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**El león y el ratón**

Érase una vez un león que vivía en la sabana. El león era el rey de la selva, y todos los animales le temían.

Un día, el león estaba durmiendo la siesta cuando un pequeño ratón pasó por su lado. El ratón se subió al león y
empezó a jugar con su melena.

El león se despertó de repente y vio al ratón. El león estaba furioso, y agarró al ratón con sus garras.

—¡Te voy a comer! —rugió el león.

—¡Por favor, no me comas! —suplicó el ratón—. Soy muy pequeño, y no soy una amenaza para ti.

El león se rio.

—¡Un ratón me amenaza! —dijo el león—. Eso es ridículo.

—Puede que sea pequeño —dijo el ratón—, pero soy muy valiente.

—¿Valiente? —dijo el león—. ¿Cómo puedes ser valiente si eres tan pequeño?

—Un día te demostraré lo valiente que soy —dijo el ratón.

El león se rio de nuevo y soltó al ratón.

—¡Vete de aquí, antes de que me arrepienta! —rugió el león.

El ratón huyó, y el león se quedó dormido.

Al día siguiente, el león estaba cazando cuando cayó en una trampa. El león estaba atrapado, y no podía escapar.

El ratón escuchó los rugidos del león y acudió en su ayuda. El ratón se acercó a la trampa y empezó a roer las cuerdas
que la sujetaban.

El león vio al ratón y se sorprendió.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó el león.

—Te estoy ayudando —dijo el ratón—. Te dije que un día te demostraría lo valiente que soy.

El ratón siguió royendo las cuerdas, y finalmente logró liberar al león.

—Gracias —dijo el león—. No sé qué habría hecho sin ti.

El león y el ratón se hicieron amigos, y aprendieron que no hay que juzgar a nadie por su tamaño.

**Fin**

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