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ABRIL 6 DE 2021

PRESENTADO POR: ERIKA LILIANA FUENTES GRANADOS


PAULA XIMENA LAMUS FRANCO
DAYI PAOLA FLÓREZ TELLEZ

PRESENTADO A: DR. MANUEL FERNANDO RAMIREZ

ASIGNATURA: HERMENEUTICA JURIDICA

CLASES DE LEYES EN COLOMBIA

Con la llegada de la Carta Política de 1991 se elevó su carácter novedoso y


progresista, enfáticamente en lo que respecta a la clasificación y jerarquización de
las Leyes en Colombia. En ese contexto, es preciso mencionar que las Leyes son
normas hechas exclusivamente por el Congreso de la República (art. 114,
Constitución Política de Colombia) que tienen aplicación en todo el país y rigen los
derechos y deberes de cualquier ciudadano. De este modo, se identifican, siete
categorías de Leyes distintas, las cuales se procederán a nombrar y hablar
durante el desarrollo de este texto en orden jerárquico. En ese entendido, se
ubican las Leyes estatutarias; Leyes orgánicas, Leyes cuadro o marco; Leyes de
facultades; Leyes de Convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente y de
Convocatoria a Referendo; Leyes aprobatorias y, Leyes ordinarias.

En ese orden de ideas, dentro de las múltiples clasificaciones que se han


establecido para agrupar las Leyes, existe una modalidad que responde a la clase de
materia o contenido que regula y que se armoniza con el factor de jerarquización,
que dio nacimiento a la composición del actual contenido del artículo 152 Superior.

Asi, el constituyente de 1991 determinó un tipo de Ley de estirpe propia y especial


de categoría superior a las demás Leyes denominada Ley estatutaria, con el
objeto de regular específicos ejes temáticos que dada su trascendencia social
requería fueran protegidos y defendidos; en efecto, dentro de las disimiles materias
que regula se tramitarán como proyectos de Ley estatutaria, de conformidad con el
artículo 152 y concordantes de la Constitución Política, los referidos a las
siguientes materias: Derechos y deberes fundamentales de las personas y los
procedimientos y recursos para su protección, cláusula en la que la Corte
Constitucional determinó dos reglas. De un lado, la primera consiste en que serán
objeto de reglamentación los derechos incluidos en el capítulo I del Título II de la
Carta Política (De los derechos fundamentales); de otro lado, la segunda es, que
la reglamentación debe atender a criterios de: integralidad del Derecho
fundamental; reglamentación directa de objeto y, la reglamentación que implique la
afectación o desarrollo de los elementos estructurales de un derecho fundamental.
(Sentencia C-223 de 2017 Corte Constitucional).

Ahora bien, retornando las materias de que trata la Ley Estatutaria, también es
preciso mencionar las siguientes: administración de justicia; organización y
régimen de los partidos y movimientos políticos; Estatuto de la oposición y
funciones electorales, reglamentando la participación de las minorías (art. 112 inc.
3 constitucional); instituciones y mecanismos de participación ciudadana; Estados
de excepción, regulando las facultades que de ellos se originan (art. 214
Constitucional), y por último, la igualdad electoral entre los candidatos a la
Presidencia de la República que reúnan los requisitos que determine la ley.” (Art.
207, Ley 5 de 1992). De ese modo, es preciso observar que, las Leyes
estatutarias están principalmente instituidas para la regulación y protección de los
derechos. Materias que comportan una importancia esencial para el desarrollo de
los artículos 1 y 2 de la Carta, pues su regulación especial garantiza la vigencia de
principios básicos constitucionales y propende por la consecución de los fines
esenciales del Estado. De modo que imprimirle rigurosidad a la aprobación de la
regulación de dichas materias y, además, mayor jerarquía a las leyes que las
consagren, son medios idóneos para lograr la efectividad de los derechos
constitucionales, la salvaguarda de un orden justo, así como la existencia de un
sistema democrático y participativo.

También, de conformidad con los criterios desarrollados por la jurisprudencia,


deberán tramitarse a través de una Ley estatutaria: los elementos estructurales del
derecho fundamental definidos en la Constitución, cuando se expida una
normatividad que consagre los límites, restricciones, excepciones y prohibiciones
que afecten el núcleo esencial; cuando el legislador tenga la pretensión de regular
la materia de manera integral, estructural y completa; elementos que aludan a la
estructura general y principios reguladores y que refieran a Leyes que traten
situaciones principales e importantes de los derechos.

