ¿Por qué le llamas el Chico? —Pregunta—. Noté en algunos de los trámites de
admisión que te has referido a él como si fuera su nombre.

Encojo los hombros—. Simplemente es algo…

¿Habías oído lo que te llamó Derrick?

—Como le hemos llamado siempre.

— ¿Hemos? —pregunta.

Bajo mis ojos—. Mi madre y yo. Comenzó cuando…

Sonaba como si te llamase Bear oh oh su primera palabra

—…era un bebé.

Asiente con la cabeza y parece que dirá algo más pero se abre la puerta en
su lugar y me sigue. Otter nos ve venir y se pone de pie.

— ¡Oliver! ─grita Eddie—. Es tu turno.

Otter le mira con recelo. — ¿Nos da un momento?

Eddie asiente con la cabeza y camina hacia su oficina.

Otter levanta el brazo y agarra mi barbilla, obligándome a mirarle a los ojos.


— ¿Estás bien? —pregunta, mirando frustrado—. Escuché gritar y quería entrar,
pero no sabía si debía. ¿Me necesitabas allí?

Niego con la cabeza suavemente, no queriendo dejarle ir—. Creo que lo he


manejado yo, chico grande. No es tan malo como parece. Creo.

Otter parece que no me cree, como si quisiera envolverse alrededor de mí y


no dejar que nadie se acerque nunca más y esto hace que mi corazón omita unos
T.J. Klune Quienes Somos
latidos en mi pecho, porque casi quiero que lo haga. Joder. Tal vez soy una sucia
puta sumisa con un culo hambriento o lo que sea, después de todo.

Sin embargo estoy dibujando la línea en un bate de béisbol.

Se inclina hacia adelante y me besa de suavemente, su lengua y la mía se


tocan brevemente antes de que se separe de mí y vaya hacia la oficina—. Creo
totalmente en Santa Claus —le escucho decir mientras entra por la puerta.

— ¿Lo haces? ─Pregunta Eddie, sonando impresionado—. Que fascinante.


Por favor, cierra la puerta y cuéntame más.

Me vuelvo hacia el Chico, que me está mirando con esos ojazos suyos y no
puedo dejar de pensar en un tiempo en el que yo solo era Derrick y él era
solamente Tyson y cómo no llegamos a estar vivos hasta que nos habían sido dado
nuestros nombres verdaderos, eso era yo…

Estaba sentado con Tyson en mi regazo, viendo la televisión mientras dormía


contra mi pecho, esperando a que mi mamá llegase a casa desde donde estuviera así
podría empezar mi tarea. Tyson…

Tiene nueve meses, nueve meses de edad

Había estado inquieto todo el día y en el momento que le solté, empezó a


llorar otra vez, sólo permanecía tranquilo cuando estaba en mis brazos. Me
preguntaba en resumen si tenía pesadillas mientras dormía y por alguna razón eso
me asustó, así que imagine que si podía estar contra mí mientras dormía, sabría que
yo estaba allí y que nada en sus sueños era real.

Me quedé mirando la televisión sin comprender, sintiendo cada respiración


que hacía, cada tic de brazos y piernas. Él suspiró en su sueño y chasqueó sus
labios, una pequeña mano se coloca por encima de su cabeza, dejándola caer y
descansar sobre mi hombro. Me incliné y besé suavemente la parte superior de su
cabeza y él bostezó, abriendo sus ojos, primero uno y luego el otro, mirándome
hasta que sonrió y se recostó.

Mamá llegó a casa dos horas más tarde, sus ojos vidriosos, oliendo a humo y
alcohol. No pregunté si había estado conduciendo porque sabía que lo había hecho.
Me habría dicho que no era asunto mío, así que decidí ignorarlo. Me estaba
empezando a no importar ya. Cerró de golpe la puerta detrás de ella y dejó caer su
bolso en el suelo. Ty se sobresaltó contra mi pecho con el ruido, sus manos
agarrándose contra mi camisa mientras me ponía de pie.
T.J. Klune Quienes Somos
—Tengo deberes que hacer —le dije, manteniendo mi voz lo más plana
posible—. Necesito que lo sostengas un rato.

—Deberes —farfulló mientras la seguía a la cocina, con el siempre presente


cigarrillo colgando de sus labios—. Eso no te sirve de nada. ¡Yo digo que le jodan!
¡Vive un poco, Der! ¿Quieres una copa? Voy a tomar una copa.

—Solo necesito que sostengas a Ty —le supliqué—. Sólo por un ratito.

—Ponlo en su cuna, entonces —espetó mientras tragaba de su botella de


Jack—. He tenido un jodido largo día. No quiero aguantar a un niño gritando ahora
mismo.

— ¡Tienes que hacerlo! Lo tienes que hacer porque…

Eres su madre

— ¡Él no quiere acostarse y tengo una prueba mañana y tengo que estudiar
para ella!

—Jesús Cristo, Derrick. ¡No me importa si no quiere acostarse! Los bebés


lloran para dormir todo el tiempo. Es la única manera de que aprendan que no
pueden conseguir lo que quieren gritando. Dámelo. ¡Lo haré yo ya que al parecer es
mucho pedir para ti!

Tyson miraba hacia adelante y hacia atrás con esos ojazos suyos, esos ojos
que tenían tal conocimiento en ellos, tal conciencia que cada día me dejaba sin
respiración. Vio las manos extendidas de nuestra mamá llegar a él y su agarre se
apretó en mi camisa y enterró su cara en mi cuello y abrió su boca y dijo mi
nombre.

O, al menos lo más cercano a mi nombre que podría conseguir. Fue confuso y


silencioso, pero salió en dos sílabas distintas, “Bear-rick52" y mi madre se paró, me
detuve y ambos miramos hacia abajo al pequeño individuo en mis brazos, que
empezó a murmurar una y otra vez lo mismo: "Bear-rick, Bear-rick, Bear-rick."

— ¿Escuchaste lo que te acaba de llamar, Derrick? —preguntó mi mamá, sus


ojos muy abiertos.

—Sí —dije con voz ronca mientras su cabeza golpeó contra mi barbilla y
suspiró.

—Sonaba como si él te llamase Bear —dijo ella, riéndose borracha—. Oh, oh,
su primer palabra y ¿te llama Bear? ¡Debe pensar que eres feroz! Empezó a reír
ruidosamente, agachándose y golpeando sus muslos como si fuese la cosa más
malditamente divertida que nunca había oído.

52
Bear-rick suena parecido a De-rick, Bear es oso, de aquí el origen de el mote de Derrick, Bear
T.J. Klune Quienes Somos
Tyson la miró por un momento antes de darse la vuelta hacia mí, con sus
manos subiendo a mi cara mientras pellizcaba mis labios y el mentón, riéndose de
cómo podía presionar mis mejillas. Bear-rick —dijo con confianza.

Me di la vuelta y salí de la cocina, dejando a mi madre riendo. Me lo senté en


un brazo y arrastré su cuna del cuarto de mi madre con la otra, tirando de ella a mi
habitación, no preocupándome cuando golpeó contra las paredes, cuando arrancó
parte de la puerta. Cerré la puerta detrás de mí y le puse en la cuna y se puso
inmediatamente contra los barrotes, mirando su nuevo entorno, obviamente
preguntándose cómo y por qué había sido traslada su cama, charlando en la forma
que él lo hacía, ahora salpicado con un ocasional, "Bear-rick."

Me incliné sobre la barandilla de la cuna, poniendo mi cara en mis brazos así


que estábamos en el nivel de los ojos. Me miraba mientras le miraba—. Tú y yo —le
dije finalmente—. Parece que estamos atrapados el uno con el otro. Sólo tú y yo.
Derrick y el bebé. Fantástico.

— ¡Bear-Rick! —gritó feliz.

Sonreí y sacudió la cabeza—. Bear, ¿eh? Sabes que nunca voy a escuchar el
final de eso ¿verdad? Bear y el bebé. Bear y un chico. Cristo —Froté mis manos
contra mi cara—. Bueno, chico —le dije—. Tengo un examen de historia mañana.
¿Supongo que no me puedes ayudar?

—Bear-Rick.

—Sí, Ty. Bear-rick. Te escucho. Jesús, vas a ser un niño pequeño en poco
tiempo. Ya hablando. No un bebé. ¿Qué diablos voy a hacer contigo?

Él sonrió.

Y entonces, me hice una promesa, aunque no sabía entonces lo que


significaría—. Te tengo —le dije en voz baja—. Te tengo. Eres solo un chico
pequeño. Sólo un Chico.

Tyson durmió en mi cuarto desde ese momento.

Había sido nombrado y era Bear.

Tyson había sido nombrado, y él era el Chico.

Mirando ahora atrás, puedo ver que eso fue el comienzo.


T.J. Klune Quienes Somos
ÉL Chico me frunce el ceño, sacándome de mi ensoñación—.Viste el tamaño
de los gatos, Bear? —Bear-rick—. Juro a Dios que son pumas en miniatura.
¿Realmente crees que una aspirante a señora de los gatos debe darme terapia?
Vuelve a llamar a Erica. Dile que te recomiende a alguien más para que podamos
tener un terapeuta al que ir.

—No sé, Chico. Él parece estar bien.

Sus ojos se estrechan—. Estabas gritándole. Te cabreó de alguna maneras y


crees que está “bien”? —Divertido—. Necesitas revisarte a ti mismo antes que
destruirte.

—Oh, Señor —gimo—. ¿Dónde aprendiste eso?

—Tu DVR de Maury Povich otra vez y no pude averiguar cómo apagarlo.
Antes de darme cuenta, el espectáculo estaba a la mitad y necesitaba saber si
Jerome era el padre del hijo de Sharelle.

¡Oooooh!. Ese había sido uno bueno. Jerome al parecer tenía un hermano
gemelo que…

Mi teléfono suena. Alicia Thompson, dice la pantalla.

Mierda.

—Tengo que atender esto —le digo al Chico—. Dame, como dos segundos.

— ¡Oh, seguro! —Dice después de mí—. ¡Ve y atiende llamadas telefónicas


secretas! Voy a sentarme aquí y preguntarme sobre todos estos sentimientos de
miedo que el terapeuta me ha creado. Tal vez voy a averiguar que también tengo
problemas de papa ¿No sería eso genial?

— ¿Hola? —Digo mientras rodeo la esquina.

—Bear, soy Alicia —dice la mamá de Otter—. ¿Cómo estás?

Me encojo de hombros, pero me doy cuenta de que ella no puede verme. No


hemos hablado desde que habíamos estado en su casa para la cena. Sólo unos días,
pero por lo que mucho que ha sucedido durante ese tiempo se siente como mucho
más tiempo. Es extraño, también, tenerlos en Seafare después de una larga
ausencia. Antes de que se fueran, tratamos de verlos por lo menos una vez por
semana. Supongo que me había acostumbrado a que no estuvieran. Y por supuesto,
la última vez que la había visto, estaba borracho y le dije que estaba enamorado de
su hijo. Sabéis, en caso de que lo hubierais olvidado—. Estoy bien —respondo.

—Bueno —dice, sonando aliviada—. ¿Qué estás haciendo ahora? Me gustaría


quedar contigo para el almuerzo si estás disponible.
T.J. Klune Quienes Somos
—Eh, ahora no es un buen momento, Alicia. Estamos en la consulta del
terapeuta por primera vez y el Chico y yo ya hemos pasado y ahora es el turno de
Otter, así que está allí.

— ¿Por qué está hablando Otter con el terapeuta? —preguntó ella, sonando
desconcertada.

Terreno peligroso. Necesito pisar con cuidado—. Él es mi... pareja. El


abogado recomienda que sea parte de esto como yo, viendo que todos vivimos
juntos y él esencialmente tendrá la misma autoridad sobre Tyson, aunque no
aparece en ninguna documentación de custodia.

— ¿Y estuvo de acuerdo en esto?

Suspiro—. Fue idea suya —digo—. Hizo que la abogada supiera cuán grande
sería su nivel de implicación y ha hecho todo lo que ella le ha dicho que haga. Más,
realmente—. No tengo palabras para describirle lo que su hijo significa para mí, no
de la manera que creo que ella quiere escuchar. No lo sé.

Ella vacila—. Esto no es solo... es una fase ¿Verdad?

Esto me enfada, que alguien tan inteligente, tan elocuente, pudiera proferir
tal chorrada. ¿Quién coño es ella para juzgar a su hijo? —No —le digo fríamente—.
No es una fase. Otter es gay. Se podría pensar que de todas las personas, tú
podrías aceptar eso.

Ella retrocede inmediatamente—. Eso no es a lo que me refería, Bear. Me


refería a... vosotros dos.

En su lugar, lo hace peor—. Mira —digo, tratando de mantener mi calma—.


Sé que esto es un shock para ti y Jerry. Sé que vino de la nada. Puedes pensar
acerca de mí lo que quieras. Pero lo que no toleraré es que trates a Otter como una
mierda solo porque tiene las pelotas de saber lo que quiere. Eres su madre, por
amor de Dios. Dada la historia de esta familia y las madres, se podría pensar que
pisarías con un poco de más cuidado.

—Siempre fuiste su mayor apoyo —dice, sonándome divertida más que


nada—. Realmente no sé por qué me ha sorprendido esto, dada su historia. Incluso
después de que fue a San Diego e incluso a través de la ira que demostraste, pude
ver lo lastimado que estabas. ¿Lo sabías? ¿Incluso entonces?

— ¿Saber qué?

Ella no se deja engañar por mi evasiva—. Que le amabas.

—No lo sé —digo honestamente—. Estoy seguro de que sabía algo.


T.J. Klune Quienes Somos
Que es una manera de decirlo, susurra la Voz. Tal vez deberías contarle
acerca de ese beso, ese pequeño beso que te golpeo en el culo.

Sí. O quizás no.

Alice, suspira—. Bear, hay algunas cosas que deberías saber. Cosas que
pueden hacer que nuestra... reticencia, tenga más sentido.

¡Ah, Jesús! No lo necesito. Más secretos—. ¿Por qué contarme a mí?


Deberías hablar a Otter de esto. Él es el que necesita oírlo. Yo no. Merece tu
honestidad, Alice, no tu indiferencia. Lo siento si no me puedes aceptar. Pero no lo
hagas eso a tu hijo.

Hay una fuerte inhalación y sé que ella de pronto está teniendo un momento
difícil para mantener sus emociones bajo control—. ¿Él te ama, Bear?

Me río, no descortés—. Si tuvieras que adivinar, ¿Qué pensarías? —Digo


esto y no sale arrogante, sino pidiendo su opinión honesta.

Pero ella aún no va allí. No tiene porque—. ¿Y lo amas?

—Con todo lo que tengo.

—Bobo —dice con una sonrisa, su voz se quiebra—. Tú eres mi hijo, también.
Sabes esto. No lo olvides. ¿Estamos de acuerdo?

—Sí, señora.

— ¿Bear?

— ¿Sí?

— ¿Sabes por qué te llamé primero a ti, verdad? ¿Y no a él?

Pienso por un momento—. Querías asegurarte de que yo estaba


completamente en esto. Porque ya sabías que él lo estaba. Otter lleva su corazón
en la mano. Puedes ver todo lo que siente en sus ojos. Y viste lo que parecía cuando
él me miraba. Pero soy más duro de leer. Sólo querías asegurarte de que sentía lo
mismo.

—Sí —respira—. Sí.

—No dudes de eso. Nunca.

—Él es muy afortunado, lo sabes. De haberte encontrado. Incluso si


estuvieras justo delante de él todo el tiempo, sigue siendo muy afortunado.

Escucho una puerta, y miro para arriba y veo a Otter caminando fuera de la
oficina del terapeuta, Eddie detrás de él. Otter diciendo algo a Eddie y tiene esa
sonrisa torcida a pantalla completa, sus baile de ojos y sé que ha flipado a Eddie,
T.J. Klune Quienes Somos
tal como pensé que haría. Mira a su alrededor y me ve por el pasillo y arquea una
ceja y hace un guiño en mi dirección mientras el Chico corre hacia él y se encuentra
con su pie derecho, envolviendo sus brazos alrededor de uno de los grandes muslos
de Otter. Otter se agacha, sin dejar de hablar con Eddie y mueve sus manos a
través del pelo del Chico, un acto tan inconsciente que parece ser como respirar
para él.

—No —le digo a su madre—. Yo soy el afortunado.

No es nada sórdido, ya sabéis. La explicación que hay detrás de las


reticencias de Alice y de Jerry. Sé que probablemente estáis pensando que hay
alguna gran tragedia en el pasado que marcó a esta familia para siempre y que algún
oscuro secreto está a punto de ser revelado. Si bien fue trágico y mientras que
marcó a gente, no es oscuro o morboso o altera la vida, al menos para nosotros. Es
simplemente triste. Y a pesar de que no estoy de acuerdo con sus acciones hacia
Otter y su salida, todavía puedo ver su punto de vista.

A veces las cosas tienen explicaciones simples, aunque las consecuencias son
complejas.

Jerry tenía un hermano mayor, un hombre llamado a Alan. En 1982, justo


antes del nacimiento de Otter, Jerry tenía veintitrés y su hermano mayor tenia
veintisiete. Alan comenzó a toser un día y no podía parar. Pronto hubo sangre.
Pronto Alan estaba en el hospital. Pronto Alan, un hombre gay declarado y
orgulloso, se le diagnosticó lo remitirían a finales de ese año como el SIDA. El
mundo se convirtió en un lugar de miedo, mientras algunos de los amigos de Alan se
convertían en enfermos, mientras la gente miraba para otro lado, ya que Reagan
actuaba como si nada estuviera mal, incluso después de que casi cuatrocientas
personas hubieran muerto en 1983. Alan fue uno de ellos. Murió debido a las
complicaciones de una neumonía el 19 de enero de 1982. Otter nació tres días
después.

Jerry había idolatrado a su hermano mayor. Había adorado la tierra que


pisaba. Había sostenido su mano cuando tomó su último aliento, a pesar de que le
dijeron que no lo tocase, que los médicos no sabían cómo de contagioso era. Pero
había visto el miedo en los ojos de Alan, la desesperación y no le importaba lo que
le ocurriese. Él no pensó en su nueva esposa, en su hijo por nacer. Sostuvo las
manos de su hermano y su hermano le había sonreído alrededor del tubo en su
garganta y justo antes de cerrar sus ojos, guiñó un ojo a su hermano, una mirada
que Jerry había sabido que por su hermano daría toda su vida.
T.J. Klune Quienes Somos
Enterró a su hermano en un día de invierno tan bello que se sentía como una
bofetada en la cara. No debería haber estado tan luminoso allí fuera. El cielo no
debería haber sido tan azul. El día no tendría que parecer como que estaba
celebrando algo cuando debería estar de luto.

Había sido uno de los portadores, llevando el ataúd al hombro, el peso allí
era sólo un recordatorio de lo que había perdido, de lo que ya no tenía. Incluso
cuando el ataúd fue levantado y bajado a la tierra, él podía todavía sentirlo sobre
su hombro, su espalda, presionando en su piel mientras el sol brillaba y una brisa
perfumada rozaba suavemente su rostro.

Un avance rápido hasta hace cuatro años. Otter salió. Jerry y Alice eran
personas inteligentes, personas comprensivas. También eran personas con muchos
recuerdos, con las cicatrices que nunca se habían curado. Estaban asustados. Les
preocupaba. Sabían cómo funcionaba el mundo, que mucho había sucedido desde la
muerte de Alan, que tal diagnostico no significa muerte. Pero todavía era Alan.
Todavía era hermano de Jerry. No era una cara sin nombre o una estadística.
Jerry se angustiaba por su hijo, por su hermano. No sabía cómo actuar, no sabía
qué hacer. Así que no hizo nada. Parecía más seguro. No sabía que a veces nada es
peor que algo.

—No sé si tragármelo —me dice Otter más tarde esa noche, después de que
volviésemos de su casa. Nos acostamos en la cama en la oscuridad, Otter envuelto
alrededor de mi espalda—. ¿Más de veinte años después y pierden los papeles con
eso?

—La gente recuerda lo que más les duele —respondo tranquilamente—. Es


difícil de olvidar cuando se siente como que todavía raspa.

Besa mi oreja—. ¿Te acuerdas? ¿Lo que más te lastimó? —Su voz es baja,
pero escucho la pregunta detrás de la pregunta.

Tengo cuidado con mi respuesta, sabiendo exactamente lo que quiere decir.


—Recuerdo que volviste.

Esto parece satisfacerle—. No sé si puedo perdonar y olvidar tan


rápidamente —dice—. No soy como tú, Bear. Después de todo lo que hice, aún
encontraste alguna manera de perdonarme. No sé si puedo hacer lo mismo con mis
padres. Duele demasiado.

Me doy la vuelta en sus brazos y acuno su rostro—. Te perdoné porque te


quiero —le digo, a ese oro verde brillando en la oscuridad—. Te perdoné porque lo
necesitaba para perdonarme a mí mismo. Vas a hacer lo mismo. Verás.

— ¿Y cómo lo sabes? —susurra roncamente—. ¿Cómo lo puedes saber?


T.J. Klune Quienes Somos
Le sonrío y le digo las palabras que una vez me había regalado a mí—. Tengo fe —
digo simplemente.

Me besa, largo y profundo, pero no antes de que vea el brillo en sus ojos.

¿Qué pasa con los hermanos que nos hacen actuar muy diferentemente de lo
que normalmente haríamos? ¿Por qué hay ahí un vínculo que no existe en cualquier
otro lugar? No puedo contestar, a pesar de que Tyson es mi hermano, a pesar de
que Creed es mi hermano, a pesar de que Otter ha llegado a ser hasta más que mi
hermano. Mis hermanos me moldearon para ser quien soy, o no sabía lo que estaba
sucediendo, y a cambio, me gustaría pensar que tuve una parte en la conformación
de ellos.

Estos son los hombres (y un Chico) que voy a necesitar para el resto de mi
vida. Me podrán enfadar, podrán herirme, podrán hacer que me quiera tirar del
pelo, pero nunca olvidaré lo que he aprendido de ellos, porque sin importar qué
suceda, sin importar quiénes somos o lo que llegaremos a ser, son mis hermanos y
ellos son míos.

Así que nos dijeron lo que éramos y aunque no se arregló inmediatamente la


tensión entre Otter y sus padres, fue por lo menos un comienzo. Simplemente no
se pueden borrar años de rigidez con una sola conversación, no importa lo sincera
que pudo haber sido. De hecho, creo que podría haber hecho las cosas ligeramente
peor para Otter, al menos por un corto tiempo, que la explicación de la reticencia
de sus padres era de familia, de hermanos. Pero independientemente del
razonamiento, todavía podía sentir que era amargo para él, que permitieran que un
fantasma de su pasado nuble su relación con su hijo. Aunque ambos pudiéramos
comprender lo que significaba ser perseguido, los años no pueden corregirse en
cuestión de días.

Creo que Alicia y Jerry sabían eso también. Dieron un paso atrás y le dieron
tiempo a Otter para pensar, tiempo para resolver las cosas por su cuenta. Sabían
tan bien como yo que llegaría a la conclusión correcta, si sólo le daban tiempo. No
estaba bromeando cuando le dije que tenía fe en él. Sí. Sé que verá lo que es y
llegará un día en un futuro no tan lejano y Otter se despertará una mañana y
estará más allá de todo lo que ha estado carcomiéndole. No está en la naturaleza
de Otter guardar rencor. No es igual que el resto de nosotros.

No sé qué hice para merecerlo, eso es malditamente seguro.


T.J. Klune Quienes Somos
Esto es lo que estoy tratando de mantener en mente cuando viene a mí unos
días más tarde con una solicitud tan alucinante que parece que no puedo ni
imaginármela.

¿Él quiere que yo qué?

Es jueves por la noche. Estoy sentado en la mesa de la cocina, tratando de


trabajar en mi tarea de psicología, no entendiendo la lectura, preguntándome si tal
vez podría conseguir que Eddie me ayudase, pero entonces la imagen en mi cabeza
de Eddie preguntándome cómo me hace sentir el libro, me estremezco y desecho
esa idea. Es probablemente mejor fracasar por mi cuenta que pedir al terapeuta de
mi hermano que me ayude. Considero brevemente pedir a Isaíah que me ayude, pero
no creo que a Otter le guste mucho. Ha dejado muy claro estaría bien si Isaíah no
estaba sujeto a las leyes de la gravedad y se cayera de la faz de la tierra, a toda
velocidad en el espacio mientras su carne se congela contra sus huesos ( crees que
estoy exagerando cuando digo eso, realmente lo estoy dulcificando un poco; a
Otter realmente no le gusta Isaíah). Es mi culpa, realmente. Había cometido el
error de decirle que Isaíah me había besado, sin importar lo breve que podría
haber sido. Le aseguré que no había hecho nada para atraerlo ("¿estás
bromeando?" frunció el ceño. "Atraes esas cosas por respirar") y no respondo (por
lo menos mis labios no; mi polla... bueno, eso es harina de otro costal. Y no me
miréis así. Soy un chico en mis veintitantos que acabo de descubrir que el sexo con
hombres es divertido; Puedo conseguir una erección con sólo pensarlo. No es que
Isaíah hiciera nada especial, tan callado).

Otter me miró como si no me hubiese creído durante una fracción de


segundo antes de exigir que cambiase clases, no, que cambiase de escuela, no, que
me quedase en casa para siempre y no saliese nunca. Es perfectamente plausible,
me dijo. El saldría a trabajar y asegurarse de que tuviera comida y agua y que
nunca me aburriese. Le pregunté si se creía que era su perro. Preguntó si Isaíah
era más caliente que él. Le dije que no y que era mucho, mucho más grande. Esto le
dio un aspecto de satisfacción inmediata y le permitió divagar durante un minuto o
dos sobre cómo podría aplastar a Isaíah con sus músculos más grandes y ¿no podía
saber que había estado ejercitándose más? ¿No podía ver cuánto más grande eran
sus brazos? ¿Cuánto más grande era su pecho? Le dije que no lo podía ver,
realmente, a través de la ropa que llevaba. Esto inmediatamente le llevó a quitarse
su camisa y pantalones y entonces no tuve problemas en ver cuánto más grande era
y así se lo dije.

Una hora más tarde, nos acostamos uno al lado del otro, agotados y
jadeando, su esperma goteando fuera de mi culo y por mi muslo de una manera que
suena pornográficamente asqueroso pero que en realidad es jodidamente caliente.
Besé su pecho y él retiró mi cabello de mi sudorosa frente y se inclinó a besarme.
Se apartó levemente, sus labios presionando contra los míos y me dijo en términos
nada inciertos que si Isaíah intentaba algo conmigo de nuevo, probablemente
T.J. Klune Quienes Somos
debería mirar sobre su hombro durante el resto de su vida porque no estaría
seguro dondequiera que fuera. Su amenaza fue tan tranquila, tan seria, que no pude
evitar temblar en sus brazos. Isaíah no tendría ninguna posibilidad contra Otter.

Sonrío con este recuerdo mientras hojeo el texto de psicología. Escucho a


Otter colgando el teléfono después de haber pasado quince minutos hablando con
quien sea. El Chico se sienta frente a mí, haciendo su tarea de fracciones.
Considero brevemente si pido al Chico que me explique la teoría de Kohlberg sobre
el desarrollo moral, pero me detengo, al darme cuenta de que realmente no quiero
saber si él sabe lo que eso significa.

Otter regresa a la sala. Le echo una ojeada y se para. Tiene esa mirada en
su cara, esa mirada de determinación como que va a pedir algo que sabe que no me
va a gustar ("¡solo tienes que probar los caracoles, Bear! No te van a morder. ¡Son
sólo caracoles, por el amor de Cristo!" es un ejemplo; “¡Por supuesto que es una
buena idea intentar la página setenta y seis del Kama Sutraga y, Bear! ¡Nunca nadie
se dañó tratando de poner las piernas detrás de sus orejas! Deja de ser tan bebé y
déjame follarte tántricamente!" es otro). Cierro el texto de psicología y doblo las
manos delante de mí sobre la mesa y espero expectante.

Él sabe que sé qué algo pasa—. Ahora, opinas sobre lo que voy a pedirte
antes que decir algo —dice ominosamente.

El Chico mira y sonríe—. Las conversaciones que comienzan así son mis
favoritas. No puedo esperar a escuchar lo que vas a pedir.

— ¿Qué hiciste? —Digo mientras mis ojos se estrechan.

—Nada —dice, entonces agrega—, todavía.

—Aja.

—Era mi amigo Jordán en el teléfono.

—¿Como el día Jordán? —Le recuerdo vagamente y algunos de los otros


amigos con los que Otter pasaba el tiempo antes de que huyera a San Diego.

Asiente con la cabeza—. Él ha estado tratando de que salga desde que volví
pero, ya sabes. Otras cosas eran más importantes —Suspira, un sonido grande y
pesado y ahora sé que está tratando de follar conmigo—. Como lo mucho que te amo
—Intenta poner ardor en sus ojos, pero es más como chispas, muriendo en el
pavimento mojado.

—Esa mirada casi me convence —le digo—. Casi.

— ¿Esa es la cara que pones cuando quieres algo? —el Chico pregunta
incrédulo—. Otter, se te veía como si estuvieras sorprendido y estreñido al mismo
T.J. Klune Quienes Somos
tiempo. Realmente necesitas trabajar en eso. Bear es una enorme presa fácil
cuando se hace bien.

Le miro con furia—. ¡No lo soy!

—Oh, eres tan justo, Papá Bear —dice en serio. Entonces sonríe con una
sonrisa deslumbrante y sus ojos se abren amplios—. ¿Puedo tomar un helado de
soja ya casi he terminado con mi tarea? Las fracciones son terriblemente difíciles,
pero creo que lo estoy haciendo bien. Sólo necesito un pequeño estimulante—. Me
pongo de pie y acaricio su mano.

—Sin duda, Chico. Has estado haciéndolo impresionante hasta ahora, por lo
que te mereces algo —Voy al congelador y saco su helado, lo pongo en un bol y
consigo una cuchara y lo pongo delante de él antes de sentarme nuevamente.

— ¿Ves? —Dice el Chico a Otter.

Mi frente se frunce. —Espera un minuto…

— ¡Guau! —dice Otter—. Eso fue increíble de ver. ¿Así que tengo que hacer
que mis ojos parezcan más grandes y sonreír más fuerte?

—Chico, me la jugaste otra vez

—Tus ojos y boca están abiertos de forma demasiado amplia ahora, Otter.
Parece que estás atrapado por unos faros y estás feliz de estar a punto de ser
golpeado.

¡Cómo se atreven a ignorarme! Puedo conseguir lo que quiero con la mirada


también…

—Chico, también estoy tratando de tener atractivo en mis ojos ¿sabes?


Para hacer que Bear se derrita un poco de forma que sea masilla en mis manos.

—Yo no soy masilla de…

El Chico rueda sus ojos—. ¿Qué se yo acerca de ser sexy? Tengo 9 años.
Ahora, sobre amor y romance, si sé. Fui el que consiguió que os juntaseis, después
de todo.

—Tú no fuiste…

— ¿Alguna vez te di las gracias por eso, Chico? No recuerdo si lo hice o no.

—No hizo nada…

—Está bien, Otter. Sé que querías pero estabas demasiado ocupado. Y Bear
obviamente mucho a lo que hacer frente, por lo que no me molesta.

—Voy a empezar diciendo cosas al azar ahora…


T.J. Klune Quienes Somos
—Bueno, porque estaba preocupado por si pensabas que no valoro todo lo
que hiciste —dice Otter.

—Estoy dejándoos a los dos por un camionero llamado Duke…

—No hay de qué preocuparse —dice el Chico—. Has hecho mucho por
nosotros. Lo sé. Es lo menos que podía hacer para asegurarme de que os dierais
cuenta de que pertenecíais el uno al otro.

—Y Duke y yo vamos a montar una granja de avestruces fuera de Oklahoma


City…

—Me di cuenta de inmediato —dice Otter—. Fue a tu hermano a quien le


llevo algo de tiempo convencerse.

—Y Duke y yo vamos a adoptar un par de Pekinés y los llamaré Robert


Redford y Beyoncé…

—Me alegro de que insistieras en ello —dice el Chico, llevando más helado a
su boca—. Sé que Bear no es la persona más fácil de convencer. Tienes que usar el
método “de desgaste”. Generalmente, él cede.

—Y entonces un día, Robert Redford y Beyoncé tendrán bebés y los venderé


en una caja al lado de la carretera porque Duke dice que no tenemos espacio
suficiente en la granja de avestruces, estaré triste, pero lo entenderé y voy a
hacer que cada uno obtenga un buen hogar porque, joder, ¡Es lo que Robert
Redford y Beyoncé querrían!

Otter y el Chico están mirándome—. ¿De qué demonios estás hablando? —


Otter frunce el ceño.

El Chico suspira—. Me preocupas a veces, Papá Bear.

— ¿Qué querías? —Gruño a Otter.

Me mira y sus ojos se amplían y pone esa sonrisa torcida.

—Bueno —el Chico dice alentadoramente—. Mantenerlo justo así.

—Algunos amigos quieren salir a un bar de Portland este fin de semana.


Preguntaron si queríamos ir —Otter dice aún sonriente. Ahora da un poco de
repelús.

Frunzo el ceño—. Eso no es gran problema. Mientras la señora Paquinn puede


echar un ojo al Chico y mientras Tyson esté bien con ello, no veo cuál es el
problema.

—Es un bar gay.


T.J. Klune Quienes Somos
—Oh —digo—. Eh... puedes ir —A pesar de que no me refería a eso.

Me mira a sabiendas—. La invitación era para ambos. Mis amigos quieren


conocerte, no lo he dejado con ellos para siempre y ambos podemos tomarnos una
noche libre.

— ¿Cuál de los dos va a ser la drag53? —pregunta el Chico—. Estaba


investigando la historia gay y estoy bastante pillado con las dragqueens. Llevan
sombreros geniales y nombres artísticos. He encontrado un generador de nombres
de drag-queen en línea y mi nombre de drag es Minerva Fox. Probablemente
cantaría un montón de Barbra.

— ¿Quién es Barbra? —Le pregunto, mirando a Otter. Otter se ve tan


desconcertado como yo.

Se encoge de hombros—. Todas las fotos que vi dijeron que las dragqueens
cantaban a Barbra. Ni siquiera sé lo que eso significa.

—Casi temo preguntar, pero ¿por qué estabas investigando la historia gay?

Me mira como si fuera estúpido—. Eres gay.

—Yo no soy... —Me paro antes de que ese viejo argumento surja otra vez.
Voy solo a decirme a mí mismo que no me gustan las etiquetas. Tal vez un día
incluso me lo crea—. Mira, no creo que me sienta cómodo allí.

— ¿Cómo lo sabes si no has probado? —dice el Chico sabiamente.

—Sí, ¿cómo lo sabes? —repite Otter, sonando menos sabio.

—Mira, tal vez la próxima vez, ¿sabes? No creo que sea una buena idea. Con
el tema de la custodia en marcha. Y esas cosas.

—Ya estoy en ello —dice Tyson, marcando en su teléfono móvil—. ¿Erica?


¡Hola! ¡Soy yo! ¡Minerva Fox! ¿Qué? No. Soy Tyson. Tyson McKenna. Minerva es mi
nombre artístico. Sí, todo está bien. ¿Qué? Oh, la escuela está bien, supongo. Es
todavía un poco fácil, pero no llamé para presumir. No. No. Bueno, ¿está bien si
Bear va a un bar gay? Un bar gay. Si, son otros gays. ¿No daña sus posibilidades de
conseguir mi custodia? ¿A qué? ¿Un cuarto de atrás? ¿Qué es eso? ¿Por qué no?
Está bien. Está bien. ¡Gracias! Adiós.

Sonríe mirándome hacia mi posición en la mesa donde Otter sostiene mi


espalda—. Ella dice que puedes ir siempre y cuando no termines en una cutre
habitación de atrás de rodillas. ¿Qué significa?

—Es donde se juega póker ilegal —dice Otter con cara seria.

53
Travestido.
T.J. Klune Quienes Somos
—Oh —dice el Chico—. Bueno, supongo que tiene sentido. No sé por qué
Erica no me dijo lo que era. Pero, ¿por qué estarías jugando al póker de rodillas? ¿Y
no simplemente sentado en una silla?

—Añade al misterio y emoción —le digo.

—Eso no suena como una cosa real en absoluto —murmura el Chico

—Así que ¿voy a llamar y decirles que vamos? —me pregunta Otter, sus ojos
brillantes.

—No hay ninguna manera en el infierno de que vaya a un bar gay —le digo
con el ceño fruncido—. Y eso es definitivo.
T.J. Klune Quienes Somos

7.
Donde Bear Va A Un Bar Gay

Oh sí. Eso está pasando.

—¿SABES lo que te pones? —me pregunta Anna al día siguiente—.


Realmente no tienes ropa para discoteca—. Me mira desdeñosamente, como si mi
armario fuera algo amenazante y fuera a morderle la cara.

—Y realmente necesitas ir por todo, especialmente si es la primera vez que


vas, —señala Isaiah incluso mientras Anna le lanza una mirada suspicaz—. ¿A qué
bar vais a ir?

Estamos sentados en una mesa metálica de picnic esperando que nuestra


clase de psicología empiece. Isaiah se ha sentado sin ser invitado, y claramente
Anna no tiene la clase de ánimo para invitar. A Isaiah no parece importarle. Ni
tampoco a mí. Él parece estar bien, especialmente cuando no está presionándome
contra la pared o besándome. Estoy seguro de que a Otter le encantará que esté
sentado en mi lado de la mesa, incluso aunque hay más lugares en el otro lado. Sé
que a Anna seguro le encanta.

—A PDXers, —le digo—. Suena… pulcro.

—¡Ese sitio es enorme! —dice Isaiah, riendo— Te divertirás, estoy seguro.


Demonios, tal vez incluso te vea allí arriba. —Me ofrece una mirada agradecida de
soslayo con la que no sé muy bien qué hacer. Así que sólo le sostengo la mirada.

—Sí, —dice Anna, su voz dura—. Quizá yo quiera ir también, sólo para poder
ver qué pasa cuando Isaiah conozca a Otter. Me pregunto cómo será la situación.

Isaiah agita su mano en un sencillo despido. —Walrus54 me amará, —dice,


haciendo como que retira un pelo de la manga de mi camisa, pero en realidad sólo
está acariciando mi brazo con su dedo, con un trazo largo y lento. Yo le aparto—.

54
Juega a o fu di o es, Otte sig ifi a e i glés ut ia y Wal us sig ifi a o sa
T.J. Klune Quienes Somos
Probablemente terminará acordando un trío. Entonces tendré que tomar mi nombre
animal para poder ser parte del grupo. Como vuestros Nativos Americanos chicos
blancos. Probablemente iré a por algo como Falcón. O Wolf.

—Jackass55 te conviene mejor, —entona Anna—. El noble burro. Y eres


blanco también. Pálido y blanco pastoso. Incluso con aspecto enfermizo si me
preguntas. ¿Tomas drogas? Te ves como si tomaras drogas.

—Te voy a ganar por completo, —le dice con una carcajada—. Un día, vas a
decir mi nombre sin una pizca de desprecio.

—Lo dudo mucho.

—No vamos a hacer un trío contigo, —le digo, incluso aunque mi polla piense
que es una buena idea. Las hormonas que se mueven independientemente del
cerebro son la pesadilla de mi existencia.

Exacto. Hormonas, La Voz se ríe. Eso debe ser. Casi te creí.

—Tal vez un dúo, entonces, ¿ah? —sonríe—. Tú y yo, y después yo y Walrus.


No me importa hacerlo dos veces.

Eso me provoca ver en rojo por un momento, y tengo que aferrar la mesa
antes de agarrarle por la parte baja de su cabeza y aplastar su estúpida cara
contra la estúpida mesa, para hacerle cerrar su jodida estúpida boca. Mi mandíbula
empieza a doler por la fuerza con la que la tengo apretada, y la sujeción contra la
mesa casi no es suficiente para detenerme.

Anna suena encantada cuando dice, — ¿Ves esa mirada en su cara, Jackass?
Esa es la cara de Bear cuando piensa en alguien tocando a Otter que no sea él.
Otter pone la misma cara con respecto a Bear. Así que, por favor. Continúa. Te
reto.

Él agita la cabeza mientras me estudia—. Parece más como un Oso Amoroso


para mí que un Oso pardo—, dice finalmente—. Pero te oigo alto y claro. Las manos
fuera delante de Walrus.

—Las manos fuera todo el tiempo, —le recuerdo.

Él finge estar ofendido—. Actúas como si tuviera una enfermedad que


pudieras coger—. Se detiene y entonces mira a Anna—. Puede que no haya pensado
en lo que acabo de soltar, y espero que seas lo suficiente mujer como para tomar la
decisión correcta.

55
Burro.
T.J. Klune Quienes Somos
Ella se encoge de hombros—. No me molesta en lo más mínimo. Te ves como
si estuvieras enfermo.

Isaiah suspira y me mira—. ¿Vas a dejar que ella me hable así? Sería bonito
tener a alguien aquí para proteger mi virtud.

Pongo los ojos en blanco—. Algo me dice que tu virtud ya no es un problema.

Él inhala delicadamente—. Bueno, ¡nunca! Y aquí estaba yo, con intención de


ser bueno y dejar que me pidieras prestadas algunas de mis ropas para tu Gran
Aventura Gay. Creo que tengo algunas cosas que se ajustan a ti que yo solía usar,
antes cuando era aficionado y caliente. Te verás tan jodidamente espléndido que
Walrus no sabrá qué le golpeó.

—¿Y supongo que quieres que Bear vaya a tu casa a probarse ropa frente a
ti? —dice Anna secamente—. Sutil, Jackass. Muy sutil.

Él sonríe y es como un lobo. Tal vez Wolf no es tan mal nombre para él
después de todo—. Si te van ese tipo de cosas. A mí no. La sutileza no está
exactamente en mi naturaleza. ¿De qué sirve bailar alrededor de una situación
cuando sólo puedes abordarla de frente? —Me guiña un ojo—. ¿No es verdad,
Bear?

Me estremezco—. ¿Siempre estás cachondo? Podrías marcar de nuevo. Sólo


un poco.

—¿Dónde está la diversión en eso? Entonces, ¿en mi apartamento después


de clase? —pregunta Isaiah, mirando como si pensara que es la idea más grande de
la historia tenerme a solas en su apartamento.

—Si vas a ir, entonces yo también, —dice Anna, mirando como si pensara que
es la idea más estúpida de la historia que yo vaya a su apartamento solo.

—Él tiene razón, —digo a regañadientes—. ¿Qué demonios tengo que


ponerme para ir a un bar gay?

—O cualquier bar, —puntualiza Anna—. Realmente no eres el tipo de persona


que “sale”.

—Tener un niño de nueve años te hace eso, —le recuerdo—. Eso, y el hecho
de que realmente no me gusta beber. Pasan estupideces cuando bebo.

— ¿Cómo qué? —pregunta Isaiah.

—Una larga historia, —digo, mirando a Anna. Ella parece como si quisiera
sonreír pero está intentando contenerse. Me pregunto (como me he preguntado a
menudo antes) si ella me hubiera mandado a la mierda si me hubiera encontrado
T.J. Klune Quienes Somos
besando a Otter hace todos esos años, cuando aún salíamos juntos. Parece trivial
centrarse en esa única cosa, especialmente porque era una pequeña parte de un
todo más grande, que jodí completamente, pero no puedo evitar pensar que ella fue
a la que más dañé con todo esto, incluso aunque se recuperó con una facilidad que
no debería haber puesto en duda, no sé si es el porqué de su supuesta culpa por
salir con Creed o una genuina necesidad de verme feliz. Me gustaría pensar que es
por lo último, pero sé que probablemente es una combinación de ambas. No sé si
necesito disculparme con ella por todo otra vez. ¿Cuántas veces debe una persona
pedir disculpas antes de que suene forzado y falso?

Lo sé, lo sé: bla, bla, bla.

— ¿Alguna vez has tenido historias que no sean largas? —pregunta Isaiah,
sonando exasperado—. Una persona no será capaz de aprender una maldita cosa
sobre ti a menos que quieran escucharte hablar durante días.

—Oye, —digo, insultado—. A algunas personas les gusta escucharme hablar.

—Especialmente su novio, —dice Anna sarcásticamente—. Su gigantesco,


dulce, más-caliente-que-el-infierno novio quien probablemente te odie incluso por
respirar el mismo aire que la persona que él ha amado durante toda su vida y…

—Jesucristo, —gimo—. Dale un respiro.

— ¿Por qué? —me espeta—. ¿Así que sólo puedo sentarme aquí y ver cómo
flirteas con este estúpido?

— ¿Estás flirteando conmigo? —Pregunta Isaiah, arqueando una ceja—. Me


alaga. Y no soy un estúpido. A menos que quieras que lo sea—. Muestra una sonrisa
lasciva.

—No estoy flirteando contigo—, le aseguro—. Eres guapo, pero no eres mi


tipo.

¡Ja!, eso susurra. Gracioso. Pensé que habíamos terminado con todo eso de
“menos que la verdad”. Admitir que tienes un problema es el primer paso hacia la
recuperación. Hola, mi nombre es Bear, y me atraen los hombres que no son mi
novio.

No tengo un problema, le recuerdo. Tengo hormonas y sangre errante que


parece pasear hacia mi polla sin mi permiso. Se llama ser un veinteañero.

Es divertido cómo siempre tienes una excusa para todo, dice La Voz
mientras se ríe. El Señor sabe que tu vida nunca será aburrida. Ni honesta,
tampoco, pero al menos nunca será aburrida.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿No soy tu tipo? —se burla Isaiah—. Soy el tipo de todo el mundo.

—Así que lo que estás diciendo es que eres una puta—, dice Anna.

—Si el anillo para polla te ajusta—, dice Isaiah, sonriendo perversamente.

—Es triste que pienses que eres divertido—, dice Anna con falsa simpatía—.
Rápido, oculta tu narcisismo antes de que alguien lo vea.

—Tú y yo—, dice él seriamente—, vamos a terminar siendo los mejores


amigos.

—De verdad, en verdad lo dudo.

En realidad, casi podía ver que eso fuera a pasar, si no se mataban el uno al
otro primero. Pero por una vez mantuve la boca cerrada. No necesito estar bajo la
ira de Anna más de lo que ya estoy.

OTTER había planeado que fuéramos a un hotel en Portland para pasar la


noche, para que no tuviéramos que conducir de vuelta tan tarde. Entendí que el
mensaje implícito tras sus palabras era que él no quería conducir de vuelta
borracho. Esto me provocó que me detuviera por un momento y tratara de pensar
en las veces en que había visto a Otter borracho, y me di cuenta de que en todos
los años que lo conozco, nunca lo había visto borracho; más allá de eso, no creo que
le haya visto ni si quiera achispado. Otter es un modelo de autocontrol, y cuando le
dije esto, él pensó por un momento y se encogió de hombros, diciendo que sólo
había una cosa en el mundo con la que no podía controlarse. Le pregunté cuál era. Él
dijo que no debería tener que preguntarlo y me besó suavemente antes de ir a
tomar una ducha. Me di cuenta de lo que era unos dos segundos más tarde y corrí
tras él, mostrándole lo mucho que me encantaba que perdiera el control. Fui incluso
capaz de sacar a Eddie Egan 56 y sus estúpidas preguntas sobre la dominación fuera
de mi cabeza lo suficiente como para que Otter me presionara contra la pared de
la ducha, su enorme cuerpo apretado contra el mío mientras yo me retorcía bajo
sus labios y dientes pegados a mi cuello y su polla dentro de mi culo.

Si eso no es devoción, entonces no sé qué lo es.

