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1. EL DESARROLLO PSICOLÓGICO INFANTIL.

1.1 Concepto de desarrollo, crecimiento y madurez.


 Desarrollo.
Con el término desarrollo de alude a los cambios que, con el tiempo, se producen en la estructura,
el pensamiento y la conducta de una persona como resultado de influencias biológicas y
ambientales.
Consiste en cambios ordenados y coherentes de estructura que dispone para nuevas funciones y
que se dirigen para la madurez. Comprende vertientes anatómicas, fisiológicas, psicológicas,
intelectuales, sociales y culturales.
La mayor parte del desarrollo a lo largo de la vida proviene de la interacción entre la biología y las
experiencias. No se puede clasificar de manera absoluta como biológico (naturaleza) o como
producto de la experiencia (crianza), pues consiste más bien en una interacción dinámica y
permanente entre los dos conjuntos básicos de causas.
 Crecimiento.
Por crecimiento se entiende al conjunto de cambios físicos y fisiológicos que comportan un
aumento cuantitativo. El niño se vuelve más grande físicamente, aumenta su tamaño tanto en su
exterior como en la estructura de sus órganos internos; adquiere más fuerza muscular. El
crecimiento supone aumento en altura, peso y longitud de huesos.
El crecimiento significa el aumento de volumen de los elementos constitutivos de la personalidad,
especialmente en su aspecto físico, la adición de algunos elementos más perfeccionados dentro
del esquema general de desarrollo, y la progresión físico-biológica del individuo.
Hay algunas características de crecimiento que es importante señalar, en primer lugar debemos
establecer que no hay un crecimiento uniforme ya que las partes del ser crecen con ritmo variado
y a tiempos diferentes. Además, el ritmo de crecimiento es totalmente asincrónico y se efectúa
generalmente por brotes, lo que implica una discontinuidad de este ritmo.
El crecimiento se hace con base a ciertas direcciones genéticamente establecidas, siendo para el
ser humano las dos direcciones fundamentales, las del crecimiento cefalo-caudal y próximo-distal.
En un sentido técnico estricto, el cambio de crecimiento debe aplicarse a las modificaciones
relativamente permanentes en el substracto neuroanatómico y neurofisiológico de la conducta.
 Madurez.
Es el desarrollo de una secuencia natural universal de cambios físicos y conductuales, incluyendo
disposición para dominar nuevas capacidades. En los humanos abarca todas las capacidades
físicas, orgánicas, emocionales e intelectuales que favorecen a un individuo actuar en su entorno
con el mayor nivel posible de competencia, cada etapa de vida posee su propia madurez.
Con lo anterior se puede decir que madurez, desarrollo y crecimiento están fuertemente
vinculados: no hay maduración si no hay crecimiento y desarrollo; y no hay crecimiento y
desarrollo que no lleven a la maduración.
Desarrollo infantil.
El campo del desarrollo infantil se enfoca en el estudio científico de los procesos de cambio y
estabilidad en los niños. Los científicos del desarrollo buscan la manera en que cambian los niños
desde la concepción hasta la adolescencia, al igual que las características que continúan bastante
estables.
Los científicos del desarrollo estudian dos tipos de cambio: cuantitativo y cualitativo.
El cambio cuantitativo es el relacionado con el número o la cantidad, como la estatura, el peso, la
amplitud de vocabulario o la frecuencia de comunicación. El cambio cuantitativo es
primordialmente continuo a lo largo de la infancia. El cambio cualitativo es el relacionado con el
tipo, estructura u organización. Este cambio es discontinuo; se identifica por el surgimiento de
nuevos fenómenos que no se pueden anticipar con facilidad con base en el funcionamiento previo.
Un ejemplo es el cambio de un niño no verbal a uno que comprende palabras y puede utilizarlas
para comunicarse.
Dominios del desarrollo
Con propósitos de estudio, los científicos del desarrollo distinguen tres dominios: desarrollo físico,
desarrollo cognitivo y desarrollo psicosocial. Sin embargo, en realidad estos dominios están
interrelacionados (Diamond, 2007).
El crecimiento del cuerpo y cerebro, el desarrollo de las capacidades sensoriales y de las
habilidades motoras, y la salud forman parte del desarrollo físico e influyen otros aspectos del
desarrollo. Durante la pubertad, los cambios fisiológicos y hormonales sustanciales afectan el
desarrollo del sentido del self.
El cambio y la estabilidad en las capacidades mentales, como el aprendizaje, memoria, lenguaje,
pensamiento, razonamiento moral y creatividad, constituyen el desarrollo cognitivo. Los avances
cognitivos se relacionan con el crecimiento físico, social y emocional. La capacidad para hablar
depende del desarrollo físico de la boca y el cerebro.
El cambio y la estabilidad en personalidad, emociones y relaciones sociales constituyen el
desarrollo psicosocial, y éste puede afectar el funcionamiento cognitivo y físico.
Entonces, al tratar de comprender el desarrollo infantil, es necesario examinar las características
hereditarias que son únicas para cada niño. También se deben considerar los muchos factores
ambientales o experienciales que afectan a los niños, en especial en contextos importantes, tales
como la familia, el vecindario, el nivel socioeconómico, el origen étnico y la cultura.

