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Historia de la cultura en México
EL TABACO
Ensayo
Introducción:
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Época Prehispánica
Es importante saber dónde surge el tabaco y por qué se le llamó así. El tabaco es
una planta originaria de América. Existen distintas teorías sobre el origen de la
palabra “tabaco”, unas sostienen que proviene de la isla de Tobago, donde fue
descubierto, otras que en España se denominaba tabaco a un utensilio en forma
de Y que los indios empleaban en sus inhalaciones para aspirar el humo. Los
aborígenes cubanos llamaban cohoba, cojoba o cohija a la hoja de tabaco, de
donde procede el nombre de cohíba, uno de sus más famosos puros.
Fray Bartolomé de las Casas fue el primer europeo en escribir acerca del tabaco,
al decir: “Siempre los hombres con un tizón en las manos. . .”
Los primeros que usaron las hojas de tabaco para fumarlas fueron los mayas hace
mil quinientos años. Su legado de peculiares tallas y grabados demuestran cómo
este pueblo centroamericano dio al fumar un carácter religioso y ceremonial.
Imágenes como sacerdotes fumando en actitud de adoración al sol, auguraron el
éxito de un cultivo que, sin duda, revolucionó la vida en el campo.
A finales del siglo XII, los aztecas invadieron el territorio maya y asimilaron la
costumbre de fumar tabaco. Sin embargo, dieron al fumar un carácter más social
que religioso, ya que lo más importante se centró únicamente en la magnificencia
y el refinamiento de los utensilios de fumar. Los aztecas conservaron la costumbre
hasta la llegada de los españoles a principios del siglo XVI.
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un elemento fundamental de los chamanes para comunicarse con los espíritus y
apaciguar los dolores. (Muñoz, F., S.D.)
Muñoz, F., S.D. planteó que para los indígenas dar hojas de tabaco o un cigarro
para fumar era un gesto de paz entre los indios. Sin embargo, Colón no supo lo
que era el tabaco, ni sus cualidades, hasta la noche del 5 de noviembre de 1492,
cuando se lo mostraron los conquistadores españoles que lo acompañaban. Fray
Bartolomé de las Casas, describe en su obra Historia de las Indias, como los
españoles Luis de Torres y Rodrigo de Xerez descubren a los indios consumiendo
tabaco.
Sus hojas eran usadas por los indígenas en diversas ceremonias y rituales, así
como con fines medicinales: untado o masticado para aminorar los dolores, curar
heridas, tratar picaduras de insectos y demás. También se acostumbraba fumar
colectivamente durante la conversación y era compartido en pipas u hojas liadas.
Especies de tabaco.
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El calumet, o pipa de la paz.
El rito del "Calumet" o pipa de paz se practicaba entre las tribus de la Gran
Pradera americana mucho antes de que los colonizadores del Lejano Oeste
entraran en contacto con estas culturas.
Reunidos los representantes de las comunidades o las partes que dirimían entre
ellas, se encendía una pipa, con la que el conductor de la ceremonia lanzaba a los
cuatro puntos cardinales bocanadas de humo para pedir la ayuda del "dios de la
pradera", conocido también como el pájaro del trueno".
Después, la pipa iba pasando entre todos los reunidos. Compartida la fumada, se
discutían los problemas que les habían convocado. Unas veces se trataba de
alcanzar la paz entre las tribus. Otras de una boda, de un pacto comercial o de la
iniciación de los adolescentes al mundo de los adultos. Los ritos eran diferentes
según los casos; pero en ninguno faltaba el tabaco ni la fumada comunitaria.
(Muñoz, F., S.D.)
Mitos y leyendas.
De esta manera, los indígenas que habitan en las orillas del cauce inferior del río
sucio, en Colombia, junto al istmo de Panamá creen que allí se encontraba el
legendario país de Dabeida, donde existió un templo, en cuyo centro se levantaba
un ídolo de oro macizo que representaba a la diosa de la tempestad. Este
legendario lugar fue una tierra fría, cubierta por la nieve y el hielo, hasta que un
chamán o hechicero sopló sobre ella una bocanada de humo de tabaco
transformándola así en una tierra cálida y llena de vida.
