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Ilustración: Mario Arana

EL PRIMER
DESEMBARCO
Un intento por rescatar del olvido la historia
jamás contada del fuerte de Sancti Spiritu.
Es para la Honorable Cámara de Senadores de la Provincia
de Santa Fe, que tengo el gran honor de presidir, una auténtica
satisfacción presentar y, sobre todo, ofrecer a nuestros
conciudadanos, especialmente a los docentes y estudiantes, esta
reseña histórica-literaria de la epopeya del Fuerte de Sancti Spiritu.

Entiendo que los sucesivos gobiernos de nuestra provincia se


encuentran demorados en el reconocimiento histórico de esta gesta
de 1527 que, como bien dice el autor, se corona no solamente con
la fundación del primer poblado europeo en territorio nacional,
sino que además, se trata del primero tierra adentro en todo el
continente americano.

La ya confirmada ubicación de FUERTE DE SANCTI SPIRITU en


la confluencia de los ríos Carcarañá y Corondá, este último afluente RICARDO DUPUY, el escritor de estos relatos, es
directo del nuestro gran Río Paraná, lo coloca en un sitio estratégico docente y abogado; nacido en la ciudad de Santa
para el plan que viene desarrollando nuestra provincia en torno a Fe, tiene publicados nueve libros, de Derecho
la Hidrovia. Más aún, los antecedentes históricos reflejados en los Docente, Historia de la Educación y Literatura. Es
relatos nos hace confirmar la importancia fundamental de esta autor de la novela “El Reencarnacionista, testigo
verdadera ruta hídrica que auguro, tendrá en los próximos tiempos del viaje del alma”, “Reliquias en la Antártida”,
un valor excepcional para nuestro país. la antología “La ciudad está viva y rezonga” y
participó con su cuento “La Isla del monje”, primer
premio del concurso nacional sobre el Iberá, en
Por último, resulta necesario destacar la importancia de la compilación “Textos Premiados”. Fue también
nuestros artistas en la figura del Dr. Ricardo Dupuy, quien fuera editor responsable de la revista “Espacios de la
oportuna y merecidamente reconocido por su obra literaria en Educación” y ha participado en publicaciones de
sesión extraordinaria del mes de marzo del Honorable Senado de la derecho, educación y literatura en todo el país.
provincia de Santa Fe.
Actualmente se desempeña como Presidente del
Directorio de Onda 9 SA, firma licenciataria de las
Ojalá los docentes de nuestra provincia y de nuestro país, utilicen radios LT9, FM Laser y FM9 de la ciudad de Santa
este material como disparador para abordar la rica, riquísima Fe, además es columnista de El Litoral y el Mirador
historia de nuestra invencible provincia de Santa Fe. provincial.

Estos relatos fueron escritos en sintonía con su


novela inédita “EL PRIMER DESEMBARCO”.

ricardo.dupuy@yahoo.com.ar
Alejandra Rodenas @RicardoDupuy
Vicegobernadora provincia de Santa Fe Ricardo Dupuy
4 el primer desembarco el primer desembarco 5

Cristóbal Colón y a cinco años del


regreso a España de la expedición de
Magallanes concluida por Sebastián Antiguo cruce Viajamos en familia de regreso, des-
de Rosario a Santa Fe por la autopista.
Después de la estación de servicios,
Imperio Incaico hayan observado a
la distancia, desde lo que hoy es terri-
torio chileno, el cumplimiento de una

de rutas
El Cano, donde se terminó de circun- aminoro la velocidad para atravesar el profecía proclamada por generacio-
valar el continente, Sebastián Caboto, puente. Abajo remolinos torrentosos nes, desde los tiempos del Rey Blanco.
un marino de familia que había cru- de agua marrón. Las enormes embarcaciones de alas
zado con su padre el Océano Atlánti- Mi hijo menor, en tono simpático blancas, comenzaban a merodear
co de niño, decidió ingresar por el Río (más bien irónico), recuerda a viva Tahuantinsuyu, el imperio de las cua-
de la Plata (Río de Solís) con el único voz lo que siempre digo al pasar por tro regiones. Eran malos augurios.
objetivo de llegar a Tahuantinsuyo, Segunda parte. este lugar: “Acá debería haber un gran Los gobernantes del Incanato
la tierra del Inca. Según se decía, un cartel que diga ANTIGUO CRUCE DE mandaron emisarios al territorio pro-
imperio repleto de oro y plata donde RUTAS”. fundo, que no tantos años después
reinaba un barbado monarca de tez Pienso, debo sonar fastidioso en la fue llamada Sudamérica. Era necesa-
blanca. cabecita de un chico. rio estar alerta, los invasores habían
En realidad, el Capitán General ¡Pasamos! No hay nada, sólo un comenzado a llegar.
Caboto que pasó a la historia con su letrero desgastado que indica “RÍO Los Incas, eran la gran potencia del
apellido castellanizado “Gaboto”, no CARCARAÑÁ”. subcontinente y conocían al detalle su
tenía ninguna intención fundacional, La historia de la humanidad siem- geografía, poseían mapas (precarios
tampoco lo movía el afán evangeliza- pre, siempre está franqueada por un pero confiables) de los lugares más
dor y menos aún la cuestión política, río. recónditos. Los Incas sabían desde
desde Tordesillas en permanente ten- ¿Qué sería del antiguo Egipto sin siempre que vendrían desde el este,
sión con los Portugueses, esos móviles el Nilo, que sería de la milenaria Chi- del levante. Las profecías eran claras.
fueron posteriores. na sin el Yangtsé, de la Mesopotamia Hace 500 años había dos rutas
Caboto quería enriquecerse y soña- asiática sin el Tigris y el Eúfrates, o de conocidas y acaso transitadas, para
ba con fundar su propia empresa la espiritual India sin el Ganges? llegar al Paranaguazú y de ahí al País
naviera, objetivo que terminó logran-  Nuestro país ejemplo cabal, le debe de los Charrúas. Una más al norte,
do muchos años luego en Inglaterra, al su nombre al Río de la Plata, principal por el río que ahora se conoce como
fin de su larga y zarandeada existencia puerta de ingreso desde Europa. Salado; otra por las sierras alta de los
de 73 años. Agua dulce, alimentos, riego, higie- Comechingones. Hoy Cerro Cham-
De hecho, la incursión por la zona ne y comunicación. Hoy los ríos paquí (“Agua en la cúspide”) y de ahí

Los fantasmas del Fuerte


ribereña, ingresando por el Río de la siguen siendo fundamentales, pero al Río Ctalamochita, hoy Río Tercero,
Plata y luego navegando aguas arri- han perdido vigencia, sobre todo en principal afluente del Carcarañá.
bas, por el Paraná, fue una desobe- materia de comunicación. Desde que Los exploradores Incas caminaron
diencia de su parte, ya que la carta de los vehículos terrestres prevalecieron, esa ruta para advertir a los pueblos de
autorización del Rey Carlos I de Espa- las carreteras ocupan su lugar. la costa del Paranaguazú que serían
ña lo acreditaba para llegar a las Islas El Río de los Caranchos, al que los invadidos por hombres con trajes de
Un intento por rescatar del olvido la historia jamás contada del fuerte de Sancti Spiritu. de las Especies (Molucas) en Indone- conquistadores llamaron Carcara- plata, hombres que venían en embar-
sia, pero por el estrecho descubierto ñá, fue durante largo tiempo y desde caciones con alas blancas.
años antes por Magallanes, en el extre- mucho antes de la llegada de los euro- Lo que posiblemente no sabían es
En Puerto Gaboto, hay una cruz de expuestos en los libros de historia y, europeos que llegaron posterior- mo sur del continente. peos, una arteria fundamental. La que los europeos ya habían intentado
madera con un nido de hornero, una por consiguiente, las nuevas gene- mente a nuestro territorio, fue moto- La versión oficial, a propósito de ruta imprescindible desde la montaña sus primeros desembarcos. Fallidos
excavación inconclusa y un ejército de raciones ignoran su existencia, al rizada en torno al oro y la plata que la decisión de cambiar la ruta, se sus- hasta el Paraná Guazú. desembarcos. Sólo alcanzaron la des-
fantasmas de navegantes europeos y menos hasta que cierta literatura, el escondía una montaña, una montaña tentó en el relato de un marinero. De alguna manera, los forasteros embocadura del hoy Río de la Plata.
aborígenes Chana-Timbúes esperan- cine o la televisión deciden rescatarlo jamás encontrada. Parte de la leyen- Un grumete, solitario sobreviviente conocían su importancia. La expedición de Juan Díaz de Solís
do pacientemente el rescate de su ges- del letargo y ponerlos sobre el tapete. da del Rey Blanco. de la malograda expedición de Solís Gaboto soñaba con llegar a la mon- había fracasado al enfrentarse con los
ta de hace 500 años. Sólo por un tiempo. Sobre este singular monarca de de 1515, que conocía curiosamente, al taña de Plata, al imperio Incaico. No Charrúas en 1516.
Son pocos, muy pocos los que Sin duda que la gesta del Fuerte del piel blanca y barba y pelo cano, puede detalle las grandezas del Incanato. por casualidad el Fuerte de Sancti Spi- Quizás por esta noticia, o por una
saben que en aquel lugar se alzó el Espíritu Santo merece largamente ser decirse que está presente en muchos Ese olvidado hombre que vivió entre ritu, fue erigido en la confluencia de jugada del destino, decidieron dejar
primer poblado europeo en territorio recuperada del olvido, ya que se conju- testimonios incas, pero por no estar los nativos casi doce años, muchos estos ríos. con vida al único de los prisioneros, el
argentino, que fue de las diez primeras gan en ella todo lo dicho; desconocidos alineado con los parámetros históri- de ellos en territorio de la Isla Mar- Hace 500 años (mucho para la efí- joven grumete Francisco del Puerto
poblaciones de Sudamérica y la pri- personajes fundacionales de nuestra cos oficiales, se prefirió bastardearlo tín García, se llamaba Francisco Del mera vida humana, pero poco para la que convivió con los indios hasta la
mera fundada tierra adentro en todo América, lugares donde se desarro- convirtiéndolo en un mito inverosí- Puerto, los castellanos lo conocieron humanidad), era este lugar un cruce llegada de la expedición de Gaboto en
el continente americano. llaron hechos decisivos, hoy apenas mil de una raza atrasada y afecta a la como el Lenguaraz y los aborígenes de ruta natural. 1527.
El comandante de la primera avan- señalizado y una serie de episodios superchería. como Uaipo, bien puede afirmarse La confluencia de los ríos Carcara- Los extranjeros lo llamaron Len-
zada por el Paraná, un inglés (para con derivaciones claves para nuestra A propósito, no es casual que el que fue el primer habitante europeo ñá y Paraná no forjan un lugar cual- guaraz porque conocía el idioma de
algunos, veneciano) de nombre Sebas- nación y más aún, para el armado, Fuerte del Sancti Spiritu se encontrara de nuestro territorio. quiera, un mero accidente geográfico; los pueblos americanos, incluso la de
tian Caboto (para el relato español siempre pendiente, de la verdadera situado justo en la desembocadura del Entre los fantasmas de las ruinas era el enlace más próximo entre dos los Incas.
Gaboto) lo llamó Fuerte de Sancti Spi- historia universal. río Carcarañá, hoy una vía fluvial poco del Fuerte se cruzan algunas historias mundos, el abrazo de aguas -de ener- Es posible, razonablemente posible,
ritu y su olvidada historia es tan sor- Existen infinidad de cabos sueltos relevante, pero que tiene la potencia- jamás contadas: Una novela de amor gías- entre Tahuantinsuyu y Europa. que por su consejo el Fuerte Espíritu
prendente como atrapante. que invitan a imaginar tramas; algu- lidad de ser el único curso transversal entre un cacique y una española que Para algunos el más próximo Santo, el poblado del primer desem-
Me pregunto por qué misteriosa nas consecuencias de un inexplicable desde la zona pre cordillerana, territo- dicen inspiró al propio Shakespeare; encuentro entre invasor e invadido, barco, se erigió justo en la confluencia
razón existen ciertos hitos históricos, desinterés y otras de la tergiversación rio Inca, hasta el mismísimo río Para- la construcción de un bergantín entre para otros el pico incandescente del de dos mundos, por la ruta del Inca al
de enorme trascendencia, que los política que suele afectar los aconteci- ná a pocos kilómetros de la salida al aborígenes y europeos; la celebración crisol de dos culturas; debía ser ahí, Paraná Guazú, en la confluencia de los
hombres y mujeres decidieron echar mientos vinculados con la conquista. Océano Atlántico. de la primera misa; la primer cosecha antes del tiempo de los Incas y de los ríos Carcarañá y Paraná.
al olvido. Probablemente cara y seca de la mis- Los hechos: de trigo; el nacimiento de los primeros europeos e incluso antes del tiempo Antes de llegar a Santa Fe, la auto-
Es así que personajes emblemáti- ma moneda. Según cuentan olvidados libros de mestizos; el primer casamiento; la ruta de los hombres ese escenario estaba pista atraviesa otro río, otro puente con
cos, decisivos protagonistas de tiem- Vale comenzar con una verdad de historia, el jueves 9 de junio de 1527 del Imperio Inca sobre el misterioso predestinado. aguas torrentosas, el del Río Salado. Mi
pos pasados, lugares resolutivos que perogrullo: pese a los esfuerzos de los sobre la desembocadura del río Car- río de los Caranchos (Carcarañá), has- Hoy imperdonablemente olvidado. familia llega dormida, y yo cansado,
hoy carecen de una mínima referen- cronistas de aquella época en cam- carañá al Paraná, se erigió el Fuerte ta la visita de Charles Darwin tras las ¡Espera! por eso no digo nada, pero acá tam-
cia o hechos cruciales en el devenir de biar las cosas, la expedición de Gabo- de Sancti Spiritu. huellas del gen americano, entre otras Es bastante posible que, en la pri- bién debería haber un cartel indicador:
la humanidad, se encuentran apenas to y de otros tantos conquistadores A sólo 35 años de la epopeya de tantas olvidadas. mavera de 1520, los centinelas del “ANTIGUO CRUCE DE RUTAS”.
6 el primer desembarco el primer desembarco 7