1.2 Teoría de Arnold Gesell.


El psicólogo y pediatra norteamericano Arnold Gesell propuso a principios del siglo pasado una
teoría sobre cómo los niños y niñas se desarrollaban conductualmente, la cual ha sido de gran
importancia en el campo de la psicología de la educación y la pediatría.
La teoría de la maduración de Arnold Gesell trata de explicar el orden en que se dan los
principales aprendizajes y desarrollo de habilidades durante la infancia, además de darle una
explicación, desde lo fisiológico, de porqué se da este orden concreto.
La teoría de la maduración fue introducida en 1925, los estudios llevados a cabo por Gesell se
centraron en averiguar cómo se daba el desarrollo durante la infancia y la adolescencia, tanto en
niños sin psicopatología alguna como aquellos quienes mostraban un patrón de aprendizaje y
desarrollo diferente al esperado.
Durante los más de cincuenta años en los que Gesell llevó a cabo sus investigaciones
observacionales, realizadas mayormente en la Yale Clinic of Child Development, este psicólogo
norteamericano y sus colaboradores describieron una serie conductas más o menos predecibles
en la infancia.
De acuerdo con su teoría de la maduración, todos los niños y niñas pasan por los mismos estadios
de desarrollo siguiendo el mismo orden pero no necesariamente presentándolos al mismo
momento. Es decir, cada niño va a su ritmo, pero lo esperable es que realicen los aprendizajes
siguiendo la misma secuencia.
Esta teoría, aunque bastante clásica teniendo en cuenta que fue expuesta hace casi cien años, ha
calado hondo en muchos aspectos de la psicología de la educación especialmente en cuanto a los
métodos de crianza se refiere.
Arnold Gesell consideraba que la genética y el ambiente ejercen un papel muy importante sobre el
desarrollo de la persona, sin embargo su investigación se centró especialmente en la parte
fisiológica del desarrollo. Utilizando su lenguaje, el término “maduración” para Gesell hace
referencia a un proceso más de tipo biológico que no tanto social, en el que se le da mayor peso a
la influencia de los genes que no a los factores ambientales a los que la persona esté expuesta.
En la investigación llevada a cabo por este psicólogo, pudo observar que el desarrollo ocurría
siguiendo una secuencia fija en cuanto a la formación de los órganos y desarrollo físico ocurrido
tanto siendo un embrión como durante la infancia. El desarrollo fisiológico ocurría siempre de
cabeza a pies (dirección cefalocaudal), tanto antes como después del parto.
Cuando todavía se es un embrión, el primer órgano en desarrollarse es el corazón, seguido del
sistema nervioso central y luego le siguen los órganos más periféricos, como pulmones, hígado,
intestinos y demás. Cuando ya se ha llegado al mundo, lo primero que hacen los bebés es
aprender a controlar su boca, labios y lengua. Posteriormente empiezan a adquirir un mejor
control de sus movimientos sacádicos, movimientos del cuello, hombros, brazos, manos, dedos,
piernas y pies.
En cuanto al comportamiento más complejo, los bebés aprenden primero a sentarse, luego a
permanecer de pie sin necesidad de apoyo de un adulto, caminar y, finalmente, correr. Todos los
bebés aprenden estas capacidades en este mismo orden de acuerdo a la teoría, y el fundamento
de ello es que es debido a que el sistema nervioso va desarrollándose de la misma manera en
todas las personas, aunque a ritmos diferentes.
Son múltiples los factores ambientales a los que está expuesto el niño a lo largo de su desarrollo ,
como pueden ser el estatus socioeconómico de su familia, las relaciones con sus padres, tipos de
alimentación, entre otros.
Sin embargo, la teoría sostiene que cada bebé tiene su propio ritmo de maduración, el cual se verá
optimizado si el entorno social es consciente de cómo va desarrollándose el niño y le dan los
estímulos sociales necesarios dados a su debido momento. De la teoría se extrae que  una vez el
niño haya adquirido el pleno desarrollo de su sistema nervioso, éste podrá dominar múltiples
capacidades tanto individuales como sociales.
Sucesión y etapas del desarrollo.
El desarrollo es un proceso continuo. Comienza con la concepción y procede mediante ordenada
sucesión, etapa por etapa, representando en cada una de ellas un grado o nivel de madurez.  Para
aclarar la comprensión y estudio de las etapas, A Gesell junto con Amatruda desarrollaron un
diagrama en el cual se representan las tendencias generales del desarrollo conductual desde la
concepción hasta los cinco años. La estructuración de este está establecida por edades, siendo las
edades claves: 4, 16,28 y 40 semanas; 12, 18, 24 y 36 meses.