A su vez, una leyenda de los indios waraos de Venezuela relaciona el tabaco con
el origen del mundo. Cuando el "pájaro del alba" (el sol) se elevó en el cielo por
primera vez, pensó en una casa situada entre la tierra y el cielo, blanca y redonda
como una nube de humo. El pensamiento bastó para que la imagen se hiciera
realidad. A continuación, el "pájaro del alba" crea los cuatro bahanas que
constituyen los cuatro elementos del humo que dan su carácter al tabaco (bahana
es el nombre con que se conoce el tabaco en la región). Los cuatro elementos del
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humo son la "abeja negra", que pica fuerte cuando el fumador aspira la primera
bocanada, la "abeja roja", la "abeja amarilla" y la "mosca de miel azul", cuyos
espíritus traspasan los cuerpos y les infunden su fuerza. (Muñoz, F., S.D.)
En los albores de su historia, los indígenas la creían divina y su humo o sus hojas,
mezcladas con cal de conchas marinas molidas, no faltaban en los rituales y
ceremonias religiosas. También la utilizaban como estimulante, medicina y fuente
de placer. Estos usos continuaron vigentes en la Europa de los siglos XVI y XVII,
cuando se la conocía como hierba para todos los males, hierba santa, hierba
vulneraria de las Indias. (Muñoz, F., S.D.)
Época Colonial
El Tabaco y la Colonia
En el transcurso de la época colonial, México fue quien aportó una gran cantidad
de recursos a la Corona Española, entre todos ellos, se encuentra sin duda el
mineral más abundante y apreciado actualmente en el país “La plata”.
Sin embargo el producto que nos ocupa en este ensayo es el TABACO, siendo
este un recurso agrícola no comestible, cuyo cultivo y venta redituaron utilidades
importantes a la Corona Española.( Florescano, E. y Menegus, 2000)
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muy importante. Ante la demanda y con la introducción de nuevas técnicas
agrícolas, los plantíos se extendieron a diversas regiones: Jalisco, Puebla, Colima,
Oaxaca, Yucatán y Veracruz. Como la demanda era muy elevada, la corona
estableció el estanco o monopolio de su cultivo, fabricación y comercialización. El
proceso de instauración fue paulatino, dependiendo ello de los requerimientos
económicos de la metrópoli.
A lo largo del siglo XVIII, los precios del tabaco se dispararon, lo que contribuyó a
un aumento de la presión fiscal y a un acercamiento del fumar hacia los grupos
adinerados.
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el rapé. Poco después se unirían a esta producción las factorías de Madrid,
Alicante, La Coruña, San Sebastián y Bilbao, lo que hizo del cigarrillo el gran
protagonista del nuevo panorama social.
Desde finales del siglo XIX y comienzos del presente, el cigarrillo ostenta ya una
primerísima posición en el mercado. Y mientras el abaratamiento y la masificación
de la producción contribuyen a que todas las clases sociales tengan un fácil
acceso al tabaco, las formas antiguas de tomarlo van quedando relegadas al
pintoresquismo y la rareza curiosa. No hay duda de que el fumar se ha convertido
en un hecho universal.
Estos se hacían a mano, por una misma persona de principio a fin, de ahí la gran
cantidad de familias dedicadas a su elaboración. Para controlar las actividades
comerciales y obtener recursos, el rey Felipe II estableció el Consulado de
Comerciantes, organismo encargado de supervisar que el comercio exterior se
realizara por los puertos autorizados y fuese hecho el cobro de los impuestos o
alcabalas, establecidos para todas las actividades de compra-venta y el transporte
de mercancías. (Florescano, E. y Menegus,2000)
El siglo XVIII trajo cambios políticos en España que repercutieron en las colonias
americanas. Éstos tuvieron que ver con el reemplazo de dinastía, ya que el rey
Felipe IV, miembro de la familia de los Habsburgo, murió sin descendencia directa,
propiciando que otros parientes, relacionados con la casa reinante de Francia, los
Borbones, llegaran al trono español.
A mediados de siglo ocupó el trono español Carlos III, quien influido por las ideas
de la Ilustración francesa, implementó en España y el imperio una serie de
cambios tendientes a reordenar y en algunos aspectos a modernizar, el
funcionamiento de las colonias. Con ello logró ejercer mayor control sobre las
autoridades y los recursos económicos del imperio. Tales medidas serán
conocidas como reformas borbónicas.