El cocinero
y su isla
Cuarta parte.

Escribir relatos históricos es como


nadar en un río, con márgenes leja-
nos pero existentes. Es el camino
intermedio entre la pura ficción lite-
raria y la crónica periodística; en el
primero, el escritor nada en aguas
abiertas de un vasto océano; en el
periodismo lo hace en una piscina,
entre limitados andariveles.
Las estadísticas confirman que
mucha más gente muere nadando
en ríos que en piscinas y mares, pero,
aun así y pese al riesgo concreto de
terminar sucumbiendo, cada vez son
más los que eligen zambullirse en las
aguas dulces y naturales. Nadar en la

¿Quién era ese pibe?


fascinante historia de la humanidad.
Marí llena el silencio de la historia La isla Martín García, sin duda, es
entre la muerte de Solís y la llegada otro lugar predestinado. Ignorado
de Caboto, navegando entre mode- también por la historia de los hom-
los narrativo disponibles y en su bres de este tiempo. Miles de enormes aves blancas, pelía del comandante. Respondió intentando sonar conven-
momento célebres, desde el antiguo A diferencia de las demás islas del negras y rosadas se alzaron batiendo Quizás solo Hurtado sospechó el cido y no delatar su voz inestable.
Tercera parte. Roberto J. Payró en su obra «Mar y en Argentina en particular. texto Los Naufragios de Alvar Núñez Río de la Plata, tiene suelo pétreo per- sus alas, mientras acomodaban bajo motivo. Él había estado con Gaboto A poco de andar los extranjeros
Dulce» de 1927, lo presenta como el pri- Nuestro país, ha retornado a la sen- Cabeza de Vaca a El Entenado de Saer teneciente al macizo brasileño. El rela- el vientre sus largas patas rústicas. Al en el puerto de Pernambuco cuando arribaron a un poblado. Sólo los hom-
mero de los argentinos. El contexto de da de la libertad y desde ahí se interro- – para describir el canibalismo: tris- to oficial dice que fue descubierta por mismo tiempo una descomunal ban- decidió cambiar el destino de la expe- bres se dejaban ver, parados en medio
En nuestra historia hay vacíos y la época era reivindicar la conquista ga sobre su pertenencia, su origen y su tes y taciturnos como eran [los cha- Juan Díaz de Solís en 1516 y debe su dada de patos con pintas multicolores dición e ir a la caza del Imperio del círculo con lanzas de caña en sus
fragmentos, pero también eventos his- española, imperaba una mirada civiliza- identidad. rrúas], no se jactaron de la ceremonia, nombre al cocinero de su malograda en sus cuellos mezclados con otros de Rey Blanco. manos.
tóricos acreditados. Es un hecho que dora del descubrimiento. Es que a prin- Saer pone en tela de juicio toda la degustaron la carne de sus enemigos expedición, Martín García, que falleció un brillante tono ocre chapotearon Muchos años después, Sebastián Desde dentro de una de las cho-
el marinero Francisco del Puerto fue cipios del siglo XX se procuraba redimir conquista, los motivos, la política y sin alegría. Por venganza, por odio, a bordo frente a sus costas. alborotados en el agua al levantar Gaboto, Piloto Mayor de la Corona zas rompió en llanto un niño. Una
el primer europeo radicado en estas la identidad criolla amenazada por la ética española de la época del des- sin duda no por hambre, más bien Lo cierto es que desde muchos vuelo. A manera de comitiva rezaga- Hispánica, escribió en sus memorias mano adulta tapó su boca con cari-
tierras. Un hecho olvidado. Injusta- la muchedumbre migratoria y por el cubrimiento. Sin duda, aunque no lo por poseer las virtudes del otro y rea- siglos antes fue refugio de los guara- da, un hervidero de papagayos y otros que se detuvo en la Isla de piedra del ñosa rigidez.
mente olvidado. embate imperialismo anglo americano. exprese, se identifica en la figura de firmar las propias. níes. Sí, cabe reconocer que fue el pri- tantos loros similares de fulgurantes medio cauce del Mar Dulce (hoy Río Los invasores avanzaron en for-
En 1516 con apenas 14 años llegó Para que así se pueda leer las andan- Francisco del Puerto. Queda claro que el escritor aspira mer lugar del actual territorio argenti- colores verdes, rojos y amarillos bus- de la Plata), en busca de “la llave”. mación.
como grumete de la expedición de zas de Francisco del Puerto, Payró Ya viejo y establecido de regreso a cubrir todas las posibilidades inter- no donde desembarcaron europeos. caron altura, casi en vertical, desde las La llave que abriría la puerta de De la espesura salió al cruce un
Juan Díaz de Solís, la primera incur- omite el encuentro con Caboto, y las en España, cuenta su viaje de ida al pretativas de la aventura de Francis- Lo hicieron para sepultar al coci- copas de los sauces. ingreso al imperio Inca. hombre joven, cubierto con un tapa-
sión europea al Río de la Plata, la últimas imágenes de su novela son las Nuevo Mundo y de regreso al mundo co del Puerto, por una parte, lo indica nero. El cielo del Plata se ensombreció y Recién al otro día, se ordenó el des- rrabos de cuero que llegaba, en tiras,
primera que terminó trágicamente; de él grumete viendo pasar las expedi- del pseudoprogresismo. Entre líneas como fundador de la identidad rio- En los tiempos de la colonia, fue una densa columna de humo surgió embarco. hasta las rodillas. Su cuerpo se mos-
no sólo con la masacre de los foras- ciones venideras, esperando al resto de critica con mordacidad la civilización platense dando énfasis sobre el rol disputada por España y Portugal, desde la enramada. A la distancia, los Tres chinchorros con ocho hom- traba cruzado con marcas de colores
teros, sino con canibalismo de los los colonizadores. El escritor no deja europea. fundacional del lenguaje. «Juntos (él debido a la clave posición que se le vigías de los pueblos Charrúas y Gua- bres cada uno armados con arcabuces, y cicatrices. Algo lo delataba, no era
charrúas. dudas, apela a un final abierto y ambi- El escritor bien conocía la versión y la india Jasyrendy) inventaron una atribuía, por estar en medio del cauce raníes saltaron desde los árboles y trabucos, lanzas y espadas hicieron igual que el resto.
Inexplicablemente Francisco del guo, su figura puede prestarse al mito más difundida, la que ve a Francisco nueva lengua, o al menos la lengua principal del Río de la Plata. corrieron al encuentro de los ancianos tierra. Buscaban algo concreto, algo Su rostro.
Puerto no fue agredido. Por algo (o fundacional y ser funcional para el recogido por Caboto, y a partir de allí castellana adquirió otra musicalidad De no haber sido por la codicia de de cada aldea. que sólo el Capitán al mando de la Su rostro era distinto, tenía barba.
para algo) se le permitió sobrevivir. ideal argentino de aquellos años. ha construido su relato. La del grume- en las costas del Paraná». Pero, a ren- Gaboto este hubiese sido el lugar indi- Todos parlamentaron sobre una incursión, conocía de boca del coman- Una tupida barba negra.
Casi un niño, deambuló más de Una obviedad, narrar una historia te viene a ser una traición ideológica y glón seguido, lo planta como traidor a cado, por lo inexpugnable y estratégi- extraña tempestad, pero sólo los más dante. Con el estruendo se interpreta- -¡Me buscan a mí! Afirmó con caste-
diez años por estas tierras salvajes, del pasado significa, en gran medida, sentimental. su raza, emboscando a los españoles co, para asentar la primera población sabios se animaron a dimensionar la ría el mensaje. llana voz ronca.
hasta que vio llegar a la expedición de escribir sobre el presente, y el presente El protagonista termina sus días junto a los nativos. europea en estas tierras. magnitud de la tormenta que se ave- ¡Habían llegado! -¿Eres Francisco? Preguntó el Capi-
Caboto en 1527. Se sumó a ellos y sir- de Roberto J. Payró era de fe en el gran atormentado por sus interrogantes, sus No falta un final edulcorado y, al La expedición de Sebastián Cabot cinaba. Para el Capitán Hurtado era aque- tán Hurtado. Venimos a rescatarte.
vió como traductor y baqueano. porvenir de una Argentina hispana, dudas, sus recuerdos. Y lo más valioso, reencontrarse con Jasyrendy, descu- (Gaboto) llegó a la playada de la costa Comenzaba una tormenta apoca- lla la primera incursión en la nueva - Llegan tarde, diez años tarde.
Por su consejo se fundó Sancti Spi- civilizada sobre el sacrificio de sus pri- con su definido estilo mordaz, compele bre que ya ha nacido su hijo, el pri- sudeste a fines de marzo de 1527. líptica, vislumbrada por pocos, pero tierra y estaba asustado, el corazón Francisco del Puerto se entregó
ritu en ese lugar y no en otro. La con- meros descubridores. al lector a interrogarse sobre la verdad mer mestizo. Una vez que las cuatro naves ter- presagiada desde tiempos ancestrales. desbocado y la palabra, temblorosa, pacíficamente, no por convencimien-
fluencia de los ríos Carcarañá y Para- Cincuenta años después, Juan profunda de aquel hecho y de toda la Quizás el primer argentino. minaron de anclar a media legua de la Una tormenta de levante que aca- lo delataba. to sino para evitar daños a su gente
ná Guazú. José Saer en «El entenado», redefine a historiografía de los vencedores. En este convulsionado siglo XXI, orilla, el Piloto Mayor Gaboto ordenó baría definitivamente con el mundo Es que no podía quitarse de la men- y abordó la Santa María de la Con-
Navegando por nuestras islas, aun aquel héroe olvidado. De arranque se Menos conocida, la novela «El donde el sino socio cultural parece abrir fuego a discreción hacia el inte- magnánimo, con la vida natural, con te la última batalla contra el moro en cepción sin alegría de rescatado. Con
agrestes, no dejo de pensar en Francis- pone en sus zapatos y lo transcurre en grumete Francisco del Puerto» (2003) ser la mixtura, se me ocurre terminar rior de la Isla. la tierra de la libertad. la península y el relato de los náufra- preocupación de resignado.
co Del Puerto. Un «Robinson Crusoe» primera persona. de Enrique Marí. En sus páginas este relato con una idea propia de la ¡Inexplicable! Al menos en un Para no intranquilizar a la tripu- gos de Solís en Pernambuco sobre el El comandante Gaboto sonrió des-
jamás llevado al cine, apenas recorda- A diferencia de los tiempos de nuestro joven aventurero aparece cultura oriental: Sólo la soberbia de los principio. lación, siempre expectante, entre canibalismo brutal de esta gente. de la cubierta de mando, pensó que
do en viejos textos. Payró los años ochenta del siglo XX, totalmente aindiado y, sin vacilacio- hombres puede hacer suponer que es El estruendo demoledor recibió gestos y medias palabras los capi- -¿Qué buscamos capitán? Le pre- había hallado la llave del imperio.
La historia lo ha olvidado, la litera- acontecen en una crisis económica y nes, pergeña la traición a sus coterrá- él quien elige destino: son los caminos una respuesta en forma de metáfora tanes disimularon; ellos también se guntó el contramaestre. El tiempo se encargaría de contra-
tura no. política de magnitud en Sud América neos del viejo mundo. los que eligen, no los caminantes. desde la apretada espesura.  sorprendieron por esta nueva tro- -Cuando lo vean se darán cuenta. riarlo.
8 el primer desembarco el primer desembarco 9

