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Hermenéutica, entendiendo la Palabra de Dios.

EL RECORRIDO INTERPRETATIVO
EN EL N UEVO T ESTAMENTO .

2. L OS E VANGELIOS .
Los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) representan casi la mitad
del N. Testamento por lo que a extensión se refiere. Es muy importante que
entendamos bien los rasgos característicos de este género literario de las
Escrituras a fin de que podamos leer los Evangelios según el objetivo de sus
autores.

A. ¿Q UÉ SON LOS E VANGELIOS ?

En primer lugar, los Evangelios son relatos. Esto los convierte en un


género muy vigoroso y eficaz. Difieren de las modernas biografías, entre
otras cosas, en el hecho de que no cubren toda la vida de Jesús, sino que
pasan directamente de su nacimiento a su ministerio público.
Además, los autores ordenan con frecuencia las acciones de Jesús
siguiendo un criterio más tópico o temático que cronológico y consignan
sus palabras de maneras distintas.
Otra diferencia es el gran porcentaje de espacio que dedican los
Evangelios a la última semana de la vida de Jesús.
Por otra parte, tampoco encontramos ningún detallado análisis
psicológico o físico de Jesús o de cualquiera de los personajes principales
de los relatos.
Sin embargo, los evangelistas escriben sus textos teniendo en cuenta los
patrones del género biográfico de la Antigüedad.
Aunque los cuatro Evangelios cuentan básicamente la misma historia, los
detalles son distintos de un Evangelio a otro. A Mateo, Marcos y Lucas se
les llama comúnmente Evangelios Sinópticos puesto que es fácil “verlos
juntos” (syn significa “junto” y opsis, “ver”). Juan sigue muchas veces una
línea diferente.

Acontecimiento Mateo Marcos Lucas

Sanidad de un 8. 1-4 1. 40-45 5. 12-16


leproso
Centurión de 8. 5-13 No hay relatos 7. 1-10
Capernaum paralelos
Sanidad de la 8. 14-15 1. 29-31 4. 38-39
suegra de Pedro
Sanidad de un 8. 16-17 1. 32-34 4. 40-41
enfermo
Seguir a Jesús 8. 18-22 No hay relatos 9. 57-62
paralelos
Calmando la 8. 23-27 4. 35-41 8. 22-25
tormenta
El endemoniado 8. 28-34 5. 1-20 8. 26-39
gadareno

Existen también diferencias en las palabras de los discursos consignados


en los Evangelios:

Mat 26:63-64. Mar 14:61-62. Luc 22:67.

“Mas Jesús “Mas él callaba, y “¿Eres tú el


callaba. Entonces nada respondía. Cristo? Dínoslo. Y
el sumo El sumo les dijo: Si os lo
sacerdote le dijo: sacerdote le dijere, no creeréis;
Te conjuro por el volvió a y también si os
Dios viviente, preguntar, y le preguntare, no me
que nos digas si dijo: ¿Eres tú el responderéis, ni
eres tú el Cristo, Cristo, el Hijo del me soltaréis. Pero
el Hijo de Dios. Bendito? Y Jesús desde ahora el Hijo
Jesús le dijo: Tú le dijo: Yo soy; y del Hombre se
lo has dicho; y veréis al Hijo del sentará a la diestra
además os digo, Hombre sentado del poder de Dios.
que desde ahora a la diestra del Dijeron todos:
veréis al Hijo del poder de Dios, y ¿Luego eres tú el
Hombre sentado viniendo en las Hijo de Dios? Y él
a la diestra del nubes del cielo”. les dijo: Vosotros
poder de Dios, y decís que lo soy”.
viniendo en las
nubes del cielo”.

Parece evidente que lo que encontramos en los Evangelios no es el


resultado de cuatro personas que seguían a Jesús para grabar sus
palabras o filmar sus intervenciones. ¿Cómo hemos de entender estas
diferencias?
En primer lugar, hemos de entender que los evangelistas no podían
contar de manera exhaustiva todo lo que Jesús hizo o dijo (ver Juan 21.
25). Por ello, bajo la dirección del Espíritu Santo, los autores decidieron
qué relatos registrar y cuáles omitir, así como también el modo de
ordenarlos a fin de que sirvieran al propósito de comunicar con eficacia
las buenas nuevas a sus coetáneos.
Como biógrafos de la Antigüedad, se tomaron la libertad de parafrasear o
resumir lo que dijo Jesús y de ordenar los acontecimientos según un
criterio temático más que conforme a una estricta secuencia cronológica.
La meta de los autores era contar la historia de Jesús con toda fidelidad a
los hechos y, al mismo tiempo, de una manera que fuera relevante y
persuasiva para sus lectores. No deberíamos ver las diferencias entre las
distintas historias como errores de información, sino más bien como
ilustraciones de los distintos propósitos y acentos teológicos de los
autores.

