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C.I 24.476803
Los virus son más pequeños que las bacterias y tienen una gran capacidad de mutación
y contagio. Las enfermedades causadas por estos dos tipos de gérmenes se tratan de
maneras muy diferentes.
Aunque poco a poco se va conociendo más información, en el mundo son muchas las
dudas que giran en torno al nuevo coronavirus. Si bien hay varios estudios clínicos en
curso, por el momento no se ha obtenido una vacuna ni tratamiento farmacológico
específico contra el virus SARS-CoV-2 que causa la enfermedad COVID-19.
Los virus y las bacterias tienen un tamaño microscópico, están en casi todas las
superficies y son la causa de muchas enfermedades. Pero no son lo mismo. Conocer
las características de cada uno ayuda a entender mejor sus efectos en el organismo y
cómo evitar posibles contagios.
Los virus son más pequeños que las bacterias. No son células completas: sólo son
material genético empaquetado dentro de una cubierta proteica. Necesitan otras
estructuras celulares para reproducirse, lo que significa que no pueden sobrevivir por
sí solos salvo que vivan dentro de otros organismos vivos como humanos, plantas o
animales.
Algunos virus pueden matar bacterias o combatir virus más mortales. Son los
llamados bacteriófagos o fagos (del griego “devorar”): infectan y destruyen bacterias
específicas que se encuentran en la membrana mucosa que reviste los aparatos
digestivos, respiratorios y reproductivos.
Los virus pueden vivir durante una cantidad reducida de tiempo fuera de las células
vivas. No obstante, una vez que se introducen en el cuerpo de una persona,
proliferan rápidamente y pueden enfermarla. Causan algunas enfermedades de poca
importancia, como el resfriado común, y otras graves, como la viruela o el SIDA,
provocado por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Tamaño: las bacterias son hasta 100 veces más grandes que los virus. Y eso teniendo
en cuenta que en ambos casos son imperceptibles al ojo humano y sólo se detectan a
través de un microscopio especial. Las bacterias pueden verse con un microscopio
óptico, mientras que los virus sólo pueden detectarse mediante un microscopio
electrónico, empleando una lente electromagnética.
Estructura: Los virus tienen una composición algo más simple formada por una
partícula de genoma de ARN o ADN encerrada en una cubierta de proteína. En
cambio, las bacterias presentan una estructura interior algo más compleja con una
pared celular donde se localizan el citoplasma, los ribosomas y el genoma bacteriano.
Resistencia: Presentes en casi todos los hábitats del planeta, las bacterias cuentan con
mecanismos que las vuelven muy resistentes. Por este motivo, a diferencia de los
virus, son capaces de sobrevivir a temperaturas extremas y durante largos periodos de
tiempo fuera de otros organismos. También aumenta su capacidad de supervivencia el
hecho de que puedan obtener alimento de muchas fuentes diferentes, tanto orgánicas
como inorgánicas.
Esto último es lo que ocurre hoy en día en el mundo con COVID-19, la enfermedad que
provoca el nuevo coronavirus. Lo que hoy sabemos de este nuevo virus es que para
evitar que se transmita hay que insistir con el lavado de manos, desinfección de las
superficies y mantener la distancia social.
Los hongos son eucariotas con un nivel de complejidad biológica superior al de las
bacterias. Portan esporas y tienen reproducción tanto sexual como asexual. Los
hongos pueden ser unicelulares, o se pueden diferenciar y hacer multicelulares
mediante el desarrollo de filamentos con ramificación larga. Adquieren nutrientes
mediante absorción, pero carecen de la clorofila de las plantas. Las enfermedades
causadas por hongos se llaman micosis. Varían mucho en sus manifestaciones, pero
tienden a ser subagudas a crónicas, con características indolentes, con recaídas. La
enfermedad aguda, como la producida por muchos virus y bacterias, es poco común
con las infecciones micóticas.
ESTRUCTURA
Protozoos
Los protozoos son organismos unicelulares microscópicos que pueden ser de vida libre
o de naturaleza parasitaria. Son capaces de multiplicarse en los seres humanos, lo cual
contribuye a su supervivencia y también permite que se desarrollen infecciones graves
a partir de tan solo un organismo. La transmisión de protozoos que viven en el
intestino humano a otro ser humano generalmente ocurre por la vía fecal-oral (por
ejemplo, alimentos o agua contaminados o contacto de persona a persona). Los
protozoos que viven en la sangre o tejidos humanos se transmiten a otros seres
humanos mediante un artrópodo vector (por ejemplo, por la picadura de un mosquito
o jején).
Los protozoos infecciosos para los seres humanos pueden clasificarse en cuatro grupos
según su modo de movimiento:
Helmintos
Los helmintos son organismos grandes multicelulares que por lo general se observan a
simple vista cuando son adultos. Al igual que los protozoos, los helmintos pueden ser
de vida libre o de naturaleza parasitaria. En su forma adulta, los helmintos no pueden
multiplicarse en los seres humanos. Hay tres grupos importantes de helmintos
(helminto deriva de la palabra griega para “gusano”) que son parásitos humanos:
Infecciones parasitarias
Las infecciones parasitarias provocan una enorme carga de enfermedades tanto en los
trópicos como en los subtrópicos y también en climas más templados. De todas las
enfermedades parasitarias, la malaria es la que produce más muertes en el mundo. La
malaria mata a aproximadamente 660 000 personas por año, la mayoría de ellas niños
pequeños en el África subsahariana.