Cabe destacar que el organismo humano es un “complicado sistema de acción”, y por lo tanto,
para llevar un diagnostico evolutivo adecuado debe ser metódico y sistemático. El diagnóstico se
lleva a cabo mediante campos de conducta, que son representativos de los diferentes aspectos del
crecimiento. Estos aspectos son los siguientes:

1. - Conducta Motriz (C.M): se encarga de las implicaciones neurológicas y la capacidad motriz del


niño, punto de partida del proceso de madurez, comprende movimientos corporales y
coordinación motriz.

2. - Conducta Adaptativa (C.A): esta conducta está a cargo de las más delicadas


adaptaciones sensomotrices ante objetos y situaciones.
Comprende los siguientes asuntos: 
 Habilidad para utilizar adecuadamente la dotación motriz en la solución de problemas
prácticos. 
 Coordinación de movimientos oculares y manuales para alcanzar y manipular objetos. 
 Capacidad de adaptación frente a problemas sencillos. 
El niño se ve obligado a exhibir formas de conducta significativas cuando maneja objetos tan
simples como una campanilla de mano. Esto revela los recursos que van apareciendo.

3. - Conducta Del Lenguaje (C.M): Se usa el término lenguaje en un sentido amplio, quiere decir,
incluyendo toda forma de comunicación visible y audible, también compuesta por imitación y
comprensión de lo que expresan otras personas. 
Sistemáticamente, estos son sus componentes: 
 Comunicación visible y audible: gestos, movimientos postulares, vocalizaciones,
palabras, frases u oraciones. 
 Imitación y comprensión.
 Lenguaje articulado: función que requiere de un medio social, sin embargo, dependiente
de las estructuras corticales y sensomotrices.
4. - Conducta Personal-Social (C. P-S): Comprende las reacciones personales del niño ante
la cultura social del medio en el que vive, dichas reacciones son tan múltiples y variadas que
parecerían caer fuera del alcance del diagnóstico evolutivo.
En síntesis, sus componentes son: 
 Factores intrínsecos del crecimiento: control de esfínteres, capacidad para alimentarse,
higiene, independencia en el juego, elaboración y reacción adecuada a la enseñanza y
convecciones sociales. La conducta personal social está sujeta a un nivel alto de factor
subjetivo, pero presenta, dentro de la normalidad, ciertos límites.
Etapas del desarrollo.
 Primer trimestre (0-3 meses): En esta etapa, el niño adquiere el control de sus doce
músculos óculo-motrices.

