Está en la página 1de 4
JUAN FORN Nacié en Buenos Aires en 1959. Publicé: Corazones cautivos mds arriba (novela, 1987); Conversaciones con Enrique Pinti (1990) y Nadar de noche (caentos, 1991). Es traductor, fue asesor literario de Emecé entre 1984 y 1990 y desde entonces ¢s director edito- rial de Planeta en Argentina. Sobre NADAR DE NOCHE, En 1989 murié el padre de uno de mis mejores amigos. Después de pasar la noche en el velatorio, volvi a casa, me acosté y sofé que mi padre ~que habia muerto en 1985— me visitaba en medio de una noche de verano, para saber qué habla sido de nosotros desde su muerte. No tengo esposa ni tengo hija. Lo que le dije a mi padre en ese sucilo es asunto estrictamente personal, y a veces me gusta pensar que, all{ donde esté, él puede recordar esa lar- guisima conversacién con mis nitidez de lo que la recuerdo yo. JF Era demasiado tarde para estar despierto, especialmente en uuna casa prestada y a oscuras. Afuera, en el jardin, los grillos eon- vocaban empecinadlos y furiosos la Iluvia, y él se pregunté‘cémo podian dormir en los cuartos de arriba su mujer y su hijita con ese murmullo ensordecedor. ‘Tenia insomnio, estaba en pantalo- nnes cortos, sentado frente al ventanal abierto que daba a la te- raza y al jardin. Las dnicas luces prendidas eran los focos aden tro de la piscina, pero la luz ondulada por el agua no conseguia matar del'todo la sensacién de estar en una casa ajena, el males- tar ‘indefinible con aquel simulacro de vacaciones. Porque, en realidad, no estaba ah{ descansando sino trabajando. Aunque el trabajo no implicase ningtin esfuerzo en particular, aunque no tu. viese que hacer nada, salvo vivir en esa casa con su mujer y su hija y disfrutar las posesiones de su amigo Félix, mientras éste y Ruth remontaban el Nilo y gastaban fortunas en rollos de fotos y gulas epipcios sin dientes, a cuenta de una revista de viajes ita- liana, Para calmarse, para atraer cl suefio, pensé que no iba a pisar Buenos Aires en todo el mes. Vivirla en pantalones cortos y sin afeitarse, cortarfa el pasto, cuidaria Ia piscina, veria videos y es- cucharia misica mientras su hija crecia delante de sus ojos y su mujer inventaba postres raros en la cocina. Y en todo ese tiempo quizé le dejaran algin mensaje minimamente estimulante, o al 205 menos eatastréfico, en el contestador automdtico de su departa- mento. Mientras tanto, a lo mejor Félix y Ruth decidian prolon- gar su viaje un mes més, 0 tenian un accidente, o se enamoraban los dos de un mismo efebo andzégino y analfabeto en Alejandria. Un mes podia ser mucho tiempo en algunos Iugares fuera de su oficina, un mes podia ser casi una vida. Para su hijita, por ejem- plo. Tenfa que empezar a vivir al ritmo de ella, como le habia cho su mujer. Dia por dia, hora por hora, lentamente, Tenia que asumir la paternidad de una vez, como dirfan Félix y Ruth, si es que no lo habian dicho. Entonces oyé la puerta. No el timbre sino dos golpecitos sua- ‘ves, corteses, casi conscientes de Ia hora que era. Cada casa tiene su logica, y sus leyes son mis elocuentes de noche, cuando las co- sas ocurren sin paliativos sonoros, El no miré el reloj, ni se sor- prendié, ni pensé que los golpes eran imaginacién suya. Simple- mente se levanté, sin encender ninguna luz a su paso, y cuando abrié la puerta se encontrd con su padre parado delante de él. No lo veia desde que habia muerto. Y, en ese momento, supo in- congruentemente que ya se habia hecho a la idea de no verlo Su padre tenia puesto un impermeable cerrado hasta arriba y 1 pelo tan abundante y bien peinado como siempre, pero total- mente blanco. Nunca habfan sido muy expresivos entre ellos. El dijo: «Paps, qué sorpresa», pero no se movid hasta que su padre pregunté sonriendo: —Se puede pasar 0 no? Si, claro, Por supuesto. El padee cruz6 el living a oscuras y el veritanal abierto y fue a sentarse en una de las reposeras de la terraza, Desde alla miré hacia adentro, Jo lamé con la mano y tocé la reposera vacia a su lado. El salié obedientemente a la terraza. Dijo: Dame el impermeable, si querés. {Te traigo algo para Bl padre negé con la cabeza, Después se estiré todo lo que pado y respiré hondo sin perder Ia sontisa, 206 =No, no, asf esté bien, Va a lover en cualquier momento dijo. Qué maravilla.

También podría gustarte