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Crítica Y Reivindicación Del Proyecto Europeo
Crítica Y Reivindicación Del Proyecto Europeo
2001
Nº 24 . 2015
Carmen González Enríquez REIVINDICACIÓN Rafael Bonete
Francisco Javier Braña Nº 7 . 2006
Elvira González
DEL PROYECTO
EUROPEO
Adoración Guamán Begoña del Castillo
Nº 25 . 2015 Ainhoa Lasa
Nº 8 . 2007
El valor del diálogo social y el III AENC Diego López Garrido
Cristina Faciaben El sindicalismo internacional...
José Molero Carmen González Enríquez
Nº 26 . 2016 José Antonio Moreno Elvira González Nº 9 . 2007
Incertidumbres y retos del nuevo... Patricia Nieto Los retos de la economía española
Luis Gordo
Alejandra Ortega
Nº 27 . 2016 Adoración Guamán
¿Una nueva revolución industrial?... Thomas Prosser
Ainhoa Lasa Nº 10 . 2008
Francisco Rodríguez
Diego López Garrido Los retos del trabajo y la sociedad en España
Nº 28 . 2017 José Antonio Sanahuja
Modelo productivo, empleo... Mariano Sanz
Unai Sordo
José Molero
José Antonio Moreno
CRÍTICA Y Nº 11 . 2008
Las relaciones laborales y los retos...
Nº 29 . 2017
Empleo, precariedad y nuevos entornos...
José Ignacio Torreblanca
Mari Cruz Vicente
Patricia Nieto REIVINDICACIÓN Nº 12 . 2009
Alejandra Ortega
Nº 30 . 2018 Thomas Prosser DEL PROYECTO La crisis económica y el nuevo escenario...
EUROPEO
Cambios sociales y retos sindicales... Francisco Rodríguez Nº 13 . 2009
José Antonio Sanahuja La unión europea en la encrucijada
Nº 31 . 2018 Mariano Sanz
Distribución de la renta, desigualdades... Nº 14 . 2010
Unai Sordo Desarrollo sostenible y políticas públicas...
Nº 32 . 2019 José Ignacio Torreblanca
Mari Cruz Vicente Nº 15 . 2010
Vectores de cambio para un nuevo modelo... Defensa y proyección del estado de bienestar
Nº 16 . 2011
Sindicalismo, trabajo y democracia
Nº 17 . 2011
Políticas para una salida social de la crisis
nueva etapa nº33. dic. 2019
Edita:
Confederación Sindical
de Comisiones Obreras
Fernández de la Hoz, 12
28010 Madrid
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Ilustración de cubierta
e interiores:
Anna Boch
Ilustración de cubierta:
Pink and Yellow Houses
Anna Boch
índice
Luis Gordo
Patricia Nieto ........................................................ 215
De los Comités de empresa europeos a los
Acuerdos marco globales: el arduo camino reco-
rrido
Rafael Bonete ..................................................... 237
Una política europea de cohesión necesaria y
con un futuro garantizado
APUNTES
15 prioridades de la CES para el nuevo mandato
de las instituciones de la Unión Europea ............ 321
Jorge Aragón
Director de Gaceta Sindical. Reflexión y debate
Rafael Bonete
Profesor de Economía
Universidad de Salamanca
Lluís Camprubí
Profesor Master en Salud Pública
Universidad Pompeu Fabra
Coordinador de Europa e Internacional de
ICV y CatComú
Cristina Faciaben
Secretaria de Internacional y Cooperación de CCOO
Luis Gordo
Profesor de Derecho del Trabajo
y de la Seguridad Social
Universidad Autónoma de Madrid
Adoración Guamán
Profesora de Derecho del Trabajo
y de la Seguridad Social
Universidad de Valencia
Ainhoa Lasa
Profesora de Derecho Constitucional
Universidad del País Vasco
José Molero
Cátedra de Estudios de la Innovación
Instituto Complutense de Estudios Internacionales
Universidad Complutense de Madrid
Patricia Nieto
Profesora de Derecho del Trabajo
y de la Seguridad Social
Universidad Carlos III de Madrid
Alejandra Ortega
Responsable de Países árabes, África y Asia
Secretaría de Internacional y Cooperación de CCOO
Thomas Prosser
Profesor de Política social europea
Universidad de Cardiff
Francisco Rodríguez
Profesor de Economía
Universidad de Deusto
Mariano Sanz
Secretario de Medio Ambiente y Movilidad de CCOO
Unai Sordo
Secretario general de CCOO
Jorge Aragón
Crítica y reivindicación
del proyecto europeo
gaceta 11 sindical
Crítica y reivindicación...
Merece recuperar, aunque sea brevemente, esta perspectiva histórica del pro-
yecto de europeo de integración porque explica en gran medida su orientación con-
servadora y economicista bajo el implícito de que la eliminación de barreras
1
La CECA, formada en su origen por Francia, Alemania Occidental, Italia, Países Bajos, Bélgica y Lu-
xemburgo.
gaceta 13 sindical
Jorge Aragón
2
Las decisiones por unanimidad afectan a las áreas de la política exterior y de seguridad común y de ciu-
dadanía (concesión de nuevos derechos a los ciudadanos de la UE), fiscalidad, los presupuestos la UE
(recursos propios, marco financiero plurianual), al ámbito de la justicia y los asuntos de interior, y a la se-
guridad social y la protección social.
3
Un ejemplo es que no fue hasta junio de 1979 cuando se elige el Parlamento europeo por sufragio di-
recto. Con anterioridad los diputados eran designados por los Parlamentos nacionales de los Estados
miembros.
4
Aragón, J. (2010): “El Estado de bienestar como proyecto político en un mundo en transformación”. Ga-
ceta Sindical: Reflexión y debate nº 15.
http://www.ccoo.es/comunes/recursos/1/pub19280_n_15._Defensa_y_proyeccion_del_estado_de_bien-
estar.pdf
5
Muñoz de Bustillo, R. (2019): Mitos y realidades del Estado de Bienestar. Edt. Alianza.
gaceta 14 sindical
Crítica y reivindicación...
6
Moreno, J. (2015): “Fundación y primera etapa de la Confederación Europea de Sindicatos (1973-1990)”.
Nueva tribuna.
https://www.nuevatribuna.es/articulo/sindical/fundacion-y-primera-etapa-confederacion-europea-
sindicatos-1973-1990/20151008162259121104.html
gaceta 15 sindical
Jorge Aragón
lentas y en muchos casos tardías. Poco queda hoy de aquel “orden” internacional
en el que nació. La quiebra del patrón dólar-oro anunciada por Nixon, entonces pre-
sidente de EEUU, en 1970 marcó el principio del fin de aquel orden monetario occi-
dental, que establecía tipos de cambios fijos entre monedas pivotando sobre el dólar,
dando paso a un sistema flotante de tipos de cambio definidos por los mercados de
divisas. A ello se sumaron las crisis del petróleo marcadas por la guerra de Yom Kipur
y el conflicto árabe-israelí, que afectaron de manera radical al precio y seguridad de
abastecimiento de la principal fuente de energía.
gaceta 16 sindical
Crítica y reivindicación...
La Unión Monetaria nacería así lastrada por su orientación fiscal restrictiva. Entre
los llamados criterios de Maastricht se establecía un límite del 3% de déficit fiscal y
60% de deuda pública y el establecimiento de sanciones sobre "déficits excesivos”,
que posteriormente se reflejaría en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de 1996 y
que ha tenido continuidad hasta nuestros días, con efectos desastrosos que se pu-
sieron de manifiesto en la Gran recesión de 2008 a 2013 y en las políticas funda-
mentalistas de austeridad que llevaron casi a provocar su quiebra.
7
Aragón, J. (1998): “Unión Monetaria y empleo en la construcción europea”, en Euro y empleo. Edt. CES
de España.
gaceta 17 sindical
Jorge Aragón
Por otra parte, desde una perspectiva liberal, se confiaba en que la autorregula-
ción de los mercados evitaría posibles desajustes coyunturales, especialmente me-
diante los flujos de inversión que generarían los países con superávit comercial hacia
los países con déficit, conllevando un aumento de la productividad de estos últimos,
con una tendencia reequilibradora. Nuevamente la realidad se encargó de mostrar
su error, especialmente en la Gran Recesión, porque los flujos de inversión no se di-
rigieron en muchos casos a proyectos productivos sino a proyectos especulativos,
como a financiar la burbuja inmobiliaria en España. Como se señaló desde el Banco
de España: “La intensidad y extensión que ha alcanzado la crisis en la segunda mitad
de 2011 ilustra con nitidez que el esquema de mínimos en los que se asentaba la
arquitectura institucional inicial de la UEM no solo se basaba en el supuesto erróneo
sobre la capacidad disciplinadora de los mercados, sino que además ignoraba la in-
fluencia perturbadora que estos pueden llegar a tener en un marco de unión mone-
taria, cuando la gobernanza económica es imperfecta y el diseño institucional de la
misma no dispone de mecanismos de estabilización suficientemente potentes”8.
Además, la Unión Europea había ampliado su número de socios desde los seis
países iniciales a los veintiocho actuales, con la integración reciente de países an-
teriormente encuadrados en el área de influencia de la URSS, con un perfil territorial
curiosamente similar al de la ampliación de la OTAN. Y se estaba llevando a cabo
en un proceso de profundo cambio en el escenario económico internacional: la glo-
balización. Proceso caracterizado por la creciente ampliación y autonomía de la ac-
tividad financiera mundial, la transnacionalización de la producción y de la
interrelación económica a través del creciente protagonismo de las cadenas mun-
diales de valor, con importantes efectos en la erosión de las bases fiscales que sus-
8
Malo de Molina, J.L.: “La crisis y las insuficiencias de la arquitectura institucional de la moneda única”,
en Boletín Económico ICE, nº 863, noviembre-diciembre 2011.
gaceta 18 sindical
Crítica y reivindicación...
tentaban al Estado de bienestar en los países con mayores niveles de renta y en las
relaciones laborales, con el debilitamiento del poder negociador de las organizacio-
nes sindicales de clase y la precarización del empleo mediante los procesos de ex-
ternalización y subcontratación, al que contribuyeron también las reformas laborales
neoliberales emprendidas por muchos gobiernos.
Una globalización que tenía como palanca impulsora los intensos cambios tec-
nológicos que se fueron desarrollando desde finales del pasado siglo, en lo que se
denominó la sociedad de la información y las TIC –tecnologías de la información y
la comunicación– y que hoy se proyectan en lo que llamamos digitalización. Un factor
tecnológico explicativo de la globalización pero no determinante porque, como
hemos manifestado en estas páginas, no son las nuevas tecnologías las que crean
ni destruyen empleo o modifican las relaciones laborales, sino las políticas con las
que se desarrollan y aplican, y las estrategias de los actores sociales implicados9.
9
Aragón, J. (2016): “Notas sobre ¿una nueva revolución industrial? Economía digital y trabajo”, Gaceta
Sindical: Reflexión y debate, nº. 27
http://www.ccoo.es/152806c7bbdfac28c2bde95f40e00c0d000001.pdf
gaceta 19 sindical
Jorge Aragón
social. Decisiones que han supuesto una nueva relegación de los objetivos sociales
en sus políticas, la pérdida de peso del diálogo social, tanto en la UE como en los
ámbitos nacionales, y que han conllevado la aparición de partidos nacionalistas-eu-
roescépticos, racistas o xenófobos como expresión de un preocupante desapego
ciudadano a las instituciones, pero igualmente con la manifestación de significativas
divergencias entre sus Estados miembros como los manifestados por los denomi-
nados Grupo de Visegrado10 o la Nueva Liga Hanseática11.
6. LA UE EN UN MUNDO EN TRANSICIÓN
10
Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia.
11
Se explica como un recuerdo de la Liga Hanseática de mitad del siglo XII que, hoy, integraría a ocho
países: Finlandia, Suecia, Dinamarca, Estonia, Letonia, Lituania, Holanda, Irlanda, República Checa y
Eslovaquia, y que defienden la ortodoxia fiscal y el liberalismo como elementos centrales del proyecto
europeo.
gaceta 20 sindical
Crítica y reivindicación...
El contenido del nuevo monográfico de Gaceta Sindical tiene como objetivo re-
flexionar en común y contrastar opiniones sobre el futuro del proyecto europeo en
gaceta 21 sindical
Jorge Aragón
Pero también queremos hacerlo desde una posición crítica, porque en su desarro-
llo primaron fuerzas básicamente mercantiles –la Comunidad de carbón y del acero,
la Euratom o la Unión aduanera del Tratado de París– que dejaron inicialmente de
lado los compromisos sociales. Aunque se han ido integrando parcialmente, con no
pocas luchas, en algunas normas comunes de la Unión, como el Pilar europeo de
derechos sociales, todavía queda mucho por hacer en la construcción de la Europa
Social. Crítica también porque junto a las evidentes deficiencias de la arquitectura
institucional –cuyo referente más evidente es la Unión Monetaria y la creación del
euro como área monetaria no óptima– han sido hegemónicas en las últimas décadas
políticas reaccionarias e insolidarias manifiestas en las políticas de recortes de
bienes públicos y gasto social –mal llamadas políticas de austeridad–, como res-
puesta común ante la Gran Recesión. Políticas que además se han visto conforma-
das en un espacio de toma de decisiones cada vez más intergubernamental
–preponderancia del Consejo europeo– en detrimento de opciones más comunitarias
(como en el caso de la política migratoria o la política fiscal).
gaceta 22 sindical
Crítica y reivindicación...
Un segundo bloque temático aborda aspectos más específicos del proyecto eu-
ropeo: en relación con las políticas económicas de la Unión Monetaria de Francisco
Rodríguez; las actuaciones en la frontera sur de la Unión Europea y su relación con
el trabajo decente de Alejandra Ortega; los acuerdos comerciales y los derechos
laborales de Adoración Guamán; las implicaciones de una Europa a varias veloci-
dades de Begoña del Castillo, y las consecuencias del brexit en la política social y
de empleo en el Reino Unido de Thomas Prosser.
Finalmente se aporta una breve nota biográfica de la pintora belga Anna Boch,
algunos de cuyos cuadros ilustran la portada y las páginas del monográfico.
gaceta 23 sindical
Jorge Aragón
Es obligado agradecer las contribuciones de las personas que nos han aportado
sus análisis y sus trabajos en unos tiempos de cambio, confusos y revueltos, que
consideramos de especial importancia para contrastar opiniones, y que nos ayudan
a desarrollar un proyecto compartido de convivencia socialmente justa y solidaria,
como es el compromiso de CCOO. Sus aportaciones dan vida a nuestro empeño y
a este nuevo monográfico.
Jorge Aragón
Director de Gaceta Sindical: Reflexión y debate
gaceta 24 sindical
Unai Sordo
La política social, para poder alcanzar sus objetivos en los ámbitos europeo y na-
cionales, debe basarse en una nueva política económica de la zona euro, es decir,
la que se desprende de las Orientaciones de política económica y de las prescrip-
ciones del Semestre Europeo y, en particular, de las Recomendaciones específicas
por país.
gaceta 27 sindical
Unai Sordo
como índice del PIB el valor 109,5 en el primer trimestre de 2019; mientras el
grupo de aquellos de la UE que no pertenecen a la zona euro ha alcanzado
el nivel 120 en el mismo período (Weeks, 09/09/2019)
La política monetaria expansiva, que salvó al euro cuando Mario Draghi la im-
pulsó, a partir de 2012, llevando a rastras al Gobierno alemán y con la oposición del
Bunbdesbank, tiene agotada buena parte de su recorrido, cuando numerosos países
europeos emiten deuda a tipos de interés negativo y los bonos español y portugués
gaceta 28 sindical
Una nueva política
económica...
a diez años se acercan al cero por ciento de interés. No se puede abandonar todavía
porque retirarla tendría efectos negativos en el crecimiento y en la inflación, de nuevo
a la baja hacia el 1% en lugar de hacia el 2%, puesto que los tipos tan bajos de in-
terés junto con la debilidad del crecimiento no permiten alcanzar el objetivo de infla-
ción. La política monetaria aislada de otras, en particular de la fiscal y presupuestaria
no da más de sí. Mario Draghi lleva dos años repitiéndolo y ahora le acompañan el
FMI y la OCDE.