En el primer trimestre, el niño logra controlar el movimiento ocular, sus funciones


vegetativas, etc. 
 Conducta motriz: Reflejo tónico-nucal, manos cerradas, la cabeza tambalea.
 Conducta adaptativa: Mira a su alrededor. Persecución ocular incompleta. 
 Conducta del lenguaje: Pequeños ruidos guturales. Atiende al sonido de la campanilla.
 Conducta personal-social: Mira los rostros de quienes le observan.

 Segundo Trimestre (3-6 meses ): El niño logra el gobierno de los músculos que sostienen la
cabeza Y mueven los brazos. Hace esfuerzos por alcanzar objetos. 
 Conducta motriz: Cabeza firme, postura simétrica, manos abiertas.
 Conducta adaptativa: Correcta persecución ocular, mira el sonajero en la mano.
 Conducta del lenguaje: Murmullos, ríe, vocalización social. 
 Conducta personal-social: Juega con manos y ropa, reconoce el biberón, abre la boca
para recibir la comida.

 Tercer Trimestre (6-9 meses): Consigue (el niño) el dominio del tronco y las manos, Se
sienta, agarra, transfiere y manipula objetos. 
 Conducta motriz: Se sienta, inclinándose hacia delante, apoyándose sobre las
manos. Agarra objetos.
 Conducta adaptativa: Pasa objetos de una mano a otra. 
 Conducta del lenguaje: “Laleo”. Vocaliza ávidamente, escucha sus propias vocalizaciones. 
 Conducta personal-social: Juega con sus pies, con juguetes. Manifiesta expectativa a
la hora de comer.

 Cuarto Trimestre (9-12 meses): Extiende su dominio a piernas y a pies, al índice y al Pulgar.
Hurga y ase con el pulgar y el índice.
 Conducta motriz: Permanece sentado solo, gatea, se para. Liberación prensil
gruesa. (dentro de este trimestre pasa por caminar con y sin ayuda, se sienta por sí mismo,
construye torres de 3 cubos).
 Conducta adaptativa: Combina objetos (aparea cubos, etc.), (12 meses) suelta
objetos Dentro de un vaso, (18 meses) extrae objetos del vaso, imita una Línea con el
lápiz.
 Conducta del lenguaje: Dice una palabra, atiende a su nombre, (12 meses) dos
palabras, (18 meses) jerga, nombra dibujos.
 Conducta personal-social: Juegos sencillos, come, solo, una galletita, (12 meses) ayuda a
vestirse con los dedos, (18 meses) come con cuchara, adquiere control de esfínteres.
 Segundo año: El infante ya camina y corre, articula palabras y frases; adquiere el control
de La vejiga y el recto, además, un rudimentario sentido de identidad personal y posesión. 
 Conducta motriz: Corre, construye una torre de 6 cubos.
 Conducta adaptativa: Construye una torre de 6 cubos. Imita una línea circular.
 Conducta del lenguaje: Usa frases, comprende órdenes sencillas. 
 Conducta personal-social: Pide, para satisfacer sus necesidades de ir al baño. Juega
con Muñecos.

 Tercer Año: El niño es capaz de hablar empleando oraciones, usa palabras como
instrumento del pensamiento; muestra una positiva propensión a comprender su
ambiente y satisfacer las demandas culturales que este le exige. Ya nos es más una simple
criatura.
 Conducta motriz: Se para sobre un pie, edifica una torre de 10 cubos.
 Conducta adaptativa: Edifica un puente con 3 cubos. Imita una cruz. 
 Conducta del lenguaje: Usa oraciones, contesta preguntas sencillas. 
 Conducta personal-social: Usa bien la cuchara, se pone los zapatos.

 Cuarto Año: Etapa en el cual formula innumerables preguntas; percibe analogías;


despliega Una activa tendencia a conceptuar y generalizar. Es, prácticamente,
independiente en la rutina de la vida hogareña.
 Conducta motriz: Salta sobre un pie.
 Conducta adaptativa: Construye una puerta con 5 cubos, dibuja un hombre.
 Conducta del lenguaje: Usa conjunciones y comprende proposiciones. 
 Conducta personal-social: Se puede lavar y secar la cara, hace mandados, juega en grupos.