Isaiah ha cumplido con su promesa y me ha dado algo de ropa que dijo que
enviaría a todos los chicos corriendo detrás de mí. Le dije que no quería chicos

56
Actor (1930-1995 , T as la huella del delito , A e o o tal
T.J. Klune Quienes Somos
persiguiéndome. Él dijo que entonces probablemente no debería ir. Le dije que era
mi plan para empezar. Él dijo que dejara de ser un bebé y luego me hizo probar
unos pantalones vaqueros que se sentían como una segunda piel, pero hacían que mi
culo se viera mucho mejor de lo que realmente es y una negra camisa de cuello
abotonado que dijo que debía estar desabotonada hasta la mitad. Eso hacía que mi
pecho se viera enorme, la piel pálida contrastando tanto con la oscura camisa que
me parecía que brillaba en la oscuridad.

Isaiah enrolló las mangas, frotando mis antebrazos con admiración, mientras
Anna fruncía el ceño al fondo. Tomó algo de mierda pegajosa y asquerosa y la frotó
por mi pelo, dándole un aspecto desordenado a propósito. Entonces me dio un
brazalete de piel que normalmente yo asocio con gilipollas y me dijo que la encajase
alrededor de mi muñeca. Cuando terminó, dio un paso atrás y dijo que me veía
jodidamente caliente.

Anna estuvo de acuerdo, aunque la matara admitirlo.

Me miré en el espejo y me di cuenta de que parecía una puta. Era extraño,


porque sabía que era mi reflejo lo que estaba mirando y aún podía ver la silueta de
mi verdadero yo enterrado en alguna parte, pero este Bear parecía cachondo,
cachas, caliente y bruto. Eso no ayudaba cuando me encontré a mí mismo
flexionándome hacia mi reflejo solo para mirar cómo me veía. Isaiah vino y se
quedó de pie detrás de mí, apartando algo invisible de mis hombros, guiñándome un
ojo a través del espejo. Ese guiño que decía te lo dije. Ese guiño que decía te gusta
cómo te ves.

Nunca fui uno de esos, porque ¿para qué serviría? Era más fácil centrarse
en la realidad de la vida, que Tyson necesitaba un nuevo abrigo o nuevo material de
colegio. Que la factura del agua estuviera pagada. O las facturas del móvil.
Necesitaba gas. O comida. No tenía tiempo de preocuparme por las pequeñas
mierdas por las que se preocupan algunas personas. Pero no estaba amargado
porque nunca las había tenido en primer lugar. Y mirándome en el espejo, todo
brillante, guapo y falso, no sabía si lo quería. Y entonces saltó la alarma de mi
teléfono, recordándome que tenía diez minutos para recoger al Chico del colegio.
No tenía tiempo para cambiarme y volé fuera de la casa arrastrando a Anna detrás
de mí y con Isaiah gritando que me vería en el club porque quería ver qué pasaba
cuando los tiburones del PDXers se enteraran de la sangrienta carne fresca en el
agua. Oh, y que quería conocer a Walrus por primera vez.

Llegué casi tarde a recoger al Chico, que estaba de pie en las esquina
impacientemente, sus ojos escaneando los coches que se acercaban, con una
T.J. Klune Quienes Somos
inclinación nerviosa de sus hombros. Vio acercarse nuestro auto, y la tensión se
liberó, y me saludó mientras sonreía. Abrió la puerta y dijo—, ¡Oye, Papa Bear! No
estaba preocupado en absoluto, sólo has llegado un poco más tarde de lo que… —Y
entonces se detuvo. Y miró.

— ¿Qué? —le pregunté mientras empezaba a incorporarme al tráfico para


llegar a la escuela secundaria. Volví la mirada hacia él, y sus ojos estaban abiertos
de par en par y una comisura de su boca crispada—. ¿Qué pasa?

Él sólo miraba.

Fruncí el ceño hacia él mientras entraba en la escuela secundaria y saludaba


hacia Dominic. Él se metió en el asiento trasero y cerró la puerta tras de sí. Alzó la
mano y rozó al Chico dos veces en el hombro, diciendo el nombre de Ty suavemente
en señal de saludo. Ty no se movió. Él siguió la mirada de Ty hasta mí, y entonces su
mandíbula se cayó, y entonces puso la misma mirada de extrañeza que el Chico
estaba poniendo.

— ¿Qué pasa con vosotros dos? —les espeté.

—Tú… tú te ves… diferente—, ofreció Dominic.

Miré hacia abajo y me di cuenta de que aún llevaba las ropas de Isaiah, el
estúpido brazalete de piel en mi brazo, mi pelo completamente fuera de lugar que
se suponía que era guay pero me recordaba a idiotas holgazanes y pretenciosos.

— ¿Eso es lo que le gente lleva a bares gay? —dijo Ty finalmente—. Santo


cielo, Bear. ¿No crees que deberías dejar algo a la imaginación? Te ves como una de
esas adolescentes fuera de control de Maury Povich57 que son enviadas a campos
de entrenamiento para corregir sus conductas reprobatorias.

Tengo que dejar de grabar ese maldito show—. No más Maury Povich para ti.
—Dije, frunciendo el ceño—. Sigue con Anderson58. Al menos él reporta noticias
reales.

—Sé bueno—, dijo Dominic—. Tu hermano se ve bien.

—Gracias, Dominic.

Tyson miró hacia el asiento trasero a su amigo y frunció el ceño—. No está


bien decir mentiras como esa a la gente—, dijo—. Él no se ve como Bear.

Dominic se encogió de hombros—. Es sólo para salir, Ty. No va a vestir así


todo el tiempo.

57
Presentador de un talk show televisivo
58
Anderson Hay Cooper, presentador de noticias estadounidense.
T.J. Klune Quienes Somos
—Si te hace sentir mejor, Chico—, dije—, creo que me veo ridículo.

Tyson puso los ojos en blanco—. Las únicas cosas que necesitas para
completar el equipo es una pequeña perilla en tu barbilla y un pendiente de
diamante en cada oreja. Estoy seguro de que la mayoría de las mujeres del
MiracleMile59 correrían en la dirección opuesta porque tendrían miedo de que
fueras a abofetearlas y exigirles que te dieran el dinero que te deben.

— ¡Tyson McKenna! —grité incluso mientras Dominic se disolvía en esa risa


herrumbrosa suya—. ¡Necesitas aprender a vigilar tu boca!

— ¡Por qué! —Gritó él en respuesta, de repente la ira brillando en sus ojos—.


Evidentemente a ti no te importa un comino cómo te ves, ¿así que por qué yo
debería cuidar lo que digo?

— ¿De qué estás hablando? ¡Tengo cuidado sobre cómo me veo!

—No, no lo haces—, replica—. No si te estás mostrando vestido así.

—Estaba en casa de un amigo—, le dije—. Me estaba dejando prestado algo


de ropa, y no tuve tiempo de cambiarme. No voy a vestir así todo el tiempo.

—¿En casa de quién estabas? —preguntó sospechosamente—. Nadie que


conozcamos tiene ropa como esa.

Estaba exasperado—. Un amigo de la escuela. Anna estaba allí conmigo, y


ella dijo que me veía bien. Chico, sólo porque me vea así no significa que vaya a
hacer nada diferente. Sólo es la vestimenta. Es como… es como jugar a fingir.

—Tienes 21 años—, me dijo—. No deberías tener que pretender nada. ¿Y


quién es ese amigo vuestro, y por qué nunca he oído hablar de él?

—¡Porque no tengo por qué contarte todas las malditas cosas que hago! —le
dije a través de los dientes apretados—. Cristo, Tyson. A veces creo que olvidas
quién está a cargo aquí, que olvidas quién está adoptando a quién. Tú eres el niño.
Yo soy el adulto. Necesitas recordar eso. ¡No tengo que ir a todo contigo!

—¿Desde cuándo? —Preguntó él incrédulo—. Intenté férreamente ignorar el


dolor que podía ver en sus ojos—. Nos hemos contado todo el uno al otro. Me
dijiste que era la única manera que podíamos sobrevivir, que mientras fuéramos
honestos el uno con el otro íbamos a estar bien.

—Eso fue antes…

59
Centro comercial de Las Vegas
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Antes de qué? —me corta furiosamente, sus pequeños puños apretados
en sus costados—. ¿Antes de Otter? ¿Antes de esto… esto lo que sea que eres
ahora? Otter no es la cura mágica que le haces ser, Bear. Le quiero, y tú lo sabes,
pero él no lo es todo.

— ¿Y tú lo eres? —le espeté antes de que pudiera pararme— ¿Es eso lo que
estás tratando de decirme? ¿Qué tú eres todo? Odio tener que decírtelo, Chico,
pero no lo eres. Eres lo más grande en mi vida, pero no eres todo. No controlas eso
o a mí. ¡Al fin estamos siendo capaces de vivir, y suenas como si desearas que las
cosas volvieran a ser como antes!

—Quizá lo hago—, me gritó, y ya no podía ignorar la rotura en su voz, las


furiosas lágrimas formándose en las esquinas de sus ojos—. ¡Al menos entonces
sabía a quién coño estoy mirando!

— ¡Te dije que vigilaras tu maldita boca!, No te lo advertiré otra vez, Tyson.
¡Lo digo en serio esta vez! —Pero él estaba en bucle. No iba a parar, ni por mí, ni
por nada. Y cuando volvió a hablar, mi corazón se rompió— ¿Hasta cuándo, Bear?
¿Hasta cuándo va a ser antes de que ya no me necesites más? ¡Estas yendo a la
escuela, tienes a Otter, estás haciendo nuevos amigos que hacen que te veas como
alguien que no eres, que quiere ir a bares, beber y ser estúpido! ¡Un día te vas a
despertar y serás como ella! ¡Vas a salir y dejarme atrás porque no me necesitarás
más! ¿Vas a dejarme una nota? ¿Una puta carta que diga que lo sientes, pero que
simplemente no podías aguantar más? ¿Qué yo era más de lo que puedes manejar y
que tenías que irte? ¿Entonces qué, Bear? ¿Qué hay de mí? —En el momento en que
terminó, estaba respirando pesadamente, su rostro estaba rojo brillante, sus
mejillas húmedas. Intenté acercar mi mano hacia él, pero él la apartó con un
gruñido. Nos detuvimos en el camino de entrada de la Monstruosidad Verde, y él
saltó fuera del coche y cerró la puerta detrás de él antes de salir disparado hacia
la casa, dejándonos a Dominic y a mí mirando tras él en un atónito silencio.

No tenía palabras, ni capacidad de hablar, ni capacidad de pensar siquiera


realmente. Debería haber esperado algo como esto, lo sabía. El Chico había pasado
por esta transición más tranquilamente de lo que nunca había esperado, hasta el
punto de que me había vuelto complaciente cuando se trataba de él, suponiendo que
estaba tan bien como lo estaba yo, o por lo menos de camino a estarlo. Hemos
compartido todo, desde nuestras neurosis, hasta nuestra capacidad de confiar en
la gente, ¿así que por qué no se me ocurrió que estaba en el camino de la
normalidad como yo lo estaba? Porque no es normal, y yo sabía esto. Me había dicho
a mí mismo todo el tiempo que él había estado junto a mí. No es como los otros
niños. Nunca va a ser como ellos. Es aterradoramente inteligente, aterradoramente
T.J. Klune Quienes Somos
frágil, aterradoramente aterrador. Es obstinado, es fuerte y temerario, es
vegetariano por elección propia, es mi mayor apoyo, mi crítico más duro. Es
divertido y triste, feliz y loco, y es la mejor cosa que me ha pasado nunca.

Me di cuenta de todo esto unos pocos cortos segundos después de que la


puerta se cerrara de golpe en la casa. Me di cuenta de eso independientemente de
lo que había sucedido en el pasado, nuestra madre marchándose, cómo nos
separamos del mundo, aquellas noches en las que ambos permanecíamos despiertos
preguntándonos si estábamos haciendo lo correcto, me di cuenta de que lo haría
todo de nuevo. En un único latido. Si eso significaba que él iba a estar a mi lado, si
eso significaba que llegaría a ver al pequeño chico que se ha convertido al crecer,
entonces sí, por supuesto que sí. Nunca habría otra opción. Me di cuenta de que le
había mentido. Cuando le dije que él no era todo, había mentido. ¿Cómo no puede
ser todo para mí? Ha crecido hasta ser el niño que cualquier padre esperaría tener,
que cualquier persona estaría orgullosa de decir que es suyo. Él es mío.

—Joder.

—Ha estado preocupado por un tiempo—, dijo finalmente Dominic,


haciéndome saltar. Había olvidado que estaba en el coche conmigo.

—¿Sobre qué? —dije, mi voz sonando casi tan áspera como la suya. Capté
sus ojos en el espejo retrovisor.

Dominic me miró por un momento como si calibrara mi sinceridad. Debió


haber visto algo ahí porque tomó aire profundamente, sus ojos se veían un poco
tristes, y dijo: —Que estás cambiando. Que le estás dejando atrás. No sabe cuál
es su lugar—. Suspiró—. Piensa que ahora que tienes a Otter, no le necesitarás.
Que realmente él sólo te ha estado apartando de la vida que has querido tener
pero no podías porque le tenías. Y entonces te presentas hoy, viéndote como lo
haces… Creo que eso sólo le confundió.

— ¿Él te dijo todo eso? —le pregunté, sintiendo dolor en el corazón.

Él se encogió de hombros—. Algo de eso. El resto me lo imaginé un poco. Tú


y Tyson sois iguales. Mostráis mucho en vuestras caras. Quizá demasiado. Veo
cómo te mira a veces. He oído cosas que no ha dicho completamente. Cuando una
persona no habla mucho, te sorprenderías sobre lo que realmente escuchas—. Esta
última parte sonó casi como una amonestación, pero fue dicha con esa misma voz
tranquila suya, que suena como lo que debería haber sido duro, pero salió igual de
amable—. Sólo tranquilízale, ¿vale? Eso es todo lo que necesita. Yo puedo manejar
el resto. Cuando salió del coche, finalmente le hice la pregunta que había estado
pensando todo el tiempo que le conocía:
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Quién coño eres tú?

Se volvió hacia mí, y sus labios se curvaron en una sonrisa, una que se veía
rara porque iba dirigida hacia mí y no hacia el Chico—. Alguien que cuida de tu
hermano, —retumbó—. Oh, ¿y Bear? Una cosa más, pero no le digas a Tyson que te
lo dije. O a Otter. Probablemente me mataría.

— ¿Qué es? —pregunté.

Su sonrisa se ensanchó, y por primera vez, vi un brillo travieso tras sus ojos.
—Te ves muy jodidamente excitante con esas ropas. Me hacen desear ser unos
pocos años mayor. Pero prefiero al otro Bear también. Sólo hay algo sobre él,
¿sabes? —Y entonces se volvió y cerró la puerta tras él, bajó por la acera hacia su
casa, dejándome boquiabierto, preguntándome qué demonios acababa de pasar.

EL Chico se había negado a hablarme durante el resto de la noche, yendo


tan lejos como ignorarme intencionadamente durante la cena y después
encerrándose en su habitación. Me dije que tenía suerte de que no decidiera irse a
dormir a la bañera, que al menos estaba eso, pero caminé junto a la puerta de su
habitación más de lo que debería hacer esa noche, paseando por el pasillo, llevando
toallas dobladas y pretendiendo ponerlas en el armario del pasillo, o llevándole a
Otter algo del dormitorio. Cada vez que pasaba por su puerta, caminaba más lento
hasta casi parar, tratando de escuchar algo desde dentro de su cuarto. Escuche
sonar su móvil una vez con el tono que le había puesto a Dominic, pero sólo pude
escuchar el susurro murmurado de una conversación.

Obviamente Otter se había percatado de que algo pasaba, y le di una vaga


descripción de lo que había ocurrido, sin explicárselo totalmente porque aún no
sabía lo que pensaba sobre eso. Él entendió que necesitaba tiempo para razonarlo
por mí mismo y sabía que se lo contaría cuando estuviera listo. Él acostó al Chico
esa noche, y les escuché hablar sobre lo que fuera desde la mesa, con mis
ejercicios escolares extendidos frente a mí, pero olvidados durante la última hora.
Otter dijo algo que hizo reír al Chico suavemente, y el sonido perforó mi pecho
tanto que pensé que me desangraría allí mismo.

Y por supuesto me ignoró al día siguiente cuando le llevaba a él y a Dominic a


la escuela. Les recordé a ambos que la Señora Paquinn estaría allí para recogerles
T.J. Klune Quienes Somos
(y que tendrían que sentarse en el asiento trasero de su coche) porque Otter y yo
estaríamos de camino a Portland para registrarnos en el hotel y salir pronto a
cenar antes de tener que ir al bar gay. Dominic asintió, y el Chico mantuvo su
silencio, y mientras abría la puerta, me di cuenta que esta sería la primera vez
desde que podía recordar en la que él y yo íbamos a estar separados por un periodo
de tiempo. Que no iba a ir a recogerle a la escuela. Que no iba a hacerle la cena y
escucharle parlotear sobre su día, o sobre cómo pensaba que Sara Palin era una
clara señal de la llegada del apocalipsis. Que no iba a contarle alguna estúpida
historia que me inventara sobre cómo él era el rey del mundo y que todos se
convertirían al vegetarianismo porque así lo decretaba y que PETA le daba un
premio por su trayectoria. No podía dejarle. No podía alejarme de él. ¿Y si pasaba
algo? ¿Y si me necesitaba y yo no estaba allí? ¿Y si ocurría un incendio o una
inundación o alguna cosa bíblica que mi mente pudiera darle vueltas? Pero incluso
cuando extendí mi mano para detenerle, para detenerme a mí mismo, sabía que él
necesitaba ver que yo iba a estar bien por mi cuenta, y que necesitaba ver que él
iba a estar bien. El pensamiento me golpeó hasta dejarme sin aliento, y casi me
detuve, pero agarré su brazo de todas formas. Se volvió para mirarme, sus ojos
entrecerrados, pero no fríos. Nunca fríos—. No me importa si no me crees—, le
dije suavemente—, y no me importa si tengo que decirte esto cada día del resto de
nuestras vidas, pero nunca te dejaré. Eres mi hermano, Tyson McKenna, y yo nunca
te dejaré atrás.

Me miró por un momento con esos ojos que se parecían tanto a los míos
antes de apartarse suavemente de mi agarre y cerró la puerta tras de sí.

Y entonces se fue.

—MIERDA, —suspiró Otter cuando salí del baño del hotel, y terminamos
juntos finalmente. Incluso había cogido esa cosa asquerosa para el cabello y la
había puesto sobre mi pelo como lo hizo Isaiah. Me veía como lo hacía antes. Pero
aún no como yo era.

Parece que a Otter le gusta lo que ve, si la forma en que está caminando
hacia mí es una indicación. Le sonrío cuando me alcanza y me agarra el brazo,
haciéndome girar, agarrando mi culo encerrado en unos vaqueros ajustados. Me río
T.J. Klune Quienes Somos
mientras me toca—. Te ves bien, Papa Bear—, gruñe en mi oído—. Pero apuesto a
que sé por qué el Chico está cabreado contigo ahora.

Mi risa se detiene mientras me aparto de Otter—. Sí, —digo, mirando en el


espejo sobre la cómoda—. Él vio esto y dijo que ya no era yo.

— ¿Lo eres? —Me pregunta Otter—. No tienes que vestirte así. Te quiero
sin importar cómo te veas

Pongo los ojos en blanco—. Eres parcial.

—Así es el Chico, —me recuerda—. Quizá incluso más que yo. Ha pasado por
tantos cambios en los últimos dos meses que probablemente esté flipando un poco.
¿De dónde sacaste estas ropas, de todos modos? Odias ir a comprar ropa. La
última vez que te hice ir conmigo, me dijiste que pensabas que te divertirías más
teniendo astillas de bambú metidas bajo las uñas.

No hay nada como escuchar tu propia cita melodramática para ponerte la


piel de gallina. Probablemente debería haber hablado con Otter sobre mi visita a
Casa de Isaiah antes. Esto va a ser divertido—. Oh, no son mías, —digo, señalando
lo obvio.

Otter arqueo una ceja y me mira ligeramente siniestro—. ¿No? ¿Y de quién


se supone que son? ¿Algo que debería saber, Papá Bear?

—Promete que no te volverás loco, —digo nerviosamente.

—Ahá.

—Entonces… puede que dijera a Isaiah que íbamos a salir, y Anna dijo que yo
no tenía nada que ponerme y que iba a verme como un vagabundo intentando entrar
a un bar, y entonces Isaiah dijo que tenía ropa que me quedaría, que solía llevar
antes que me harían ver caliente y refinado.

—Caliente y refinado, vale—. Sus ojos relampaguean.

—Y entonces Anna dijo que sólo estaba intentando meterse en mis asuntos y
que no podía ser nombrado como lo somos nosotros, pero entonces ella decidió
llamarle Jackass porque decía que parecía como un asno drogadicto.

— ¿Eso es así? —Las fosas nasales llameando.

—Sí, y entonces dije que no necesitaba llevar nada diferente porque me veía
bien de la manera en que estaba, pero entonces él dijo que quería tener un trío
contigo y conmigo, y entonces me volví loco porque no quiero que nadie más te
toque excepto yo, y entonces él dijo que bien, que no necesitábamos un a tres
T.J. Klune Quienes Somos
bandas, que podía follarme y luego iba a tener sexo contigo, y eso me volvió
realmente loco.

—Bien, qué tal eso—. Contracción de mandíbula.

—Y entonces Anna dijo que si iba a ir, ella iba a ir a su casa, y así que
fuimos, y él me presto ropa hasta verme así, y pensé al principio que me veía un
poco ridículo, y aún lo pienso un poco, y entonces el Chico me vio y se asustó y me
dijo que ya no le quería, pero luego se volvió más raro, y creo que Dominic es gay
porque dijo que deseaba ser unos pocos años mayor, porque me veía jodidamente
caliente.

— ¿Él dijo qué? —Ojos desorbitados.

—Oh mierda, no tenía que contarte eso. No le digas nada, ¿vale? Pero es
extraño, ¿verdad? Es como si fuéramos un exterminador de bichos gay y todos los
gays acuden flotando hacia nosotros porque piensan que somos luminosos y
brillantes, pero lo único que quiero hacer es electrocutar a la mayor parte de ellos,
ya que me sacan de mis casillas con sus lloriqueos agudos. Vale, no todos ellos.
Dominic está bien, creo. Isaiah puede ser… descarado, pero no es tan malo. A Ty
parece que le gusta David Trent. Y… oh. Oh oh.

— ¿Oh oh qué? —Brazos flexionados.

—Uh… Isaiah podría estar allí esta noche. Dijo que quería conocerte, y Anna
cree que vas a ir a destruirle porque me besó, y él te llama Walrus.

—Voy a destruirle—. Labios burlones.

—No seas idiota. No voy a hacer nada con él. Duh.

—Él ya te besó.

— ¡Yo no le devolví el beso!

— ¡No, pero fuiste a su casa!

—Eso no sucedió el mismo día. ¡Y además, Anna vino conmigo!

—Oh, ¿porque necesitabas un acompañante? ¿Verdad?

—¿Estás realmente enfadado conmigo? Porque si lo estás, me gustaría


saberlo ahora para poder estar seguro de ignorarte toda la noche, y tus amigos
pensarán que algo va mal entre nosotros y les diré que estamos teniendo problemas
porque tienes ansiedad por rendimiento.

Sus ojos se entrecierran—. No te atreverías.

—Ponme a prueba.
T.J. Klune Quienes Somos
Da dos pasos hacia mí y me agarra por detrás del pelo, presionando sus
labios contra los míos con un beso devorador, su lengua entrelazándose con la mía
mientras me pellizca y chupa los labios y el cuello—. Te mostraré mi ansiedad por
rendimiento—. Susurra en mi oído mientras sus manos revolotean abriendo la
bragueta de mis vaqueros demasiado ajustados, y mi polla brota libre, feliz por
librarse de su infierno vaquero. Me inclino y hurgo en su propia cremallera, y golpea
mis manos apartándolas, aun manteniéndome presionado contra sus labios, con su
boca ahora en mi oreja. Su polla está dura y se escapa cuando se la saca, toma
ambas en una mano y empieza a masturbarnos, su longitud dura y caliente contra la
mía. Levanto mis brazos y le rodeo el cuello y me arqueo contra él, respirando con
dificultad como si no encontrara el aire. Su apretón es tan familiar, esos dedos
expertos igual que en casa que no pasa mucho tiempo antes de que me corra en su
mano. Él escucha el quejido revelador en mi voz y pone su frente contra la mía, y
nos miramos el uno al otro mientras me derramo, y entonces él se derrama, y me
estremezco en sus brazos, pero no puedo mirar a otro lado, no miro a otro lado. Él
se inclina y me besa de nuevo, más despacio esta vez, la urgencia se ha ido. Su
mano aún está agarrando mi polla, y casi espero haberme corrido sobre las
estúpidas ropas de Isaiah y así poder cambiarme con algo que sea más como yo.
Como los vaqueros desgastados y la sudadera con capucha que tengo en mi bolsa.

—Ansiedad por rendimiento—, susurra él—. Como si cualquiera te lo creería.

—No una persona soltera—, me muestro de acuerdo, recostando mi cabeza


en su hombro.

Él frota su mejilla contra mi pelo—. ¿Necesitamos ir a casa? —Pregunta—.


¿A cuidar del Chico?

Pienso por un momento antes de negar con la cabeza—. Él estará bien hasta
mañana, creo. Quizá podamos volver a casa más pronto de lo que habíamos
planeado. Quiero que puedas ver a tus amigos.

—Suena como un trato—, dice, besando y gruñendo en mi oído—. ¿Bear?

— ¿Sí?

—Te quiero, ¿lo sabes?

—Lo sé. Amo todo de ti.

—Entonces, ¿Bear?

— ¿Sí?
T.J. Klune Quienes Somos
—Joder mataré a Isaiah si te hace algo que no me guste. Y ya no me gusta
mucho de él.

—Lo sé.

—Vale—. Silencio por un instante, y entonces un última vez—¿Bear?

— ¿Sí?

—Jordan me dijo que probablemente David va a estar también allí esta


noche.

— ¿Igual que, como David Trent, el profesor de mi hermano pequeño, a quien


le gustaría poder hacer contigo lo que tú y yo acabamos de hacer?

—Uh… por el bien del argumento, ¿por qué no?

—Fantástico—. suspiro.

Después de conseguir un sello que se supone que es el logo del club PDX,
pero es lo suficientemente borroso para parecerse a una Gordita Supreme del
Taco Bell, Otter me coge de la mano y me guía hacia la música pulsante y las luces
estroboscópicas. Mis ojos tardan un momento en adaptarse al asalto sensorial, y
cuando se acostumbran, veo una pista de baile a la izquierda, llena de hombres en
diversos grados de desnudez, frotándose y retorciéndose unos contra otros como
si todos estuvieran en celo y necesitaran correrse o morirían. Veo como un tipo
lame la línea de la garganta de otro hombre mientras agarra su culo acariciado por
otro tío que se está liando con un cuarto hombre que parece una versión hippie de
Jesús. Casi parece sacrílego, y por un momento miro fijamente al del cuerpo de
Cristo, pero sólo porque es una jodida réplica, y no creo que vuelva a ser capaz de
mirar la figura de Jesús en una cruz y no pensar en mi primera visita a un bar gay.
De algún modo, no creo que la Iglesia Católica lo aprobara. No creo que las
erecciones en la iglesia estén permitidas (¿ves cómo estoy tomando el camino fácil?
Podría haber hecho fácilmente una broma sacerdote-monaguillo aquí. Así que esto
es lo que se siente con la madurez).

Otter mira por encima de su hombro y sonríe ante lo que es obviamente mi


expresión de rechazo. No tenemos bares gay en Seafare. No tenemos bares
hetero en Seafare. Nunca he visto antes un lugar donde la música está demasiado
alta para tener una conversación; bueno, si no cuentas esas tiendas de moda de
T.J. Klune Quienes Somos
ropa en el centro comercial donde todo el mundo te sonríe con los dientes tan
blancos como si fueran de un anuncio de pasta dental y como si fueran tu mejor
amigo y no quieren nada más que ayudarte a comprar un par de vaqueros de
doscientos dólares que por alguna razón ya tienen agujeros. No voy a tiendas como
esa. Kmart60 tiene vaqueros sin agujeros por unos diez dólares. No soy exigente. Es
por eso que me siento aún más fuera de lugar mientras Otter nos conduce a través
de la multitud, conmigo aún vestido con las ropas de Isaiah porque hoy fue la
primera vez que me corrí mientras llevaba la ropa puesta y sin llegar a mancharlas.
Confía en mí, lo miré. Estrechamente. Es como si Dios hiciera que nuestro esperma
se disparara hacia arriba en el aire y aterrizara directamente sobre la mano de
Otter, tratando de demostrar que los milagros ocurren todos los días si sólo los
buscas, independientemente de la improbabilidad estadística de la proyección del
semen.

Gracias, Dios. Eres un amigo.

Otter se detiene a esperar que la multitud se aparte frente a él, y alguien


me golpea desde atrás, y siento una mano que me roza el culo. Levanto la mirada,
me vuelvo y veo un tío rudo sonriéndome, y me guiña un ojo cuando capta mi mirada.
Al parecer la gente ya no se presenta. ¿Esto es a lo que hemos llegado? ¿En lugar
de decir, “hola, mi nombre es (rellenar el espacio en blanco)” me das un pellizco en
el culo y me sonríes? Oh, sí. Oh, por favor hazme eso un poco más. Estoy tan
excitado por ti, enorme cara de bruto estúpido. Le miro fijamente, y él pone los
ojos en blanco y vuelve a mirar a sus amigos, probablemente contándoles que ha
conocido a la perra más frígida en la historia de los bares gay y que yo no era lo
suficientemente amable como para saludar a su culo.

Creo que ahí está la razón por la que no voy a clubs. Me siento como un
pueblerino en la gran ciudad por primera vez. Está mal ventilado aquí, y huele un
poco asqueroso, como a sexo viejo y a sudor nuevo. Hay unas pocas mujeres, pero
están todas de pie al fondo, mirando, esperando algo que no sé qué sea. Hay una
segunda planta con un balcón que envuelve la pista de baile, e incluso más personas
apoyadas en la barandilla, mirando, riendo, bailando. Creo que a un chico le están
follando, pero también podría ser que se estuviera asfixiando y un ciudadano
preocupado le estuviera haciendo la maniobra de Heimlich. Sin su camisa. Y no creo
que ponga esa cara cuando me ahogo, lo más probable es que tenga una polla en su
culo. Así que, eso es guay. En realidad no soy de esos que hacen demostraciones
públicas de afecto, pero tal vez esa es la única manera de que ese tipo pueda follar,

60
Cadena de tiendaslowcost con sede en Estados Unidos.
T.J. Klune Quienes Somos
y su joven amante de veinte años está tratando de ayudarlo. Eso es seguro un
detalle por su parte.

Otter me pega a la barra y se inclina—. ¿Qué está mal? ¡Apestas! —grita.

Le miro fijamente—. Huelo bien, idiota. Usé tu colonia.

Él pone los ojos en blanco y se acerca más, sus labios contra mi oreja. Me
estremezco—. Dije, ¿qué quieres beber?

—¡Perdón! —grito de vuelta—. ¡Esta música, con la chica repitiendo “oh yeah
baby, ooooooh yeah”, es demasiado impresionante, y no podía oírte!

—¡Qué gracioso! ¿Cerveza?

Niego con la cabeza—. Agua. ¡O una coca cola!

Él sonríe—. Prometo que cuidaré de ti si quieres tener una pareja.

Apenas reprimo un gemido—. Si tengo “pareja”, probablemente terminaré


haciendo algo de lo que me arrepienta más tarde, como hacerte un trabajo manual
bajo la mesa, o besarte y hacerte salir corriendo hacia San Diego otra vez.

—Acepto el trabajo manual—, gruñe él, los ojos verde-dorados


oscureciéndose—. Y prometo que no me iré corriendo a San Diego, o ni siquiera
cruzar la habitación—. Entonces me besa, poniendo un poco más de fuerza en ello
de lo que esperaba, lo cual es obviamente por lo que estoy sintiendo un poco de
debilidad en las rodillas. Ha dejado que su barba crezca un poco, y se raspa contra
mi barbilla, y por un momento, quiero seguir adelante, para quemarme un poco allí,
para que la gente viera lo que hay y lo que viene.

Probablemente sea más fácil llevando un sombrero con una señal de neón que
diga, “Si me pierdo, por favor devolver a Otter”, dice La voz, riendo. Jesús, ¿tan
necesitado estás? Ya sabes, es bueno para ti intentarlo y divertirte. A nadie le
gusta una Nancy Negativa.

Lo que sea. Y no me puedo creer que tú seas mi conciencia. ¿Quién coño dice
Nancy Negativa?

Oh, por favor. Soy un vanguardista.

—Voy a beber, ¿vale? —pregunta Otter. O me dice. No sé cuál de las dos.

Me encojo de hombros—. Sabía que lo harías. Me parece bien—. Me mira


como si no me creyera. Le muestro mi mejor sonrisa, y veo que algo derrite un poco
sus ojos, y de repente me gustaría que estuviéramos de vuelta en la habitación del
hotel para dejar que me folle hasta el olvido. Mejor aún, desearía que estuviéramos
T.J. Klune Quienes Somos
en la Monstruosidad Verde, en nuestra propia cama, y follar allí. Pero ese soy yo
siendo egoísta y ridículo. Otter quiere estar aquí, ver a sus amigos que hace mucho
que no ve. Quiere que esté aquí con él, para cumplir con dichos amigos. Quiere
mostrarles lo nuestro, mostrarles lo que tenemos. Y no es como si sus amigos
fueran estúpidos, al menos, no que yo recuerde. Jordan era majo, según la escasa
memoria que tengo de él. Hay otros pocos cuyas caras son borrosas, pero sé que los
he conocido antes. Oh, y David estará allí. E Isaiah. ¿Quién sabe? ¡Tal vez Jonah
aparecerá también!

¿Qué podría salir mal?

Otter se gira otra vez y me pone en la mano un vaso que probablemente


contiene un tercio de una lata de coca cola y el resto hielo. Otter agarra su
cerveza y entrega al camarero, a quien parece que le llegan los abdominales hasta
la barbilla, dos billetes de veinte. Veo que el camarero le devuelve quince dólares,
dos de cinco y cinco de uno. Otter deja los de uno.

— ¡Cristo! —Le grito—. ¿Tu cerveza es importada de la luna? ¿O es el


último trago de coca cola de la Tierra? ¡Seguro que me sentiría mal si fuera la
última persona que pudiera volver a tomar un refresco!

Él se encoge de hombros—. Son los precios de los bares.

Oh sí, porque eso lo arregla—. Vas a sacarme a bailar, ¿verdad? —Él gruñe.
No es el gruñido de Otter, porque es diabólico.

— ¿Crees que dejaría pasar la oportunidad de mostrarle tu culo a todo el


mundo? Aquí todos estarán deseando ser los únicos en bailar contigo, pero yo sabré
que no tienen ninguna maldita oportunidad. Por supuesto que te voy a sacar a bailar.

—Creo seriamente que estás sobrestimando mis habilidades para bailar. Mi


forma de bailar normalmente termina en internet, donde la gente lo vea y así pueda
dejar de lamentarse sobre sus propias vidas. ¿Sabes cuándo la gente dice que tiene
dos pies izquierdos?, Si pues es como si no tuviera pies y mis muñones estuvieran
pegados a ruedas con forma de triángulos.

—Ya sabes—, dice Otter mientras tira de mi mano y me atrae contra él, sus
manos envolviéndome alrededor de la cintura—, eso sólo ha pasado a ser mi forma
favorita de bailar.

Le palmeo el pecho—. Estas buscando sexo de nuevo, ¿verdad?

Se ríe—. ¿Funciona? —pregunta, ratificando su ingle contra mi estómago.


T.J. Klune Quienes Somos
—Uh… yo… ¿qué me preguntaste? —digo, intentando detener mis ojos los
cuales están dando vueltas dentro de mi cabeza.

—Es lo que pensaba. Vamos a buscar a los chicos.

— ¿Es ahora cuando tengo que hacer todo eso de “qué pasa si no me gusta”?

Él se inclina y me besa la punta de la nariz—. Oye—, dice.

—Oye, tú—, le respondo.

—No estás realmente preocupado por eso, ¿verdad?

Pienso por un momento y no puedo dar una respuesta así que me encojo de
hombros.

—Bear, sé que no lo ves, incluso aunque te lo diga constantemente, pero eres


la persona más increíble que he conocido nunca—. En serio, Otter debería
realmente renunciar a la fotografía y escribir tarjetas de felicitación. Pero
maldita sea si eso no provoca que mi corazón lata más rápido—. Te adorarán, e
incluso si, en la más improbable posibilidad de que no, eso no importará. Lo que
importa es que yo creo que eres condenadamente genial.

— ¿Crees que soy genial? —digo, tratando de contener la incredulidad de mi


voz, pero no tengo éxito en lo más mínimo—. Bueno, creo que eres un radical.

Gruñe, y es el gruñido que conozco—. Creo que estamos predestinados,


entonces—, dice con fingida nostalgia en su voz—. Después de todo, dijiste que
eras el único que podía aguantar mi mierda.

—Totalmente correcto.

—Así que, nada de nervios, ¿vale? Irá bien.

—Gracias, entrenador. Me aseguraré de anotar el primer gol—. Hago una


pausa, considerándolo—. Creo que no sé mucho sobre deportes.

—No mucho, parece—, me tranquiliza Otter—. Pero, oye, eso también está
bien. Puedes quedarte en casa con los niños y asegurarte de que la cena está en la
mesa cuando yo vuelva del trabajo.

—Cabrón—. Frunzo el ceño mientras le golpeo, tratando de ocultar cómo la


palabra “niños” se ha disparado a través de mí—. No soy tu puta esposa.

—No—, dice, sus ojos de repente pensativos y mirando como si estuviera


lejos, muy lejos—. No, no lo eres. Pero…oye. Esto podría no ser el mejor momento
para hablar de esto—. Respira profundamente—. Bear, he estado pensando. Mucho.
¿Has pensado alguna vez sobre… qué… y si nosotros…?
T.J. Klune Quienes Somos
No consigo saber cómo termina esa frase cuando de repente se aparta de
mi abrazo y se gira, un bramido de deleite procedente de alguien que ha tenido a
bien interrumpir la cosa escalofriante que Otter estaba a punto de decirme.
Innumerables cosas atraviesan mi cabeza, desde Otter proponiéndome que
adoptemos un niño haitiano y llamarle algo raro y moderno como hacen los famosos
(por alguna razón, imagino que nuestro bebe haitiano podría llamarse Textile Mills
Thompson o Banana-Rama Mackenna) o diciéndome que hablaba en serio sobre mí
siendo su versión de ama de casa (tendría que asegurarme de poder encontrar la
receta de brownie y mirar precios de monovolumen/SUV/hibrido… demonios, ya soy
miembro de la PTA61 en la escuela del Chico, así que, ¿por qué no hacerme la
permanente en el pelo mientras estoy en ello? Esto por supuesto, me hace
preguntarme si los hombres alguna vez se hacen la permanente, y para el caso, por
qué las mujeres siguen haciéndolo. ¿O es algo de los ochenta? Me recuerdo
buscarlo en Google cuando volvamos a casa).

Otter ruge una carcajada y abraza a otro tipo, la hermosa cara del hombre
en su hombro, los ojos cerrados hasta que los abre y me encuentra, y la sonrisa se
ensancha. Jordan. Se ve exactamente como le recuerdo, su pelo rubio cayendo en
ondas sobre sus hombros, la barba en su cara oscura y gruesa. Se ha vuelto más
grande que la última vez que le vi, casi tan grande como Otter, y me pregunto si
aún es posible que yo pueda pasar por una etapa de crecimiento a los veintiún años.

Jordan aún tiene esa mella en uno de los dientes frontales, y le recuerdo
vagamente contándome que fue de una vez que le habían golpeado en la cara con un
bate en el instituto donde aparentemente él se creía mucho hasta que se destrozó
la rodilla mientras patinaba sobre ruedas. Recuerdo que se burlaban
innecesariamente de él sobre ser tan guay como para admitir que hacía patinaje
sobre ruedas. Entonces, como tantas cosas, desapareció de mi vida después de que
mi madre se fuera, después de que Otter se fuera. Casi me permito centrarme en
eso, pero lo alejo. Ahora no es el momento para revolcarse en la autocompasión.
Estoy en un bar gay, después de todo.

Jordan le dice algo a Otter mientras le suelta, y Otter se vuelve a mirarme,


y sus ojos brillan cuando me ve, y le responde algo a Jordan mientras extiende su
mano hacia mí. Me estiro y agarro sus dedos acercándome—. Jordan, ¿recuerdas a
Bear? —Dice Otter, el patente orgullo en su voz provoca que me sonroje—Es mío
ahora.

61
Parent-TeacherAssociation. Asociación de Padres y profesores.
T.J. Klune Quienes Somos
Jordan ignora mi mano extendida y me envuelve en el mismo estrecho
abrazo que le había dado a Otter. Grito cuando me levanta y da vueltas en círculos,
con la risa de Jordan resonando en mis oídos. Después de lo que parecen días (y
estoy bastante seguro de que he derramado la última coca cola del mundo sobre la
barra detrás de nosotros… ¡oh, guau, perdida!) vuelvo a estar sobre mis pies, y
Jordan pone sus manos sobre mis hombros y me sonríe—. ¿Cómo podría olvidarlo?
—dice, su voz como el whiskey suave—. Entonces, Bear, ¿eres al que tengo que
agradecer por hacerle al fin entrar en razón y que vuelva a casa?

Mi cara está probablemente del color de una señal de stop en este


momento—. Uh… no sé nada de eso. Creo que había un montón de otros motivos
también—, me encojo de hombros.

Elocuente como siempre, Papa Bear, La Voz se ríe. El alma de la fiesta, tú


eres.

¡Para de hablar como Yoda! Le riño.

Pero hablar así, me gusta. Probarlo, deberías. Popular, te hace en el bar gay.

Otter me coge otra vez de la mano, entrelazando sus dedos con los míos—.
Lo es—, le dice Otter a Jordan—. Simplemente no le gusta mucho que le presione.
¿Todo ese rubor que tiene ahora mismo? Es porque está avergonzado de que
estemos hablando de él.

Yo frunzo el ceño—. No ayudas.

Jordan parece divertido mientras nos observa—. Sabes, Bear, me


sorprendió cuando por fin Otter me llamó y me contó lo de ustedes.

— ¿Oh?

—Estaba ocupado—, susurra Otter.

Jordan se encoge de hombros—. No pensábamos que cambiaras de esa


manera. Ya sabes, de vuelta al día. Otter aquí tenía esa mirada perdida en sus ojos
cada vez que se mencionaba tu nombre, y fue triste verlo después de un tiempo.

Ahora es el turno de Otter de ruborizarse—. ¿Oh, en serio? —digo


alegremente, sintiéndome un poco más como yo mismo, la primera vez desde que
entremos en el bar—. ¿Otter? ¿Algún comentario?

Otter se ruboriza aún más y se mira los pies. Pero siento el apretón de su
mano contra la mía, y no puedo dejar de reír—. Me amas—, me burlo.

Él pone los ojos en blanco—. Me encanta ver qué piensas que es divertido.
T.J. Klune Quienes Somos
Jordan pone su brazo sobre mis hombros y empieza a conducirnos lejos de
la barra hacia la parte posterior, donde más gente está sentada en mesas y las
cabinas que recubren las paredes—. Siempre era “Bear esto” y “Bear aquello”—,
dice, gritando lo suficiente para asegurarse de que Otter puede oírle por encima
del thumpthumpthump del llanto por atención de alguna estrella del pop que ha sido
re mezclado—. “Chicos nunca creerán lo que dijo Bear hoy”. Me encanta que por fin
usaras el sentido común y te apiadaras del pobre chico. Él ha estado perdido sin ti.

No tengo oportunidad de replicar cuando llegamos a una mesa con un puñado


de tíos. Algunos son vagamente reconocibles. Otros son extraños. Uno es el
profesor de quinto grado de mi hermano pequeño. Genial. Empiezo a cerrarme en mí
mismo cuando Jordan dice—, Caballeros. ¡Caballeros! ¡Si podéis prestarme atención,
por favor! El hijo pródigo de Seafare ha vuelto, y ha traído a su pareja —oh que me
jodan—. Que ha sido el centro de su mundo desde que le conozco —¡Maldita sea,
Jordan! —. ¡Os presento a Otter y Bear! —Los tipos de la mesa de inmediato saltan
y empiezan a gritar tan fuerte que es una maravilla que alguien pudiera aún
escuchar la música que está sonando. Inmediatamente, soy zarandeado y abrazado,
palmeado en la cara y en el culo, mi pelo alborotado, mi mejilla besada, susurrado
en mi oído, y creo que alguien me dice algo en español, pero nadie parece latino, así
que me lo podría estar inventando. Dos asientos aparecen como si fuera magia, y
somos arrojados sobre ellos, nosotros en un lado de la mesa y los otros seis en el
otro lado. Nos sonríen.

Empiezo a sudar.

— ¿Estás bien? —pregunta Otter, mientras estoy seguro de que puede


sentir cómo está mi mano de fría y húmeda.

Asiento, me estiro y me bebo la mitad de su cerveza.

Él se ríe y se inclina para besar mi oreja—. Te tengo—, dice—. Awww—,


suspira nuestra audiencia.

Patético. Más o menos.

Todo el mundo empieza a hablar a la vez, e intento seguir la conversación,


pero es casi imposible. Otter aparta su mano de la mía (probablemente porque está
goteando húmeda y asquerosa) y la pone en mi muslo, parando mi pierna de botar
arriba y abajo nerviosamente. Se inclina hacia adelante y ríe por algo que alguien
dice. La gente me incluye en la conversación e intento contestar lo mejor que puedo
(léase: tan bien como puedo escuchar) y me tomo mi tiempo para explorar al resto
de los que no acabo de recordar/conocer.
T.J. Klune Quienes Somos
Soy muy malo para los nombres, así que ahí está Músculos Magoo, cuya
camisa parece que va a estallar en algún momento, sus pectorales están
considerando seriamente triturar la mesa. Ahí está Chico Con Gafas, que parece
que tiene un tic nervioso en su ojo izquierdo, pero entonces me mira y sonríe, y me
doy cuenta que parece que está bien. Capitán Culo Musculoso (David Trent) está
realizando su mejor charla para distraer a Otter. Casi quiero preguntarle cómo va
Ty en clase para hacer que pare de mirar a mi novio como si fuera la única cosa
comestible en el menú. Probablemente no quiera hablar de trabajo un viernes por la
noche, pero entonces no quiero que ponga sus putos ojos sobre Otter. Jordan está
directamente frente a mí, sentado junto a un hombre pequeño que he apodado Mini
Jo, ya que parece exactamente una versión más pequeña de Jordan, e intento
recordar si Jordan tiene un hermano pequeño o no. El último chico es Cervecero,
cuatro botellas de cerveza vacías frente a él, una vidriosa mirada feliz en su cara.
Creo que le conozco de antes, sólo porque le recuerdo borracho antes también.
Pero todo esto se aleja cuando unas manos se apoyan en mis hombros. Vuelvo mi
cabeza, los efectos de la media cerveza que bebí provocan que mi piel se note
caliente (realmente necesito trabajar mi tolerancia), para encontrarme una cara
sonriente mirándome.

Isaiah.
Qué está haciendo…
Oh, mierda.
Casi me caigo de espaldas de mi silla.
—Cuidado Bear—, dice, sonriéndome, esa sonrisa lobuna con toda su fuerza—. Te
ves jodidamente estupendo. Encantado de ver mis ropas llenas de ese pequeño
cuerpo apretado tuyo.

