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TEMA 48: ESCATOLOGIA INDIVIDUAL
El hombre est‡ compuesto de alma (forma sustancial) y cuerpo (materia). Esta composici
—n no es una idea original helŽnica, tambiŽn entre los primeros jud’os (cfr. muerte y entierro
de Jacob) hab’a la idea de una cierta composici—n con algo que permanece despuŽs de la
muerte. La SCDF public— una carta el 17 de mayo de 1979 en la que se recuerda la pervivencia
del alma inmortal despuŽs de la muerte del hombre, el tŽrmino ÒalmaÓ es indispensable para
exponer la doctrina cristiana sobre la muerte. La muerte es en cierto sentido natural al hombre,
siendo este un compuesto de materia (potencia pasiva) y forma, la materia puede perder siempre
la forma que tiene. Dios dot— al primer padre del don preternatural de la inmortalidad (Concilio
de Cartago, 418). Ahora la muerte es castigo del pecado original. La universalidad de la muerte
est‡ definida (Trento ses.V, c.2).
Con la muerte acaba el tiempo de mŽrito. En muchos documentos dogm‡ticos (Const.
benedictus Deus, de Benedicto XII; Conc.II de Lyon; Conc. de Florencia) se habla del
inmediato cumplimiento de la sentencia de premio o castigo.
S.Pablo: ÒHemos de presentarnos ante el tribunal de Cristo para referir lo bueno o lo
malo que hicimos cuando est‡bamos unidos al cuerpo (2Cor5,10); y a los G‡latas: Òhagamos el
bien mientras tengamos tiempoÓ.
Todos los Padres sostienen lo mismo, sobre todo al combatir la Apocat‡stasis de
Or’genes o sea el continuo movimiento de apartamiento de Dios y de vuelta a ƒl y la posibilidad
de desmerecer incluso en el Cielo. S. Juan Cris—stomo compara la vida con un torneo
deportivo: solo se puede ganar el premio mientras dure.
Muchos Padres usan la par‡bola de Epul—n y L‡zaro para subrayar que despuŽs de la
muerte ya no se puede merecer.
La respuesta del Cristianismo al problema de la muerte es pues la permanencia del yo y
la superaci—n de la propia indigencia.
48.6 EL PURGATORIO
48.7 LA REPROBACION