En ese entendido, cuando se establecen reglas relativas al alcance o a las


condiciones de ejercicio de los derechos fundamentales, el legislador está
sometido a la reserva de Ley estatutaria, en la medida en que ella constituye una
garantía constitucional a favor de los ciudadanos; asi, esta implica que de acuerdo
con la previsión constitucional, sea el legislador quien descienda y materialice la
regulación en contenidos estatutarios. En otros términos, la reserva de Ley
estatutaria no significa que toda regulación que se relacione con los temas
anteriormente nombrados deban someterse a dicho trámite especial. (Sentencia 729
de 2000 Corte Constitucional). A este respecto, cabe traer a colación la Sentencia
C-013 de 1994, en la cual se precisa lo siguiente: "Ahora bien, las leyes
estatutarias sobre derechos fundamentales tienen por objeto desarrollarlos y
complementarlos. Más esto no supone que toda regulación en la cual se toquen
aspectos relativos a un derecho fundamental deba hacerse por vía de Ley
estatutaria, pues, aunque estas están encargadas de desarrollar los textos
constitucionales que reconocen y garantizan los derechos fundamentales, no
fueron creadas dentro del ordenamiento con el fin de regular en forma exhaustiva
y casuística todo evento ligado a los derechos fundamentales". Por tanto, para
saber si una norma está sometida a reserva de Ley estatutaria debe distinguirse si
el asunto trata de un derecho fundamental, si la norma está regulándolo y
complementándolo, si dicha regulación toca sus elementos conceptuales y
estructurales mínimos y si la norma pretende regular integralmente dicho derecho.

En este sentido, es de importancia mencionar que, las Leyes estatutarias se


distinguen de cualquiera otra clase de Ley, en la medida que poseen su propia
dinámica o características, al requerirse un quórum específico para su aprobación,
modificación o derogación, a razón de la mayoría absoluta de los miembros del
Congreso; un tiempo determinado para su proferimiento y perfeccionamiento,
concerniente a su exclusiva expedición por el Congreso y materialización durante una
sola legislatura, compuesta, a su vez, por dos períodos de sesiones legislativos
que deben transcurrir entre el 20 de julio y el 20 de junio del año siguiente y un
trámite armónico con otra autoridad, toda vez que en ese mismo término son
revisadas por la Corte Constitucional, organismo que ejerce sobre estas leyes un
control previo de constitucionalidad. Asimismo, cabe mencionar que, estas leyes
no podrán expedirse por facultades extraordinarias concedidas al Presidente de la
República. (Art. 208, Ley 5 de 1992).

De esta manera, un Proyecto de Ley Estatutaria debe cumplir con los siguientes
requisitos para su aprobación: haber sido publicado en la Gaceta del Congreso,
antes de darle curso en la respectiva Comisión; haber sido aprobado en la
correspondiente Comisión Permanente y en la Plenaria de cada Cámara,
mediante votación nominal y pública, por mayoría absoluta, dando cumplimiento a
los procedimientos de publicación de las ponencias y del texto aprobado en cada
Cámara; de igual modo, tiene que respetar los términos fijados en el artículo
160 de la Constitución para los debates, a saber: entre el primero y el segundo
debate en cada Cámara debe mediar un lapso no inferior a ocho días, y entre la
aprobación del proyecto en una Cámara y la iniciación de la discusión en la otra
deben transcurrir por lo menos quince días; así mismo, haber dado aviso de que el
Proyecto será sometido a votación en sesión previa distinta a aquélla en la que
dicha votación tenga lugar. De igual forma, el proyecto debe ser sometido a
votación en la oportunidad anunciada, de acuerdo con lo establecido en el artículo
8 del Acto Legislativo 001 de 2003; el proyecto debe ser aprobado dentro de una
sola legislatura, con la aclaración de que este plazo se refiere únicamente al
trámite dentro el Congreso y no se extiende al período que requiere la revisión
previa que efectúa la Corte Constitucional; también, ha de respetarse los principios
de unidad de materia, identidad flexible y consecutividad, cuando en el desarrollo
de los debates se presenten modificaciones al texto del Proyecto de Ley; cuando
se trate de normas que tengan impacto directo diferenciado sobre comunidades
étnicas, de conformidad con los criterios que ha establecido la Constitución y la
jurisprudencia de la Corte Constitucional, haber sido sometido a consulta previa
antes de iniciar su trámite en el Congreso. (Sentencia 951 de 2014 Corte
Constitucional).

