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Año B- Domingo XVI del TO

Las lecturas de hoy se centran en la figura de Cristo como pastor de su rebaño, y como
pastor que no defrauda ni abandona su rebaño en ninguna circunstancia. Moisés pide a
Dios un varón «que pueda ir delante de ellos, y que los saque e introduzca, a fin de que el
pueblo del Señor no quede como ovejas sin pastor» (27,17). Eso fue entonces Josué, los
jueces de Israel, Joel Gedeón, Sansón… y eso es ahora Jesús.
AT Jeremías advierte a los malos pastores que dispersan el rebaño, lo confunden con sus
acciones y lo dividen. Lo mismo en tiempos de Ezequiel. El At es prefiguración del NT, en
esto también.
Dios promete encargarse él mismo de sus ovejas. Y promete un pastor justo, que es
Cristo. Esto tenemos que tener presente en los momentos de oscuridad o de dificultad.
Cuando no se logra encontrar un referente seguro en los pastores.
Puede pasar muchas veces, aunque todos sabemos que Dios es Señor de la Historia y que
ordena todas las cosas para sus fines, que nos concentremos demasiado en las malas
noticias, y no hagamos actos de fe conscientes en la Providencia de Dios.
“Me guía por el recto sendero,
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque Tú estás conmigo:”
Dice el salmo de hoy. Esto es una profesión de fe. Cruzar por oscuras quebradas
significa no saber adónde va a terminar el camino, pero el salmista tiene fe en que si se
mantiene fiel Dios, Dios está con él y lo guía. Claro, siempre que uno se mantenga en lo
que sabe que es recto y justo.
En el Evangelio se ven dos cosas:
-por un lado, Cristo recibe a sus apóstoles, sus pastores, que vienen cansados. Y los
manda descansar: los pastores tienen sus límites, necesitan descansar. Y mientras
descansan ciertamente no pueden estar con las ovejas, es decir las dejan.
Van a la otra orilla, dejando a la gente, y cuando llegan del otro lado la gente, que sigue
necesitando del pastor, los siguió. Y es entonces Cristo mismo el que se hace cargo de la
situación “vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin
pastor, y estuvo enseñándoles largo rato”.
Los apóstoles no se encargan de las ovejas, entonces Cristo lo hace. Y esto es así, aunque
nosotros no podamos ver, Dios actúa y mueve aún usando de los límites y errores
nuestros y de los pastores. Y siempre para un beneficio mayor: faltando pastor es Cristo
mismo el que predica.
- por otro lado, Cristo pone a prueba la fidelidad de su rebaño, alejándose por ver si lo
quieren seguir también en soledad, y el pueblo responde fielmente, por lo que reciben
mayores gracias, como la predicación directa de Cristo.
Por eso en toda situación de confusión en toda oscura quebrada por la que haya que
pasar, tenemos que avivar nuestra fe en Dios como guía y Señor de la Historia y no
desesperar. Siempre va a ser para un bien mayor, aunque nosotros no podamos verlo ni
entenderlo.

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