 Quinto Año: El control motriz se encuentra bien maduro, salta, brinca, habla sin
articulaciones Infantiles. Puede generar un cuento largo. Prefiere jugar con sus
compañeros y manifiesta satisfacción por sus atavíos y por las atenciones que recibe. Es un
ciudadano, seguro y conformista de su pequeño mundo. 
 Conducta motriz: Salta, alternativamente, sobre cada pie.
 Conducta adaptativa: cuenta 10 objetos.
 Conducta del lenguaje: Habla sin articulación infantil. Pregunta ¿por qué?
 Conducta personal-social: Se viste sin ayuda, pregunta significaciones de las palabras.

2. TEORÍA PSICOGENÉTICA DE JEAN PIAJET.


La teoría del desarrollo cognoscitivo se concentra en el pensamiento, el razonamiento y la solución
de problemas, dando especial importancia a cómo se desarrollan estos procesos desde la infancia.
Esta perspectiva engloba teorías de influencia tanto organísmica como mecanicista.
La teoría de etapas cognitivas de Piaget fue antecesora de la actual “revolución cognitiva” con su
énfasis sobre los procesos mentales. Piaget (1867-1980), biólogo y filósofo de profesión, percibía
al desarrollo de manera organísmica; es decir, como producto de los esfuerzos de los niños por
comprender su mundo y actuar sobre él.
Piaget sugirió que el desarrollo cognitivo se inicia a partir de una capacidad innata para adaptarse
al ambiente. Al buscar el pezón, tocar un guijarro o explorar los límites de una habitación, los niños
pequeños desarrollan una imagen más precisa de sus alrededores y una mayor competencia para
enfrentarse a ellos.
Piaget describió que el desarrollo cognitivo sucede en cuatro etapas cualitativamente distintas,
que representan patrones universales de desarrollo. Durante cada etapa, la mente del niño
desarrolla una nueva forma de operar. Desde la lactancia hasta la adolescencia, las operaciones
mentales evolucionan desde un aprendizaje que se basa en la actividad sensorial y motora sencilla
hasta el pensamiento lógico, abstracto. Este crecimiento cognitivo ocurre a partir de tres procesos
interrelacionados: organización, adaptación y equilibración.
Organización es la tendencia a crear estructuras cognitivas cada vez más complejas, que incluyen
sistemas de conocimiento o maneras de pensar que incorporan un mayor número de imágenes
cada vez más precisas de la realidad. Estas estructuras, llamadas esquemas, son patrones
organizados de conducta que la persona utiliza para pensar y actuar ante una situación. A medida
que los niños adquieren más información, sus esquemas se vuelven cada vez más complejos. Por
ejemplo, examinemos la conducta de chupeteo. Un lactante recién nacido tiene un esquema
sencillo de chupeteo, pero pronto desarrolla esquemas variados para mamar del pecho, un
biberón o su pulgar.
Adaptación es la manera en que los niños manejan la información nueva de acuerdo con lo que ya
saben. La adaptación implica dos pasos: 1) asimilación, que es tomar la información nueva e
incorporarla dentro de las estructuras cognitivas existentes, y 2) acomodación, que implica
modificar las estructuras cognitivas propias para incluir la información nueva.
Equilibración —el esfuerzo constante para encontrar un balance estable o equilibrio—dicta el
cambio de asimilación a acomodación. Cuando los niños no pueden manejar experiencias
novedosas dentro de sus estructuras cognitivas existentes, experimentan un incómodo estado de
desequilibrio. Y mediante la organización de nuevos patrones mentales que integran la experiencia
nueva, restauran el equilibrio. Así, la asimilación y la acomodación trabajan en conjunto para
producir un equilibrio. A lo largo de la vida, la búsqueda del equilibrio es la fuerza impulsora detrás
del crecimiento cognitivo.
 Etapas del desarrollo cognoscitivo de Piaget.
1. Etapa sensoriomotora (del nacimiento a los 2 años): el niño descubre el mundo observando,
tomando las cosas con las manos, llevándoselas a la boca o por medio de otras acciones. La
inteligencia se basa en los sentidos y en el movimiento corporal, comenzando con los reflejos
simples que dan origen a conductas voluntarias más complejas.
2. Etapa preoperacional (de los 2 a los 7 años aproximadamente): el niño se forma conceptos y
utiliza símbolos como el lenguaje para comunicarse mejor. Los conceptos se limitan a su
experiencia personal inmediata. En esta etapa posee nociones muy estrechas, a veces “mágicas”,
de la causalidad y le es difícil clasificar los objetos o los hechos. No tiene teorías globales y
generales, sino que se sirve de sus experiencias diarias para crear conocimientos específicos.
No hace generalizaciones sobre las clases de objetos ni percibe las consecuencias de una cadena
de eventos.
3. Etapa de operaciones concretas (de los 7 a los 11 o 12 años): el niño comienza a pensar de
manera lógica, a clasificar a partir de varias dimensiones y a entender los conceptos matemáticos,
a condición de que aplique esas operaciones a objetos o hechos concretos o por lo menos
imaginables en forma concreta.
4. Etapa de las operaciones formales (de los 11 o 12 años en adelante): el niño puede analizar las
soluciones lógicas a los conceptos concretos y abstractos. También puede pensar en forma
sistemática en todas las posibilidades y encontrar soluciones lógicas; puede realizar proyecciones a
futuro, recordar el pasado en la solución de problemas y razonar mediante la analogía y la
metáfora. Este tipo de pensamiento no necesita ya estar ligado a objetos ni a hechos físicos.
Permite preguntar y contestar preguntas hipotéticas, permite además “entrar en la cabeza” de los
otros y asumir sus roles e ideales.