Hoy la prioridad de la política económica debería ser evitar una recesión genera-
lizada en la zona euro y restaurar lo antes posible un crecimiento sólido que permita
la creación de empleo y que la UE y los Estados miembros tengan los recursos fis-
cales necesarios para impulsar la Europa Social, es decir, un Nuevo Contrato Social
Europeo (NCSE) que reduzca la desigualdad, refuerce la cohesión social, restaure
la calidad de los servicios públicos y el Estado de bienestar sobre la base de la ca-
lidad del empleo y una mayor productividad basada en la aplicación de I+D+i a los
procesos de producción y a los servicios.
Los retos a los que se enfrenta la UE y los Estados que la conforman son gran-
des y complejos. Por ello se necesita un impulso político fuerte, coherente y coordi-
nado, y suscitar el apoyo social.
gaceta 29 sindical
Unai Sordo
b) Restaurar la justicia fiscal: poner fin al escándalo del fraude fiscal y la elusión
fiscal, en particular a la promovida por determinados gobiernos europeos que
practican la competencia fiscal desleal en los niveles más inadmisibles; hacer
que las grandes empresas, en particular las tecnológicas, paguen los impues-
tos que deben en cada país donde desarrollan su actividad; desarrollar una
lucha más intensa y eficaz contra el lavado de dinero y los paraísos fiscales;
promover la armonización fiscal europea y dotar a los presupuestos de la UE
de un nivel superior de ingresos propios; impulsar sistemas fiscales nacionales
progresivos y suficientes.
gaceta 30 sindical
Una nueva política
económica...
SALARIO MÍNIMO
gaceta 31 sindical
Unai Sordo
RENTA MÍNIMA
“Toda persona que carezca de recursos suficientes tiene derecho a unas presta-
ciones de renta mínima adecuadas que garanticen una vida digna a lo largo de todas
las etapas de la vida, así como el acceso a bienes y servicios de capacitación. Para
las personas que pueden trabajar, las prestaciones de renta mínima deben combi-
narse con incentivos a la (re)integración en el mercado laboral.”
gaceta 32 sindical
Una nueva política
económica...
Si se consolidara una nueva recesión en la zona euro, la respuesta tiene que ser
sustancialmente distinta a la que se dio a partir de 2010. Una segunda vuelta de po-
líticas de ajuste, en pleno proceso de transición productiva –digitalización, economía
verde– con consecuencias en la transformación del empleo, sin haber superado en
términos sociales las secuelas de la anterior crisis, en medio de un proceso de neo-
proteccionismo con derivas nacionalistas, y con un cuestionamiento de los sistemas
de representación y mediación democrático en Europa, podría tener efectos letales
sobre la legitimación del proyecto europeo.
gaceta 33 sindical
José Ignacio Torreblanca
Elvira González
1
Este texto forma parte del proyecto de investigación del ECFR sobre “Soberanía Estratégica”. El texto
completo (Strategic Sovereignty: how Europe can regain the capacity to act) editado por Mark Leonard y
Jeremy Shapiro, puede consultarse en la página web del ECFR (www.ecfr.eu) o en https://www.ecfr.eu/pu-
blications/summary/strategic_sovereignty_how_europe_can_regain_the_capacity_to_act
At the Northsea coast. Anna Boch.
gaceta 37 sindical
José Ignacio Torreblanca
Elvira González
muestran que la Unión Europea carece de capacidad real de revertir los cambios de
fronteras y la violación de la integridad territorial en el propio corazón de Europa, de-
biendo conformarse con la extensión de un paquete de sanciones económicas a
Rusia, que ésta parece haber interiorizado y aceptado pero sin intención alguna de
modificar su conducta intervencionista. Desde Ucrania a Siria, pero también a través
de las continuadas campañas de desinformación lanzadas desde sus aparatos me-
diáticos, Rusia libra lo que los expertos denominan una “guerra híbrida”. Con ello
explota las numerosas vulnerabilidades de la Unión Europea, que van desde la falta
de unidad diplomática de sus miembros hasta su falta de capacidad disuasoria en el
terreno militar, pasando por la naturaleza abierta y plural de sus sociedades, que
hace a sus ciudadanos mucho más vulnerables a las campañas de desinformación.
Algo parecido se puede decir de China, pues aunque esta no confronta directa-
mente con la Unión Europea en los aspectos militares, sí que supone en estos mo-
mentos, y así lo ha reconocido la propia UE, un “rival estratégico” de primer orden.
Aquí, las vulnerabilidades europeas se han puesto de manifiesto tanto en los temas
económicos –pues la crisis de 2008 ha dejado a muchos estados miembros carentes
de la posibilidad de invertir en sectores estratégicos, viéndose obligados a aceptar
las inversiones chinas sin posibilidad de establecer acuerdos de reciprocidad– como
en el plano tecnológico, donde China ha demostrado, gracias al diseño y puesta en
marcha de una ambiciosa estrategia, poder liderar la conectividad mediante fuertes
inversiones en infraestructuras físicas (la Ruta de la Seda) o dominar sectores pun-
teros como el 5G o la inteligencia artificial. Por toda Europa, un gran número de in-
fraestructuras con financiación china (desde el puerto del Pireo a los puentes sobre
el Danubio), anticipan la repetición de la estrategia anteriormente seguida por Beijing
en África para lograr condicionar la política exterior de los estados mediante potentes
inversiones en sectores críticos e infraestructuras básicas.
gaceta 38 sindical
La Unión Europea en
el nuevo escenario...
“geopolítica”. ¿Por qué? Durante los últimos setenta años, los principales desafíos
que han enfrentado los europeos han tenido un origen interior. La seguridad y pros-
peridad de los europeos dependía de la capacidad de reconciliarse entre ellos, abrir
sus fronteras, derribar las barreras al comercio, la inversión y la libre circulación de
personas, garantizar una economía competitiva, poner en marcha una moneda, etc.
Hasta la fecha, la Unión Europea ha tenido, y sostenido, una visión del mundo
basada en dos pilares. El primero, un orden multilateral comercial en el que la eco-
nomía se conducía de acuerdo a reglas compartidas y no teniendo en cuenta inte-
reses o rivalidades geopolíticas (de ahí que China pudiera acceder a la Organización
Mundial del Comercio y beneficiarse del sistema comercial global). El segundo, una
amplia alianza de seguridad, que incluía no solo el espacio transatlántico sino tam-
bién el Pacífico, que defendía los valores democráticos, las sociedades abiertas y
la economía de mercado. El problema es que esos dos elementos están hoy en en-
tredicho, pues los actores utilizan el comercio, las inversiones, e incluso las migra-
ciones, para reforzar su posición de poder global y debilitar a sus rivales, mientras
que el sistema de alianzas globales queda puesto en duda o debilitado por el aisla-
cionismo y unilateralismo estadounidense.
gaceta 39 sindical
José Ignacio Torreblanca
Elvira González
Para poder actuar globalmente, la Unión Europea debe conectar mejor lo interior
y lo exterior. Sus políticas interiores, bien gestionadas, le conceden una gran capa-
cidad de actuación exterior. Es el caso, por ejemplo, de la política energética: si los
europeos la gestionan adecuadamente, reducirán su dependencia de Rusia pero
también de Oriente Próximo y evitarán ser débiles y mostrarse divididos ante los ac-
tores de los cuales dependen para su suministro energético. Lo mismo se puede
decir en lo relativo a la política de telecomunicaciones: un mercado interior digital
que funcione de forma integrada y eficaz es la mejor manera de garantizar que Eu-
ropa no se quede atrás en la carrera digital frente a EEUU y China y que gobiernos
y empresas no queden al albur de Washington o Beijing en tecnologías clave como
el 5G o la inteligencia artificial.
gaceta 40 sindical
La Unión Europea en
el nuevo escenario...
reciprocidad y simetría con otros países, especialmente China, a la hora de abrir sus
sectores estratégicos a la inversión extranjera.
Otro campo con un gran potencial para Europa es la inteligencia artificial (IA).
Esta tecnología, que muchos han comparado por su potencial transformativo con la
electricidad, está revolucionando todos los sectores económicos, además de las re-
laciones sociales y los asuntos militares. Las consecuencias geopolíticas de esta
tecnología son también importantes, pues pueden ahondar en una distribución ya
de por sí desigual del poder económico entre EEUU, China y la UE, en perjuicio de
esta última.
Los límites de esta tecnología están aún por descubrirse, pero sabemos que im-
pactará en la economía, la competición geopolítica y la organización militar. Países
como Estados Unidos y China son actualmente los líderes en innovación en esta
gaceta 41 sindical
José Ignacio Torreblanca
Elvira González
materia y ningún otro país se encuentra siquiera cerca de ellos. La UE no está ac-
tuando para beneficiarse y protegerse de esta tecnología, por lo que la brecha entre
los poderes líderes en IA y Europa es cada día mayor. Con estrategias distintas
–EEUU basándose en su capacidad de financiación e innovación privada y China
aprovechando el papel del estado como inversor estratégico a largo plazo–, ambas
superpotencias están liderando esta revolución. Mientras, Europa, aunque tiene un
gran potencial, pugna por introducir elementos éticos y de ciudadanía en la regula-
ción de los desarrollos de esta tecnología. Este retraso de la UE contrasta con su
avanzada capacidad de regular e imponer estándares globales.
Al igual que ocurrió hace una década, cuando las decisiones europeas sobre po-
lítica de competencia tuvieron un profundo impacto sobre el mercado de los nave-
gadores y los buscadores digitales, es la Unión Europea hoy la que con su
reglamento de protección de datos, ha logrado que las compañías estadounidenses
acepten normas europeas con un grado de exigencia y respeto a los derechos fun-
damentales que de otra manera difícilmente habrían aceptado. En el caso de la in-
teligencia artificial, Europa tiene ante sí el reto de lograr que el acceso a los datos
de los ciudadanos se produzca en condiciones que favorezcan la competencia y la
innovación, así como en condiciones respetuosas con los derechos individuales. En
este ámbito, Europa no solo puede aspirar a ser una superpotencia (regulatoria) sino
lograr detener la dinámica de balcanización digital puesta en marcha por China y
otros, que aspiran a romper el mundo digital en silos nacionales inaccesibles desde
el exterior y sin garantías de derechos para los ciudadanos.
gaceta 42 sindical
Diego López Garrido
El contexto externo es muy distinto en el siglo XXI respecto al del siglo XX. Hay
obstáculos al desarrollo armonizado de la Unión que no son responsabilidad de ésta.
Por ejemplo, el furibundo proteccionismo lanzado irresponsablemente por el presi-
dente Trump, que hace un daño indudable a la Unión Europea, un territorio sin ma-
terias primas necesitado de libertad comercial. Igualmente está siendo dañina para
la Unión –y para otros países fuera de ella– la tensión tarifaria entre EEUU y China.
gaceta 45 sindical
Diego López Garrido
Todas estas señales de alarma elevan la urgencia de políticas públicas con las
que la Unión ha de responder a los retos que se presenten ante ella.
En mi opinión, el nuevo gobierno de la Unión Europea tiene que abordar los si-
guientes desafíos prioritarios, que sí son de responsabilidad de los gobiernos y par-
lamentos europeos.
Es verdad que el Estado Social europeo es el más profundo del mundo, en cuanto
a dar seguridad a las y los ciudadanos en los momentos en que más lo necesitan
(enfermedad, paro, jubilación, etc.). Pero se administran a nivel nacional, no supra-
nacional.
La gran recesión de 2008 demostró que eso no basta. Los ciudadanos se sintie-
ron desprotegidos por la Unión. El legado de esa crisis ha sido una desigualdad acre-
centada, un Welfare State disminuido y un Estado con dificultades para financiar las
políticas sociales.
gaceta 46 sindical
Unión Europea:
los retos...
Tanto la Europa social, como la Europa verde, como la Europa económica, re-
quieren un fortalecimiento presupuestario y fiscal. Hay un acuerdo inicial sobre un
presupuesto del euro, pero es insuficiente para la política inversora que necesita la
economía Europea.
Esta política económica ha de tener un componente tributario, sin el cual los ob-
jetivos esenciales del nuevo ciclo quedarían frustrados. Por eso, la armonización fis-
cal es básica para evitar el dumping fiscal, que tiene una manifestación evidente en
las concesiones fiscales que países como Irlanda han hecho a corporaciones multi-
nacionales como Apple.
Todo lo anterior, las propuestas expuestas, los retos del nuevo ciclo, van a exigir
algo muy difícil –pero no imposible–: la reforma de los Tratados. Otra de las reivin-
dicaciones constantes de la Fundación Alternativas.
En esa reforma habría de tener un lugar un concepto que ahora está incluido en
un documento sobre seguridad y defensa de carácter no vinculante: la “autonomía
estratégica”, que ha de proyectarse en un “pilar europeo” dentro de la Alianza Atlán-
tica. La retirada del Reino Unido de la Unión facilitaría indudablemente ese objetivo.
La Unión Europea tiene que ser, en fin, aquello que aún no es: un actor global,
que le permita estar presente en ámbitos geopolíticos en los que no está, por ejem-
plo, Oriente Medio, lugar muy visible de conflicto actual; o por ejemplo en África.
Este protagonismo, que la Unión no tiene, dificulta que pueda resolver asuntos
de tan enorme dimensión como la migración y el asilo. Otro gran reto de la Unión es
el nuevo ciclo, que debe estar basado en la solidaridad.
gaceta 47 sindical
Diego López Garrido
Una Unión Europea que no es actor global no puede influir para dar salida a la
incertidumbre que invade el escenario geopolítico actual, y que tiene aspectos tan
inquietantes como el comercial o el militar; en este último caso ante la ruptura del
importante Tratado nuclear entre Rusia y EEUU.
Y falta que los países con capacidad inversora y saludable situación fiscal la
desarrollen de verdad.
Mientras estos desafíos no se aborden, Europa no estará preparada para una hi-
potética crisis. Porque la Unión Europea, reitero, no tiene aún una verdadera dimen-
sión social, ni de política económica común, ni de política exterior y de seguridad
común.
Para alcanzar los objetivos que hemos mencionado, todos hemos de participar.
La sociedad civil ante todo; y, dentro de ella, los agentes sociales.
gaceta 48 sindical
Cristina Faciaben
E L mes de mayo de este año 2019 han tenido lugar dos acontecimientos muy
importantes para un sindicato sociopolítico como CCOO.
Las elecciones europeas son determinantes para el día a día de los y las ciuda-
danas europeas, porque las decisiones que se toman en el Parlamento Europeo in-
fluyen directamente sobre nuestras legislaciones nacionales y, por tanto, sobre
nuestras vidas.
Voy a tratar de definir qué esperamos del Parlamento Europeo durante los pró-
ximos cinco años de legislatura. Pero antes hay que contextualizar el marco en el
gaceta 51 sindical
Cristina Faciaben
que se han producido estas últimas elecciones, en el que posiblemente sea el mo-
mento más crítico por el que atraviesa la Unión Europea desde su constitución.
