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Fratelli Tutti
Fratelli Tutti
12/02/2021
Esto es toda una espiritualidad, ver el mundo como lo mira Jesús, tratar a cada
ser humano respetando su dignidad. La pandemia nos reveló cuanto egoísta es
el corazón del ser humano y cuanto es urgente unirnos en un proyecto común.
Esto también pasa en la Iglesia, el camino marcado por el Espíritu se llama
comunión: Todos buscamos el bien para la Iglesia, pero caemos en el error de
pensar que lo que yo creo que es el bien para la Iglesia, es realmente el bien
para la Iglesia. El camino de la comunión me hace entrar en una actitud
fundamental del cristiano que es el diálogo. La falta de diálogo es otra
enfermedad que fue revelada en la pandemia: todos queremos hablar, todos
queremos tener la razón, todos queremos opinar de todo. El diálogo es el único
camino para la comunión. ¿Por qué hay problemas en tu matrimonio? Muchos
de ellos son por falta de escucha y falta de diálogo. ¿Por qué en tu parroquia
hay divisiones de todo tipo? Por que los franciscanos, están peleados con las
catequistas y con los ministros, y es mejor irnos cada uno por su lado que
sentarnos a ver que es lo mejor para la parroquia. ¿Por qué en la Orden hay
problemas? Porque la decisión que tomo no sé quien, no me favorece, sino que
favorece a no se quien. En definitiva, el primer punto para vivir como hermanos
es aprender a escucharnos y aprender a dialogar, es el único camino para poder
construir juntos.
Papa Francisco nos recuerda que este mundo vive la lógica del descarte. Vemos
a las personas como piezas de un gran tablero de ajedrez. Nos tratamos como
remplazos. El mensaje del evangelio nos recuerda que cada individuo es
importante e indispensable, cada hombre y cada mujer que pasan por este
mundo dejan una huella única. Descartar la comida, descartar a los que piensan
distinto a mi, descartar a los ancianos. Atentos porque la lógica de la
prosperidad, nos hace apropiarnos de derechos que en realidad son privilegios.
Recordemos que tirar la comida es algo inhumano. Gracias a Dios muchos
nosotros tenemos la bendición de comer hasta tres veces al día, basta con abrir
un poco los ojos para darnos cuenta que hay personas reales que no tienen nada
para comer. El descarte nos hace no voltear a verlos, ya que ellos son el
recordatorio de que nos hemos hecho suficiente. Fácil es culpar al gobierno,
fácil es pensar que yo no puedo hacer nada. Es vergonzoso que un franciscano
llamado a vivir la fraternidad universal a ejemplo de Francisco este encerrado
no sólo físicamente sino también encerrado en su ímpetu apostólico. En
Culiacán, hay una parroquia que desde hace años da desayunos a más de 120
indigentes diarios, durante la pandemia organizó la distribución de cientos de
miles de despensas y hace dos semanas comenzó a dar también comida a 120
personas diarias. No es el gobierno, no son sólo los ricachones, sino son decenas
de manos voluntarias que se suman a este acto de amor. ¿Qué esta haciendo la
Orden Franciscana para que revertir la cultura del descarte? En esa misma
parroquia peluqueros voluntarios cortan el pelo a los indigentes, se les da ropa,
se ora juntos, de hecho, muchos de ellos entran a misa a las 7:00 am. Transferir
culpas o deslindarnos de responsabilidades es muy fácil. Recordemos lo que el
apóstol Santiago nos dice: la fe sin obras esta muerta. El papa dirá en la
encíclica: “qué bonito sería que a medida que descubrimos nuevos planetas
lejanos, volviéramos a descubrir las necesidades del hermano o de la hermana
en órbita alrededor de mí”
El Papa sueña que la pandemia nos haga despertar. “Ojalá que al final ya no
estén los otros sino sólo un nosotros. Ojalá no se trate de otro episodio severo
de la historia del que no hayamos sido capaces de aprender. Ojalá no nos
olvidemos de los ancianos que murieron por falta de respiradores, en parte como
resultado de sistemas de salud desmantelados año con año. Ojalá que tanto dolor
no sea inútil, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos
definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para
que la humanidad renazca con todos los rostros., todas las manos y todas las
voces, más allá de las fronteras que hemos creado.”
Ojalá que la pandemia despierte por fin a la Iglesia. Delante de la crisis hubo
muchísimas reacciones de parte de las comunidades cristianas. Algunos se
paralizaron por el miedo a la muerte o al contagio. La Iglesia esta llamada a dar
esperanza a ser la luz para las naciones y en muchos casos parecería más
desesperada en conservar estructuras antiguas que realmente convencerse que
el mundo ya cambió. La Iglesia esta llamada a ser más que nunca un signo de
consolación para el mundo. En la comunidad en la que estuve antes de estar
como formador en el seminario creamos un centro de escucha, con la ayuda de
psicoterapeutas y especialistas se daba la oportunidad a la gente necesitada de
poder ser escuchada en sus problemáticas. La pastoral de la consolación es
urgente en este momento de la historia de la humanidad. ¿Qué esta haciendo la
Orden Franciscana seglar en este aspecto? En este aspecto no se necesitan
estructuras complicadas o sofisticadas, se requiere espíritu y pasión. Tú desde
tu casa puedes más allá de mandar imagencitas por Whatsapp, realmente llamar
y escuchar a aquellos que están solos. Es muy fácil reenviar oraciones y
novenas, pero realmente ponerse de rodillas para pedir por el hermano.