3. TEORÍA SOCIOCULTURAL DE LEV SEMENOVICH VYGOTSKY.


El psicólogo ruso Lev Semenovich Vygotsky (1896-1934) se centró en los procesos sociales y
culturales que guían el desarrollo cognitivo de los niños. La teoría sociocultural de Vygotsky (1978),
al igual que la teoría de Piaget, destaca la participación activa de los niños con su ambiente; pero,
mientras que Piaget describió la mente individual en su integración e interpretación de la
información acerca del mundo, Vygotsky concibió el crecimiento cognitivo como un proceso
conjunto. Los niños, decía Vygotsky, aprenden por medio de la interacción social (de los
significados compartidos de quienes nos rodean). Adquieren habilidades cognitivas como parte de
su inducción a un modo de vida. Las actividades compartidas ayudan a los niños a internalizar las
modalidades de pensamiento y conducta de su sociedad y a hacer propios sus usos y costumbres.
Vygotsky colocó especial énfasis en el lenguaje, no sólo como expresión de conocimientos e ideas,
sino como medio esencial para aprender y pensar acerca del mundo.
Vygotsky definió dos niveles del desarrollo cognoscitivo. El primero es el nivel real de desarrollo
del niño, determinado por la solución independiente de problemas. El segundo es su nivel de
desarrollo potencial, determinado por el tipo de problemas que puede resolver bajo la guía de los
adultos o en colaboración con un compañero más capaz.
Según Vygotsky, los adultos o pares más adelantados deben ayudar a dirigir y organizar el
aprendizaje del niño antes de que éste pueda dominarlo e internalizarlo. Esta guía es de máxima
efectividad para ayudar a los niños a cruzar la zona de desarrollo proximal (ZDP), que es la brecha
entre lo que ya son capaces de hacer por sí solos y aquello para lo que todavía no están listos.
(Proximal significa “cercano”.) Los niños que se encuentran en la ZDP de una tarea en particular
casi pueden, aunque no del todo, realizar la tarea a solas. Sin embargo, mediante el tipo correcto
de guía, pueden hacerlo de manera exitosa. La responsabilidad de dirigir y monitorear el
aprendizaje gradualmente se desplaza hacia el niño. Vygotsky recalcó que necesitamos conocer
ambos niveles para entender por completo el desarrollo cognoscitivo del niño y diseñar la
instrucción adecuada para él.
Algunos de los seguidores de Vygotsky (Wood, 1980; Wood, Bruner y Ross, 1976) han aplicado la
metáfora de los andamios —las plataformas temporales sobre las cuales se colocan los
trabajadores de la construcción— a esta forma de enseñanza. Un andamiaje es el apoyo temporal
que padres, maestros y otros proporcionan a un niño cuando realiza alguna tarea hasta que puede
hacerla por sí solo.
La teoría de Vygotsky tiene implicaciones importantes para la educación y para las pruebas
cognitivas. Las pruebas que se enfocan en el potencial de aprendizaje del niño proporcionan una
valiosa alternativa a las pruebas convencionales de inteligencia que evalúan lo que el niño ya ha
aprendido; y es posible que muchos niños se beneficien del tipo de guía experta que señala
Vygotsky.
4. TEORÍA PSICOSOCIAL DE ERIK ERIKSON.
La teoría del desarrollo psicosocial de Erikson (1950, 1982; Erikson, Erikson y Kivnick, 1986) abarca
ocho etapas a lo largo del ciclo vital. Cada etapa implica lo que Erikson originalmente llamó una
“crisis” de personalidad —un tema psicosocial principal que es de particular trascendencia durante
ese momento, pero que sigue representando un papel importante a cierto grado durante el resto
de la vida—.* Estos temas, que emergen de acuerdo con un cronograma madurativo, deben
resolverse de manera satisfactoria para el sano desarrollo del yo.