El modelo europeo se aleja cada vez más del espíritu fundacional de la Unión: la
Europa Social. No se avanza hacia la convergencia social, sino que las diferencias
y las desigualdades entre europeos se agravan. No se logra una mayor protección
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Una nueva Europa
para la clase...
de los derechos sociales; todo lo contrario, se está viviendo un claro retroceso del
estado del bienestar tanto en aquellos lugares donde estaba plenamente desarro-
llado, con el norte de Europa como paradigma, como en aquellos países donde antes
de culminarse su implantación fue recortado drásticamente, como en la Europa del
sur.
La Europa Social solo podrá ser una realidad con una decisión política que
apueste por un Semestre Económico y Social, es decir por un cuerpo normativo en
materia social vinculante y con presupuesto garantizado, más unas condiciones en ma-
teria social impuestas por la UE estado por estado y un sistema de indicadores y de
medición del cumplimiento de las obligaciones y de sanciones por incumplimiento a
aplicar, del mismo modo que actualmente se hace para las cuestiones económicas
con el Semestre Económico y las recomendaciones por países.
Ante este escenario, ¿qué esperamos desde CCOO de este nuevo período del
Parlamento que se acaba de iniciar? Ante la celebración de las elecciones europeas,
la Ejecutiva Confederal de CCOO aprobamos un documento de propuestas. Nuestro
objetivo principal del que emanan el resto de reivindicaciones es una Nueva Europa
para los y las Trabajadoras. Queremos una nueva Europa porque la actual no nos
sirve, porque se ha ido alejando de los pilares que fundamentaron la creación de un
proyecto de construcción europea basado en la solidaridad y en un programa eco-
nómico y social.
Mientras avanza la peor cara de Europa: la del odio, la xenófoba, la que excluye…
la UE es incapaz de definir una política única y común de migración, refugio y asilo,
y firma acuerdos vergonzosos con Turquía para contener la llegada de refugiados a
Europa, despreocupándose del futuro de estas personas que tienen reconocidos el
derecho al refugio y el asilo de acuerdo con el derecho internacional. Una Europa
que, siendo la mayor economía del mundo, mira hacia otro lado mientras miles de
personas han perdido la vida en el Mediterráneo intentando llegar a Europa huyendo
de la guerra, la persecución o la muerte en sus países de origen, o simplemente
buscando una opción de trabajo que les permita sobrevivir.
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Cristina Faciaben
Europa debe ser de las personas y no solo de los mercados, y esta constituye
una de las principales reivindicaciones que lanzamos desde CCOO al nuevo legis-
lativo europeo. Políticas públicas sobre educación, sanidad, formación, salud en el
trabajo o vivienda, junto a trabajo decente con condiciones salariales y de trabajo,
pleno empleo, fin de la discriminación de las mujeres en el mundo del trabajo, pro-
tección social y pensiones justas deben estar garantizadas en un proyecto de cons-
trucción europeo que se centre en las personas. La política económica europea debe
cambiar, debe ser más justa y social porque la competitividad económica debe ir de
la mano de la justicia social. Ello comporta también nuevas instituciones económicas,
un sistema fiscal común y más justo y unas políticas comerciales de la UE más jus-
tas, que garanticen protección de los derechos sociales y el medio ambiente y no
solo los intereses de las grandes corporaciones.
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Una nueva Europa
para la clase...
La Nueva Europa debe ser feminista, y se deberá erradicar cualquier tipo de vio-
lencia contra las mujeres, garantizar nuestros derechos sexuales y reproductivos,
eliminar las diferencias retributivas o la discriminación de las mujeres en el trabajo
y potenciar la participación, representación, visibilidad y empoderamiento de las mu-
jeres.
Por último, pero no menos importante, Europa debe avanzar hacia una transición
justa, porque la UE debe ser un referente de la protección del medio ambiente, la
transición justa y la sostenibilidad. La transición justa hacia una economía baja en
emisiones de carbono debe acompañarse de una nueva política industrial comuni-
taria que genere empleo, debe apoyarse a quien pierda el empleo y ante las nuevas
realidades del mundo del trabajo, por ejemplo la economía de plataforma, debe ga-
rantizarse el reconocimiento de que se trata de trabajadores y que deben acceder
en igualdad de condiciones a los derechos laborales y sindicales, al margen del sec-
tor o de la tipología de la empresa donde preste sus servicios.
Una vez definido lo que le pedimos al Parlamento Europeo durante esta nueva
etapa, debemos plantearnos cómo la Confederación Europea de Sindicatos puede
ser el instrumento útil para que la clase trabajadora europea defienda sus derechos,
que han sido atacados ferozmente durante los últimos años.
gaceta 55 sindical
Cristina Faciaben
zaciones nacionales con el proyecto de la CES. El día a día nacional, con grandes
retos que enfrentar, hace que las confederaciones nos debamos concentrar en la rea-
lidad de nuestros países y dejemos el compromiso con la CES en un segundo plano.
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Una nueva Europa
para la clase...
Desde CCOO compartimos todos y cada uno de los objetivos, pero a nuestro en-
tender se abren dos cuestiones no menores: la primera es cómo la CES puede ser el
agente de impulso de estas iniciativas; y la segunda, cómo se concretarán estas metas.
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Cristina Faciaben
gaceta 58 sindical
José Antonio Sanahuja
INTRODUCCIÓN
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José Antonio Sanahuja
gaceta 62 sindical
Seguridad y desarrollo:
dilemas y tensiones...
El nuevo ciclo político que se inicia en 2014 con la Comisión Juncker y la nueva
Alta Representante, Federica Mogherini, supone un punto de partida muy distinto
al que dio origen a la “Estrategia Solana”. Nathalie Tocci, coordinadora de los traba-
jos que dieron lugar a la EUGS lo describe así: “En 2003, el orden liberal parecía no
tener desafíos –pese al 11-S– y el poder blando de la UE estaba en la cúspide (…)
En 2015 ese mundo había desaparecido” (Tocci, 2016: 464). Si en 2003 la “Estrate-
gia Solana” proclamaba que “la UE nunca ha sido tan próspera, segura y libre”
(Unión Europea, 2003: 1), en 2016 la “Estrategia Mogherini” afirmaba que “…el pro-
pósito, incluso la propia existencia de la UE, están en cuestión” (Unión Europea,
2016: 3). No solo se trataba de un escenario global radicalmente transformado.
Desde 2010 la UE saltaba de una crisis a otra, con desacuerdos internos respecto
a asuntos clave –gobierno de la eurozona, relaciones con una Rusia desafiante, mi-
gración, o defensa–, sin una visión de largo plazo, con creciente desafección ciuda-
dana y una extrema derecha en ascenso. Por ello, la nueva EUGS se distancia
claramente del optimismo cosmopolita de la anterior, y adopta una visión más cir-
cunspecta y defensiva ante un sistema internacional que se describe, como se men-
cionó al inicio, más “complejo, interconectado y disputado”.
Tres son los elementos que vertebran las EUGS: la definición de intereses y va-
lores compartidos de la UE ante el mundo; las prioridades de la acción exterior de
la Unión; y sus capacidades e instrumentos de actuación. La UE reafirma el impe-
rativo de actuar colectivamente a favor de la paz y la seguridad, alcanzar la “auto-
nomía estratégica”, y adoptar un “pragmatismo basado en principios” (principled
pragmatism) para solventar el tradicional dilema de política exterior entre intereses
y valores, asumiendo que ambos pueden conciliarse.
gaceta 63 sindical
José Antonio Sanahuja
gaceta 64 sindical
Seguridad y desarrollo:
dilemas y tensiones...
Tanto para las instituciones de la UE como para los Estados miembros, la AOD
suele ser la partida más importante del presupuesto en la acción exterior y en parti-
cular, en la política de cooperación al desarrollo, que no se reduce a la AOD. En
torno a esos recursos se plantean importantes cuestiones que atañen, en primera
instancia, a los objetivos declarados de la política de desarrollo de la UE y en con-
creto a la pertinencia, efectividad e impacto de la ayuda para las metas internacio-
nales de desarrollo que la UE ha hecho suyas, especialmente la Agenda 2030 de
Desarrollo Sostenible. Por eso, que la cooperación al desarrollo europea tenga
mayor impacto y eficacia exige, en primer lugar, un marco de actuaciones coordina-
das y una estrategia común para esos 29 actores. Esta se ha definido a través del
denominado “Consenso Europeo de Desarrollo (CED)”.
gaceta 65 sindical
José Antonio Sanahuja
esa política de desarrollo “a 29” de una “visión compartida y una orientación comu-
nes” para “actuar unidos en el marco de la UE”. Por eso, es aplicable tanto a la po-
lítica de las instituciones de la UE como a las de sus miembros. Es una declaración
conjunta de la Comisión, el Parlamento Europeo (PE) y los Estados miembros reu-
nidos en el seno del Consejo, de carácter político, que no genera obligaciones jurí-
dicas directas. Como la EUGS, el CED es un mecanismo de “europeización” de las
políticas de desarrollo nacionales, situándolas en un marco común, la Agenda 2030,
a la vez europeo y multilateral.
La primera versión del CED se formuló en 2002, para responder a los Objetivos
de Desarrollo del Milenio (ODM) de Naciones Unidas de 2001. Se revisó amplia-
mente en 2005 (Unión Europea, 2006) para responder, de nuevo, a los acuerdos
adoptados en el ámbito multilateral: en particular, al “Consenso de Monterrey” sobre
financiación del desarrollo de 2002, y a la Declaración de París de 2005 sobre efica-
cia de la ayuda. Esta última trataba de corregir las fallas de una ayuda internacional
fragmentada y desalineada de las prioridades nacionales de los países en desarrollo,
lo que suponía un llamado directo a la UE para lograr una mejor coordinación y com-
plementariedad mediante la programación conjunta y la especialización de cada Es-
tado miembro y de la propia UE en los sectores y países en los que tuviera ventajas
comparativas.
En el marco del CED de 2005, se intentó alinear de manera más clara la coope-
ración de la UE con las metas de reducción de la pobreza extrema de los ODM. Ante
el avance económico de muchos países en desarrollo, se optó por la “graduación”
de aquellos que habían logrado situarse en el grupo de países de renta media (PRM)
y media-alta (PRMA). Esto significaba suprimir la ayuda bilateral y las preferencias
comerciales, que de esta forma se concentrarían en los países más pobres. Este
fue, de hecho, uno de los principales cambios del periodo presupuestario 2014-2020.
gaceta 66 sindical
Seguridad y desarrollo:
dilemas y tensiones...
Es importante destacar que estas son las metas del conjunto de la acción exterior
de la UE y no solo de la cooperación al desarrollo. A ellas debe contribuir el diálogo
político con países socios y, conforme al principio de coherencia de políticas, la ac-
tuación de la UE en materia de comercio o en otros ámbitos deberá contribuir a su
consecución.
gaceta 67 sindical
José Antonio Sanahuja
Como modelo de política, hay una convergencia visible entre la Agenda 2030 y
el imperativo social europeo y su compromiso con una globalización justa, regida
por reglas multilaterales, que trata de combinar el libre comercio y las sociedades
abiertas con estándares avanzados de cohesión social. La Agenda 2030 redefine el
desarrollo humano sostenible como desafío universal, que interpela al desarrollo so-
cial y a las pautas de producción y consumo insostenibles de la propia UE. Por con-
siguiente, no es solo una agenda Norte-Sur centrada en las políticas tradicionales
de ayuda.
gaceta 68 sindical
Seguridad y desarrollo:
dilemas y tensiones...
Un segundo reto afecta a los recursos a movilizar. En 2018, como se indicó, los
países de la Unión destinaron, en promedio, el 0,47% de su renta agregada como
AOD, y aunque esa cifra supera el 0,31% del conjunto de los donantes, está lejos
aún de la meta del 0,7%. Este reto es más perentorio para países que tras la crisis
han reducido significativamente su ayuda, como es el caso de España, donde los
recortes han sido muy profundos, al punto de dejar una política de desarrollo carente
de recursos y, en consecuencia, con una actuación eminentemente declarativa y
poco significativa.
gaceta 69 sindical
José Antonio Sanahuja
gaceta 70 sindical
Seguridad y desarrollo:
dilemas y tensiones...
gaceta 71 sindical
José Antonio Sanahuja
CONCLUSIONES E INTERROGANTES
En ese marco, hay que señalar que el nuevo MFP, con sus “colchones” y fondos
no asignados para hacer frente a crisis responde claramente al reclamo de “flexibi-
lidad” de la EUGS. Pero esa flexibilidad no responde a razones técnicas o de gestión,
sino de naturaleza política. Para el SEAE, significa mayor acceso y discrecionalidad
en el uso de los fondos de desarrollo para hacer frente a imperativos de corto plazo
de política exterior que, a su vez, afectan a la agenda política interna, como las crisis
migratorias. Por otra parte, en las Delegaciones de la UE en el exterior se reclama
más flexibilidad para disponer de mayor autonomía respecto de Bruselas. En el caso
de los Estados miembros, estos entienden “flexibilidad” en términos de poder de de-
gaceta 72 sindical
Seguridad y desarrollo:
dilemas y tensiones...
cisión sobre los fondos, para que se alineen con sus propias agendas de política ex-
terior.
gaceta 73 sindical
José Antonio Sanahuja
los derechos humanos, la resolución del PE pide que se asuman como elementos
transversales del IVDCI, con evaluaciones de impacto previas a la programación, y
más fondos al programa sobre esta materia. En el ámbito migratorio, el PE quiere
que la asignación de ayuda al desarrollo a terceros países no pueda condicionarse
a la cooperación en la gestión de flujos migratorios.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
gaceta 74 sindical
Seguridad y desarrollo:
dilemas y tensiones...
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gaceta 75 sindical
José Antonio Sanahuja
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leitmotif: pragmatic, problematic or promising?”, Contemporary Security Policy,
vol. 37, nº 3, pp. 414-430.
gaceta 76 sindical
Lluís Camprubí
gaceta 79 sindical
Lluís Camprubí
gaceta 80 sindical
Proyecto europeo,
gobernanza de la UE...
Según las distintas encuestas de opinión, no hay una crisis de legitimidad de las
instituciones europeas. Quizás hay una crisis de orientación del proyecto europeo,
gaceta 81 sindical
Lluís Camprubí
así como una falta de legitimación de su acción política. En este sentido, volviendo
al Eurobarómetro, quizás el elemento más interesante es sobre la percepción que
las opiniones de uno cuentan en la UE (My voice counts in the EU). Vemos que las
opiniones favorables están en el 56%, el nivel más alto de toda la serie desde 2004,
y por supuesto mucho más alto que el valle de los años 2008-13 donde era acerca
del 30%. Además, observamos que en 2018 se cruzaron la curva descendiente de
los que están en desacuerdo con la ascendente de los que están de acuerdo. Sin
embargo, es en el desglose por países donde encontramos más elementos para la
reflexión y la acción. Mientras que en la mayoría de los países del norte y centrales
(del core, o países acreedores) los porcentajes se encuentran alrededor del 75%, en
algunos de los periféricos o de los deudores apenas están en el 30% (en los dos países
de la península ibérica están alrededor de la mitad). Ésta es sin duda una de las asi-
metrías a corregir para que la legitimidad y la legitimación sean convergentes.
gaceta 82 sindical
Proyecto europeo,
gobernanza de la UE...