Dicho todo esto, en lo referido por la Corte Constitucional, al disertar sobre la


teleología que acompaña a la Ley estatutaria desde su creación y cuyos propósitos
perviven y se valoran actualmente como baluartes de salvaguarda que de otra forma
serían fácilmente modificables, indicó que son tres los fundamentos que justifican la
necesidad de la misma, entre ellos: “la naturaleza superior de este tipo de normas
requiere mayor grado de permanencia en el ordenamiento y seguridad jurídica para
su aplicación; por la importancia que para el Estado tienen los temas regulados
mediante leyes estatutarias, es necesario garantizar mayor consenso ideológico con
la intervención de minorías, de tal manera que las reformas legales más importantes
sean ajenas a las mayorías ocasionales y, por último, es necesario que los temas
claves para la democracia tengan mayor debate y consciencia de su aprobación, por
lo que deben corresponder a una mayor participación política”.

Asi, para ilustrar mejor lo atinente a las Leyes estatutarias, a ejemplo de estas se
halla: El Estatuto de los Partidos y Movimientos Políticos (Ley 130 de 1994); la Ley
de Mecanismos de Participación Ciudadana (Ley 134 de 1994); el Estatuto de los
Estados de Excepción (Ley 137 de 1994); la Ley Estatutaria de Administración de
Justicia (Ley 270 de 1.996).
Ahora bien, en segundo lugar, en lo concerniente a las Leyes orgánicas, es
puntual indicar que estas le siguen en jerarquía a las Leyes estatutarias.  De este
modo, las Leyes orgánicas se erigen como estatutos o textos normativos que
abarcan toda la normatividad de una serie de asuntos señalados expresamente en
la Carta Política, es decir, como un instrumento encaminado a evitar que el texto
constitucional sea constantemente reformado; teniendo por objetivo principal, el
organizar y determinar  la misión y estructura de las entidades de carácter estatal.
Conforme a lo anterior, el concepto de Ley orgánica encuentra dos criterios
fundamentales para identificarse: un criterio material, según el cual las Leyes
orgánicas regulan unas precisas materias cuyos aspectos principales están
consagrados a lo largo del texto Superior y, otro de carácter formal, en virtud del
cual se establece un procedimiento legislativo más riguroso para la votación de
este tipo de Leyes, por cuanto requieren necesariamente la mayoría absoluta de
los votos de los Congresistas para impartir su aprobación. (Sentencia C-360 de
2016 Corte Constitucional).

Es por esto que, la Ley orgánica no tiene rango de norma constitucional, sino de
naturaleza jerárquica superior a las demás leyes que versen sobre el mismo
contenido material, en la medida que, no está constituyendo sino organizando lo
ya constituido por la norma de normas, que es, únicamente, el Estatuto
Fundamental. Asi, la Ley orgánica no es el primer fundamento jurídico, sino una
pauta a seguir en determinadas materias preestablecidas, no por ella misma, sino
por la Constitución. (Sentencia C-026 de 2018 Corte Constitucional).

Dicho lo anterior, es importante mencionar que, las Leyes orgánicas tienen


características particulares, ya que gozan de una prerrogativa especial, por su
posición organizadora dentro del sistema legal que de ellas depende. Asi,
reglamentan plenamente una materia, pues son estatutos que abarcan toda la
normatividad de unos asuntos señalados expresamente en la Constitución
Política, como se nombró con anterioridad y, condicionan, con su normatividad, la
actuación administrativa y la expedición de otras leyes sobre la materia de que
tratan. (Sentencia 579 de 2001 Corte Constitucional).

