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Clases de Leyes
Clases de Leyes
Ahora bien, retornando las materias de que trata la Ley Estatutaria, también es
preciso mencionar las siguientes: administración de justicia; organización y
régimen de los partidos y movimientos políticos; Estatuto de la oposición y
funciones electorales, reglamentando la participación de las minorías (art. 112 inc.
3 constitucional); instituciones y mecanismos de participación ciudadana; Estados
de excepción, regulando las facultades que de ellos se originan (art. 214
Constitucional), y por último, la igualdad electoral entre los candidatos a la
Presidencia de la República que reúnan los requisitos que determine la ley.” (Art.
207, Ley 5 de 1992). De ese modo, es preciso observar que, las Leyes
estatutarias están principalmente instituidas para la regulación y protección de los
derechos. Materias que comportan una importancia esencial para el desarrollo de
los artículos 1 y 2 de la Carta, pues su regulación especial garantiza la vigencia de
principios básicos constitucionales y propende por la consecución de los fines
esenciales del Estado. De modo que imprimirle rigurosidad a la aprobación de la
regulación de dichas materias y, además, mayor jerarquía a las leyes que las
consagren, son medios idóneos para lograr la efectividad de los derechos
constitucionales, la salvaguarda de un orden justo, así como la existencia de un
sistema democrático y participativo.
De esta manera, un Proyecto de Ley Estatutaria debe cumplir con los siguientes
requisitos para su aprobación: haber sido publicado en la Gaceta del Congreso,
antes de darle curso en la respectiva Comisión; haber sido aprobado en la
correspondiente Comisión Permanente y en la Plenaria de cada Cámara,
mediante votación nominal y pública, por mayoría absoluta, dando cumplimiento a
los procedimientos de publicación de las ponencias y del texto aprobado en cada
Cámara; de igual modo, tiene que respetar los términos fijados en el artículo
160 de la Constitución para los debates, a saber: entre el primero y el segundo
debate en cada Cámara debe mediar un lapso no inferior a ocho días, y entre la
aprobación del proyecto en una Cámara y la iniciación de la discusión en la otra
deben transcurrir por lo menos quince días; así mismo, haber dado aviso de que el
Proyecto será sometido a votación en sesión previa distinta a aquélla en la que
dicha votación tenga lugar. De igual forma, el proyecto debe ser sometido a
votación en la oportunidad anunciada, de acuerdo con lo establecido en el artículo
8 del Acto Legislativo 001 de 2003; el proyecto debe ser aprobado dentro de una
sola legislatura, con la aclaración de que este plazo se refiere únicamente al
trámite dentro el Congreso y no se extiende al período que requiere la revisión
previa que efectúa la Corte Constitucional; también, ha de respetarse los principios
de unidad de materia, identidad flexible y consecutividad, cuando en el desarrollo
de los debates se presenten modificaciones al texto del Proyecto de Ley; cuando
se trate de normas que tengan impacto directo diferenciado sobre comunidades
étnicas, de conformidad con los criterios que ha establecido la Constitución y la
jurisprudencia de la Corte Constitucional, haber sido sometido a consulta previa
antes de iniciar su trámite en el Congreso. (Sentencia 951 de 2014 Corte
Constitucional).
Asi, para ilustrar mejor lo atinente a las Leyes estatutarias, a ejemplo de estas se
halla: El Estatuto de los Partidos y Movimientos Políticos (Ley 130 de 1994); la Ley
de Mecanismos de Participación Ciudadana (Ley 134 de 1994); el Estatuto de los
Estados de Excepción (Ley 137 de 1994); la Ley Estatutaria de Administración de
Justicia (Ley 270 de 1.996).
Ahora bien, en segundo lugar, en lo concerniente a las Leyes orgánicas, es
puntual indicar que estas le siguen en jerarquía a las Leyes estatutarias. De este
modo, las Leyes orgánicas se erigen como estatutos o textos normativos que
abarcan toda la normatividad de una serie de asuntos señalados expresamente en
la Carta Política, es decir, como un instrumento encaminado a evitar que el texto
constitucional sea constantemente reformado; teniendo por objetivo principal, el
organizar y determinar la misión y estructura de las entidades de carácter estatal.
Conforme a lo anterior, el concepto de Ley orgánica encuentra dos criterios
fundamentales para identificarse: un criterio material, según el cual las Leyes
orgánicas regulan unas precisas materias cuyos aspectos principales están
consagrados a lo largo del texto Superior y, otro de carácter formal, en virtud del
cual se establece un procedimiento legislativo más riguroso para la votación de
este tipo de Leyes, por cuanto requieren necesariamente la mayoría absoluta de
los votos de los Congresistas para impartir su aprobación. (Sentencia C-360 de
2016 Corte Constitucional).
Es por esto que, la Ley orgánica no tiene rango de norma constitucional, sino de
naturaleza jerárquica superior a las demás leyes que versen sobre el mismo
contenido material, en la medida que, no está constituyendo sino organizando lo
ya constituido por la norma de normas, que es, únicamente, el Estatuto
Fundamental. Asi, la Ley orgánica no es el primer fundamento jurídico, sino una
pauta a seguir en determinadas materias preestablecidas, no por ella misma, sino
por la Constitución. (Sentencia C-026 de 2018 Corte Constitucional).