Se inclina sobre mis hombros para mantenerme girado, la presión de sus


manos clavándose en mi piel. Lleva una camisa negra sin mangas que es enteramente
demasiado pequeña para él, pero creo que esa podría ser la intención porque cada
músculo en la parte superior de su cuerpo parece como si estuviera forzado a
punto de estallar a través de la tela. Su pelo está salvaje y desordenado, como el
mío, y su agarre se aprieta aún más fuerte antes de que me dé cuenta de que la
conversación de nuestra mesa se ha detenido. Miro frente a mí y veo que todo el
mundo está mirándome (¿a nosotros?) e inmediatamente me siento culpable, como
si hubiera hecho algo mal incluso aunque no puedo determinar con bastante
precisión lo que podría ser. Es sólo entonces que me doy cuenta de que mi muslo
está también amarrado, y miro a Otter para encontrarle mirándome también,
excepto que sus ojos no están llenos de una ligera confusión como los del resto de
T.J. Klune Quienes Somos
la mesa; no, sus ojos están brillando peligrosamente, no lo bastante negros aún
pero creciendo dilatados a media que lo miro. Trato de recordar cualquier momento
que pudiera señalar donde Otter se pusiera en condiciones de demostrar sus celos
y posesividad, pero sólo puedo llegar a cuando le hablé de Isaiah y toda esa
debacle. Nunca habíamos estado en una posición para que se sintiera celoso (yo, por
otra parte, tuve que contenerme con Jonah. Oh, y David, que está sentado en
frente de mí, mirando ahora a Isaiah con algo parecido a encontrar un billete de
cien dólares cubierto de escremento en la acera… ¿lo coges o lo dejas solo?). Pero
lo que sea que Otter está emanando de él en palpables olas, tanto como que está
elevando la temperatura en la habitación y haciéndome sudar otra vez.

—Isaiah—, digo a modo de saludo, sorprendido de que mi voz salga sonando


con normalidad—. Me alegro de verte—. Isaiah ríe, y sale profundo como si
retumbara.

—Oh, Bear. “Me alegro de verte” —se burla de mí—. ¿Eso es realmente
todo lo que consigo? Pensé que significábamos más el uno para el otro. Quiero
decir, estuviste en mi apartamento, después de todo. Con tu ex-novia, nada menos.
Dios, fue un buen día.

—Bear—, dice Otter, sonando como si las últimas reservas de su control


estuvieran a punto de estallar—. ¿Vas a presentarme a tu amigo?

Podría pensar en al menos setecientas cosas que preferiría hacer, pero no


creo que deba decir eso por miedo a empeorar la situación. Si Otter e Isaiah no
apartan su agarre de mí, voy a estar cubierto de moratones mañana. E incluso
aunque sé que tengo completa devoción por Otter, parte de mí piensa que suena
jodidamente excitante. No soy buena persona, aunque lo parezca.

—Isaiah, este es…

—Oh, no necesitas decírmelo—, interrumpe Isaiah. Suelta mi hombro cuando


se vuelve hacia Otter—. Déjame adivinar, ¿debes de ser Walrus?

Gimo.

Otter se pone en pie, levantándose en toda su altura, lo cual es


impresionante para los estándares normales, pero de pie junto a Isaiah (que tiene
la misma altura que yo) lo hace más intimidante. Puede que Isaiah sea musculoso,
pero aun así es un enano comparado con mi hombre. Y esa mirada en su cara no es
de felicidad; si no conociera a Otter y me estuviera mirando ceñudo de esa forma,
me estaría cagando encima como un tonto. Pero Isaiah no se veía asustado o
intimidado; de hecho, se ve extrañamente divertido e impresionado—. Mierda—,
T.J. Klune Quienes Somos
resopla—. Eres un gran follador, ¿verdad? Estoy seguro de que eres… bastante
sobrado—. Vuelve la mirada hacia mí—. ¿Por qué no me dijiste que era un maldito
maravilloso gigante?

—Lo hice—, digo, frunciendo el ceño.

—No, Anna dijo eso. Tú dijiste que era genial.

—Es genial. Como, súper genial.

Wow, La voz musita, no lo apoyes tan fuerte. No sonarás creíble en


absoluto.

—Es el chico más guay que conozco—, añado.

—Así que tú eres el tío que besó a mi novio, ¿huh? —dice Otter sin un solo
rastro de ironía, haciendo caso omiso de mi completo ensalzamiento de sus
virtudes.

—Oohhhh—, exhala nuestra audiencia. Chico Con Gafas y Cervecero


inmediatamente empiezan a susurrar entre ellos, Músculos Magoo sólo flexiona sus
brazos, Jordan y Mini Jo miran a Isaiah como si fuera el Anticristo (lo que, para
ser justos, podría ser), y David Trent parece que está disfrutando demasiado, y
quiero acercarme y hacerle Karate en esa expresión petulante de su rostro, pero
dos cosas me detienen: a) es el profesor de mi hermano pequeño, y Ty ya está
bastante enfadado conmigo; y b) no sé Karate. Bueno, un poco sí, sólo porque he
visto Operación Dragón, como diecisiete veces. Estoy seguro de que puedo ser un
estudiante rápido. Si no, puedo seguir practicando en la cara de David hasta que lo
haga bien.

—Fue un pico amistoso entre amigos—, le tranquiliza Isaiah—. Él se veía un


poco triste ese día, y pensé para mí, “Isaiah, viejo compañero, tienes que traer esa
sonrisa de vuelta” —se encoge de hombros—. Tienes que admitir, que Bear tiene
una sonrisa matadora. Sólo cumplí con mí deber para con el mundo.

Oh, Isaiah. Por favor, oh por favor, sólo cierra la boca.

— ¿Eres real? —dice Otter incrédulo, y creo que tal vez voy a tener que
intervenir en algún momento porque esto está empezando a llegar peligrosamente
cerca de tener a dos chicos peleando por mí, y creo que eso es la cosa más ridícula
que he escuchado nunca. De hecho, la mayor parte de mi vida parece ridícula
últimamente.

—Sí, Walrus. Soy un chico real—, sonríe Isaiah satisfecho.


T.J. Klune Quienes Somos
Otter tuvo suficiente. Debería haberle dicho a Isaiah que aunque Otter
podría parecer el gato más guay de la habitación, había ciertas cosas que pueden
provocarle que explote. Al parecer el pensamiento de Isaiah de juntarse conmigo
es una de ellas—. Ahora escúchame—, dice Otter, su voz baja y dura—. Puede que
estés en la misma clase que Bear, y por alguna razón que no puedo entender, él
parece pensar en ti como un amigo. No voy a ser ese tipo que le dice al hombre que
ama con quien puede o no puede pasar el rato. Pero no te confundas por la
complacencia. Juro sobre todo lo que tengo, que si alguna vez intentas tocar a Bear
otra vez, acabaré contigo. Si siquiera le miras de una forma en que le incomodes de
una forma en que no deberías, voy a convertir tu vida en un infierno tal que
desearías no haber intentado nunca nada en primer lugar. No soy un hombre al que
puedas joder, y haré cualquier cosa para proteger lo que es mío. ¿Me entiendes?
¿Isaiah? —Entonces se inclina y toma mi cara entre sus manos, besándome
ferozmente, sus labios calientes y duros contra los míos, sus dientes rechinando
contra mis labios. Calmando, mi corazón latiente.

¿Quién dice mierda como esa? Puto Jesucristo, si no estuviera ya locamente


enamorado de él, habría caído por los restos ahora mismo. Todo lo que quiero hacer
es quitarme la ropa y tumbarme sobre la mesa para que ese enorme hijo de puta me
folle de arriba abajo, mientras que un artista del tatuaje me firma con el nombre
de Otter en la frente.

Cervecero dice lo que todos estamos pensando: —Eso fue la cosa más
excitante que nunca he visto—. El resto se muestra de acuerdo. Incluso Isaiah.

—No puedo ver eso ahora—, dice lentamente. Como si tratara de escoger las
palabras adecuadas y tuviera dificultades para hacerlo—. Y no porque me asustes
en lo más mínimo. Aunque, no creo que haya tenido nunca a nadie que me amenazara
con acabar conmigo. Estás seguro de saber cómo dejar a un chico todo excitado y
húmedo, Walrus.

—Ese no es mi nombre—, le ladra Otter.

—Lo siento, quería decir Otter. Caray. Apúntate un par de muescas, tío
grande. Dijiste algo importante. Bear es tuyo y tú eres suyo, y mutilarás y matarás
a cualquiera que piense lo contrario. ¿Quién pensaría que la mentalidad cavernícola
fuera aún algo real?

—Uh, Isaiah, probablemente es un buen momento para no decir nada más—,


digo—. Siéntate, conoce a los chicos, pero por el amor de todo lo que es sagrado,
cierra tu boca por, al menos, seis segundos.

—Necesito otra cerveza—, murmura Otter, acechando hacia la barra.


T.J. Klune Quienes Somos
—Iré contigo—, dice David, obviamente queriendo ayudar. El cabrón. Miro su
espalda mientras se arrastra tras Otter. Isaiah se da cuenta de esto pero no dice
nada.

— ¿De verdad besaste a Bear? —pregunta Jordan con recelo, mientras


Isaiah toma asiento a mi derecha.

Isaiah se encoge de hombros—. No es como si significara algo. Somos


amigos.

Músculos Magoo se ríe—. Entonces está claro que no conoces a Otter.

—Creo que establecimos eso cuando me presenté a él—, dice Isaiah


secamente.

Jordan niega con la cabeza—. Lo que quiere decir es, que si conocieras a
Otter y su historia con Bear, habrías sabido que besar a Bear es la idea más
estúpida que probablemente hayas tenido.

—Déjame adivinar—, dice Isaiah—. ¿Una larga historia?

Cervecero se encoge de hombros, tomando lo que parece ser su séptima


cerveza—. No conocía a Bear antes de hoy, y no conozco a Otter realmente bien.
Pero incluso yo sé que no debes joder sobre Bear. Otter está como… como… como
completamente enamorado del chico—. Cervecero niega con la cabeza como si no lo
entendiera—. Pero cada uno a lo suyo, supongo.

Caramba, gracias, Cervecero.

—Lo que quiere decir es que Otter ha estado enamorado de Bear desde
siempre—, continúa Jordan—. Ahora es cuando al fin lo tiene, y no va a dejarle ir.
Otter es muy… protector de aquello que piensa que es suyo. Puede que sea algo
erróneo, pero viene de un buen lugar. Y si hay una persona a la que no quieres
joder, es Otter.

—Ni lo menciones—, dice Isaiah, pareciendo tan supremamente aburrido que


quiero darle una bofetada en la cara—. ¿Y qué hay de ese chico que fue con él a por
una cerveza? ¿El que le está agarrando del codo y riendo con él? ¿Sabe él esto
también?

Todos seguimos la mirada de Isaiah y vemos a David y Otter de pie en la


barra, la mano de David agarrada al brazo de Otter, David inclinándose y diciendo
algo que hace a Otter reír y sacudir la cabeza. Los hombros de Otter pierden su
rigidez, y no aparta el agarre de David.

—Es el profesor de mi hermano pequeño—, me quejo.


T.J. Klune Quienes Somos
—Le dijo la sartén al cazo—, dice Isaiah mientras se frota la mandíbula—.
Está cachondo por tu hombre, eso parece.

—Tienen una historia—, susurra Cervecero.

—Y David en realidad no ha conseguido superarlo—, dice Chico Con Gafas.

—Oh, por favor—, se burla Mini Jo—. Se terminó, como, hace cinco años y
seis meses. David necesita crecer y seguir adelante.

—A algunas personas les cuesta olvidar—, añade Músculos Magoo.

—No es que importe—, dice Jordan, volviendo a mirarme—. Otter no es


tonto. Especialmente después de ese pequeño show que dio—. Sus ojos se abren de
par en par severos—. ¿Volverás a besarle? —me pregunta.

Niego con la cabeza.

—Bear mantuvo su inocencia—, dice Isaiah, dándome palmaditas en la


mano—. Es de la clase de chicos de un solo hombre—. Los demás empiezan a hablar
entre ellos, y él se inclina y dice sólo para mí—, ¿Estás bien?

—Estoy bien—, digo mientras miro ceñudo a David, que ahora está pagando
la cerveza de Otter. No parece que vayan a volver a la mesa, obviamente se
contienen para hablar de recuerdos del pasado y de cuánto se echan de menos el
uno al otro y de cómo quieren ir sólo a follar a la habitación de mala muerte
trasera.

— ¿Quieres que corra a intervenir por ti? —Pregunta Isaiah—. David está
bastante bueno, tengo que decir. No me importaría ayudarte con ese.

—Eres tan desinteresado.

Él sonríe—. No lo sé. ¿Este chico, David, te da problemas?

Niego con la cabeza—. Confío en Otter. Es el otro chico el que me cuesta.

—Bueno, si el pequeño ataque de Walrus es creíble, no tienes nada de qué


preocuparte—, dice—. Ese hombre está claramente loco por ti. Es repugnante, en
realidad.

—Sí, algo así—, digo, mi voz endureciéndose cuando David echa la cabeza
hacia atrás, riendo demasiado fuerte por algo que Otter ha dicho. Otter no es tan
divertido. Yo debería saberlo. Joder vivo con él, le veo cada día, y estoy a punto de
levantarme, correr hacia David y preguntarle qué parte de la introducción de Otter
a Isaiah no ha entendido y que si realmente piensa que sólo porque Isaiah me besó
T.J. Klune Quienes Somos
brevemente una vez Otter iba a acabar realmente de caer en sus estúpidos brazos
musculosos como si nada importara.

—Ahora, ahí están las garras por las que me estaba preguntando—, dice
Isaiah, riendo mientras me hace volver a sentarme antes de que pueda rasgar la
bonita cara de David—. Walrus no es estúpido, así que no hay necesidad de que tú
lo seas. Además, —dice, inclinándose, sus labios cerca de mi oreja—, tengo una idea
mejor. A Walrus realmente no le gusto, así que podrías usar eso en lugar de montar
una escena.

—No voy a follar contigo—, le digo.

Sus ojos se abren de par en par cómicamente—. No era lo que tenía en


mente, pero me gusta tu manera de pensar. ¿Estás seguro de eso?

Lo pienso por un momento, pero sólo por un momento—. Estoy seguro—, digo.

Isaiah me mira a sabiendas—. Bueno, ¿entonces por qué no dejamos las


cosas así? ¿Sabes bailar?

—Uh… no realmente. Soy más de… del estilo de no-baile, si sabes lo que
quiero decir.

—Bien, tienes suerte, porque yo hago que cualquiera que baile conmigo
parezca bueno, así que prepárate para el viaje de tu vida, cariño. Walrus no querrá
saber qué le ha golpeado, y confía en mí, no volverá a recordar el nombre de David.
¿Estás preparado?

—No lo sé…

—Oye—, dice.

—Oye, tú—, le respondo, incapaz de pararme.

—¿Confías en mí?

—Ni siquiera un poco.

—Lo cojo—, dice con una sonrisa mientras me agarra del brazo y me lleva a
la pista de baile.

Me encuentro con unos pocos de los otros chicos y me disculpo


profusamente pero soy ignorado inmediatamente a favor del profundo bajo que
martillea desde los altavoces de arriba, haciendo que mis dientes vibren en mis
cuencas. Las luces son brillantes y se disparan a través de mis ojos, y estoy cegado,
sólo por un momento. Es durante esta ceguera que Isaiah se aprieta contra mi
espalda, su cuerpo como un líquido suave mientras sus caderas comienzan a
T.J. Klune Quienes Somos
moverse contra las mías. No sé lo que estoy haciendo, y eso se ve. Estoy tieso
contra él, mi cuerpo incapaz de moverse con la gracia fluida que él parece tener—
Sólo relájate—, grita en mi oreja—. Déjame llevarte.

¿Qué tengo que perder?

Así que me dejo llevar, tanto como puedo. Isaiah pone sus manos en mis
caderas y las empuja a un lado y luego al otro, haciéndome bailar con él y contra él.
Es sucio, agobiante, y sé que me veo ridículo, pero entonces Isaiah susurra en mi
oído que mire, que mire a Otter, y lo hago, y encuentro su mirada encendida sobre
mí, David olvidado en la barra del bar con una mirada de sorpresa en su cara
mientras Otter merodea por el borde de la pista de baile, la mirada verde dorada
casi volviéndose negra, haciendo estallar sus nudillos mientras sus labios se
retuercen en una mueca de desprecio. Isaiah hace este pequeño giro limpio con su
cuerpo y se desliza hacia arriba y hacia abajo en mi espalda y respira contra la
parte trasera de mi cabeza—. Me debes una después de esto—, dice, y puedo
sentir finalmente su polla contra mi culo—. Pero tienes suerte de que no quiera mi
favor ahora mismo—. Me deja ir y camina hacia Otter, que mira como si no tuviera
problema en asesinar a Isaiah delante de todos. Isaiah se detiene frente a él y
dice algo, provocando que Otter gruña en su cara. Isaiah mira atrás hacia mí y me
guiña un ojo antes de caminar hacia la barra. Otter está en frente de mí antes
incluso de que le vea moverse—. ¿De qué coño iba todo esto? —me grita,
presionándose contra mí.

—¿Tuviste una agradable conversación con David? —le respondo con un


gruñido—. No dejes que te interrumpa. Seguro que él te tenía bien agarrado. Los
rumores dicen que no ha superado lo tuyo. Pero creo que ya lo sabes.

—No seas idiota, Bear. No te sienta bien.

—No seas gilipollas, Otter. Lo mismo se aplica a ti.

Nos miramos el uno al otro por un momento antes de ver la comisura de su


boca empezar a moverse, e intento mantenerme enfadado con él por algo, todo,
pero no puedo. Es Otter. Él lo rompe primero, se ríe en voz alta, toma mi cara y me
besa. Respiro profundamente y le devuelvo el beso, y su lengua encuentra la mía, y
hay algo oh tan extraño y oh tan caliente de hacer delante de todas estas
personas, incluso aunque a nadie le importe y dudo que nadie esté mirando. Este
pensamiento es desechado con el resto inmediatamente cuando escucho silbidos
viniendo de nuestra mesa, y Cervecero grita algo indescifrable que les provoca
risas. Otter sonríe contra mis labios, y me permito pensar que tal vez, sólo tal vez,
esto será para el resto de mi vida, que tendré a este hombre conmigo por el resto
T.J. Klune Quienes Somos
de mi vida, que nada, ni Jonah, ni mi madre, ni el puto David o Isaiah podrían
apartarnos. La mirada verde dorada ha vuelto mientras él me mira, y es como si yo
fuera todo lo que ve. Como si fuera todo para él.

— ¿Qué te dijo Isaiah? —pregunto.

Otter bufa—. Dijo que mejor que te trate bien porque si hay alguna vez un
momento en el que estés soltero, te agarrará y no te dejará ir.

—Oh.

—Sí.

—Bueno, tú sabes que eso no va a pasar, ¿verdad?

Él arquea una ceja—. Oh lo sé. Pero ahora Isaiah también lo sabe.

— ¿Qué…? —soy interrumpido cuando mi teléfono vibra en mi bolsillo. La


pantalla está encendida y mostrando que tengo un nuevo mensaje con una foto. Lo
abro y veo que la Señora Paquinn ha tomado una foto de Ty, acurrucado en la
bañera, con su pijama, parece como si estuviera profundamente dormido, con la
cara llena de preocupación. Sólo pensé que deberías saber, dice el mensaje. Puedo
ocuparme hasta mañana. Mierda. Se lo enseño a Otter que inmediatamente me coge
de la mano y me lleva de vuelta a la mesa—. Lo siento chicos—, dice mientras coge
nuestros abrigos—. Tenemos que cortar este breve rato. De vuelta a casa por una
emergencia—. El tono de su voz les demuestra que es serio. Los chicos de
inmediato se levantan de un salto y nos abrazan a ambos, diciéndonos que les
hagamos saber si hay algo que puedan hacer. Frunzo el ceño hacia David cuando
abraza a Otter más tiempo del que debería hasta que Otter le aparta y coge mi
mano otra vez. Isaiah me dice que le envíe un mensaje más tarde y me dice que me
verá la próxima semana. Estamos fuera frente al club incluso antes de lo que se me
ocurre.

— ¿Seguro que te parece bien que nos vayamos? —le pregunto en voz baja—.
Sé que no has visto a tus amigos desde hace tiempo. Me siento mal por hacer que
nos vayamos pronto.

Otter pone sus brazos alrededor de mis hombros y me acerca, inclinándose


para besarme la frente—. Estás bromeando, ¿verdad? Bear, tenemos que volver
para cuidar de Ty. No hay otro lugar en el que preferiría estar. No te sientas mal.
Yo no lo hago. Vamos a parar en el hotel y recoger nuestra mierda y dejaremos la
T.J. Klune Quienes Somos
habitación. Envíale un mensaje a la Señora Paquinn y hazle saber que volveremos a
casa en menos de dos horas.

Entonces algo más me golpea cuando alcanzamos el coche y él desbloquea y


abre la puerta para mí—. ¿Otter?

— ¿Si, cariño? —Esa palabra otra vez. Joder.

—Estabas diciendo algo… en el bar. Antes de que Jordan te agarrara. —


¡Cállate, cállate! —. ¿Qué… qué ibas a preguntarme?

Me mira durante un momento mientras espera a que entre en el coche.


Cierra la puerta tras de mí y camina lentamente rodeando la parte delantera del
coche, su ceño fruncido. Me aterroriza lo que va a decir cuando abra la puerta, y
son los cinco segundos más largos de mi vida. Me inclino hacia adelante y
desbloqueo la puerta del conductor de su Jeep, y entonces su mano está en la
manilla, la levanta y la puerta se abre, el frío se cuela dentro, se sienta y cierra la
puerta tras él. Pone las manos en el volante, exhala, abre la boca y dice. —
Centrémonos en Ty por ahora, ¿vale? Volvamos a casa y cuidemos del Chico. No es
importante.

Pero es importante, ahora sé que lo es. ¿Pero digo algo? ¿Insisto? Por
supuesto que no. Solo asiento. Y miro a lo lejos. Finalmente, sin embargo, en algún
lugar fuera de Portland, mientras conducimos en silencio en la oscuridad, él se
acerca, coge mi mano y no la suelta.

—No quería decir que cortarais vuestro pequeño viaje—, dice la Señora
Paquinn mientras abre la puerta a la una de la madrugada—. Siento que pensarais
que lo hice.

—Está bien—, dice Otter tranquilamente—. Estábamos listos para volver a


casa.

Ella sonríe—. ¿Tuvisteis buen tiempo? Me han contado que esos bares
tienen hombres que bailan en jaulas con billetes de dólares en sus partes y nada
más. Suena como mi versión del cielo.
T.J. Klune Quienes Somos
—Nos divertimos—, le digo, con ganas de ir al baño y despertar al Chico—.
Un poco ruidoso, pero fue divertido.

—Somos hogareños—, dice Otter, alzando mi mano para besar los nudillos—.
Especialmente cuando el Chico nos necesita.

—Él sólo está preocupado, creo—, dice la Señora Paquinn suavemente, sin
recriminación en sus ojos ni en su voz—. No es que esté fundado en nada, pero…
creo que está en una etapa frágil justo ahora. Probablemente abrumado por todos
los cambios que han ocurrido en su vida—. Intento protestar sin entusiasmo, pero
la Señora Paquinn me silencia con una nudosa mano alzada—. No es algo malo, Bear
McKenna; ¿cómo puede serlo? Todo lo que vosotros dos habéis recibido en estos
últimos meses es una bendición, y nunca me oiréis decir lo contrario. Tyson tiene un
alma vieja: podría aparentar fortaleza, pero aún está hecho de cristal y tiene que
ser manejado como tal. Pero no podría estar en mejores manos—. Levanta su mano,
y la agita mientras toca mi mejilla gentilmente, y todo lo que puedo pensar de eso…

Bear-rick

…llegar al pasillo tan rápido como pueda, para levantarle y hacerle saber que
nunca dejaré que los terremotos sean tan fuertes—. Ahora—, dice la Señora
Paquinn—, os dejaré para eso y me despediré yo misma—. Empieza a protestar
mientras Otter le entrega un fajo de billetes por sus servicios, pero él la ignora y
abre su bolso y lo mete en por ella. Nos besa a ambos en la mejilla y sale hacia la
noche. Miramos hasta que está segura en su coche y de camino antes de cerrar la
puerta detrás de nosotros.

— ¿Quieres que vaya contigo? —me pregunta Otter.

Ni siquiera tengo que pensarlo—. Sí. Necesita vernos a los dos, ¿verdad? No
es solamente él y yo nunca más. O incluso tú y yo. Somos nosotros tres, y necesita
entender eso. Ahora vamos a sacarle de la bañera, y podemos hablar mañana.

Y eso es lo que hacemos. Otter me sigue hacia el baño, y tengo que parar a
mi corazón de partirse en dos cuando veo al Chico acurrucado en el fondo de la
bañera, su pelo cayendo sobre su cara, su pijama levantándose por una de sus
piernas revelando la blanca piel. Se estremece una vez, y me doy cuenta que debe
de tener frío. No puedo dejarle ahí nunca más. Me agacho y pongo mi brazo
derecho bajo sus piernas y mi brazo izquierdo bajo su cabeza y lo levanto contra
mí. Dios, es tan pequeño. Tan ligero. ¿Cómo podría algo que pesa tan poco significar
tanto? No tengo una respuesta para esa pregunta, a pesar de que parece que es lo
T.J. Klune Quienes Somos
único en que puedo pensar. Le miro mientras bajo el pasillo de la Monstruosidad
Verde, y creo que se podría despertar, pero sólo murmura para sí y gira la cabeza y
la entierra en mi pecho. Hay un resoplido, entonces, y un suspiro, y se relaja. Paso
su habitación con una mirada, y Otter no dice nada. Sé que le parece bien. Pongo al
Chico en nuestra cama y pongo la colcha sobre él hasta sus hombros para
mantenerle caliente. Otter me entrega mi pijama corto y me cambio en la
oscuridad, sin hablar, pero de algún modo sabemos lo que el otro diría si lo
hiciéramos.

Me arrastro junto al Chico y Otter me sigue, y ponemos las mantas por


encima de nuestras cabezas como la Cueva de Bear y Otter, pero ahora es la de
Bear, Otter y el Chico. Él hace la cuchara detrás de mí mientras yo recojo un
mechón de pelo caído de la frente del Chico. La última cosa que recuerdo es la
forma en que la luz de la luna cae sobre la cara de mi hermano pequeño,
permitiéndome verle claramente una última vez antes de caer dormido. Es
suficiente, por ahora.

Me despiertan los sonidos suaves de la televisión en la habitación en el canal


de la CNN de fondo y Otter roncando ruidosamente en mi oído, su brazo cayendo
pesadamente a mi lado. Entreabro un ojo y encuentro al Chico mirándome.

—Volviste a casa—, dice al fin, su voz no demuestra nada—. Pensé que


volverías esta tarde.

—Decidimos que preferíamos estar aquí—, bostecé, estirándome para


permitir que mi espalda cruja. Envejecer apesta.

— ¿La Señora Paquinn no os llamó ni nada?

— ¿Para qué, Chico?

Él se encoje de hombros—. Porque tuve una mala noche.

Palmeo la almohada junto a mi cabeza, y él suspira mientras se tumba sobre


su espalda, sus pequeñas manos metidas bajo sus mejillas mientras me encara, su
nariz a unas pulgadas de la mía—. ¿Por qué fue una mala noche? —le pregunto.
T.J. Klune Quienes Somos
Él se acerca y toca mi pecho, mi frente, mi pelo—. Sólo estaba asustado,
supongo. No lo sé. Fue estúpido.

— ¿Terremotos? —le pregunto con suavidad.

—Sí—, susurra—. Lo siento. No quise gritarte. No me sentía bien, y no sabía


que más hacer.

—Sé que no lo hacías, Chico—, digo mientras su mano baja para jugar con
mis dedos, una acción tan suya que hace que se corte la respiración en mi pecho—.
¿Por qué estabas asustado? —Me las arreglo para seguir.

Él pone los ojos en blanco pero parece que no puede mirarme—. Es una
tontería—, murmura—. Soy una persona inteligente. Sé cosas que la mayoría de la
gente no sabe. Podría hacer todo lo que me piden en la escuela con los ojos
cerrados y aun así hacerlo mejor que todos los demás. Entonces no sé por qué me
siento así, por qué pienso estas cosas tontas. Pero no puedo sacarlas de mi cabeza,
y duele.

Me preocupo más—. ¿Cómo si tuvieras dolores de cabeza?

Niega con la cabeza mientras toquetea mi uña—. No, es… difícil de explicar,
Papá Bear. Es como… ¿sabes cómo pasa a veces, cuando un pensamiento está en tu
cabeza y no puedes sacarlo, y Otter y yo nos burlamos de ti por eso porque nunca
terminas de tener sentido cuando hablas?

—Soy consciente de eso, sí—, digo secamente, sólo para ver una pizca de
una sonrisa fantasma que cruza en sus labios antes de desaparecer.

—Es algo así como eso. Sé que no querías dejarme. Sé que Otter no quería
dejarnos. Soy listo. Soy racional. Pero… está justo ahí, y a veces no sé qué es real y
qué no. Es como si no pudiera respirar, y estoy asustado porque no sé qué haría sin
ti, Bear. Creo que me tumbaría y moriría.

Ah, que me jodan.

—No voy a ir a ninguna parte—, le digo bruscamente, agarrando sus manos


entre las mías—. No sé lo que haré para hacer que me creas, pero lo haré. No me
importa lo que sea necesario, Tyson. Dime lo que necesito hacer y nada me
detendrá de hacerlo.

Él suspira y me mira—. Lo sé, Bear. ¿No crees que lo sé? Lo hago, prometo
que lo hago. Sólo estoy roto, supongo.
T.J. Klune Quienes Somos
Beso el dorso de su mano—. No estás roto, Chico. Sólo eres un niño. Sólo
eres un niño, y probablemente yo nos he presionado demasiado rápido. Mudanza y
escuela. Todas esas cosas con Anna. Mamá. Otter. Seré honesto, no sé cómo lo has
hecho tan bien como lo has hecho. Parece que todo va tan bien que a veces olvido
que no estás acostumbrado a este tipo de cosas, que tenías las cosas de la manera
que más te gusta, y tuve que llegar y cambiarlo todo.

Parece que ha entrado un poco en pánico—. No tenemos que mudarnos otra


vez, ¿verdad? ¡Me gusta estar aquí, Bear! No quiero volver a ese estúpido
apartamento. ¡Me gusta mi habitación! Me gusta que Otter esté aquí todos los días
y que Dominic esté justo en la misma calle. ¡Prometo que no volveré a molestar otra
vez, Bear! No quiero mudarme—. Al final, su respiración queda atrapada en su
pecho, su cara roja, los ojos abiertos de par en par. Suelto sus manos y tomo su
cara, agarrándole aunque no vaya a tratar de zafarse.

—Ahora, escucha, Tyson—, digo, haciendo mi mejor imitación de Otter—. No


vamos a ir a ninguna parte, ¿vale? Me gusta nuestra casa también, y me gusta mi
habitación y Dominic, y resulta que me encanta el chico que suena como si estuviera
gruñendo detrás de mí. No podemos irnos. Hay otra persona que depende de
nosotros ahora, otra persona que nos necesita. ¿Qué crees que pasaría si nos
fuéramos? Dominic se cabrearía porque te necesita, porque eres su mejor amigo.
Otter nos necesita porque somos su familia ahora. ¿Te conté que dijo eso? Me dijo
que estaba orgulloso de tener su propia familia ahora, una que no tiene que
compartir con nadie más. Siempre hemos sido tú y yo, Chico, y siempre he hecho lo
mejor para estar seguro de que estás bien, y tú siempre has hecho lo mismo por mí.
Y creo que lo hicimos bien, de la manera en que lo hicimos. Pero eso no era vida,
Tyson. Eso estaba por conseguirse. Y tú no mereces esa clase de vida. Y estoy
empezando a pensar que yo tampoco. Tenemos gente ahora, gente que estará triste
si nos vamos, gente que nos quiere cerca. No creo que entendiera lo que eso
significa. No… antes de que ella se fuera. Desde luego tampoco después. Pero eso
ya no importa. Y sólo hay una cosa que quiero que recuerdes, una cosa que quiero
que sepas para el resto de tu vida, no importa qué más pase en el futuro, no
importa dónde acabemos. Necesito que recuerdes una cosa por mí. ¿Puedes hacer
eso, Chico?

Él asiento mientras su respiración tiembla desde su cuerpo.

—Recuerda que te tengo. ¿Vale? Cuando las cosas se vean duras, cuando
creas que no puedes dar otro paso y esos putos terremotos parezcan capaces de
tirarte a parte, tienes que saber que te tengo. Te lo prometí hace mucho tiempo, y
T.J. Klune Quienes Somos
creo que soy bastante bueno manteniendo mi palabra. Puede que haya estado mal un
montón de veces y probablemente volveré a estarlo, pero nunca te dejaré caer.
¿Me oyes? Te tengo, y eso nunca cambiará.

Y eso es todo lo que él puede tomar, y es todo lo que yo puedo tomar, y de


repente él está en mis brazos, su peso es la cosa más grande que nunca he
conocido, y llora contra mi cuello. Doy gracias a Dios, ese cabrón malévolo, que ha
hecho todo lo posible por derribarnos, que parece tener una vendetta personal
contra el Chico y yo. Doy gracias a Dios porque la única manera de tener al Chico
como lo hago es gracias a algún acontecimiento milagroso, algún giro increíble del
destino. A lo largo del torbellino de mierda que ha sido nuestra vida, a lo largo de
todo lo que hemos tenido que soportar, algo en algún lugar pensó que lo haría bien
por él. Que le daría lo que necesitara, y de vuelta, él me daría todo.

Unos instantes después, la respiración del Chico se ha calmado, mi cuello


húmedo de mocos y lágrimas es maravilloso. El brazo de Otter todavía está
rodeando mi cintura, pero sus ronquidos han parado, y sé que está despierto, pero
no sé desde cuándo o cuánto ha escuchado. Está bien, pienso. Espero que haya
escuchado lo suficiente para saber que el Chico está bien. No del todo, pero se
puede conseguir. Justo como Otter y yo.

—Esto probablemente es por lo que estoy en terapia, ¿no? —dice el Chico al


fin, haciéndome reír.

—Probablemente—, me muestro de acuerdo—. Eso y el hecho de que eres el


chico de nueve años vegetariano ecoterrorista-en-entrenamiento más listo del
planeta. Estoy seguro de que Eddie va a convertirte en un adolescente equilibrado.

Tyson alza la mirada y se suena sobre mi pecho—. Eso deseas—, dice,


frunciendo el ceño mientras le seco la humedad de las mejillas—. Voy a ser así por
siempre.

—Eso espero, Chico.

— ¿Puedo ir a por unos cereales y comérmelos en tu cama? Me gusta ver la


CNN aquí, y Anderson va a hacer un informativo especial de mañana sobre las
hormonas de crecimiento bovino que no me puedo perder. Se supone que es un
cambio vital.

—Seguro, Chico. Tomaremos el desayuno en la cama. ¿Puedes traer la pizza


de la nevera? No te molestes en meterla en el microondas. Es mejor así.
T.J. Klune Quienes Somos
Pone los ojos en blanco mientras se desliza fuera de la cama—. Voy a quitar
los genocidios animales multinivel que tu llamas ingredientes. En serio, Papá Bear,
vas a tener un ataque al corazón antes de cumplir los treinta. Ni si quiera Otter
amaría a un hombre calvo con palpitaciones. Me lo dijo él.

Le lanzo una almohada mientras corre graznando fuera de la habitación. Y


entonces se queda tranquilo.

— ¿Cuánto has oído? —le pregunto al fin.

Otter se da la vuelta sobre mí, su grandiosidad me da serias ideas o de


asfixia o de conseguir una erección. Creo que algunas personas intentan hacer eso
al mismo tiempo. Bichos raros. Él baja la mirada hacia mí con las pupilas verde
doradas brillando y dice la única cosa que puede, la única cosa que es necesaria. Ahí
está esa sonrisa de Otter, y antes de que sus labios toquen los míos, pienso en el
sol.

—Suficiente—, dice mientras profundiza el beso—. ¿Y sabes qué? Yo os


tengo a ambos.
T.J. Klune Quienes Somos

8.
Donde Bear marca el paso del tiempo.

Y así hemos vivido. O al menos lo mejor que pudimos.

Parecía como si el tiempo entonces se acelerase, y los siguientes meses


volaron más rápido de lo que esperaba. Han pasado un montón de cosas para
anotar, las cuales explicaré aquí. Algunas buenas, otras no tan buenas. Hubo días
que fueron rudos, días en los que Ty necesitó la bañera, días cuando la necesité yo.
Otter siempre se encontraba allí sentado con nosotros, abrazándonos hasta que los
terremotos se calmaban. Nunca duraban mucho tiempo. Pero la única cosa que
deberías saber de esos pasados meses, es que vivimos, y estamos bien, en su mayor
parte. Todavía quedan problemas, seguramente, pero pienso que siempre los habrá.
La gente como Ty y yo nunca vamos a estar completamente libres de nuestras
condenadas neurosis, no importa lo mucho que lo intentemos. La aceptación es el
siguiente paso, me digo a mí mismo. Demonios, al menos, ya no lo estoy negando.

Mayoritariamente.

Probablemente la cosa más importante que deberías saber es que en algún


momento en octubre recibí una llamada de Erica Sharp, una que sabía que iba a
llegar, pero para la cual, todavía no estaba preparado. Es como ser consciente de
que está a punto de pasar un accidente de coche. Puedes verlo venir, sabes que no
hay nada que puedas hacer, y te preparas para el impacto y la esperanza de que no
te fragmentará en un billón de pequeños trozos. Me preparé para ese impacto y
aparentemente lo he estado haciendo así durante un tiempo, pero al parecer no
importó. Escuchar las palabras hizo que escalofríos recorriesen mi columna
vertebral, y agarré el teléfono tan firme que pensé que se rompería en mis manos.
Para mi fortuna, el Chico estaba en el patio trasero con Dominic, Otter iba a
revisar las octavillas para un espectáculo en ciernes para exhibir su trabajo en
T.J. Klune Quienes Somos
beneficio del SIDA. Era un asunto bastante importante, y había estado ocupado
durante el pasado par de semanas, preparándolo todo.

¿Las palabras?

— ¿Derrik? —dijo Erica suavemente—. La hemos encontrado.

Al principio no sabía lo que quería decir. Creo que era el último recurso de
mi cerebro para evitar la locura, pero solo duró una fracción de segundo antes de
que mi mano empezase a apretar el teléfono y mi mandíbula comenzase a doler. Mi
corazón latía erráticamente en mi pecho. Sentí un frío sudor gotear de mi frente,
y todo en lo que podía recordar pensar era finalmente. Finalmente te hemos
encontrado. No era un alivio nacido de la necesidad; bueno, no de la necesidad de
Julie McKenna. Era más de la necesidad de finalmente saber dónde estaba, que
podía mirar un mapa, señalar y decir: “Ahí está. Está en algún lugar justo por ahí.”
Quita una capa de misterio de todo esto, pero no sabía cuánto más profundo quería
cavar.

— ¿Dónde? —grazno.

Erica dudó.

—Bear, deberías saber que esto realmente no cambia nada, ¿vale? Todavía
vamos a seguir adelante como habíamos planeado, aún vamos a empujar, tirar y
plegar hasta conseguir lo que queremos. Nada va a cambiar eso. Lo único que
significa es que ahora sabemos dónde está, por lo que no tendremos
necesariamente cualquier sorpresa viniendo por la carretera. Ya le enviamos un
agente judicial con la documentación conforme tu intención de obtener la custodia
de Ty, adicionando la manutención para que firme si está dispuesta a renunciar a su
custodia a tu favor.

—Maldición, ¿dónde está?

—Coeur D’Alene.

— ¿Coeur D’Alene? Dónde está... espera. ¿Idaho?

—Sí.

— ¿Me estás diciendo jodidamente que está solo a cuatrocientas millas62?

—Sí.

Veo rojo, y escuchó a Otter gritar mi nombre en un tono preocupado desde


su pequeña oficina en el pasillo.

62
N.T: Aproximadamente 644 km.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Cuánto tiempo ha estado allí?

—Bear, ¿realmente importa? Lo que importa es que lo sabemos. Por alguna


razón, decidió solicitar una cuenta corriente a través de Idaho Fidelity, y nos
devolvió la señal del aviso de búsqueda.

— ¡Cuánto tiempo!

Erica suspiró.

—Al parecer estuvo allí todo el tiempo, Bear.

Otter llegó a mi espalda y rodeó con sus brazos mi pecho, reclinándome


contra él, descansando su mentón en la cima de mi cabeza. Lo sentía respirar
detrás de mí mientras me acariciaba con el pulgar el esternón, y me fue posible
refrenar mi rabia, al menos por el momento. Eche la vista atrás hacia él, y debió
haber visto el miedo y la rabia en mis ojos porque frunció el entrecejo, y tomó el
teléfono de mis manos y pulso el botón para activar el altavoz. Depositó el teléfono
en el mostrador y me sostuvo en sus brazos de nuevo, como si estuviese intentando
escudarme de sus palabras.

—Erica soy Otter. Te he puesto en el altavoz.

— ¿Está Tyson con vosotros? —preguntó cautelosa.

—Está fuera. ¿Asumo que la has encontrado?

—Sí. En Idaho. Hay... algo más que deberíais saber.

— ¿Afectará el resultado de la petición de custodia?

—Puede, aunque no me puedo decidir lo bastante si sería a nuestro favor o


no, especialmente si ella decide intentar conseguir la custodia de Tyson. Aunque,
obviamente, su abandono jugaría en gran medida en su contra. Probablemente hasta
el punto en el que ningún tribunal le concedería la custodia. Derechos de visita,
quizá, pero no la custodia.

Por mi vida, no podía pensar en lo que sería.

— ¿Qué es, Erica? Deja de ser vaga y simplemente dímelo de una jodida vez.

— ¿El hombre con el que se fue? ¿Frank Taylor? Ellos todavía viven juntos
como un tipo de pareja de hecho. No están casados, en la medida en que podemos
decirlo, y eso podría haber surgido casi inmediatamente ya que habría un
certificado de matrimonio archivado. Pero... hay una... una tercera persona en la
casa. Y nos fue posible verificarlo a través de los informes del hospital. Incluso
aunque no pudimos acceder a ellos por completo debido a las leyes de privacidad,
nos fue posible confirmar las fechas.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Las fechas de qué? —preguntó Otter, incluso aunque ya lo sabía. Cerré
mis ojos y deseé que no fuera así.

—Julie McKenna dio a luz en mayo del año pasado a la edad de cuarenta y
cuatro años a una niña. Frank Taylor es el nombre del padre que aparece en el
certificado. La niña no fue dada en adopción, y el agente judicial dijo que cuando
Julie abrió la puerta, sostenía a una pequeñaja en sus brazos.

—Tienes que estar vacilándome —susurré.

Erica sonaba miserable.

—Desearía estarlo, Bear. Ahora tienes una medio hermana. Isabelle Jade
Taylor, nacida el 26 de mayo. No hay informes del Servicio de Protección a
Menores, nunca ha estado fuera de la casa por cualquier razón, no hay informes de
alguna vez que la policía haya sido llamada a la dirección de Coeur D’Alene, la cual
es en unos apartamentos baratos de clase media.

Solo una cosa atravesó mi mente.

—No podemos decírselo al Chico —dije, mi vos apenas sonando como la mía—
. No podemos hablarle de ella. Nada de esto. No quiero que lo sepa. No quiero que
sepa que está tan cerca, que ella jodidamente renunció a su familia para así poder
ir a tener otra. Lo matará. Es fuerte, pero eso lo matará.

—Bear, si decide luchar tu petición, no tendrás elección —dijo Erica


pacientemente—. Lo descubrirá de todos modos.

—No —le espeté—. No va a llegar a eso. Ella no va a regresar con algún


jodido último intento de mierda para alejarlo de mí. Si quisiera hacer eso, ella
habría cumplido su amenaza hace meses. No va a regresar. Qué la jodan.

—No puedes saberlo —argumentó Erica—. Todavía no. Mientras sería bueno
para ti creer esto, tienes que estar preparado para cualquier eventualidad, Bear.
Lo sé, joder, confía en mí, y estaba temiendo esta conversación durante las últimas
horas. Pero, ¿qué bien te haría también si tuviese que descubrirlo por medio de
otro? ¿Qué si estamos en el juzgado un día y entra ella? Bear, necesita escucharlo
de ti primero. Él necesita saberlo por lo que así no lo descubrirá que se lo has
mantenido en secreto a lo largo del camino.

—Erica, bien, sé lo que quieres decir —dijo Otter—, y sé que tienes en


mente el mejor interés para Bear y el Chico, pero me inclino a darle la razón a Bear
en esto. En el fondo es nuestra decisión, no la tuya. Si decidimos mantener esto
para nosotros mismos por ahora, esperaría que pudieras respetar esa decisión y no
hacer esto más difícil de lo que ya es.

Ella suspiró frustrada.


T.J. Klune Quienes Somos
—Solo espero que no haya un momento en el futuro en el que tenga que
decir te lo dije. Pero, ¿honestamente? Mis entrañas me dice que ella no va a
responder. Creo que ya lo habría hecho así, por ahora, no ha hecho ningún intento
de ponerse en contacto con vosotros en los últimos tres años, más que su pequeño
truco en agosto.

—Y todavía no tenemos ni idea de cómo demonios sabía todo lo que sabía —


dije, sintiendo el veloz aproximamiento de un dolor de cabeza—. Todavía me
atemoriza que ella supiera tan jodidamente tanto sobre mí y Otter. Esa es la única
cosa a la que quiero respuesta.

Algo cruzó por los ojos de Otter justo entonces, algo que causó que su boca
se abriese como si fuese a hablar, pero pareció cambiar de opinión. Lo miré
cuestionadoramente, pero simplemente negó con la cabeza.

—Y hemos estado vigilando tu información, Bear. Nadie ha intentado


acceder a tu historial de crédito, ni hecho alguna consulta a través de la oficina de
RH63 del supermercado. No creo que contratase a alguien para desenterrar
información sobre ti, porque eso podría dejar un rastro. Estoy tan frustrada como
tú lo estás sobre eso en el fondo. Desearía tener más respuestas, pero si no has
hablado con alguno de sus conocidos y les hayas contado todo sobre ti mismo,
entonces simplemente no lo sé.

— ¿Parecía... feliz? —pregunté, odiándome a mí mismo por incluso


preocuparme. Otter se inclinó hacia mí y me besó la frente.

Erica se rió en voz baja.

—Solo la vio el agente judicial, Bear. No creo que le preocupase de una


manera u otra su felicidad. La mayoría de ellos no se preocupan. ¿Te molesta? ¿Si
lo fuera?

—No lo sé. Quizá.

—Bear, si hay una cosa que puedo decirte para que recuerdes, es esta: sea
lo que sea que ella consiga, no es nada comparado a lo que tú tienes. Tienes una
familia que te ama, una pareja que piensa que caminas sobre el agua, y un hermano
pequeño que piensa que era la cosa más grande que alguna vez haya existido. Eso es
lo importante. Me haces el favor de recordarlo, ¿vale?

—Me aseguraré de recordádselo diariamente —prometió Otter,


sonriéndome ampliamente.

Le puse los ojos en blanco, pero incluso él podía ver que me sentía un poco
más tranquilo.

63
N.T: Recursos humanos.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Cuánto tiempo? —pregunté—. ¿Cuánto tiempo tiene para responder?

—Noventa días, lo cual quiere decir en algún momento a mediados de enero.

— ¿Ves? —me dijo Otter—. Entonces incluso más que celebrar.

— ¿Qué pasa? —preguntó Erica.

