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La enfermedad Mental son un tema de bastante amplitud tanto en historia como en contenido.

Desde la antigua Grecia se veían como un sinónimo de locura o perturbación basados en un


contexto divinal. Se podía expresar de manera corporal o verbal, la cual no tenía significado por
lo que se llegaba a la conclusión de que era una posesión demoniaca. No es hasta que Hipócrates
menciona los humores corporales (Sangres, flema, bilis negra y amarilla) de ahí que se
clasifiquen los temperamentos (Coléricos, sanguíneos, melancólicos y flemáticos) y es el punto
de partida de la clasificación como la manía, melancolía e histerias. Dado esto, se propone por
los Romanos, altamente reconocidos por su físico y evidencia de la participación en actos
guerreros, que la locura es causada orgánicamente más que por alguna posición divina.

Debido a la integración de lo psicológico y lo orgánico, Kraepelin (Psiquiatra, siglo XIX) plantea


que es una representación análoga a lo físico y posee una causa orgánica especifica es aquí,
entonces, donde se rompe el estigma de las posiciones divinas de manera globalizada.

A través del tiempo las herramientas de clasificación para el sector de la salud mental han
cambiado según avanzan las investigaciones científicas en el área. El Manual de Diagnóstico y
Estadística de los Trastornos Mentales (DSM) es el manual utilizado por los profesionales de la
salud mental como guía para el diagnóstico de los trastornos mentales. El DSM contiene
descripciones, síntomas y otros criterios para diagnosticar los trastornos mentales. Proporciona
un lenguaje común para que los médicos se comuniquen sobre sus pacientes y establece
diagnósticos coherentes y fiables que pueden utilizarse en la investigación de los trastornos
mentales. También proporciona un lenguaje común para que los investigadores estudien los
criterios para posibles revisiones futuras y para ayudar al desarrollo de medicamentos y otras
intervenciones. El DSM empodera las descripciones de las señales basado en los trastornos y
hasta misma hasta el momento cuenta con 5 versiones.
Ante la diversidad de versiones, encontramos puntos en donde mucho de ellos difieren, por lo
que es adecuado contrastar las dos últimas versiones de este manual como son el DSM-IV y
DSM-V. De manera general, entre ambas versiones se pueden encontrar la diferencia
fundamental de el orden y organizaciones de los trastornos que se son expuestos, siendo de esta
forma en la versión V tomando los trastornos desde la niñez hasta la adultez. También
encontramos que para la versión IV se sugiere una valoración o base a la categorización de las
descripciones y la versión número V toma en cuenta más las funciones que se ven afectadas tras
el trastorno. De la misma manera, el sistema multiaxial sostenido en las versiones anteriores se
ven eliminadas en la versión DSM-5. Ciertamente ambos manuales prospectan una ayuda de
manera excelente para el diagnóstico de muchos trastornos, ahora bien, ambas versiones tienen
sus limitantes en donde podemos encontrar como cada una posee sus puntos fuertes y sus
críticas.

Explicado anteriormente, ambas versiones sostienen diferencias y aportes únicos, y desde una
perspectiva ambas proponen ser herramientas de alto alcance. En primeras instancias, y
mencionado brevemente en párrafos anteriores, el DSM-5 eliminó el sistema multiaxial. En su
lugar, el DSM-5 enumera categorías de trastornos junto con una serie de diferentes trastornos
relacionados. Algunos ejemplos de categorías en el DSM-5 son los trastornos de ansiedad, los
trastornos bipolares y afines, los trastornos depresivos, los trastornos de la alimentación, los
trastornos obsesivo-compulsivos y afines, y los trastornos de la personalidad. 
En primeras instancias, la versión 4 (1995) muestra una alta tasa de lo que se denomina la
comorbilidad, lo cual implica que dos o más trastornos o enfermedades que ocurren en la misma
persona, lo que pudiera traer problemas a la hora de diagnosticar correctamente la situación de
una persona. Agregado a esto, se encuentra que muchos diagnósticos se encuentran bajo la
clasificación de No especificado lo cual, al igual que la antigua critica, dificulta los diagnósticos.
Por ultima critica, se sostiene que en esta versión tuvo adversidad o dificultad para la integración
de hallazgos que estuvieran comprobados por investigaciones neurobiológicas o científicas.
Como puntos positivos del DSM-4 se muestra que gracias a estas críticas se abrieron puertas
para que la nueva versión incorporara los arreglos necesarios
 
Aunque a simple vista, el DSM-5 se encuentra en ventaja, las críticas al mismo no se ocultan
ante sí. Según varias fuentes, se toma como critica la inutilidad de las vastas clasificaciones que
posee debido a que la misma no aporta datos relevantes a los problemas concretos del paciente y
a la solución de este. También se adjuntan efectos no deseados a los diagnósticos por los
estereotipos que presenta la sociedad sobre la salud mental. Por último, se critica el hecho de
cómo afecta la vida humana el sobre etiquetar las patologías. No obstante, las buenas
aportaciones que traen esta última versión se reducen a la integración de un lenguaje común, ser
o tener más bases científicas, descripciones más claras de los diferentes fenómenos entre otro.

En conclusión, el DSM es importante por varias razones, considerando los beneficios de la


versión IV y la nueva actualización propiciadas a la versión V. En primer lugar, crea un lenguaje
común para describir los trastornos mentales. En segundo lugar, el diagnóstico permite estudiar
los tratamientos de las enfermedades mentales. En tercer lugar, el diagnóstico facilita la
investigación de las causas de los trastornos mentales. Es por esto que debe verse el valor de
ambas versiones mas que una simple contrastación de cual versión sostiene un mejor criterio.
 

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