Pequeñas historias Bitácora (las primeras naves) *


en un gran escenario Sexta parte.

Las bitácoras eran a los antiguos


Quinta parte. navíos, lo que mucho tiempo después
fueron las cajas negras a los aviones.
En el puente de mando, tras el
La Historia suele ser belicista. Está timón, había una especie de armario
jalonada de batallas, revoluciones, con precarios instrumentos de nave-
conquistas a sangre y fuego e incluso gación y un registro: el cuaderno de
exterminios de pueblos enteros. La bitácora; siempre bien protegido de las
literatura no. En ocasiones, numerosas tormentas y los avatares climáticos,
y festejadas ocasiones, suele reflejar incluso de los naufragios. En él se ano-
utopías de los hombres. El núcleo de taban las contingencias de cada viaje.
nuestro ser. …Esta isla era muy alta de arboleda,
¿Será, quizás, por eso que tiene más había en ella cinco o seis casas de indios,
adeptos? y después que a ella llegamos hicieron
 En el “Primer Desembarco” no hay muchas más. Había muchas palmas;
excepción. en este puerto nos traían los indios
Los que más, pueden conocer que a variado bastimento, así de faisanes, de
Juan Díaz de Solís se lo comieron una gallinas, pavas, patos, perdices, venados,
de las tribus autóctonas; que Gabo- dantas y de otras muchas maneras de
to ordenó destruir algunos poblados caza había en abundancia, mucha miel,
ribereños o que el Fuerte de Sanc- y otras cosas de mantenimiento.
ti Spiritu terminó siendo atacado e Estuvo la expedición aquí un mes
incendiado por los Chaná Timbúes en en el cual se nos informó a los capita- detuvieron algunos días. Este río hace Domingo 21 de mayo. Comiénza- crecido, que, a causa de meter el pes-
septiembre de 1529. nes de los riesgos de la tierra. Embar- en medio muchas islas, tantas que no se a levantar por popa un tan gran cado en los yerbazales, no se pueden
Pero, como siempre sucede, hay camos a un cristiano (rubio de cabe- se pueden contar, todo de muy buena nublado que era espanto de ver, muy aprovechar de la red, mátanlo a flecha. 
otra historia, la desechada. llos) cautivo en poder de los indios de agua dulce. Baja la tierra adentro más oscuro y con tanto viento que casi no Jueves 8 de junio. Llegamos a Cara
No todos los europeos vinieron cuando habían desbaratado y muerto de trescientas leguas; así anduvimos nos dejó tomar velas. Tras esto vino Cara aña, río hermoso de aguas claras
a estas tierras en busca de tesoros a Diez de Solís, el cual dice llamarse río arriba, de isla en isla, hasta llegar un agua tan grande que parecía que que entra al Paraná, los indios dicen
metálicos. Francisco del Puerto. Refirió que, si a una generación que se decían gua- todo el mundo se venía abajo, lo cual viene de la sierra. El señor Capitán
Sebastián de Reyna y Lucía Miran- le queríamos seguir, que nos cargaría raní. Vimos restos de una carabela de nos puso en gran espanto. Pasaron General mandó a levantar una fortale-
da, llegaron impulsados por otras era distinta pero también propia de de una “salvaje” con quien vivió una nica de Ruy Díaz de Guzmán de prin- las naos de oro y plata, porque estaba nuestra armada que había subido por las naos mucho peligro, y una de ellas za harto fuerte para esta tierra. Para la
razones, o tal vez no, quizás cambia- aquel tiempo. vida salvaje hasta el fin de su salvaje cipios del siglo XVII, la cautiva tiene su cierto que entrando por el Río de Solís allí arriba muy posible sea de la expe- hubo de cortar el mástil principal para pacificación de la tierra habían venido
ron de idea cuando aterrizaron en la Venia huyendo de un estigma existencia. nombre y apellido. iríamos a dar en un río que llaman dición de Solís.  la salvación de la dicha. todos los indios de la comarca, que son
costa del Paraná. sombrío. Es que, por aquellos años, Desde la destrucción del Fuerte Pocos años luego los pormeno- Paraná Guazú, el cual es muy caudalo- Domingo 14 de mayo. Calma chi- Viernes 26 de mayo. Avanzamos de diversas naciones y lenguas, a ver al
Es muy probable que, en ese inicio las muchachas humildes de ciudades del Espíritu Santo, no tuvo más con- res de su tragedia fueron reelabora- sísimo y entra dentro en este de Solís cha. El señor Capitán General man- por el canal principal del Paraná Gua- señor Capitán General, entre los cua-
de la conquista, y luego, no hayan sido puerto estaban predestinadas a una tacto con europeos. Algunas cróni- dos por historiadores jesuitas; Félix con veinte y dos bocas. dó sacar los bateles de las naos y dio zú llevando muy próspero viento del les vino gente del campo que se dicen
los únicos, quizás fueron muchos los existencia rancia y fatídica. cas insólitas de la época, refieren que de Azara y el deán Gregorio Funes El dicho río Paraná y otros que a él licencia para que toda la tripulación este, navegamos a cuatro nudos. Quirandíes. Esta generación nos dio
que se enamoraron de estos lugares, Su condición de joven mujer de con su mujer Guidaí (Luna), tuvieron también la incluyeron en sus libros; vienen a dar iban a confinar con una pudiese saltar en tierra. El señor cura Domingo 28 de mayo. Celebramos muy buena relación de la sierra y del
tan inhóspitos como exuberantes. clase baja también la limitaba para cuatro hijos. y Manuel de Lavardén escribió dos sierra donde muchos indios acostum- ofreció celebrar misa de acción de gra- la Misa de acción de gracias en un des- Rey blanco. En la comarca de la dicha
Es que nuestra América del Sur ser aceptada en tareas de alta mar. Quizás sea cierto, quizás hayan sido obras de teatro basándose en su his- braban ir y venir. Y como junto a la cias en una lengua arenosa al este. campado, al medio de gran vegetación. fortaleza hay otras naciones las cua-
era (es) un enorme vergel. Semejante Para conseguir embarcar en la expe- los primeros cuatro mestizos, los pri- toria. dicha sierra había un rey blanco que Vino a la nao capitana una canoa Los indios miran desde la fronda. Pare- les son: carearais y chanaes y beguas
al paraíso del que hablaban los libros dición de Gaboto, necesitó rasurar su meros de una estirpe que llega hasta Hay quien asegura que el mismo traía vestidos como nosotros. de indios y el señor Capitán General cen de paz. El lengua Francisco dice que y chanaestimbus. Es gente muy bien
sagrados. cabello cobrizo, disfrazarse de hom- nuestros días. El origen mismo del gen Shakespeare se inspiró en el relato Lunes 8 de mayo del año de nues- fue informado que tierra era donde pertenecen a la generación Chaná. dispuesta; tienen todos horadadas las
Y ellos venían de una Europa divi- bre de mar y hacerse de una gran argentino. tomado por Ruy Díaz de Guzmán, tro señor 1527. Brisa firme del cuadran- estábamos, dijo que se estaba al inicio Viernes 2 de junio del año de nues- narices, así hombres como mujeres,
dida, atravesada por confrontaciones dosis de candidez. ¡Incontrastable! Los libros de Histo- pero ampliamente conocido en aquel te sur, sur este, navegamos a cuatro del río Paraná Guazú. tro señor 1527. Navegamos a remo en por tres partes, y las orejas.
crueles, y profundamente despótica. A Gonzalo también le costó el abor- ria, que suelen ser belicistas y siempre, tiempo, para dar forma a su obra “La nudos. La tormenta de la manera que Jueves 18 de mayo. El tiempo nubla- calma chicha de ya tres días. Este río Las mujeres timbús tienen por cos-
Una Europa donde las clases domi- daje. Logró subir al “San Gabriel” a últi- siempre tendenciosamente marcados tempestad”, publicada en 1611*. dicho tengo, y peor duró toda la noche do, con rachas de viento fuerte en es muy caudaloso, tiene de boca XXV tumbre de cada vez que se les muere
nantes, vinculadas con la monarquía, mo momento, mintiéndole al Capitán por la política, optaron por dejarlo Realmente existen muchas coin- hasta hoy que amaneció el día muy cuadrante sur. La gente de esta tierra leguas largas. En este río pasamos hijo o pariente cercano se cortan una
despilfarraban y el resto a duras penas Rífos conocer el oficio de la cocina de en el olvido; al fin y al cabo, fueron cidencias: una tierra invadida, her- claro con muy buen sol como si no es muy buena de muy buenos gestos, muchos peligros así por no saber el coyuntura del dedo, y tal mujer hay
lograba sobrevivir. a bordo. Mentira que casi le cuesta ser muchos los europeos que terminaron manos disputando poder, el amor de hubiera pasado nada. El señor Capi- así los hombres como las mujeres. Son canal, como haber muchos bajos en él. de ellas que en las manos ni en los
Pero, sobre todo, venían de un arrojado por la borda al indisponer a en pareja con mujeres nativas. Biogra- una mujer extranjera comprometida tán General viendo ya el tiempo ende- todos de mediana estatura, muy bien Domingo 4 de junio. Amarrados a pies no tiene cabeza en ningún dedo,
mundo sin libertad y la libertad por la mitad de la tripulación por mal uti- fías intrascendentes. con otro hombre, cuyo nombre, al no rezado y favorable para seguir nuestro proporcionados de color de canarios, la costa oeste desde hace dos noches. y dicen lo hacen a causa del gran dolor
acá era la regla de oro. lizar las vísceras de pescado. Lucía Miranda, en cambio, fue poder ser Lucía, tuvo que ser Miranda. viaje mandó alzar anclas. algo más oscuros. Se detraen los pelos Los calafateros reparan el mástil de que por muerte de la tal persona.
Sebastián de Reyna era el menor Lucía fue descubierta como mujer recordada, rescatada y utilizada por Si esto fuese así el nombre femeni- Partimos rumbo noroeste siguien- del cuerpo, salvo los cabellos, que la Santa María del Espinar. El lengua Del libro de bitácora, Capitán Fran-
de una familia de agricultores de a los pocos días de comenzar la trave- la Historia para fogonear la furia de no de Miranda hoy tan de moda, ten- do el río muy soberbio descubierto por dicen que tal no hacen son bestias sal- Francisco parlamenta con nos los cisco Rojas, a cargo de “La Trinidad”
Adra, a la muerte de sus padres fue sía en altamar. Sólo gracias a la acti- los conquistadores contra los nativos. dría su origen en la historia del Primer el Capitán Diez de Solís. vajes; ellos son muy ligeros y muy bue- capitanes. Llegamos a los caseríos de
expulsado de las tierras familiares tud piadosa del Capitán Hurtado, que Civilización y barbarie. desembarco. Viernes 12 de mayo. Navegamos a nos nadadores. Sus armas son arcos y un indio que llaman Yaguaron, gran * Basado en la carta de Luis Ramírez,
por su hermano mayor. La institu- argumentó una ridícula historia de Una mujer blanca en poder de los No existe ni existirá nombre más tres nudos, viento del cuadrante sur. flechas, lo cual tienen en mucho; y si cacique en esta comarca, siempre tripulante de la expedición de Sebastián
ción del mayorazgo privilegiaba a los amor peregrino, consiguió mantener- indios, un relato cruzado por la violen- telúrico que Miranda. Toda la semana por el río de Solís; a cuando van a la guerra toman alguno en guerra con otros indios que están Gaboto entre 1526-1529. El 10 de Julio de
primogénitos de manera abusiva, al se en el puesto de mando durante todo cia y el ultraje de todo tipo, dejaba bien las veces con tiempo, otras con tiempo de sus contrarios, traenlo por escla- ocho leguas río arriba de su nación. 1528 escribió una “Relación de Viaje” que
extremo de condenar a la miseria a el viaje, evitando que la horda de hom- en claro el límite y la diferencia entre *Según Luis Astrana Marín, prólogo a las contrario, y otras con muchos agua- vos. El señor Capitán General ordena Comimos buen pescado. envió a sus parientes en España. Ramírez
los menores de cada casa. bres desesperados le diera alcance. unos y otros. Obras completas de William Shakespeare; ceros que sobre la costa hubimos que levantar anclas y navegar con velas Su arte de pescar es cuando el río falleció el 10 de diciembre de 1529 cuando los
La semblanza de Lucía Miranda Sebastián de Reyna se enamoró En La Argentina manuscrita, la cró- Editorial Aguilar (1960). encallar. Sufrimos calmerías que nos menores.  está bajo, con red, más, cuando está indígenas destruyeron el fuerte Sancti Spíritu.
10 el primer desembarco el primer desembarco 11