—Mi cumpleaños en el 22 de enero. Si conseguimos la custodia del Chico


entonces, será el mejor regalo, y no podría pedir por más.

— ¡Entonces, comienza la cuenta atrás! —dijo Erica alegremente—.


Saldremos a cenar y lo celebraremos porque eso debería ser el último gran
obstáculo al que nos enfrentaremos en esto. Los informes de Georgia has sido
deslumbrantes, y el terapeuta dijo que siente que ambos y Ty se han beneficiado
en el par de meses que lo estado viendo. Casi podemos ver el final de línea, Bear.
Casi lo has hecho.

Casi le dije que cuando la gente tropieza, cae; pero rápidamente decidí no
hacerlo. Aparentemente, me estaba convirtiendo en el eterno optimista. En
seguida, todo podría haber sido brillante y rosado.

—Claro —fue mi respuesta.

—Por favor, déjame saber si tienes alguna otra pregunta, entonces, chicos,
os dejaré saber si algo más surge mientras tanto.

Entonces colgó.

Otter colgó el teléfono y tiró de mí hacia él de nuevo, ignorando mis


protestas, ignorando como le había dicho que estaba bien, que no necesitaba ser
confortado justo entonces, que no importaba. Ella no importaba. Pero no quiso
saber nada de ello, y eventualmente, me enterré en su abrazo y le permití quitarme
todo el daño y el dolor, porque él sabía que no estaba bien, que no estaba bien.
Había un torbellino ahí, esa vieja furia chisporroteando con un nuevo fuego,
ardiendo centelleando con indignación.

¿Una hija? Pensé salvajemente. Ella tenía una jodida hija. Tengo una pequeña
hermana. El Chico es ahora el niño del medio. Ella tenía una nueva familia con la que
se había quedado, que mantenía, al menos por ahora. Isabelle. ¿La amaba? ¿Ella
miraba los ojos del bebé y se veía a sí misma reflejada? ¿Qué pensaba sobre la
pequeña vida que sostenía en sus manos?

No podía entenderlo, cómo podía tan fácilmente alejarse de sus hijos, sin
embargo aferrarse a su hija. Habría sido fácil para ella haberla dado en adopción, y
no podía comprender porque no lo había hecho.

Es probablemente algo que nunca sabré.


T.J. Klune Quienes Somos

Las vacaciones llegaron, como lo hacían cada año, pero incluso con toda la
incertidumbre pendiendo sobre nuestras cabezas (aunque parecía estar poniéndose
mejor día a día), era una época más brillante de lo que había sido en los años
pasados. Acción de Gracias había sido un absoluto desastre, cuando intentamos
celebrarlo en nuestra casa por primera vez, lo cual empezó con un sospechoso
accidente que involucraba al pavo, con el que el Chico dijo que no tenía nada que
ver, ni yo podía probar que lo había hecho. Le había preparado un impresionante
guiso de adamame64 tostadas y picantes del cual quedó entusiasmado cuando se lo
hice probar para asegurar que no era demasiado para él.

Lo que permitió dos minutos de paz y tranquilidad antes de lanzarse de


nuevo a como la barbarie peregrina le estaba usurpando las tierras a los nativos
americanos, como ahora celebramos esa horripilante tragedia empujando pan por el
culo de pavos y luego sacándolo de nuevo para ponerlo en nuestras bocas. Discernió
bastante alto sobre si podría o no haber alguna vez una revolución de pavos, y que
creía que un día la habría, y todos lo lamentaríamos cuando tuviésemos pan
introducido en nuestros culos y fuésemos introducidos en el horno hasta que
nuestro líquidos internos se derramasen a nuestros lados y nuestra piel se hinchase
de forma agradable y marrón. Le dije que era algo horrible para contar. Me dijo
que yo probablemente disfrutaría de dicho tratamiento por los pavos porque me
gustan cosas como esa ahora. Le pregunté tranquilamente para desarrollar lo que
posiblemente quisiera decir. Me dijo que mientras investigaba la historia
homosexual, le fue posible descubrir que el hombre pequeño en una relación gay es
normalmente el pasivo, e incluso aunque acababa de comprender las sutiles
complejidades que la posición entrañaba, estaba bastante seguro que encajaría
(The Bill)65 hasta la T. Le pedí educadamente que dejase de investigar la historia
homosexual porque tenía miedo de que fuese a pervertir su pequeña mente frágil.
Me dijo que ya era demasiado tarde, ¿y no sabía que mi nombre, Bear, estaba mal
porque implicaba que era un hombre grande y peludo en la comunidad gay? Y que
Otter era un nombre muy incorrecto, porque aparentemente un “Otter” es un
hombre gay pequeño y peludo. Pensó sobre el hecho de que debía de ser divertido
ser gay porque podía cambiar tus nombres, aparentemente bastante a menudo, si
eras una dragqueen o un individuo velludo. Llegó a la conclusión que debía de ser

64
N.T: Adamame es el nombre de un plato echo con vainas de soja inmaduras hervidas en agua
con sal y que se sirven enteras.
65
N.T: Expresión sexual consistente en introducir un puño por el ano y el otro en la boca o
follar muy duro a una chica.
T.J. Klune Quienes Somos
incluso más maravilloso ser una dragqueen velluda y dijo que iba a poner en su
diminuta lista de potenciales posibles carreras, junto con astronauta, físico y
vendedor de muebles.

Algunas veces es más sencillo no preguntar.

Otras veces...

— ¿Vendedor de muebles? —dije, intentando incluso mantener el tono de


voz—. ¿Por qué quieres ser eso?

—Me gustan los sofás —dijo—. Obvio.

—Eres muy raro, Chico.

Sonrió.

—Aprendí del mejor, Papá Bear.

Me aseguré de añadir un sillón en mi lista mental de Navidad para él.

Así que, de algún modo, el pavo se quemó, y en el momento que lo saqué,


estaba negro y olía a rayos, y el Chico entró paseando en la cocina, silbando
alegremente antes de detenerse y miserandos fijamente a Otter y a mí intentando
salvar lo que pudiésemos que no pareciese que sufría quemaduras de cuarto grado.

— ¡Oh, Dios! —dijo demasiado alto—. ¿Qué ha pasado aquí?

—El pavo se quemó —dije, frunciéndole el ceño—. ¿Dónde estabas?

—En mi habitación —dijo, sonriendo abiertamente—Simplemente... pasando


el rato, ¿sabes? Haciendo... esto. Y aquello.

—Supongo que simplemente tendremos que comer el adámame —suspiró


Otter, tirando los restos del pavo a la basura—. La mejor parte de Acción de
Gracias son las sobras. Soy la persona más triste del mundo justo ahora.

—Tenemos bastante edamame —le prometió el Chico—. Estoy seguro de que


puedes ponerlo en un sándwich si tienes tanto interés. Guau, espera que se lo
cuente a todos en el tablón de anuncios de PETA 66 que estamos celebrando nuestra
primera Acción de Gracias verdaderamente vegetariana. ¡Hurras por doquier!

—Lo hiciste tú, ¿no? —lo acusé.

66
N.T: Personas por el Trato Ético de los Animales(PETA) (PeoplefortheEthicalTreatment of Animals) es
una organización por los derechos de los animales. Con base en los Estados Unidos. PETA es el mayor
grupo por los derechos de los animales en el mundo.
T.J. Klune Quienes Somos
Parecía moderadamente ofendido, alzando su mano hasta el cuello.

— ¿Cómo te atreves? Nunca haría algo como subir el termostato del horno
simplemente para quemar el pavo, por lo que así comeríamos lo que yo quisiera. Eso
es un poco extremista, Papá Bear. Dame un poco más de crédito.

¿Habéis tomado alguna vez puré de patatas, salsa y edamame?

No. Es en cierta forma grotesco.

La Navidad se acercaba, y Otter y yo tomamos la decisión de que haríamos


la cosa familiar por Nochebuena y comenzar nuestra propia tradición siendo solo
nosotros tres el día de Navidad. Fuimos a la casa de sus padres donde el Chico fue
prodigado con regalos y más regalos de cosas que realmente no necesitaba, pero sin
los cuales no podía vivir. La Sr. Paquinn de algún modo, de alguna manera, Había
transferido con la plancha una foto del rostro de Anderson Cooper en una mochila,
y la mirada en el rostro del Chico cuando lo vio era de tal extremo éxtasis, que me
preocupe de que pudiera literalmente solo cagarse sobre sí mismo en medio del
salón de los Thompsons. La Sr. Paquinn miraba complacida consigo misma mientras
le sonreía, contándole que también le había escrito al Sr. Cooper y le había pedido
su autógrafo, y que cuando llegase, tendría que apurar a convertirlo en un transfer
para la plancha para ponerlo en la mochila también. Pensarías que la Sr. Paquinn le
había regalado a la misma PETA por la manera que corría alrededor de la casa
gritando.

— ¿Hay incluso algún motivo para darle mi regalo? —se quejó Creed, bajando
la vista al mal envuelto regalo que era obviamente un balón de fútbol.

—Oh, estoy segura de que lo hay —dijo la Sr. Paquinn—. Pero por mi vida que
no puedo pensar en lo que puede ser. Acabas de ser Paquinneado.

— ¿Paquinneado? —dijo Creed sorprendido—. ¡Simplemente no puedes crear


palabras como esa con tu propio nombre! ¡Eso no es justo!

—Solo estás celoso —dijo con una sonrisa—. Si intentas decirle a alguien que
está Thompsoneado, suena como si ellos acabases de estar ocupados en un acto
sexual desafortunado con un elefante.

Creed simplemente frunció el ceño, sabiendo que había perdido.

Lo miré a él y a Anna íntimamente, intentando discernir sin ser demasiado


obvio en qué punto estaban de su relación. Ellos parecían más distantes de lo que
Anna y yo nunca habíamos sido, y me preguntaba si ella estaba haciendo un
esfuerzo consciente para evitar tocarse el uno al otro delante de resto de
nosotros. Pero luego, entré en la cocina les interrumpí, y me sonrojé violentamente,
me giré y salí, escuchando a Creed llamarme detrás de mí.
T.J. Klune Quienes Somos
No eran celos lo que estaba sintiendo, No podían serlo. Simplemente era...
No lo sé. Era extraño verlos juntos, y casi sentí que era como Creed había dicho
esa noche en la mesa de comedor de sus padres, que alguien más podría conocer a
mi mejor amiga de una manera que yo nunca podría. Eso nunca me había fastidiado
antes, y si solo me di cuenta entonces fue porque eran mis dos mejores amigos
haciéndolo uno con el otro lo que agravaba la situación. Me sentí extrañamente
triste con el pensamiento hasta que me percaté de que no había nada por lo que
estar enfadado.

Por una vez, era así de fácil.

EN NOCHEVIEJA, mucho después de que Ty se hubiera quedado dormido,


incluso aunque él juro que lo había hecho, el reloj dio la medianoche, pero apenas lo
noté. Otter había cambiado a música lenta hacia un rato y encendido el fuego, y
entonces tiró de mí hacia él y comenzó a balancearse delante y atrás. Empecé a
protestar, para decirle que no podía bailar, que era cursi y estúpido, pero de algún
modo, simplemente no pude apartarlo de mí. Puse mis manos contra su pecho y le
permití abrazarme y moverme de la forma que desease. Estaba tranquilo, y cuando
el fuego crepitó de fondo y mientras eses ojos verdes-dorados me miraron y
brillaron, fue casi como si él estuviese a punto de hacerme una pregunta, pero
entonces el reloj empezó a tocar algo, y él se inclinó y me besó, y eso fue todo lo
que pude recordar, porque fue todo lo que pude ver.

Sabía que algo pasaba después de que el año nuevo comenzase cuando Otter
y el Chico empezaron a susurrar entre ellos, inmediatamente se callaban cuando
entraba en la habitación. Estaba llegando al punto en el que empezaba a intentar
atraparlos, pero estaban siempre un paso por delante de mí. Los acusé de
chanchulleros, pero simplemente sonrieron y me dijeron que no sabía de qué estaba
hablando. No ayudaba que Otter estuviera empezando a actuar como si estuviese
nervioso por algo, y no sabía qué demonios podía ser. Me pregunté si había olvidado
algo importante, como un aniversario, o algo más. Su cumpleaños era el veintidós,
pero no sabía por mi vida por qué él y el Chico estarían tramando algo para mí.

Intenté camelarme al Chico, pero aparentemente estaba en contra de


cualquier tipo de soborno, tanto es así que parecía escandalizado cuando le ofrecí
pagarle si simplemente me decía lo que ellos estaban tramando.

— ¿Qué clase de persona crees que soy? —dijo, pareciendo horrorizado—.


¿Es así como vas a ir a través de la vida? ¿Comprando tú camino?

—Simplemente, dímelo —le gruñí—. Te daré cincuenta dólares.


T.J. Klune Quienes Somos
—Sabes, si ese es el tipo de lecciones de vida que vas a estar impartiendo a
mi joven mente impresionable, debería dar un paso atrás y reevaluar tu posición
como mi hermano mayor. Qué vergüenza, Papá Bear. Qué vergüenza —Meneó la
cabeza mientras se alejaba caminado, y me sentí culpable, al menos durante unos
pocos segundos, hasta que lo escuché contarle ruidosamente a Otter sobre mí, y a
Otter decirle ruidosamente que estaba orgulloso de él por serle posible resistir la
tentación monetaria y que, ¿no era simplemente un hombre malo y horrible?

Si solo hubieran sido el Chico y Otter, creo que me hubiera sido posible
mantener mi cordura y mi curiosidad bajo control. Pero no lo eran. Eran todos. La
Sra. Paquinn, Anna, Creed. Sus padres. Incluso Isaiah parecía sonreírme un poco
más cuando las clases se reanudaron después de las vacaciones de invierno, incluso
aunque no hubiera manera en la tierra verde de Dios que Otter le hubiera llamado y
contado algo. Y entonces, un día, al dar la vuelta a una esquina lo vi acurrucado con
Anna y supe que era una traidora, especialmente cuando la escuché reír por algo
que él había dicho, únicamente para percatarse de que había sido atrapada por mí,
y comenzó a pulverizar a insultos a Isaiah, que se los devolvió solo con la mitad del
sarcasmo habitual.

Por lo que el mundo estaba en mi contra.

—No sé por qué todos tenéis que mantener el secreto —me quejé a la Sra.
Paquinn, con quien me reuní para almorzar tres días antes del cumpleaños de
Otter—. Pensé que habíamos aprendido el verano pasado que los secretos no
ayudan a nadie.

—Si estás probando el truco de la culpabilidad conmigo —contestó


amigablemente—, no funciona. Pero, por favor, sigue haciéndolo si te hace feliz. El
Señor sabe que no hay nada que ame más que escuchar cómo te quejas por las
cosas.

Ella sorbió su té.

Entrecerré los ojos mirándola.

—Te encanta esto, ¿no? Tener esto... esta cosa sobre mí. Estáis todos
haciendo esto apropósito.

Ella sonrió dulcemente, pero lo sabía mejor.

—Pensaba que cualquiera disfrutaría de una sorpresa.

— ¡Aja! ¡Por lo que algo está pasando!

—En serio, Bear, te estás poniendo un poco desesperado, ¿no? Pero supongo
que es cosas de hombres. Mi Josesh, que Dios lo tenga en su gloria, no tenía ni una
pizca de paciencia en todo su cuerpo. Era siempre ahora, ya, ya, con él —Miró por la
ventana, y fue como si se hubiera perdido en lo que fuera que pasara por su
T.J. Klune Quienes Somos
cabeza—. Hay veces que desearía haber coincidido con él en el tiempo. Momentos
que desearía no haberle dicho simplemente sé paciente, solo espera y verás. Veces
que yo... —Se detuvo, meneando la cabeza. Cuando me miró de nuevo, sus ojos
estaban nítidos por los recuerdos—. Sé que eres joven, y que tienes toda la vida
por delante, pero son eso momentos los que más significado tienen. Recuerda eso,
Bear.

Tengo presente eso. Lo hago. Lo cual es porque hoy, he venido a casa del
trabajo y la encontré vacía, una críptica nota de puño y letra de Otter diciéndome
que mi tuxedo había sido preparado, y que Tyson estaba con la Sra. Paquinn, que yo
era esperado en nuestra pequeña cala a las cinco y media. A la puesta del sol. Iba a
hacer un poco de frío, pero no me preocupaba. Algo empezaba a vibrar a través de
mi cuerpo, un sentimiento de anticipación que no pude asentar. No sé qué iba a
pasar. No sé lo que Otter ha planeado. Pero si decidió volver a estar en esa playa la
cual guarda uno de mis mejores recuerdos (¡Otter!¡Otter!¡Otter!¡No lleves las
vacas al matadero!) Entonces puedes apostar tu culo que no me voy a quejar sobre
le maldito frío.

Fui a nuestra habitación y mi tuxedo estaba preparado en la cama, un única


rosa roja tendida en el frontal. Me senté a un lado y alcé la chaqueta, y un pequeño
trozo de papel cayó al suelo. Lo recogí y lo abrí. Una nota, en los pulcros garabatos
del Chico, con la hora impresa solo hacía un par de horas: ¡Mejor que tengas buenas
noticias cuando vengas a recogerme! Ya te he hecho el nudo de la corbata ¡¡¡¡¡No la
cagues!!!!!

¿Buenas noticias? Pienso. ¿Qué demonios está pasando?

No me preguntes, dice La Voz. ¿No odiamos las sorpresas?

Creo que durante un momento. Solo cuando desconocemos lo que está por
venir.

Sí, pero sabemos que algo está por caer, simplemente no sabemos el que.
¡Eso es incluso peor!

Sabes, realmente vamos a tener que trabajar en nuestro pesimismo.

¿Qué, si el vaso está medio lleno en lugar de medio vacío? Gilipolleces. Lo


que no te dicen es que a pesar de lo lleno que esté el vaso si está lleno de ácido, se
quemará la cara.

Encantador.

Me pongo el tuxedo. Todavía me queda bien como lo hizo hace meses, cuando
le dije a Otter que lo amaba por primera vez. Esto no debería sorprenderme,
porque no he cambiado mucho físicamente. Cualquiera alteración que me haya
hecho han sido todas mentales. Tomé la rosa de la cama y me miré el espejo. Me
T.J. Klune Quienes Somos
veía bien, supongo. Mi piel es un poco pálida, y mis manos están temblando un poco.
Estoy nervioso y no sé por qué.

Estoy en el coche antes de que pueda detenerme a mí mismo, antes de que


pueda permitirme a mí mismo pensar. Miro el reloj: las cinco y cuarto. Quince
minuto más. ¿Por qué presiento que esto es algo importante? ¿Por qué presiento
que es un acontecimiento enorme? Me devano los sesos de nuevo, intentando
recordar algo que pude haber olvidado, si Otter y yo hicimos planes para hoy, o si
había insinuado algo en una conversación que hubiera tenido con él. Me pregunto
brevemente si esto está destinado a ser su cumpleaños y me maldigo por no haber
cogido su regalo. Mientras pienso, me acerco a nuestra playa y a un recuerdo
sacado de las profundidades, una breve declaración que me hizo en un bar gay hace
unos pocos meses, sobre querer preguntarme algo. Habíamos estado hablando de...
¿Qué? ¿El futuro? Los niños podían haber sido una parte de esa conversación, pero
creo que fue más como una pérdida de los papeles por mi parte. Le había dicho que
no quería ser su jodida esposa, de eso estaba malditamente seguro.

Ugh, ¿qué demonios es esto?

Mis nervios no se calmaban a medida que me acercaba a él. Si tal, se


intensificaron. Las mariposas en mi estómago eran aparentemente carnívoras, y
ellas habían comido la pared estomacal y estaban revoloteando alrededor de mi
corazón. Me reprendo a mí mismo por la breve y entretenida historia de que es algo
malo, que él no va a estar allí cuando llegue a la playa. Llegaré y la playa estará
vacía, y tendré que esperar durante un tiempo antes de que finalmente me dirija a
casa y encontrarla vacía, que se había acostumbrado a mi ausencia para terminar
mudándose y estaré solo eternamente.

Sería tan asombroso si me pudieras lanzar un salvavidas, digo.

¿Para qué?

Para así poder ser salvado de ahogarme en vuestra preocupación. ¡Ja!

Por lo que no es gracioso.

Mis palmas empezaron a sudar, y mi mente comenzó a divagar, incluso


aunque estoy solo a unos pocos minutos de distancia, y recuerdo que hubo una vez
un momento...

Hubo un momento cuando tenía dieciséis años, y había conseguido una noche
rara libre del Chico. Mamá había decidido quedarse en cada esa noche, diciendo que
quería pasar el tiempo con su hijo. Casi le pregunté porque parecía que se iba a
alguna parte, pero lo había olvidado en el momento que Creed había llamado y dicho
que sus padres estaban fuera de la ciudad, y que él y Otter estaban pasando el
rato y emborrachándose.
T.J. Klune Quienes Somos
—Volveré pronto Ty, no me grites, es solo una noche — Besé a Ty en la
frente y le prometí que estaría de vuelta a la mañana siguiente, tratando mucho de
ignorar la manera en que me fruncía el ceño, la manera en la que me preguntó: —por
qué no puedo ir también —una pregunta a la que no quería responder, la culpa
rasgando a través de mí, mirando cómo se enfurruñaba en el sofá de la única
manera en la que puede un niño de cinco años. Le dije a Mamá que me iba, y ella
parece sorprendentemente sobria, sus ojos están claros, y me sonrió y me dijo que
lo pasara bien, no te preocupes sobre esos dos, porque ellos van a ver la TV y
comer pizza, y por una vez, pensé que era seria. Pensé que estaba siendo amable.
Entonces, no podía saber que probablemente ya estaba planeando su escapada. Ya
había mencionado a un hombre llamado Frank. Por aquel entonces, no sabía
simplemente cuán lejos iría. Así que le devolví la sonrisa, una expresión extraña en
mi rostro cuando era dirigida a mi Mamá. Quizá las cosas serían diferentes, pensé.
Quizá las cosas finalmente estarán bien. Solo otro par de años, y estaré fuera de
aquí. Intenté no pensar sobre lo que eso significaría para el Chico. Era simplemente
más fácil de esa manera.

Creed abrió la puerta cuando llegué, sus ojos ya ligeramente vidriosos, una
botella de cerveza en la mano, y me gritó felizmente cuando entré por la puerta. Le
sonreí mientras me envolvía en un abrazo de hombre borracho, las tres palmadas
en la espalda más fuertes de lo que normalmente debería de ser y tuve que
concentrarme para evitar una mueca de dolor. Se apartó, pero enganchó el brazo
alrededor de mi cuello y me comentaba algo en mi oído, y lo escuché, pero también
estaba escuchando a Otter, preguntándome dónde estaba, seguro de que tenía
mejores cosas que hacer que andar pasando el rato con dos adolescentes. Ya
llevaba en casa un tiempo procedente de la universidad, trabajando en algún
estudio que dijo que atraía su interés, había dicho que estaba bien por ahora. Era
lo último lo que más me asustaba, el por ahora. ¿Qué pasaría cuando el por ahora ya
no fuera lo bastante bueno? ¿Qué hay de mí, no puedes dejarme, no podría
soportarlo ocurriría entonces? Intenté no pensar en el futuro, hacer que solo me
centrase en el por ahora, porque la vida era demasiado corta para preocuparse,
incluso aunque lo hiciera de todas formas.

No tardó mucho. Me reí por algo que Creed había dicho, y Otter gritó mi
nombre desde la cima de las escaleras, como si no me hubiera visto en años, incluso
aunque solo hubiesen sido días. Alcé la vista y lo vi de pie cerca de la barandilla
mirándome, y pasó algo, algo se agitó. Era tan grande, tan tan grande. Algo que
había estado ocurriendo cada vez que veía a Otter últimamente. Pasaba cuando me
sonreía, cuando decía mi nombre. Ocurría cuando se paraba a mi lado, cuando se
reía con esa carcajada suya, esa que era profunda, fuerte y contagiosa. Me
percaté que estaba mirando fijamente, y le sonreí mientras descendía por las
escaleras. Creed me soltó, y entonces Otter estaba envolviéndome, y cerré los ojos
“oh, oh esto es cálido y agradable, y por qué me importa” y finalmente Creed nos
reprendió para que nos soltásemos, y Otter dejó caer sus brazos y me guiñó un ojo.
T.J. Klune Quienes Somos
Se me secó la boca.

Bebimos esa noche, Creed más que el resto de nosotros. Nos sentamos en el
salón con las luces tenues, viendo la niebla enrollándose sobre el océano, medio
escuchándonos los unos a los otros, riendo y hablando ruidosamente. Creed se puso
de pie e intentó hacer algún baile y terminó cayendo y decidió bastante rápido que
el suelo era donde planeaba pasar la noche, y en uno minutos estaba roncando,
incluso con Otter y yo arrojándole cojines.

Otter y yo nos quedamos despiertos hasta tarde esa noche sentados


hombro con hombro en el sofá, nuestros pies apoyados en una otomana. Me contó
historias sobre la universidad, algunas las había escuchado antes, otras que eran
nuevas. Me hizo preguntas sobre qué planes tenía. Dudé por un momento , entonces
le dije que quería ser escritor, y se convirtió en la primera persona a la que se lo
había dicho alguna vez. Me miró intensamente antes de decir que era mejor que lo
hiciese, entonces, que iba a ser el escrito más grande nunca conocido. Me pregunté,
por un breve momento, lo que pasaría si apoyaba mi cabeza en su hombro.

No supe por qué pensé eso.

Eventualmente, estaba demasiado borracho para permanecer despierto, y


me arrastró por las escaleras y me puso en la cama de Creed. Me miró fijamente
durante un momento como si quisiera decir algo más, ese algo estaba en su mente, y
sus ojos se oscurecieron cuando le pregunté que estaba mal. Me dijo que nada
estaba mal, que simplemente estaba cansado. Dijo buenas noches y cerró la puerta
suavemente detrás de él.

Me desperté una vez esa noche, la presión de mi vejiga era más urgente que
mi necesidad de dormir. Salí de la cama y caminé hacia el baño, solo para
encontrarme la puerta abierta y a Otter saliendo. Se congeló cuando me vio en el
oscuro pasillo, y hubo un momento entonces en donde nos miramos el uno al otro y
pasó algo, algo relampagueó, brillante y pesado, y lo escuché jadear
silenciosamente para sí mismo, una ingesta sutil de aliento que casi me lo perdí.
Solo llevaba puestos unos pantalones cortos, y la luna se deslizó de detrás de las
nubes y la suave luz se filtraba a través de la ventana, iluminando su piel, los
músculos de su pecho y brazos, sus pezones planos, la fina capa de vello.

Y entonces habló su voz ronca: —Nunca te lo pregunté —dijo—. ¿Cómo está


Anna?

Lo miré fijamente, me era imposible apartar la mirada.

—Ella está... Bien. Ella está...

Caminó hacia mí, y empecé a temblar, y pensé “un terremoto, oh un buen


terremoto” él iba a detenerse delante de mí, se iba a elevar por encima de mí
porque solo era un pequeño niño. Pero no me sobrepasó, su brazo desnudo rozando
T.J. Klune Quienes Somos
el mío. No dijo otra palabra cuando desapareció en su habitación, cerrando la
puerta detrás de él.

Aparque en el pequeño aparcamiento al lado de la playa, era imposible ver la


playa debajo, debido a las crestas de las dunas. Fruncí el ceño durante un momento
cuando miré alrededor y vi que mi coche era el único en el aparcamiento, el Jeep de
Otter no se veía por ningún lado. Ignoré esa pequeña sensación de vacío en mi
estómago, porque eso no significaba nada. Es probablemente parte de la sorpresa,
o de lo que quiera que sea lo que está pasando. Probablemente escuchó mi coche
llegar y está mirando desde la colina, sonriendo con esa sonrisa Otter, el verde-
dorado centelleando mientras espera por mí para dejar de ser semejante cobarde,
para conseguir salir del vehículo y, simple y jodidamente ir hacia él. Cerré mis ojos
e imaginé brevemente lo que montó, lo que está pasando allí abajo. Quizá habrá una
gaviota misántropa que lo arruinará todo. Pero en realidad haciendo que todo sea
mucho mejor. Quizá, habrá más, porque él está allí. Está esperando por mí. Abro
mis ojos y el reloj del salpicadero pone las 5:31.

Qué empiece el espectáculo.

Abro la puerta. Cierro la puerta. Pongo un pie delante del otro, la chaqueta
de mi traje ondeando al viento, la hierba de la playa se doblega ante mí cuando mis
pies tocan la arena, los dedos de los pies excavan en las diminutas partículas que se
sienten como en casa. Casi me detuve entonces, casi me paré porque estoy
asustado, pero pienso que una buena cosa. Pienso...Creo que sé lo que está a punto
de pasar “Bear he estado pensando” y mis ojos comienza a arder. Oh, por Dios.

¿Pero no acabo de correr? ¿No acabo de volar sobre la colina?

Y comienzo para parar.

La playa está vacía. La marea está baja y la playa está vacía, y todo lo que
puedo escuchar es el sutil batir de las olas, la cacofonía de los pájaros por encima
de mí, Sirenas, en las distancia.

Estoy confuso. Quizá entendí mal la hora. Quizá él se está retrasando.


Quizá estoy en el lugar equivocado. Quizá se levantó y se fue y yo estaré solo por
siempre, no he comprendido lo que estaba pasando. Quizá no quiere hacerme una
pregunta para nada, esa pregunta en la que no puedo parar de pensar ahora que lo
he pensado, esa pregunta sobre la que ya he pensado involuntariamente durante
meses, e incluso aunque es demasiado pronto, incluso aunque no puede ser verdad,
diría sí, gritaría sí. Rogaría, suplicaría y haría cualquier cosa solo para que me
hiciese la pregunta y poder decir sí.

Descendí por la colina hasta la playa. Empezaba a hacer frío, y podía sentir
la brisa del mar empezar a filtrarse a través de la chaqueta del traje, me mordía la
T.J. Klune Quienes Somos
piel y pellizcaba mis oídos. Saqué mi teléfono del bolsillo y lo abrí. Sin llamadas
perdidas. Ni mensajes de voz. Ni mensajes de texto. Me dije a mi mismo que
parase de hacer el estúpido. Qué si algo iba a pasar, si iba algo mal, lo sabría.

Entonces me golpeó y casi sonreí. Quizá querían que saliese de la casa,


hacerme venir a algún lugar para así ellos montar algo en casa. Quizá esa era la
sorpresa. Quizá Anna, Creed, la Sra. Paquinn, el Chico y Otter están todos
apurando para hacer algo en casa justo ahora. Quizá sus padres están allí. Quizá
Isaiah, aunque lo dudo. ¿Qué podría ser? Si ese es el caso, voy a matarlos a todos
por hacerme salir hasta la playa cuando hace frío. Descalzo, ni más ni menos.

¿Debería llamarlo? No. Esperaré otro minuto o dos. Aunque ya puedo


imaginar la conversación, Él dirá hola, y yo demandaré saber dónde está. Se reirá,
una risa baja en mi oído que me enviará escalofríos a lo largo de mi columna que no
tiene nada que ver con la brisa del mar. Me dirá que tengo que ir a casa porque
tiene algo que mostrarme. Lo regañaré a través del teléfono y le diré que no me
gusta ser engañado, pero él verá a través de mí y me dirá que me ama, y que me
verá pronto y que todo estará bien, todo irá bien y así será. Así será. Así será. No
puedo esperar más. Lo llamo. Va directo al buzón de voz.

—Oye, soy yo. Estoy en la playa, como tu nota decía. ¿Estás de camino?

Cinco minutos más tarde.

—Otter, voy a marcharme si no me devuelves la llamada. Y cuando te


encuentre, probablemente voy a gritarte y a hacer que duermas en el sofá. Te amo.

Veinte minutos más tarde.

—Tengo frío, tengo arena en las piernas, y estoy bastante seguro que hay un
vagabundo parado en mi coche. Tu escusa, será mejor que sea buena porque voy a
patearte los huevos. Otter... aquí me estoy volviendo loco. Devuélveme la llamada.
Adiós.

Entonces sonó mi teléfono. Me asustó, y casi lo dejo caer al suelo. Respondí


casi sin mirar la pantalla. Sé quién es.

—Gilipollas —digo, sonriéndole al teléfono—. ¿Dónde demonios estás? Crees


que divertido...

— ¿Bear? —dijo una pequeña voz, quebrándose.

— ¿Chico? —digo sorprendido. Miré la pantalla. Un número que no reconozco.


Escucho los sonidos de fondo que suenan como alguien hablando por altavoz.
Alguien tosiendo.

—Bear —dice de nuevo, y parece desesperado.


T.J. Klune Quienes Somos
No, pienso. No. No. No.

—Chico, ¿dónde estás?

—En el hospital.

— ¿Por qué? —grazné.

—Es...oh, Bear. Oh. Oh.

Otter.

—Dime, Tyson. Dime. Por favor, oh dios, dime. Por favor. Por favor.

Él empezó a llorar.

—Es... la Sra. Paquinn. Estábamos hablando, y entonces dijo que su cara se


sentía divertida y entonces sus ojos comenzaron a caer laxos —un gran sollozo
jadeante—. Comenzó a hablar como si estuviese borracha, ¡y entonces se cayó! Se
cayó. Y su cabeza golpeó la alfombra, e hizo un sonido extraño. ¡Llamé al 911, y vino
la ambulancia, pero no se despertó! ¡Le chillé y le grité, pero no se levantaba!

— ¿Cómo llegaste al hospital? —por favor, di Otter. Por favor, di Otter.

—Me monté en la ambulancia con ellos. Bear, ellos... ellos le insertaron


agujas y dijeron que parecía como si ella hubiera tenido un derrame cerebral, ¡y no
podía apartar la mirada porque no estaba muerta! ¡Ella no está muerta!

Una suave voz murmuró de fondo, pero Tyson ya estaba en camino de estar
más allá del consuelo. Podía escuchar la histeria en su voz, el pánico era agudo y
mordaz.

— ¿En el Hospital Mercy? —dije rudamente.

—Sí, Oh, Bear. Ella no puede dejarme. Simplemente no puede. Por favor, ven
a ayudarme. Te necesito. Solo soy un niño pequeño, y no puedo hacer esto solo.
Necesito que me ayudes.

—Estoy de camino, cariño —Otter—. Estoy de camino y solo aguanta. Cierra


los ojos y no los abras hasta que llegue, ¿me oyes? No abras los ojos hasta que
sepas que estoy ahí, hasta que te tenga. Estoy yendo por ti.

—Vale. Apura —Y entonces colgó.

Solo había dado cuatro pasos a la carrera antes de que mi teléfono sonase de
nuevo. Casi lo ignoré, pero tenía el mismo prefijo que el hospital, y sé que soy el
contacto de emergencia.

— ¿Hola? —encajo el teléfono mientras me detengo, Estoy mareado y pienso


que no puedo correr y hablar al mismo tiempo.
T.J. Klune Quienes Somos
—Necesito hablar con Derrik McKenna, por favor —dijo una voz femenina.

—Al habla, ¿quién es?

—Sr. McKenna, mi nombre es Dr. Elizabeth Moore. Soy uno de los médicos
de urgencias del Hospital Mercy.

—Ya estoy de camino. Mi hermano pequeño me acaba de llamar y me lo dijo.

—Oh —dijo, sonando sorprendida—. No sabía que se lo habían comunicado a


alguien ya.

—Mi hermano pequeño estaba con ella cuando pasó. Fue con ella en la
ambulancia.

—Lo lamento... Creo que puede haber un error. Es Derrik McKenna, ¿verdad?
—me recitó mi número.

—Sí —gruñí impacientemente—. Tienen a Theresa Paquinn, acaba de llegar


con un niño de nueve años llamado Tyson. Es el que me llamó. ¿Ella aparentemente
sufrió un derrame cerebral o algo así?

Oh, Dios.

Escuché a la Dr. Moore pasar unos papeles, y entonces suspira.

—Temo que no sé nada de Theresa Paquinn. Derrik, eso no es por lo que


llamé.

Confusión.

—Entonces, ¿por qué está llamando?

—Oliver Thompson.

No. No. No.

— ¿Qué pasa con él? —me escuché a mí mismo pregunta.

—Sr. McKenna, ha habido... ha habido un accidente.

—Otter —murmuré—. Otter. Otter.

¡No lleves las vacas al matadero! Te amo y lo sé. Lo sé. Lo sé. Debería
habértelo dicho. Cada día, debería habértelo dicho.

— ¿Sr. McKenna? Está en listado en nuestro sistema como el contacto de


emergencia. ¿Lo conoce?

— ¿Está vivo? —pregunto, mi voz apenas un susurro.


T.J. Klune Quienes Somos
—Sí —dijo ella cuidadosamente—. Por ahora. No voy a mentirle, Sr.
McKenna. Es...serio. Acordando con los paramédicos, su vehículo fue golpeado por
el lado del conductor por una furgoneta que se saltó un stop. El vehículo del Sr.
Thompson fue empujado contra un árbol.

—Él es mi... —Amor. Vida. Corazón. Mi todo—. Compañero.

—Oh. Oh. Sr. McKenna, lamento tanto tener que decírselo así. ¿Viene de
camino?

—Sí.

—Simplemente pregunte por mí cuando llegue aquí, y saldré cuando pueda.


Necesito volver a comprobar a su... pareja. Él está en buenas manos, ¿de acuerdo?
Voy a hacer todo lo que pueda para traerlo de vuelta a usted.

¿De vuelta de dónde?

—Vale —digo con la voz quebrada.

— ¿Tiene a alguien que pueda conducir por usted? Probablemente no sea


buena idea que maneje un vehículo.

Como el infierno. Como el jodido infierno que voy a esperar a que alguien
venga a recogerme.

—Estaré bien —digo intentando hacerme sonar fuerte, como si estuviera en


control.

—Si usted está seguro —dice, sonando distraída—. Recuerde: Dr. Moore.

—Vale.

Entonces ella colgó, y mi teléfono se deslizó de mis manos.

Y no puedo sostener mi peso más. Caigo de rodillas, y mientras la oscuridad


de la noche me rodea, mientras las olas golpean la tierra y las estrellas aparecen en
el firmamento, le digo a Dios lo que él tiene que hacer. Lo que él necesita hacer. Lo
que mejor haría.

Devuélvemelos. Devuélvemelos porque no hemos terminado. No he terminado


con ellos. ¡Ellos no son tuyos! ¡Son míos!

Y entonces, estoy de pie, corriendo hacia el coche, ignorando mi corazón


abandonado en la arena.
T.J. Klune Quienes Somos

Cuando Bear recibe un poema

¿Alguna vez te he dicho lo que pienso de los hospitales?

¿No?

Los odio.

Desde el olor a antiséptico, a las paredes blancas estériles y a la forma en


que todo el mundo te sonríe, como si supieran lo que estás pasando, como si
supieran exactamente lo que estás pensando. Ellos no lo hacen. No pueden saberlo.
Han estado aquí mucho tiempo, visto demasiadas muertes y horrores. Son
insensibles, están muertos, pero aún así sonríen y asienten. Una mano consoladora
te cae en el hombro y una voz tranquila te habla mientras sollozas. Ellos lo saben, o
eso dicen. Saben que puede ser difícil de escuchar.

Ellos no lo saben. No tienen ni idea.

Las puertas correderas se abre y yo camino hacia la luz blanca fluorescente


que es cegadora y me pregunto si esto es lo que quiere decir la gente cuando dicen
que vieron una luz cuando mueren, este flash que abruma los sentidos a la vez. ¿Eso
es lo que se siente después de su muerte? No la quiero, no quiero que suceda. A la
mierda la luz.

Exploro la habitación, de repente perdido en cuanto a donde tengo que ir.


No sé con quién tengo que hablar tampoco, no recuerdo el nombre del médico,
porque lo único que puedo pensar es en Otter, lo único que puedo pensar es en la
T.J. Klune Quienes Somos
señora Paquinn, todo lo que puedo pensar es en El Chico. Se han llevado todo lo
demás de mí y no sé lo que tengo que hacer.

─ Ayuda ─gimo─. Alguien que me ayude.

Pero no hay nadie, nadie me mira, nadie siquiera me advierte. ¿No pueden
ver que me estoy rompiendo? ¿No pueden ver que todo lo que quiero de este lugar
es poder encontrarlos? Y entonces. Continúa, continúa, continúa.

La veo, la conozco. Ella está caminando hacia mí, con la cabeza hacia abajo.
La conozco, la quiero, incluso la había amado una vez. Su nombre, su nombre es…

─ ¿Anna? ─le digo, mi voz alta y tensa.

Ella levanta la vista y no, no por favor. Oh, por favor, no. Su rostro está
surcado de lágrimas , ella me ve y de repente es como si se arrugara , envuelve sus
brazos alrededor de sí misma y me inclino , tapo mi boca y lo único en lo que puedo
pensar es ¿quién? ¿Quién es? Ignoro esa pequeña voz dentro de mí que grita el
nombre de la persona que espero que no sea, ya que es una voz oscura, una voz
egoísta. Una voz que suena exactamente igual que la mía.

─ ¡Anna! ¿Quién es? ─Grito, incapaz de ponerme en pie.

Ella parece no escucharme cuando tropieza hacia mí y luego sus brazos


están a mí alrededor y llora sobre mí. ─ ¿Cómo lo sabes? ─pregunta─. ¿Cómo sabías
que estaba aquí?

¿Qué importa eso? No lo hace, no importa. ¡Dame un maldito nombre!


─Tyson me llamó ─me las arreglo para decir.

Ella tira hacia atrás y se ve confundida entre lágrimas. ─ ¿Tyson?


¿Cómo lo sabía? ¡No le dije a nadie que estaba aquí!

No entiendo. ─ ¿Otter? ─le digo humildemente─. ¿La Señora Paquinn?

Ella no lo entiende.

─No le dije a ellos, ¡maldita sea! Acabo de empezar a sentirme mal hace un
par de días y no mejoraba, así que vine a que me revisaran y... y... oh, Bear. ¡Oh, no
sé cómo, ni por qué o qué haré ahora! ─Empieza a llorar otra vez en mi cuello y yo
quería que se detuviera. Tengo que encontrarlo. Tengo que encontrar a mi familia.
Ella es parte de ella, pero tengo que encontrar al resto. Quiero decirle que puede
venir conmigo, que podemos buscarlos juntos, pero no sé cómo decirlo.
T.J. Klune Quienes Somos
─Creed me va a matar ─solloza.

¿Creed? ¿Creed?

Luego dice: ─Oh, Cristo. ¡No puedo ser madre! ¡No puedo hacer eso! ¿Cómo
hemos podido ser tan estúpidos?

¿Madre? Odio a mi madre. Ella se fue, y el Chico y yo estábamos solos,


aunque en realidad no. Teníamos a otros, teníamos más personas, teníamos una
familia. No eran de sangre, pero la sangre no importa. Ellos son nuestros y nosotros
somos suyos. Los necesito. Los necesito ahora.

─Bear ─llora─. ¡No puedo estar embarazada! ¡Simplemente no puedo


estarlo!

Oh. Oh. Eso. Ella está embarazada de Creed.

─ ¿De cuánto? ─Alguien pregunta y me doy cuenta que soy yo.

─Seis semanas ─suspira─. En las vacaciones de Navidad de Creed. El


condón debía estar roto.

Y de pronto puedo hablar. ─Anna. Te amo. Te amo. Vamos a arreglar esto de


alguna manera, pero si no me dejas ir ahora mismo y me dejas encontrarlos, voy a
empujarte y sé que estas llevando un bebé y eso es malo, pero tengo que
encontrarlos. Están aquí y no sé dónde, pero tengo que encontrarlos.

Ella se ve asustada.

─ ¿Quién está aquí, Bear? ¿Cómo sabías que vendría aquí?

No quiero decirlo en voz alta, porque si lo hago será cierto. Pero no tengo
otra opción, porque no estoy en mi sano juicio. Estoy al borde de todo y estoy a
punto de flotar sin correa. Pero de alguna manera lo hago de todos modos. ¡Ah
Dios!, me duele. Eso duele mucho.

─La señora Paquinn tuvo un derrame cerebral, creo. El Chico está aquí con
ella.

Lágrimas se derraman sobre sus ojos de nuevo y gime. ─ ¿Y Otter?


─pregunta─. ¿Dónde está? Esta noche se suponía que estaría... esta noche iba a....
─mira hacia abajo a mi mano izquierda por alguna razón.
T.J. Klune Quienes Somos
─Accidente ─le digo─. El hospital me llamó y me dijo que había tenido un
accidente.

Está horrorizada, pero entonces algo le sucede. Algo le pasa a Anna. Las
lágrimas no se secan exactamente y sigue teniendo hipo, pero su rostro se
endurece y sus ojos destellan y es como que está viva, como que lo sabe. Me tira en
sus brazos, sus labios están cerca de mi oído y…

─Has roto mi corazón

…quiero derrumbarme contra ella, dejar de llevar el peso porque no puedo.


No puedo…

Pero era mío darlo.

…aguantar más. No puedo coger regalos sólo porque los apartan de mí. No
puedo tener algo a lo que llamar mío porque siempre se volverá a ir. No merezco
esto, no merezco a esta mujer que me sostiene mientras reúne sus fuerzas,
mientras recoge valor para ser la fuerte, para ser lo que no puedo ser en este
momento. Todo el mundo siempre se va.

─Los encontraremos ─dice ella dureza, llevando el control─ Los


encontraremos a todos.

El Chico era lo primero, así justamente debía ser. Trato de no pensar en el


hecho de que él es el único de los tres que probablemente me pueda oír, que en
realidad puede saber que estoy allí. Anna le pregunta algo a alguien y nos conduce
por un pasillo largo, las luces del techo zumbando. Una de ellas parpadea y quiero
preguntar si tenían a alguien para cambiar eso, pero no sé por qué debería
importarme.

Y luego veo al Chico, sentado en una silla de plástico y una enfermera


inclinada delante de él, hablándole en voz baja. Sus ojos están cerrados y su rostro
arrugado y sé que ha sido así desde que le dije que lo hiciera. Anna me deja ir y me
muevo rápidamente. La enfermera me ve venir y da un paso atrás, mirando como si
estuviera a punto de decir algo, pero no la escucho. No sé quién es. El Chico es todo
lo que veo. Él jadea entrecortadamente y se estremece cuando siente mis brazos
T.J. Klune Quienes Somos
sobre él y tiro de él hacia arriba levantándole y se envuelve alrededor de mi cuello
temblando y gritando. Trato de decirle que va a estar bien, trato de decirle que
todo va a estar bien, pero siento que no puedo encontrar las palabras y es que no
sé si las cosas van a estar bien. Se supone que debo ser el adulto aquí, y ni siquiera
puedo decirle a mi hermano de nueve años, que las cosas van a estar bien, porque no
sé si lo estarán. Me da vergüenza, pero no dejo salir las palabras de mi boca.

─ ¿Qué ha pasado? ─le pregunto finalmente.

─Ella solamente se cayó ─dice mientras tiembla─. Dijo que algo estaba mal,
su rostro estaba mal y ella se cayó. ─Él comienza a sollozar de nuevo y finalmente
soy capaz de susurrarle palabras tranquilizadoras, le digo que le tengo, que si
puede sentir eso. Miro a Anna y veo que ella está al teléfono con lágrimas en su
cara y dice, ─Otter ─por lo que debe estar al teléfono con sus padres,
haciéndoles saber lo que ha pasado.

Y casi me golpea de lleno. Tengo Tyson y está seguro, pero no tengo a los
demás. No puedo encontrar a Otter ni puedo encontrar a la señora Paquinn. No
puedo hacer las dos cosas en este momento. Tiene que ser el uno o el otro y mi
corazón se agrieta un poco cuando realmente no encuentro la respuesta.

─ ¿Dónde está Otter? ─dice miserablemente el Chico─. ¿Vino contigo?