Para estas posiciones se aspira a que la UE sea una ventana y palanca a la glo-
balización y al sistema-mundo, de manera que se disponga de un actor institucional
con el tamaño, peso y área suficiente para abordar los principales retos económicos,
sociales y humanos, que son transnacionales o globales (entre otros el cambio cli-
mático, la justicia fiscal, las disrupciones tecnológicas y los flujos humanos), y su
derivada necesaria que es la gobernanza global y, por lo tanto, que pueda actuar
como actor global.
gaceta 83 sindical
Lluís Camprubí
En definitiva, se percibe una aspiración a una “Europa que proteja” que, como
buen significante vacío que es, habrá que dotar de contenido. Este sería el reto en
disputa según las distintas corrientes políticas que conforman la ciudadanía.
En primer lugar, sin duda, y como condición necesaria para la mayoría de los
otros elementos, está la profundización democrática.
gaceta 84 sindical
Proyecto europeo,
gobernanza de la UE...
En segundo lugar, un Plan de transición ecológica que aborde –con justicia so-
cial– el urgente reto del cambio climático; lo que se ha denominado como un Green
New Deal de alcance europeo. Y es importante señalar que debe ser de alcance eu-
ropeo (sin limitar que los otros niveles territoriales también los adopten) ya que es el
área y el tamaño apropiado –como potencia económica con “auctoritas normativo”–,
es el espacio donde ya están muy integrados los sectores económicos clave (finan-
ciero, agrícola, transporte, energético…) y es la escala que puede evitar competen-
cias regulatorias a la baja, oportunismo/parasitismo de algunos Estados miembros,
o dilaciones indebidas empobrecedoras del vecino.
1
Google, Amazon, Facebook y Apple.
gaceta 85 sindical
Lluís Camprubí
La gobernanza actual
Este diseño intergubernamental con poder asimétrico afecta a que las decisiones
tomadas en lógica (suma cero) de conflictos entre países miembros puedan no res-
ponder al interés general europeo ni ser percibidas así, lo que dificulta su legitimación
por parte de los “perdedores” del conflicto.
Contexto político
gaceta 86 sindical
Proyecto europeo,
gobernanza de la UE...
europeas del pasado mayo vemos que la Gran Coalición no suma mayoría, que la
extrema derecha ha podido ser contenida, y que emerge con relevancia el ecolo-
gismo político. Es, pues, un escenario más abierto, donde el tronco central formado
por socialdemocracia, liberales y conservadores dispone de una mayoría relativa-
mente precaria, por lo que deberá abrir alianzas y/o acuerdos para estabilizar el
rumbo y orientación de la legislatura. Y aquí puede decantarse hacia las fuerzas de
derecha más nacionalista-autoritaria (Fidesz, PiS) o bien hacia el ecologismo político.
Estos últimos tienen en su mano intentar ser influentes para estirar al bloque central
hacia una legislatura que aborde la emergencia climática, que tenga una orientación
superadora de la austeridad, que refuerce el estado de derecho y consolide el pilar
social como fuentes de legitimación, así como el lugar de la UE en el mundo.
Este contexto con posibilidad de “juego político” explícito puede contribuir a la le-
gitimación, al evidenciar lo abierto y no determinado del proceso decisorio.
Parece cada vez más difícil dibujar posibles escenarios sobre cómo será el
mundo en los próximos años. Demasiadas incertidumbres en todas las dimensiones,
excesiva velocidad en los cambios, demasiadas posibles cosas que no sabemos, y
una sensación creciente de que vamos navegando en aguas no cartografiadas.
Vemos como algunos de los países más importantes (por PIB y por población),
si exceptuamos los europeos, están bajo gobiernos de corte nacionalista, con pul-
siones autoritarias y de repliegue, donde se agudiza el “nosotros versus ellos”. Y la
conflictividad avanza: tensiones militares, escalada de conflicto comercial y mone-
tario, y en el caso de EEUU un impulso de aranceles que ya alcanza a Europa.
gaceta 87 sindical
Lluís Camprubí
En un esfuerzo de síntesis intento resumir los cinco principales retos que pienso
que tiene enfrente nuestra generación política, digamos para los próximos 20 años.
Planteados, eso sí, de modo precavido y reactivo; así que es también tarea colectiva
hacerlos algo inspirador:
gaceta 88 sindical
Proyecto europeo,
gobernanza de la UE...
Todo ello, por supuesto, intentando preservar la paz global como condición previa,
donde el riesgo de conflicto nuclear, de uso de armas biológicas o químicas, o de
sistemas de armamento plenamente autónomos plantea escenarios de riesgo civili-
zatorio.
Sin embargo, para tres de los retos globales (una gobernanza global efectiva; un
enfoque realista para la gestión de los flujos humanos migratorios; y un sistema mo-
netario global estabilizador) la UE debe primero hacerlos funcionales en su propio
seno. En gobernanza, pues significa avanzar hacia una dominancia del método co-
munitario, del pasar de reglas sesgadas a instituciones fuertes legitimadas demo-
cráticamente, y de abandonar la unanimidad en política exterior y fiscal. En política
migratoria y de asilo, por supuesto, europeizar el abordaje del reto y superar el pa-
radigma “Dublín” de dejarlo en manos del país fronterizo de primera recepción. Y en
el orden monetario hacer del euro una moneda funcional y estable. Se ha dicho mu-
gaceta 89 sindical
Lluís Camprubí
chas veces que para un mejor sistema global, el privilegio exorbitado del dólar como
moneda de reserva, que le confiere capacidades incuso chantajistas en Relaciones
Internacionales, debería reducirse. Coinciden así muchos analistas y responsables
políticos europeos en que para ese objetivo de aumentar el rol internacional del euro
un primer requerimiento es superar los fallos internos de diseño e institucionales que
tiene (un mandato del BCE completo, culminar la unión bancaria y la garantía de de-
pósitos, dotarlo de capacidad fiscal paralela y de existencia de prestamista de última
instancia, así como de los instrumentos contracíclicos necesarios).
Seguramente, que la UE sea percibida como legítima y útil pasa por una nueva
centralidad de lo material en la legitimación; es decir situar lo económico, lo social,
lo productivo y lo laboral en el centro de la legitimación.
Ello implica asumir que los sectores económicos claves están europeizados y la
densidad de interacciones económicas a escala europea es tal que lo necesario es
europeizar las políticas al respecto.
gaceta 90 sindical
Proyecto europeo,
gobernanza de la UE...
a) La legitimación por claridad. Es decir, por ser inteligible. Como apunta Inne-
rarity, la aspiración de una mejor gobernanza y profundización democrática
no tiene que venir por una simplificación excesiva en un contexto de comple-
jidad e interdependencia. Pero sí que tiene que contribuir a una clarificación
de responsabilidades, de trazabilidad democrática, y de no dilución de la ren-
dición de cuentas, donde a pesar de que haya distintas mediaciones la ciuda-
danía pueda ver los mecanismos a través de los cuáles su voz cuenta.
gaceta 91 sindical
Lluís Camprubí
Todo ello deberá hacerse teniendo en cuenta que, pese a las urgencias, el para-
digma de cambio es gradualista. En lo institucional implica pasar de reglas con ses-
gaceta 92 sindical
Proyecto europeo,
gobernanza de la UE...
gos a una institucionalidad europea fuerte con atención al interés general y no prin-
cipalmente al de los Estados miembros. En lo económico, avanzar hacia la unión
fiscal (que necesariamente será de transferencias, aunque por alergias hanseáticas
quizás deberá enfatizarse que el objetivo en sí no son las transferencias) que tanto
reduzca como mancomune riesgos. Con la inteligencia suficiente para que la crisis
de legitimación no salte de los países del sur a los del norte. Y en lo global, dotarse
de coherencia, asertividad y autonomía estratégica.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
gaceta 93 sindical
Francisco Rodríguez
1
STREECK, Wolfang (2017): ¿Cómo terminará el capitalismo? Madrid, Traficantes de Sueños, p. 190.
gaceta 97 sindical
Francisco Rodríguez
2
El impuesto de sociedades solo aporta el 6,9% del total de la recaudación fiscal en España, porcentaje
aún inferior en Finlandia (5,0%), Dinamarca (5,9%) o Suecia (6,4%). Estas economías de tradición so-
cial-demócrata han tumbado, en alianza con Irlanda, la famosa “tasa Google” en Europa. Se prioriza la
creación de riqueza por parte de las empresas y se grava fuertemente el consumo y las rentas salariales.
La ministra sueca de finanzas justificó su oposición a la tasa Google aduciendo que el beneficio ha de
ser gravado en el lugar en el que se genera y no la facturación en el lugar donde se vende el bien.
gaceta 98 sindical
La Unión Monetaria:
políticas económicas...
3
El concepto de populismo resulta ambiguo al recoger posiciones diferentes y hasta antagónicas. Son
catalogados como populistas algunos movimientos que abogan por restringir el campo de expresión de
los derechos democráticos y otros que, por el contrario, dicen perseguir su ampliación. Para Rosanvallon
(La contrademocracia. La política en la era de la desconfianza, Manantial, Buenos Aires, 2007), el popu-
lismo en tanto que expresión política demagógica de la “antipolítica” es una patología que amenaza y de-
grada la democracia. Los varios populismos expresan, más allá de sus matices y expresiones históricas,
un concepto autoritario de la política y se oponen, sobre todo al alcanzar el poder, aun cuando mantienen
formalmente los procesos electorales como fuente de legitimidad popular, a las formas pluralistas y libe-
rales de soberanía popular. “El populismo es una forma de expresión política en la que el proyecto demo-
crático se deja absorber y vampirizar por completo por la contrademocracia”.
gaceta 99 sindical
Francisco Rodríguez
han ido tejiendo permiten en el mundo actual el ejercicio de una soberanía nacional
absoluta. Consideradas de forma aislada, las naciones europeas son incapaces de
responder a los retos y oportunidades que derivan del nuevo orden mundial. Una
consideración que trasciende el ámbito económico y abarca lo político y lo social.
Basta para convencerse de ello considerar los temas centrales relacionados con los
flujos migratorios y el deterioro del medio ambiente. Ello no significa que no hayan
de ser considerados los efectos nocivos de un exceso de globalización descontro-
lada, mal regulada –lo que Rodrik denomina la hiperglobalización–, sobre el bienestar
y el incremento de las desigualdades. Lo que sesga a más largo plazo contra un cre-
cimiento más equilibrado y alimenta las opciones nacionalistas en materia de política
económica. Más que cuestionar la globalización en sí o la integración europea, han
de ser cuestionados el exceso de apertura, unas regresiones en materia de regula-
ción, unos desequilibrios desproporcionados entre las élites económicas y el grueso
de los asalariados, en definitiva, un modelo regresivo de gobernanza económica li-
beral.
4
FITOUSSI, Jean-Paul (2011): “L’Europe a un problème politique, pas économique”. Alternatives Écono-
miques, Hors-série, 2º trimestre, pp. 10-11.
5
Entrevista a Mario Draghi, El País, 30 de noviembre de 2016.
6
RODRIK, Dani (2018): La mondialisation sur la sellette. Paris, De Broeck Supérieur, p. 66.
“Los Economistas aterrados no son unos fanáticos del déficit, y menos aún unos
adversarios de la coordinación de las políticas económicas en Europa… Lo que hace
inaceptable las reglas de disciplina presupuestaria impuestas por el Pacto, además
de su carácter automático y antidemocrático, es que se insertan en un contexto insti-
tucional de competencia fiscal, social y ecológica exacerbada y de dominio de la in-
dustria financiera, lo que las traduce de forma cuasi automática en precariedad, paro
y recorte de las protecciones sociales para las poblaciones”8.
7
La verdadera “regla de oro” de las finanzas públicas justifica que los gastos de inversión sean financiados
mediante el endeudamiento. Dichas inversiones son utilizadas durante muchos años y son generadoras
de una riqueza que permitirá posteriormente estabilizar o reembolsar la deuda.
8
CORIAT, Benjamin; COUTROT, Thomas, LANG, Dany; STERDYNIAK, Henri (2012): L’Europe mal-traitée.
Paris, Les liens qui libèrent, pp. 92-93.
demás, así como con una eventual financiación de los miembros menos responsa-
bles. Una opción, por lo tanto, casi imposible de contemplar sin previa Unión Política.
Al seguir involucrando en la integración europea tanto a los Estados como a la propia
Unión, se trata, según términos de Aglietta y Leron, de impulsar la “integración posi-
tiva” respecto de la “integración negativa”, articulación de una doble democracia. Eu-
ropa necesita erigirse en una potencia pública dotada de su propia capacidad
presupuestaria y los Estados miembros han de recuperar su capacidad presupues-
taria. En su opinión, la democracia europea permitiría, mediante presupuesto euro-
peo, revitalizar la vida democrática en los Estados miembros de la Unión.
9
AGLIETTA, Michel; LERON, Nicolas (2017): La doublé démocratie: une Europe politique pour la croissance.
Paris, Seuil.
10
AGLIETTA, Michel; LERON, Nicolas (2017): La doublé démocratie: une Europe politique pour la croissance.
Paris, Seuil, p.13. Entienden por juego de suma negativa un juego en el que hay más que perder que
ganar. Obviamente ello depende de los Estados miembros. Algunos han sabido extraer máximas ganan-
cias de la UEM y otros han profundizado en sus desequilibrios y retroceso relativo.
La crisis de las deudas soberanas ha reforzado el papel del BCE, entidad “su-
pranacional” sustraída por los Tratados al control de los gobiernos. Se ha creado
una entidad federal de primer orden en un espacio político que no es federal, y la
coexistencia de dos niveles interdependientes de soberanía del espacio monetario11,
el nacional y el supranacional, puede ser fuente de fricción. El hecho de que el BCE
no sea un prestamista de último recurso de los Estados, concebido como un freno
institucional para que éstos no pudiesen emitir excesos de deuda, hace que el sis-
tema financiero europeo esté “privado de uno de sus elementos esenciales: una
deuda pública sin riesgo, necesaria al buen funcionamiento de los mercados y a la
existencia de una curva de tipos de interés estable”12. Pero, al evidenciar la crisis de
las deudas soberanas el bucle entre deuda y sostenibilidad del sistema financiero,
el BCE, tras los errores cometidos entre 2009 y 2011, se ha auto-atribuido la com-
petencia de redefinir sus propias competencias, “tratándose indudablemente de un
acto soberano”13.Tan profundos resultan los cambios que las operaciones principales
de financiación, subastas semanales de liquidez, han sido desplazadas por opera-
ciones no convencionales. La contrapartida a este mayor activismo reside en que
queda sobrecargada la política monetaria, eludiendo la necesidad de un mix más
equilibrado de los diversos componentes de la política económica. Sus actuaciones
han sido tanto más contundentes cuanto que las nuevas condiciones de acumulación
han transformado en obsoleta su concepción de la estabilidad monetaria al cambiar
radicalmente los mecanismos de transmisión de la inflación que, debido a la conca-
tenación de muchos factores, ha dejado de ser un peligro a corto y medio plazo14.
11
AGLIETTA, Michel; LERON, Nicolas (2017): La double démocratie. Paris, Seuil, p. 55.
12
JEFFERS, Esther; LE HERON, Edwin; PLIHON, Dominique (2013): «Pour une banque centrale euro-
péenne au service de l’intérêt général», en Les Économistes Atterrés (ed.): Changer l’Europe. Paris, Les
Liens qui Libèrent, p. 251.
13
AGLIETTA, Michel; LERON, Nicolas (2017): La double démocratie. Paris, Seuil, p. 85.
14
RODRÍGUEZ ORTIZ, Francisco (2010): Crisis de un capitalismo patrimonial parasitario. Madrid, Los Li-
bros de la Catarata, pp. 103-109.