La Medalla Milagrosa de Lucía Miranda


La cruz de palo y el hechizo Octava parte. sabilizando al Cacique Chaná de haber su vista en la medalla del Sagrado pre atraída por su piel blanca y su
destruido el Fuerte con la intención de Corazón que pendía de su cuello. El cabello rojizo que había vuelto a cre-
secuestrar a la mujer, lo que no pudo cuerpo, su cuerpo, le volvía a jugar cer. Este era el Edén y ella quería vivir
Séptima parte. sobre la confluencia, el Capitán Hur- contorno de un vasto bosque, salpica- Trepado al tronco torcido de un Ella es la nota discordante de nues- llegar a concretar por haber sido muer- una mala pasada. acá y morir acá.
tado de dos gritos ordenó la forma- das de papagayos multicolores que no árbol con ramas como sogas que tra historia. to en manos de los bravos españoles. Pelirroja y blanca como la espuma Qué contrapuesto al mundo de
ción, ya en tierra. dejaban de gritar en queja, al sol que besaban el agua del río, había un Queriéndola pintar como vícti- Es su hermano Siripó quien logra de levante, escuálida como mendigo, los hombres de los barcos, siempre
Aquel lejano día de junio Gaboto Poco a poco se fueron alistando. En nuevamente desaparecía, impiadoso, indio. Su cuerpo y su rostro estaban ma de la barbarie aborigen fue cinco el cometido y al retorno del valiente con un rostro dúctil, pese a su gesto soñando con oro y plata. Crueles, dis-
salió de su cabina al alba, vestido con primera fila los capitanes, los pilotos tras la línea del horizonte. pintados con estampas y líneas en siglos utilizada. Y en torno a ella se caballero Don Hurtado, quien se había pretendidamente masculino, y ahora puestos a todo.
terciopelo negro de Capitán de alta- y el cura, luego los soldados, atrás los La formación parecía haber adver- color predominantemente rojo y edificó un relato que espoleó el cho- ausentado en busca de alimentos para con dos tetas, que comenzaron a cre- ¡Qué Dios distinto aquel de las igle-
mar. Su rostro lo delataba, no había civiles y ella, la niña. Más lejos esparci- tido el atardecer y bruscamente cam- azul. Tenía el cabello hasta los hom- que de dos culturas. Un choque que todos, lo captura y obliga a mantener cer de la noche a la mañana, como vol- sias a este del río, naturaleza y sol!
pegado los ojos en toda la noche. dos entre los árboles y los ranchos, los bio de rumbo hacia el poniente. Lucía bros, atado con un trozo de cuero cru- quizás, sólo quizás, podría haber sido distancia. Mas, al no poder evitar la canes preparándose para erupcionar. Lucía pronto se sintió una más,
 ¡Mortificado! indios. La gente Chaná Timbú. sintió una ráfaga perfumada prove- do y un gran aro negro pendiente de menos sanguinario, más respetuoso. sana atracción por su esposa, ambos ¿Cómo seguir ocultando? ¿Cómo todos lo advirtieron.
Estaba a punto de fundar un pueblo Un padre nuestro en latín, una niente de un manto extendido, recu- su nariz. Pero, como se sabe, la Historia ana- mueren torturados. Por si falta algo, es seguir engañando? ¿Cómo hacer Y un buen día, cambió la litera del
para el cual no tenía capitulación del huella profunda de la espada del Capi- bierto de flores lilas y blancas. Antes de llegar a sus ojos, ella sin- lizada fuera de su contexto social, es la india enamorada del cacique quien, para que los marinos del Puerto de Fuerte por la tierra apisonada del tol-
rey. Bien sabía que hacerlo lo colocaba tán General sobre el palo vertical y Ahora el paisaje se tornaba árido; tió que la observaba; extraño, muy sólo conjetura intelectual. Habladuría, por celos, delata a la pareja. Zanfanejos sigan creyendo que el do; los cubiertos por las manos y las
en situación de insurrecto de la corona seis disparos de arcabuz al aire. unas extrañas aves zancudas con lar- extraño. Como jamás antes se notó especulación. Este argumento precursor de joven Jesús de Miranda, a punto de uñas, y su ropa europea por los cueros
y por aquellos tiempos, ese comporte Lucía Miranda levantó la mirada al gos cuellos corrían intentando levan- observada. Hubo un momento en que La dama de nuestra novela fue pro- telenovelas venezolanas, fue toma- embarcarse como contramaestre del que le dieron las mujeres de la Tribu.
lo conducía directo a la horca. cielo y no pudo evitar unirse al vuelo tar vuelo y fracasando, pese a exten- sintió conocerlo, pero descartó la idea tagonista principal de, al menos, diez do como hecho histórico y replicado bergantín San Gabriel era un adoles- Sólo conservó un recuerdo: la medalla
Más no poseer un asentamiento rítmico de una enorme bandada de der sus alas al viento con insistencia. era imposible. Luego una presión en libros, todos de ficción. Pero el relato muchas veces con variantes de acuer- cente, lampiño, un tanto débil, pero a plateada en su cuello.
en la ruta al Imperio Inca, tornaría aves blancas. Cerró los ojos y logró Ya en una pequeña lomada de su corazón o en su alma, acaso. de base, fue la obra de Ruy Díaz de do al tiempo y lugar. Incluso, se dice un tris de convertirse en un auténtico Cuando los Chaná Timbúes se alza-
su plan de imposible cumplimiento, volar entre ellas… piedra, pudo observar desde lo alto Y entonces; entonces sucedió algo Guzmán; nombre que llegó a nuestros que William Shakespeare, conocedor hombre de mar? ron contra la esclavitud que imponía
ya bastante malestar había entre los Vio desde lo alto como los extran- como un puma se arrojaba sobre un increíble. días por ser el primer historiador del del relato que inspiró a Guzmán, uti- Su febril decisión de viajar al nue- el europeo, ella supo claramente cuál
hombres. Un año a bordo, necesita- jeros se iban alejando de la loma, algu- pequeño venado de astas cortas y pin- El hombre saltó desde el árbol con Río de la Plata. lizó la trama para su obra teatral “La vo mundo ya no podía postergar- era su lugar y desde la enramada vio
ban alimentos frescos y un refugio nos curioseando el ambiente, otros tas naranjas. No había crueldad en la ramas de lágrimas a tierra y sin dejar Su obra de 1612, cuyo nombre real es Tempestad” que, entre otra coinciden- se. ¿A esta altura? No. Al amanecer partir con sentimientos cruzados, la
en tierra firme. subiendo a los botes camino a los bar- escena, sólo resignación. de mirarla hizo una seña tocando sus “Anales del descubrimiento, población cia, presenta como heroína a una don- embarcaría rumbo a las indias occi- última de las naves invasoras.
El Capitán General convocó a su cos en el río grande. Las naves ancla- El sol apagaba el último de sus ojos con los dedos en “V”. Luego, hizo y conquista del Río de la Plata”, narra cella de nombre MIRANDA. dentales en la expedición de Caboto. Nadie volvió a saber de su vida
plana mayor: los capitanes Hurtado das, estáticas apenas emocionadas por destellos y de pronto la niña advirtió un ademan con la misma mano y los hechos desde el descubrimiento Relatos atravesados por la imagi- Candidez y obsesión. en estas tierras. Al menos nadie que
y Rifos, el cura García, Francisco del la corriente del rió que en su carrera el germinar de centenares de fogatas apuntó hacia el cielo a otra bandada del Río de la Plata hasta la fundación nación literaria del autor, que, con el Como no podía ser de otra forma, la sepa escribir.
Puerto, el lenguaraz y ella, la niña arrastraba miles de camalotes, peque- esparcidas a lo largo de un enorme, de aves blancas. de la ciudad de Santa Fe en 1573. Fue paso del tiempo, si no se confiesan mentira duró hasta salir de Puerto. A Hace algunos días, luego de publi-
Lucía Miranda. Nada que dirimir, la ñas islas verdes y amarillas, en casos enorme territorio, con paisajes de todo Lucía Miranda, supo inmedia- editada recién en 1836. tales, terminan aceptándose como nada de caer en las fauces de marinos car esta versión, recibí el llamado de
decisión estaba tomada. tripuladas por pajaritos revoltosos. tipo y fisonomía, pero siempre ase- tamente que había sido él quien la Allí se pinta a la joven como abne- hechos reales. impiadosos, fue rescatada por el Capi- una vecina de Cayastacito, lugar del
No habría rollo fundacional, ni Le atrajo un estrepitoso chapoteo diado de aborígenes semidesnudos, subió a las aves. Sin embargo, demoró gada esposa del Capitán Hurtado, Vale dejarlo en claro, lo que sigue tán Hurtado y llegó a destino después viejo cementerio indio. Luego de algu-
ceremonia, ni acta, ni redoble. Sólo de agua barrosa, en una lengua del río reunidos en rededor. Todos hipnotiza- un tiempo, un largo tiempo en com- quien siguiendo a su marido convi- surge de la imaginación literaria de de un año embarcada encerrada y nas vueltas vacilantes, me dijo que
una cruz de palo, una plegaria y seis principal cercada de palos finos y ver- dos por estos pequeños soles que cada prender la intención de aquel paseo. vió con los bárbaros en plan evan- este autor, aunque gestado a la som- bajo llave, en la cabina del capitán. heredó de su padre un antiguo meda-
detonaciones al aire para impresionar ticales que danzaban con la corriente, quien se encargaba de avivar. Mangoré comenzaba a mostrar- gelizador, siempre aferrada a una bra del árbol de la historia real. O, ¡Y en Sancti Spiritu se enamoró! llón del sagrado corazón, rescatado
a los aborígenes. un gran caimán deglutía a dentella- ¡Despertó! le su maravilloso mundo silvestre y medalla plata del sagrado corazón. quién sabe. Fue deslumbrada, no de indio ni de (rapiñado) entre los restos de aboríge-
Se haría a la caída del sol, sobre la da limpia al cardumen de pequeños Lucía abrió los ojos y tomó con- natural, sabedor de que sus días esta- Pobre Lucía, fue mal interpretada Sanlucar de Barrameda, Cádiz, español, del escenario. nes Guaraníes. Pienso viajar a verlo el
barranca alta del territorio. Y ni hablar peces color oro. ciencia de su lugar a pocos pasos de ban contados. por el Cacique Mangoré, quien desde España a comienzos de 1526. La pureza del aire con impregnado sábado, pero no creo que sea.
de pueblo, aldea o ciudad, sólo un fuer- La bandada blanca se alejó del río y la Cruz de Palo, que ahora tenía algo El mismo maravilloso mundo que su brutalidad vio pasión, donde solo -¡Maldito sea! Gritó en tono agu- olor a río y vegetal; el agua de miel y Seguro se tratará del botín de algún
te militar. El Fuerte Sancti Spiritu. Lucía con ella. tallado. Ya casi no quedaba nadie en muchos años después los herederos había amor cristiano. do Lucía Miranda desnuda, frente menta, las rondas del fuego de carne indio ladrón, de esos que pintaba la
Cuando los carpinteros termina- Detuvo su percepción en las altas su entorno, sólo los aborígenes que se de aquellos hombres que plantaron Guzmán concluye su edulcorado al espejo corroído y empañado del asada. El palosanto, las aves, el irupé obra de Ruy Díaz de Guzmán.
ron de instalar la Cruz en la loma copas de los árboles que formaban el movían sin salir de sus terrenos. la Cruz de palo, llamarían Argentina. capítulo sobre Sancti Spiritu, respon- lavabo de la posada Bolaños, fijando y la libertad. Y la gente; la gente siem- O, quién sabe.
12 el primer desembarco el primer desembarco 13