─Oh ─eso es todo lo que soy capaz de decir. ¿Dónde está Otter?

Pero soy de nuevo salvado por mi ex novia embarazada. Ella cuelga el


teléfono y se limpia la cara mientras camina hacia nosotros.

─He llamado a los Thompson ─dice en voz baja mientras toca la cara del
Chico. ─ Ellos están en camino. Van a llamar antes para asegurarse de que no
tienes ningún... problema si tratas de entrar. ─Sé que está siendo vaga a
propósito y estoy casi atónito cuando me doy cuenta del significado de lo
que dice.

Nunca pensé que el hospital me podría negar entrar a verlo, para


obtener información. No parecía ser un problema cuando el médico me llamó,
así que no me detuve a pensar que podría serlo cuando llegara aquí. La ira
empieza a llenar ese hoyo en mi estómago y estaba injustificada (al menos
hasta ahora), pero pienso que si alguien intenta detenerme para que llegue a
mi hombre, va a ser la última cosa que hará nunca. Nada va a detenerme
para llegar a él.
T.J. Klune Quienes Somos
Asiento con la cabeza.

─ ¿Chico? Necesito que me escuches por un momento, ¿de acuerdo? Tengo


que ir a ver algo y voy a estar de vuelta tan pronto como pueda. Anna va a estar
aquí contigo y ella va a hablar con el médico para que averigüe lo que está pasando
con la señora Paquinn.

Vuelvo a mirar a la enfermera que está rondando cerca.

─Mi nombre es Derrick McKenna. Theresa Paquinn es miembro de mi


familia y creo que tengo permiso para saber acerca de su condición. ¿Es correcto?

La enfermera asiente.

─Ella presentó una carta de autorización con su seguro de salud hace un par
de años y ya está en su expediente. Sólo necesito ver su licencia de conducir.

Anna saca la billetera del bolsillo del esmoquin y muestra mi ID mientras


sostengo al Chico. Una vez que la enfermera parece estar satisfecha, le digo que
Anna puede recibir la información en mi lugar. La enfermera acepta a
regañadientes pero debe ver algo en mis ojos que le dice que no estoy de humor
para que me joda con eso.

─ ¿A dónde vas? ─me pregunta El Chico, empezando a entrar en pánico de


nuevo. Se aferra a mi cuello y a la chaqueta del traje.

─Tengo que asegurarme de que todo lo demás está bien ─ le digo lo más
suavemente que puedo con una voz que no reconozco─ Prometo que volveré, ¿de
acuerdo? Anna se quedará contigo todo el tiempo.

El Chico parece que quiere resistirse, pero permite que lo deslice hasta
Anna y ella toma su mano y tira de él acercándolo y abrazándolo a su lado. Él
todavía está temblando. Es casi imposible que me aleje.

Pero lo hago.

Lo hago por el ascensor y trato de encontrar a alguien que me pueda ayudar,


alguien que me pueda señalar el camino.

Finalmente llego a una estación de enfermeras y un nombre viene a mí:


Moore. Dr. Moore, le pido a la enfermera de turno si puede llamar al Dr. Moore.
Ella me dice que sí y me pide que tome asiento. Lo hago sólo porque no sé dónde
más ir.
T.J. Klune Quienes Somos
Miro mis manos mientras pasa una cantidad desconocida de tiempo y mis
pensamientos están mezclados y unidos por un hilo común que es Otter. Otter está
ahí, no importa donde mire.

¿Estará vivo? ¿Estará despierto? ¿Qué tan dolorido estará? Es como un


bebé cuando se trata de dolor y no sé cuánto pueda soportar la idea de que le
hagan daño. Se queja cuando pisan un dedo del pie y para un tipo tan grande eso es
gracioso. Es tan divertido que duele. Y... es... y....

No puede. Simplemente no puede.

─ ¿Derrick McKenna? ─Dice una voz.

Miro hacia arriba y veo a una mujer mayor mirando hacia mí con una mirada
suave en su cara. Está equipada y por un momento, creo que está cubierta de
sangre, pero es sólo mi mente que me juega malas pasadas y la ilusión se desvanece
tan rápido como llega.

─ ¿Dr. Moore? ─pregunto.

Ella niega con la cabeza.

─El Dr. Moore está en cirugía, Derrick. Mi nombre es Dra. Woods. Me pidió
que viniera y le diera la información que tenemos.

Estoy casi a punto de suspirar de alivio. ─ ¿Así que... puede decirme algo? A
pesar de que él es mí... ─No puedo terminar por el nudo en mi garganta.

Pero ella es amable y parece entender.

─Sí. Usted está en la lista como familiar, así que está bien por ahora. Tal
vez tengamos que tomar algunas... decisiones médicas en el futuro, pero por ahora,
estamos bien.

─ Ahí está ─oigo a una mujer gritar─. Derrick ─miro hacia arriba y veo a
Alice y Jerry corriendo hacia mí. Alice parece que ha estado llorando y la cara de
Jerry esta arrugada y dura. Trato de ponerme de pie, pero mis piernas no quieren
trabajar y ellos vienen hacia mí y de pronto estoy rodeado de ellos, me abrazan y
me preguntan lo que sé, me dicen que está bien y que ahora ellos están aquí, que no
voy a tener que estar solo, ¿pero es verdad que está todo bien?

La Dra. Woods, se aclara la garganta.

─Ellos son los padres Otter.


T.J. Klune Quienes Somos
La Dra. Wood arquea una ceja. ─ ¿Otter?

─Es el apodo de Oliver. Esta es la Dra. Woods. Ella estaba a punto de


decirme algo, creo.

─Él puede oír todo lo que nos diga ─gruñe Alice─. Es el compañero de mi
hijo.

─Lo sabe ─le digo tratando de calmarla─. Dijo que me podía decir todo
porque Otter ya se aseguró de que si algo le pasaba no quedara fuera.

─ ¿Cómo está? ─pide Jerry.

─Está en cirugía en este momento ─dice la Dra. Woods─. Tiene un fémur


roto ─se señala su pierna izquierda─, y el radio roto ─se señala el brazo
izquierdo─.También parece tener una laceración en su riñón, pero eso no parece
demasiado grave. Lo que más nos preocupa en este momento es la inflamación de su
cerebro. Al parecer, se golpeó la cabeza contra la ventana cuando fue embestido.
Es demasiado pronto para decir si hay algún daño ahí que deba ser abordado, pero
si la hinchazón no baja en un día o dos, lo más probable es que necesitaremos mover
una parte de su cráneo para ayudar a aliviar la presión allí. Una vez que la
hinchazón haya bajado, seremos capaces de realizar una tomografía computarizada
con algún tinte que vamos a inyectar para ser capaces de determinar si hay algún
daño cerebral.

Palabras. Tantas palabras y todo lo que puedo oír es “daño cerebral”. Eso es
todo en lo que me enfoco. Eso es todo lo que parece existir.

─Ahora ─continúa la doctora─, va a estar en cirugía por un tiempo y


entonces será trasladado a la UCI y se les permitirá verlo. Les diré que no importa
lo mucho que pueda prepararlos, no importa lo que yo diga, siempre es una sorpresa
ver a un ser querido después de haber estado involucrado en un accidente. No
necesariamente se parecerá al Oliver que ustedes conocen. Tendrá algunos
moretones muy graves, algunas quemaduras superficiales en los brazos y en la cara
una bolsa de aire. Va a estar conectado a un respirador para ayudarlo con su
respiración. Hay otras máquinas a las que está enganchado para monitorear sus
signos vitales. Tendrá puntos por encima de su ojo derecho por un corte que sufrió
y vendas temporales en la pierna y en el brazo. Pero, todavía es el Oliver que
conocéis. Él sigue siendo su hijo y compañero y eso es lo que tienen que recordar.
─Su rostro y su voz son amables, demasiado quizás─. Creo que es más seguro para
todos ustedes ser cautelosamente optimistas. Es un gran hombre y está en buena
T.J. Klune Quienes Somos
forma, por lo que su cuerpo será capaz de curar debido a eso. No va a despertar de
inmediato y en realidad puede tardar hasta un par de semanas, así que por favor,
recuerden que deben tener paciencia. Me gusta pensar que la gente en su situación
puede escuchar, así que hablen con él, díganle que lo aman, háganle saber que están
ahí.

Jerry y Alice hacen una pregunta tras otra, pero yo estoy entumecido.
¿Cautelosamente optimista? ¿Y eso que significa? Proceda con precaución.
Precaución significa reducir la velocidad. Para tener cuidado. Para estar vigilante.

─ ¿Cuándo puedo verlo? ─Dejo escapar interrumpiendo la conversación a mi


alrededor.

La Dra. Woods, me mira por un momento.

─ ¿Dijo que su apodo era Otter?

Asiento con la cabeza y una lágrima se derrama por mi ojo.

─Usted no será Bear, ¿verdad?

─Sí ─contesto.

Ella me sonríe con tristeza mientras busca en su bolsillo y saca una bolsa de
plástico untada ligeramente con sangre. Dentro veo una billetera. Es la de Otter.
Esa es la sangre de Otter. Me arden los ojos. Abre la bolsa y saca un pedazo de
papel con huellas sangrientas que se envuelven alrededor una pequeña caja.

─Creo que esto es tuyo. Él lo tenía aferrado en la mano cuando fue traído
aquí. Los técnicos de emergencias médicas nos dijeron que estuvo consciente por
un breve momento en la escena cuando llegaron y dijo que no podía perder lo que
estaba en su mano, que necesitaba hacérselo llegar a Bear. Él... parecía pensar que
estabas en el coche. Todavía estaba en su mano cuando lo trajeron y la nota tiene
tu nombre en él, sabía que él querría que lo tuvieras. Puse una banda elástica
alrededor de ellos para mantenerlos juntos.

Ella le da la bolsa a Jerry y la caja con la nota envuelta hacia mí. La sangre
sigue siendo pegajosa contra mis manos. La sangre de la Otter. En mis manos.

La Dra. Woods, nos dice que ella volverá una vez que tuviera más
información y que deberíamos simplemente estar tranquilos por ahora. Nos hará
saber una vez que haya terminado la cirugía y podamos verlo.
T.J. Klune Quienes Somos
Espero a que ella se aleje antes de que comience a respirar de nuevo.

Esta caja. Esta pequeña caja en la mano.

Deslizo fuera la banda de goma y retiro la nota, abriéndola para ver la letra
de la Otter mezclada con la del Chico garabateada en el papel rayado, la sangre
corre algunas de las palabras, pero no lo suficiente para que sean ilegibles. Me
gustaría que lo fueran. Las palabras son un comienzo y siento como que estoy en el
final.

¡Bear! ¡Bear! ¡Bear!


¡Tengo que decir algo! Te va a sorprender.
¡El beicon es malo! ¡La hamburguesa, fatal!
¡La enfermedad de las vacas locas es criminal!
Quiero que seas mío, ¿no lo pillas?
¡Por eso estoy así, de rodillas!
Puede que aún no sea legal,
Pero es mejor que comer carne animal.
Así pues, ¿quieres casarte conmigo?

La nota revolotea de mi mano y cae al suelo.

─ ¿Bear? ─pide Alice con la voz temblorosa, pero está muy lejos─. Bear,
¿qué pasa?

La cajita. La abro y Alice y Jerry Thompson jadean.

Dos anillos, uno al lado del otro, de reluciente plata. Uno es más grande que
el otro y lo levanto. Es pesado y tiene una inscripción en la curva interior : “O & B
Para siempre” que está en el anillo pequeño también.

Antes de saber lo que estoy haciendo, estoy corriendo. Estoy corriendo por
el pasillo. Estoy corriendo por las puertas. Corriendo hacia la noche, la explanada
del estacionamiento. Busco a tientas las llaves porque estoy prácticamente ciego
de rabia y miedo y de alguna manera llego al coche y me monto y atravieso la
explanada del estacionamiento sin chocar con nadie. Estoy conduciendo y
conduciendo y conduciendo, volviendo sobre mis pasos desde temprano en la noche
hasta que estoy de vuelta en la playa. De vuelta en la playa donde yo rogué a ese
Dios bastardo que me devolviera lo que es mío. Bajo la colina con la arena volando a
mi alrededor.

El único sonido son las olas. El océano.


T.J. Klune Quienes Somos
Miro al cielo y grito. No hay palabras que salgan pero mi ira es como el
fuego y mi mente está en llamas porque odio a Dios. Lo odio jodidamente tanto. Él
me ha hecho esto. Está tratando de quitármelo. Nunca me deja ser feliz. Él mira
una y otra vez la manera de hacer mi vida miserable. Es injusto. Siempre que me
sale algo bien, algo que se parece a la felicidad, que se asemeja a una vida se lo
lleva lejos de mí.

Mis pies se sienten húmedos y me doy cuenta que es porque estoy hasta las
rodillas en el agua, sin dejar de gritar. Pero me parece que he encontrado mis
palabras:

─ ¡Les das la espalda maldito idiota! ¡Ellos no son tuyos! ¡Nunca te


pertenecieron a ti! ─La caja corta la palma de mi mano cuando la aprieto fuerte
como diciéndome “Estoy aquí, estoy aquí” y tengo que contenerme para no lanzarla
con fuerza al océano. El océano cuyas olas se encuentran ahora en mi cintura.

─ ¡He hecho de todo! ¡He renunciado a todo! ¿Qué mierda más quieres que
haga? ¡Tráelos de nuevo a mí, maldita sea!

No sé cuánto tiempo me lleva hacer esto, cuánto tiempo le grito a Dios


mientras las olas rompen a mi alrededor. Una me golpea y mi cabeza se hunde y el
agua salada sube por mi nariz y me ahogo, con la arena y el polvo en los ojos. Subo a
la superficie poniéndome de pie, chisporroteando mi ira tratando de respirar, para
llenar mis pulmones, pero me parece que no puedo recuperar el aliento. Trato de
maldecir de nuevo pero empiezo a vomitar en cambio, con dolorosos calambres en
mi estómago. Mi cabeza está palpitando y no puedo decir si el rugido viene de
dentro de mí o del océano. El suelo se siente inestable debajo de mis pies y tengo
la sensación de que tiran de mi cuando las olas retroceden y mis pies se entierran
más en la arena. Mi voz esta ronca y ni siquiera sé si estoy gritando más palabras y
no sé si me importa.

Con el tiempo las cosas empiezan a desvanecerse a mí alrededor, y todo de


lo que soy consciente es de la caja en mi mano…

O & B para siempre

…que agarro tan apretadamente que corta mi palma y siento picazón con el
agua salada cuando la sangre gotea por mis dedos. Recuerdo la primera vez que dijo
mi verdadero nombre…

¡Bear! ¡Bear! ¡Bear!


T.J. Klune Quienes Somos
…y la primera vez que me sostuvo cuando los terremotos amenazaron con
romperme. Me habían asustado entonces…

¡Tengo que decir algo! Te va a sorprender.

…pero él había sido mi protector, mi vigilante, mi hermano y amigo. Entonces


me doy cuenta de que estoy pensando en él ya en el tiempo pasado, como…

Puede que aún no sea legal

…como si ya se hubiera ido, como si se hubiera ido y nunca lo fuera a volver


a ver. Hay lágrimas en mi corazón y jadeo de nuevo, sólo para tener más agua
vertiéndose en mi boca. No puedo ver porque estoy ciego y…

Así pues, por favor, por favor, por favor.

Entonces hay una voz en mi cabeza, pero no es una voz cualquiera porque esa
voz suena como yo, porque soy yo. Esta voz es diferente y está gritando mi nombre,
y me pregunto si se trata de Dios. Me pregunto si es ese bastardo de Dios que
finalmente me responde, que finalmente me habla de nuevo. Si es él, voy a matarlo.
Voy a hacer que desee no haber decidido nunca meterse con mi familia. Hay una
pequeña parte racional de mí atrapada bajo las olas que se burla de esto, me dice
que por supuesto que no es Dios, cómo podría realmente creerlo. Dice que Dios no
está para responder a las amenazas, ni siquiera si están destinados con cada fibra
de su ser. Dios no tiene tiempo para escuchar a una pequeña mota tan
insignificante como tú porque está demasiado ocupado jodiendo a todas las
personas mayores. Dios trata de dañar, susurra, no resuelve. No vas a conseguir lo
que quieres sumergiéndote en el agua salada hasta la cintura y gritando al cielo
como si significara algo. Eso nunca resuelve nada.

Oigo todo esto y más, pero esa voz se vuelve más insistente y se hace más
fuerte en mis oídos y sólo entonces siento unos fuertes brazos envueltos
alrededor de mi pecho y estoy siendo arrastrado fuera del agua. El aire frío me
golpea entonces, como si estuviera enterrado en hielo y mis dientes empiezan a
castañear, y mis oídos y nariz están tan fríos que me pongo a temblar. Quiero
pelear con el que este sacándome porque no he terminado. No he terminado de dar
mi opinión. Lucho débilmente en sus brazos, pero son mucho más fuerte que yo y no
importa lo mucho que patalee y agite mis brazos, no me libera, más bien el agarre
se hace más fuerte. Tiene mucha fuerza y me recuerda a él, me recuerda a mi
hombre y la cólera se vuelve negra y lo consume todo, y aúllo toda la mierda al cielo
y a ese puto Dios. Ya no soy elocuente, pero mi voz esta todavía allí, alta y triste.
T.J. Klune Quienes Somos
Y entonces estoy fuera del agua y caigo a la arena. Mi aspirante a socorrista
se derrumba a mi lado, temblando y respirando con dificultad.

Isaíah.

─Bastardo ─murmuro entre el castañetear de mis dientes─ Maldito


bastardo, déjame solo, estoy ocupado. ─Trato de volver a levantarme, pero caigo
de nuevo cuando Isaíah me agarra duro.

─ ¿Qué demonios estabas tratando de hacer? ─me gruñe─. ¿Estás tratando


de suicidarte? ¡Jesucristo, Bear!

─Simplemente tengo un motivo ─replico─. No es asunto tuyo. Vete. Déjame


solo.

─Al infierno ─está de pie y me pongo a su altura─. Sé que esto es una


mierda, Bear. Sé que duele, pero no puedes renunciar, simplemente no puedes. Hay
demasiadas personas que dependen de ti, personas que te necesitan.

─ ¡¿Qué hay de lo que necesito yo? ─grito hacia él─. ¿Por qué es siempre
acerca de los demás? ¿Qué diablos hay de mí? ─Me vuelvo de nuevo hacia el agua,
pero una mano se extiende y agarra mi brazo, sosteniéndome con fuerza.

─Ahora no es el momento de ser egoísta ─me gruñe Isaíah─ Puede que no


sepa todo lo que te ha pasado, aunque estoy empezando a tener una buena idea
pero sé cómo tus amigos te ven, Bear. Ellos saben que eres fuerte, que has
aguantado mucha mierda toda tu vida, pero que has sobrevivido. De alguna manera,
has sobrevivido. No sé durante cuánto tiempo, pero hasta yo puedo ver eso. Cuando
Anna me llamó y me dijo lo que había pasado y me pidió que viniera aquí y que te
encontrara, lo pude oír en su voz. Tu familia te necesita, Bear. Tú eres la única
cosa que los mantiene a todos juntos y sin ti están perdidos.

No, lo que está diciendo no puede ser verdad. No soy el más fuerte. No soy
un alfiler. Soy Bear. Aguanto algunas cosas y reacciono de forma exagerada a otras
cosas y tomo decisiones que creo que nos va a mantener con vida al menos un día
más. Soy débil, asustadizo, egoísta e imperfecto y desesperado. Soy un mártir
egoísta que no da una mierda a nadie con excepción de los que están más cerca de
mí, en los que creo que puedo confiar, pero sé que estoy realmente esperando otra
patada para caerme.

Y esto lo es, esto lo indica, has caído y el mundo se derrumba a tu alrededor


y el hombre que amas está muriendo, porque no puedes siquiera pensar en nada,
T.J. Klune Quienes Somos
además de la forma en que te hace sentir, en cómo de increíblemente temerosos
eres. ¿Y lo de la señora Paquinn? ¿Has gritado a Dios por ella? ¿Piensas en ella
cuando gritas para que vuelva él? Tú dices "ellos", si es que sabes lo que quiere
decir. Si hay una opción que haría, si tuvieras que elegir sabemos lo que harías. Esa
pequeña voz oscura no sólo suena como tú, no, igual que yo, eres tú. Es hora de que
te levantes, Bear. Es hora de que dejes de hundirte y acurrucarte en la arena. Es
hora de levantarse de una puta vez.

─ ¿Vive todavía? ─le pregunto en voz baja, con el esmoquin mojado colgando
pesadamente sobre mi cuerpo─. ¿Lo están los dos?

Isaíah me mira por un momento, como si juzgara la cordura en mis ojos.


Debe gustarle lo que ve, o por lo menos, entiende que es lo único que va a conseguir
cuando dice: ─Anna lo indicó así cuando me llamó. Bear, lo siento, lo siento por todo
esto. Pero tienes que ser fuerte ahora. Tu familia te necesita. Otter y la señora
Paquinn te necesitan.

Él tiene razón. Lo odio, pero tiene razón. No podría creer a la voz en mi


cabeza por completo, no podría creer que Dios no estuviera para mí, pero la cajita
ahora cubierta con mi sangre y la sangre de Otter es real. Está ahí. Está en mi
mano y eso es suficiente por ahora. Tiene que serlo.

Camino hacia los coches e Isaíah marcha después de mí. Le digo que
pararemos en la monstruosidad verde para cambiar nuestra ropa. Él asiente con la
cabeza y se compromete a seguirme allí. Enciendo el coche, pongo en marcha el
calentador y sin dejarme pensar demasiado acerca de lo que podría significar, abro
la caja en mi mano, encontrando el pequeño anillo y deslizándolo en mi dedo.

Se ajusta perfectamente.

Ese primer día fue el más difícil. Ese primer día fue el día en que había
tantas preguntas, muy pocas respuestas y todos tuvimos que enterrarnos para una
espera que no sabíamos cuánto tiempo duraría. Cuando llegué al hospital, Otter
todavía estaba en el quirófano y la señora Paquinn estaba pasando por un sinnúmero
de pruebas que no entendía muy bien. El Chico me vio primero, caminando por el
pasillo y corrió hacia mí, saltando a mis brazos. Su rostro estaba seco y sus ojos
T.J. Klune Quienes Somos
eran cautelosos cuando me dijo que había oído hablar de Otter, que él sabía que
necesitaba que me ayudara a ser fuerte y que se aseguraría de que conseguiríamos
pasar por esto. Dijo “¿no sabes que Otter es un tipo grande? ¿No sabes que Otter
no se atrevería a dejarnos sabiendo lo locos que nos volveríamos los dos sin él?”
Asentí con la cabeza hacia él. “Claro Chico” le dije. “Antes se mearía en nosotros,
no se atrevería.”

Todo el mundo vio el anillo en mi dedo pero nadie dijo nada al respecto.

Nos dijeron que la señora Paquinn había tenido un ACV. Accidente cerebro
vascular o un episodio Cerebro vascular, lo que le llevó a un accidente
cerebrovascular isquémico causado por un coágulo. El médico indicó que según el
Tac y la RM67 hechos, creyeron que su episodio había sido de una rara variedad:
una trombosis en el seno cerebral, que es esencialmente un coágulo en los senos
venosos duales que drenan la sangre del cerebro. La Sra. Paquinn había mencionado
un dolor de cabeza a primera hora del día, El Chico se lo había dicho, pero ella dijo
que estaba bien. Sus ojos se abrieron cuando lo supo como si pensara que hubiera
habido alguna manera de que él pudiera haber dejado que esto ocurriera y nos
costó mucho a todos, incluido el médico, convencerlo de lo contrario. Aun así, no
creo que nos creyera. El médico dijo que el tratamiento era por lo general con
anticoagulantes para suprimir la coagulación de la sangre, pero que no había
indicación de la presión intracraneal, y que podía ser que necesitaran operar para
ponerle una derivación y ayudar a aliviar esa presión.

Nadie más parecía atreverse a formular la pregunta que todos queríamos


saber, la pregunta que bailaba en todas nuestras mentes. No se si ellos no querían
saber la respuesta o que no pensaban que era el lugar para preguntar, pero nunca
he sido una persona que tenga filtro y pregunté lo que todo el mundo estaba
demasiado asustada para preguntar.

─ ¿Vivirá?

El médico suspiró mientras me miraba, obviamente, de haber estado


esperando esa pregunta. Me preguntaba cómo de práctica sería su respuesta. Lo
que no esperaba era su brusquedad. ─Las posibilidades no son buenas ─dijo en voz
baja y El Chico comenzó a temblar─. La TSVC68 se produce sobre todo en mujeres
y si bien la tasa de mortalidad es moderadamente baja, dada la edad que tiene la
señora Paquinn sin duda va a ser una dura batalla. En caso de que sobreviva, las

67
Resonancia magnética
68
Trombosis de senos nerviosos cerebrales
T.J. Klune Quienes Somos
posibilidades de que haya efectos secundarios significativos por el episodio son
altas. Lo más probable es que vaya a necesitar atención durante todo el día por el
resto de su vida. Sin embargo nuestra mayor preocupación en este momento es la
probabilidad de nuevos accidentes cerebrovasculares. Puede que no sean tan
graves como el primero, pero podían hacerle un daño irreparable. Piense en ellos
como réplicas de un terremoto. Mientras que pueden no coincidir con el original en
intensidad, las bases ya se han sacudido y no necesitan mucho para derrumbar
todo.

Réplicas. Temblores.

─Gracias doctor.

Él asintió con la cabeza y dijo que iba a hacernos saber cuándo podríamos
verla antes de que se levantara y se fuera. Antes de hacer todo lo demás, me volví
hacia El Chico y lo puse en mi regazo.

─Hiciste todo lo que pudiste ─le susurré al estrecharlo en mis brazos─. No


hay nada más que tú podrías haber hecho. Incluso si le dolía la cabeza, no podrías
haber parado esto. ¿Me escuchas?

Él asiente con la cabeza, pero continúa a temblando.

Réplicas, yo sé una cosa o dos acerca de las réplicas.

La cirugía de Otter fue bien, o tan bien como podría haber ido. El Dr. Moore
y la Dra. Woods, bromearon con nosotros sobre que ahora él tenía una barra de
acero en la pierna, que iba a sonar en los detectores de metal sin importar dónde
fuera como si fuera un robot. Todos tratamos de sonreír ante esto, pero
estábamos tensos. Fue trasladado a la sala de recuperación y nos dijeron que
podíamos entrar y verlo de dos en dos y sólo por unos minutos. Comencé a sentarme
para permitir que Alice y Jerry entraran primero cuando me detuvieron sin
siquiera intercambiar ni una palabra el uno al otro.

─Tienes que ir ─dijo Alice─. Tú primero.

Comencé a protestar, pero Jerry negó con la cabeza. ─Sí, es verdad ─dijo
despacio─. si nos puede oír a pesar de no poder responder, entonces va a querer
escuchar tu voz por primera vez. va a querer saber que estás ahí. Él te necesita
ahora, Bear y tienes que ser el primero. Si alguien puede traer a nuestro hijo de
vuelta, eres tú.
T.J. Klune Quienes Somos
Pensé en algún argumento para decirles que estaban equivocados, pero al
final no lo hice. No necesariamente porque creyera todo lo que me dijeron, pero si
porque tenía que verlo. Necesitaba tocar su mano, frotar mis dedos a lo largo de su
piel sólo para demostrarme a mí mismo que todavía estaba vivo, que los médicos no
mentían y que no había muerto en el momento en que había sido golpeado.
Necesitaba verlo demostrarme a mí mismo que todavía era real.

Me llevaron por un pasillo a través de un par de puertas dobles con una línea
roja sobre el suelo, una advertencia para no cruzar. Dudé cuando la enfermera
sostuvo la puerta abierta para mí y luego crucé de todos modos. Caminamos delante
de otras habitaciones, algunas puertas estaban abiertas, estaban en silencio, con
máquinas pitando, otras puertas estaban cerradas para ocultar el dolor que había
dentro. No sabía qué hora era, pero estaba seguro de que era muy temprano en la
mañana. ¿Le permitirán volver? ¿Había una cosa como horas de visitas cuando el
hombre que amas estaba allí, su cuerpo sólo haciendo Dios sabe qué. Quería
preguntarle a la enfermera, pero no podía encontrar mi voz. Pasamos a otra
habitación y una mujer estaba llorando en un rincón, un hombre en voz baja
consolándola mientras la persona en la cama de delante de ellos no hacía nada.
Levanté la vista cuando entramos por la puerta y por un momento, nuestros ojos se
encontraron y algo pasó. La comprensión, el conocimiento de que ya no podía
temblar.

Habitación 403. Los números suman siete. Ese fue mi primer pensamiento.
No sé por qué. La enfermera se detuvo en la puerta y se volvió hacia mí y otra vez
me advirtió acerca de lo que iba a ver, que no era el Otter que recordaba. Asentí
con la cabeza casi con impaciencia y creo que ella vio esto porque sonrió en silencio
y me abrió la puerta.

La primera cosa que noté fueron las máquinas. Las máquinas que zumbaban y
sonaban, bombeando y silbando. Parecía que había muchas y me reí salvajemente en
mi mente y me pregunté si Otter siquiera estaba allí. Empujé ese pensamiento
fuera. Por supuesto que lo estaba, pensé. Está ahí. Él está ahí. Casi podía creerlo.
¿Cómo no iba a hacerlo?

La segunda cosa que noté era que tenía una ventana en la habitación y que la
persiana estaba cerrada. Esto me molestó por alguna razón. No sé por qué la quería
abierta, pero luego me di cuenta que estaba oscuro y hacía frío. Quería
preguntarle si podía ser trasladado a una habitación sin ventanas pero no podía
pensar en una manera de decirlo sin sonar como un loco, así que no dije nada.
T.J. Klune Quienes Somos
¿La tercera cosa que noté? Me di cuenta de Otter.

Parecía que cada pulgada de su piel expuesta estaba cubierta de moretones,


con tonos azul oscuro y negro, verdes y morados. Algunos estaban moteados y
otros parecía que se extendían hasta partes enteras de su piel. Su rostro parecía
hinchado bajo las vendas envueltas alrededor de la parte superior de la cabeza.
Una sustancia viscosa clara cubría el corte en la frente y me pregunté dónde
estaban los puntos. Había un yeso en su brazo izquierdo y la pierna izquierda
estaba elevada en un arnés por encima de la cama. Vi que sus dedos de los pies
sobresalían y fue entonces cuando pude tomarme un respiro y tuve que hacerlo
para no perder el equilibrio contra la pared. Mi visión se nublo por un momento pero
me obligué a volver.

Porque sabía que incluso con los moretones, las máquinas y los yesos, incluso
bajo las vendas y las persianas que lo mantenían en la oscuridad, este era todavía
Otter. Pude ver eso. Incluso con los colores que no deberían haber estado allí en su
piel, a pesar de que su rostro parecía distendido, todavía podía verlo allí, enterrado
pero reconocible. Fue ese sentimiento, esa oscura y gloriosa sensación que rompió
la última vacilación que podría haber tenido y antes de darme cuenta estaba a su
lado. Levanté las manos para tocarlo, pero me detuve. El médico dijo que pensaba
que podía oírnos, que deberíamos hablar con él para hacerle saber que estamos
aquí. Pero tenía que saber que no era capaz de sentir dolor. ¿Qué pasa si le dolía?
No podía hacer eso. No podía hacerle daño. Le amaba.

La enfermera pareció sentir mi confusión y me llevó al otro lado de su cama,


a su brazo bueno, también magullado pero mejor que el otro. De hecho, todo su lado
derecho se veía mejor que el izquierdo. Era como si hubiera estado dividido por la
mitad con una cara casi normal y la otra sumergida en acuarela. La enfermera
indicó que podía coger su mano y así lo hice. Estaba fría al tacto, su gran mano tan
familiar en la mía propia. Envolví mi mano alrededor de la suya y apreté
momentáneamente apenado cuando no respondió. No sé por qué me esperaba que lo
hiciera. La enfermera parecía entender mi necesidad de privacidad y salió de la
habitación.

No sabía qué decir. Me sentí un poco tonto ante la idea de hablar con él, ya
que por supuesto no sería capaz de escucharme. Estaba inconsciente, por el amor
de Cristo. Tal vez en un estado de coma. No lo sabía. Todo lo que podía recordar
era la expresión "daño cerebral" y me pregunté lo que significaría para él, para
nosotros, si ese fuera el caso. Demasiados escenarios pasaban por mi cabeza. ¿Y si
él se despertaba y todo era diferente? ¿Y si estaba dañado...? ¿Qué pasa si, como
T.J. Klune Quienes Somos
en una telenovela, no se acordara de mí porque tuviera amnesia y yo tuviera que
hacerle enamorarse de mí de nuevo? Me gustaría mostrarle fotos, saber de
nosotros y de su familia para recordarle lo que tenía. Yo le diría constantemente
que lo amo y que me gustaría que volviera conmigo, que me recordara y que me
encantaría que volviera a amarme. Esa parte más oscura de mi cerebro se preguntó
qué pasaría si lo hacía despertar, pero que Otter no supiera que me amaba, que
pasaba si fuera una pizarra en blanco, sin darse cuenta de su entorno, con una
discapacidad más allá de cualquier reparación. Me quedé asombrado por mi
respuesta a esa voz oscura, la misma respuesta que le había dado a mis otros
pensamientos: Me gustaría mostrarle fotos de nosotros y su familia para
recordarle lo que tenía. Le decía constantemente que lo amaba. Todos los días iba a
saber que lo amaba.

Llevé mi mano libre para limpiar mi cara y el anillo en mi dedo reflejaba la


escasa luz, un flash brillante y desgarrador. Dejé caer mi mano izquierda en la
parte superior de la suya. ─ Ya verás ─le dije─. Lo verás. ¿Tú y yo? No hemos
terminado todavía, ni mucho menos. Te lo prometo. No me importa lo que se
necesite, no me importa cómo llegues de nuevo a mí. Pero vas a volver, ¿me oyes?
Volverás y todo va a estar bien. No me importa si no puedes caminar derecho, o si
no puedes pensar bien, o si nunca puedes recordar mi nombre. No me importa con
tal de que vuelvas. Verás. Vas a ver lo bueno que puede ser.

¡Bear! ¡Bear! ¡Bear! Tengo algo que decir, ¡no te asustes!

El segundo día fue el más difícil. El segundo día fue el más difícil porque
nada cambió mucho para ninguno de ellos. Otter todavía se veía como el infierno y
la señora Paquinn parecía frágil y vieja. Fue de alguna manera peor sentarse al lado
de la señora Paquinn, dado lo mucho que parecía que había envejecido en el último
par de días. Otter seguía siendo grande y aunque todavía estaba en silencio y
manchado con colores que parecían hacerse más oscuros, su tamaño parecía vencer
a las lesiones.

No fue así con la señora Paquinn. La pequeña señora vibrante que me había
rescatado de mí mismo una y otra vez parecía estar colapsando sobre sí misma, la
piel de sus brazos haciéndose de polvo y papel fino, el tubo de respiración en la
T.J. Klune Quienes Somos
garganta me pareció obscenamente grande en una mujer tan pequeña. Cuando no
estaba con Otter estaba con ella. El personal había tratado de limitar mi tiempo
para estar con ellos, pero sólo consiguieron una mala mirada de todos los miembros
de mi familia, por ahora, los padres de Anna habían llegado, aún sin saber que había
una tercera parte en todo esto, que su hija estaba luchando contra su propia mente
y su cuerpo, para mostrar al personal que no estábamos para que nos jodieran con
eso, que no sólo era nuestra fuerza la que se iba en silencio por el pasillo, nuestro
corazón se iba desmoronando frente a nosotros. Las protestas se hicieron más y
más débiles hasta que se convirtieron en nada en absoluto.

Creed llegó la tarde del segundo día, al igual que Dominic. Creed fue
primero, yo estaba de pie cerca de la máquina de café discutiendo sobre si 1,25
dólares era demasiado para la bazofia que salía (y este debate fue la única cosa
que me mantuvo fuera de romperme, por lo que lo hacía de hora en hora). Le oí
decir mi nombre y cuando miré hacia arriba, mis ojos y mi mente me jugaron una
mala pasada y por un momento estuve seguro de que era Otter. Estaba seguro de
que Otter estaba de pie frente a mí, diciendo mi nombre, con los brazos bien
abiertos y esperando a que corriera hacia él.

─ ¿Qué? ─me las arreglé para balbucear─. ¿Qué?

Y entonces él estuvo sobre mí y no olía a Otter. Era Creed y respiraba


pesadamente sobre mí, tratando de mantener el control, tratando de ser el fuerte.
Pero yo ya había asumido ese papel. Ya había decidido que iba a ser el más fuerte
ahora. Así que le dije que estaba bien, que estaba aquí ahora y lo sentí temblar en
mis brazos y por primera vez en mi vida sostuve a mi mejor amigo mientras él
rompía a llorar. El ruido que venía de él amenazaba con minar mis fuerzas, pero
sabía que no sería bueno para ninguno de nosotros, así que esperé a estar seguro
de que podría mantener el control antes de hablar de nuevo, diciéndole en voz baja
al oído cómo estaba Otter y cómo estaba la señora Paquinn, los pocos cambios
positivos que habíamos visto en Otter, y no tan positivos en la señora Paquinn. Él
asintió con la cabeza a través de sus lágrimas y escuchó.

No le dije nada acerca de Anna, ni siquiera sabía si él lo sabía. No pensé que


fuera el lugar para tocar el tema, pero estaría al lado de los dos cuando saliera.
Era, después de todo, el fuerte ahora.

Dejé ir a Creed cuando Alice y Jerry se acercaron y lo abrazaron, me


aparté de ellos, diciéndoles que necesitaba salir a que me diera un poco de aire, que
estaría pronto de vuelta.
T.J. Klune Quienes Somos
Encontré un armario de suministros en algún lugar al final del pasillo y entré
rompiéndome. Cuando regresé al rato ya era fuerte otra vez.

Dominic apareció horas más tarde y tan pronto como entró en la sala de
espera, El Chico saltó fuera de su asiento y sus pequeños brazos rodearon la
cintura de Dominic y Dominic lo miró sorprendido, aunque sólo fuera por un
momento. Entonces sus propios brazos bajaron y se envolvieron alrededor del
Chico y se fueron hacia el lado opuesto de la habitación y se sentaron en unas sillas
vacías. Pude ver a Dominic susurrar algo al oído del Chico cuando sollozó en su
hombro y finalmente, las lágrimas se calmaron, y en un momento, me pareció oír una
breve carcajada acuosa que venía de mi hermano pequeño, estaba agradecido.
Estaba agradecido por ese momento.

Finalmente, se dirigieron de nuevo hacia mí y le sonreí a Dominic, tratando


de demostrar que yo era el más fuerte ahora y me pareció ver a través de él
cuando me agarraron en un abrazo bruto contra mí. El me susurró algo, pero no
podía entender lo que era. No es que me importara, pero la intención estaba allí y
pude entender eso.

Me hice el fuerte.

─ Feliz cumpleaños ─le susurré a Otter más tarde esa noche.

¡El bacon es malo! ¡La hamburguesa fatal!

El tercer día fue el más difícil. El tercer día fue el más difícil porque
tuvieron que hacerle una operación de emergencia a la señora Paquinn para ponerle
una derivación a su cerebro ya que los anticoagulantes no parecían estar
funcionando y ella continuaba teniendo los micro infartos cerebrovasculares que no
se podía incluso decir que estuvieran pasando al mirarla. Las réplicas pueden ser
así, me habían dicho. Estaba abajo en las pruebas de radiología que le tenían que
hacer mientras yo estaba sentado con Otter cuando oí un código de emergencia
por el intercomunicador y cerré los ojos porque sabía lo que significaba y para
quién era.
T.J. Klune Quienes Somos
Los demás se habían ido, por mi insistencia, haciéndoles saber que los
llamaría si los necesitaba para salir del hospital por un tiempo o si los necesitaba
para llevar el Chico a comer o lo que fuera, sólo para conseguir alejar su mente de
lo que estaba pasando. Todavía había un intenso debate en curso acerca de si iba o
no a volver a la escuela al día siguiente (yo quería que fuera y él estaba en contra,
por supuesto). Le dije que Otter y la señora Paquinn no querrían que se quedara
atrás. Me dijo que no era justo en lo más mínimo decir eso porque nadie podía
saber lo que dirían. Le dije entonces que yo le estaba diciendo que iría y él dijo que
ya veríamos.

Y entonces me dejé vencer, porque pude verlo empezando a ponerse


nervioso otra vez y me preguntaba si alguna vez me perdonaría si algo le pasara a
cualquiera de ellos sin que él estuviera aquí. Era el más fuerte ahora, me incliné y
tiré de él poniéndolo en mi regazo, nos sentamos y vimos a Otter no hacer nada
más que respirar con la ayuda de las máquinas.

Por lo tanto, dije que El Chico necesitaba un descanso. Todos me dijeron que
lo hiciera yo también. Negué con la cabeza en silencio diciéndoles que lo haría
cuando lo necesitara. No parecía que tuvieran argumentos en sentido contrario y
aun parecían tener una discusión sobre la manera de obligarme a que fuera, pero lo
dejaron al ver el brillo en mis ojos y el crujido de mis dientes. Los demás notaron el
anillo en mi dedo cuando retorcí las manos con saña, pero no dijeron nada. Tampoco
dijeron nada sobre el que colgaba de una cadena alrededor de mi cuello. Les dije
que necesitaba estar solo con mi pareja, que tenía que hablar con él, que por favor
me dieran eso. Era el fuerte, les dije. Me gustaría ser fuerte para ellos, pero lo
necesitaba en ese momento y lo necesitaba solo.

Salieron poco después.

O & B Por Siempre.

Me senté con él, sosteniendo su mano, diciéndole lo divertido que parecía, lo


avergonzado que iba a estar cuando se despertara y le mostré las fotos. Le conté
lo de Anna y lo confundido que me hizo sentir. Me pregunté en voz alta lo que iba a
pasar con ellos, si iban a estar bien. Por supuesto que lo estarían, le dije después
de un minuto. Son familia después de todo. Ellos lo cuidarían igual que el resto de
nosotros. Así como nosotros, le dije a Otter, siempre nos teníamos, aunque no
siempre sabíamos lo que significaba.

Entonces me enojé a pesar de que traté de disimular. El pensamiento


racional y yo no éramos más que simples conocidos en ese tercer día y me pregunté
T.J. Klune Quienes Somos
si Otter pensaba que era culpa de Anna y de Creed que esto hubiera sucedido, si
Dios pensó que no podíamos tener tanta gente en nuestra familia y que por quedar
embarazada ella tenía que alejarlo para hacer hueco al jodido bebé. Agarré su
mano apretándola antes de apartarme horrorizado de hacerle más daño. Él no lo
dijo, de una manera u otra, así que tomé su mano en la mía de nuevo, me incliné y
besé sus nudillos con los labios secos, y ahora que estábamos solos, ahora que todo
el mundo se había ido, le susurré que no quería ser el fuerte ya, que necesitaba que
se despertara y fuera el fuerte porque estaba tan cansado de tratar de llevar
todo yo solo. Le dije que haría cualquier cosa si él abría los ojos y me miraba, si
aparecía el oro verde y me sonreía con esa sonrisa torcida y que me dijera cómo
de bueno había sido, cómo de fuerte era, pero que estaba bien ahora porque él
estaba aquí. Él estaba aquí para ayudarme. Esperé y esperé y no pasó nada.

A continuación, un código de emergencia se anunció por el intercomunicador


y la mujer dijo "Radiología" y cerré los ojos dejando mi frente contra su mano.
Podría ser cualquiera, me dije. Podría ser otra persona.

Pero lo sabía.

¡Las vacas locas se quedaran contigo por un tiempo, esto va para largo!

El cuarto día fue el más difícil. El cuarto día fue el más difícil porque es el
día en que mi madre vino a verme.
T.J. Klune Quienes Somos

10.

Donde Bear lo sacude todo

Fue justo después del mediodía. Había vuelto de nuevo al hospital después
de ir a casa y ducharme, ante la insistencia de todos a mí alrededor, algunos de los
cuales fueron capaces de bromear diciendo que no había manera de que Otter se
fuera a despertar si mi olor no lo ahuyentaba antes. No pensé que fuera divertido
en lo más mínimo. Pero el pensamiento racional y yo habíamos decidido al cuarto día
que no nos gustábamos el uno al otro en lo en absoluto y que lo mejor sería
separarnos, al menos por ahora. Así que corrí a casa y me froté en la ducha con
agua caliente hasta que mi piel estuvo roja, hasta que el baño se llenó de vapor.
Revisé frenéticamente el teléfono móvil para asegurarme de que no me había
perdido ninguna llamada. No tenía ninguna. Apagué el teléfono y volví a encenderlo
para asegurarme de que seguía funcionando. Funcionaba.

Corrí de vuelta al hospital, sólo para descubrir que nada había cambiado.
Bueno, nada que se pudiera ver. Los médicos nos dijeron que la inflamación en el
cerebro de Otter había disminuido de manera significativa y que el plan era que le
harían algunas pruebas diagnósticas posteriormente esa tarde. Entonces así
podrían tener una mejor idea de cualquier potencial lesión cerebral, que la
disminución de la inflamación era una buena señal y que deberíamos emocionarnos
ante tal pronóstico. No podía emocionarme. Aún no. No hasta que abriera los ojos.
Pero sonreí con todos ellos porque yo era el fuerte. Les dije a todos que era una
gran noticia, lo aliviado que me sentía. Les abracé para celebrarlo. Los demás se
acercaron desde la habitación de la señora Paquinn y se unieron a la victoria
silenciosa.
T.J. Klune Quienes Somos
Les dije que se fueran a tomar un descanso. El Chico estaba en la escuela y
sabía que querría saberlo, así que planeaba llamar a la secretaría para ver si le
podían sacar de clase para poder hablar con él un momento, si aceptaba mi llamada,
dado lo enfadado que estaba por haberlo obligado a ir a clase. Dominic resultó de
una ayuda inestimable con el Chico y al final cuando se fue refunfuñando, con
Anderson Cooper sonriendo desde su mochila. Le dije que le haría saber alguna
cosa cuando supiera algo más. Sólo frunció el ceño y se alejó.

Los otros se fueron, cada uno de ellos tocando a Otter de alguna manera,
cada uno de ellos tocándome de alguna manera. Alice fue la última y se inclinó y
besó su hijo en la frente, y por alguna razón, esto me llegó como nada de lo que
hubiera pasado en el último par de días y tuve que luchar para recordar que yo era
el fuerte, que yo era el que tenía el control. Sonreí débilmente cuando ella me besó
en el mismo lugar y cuando salió, permití que una sola lágrima rodara por mi mejilla.
Una más y me habría roto.

Me mantuve fuerte.

Sólo unos minutos después, mi resolución fue puesta a prueba. Estaba


contándole a Otter que había decidido que él, el Chico y yo, nos íbamos de viaje una
vez que saliera de aquí, que tal vez podríamos ir a las montañas y conseguir una
cabaña, o ir donde el mar fuera cálido y practicar submarinismo. O tal vez esquiar
con trineos. O a Disneyland. O Disneyworld. O a algún lugar en el que él estuviera
caminando y hablando a mí alrededor, a algún lugar dónde pronunciara mi nombre e
hiciera que significara algo. No me importaba donde fuera, con tal de que
ocurriera.

Una enfermera entró y lo cambió todo. — ¿Derrick? —Dijo ella en voz


baja—. Hay una mujer que quiere verte.

Me pregunté brevemente quién sería, pensando que tal vez se trataba de un


representante de la compañía de seguros del coche, para averiguar qué estaba
pasando con Otter, ya que había estado ignorando sus llamadas telefónicas. —
¿Quién es? —le pregunté con mi voz áspera mientras empezaba a levantarme.