En ese entendido, las Leyes orgánicas tienen un sentido ordenador y


autolimitante, toda vez que es un mandamiento al Congreso en orden a regular su
función legislativa, señalándole límites y condicionamientos. En efecto, dichas
Leyes regulan materias de conformidad con el artículo 151 y concordantes de la
Constitución Política, referidas a los Reglamentos del Congreso y de cada una de
las Cámaras; las normas sobre preparación, aprobación y ejecución del
Presupuesto de Rentas y Ley de Apropiaciones; la regulación, correspondiente a
la programación, aprobación, modificación, ejecución de los presupuestos de las
entidades territoriales y de los entes descentralizados de cualquier nivel
administrativo, y su coordinación con el Plan Nacional de Desarrollo; las normas
sobre preparación, aprobación y ejecución del Plan General de Desarrollo; las
relativas a la asignación de competencias a las entidades territoriales y entre éstas
y la Nación; las atribuciones, los órganos de administración, los recursos de las
regiones y su participación en el manejo de los ingresos provenientes del Fondo
Nacional de Regalías; la definición de los principios para la adopción del estatuto
especial de cada región; el establecimiento de las condiciones, previo concepto de
la Comisión de Ordenamiento Territorial, para solicitar la conversión de la región
en entidad territorial, y posterior referendo de los ciudadanos de los
departamentos interesados; el establecimiento de los requisitos para que el
Congreso Nacional pueda decretar la formación de nuevos departamentos; la
regulación sobre la capacidad de los organismos y entidades estatales para
contratar y, en último lugar, el ordenamiento territorial. (Art. 206, Ley 5 de 1992).

En este sentido, la Constitución consagra cuatro materias específicas de reserva


de Ley orgánica, las cuales, según la denominación dada en la doctrina y en la
jurisprudencia, corresponden a las siguientes: Ley Orgánica del Congreso, Ley
Orgánica de Planeación, Ley Orgánica del Presupuesto y Ley Orgánica de
Ordenamiento Territorial.
De este modo, la reserva de Ley orgánica se caracteriza porque está definida en
el artículo 151 y en otras disposiciones de la Constitución y debe ser interpretada
de manera sistemática y restrictiva. Además, la Corte Constitucional ha reconocido
que las Leyes orgánicas no tienen por objeto regular íntegramente las materias
sometidas a su reserva y, por lo tanto, son pautas para que el legislador ordinario
desarrolle a futuro determinados temas sin desconocer los límites fijados por el
Legislador orgánico.

Por todo esto, habría que decir entonces que, la Ley orgánica ha cumplido
diversas funciones, tales como: complemento de determinados contenidos del
Texto Fundamental; criterio para establecer límites a la potestad reglamentaria del
Ejecutivo y, norma instrumental del procedimiento legislativo.

Por otra parte, el procedimiento legislativo requerido para la aprobación de la Ley


orgánica está sometido a una rigidez constitucional, en el sentido de que el
respectivo proyecto de Ley debe ser aprobado por la mayoría absoluta de los
miembros de una y otra Cámara. Así, respectivas Leyes tienen como propósito “la
obtención de mayor consenso de las fuerzas políticas representadas en el
Congreso de la República, lo cual garantiza mayor legitimidad democrática a la
Ley que va a autolimitar el ejercicio de la actividad legislativa,” así como una
mayor vocación de permanencia de esta clase de leyes, pues a ellas está
condicionada la expedición y reforma de las normas ordinarias. Por último, en lo
que tiene que ver con el propósito de aprobar una Ley orgánica, la jurisprudencia
constitucional ha reiterado que en el propio trámite legislativo debe aparecer clara,
expresa y positiva la voluntad del Congreso de aprobar o modificar una Ley de
naturaleza orgánica; exigencia que se orienta a resguardar la transparencia en el
debate democrático, y por medio de ella, se garantiza el control político de los
ciudadanos a sus autoridades, así como el fin esencial del Estado de facilitar la
participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida política de la
Nación.
De este modo, sirve como ejemplo de estas leyes: la Ley orgánica del Congreso
(ley 5ª de 1992, la cual fue modificada por las leyes 186 de 1995, 273 de 1996 y
475 de 1998); el Estatuto Orgánico del Presupuesto (Ley 38 de 1989, modificada
por las Leyes 179 de 1994 y 225 de 1995, compiladas en el Decreto 111 de 1996)
y la Ley Orgánica del Plan de Desarrollo (Ley 152 de 1994).