En lo político, tendían a restarle poder al virrey. Para eso colocó gente preparada y
de su confianza en los cargos administrativos, con lo que los criollos que
ocupaban este tipo de puestos fueron desplazados por empleados nombrados por
el rey y enviados desde España.
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En el aspecto económico, establecieron una serie de estancos o monopolios sobre
mercancías y actividades de gran demanda: sal, papel sellado, pólvora, azogue o
mercurio, la lotería, los naipes y el tabaco, con el fin de controlar las aportaciones
que generaban. Empleados del rey se encargarían de supervisar que las utilidades
obtenidas fuesen directamente a manos de la corona y, por tal motivo, se
estableció la Real Hacienda que pondría orden en las finanzas. Para lograr la
aplicación de las reformas llegaron tropas españolas y visitadores reales con el
encargo de ejecutar las disposiciones. (Florescano, E. y Menegus,2000)
Este monopolio fue puesto en marcha por el visitador José de Gálvez, quien inició
restringiendo la amplia zona de cultivo a unos cuantos sitios: Córdoba, Orizaba,
Huatusco y Zongolica. Toda la cosecha sería vendida exclusivamente a la
administración de la Renta del Tabaco al precio que ésta fijara. Tal limitación
provocó una serie de reacciones violentas por parte de cultivadores y
cosechadores en las zonas donde quedó prohibida la siembra, pero también de
los fabricantes autorizados porque se estableció el control de precios. Los
fabricantes de puros y cigarros se vieron afectados, ya que sólo podían comprar la
materia prima en la Renta del Tabaco al precio que ella señalara, pero al menos
tenían la posibilidad de elaborarlo y venderlo por su cuenta.
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Pese a las inconformidades generadas, el monopolio se mantuvo porque redituaba
enormes ganancias; por ejemplo, entre 1785 y 1789 la Real Fábrica gastó en
compra de tabaco, fletes, derecho de alcabala, gastos de la fábrica y de
administración 14 millones 977 mil 841 de pesos; a cambio ganaron 30 millones
736 mil 638. Una vez descontados los gastos, la utilidad en cinco años fue de 15
millones de pesos. Dinero que llegaba directamente a la metrópoli. Pese a la
vigilancia y el control establecidos, como suele pasar en tiempos de prohibiciones,
se desarrolló el cultivo, la fabricación y venta clandestinos. (Florescano, E. y
Menegus,2000).
Época moderna
Tras la rápida extensión de esta planta por Europa, a comienzos del siglo XVII ya
no bastaban en Inglaterra las farmacias para vender el tabaco, tal era la cantidad
de consumidores en aquella época, por lo que tuvieron que establecerse tiendas
especiales para este negocio. Tomar tabaco era un signo de alta distinción social y
se consumía masivamente con fines placenteros. . (Ortiz F., S.D.)
Los gobiernos se dieron cuenta de que el comercio del tabaco podía suponer una
notable fuente de ingresos en las arcas del Estado mediante los impuestos. Así, el
monopolio del comercio del tabaco en España comenzó en 1634 con el
establecimiento del estanco en Castilla y León, ampliándose en 1707 al resto del
reino, siendo los únicos lugares autorizados para la elaboración y manufactura del
tabaco las fábricas de Cádiz y Sevilla. A partir de 1735 se regula mediante Reales
Cédulas la fabricación y venta "en Administraciones, Estancos y demás Oficinas
destinadas al intento", siendo penada el comercio en otros lugares con multas, e
incluso con penas de presidio. . (Ortiz F., S.D.)
Durante estos siglos continuaron las publicaciones sobre las virtudes y beneficios
del tabaco, sobre todo por sus propiedades curativas. En España destacaron
obras como el Tratado sobre Las excelencias y maravillosas propiedades del
tabaco de Cristóbal Hayo, catedrático de "Prima de Medicina Chirurgica" de la
Universidad de Salamanca en 1645, y la publicación en 1626 de la obra El tabaco,
panacea universal de J. Leander. (Pardell H, Saltó E, Salleras LL, S.D)
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En esta época, la Iglesia tomó cartas en el asunto, siendo uno de los principales
enemigos del tabaco. En 1642, el Papa Urbano VIII prohibió fumar en todas las
iglesias de la diócesis de Sevilla, castigando a los infractores con la excomunión.