Cada etapa requiere que se equilibre un rasgo positivo con su negativo correspondiente. Aun
cuando debería predominar la calidad positiva, también se necesita cierto grado de la negativa.
Por ejemplo, el tema crítico de la lactancia es confianza básica versus desconfianza básica. Las
personas necesitan confiar en el mundo y en las personas dentro del mismo, pero también
necesitan aprender algo de desconfianza para protegerse a sí mismos del peligro. El resultado
exitoso de cada etapa es el desarrollo de una “virtud” o fortaleza particular; en la primera etapa, la
virtud es la esperanza.
El concepto medular de la teoría de Erikson es el de identidad del ego, sensación fundamental de
lo que somos como individuos en cuanto al autoconcepto y la imagen personal. Una parte de
nosotros se basa en la cultura en la que crecemos y comienza por las interacciones con quienes
nos cuidan durante la infancia y sigue con las que tenemos con otras personas fuera del hogar
conforme crecemos y maduramos.
La teoría de Erikson es importante debido a su énfasis en las influencias sociales y culturales, así
como en el desarrollo más allá de la adolescencia. Tal vez se le conoce más por su concepto de
crisis de identidad, ya que ha ingresado en el lenguaje popular y ha generado una cantidad
considerable de investigación.
 Etapas psicosociales de Erikson.
1. Confianza básica versus desconfianza (nacimiento a 12-18 meses). El bebé desarrolla un sentido
de si el mundo es un lugar bueno y seguro. Virtud: esperanza.
2. Autonomía versus vergüenza y duda (12-18 meses a 3 años). El niño desarrolla un equilibrio
entre independencia y autosuficiencia contra vergüenza y duda. Virtud: voluntad.
3. Iniciativa versus culpa (3 a 6 años). El niño desarrolla iniciativa al poner a prueba actividades
nuevas sin verse abrumado por la culpa. Virtud: propósito.
4. Laboriosidad versus inferioridad (6 años a pubertad). El niño debe aprender habilidades de la
cultura o enfrentarse a sentimientos de incompetencia. Virtud: habilidad.
5. Identidad versus confusión de identidad (pubertad a adultez temprana). El adolescente debe
determinar un sentido del self (“¿Quién soy?”) o experimentar confusión de roles. Virtud:
fidelidad.
6. Intimidad versus aislamiento (adultez temprana). La persona busca comprometerse con otros;
de no lograrlo, es posible que sufra aislamiento y ensimismamiento. Virtud: amor.
7. Generatividad versus estancamiento (adultez media). El adulto maduro se interesa por
establecer y guiar a la siguiente generación o de lo contrario experimenta un empobrecimiento
personal. Virtud: cuidado.
8. Integridad versus desesperación (adultez tardía). La persona anciana alcanza una aceptación de
su propia vida, lo que le permite aceptar su muerte; de lo contrario, siente desesperación por su
incapacidad de revivir su vida. Virtud: sabiduría.
5. IMPORTANCIA DEL PATERNAJE Y MATERNAJE EN EL DESARROLLO INFANTIL.
El momento oportuno y las circunstancias de la parentalidad pueden tener grandes consecuencias
para un niño. Que un nacimiento sea planeado o accidental, que el embarazo sea o no deseado,
que ocurra por medios normales o extraordinarios, que los padres estén casados o no, que sean
del mismo sexo o de sexos diferentes y la edad de los padres cuando se concibe o adopta a un
niño, son factores relacionados con el microsistema, como los identifica el enfoque bioecológico
de Bronfenbrenner. Cuestiones como el hecho de que la cultura aliente las familias grandes o
pequeñas, valore más a un sexo que al otro y cuánto apoyo proporcione a las familias con niños,