Avanzando en las distintas clases de Leyes que existen en el ordenamiento


jurídico colombiano, en tercer lugar, se encuentran las Leyes cuadro o marco, las
cuales se conocen como las disposiciones generales que regulan actividades
específicas, y señala los criterios y objetivos a los que debe sujetarse el Gobierno
con relación a determinados asuntos establecidos en la Constitución Política de
Colombia.

Asi, es importante resaltar que, implica una nueva relación entre el Legislativo y el
Ejecutivo, en la medida en que éste último colabora activamente con el primero en
la regulación de la materia correspondiente, de forma tal que el Congreso fija las
pautas generales y directrices que habrán de guiar la regulación, mientras que el
Ejecutivo completa, precisa y determina la reglamentación específica del asunto
de que se trate. La expedición de toda Ley marco implica entonces una
distribución de poderes y facultades legislativas entre el Congreso de la República
y el Gobierno Nacional. En efecto, el Congreso consagra los preceptos generales
y el Presidente expide los denominados decretos ejecutivos, destinados a
reglamentar, en forma amplia, los asuntos a que se refiere la Ley. De ese modo,
la competencia del legislador en esta materia se ve restringida, toda que no puede
regular exhaustivamente, sino que tiene que limitarse a sentar pautas generales,
en consecuencia, el legislador tiene un límite, es decir, no puede agotar la materia,
sino que, por el contrario, está obligado a que el ejecutivo complete la regulación
pertinente, y si esto no ocurre, la Ley puede devenir en inconstitucional.
(Sentencia C-026 de 2020 Corte Constitucional).
En ese contexto, las Leyes marco, configuran los temas mencionados a
continuación: “organizar el crédito público; regular el comercio exterior y señalar el
régimen de cambio internacional, en relación con las funciones que la Constitución
consagra la junta directiva del Banco de la Republica; modificar, por razones de
política comercial, los aranceles, tarifas y demás disposiciones concernientes al
régimen de aduanas; regular las actividades financieras, bursátil, aseguradora y
cualquiera otra relacionada con el manejo, aprovechamiento e inversión de los
recursos captados del público; fijar el régimen salarial y prestacional de los
empleados públicos, de los miembros del Congreso nacional y de la fuerza
pública, y por último, fijar el régimen de prestaciones sociales mínimas de los
trabajadores oficiales”. (Art. 150, numeral 19, Constitución Política).

Hay que mencionar, además que, la Corte Constitucional en las sentencias C-140


de 2007 y C-553 de 2007 ha caracterizado las Leyes marco, de acuerdo a las
siguientes particularidades: la técnica de las leyes marco permite desarrollar una
forma de colaboración entre el Legislativo y el Ejecutivo para la regulación de
ciertas materias constitucionalmente señalas; en materia de Leyes marco, el papel
del Congreso se limita a fijar las pautas generales o directrices que deben guiar la
ordenación de una materia determinada, y el Ejecutivo se encarga de precisar y
completar la regulación del asunto de que se trata; por lo anterior, la competencia
del legislador en estas materias se ve restringida. En este sentido la Corte ha
dicho que en las Leyes marco se "contempla una atenuación de la cláusula
general de competencia reconocida al órgano legislativo". Asimismo, se enuncian
características como: la no implicación de una delegación al ejecutivo de
facultades extraordinarias de tipo legislativo, razón por la cual los decretos que
expide el Ejecutivo para desarrollar las leyes marco no son decretos con rango de
Ley, sino decreto ejecutivos, cuyo control de constitucionalidad y legalidad
compete al Consejo de Estado, y por último, la razón de ser de las Leyes marco
radica en la existencia de asuntos cambiantes que es necesario regular de una
manera ágil y oportuna, aplicando conocimientos técnicos e información
pertinente; regulación que, en esas condiciones, el Congreso no está en
posibilidad de expedir, y en los cuales el Ejecutivo, en cambio, sí dispone de las
capacidades para reaccionar prontamente adecuando las regulaciones.

De esta manera, cabe aclarar que, una ley del Congreso no necesariamente tiene
que ser Ley marco en su totalidad, o corresponder exclusivamente a esa clase de
Leyes. Por tanto, en un estatuto dedicado de manera predominante a una
determinada materia puede haber artículos que sean marco y otros que no lo
sean. Esta ley es desde el punto de vista de su trámite, una ley ordinaria, de modo
que se la distingue sólo por su contenido. Asi, el legislador puede consagrar
normas marco dentro de leyes amplias o generales; por consiguiente, pueden
incluir normas marco dentro de Leyes ordinarias.