—Dice que es... ¿tu madre? ¿Julie McKenna? —Podía entender la reticencia, su
vacilación. Había oído parte de nuestra historia, sabía que el Chico era mío. Esto
probablemente la confundió como la mierda.

Volví a sentarme. Difícil. Inesperado, pensé.


T.J. Klune Quienes Somos
De hecho, respondió La Voz, hablando por primera vez en varios días. ¿Te
acuerdas de lo que pasó la última vez que se dejó caer sin avisar? Casi pierdes todo
lo que tenías. Diles que la despidan. Diles que no tienes tiempo para verla ahora. No
puedes ser el fuerte Bear. No todo el tiempo. Ahora no. No puedes manejar esto
ahora. Diles que la hagan marcharse y ya nos preocuparemos de esto otro día.

Soy fuerte.

Me puse de pie. — ¿Dónde está? —le pregunté.

—En la sala de espera —dijo ella, repentinamente nerviosa.

— ¿Qué?

— ¿Estás... estás bien, Bear? —me preguntó la enfermera dando un paso


atrás—. Pareces... enfadado.

Me sorprendió descubrir que lo estaba. Estaba más enfadado de lo que


nunca había estado. Me di cuenta de que un velo rojo había caído sobre mi visión y
que mi mandíbula estaba apretada, mis manos apretadas en mis costados. Si ella
había venido aquí para joderme, para jodernos, si había venido aquí para hacerme
saber que iba a luchar por la petición de custodia, que iba a decirme que terminara
las cosas con Otter porque iba en contra de sus creencias, que iba contra Dios...
bueno, se iba a encontrar con un tipo completamente diferente de animal en mí. No
me importa una mierda Dios. No daba una mierda por sus creencias. Seguro como el
infierno que no me preocupaba por ella. De hecho, la odiaba condenadamente. La
odiaba todo lo que podía, con algo negro y aceitoso que cuajaba en mi estómago y
que hizo más difícil salir de la habitación.

Agarré la mano de Otter, me incliné y le di un beso en la comisura de la


boca, un beso tan dulce que parecía negar cómo se sentían mis entrañas. —Soy
fuerte, —le susurré con mis labios aún contra los suyos—. Soy fuerte y voy a
manejar esto. Tú…, tú necesitas despertar Otter. Ya es suficiente, ¿de acuerdo?
Es hora de que te despiertes. Vuelve.

Estaba siguiendo a la enfermera antes de que pudiera pensar nada más.

Bueno, al menos ella ya está en el hospital, suspiró. Por lo menos van a ser
capaces de tratarla si haces lo que planeas hacer. Es el mejor lugar para tratar de
cometer matricidio, supongo.
T.J. Klune Quienes Somos
Lo ignoré porque me había ido, al menos por un momento, el tiempo justo
para recordar cuando…

Me acordé de la última vez que la vi antes de irse para siempre. Yo tenía


diecisiete… casi por mi dieciocho cumpleaños ¡Oh Dios mío está empezando!… y me
había estado preparando para trabajar. Había estado sonriendo más a menudo,
capturando mi reflejo en un espejo o una ventana, viendo esa mueca, esa sonrisa,
ese conocimiento. Estaba a punto de ser libre. Estaba a punto de comenzar mi
propia vida. Estaba a punto de salir y hacer lo que fuera que siempre había querido
hacer. Me partí el culo para llegar a este punto. Confié en nadie más que en mí
mismo. Iba a…

…A dejar al Chico y a Otter detrás

Para finalmente estar por mi cuenta, estaba excitado y sin aliento. Asustado
por mi mente de mierda, pero nada iba a detenerme. Nada iba a ponerse en mi
camino. Ni Anna, que me miraría con esos ojos tristes suyos, diciéndome que
esperaría que nunca me olvidara de ella, a pesar de que planeábamos permanecer
juntos, aun sabiendo de alguna manera que estas cosas no durarían. Ni el Chico, que
no entendía por qué no podía ir conmigo. Ni Creed, que se iba de todos modos. Ni
Otter que....

Ni Otter. Era más fácil simplemente pensar "ni Otter".

Y ciertamente ni mi madre. Mi madre, que se burlaba de mis planes, que me


dijo que se reservaba su opinión hasta que hubiera hecho algo realmente, hasta que
realmente siguiera adelante con mis planes. — ¿Escritor? —Se rió—. Nadie gana
nada de dinero siendo escritor, Bear. Jesucristo, abre los ojos. No va a suceder. —
Se lo demostraría. Me había convertido en lo que yo quería ser, ser quien era, y ella
cambiaría su maldita manera de pensar. Vería que no la necesitaba, que nunca lo
hice. Una vez que me graduara, me iría y nunca miraría atrás. Iba a ser todo sobre
mí.

Mi cumpleaños fue al día siguiente y me gradué tres días después de eso.


Me sorprendí a mí mismo sonriendo de nuevo mientras me vestía para el trabajo.
Sólo dos meses más, me dije. Dos meses más, e incluso podría decir adiós al
trabajo de mierda. A la mierda el estúpido supermercado, ¡Hola mundo real!

Entré en la cocina escuchando el estruendo de televisión de algún


documental que el Chico había comenzado a ver últimamente. No sé por qué. Era así
de extraño. Cogí un zumo de la nevera y me sorprendí un poco cuando mamá entró,
T.J. Klune Quienes Somos
completamente vestida. Eran las ocho de la mañana. Ella nunca se levantaba tan
temprano. Y aún más extraño, parecía... consciente. Como si supiera lo que estaba
haciendo. Como si supiera quién era. Como si su cerebro no estuviera pegado en su
cabeza.

Sentí un breve malestar.

— ¿Qué estás haciendo levantada? —le pregunté sin esperar realmente una
respuesta.

— ¿Por qué no? —preguntó. Luego sonrió. Ella nunca sonreía.

—Vale—dije, preguntándome a mí mismo si tendría suficiente tiempo para


parar y conseguir algo de comer ya que no había nada en la nevera. Me recordé
llevar algo a casa para el Chico. Probablemente estaría muerto de hambre esta
noche.

—Hay que comprar algunos comestibles hoy —dijo riendo entre dientes
mientras me observaba—. Me aseguraré de comprarlos ¿Es el mismo número PIN
de la tarjeta débito?

Puse los ojos en blanco. —Sabes que no lo he cambiado. Bueno, lo sabrías


realmente si hubieras ido a comprar comestibles.

Esperaba una respuesta fría, pero solo se rio de nuevo moviendo los ojos. El
malestar que sentí trató de transformarse en algo más, pero lo empujé lejos. No
tenía tiempo para hacer frente a lo que estaba tramando, tenía que ser la única
explicación. —Me tengo que ir a trabajar —murmuré hacia ella, poniendo mi taza en
el fregadero—. Hasta luego.

—Bear, —dijo mientras yo estaba a punto de salir de la cocina.

Me detuve, pero no miré hacia atrás. — ¿Qué?

—Creo que las cosas van a mejorar de aquí en adelante. Sólo espera y verás.
Te prometo que las cosas serán mejores.

Luché contra el impulso de girar y gritarle. Casi pierdo. Pero entonces


recordé que estaba casi fuera de aquí, que lo que pensara no me importaba más,
que nunca me podría contener de nuevo. —Lo que sea —le dije y salí de la cocina sin
mirar atrás—Hasta luego Chico —le dije mientras me detenía cerca de la sala de
estar—. Cuidado, mamá no se ha tomado hoy su medicación.
T.J. Klune Quienes Somos
—Hurra —gruñó sin que sus ojos dejaran de mirar al televisor.

—Estaré en casa esta noche y pasaremos un rato juntos, ¿vale?

— ¿Prometido?

—Sí, Chico. Prometido.

—Bueno. Adiós.

Y me fui.

Llegué a casa esa noche y encontré dos cartas, una para mí, otra para Tyson.
Ella había dejado 137.50 dólares en un sobre.

Después de eso... bueno. Ya sabéis lo que pasó después.

Julie Mckenna se sentó en una silla de plástico en la sala de espera moviendo


los ojos nerviosamente alrededor, con las manos en su regazo en la parte superior
de una carpeta marrón. Sentí un titubeo en mi paso cuando la vi por primera vez, y
a pesar de lo poco que había cambiado su aspecto en los últimos meses, todo había
cambiado en la forma en cómo yo la veía. El daño y la traición habían sido
sustituidos por el odio y la rabia, y no hice nada para ocultarlo de mis ojos. Mi
cuerpo estaba tenso y tirante, mis manos cerradas en puños a mis costados. Me
pregunté qué pasaría si simplemente le diera un puñetazo en la cara. Estoy seguro
de que me habría sentido mejor, al menos por un momento.

Finalmente me vio caminar hacia ella y vi cómo se apartaba, casi


encogiéndose en su asiento. Miró a su alrededor mientras se lamía los labios, como
asegurándose de que no habría testigos en caso de que hiciera algo. No sabía que
yo estaba más allá de preocuparme por eso. Deja que la gente lo vea. Que intenten
detenerme. Una persona puede hacer mucho daño en el espacio de unos segundos si
estaba lo suficientemente motivada.

La enfermera vaciló un momento antes de que se girara y nos dejara solos.


Mi madre me miró con nerviosismo y sabía que estaba esperando a que me sentara.
No me senté. La miré fijamente.
T.J. Klune Quienes Somos
Finalmente, ya no pudo alargar más el silencio. —Sé que soy probablemente
la última persona que quieres ver en este momento —dijo con voz vacilante.

—Eso ni siquiera se acerca —le dije con frialdad—. Estoy tratando de tomar
todo lo que tengo para no lanzarme sobre ti, poner mis manos alrededor de tu
cuello y exprimir la jodida vida fuera de ti.

Sus ojos se desorbitaron. Miró a su alrededor otra vez —Derrick…

Me incliné hacia delante. —Nadie está aquí para ayudarte. Deja de mirar
como si fueras a ser rescatada. Si quisiera hacerlo, sólo me llevaría unos segundos.
No sería suficiente tiempo para que nadie me detuviera. Recuerda eso. ¿Qué coño
quieres?

Su voz sonó entrecortada. —Me enteré de lo de Oliver y....

— ¿De Verdad? ¿Y cómo te enteraste de esto? ¿Cómo diablos puedes saber


nada de nuestras vidas?

Ella retorció las manos en su regazo. —Si pudieras entender…

Negué con la cabeza una vez. —El tiempo para entender ha pasado. No
quiero entender nada de ti. Lo único que quiero en este mundo de ti es que te
levantes, te vayas y nunca mires atrás. Cuando te has ido, te mantienes lejos.
Nunca te pongas en contacto conmigo y seguro como la mierda no intentes ponerte
en contacto con Tyson. Lo juro por todo lo que tengo, si estás aquí para contarme
que estás luchando por la custodia, me aseguraré de sacar a relucir exactamente
qué clase de madre eres. A ver cuánto tiempo mantienes a tu hija cuando haya
terminado contigo.

Parecía aterrorizada. —No lo harías —susurró—. Te conozco. Eres mi hijo.


No harías algo así.

Entrecerré los ojos y me burlé de ella. —Me gustaría. Si tratas de quitarme


algo mío, voy a quitarte todo lo tuyo. Se acabó el intentar joder a mi familia. El
hombre que amo está ahí luchando por su vida y ya no voy a jugar limpio por más
tiempo. Soy fuerte ahora. No soy tu hijo. Tyson no es tu hijo. No eres nada para
nosotros. —Mi voz quiso romperse al final, pero no me lo permití.

— ¿Cómo está Oliver? —preguntó desviando la mirada.

—No es asunto tuyo. ¿Qué deseas?


T.J. Klune Quienes Somos
—Bear, yo…

—A menos que respondas a la pregunta, esto ha terminado. Última


oportunidad. Tengo mejores cosas que hacer que hablar con una mierda como tú.
¿Qué quieres?

Sus manos temblaban mientras cogía la carpeta en su regazo. La recogió y


me la entregó. Sus dedos tocaron los míos cuando la cogí y ella jadeó en voz baja
por el contacto, pero la ignoré. No importaba. Tenía un sentimiento de temor en la
boca del estómago que sabía que iba a explotar una vez que abriera la carpeta.
Todo se derrumbaba a mí alrededor. ¿Qué era un shock más?

Abrí la carpeta y no entendía.

— ¿Qué es esto? —le espeté, mis ojos no eran capaces de traducir la jerga
legal frente a mí. Quería volver a Otter, acurrucarme junto a él y olvidarme de
todo mientras esperaba a que se despertara.

—Estoy renunciando a la custodia de Tyson —dijo en voz baja—. Estoy


renunciando a mis derechos.

Estaba seguro de que la había oído mal. Estaba seguro de que no podía ser
cierto. Ella había vuelto de nuevo y eso sólo significaba una cosa: que iba a tratar
de quitármelo, que iba a tratar de hacerme caer. Mi odio peleó con la racionalidad y
no podía creer a ninguno de los dos. No podía entender cuál era el correcto. Traté
de leer las palabras en frente de mí, pero no podía unirlas con coherencia. No
puede ser tan fácil, pensé. No puede ser. Ella hizo mi vida miserable de todas
formas posibles. No puede ser tan fácil.

Cuidado, Bear, susurró La Voz. Incluso si es verdad, no sabes cuál será el


precio.

— ¿Qué quieres de mí? —le pregunté con dureza sin estar seguro de
mantener el control. Soy fuerte. Tengo que ser el fuerte.

Ella sacudió su cabeza. —Nada. No quiero nada de ti.

—Entonces, ¿eso es todo? Esto... ¿te rindes? No compro una puta mierda.
¿Qué consigues con esto?

—Nada, —susurró—. No consigo nada. Pierdo casi todo lo que amo. Pierdo a
mis hijos. Te pierdo a ti.
T.J. Klune Quienes Somos
—Nos perdiste hace años. Nos perdiste cuando te fuiste. Y ahora tienes una
hija. Una familia. Tienes algo que ya habías abandonado. ¿Pero sabes qué? Nosotros
también. Tenemos una familia. Tenemos personas que nos aman, que morirían por
nosotros. Podemos estar rotos, podemos estar heridos, pero nunca nos
destruiremos —Mis ojos comenzaron a arder y mi voz era como grava, pero no me
importaba. Sabía en el fondo de mi corazón, que esta sería la última vez que vería
a mi madre. Que si lo que ella me había dado era lo correcto, que si ella había
firmado la custodia, entonces la vería alejarse, sería así. Sería el final. Y yo
todavía tenía preguntas.

—Lo sé, —dijo con lágrimas en los ojos. Y maravilla de todas las maravillas,
parecía que lo decía en serio.

—Si esto es real, si me estás dando a Tyson, entonces sabes que nunca
puedes tener contacto con él de nuevo. Si haces esto, no voy a permitir que lo veas
de nuevo —Casi sonaba como si le estuviera dando una salida y aunque parte de mí
estaba gritando para que me callara la boca (¿por qué nunca cerraré la boca?),
otra parte, una parte más salvaje, iba calibrando su sinceridad, para asegurarse de
que lo que me decía que era verdad.

Cerró los ojos —Sé eso también.

— ¿Cómo? —le pregunté antes de que pudiera detenerme—. ¿Cómo supiste


de mí y de Otter? ¿Cómo te enteraste de San Diego? ¿Cómo supiste que
estábamos aquí?

—Bear, déjalo. —Estaba resignada porque sabía que no lo haría.

— ¡Dime!

— ¿Qué cambiaría?

La cólera llegó de golpe. —Dímelo.

Miró por el pasillo como si calibrara lo lejos que podría llegar hasta las
puertas antes de que la atacara. No podría ir muy lejos. La haría trizas trozo a
trozo. A pesar de que me dijo que me estaba dando a Ty, no confiaba en ella en
absoluto. No creería que fuera verdad hasta que supiera que nadie podría
quietarme al Chico y apartarlo lejos de mí otra vez. Pero luego dijo el nombre que
no esperaba oír, el nombre que nunca habría adivinado ni un millón de años, y
cuando lo escuché, se hizo tan furiosamente obvio que al principio pensé que una
broma.
T.J. Klune Quienes Somos
No estaba bromeando. —Jonah Echols —dijo.

El puto Jonah Echols.

¡Ooooh, sorpresa! se echó a reír La Voz. No lo has visto venir, ¿verdad?


Jesús, Bear, es tan jodidamente obvio, ¿y lo estás averiguando ahora? A veces me
pregunto cómo tienes una vista tan estrecha de las cosas. Cristo, ¿qué más has
perdido?

— ¿Jonah? —le dije con incredulidad—. ¿El ex de Otter?

Un trémulo —Sí.

—Mierda.

Un firme —No. —Un suspiro—. Tenía un amigo detective que me seguía la


pista.

—Mierda.

—Encontró a Frank primero. Él habló con Frank y le dijo que iba a pagar por
nuestra ayuda. Que estaba enojado y quería a Oliver de vuelta, que pagaría si le
podíamos ayudar. Te vio, ya sabes. Una vez. Dijo que vino aquí para hablar con
Otter no mucho después de que Oliver se fuera. Vino a la casa de los Thompson y
os vio a los dos. Vio a Tyson contigo. Vio la forma como Oliver te miraba. Dijo que lo
sabía. Que sabía que la única forma que podría traerlo de vuelta era si vosotros dos
terminaran las cosas.

Yo era un hervidero. —Gilipolleces —le espeté—. Nadie es tan jodido. Nadie


es tan jodidamente melodramático para pensar que podrían pagar a alguien para
romper una pareja. Eso es ridículo. Dime la verdad.

Sus ojos brillaban, casi con ira. —Frank pensó que sería una buena manera
de conseguir un poco de dinero —me espetó—. Las cuentas del hospital de Isabelle
eran caras porque había complicaciones de nacimiento. Estábamos endeudados y
Frank y yo lo vimos como una salida. Dijo que era una buena idea. Y cuando Frank
dice que hay que hacer algo, lo hago.

Me quedé muy sorprendido. —Estás hablando en serio, ¿no es así? ¿Lo dices
completamente en serio?

Asintió con la cabeza, casi aliviada de que lo hubiera pillado.

— ¿Cuánto?
T.J. Klune Quienes Somos
Mi madre se estremeció de nuevo. —Bear, eso no…

— ¿Cuánto?

Ella miró hacia otro lado. —Veinticinco mil dólares.

Eso es mucho, pensé al azar al principio. Traté de pensar si había visto tanto
dinero en cualquier lugar antes y estaba casi seguro que no. Pero se trataba de un
mecanismo de defensa que mi cerebro trató de jugar, y cuando me di cuenta,
cuando me di cuenta de qué es exactamente por lo que le habían pagado, lo que ella
tuvo que hacer, la cantidad parecía intrascendente. Parecía como si nada. No fue
nada.

—Déjame ver si lo entiendo —le dije—. ¿Cobraste veinticinco mil dólares


para volver a Seafare y tratar de que Otter y yo rompiéramos? Y este dinero te lo
pagó ¿JonahEchols?

—Sí.

— ¿Y estuviste de acuerdo con esto?

—Bear, tenía que pensar en mi hija. No pedí tenerla, pero no iba a dejar que
sufriera sólo porque cometí errores.

Aspiré con sorna. —Esa eres tú, la Mamá del Año. —Me preguntaba si sería
considerado premeditado si cogía un avión con la única intención de mutilar a Jonah
Echols.

Ella se veía ofendida. —Derrick, sé que no soy la mejor…

—Cállate —le dije con cansancio—. Dios, por una vez en tu vida, cierra la
puta boca y déjame pensar.

Lo hizo. Le dolía, sí, pero no habló.

Por último, le dije: —Esa cosa religiosa. ¿Lo que decías de que la Biblia dice y
lo que Dios dice? ¿Pensaste en eso por ti misma?

Negó con la cabeza lentamente. —Jonah me dijo lo que debía decir. Sabes
que nunca he leído la Biblia. La iglesia me aburre. ¿A quién le importa lo que un
montón de tipos muertos escribió hace millones de años?
T.J. Klune Quienes Somos
—A quién le importa —repetí, incapaz de pretender sonar como si fuera la
cosa más estúpida que había oído nunca—. ¿Y nunca tuviste ninguna intención de
llevarte a Tyson contigo?

Ella se encogió de hombros. —A Frank no le hubiera gustado otro niño en


casa. Ya lo está pasando bastante mal con cómo está Izzie. Ella es un bebé feliz,
Der. Te gustaría, creo.

— ¿Qué pasará cuando él te diga que te deshagas de ella también? ¿La vas a
dejar en algún sitio a su suerte? ¿Te irás lejos como si ni siquiera te importara?
Tal vez una carta le haría saber que lo sientes, pero es lo mejor. ¿Es eso lo que vas
a hacer?

Julie McKenna no dijo nada como respuesta. Se miró los dedos y comenzó a
arañar el esmalte de uñas rojo de su pulgar.

Ya estaba hecho. Sostuve mi futuro en mis manos mientras miraba mi


pasado. Di un paso hacia ella. — ¿Sabes? —le dije con amargura—, casi ganaste.
Casi me destruiste. Casi destruiste al Chico. Casi me quitas a Otter. Pero no lo
hiciste. Al final, no ganaste. ¿Quieres saber por qué, mamá? ¿Quieres saber por
qué no ganaste?

No dijo nada.

Me agaché ante ella y tomé su mano en la mía, ignorando cómo trató de


apartarse. Le apreté, no lo suficiente para herirla, no lo suficiente para dejar
moretones, pero lo suficiente para llamar su atención. —No ganaste —le dije—,
porque no te pertenecemos. No ganaste porque no formas parte de lo que somos.
Nuestra familia nos hizo. Mis hermanos me hicieron lo que soy. Puede que todos no
sean hermanos de sangre, pero no importa. Son míos. Y nunca los vas a apartar de
mi lado. —Apreté mis manos antes de ponerme de pie y me alejarme.

—No vuelvas por aquí —dije en voz baja—, Tal vez Ty querrá encontrarte un
día. Esa será su elección. Tal vez nuestra hermana va a querer conocernos, si le
cuentas sobre nosotros. Será su elección. Pero no vuelvas aquí. Ya has hecho
suficiente. —La miré una vez más, tratando de recordar algo bueno y no pude
encontrar nada.

Me di la vuelta y me alejé. O, al menos lo intenté.

—Derrick —dijo en voz alta, con la voz rota.


T.J. Klune Quienes Somos
En contra de mi mejor juicio, me detuve. No me di la vuelta.

—Siento lo de Oliver, —dijo. Casi sonaba como si lo dijera en serio.

— ¿Cómo te enteraste sobre él?

—Fue... fue en las noticias ¿No lo sabías?

— ¿Saber qué?

—El tipo que lo golpeó estaba borracho. Su... su hija estaba en el coche. Ella
murió.

Asentí.

—Estuve de acuerdo en darte a Tyson, —dijo, sus palabras se apresuraron—


, porque no podía dejar de pensar en esa niña. Me quedé mirando los papeles del
juzgado, pensando en la chica y me preguntaba qué habría pasado si fuera Tyson.
No sé si eso... si ese poder que te di para tu cumpleaños habría sido suficiente para
cuidar de él, en caso de que fuera herido. No sabía cómo habrías sobrevivido tanto
tiempo. Pensé que esto haría las cosas más fáciles. Pensé que lo entenderías, tal
vez algún día…

—No lo hagas.

—Pero…

Me di la vuelta, y mis ojos se sentían como fuego, y me quemé. Mi mandíbula


se contrajo mientras repetía: —No.

Asintió, se levantó y me miró por un momento. ¿Qué le pasó por la cabeza


entonces?, no lo sé. No creo que alguna vez lo sepa. No creo que alguna vez me
importe. No importa. Fuera de todo, no importaba lo más mínimo.

Y luego se alejó.

Estaba de vuelta en la habitación de Otter incluso antes de darme cuenta


de que estaba corriendo. Él tenía el mismo aspecto. Tomé mi lugar al lado de su
cama con su mano en la mía, el anillo de boda parpadeando a la luz —Basta ya —le
susurré con dureza—. Suficiente. No quiero ser fuerte más. Te necesito.
Despierta, maldito seas. Despiértate. Despiértate.

Despertarse.

Quiero que seas mío, ¿no lo ves?


T.J. Klune Quienes Somos

EL quinto y el sexto día fueron los más difíciles. El quinto y el sexto día
fueron los más difíciles porque mantenía a mi madre en secreto. No le dije a nadie
acerca de su visita, ni le enseñé a nadie los trámites de la custodia que me había
traído. Busqué a la enfermera y le dije con una voz áspera que mantuviera para sí
misma lo que había visto. Asintió con la cabeza, con los ojos muy abiertos.

Esos dos días fueron los más difíciles porque Otter no se despertó. Esos
dos días fueron los más difíciles porque la señora Paquinn continuó consumiéndose,
la desviación en su cráneo aliviaba la presión, pero no lo suficiente como para hacer
una diferencia. Podía ver las venas, pronunciadas en sus brazos. Su piel era blanca.
Los médicos no creían que fuera capaz de respirar por sí misma, y la dejaron con el
respirador. Nos dijeron que deberíamos estar preparados. Nos dijeron que
debíamos empezar despedirnos.

Me dijeron en privado que si llegaba el momento, tendría que decidir sacarla


fuera del soporte vital. Esa decisión me enterró bajo un océano tan vasto que no
podía ser real. Las réplicas construidas tan fuertemente que temblaban, yo
temblaba.

Todos los días después de la escuela, el Chico caminaba con él que lo había
recogido ese día, sabiendo que no podía salir, que no iba a salir. Él me miraba con
ojos tranquilos, su ira se iba desvaneciendo y sus labios en una fina línea en su
rostro. Cada día que venía era lo mismo. Él me encontraba con Otter o en la
habitación de la señora Paquinn. Me miraba desde la puerta por unos momentos.
Entraba y empujaba mi mano fuera de mi regazo y las arrastraba y las envolvía con
sus brazos alrededor de mi cuello. Tomaría mi brazo, cogería mis dedos y
presionaría contra su pecho. Sentía los latidos de su corazón. Eran fuertes. Estaba
vivo. Me había susurrado cosas suaves al oído, garantías que sonaban reales
procedentes de él. Había sentido que me puse a temblar, y envolvió su otro brazo
alrededor de mi cuello y tiró de mi cabeza, permitiendo que me perdiera contra su
hombro, contra su cuello. No me permito compadecerme con nadie, excepto con él.

Alrededor de los demás, parecería como si estuviera débil. Alrededor de los


otros, no parecía como si fuera lo suficientemente fuerte.
T.J. Klune Quienes Somos
Excepto con él. En torno a él, pude dejarlo salir.

Los médicos iban y venían. Las enfermeras iban y venían. Amigos y


familiares iban y venían. Erica Sharp, a quien le entregué en silencio el papeleo de
la custodia, ve visito, sus ojos ampliándose mientras lo hojeaba con preguntas sin
respuesta mientras me alejaba. Jordan y la pandilla del bar se presentaron y se
quedaron en silencio conmigo y Otter, sin decir mucho. David Trent parecía
perdido, pero se compuso después de que me pillara mirándolo y me dijo que no me
preocupara por Tyson en la escuela. Que la facultad sabía lo que había pasado y
estaban haciendo concesiones para el Chico. Asentí una vez y mire hacia otro lado.

Yo no había hablado mucho desde que mi madre se fue. No sabía qué más
había que decir. La vida había llegado a un estancamiento, y todo estaba parado.
Empecé a odiar las paredes blancas que me rodeaban, las habitaciones que
sujetaban a mi familia. Conocía a los médicos y a las enfermeras por su nombre y
sus caras empezaron a irritarme. Me miraban con tanta tristeza, tanta lástima, que
quería que se fueran. Me había convertido en un fijo en esas dos habitaciones. Me
lavé en el lavabo del baño. Me puse la ropa que me habían traído desde la
monstruosidad verde. Cogí la comida que se puso delante de mí. Estaba aturdido.
Perdido, confundido. Algo tenía que suceder.

En la tarde del sexto día, Creed, Anna, e Isaías aparecieron en la puerta de


Otter determinados y aparentemente unidos. No les hice caso hasta que se hizo
imposible.

— ¿Qué? —les gruñí.

—Bear, no puedes seguir haciéndote esto a ti mismo —dijo Creed sonando


molesto—. Tienes que alejarte un rato. Obtener un poco de aire. Estar aquí te está
matando. Te está matando, Papá Bear.

Negué con la cabeza. —No puedo salir. Si pasa algo y no estoy aquí, nunca
me lo perdonaré. Y nunca perdonaría a cualquier persona que me hiciera salir de
aquí —Esto último salió como la amenaza que estaba destinada a ser.

Anna lo intentó, entonces. —Sólo un paseo por el hospital —dijo ella


suavemente, extendiendo la mano para acariciar mi brazo—. Sólo por unos minutos.
No puedes seguir con esto, Bear. No si deseas mantener el control.

—Estoy controlado. —Les dije, a pesar de que parecía que no me creyeron—.


Soy fuerte. Soy fuerte.
T.J. Klune Quienes Somos
Isaías se agachó a mi lado mientras Creed se quedó mirando a su hermano.
—Bear, me quedaré aquí con él. Deja que Creed y Anna te saquen un poco. Ten el
teléfono contigo y si algo cambia, te llamaré enseguida, ¿de acuerdo?

Algo me pareció incorrecto. — ¿Dónde está el Chico? —les espeté—. El


Chico se supone que es uno de vosotros. ¿Y qué pasa con la señora Paquinn? Joder,
¿pensabais dejarla sola? Sabéis que no le gusta estar sola por la noche. ¿Por qué no
está alguien con ella? —Mi pecho comenzó a empujar.

—El Chico está con mis padres y Dominic en la monstruosidad verde, —dijo
Anna, tratando de calmarme cepillando sus manos por el pelo—. Y Alice y Jerry
están con la señora Paquinn.

—Sabes —dijo Creed, sin dejar de mirar a su hermano—, no eres el único


herido aquí, Bear. No eres el único que se está rompiendo. —Sus palabras eran
tranquilas, con voz áspera—. Tú no eres el único que puede llegar a perder. Otter
es mi hermano. La Sra. Paquinn es mi amiga. Todos nos preocupamos por ellos, todos
nosotros los amamos, así que esto no es sólo tú. Nunca es sólo tú. Es necesario que
dejes de tomarlo todo. Es lo que siempre haces. No siempre se puede ser el fuerte.
Tienes que saber que se trata de todos nosotros.

Sus palabras. Sus palabras eran como las de su hermano el día que me había
traído a nuestra nueva casa por primera vez. Sus palabras, aunque no eran
exactamente como las de Otter, llevaban la misma cadencia, la misma cadencia de
las sílabas. Miré y vi que el oro se desvaneció en verde mientras me miraba. No
podía decir que no a eso. No cuando se parecía tanto a su hermano que me sentí
destrozado.

—Cinco minutos —estuve de acuerdo en contra de mi mejor juicio.

Todos ellos parecieron aliviados.

Hacía frío afuera, una ligera niebla que caía, iluminada por los postes de luz
en el estacionamiento. Saqué la capucha de mi sudadera sobre mi cabeza con el
anillo en mi mano izquierda raspándome el pabellón de la oreja. Anna estaba a mi
izquierda, Creed a mi derecha. Anna puso su brazo con el mío, y después de un
momento, Creed hizo lo mismo. Caminamos hacia arriba y abajo por los pasillos del
estacionamiento, primero uno, luego otro, y luego un tercero.

Al final: —Se lo dije a Creed —dijo Anna.


T.J. Klune Quienes Somos
Mierda. Me había olvidado. Con todo lo demás, me había olvidado. Yo era un
idiota. — ¿Sí? —fue todo lo que podía pensar en decir.

—Sí —Creed suspiró—. Es una especie de cúmulo de calamidades, ¿no es así?

—Sí —murmuré—. Todo de una vez. Nosotros no hacemos nada a medias,


¿verdad?

Anna me sorprendió con una breve carcajada. —No, seguro que no lo


hacemos.

Seguimos caminando. Entonces, — ¿Chicos que vais a hacer?

Creed se tensó a mi lado, pero también lo hizo Anna, así que me quedé
tranquilo. —Haremos lo que podamos —dijo Creed—. Es nuestra responsabilidad.
Son mi responsabilidad. Voy a asegurarme de que ellos nunca necesiten de nada.

Nos detuvimos en la esquina más alejada de las plazas de estacionamiento,


fuera del hospital y la gente, lejos de los coches y luces. La lluvia comenzó a latir
de manera constante en mi sudadera con capucha. Salí de sus agarres y di dos
pasos hacia adelante, levantando la cara hacia el cielo con la lluvia fría corriendo
por mi mejilla, por mi boca. Saqué la lengua y cogí una gota y la chupé. El sabor era
como el océano, salado y amargo. — ¿Es eso lo que queréis? —les pregunté, sin
dejar de mirar la noche.

—Sí —dijo Anna—. Es lo que queremos.

—Voy a tomarme el resto del semestre libre —dijo Creed en algún lugar a mi
derecha—. Voy a transferir a la U de O en Eugene. Será más cercano y puedo
viajar si es necesario.

—¿Se lo has dicho a tus padres? — Vacilación. Entonces

—No —dijo Anna—. Íbamos a esperar a ver... a ver lo que pasa aquí. Importa
más. Ellos son más importantes en este momento.

¿Lo eran? Quería creer que lo eran, esa parte egoísta de mí gritando que
por supuesto lo eran, por supuesto, Otter y la señora Paquinn significaban más. Esa
voz oscura fue aún más profunda, susurrando que únicamente Otter importaba.
Que si tuviera que elegir, siempre lo escogería. Él era el que tenía que despertar.
Él era el que yo quería.
T.J. Klune Quienes Somos
Ella es mayor, me dijo. Ha vivido una buena vida. Pero ¿qué pasa con Otter?
Es tan joven. Tiene mucho que dar. Si la pierdes a ella, te aplastará y te dolerá
como un loco, pero ¿si lo pierdes a él? Si lo pierdes, lo perderás todo.

Lo aparté antes de que pudiera estudiarlo más a fondo. Lo empujé porque


sabía que estaba en lo cierto y estaba condenado.

—No, —dije, sintiendo mi garganta como calor líquido—. No. Todo importa.
Cada pieza de esto. Cada parte de esto.

Mentiroso, susurró.

Sentí la mano de Creed en mi hombro. —Sabes que va salir de esto, ¿no?


Sabes que pase lo que pase, ¿todavía estaremos aquí? Esto no cambia nada.

No pude encontrar nada en mi corazón para corregirlo. —Claro —le dije—


. Y ese chico vuestro va a tener la mejor maldita familia. Nos aseguraremos de que
sepa todos los días del resto de su vida que él importa. Nunca querrá nada porque
le vamos a dar todo. Veréis, Otter le amará como si le perteneciese a él, y la
señora Paquinn le dirá cosas acerca de los OVNI’s y le enseñará cómo conducir. Tus
padres serán los jodidos abuelos más felices que han existido. El Chico y Dominic
serán sus hermanos mayores y le van a enseñar todo lo que me enseñaste. Y
vosotros dos... —Suspiré—. Vosotros dos lo amaréis como si fuera la cosa más
increíble del mundo. Porque lo será.

Anna lloraba en silencio. — ¿Y qué hay de ti? —Preguntó—. ¿Qué harás?

— ¿Yo? —Eso era fácil—. Me aseguraré de que sepa que no siempre importa
de dónde vienes. Eso a pesar de que no seamos de la misma sangre, no importa. Él
nos pertenece a todos nosotros, y nosotros vamos a pertenecerle a él.

Anna se lanzó sobre mí y se estrelló en mis brazos. Era tan familiar, su olor
me hizo sentir más como en casa que el suelo suavemente bajo mis pies. Puse mi
frente contra la de ella y sentí que Creed presionó la cabeza contra la nuestra y
que respiramos entre nosotros. — Él, ¿eh? —Anna lloró—. ¿Ya se sabe que es un
niño?

Me reí por primera vez ese día. —Ya verás.


T.J. Klune Quienes Somos

Esa noche, la sexta noche, cogí la mano de Otter mientras el hospital estaba
en silencio a nuestro alrededor. Froté el pulgar sobre su mano. Le dije en voz baja
que iba a ser tío, cómo me sorprendió lo rápido que Creed había parecido aceptar
su lugar, lo fuerte que era nuestra Anna. Le dije que la señora Paquinn no lo estaba
haciendo tan bien, que no sabía cuánto tiempo más duraría. Le hablé de sus amigos
que habían venido a verlo, cómo el Cervecero le había acariciado el rostro sólo una
vez y se había girado y salido de la habitación. Le dije cómo sus padres parecían
mucho más viejos de lo que deberían. Le dije cómo el Chico estaba poniendo buena
cara para mí. Le hablé de mis planes para nuestras vidas, cómo un día querríamos
mirar hacia atrás a este momento con el paso del tiempo, al recordar lo triste que
todo parecía ser, con nuestros recuerdos incapaces de aguantar el horror de todo
esto.

Le dije que íbamos a envejecer juntos, que me gustaría estar allí para
burlarme de él cuando empezara a ponerse gordo y calvo, cuando tenga manchas en
sus manos. Le dije que me gustaría construir una casita en la playa, que nos
sentaríamos en el porche envueltos en una manta y que el mundo pasaría por
delante y eso estaría bien. Estaría bien porque lo habríamos vivido todo ya.
Habríamos visto todo lo que había que ver y estaríamos satisfechos de sentarnos y
mirar. Sentiría su mano en la mía al igual que ahora y nuestros anillos rasparían
juntos, descoloridos y rayados por el paso de los años. Lo miraría a los ojos y
mientras el resto podría desvanecerse, el oro y verde sería tan brillante como
siempre lo había sido y sería mío. Sería para mí.

Apoyé la cabeza sobre su brazo y lo vi dormir.

Con el tiempo, me fui también.

¡Es por eso que estoy abajo, de rodillas!

En el séptimo día, cuando normalmente debería descansar, Dios finalmente


tomó una decisión.

Puede no ser legal todavía, pero es mejor que comer un beagle, así que ¿te
casarías conmigo por favor?
T.J. Klune Quienes Somos

11.
Cuando Bear Dice Hola,
Cuando Bear Dice Adios.

Una mano. Una mano por mi pelo.

Amable y dulce, una caricia suave y amorosa. Por un momento, me olvido


de donde estoy, el roce de la manta contra mi mejilla es áspero y desconocido. Pero
esa mano, esa mano fuerte, está haciendo me den ganas de no moverme para no
tener que levantar la cabeza de nuevo. Sería tan fácil, lo sé, dejar que mi fuerza se
deslice de mí, para que tome el control y dejar que la mano corra a través de mi
pelo. Gimo silenciosamente bajo la manta reacio a abrir los ojos, para que este
sueño no tenga fin y evitar la fría realidad viniendo hacia mí. Yo no quiero eso.
Quiero soñar.

La realidad me invade. ¿Dónde estoy?

El hospital. Siete días. El hospital. Otter. Sra. Paquinn. Otter.

Otter.

Abro los ojos y levanto la cabeza.

Y él me está mirando a través de esos ojos color oro y verde. Brillan


mucho. Son tan brillantes y me está mirando como si fuera la cosa más grandiosa
que jamás hubiera visto. Trata de sonreír, pero hay un tubo en su garganta y aun
asi lo intenta. Oh, Dios, ¿Cómo se propone a hacer eso? Hace una mueca, levanta la
mano y tira hacia debajo de la cinta que cubre su boca pero mantiene el tubo en su
garganta. Sus ojos se abren un poco y luego vuelve a mirarme. Hay preguntas allí,
sabe que algo ha sucedido, pero no sabe qué. Él se acerca a mí otra vez y toma mi
mano izquierda y la aprieta con urgencia, como si estuviera tratando de decirme
algo, algo importante. Su pulgar roza sobre el aro de metal en mi dedo, y se
congela. Toca de nuevo antes de levantar mi mano para mantenerlo en frente de su
T.J. Klune Quienes Somos
cara. Él se centra en el aro y aprieta los ojos. Una lágrima se desliza y resbala por
su mejilla.

Y me doy cuenta de que estoy despierto.

Oh Dios. Estoy despierto.

Y él está allí.

Me está mirando de nuevo, como si él no pudiera quitarme los ojos de


encima. No parece reconocerme, sin duda él tocó el anillo, pero tengo que saber.
Tengo que estar seguro antes de empezar a gritar pidiendo ayuda. Puedo sentirlo
comenzando a deslizarse por mi garganta, y sé que solo tengo un par de segundos
antes de que me quiebre, así que tengo que saber.

Me toma la mano con fuerza mientras digo, —¿Me conoces? ¿Sabes quién
soy?

Él me mira burlonamente por un momento, y mi corazón comienza a


hundirse, y las palabras "daño cerebral" flashean a través de mi cabeza como un
relámpago, y me duele. Me duele el cuerpo, pero no importa. No importa, porque
este es mi hombre, y voy a usar su anillo porque lo amaré siempre. Lo haré

Él se esfuerza por sacar la mano de las mías, y le dejó ir. Él recorre mi


cara, sus ojos se estrechan, casi como si estuviera enojado. Pasa su dedo
torpemente a través de mi nariz y luego lo quita. Su dedo salta y se sacude
apuntándome. Tú. Su mano se detiene y apunta hacia su pecho.
—¿Tú y yo?—, le pregunto. —Sí, tú y yo. ¿Lo sabes bien?

Sacude la cabeza, lleno de frustración. Frunce los labios alrededor del


tubo y luego apunta hacia mí de nuevo y apunta hacia su pecho. Su dedo se queda
allí por un momento, dibujando una forma. Observo, sin entendimiento. Estoy casi
listo para empezar a gritar, para que alguien, cualquiera, y sé que este va a ser el
último momento que yo pueda entender lo que está tratando de decir.

Él lo sabe, de alguna manera se puede ver esto. Sus manos se mueven y


aprietan las mías presionándolas contra su pecho, y puedo sentirlo entonces, el
latido del corazón, el ritmo fuerte en su pecho que vibra a través de mi brazo y se
convierte en un rugido en mis oídos. Levanta su mano de nuevo y apunta hacia mí,
luego deja caer su mano y la mía la aprieta contra su pecho.

Y luego algo me hace clic. Él me conoce. Me recuerda.

Eres mi corazón.
T.J. Klune Quienes Somos

—Otter—, le digo. —Otter—. Pongo mi cabeza contra su pecho, y su


corazón late en mi oído, y estira el cuello para verme a través de ojos verde y oro y
es él, y siento como mi pecho se comienza a ensanchar y amenaza con estallar en
mil pedazos diminutos, tengo un momento en el que doy gracias a Dios, cuando le
digo que sabía que él había entendido, que no podía hacerlo sin Otter, donde yo le
digo que no sé cuánto más tiempo podría haber durado. Otter me mira con
asombro en sus ojos, observa mientras toca mi cara, rozando las lágrimas de mis
mejillas, que baja para raspar el anillo con la mano.

Tengo que decirle a la gente. Tengo que decirles a todos. Levanto la


cabeza. —No te muevas—, él gruñe. —Tú no harás absolutamente nada. Tú te
quedaras aquí, tal y como estas. Tengo que conseguir ayuda.

Otter pone los ojos en blanco. Lo que sea. Levanto su mano a mis labios y
beso sus nudillos antes de salir corriendo de la habitación. Choco con una
enfermera y comienzo a balbucear delante de ella, y sus ojos como platos, así que
creo que ella entiende la esencia de lo que estoy tratando de decir, y me sienta en
una silla se vuelve y grita algo en la estación de la enfermera hacia abajo la sala, y
más personas van y vienen en la habitación de la Otter, y no hay movimiento y la
charla emocionada, y yo cierro los ojos y inclino la cabeza contra la pared, de
pronto agotado. De pronto, por lo que muy, muy cansado. No sé cuánto tiempo estoy
allí, pero luego he oído mi nombre.

Abro los ojos y encuentro a Alice y Jerry de pie frente a mí, con una
expresión de terror en sus rostros. Quiero decirles que no, que no, que está bien,
que todo va a estar bien. No sé por qué tienen miedo, pero luego me doy cuenta de
que me he quebrado, y yo estoy llorando abiertamente en el pasillo.

—Feliz—, me las arreglo para decir. —Estoy feliz—. Señalo mi cara. —


Lágrimas de felicidad. Está despierto. Él sabe. Él me conoce.

Alice cae de rodillas y apoya la cabeza en mi regazo mientras su cuerpo se


sacude, Jerry se queda mirándome en estado de shock e incredulidad, pone sus
manos en mi pelo y me acaricia con dulzura. Mi mente está ya de vuelta con Otter,
se pregunta cuándo le van a sacarle ese maldito tubo de su garganta porque
necesito escucharlo hablar, necesito oírle decir mi nombre una sola vez. Quiero
llevarlo a casa a la Monstruosidad Verde ahora y cerrar la puerta del dormitorio y
subirme a la cama, a la Cueva de Otter y Bear y no salir de nuevo nunca.

Permanecemos allí durante la siguiente hora, pero no estoy autorizado a


volver a la habitación, para mi disgusto. Me pongo de pie y camino de un lado a otro,
tratando de echar un vistazo sobre los hombros de todos en la sala. Al parecer,
solo las personas altas trabajan en el Mercy Hospital, porque no puedo ver una
T.J. Klune Quienes Somos
maldita cosa. Nos dicen que están quitando su tubo de respiración y que puede ser
incómodo, y que tienen que hacer algunas pruebas, que les gustaría bajarlo a
radiología tan pronto como sea posible. Estoy harto de pruebas. Estoy harto de
tubos y máquinas. Él sabe quién soy. Esa es la única prueba que necesito.

Mi familia viene durante ese tiempo, uno por uno, sus rostros, la
tartamudez y el desmoronamiento cuando escuchan las noticias. El Chico corre y
salta a mis brazos, y sus manos están en mi pelo mientras balbucea en mi oído, y yo
lo aprieto contra mí, lo siento vivo por primera vez en una semana. Voy a través de
Creed y Anna. Los padres de Anna. Dominic. Isaías. Abrazo a Jerry y Alice de
nuevo. Me dirijo, en busca de la señora Paquinn…

Entonces me golpea la realidad, lo he olvidado. Ella no está aquí porque no


puede estar. Estoy celebrando mientras ella se encuentra sola en su habitación.
Esa vieja ira comienza a subir, pero no a las personas que me rodean. A mí mismo.
Yo solo pensé en Otter. Yo no pienso en ella. Yo trato de olvidarlo lo más que
pueda, para justificar mis acciones. No funciona. La culpa me abruma.

Pero la empujó a un lado cuando un médico sale de la habitación, que puedo


hacer. Me odio por ello, pero no se puede detener. Todos lo miramos con
expectación.

—¿Quién de ustedes es Bear?—, pregunta.

Todo el mundo me mira.

—Está llamándolo— el doctor dice en voz baja. —Es todo lo que dijo. Su
nombre. Le dije que no debería estar hablando, que ha tenido el tubo de
respiración en la garganta durante una semana. Usted lo puede ver por unos
minutos, luego tenemos que empezar a hacerle más pruebas. Trate de mantener la
conversación al mínimo. Hable con él, y si es necesario hacer preguntas, hágalas,
que tengan un sí o no por respuestas para que pueda responder sin hablar. Él va a
estar nock out por un tiempo, probablemente duerma más de lo que este despierto,
al menos al principio. Pero... En mi opinión, creo que va a estar bien.

Miro disculpándome con sus padres esperando que comiencen a protestar


(a pesar de que estoy teniendo que contenerme de correr de nuevo en la
habitación), pero no hay nada de eso. Soy prácticamente empujado hacia la puerta,
la habitación está vacía y las dos últimas personas salen, él está ahí, todavía
despierto, hay cansancio en sus ojos oro y verde. Él escucha mis pasos y mira hacia
arriba, y luego oigo, una palabra y una palabra solamente, que significan más para
mí que cualquier otra cosa. —Hey—, dice, su voz áspera y baja.
T.J. Klune Quienes Somos
—Hey, tú—, me quedo atrás, sin saber qué hacer. Es surrealista este
momento.

