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ALUMNO: GUEVARA ANTAYA MARIO ALEJANDRO

1. ¿La extinción de dominio y destino final de los bienes decomisados?


La extinción del dominio a diferencia de otras legislaciones penales que admiten el
decomiso en el proceso penal, aunque el juez no emita un pronunciamiento de fondo, la
legislación nacional ha optado, más bien, por regular tal posibilidad por medio de un
proceso autónomo de extinción de domino. La primera norma que asumió este modelo
regulativo fue el Decreto Legislativo N ° 992, el que fue reemplazado por el Decreto
Legislativo N ° 1104. Sin embargo, la falta de obtención de los resultados esperados en
relación con la recuperación de activos vinculados al delito63, ha motivado que, en tiempos
recientes, se haya decidido promulgar el Decreto Legislativo N ° 1373 que constituye la
normativa actualmente vigente sobre el proceso autónomo de extinción de dominio.
Ámbito de aplicación: El ámbito de aplicación del proceso de extinción de dominio no
es general, sino que se limita a determinados delitos.
La preminencia procesal: Pese a que en la redacción anterior del artículo 102 del CP
se establecía una regla de preeminencia procesal a favor del proceso de pérdida de
dominio, lo cierto es que los supuestos de procedencia que el Decreto Legislativo N °
1104 establecía, ponían en evidencia que dicho proceso sólo podía instaurarse si los
instrumentos, objetos o efectos del delito no podían ser decomisados en el proceso
penal. Por lo tanto, lo lógico no era partir de la preeminencia procesal del proceso
autónomo de pérdida de dominio, sino, más bien, del decomiso en el proceso penal65.
La situación ha cambiado con la aprobación del Decreto Legislativo N ° 1373, en la
medida que los supuestos de procedencia no se circunscriben a los casos en los que el
bien relacionado con el delito no puede ser decomisado en el proceso penal.
Fundamento: La legitimidad de la extinción de dominio no ha sido un tema pacífico, al
menos en las primeras discusiones. Algunos cuestionaron su constitucionalidad por
encerrar una medida que sería, al parecer, confiscatoria de la propiedad. Sin embargo, lo
cierto es que la extinción del dominio no recae sobre bienes legítimamente adquiridos,
sino sobre aquellos que están relacionados con actividades ilícitas, por lo que no afecta,
en estricto, el derecho a la propiedad constitucionalmente reconocido. Lo que debe
determinarse entonces es la razón por la que un juez puede extinguir el dominio sobre
un bien. Pese a que la consecuencia jurídica de la extinción de dominio es la misma que
la que produce el decomiso, su fundamento es distinto. La extinción de dominio tiene un
fundamento esencialmente civil, es decir, que impide que se pueda adquirir la propiedad
o derechos reales sobre bienes por medio de actividades ilegales.
Las etapas del proceso de extinción de dominio: El proceso autónomo de extinción de
dominio consta de dos etapas: Una etapa de indagación patrimonial y una etapa judicial.
Al Fiscal Especializado le corresponde iniciar, de oficio o por denuncia, la etapa de
indagación patrimonial que es de carácter reservado. Para ello debe emitir una decisión
debidamente motivada, la que deberá ser notificada a la Procuraduría Pública
Especializada para que participe conforme a sus funciones y atribuciones. La etapa de
indagación patrimonial está a cargo del Fiscal Especializado, contando con el apoyo de
la División Policial Especializada a fin de establecer y fundamentar la concurrencia de
los presupuestos del proceso de extinción de dominio. Los objetivos de esta etapa del
proceso de extinción de dominio son los siguientes: a) identificar, individualizar,
localizar y ubicar los bienes de valor patrimonial sobre los cuales podría recaer el
proceso, por encontrarse en un supuesto de extinción de dominio; b) localizar a los
supuestos titulares de los bienes que se encuentran bajo un presupuesto de extinción de
dominio, o a quienes podrían intervenir como terceros; c) recopilar elementos
probatorios o indicios concurrentes y razonables que demuestren la concurrencia de
cualquiera de los presupuestos de extinción de dominio; y d) recopilar los medios
probatorios o indicios concurrentes y razonables que demuestren el vínculo o nexo de
relación entre cualquiera de los supuestos para declarar la extinción de dominio, la
actividad ilícita que corresponde y los bienes objeto de extinción de dominio.
El decomiso de los bienes relacionados con el delito se debe disponer con la sentencia. En la
regulación originaria del decomiso no existía una disposición general sobre el destino de los
bienes decomisados. En la actual redacción del artículo 102 del CP se dispone que los
bienes intrínsecamente delictivos deben ser decomisados y luego destruidos. A esta
regulación general se suman regulaciones específicas en ciertos delitos recogidos en la Parte
Especial del Código Penal o en leyes penales especiales. Por ejemplo, el artículo 224 del CP
en el caso de delitos contra la propiedad industrial y el artículo 24 de la Ley de Delitos
Aduaneros disponen que el destino final de los objetos decomisados sea su inutilización o
destrucción.
2. ¿Qué entiende por la incautación cautelar?
La incautación preventiva afectará la efectividad de los delitos penales, las herramientas
utilizadas para ejecutar el delito y los objetos delictivos permitidos por la ley. Esta medida
tiene como objetivo obtener y proteger los activos utilizados en o relacionados con el
delito. La incautación, ya sea instrumental o preventiva, es una medida adoptada por la
policía o la fiscalía, pero debe estar preparada para la confirmación de la decisión del juez
de instrucción. El artículo 6 del preámbulo de la Ley de Procedimiento Penal establece que,
salvo excepciones en la Constitución, las medidas de limitación de derechos fundamentales
sólo pueden ser dictadas por el órgano judicial en la forma, forma y garantía que el órgano
judicial disponga ley aprobar una resolución razonable en respuesta a los requisitos de los
procedimientos legales. La orden judicial debe sustentarse en suficientes elementos de
convicción; en atención a la naturaleza y finalidad de la medida y al derecho fundamental
objeto de limitación, así como respetar el principio de proporcionalidad.
3. ¿Decomiso de ganancias de las personas jurídicas?
El juez declaró que el empleado o sus herederos fueron privados de los beneficios obtenidos
por los delitos cometidos en sus actividades, pero la responsabilidad debe ser asumida con
su propio dinero. Si sus activos no son suficientes, estos son de naturaleza cívica. Se puede
observar que existen regulaciones para la confiscación de los ingresos de los no criminales,
y no se pueden negar las regulaciones generales de confiscación.
4. ¿Las consecuencias accesorias aplicables a las personas jurídicas?
Las consecuencias colaterales aplicables a las personas jurídicas incluyen diversas medidas,
desde la suspensión o prohibición de actividades, hasta la intervención o cierre de
instituciones, hasta la disolución y liquidación. Su imposición se fundamenta en la
peligrosidad de su organización en el sentido de sustentar u ocultar delitos futuros95. En
efecto, la imposición de sanciones penales a los miembros de las personas jurídicas no
puede eliminar el peligro del delito de la estructura organizativa, por lo que es necesario
tomar medidas directamente contra las personas jurídicas para eliminar o limitar
sustancialmente este peligro. No se trata, por lo tanto, de sanciones penales que responden a
la culpabilidad de la persona jurídica, sino de medidas preventivas impuestas para mitigar el
peligro de su organización pueda ser utilizado por sus representantes o administradores para
la comisión de nuevos delitos.

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