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La hemoglobina de los glóbulos rojos es la que lleva el oxígeno desde los pulmones
a todas partes del cuerpo. La hemoglobina principal de los glóbulos rojos de
quienes padecen anemia falciforme es diferente de la hemoglobina común. Los
glóbulos rojos que contienen hemoglobina normal son redondos y flexibles. Pero
cuando los glóbulos rojos de las personas afectadas con esta enfermedad liberan el
oxígeno, la anomalía de la hemoglobina hace que las células se endurezcan y se
deformen, a menudo hasta tener la forma de una letra C, como una hoz.
Existen varios tipos de anemia falciforme. Los tipos más comunes suelen
denominarse SS (cuando el niño hereda dos genes de glóbulos falciformes; la "S"
proviene del inglés "sickle"), SC (cuando hereda un gen de glóbulos falciformes y
un gen de otro tipo anormal de hemoglobina llamado "C") y S con talasemia beta -
cero (cuando hereda un gen de glóbulos falciformes y un gen de un tipo de
talasemia, otro tipo de anemia hereditaria). Los efectos de la anemia falciforme
varían enormemente de una persona a otra. Algunas personas afectadas, casi
nunca parecen enfermarse, mientras otras necesitan ser hospitalizadas con
frecuencia.
Los niños que padecen anemia falciforme son especialmente propensos a contraer
graves infecciones bacterianas como las que causan la meningitis y las infecciones
de la sangre (septicemia). Las infecciones son la principal causa de muerte entre
los niños que padecen esta enfermedad. Sin embargo, cuando se diagnostica y se
trata la enfermedad desde una edad temprana, el riesgo de infecciones y de muerte
disminuye considerablemente.
En 1987, un panel de National Institutes of Health recomendó que todos los bebés
fueran sometidos a una prueba inmediatamente después de nacer, para determinar
si tenían anemia falciforme. En la actualidad se somete a todos los bebés nacidos
en EE.UU. a pruebas para comprobar si tienen dos o más enfermedades
hereditarias. La misma muestra de sangre se emplea para realizar la prueba de
anemia falciforme. En este momento, dicha prueba se realiza en más de 40
estados.
Las pruebas de esta enfermedad se realizan en los bebés recién nacidos para que
los médicos puedan comenzar a tratar los niños afectados antes de que ocurran
infecciones graves. Los estudios demuestran que el tratamiento diario con
penicilina, a partir de los 2 meses y hasta los 5 años de edad, reduce el riesgo de
aparición de las infecciones más graves en aproximadamente un 85 por ciento.
Es muy importante que los bebés y los niños con anemia falciforme reciban sus
vacunas regularmente. Una de estas vacunas, llamada la vacuna Hib (del
inglés 4
), recomendada para todos los bebés a partir de los
2 meses de edad, ayuda a protegerlos contra una infección bacteriana que podría
poner en riesgo su vida. También es importante que los niños con esta enfermedad
reciban las vacunas contra el neumococo y el meningococo (para prevenir la
septicemia y la meningitis) a la edad de 2 años y a los 5 años o más. También
deben recibir inyecciones anuales contra la gripe (influenza) a partir del primer año
de edad.
Este bloqueo de los vasos sanguíneos se conoce como un episodio o una crisis de
dolor de anemia falciforme. A veces los episodios de dolor son muy graves y
necesitan ser tratados en un hospital con drogas para calmar el dolor. Sin embargo,
en la mayoría de los casos, son más leves y pueden ser tratados en casa. Si un
bloqueo perdura mucho tiempo, puede provocar la destrucción de tejidos. Por lo
general, el dolor causado por esta enfermedad se produce en los huesos.
No. En EE.UU., la mayoría de los casos de anemia falciforme ocu rren entre
personas afroamericanas y entre los hispanos de ascendencia caribeña.
Aproximadamente uno de cada 400 afroamericanos tiene anemia falciforme,
aunque también afecta a personas de ascendencia árabe, griega, maltesa, italiana,
sarda, turca e hindú.
No. Cuando una persona hereda un gen de glóbulos falciformes de uno de sus
padres y un gen normal del otro, se dice que tiene ³sickle cell trait´, o sea, ciertas
características de la enfermedad. Uno de cada 12 afroamericanos de EE.UU. tiene
³sickle cell trait´. Estas personas, son tan saludables como quienes no son
portadores de la enfermedad y es raro que tengan problemas de salud derivados
del ³sickle cell trait´ . Estos individuos, no pueden desarrollar la enfermedad
propiamente dicha. Sin embargo, cuando dos personas portadoras de la
enfermedad tienen un niño, es posible que éste herede dos genes de glóbulos
falciformes y tenga SS.
Estas probabilidades son v álidas para cada embarazo. Si sólo uno de los padres es
portador, y el otro no tiene genes de hemoglobina anormal, no hay posibilidad de
que sus hijos tengan anemia falciforme.
Sí. Sin embargo, las mujeres afectadas tienen un riesgo mayor de sufrir
complicaciones que pueden afectar su salud y la de sus bebés. Durante el
embarazo, la enfermedad puede volverse más grave y las crisis de dolor pueden
ocurrir con más frecuencia. El riesgo de parto prematuro y de dar a luz un bebé de
bajo peso es mayor en las mujeres que tienen anemia falciforme. Sin embargo, si
reciben cuidados prenatales tempranos, así como una buena supervisión médica
durante el embarazo, las mujeres afectadas pueden tener un embarazo y un parto
normales.
Las parejas que planean tener un bebé pueden averiguar si son portadoras
sometiéndose a una prueba en un centro médico o un hospital. Un especialista en
genética podrá enviar a la pareja a un lugar donde se realice la prueba y podrá
conversar con ellos sobre los riesgos del feto. La división de hematología (sangre) o
el departamento de pediatría de su hospital local, también pueden proporcionar
servicios de prueba y consejería, así como tratamiento para quienes padecen la
enfermedad. Además, la Sickle Cell Disease Association of America puede
proporcionar información acerca de los recursos disponibles en su área.