15
ARTUS, Patrick (2018): «L’excès de gourmandise conduit à des politiques criminelles», en: KERDE-
LLANT, Christine: Le suicide du capitalisme. Paris, Robert Laffont.
como señalara Paul Volcker, “el poder de crear sea a la postre el poder de destruir”,
tanto más cuanto que la banca de la zona euro resulta muy vulnerable a los tipos
negativos. El dilema actual al que están confrontados los bancos centrales podría
formularse en los términos siguientes: anticiparse a la formación de burbujas me-
diante una política monetaria restrictiva o dejar que ésta crezca, porque mantener
tipos bajos resultaría favorable para el crecimiento, y proceder a “limpiar” y recoger
los trastos rotos cuando estalle la burbuja. ¿Cómo reaccionaría el precio de la deuda
y bonos corporativos a la subida de los tipos de interés si se produjera, hipótesis
poco factible, una subida de la inflación? Quedarían atrapados los grandes inverso-
res institucionales. La renta “fija” ha devenido un activo de riesgo que dificulta dar
pasos en la normalización de la política monetaria.
Los temores a una nueva recesión, perjudicial para la frágil credibilidad del euro,
han llevado al BCE a anunciar un nuevo programa de compra masiva de bonos pú-
blicos y corporativos e inyección de liquidez16. No parece que la política monetaria,
que sigue operando en estado crítico de soberana soledad, sea suficiente para trans-
mitir de forma efectiva sus impulsos a la economía real. Es más, las crecientes in-
16
La nueva barra de liquidez se iniciaría en septiembre de 2019 y concluiría teóricamente en marzo de
2021, teniendo cada una de las subastas trimestrales un vencimiento de dos años. Relanzar la compra
masiva de deuda pública plantea un problema, toda vez que deberían ser alteradas las reglas. Existen
dos límites a la compra de bonos: la contribución al capital del BCE y el 33% de bonos de un mismo emi-
sor. Suponiendo que el BCE quiera comprar más bonos italianos, necesita comprar todavía más bonos
alemanes. Sin embargo, éstos escasean y ya se adquieren en el mercado a tipo negativo. Una opción
posible consistiría en eludir la participación en el capital del BCE y considerar únicamente el volumen de
deuda viva. Una opción que beneficiaría a los países más endeudados pero poco factible desde el punto
de vista político.
17
LAROSIÈRE (de), Jacques (2017): Les lames de fond se rapprochent. Paris, Odile Jacob, p. 68.
18
Solo me queda esperar que, agotando la paciencia de los responsables de Gaceta Sindical, y más aún
de sus lectores, tengan a bien volver a invitarme en el futuro para profundizar en dicha reflexión.
La elección de Macron, más por temor a la “otra” que por méritos propios, llevó a
revitalizar el debate sobre las reformas que habrían de ser emprendidas para impul-
sar un “gobierno económico de la eurozona”. Su programa de inspiración muy liberal
en lo interno necesitaba apoyarse sobre una mayor ambición europea. Tras reiterar
en su primera visita a Berlín como presidente, el día siguiente de su investidura, que
nunca ha defendido los eurobonos19 al no ser partidario de “mutualizar las deudas
del pasado”, y que “los países que no hagan lo que tengan que hacer, deben res-
ponsabilizarse por ello”, afirmaciones destinadas a despejar los temores alemanes,
adelantaba su propuesta de acelerar la creación de una unión fiscal de la eurozona.
Serían ampliados la envergadura y cometidos de un presupuesto común20 financiado
con una parte de la recaudación impositiva de los países miembros, lo que permitiría
a algunos países aumentar la inversión en infraestructura sin infringir los límites de
las políticas fiscales. Aunque resulta inviable a medio plazo una unión europea de
tipo federal, una comunidad política solo puede existir si operan transferencias del
centro hacia la periferia.
19
Bruselas deja el debate de los eurobonos (un activo seguro común) para después de 2025.
20
En su ya famoso discurso de La Sorbonne del 26 de septiembre de 2017, propone tres funciones prin-
cipales a este presupuesto común: financiar inversiones de futuro, proporcionar una asistencia financiera
de urgencia y tener capacidad para responder a las crisis económicas. Contrapartida a ello sería el respeto
de unas reglas comunes en materia fiscal y social.
vimiento que refleja un profundo malestar social y político, pudiese salvar la cara.
La Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno acordó no abandonar la idea de un
“presupuesto” de la zona euro, pero rebajando mucho su sustancia. Los jefes de Es-
tado y de Gobierno se comprometieron a esbozar la arquitectura de un fondo para
la “convergencia” y la “competitividad” destinado a los miembros de la moneda única,
dotado con unos 50.000 millones de euros. Una cuantía insignificante. Además, los
países del norte, liderados por Holanda, han impuesto su visión según la cual ese
instrumento, vaciado de contenido sustantivo, no puede erigirse en arma anti-crisis.
No se ha producido ningún avance significativo en la reunión del Eurogrupo mante-
nida el 13 de junio de 2019. Se cerró un “acuerdo” de principios sobre el presupuesto
de la zona euro pero los ministros de Economía y Finanzas no precisaron ni su cuan-
tía ni modalidades de financiación. Al igual, se reiteró que solo sufragaría, en lo fun-
damental, reformas estructurales.
Las deudas públicas de los Estados miembros siguen siendo activos de riesgo
diferenciado, algo poco compatible con una verdadera Unión Monetaria. Según la
doctrina alemana, la prima de riesgo impulsa a los Estados a modificar la orientación
de sus finanzas y política económica para recortar un déficit nacional “excesivo” y/o
un nivel de deuda “inasumible”. Mientras el proyecto galo hace hincapié en una
mayor solidaridad entre Estados, una coordinación de las políticas económicas y
una mayor armonización fiscal y social, el proyecto liderado por Alemania sigue po-
niendo el acento en la responsabilidad nacional de los Estados miembros así como
en el respeto a unas reglas mecánicas y disciplina de los mercados. ¿Puede la eco-
nomía líder de la eurozona continuar declarándose defensora de una Europa fuerte,
proceso del que ha extraído los máximos beneficios, y seguir rechazando la creación
de una unión de transferencias que contribuya a cerrar el foso Norte-Sur agrandado
tras la integración monetaria? ¿Esperará la Unión la próxima crisis para crear los
instrumentos requeridos por una unión monetaria para que ésta no sea un instru-
mento permanente de crisis económica y política? Todo apunta sin embargo a que la
creación de un embrión de presupuesto común, con capacidad de estabilización ma-
croeconómica y susceptible de derivar a la larga en un Tesoro europeo habilitado
para emitir eurobonos, no se produciría antes de 2025… o las calendas griegas, su-
poniendo que la zona euro sea capaz, en su actual configuración, de soportar una
nueva crisis susceptible de derivar en recesión. Las ciudadanías han de interiorizar
que el gobierno económico europeo, por necesario que sea, nunca podrá existir
realmente y ser operativo sin una importante transferencia de soberanía al nivel su-
perior.
Europa necesita también retornar a unos sistemas fiscales nacionales más equi-
tativos y progresivos y se han de crear unos impuestos de ámbito europeo para aco-
meter un plan paneuropeo de inversiones, dotado de recursos muy superiores al
conocido como Plan Juncker, que permitiera atenuar la desindustrialización de Eu-
ropa. Ello requeriría, además, proceder a una reforma en profundidad de la política
de la competencia que impide cualquier política industrial adaptada a las nuevas
condiciones de producción y sesga contra la constitución de “campeones” europeos.
CONCLUSIONES
21
FITOUSSI, Jean-Paul (2013): Le théorème du lampadaire. Paris, Les Liens qui Libèrent, p. 106.
“Las instituciones de Europa colocan bajo tutela a los gobiernos nacionales, sin permitir
por ello la emergencia de un gobierno europeo… Los países miembros de la zona euro
se hallan en situación de ser unos Estados federados huérfanos de un Estado federal.
Habríamos podido imaginar, puesto que la soberanía aborrece el vacío, que la evolu-
ción natural llevaría a la creación progresiva de un gobierno europeo. Se tiene la sen-
sación en la actualidad de asistir a una dinámica inversa, que consiste no ya en
incrementar la soberanía europea sino en limitar aún más la de los Estados miem-
bros”23.
22
BAUMAN, Zygmunt (2017): Tiempos líquidos. Barcelona,Tusquets.
23
FITOUSSI, Jean-Paul (2013): Le théorème du lampadaire. Paris, Les Liens qui Libèrent, pp. 128-129.
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STREECK, Wolfang (2017): ¿Cómo terminará el capitalismo? Madrid, Traficantes
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WOLF, Martin (2014): La gran crisis: cambios y consecuencias. Barcelona, Ed.
Deusto.
1
Gran parte de este artículo se nutre de numerosos informes y análisis realizados durante esta década
por el área de Países Árabes, África y Asia de la Secretaría confederal de Internacional y Cooperación
de CCOO (SIyC CCOO).
Bouquet d’oeillets blancs. Anna Boch.
2
ORTEGA FUENTES, Alejandra: “Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterrá-
neo”, Gaceta Sindical, 2009, nº. 13, pp. 187-198.
La frontera sur de la
Unión Europea...
Otros 28 días después del derrocamiento de Ben Alí, el dictador egipcio Hosni
Mubarak dimitía ante otro movimiento masivo de protesta pacífica de la población el
25 de enero de ese mismo año5.
3
Libertad, igualdad y justicia social fue el lema del Congreso fundacional de la regional árabe de la Con-
federación Sindical Internacional (Arab Trade Union Confederation, ATUC) que tuvo lugar en Ammán (Jor-
dania) los días 1 y 2 de octubre de 2014. Desde entonces mantiene su sede en la capital jordana y
coordina la actividad con sus afiliadas árabes en el resto de los países. En los diferentes Foros de diálogo
social y Conferencias de Ministros de Empleo de la UPM, ATUC ha sido, junto con la Confederación Eu-
ropea de Sindicatos (CES) por las afiliadas europeas, la interlocutora sindical de la región árabe. Su se-
gundo congreso tuvo lugar en Marrakech (Marruecos) en octubre de 2018.
4
Ben Alí (1936-2019) llegó al poder en Túnez el 7 de noviembre de 1987 tras destituir al anterior presi-
dente, Habib Bourguiba, en un golpe de Estado. Estableció una dictadura que se prolongó durante más
de veintitrés años hasta el 14 de enero de 2011. Exiliado en Arabia Saudí, donde murió el 19 de septiembre
de 2019, fue juzgado in absentia por numerosos cargos de violación de derechos humanos, tortura y co-
rrupción. Sin embargo, falleció en su exilio saudí. El gobierno tunecino no consiguió que su homólogo
saudí facilitara los trámites de extradición a Túnez en esos ocho años.
5
SIyC CCOO, “Notas de un viaje sindical al Túnez democrático”, 2011.
La reacción en cadena que llegaría al resto de los países árabes y que perdura
hasta nuestros días con dispares resultados iba a modificar para siempre las rela-
ciones de la UE con su frontera sur, pondría en tela de juicio los numerosos acuerdos
políticos y económicos llevados a cabo con las diferentes dictaduras en épocas an-
teriores y cuestionaría aún más el papel de la UPM y de sus miembros en torno al
Mediterráneo. Además la situación traería numerosas crisis de diferente naturaleza,
aún sin resolver en nuestros días, que se desencadenaban conforme el mapa de los
gobiernos árabes se iba resquebrajando con el paso de los meses.
A todas luces era evidente que la estrategia de la UE hacia los países del Medi-
terráneo con el impulso de Francia, España e Italia, entre los países con más inte-
reses y vínculos con la región, no habían cumplido sus objetivos iniciales en el
llamado Proceso de Barcelona. Las relaciones se habían caracterizado por una re-
lación cercana con los regímenes dictatoriales primando a estos gobiernos como
elementos clave para mantener la estabilidad y contener la expansión de una versión
radicalizada del Islam6. Una de las grandes preguntas que se plantearon en aquel
momento era si la UE modificaría en la siguiente etapa su alta tolerancia a los regí-
menes policiales y autocráticos y asumiría una promoción real de los derechos hu-
manos y libertades7. La misma duda recaía sobre la UPM que aúna a 28 países de
la Unión Europea y a 15 países del Sur y Este del Mediterráneo8.
En algunos casos, los más favorables, por la gran brecha en la mayoría de los
países entre las legislaciones, las normas internacionales del trabajo y la práctica
6
SORROZA, Alicia: “La UE ante los procesos de cambio en el Mediterráneo: una oportunidad para articular
una política coherente con sus intereses y principios. Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo”,
Área: Mediterráneo y Mundo Árabe ARI, 2011, nº 40.
7
Ibidem.
8
Esta estructura asumía la cooperación y el diálogo en sus planteamientos teóricos. Sin embargo, en el
desarrollo práctico de las iniciativas concretas y proyectos, como veremos en este artículo, no íbamos a
encontrar la concreción de la defensa de los derechos humanos, las libertades fundamentales. Entre otras,
libertad de reunión y asociación, libertad sindical y derecho de huelga.
diaria en la calle. Pero en otros, los considerados de extrema gravedad, como los
países del Golfo y algunos del Mediterráneo Este, encontramos la aplicación del sis-
tema de la kafala que impone condiciones de esclavitud a millones de personas. O
bien veremos la denegación absoluta de derechos básicos en Arabia Saudí o cómo
en países como Irak, Libia, Siria y Yemen los conflictos y la desintegración del Estado
de Derecho implican la ausencia absoluta de garantías y derechos para los trabaja-
dores/as. En el caso de Palestina, la continua ocupación por parte de Israel implica
la denegación de los derechos fundamentales y la oportunidad de encontrar trabajos
decentes para la población palestina9.
El documento señala que “las peores formas de trabajo infantil también se en-
cuentran en los servicios y la industria e incluye los múltiples peligros asociados con
el trabajo en la calle. Estas formas incluyen además la participación directa e indi-
recta en los conflictos armados y en situaciones asociadas con los conflictos arma-
dos”11.
9
CONFEDERACIÓN SINDICAL INTERNACIONAL (CSI), “Índice Global de los Derechos de la CSI: Los
peores países del mundo para los trabajadores”,
https://www.ituc-csi.org/IMG/pdf/2019-06-ituc-global-rights-index-2019-report-es.pdf (Consulta: junio 2019).
10
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (OIT), “Los conflictos y los desplazamientos masivos
incrementan el trabajo infantil”, https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_677770/lang-
-es/index.htm (Consulta: marzo 2019).
11
El estudio nos indica que en la actualidad más de la mitad de los países árabes están afectados por con-
flictos, flujos de refugiados o desplazados internos. Estos incluyen Irak, Jordania, Líbano, Somalia, Sudán,
Siria, Túnez, Cisjordania y la Franja de Gaza, y Yemen, y muestra un incremento en el reclutamiento y uti-
lización de niños por parte de los grupos armados, tanto entre la población local como entre los refugiados,
en particular en Yemen, Siria e Irak.
A modo de ejemplo, en julio de 2019, la OIT abordaba los déficits del trabajo de-
cente en el Foro político de alto nivel de las Naciones Unidas sobre el desarrollo sos-
tenible. A estos efectos, se presentó ante este foro un informe el día 10 de julio donde
se hacía de manera clara un llamamiento a redoblar las acciones para la consecución
12
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha cumplido 100 años en 2019. Su reunión anual se
celebró del 8 al 22 de junio de 2019 en Ginebra con la presencia de más de 5000 participantes de todos
los continentes.
13
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (OIT), Listado de países sometidos a la Comisión
de Aplicación de Normas en 2019,
https://www.ilo.org/ilc/ILCSessions/108/committees/standards/WCMS_710010/lang--es/index.htm (Con-
sulta: junio 2019).