Por su parte, es preciso señalar que no existen requisitos especiales distintos de


los que se exigen para las Leyes ordinarias. En consecuencia, en ninguna de las
fases del procedimiento legislativo hay particularidades que deban observarse.

De otro lado, en cuarto lugar, se ubican las Leyes de facultades, las cuales se
erigen como las Leyes que expide el Congreso de la Republica para otorgar al
presidente facultades extraordinarias, a fin de expedir normas con fuerza de Ley
cuando la necesidad lo exija o la conveniencia pública lo haga aconsejable. En
ese sentido, dichas Leyes están previstas en el artículo 150 numeral 10 de
la Constitución, estableciendo como condición que las facultades sean precisas y
solicitadas expresamente por el Gobierno, asi como, la aprobación de la ley por la
mayoría absoluta de los miembros de una y otra Cámara. Además se establece la
prohibición de expedir mediante este tipo de Leyes, Códigos, Leyes estatutarias,
Leyes orgánicas, Leyes que decreten impuestos ni las previstas en el numeral 20
del mismo artículo, referentes a servicios administrativos y técnicos de las
Cámaras.

Asi las cosas, es preciso nombrar las diferentes facultades extraordinarias


otorgadas al Presidente de la Republica y de las cuales se hizo mención con
anterioridad. Por consiguiente, en virtud del artículo 16 de la Ley 790 de 2002,
"por la cual se expiden disposiciones para adelantar el programa de renovación de
la administración pública y se otorgan unas facultades Extraordinarias al
Presidente de la República", se consagra lo siguiente: de conformidad con
el artículo 50, numeral 10 de la Constitución Política, revístese al Presidente de la
República de precisas facultades extraordinarias, para: suprimir y fusionar
Departamentos Administrativos, determinar su denominación, número y orden de
precedencia; determinar los objetivos y la estructura orgánica de los Ministerios;
reasignar funciones y competencias orgánicas entre las entidades y organismos
de la administración pública nacional; escindir entidades u organismos
administrativos del orden nacional creados o autorizados por la ley; señalar,
modificar y determinar los objetivos y la estructura orgánica de las entidades u
organismos resultantes de las fusiones o escisiones y los de aquellas entidades u
organismos a los cuales se trasladen las funciones de las suprimidas; crear las
entidades u organismos que se requieran para desarrollar los objetivos que
cumplían las entidades u organismos que se supriman, escindan, fusionen o
transformen, cuando a ello haya lugar, y por último, determinar la adscripción o la
vinculación de las entidades públicas nacionales descentralizadas.

En ese orden de ideas, entendiéndose que la función legislativa se halla en


cabeza del Congreso como principio general, las posibilidades de que el
Presidente por decretos, cumpla ese papel son excepcionales. Por ello, cuando se
reviste al Presidente de facultades extraordinarias por tiempo no superior a 6
meses, las autorizaciones a él conferidas son de interpretación restrictiva, por
estar circunscritas al tenor literal de la norma habilitante, lo que implica que,
además del límite temporal, el Ejecutivo se encuentra ante una restricción material
que le impide extender su precaria atribución legislativa a temas no contemplados
de manera explícita en la Ley de facultades. (Sentencia 1191 de 2000 Corte
Constitucional).
Por todo esto, la concesión de estas facultades está mediada por una serie de
requisitos determinados por el constituyente, entre ellos: la existencia de una Ley
habilitante; la necesidad de una mayoría absoluta en el Congreso para la
aprobación de la Ley habilitante; la concesión de las facultades por un término no
mayor a 6 meses; la existencia de un presupuesto de hecho, el cual bien puede
ser cuando la necesidad lo exija o la conveniencia pública lo aconseje; el carácter
expreso y preciso sobre lo delegado; el carácter provisional de la delegación, y en
último lugar, la restricción constitucional de conferir tales facultades para expedir
Códigos, Leyes orgánicas y estatutarias o, decretar impuestos. (Sentencia C-016
de 2013 Corte Constitucional).

