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Operación fracasada quiere volver como opereta

El diario Página12 ha publicado una nota de María Daniela Yaccar titulada “Jujuy: el
operativo retorno del ex juez Pablo Baca”. A poco que se la lee se descubre que trata sobre
un sainete sobre mi inclusión en una antología de poesía y sobre el hecho de que escribo
letras de canciones. En verdad, nada tiene mucho sentido. Pero hay una prehistoria que sí es
importante y que es necesario recordar.

En los primeros meses del año 2020 Verbitzky y los sectores duros del kirchnerismo
llevaban adelante una campaña para intervenir la Justicia de Jujuy y obtener la libertad de
Milagro Sala. Yo ejercía la Presidencia del Superior Tribunal de Jujuy y montaron una
operación política en mi contra, en la que se recurrió a grabaciones clandestinas,
adulteración de contenidos de los audios, falsificación en las transcripciones, espionaje y
falsas denuncias. Contaron con la colaboración de una mujer llamada Ana Juárez Orieta
que había sido funcionaria del gobierno del gobernador Morales y que debió renunciar por
ineficiente. Ella hizo las grabaciones clandestinas y formuló una falsa denuncia de abuso
sexual en mi contra. La denuncia fracasó lo mismo que evidentemente fracasó la operación
de Verbitzky contra el Poder Judicial de Jujuy.

Me encuentro absuelto de la falsa acusación. El fiscal ante el Tribunal en lo Criminal ya


pidió el archivo de las actuaciones. En su dictamen destaca que se realizó una pericial
psicológica a pedido de Juarez Orieta, a cargo del cuerpo médico forense de la Corte
Suprema de la Nación y resultó que la falsa denunciante Juarez Orieta “no presentó
indicadores que den cuenta de que haya cursado situaciones de Violencia en el área sexual”
y que tampoco tiene “síntomas derivados de situaciones como las que se investiga”. Ana
Juarez Orieta según los peritos forenses de la Corte presenta una personalidad de carácter
neurótico con rasgos histero-fóbicos en la que se destaca la emergencia de ansiedad de
corte paranoide e impulsividad con precario control. También informan que “se infiere la
tendencia al enmascaramiento y el ocultamiento”.

Con respecto a la única prueba testimonial que ofreció la denunciante, de un señor Jorge
Leis, dice el Fiscal “evidenció severas contradicciones con la propia declaración de la
presunta víctima y las capturas de pantalla de mensajes de WhatsApp que presentó Juarez
Orieta”. En efecto, ésta había dicho que Leis era su pareja y que se habían encontrado tarde
la noche del supuesto hecho, y que Leis le había visto lesiones y que ella le había contado
que se las había causado Pablo Baca. El testigo Leis, en cambio, dijo que no eran pareja
sino “compañeros de militancia”, que se vieron temprano y que no vio ninguna lesión ni se
le mencionó a Baca. Y eso no es todo: de los mensajes de WhatsApp que presentó Juarez
Orieta resultó que en realidad no se vieron porque Leis se quedó a comer con su hija. De
modo que ambos mintieron bajo juramento en una situación extremadamente grave:
prestando testimonio en una causa penal en contra del acusado.

La denunciante ofreció el contenido de su celular como prueba. Esa prueba también la


pedimos desde la defensa. Pero nunca se pudo realizar porque Juárez Orieta nunca lo
entregó. Pero, además, el Fiscal hace notar que la denunciante entregó copias de los
mensajes del celular, de donde surgieron las contradicciones. ¿Para qué serviría su celular
sino para corroborar esas contradicciones? En los últimos párrafos, ya en medio de las
enormes contradicciones entre lo que dice la denuncia y las constancias de la causa, el
Fiscal recuerda que, según el Cuerpo Médico Forense de la Corte, Ana Juarez Orieta tiene
tendencia al “enmascaramiento y ocultamiento de contenidos”. En definitiva, Juarez Orieta
me grabó subrepticia e ilegalmente para la publicación de Verbitzky. Luego me denunció
por un hecho aberrante. Afortunadamente se descubrió la verdad.

Esa fue la operación y así fracasó. Ahora la opereta. Yaccar de Página12 cuenta, como si
fuera un éxito, que se logró evitar la publicación de una antología porque a uno de los
elegidos le desagradaba compartir el libro conmigo. Falta que mande a quemar mis libros.

La fuente en Jujuy de Yaccar, un señor Reynaldo Castro, un personaje de las cloacas de las
redes sociales, dice que yo antes no escribía letras de canciones y que esto que hago ahora
forma parte de “una operación retorno” al mundo de la cultura. Lo de las letras de
canciones lo ratifico: en Facebook se pueden encontrar no solo la zamba “Jujuy” sino varias
más y voy a seguir subiendo. Lo del mundo de la cultura no me interesa. Pero si quiero
decir que Reynado Castro no puede saber qué ocurre en ese mundo porque la infamia desde
el anonimato no es un género literario. Como escritor -digamos- ha hecho dos
compilaciones. Una de poesía de la posdictadura, en la que juntó poetas y poemas, pero no
escribió más que el prólogo. Y un libro muy valioso con testimonios de víctimas del
terrorismo de Estado en el que falta un detalle: usó información que obtuvo mientras
trabajaba como secretario de Andrés Fidalgo y, luego de su muerte, se olvidó de
reconocerlo.
Pero esto no importa. Lo importante fue la persecución política sobre mi persona y mi
familia. Mi madre no va a ver el final: murió de covid sola en un sanatorio y en su última
comunicación me preguntó por la denuncia que pesaba sobre mi persona. No quería morir
sin verlo aclarado.

Hemos perdido muchas cosas, pero no la dignidad. Renuncié a mi cargo de Presidente del
Superior Tribunal de Jujuy y me sometí a la justicia. Realicé pruebas periciales en la Corte
de la Nación y propuse otras pruebas que la falsa denunciante Juarez Orieta obstaculizó.
Con la misma responsabilidad con que juzgué, me sometí a aquellos a los que les tocó
juzgarme. Y los fiscales han emitido decisión en el sentido de mi inocencia. Lamento que
no esté mi madre para verlo.

Dr. Pablo Baca

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