14
Entre otros obstáculos, encontraremos la imposibilidad de asegurar trabajos decentes y un desarrollo
económico adecuado para las poblaciones árabes. Este factor, entre otros muchos elementos, fue la
chispa que encendió las revoluciones árabes.
15
Página web del Foro Político de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible:
https://sustainabledevelopment.un.org/hlpf (Consulta: 12/07/2019).
16
NACIONES UNIDAS, Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS),
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/ (Consulta: 2015).
De la lectura del informe se desprende ya casi en 2020 que las tres subregiones
de África Subsahariana, Norte de África y los Estados Árabes muestran el peor
desarrollo de entre las 11 subregiones del mundo analizadas en el documento en
dos dimensiones: crecimiento sostenible e inclusión social y trabajo decente. La ma-
yoría de los países en estas subregiones tienen altos niveles de informalidad y bajos
niveles de innovación tecnológica, productividad y escasa complejidad de las es-
tructuras de producción18.
Para gran parte de las organizaciones sindicales se trata de una estructura co-
nocida en algunos casos en sus aspectos teóricos pero desconocida en la práctica.
Para otras más conocedoras de su estructura, la UPM no ha conseguido por el mo-
mento una verdadera integración de los aspectos sociales y laborales en su tarea
cotidiana. En la mayoría de los casos se percibe como un engranaje diplomático su-
17
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (OIT): “La OIT aborda los déficits del trabajo decente en
el Foro de revisión de los ODS”, https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_712731/lang-
-es/index.htm (Consulta: 12-07-2019).
18
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (OIT): Time to Act for SDG8: Integrating, Decent
Work, Sustained Growth and Environmental Integrity, Ginebra, julio 2019, pp. 46-49.
19
En cierto modo y a pesar de algunas actividades desarrolladas en esta década por esta estructura gu-
bernamental se confirmaron con el paso del tiempo algunas de las sospechas iniciales de muchos de los
actores que se pronunciaban en cuanto a su ineficaz gestión. Así la percepción del movimiento sindical
internacional de la región que abarca la UPM sobre el mecanismo no tiene un balance netamente positivo
como veremos.
20
ESCRIBANO, Gonzalo y LORCA, Alejandro: “La UM: una unión en busca de proyecto”, http://www.re-
alinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zo
nas_es/DT13-2008 (Consulta:8-10-2019).
jeto a los vaivenes y presiones políticas de los gobiernos de la región y muy alejado
de las verdaderas demandas que exigen hoy los pueblos del Mediterráneo y de
aquellas que expresa el movimiento sindical de la región, tanto del lado europeo
como del árabe.
Basta revisar sus prioridades para corroborar esta percepción24. En casi todas
las ocasiones se percibe cómo la UPM expresa una agenda donde se habla de in-
versión privada, entorno empresarial, apoyo a las PYME y creación de empleo sin
especificar que ha de ser trabajo decente.
21
Cuenta hoy con 43 miembros: Albania • Alemania • Argelia • Austria • Bélgica • Bosnia y Herzegovina • Bulgaria
• Chipre • Croacia • Dinamarca • Egipto • Eslovaquia • Eslovenia • España • Estonia • Finlandia • Francia • Grecia
• Hungría • Irlanda • Israel • Italia • Jordania • Letonia • Líbano • Lituania • Luxemburgo • Malta • Marruecos •
Mauritania • Mónaco• Montenegro • Países Bajos • Palestina • Polonia • Portugal • Reino Unido • República
Checa • Rumanía • Siria •Suecia • Túnez • Turquía. Siria suspendió su pertenencia en diciembre del 2011 y
Libia tiene estatus de observador.
22
UNIÓN POR EL MEDITERRÁNEO: “Acerca de la UPM”, https://ufmsecretariat.org/wp-content/uplo-
ads/2019/09/Presskit_New_ES-2019_web.pdf (Consulta:8-10-2019).
23
Según analiza la propia UPM, la región mediterránea tiene una de las tasas de desempleo más altas del
mundo. En este contexto, la Unión por el Mediterráneo (UPM) “está comprometida en la ejecución de proyectos
e iniciativas específicos centrados en el desarrollo de las empresas, las oportunidades de empleo y la emplea-
bilidad. Se hace especial hincapié en los jóvenes y las mujeres, abordando así cuestiones intersectoriales como
la promoción del empoderamiento socioeconómico de la mujer y el aumento de la empleabilidad de los jóvenes.
Se presta especial atención a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), vectores de innovación
y crecimiento económico en la región mediterránea”.
24
Ibidem.
Así, las organizaciones sindicales han expresado en todas las reuniones y deba-
tes donde se ha podido asegurar su presencia la necesidad de que estas reuniones
y plataformas regionales que afectan al empleo en el seno de la UPM han de equi-
librar el trato a los interlocutores sociales en igualdad de condiciones. Hasta el mo-
mento y a pesar de numerosos requerimientos no ha sido así lo que, como cabe
imaginar, hace un flaco favor no solo a la imagen de esta herramienta interguberna-
mental que es la UPM sino que refuerza, una década más tarde, los presentimientos
que ya se tuvieron en 2008.
25
Según describe la UPM en sus documentos: “Med4Jobs es una iniciativa clave de la UpM cuyo objetivo
es ayudar a aumentar la inserción laboral de los jóvenes y las mujeres, poner fin a las diferencias entre
la oferta y la demanda laboral y fomentar una cultura de emprendeduría y desarrollo del sector privado.
Desarrollada por el Secretariado de la UpM, Med4Jobs es una iniciativa transversal que pretende fomentar
y reproducir una serie de proyectos para la creación de puestos de trabajo en el sector privado en la región
sur y este del Mediterráneo”.
26
La frecuencia de las convocatorias no ha sido regular en estos años ni de las Conferencias ministeriales
ni de los Foros de Diálogo Social. Esta dinámica genera como es lógico un distanciamiento de los temas
tratados y una desafección por el mecanismo por parte de las organizaciones sindicales concernidas en
el proceso y, en general, del resto de actores.
27
En este artículo nos ocuparemos únicamente de las Conferencias ministeriales de Empleo. La Secretaría
de Internacional y Cooperación de CCOO participó como parte de la delegación sindical europea en tres
de las cuatro conferencias convocadas hasta la fecha: Marrakech, Bruselas y Cascais. No asistió a la
Conferencia en Jordania en 2016.
CCOO aportó en ese 2010 un análisis negativo compartido con el resto del mo-
vimiento sindical sobre el claro retroceso en la región de la situación social y las con-
diciones de vida, que evidenciaban la necesidad de reforzar los derechos sindicales,
los principios de negociación colectiva y el diálogo social. Ya en 2008 en un amplio
28
CCOO asistió a la inauguración en el Palacio de Pedralbes de Barcelona del Secretariado Permanente
de la UPM.
29
En 2017 tuvo lugar otro encuentro del Foro de Diálogo Social euromediterráneo.
estudio previo sobre empleo y derecho del trabajo en ocho países del Mediterráneo
realizado por CCOO30 y reeditado por la editorial francesa L’Harmattan con poste-
rioridad se ponía de evidencia la situación de manera detallada31.
Así, se solicitaba de manera formal que el empleo fuera incluido como un eje
transversal en los seis proyectos de la UPM: acciones de promoción de empleo, em-
pleo de los jóvenes, promoción de la formación profesional y acciones que asegu-
raran el trabajo decente.
30
AITA, Samir (coord.): Empleo y derecho del trabajo en los países árabes mediterráneos y el partenariado
euromediterráneo, Madrid, Fundación Paz y Solidaridad Serafín Aliaga (CCOO), 2008.
31
El movimiento sindical en la región además no lograba cohesión y se hacía urgente redefinir sus estra-
tegias, su composición y sus vindicaciones en un momento de crisis global. Aunque lo ignorábamos, ape-
nas quedaban meses para la caída del régimen tunecino.
Mientras se hacía ese silencio de seis años, algunas preguntas seguían vigentes:
¿Estaría dispuesta la UE y la UPM a modificar sus estrategias políticas generales
para el Mediterráneo? En el caso del empleo, ¿estaría dispuesta a incorporar en sus
estrategias de una manera clara y directa a todos los actores implicados?33.
32
Texto original de la Declaración Ministerial (en inglés): “Ministers welcome the launch of the Euro-Medi-
terranean Social Dialogue Forum in Barcelona on 11 March 2010, which is set to play a strong role in de-
veloping the employment and social dimension of the UfM. The Forum underlined the readiness of
employers and trade unions to engage in a process of promoting social dialogue across the Euro-Medite-
rranean region, which in a first step led to an exchange on matching skills and labour market needs, and
it stressed the crucial issue concerning youth integration into the economy and access to employment as
part of a multi-dimensional approach. Ministers take note of the synthesis report of the Euro-Mediterranean
Social Dialogue Forum”.
33
En octubre de 2014 el movimiento sindical árabe se iba a reorganizar en torno a la regional árabe de la
CSI, Arab Trade Union Confederation (ATUC). ATUC sería en adelante la principal interlocutora de parte
de la región árabe para la UPM. La siguiente Conferencia ministerial de Empleo de la UPM no tendría
lugar hasta 2016 y al igual que el Congreso fundacional de ATUC iba a tener lugar en Ammán (Jordania).
Para ese entonces la hegemonía del sindicalismo tunecino se había consolidado en ese congreso como
uno de los actores principales que habían jugado un papel fundamental en el proceso de transición de su
país.
34
BEININ, Joel: Workers and Thieves: Labor Movements and Popular Uprisings in Tunisia and Egypt.
Stanford University Press, Stanford (CA), 2016.
35
Recomendación nº 1/2017 del Consejo de Asociación UE-Egipto de 25 de julio de 2017 por la que se
acuerdan las prioridades de la asociación UE-Egipto [2017/1786]:
https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=DOUE-L-2017-82006 (Consulta: diciembre de 2018).
Tras otros tres años de silencio desde la Conferencia de Empleo UPM de Ammán
(Jordania) en 2016 se convoca el 2 y 3 de abril de 2019 en Cascais (Portugal) la 4ª
Conferencia ministerial de Empleo. Al igual que las anteriores contaba con una de-
legación sindical compuesta por organizaciones sindicales de la UE y de la región
árabe lideradas por la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y la Arab Trade
Union Confederation (ATUC)36.
36
Página web de la 4ª Conferencia de Empleo UPM 2019: https://ufmsecretariat.org/ministerial-on-
employment-and-labour/ (Consulta: marzo de 2019).
37
En concreto, esta legislación impide cualquier intento de organización libre al perpetuar el monopolio
de una organización, interferir en la libertad de los trabajadores y trabajadoras para elegir libremente el
En abril de 2019 una delegación sindical con miembros de CES y ATUC partici-
paba en la 4ª Conferencia ministerial de Empleo UPM en Cascais. Trascurridos 11
años de la celebración de la de Marrakech y con apenas variación en las estrategias
internas de la UPM en lo relativo a la integración de diferentes actores de la región,
el movimiento sindical acude a Portugal con una expectativa baja sobre los posibles
resultados de esta Conferencia. En su declaración, los interlocutores sociales de la
UPM, representados en esta Conferencia, recordaron que la UE y los gobiernos del
Sur debían “promover un codesarrollo real en beneficio de las dos regiones que in-
cluyera la promoción del respeto a los derechos humanos, la inclusión social, el
desarrollo sostenible y la paz”. Solicitaron además una nueva convocatoria para
2019/2020 del Foro de Diálogo Social UPM para poder avanzar en las líneas princi-
pales que se definieron hace una década y que han quedado en el tintero todos
estos años.
sindicato de su elección e impedir que las organizaciones de trabajadores lleven a cabo sus actividades
adoptando sus estatutos y eligiendo a sus representantes. De hecho, el gobierno egipcio continúa igno-
rando los reiterados llamamientos de la Organización Internacional del Trabajo y su Comisión de Aplica-
ción de Normas para que la ley sindical en Egipto se ajuste a lo dispuesto en los convenios 87 y 98 de la
OIT. Las elecciones sindicales en 2018 estuvieron marcadas por la exclusión y la descalificación a gran
escala en el país de los sindicatos independientes.
38
Carta de CES/ATUC sobre los acuerdos UE-Egipto:
https://www.ccoo.es//42cb1adc87a41732a2ac93cfe04e4961000001.pdf (Consulta: diciembre 2018).
39
En septiembre de 2019 y en una nueva oleada de protestas en el Egipto de Al Sisi, miles de personas
fueron detenidas, encarceladas sin juicios o permanecen desaparecidas. Se recrudece la represión contra
activistas, sindicalistas, periodistas, opositores políticos y manifestantes.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Son muchos los actores de la sociedad civil y del movimiento sindical en la región
que han denunciado en repetidas ocasiones que las políticas de la UE y de la UPM
no han aportado nada novedoso a la hora de crear un espacio de prosperidad com-
partida, paz y estabilidad en la zona. Es más, con excepción de las dos Coreas, la
región es la más militarizada del planeta, con focos de conflicto sin vías de solución
y con la mayor brecha de desigualdad del planeta en términos de desarrollo40.
Sin conocer aún la deriva de la Unión por el Mediterráneo a partir de 2020 y a ini-
ciativa del presidente de la República francesa, Enmmanuel Macron, se anunció en
Marsella los días 23 y 24 de junio de 2019 la Cumbre de las Dos Orillas. Según la
página de France Diplomatie “después de una consulta a la sociedad civil del Medi-
terráneo sin precedentes41, el foro persiguió reimpulsar la dinámica de cooperación
en el Mediterráneo occidental implementando proyectos concretos que favorezcan
el desarrollo humano, económico y sostenible en la región42”.
40
NÚÑEZ, Jesús A.: “¿A qué juega la Unión Europea en su Vecindad mediterránea?”,
https://www.eldiario.es/zonacritica/juega-Union-Europea-vecindad-mediterranea_6_901569852.html (Con-
sulta: 9-10-2019)
41
A la autora de este artículo le consta que tanto las organizaciones sindicales europeas afiliadas a la
CES como las árabes afiliadas a la ATUC no tenían ninguna información precisa sobre el contenido de la
llamada Cumbre de las Dos Orillas tan solo a unos días de la celebración de este evento.
42
France Diplomatie: https://www.diplomatie.gouv.fr/es/politica-exterior/sociedad-civil-y-voluntariado/cumbre-
de-las-dos-orillas-foro-del-mediterraneo-23-24-06-19/ (Consulta: 9-10-2019).
1
En el momento de redacción de este artículo la autora es profesora visitante en la Facultad Latinoame-
ricana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Ecuador. El artículo refleja aspectos destacados en obras
anteriores como Guamán, 2015, 2016, 2016.a, 2016.b.
Promenade en Bretagne. Anna Boch.
1. INTRODUCCIÓN
La relación entre los tratados de libre comercio y el trabajo, tanto desde el punto
de vista cualitativo como cuantitativo, es un tema que ha suscitado un largo debate
2
Social aspects of European Economic Co-operation. Report by a Group of Experts, Ginebra, 1956. Co-
nocido como Informe Ohlin, a lo largo del presente trabajo se utilizará como referencia la síntesis de dicho
informe publicada en la ILR, vol. LXXIV, Nº 2, pp. 99 y ss.
3
Comité intergubernamental creado por la Conferencia de Mesina, Informe de los Jefes de Delegación a
los Ministros de Asuntos Exteriores, Bruselas, 21 de abril de 1956; en adelante Informe Spaak.
lación con la creación del mercado interior, quedando relegadas al nivel estatal (Giub-
boni, 2003). De manera paralela a esta afirmación y como conditio sine qua non para
la consecución de la integración económica europea, los expertos resaltaron la im-
portancia del mantenimiento y la progresiva expansión de los sistemas de tutela so-
cial nacionales.