Asimismo, la Corte Constitucional en Sentencia 562 de 2015 ha establecido como


requisitos de precisión: indicar la materia que delimita el ámbito sustantivo de
acción del Ejecutivo; señalar la finalidad a la cual debe apuntar el Presidente de la
República al ejercer las facultades y, enunciar los criterios que han de orientar las
decisiones del Presidente respecto de las opciones de diseño de política pública
dentro del ámbito material general de la habilitación.

De este modo, la finalidad dada al Presidente de la República al emplear las


facultades extraordinarias, liga su ejercicio a la voluntad del Congreso, de modo
que exista coherencia entre, los motivos que llevaron al legislador a concederlas, y
el contenido mismo de la Ley de facultades.

Por último, es importante mencionar los siguientes ejemplos, con el ánimo de


ilustrar lo dicho con anterioridad. Asi, por un lado, se halla la Ley 1424 de 2010, la
cual Reviste al Presidente para que cree o modifique el operador que pondrá en
marcha el mecanismo no judicial de contribuir a la verdad y la memoria histórica
contemplado en la Ley 1424 de 2010, así como para modificar la planta de
personal de la Fiscalía General de la Nación, la Procuraduría general de la Nación,
la defensoría del Pueblo y el Departamento Administrativo de la Presidencia de la
República. Y por otro lado, se halla la Ley 1444 de 2011, la cual reviste al
Presidente de la República de precisas facultades extraordinarias, por el término
de seis meses, contados a partir de la fecha de publicación de la presente Ley
para realizar entre otros aspectos, los ajustes en materia de estructura orgánica,
reasignación de funciones, creación de entidades u organismos, modificaciones
presupuestales y creación de empleos de planta de personal de la Fiscalía
General de la Nación que se requieran para asumir las funciones y cargas de
trabajo que reciba como consecuencia de la supresión o reestructuración del DAS.

Ahora bien, en quinto lugar, se encuentran las Leyes de Convocatoria a


Asamblea Nacional Constituyente y de Convocatoria a referendo. De un lado,
en cuanto a las Leyes de Convocatoria a Asamblea Constituyente, es importante
traer a colación el artículo 376 de la Constitución Política, el cual abrió la
posibilidad de su reforma por medio de una Asamblea Constituyente, y con ello,
una serie de condiciones, entre las cuales, por una parte, se requiere que, el
Congreso disponga mediante una Ley citar a los ciudadanos para que en votación
popular decidan si convocan una Asamblea Constituyente, con la competencia, el
periodo y la composición que la misma Ley determine, la cual deberá ser
aprobada por la mayoría absoluta de los miembros de una y otra Cámara. Y por
otra parte, se hace necesario, que la convocatoria a la Asamblea sea aprobada
por un número de ciudadanos no inferior a la tercera parte del censo electoral.

De otro lado, con respecto a las Leyes de Convocatoria a Referendo, es preciso


mencionar que la Constitución prevé este mecanismo de reforma para aprobar o
para derogar una norma constitucional, es asi como el artículo 377 de la misma,
establece que deben someterse a referendo las reformas constitucionales que
haya aprobado el Congreso mediante Acto Legislativo cuando traten sobre los
derechos constitucionales fundamentales y sus garantías, y los mecanismos de
participación ciudadana y el Congreso. Sin embargo, debe proponerse dentro de
los seis meses siguientes a la promulgación del Acto Legislativo, por un 5% de los
ciudadanos que integran el censo electoral, y en consecuencia, se considera
aprobada si se obtiene el voto favorable de más de la mitad de los sufragantes y
que el número de estos últimos sea superior a la cuarta parte del censo electoral.

Al igual, cabe señalar que la Corte Constitucional ha precisado que la convocatoria


el pueblo debe ser tramitada como una Ley ordinaria que, conforme con el artículo
241 Superior, tiene revisión previa y, además debe ser aprobada por mayoría
absoluta. Dicha característica permite que sea discutida en sesiones
extraordinarias y que pueda ser objeto de mensaje de urgencia por parte del
Gobierno Nacional.