Un primer paso es tan bueno como cualquier otro. Voy a su lado bueno y le
agarro la mano y él sigue mis movimientos, sin apartar la mirada, como si yo fuera a
desaparecer si parpadea. Me inclino y lo beso dulcemente en los labios y él suspira
suavemente, se está contenido. Es como si él supiera que ha despertado.

—Bear—, dice. Oh Dios mío.

—Otter—, le digo, tratando de sujetarme a la última de la fuerza que


tengo. —El doctor dijo que no deberías hablar.

Otter niega con la cabeza y me quedo en silencio. —¿No estabas en el


coche?— Finalmente dice, señalándome.

—No, Otter. Yo no estaba en el coche contigo.

—He soñado... que estabas. Estaba asustado. Pensé tantas cosas que
duele. —Sus ojos fuertemente cerrados.

Ah, maldita sea. —Te lo prometo, estoy bien. Lo prometo. Estoy bien
ahora. Pero te juro por Cristo, que si alguna vez me asustas así de nuevo, estar en
el hospital va a ser el menor de sus preocupaciones. ¿Crees que vas a conducir otra
vez, maldito idiota? ¡Seguro como la mierda que nunca vas a estar fuera de mi
vista, nunca más! ¡Siete días! ¡No te atrevas! ¿Me oyes, Otter Thompson? ¡No
vuelvas a hacerme esto!— En el momento en que estoy terminado de hablar, estoy
gritándole y hay una leve sonrisa en su rostro mientras abre los ojos. Veo una
enfermera que comienza a entrar en la sala, con mirada de preocupación en su
rostro, pero Otter niega con la cabeza y ella se calma, me mira con recelo, como si
yo fuera a romperle su otro brazo. Bruja, por favor. ¿Como me voy a ir sin un
reproche después de todo lo que he pasado? La miro hasta que retrocede.

—Escúchame—, gruñe.

—¡Deja de hablar!— Lo detengo con la mirada. —¡Se supone que debes


estar en silencio!— Él me mira.

No sé qué más decir. Él toca mi anillo. Buen lugar como cualquier otro para
empezar. Pero aún no está preparado. —Solo me estaba aferrando a él—, me quejo.
—No queremos que se pierda.

Esos ojos de complicidad. Él menea su mano libre enfrente de mí. —Esa es


la mano derecha, idiota. Se supone que debe ir a la izquierda, pero está todo
T.J. Klune Quienes Somos
hinchad, con un yeso y probablemente se va a caer fuera de todos modos,
conociendo mi suerte.

Sus ojos se ríen de mí. Suspiro y saco la cadena de alrededor de mi cuello,


lo que muestra el anillo que he mantenido contra la piel de mi pecho desde el
primer día. Suspira y me aprieta la mano, dejo caer el anillo de nuevo contra mi
pecho.

—No recuerdo mucho—, gruñe.

Hace una pausa. —El médico dijo que probablemente no recordaras nada
sobre el accidente, o incluso el mismo día o más tiempo —le digo esto en voz baja,
pero antes de terminar de hablar él ya está sacudiendo la cabeza. —¿Qué?—,
Pregunto. —¿Que está mal?

Su agarre aprieta mi mano, el pulgar presionando contra el anillo. —No


puedo recordar. ¿Te pregunté?

—¿Pregúntarme el qué?

Aprieta el anillo, y se clava en mi piel. Oh Jesús. Oh Dios. —No—, le digo


con voz ronca. —Tú estabas de camino. No me lo pedistes.

Él arquea una ceja y hace una mueca por el dolor. —¿Y? ¿Qué dices?— Y
entonces él espera y me mira.

Y yo... yo...

Acaban hacerme una proposición. ¿Eh? Yo….

Santo infierno.

A pesar de que yo sabía que había estado viniendo, aunque yo sabía en el


momento en que vi los anillos y leí el poema, y a pesar de que ya había tomado una
decisión en el momento que mi anillo estuvo en mi dedo y el suyo alrededor de mi
cuello, era todavía un sentimiento surrealista, uno que nunca pensé que iba a
suceder en mi vida. Tengo veintiún años de edad. He estado con Otter poco menos
de nueve meses. Es demasiado pronto. Es demasiado rápido. Ni siquiera es legal. La
gente no lo reconoce. Algunas personas nos odian. Soy demasiado joven. Hemos
pasado una tragedia que no ha terminado todavía. Se tomaron decisiones
precipitadas. Correcto. ¿Correcto?

Pero sus palabras. Sus palabras de aquel día, que parece que fue hace
tanto tiempo.
T.J. Klune Quienes Somos

Nada es demasiado rápido si esto significa para siempre, Bear.

O & B Para siempre.

Lo he amado desde que lo conozco. Yo le amaré hasta el día que me muera.


Y casi lo perdí. Joder decisiones precipitadas. A la mierda mi edad. A la mierda ser
demasiado pronto. Joder lo que otros piensen. Y joder la legalidad de la misma,
porque sabremos que es real. Sabremos lo que significa.

Y ahora que está preocupado porque he estado pensando demasiado. De


nuevo.

—Sí, grandísimo hijo de puta—, le digo y hacen que sus ojos se amplíen. —
Sí, me casaré contigo joder. Va a ser complicado y raro, y tengo claro de que no voy
a ser tu esposa, pero sí. Obviamente, vas a necesitar a alguien para cuidar de tu
culo lisiado para el resto de tu vida, así que sí. Por supuesto que sí. Yo me casaré
contigo, imbécil. ¿Cómo podría decir que no?

Cierra los ojos otra vez, su garganta sube y baja. Sus ojos están húmedos
cuando encuentran los míos de nuevo. No sé cuánto tiempo más podré estar de pie,
y él siente esto, mi debilidad, porque él es mi fortaleza. Se mueve, haciendo una
mueca cuando lo hace, su pierna balanceándose precariamente en el arnés, y en
contra de mis protestas, me tira hacia abajo a su lado. Trato de no poner
demasiado peso en él, porque sé que tiene un par de costillas rotas y todavía está
cubierto de moretones, pero es inflexible, mi cabeza alcanza su pecho y el brazo
sano se envuelve alrededor de mí, tan fuerte y vivo, escucho el latido de su corazón
mientras su mano acaricia mi cabello. Él suspira de nuevo, contento y feliz, y le oigo
quejarse, —Sabía que ibas a decir que sí. No puedes resistirte a mi genialidad.

Gracias.

Me gustaría poder decirte que la señora Paquinn abrió los ojos y sonrió.
Me gustaría poder decirte que ella dijo que estaba cansada de seguir en la cama, y
que su enfermero Jorge iba a pasar de ella, si llegaba a tener una ulcera. ¡Ella
nunca conseguiría un coito después de eso! ¿Y no es que ese médico del pasillo no se
parezca un poco a Bigfoot? Ah, se me ocurrió que los médicos la dejarían conducir
su Caddy 80’ de ese color de mierda. ¡Simplemente no podían quitarle su licencia de
T.J. Klune Quienes Somos
conducir! ¡No cuando ella solía hacer carreras de autos! Bueno, eso no podría
exactamente ser cierto, pero ¿no sería genial si lo fuera?

Y que nos amó. Ah, Dios, nos amo a todos nosotros y éramos la familia que
había perdido desde el principio de su vida, pero que el Señor tuvo a bien
devolverle. Nos veía a nosotros como sus hijos e hijas, como sus nietos y sus
grandes amigos. Ella sabía que todos y cada uno de nosotros estaríamos bien
estando los unos con los otros. No importa lo que nos tiren encima mientras nos
mantengamos juntos. Y yo sabía, yo solo sabía que ella nos llevaría a un lado a mí y
al Chico y nos diría que nuestra madre no importaba. Que debíamos llevarnos bien y
que estaba orgullosa de lo que nos habíamos convertido. Que el próximo paso en
nuestra vida sería solo el comienzo, pero que siempre deberemos recordar de
dónde venimos.

Me gustaría poder decirte eso. Me gustaría decírtelo más que nada en el


mundo.

Pero no puedo.

Siete horas después de que Otter despertará por primera vez en siete
días, y cuando llego la puesta de sol a principios del atardecer de invierno, Theresa
Jean Paquinn murió tranquilamente mientras dormía a la edad de setenta y seis
años. Yo estaba en la habitación con ella, el Chico en mi regazo, los otros
esparcidos alrededor en el pasillo de fuera, esperando lo inevitable: que Otter se
despertase de nuevo y la señora Paquinn se fuera. Nos miramos por una hora, sin
palabras, ninguno que hubiera significado nada en el largo plazo, de todos modos.
Esperamos y esperamos hasta que finalmente pasó. No había nada revelador al
respecto, nada que indique que se iba, que ella estaba diciendo adiós. Hubo una
respiración, más profunda que la anterior. Entonces ella exhaló. Y ella se había ido.

El Chico temblaba en mis brazos cuando las máquinas comenzaron a sonar


con la línea plana, se dio la vuelta y apretó su cara en mi hombro y sentí mi camisa
mojarse bajo su cara. Le froté la espalda mientras la observaba, tan pequeña y se
había ido, y aun cuando los demás llegaron a apagar las máquinas, cuando mi familia
vino a despedirse, todavía estaba sentado allí, esperando hasta que ambos
supiéramos que el Chico fuese lo suficientemente fuerte como para caminar por su
cuenta. No quería que lo llevasen. No quería apoyarse en nadie. Quería salir con la
cabeza bien alta, sabiendo que le había dicho adiós de la única manera que sabía
hacerlo con la mujer que de su vida.

Finalmente, se deslizó de mi regazo. Se acercó a la señora Paquinn y le


besó la mano. Se puso de pie a su lado por un momento y luego salió de la
habitación, con la cabeza alta, los hombros rectos. Como un pequeño gran hombre.
T.J. Klune Quienes Somos
Me paré de la silla y me dirigí a su lado. Me agaché y besé su frente,
cepillando el pelo de su cara. Su piel ya estaba fría al tacto. —Vamos, niña—, le
dije. —Ve a encontrar a tu José, Dios te ama. Yo me encargo del resto por aquí, no
te preocupes por eso. Voy a ser fuerte como tú me enseñaste y por eso, te doy las
gracias. Y diablos, si alguien es capaz de volver como un fantasma e inquietarnos,
esa serías tu. Quedate fuera de mi habitación si lo haces, ¿de acuerdo? Hay cosas
que hago ahí que incluso tu no debe ver.

La besé por última vez y salí de la habitación.

Otter tomó su muerte bastante mal, porque mientras él le lloraba como el


resto de nosotros lo hacía, creo que fue aún más difícil para él, sabiendo lo que
habíamos pasado mientras estaba inconsciente. Me di cuenta de que la culpa le
estaba comiendo, porque no había estado allí para abrazarnos al Chico y a mí, a
pesar de que la razón de su ausencia no fuera su culpa. Parecía pegajoso, lo que era
inusual en él, y casi se comportaba como el Chico, preguntando dónde iba, que
estaba haciendo, cuando iba a estar de vuelta. No le gustaba que me fuera a
lugares por mi cuenta, a pesar de que rara vez salía del hospital. Si yo no tardaba
más tiempo del que le decia que estaría, podia asegurar como la mierda que
recibiria una llamada telefónica, exigiendo saber dónde estaba.

Sin embargo, en los días que siguieron, no había mucho que hacer. Otter
tuvo otra operación de pierna después que se le infectaran los puntos de sutura.
Hubo algunos momentos en los que nos preocupaba en realidad que el fuera a
perder su pierna, pero fueron capaces de limpiar la infección con fuertes
antibióticos y los tornillos no se vieron afectados. Se despertó aturdido y
quejándose de la cantidad de dolor que sentía y supe entonces que él iba a estar
bien. Dejó de quejarse cuando me salte las normas de seguridad y me metí en la
cama con él y le susurré al oído que iba a darle una mamada una vez que saliera. Me
sonrió de esa manera drogada que tenía y se rio en voz baja mientras me abrazó.

Empecé a planear el funeral de la señora Paquinn, solo para descubrir que


ella había dejado instrucciones específicas sobre cómo quería ser enterrada. Ella
quería ser incinerada, y sus cenizas se esparcieran a lo largo de un tramo familiar
de playa, donde gran parte de nuestras vidas se habían pasado. No quiero un gran
alboroto, ella escribió en su testamento, pero sí quiero que todos brinden al menos
una vez, y entonces ella quería que la gente se emborrachan ("Incluso usted, Bear",
escribió. "Dios sabe que probablemente solo tomar la mitad de una cerveza antes
de que esté llorando, pero por lo menos sabemos que eso significa que eres una cita
T.J. Klune Quienes Somos
barata. Otter, no deje a Bear fuera de su vista. Estoy segura de que Creed
tratará de aprovecharse de toda esa situación ya que él quiere tener una sesión de
sexo con su pareja. Pero, si usted decide unirse a la diversión, asegúrese de
filmarlo y enviarlo a mi nueva dirección: Sra. Paquinn, al cuidado de Dios. Cielo, el
cielo. No sé el código postal, pero no creo que va a importa. La oficina de correos
debe saber lo que quiere decir"). Ella quería ser celebrada, no llorada.
Es bastante fácil para una dama con clase como ella, aunque ella puso en
su testamento que quería ver una sesión grabada en video de mí teniendo
relaciones sexuales con Otter y Creed. Lo que es un bicho raro.

Así que eso es lo que hicimos.

Dos semanas después de que ella pasó, todos llegamos a la playa, vestido
con nuestra mejor ropa de domingo, a pesar de que era un jueves. Credd y Anna
fueron primero, sin zapatos como todos habían acordado. Los padres de Anna y
Alice y Jerry siguieron. Dominic y el Chico, en la adecuación de los trajes que me
compré los dos, fueron los siguientes. Isaías ayudó a Jordania y la pandilla bar puso
tablones de madera para que yo pudiera empujar la silla de ruedas de Otter en la
playa sin que se quedara pegada. Él se quejó por ser empujado en la silla, se quejó
de tener que volver al hospital después, se quejó de que lo estaba empujando
cuando pensaba que tenía que ser él el que cuidara de mí. Pero me incliné y le
susurré en voz baja al oído que me gustaría ser fuerte solo un poco más de tiempo
y que, cuando estuviera listo, le dejaría hacer conmigo lo que quisiera. Se
estremeció cuando mis labios rozaron su oreja e inmediatamente dejo de quejarse,
su mano sana toco el anillo que colgaba de una cadena alrededor de su cuello.

Me encanta como él es tan predecible.

Estoy seguro de que podría seguir y seguir sobre lo que se dijo ese día.
Acerca de los recuerdos que compartimos y las lágrimas que derramamos. El
brindis que se hizo y la angustia que todos sentimos. Pero solo sé lo único que
importaba más: que, cuando habíamos abierto la urna que contenía sus cenizas y la
volcamos para dejar que se vierte en la playa y en el agua, el viento recogió las
cenizas que fueron arrojadas de nuevo en nuestras caras. Creo que inhalé algunos.
Nos sentamos allí, todos, con manchas negras en nuestras mejillas, la nariz y la
frente, con los ojos abiertos y sorprendidos hasta que el Chico se echó a reír.
Envolvió sus manos alrededor de su cintura, y él gritó con fuertes carcajadas, y
pronto todos siguieron su ejemplo, las lágrimas corrían por el rostro a medida que
limpiamos a la señora Paquinn el uno del otro. Fue extraño y morboso e hilarante, al
igual que la persona a la que había pertenecido. Estoy seguro de que la señora
Paquinn tenía algo que ver con el viento, que nos dejó saber que estábamos siendo
demasiado serios, que no necesitamos entristecernos.
T.J. Klune Quienes Somos
Así que nos reímos cuando esparcimos el resto de sus cenizas en el agua y
la arena. La brisa nos alborotó el pelo una última vez y se dejó llevar por la
corriente marina.

Me gusta pensar que era ella también.

CINCO días después del funeral, Otter, finalmente llegó a casa a la


Green Monstrosity. Probablemente sea una buena cosa, también, estaba empezando
a amenazar a cada miembro del personal del hospital, especialmente la bruja de
terapia llamada Thelma, que era su fisioterapeuta. Ella había oído quejarse y
quejarse sobre algunos ejercicios básicos de fortalecimiento que se había visto
obligado a hacer y le había dicho rotundamente que no sabía que los grandes tipos
como él podrían ser esas reinas nelly inferiores. Entonces nos felicitó por nuestras
próximas nupcias y le preguntó si Otter iba a ir a la ruta tradicional e ir con un
vestido blanco con un velo. Frunció el ceño y trató para parecer más grande, como
él está acostumbrado a hacer, pero solo logró apoyar su brazo malo en la pared,
con lo que saco lágrimas de sus ojos.

—Eres un bebé grande—, le dije, y luego Thelma me sonrió como si fuera


la cosa más grande en la historia de siempre.
—Bueno, al menos es bastante—, Thelma dijo mientras me guiñó un ojo. —
Dios sabe que por lo menos tiene que verlo mientras te ves obligado a escucharlo
lloriquear como una niña todo el tiempo. Uno pensaría que los chicos grandes no
serían difíciles.

Otter entrecerró los ojos. —Yo soy duro—, espetó. —Y a Bear le encanta
escucharme hablar de todo. Es por eso que él es mi novio.

Rodé los ojos y fingí mordaza, a pesar de que me sentía un poco de


cosquilleo en el estómago.

—Bueno, ¿no quieres ser capaz de coger en tu luna de miel?— Thelma


contrarrestado. —¡Porque usted no será capaz de nada, si no haces lo que yo digo
tienes que hacer!

No escuché que Otter se quejara de la terapia física después de eso.

Alice y Jerry querían a Otter para volver a su casa, al menos por un


tiempo. Es más grande, dijeron. Será más fácil para él para moverse. Dijeron que,
T.J. Klune Quienes Somos
por supuesto, el Chico y yo nos quedaríamos con él hasta que esté listo para ir a
casa. Pero Otter se limitó a sacudir la cabeza. Él me agarró la mano y se la puso en
su regazo y dijo que quería ir a su casa, para estar con sus cosas. Y para estar con
su familia. Ellos comenzaron a protestar de nuevo, pero silenciaron el argumento
cuando frenéticamente sentí la necesidad de besar la vida fuera de él. En el
momento en el que había terminado, sus padres estaban avergonzados, me encendí,
y Otter tenido la mayor sonrisa en su rostro, ese rostro que todavía estaba
sanando pero buscando más y más como el hombre que yo conocía y amaba.

Así que me lo traje a casa, el Chico corriendo por delante para abrir la
puerta, Otter empujando las muletas a pesar de que el médico lo quería en la silla
de ruedas por un tiempo más. Pero Otter tenía su mente enfocada en una cosa y
solo una cosa: Entrar por su pie a su casa, por su cuenta. Terco, obstinado Otter
se salió con la suya.

Yo rondaba cerca de él, haciendo mi mejor esfuerzo para ignorar las gotas
de sudor en mi frente y labio superior, estaba casi sin respiración en el momento
en que llegué al porche. Él me permitió que le ayudara a subir las escaleras, y fingió
que tenía que descansar por un momento antes de continuar, solo para darme la
oportunidad de respirar. El Chico nos miraba por la puerta, a punto de salir
corriendo a sacrificar su cuerpo como un colchón para que Otter pudiera caer.
Cuando Otter me dio un codazo suavemente, haciéndome saber que estaba
dispuesto a moverse de nuevo, hice un gran espectáculo de decir que yo podía y
estaba listo para ir de nuevo. Él asintió con la cabeza, no se dejó engañar en lo más
mínimo.

Él lo hizo, y nos fuimos contra el sofá, y antes de que pudiera alejarse,


caímos el Chico y yo sobre él, y los dos chillamos cuando tratamos de evitar el
aterrizaje en cualquier parte de él que todavía presera algún daño. El Chico
terminó con los pies en el regazo de Otter y la cabeza colgando del extremo del
sofá. Yo terminé parcialmente atrapado bajo el tipo grande.

No nos movemos por hora.

Esa primera noche, Otter frunció el ceño cuando lo lleve a la habitación de


abajo, sabiendo que no había manera en el infierno que haría los quince pasos que le
tomaría llegar a la segunda planta. La cama no era lo suficientemente grande para
los dos, y aunque yo había planeado dormir a su lado en el sofá, me grito que él no
necesitaba una maldita niñera y que yo debería ir arriba a la cama.

Y lo hice.

Me dolió, finalmente tenerlo en casa pero no ser capaz de estar a su lado.


Yo había dado vueltas durante más de una hora, hasta que oí un ruido sordo
T.J. Klune Quienes Somos
procedente de la sala. Alguien maldijo, y luego la puerta de la habitación se abrió y
Otter entró cojeando, completamente empapado en sudor. Y saltando y saltando
llego a la cama, dejando caer sus muletas en el camino. Lo mire y esperé. Se sentó
en el borde de la cama y se pasó su camisa mojada y sobre su cabeza y luego se
acostó en su almohada, volviéndose hacia mí, desafiante, como si me estuviera
esperando a regañarlo. En su lugar, me levanté y tome una toalla del baño y le
limpié. Tiré la toalla al suelo y me envolví en torno a él. —Duermo aquí a partir de
ahora—, murmuró. —¿No me digas dónde puedo y no puedo dormir en mi propia
casa—. —No me llames tu maldita niñera—, le dije, frunciendo el ceño de vuelta.

Él suspiró. —Echaba de menos mi cama.

—Entendido.

—Yo te extrañe más.

—Cállate—. Una pausa. —Yo también.

No estaba tranquilo, al menos por un tiempo. Yo estaba a la deriva cuando


le oí decir mi nombre.

—¿Sí?

—Lo siento.

—¿Por qué?

—Por no estar ahí cuando me necesitabas.

Me negué a dejarle ver cómo sus palabras me afectaron, pero un temblor


se deslizo a través de mí, y su mano se aferró a la mía. —Sí—, le dije con voz ronca.

—Ese primer día debe haber sido duro.

—Fue—. Por no hablar de todos los días que siguieron, pero eso no tenía
que decirlo.

Silencio. Entonces, —¿Bear?

—¿Sí?

—Tú sabías que iba a venir de nuevo por ti, ¿no? ¿Que nunca te dejaría?

—Sí. Lo sé.
T.J. Klune Quienes Somos

—¿Bear?

—¿Sí?

—Tú eres fuerte, ¿no? Fuiste fuerte. Para todos los demás.

—Supongo—. Me estremecí de nuevo.

Me besó en la frente. —Siempre has sido el fuerte—, susurró en la


oscuridad. —Me alegro de que finalmente lo descubriste. Pero si estás bien, creo
que voy a ser lo suficientemente fuerte para los dos, al menos por un tiempo. ¿Está
bien para ti?

—Eso suena bien para mí—, le dije mientras encontré mi lugar en el hueco
de su cuello. Como no me alejé, su mano se frotó mi espalda y me susurró en voz
baja al oído y cuando me dormí, soñé con él y yo juntos, porque al fin habría un él y
yo. Él me había dado un regalo y yo nunca lo olvidaría.

Cuatro semanas más tarde, el yeso fue retirado del brazo de la Otter. Lo
primero que hizo fue deslizar el anillo de la cadena alrededor de su cuello y
ponérselo en el dedo.

Quedaba un poco flojo, pero eso está bien.


T.J. Klune Quienes Somos

12.

Bear, Otter y el Chico.

Soy muy malo diciendo adiós. Parece que he dicho muchos de ellos en mi vida
y uno pensaría que sería un profesional en ello ahora, que no me afectaría tanto,
pero no lo soy y no creo que alguna vez lo vaya a ser. Decir adiós puede hacer daño,
porque no se sabe cuándo o si alguna vez vas a volver a ver a la otra persona de
nuevo. No sabes lo que va a pasar con ellos, lo que será de sus vidas después de que
se vayan. Así que lo trato de evitar a toda costa. A menos que sea inevitable, como
es el caso.

Es casi la hora para que tú me digas adiós.

No sé cuándo vamos a volver a vernos los unos a los otros, o si alguna vez
hablaremos así de nuevo, te conozco: tú y yo. Además, ¿no estás ya enfermo y
cansado de oír de mí? Cristo, sé que puedo seguir y seguir. A veces me enfermo a
mí mismo de escucharme, así que sé cómo debe ser para ti. Quién sabe, tal vez
será el turno de otras personas para informarte sobre sí mismos. Hay tantas otras
historias por ahí a parte de la mía y creo que es hora de ver qué más hay que
escuchar, qué más hay que contar.

No es como…

Lo sentimos, ¿qué fue eso?

¿El chico? ¿Qué paso con el chico?

Oh. Bien. Tengo la custodia. Duh. ¿De verdad creíste que no lo haría? Vamos,
sé que a veces me puso todo triste (eso no es absolutamente mi culpa, por cierto.
T.J. Klune Quienes Somos
Yo te dije que como seria… no me culpes si parecías un wookie69 cuando lloraste),
pero ni siquiera yo iba a terminar con algo tan deprimente. Por favor, dime que
nunca tuviste ninguna duda. Por supuesto me dieron al Chico. Él es mío y nadie
puede decir lo contrario.

Como iba diciendo, es una mierda que…

Lo lamento si no lo supo.

¿La boda? Oh vamos. Tú no quieres oír hablar de eso. Fue solo…

¿De Verdad? Oh, Jesucristo. Actúas como si nunca hubieras estado en una
boda antes. Era más o menos lo mismo que cualquier otra boda normal. Había una
playa, pastel, globos, lágrimas, promesas trilladas, trajes de etiqueta y sonrisas, la
gente estaba feliz. Bueno, podría haber habido algunas diferencias. Bueno, tal vez
unas cuantas, ahora que lo pienso. Bueno, en realidad no era como ninguna boda en
la que hayas estado en absoluto. ¿Estás feliz ahora? Quiero decir, ¿En cuántas
bodas has estado con una gaviota vengativa, mala poesía, y un parto? Bueno, puedo
decir con orgullo que he estado en una, y que era la mía.

Bien, bien, tú ganas. No puedo bromear sobre la custodia y el parto, por el


amor de Dios y no seguir adelante con ello. No soy tan sumamente imbécil.

Por lo tanto, una última historia, entonces.

Una última historia antes de decir adiós.

Era un día de marzo que se parecía a cualquier otro día anterior, Eddie y
Georgia dieron su informe final ante el juez, un hombre de aspecto hosco llamado
Theodore Higgins. Me había dicho a mí mismo no intimidarme cada vez que íbamos
ante él, pero había fracasado espectacularmente, sabiendo que él me estaba
juzgando ¡ja! cada vez que ponía sus ojos en mí. No ayudó que sus cejas surcaran su
rostro y crecieran en grandes mechones que se torcían cuando movía la cara de

69 Gente de los árboles como Cheebacca de Star Wars


T.J. Klune Quienes Somos
lado a lado. Se veía como un villano por excelencia; lo único que le faltaba era un
bigote con filos y un parche en el ojo.

Intimidado, por cierto.

Georgia y Eddie contaron nuestras alabanzas, que acreditaban que el chico


tenía una buena casa en la monstruosidad verde y que tenía buenos modelos a
seguir en Otter y yo. Es extraño, en realidad, al oír a la gente hablar de ti como si
tú no estuvieras en la habitación, hablando a otro que podría cambiar tu vida con
una sola decisión. No ayudó que estuviera absolutamente convencido de que el juez
odiaba mis extrañezas por razones que no pude averiguar. Estaba seguro de que me
miraba cada vez que entraba en la sala del tribunal, mi corbata me ahogaba
sacándome la vida — ¡Caray, Bear!—me había dicho el chico—. ¡Deja de actuar como
la maldita reina del drama! La expresión de mi cara, obviamente indicaba que iba a
ser un guardián incapaz para Ty. Le dije a Erica que no pensaba que iba a hacerlo
bien en el interrogatorio. Ella me dijo que no habría interrogatorio. Le dije que
siempre existe el interrogatorio al abogado en la televisión. Ella me dijo que dejara
de ver la televisión.

Sólo Erica y Otter sabían lo de la visita de mi madre en el hospital.


Habíamos hecho a los otros creer que había enviado los papeles a la oficina de
Erica. No iba a ser una mentira, ni queremos engañar deliberadamente a los demás,
especialmente al Chico, fue una decisión que nació de la necesidad de proteger, el
deseo de mantenerlo lo más lejos de la situación como fuera posible. Había estado
nervioso la primera vez que se lo dije Otter, seguro de que iba a estar cabreado
conmigo por no habérselo dicho antes. Me esperé hasta que estuviera en casa y lo
decidí antes hasta que finalmente reuní el coraje para decírselo. Debería haber
sabido cuál sería su reacción. Estaba enojado, oh, sí, probablemente, más enojado
de lo que yo lo había visto, pero el cabreo no estaba dirigido hacia mí. En todo caso,
parte de él se dirigía a sí mismo por la frustración de la reconstrucción de su
semana desaparecida, donde sintió que me había defraudado, cuando no estaba allí
para proteger al Chico y a mí del mundo que nos rodea.

Me frotó la espalda mientras me agarraba con fuerza, de nuevo susurrando


que nos tenía, que no volvería a irse y que iba a ser el fuerte para mí, para
nosotros. No quería empujarlo más lejos, conociendo el brillo en sus ojos cuando le
hablé de la parte de Jonás en todo esto, significaba que estaba considerando
seriamente cometer asesinato en primer grado. Así que dejé que pensara que me
estaba consolando, cuando en realidad estaba aferrándome a él para evitar que
fuera a la casa en un ataque violento. Más tarde me dijo que él había sospechado
T.J. Klune Quienes Somos
sobre la participación de Jonás. Casi me permití a mí mismo ponerme enojado con él
por ocultarme eso, pero ya estaba pateándose a sí mismo a causa de ello, como si
hubiera sido su culpa y no quería ponerle peor.

Tomamos la decisión, entre los tres, de dejar la visita de mi madre y la


confesión fuera de cualquier discusión que tenga que ver con Tyson. Cuando le
mostré el papeleo, de que su madre le había dado por vencido, me esperaba que
fuera a entrar en cólera también, tal vez incluso un par de lágrimas. No todos los
días se recibe un pedazo de papel que muestra que la mujer que te dio la vida no te
quiere ver más. Un trozo de papel con una firma fue la última pieza del
rompecabezas que comenzó hace casi cuatro años. Pero nada de eso pasó, no hubo
ira, ni tristeza. Hubo una sensación de alivio en su rostro mientras cerraba los ojos
y respiraba hondo. Cuando abrió los ojos, me sonrió, saltó a mis brazos y balbuceó
en mi oído, sabía que estaríamos bien.

Teníamos la firma, teníamos el apoyo de Servicios de Protección al menor y


teníamos el visto bueno de un psicólogo con licencia. Tuvimos el apoyo de nuestros
amigos y familiares, quienes escribieron cartas al juez indicando que no había
mejor modelo a seguir para Tyson que yo. Erica me dijo que pensaba que todo iba a
estar bien y que al final de ese día en marzo, el niño sería mío y que sería el final
de todo.

Así que por supuesto yo era un manojo de nervios y por supuesto no creía
una maldita palabra de lo que me dijeron, sabiendo que habría algún tipo de
intervención de último minuto en el que todo se iba a ir a la mierda y el Chico sería
arrancado de mí y llevado a un hogar de acogida que en realidad era sólo una
tapadera para una fábrica de explotación que obligaba a los niños a matar animales
de granja y cortar sus sabrosas chuletas para su distribución masiva.

Podía imaginar fácilmente la expresión de horror en el rostro del Chico


cuando se viera obligado a tomar una pistola de clavos y la pusiera contra el cráneo
de una vaca bebé que había nombrado Beverly, la bovina, y apretara el gatillo. La
luz se desvanecería de los ojos de Beverly mientras se desplomaba en el suelo y el
Chico estaría entonces cogiendo un cuchillo de carnicero y diría que una vez
hubiera terminado, las piezas de Beverly serían enviados a Burger King, donde se
había convertido en una Whopper con queso.

Le dije al Chico cuando entramos que nunca le dejaría llevar a Beverly a


Burger King. Él me preguntó quién era Beverly. Le dije que ni siquiera se
preocuparse por ello, porque nunca tendría que saberlo, no mientras viviera. Él le
T.J. Klune Quienes Somos
pregunto a Eddie si era capaz de prescribir una receta de anti psicóticos. Eddie
dijo que no podía, pero que conocía a un tipo que conocía a otro. Georgia y Erica lo
miraron y Eddie dijo que sólo estaba bromeando. No creo que Eddie estuviera
bromeando.

Nos sentamos en la sala del tribunal y el juez Cejas miraba mal mientras me
miraba a mí, ni siquiera parecía escuchar cuando le dijeron Georgia y Eddie lo
jodidamente espectacular que era. Le susurré a Otter y le pregunté si pensaba que
el juez me odiaba por alguna razón. Él susurró a su vez, que la única razón por la
que el juez me odiaba era porque mis cejas parecían depiladas y las suyas parecían
que estaban comiéndose su rostro. Esto me hizo reír en voz alta antes de que
pudiera detenerme y traté de encubrirlo con tos, pero eso me llevó a tragar mi
lengua y el juicio se detuvo hasta que todo el mundo estaba seguro de que no iba a
morir cuando mi rostro se volvió rojo y la saliva goteaba de mi boca. Otter me
sonrió cuando limpié mi barbilla con mi brazo y le preguntó a Erica si podíamos
pedir un receso para que pudiera matar a mi novio.

—Prometido —me recordó con una sonrisa torcida.

—Lo que sea —me quejé.

Finalmente, Georgia y Eddie terminaron su discurso "Bear Rocks" y el juez


Higgins preguntó a Tyson si quería descansar durante un momento. El chico respiró
hondo y eso fue lo que hizo.

—Entiendo que tú eres muy inteligente —dijo el juez—. ¿Has saltado


recientemente un curso?

—Sí señor —dijo el Chico—. No soy de los que presumen de sí mismos, pero
como usted lo dijo primero, sí, soy muy inteligente.

Pensé que esto era divertido. Al parecer, era el único, así que me tranquilicé
rápidamente. El Juez Higgins me miró una vez más antes de volverse hacia el Chico.

—Así que entonces entiendes la gravedad de esta situación. Que tu hermano


está tratando de convertirse en tu tutor legal.

El chico se encogió de hombros.

—ya lo es.

— ¿Por qué dice eso, joven?


T.J. Klune Quienes Somos
—Mire —dijo el Chico—. Todos sabemos que estamos haciendo esto para que
nada me pueda apartar de él otra vez. ¿Pero en serio? Es sólo un pedazo de papel
con su firma en ella. Bear ha sido mi tutor más de lo que alguna vez siquiera
podremos recordar. Él es mi hermano. Siempre ha sido mi tutor y ni siquiera su
palabra puede quitarme eso. —Él se sentó de nuevo, obviamente complacido porque
había sido autorizado a dar su opinión.

Me hubiera rendido sin palabras si el juez no me hubiera llamado. Miré al


Chico para ver cómo estaba. Él me miró y me guiñó un ojo. Cristo. Aparte mi mirada
y miré hacia el juez.

Abrió la boca para hablar, pero fue interrumpido por un fuerte ruido que
venía desde fuera de la sala. Podíamos oír voces a través de la puerta. Los reconocí
casi inmediatamente y recé para que el alguacil arrestara a todos y los llevara a la
cárcel.

—Mira, tiene que ser esta, ¿no? Sala Cuatro —dijo Creed.

—Soy capaz de leer, ya lo sabes, —le espetó Anna—. ¿Estás seguro de que
Bear dijo cuatro?

—Bueno, no puede haber muchas salas de audiencias —dijo su mamá—. Esto


es Seafare, después de todo. No es como si hubiera un montón de delitos o de
otras cosas que pasen aquí.

—Dirás ahora —dijo Jerry Thompson—. Pero ¿recuerdas cuando rompieron


ese laboratorio de metanfetamina al lado oeste? Tal vez necesitamos más
tribunales, porque había Tweekers 70 como gente en la playa.

—No puedo creer que mi padre haya dicho Tweekers —Creed gimió—. Estas
tan en la onda, Pops.

—Lo estoy, mucho —Jerry estuvo de acuerdo.

— ¿Así que aquí está el juez que Bear dijo que tenía unas cejas que parecían
de villano? —Preguntó Alice muy alto—. Creo que tengo que verlo por mí misma.

—Sí —Retumbó la voz de Dominic—. Dijo que quiere llevar ajo y agua
bendita cada vez que tiene que enfrentarse a él.

70 Un usuario de metanfetamina. Tweekers son conocidos por su paranoia extrema, la


deshonestidad flagrante y la falta de amigos no Tweeker. Un Tweeker robará sus cosas y luego
ayudarle a buscar para él.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Se puede comprar agua bendita? —Preguntó Stephanie Grant—. No
parece como si pudiera ir a una tienda y comprar sólo un vial.

—No, estoy seguro de que hay una tienda en algún lugar llamada “Cosas de
Cristo” a la que se puedes ir y conseguir agua bendita —dijo Creed—. Quiero decir,
¿dónde iban a conseguirlo? No es como que si los sacerdotes sólo tuvieran que ir a
los fregaderos de la cocina antes de misa y llenaran ese enorme recipiente con
agua del grifo.

— ¿Podemos entrar? —Preguntó Alice—. No puedo ver a través de las


rendijas de la puerta.

—Llegamos un par de minutos tarde —dijo Jerry—. Pero probablemente ni


siquiera han comenzado todavía. Los abogados no hacen nada a tiempo.

—Entra, —dijo Anna.

—Entra tu —respondió Creed—. Si están enojados con nosotros por llegar


tarde, le echaremos la culpa al hecho de que estás embarazada y que el bebé está
comiéndose tu cerebro.

—Todavía no puedo creer que vayáis a tener un bebé —suspiró Stephanie—.


Sois tan jóvenes los dos.

—Sí, bueno —se quejó Creed—. No vamos a entrar en eso otra vez. Aún
tengo la charla de vosotros en mi cabeza en la que tratasteis de enseñarme cómo
debo ponerme bien un condón. Todavía me siento insultado de que utilizarais una
zanahoria para que me representara. Por lo menos podíais haber utilizado una lata
de refresco.

Anna resopló.

—Oh por favor. Como si eso se pareciera más.

—No quiero hablar de la anatomía de mi hijo nunca más —dijo Jerry con
firmeza—. Ya es bastante malo que nos estéis haciendo abuelos antes de lo que
pensábamos serlo. Deja el pene del Creed salir de esto sala.

—Bueno, si hubiera hecho eso en primer lugar Anna, no estaría embarazada


—observó Alicia.

— ¡Ja! —Ian Grant se rió—. ¡Esa es buena! ¡Choca esos cinco! —Chocaron sus
manos.
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Que debemos hacer?

— ¡Sólo tienes que entrar!

— ¡Tu primero!

—Maldita sea, bien, vamos. Permítanme que asome la cabeza.

La puerta se abrió lentamente y Creed asomó la cabeza y encontró a todos


en la sala del tribunal mirándolo. Bueno, bien, yo le estaba mirando, Otter estaba
tratando de mantener la compostura y el Chico estaba poniendo los ojos en blanco.
Erika parecía que le iba a estallar una vena, Eddie parecía que quería que la
conversación siguiera, ya que estaba tomando notas, y Georgia parecía que había
mordido un limón. El taquígrafo del juzgado mantenía su chasquido a distancia, lo
mismo toda esa conversación era necesaria ponerla en las transcripciones
(inmediatamente me encontré a mí mismo trazando maneras de conseguir
eliminarlas del registro, pero luego me di cuenta que no había ido a la universidad
de derecho y ni siquiera sé lo que significa "borrar registros”). El Juez Higgins
aparentemente no pensaba que mi familia fuera divertida en lo más mínimo.

— ¡Hola, Bear! —Susurra Creed, ajeno a su inminente muerte en mis manos—


. ¡Estabais aquí!

— ¿Podemos entrar? —Preguntó alguien detrás de él.

Miró por encima del hombro.

—Sí, ellos ni siquiera han comenzado todavía. Creo que estaban esperando a
que nos presentáramos.

Las puertas se abrieron, los siete nos sonrieron, se movieron en silencio por
los bancos y se sentaron, y algunos de ellos nos saludaron mientras otros esperaban
con expectación a que el juicio comenzara.

Me volví hacia el juez.

—No sé quiénes son ninguna de esas personas —le dije a toda prisa.

Hubo protestas inmediatas.

El Juez Higgins arqueó una ceja y, teniendo en cuenta lo que parecía, pensé
que estaba a punto de echar una maldición sobre mí.
T.J. Klune Quienes Somos
—Ahora que está fuera de lugar, quería tomarme un momento para hablar
contigo, Derrick. Tienes... veintiún años, ¿es correcto?

—Sí señor.

— ¿Y estás en la escuela y trabajas a tiempo parcial también?

—Sí señor.

— ¿Y tienes la ayuda de tu... pareja, que está aquí contigo?

—Prometido —soltó Creed bastante alto.

Maldita sea.

—Sí señor.

—Dime algo, Derrick. Has tenido a Tyson durante los últimos tres años. Has
sobrevivido tanto tiempo y tu vida parece ser más estable, al menos según los
informes de la FDM71. Tienes una familia de apoyo. —Ellos se acicalaron y
sonrieron—. Y tienes el respaldo de un trabajador social y de un terapeuta que ha
trabajado contigo durante años y sé que no aguanta ninguna gilipollez de nadie.

— ¿Puede decir gilipollez? —Susurró Creed en voz alta.

—Es su sala de audiencias —susurró su madre—. Él puede hacer lo que


quiera.

—Pero quiero saber, Derrick. ¿Por qué quieres esto? ¿Qué esperas lograr?

Yo ni siquiera tengo que pensar.

—Quiero esto porque él es mi hermano —le dije con sinceridad—. Y espero


ayudarle a llegar a ser el mejor hombre que ha pisado la faz de la tierra. La gente
piensa que hice algo noble. Dicen que lo salvé por haberle cuidado. —Negué con la
cabeza—. No se dan cuenta de que él fue quien me salvó.

El juez me miró por un momento y quería retorcerme bajo su mirada, pero


me obligué a permanecer donde estaba y mirarle fijo de nuevo. Finalmente,
después de lo que parecieron días, el juez Higgins asintió.

71 Fiscalía de Menores
T.J. Klune Quienes Somos
—Buena respuesta. ¿Hay algún problema más que tenga que tener en
cuenta? ¿Cualquier último detalle antes de seguir adelante?

Silencio.

—He aprendido en mi tiempo aquí en los juzgados de familia —dijo—, que la


vida puede ser difícil para los niños, que las elecciones que se hacen para algunos no
son siempre para su bienestar. He visto lo peor de las personas, que han causado
dolor y violencia contra los que se les encomiendan. Duele ver esos casos, ya que
hace que uno se pregunte cuándo terminará todo, cuando habrá un día en que
pienses que todo va a estar bien. Creo que hoy puede ser uno de esos días. Derrick,
de todo lo que he oído y de lo que ha hablado Tyson conmigo, veo que has cuidado
de este joven perfectamente y aunque todo el enfoque haya estado en Tyson y su
bienestar a lo largo de este proceso, tú te mereces el crédito por lo que eres.
Cuando él haga algo por sí mismo, será gracias a ti y eso es una cosa que espero que
nunca olvide.

Miró a Tyson, que tenía una sonrisa lenta empezando a extenderse por su
rostro.

—Y tú, Tyson. He oído lo que has pasado. Tu madre tomó una decisión atroz,
una que le ha afectado en gran medida. Pero no permitas que eso te defina.
Vosotros sois mucho más que eso. También entiendo que has sufrido una pérdida
reciente de una querida amiga. Sólo sé que estoy seguro de que ella hubiera estado
orgullosa de vosotros, tanto como todos en esta sala lo están. Vas a escuchar a tu
hermano, ¿no?

Él asintió con la cabeza.

—Sí. A menos que él me diga que tengo que comer perritos calientes. Si eso
pasa vuelvo aquí a pedir la emancipación.

El juez sonrió, aunque sólo fuera por un momento.

—De eso no tengo ninguna duda. —Se volvió hacia mí—. Derrick, por el
presente te nombro tutor legal de Tyson McKenna. Las visitas de la FDM
continuarán por un corto periodo de tiempo y te recomendaría que continúes con la
terapia también. Pero esa decisión es tuya ahora y cada elección que le sigua.
Tienes una gran responsabilidad, pero creo que la vas a asumir como siempre lo has
hecho. ¿Tienes alguna pregunta?
T.J. Klune Quienes Somos
— ¿Eso es todo? —Exigí, incapaz de detenerme—. ¿Él es mío? ¿Esto es todo
lo que hay que hacer?

El Juez Higgins se rió entre dientes.

—Bueno, tendrás que firmar un par de cosas ante notario y tendrás que
establecer un calendario con la FDM pero sí, Derrick. Eso es todo. Él es tuyo.

— ¡Santa mierda! —grité.

El juez frunció el ceño.

—No en mi sala de tribunal, Sr. McKenna. Pero tienes razón. Santa Mierda.

Y eso fue todo lo que oí de él, porque yo ya me había vuelto y agarré al Chico
tirándolo hacia mí y lo abracé y estuve temblando hasta cuando nos dimos cuenta
de que esto había terminado, nuestra familia se cerró en torno a nosotros y hubo
risas, felicitaciones e incluso un par de lágrimas. Pero me centré en que él estaba
en mis brazos y la mano de Otter en mi espalda. El Chico puso su frente contra la
mía y todo lo demás se desvaneció alrededor de nosotros y el Chico dijo lo único
que tenía que decir.

—Ya era la maldita hora, Papá Bear.

Me desperté una mañana de agosto, el sol aún no había salido,


preguntándome por qué mi cuerpo tenia a bien despertarme tan malditamente
temprano esta mañana. Y entonces me di cuenta.

Me voy a casar hoy, pensé. Bien, jódeme encima.

Me tumbo boca arriba en la cama y miro hacia el hombre a mi lado, una


pierna enorme cubre la mía, su brazo esta sobre mi regazo y está roncando como si
fuera a pasar de moda y tuviera que asegurarse de que todos sabían lo bueno que
estaba. Me voy a casar con este hombre hoy.

¡Jesús! me quejé. Actúas como si estuvieras sorprendido. Ha estado en tu


mente desde que vistes ese maldito anillo. Créeme, lo sé. Estoy pegado a ti.
T.J. Klune Quienes Somos
Oh por favor. Tú lo amas tanto como yo.

¡Eso es una mentira total! En cierto modo.

Mi mirada amorosa se convirtió en una mirada que se preguntaba cómo


diablos este gran hombre podía seguir durmiendo en lo que se supone que era uno
de los días más monumentales de la historia. Bastardo. Me liberé de su agarre y lo
empujé de espaldas y me subí a horcajadas sobre su cintura. Apreté las caderas
hacia abajo con la presión suficiente para hacerle saber qué es lo que quería. Se
detuvo el ronquido y gimió, y apreté con más fuerza. Él entreabrió el ojo izquierdo.

— ¿Qué estás haciendo? —retumbó.

— ¿Cómo puedes estar dormido? —Fruncí el ceño.

—Fácil. Cierro los ojos y ya está.

—Oh bien. Si quieres que me detenga puedo hacerlo. —Fui a moverme, pero
sus manos me acercaron y agarraron mis caderas.

— ¿Dónde diablos te crees que vas? —Me gruñe con sus dedos clavándose en
mi carne.

—A ninguna parte —me las arreglé para salir, rodando mi culo contra su
endurecida polla—. Sólo voy a quedarme aquí hasta que te das cuenta de que día es
hoy.

Y lo hizo. Sus ojos se agrandaron y se sentó, sosteniéndome en su regazo


mientras sus brazos me rodeaban.

—Oh, mierda —respiró—. Nos vamos a casar hoy.