Por todo esto, habría que decir entonces que, la Ley orgánica ha cumplido
diversas funciones, tales como: complemento de determinados contenidos del
Texto Fundamental; criterio para establecer límites a la potestad reglamentaria del
Ejecutivo y, norma instrumental del procedimiento legislativo.
Asi, es importante resaltar que, implica una nueva relación entre el Legislativo y el
Ejecutivo, en la medida en que éste último colabora activamente con el primero en
la regulación de la materia correspondiente, de forma tal que el Congreso fija las
pautas generales y directrices que habrán de guiar la regulación, mientras que el
Ejecutivo completa, precisa y determina la reglamentación específica del asunto
de que se trate. La expedición de toda Ley marco implica entonces una
distribución de poderes y facultades legislativas entre el Congreso de la República
y el Gobierno Nacional. En efecto, el Congreso consagra los preceptos generales
y el Presidente expide los denominados decretos ejecutivos, destinados a
reglamentar, en forma amplia, los asuntos a que se refiere la Ley. De ese modo,
la competencia del legislador en esta materia se ve restringida, toda que no puede
regular exhaustivamente, sino que tiene que limitarse a sentar pautas generales,
en consecuencia, el legislador tiene un límite, es decir, no puede agotar la materia,
sino que, por el contrario, está obligado a que el ejecutivo complete la regulación
pertinente, y si esto no ocurre, la Ley puede devenir en inconstitucional.
(Sentencia C-026 de 2020 Corte Constitucional).
En ese contexto, las Leyes marco, configuran los temas mencionados a
continuación: “organizar el crédito público; regular el comercio exterior y señalar el
régimen de cambio internacional, en relación con las funciones que la Constitución
consagra la junta directiva del Banco de la Republica; modificar, por razones de
política comercial, los aranceles, tarifas y demás disposiciones concernientes al
régimen de aduanas; regular las actividades financieras, bursátil, aseguradora y
cualquiera otra relacionada con el manejo, aprovechamiento e inversión de los
recursos captados del público; fijar el régimen salarial y prestacional de los
empleados públicos, de los miembros del Congreso nacional y de la fuerza
pública, y por último, fijar el régimen de prestaciones sociales mínimas de los
trabajadores oficiales”. (Art. 150, numeral 19, Constitución Política).
De esta manera, cabe aclarar que, una ley del Congreso no necesariamente tiene
que ser Ley marco en su totalidad, o corresponder exclusivamente a esa clase de
Leyes. Por tanto, en un estatuto dedicado de manera predominante a una
determinada materia puede haber artículos que sean marco y otros que no lo
sean. Esta ley es desde el punto de vista de su trámite, una ley ordinaria, de modo
que se la distingue sólo por su contenido. Asi, el legislador puede consagrar
normas marco dentro de leyes amplias o generales; por consiguiente, pueden
incluir normas marco dentro de Leyes ordinarias.
De otro lado, en cuarto lugar, se ubican las Leyes de facultades, las cuales se
erigen como las Leyes que expide el Congreso de la Republica para otorgar al
presidente facultades extraordinarias, a fin de expedir normas con fuerza de Ley
cuando la necesidad lo exija o la conveniencia pública lo haga aconsejable. En
ese sentido, dichas Leyes están previstas en el artículo 150 numeral 10 de
la Constitución, estableciendo como condición que las facultades sean precisas y
solicitadas expresamente por el Gobierno, asi como, la aprobación de la ley por la
mayoría absoluta de los miembros de una y otra Cámara. Además se establece la
prohibición de expedir mediante este tipo de Leyes, Códigos, Leyes estatutarias,
Leyes orgánicas, Leyes que decreten impuestos ni las previstas en el numeral 20
del mismo artículo, referentes a servicios administrativos y técnicos de las
Cámaras.
En último lugar, cabe nombrar las Leyes ordinarias, las cuales se configuran
como aquellas Leyes que expide el Congreso en ejercicio de su facultad legislativa
regular, correspondientes a las que se dictan en virtud de sus funciones ordinarias.
En ese sentido, respectivas leyes son de tramitación sencilla, toda vez que deben
cumplir su trámite en máximo dos legislaturas y, para su aprobación no requiere
el total de los asistentes de la corporación o comisión en la que se tramite.
Asi, el trámite que debe observarse en el Congreso para las Leyes ordinarias es
aquel establecido en el artículo 157 de la Constitución Política, del cual se
desglosan los requisitos tales como: la publicación oficial por el Congreso, antes
de darle curso en la comisión respectiva; la aprobación en primer debate en la
correspondiente comisión permanente de cada Cámara; la aprobación en cada
Cámara en segundo debate y la obtención de la sanción del Gobierno.
BIBLIOGRAFIA