Cará Cará Aña, el río


Al salir de uno de esos bosqueci-
llos, había caído la noche y la oscu-
ridad, ante la falta de luz de luna, era Las tablas
del carancho diablo del fuerte
absoluta.
Volvimos a orillas del río y frena-
mos la marcha. Siripó y el Lengua se
encargaron de hacer fuego. El otro
indio nos invitó con un gesto a aso-
marnos al Cará Cará Aña para beber
Novena parte. agua fresca. Décima parte.
Comimos sabrosos pescados que
flechó Itañú y dormimos. A cau-
Desde mucho antes de la llegada sa de la oscuridad, el cansancio y la Había que levantar un Fuerte; una
de los europeos, antes de los Chaná e saciedad, nos descuidamos y eso nos trinchera, una línea divisoria entre los
incluso antes del tiempo de los hom- podría haber costado vidas. europeos y los aborígenes.
bres, el río que hoy conocemos como Un aterrador alarido, en coro, des- El primer límite en nuestra tierra.
Carcarañá fue la ruta obligada entre la pertó al grupo al tiempo de la primera Luego vendrían miles, millones.
Montaña y la cuenca del Plata. claridad del alba. Es que los indios oteaban a la dis-
Es que cuando no existían los Yo y varios de los míos amagamos tancia, parecían pacíficos, pero quien
transportes con ruedas, los caminos tomar las armas, pero Siripó grito algo sabe…
perdurables eran las márgenes. Es que, pese a no saber el idioma, pudi- El Capitán Rifos mandó a los car-
posible que hombres contemporáneos mos entender. pinteros a buscar palos y a Humeya
podrían referenciarse por los árboles, ¡Todos inmóviles! “el Morisco” a recorrer los aledaños en
las montañas o algún accidente geo- Estábamos rodeados por una gran- busca de piedras.
gráfico en particular, pero los ríos son dísima partida de indios con lanzas y Para el ocaso su sospecha sería
y serán huellas eternas, o casi. armas de bolas pesadas atadas a tiras confirmada, no había suficientes
En nuestra historia, el río del de cueros que hacían girar en gesto rocas en las inmediaciones, sólo
«carancho diablo» (Cará Cará Aña) amenazante. terrones que no soportarían siquiera
ocupa un rol especial. Unía tres mun- Pese a la escena, no se mostraban el traslado. Y los palos; los palos eran
dos, el de las naciones ribereñas, el severos; en pie de guerra ya podrían retorcidos, de madera blanda, muy
de las tribus nómadas de la Pampa habernos liquidado antes de desper- pocos aptos para hacer paredes altas.
ondulada y el de los antiguos, hom- tar. Más bien parecían sorprendidos. Es que la vegetación era exuberante
bres de la Montaña. Francisco, lengua, y los Timbúes pero frágil, fundamentalmente rama-
En la montaña estaban ellos, los con las manos a la vista se aproxima- das, chilcas y arbustos.
Comechingones (habitantes de las ron a uno de ellos que, por la mirada Los carpinteros fueron terminan- ron dos años a bordo? de luchar contra los Moros. Pero, sin de donde los lugareños marcaron. Con
cuevas) que no eran cualquier pueblo. del resto, parecía ser el cacique. tes, para construir un Fuerte como los Al igual que aquellos extraños tri- llegar a confiar, pronto comprendió una construcción inesperada, quizás
Eran los antiguos. Los únicos indios ¡Sorprendente! Al llegar a su lado él que hacían los portugueses con tron- pulantes de los barcos alados, debie- su valía. frágil pero efectiva y posible.
de cutis claro, barbados y portadores lengua se abrazó con el cacique, y así cos altos y rectos de palmas, había que ron recurrir a la sabiduría de los due- El “Morisco” sabía calcular distan- Paredes de barro y paja encofrado.
de puñales de hierro en el sur del con- «Partimos al alba del lunes 5 de sep- espectáculo era tan asombroso y con- quedaron un momento. incursionar largas distancias. ños de la tierra. Es que los lugareños cias, velocidad, horario y todo lo que Igual que la de los toldos de los salva-
tinente. Los herederos de la genera- tiembre del año de nuestro señor 1527, movedor, que hasta los nativos queda- Algo inentendible se dijeron. Con tan pocos hombres dispuestos fueron quienes insistieron. Los restos tenga números; de dos brincos tre- jes. Sabios salvajes.
ción de Viracocha, del Rey Blanco. ocho hombres de la dotación todos ban perplejos. Él lengua se dio vuelta y clavando y tan pocas herramientas esto llevaría del Fuerte estaban enterrados por paba el palo mayor y se adueñaba de En el albor del primer desembar-
No había tiempo que perder. bien armados, el lengua Francisco del A menudo los doce que éramos su vista en la mía: «Querandíes» varios meses y un gran esfuerzo. No aquí, en la confluencia de los dos ríos. la vela de gavia como nadie; perfec- co, el Capitán Miguel de Rifos tuvo
Ni bien la expedición de Gaboto Puerto y dos gentes de la generación frenábamos la marcha, tan sólo para Convivimos tres jornadas cami- había tanto tiempo y a los hombres Esperando ser encontrados. Era sólo tamente podía zambullirse y liberar que tomar una decisión trascenden-
terminó de levantar el Fuerte de Sanc- Chaná, uno de nombre Siripó herma- contemplar. nando por la orilla del río con los no se le podía pedir más. cuestión de escuchar, mil voces de el timón de camalotes con su daga tal. Levantar rápidamente un Fuerte
ti Spiritu, el Capitán General puso no menor del cacique y otro de nom- Yo y la marinería, que veníamos Querandíes. Ellos nos guiaban, Cien aborígenes por turnos mira- afuera y adentro de la trinchera grita- curva entre los dientes. Y también con paredes encofradas por tablas de
manos a la obra y dividió a sus hom- bre Itañú, que dijo bien conocer el del cielo de albatros y gaviotas, nunca encendían el fuego al atardecer y nos ban desde los toldos. Sospechaban el ban para ser hallados. sabía leer el cielo y las estrellas, e roble, a costa del desguace de una de
bres en tres grupos.  camino a la montaña. imaginamos que existirían sobre esta procuraban frutas, enormes huevos, cometido de los extranjeros en barcos Es que no era sólo una reliquia más. incluso predecir tempestades varios las naves o volver a los barcos y nave-
Los unos, más numerosos, volve- Caminamos una primera jornada. tierra tal variedad de aves de colores, aves de exquisito sabor y carne de con alas. Y sonreían. Los más sabios Se trataba de la punta del ovillo de días antes. gar río abajo.
rían a los barcos y remontarían el La vegetación, exuberante y enma- tamaños, formas y trinos. En banda- animales parecido a cerdo que llama- comenzaron a poner en duda su divi- una historia que debía conocerse. Aquel día de la frustración por no Tuvo la buena (o mala) idea de
Paraná en busca de otro río al norte rañada de la zona ribereña fue que- das de a miles levantaban vuelo de ban «capincho». nidad, es que los dioses no se frustran. Martín Humeya – el Morisco – poder levantar el Fuerte, se acercó por someterlo a la decisión popular.
que, según rumores, podía llegar por dando atrás y el relieve se transformó entre los árboles, cubriendo las venta- También nos vigilaban. Es probable, casi seguro, que este tenía el oído afinado y la voz reticen- vez primera al oído del Capitán y le Y la gente se dividió.
agua hasta la sierra del Plata. en planicie con leves ondulaciones, nas de cielo que el follaje, tan exube- Francisco del Puerto caminaba y haya sido el primero de un rosario te. Era perfectamente capaz de estar mostró el camino: Hubo quienes no estaban dispues-
Una escuadra y los civiles perma- cubierta de un pastizal amarillento, rante, apenas permitía ver. comía con ellos. interminable de obstáculos que debie- varios días sin hablar, sin comer ni -Los indios encofran con barro, tos a comprometer el regreso a Espa-
necerían en el Fuerte, terminando repleto de pequeñas flores rojas y El colorido era tan impresionante El paisaje cambio de nuevo, se tornó ron enfrentas los europeos al pisar la moverse. Su pasividad desconcertaba. bien podemos hacer paredes altas ña y querían preservar los barcos.
y cuidando la construcción. Y el ter- blancas. que por un instante el cielo parecía árido, arenoso con vegetación rala y el nueva tierra. ¿Cómo levantar un Fuer- A algunos disgustaba. encofradas.-.- Pero hubo otros.
cer grupo de no más de una decena Yo sólo sé de mares; quizás por eso una pintura de esas que adornan las terreno se fue ondulando. El agua sabía te en tierra llana y húmeda? Se decía que su padre musulmán, Luego de años de búsqueda, los Otros que ya no pensaban en el
de hombres, marcharían al poniente este paisaje me trajo recuerdo de a catedrales de Cádiz y Sevilla. cada vez más rica y el río se encajonó, Cinco siglos después los excavado- había peleado del lado de Boabdil, arqueólogos argentinos encontraron regreso; hombres (y quizás mujeres)
siguiendo por tierra la huella del río bordo. El pastizal danzaba al ritmo Cuando ingresábamos al bosque, transcurría entre piedras y cascadas. res, ya argentinos, reflotaron el pro- último Sultán de Granada. No tenía una tabla. que presintieron haber llegado a su
Carcarañá. de una brisa suave y racheada que se el sonido era ensordecedor más, en la La cuarta jornada vimos en el hori- blema. amigos en la tripulación, y rara vez Una tabla podrida y corroída, hogar y que su vida bien podría trans-
Sebastián Gaboto, conduciría la asemejaba a las olas del mar y el hori- medida que nos íbamos alejando del zonte una montaña más alta, mucho Influenciados por otras ruinas, leja- participaba en las reuniones de grupo. pero con un mensaje que, a quinien- currir para siempre en estos lugares.
expedición por el río; los capitanes zonte invitaba a imaginar el más allá. lugar, poco a poco el coro iba dando más. Cuando llegamos a su base nas, buscaron los restos de un Fuerte Sólo transigía, observaba y escuchaba, tos años, podía leerse claramente ¡Basta del viejo mundo!
de más confianza, Rifos y Hurtado, A manera de islas surgían peque- lugar a los solistas que, de silbos más acampamos y al amanecer los Que- circular y nunca lo hallaron; buscaron en soledad, a la distancia. y no dejaba lugar a duda. Es que se Arqueólogos e historiadores (y
permanecerían al mando del Fuerte. ños bosquecillos contorneados por estridente, nos seguían hasta vernos randíes habían desaparecido. una base de piedra, y nunca la halla- Alguien hizo correr la voz de que trataba de una tabla de roble con curiosos como yo) deducen que, quie-
El joven Capitán Francisco César se árboles gigantescos y repletos de desaparecer. Francisco del Puerto señalando a la ron; buscaron paredes de palo duro y el Capitán General Gaboto lo había incrustes de brea. nes pensaron que en estas tierras esta-
ofreció para lo más riesgoso, ingresar matorrales de muy distintos tonos de Pero no todo eran paletas de colo- cumbre largó una palabra que noso- nunca hallaron nada. embarcado a la fuerza ya que en tie- El roble es europeo, la madera ba su futuro terminaron triunfando.
andando tierra adentro. verde. res e inofensivos sonidos musicales, tros no alcanzamos a entender. Cómo los primeros desembarcados, rra lo tenía como edecán; quizás por venerada por los navegantes del pri- Desarmaron una goleta para eri-
Es que el Capitán César se decía En nuestra marcha, siempre a paso también surgían de entre los matorra- Los Timbúes a su lado sí. Se arrodi- algunos también se frustraron y llega- eso se le temía. Por eso y por la afila- mer turno, ya que tenía propiedades gir su morada, “el Fuerte de Sancti
escritor y había embarcado con el ligero, la huella nos hizo atravesar les amenazantes gruñidos de ciertas llaron y comenzaron una plegaria. ron a pensar que el Fuerte de Sancti da daga curva que calzaba en el lado únicas que permitían su uso naval Spiritu”.
único propósito de dejar registros de varias de estas islas verdes. Al flan- especies de gatos, que, a decir de Siripó, El lengua, ante nuestra indiferen- Spiritu sólo se había levantado en la derecho, bajo la faja marinera. Fue a partir de esa tabla que apare- Un trozo de tabla de roble con
la magnánima aventura que empren- quear la línea de los altos árboles para había que evitar aun a costa de alargar cia, repitió la palabra y ahora bien se imaginación de los historiadores. Rifos lo conoció a bordo y cuestio- cieron los restos del Fuerte de Sancti incrustes de brea y carcomido por el
diera hace poco más de un año: ingresar en la tierra de la espesura, el el camino y salir de la huella principal. escuchó: «¡CHAMPAQUI!». ¿Acaso los europeos permanecie- nó su presencia. Era obvio, él venía Spiritu. No era circular y estaba cerca tiempo y el olvido así lo confirma.
14 el primer desembarco el primer desembarco 15