—Sí —le dije, inclinándome hacia adelante para lamer su mandíbula. Me


agaché y palmee su polla a través de su pijama y el empezó a respirar pesado en mi
oído y yo estaba tan totalmente a punto de conseguir ponerle….

Y entonces me tiró apartándome de él y aterrice en la cama antes de


rebotar y caer al suelo. —Ay —le dije mientras miraba hacia al techo.

Se asomó por el borde.

—No quise hacer eso.

—El hecho de que nos vayamos a casar, no significa que puedas comenzar a
abusar de mí —le recordé mientras me frotaba el codo.
T.J. Klune Quienes Somos
—Estabas intentando tener sexo conmigo —me acusó.

Puse los ojos en blanco.

—Realmente me gustaría que dejaras de estar atrapado en los años noventa.

—No podemos tener relaciones sexuales antes de la boda —dijo


completamente en serio—. Es la tradición.

Mis ojos se desorbitaron.

— ¿Qué tradición? ¡Joder! Hemos tenido un montón de sexo antes de la


boda. Tú no eres precisamente virgen, idiota.

Él negó con la cabeza mientras tiraba de mí levantándome y poniéndome


sobre la cama.

—No el día de la boda —insistió—. Tenemos que guardarnos para esta noche.
Porque entonces tú serás mi marido.

Puse los ojos en blanco.

—Puag —dije—. Eso suena aún peor que lo de pareja.

— ¿Amante?

— ¿Qué eres, una mujer de sesenta años de edad que resucita hurones?

—Eso ni siquiera tiene sentido. ¿Compañero del alma?

—Bruto. Más o menos.

— ¿Tuyo?

—Mejor, pero todavía quiero sexo.

Él resopló.

—Puedes esperar hasta esta noche señor cachondo. No te va a matar.

—Podría, —Gemí mientras me frotaba mi polla a través de mis pantalones


cortos, asegurándome de que sus ojos estaban en mi mano cuando arqueé mis
caderas. Él se lamió los labios y luego miró hacia otro lado.

Puta Mierda.
T.J. Klune Quienes Somos
Deslicé mis manos por mis pantalones cortos y agarré mi polla, comenzando
a acariciarla arriba y abajo, haciéndole saber lo bien que se sentía con mi voz, cómo
me hubiera gustado que fuera su mano, sus grandes manos fuertes envueltas
alrededor de mí. Extendí la mano y acaricie mi pezón y abrí ligeramente un ojo para
encontrar que él me estaba mirando de nuevo, respirando muy pesado para estar
pensando en reservarse a sí mismo para el matrimonio.

— ¿Qué estás haciendo? —Dijo con voz ronca.

—Sacudiéndome —Gruñí—. Tú no vas a hacerlo, así que tengo que cuidar de


mí mismo, ya sabes. —El gemido que siguió fue completamente innecesario, pero
podía ver su determinación desmoronarse mientras acariciaba mi ranura con el
pulgar y la llevaba a mis labios saboreando la gota de pre semen que salía de mi
polla. Gemí de nuevo y Otter se perdió por completo.

Él me gruñó y apartó mi mano y luego su boca estaba sobre mí, moviéndose


arriba y abajo cuando mi espalda se arqueó fuera de la cama. Fue duro con mis
bolas cuando las chupó con su boca, primero una y luego la otra, su mano
deslizándose hacia arriba por mi estómago y mi pecho y presionándome ahí para
mantenerme abajo, para mantenerme quieto mientras me torturaba con la boca. Le
gustaba el control a mi Otter y estaba contento de dárselo. En pocos minutos
estaba derramándome por su garganta, con una sonrisa llena de encanto en mi cara
cuando él se acercó y me besó salvajemente.

—Eso no cuenta, —le aseguré—. Me las has chupado, pero tu virtud sigue
intacta. Incluso si mis nadadores están siendo devorados por su tracto digestivo.

—A la mierda la tradición, —me gruñó mientras alcanzaba el lubricante.

—A la mierda la tradición —estuve de acuerdo, sonriéndole mientras se


cernía sobre mí.

Y joder, tradición es exactamente lo que tuvimos. La boda se celebró en la


playa, ya que era el único lugar que tenía sentido para nosotros dos. Otter pensó
que era un lugar en el que comenzaron muchas cosas para nosotros, tanto buenas
como malas, y que era allí donde íbamos a construir un recuerdo también.
T.J. Klune Quienes Somos
El Chico rogó para dirigir la ceremonia y llego tan lejos como para ir a
internet y tratar de convertirse en un sacerdote ordenado. Al parecer, sólo se
tarda como cinco minutos en hacerlo y, sinceramente, lo consideré por un momento,
antes de darme cuenta de que su sermón probablemente seguiría durante días y
abarcaría temas como los japoneses y sus matanzas de delfines o cómo él
finalmente había elegido una peluca para ir con su nombre artístico, Minerva Fox.
No discrepo con mi hipótesis, diciéndome que me prometía que iba a hacerlo corto
y dulce si le permitía llevar su camiseta de PIENSO LUEGO SOY VEGETARIANO y
le permitía dos minutos para educar a los invitados sobre las maravillas de donar a
PETA. Le conteste que no y me pregunto que si podía escribir un poema que él nos
había dedicado a Otter ya a mí. Entonces él me dedico esa sonrisa con los ojos muy
abiertos deslumbrantes que hacia tan bien y me enamoró de nuevo, recordándome a
mí mismo que esta vez sería la última vez.

Decidimos no tener a nadie oficiando la ceremonia, acordando que diríamos


nuestras propias cosas y veríamos a partir de allí. Después de eso, nos
registraríamos como pareja domestica (agg!) por el estado de Oregón. El chico nos
decía a diario cómo todo estaba cambiando y muy pronto podríamos conseguir
casarnos de verdad. No le podía decir que no me importa eso, que esto era lo
suficientemente real para mí, que la semana siguiente nosotros íbamos a cambiar
nuestros apellidos por los de Thompson.

Y no le podía decir que estaba aterrorizado.

No me vengas con esa mirada. Ese terror no tenía nada que ver con dudas o
terremotos u océanos o cualquier otra metáfora que haya utilizado. No tenía nada
que ver con mi infinita neurosis, no. Estaba aterrorizado porque iba a estar de pie
delante de mi familia y tendría que abrir la boca y decir palabras que estaban
destinados a ser dulces y vinculantes y todo lo que estaba en mi corazón y el alma.
¿Estás jodidamente bromeando? Me recuerdo mirando a Otter cuando dijo que
deberíamos escribir nuestros propios votos, pero mi capacidad de hablar había
huido y él había tomado mi silencio como consentimiento y dos días más tarde se
había acercado a mí haciéndome saber que ya había terminado. Le pregunté
por la de él, con la esperanza de que sólo tuviera que copiarla y tal vez cambiar un
par de palabras. Me dijo que no había manera en el infierno de que me dejara verla.
Yo le dije que quería el divorcio. Él sólo se rió.

Así que pensé en lo que iba a decir, ¿de acuerdo? Realmente lo hice. Incluso
escribí un par de cosas para tratar de conseguir que mi mente fuera, para
conseguir algo en un papel que no sería ni remotamente factible. Pero todo lo que
T.J. Klune Quienes Somos
escribí se convirtió en una larga lista de por qué pensaba que Otter era caliente y
me hizo sonar como si fuera el imbécil más superficial del mundo. Así que pensé y
pensé y pensé un poco más.

Y aún estaba pensando que decir mientras caminaba por la colina de la


arena, con todo el mundo mirándome cuando hice mi camino hacia la playa, mi
esmoquin aleteó en la brisa cálida, con los pies desnudos clavándose en la arena.
Pasé por las sillas a cada lado de mí, vagamente consciente de la gente que estaba
allí: Erica, Eddie, y Georgia (el Trío Custodia, como ya me he referido a ellos),
Stephanie e Ian Grant (mirando demasiado felices teniendo en cuenta de cómo el
ex novio de su hija estaba a punto de unirse a un hombre justo en frente de ellos),
Jordan y la pandilla de la barra (y extrañamente, Isaiah y David Trent estaban
prácticamente uno en el regazo del otro y era bastante caliente, si te gusta ese
tipo de cosas… no se), Alice y Jerry (Alice ya sollozaba y a Jerry se le escapaba
una lágrima o dos), Creed y Anna (Anna se veía tan grande como una casa a punto
de estallar en cualquier momento), Dominic y el Chico (el brazo de Dominic sobre el
hombro del Chico , el Chico sonriendo de oreja a oreja).

Había un asiento vacío, uno que no se llenaría, al menos físicamente. Pasé por
esa última silla e hice una pausa, sólo por un momento, diciéndole a la señora
Paquinn en silencio que la amaba y que esperaba que Dios le dejara sacar sus coches
de paseo como ella siempre quiso.

Pero fue a él al que más vi. El oro y verde eran tan brillantes como no lo
habían estado nunca mientras me ponía frente a él, con las manos temblando,
cuando él los tomó en la suya. Me miró por un momento y luego procedió a hacer a
todos llorar como una perra con su maravillosamente pensado discurso totalmente
manipulador. Pude ver el brillo en sus ojos al ver mi labio inferior temblar cuando
dijo: “Tú eres mi alma gemela." Vi la forma en que su labio se curvó en una media
sonrisa mientras su madre comenzó a sollozar cuando dijo: "Siempre he sabido que
me encantarías." Él estaba tratando de contener su risa mientras su padre se
rompía, así cuando dijo: "Y me comprometo a cuidar de ti, porque tú es mi familia, y
te protegeré con todo lo que tengo." Para cuando terminó, incluso Dominic estaba
estoicamente secándose los ojos.

Y entonces llegó mi turno.

No sabía lo que iba a decir.

¡Eso nunca te detuvo antes! se echó a reír. ¡Sígueme el rollo!


T.J. Klune Quienes Somos
Así que eso es lo que me decidí a hacer.

Abrí la boca para prometerle a este hombre... y una mierda de gaviota cayó
en mi hombro.

No es broma. Yo le estaba mirando a los ojos y estaba dispuesto a derramar


mi corazón y mi alma delante de nuestros amigos y familiares cuando algo húmedo y
caliente aterrizó en mi chaqueta. Los ojos de Otter se desviaron y todos en el
lugar se encontraron de repente jadeando, ya no lloraban y sus mandíbulas cayeron.
Miré sobre mi hombro y vi el montón más grosero de mierda que jamás había visto
en mi vida. Mi hombro empezó a entrar en calor y mis ojos se estrecharon. Miré
hacia arriba para ver una gaviota solitaria flotando en una sobrecarga de brisa.

Pero no por mucho.

Como si pudiera sentir que le miraba, bajó hasta la Tierra y aterrizó en una
mesa de al lado de donde estábamos. Justo en lo alto de la comida. Justo al lado de
las velas encendidas movidas con la brisa. Justo al lado del equipo de música que
sonaba suave una canción sin importancia. Esto... Yo había estado aquí antes. Era un
Déjà vu y sabía lo que iba suceder.

—Tú —gruñí—. ¡Hija de puta!

Corrí hacia la mesa, desesperado, para finalmente matar al pájaro porque


sabía que era el mismo de antes, que mi némesis estaba de vuelta para exigir su
venganza contra mí por no permitir que se comiera la comida de esa noche hace
tantos meses. No entendía cómo un pájaro podría tener memoria y mucho menos
ser vengativo, pero no importa, porque ahora estábamos en guerra y oigo a todos
iniciar risas detrás de mí, y a Otter decir astutamente “Ese pájaro realmente te
odia a muerte, Papá Bear”, antes de disolverse en su propia alegría, y me dije que
una vez que le cortara la cabeza a la gaviota, me gustaría volverme y dar un
discurso tan azucarado que incluso Eddie no sería capaz de consolarlos cuando
termine. Yo los destruiría y ellos se ahogarían en un mar de lágrimas.

Pero primero la gaviota.

Por supuesto, fallé espectacularmente.

La gaviota me vio correr hacia ella agitando mis manos por encima de mi
cabeza, tratando de hacerme ver más grande de lo que era. Había visto por lo
menos dieciocho documentales de animales distintos con la señora Paquinn como
para saber que uno siempre tiene hacerse más grande para asustar a los demás.
T.J. Klune Quienes Somos
Ella graznó con enojo hacia mí, y hasta el día que me muera, voy a insistir en que en
ese momento, era justo cuando sabía que tenía la sartén por el mango, el pájaro me
miró directamente a los ojos, levantó una sola ala y empujó una vela que había
sobre la tabla de la mesa.

Y, por supuesto, el mantel se incendió. Lo que quemo las cuerdas de globos y


dada la rapidez con la que se quemaron, uno habría pensado que estaban
empapadas en gasolina. Se quemaron hasta los globos de helio que nos rodeaban. Lo
que llevó a todos ellos a explotar tan rápidamente uno detrás de otro que se sentía
como si estuviéramos en un país del tercer mundo devastado por la guerra y siendo
atacados por los insurgentes enemigos. Una vez me levanté del suelo (sólo porque
me tropecé, obviamente, no porque los globos que estallaban a mi alrededor me
hicieron pensar que el helio en el interior estallaría y todos fuéramos a arder
incluyéndome a mí, me tropecé, ¿de acuerdo?) la gaviota ya había salido fuera y se
había ido otra vez flotando perezosamente por encima de nosotros, llamándome y
burlándose de mí. Le grité que un día, estaría en mi parrilla, con sus pequeños pies
mirando directamente hacia arriba en el aire y me la iba a comer. El chico parecía
suficientemente escandalizado e invocó a la Sra. Paquinn por un momento, cuando
su mano fue a su garganta y murmuró: —Bien, Jamás.

Y luego: — ¡Oh, mierda!

Creed histérico: —Tío, ¡Anna se ha reído tan fuerte que literalmente se ha


meado encima! Oh, ¡Dios mío, me voy a burlar de ti para siempre por esto! ¡Nadie
recordará ese momento cuando Bear lo jodió todo! Va a ser todo como, “Hey
chicos, te acuerdas de aquella vez cuando Anna se meo encima".

—Acabo de romper agua, ¡idiota!

— ¡Haha! ¡Eso es lo que estoy diciendo! Tú has mojado… espera, ¿qué?

Y entonces todos estábamos corriendo.

Fue siete horas más tarde que Creed se acercó a todos nosotros en la sala
de espera, ataviado con una bata, mirando conmocionado y desgastado. Pero
entonces una sonrisa torcida tan parecida a la de su hermano floreció en su rostro
y nos dijo que tenía un hijo. Joseph (Dios lo ama) Jean Thompson. JJ, para
abreviar. Pesó tres kilos y doscientos gramos. Dijo que el pequeño parecía blando y
por qué nadie le había dicho lo que era la placenta, porque seguro como la mierda,
que era la cosa más asquerosa que había visto nunca. Y luego se desmayó en medio
de la sala de espera en el Hospital Mercy.
T.J. Klune Quienes Somos
Fuera de todo lo que recuerdo de ese día, de toda la felicidad, la tristeza, la
gaviota sádica y el hecho de que ahora estaba casado, hubo una cosa que se
quedaría conmigo por el resto de mi vida. No, no es cuando Otter y yo finalmente
nos besamos y lo hicimos oficial allí en la sala de espera. No, no lo fue cuando el
Chico cayó en mi regazo, a partir de ese beso y me abrazó hasta que pensé que mi
cara se caería. Esos son importantes, sí, pero hay una cosa que voy a recordar por
encima de todos los demás. Fue el momento en que Otter sostuvo Joseph en sus
brazos por primera vez, con su pequeña mano envuelta alrededor de uno de sus
grandes dedos. La mirada de asombro en su rostro destrozó mi corazón. Él se
inclinó y besó la frente del bebé y fue entonces cuando supe que,
independientemente de lo que quisiera, independientemente de lo que pensaba al
respecto, me gustaría darle a Otter todo lo que yo pudiera. Incluso este.

No me jodas, pensé. Tal vez el Chico tendrá un hermano pequeño después de


todo.

Eso es todo.

Bueno, eso no es realmente así. ¿Cómo podría serlo?, aún queda mucho.
Tengo casi veinte y tres años. Estoy casado con la persona con la que quiero pasar
el resto de mi vida. Soy el guardián del más inteligente de todos los chicos de diez
años eco terrorista en prácticas del mundo. Por supuesto que va a haber más. Eso
no va a ser así, no por un largo tiempo.

No sé, sin embargo, creo en la idea de felices para siempre. Parece un cliché
para poner el fin a esto en una nota demasiado trillada. ¿Vamos a vivir felices para
siempre? No lo sé. Puede ser. Parece ingenuo pensar que todo va a ser perfecto
todo el tiempo. ¿Sabes qué? A pesar de eso voy a hacerte una promesa: Te
prometo que estaremos encantados. Te prometo que vamos a vivir. No he venido
hasta aquí para que todo se joda por el camino ahora y tú puedes mantener esa
promesa.

He aprendido mucho en mi vida, aprendí cosas que no creo que un hombre de


mi edad debería tener que aprender. No cambiaría nada de eso, pero aun así no se
lo desearía ni a mi peor enemigo. Y si hubiera algunas cosas que esperaba haber
T.J. Klune Quienes Somos
aprendido de todo esto, serían las siguientes: en primer lugar, las gaviotas tienen
larga y buena memoria. No las jodas. Estoy hablando en serio, no he vuelto a
nuestra playa sin mantener un ojo en el cielo, porque temo que ese puto culo
lanzará todos sus kamikazes en mi cara. Aun no lo ha hecho, pero está esperando el
momento adecuado, lo sé.

¿La segunda cosa?

La segunda cosa es la siguiente: la familia no se define por la sangre. No


siempre es con la que nacemos la que nos une. Es la que tú quieres que sea, la que
hacemos que lo sea. Es la gente a tu alrededor que nos ve en nuestro peor momento
y no tienen miedo de recoger los pedazos cuando te caes a pedazos. Es la gente que
te pueden lanzar las mierdas a la cara. Es difícil de escuchar, pero si lo oyes,
significa que a alguien le importas y lo más probable es que deberías escucharlo.
Son las personas que te miran cada vez como si no te hubieran visto en años. Es la
gente que lucha por ti. Es la gente que da la vida por ti. Es la cosa más espantosa
del mundo, pero, si se lo permites, es también la más grande. Si pudiera hacerte
recordar algo de nuestro tiempo juntos, sería que no se trata de dónde vienes, se
trata de lo que eres.

Para bien o para mal, así somos.

Con todos nuestros defectos y con todas nuestras virtudes, así somos.

Ah, y en caso de que te lo estés preguntando, Ty finalmente llegó a darnos su


poema, el que escribió para la boda. Se hizo el ofendido porque algo tan artificial
como que Anna estuviera de parto retrasaría la lectura de su última obra maestra.
Pero consiguió llegar a leerlo, a tiempo y ahora está enmarcado y puesto sobre la
repisa de la chimenea. Él se cabrearía si se me olvidara mencionarlo “— ¿Qué
quieres decir con que no les mostraste mi poema? ¡Yo soy la única razón por la que
la gente empezó a escucharte para empezar! ¿De verdad crees que querían
permanecer en tu cabeza todo el tiempo? ¿De verdad crees que quieren leer sobre
su coito? ¡Idiota! ¡Espera a que sea mi turno para contar la historia! Van a estar así
como ¿Quién es Bear?" Y tú sabes tan bien como yo que nunca dejaría de oír hablar
de ello.

Así que aquí, al final, lo dejo para que lo leas.

YO….

Mierda, esto es más difícil de lo que pensaba que sería.


T.J. Klune Quienes Somos
A la mierda. Bueno, tú y yo podemos hacer un trato. No vamos a decirnos
adiós. Suena tan definitivo y estúpido y bla, bla, bla. A pesar de que te dije esta
será probablemente la última vez que tú y yo hablaríamos así, yo podría estar lleno
de mierda. ¿Quién sabe? Cosas más extrañas han sucedido. Estoy seguro de que
hay mucho más drama en el camino. Soy un exterminador de insectos gay,
¿recuerdas?

Así que, en vez de adiós, vamos a pretender por ahora que te veré más tarde.
Creo que es más fácil de esa manera. Para mí, al menos.

Así que.

¿Nos vemos?
T.J. Klune Quienes Somos

En este día
Un poema épico

Por Tyson McKenna (que pronto será Tyson Thompson)

Y aquí nos reunimos, en este día.

Familia y amigos cercanos;

Para asistir a esta boda tan gay!

(¿Es políticamente correcto decir raro?)

Miro a fijamente todo, la familia de ahora y del pasado,

Y me pregunto;

¿A cuántos de ustedes resulta grotesco

que la industria de la carne haga cosas así?

[Nota que el Chico escribió en los márgenes: "Mantenga la posición durante el


aplauso."]

¡Eso esta bien! Habéis visto los numerosos informes

que muestran esta horrible atrocidad sin sentido!

¿Por qué esas personas nunca llegaron a mi casa con una débil réplica?

Yo estaría esperando con una escopeta en el césped de la monstruosidad verde!

Por ahora, estoy seguro, Bear esta mirándome

y probablemente tratando de señalar que corte;

así que voy a dejar este momento incómodo a morir


T.J. Klune Quienes Somos
si sólo me comprara aquel cachorro de Golden Retriever.

[Nota que el Chico escribió en los márgenes: "Pausa y mirar Bear que parece que
siempre se enamora él y nombrar al cachorro Minerva Fox. "]

Bear y Otter estaban destinados a ser,

Incluso si yo era el único que lo sabía.

Tú debes dar gracias a Dios, porque Bear me tenía,

O de lo contrario se habría ahogado o explotado.

Así que ahora que están aquí, delante de todos nosotros

Listo para mostrar cómo se aman el uno al otro.

Y lo hacen aquí para mostrar su confianza

A aquellos que les llaman amigo, hijo y hermano.

[Nota que El Chico escribió en los márgenes: "¡¡¡NO LLORES!!! ¡¡YA CASI
TERMINAS!! ¡¡¡¡¡ANIMO, MCKENNA!!!!! "]

Pero hay una persona aquí que no podemos ver

Y fue ella quien nos ayudó a traerlo a la vida.

Te amo con todo lo que tengo, señora P.

Espero que puedas estar en un lugar que no conozca la contienda.

Ella habría dicho que la familia es todo lo que una persona necesita

Y que no importaría si estuvieran cerca o lejos.

Lo único que importa es la lección a la que debemos prestar atención:

Para saber que esto es lo que son, que esto es lo que somos.
T.J. Klune Quienes Somos

Epílogo

O, Perspectiva de Otter, por así decirlo (de


que Bear realmente es Freak)

Seis años después.

La niebla en junio va a ser una de las cosas que no voy a extrañar cuando nos
mudemos. Mi pierna me duele en estos días cuando hace mucha humedad fuera y
esta mañana no era diferente. La niebla en reemplazo al océano en estas grandes
olas y sentí la vieja rigidez familiar cuando salí de la cama, tratando de no
despertar a Bear con la forma en que Gemí cuando mis pies tocaron el suelo. Pero
por supuesto que lo escuchó. Él escucha todo. Sin decir una palabra, se levantó de
la cama y se dirigió al baño, donde le oí hurgar en el botiquín, abrir el grifo y,
efectivamente, salió con un par de Tylenol y un vaso de agua, que me entregó y
observó y esperó hasta que los tragué justo en frente de él. Una vez que estuvo
satisfecho de que me había tomado los analgésicos, me hizo tumbarme en la cama y
me masajeó la pierna con esas suaves manos hasta que tuve un charco bajo su
tacto.

Dios, me encanta ese hombre con todo mi corazón.

Me dijeron que probablemente tendría una cojera para el resto de mi vida


después de ese accidente hace tantos años. Supongo que tuve la suerte de que una
cojera fuera todo lo que me quedo después. Cuando uno pierde siete días como yo,
puede pesar mucho en las personas que le rodean, especialmente con alguien como
yo, que siente la necesidad de proteger y refugiar a los que son más importantes
para mí. El hecho de que no fuera capaz de hacerlo provocó mi ira en los días que
siguieron, ira que intenté mantener. Me gustaría volver para no llegar a arremeter
T.J. Klune Quienes Somos
contra los que me rodean, a los que querían ayudarme. Esto hizo las cosas peor, al
menos para mí. Yo era el más fuerte, después de todo. El tipo grande, el más viejo,
el protector. Yo era el que tenía que mantener a mi familia y me sentí como si
hubiera fallado. No fue hasta que Bear me dijo semanas más tarde lo que
necesitaba para superar esto, que me di cuenta de cuánta razón tenía con lo que
dijo. Aprendí que no importa lo mucho que me guste que las cosas no sean así, no
puedo controlarlo todo. A veces las cosas suceden más allá de mis capacidades y yo
sólo tengo que aceptarlo.

De ahí la cojera. De ahí que el dolor en la niebla.

¿Qué es esa cosa que Bear siempre dice? Ah, sí: bla, bla, bla.

Pero hoy, nada de eso importa. Hoy es un día que hemos estado esperando
con ninguna emoción y miedo, un día que ha llegado demasiado pronto para Bear y
para mí: el Chico, que cumple dieciséis años en un par de semanas, se gradúa de la
escuela secundaria. Desde aquí, que nos mudemos al Este para que el Chico pueda ir
a la universidad con una prestigiosa beca que le ofrecieron después de ser
perseguido por todas las Universidades72 del el país. Eran como los tiburones que
huelen la sangre en el agua mientras que dan vueltas alrededor una foca herida. Me
aseguré de que el Chico no escuchara esa analogía, por temor a alguna represalia
sarcástica diciéndome como pude considerar siquiera llamarlo foca herida y que si
no sabía que las focas eran brutalmente masacrados todavía, a pesar de que la
práctica era técnicamente ilegal. Entonces lo más probable seria que me
proporcionaría varios panfletos diferentes sobre el asunto y me obligaría a ir a
algún mitin PETA donde tendría que agitar un cartel con un chico con un bate de
béisbol de pie encima de una foca blanca bebé con grandes ojos, con palabras que
digan “ESTO NO ES CAZA, ES ASESINATO.” ¿Y no me sentiría como el culo?
Hubo una discusión, al menos brevemente, con el Chico que quería ir solo a la
universidad. Pero fue cortada de raíz casi inmediatamente cuando Bear le dijo al
Chico en términos inequívocos que podía aceptar el hecho de que íbamos con él o
que si no podía quedarse aquí y escoger una escuela local. Casi pude ver el terror en
los ojos de Bear mientras luchaba por mantener el control sobre el pensamiento
del Chico a miles de millas de distancia haciendo solo Dios sabe qué. Creo que el
Chico vio esto también y por un momento pensé que diría que quería quedarse en
Seafare, sabiendo que le dejaría a gusto a su hermano y que Dominic también
estaría aquí.

Dominic es ahora agente del Departamento de policía de Seafare y con


veintiún años es aún más grande que yo. Es tranquilo, con la voz todavía rota y
oxidada pero es intimidante como el infierno, y a pesar de que él y el Chico habían
discutido amargamente por su elección de profesión, se empeñó en ello con ese

72
N.T: De la liga Ivy League.
T.J. Klune Quienes Somos
mismo estoicismo que brillaba a través de él desde que lo conocía. No sé si el Chico
había sabido sobre él, a pesar de que había pasado más de un año. —Entonces,
¿qué? —Había dicho furiosamente el Chico—. ¿Quieres recibir un disparo? ¿Deseas
que te apuñalen? ¿Quieres esa mierda de ser el gran héroe? ¡Muy bien! ¡A mí qué
mierda me importa si tu culo gordo es asesinado simplemente porque crees que le
debes algo al mundo después de lo que pasó! ¡Me importa un bledo lo que hagas! Más
tarde esa noche, cuando oí al Chico llorando abiertamente mientras se esforzaba
por hablar con Bear, sabía que había hecho su elección y que dejaríamos Seafare
para acompañar al Chico a la universidad.

El plan, al menos en este momento, es volver después de la graduación del


Chico. Todavía no sabemos lo rápido que será, aunque tengo la sensación de que las
cosas podrían cambiar cuando el Chico cumpla los dieciocho (que, déjame decirte,
va a ser un día de diversión). El Chico está mirando todas las asignaturas de
ciencias como asignaturas principales y la escuela más o menos le ha dado carta
blanca para hacer lo que quiera. — ¿Crees que me dejaran abrir mi propia agencia
de detectives medioambiental? —Bear ya tiene pendiente un trabajo de enseñanza
para noveno grado dando algunas clases de AP73de Inglés—. Sigo sin entender cómo
se puede enseñar Inglés —le había dicho el Chico después de que Bear se
graduara—. Todavía no puedes entenderte a ti mismo en esa lengua. No sé si el
distrito escolar podría apreciar que des forma a mentes jóvenes para ser
esencialmente clones de Bear. ¿Te imaginas? ¿Todo un ejército de personas que de
repente y sin provocación dicen al azar lo que está en sus cabezas? ¡Dios mío, las
consecuencias serán asombrosas!

Ya tengo varios proyectos en fila para algunas revistas de viajes en el Este.


Al parecer, todo el mundo quiere fotos de antiguos caminos de tierra rodeado de
árboles en otoño. No estoy seguro de cuánto tiempo más la fotografía mantendrá
mi interés. He perdido la pasión que solía tener por ella, aunque no podría decir por
qué. Mi vieja Nikon no se siente la misma en mis manos como solía sentirse. Lo
hablaremos entre Bear y yo, más tarde en la noche, cuando parece ser más seguro
para hablar de esas cosas, sobre lo de volver a la escuela y así hacer algo
diferente. Incluso podía sacarle el polvo a mi título de MBA74; pero la idea de
trabajar en una corporativa de América me enferma, así que no lo sé. No tenemos
que preocuparnos financieramente, al menos por un tiempo. Tenemos tiempo.

Pero no hoy. Hoy ha sido un día borroso, por lo que Bear, el Chico y yo
estamos en la puerta para ir a comprarle una corbata al Chico, viendo que había
conseguido perder la mitad de las otras y las que tenía, todas tenían algún mensaje
en ellas que Bear no pensaba que serían apropiadas para llevar a una graduación. —
Un color sólido —nos advirtió cuando puso las llaves en mi mano y me dio un beso de
73
N.T: AdvancedPlacement, es un programa en los que ofrece programas de estudios a nivel
universitario y exámenes para estudiantes de secundaria.
74
N.T: Master in Business Administración: Master de Administración de Empresa.
T.J. Klune Quienes Somos
despedida—. Incluso acepto rayas. Juro por Dios que si ambos vuelven con una
corbata PETA me divorcio —Me señaló—. Y a ti te voy a poner en adopción —
Señaló al Chico—. Y confía en mí cuando digo que los dos estarán solos para
siempre porque nadie aguanta vuestra mierda como yo. Ahora vayan. Tengo un
centenar de ensayos para leer de chicos de catorce años sombre Cumbres
Borrascosas, por lo que obviamente, podéis ver que no estoy de humor para
travesuras.

Así que estamos en el centro comercial y ya encontramos una corbata así


que decidimos darle Bear un poco de tiempo para sí mismo con lo que estoy seguro
son brillantes interpretaciones de Heathcliff y Cathy 75. Caminamos sin rumbo, al
azar observando a la gente y mirando ideas para un par de regalos más pequeños
para el cumpleaños de Bear que es en un par de días. Él no sabe que el Chico y yo ya
le hemos comprado un nuevo SUV.

El Chico había estado de acuerdo, solo porque es eléctrico. Son las pequeñas
victorias las que más me gustan.

— ¿Estas nervioso? —le pregunto al Chico mientras miramos fijamente al


pez dorado en la tienda de mascotas.

— ¿Con qué? —me desvía con maestría.

—Tu discurso.

Él pone los ojos en blanco. — ¿Por qué tendría que estar nervioso?

—Oh, está bien —bromeé—. Solo eres el mejor estudiante y más joven en la
historia de la escuela y solo tienes que dar un discurso de diez minutos frente a
cientos de personas que, conociéndote, aun ni siquiera has escrito.

El Chico sonríe y se parece tanto a su hermano cuando tenía su edad que me


hace sentir una punzada en el pecho. —Eh —dice agitando su mano con desdén—.
Estoy en ello. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

—Oh, ¿que lo utilizarías como plataforma para promover varios de tus


puntos de vista ideológicos y llegarías a causar disturbios en las calles de Seafare?

Él me mira interesado. — ¿Crees que podría pasar?

Envuelvo mi brazo alrededor de su hombro. —No apostaría en contra de ti


ningún día de la semana.

75
N.T: Personajes de cumbres borrascosas.
T.J. Klune Quienes Somos

Parece distraído mientras caminamos por el centro comercial y hay algo en


su postura, algo sobre su actitud que me hace saber que algo está llenando
fuertemente su mente. Pienso en preguntarle qué es lo que está mal, pero sé que
por ahora es mejor esperar a que venga a mí. Él acerca el pulgar a su boca y
mastica la uña, así que sé que va a ser pronto.

Hemos pasado el área de restaurantes cuando Ty empieza a formular su


importante pregunta.

— ¿Oliver?

— ¿Sí, Ty?

— ¿Puedo preguntarte algo?

—Por supuesto.
Suspira. —No puedes decirle nada de esto a Bear, ¿de acuerdo? No hasta
que entienda que pasa.

Vacilo, pero solo por un momento. Bear perdóname. —Lo prometo—. ¿Cómo
sabes cuando estás enamorado?

Escondo la sonrisa que amenaza con aumentar. Me acuerdo de una vez que el
Chico había hecho esa pregunta antes, justo después de llegar a casa. Había tenido
solo nueve años entonces y le había hecho esa pregunta a su hermano. Bear me dijo
más tarde que era por cuestiones como esas que su cerebro fuera un cortocircuito
porque no siempre sabía cómo responder sin aparentar ser un imbécil. Son sus
palabras, no las mías.

Pero el amor. ¿Cómo se sabe? Pienso en Bear, su voz, su mente, su cuerpo y


su alma y simplemente lo sé, como siempre lo he sabido. Giro suavemente el anillo
en mi dedo, recordando que habíamos conseguido legalmente casarnos hace tres
años después de ese primer intento el día de la playa. En Oregón finalmente habían
aprobado las leyes sobre el matrimonio gay, para gran disgusto de los republicanos
y para el gran placer del Chico, quien de inmediato comenzó a planear una
ceremonia abiertamente atroz, diciendo que la única manera en la que lo
conseguiríamos era si el metía sus narices en medio. Pero, al final, fue una cosa
tranquila, con un juez de paz y nuestra familia, Bear se veía como el hombre más
feliz del mundo y mi corazón hinchado tanto que pensé que estallaría. Ese fue un
buen día.

—Supongo —digo lentamente—, que es cuando te das cuenta que no puedes


vivir sin la otra persona. Que de alguna manera te completa y sin ellos no lo estás
T.J. Klune Quienes Somos
del todo. Uno siempre siente como que algo le falta, no importa lo que trate de
hacer.

Él me mira por un momento, absorbiendo mis palabras, pensando, en su


mente única, sin duda la categorización, disección, catalogación e inspección de
todas y cada una de las sílabas que acabo pronunciar. Espero para ver cuál será su
reacción, si tengo que explicar con más detalle, si debo bromear con él o si
burlarme de él sobre cualquier chica que le guste en este momento. Hay unas pocas
en su clase y en las clases superiores a las de él que lo siguen como si fuera la cosa
más grande en el mundo y esta esa pequeña rubia, sobre todo, que parece reírse
mucho más con él que la mayoría.

Y luego su rostro se cansa, con los ojos resignados y con la frente arrugada
y sé que ha alcanzado su conclusión. —Mierda —murmura—. Así que eso es lo que
es.

No puedo evitarlo: me río alcanzándole para revolver su cabello. No sé lo


grave que pueda ser, obviamente, con él siendo tan joven, pero con cautela me
recuerdo a mí mismo que el Chico es diferente en muchos sentidos, por lo que ¿por
qué su madurez emocional no puede ser también la de alguien mucho mayor que él?
Siento un ligero escalofrío con esto. No parece preocupado, per se si algo como
"fatalista" sería una mejor descripción. Como si fuera inevitable lo que siente o
bien no pudiera cambiar o que preferiría no tiene que ser como es.

— ¿Crees que la gente se esperan los unos a los otros? —Me pregunta
casi con nostalgia—. Como si la otra persona se sintiera de la misma manera, ¿se
esperarían entre sí hasta que pudieran estar juntos otra vez?

—Supongo —le digo encogiéndome de hombros—. Pero si estamos hablando


de ti y estamos hablando después de que hayas terminado con la universidad,
tienes que entender que eso es mucho tiempo, Chico. Para cualquiera, a menos que
ya haya una historia ahí, puede ser muy difícil. Si fuéramos yo y tu hermano por
supuesto que si me gustaría esperarle. Esperaría por él el resto de mi vida si eso
significara que llegaría a estar con él de nuevo algún día.

—Mierda —dice de nuevo cuando sus hombros se desploman—. No le puedo


pedir a él que haga eso. No es justo. Y no es como que vaya a salir nada de ahí.

—Es difícil pedir a alguien que haga eso y es difícil saber si alguien se siente
de la misma manera a menos que se lo pidas. A veces, la franqueza es el único
camino a seguir. Tienes que preguntar a los... los... —Espera, espera, espera, espera.
Rebobina. Para todo esto de una puta vez—. ¿Chico? —Le digo deteniéndome.

— ¿Sí? —Suspira.
T.J. Klune Quienes Somos

— ¿Acabas de decir que no le puede pedir a hacer eso a él?

Él mira hacia mí antes de mirar lejos. —La ironía es simplemente


repugnante, ¿no es así? Pero sí, eso es lo que dije. Al menos sabemos que mi vida
nunca será aburrida, sobre todo si estoy cogiendo la trayectoria de Bear.
Realmente es mi hermano, ¿no es así?

Demasiadas cosas se están apresurando a través de mi cabeza, la mayoría


de las cuales tienen que ver con este golpe bajo de revelación, pero no de cómo va a
afectar al Chico. El Chico es fuerte. El chico es la persona más inteligente que
conozco. Él va a estar bien, creo, espero. Pero ¿Bear? Santa puta mierda, ¿Bear?
Bear va a tener una fusión nuclear como el mundo nunca ha visto.

Pero entonces otra cosa ocupa su lugar. Algo que necesito saber en
respuesta y destruyo mi cerebro para llegar a un solo nombre, un solo amigo suyo
que pudiera parecer ser algo más que eso. Alguien a quien podría haber perdido. Sin
embargo, me parece que no puedo seleccionar a una sola persona. — ¿Está bien si
te pregunto quién es? —le digo, sin saber si quiero la respuesta. ¿Cuántas veces ha
estado el Chico solo con un amigo y la puerta de la habitación cerrada? ¿Y si
estaba... haciendo cosas allí que él no debería estar haciendo? Va a haber algunos
cambios, eso es absolutamente seguro. Esos pequeños punks, entrando en mi casa,
tratando de subirse a alguien que es esencialmente mi hijo. Y un infierno. La única
persona en quien iba a confiar a partir de ahora para estar a solas con él sería
Dom…

Oh. Oh.

¿Cuál es esa otra cosa que Bear dice todo el tiempo? Ah, sí: Que me jodan.

— ¿Dominic? —Le pregunté antes de que el Chico pudiera decir


absolutamente nada, tratando de no sonar como que estoy a punto de tener un
ataque al corazón, pero sin realmente tener éxito—. ¿Es Dominic?

—No suenas tan sorprendido —Él me frunce el ceño mientras me agarra por
el brazo y tira de mí a través de las puertas a la explanada del estacionamiento—.
No es como si yo lo hubiera planeado ni nada. Los conservadores sociales señalan
que si es culpa de alguien, es tuya y de Bear por criarme en un hogar gay. Gracias
por convertirme en homosexual, Otter. Como si la vida no fuera lo suficientemente
dura.

— ¿Dominic? —Le digo de nuevo.


T.J. Klune Quienes Somos
—Jesús, has estado casado con mi hermano durante demasiado tiempo. Es
como si el cerebro se fugara por las orejas. En realidad no es tan difícil de
comprender.
Entonces, de repente estoy furioso. Agarro el Chico por el brazo y le
impidió alejarse. —Él no te ha hecho nada, ¿verdad? —Gruñí—. ¿Él no te ha tocado
ni nada?

El chico se echa a reír. — ¿Estás hablando en serio? —Dice con


incredulidad—. Otter, estás hablando de Dominic. Él ni siquiera sabe que existo de
esa manera —El chico me sonríe y parece un poco mal—. No diría que no, ni nada, si
él hiciera…

—No hay manera en la tierra verde de Dios en la que eso vaya a suceder
alguna vez —le advertí—. Si me entero de que estás jugando con alguien, vas a
estar castigado por lo menos cuarenta años, ¿me entiendes? Se lo diré a tu
hermano tan rápido que ni siquiera llegaras a salir de la casa sin que él esté al tanto
de todo.

El chico todavía se está riendo histéricamente ante mí cuando llegamos al


coche. Nos vamos del centro comercial cuando finalmente se calma y mira por la
ventana, mientras las lágrimas corren por su rostro. No creo que todas sean de
risa. Hay una tormenta que viene del océano con nubes grandes y negros. Me
estremezco un poco y envío un agradecimiento silencioso de que la ceremonia de
graduación se lleve a cabo en el interior, dándome cuenta de lo insignificante que
parece ahora.

—Así que —digo casualmente, a pesar de que no hay nada de informal en


ello—. ¿Va Dominic a traer a Stacey a tu graduación? —Miro para ver la reacción
al nombrar a la mujer con la que Dominic ha estado saliendo de vez en cuando en los
últimos meses. Es una prueba y uno que no debería tener que hacer, no ahora. Aún
no.

Inmediatamente frunce el ceño en su rostro con ese destello de ira. Me


preguntaba por qué al Chico no le había gustado, cuando parecía perfectamente
bien para mí. Ella es una maestra de jardín de infancia, que Bear había conocido
antes de graduarse y se la había presentado a Dominic. Al Chico no le había
gustado, ni siquiera al principio.

Todos pensamos que se debía a que ahora Dominic se ocupaba de otra


manera con esta nueva mujer. Las cosas tienen mucho más sentido ahora, incluso si
hace todo el infierno mucho más difícil. —Si va —se queja el Chico—. Ella y sus
tetas descomunales. Pensé que mi mejor amigo no iba a ser tan superficial, pero
parece que cayó en su escote trampa como cualquier otro hombre recto en la
T.J. Klune Quienes Somos
historia del mundo —Él mira por la ventana hacia la tormenta que se avecina—. ¿Es
mucho pedir que sea golpeada por un tren?

—Un poco —le digo—. No debes desearle eso a nadie, ni siquiera a Stacey y
sus tetas.

Silencio durante un tiempo. Entonces, —No sé cómo voy a decirle adiós —Me
dice en voz baja, como si decirlo más fuerte lo hiciera más real.

— ¿A Dominic?

—Sí.

—Tendrás la oportunidad de hablar con él todo el tiempo —le recuerdo al


Chico suavemente—. Vamos a volver a casa en verano y en vacaciones, o él puede
venir a visitarnos. Va a ser mucho más fácil de lo que crees, confía en mí. Y estarás
tan ocupado con la escuela y todo lo demás que no tendrás tiempo para preocuparte
—No siento como que este diciendo las cosas correctas, pero esa mirada en su cara
está rompiendo mi corazón y todo lo que quiero es hacerle las cosas más fáciles,
para protegerlo del dolor que le espera. He aplastado a un par de tipos rectos en
mis tiempos. Demonios, terminé casándome con uno de ellos (es tan recto como
curvo mi Bear). Sé lo que puede ser eso y es una jodida mierda.

— ¿Estaríais bien Bear y tú así? —Pregunta el Chico aunque ya sabe la


respuesta—. ¿Si solo os pudierais ver de vez en cuando?

No lo estaría, no. Estaría muy lejos de estar bien si eso sucediera. Bear es
mi vida. Me encojo de hombros, no queriendo comprometerme más.

Pero ve a través de mí, como siempre lo hace. —Yo tampoco —suspira—.


Confía en mí, he tratado de racionalizar cualquier manera en la que pudiera. Traté
de decirme a mí mismo que es admiración a un héroe, que es por el hecho de que lo
conozco desde hace tanto tiempo, que es porque él siempre ha estado ahí, pero eso
no es todo, en absoluto, yo sé que no lo es porque hay veces cuando me sonríe, una
sonrisa que solo haga para mí y mi corazón comienza a latir, mi piel comienza a
picar y me siento sudoroso y vivo, y siento que podía aceptar cualquier cosa que
fuera lanzada contra mí, si solo él me sonriera así de nuevo.

—Mierda —respiro—. Lo amas.

Él se fija de nuevo en mí. —No puede saberlo Bear —dice casi en pánico—. Él
acaba de enloquecer con todo lo demás que pasa. Tú lo sabes, no puedo hacer eso
ahora. Va a ser bastante difícil para él ya lo sabes.
T.J. Klune Quienes Somos
No puedo decirle que me estoy volviendo loco porque me necesita en este
momento. —No puedes esperar que le esconda esto para siempre —le digo—. No
sería justo para tu hermano. Tendrás que decírselo en algún momento, Chico.
Estará bien, ya lo verás. —Eso sonaba sincero.
Parece como si no me creyera mientras vuelve a mirar por la ventana. Está
empezando a llover. Él mira malhumorado y molesto y trato de no pensar en algo
que pudiera decir para animarlo, pero luego su teléfono suena, interrumpiendo
cualquier oportunidad que pudiera haber tenido. El chico suspira mientras mira
hacia abajo en la pantalla. Pero aún puedo ver esa chispa en sus ojos, la pequeña
sonrisa que tira de sus labios mientras responde.

—Hey, Dom. ¿Qué estas, qué? ¡Ja! Cállate. ¡Yo no! No estoy preocupado en
absoluto. Todo el mundo va a amar mi discurso. ¡Ellos también! Tú sólo tendrás que
esperar y ver. No voy a decírtelo todavía. ¡Porque tienes que sorprenderte! Hey,
¿puedo hacerte una pregunta? ¿Oh qué? ¿Ella está? Oh. Bueno, dile a Stacey que le
digo hola después. ¿Qué? Nada hay de malo. ¡Te digo la verdad! No me digas como
estoy… ¿la pregunta? Oh sí. No es importante. No te preocupes. Ah, Dios, eres tan
molesto. Bien. Iba a preguntarte si vendrás a visitarme cuando este en la
universidad. No es una obligación. ¿Vas a hacerlo? ¿De Verdad? No... No importa.
Eso es tonto. ¡Jesús! ¿No te vas a olvidar de mí o algo? ¿Qué? ¿Pensarás en mí
todos los días? Guau. No, no voy a decirlo. Solo Otter. ¡No voy a decirlo! ¡Uf! Bien.
Amigos hasta que seamos viejos y canosos, de principio a fin, día tras día. ¡Tenía
nueve años cuando dije eso por primera vez! Lo que sea. Mi habilidad más fuerte es
la poesía. ¿Está bien si me paseo contigo en la graduación? Guay. ¿Stacey va a
estar allí? Tal vez podría llevar su propio coche y podríamos… ¿sí? Guay. Muy bien.
Solo ven. Lo sé, sé que estás orgulloso de mí, lo sé. Sí. Voy a echarte de menos,
¿lo... lo? ¿Stacey dice que tienes que ir? Bueno. Sí. También te quiero.

El chico cuelga el teléfono.

—Todo va a estar bien —le digo sin poder hacer nada. No sé qué más hacer.
—Claro —dice con voz dura. Ni siquiera suena como él—Claro que sí —Se ve
tan pequeño. Solo un poco más pequeño, la verdad.

Se desmorona ahora. Apenas puedo ver a través de la lluvia.

Claro que lo hará.

Maldita sea. Lo único de lo que estoy seguro ahora es que Bear realmente va
a enloquecer.

También podría gustarte