Así, del informe Ohlin se desprende claramente que la consecución de las ven-
tajas económicas derivadas de la liberalización del comercio depende de la preser-
vación de unos estándares laborales estatales (Deakin, 1996). El contenido de este
documento influyó en la redacción del Informe Spaak, que también resaltó en rela-
ción con las cuestiones de seguridad social que, aun cuando no sea una condición
absoluta del funcionamiento del mercado interior, la unificación de los sistemas de
seguridad social “eliminaría serios obstáculos a la circulación de mercancías y de
personas”. Sin embargo, a pesar de esta afirmación, no es posible encontrar en este
documento previo al TCEE una previsión orientada a conseguir la armonización en
materia social. La misma no se consideraba necesaria bajo el argumento de que la
naturaleza sectorial de la integración económica no podía crear situaciones de deses-
tabilización de las políticas nacionales, pues los Estados miembros continuaban te-
niendo las competencias en materia social. La integración del mercado no debía por
tanto ser causa de inquietud; todo lo contrario, se confiaba plenamente en su capa-
cidad para producir el progreso social, lo cual se reflejó directamente en el art. 117
del Tratado de Roma que ha pervivido con ligeras variaciones hasta el actual 151
del TFUE.
Aquella tesis según la cual existe una relación directa entre la integración econó-
mica, comercial fundamentalmente, y la mejora de las condiciones de vida y de tra-
bajo se plasma con claridad en el actual discurso triunfalista de la Comisión Europea,
que utiliza sus predicciones sobre el empleo (dentro de la UE) para justificar la actual
agresiva política comercial. Se olvida, sin embargo, que la teoría tradicional resaltó
con insistencia una cuestión fundamental: para que la integración económica y la li-
beralización del comercio deriven en una mejora de condiciones de vida y de trabajo
las competencias sociales deben permanecer en el ámbito estatal y los Estados im-
plicados han de mantener y mejorar los estándares socio-laborales. Evidentemente
esta no ha sido la realidad. No es este el lugar para explicar la corrosión de las com-
petencias estatales que ha provocado la creación de la Unión Económica y Monetaria
(vid. Guamán, Noguera, 2016) pero sí que debemos detenernos en la cuestión del
dumping social para evidenciar que con la integración comercial actual no solo se
permite sino que se fomenta el dumpig social.
4
CEPR, Reducing Transatlantic Barriers to Trade and Investment, Londres: Centre for Economic Policy
Research. 2014. La propia Comisión corrigió las expectativas en una nota explicativa (Comisión Europea,
Transatlantic Trade and Investment Partnership. The Economic Analysis Explained, 2013). En el informe
se afirmaba que la liberalización del comercio y el impulso de la inversión extranjera derivados de la firma
del TTIP supondrían un crecimiento de la economía de la Unión Europea de aproximadamente 120 billo-
nes de euros (un 0,5% de su PIB). Igualmente el informe señaló que los salarios para los trabajadores,
cualificados y no cualificados, tenderían a aumentar un 5% y que el número de puestos de trabajo de-
pendiente del comercio podría aumentarse en la UE en “varios millones”. Posteriormente, el estudio de
la Fundación Bertelsmann (2013) ofrece como resultado del TTIP a nueve años vista una creación de
empleo de un millón de puestos en EEUU y de 1,3 millones en la UE. La fiabilidad de estos informes es
muy reducida dado que son modelizaciones de Equilibrio General, que parten, entre otros, de los supues-
tos de i) información perfecta, ii) movilidad perfecta e intercambiabilidad perfecta de los factores (incluido
el trabajo), iii) plena utilización de los factores en todo momento, con lo que tenemos economías que ope-
ran siempre a plena utilización del capital fijo instalado y en ausencia de desempleo (pleno empleo con
salarios reales como variable de ajuste continuamente variable), supuestos que como todo el mundo sabe
se alejan enormemente del funcionamiento real de las sociedades. Debe señalarse, no obstante, que en
estos informes ni se mencionan las posibles consecuencias negativas de la desviación de comercio o la
deslocalización de empresas sobre el empleo ni se tiene en cuenta el impacto en el empleo desde la ver-
tiente cualitativa (vid. Lorente, Guamán, 2016).
5
ECORYS, Trade SIA on the Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) between the EU and
the USA (Interim Report), May 2016.
6
Felbermayr, G., TTIP and Jobs, IP/A/EMPL/2015-07
http://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/STUD/2016/578984/IPOL_STU(2016)578984_EN.pdf; De
Ville, F., et al. TTIP and Labour Standards, IP/A/EMPL/2015-07
http://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/STUD/2016/578992/IPOL_STU(2016)578992_EN.pdf
7
Este autor pronosticaba una caída de las rentas del trabajo (respecto de la que Francia sería la más
afectada); una pérdida neta de empleo de aproximadamente 600 000 puestos de trabajo en la UE, con
una mayor afectación a los países del norte de Europa, seguidos de Alemania y de Francia y una trans-
ferencia de renta desde el trabajo al capital.
8
Assessing the cost and benefits of a closer EU-Canada economic partnership. A join study by the Euro-
pean Commission and the Government of Canada (2008).
http://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2008/october/tradoc_141032.pdf
9
Kirkpatrick, P. (Dir) (2011): EU-Canada SIA Final Report, June.
trato nacional, el prestador extranjero que trae a sus trabajadores debe gozar de un
trato no menos favorable que el que se le concede a los nacionales. Esto puede su-
poner, como ha demostrado la experiencia de la UE respecto de los desplazamientos
de trabajadores en el ámbito de la libre prestación de servicios, que la aplicación de
la normativa laboral de origen, incluso si es menos protectora que la del lugar donde
se presta el servicio.
Por otro lado, desde ámbitos sindicales se ha subrayado con acierto que, tal y
como se plantea el Modo 4, supone un impacto negativo para los derechos de los
trabajadores y las normas nacionales laborales y representa una grave injerencia de
la OMC en materia laboral y migratoria, aspectos sobre los cuales no tiene ni man-
dato de sus miembros ni, desde luego, legitimidad para negociar. Es cierto que el
Modo 4 no cubre los desplazamientos de personas que tratan de encontrar un trabajo
en otro Estado ni se refiere a las normas estatales relativas a los permisos de resi-
dencia o trabajo con carácter permanente, pero supone una vía paralela para la mo-
vilidad (reclutamiento) de trabajadores extranjeros que permite la eliminación de
trabas como la prueba de necesidades económicas o de situación de empleo, re-
quisitos habituales para la admisión de trabajadores no nacionales en territorio es-
tatal.
Otro de los escenarios donde puede generarse una intensa fricción entre normas
laborales y mecanismos incluidos en los acuerdos comerciales es el ámbito de la
protección de la inversión extranjera y los mecanismos de resolución de controver-
sias inversor-Estado (el llamado arbitraje de inversiones). Estas normas de protec-
ción de la inversión extranjera se sitúan en el llamado “tercer pilar” de los tratados
cuyo objetivo es el establecimiento de reglas de obligado cumplimiento para ambas
partes sobre materias concretas.
10
Veolia Propreté v. Arab Republic of Egypt (ICSID Case No. ARB/12/15). La empresa francesa Veolia
utilizó el Tratado Bilateral de Inversión, que preveía un sistema de solución de controversias tipo ISDS,
entre Francia y Egipto para demandar al país norteafricano por un valor de 82 millones de euros. El go-
bierno de Alejandría había firmado con la empresa Veolia un contrato para la gestión de los servicios de
agua en el año 2001. En el año 2011 la concesión terminó, 4 años antes de lo previsto. En el 2012, la em-
presa demandó a Egipto, alegando que el Gobierno de Alejandría había terminado el contrato de manera
injustificada y había incumplido sus obligaciones. La empresa alegó que Alejandría se había comprometido
a compensar al inversor por las implicaciones financieras de cualquier cambio normativo que pudiera pro-
ducirse. En el año 2011, el Gobierno egipcio aprobó una ley elevando el salario mínimo de manera con-
siderable y la empresa consideró que Alejandría estaba obligada a compensarle por los costes que iba a
suponer elevar el salario de sus trabajadores, algo a lo que la contraparte se negó y se finalizó el contrato.
Teniendo en cuenta todos los temas apuntados de manera muy resumida en los
párrafos anteriores, y más allá de las poco esperanzadoras predicciones en términos
cuantitativos y cualitativos respecto del empleo y su calidad en el ámbito europeo,
es importante prestar atención a lo que ocurre en los países del Sur Global con los
que la UE establece acuerdos comerciales. Se trata de una variable poco analizada
o atendida a lo largo de las negociaciones en el ámbito de la UE, sus Estados miem-
bros y los stakeholders que participan en los procesos pero que se trabaja intensa-
El caso en este momento está pendiente de resolución y su contenido está clasificado como confidencial,
así, es imposible saber exactamente el contenido de la demanda de Veolia, aunque con los datos pre-
sentados es evidente que la intención es cuestionar una normativa laboral por la vía de la aplicación de
un tratado bilateral de inversión.
mente en los países del Sur. En particular, a raíz de las negociaciones del ALCA,
TTP, UE-Colombia, Perú, Ecuador o UE-Mercosur existe una interesantísima litera-
tura sobre el impacto de estos macro acuerdos regionales o entre regiones sobre el
trabajo en los países con rentas más bajas y economías menos potentes. La repri-
marización económica que pueden impulsar acuerdos como los señalados, sus re-
percusiones sobre el empleo formal y sus implicaciones respecto de la
profundización de las desigualdades de género ha sido muy debatida11. Asimismo,
desde hace unos años diversas organizaciones sociales de los países han utilizado
las cláusulas sociales de estos acuerdos para exigir el trabajo digno en sus propios
países. Volveremos sobre esto en el último apartado de este texto.
Podemos incluir dentro del concepto “cláusula laboral” tres tipos de previsiones:
a) cualquier estándar laboral que establezca condiciones mínimas de trabajo, empleo
o derechos laborales; b) cualquier norma de protección de los trabajadores derivada
del derecho estatal y los mecanismos de garantía de su cumplimiento; c) cualquier
marco de cooperación y monitorización del cumplimiento de las previsiones anterio-
res (Ebert, Posthuma, 2009; Agustí et al., 2014). Es posible afirmar que la cláusula
laboral más utilizada en los diferentes acuerdos comerciales ha sido la introducción
de una referencia a la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fun-
damentales en el trabajo de 1998 (OIT, 2016).
11
V. gr. Partenio, Laterra, Ghiotto, 2018.
estándares laborales; otros afirman que estas inclusiones pueden conllevar una ame-
naza para la aplicación uniforme de estos estándares, fundamentalmente los que
forman parte del conjunto de normas de la OIT, ya que acaban permitiendo que el
alcance de los derechos laborales sea establecido o interpretado por normas y me-
canismos creados por normas comerciales y protagonizados por expertos en comer-
cio, lo que puede provocar una continua disminución del alcance de los derechos
laborales; desde otro punto de vista, se afirma que estas cláusulas pueden provocar
una desviación de comercio que afecte a las economías más débiles.
12
Según el texto del artículo cada parte se obliga al cumplimiento y aplicación de sus normas laborales,
a mantener un sistema de inspección laboral de acuerdo con sus compromisos internacionales y asegurar
que los procedimientos administrativos y judiciales están disponibles para personas con un interés legítimo
reconocido para una efectiva defensa contra la violación de sus derechos laborales. Además, cada Parte,
según su normativa propia (sic), debe asegurar que sus normas procesales laborales son accesibles,
comprensibles eficientes, justas, equitativas y permiten la adopción de medidas cautelares, incluyendo:
un preaviso con contenido y antelación razonable; un proceso con los medios de defensa adecuados;
una resolución final por escrito y razonado; el acceso a medidas de apelación y recurso ante los tribunales
competentes. A continuación, el art. 23.6 obliga a cada Parte a “incentivar el debate público con y entre
actores no gubernamentales (sin mencionar a los sindicatos) con vistas al desarrollo de políticas que pue-
dan dar lugar a la adopción de normas y estándares laborales por las autoridades públicas”. En ninguno
de estos dos preceptos aparece la vinculación de estas medidas, puramente laborales, con el ámbito del
comercio o la inversión.
trabajo o en el caso de rescisión, son una materia sobre la cual existe una compe-
tencia compartida. Tampoco puede olvidarse que, para adoptar medidas que afecten
a la protección de los trabajadores en caso de rescisión contractual, el art. 153. 2 in
fine del TFUE exige la unanimidad del Consejo.
Como en el caso del acuerdo entre la UE y Corea, el CETA también incluye una
sección dedicada a la cooperación entre las partes, otra dirigida al establecimiento
de mecanismos institucionales para la aplicación del capítulo13 y una regulación de
los métodos de solución de conflictos, que de nuevo son exclusivos y distintos a los
previstos para el resto de las materias del tratado. El art. 23.11 establece con claridad
que los compromisos adoptados en el capítulo son obligatorios y ejecutables, pero
únicamente mediante los procedimientos de consultas, el acceso al panel de exper-
tos o, por mutuo acuerdo, el recurso a mecanismos de conciliación o de mediación.
Las vías establecidas para la resolución de controversias son las consultas entre las
partes y la constitución de un panel de expertos, cuyo contenido y funciones están
desarrolladas14 aunque el valor jurídico de las resoluciones adoptadas en los Paneles
es cuestionable, dado que no se plantea ningún tipo de sanción o responsabilidades
por el incumplimiento.
13
En este caso las Partes también deben designar una oficina, a modo de punto de contacto, y se prevé
la creación del “Comité sobre comercio y desarrollo sostenible”, que es un comité especializado en las
materias de medio ambiente y trabajo, con una conformación similar a la prevista en el acuerdo con Corea.
No se prevé el Foro de la Sociedad Civil como tal, pero sí los comités de expertos donde se mencionan
expresamente los sindicatos. Además, cada Parte se obliga a recibir y considerar iniciativas de la sociedad
e informar a esos comités.
14
El procedimiento de consultas puede comenzarse por cualquier Parte, mediante la presentación de una
pregunta escrita a través de su punto de contacto. A partir de este momento ambas Partes deben proveer
la información completa y necesaria para el examen de la materia. En el caso de necesitarlo y con el con-
sentimiento de ambas Partes es posible, según el art. 23.9.4, solicitar la opinión de otros organismos, in-
cluyendo los de la OIT o la del propio Comité de desarrollo sostenible. Cualquier decisión adoptada en
este procedimiento debe ser publicada. En el caso de que no se llegue a un acuerdo transcurridos 90
días del comienzo de las consultas el art. 23.10 prevé la creación de un Panel de Expertos. El panel está
compuesto por tres personas expertas, nombradas por las partes de mutuo acuerdo, cuya tarea es elevar
a las Partes una recomendación para la resolución de la controversia. De no alcanzarse un acuerdo res-
pecto de la composición del panel, se deriva a las previsiones establecidas para los paneles de arbitraje
que se regulan en el capítulo 29 destinado a la resolución de controversias entre las Partes. Para la adop-
ción de la resolución, el Panel puede utilizar las guías, resoluciones o decisiones de la OIT, avisando de
ello a ambas Partes, según se indica en las normas de procedimientos para los arbitrajes recogidas en
el Anexo 29ª. Si la resolución concluye confirmando la existencia de un incumplimiento de los compromi-
sos por una de las Partes, esta debe dialogar con la otra y presentar en menos de tres meses un plan
con medidas apropiadas para remediar la situación, informando a la otra parte y a su comité asesor de
las acciones o medidas implementadas. El Comité de comercio y desarrollo sostenible tendrá como misión
la monitorización del cumplimiento de las recomendaciones del Panel.