UNA VEZ QUE ENTENDEMOS QUE LOS EVANGELISTAS LLEVARON A CABO LA


REDACCIÓ N DE SUS OBRAS SEGÚ N LAS REGLAS LITERARIAS DE LA
ANTIGÜ EDAD (MUY DISTINTAS DE LAS MODERNAS), DESAPARECEN MUCHAS
DE LAS LLAMADAS “DISCREPANCIAS” ENTRE LOS EVANGELIOS.

Los cuatro Evangelios se parecen en muchos sentidos a la antigua biografía,


sin embargo, nos más que biografías de la Antigüedad. Por su enfoque en la
vida y enseñanzas de Jesús podemos referirnos correctamente a los
Evangelios como biografías cristológicas. Esto nos lleva a los dos propósitos
esenciales que los evangelistas tenían en mente al escribir los textos:

1. Seleccionaron y ordenaron el material para contar la historia de


Jesús.
2. A través de la historia de Jesús, los evangelistas comunicaron
algo importante a sus primeros lectores (y también a nosotros).
Puesto que el Espíritu Santo consideró adecuado inspirar de este
modo los Evangelios, nosotros hemos de adoptar una forma de
lectura que esté en consonancia con el método utilizado por los
autores bíblicos.

B. ¿C ÓMO DEBERÍAMOS LEER LOS E VANGELIOS ?

Nuestra forma de leer los Evangelios debe partir de dos sencillas


cuestiones interpretativas que resultan de transformar los dos principios
recién mencionados en dos preguntas:
1. ¿Qué nos dice este relato acerca de Jesús?
2. ¿Qué está diciendo el autor del Evangelio a sus lectores con la
manera en que dispone y encadena los distintos relatos?

Episodio 1 Episodio 2 Episodio 3

¿Qué nos dice este ¿Qué nos dice este ¿Qué nos dice este
pasaje acerca de pasaje acerca de pasaje acerca de
Jesús? Jesús? Jesús?

Episodios 1, 2 y 3.
¿Qué es lo que el evangelista pretende comunicar a sus lectores
con el modo en que conecta los distintos relatos?

1. C Ó M O LEER LOS RELATOS INDIVIDUALES.

Existen algunas directrices esenciales de interpretación para descubrir los


principios teológicos expresados en los relatos específicos.

A . Debemos hacer las preguntas normales que hemos de


plantearnos en el análisis de cualquier relato: ¿Quién? ¿Qué?
¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Cómo?

B . Busca las instrucciones interpretativas que ofrece el propio


autor.
Con frecuencia, los evangelistas ayudan a sus lectores a entender
su propósito dándoles ciertas claves en la introducción del relato
(ver Lucas 14. 7).
A menudo, la clave interpretativa del autor aparece en la
conclusión del relato (en Marcos 4. 41 se nos deja con la clara
impresión de que Marcos quieren que sus lectores sepan que
Jesús es más que un típico rabino. ¡Su autoridad llega a la esfera
de las formidables fuerzas de la Naturaleza!).
Otras veces, los autores incluyen comentarios a modo de
paréntesis para clarificar el sentido del texto (Marcos 7. 19).

C . Hemos de tomar nota de cualquier cosa del relato que se repita.


Con frecuencia, la verdad teológica se transmite por medio de
repeticiones.

D . Distingamos aquellos lugares en que el relato hace un giro hacia


el discurso directo (aquel en el que los personajes hablan
directamente). Por regla general, el sentido del discurso directo
nos da la médula del relato. Si observamos el “discurso directo”
que aparece en Marcos 4. 35-41, comprobaremos que resume
en pocas palabras la esencia de la narración:

- V. 35: “pasemos a otro lado”.


- V. 38: “Maestro, ¿no tienes cuidado que
perecemos?
- V. 39: “Calla, enmudece”.
- V. 40: “¿Por qué estáis así amedrentados?
¿Cómo no tenéis fe?”
- V. 41: “¿Quién es éste, que aun el viento y el
mar le obedecen?”

