Dios es tan grande y poderoso, y nosotros tan pequeños y
pecadores... y aun así podemos hablar con Él. ¡Él nos
escucha y nos contesta! Así como Jesús oraba al Padre cuando estuvo aquí en la tierra, también nosotros podemos hablar con Dios. Podemos contarle todo sobre nosotros, y Él nos responde a través de la Biblia y también le habla a nuestros corazones. ¡Él quiere que le oremos!