Un enorme pez manchado (ichí ogaté)


Décima primera parte.

Las tribus ribereñas veían a los


peces del río como un ejército mítico.
Cada especie tenía un rol en el eterno
enfrentamiento contra el enemigo
ancestral, la piraña.
El Comandante era el Armado, por
su enjundia, su charretera espinada
y su grito de guerra cuando era pes-
cado. Los Sábalos eran soldados, los
de menor jerarquía, muy numerosos,
pero sin armas (ni chuzas ni dientes)
y el Dorado, los Bagres y el Pacú eran
capitanes. El Surubí era especial, el
gran guardián de las orillas, rodeado
siempre de sus asistentes, las Tarariras.
En torno al Fuerte, la relación entre
aborígenes y europeos siempre fue
espinosa. Pero hubo algunos momen-
tos mágicos, emotivos. Encuentros
de corazón a corazón. Simples seres

¡Fuego!
humanos celebrando la vida.
Aquel episodio que tuvo como do de mi capitán y único amigo blan- ardía como teca dando un toque por- ondulada también lo advirtieron, no
protagonista a Martín Humeya – el co, Juan Díaz de Solís, estuve ahí y tentoso al espectáculo. era común fuego al naciente, el caci-
Morisco – fue uno de ellos y de tan- sobreviví para contarlo. Las naciones ribereñas, hartas del que Telomian mandó llamar al más
ta intensidad que logró permanecer De la noche a la mañana, otra vez sometimiento, habían decidido que- fuerte y ligero de sus hombres, no
como epopeya por generaciones en las mi mundo cambiaba. Y desde ese apo- mar el Fuerte de Sancti Spiritu a ori- había tiempo que perder. Sin nece-
dos orillas del océano Atlántico. emergía del cauce marrón con clara Fue entonces que se le ocurrió rigurosamente una vez al día, cambia- Décima segunda parte. teótico episodio, nunca más nadie me llas de un río torrentoso, misterioso y sidad de consultar con el concejo, le
Resulta ser que una siesta de vera- intención de engullirse de un saque aquella idea. Su gran idea. ba la carnada de sábalos vivos engan- llamó por mi nombre castizo, menos marrón que muchos años después los encomendó al joven guerrero que se
no Humeya permanecía de guardia al pequeño que ahora se desesperaba Alguna vez, muy lejos de estas tie- chados por el lomo. por mi apodo de desembarco «Len- cartógrafos del reino decidieron con- dirija a la nación de los Comechingo-
en los altos del Fuerte de Sancti Spiri- tratando de llegar a tierra firme. rras, había observado a hombres de Dos semanas y nada. O casi nada, Antes de ver la columna de humo, guaraz», definitivamente fui UÁIPO firmar en llamar como los guaraníes nes y exponga lo sucedido al kuraq
tu cuando observó una escena que lo Entre la madre y el mayor de los mar forjando anzuelos para la pesca sólo peces de las especies capitanas. sentí el olor a quemado. NEM, el espíritu mensajero; el nombre lo hacían desde tiempos inmemoriales para que envíe el recado a Tahuantin-
forzó a salir de su consabida quietud niños lograron rescatar al pequeño en del Atún rojo. Entendió que bien podía Al amanecer de un miércoles de Antes del olor a quemado, advertí Chaná con el que me bautizó mi gente, «Paraná» (río que parece mar). suyo. Pensó que bien podría ser esta
musulmana. el momento justo para evitar la gran ser la forma. abril, las gentes en tierra (aborígenes y el abrupto cambio de rumbo de los mi gente india. Mi pueblo. El cacique Zapicano de la nación la señal que los hombres de la tierra
Cuatro niños Chaná se entretenían dentellada. Humeya, que seguramente era el europeos) despertaron sobresaltados pechí velá (Biguá), el grito despavo- Pensé en ella… mucho antes que Charrúa, fue advertido por los obser- de Viracocha esperaban desde el prin-
pescando cardúmenes de mojarras Al poco rato todo volvió a la cal- hombre más ingenioso y hábil del al escuchar un alarido exultante que rido de las siempre ocultas tucatucá en otras mil cosas que me unían al vadores de la gruesa columna de cipio de los tiempos.
(ichí tapey) con horquetas de sauce ma. Pero sólo para los indios, Martín primer desembarco, puso manos a provenía de la Goleta rústica anclada (gallineta) y el expectante silencio de Fuerte del Espíritu Santo, pensé en humo que se levantaba en el horizon- El Capitán General Gaboto, nunca
en cuyo extremo doble estiraban un Humeya “El Morisco” quedó congela- la obra. frente a la costa. las ñurú (lechuza). ella, en Lucía. te noroeste. prestó atención a las creencias ances-
tejido de hilo de chilcas. De pronto el do. Y aquel día se obsesionó con ese Con la excusa de buscar un libro ¡Inexplicable! El pesado barco de Y antes aún, la conexión con lo divi- ¡Fuego…! Salió de su toldo con inusual paso trales de los pueblos originarios, ni se
más pequeño (que recién comenzaba monstruo del río, comenzando una de plegarias, abordó la Santa Catali- quince metros y dos mástiles se movía no que había afinado desde mi her- En la cerrazón nocturna de la cansino. Para entonces varios de sus interesó demasiado en las señales que
a caminar) mientras se divertía mano- cruzada personal que duraría varios na. Bajó a la bodega y colectó todo los violentamente de lado a lado como mandad con los ancianos sabios de inmensidad del territorio plano y guerreros se habían reunido en la la naturaleza del nuevo mundo ofre-
teando las mojarras que a los saltos meses, o tal vez más. restos de hierro que encontró espar- azotado por un temporal que sólo los pueblos ribereños, similar a la que recóndito, crepitaron las llamas, se barranca, con la mirada puesta en la cía en forma prolífica.
intentaban volver al río, cayó al agua. Según pudo averiguar entre los cido sin uso determinado: dos tapas soplaba en su entorno. en el mundo antiguo se conocía como había desatado un gran incendio. lejanía. Tampoco había cultivado la intui-
 Era parte del juego. lugareños se trataba de un enorme de olla, una vaina de espada, algunas Humeya a los gritos parado en el intuición, me lo susurró al oído. La noche oscura sin luna a la vista, Uno de ellos hizo una broma, otro ción. Él pensaba firmemente que la
Teniendo en cuenta que se trataba Ichí Ogaté (pez manchado) que algu- cornamusas rotas y hasta una bala de balcón de proa, arrojaba lanza tras Había comenzado la guerra o, el cielo cubierto casi en su inmensi- intentó una risa complaciente, el caci- ambición, hija predilecta de la fría
de una playada de poca profundidad nas tribus ya nombraban como hoy se cañón que por algún motivo inexpli- lanza al enorme lomo azul con pintas mejor dicho, había concluido la tregua dad por un frente de tormenta, y la que los miró severo, todos recompu- razón humana era la fuerza que
y que los Chaná nacían sabiendo lo conoce: “SURUBÍ”. cable se encontraba entre los aparejos. negras que, aun atrapado, lejos estaba y recrudecido aquella que se iniciara sutileza de la brisa fresca -del mar sieron el rictus hosco de sus rostros movía el universo.
nadar, nadie se alarmó. Quizás sólo El Morisco se hizo pescador, o para Ya en tierra y siempre con la excusa de darse por vencido. con la llegada de mi capitán Juan Díaz al territorio- propiciaba que las lla- tallado a cincel, observando a la dis- Contaba con un nutrido grupo de
Humeya, a varios metros, se sobresal- ser más preciso se hizo cazador, es de su religión, pidió autorización para En la orilla, el desconcierto. de Solís, hace ya más de trece años. mas y luego la columna de humo, se tancia y sólo eso; callados. hombres a su alrededor, hombres que
tó por el chapuzón. que buscaba una sola presa el enor- alejarse por unos días del Fuerte. Sólo los jóvenes que lo acompa- Ese tormentoso anochecer de pudieran observar e incluso oler a la -Nada que hacer. Dijo a su gente aceptaban su mando por convenien-
De repente la madre y el resto de me Ichí Ogaté. Retirado del campamento y a dis- ñaban en las incursiones de pesca, lunes de septiembre del año de nues- distancia. mientras daba media vuelta en cami- cia y no por respeto.
las mujeres que observaban la escena Adiestrado por algunos jóvenes tancia prudencial, montó una impro- entendieron de qué se trataba y, sin tro señor 1529, sobre la confluen- Las abá yogüín-›ó taé (grandes no a su toldo. Al poco tiempo todos lo Como su vista no era buena, acaso
a pocos pasos comenzaron a gritar aborígenes, se convirtió en experto visada fragua donde logró fundir el vacilar, subieron a las canoas y se cia de los ríos Carcarañá y Paraná, hogueras) no eran ajenas a estas siguieron. por tanto años oteando el horizonte
como locas mientras tiraban todos con el arco y la flecha, con la lanza hierro y convertirlo en catorce enor- arrojaron en su ayuda. ardió el Fuerte de Sancti Spiritu, la comarcas. Como serlo en la desola- El joven Arawi del pueblo Mocoví, en altamar, acostumbraba mirar (leer)
sus enseres y corrían desesperada- e incluso con las redes; técnicas que mes anzuelos afilados al extremo con Ese inolvidable miércoles de abril trinchera de los europeos camino a ción. Mas este fuego no era cualquier que en pocas lunas sería ungido caci- la cara de sus soldados para advertir lo
mente hacia el lugar. los Chaná bien conocían y que resul- una roca de la orilla del Carcarañá. indios y europeos, aunaron sus esfuer- la sierra de Plata, el primer asenta- fuego, detonaba en humo blanco de que, vio la estela de humo blanco al que sucedía en el entorno.
El pequeño parecía indiferente, taban más que suficiente para con- De regreso a Sancti Spiritu, consi- zos y consiguieron sacar del agua al miento de nos, tierra adentro en las pólvora de arcabuces, lo cortejaba un sur y supuso -con razón- que se trata- Esa noche capitaneaba la Santa
sólo se alertó por el escándalo de las seguir abundancia de peces de todas deró necesario participar de su plan pez más enorme que se haya visto en Indias Occidentales. coro lánguido de voces castizas, alari- ba de otro estigma, un nuevo guiño de María en regreso frustrante al Fuerte;
mujeres. las especies. a su Capitán Rifos. Este complaciente el gran río Paraná. Yo estuve ahí. dos insultantes que luego derivaron Apumayta (el creador) que confirma- había terminado de confirmar que era
Entonces el Morisco pudo advertir Con la práctica comprendió que pero incrédulo lo designó al cuidado Por la noche en torno al fuego, Yo, Francisco del Puerto y Quija- en gritos desgarradores. ba lo que los brujos de las cien tribus imposible llegar a la Sierra de la Plata
desde la altura lo que sucedía. todas resultaban estériles para lograr de a bordo. hombres, mujeres y niños, simples no, original de Sanlucar de Barrame- Además, poseía un alargamiento venían sosteniendo, el fin de los tiem- por el Paraná continuación del llama-
Primero un remolino furioso de lo que él buscaba: atrapar a un Suru- Colgó aparejos con anzuelos en seres humanos, celebraron la vida, da, Cádiz, llegado a estas tierras con singular sobre el río: «La Santa Cata- pos se aproximaba. El fin de los tiem- do «Río de Solís».
agua barrosa, luego un coletazo sono- bí del tamaño de una canoa y peso de sus extremos a lo largo de todas las comiendo la carne de pescado más apenas catorce años como grumete lina». La goleta rústica construida pos de la libertad. Y, (¡Maldito sea!) yo estaba ahí, a
ro y al fin una bocaza enorme que dos hombres adultos. perchas de la Goleta Santa Catalina, y sabrosa que jamás se haya probado. aprendiz de la Santa Trinidad al man- entre todos, de casi catorce metros, Los Querandíes de la pampa su lado.
16 el primer desembarco el primer desembarco 17