En 1696 se dictó por primera vez una ordenanza que regulaba el consumo del
tabaco en lugares públicos y fue el Sínodo obispal celebrado en Tortosa quien
prohibió de forma tajante el consumo de tabaco entre sacerdotes y demás
miembros de la Iglesia. (Pardell H, Saltó E, Salleras LL, S.D)
No obstante, otros sucesores fueron más permisivos, y así, en 1725 otro Papa,
Benedicto XIII, levantó las sanciones promulgadas por sus antecesores para
"evitar a los fieles el espectáculo de dignatarios eclesiásticos escapando del
santuario para irse a fumar a escondidas." De todas formas, la Iglesia continuó
siendo uno de los principales detractores del tabaco; muchas décadas después,
en 1850, el Papa Inocencio X prohibiría nuevamente su uso bajo pena de
excomunión en todo el Vaticano. También las opiniones en contra del tabaco
provenían de los monarcas de la época. El rey Jacobo I de Inglaterra publicó en
1603 unas recomendaciones en contra del uso del tabaco y Luis XIII de Francia
(1601-1643) castigaba su consumo con fuertes multas. (Pardell H, Saltó E,
Salleras LL, S.D).
Siglo XIX
De una forma u otra, lo que es cierto es que hasta el siglo XIX, no se generalizó el
uso del cigarrillo como forma de consumo del tabaco, y esto se debe a dos hechos
fundamentales: en 1875 el ingeniero James Bonsack constituye el primer prototipo
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de máquina de hacer cigarrillos. Por otra parte, en Carolina del Norte se desarrolla
una nueva forma de fermentar, curar y secar el tabaco, con lo que se consigue
que al final del proceso aumente el contenido de azúcares de la hoja y con ello al
ser quemada se produce un humo suave que puede ser inhalado fácilmente. A los
países productores tradicionales se sumaron posteriormente otros como China,
Rusia y Japón. (Pérez Vidal J.,S.D.)
Época Actual
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Conclusión:
A través de esta línea de tiempo, podemos observar, que tanto el cultivo como el
uso, la comercialización, el crecimiento y evolución de esta planta, ha dado como
resultado grandes cambios sociales y culturales que en la actualidad no se limita
solo a sus orígenes si no a nivel mundial, llegando a ser un problema de salud
pública en todos los niveles socioeconómicos.
Es interesante darnos cuenta como el punto medular del uso del tabaco ha
cambiado dramáticamente con el paso de los años, lo que nos lleva a pensar en
cuántas otras cosas de uso cotidiano, se consumen sin conocer sus orígenes y el
motivo principal por el que fueron utilizadas.
El control económico hoy no está en manos del Estado como lo fue en la época
colonial, sino este poder está en los empresarios que actualmente esta industria
es parte del impacto social de la población, especialmente en los efectos que se
generan en la salud.
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Referencias:
Glosario:
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Anexo
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procedía a pesar el tabaco, a encarcelar a los infractores y a confiscarles sus
bienes. Se consideraban como delincuentes a los dueños, conductores,
vendedores, encubridores o compradores de contrabando. Se les tomaba la
declaración a los reos buscando que confesaran los nombres de otros sujetos
implicados en el tráfico de tabaco. Al comprobarles su delito se les imponía la
pena del duplo, es decir, tenían que pagar dos veces el valor del tabaco
confiscado; esto en caso de ser la primera vez, ya que en los casos de
reincidencia y de acuerdo con el juez se les aplicarían multas más altas y
castigos corporales. En cuanto a los contrabandistas que se resistieran a los
oficiales del resguardo se harían acreedores de 200 azotes y cuatro años de
prisión. En caso de que la resistencia hubiese causado estragos en el resguardo
se aplicaría la pena de muerte a los traficantes. También se estableció que el
tabaco requisado se dividiría en tres partes para repartir su costo entre el
juez, el aprehensor y el denunciante. Los castigos variarían solamente en los
casos que se tratara de menores de edad y de indígenas. A los primeros la pena
se les impondría conforme a lo dispuesto por el juez y a los segundos se les
aplicarían únicamente castigos corporales.3[3]
3[3]
A.G.I. México, 2255. fs./s.n.
