Narrador: En una apacible mañana un león se hallaba
durmiendo tranquilamente bajo la sombra de un árbol, cuando un travieso ratón llego jugando hasta ahí. Y sin darse cuenta salto sobre el león quien se despertó en el acto y de un zarpazo cogió al revoltoso que había osado despertarlo. Ya estaba dispuesto a devorárselo cuando el ratoncito muy asustado suplico al gran león. Ratón: No me comas por favor, ten misericordia de mí, no fue mi intención molestarlo. Narrador: La fiera compadeciéndose de la inofensiva criatura le perdonó la vida. El pequeño roedor quedo muy agradecido y le dijo. Ratón: Gracias Señor león cuando este en apuros cuente conmigo que estaré dispuesto a ayudarlo León: Jajajaja como vas a poder ayudarme siendo tan pequeñito jajaj Narrador: Dijo el león riéndose a carcajadas León: Eres tan pequeño y débil que no podrías ayudarme. Narrador: Y diciendo esto se alejó por la espesura del bosque. Transcurrió el tiempo y un día mientras el león daba un paseo cayo en la trampa de un cazador, al verse atrapado empezó a dar fuertes rugidos. El ratón al oír el rugido se dio cuenta de que el león se hallaba en peligro y acudió al momento, cuando llegó lo vio colgado de un árbol, atrapado por una gran red. Ratón: No se preocupe señor león lo salvare Narrador: Le dijo a la fiera, y este se quedó asombrado de ver al diminuto roedor. Se subió por las ramas hasta donde estaba la red y con sus filudos dientecitos comenzó a roer hasta romper las cuerdas y liberó al león. Al verse a salvo el león se disculpó con el pequeñito por haberlo despreciado y ofendido. León: Ahora entiendo todos tenemos una habilidad Narrador: Y diciendo esto le brindo su amistad y le dio la mano en señal de agradecimiento
Moraleja: Todos tenemos una habilidad, no importa el tamaño