De regreso al reino de la codicia Querido fue Itañú, Nem Uáipo


Décima cuarta parte. ITAÑÚ llegó a la montaña sagrada y
a Tahuantinsuyo sólo por el camino
del Carcaranchae y tuvo el honor
A menudo el simplismo del razo- de parlamentar con la corte del Rey
namiento humano suele hacernos Blanco.
suponer que todos estamos en igual Fue él quien le recordó a los Incas
nivel de evolución.En nuestra histo- que en las orillas de levante vivían los
ria: que en la monarquía eran todos suyos, los bravos pueblos de la ribera
despiadados, que los aborígenes eran, del gran Paraná y su legendaria des-
del primero al último, salvajes o que embocadura a la nación de agua sala-
los conquistadores eran sin excepción da, tierras del pueblo Charrúa.
codiciosos y sanguinarios. Un error, Les habló de las guerras sangui-
un habitual error de apreciación. narias y de la crecida impetuosa del
Bien se sabe que los seres más evo- agua turbia, de los huevos de ñandú
lucionados, tienen como regla en vida, y de los enormes sabrosos peces del
no destacar, sólo observar y aprender. río. Contó del adorable olor de la tie-
En todo caso predicar con el ejemplo. rra húmeda por la lluvia de verano y
Entre las primitivas tribus ribe- del coraje cazador del pueblo de los
reñas, había personas aventajadas y nadadores.
diferentes. Seres iluminados. ITAÑU Y habló de su destino. Y los sabios
era uno de ellos. Incas lo reconocieron.
Las noches de ronda de fuego los ITAÑÚ Y WAYRA habían viajado
ancianos contaban a los jóvenes que, a pedido del Inca con una misión
en tiempos de la última gran inunda- única y trascendente, debían visi-
ción, una maltrecha piragua de tron- tar a todas las naciones ribereñas y
co ahuecado llegó a la deriva por el advertirles del peligro. Se imponía
Décima tercera parte. Es que, en el estropicio final del del timón, trajo a colación una de sus oído; supo que debía permanecer cau- gran río, yendo a naufragar justo en la estar preparados para recibir invaso-
Fuerte de Sancti Spiritu, no había frases despiadadas “son tiempos de tiva, o malherida pero viva; fue enton- zona aledaña de la desbordada playita res desde el otro lado del gran desier-
ambición material, ni sed de vengan- decisiones drásticas, no de heroísmo ces que se decidió a saltar; saltar por embarcadero de los Chaná. to de aguas saladas.
El Capitán General Gaboto, nunca za, ni siquiera odio generalizado. Sólo temerario”. Con la destrucción a la la borda hacia lo que supuso sería el A bordo, una joven parturienta y su No se sabía cuándo, pero estaban
prestó atención a las creencias ances- había miedo. Por un lado, el temor a ser vista del Fuerte de Sancti Spíritus y infierno, pero no, esta vez me equivo- hijo recién nacido. seguros que llegarían navegando en
trales de los pueblos originarios, ni se sojuzgados, por el otro, el intento de los la aseveración de que río arriba no se caba, iba camino al edén. En agonía mortal, la madre man- grandes canoas con enormes alas
interesó demasiado en las señales que castellanos de evitar lo inevitable. llegaba a la tierra del Rey Blanco, no -Lenguaraz, vuelve a bordo. Fue tuvo amamantando a su niño y cuan- blancas y serían despiadados.
la naturaleza del nuevo mundo ofre- Fue por eso que los hombres que había motivo alguno para permanecer el saludo de despedida del capitán do al fin fue rescatada sólo contó con y eso para la aguerrida nación Chaná El Concejo confundió resistencia Los hombres sabios escucharon el
cía en forma prolífica, tampoco había venían allende del mar, del reino de en las indias occidentales. general Gaboto. Estúpido salvaje…es fuerza suficiente para pedir piedad, era imperdonable, afectaba su tribal con rebeldía y optó por el camino del mensaje y, de a poco, fueron preparan-
cultivado la intuición, además pensa- la codicia, no alcanzaban a compren- Sebastian Cabot, natural de Bris- una orden. piedad por el pequeño, apenas aferra- orden ancestral. menosprecio, por no ser Chaná inten- do a su gente para lo inverosímil.
ba firmemente que la ambición, hija der cómo esta gente que fue invitada tol, Inglaterra, capitán general y Ya entre los tizones humeantes del do a la vida. El Cacique fue impelido a hacerse taron el exilio voluntario. Cumplido que fuera su cometido
predilecta de la fría razón humana era a convivir con ellos, luego preparada piloto mayor del Rey Carlos I desde Fuerte, tres grupos humanos, en bifur- Como era costumbre, el póstumo cargo, al fin de cuenta él había admiti- Se dispuso ya no lo llamarlo NEM WAYRA, el hombrecito caminante,
la fuerza que movía al universo. para sembrar trigo, construir barcos, la muerte brutal de Díaz de Solís, cación de destinos. aliento fue para nombrar a su hijo; lo do en la comunidad al huérfano. Para UÁIPO (espíritu visitante), sino TATÓ desapareció de los pueblos de la ribera,
Sobre la costa norte de la hoy lla- aprender valores de la civilización, ordenó mantener el rumbo sures- Los aborígenes deseosos de volver llamó ITAÑÚ, nombre impropio del colmo, muchos -todos- jóvenes Chaná ADÁ (hombre hembra). muy posiblemente para regresar a su
mada ciudad de Paraná, a poco menos y que incluso fueron presentadas al te y seguir navegando río abajo, sin a su vida anterior, creyéndose libe- dialecto Chaná. estimaban y seguían a ITAÑU. Los Chaná no toleraban a los tierra por la senda del Carcaranchae.
de cuarenta millas río arriba de la des- Nazareno, el verdadero y único hijo de amarrar en la playa de Sancti Spiritu rados para siempre del sometimien- Por cautela o misticismo el cacique Había que evitar que se haga líder, homosexuales. Los jóvenes afemina- ITAÑÚ decidió quedarse y esperar.
embocadura del Carcarañá, el mur- Dios, hoy se levantaban destruyendo envuelta en llamas. Abandonando su to de los extranjeros; los europeos, ordenó volver la embarcación al cauce que su ejemplo se extendiera y que los dos eran expulsados por sus padres de No en la tribu, sino a las afueras.
mullo de los soldados en el puente de su futuro. fuerte, su gente y una gran cuota de desilusionados por el fracaso de la con fuego en su interior y así fue que futuros iniciados hombres opten por la comunidad.  Los hombres que de tanto en tan-
proa lo compiló a salir de su camarote. Sebastián Gaboto, no era uno más, su ambición. expedición, sin Fuerte, sin especies y los restos de la mujer naufragaron en no querer guerrear más. ITAÑÚ comprendió que ya no to incursionan de cacería en la pam-
Observó fijamente el rostro aindia- sino el principal sorprendido, nunca Cinco, quizás seis o siete sombras sin metales valiosos, mal heridos, casi llamas con la correntada. Pero con el ¡Qué vulnerables serían los Chaná podía seguir en la tribu y como era pa ondulada, contaban haberlo visto,
do de Francisco del Puerto, antes que entendió los motivos del indio para castizas comenzaron una carrera a muertos, sollozando. Mirando tras niño fueron compasivos. sin guerreros dispuestos a defender su huérfano no tuvo que despedirse de observando a la distancia, esperando
a las llamas y a la humareda que, por incendiar su preciado fuerte. nado furiosa hacia el barco en velas, la humareda como la nave que los ITAÑU, creció sin ser Chaná, con pueblo! nadie, una mañana simplemente se que lo inevitable se precipite sobre
entonces, ya dominaba el paisaje. Años después, al momento de pretendiendo huir de la devastación había traído, a toda vela se perdía en un privilegio y un maleficio a cuestas, ¿Cuánto tardarían los Charrúas en alejó, sin rumbo, hacia lo desconocido, su pueblo.
-¿Lenguaraz, tú crees que se trata redactar sus memorias, buscó excu- y la muerte. Es posible, sólo posible, el horizonte. ¡Insultando! fue el hijo de todos y de ninguno. Dor- invadir desde el río? dejando en claro que no era valor lo ITAÑÚ NEM UÁIPO, fue distante
de Sancti Spiritus? Demandó elevan- sas en el imperdonable aburguesa- que el comandante no los haya vistos, Y estaban ellos. El tercer grupo, los mía en todos los toldos, pero en ningu- ¿Cuánto los querandíes en atra- que le faltaba. testigo de la llegada de la expedición
do la voz, pese a encontrarse apenas a miento de sus soldados, en la actitud pero seguro escuchó los alaridos des- que decidieron quedarse, desde antes no extrañaban su ausencia. Cuando vesar al trote y en cuadrilla la pampa Todos, hasta el cacique, extrañaron de Gaboto, de la construcción del fuer-
dos pasos. siempre desagradecida de los Chaná– esperados que lanzaron antes de ser del fuego. sobraba alimento, comía en cualquier ondulada? su afectiva presencia y supusieron te, de los abusos del hombre blanco y
-Si Capitán, es el Fuerte… Respondió Timbúes e incluso en el garrafal error alcanzados por los aguijones volado- Ellos eran distintos, los predesti- fogón, pero cuando escaseaba, era el Se convocó al Concejo y este dispu- que nunca volverían a verlo. Pero se del estallido final. Tiempo después eli-
sin vacilar. de permitir embarcar una mujer en res que en enjambre llegaron desde la nados. Muchos, casi todos, ya habían que debía contentarse con las sobras.  so un castigo ejemplar. equivocaron. gió acercarse a algunos de los extran-
Tras el fuego el desbande hacia semejante empresa. barranca. formado familia, ya vestían, cazaban y Y pese (o gracias) a eso fue crecien- Seis meses de absoluta soledad en Pasaron muchos inviernos y un jeros que optaron por quedarse.
el poniente, hacia la pampa, todavía Los europeos solían asociar el sol- -Avanzad, avanzad, a toda vela… pescaban como los de acá. Para ellos el do bueno, muy bueno, sin rencores, la isla del silencio - reé lantéc -, sería día sin aviso retornó a la aldea. No Los actuales habitantes de Puerto
una extensión innominada. Mujeres tar amarras con la libertad. Los aborí- Estremecido y furioso, en la baran- desconcierto.  perdonando, justificando, siempre tiempo suficiente para hacerle com- venia sólo, estaba acompañado por Gaboto sostienen que existe una enti-
con críos en brazos, niños, animales genes vivían en altamar. da alta del Jardín de Popa, Francisco Dolor de parto para un pueblo nue- agradecido por la hospitalidad de su prender la necesidad de subsistir. Los un pequeño misterioso hombrecito dad que custodia las ruinas. Se habla
domésticos y hombres de acá y de Esa fatídica noche, navegando con Del Puerto observó de cerca cada uno vo que aún no tenían nombre pero pueblo adoptivo. Querido fue ITAÑU, ancianos supusieron que el jovenci- de lejos, su ropaje lo delataban. Cami- de Lucía, de Mangoré o de Siripó. Yo
allá. viento del este, la goleta Santa María, de de los cadáveres que flotaban para que, al momento de ser bautizados, los NEM UÁIPO. to comprendería la importancia y el naba desde la montaña sagrada, el creo que es alguien más.
Todo el poblado, menos los vein- regreso río abajo, pasó a pocos metros siempre en las aguas de barro y car- hombres de letras tuvieron muy pre- Pasó el tiempo y llegó el momento valor de la muerte para la vida. imperio del Rey Blanco. Su nombre Bien se sabe que los seres evo-
titrés guerreros Chaná, en carrera de la gran hoguera en que se había mín. No era por misericordia ni tam- sente aquella frustración del objetivo de convertirse en hombre, hombre Pero no. era WAYRA, era explorador. lucionados, tiene como regla des-
tierra adentro; todos querían alejar- convertido la primera construcción del poco por sadismo, buscaba un cuerpo, que los llevó a cruzar el Atlántico. Chaná, hombre guerrero. Cuentan ITAÑÚ regresó débil, con la piel Explorador del Imperio Inca. pués de la vida seguir observando y
se, poner punto final al episodio del hombre blanco en tierras salvajes. su cuerpo. Buscaba a Lucía. Los llamaron (nos llamaron) que esa fue la primera de sus rebel- sobre el hueso, y convencido de su Fue WAYRA quien contó al con- aprendiendo. Y en todo caso predicar
hombre blanco. El capitán general, asido a la rueda La intuición le volvió a susurrar al ARGENTINOS. días. Él no había nacido para matar, destino. cejo y luego en ronda de fuego, que con el ejemplo.
18 el primer desembarco