4[4]
A.H.M.M. Factoría de Tabaco. Caja 12. Exp. 13. fs./s.n.
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En las instrucciones enviadas por el rey se contemplaba también que los
visitadores, tenientes y guardas estuvieran pendientes de las remesas de
tabaco, y en los casos de contrabando tendrían que ejecutar aprehensiones y
realizar las actividades necesarias para castigar a los contrabandistas. Estos
funcionarios tenían licencia para registrar las casas sospechosas de la gente
del pueblo y de las gentes distinguidas sólo cuando se tenía la certeza de su
implicación en el tráfico de tabaco. El registro a los arrieros y a otras personas
se hacía siempre sin causar muchas molestias.
5[5]
A.G.I. México, 2265. fs./s.n.
6[6]
A.G.N. Impresos Oficiales. Vol. VII. Exp. 49. Fs. 267r-269r. Además, se refiere la posibilidad
de evitar quemar el tabaco y que mejor se le entregue su valor en dinero como premio a los guardias
y denunciantes.
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seguía juicio a éste y al arrendador o a quien resultase culpable del fraude; por
último, las plantas eran destruidas.7[7]
Con el fin de evitar el contrabando entre los viajeros, el rey determinó
en la Real Orden del 18 de noviembre de 1784 y del 3 de agosto de 1785 la
cantidad de tabaco que estos podrían conducir en su viaje de España a
América. Esto para evitar que transportaran grandes cantidades de tabaco,
por lo que solamente se les permitió llevar dos libras de tabaco para su
consumo durante el viaje. De acuerdo con esta orden se solicitaba a los
funcionarios de la Renta del Tabaco que mantuvieran estrecha vigilancia sobre
los pasajeros para que detectaran a los que contrabandeaban tabaco por esta
vía.8[8] Se estableció que en el caso de individuos que fuesen a ocupar puestos
en América se les permitiría llevar tabaco para su consumo personal bajo un
registro muy detallado.9[9]
El contrabando formó parte del monopolio del tabaco. Poco se sabe de las
redes del contrabando. Sin embargo, en los diferentes expedientes se
proporcionan informes aislados acerca de los medios que se ponían en práctica
cuando se traficaba con el tabaco.
7[7]
A.G.N. Ramo Tabaco. Vol. 252. fs./s.n. Entre los casos de que se da cuenta destaca el de María
Pastora, se refiere que en la casa de ésta se encontró tabaco. Como castigo se le dio una multa de 50
pesos y un mes de cárcel a pesar de que el indio Juan Candelario se hizo responsable del tabaco al
expresar que lo tenía para su consumo personal.
8[8]
A.G.N. Impresos Oficiales. Vol. XV. Exp. 14. Fs. 44r-47v.
9[9]
A.G.N. Impresos Oficiales. Vol. XIX. Exp. 52. Fs. 268r-270r.
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Otra forma de tráfico que tuvo más éxito fue la que se realizaba en las
tercenas del estanco. Esta se efectuaba a partir de que los particulares podían
comprar tabaco en rama y enseguida destinarlo a las cigarrerías clandestinas.
Las ganancias resultaban a partir de que la libra en rama costaba 10 reales y ya
manufacturada obtenían de 12 a 14 reales la libra. La Renta combatió esta
forma de contrabando cuando exigió que todos los administradores de
estancos llevaran cuenta del tabaco en rama que se vendía y de los sujetos que
lo compraban, de tal forma que los individuos que frecuentemente compraban
tabaco en rama se hacían sospechosos e inmediatamente eran investigados. La
forma más sofisticada de contrabando fue la que se realizó con las propias
labores de la Renta, y para lograrlo los cigarreros clandestinos desbarataban
los cigarros manufacturados en las fábricas y ya desmenuzados obtenían
tabaco suficiente para elaborar cigarrillos de menor tamaño pero de mejor
calidad que los de la Renta.
10[10]
A.G.I. México, 2255. fs./s.n.
11[11]
Para más detalles sobre el papel de las milicias en la consolidación del monopolio del tabaco o
incluso sobre la labor conjunta que realizaron las milicias, el tribunal de la acordada y el resguardo
en el combate a los contrabandistas: Cfr. McAlister, Lyle N, El fuero militar en la Nueva España
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momento comenzó una larga y costosa persecución de las siembras
clandestinas.12[12] Pese a los esfuerzos destinados a impedirlas, éstas
proliferaron sobre todo en los sitios donde con anterioridad ya se practicaba
este cultivo, o lo cultivaban en lugares más ocultos para escapar de la mirada
de las rondas y de los rigores que la administración tenía para este delito.