son temas relacionados con el macrosistema que probablemente influirán en el desarrollo del
niño.
El nacimiento es una transición mayor, no sólo para el bebé sino también para sus padres. De
pronto casi todo su tiempo y energía (o así parece) se dedican a esta persona recién llegada a sus
vidas. En especial cuando se trata del primer hijo, un recién nacido implica demandas insistentes
que desafían la capacidad de los padres para afrontar la situación. Al mismo tiempo, los padres (y
quizá los hermanos) comienzan a familiarizarse con el nuevo miembro de la familia y a desarrollar
vínculos emocionales.
Desde una perspectiva evolutiva, la vinculación parental puede ser un mecanismo para garantizar
que los padres inviertan la enorme energía y recursos que se necesitan para permitir que un
lactante indefenso sobreviva y se reproduzca. Los psicólogos evolutivos del desarrollo señalan que
la crianza infantil implica un acto de equilibrio entre las necesidades de los padres y las de sus hijos
(Bjorklund y Pellegrini, 2000). La vinculación garantiza que los beneficios para los padres
compensen el costo.
Genéricamente, se entiende por maternaje el ejercicio de la crianza, o sea, cuidar, proteger y dar
cariño o amor a los hijos, de tal forma que se logre el propósito central de tener una progenie
fuerte, sana y preparada para su inserción efectiva en el mundo social. A ello subyace la serie de
prácticas concretas que la madre instrumenta para el logro de su objetivo y que quedan
englobadas en la definición de lo que para ella es ser “una buena madre” (Goodwin y Huppatz,
2010).
A la familia le corresponde, entre otras, las siguientes tareas:
- Asegurar la supervivencia de los hijos, su sano crecimiento y su socialización.
- Aportar al niño un clima de afecto y apoyo sin los cuales el desarrollo psicológico sano no resulta
posible. El clima de afecto implica el establecimiento de relaciones de apego, un sentimiento de
relación privilegiada y de compromiso emocional.
- Aportar al niño la motivación que haga de ellos seres con capacidad para relacionarse
competentemente con su entorno físico y social, así como para responder a las demandas y
exigencias planteadas por su adaptación al mundo en que le toca vivir.
- Enseñar a los hijos aprendizajes y hábitos de vida saludables.
- Tomar decisiones por ellos hasta tanto no sean capaces de tomarlas por sí mismos.
Cuando se relacionan con los hijos y realizan sus funciones, los padres ponen en práctica unas
tácticas llamadas estilos educativos, prácticas de crianza o estrategias de socialización, con la
finalidad de influir, educar y orientar a los hijos para su integración social. Las prácticas de crianza
difieren de unos padres a otros y sus efectos en los hijos también son diferentes.
Con las prácticas de crianza los padres pretenden modular y encauzar las conductas de los hijos en
la dirección que ellos valoran y desean y de acuerdo a su personalidad.

REFERENCIAS:
 Papalia, D., Duskin, R. y Wendkos, S. (2009). Psicología Del Desarrollo, de la infancia a la
Adolescencia, Undécima Edición. México: Mc Graw Hill Education.
 Craig, Grace J. y Baucum, Don. (2001). Desarrollo Psicológico, Octava Edición. México:
Pearson Education.
 Montagud, N. (2016). La teoría de la maduración de Arnold Gesell: qué es y qué propone.
Psicología y Mente. Recuperado de https://psicologiaymente.com/desarrollo/teoria-
maduracion-gesell
 Fornós, A. (2001). La crianza: su importancia en las interacciones entre padres e hijos.
Sepypna (31-32). Recuperado de https://www.sepypna.com/articulos/crianza-
importancia-interacciones-padres-hijos/

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