Quinientos años no es nada


Décima quinta parte y final. Pero, el paso del tiempo y la inquie- da por gente de otro lado. 
tante e inexplicable falta de interés Aquí cada quien puede teorizar
de los historiadores (salvo contadas sobre de que tan lejos vinieron los visi-
Quinientos años… Para poner las excepciones como la del Profesor tantes. Vikingos, Atlantes, Lemures o
cosas en su justa medida, quinientos González) posibilita hoy, a quinientos Extraterrestres. 
años no es nada. años apenas, el ejercicio intelectual de Está apretada síntesis, no es otra
El río Paraná y el Carcarañá, las agudizar la mirada.  cosa que un marco referencial que,
montañas del oeste, la Pampa ondula- En los archivos de India (hoy par- a criterio de este autor, justifica lar-
da e incluso los caranchos y los peces cialmente públicos y digitalizados), gamente la necesidad de volver la
del río, llevan miles, quizás millones, consta la declaración de Gaboto al mirada sobre los sucesos del PRIMER
de años en estos territorios. Ellos son momento del regreso a España, en DESEMBARCO, antecedente prime-
los dueños, nosotros simples okupas. ocasión del juicio que afrontó por la ro de conquistadores europeos tierra
Invasores a menudo desaprensivos, desobediencia a una orden real. No adentro del continente americano.
casi siempre desaprensivos.  hay duda que entraron a la cuenca del Más aun teniendo en cuenta que se
Es bastante probable que cuando Plata (Río de Solís) en busca del cami- trata de sucesos acaecidos acá muy
él último de los humanos desaparezca no más corto al Alto Perú. cerca, entre Rosario y Santa Fe. 
del planeta, los animales y las plantas No hay duda que la fundación del Auguro, con humildad, que la
recuperaren el comando en torno a Fuerte no fue por motivos urbanísticos gesta de la que aquí hablamos en
las huellas cinceladas de los ríos, en y menos evangelizadores sino como lenguaje literario (pero no por ello
la desmesura de las llanuras y en las lugar de paso a las montañas por el río menos certero) al momento de ser
recónditas montañas de por acá.  Carcarañá, ruta utilizada por los indios profundamente revisada, acarreará
Esta, nuestra historia más reciente, desde tiempos inmemoriales. derivaciones tan sorprendentes como
joven historia de pequeños seres arro- Hoy bien se sabe que el sitio don- herméticas. En casos inexplicable-
gantes, está plagada de contradiccio- de se levantó el Fuerte, más que una mente echadas al olvido. 
nes y mentiras.  aldea perdida en la inmensidad, era Más allá de que los hombres de
Mentiras de las peores, tenden- una urbe bien organizada y estratégi- estos convulsionados tiempos en que
ciosas, de las utilizadas para torcer camente ubicada. vivimos, apenas le importe los sucesos
intencionalmente la realidad. Proba- Tampoco caben dudas que los abo- históricos que nos trajeron hasta acá,
blemente justificadas por los tiempos rígenes fueron dominados y, en casos, crea el lector que existe una hueste
históricos, pero sólo probablemente.  torturados por los europeos, que, a su de fantasmas (algunos nombrados
“Los aborígenes eran salvajes, bár- favor, venían de un mundo convulsio- en este trabajo) que se han obstinado
baros, que deberían estar agradecidos nado y profundamente injusto, muy en sacar del olvido la enorme aventu-
con los hombres de los barcos por traer distante al continente del progreso ra del PRIMER DESEMABARCO. En
a estos lares educación y progreso”. que algunos historiadores insisten definitiva, sólo un eslabón para armar
“La naturaleza circundante, tan aun hoy en resaltar.  el rompecabezas de la historia jamás
bella como fecunda, banquete de Dios De hecho, con los reyes católicos contada de la humanidad. 
para deleite de los hombres valientes”  y la expulsión de los Moros de la Hicimos y seguiremos haciendo
“Los europeos representaban la península ibérica, tomaba fuerza el todo lo posible para que esta historia,
evolución humana. Con su avanzada proceso más cruel y sanguinario de nuestra primera y misteriosa historia Ilustración: Mario Arana
lengua escrita, sus enormes cruces la historia moderna: la Santa Inqui- no vuelva a caer en el olvido.  
de madera, sus vestimentas de seda, sición Española.  
hilo y lana y sus armas de metal filo- Como los relatos del PRIMER DES-
so, desembarcaron para civilizar, para EMBARCO se encargan de destacar,
evangelizar y enriquecer estos lugares existen sobrados motivos para pensar
olvidados por Dios”. que muchos extranjeros se enamora-
A no dudarlo, sobre estos paradig- ron de estas tierras y, en no pocos casos,
mas se construyó la historia real del se olvidaron del móvil que lo había
PRIMER DESEMBARCO.  subido a los barcos e impulsado a cru-
Incluso los episodios menores, zar el océano. Guerrear contra el impe-
como las vicisitudes de Francisco Del rio Inca, y hacerse (para no decir robar)
Puerto, la ferocidad de los Charrúas todo el botín en oro y plata posible. 
que se comieron a parte de la expedi- Por último, es importante consi-
ción de Díaz de Solís o la tragedia de derar que estas tierras ribereñas eran
Lucía Miranda que culminó con la bien conocidas por el Imperio más
quema del Fuerte de Sancti Spiritu. importante de América y existía un
Y nos quedamos con eso. Quinien- intercambio permanente por la ruta
tos años sin cuestionar, aceptando la transversal más antigua de sud Amé-
historia oficial y ya. rica. La ruta del río Carcarañá. 
Está claro que no existen verdades Los Incas, como hoy nadie discu-
absolutas. Es seguro, más que proba- te, construyeron sus ciudades y todo
ble, que haya habido extranjeros bien su próspero Imperio sobre la base de
intencionados, como se narra en El una civilización anterior y mucho
PRIMER DESEMBARCO. Y también más avanzada que, por motivo no del
es indudable que hubo nativos des- todo claro, desapareció antes de la
piadados, aunque con el atenuante llegada de los europeos. Esta antigua
que ofrece el hecho de ser invadidos.   cultura, en algún momento fue visita-

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