(1764-1800). UNAM. México, 1982. p. 54. Consultar también en: Christon I. Archer, El ejército en
el México borbónico, 1760-1810. F.C.E. México, 1983. p.124. Para este mismo asunto ver: Vega
Juanino, Josefa, La institución militar en Michoacán, en el último cuarto del siglo XVIII. El Col-
Mich, Zamora, 1986. p. 46.
12[12]
A.G.N. Alcaldes Mayores. Vol. 9. Fs. 223r-224v.
13[13]
A.G.I. Indiferente General 176. fs./s.n.
14[14]
A.G.N. Reales Cédulas. Vol. 171. Exp. 104. Fs. 122r-126v.
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declaración manifestó que en su casa le encontraron cinco libras y 25 cajetillas
de tabaco y para realizar la venta estaban implicadas cuatro mujeres. Además,
refirió que el tabaco era propiedad de Alonso Cansino. Por su parte Alonso
Cansino acudió por su cuenta a declarar su delito y pidió su libertad previo pago
de fianza. Se determinó que se quemaría el tabaco, se impuso una multa de 84
pesos y 6 reales a Alonso Cansino y un mes de cárcel para José Luciano
Pegueros por no contar con dinero para pagar la multa.
15[15]
A.H.M.M. Factoría de Tabaco. Caja 12. Exp. 12. fs./s.n.
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por Angel Bernardo González sobre el robo que sufrieron los caudales de la
Renta del Tabaco.16[16] Refiere que el 1 de noviembre de 1794 se realizó el
envío de dinero a la factoría de Valladolid. La suma era de 3,651 pesos. Relató
que a las cuatro de la tarde, en el camino real de Jiquilpan a Zamora, fueron
asaltados los conductores por nueve sujetos armados, los que al apoderarse del
dinero se dieron a la fuga. En el expediente se solicita se le dé tiempo al
administrador para resolver la situación del asalto, ya que por ser de escasos
recursos no puede cubrir el monto de lo robado.
16[16]
A.G.N. Ramo Criminal. Vol. 444. Exp. 11. Fs. 213r-234v.
17[17]
A.G.N. Correspondencia Virreyes. Vol. 177. Primera serie. Fs. 271r-273v. A.G.N.
Correspondencia Virreyes. Vol. 188. Primera serie. Fs. 218r-218v. A.G.N. Correspondencia
Virreyes. Vol. 33. Fs. 75r-76v. En estos expedientes se expresa cómo el contrabando influía en la
decadencia de la renta del Tabaco.
18[18]
A.H.M.M. Actas de Cabildo. Libro 119. fs./s.n.
19[19]
A.H.M.M. Actas de Cabildo. Libro 119. fs./s.n.
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Otro factor que provocó la ruina de la Renta fue que los cosecheros
dejaron de cultivar tabaco y además, se tenían muchos problemas para
abastecer de papel a las fábricas. Esta falta de abasto de materias primas
condujo al cierre de las fábricas en Querétaro y Guadalajara. Sólo funcionaron
las fábricas de México, Guadalupe, Puebla y Orizaba, pero su producción no era
suficiente para abastecer a los consumidores de tabaco en el virreinato. De
esta forma fueron constantes las solicitudes por parte de la factoría de
Valladolid para que enviaran tabaco de la capital del virreinato o de Querétaro
para su venta a los fumadores del obispado de Michoacán.20[20]
20[20]
A.H.M.M. Actas de Cabildo. Libro 119. fs./s.n.
21[21]
A.H.M.M. Actas de Cabildo. Libro 119. fs./s.n. Constantes solicitudes del factor Eusebio
Pérez para que condujeran tabaco de Querétaro a Valladolid. El comandante del ejército del norte,
José Castro, era el encargado de escoltar la remesa de tabaco. El ejército, al participar en el
transporte del tabaco para dar protección, originó el derecho de poder participar de los ingresos que
este comercio dejaba, sin la menor queja de los administradores de la Renta del Tabaco.
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