2. C Ó M O LEER UNA SERIE DE RELATOS.


La segunda pregunta interpretativa nos lleva a ampliar el contexto más allá de
cualquier relato o episodio a los relatos circundantes. ¿Qué quiere decirnos el
evangelista con la manera en que vincula entre sí los relatos individuales? Lo
más importante cuando se lee una serie de relatos es buscar conexiones.

Ejemplo:

Marcos 4. 35-41 Marcos 5. 1-20 Marcos 5. 24b- Marcos 5. 21-


34 24a
Marcos 5. 35-
43.

Jesús ejerce su Jesús echa fuera Jesús sana a la Jesús resucita a


poder sobre el una legión de mujer que la hija de Jairo
mar y responde demonios, padecía flujo de en presencia de
con fe durante restaura al sangre que, por tres de sus
una circunstancia endemoniado y le fe, le tocó y, discípulos y los
difícil. envía a sus después, le padres de la
paisanos como confesó en niña.
testigo de su público.
poder y
misericordia.

Por medio de sus poderosas obras Jesús se presenta como soberano sobre las
fuerzas hostiles a Dios. Los demonios, la enfermedad y la muerte producen
temor y desesperación a los corazones humanos. Los lectores de Marcos
estaban padeciendo persecuciones y hostilidades. Mediante esta serie de
relatos, este les asegura que: ¡Jesús tiene poder sobre todo aquello que les
produce temor! Él puede calmar el mar, echar fuera demonios, sanar
enfermedades sobre las que los médicos no tienen nada más que decir y
resucitar a los muertos. Así pues, han de seguir confiando en él en medio de
las desesperadas situaciones de la vida.

En nuestra búsqueda de conexión entre los episodios de 4. 35-5. 43,


observamos varios temas comunes:

- La vida es una experiencia difícil. Las personas


experimentan amenazas y peligros.
- Jesús es soberano sobre las fuerzas hostiles.
- Podemos confiar en Jesús en medio de las
desesperadas situaciones de la vida. Jesús nos
llama a la fe en medio de graves dificultades.

3. L A A P L I C A C I Ó N DEL MENSAJE DE LOS


EVANGELIOS.

Una de las cosas más importantes que hemos de recordar en


nuestro deseo de aplicar las verdades que encierran estos relatos
es que siempre hemos de tener en mente el contexto más
amplio. Siempre hemos de confiar en Jesús en medio de las
inquietantes situaciones de la vida, no obstante, tanto el resto de
la Escritura como toda la Historia, dejan claro que su liberación
puede adoptar distintas formas.

C. F ORMAS LITERARIAS ESPECIALES EN LOS E VANGELIOS .

A continuación, propondremos algunas directrices para entender el


modo en que Jesús utilizó la hipérbole, la metáfora y el símil, la ironía, las
preguntas retóricas, el paralelismo y las parábolas.

1. L A H I P É R B O L E .

La exageración o hipérbole consiste en extremar una verdad


hasta tal punto que su cumplimiento literal sea imposible o
totalmente ridículo a fin de llamar la atención de los oyentes.
Ejemplo:

Mat 5:29-30: “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y


échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que
todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de
caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus
miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”.

Mar 10:24-25: “Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús,


respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de
Dios, a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el
ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.”

No debemos forzar una interpretación literal, o de lo contrario, perderemos


el sentido verdadero del pasaje.

2. M E T Á F O R A S Y SÍMILES.

Cuando Jesús les dice a sus discípulos: “vosotros sois la sal de la


tierra” (Mt. 5. 13), o a los doctores de la ley y a los fariseos: “sois
como sepulcros blanqueados” (Mt. 23. 27), está utilizando una
metáfora y un símil respectivamente. Ambos vehículos literarios
se sirven de comparaciones. En el caso de la metáfora, la
comparación está implícita; en el símil, la comparación se hace
explícitamente utilizando la palabra “como” o alguna otra con
este propósito.
Los Evangelios abundan en estos recursos literarios:
“Yo soy el pan de vida” (Juan 6. 35).

Mat 10:16: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de


lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como
palomas”.
Aquí, se trata de localizar el punto que el autor quiere comparar
sin llevar demasiado lejos los detalles de la comparación.
Cuando la comparación se lleva demasiado lejos ésta pierde su
sentido esencial y la explicación se desvanece, o peor, en su
lugar surgen, mil explicaciones, ninguna de las cuales estaba en
la mente del autor.

3. I R O N Í A NARRATIVA.

La ironía se fundamenta en el principio del contraste entre lo que


se espera y lo que, de hecho, sucede.
Descubriremos ironía en muchos de los relatos de Jesús.
Consideremos el episodio que se narra en Lucas 12. 16-21:

“También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un


hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí,
diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?

Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores,


y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma:
Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años;
repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta
noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién
será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”.

En el caso de la ironía, la principal meta interpretativa es, en


primer lugar, detectarla. Tras descubrirla, hemos de reflexionar
respecto al inesperado giro de los acontecimientos. ¿Qué
contrastes se presentan? ¿Qué hubiera sucedido si las cosas se
hubieran sucedido tal y como se esperaba? ¿qué pone de relieve
el nuevo giro del relato acerca de nuestras expectativas?

4. P R E G U N T A S RETÓRICAS.

A Jesús le encantan las preguntas retóricas, preguntas que, más


que esperar una respuesta, pretenden enseñar algo.
Ejemplos:
- “Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa
tendréis?” (Mt 5.46).
- “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se
afane, añadir a su estatura un codo?”
(Mt 6. 27).
- “¿Pensáis que vine a traer paz a la tierra?”
(Lucas 12. 51).
Cuando el Señor plantea una pregunta retórica, la sensación es
que no espera respuesta, sino que más bien está haciendo una
importante afirmación de una manera creativa. Por tanto, la
mejor forma de acercarse a las preguntas retóricas es
convertirlas en afirmaciones:

- No hay ninguna recompensa en el hecho de


amar únicamente a los que nos aman (Mt 5.
46).
- No podemos añadir a nuestra estatura por
mucho que nos preocupemos. (Mt 6. 27).
- No he venido a traer paz a la tierra (Lc. 12. 51).

5. E L P A R A L E L I S M O .

Es una forma de expresión que se usa para describir una relación


entre dos o más líneas del texto. Es un rasgo fundamental de la
poesía hebrea. En los Evangelios nos encontramos también
varios tipos de paralelismo:

a. S I N Ó N I M O : las líneas dicen básicamente lo mismo de


un modo ligeramente distinto.

Mat 7:7: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;


llamad, y se os abrirá”.

Mar 4:22: “Porque no hay nada oculto que no haya de


ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a
luz”.

b. A N T I T É T I C O O D E C O N T R A S T E : la segunda línea se
contrasta con la primera.

Mar 4:25. “Porque al que tiene, se le dará y al que no


tiene, aun lo que tiene se le quitará”.

Mat 12:35: “El hombre bueno, del buen tesoro del


corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal
tesoro saca malas cosas”.

c. D E D E S A R R O L L O : la segunda línea repite parte de la


primera y a continuación el pensamiento de la primera
línea se lleva a su clímax.

Mat 10:40: “El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y


el que me recibe a mí, recibe al que me envió”.

Juan 6:37: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y


al que a mí viene, no le echo fuera”.
Cuando nos encontramos con un paralelismo debemos saber
que las líneas van juntas y han de leerse juntas, como una unidad
de pensamiento.

6. L A S P A R Á B O L A S .

Una parábola es un relato con dos niveles de significado, en el


que ciertos detalles representan algo. Por ejemplo, en la
parábola del hijo pródigo, el padre representa a Dios. La
dificultad estriba en determinar cuántos y cuáles de esos detalles
del relato significan otras cosas.
Siguiendo a Blomberg, proponemos dos principios para
interpretar las parábolas de Jesús:

1 . Buscar el sentido principal para cada uno de los principales


personajes o grupos de ellos. La mayoría de las parábolas se
centran en un solo asunto, quizás en dos, pero por regla
general, nunca más de tres. La función de los otros detalles
es realzar el relato.
Ejemplo: la parábola del Hijo Pródigo.

LOS PECADORES PUEDEN CONFESAR SUS


PECADOS Y VOLVERSE A DIOS EN
EL HIJO REBELDE
ARREPENTIMIENTO.

EL PADRE MISERICORDIOSO DIOS OFRECE SU PERDÓN A PERSONAS


QUE NO LO MERECEN.

AQUELLOS QUE PROFESAN SER PUEBLO


DE DIOS NO DEBEN SENTIRSE
EL HERMANO RESENTIDO
RESENTIDOS CUANDO DIOS EXTIENDE SU
GRACIA A QUIENES NO LA MERECEN.

2. Además, las verdaderas lecciones de la parábola habían de


ser entendidas por los primeros oyentes de Jesús. Si vemos
un significado que los receptores de Jesús no hubieran
entendido, probablemente nos hemos equivocado. Esta
directriz puede librarnos del error de ver en las parábolas de
Jesús cosas que Él nunca pretendió enseñar a los receptores
de sus palabras.

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