De este modo, en lo concerniente a determinadas Leyes, se concluye que,


conforme con la jurisprudencia del máximo tribunal constitucional el acto mediante
el cual se convoca al pueblo a un referendo constitucional se encuentra
conformado por diversas actuaciones que deben agotarse de manera sucesiva
que, de conformidad con la Constitución y las Leyes estatutarias 130 y 134 de
1994 se encuentra conformado por las siguientes etapas: iniciativa popular;
aprobación de una Ley mediante la cual se incorpora el texto de articulado que
recibió los apoyos ciudadanos; revisión de la corte constitucional; sanción
presidencial; convocatoria del pueblo para que se manifieste a favor o en contra y
la entrada en vigencia del mismo.

En otro orden de ideas, en sexto lugar, se ubican las Leyes aprobatorias,


aquellas mediante las cuales el legislativo aprueba diversos actos jurídicos en
cumplimiento de las funciones que se desprenden de los artículos 93 y 150
Superiores. De ese modo, por un lado, en lo referente al artículo 93, este
manifiesta que "Los tratados y convenios internacionales ratificados por el
Congreso, que reconocen los derechos   humanos y que prohíben su limitación en
los estados de excepción, prevalecen en el orden interno; por tanto, se
interpretarán de conformidad con los tratados internacionales   sobre derechos
humanos ratificados por Colombia”. Por otro lado, en lo que respecta al artículo
150, este responde al numeral 14 y numeral 16. Asi, el numeral 14 de dicho
artículo dispone que, corresponde al Congreso mediante   ley "aprobar o
improbar los contratos o convenios que, por   razones   de evidente necesidad
nacional, hubiere celebrado el Presidente   de la República, con particulares,
compañías o entidades  públicas, sin autorización previa". Asi como el numeral
16, consagra que, “corresponde al Congreso mediante Ley "aprobar o
improbar los tratados que el Gobierno celebre   con otros Estados o con
entidades de derecho internacional”.   En consecuencia, por medio de dichos
tratados podrá el Estado, sobre bases de equidad, reciprocidad y conveniencia
nacional, transferir parcialmente determinadas atribuciones a organismos
internacionales, que tengan por objeto promover o consolidar   la integración
económica con otros Estados.

En ese entendido, es importante mencionar que, el trámite ordinario de la ley


aprobatoria de tratado es general, en la medida que se requiere: el inicio del
procedimiento legislativo en la comisión constitucional correspondiente del Senado
de la República; la publicación oficial del proyecto de ley; la aprobación
reglamentaria en los debates de las comisiones y plenarias de cada una de las
Cámaras; que entre el primer y segundo debate medie un lapso no inferior a ocho
días y que entre la aprobación del proyecto en una de las Cámaras y la iniciación
del debate en la otra, transcurran por lo menos quince días; la comprobación del
anuncio previo a la votación en cada uno de los debates; y la sanción presidencial
y remisión del texto a la Corte Constitucional dentro de los seis días siguientes.
(Sentencia 623 de 2013 Corte Constitucional)

En último lugar, cabe nombrar las Leyes ordinarias, las cuales se configuran
como aquellas Leyes que expide el Congreso en ejercicio de su facultad legislativa
regular, correspondientes a las que se dictan en virtud de sus funciones ordinarias.
En ese sentido, respectivas leyes son de tramitación sencilla, toda vez que deben
cumplir su trámite en máximo dos legislaturas y, para su aprobación no requiere
el total de los asistentes de la corporación o comisión en la que se tramite.
Asi, el trámite que debe observarse en el Congreso para las Leyes ordinarias es
aquel establecido en el artículo 157 de la Constitución Política, del cual se
desglosan los requisitos tales como: la publicación oficial por el Congreso, antes
de darle curso en la comisión respectiva; la aprobación en primer debate en la
correspondiente comisión permanente de cada Cámara; la aprobación en cada
Cámara en segundo debate y la obtención de la sanción del Gobierno.

De este modo, las diferentes Leyes que conforman el ordenamiento jurídico


colombiano son de alta relevancia en la sociedad, pues se elevan como un
importante referente para interpretar el ordenamiento jurídico, y asi, regular casi
toda clase de comportamiento, pues intervienen en cualquier aspecto de la
relación social, como mecanismo de control adecuado para una sociedad
organizada y con propósitos de privilegiar el interés general por encima del
particular o individual.

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Son%20normas%20hechas%20exclusivamente%20por,la%20Constituci
%C3%B3n%20Pol%C3%ADtica%20de%20Colombia.

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