1. ¿La extinción de dominio y destino final de los bienes decomisados?
La extinción del dominio a diferencia de otras legislaciones penales que admiten el decomiso en el proceso penal, aunque el juez no emita un pronunciamiento de fondo, la legislación nacional ha optado, más bien, por regular tal posibilidad por medio de un proceso autónomo de extinción de domino. La primera norma que asumió este modelo regulativo fue el Decreto Legislativo N ° 992, el que fue reemplazado por el Decreto Legislativo N ° 1104. Sin embargo, la falta de obtención de los resultados esperados en relación con la recuperación de activos vinculados al delito63, ha motivado que, en tiempos recientes, se haya decidido promulgar el Decreto Legislativo N ° 1373 que constituye la normativa actualmente vigente sobre el proceso autónomo de extinción de dominio. Ámbito de aplicación: El ámbito de aplicación del proceso de extinción de dominio no es general, sino que se limita a determinados delitos. La preminencia procesal: Pese a que en la redacción anterior del artículo 102 del CP se establecía una regla de preeminencia procesal a favor del proceso de pérdida de dominio, lo cierto es que los supuestos de procedencia que el Decreto Legislativo N ° 1104 establecía, ponían en evidencia que dicho proceso sólo podía instaurarse si los instrumentos, objetos o efectos del delito no podían ser decomisados en el proceso penal. Por lo tanto, lo lógico no era partir de la preeminencia procesal del proceso autónomo de pérdida de dominio, sino, más bien, del decomiso en el proceso penal65. La situación ha cambiado con la aprobación del Decreto Legislativo N ° 1373, en la medida que los supuestos de procedencia no se circunscriben a los casos en los que el bien relacionado con el delito no puede ser decomisado en el proceso penal. Fundamento: La legitimidad de la extinción de dominio no ha sido un tema pacífico, al menos en las primeras discusiones. Algunos cuestionaron su constitucionalidad por encerrar una medida que sería, al parecer, confiscatoria de la propiedad. Sin embargo, lo cierto es que la extinción del dominio no recae sobre bienes legítimamente adquiridos, sino sobre aquellos que están relacionados con actividades ilícitas, por lo que no afecta, en estricto, el derecho a la propiedad constitucionalmente reconocido. Lo que debe determinarse entonces es la razón por la que un juez puede extinguir el dominio sobre un bien. Pese a que la consecuencia jurídica de la extinción de dominio es la misma que la que produce el decomiso, su fundamento es distinto. La extinción de dominio tiene un fundamento esencialmente civil, es decir, que impide que se pueda adquirir la propiedad o derechos reales sobre bienes por medio de actividades ilegales. Las etapas del proceso de extinción de dominio: El proceso autónomo de extinción de dominio consta de dos etapas: Una etapa de indagación patrimonial y una etapa judicial. Al Fiscal Especializado le corresponde iniciar, de oficio o por denuncia, la etapa de indagación patrimonial que es de carácter reservado. Para ello debe emitir una decisión debidamente motivada, la que deberá ser notificada a la Procuraduría Pública Especializada para que participe conforme a sus funciones y atribuciones. La etapa de indagación patrimonial está a cargo del Fiscal Especializado, contando con el apoyo de la División Policial Especializada a fin de establecer y fundamentar la concurrencia de los presupuestos del proceso de extinción de dominio. Los objetivos de esta etapa del proceso de extinción de dominio son los siguientes: a) identificar, individualizar, localizar y ubicar los bienes de valor patrimonial sobre los cuales podría recaer el proceso, por encontrarse en un supuesto de extinción de dominio; b) localizar a los supuestos titulares de los bienes que se encuentran bajo un presupuesto de extinción de dominio, o a quienes podrían intervenir como terceros; c) recopilar elementos probatorios o indicios concurrentes y razonables que demuestren la concurrencia de cualquiera de los presupuestos de extinción de dominio; y d) recopilar los medios probatorios o indicios concurrentes y razonables que demuestren el vínculo o nexo de relación entre cualquiera de los supuestos para declarar la extinción de dominio, la actividad ilícita que corresponde y los bienes objeto de extinción de dominio. El decomiso de los bienes relacionados con el delito se debe disponer con la sentencia. En la regulación originaria del decomiso no existía una disposición general sobre el destino de los bienes decomisados. En la actual redacción del artículo 102 del CP se dispone que los bienes intrínsecamente delictivos deben ser decomisados y luego destruidos. A esta regulación general se suman regulaciones específicas en ciertos delitos recogidos en la Parte Especial del Código Penal o en leyes penales especiales. Por ejemplo, el artículo 224 del CP en el caso de delitos contra la propiedad industrial y el artículo 24 de la Ley de Delitos Aduaneros disponen que el destino final de los objetos decomisados sea su inutilización o destrucción. 2. ¿Qué entiende por la incautación cautelar? La incautación preventiva afectará la efectividad de los delitos penales, las herramientas utilizadas para ejecutar el delito y los objetos delictivos permitidos por la ley. Esta medida tiene como objetivo obtener y proteger los activos utilizados en o relacionados con el delito. La incautación, ya sea instrumental o preventiva, es una medida adoptada por la policía o la fiscalía, pero debe estar preparada para la confirmación de la decisión del juez de instrucción. El artículo 6 del preámbulo de la Ley de Procedimiento Penal establece que, salvo excepciones en la Constitución, las medidas de limitación de derechos fundamentales sólo pueden ser dictadas por el órgano judicial en la forma, forma y garantía que el órgano judicial disponga ley aprobar una resolución razonable en respuesta a los requisitos de los procedimientos legales. La orden judicial debe sustentarse en suficientes elementos de convicción; en atención a la naturaleza y finalidad de la medida y al derecho fundamental objeto de limitación, así como respetar el principio de proporcionalidad. 3. ¿Decomiso de ganancias de las personas jurídicas? El juez declaró que el empleado o sus herederos fueron privados de los beneficios obtenidos por los delitos cometidos en sus actividades, pero la responsabilidad debe ser asumida con su propio dinero. Si sus activos no son suficientes, estos son de naturaleza cívica. Se puede observar que existen regulaciones para la confiscación de los ingresos de los no criminales, y no se pueden negar las regulaciones generales de confiscación. 4. ¿Las consecuencias accesorias aplicables a las personas jurídicas? Las consecuencias colaterales aplicables a las personas jurídicas incluyen diversas medidas, desde la suspensión o prohibición de actividades, hasta la intervención o cierre de instituciones, hasta la disolución y liquidación. Su imposición se fundamenta en la peligrosidad de su organización en el sentido de sustentar u ocultar delitos futuros95. En efecto, la imposición de sanciones penales a los miembros de las personas jurídicas no puede eliminar el peligro del delito de la estructura organizativa, por lo que es necesario tomar medidas directamente contra las personas jurídicas para eliminar o limitar sustancialmente este peligro. No se trata, por lo tanto, de sanciones penales que responden a la culpabilidad de la persona jurídica, sino de medidas preventivas impuestas para mitigar el peligro de su organización pueda ser utilizado por sus representantes o administradores para la comisión de nuevos delitos.