15
Es bien sabido que, bajo el principio de atribución (art. 5 TUE), la UE solo puede actuar en las áreas y
materias donde tenga atribuida la competencia por sus Estados miembros, según se indica en los Trata-
dos, y con los objetivos establecidos en los mismos. En el momento actual, el artículo 4.2.b) del TFUE in-
cluye la política social, en los límites del propio Tratado, dentro de las competencias compartidas entre la
Unión y sus Estados, dedicando a su regulación los arts. 151 y ss. La capacidad de la UE para obligarse
respecto de cuestiones sociales queda por tanto delimitada a sus competencias, que no abarcan todas
las materias comprendidas en el ámbito de actuación de los Convenios OIT. Pero, más allá de esto, es
evidente que, aunque la UE tiene capacidad para firmar tratados internacionales (art. 216 y ss del TFUE)
la UE no tiene, en cambio, la posibilidad de ratificar los convenios de la OIT pues la propia Constitución
de la OIT lo impide (art. 15.5(d).
No era la primera vez que las organizaciones peruanas habían ensayado la vía
de las cláusulas sociales en acuerdos de comercio para intentar forzar al Estado a
evitar la precarización continua de los derechos laborales. En el año 2015 las orga-
nizaciones peruanas utilizaron la cláusula del acuerdo entre Estados Unidos y Perú
para elevar una queja similar, que dio lugar a tres comunicaciones públicas remitidas
por el Departamento del Trabajo de los Estados Unidos al Estado peruano. En las
comunicaciones se señalaban las limitaciones y falta de eficacia del sistema de ins-
pección de trabajo, la jurisdicción social, así como las quiebras en el reconocimiento
de las libertades de sindicación y negociación colectiva. Estas comunicaciones fue-
ron utilizadas por los sindicatos peruanos en recomendaciones al gobierno.
4. CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
El Espacio Schengen y la Eurozona son dos claros ejemplos de los distintos ni-
veles de integración en ámbitos como la seguridad y la política monetaria.
A continuación se recogen los países que, a día de hoy (en el momento de redactar
este artículo todavía no se ha producido la salida del Reino Unido), integran la Unión
Europea. Además, se mencionan los países de la Eurozona; es decir, aquellos que
han adoptado el euro como moneda oficial, que, como observamos, no son todos los
que componen la UE. Por último, se recogen los que forman parte del Espacio Schen-
gen que, como veremos más adelante, son los que decidieron eliminar las fronteras
interiores trasladando el control a las exteriores. También aquí comprobamos que no
todos los Estados miembros de la UE forman parte del Espacio Schengen; sin em-
bargo, países como Islandia, Liechtenstein, Noruega o Suiza, que no son miembros
de la UE, pidieron incorporarse al espacio libre de fronteras internas.
La discrepancia implicó que solo cinco países (Alemania, Bélgica, Francia, Lu-
xemburgo y los Países Bajos) de los diez que formaban la UE en 1985, alcanzasen
un acuerdo para establecer un espacio libre de fronteras internas. Este acuerdo se
conoce como el Espacio Schengen en referencia a la ciudad luxemburguesa donde
se firmó el acuerdo.
que la catalogación como “pariente pobre” expulsa al Estado miembro del núcleo
donde se toman las decisiones, no solo económicas, también políticas. Es evidente
el peso que, de facto, ejerce el eje franco-alemán en las decisiones de la UE; sin
embargo, el establecimiento de distintas velocidades significaría un paso más en la
institucionalización de los distintos círculos de influencia, o como dicen algunos au-
tores, de un centro y una periferia.
Si bien el Reino Unido se ha distinguido por su tradicional oposición a las dos ve-
locidades, sin duda es el Estado miembro que se ha caracterizado por sus reticencias
a una mayor integración. Siendo cierto que el brexit es el resultado de una serie de
intereses de coyuntura política, también podría interpretarse como la consecuencia
lógica de una trayectoria marcada por la autoexclusión británica en el marco del Tra-
tado de Maastricht.
mente la UE, además de estar pensada para un número reducido de Estados miem-
bros, estaba destinada a países con características similares. Después, las conse-
cutivas ampliaciones, con la incorporación de nuevos Estados, algunos de ellos con
estructuras políticas y niveles económicos muy diferentes, bloquearía el avance en
determinadas materias. El nuevo mecanismo de cooperación reforzada permitía fle-
xibilizar las rígidas estructuras existentes.
• estar abierta a todos los Estados miembros, y permitirles unirse en todo mo-
mento, siempre que respeten la decisión inicial y sus consiguientes decisiones.
El debate concluyó con la publicación del Libro blanco sobre el futuro de Europa
que, lejos de aportar soluciones y recuperar la confianza de los ciudadanos y ciuda-
danas, vino a crear más inseguridad y confusión y puso en evidencia la falta de res-
ponsabilidad de las instituciones europeas y la renuncia implícita a avanzar en la
profundización de la construcción europea.
Sin entrar en la calidad del texto, que sería objeto de un análisis específico, el
documento de la Comisión Europea especula con los cinco escenarios en que, en
su opinión, podría encontrarse la UE en 2025, en función de las decisiones que se
tomen hasta entonces. Todos ellos, excepto el primero, implican un grado de retro-
ceso en la integración, ya sea a nivel cuantitativo o cualitativo, y están pensados
para la EU-27, es decir, para una UE sin el Reino Unido.
Escenario 2: Solo el mercado único; “La Unión Europea se vuelve a centrar gradual-
mente en el mercado único”
Escenario 3: Los que desean hacer más, hacen más; “La Unión Europea permite a
los Estados Miembros que lo deseen una mayor colaboración en ámbitos específi-
cos”
Escenario 4: Hacer menos, pero de forma más eficiente; “La Unión Europea se cen-
tra en aumentar y acelerar los logros en determinados ámbitos, interviniendo menos
en los demás”
Escenario 5: Hacer más de forma conjunta; “La Unión Europea decide hacer mucho
más conjuntamente en todos los ámbitos políticos”
Habrá que esperar hasta 2025 para comprobar hacia qué escenario de los des-
critos nos ha llevado la realidad de la política europea en los próximos cinco años.
Aunque stricto sensu no debería incluirse en este epígrafe, merece la pena men-
cionar la propuesta lanzada recientemente por la Comisión Europea de establecer
una cláusula pasarela. El objetivo de esta propuesta recordaría, en parte, al de las
distintas velocidades de integración o al mecanismo de cooperación reforzada: im-
pedir que la falta de acuerdo entre los países paralice la actividad legislativa de la
Unión Europea en determinados ámbitos.
El debate sobre este asunto será largo, debido, entre otras cosas, a la compleji-
dad técnica que entraña la propuesta. Desde el punto de vista de los sindicatos, a
pesar de no haberse cerrado todavía el debate, una vez garantizada la participación
de los interlocutores sociales en el proceso legislativo, cualquier medida que impida
el bloqueo de la legislación social será, inicialmente, bien vista.
Para entender las potenciales vías de desarrollo para una política social británica
posterior al brexit es importante analizar las causas sociales y económicas del
mismo. Existen dos causas principales que han sido objeto de polémica: la desre-
gulación neoliberal y la inmigración.
Una segunda interpretación del brexit –defendida por los nacionalistas– destaca
la influencia de la inmigración, cuyo crecimiento en la Unión Europea a partir de 2004
ha provocado una importante sensación de insatisfacción en la sociedad británica
(Eatwell y Goodwin, 2018). En materia de política social, muchos relacionan la inmi-
gración con el débil crecimiento de los salarios reales, especialmente los salarios de
los trabajadores manuales. Aunque muchas investigaciones muestran que la relación
entre la inmigración y la caída de salarios no es muy fuerte, otros estudios revelan
que la inmigración incrementa el salario de los profesionales mejor pagados y la re-
duce en los salarios peor pagados (Dustmann et al. 2012; Nickell y Saleheen, 2015).
Aunque esta influencia no sea muy destacada, los investigadores reconocen que la
influencia de los cambios relativos es significativa.
I) LA DESREGULACIÓN NEOLIBERAL
Es verdad que un ala del partido conservador quiere aprovechar el brexit para
desregular el mercado laboral, ya que la directiva europea del tiempo de trabajo ha
sido criticada durante muchos años. Aunque el Reino Unido haya aplicado la cláusula
de exención individual (opt-out) a esta directiva, excluyendo por tanto a los trabaja-
dores individuales del límite semanal de 48 horas, muchos políticos conservadores
quieren derogar otros aspectos de esta directiva como por ejemplo las regulaciones
sobre los períodos de descanso. La directiva sobre las agencias de trabajo temporal
es también impopular porque, según sus críticos, impide flexibilizar el mercado la-
boral británico. En definitiva, es posible que los futuros gobiernos conservadores
aprovechen la salida de la UE para desregular el mercado laboral.
Por otro lado, el ala pro-brexit del Partido Conservador matiza su posición res-
pecto al estado del bienestar y la regulación del mercado laboral. Durante los go-
biernos conservadores de David Cameron (2010-16), los diputados conservadores
pro-brexit se opusieron con frecuencia a las políticas de austeridad, y políticos como
Boris Johnson y Iain Duncan Smith se posicionaron en contra de dichas políticas
(Guardian, 2012; 2016). Los diputados conservadores que apoyaron la opción “re-
main” como Cameron y el canciller George Osborne se mostraron, por el contrario,
dispuestos a apoyar estas medidas. Teniendo en cuenta estos matices, es posible
que un futuro gobierno de Boris Johnson adopte una actitud más moderada con res-
pecto a la política social y de empleo, incluso si se llegase a derogar la directiva eu-
ropea del tiempo de trabajo. Además, hay que tener en cuenta que el perfil de los
partidarios del brexit que votó a favor del mismo es de clase social baja, con un 64%
de partidarios pertenecientes a las clases sociales británicas D y E (clases sociales
más pobres del Reino Unido) (Lord Ashcroft Polls, 2016). En los últimos tiempos
estos votantes han apoyado al Partido Conservador y, según los sondeos recientes,
prefieren al Partido Conservador antes que al Partido Laborista (Ipsos Mori, 2019).
Con este tipo de perfil, es posible, tal y como explico a continuación, que el Partido
Conservador adopte políticas más intervencionistas en los próximos años. En sep-
tiembre de 2019, el Partido Conservador prometió aumentar el salario mínimo na-
cional a una tasa por hora de £10.50.
Es posible que un gobierno con esta visión promueva además una regulación
más firme de la inmigración. Aunque la izquierda británica haya defendido histórica-
mente los derechos de los inmigrantes, un ala del partido laborista corbynista es
ahora más escéptica. De hecho, en su programa electoral de 2017, el partido labo-
rista propuso el fin de la libertad de circulación tras la materialización del brexit (La-
bour Party, 2017). Con dicho gobierno, se limitaría el número de inmigrantes y se
reforzaría la regulación del desplazamiento de trabajadores, derogando la directiva
de desplazamiento de los mismos. Estas medidas no serían tan estrictas como las
medidas populistas-nacionalistas y estarían acompañadas por medidas que mejo-
rasen las condiciones en el mercado laboral británico.
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leading-economy-tuc-analysis-finds
La estrategia de la euroización
de la Europa social:
monetarismo y redistribución inversa
The Shores of Brittany. Anna Boch.
El punto de inflexión, más allá de los debates políticos en las cumbres del euro
sobre la introducción de potenciales mecanismos de estabilización, como el sempi-
terno seguro de desempleo europeo, parece situarse en la Cumbre Social en favor
del Empleo justo y el Crecimiento, celebrada en Gotemburgo en noviembre de 2017.
Momento en el que los deseos del otrora Presidente de la Comisión Europea, Jean-
Claude Juncker, de conseguir una “AAA social” para Europa (Juncker, 2014) se ma-
terializaron, parcialmente, con la proclamación del Pilar Europeo de Derechos
Sociales (PEDS). Un documento político que, en principio, tiene en la zona del euro
su ámbito preferente y prioritario de aplicación. De ahí que se tilde de parcial la con-
creción de la intención, pues lejos de apostar por una dimensión social conjunta, el
Como veremos en el segundo de los capítulos, el Pilar apuesta por una conver-
gencia social de estándares pragmáticos al modelo de una economía de mercado
abierta y de libre competencia. Precisamente, la centralidad del principio organizativo
del mercado y sus coordenadas, competencia y UEM, son determinantes en la con-
figuración de los contenidos del Pilar: la divisibilidad de los ficticios derechos sociales
europeos, el binomio de la flexiseguridad o explotación flexible, la regulación social
indirecta y la ausencia del trabajo como sujeto político, ilustran la subordinación y
funcionalidad del espacio social europeo (Giubboni, 2018).
Esta marginalidad solo puede entenderse desde los principios estructurales del
modelo del constitucionalismo de mercado europeo, donde las relaciones política-
economía traducen la función reguladora del poder público, europeo y estatal, en la
garantía del mercado y de su primacía. En este sentido, la relación entre poder po-
lítico y poder económico está presidida por el mercado como parámetro de legitimi-
dad de la intervención pública en la economía. En el marco de estas consideraciones
adquiere virtualidad el análisis de la euroización y su doble dimensión como proyecto
y como proceso. Esta representa, como hemos avanzado, la, hasta el momento, úl-
tima fase experimentada por la GEE que ha coincidido, además, con la primera gran
crisis del modelo.
los déficits excesivos y la deuda pública. Se trató de una respuesta coyuntural for-
zada por el peso en el mercado de la Unión de los dos países que experimentaron
desequilibrios macroeconómicos y macro-financieros. Esto es, una decisión geopo-
lítica en clave intracomunitaria (Miccú, 2003).
Del conjunto de rasgos señalados podemos destacar, a los efectos que interesan:
el reconocimiento de unas funciones específicas y concretas al nuevo proyecto, su
naturaleza externa al orden jurídico europeo, la politización institucional del proyecto
en clave estatal, intergubernamentalidad, donde los Estados se consolidan como
centro de referencia del nuevo proyecto que ejercen su función de dirección política
en términos de cosificación y sumisión a las reglas del mercado, y el poder coercitivo
de las normas que integran el nuevo proyecto, junto con su eficacia jurídica inmediata
al circunscribirse a una nueva retórica, la emergencia.
La prevalencia del racionalismo económico del peligro moral, es decir, del dilema
del riesgo compartido, ya sea macro o microeconómico, en materia de integración
financiera. En un contexto donde los EEMM no pueden emplear ajustes en los tipos
de cambio para amortiguar los riesgos económicos derivados del comercio exterior
y los flujos del capital, la estabilidad de la zona del euro se construye en torno a la
sostenibilidad sólida y la contradicción fiscal expansiva. Esto es, políticas fiscales
restrictivas y políticas deflacionarias del mercado laboral para reducir los costes y
flexibilizar los mercados de trabajo que generan una divergencia real, entendiendo
por tal unas condiciones de austeridad disfuncionales concretadas en la falta de re-
cuperación económica e incremento de la productividad en los mercados de trabajo
del sur de Europa (Priewe, 2019).
El PEDS pretende articular una dimensión social sintónica con la estructura nor-
mativa e institucional de la GEE. En este sentido, los tres capítulos que articulan los
contenidos del documento se insertan en la lógica de la regulación social indirecta,
entendiendo por tal el espacio social configurado por el constitucionalismo de mer-
cado europeo que supone la contradicción entre centralidad del mercado e integra-
ción del conflicto. Esta vinculación a la decisión de sistema que vertebra al proyecto
de integración europeo sitúa al mercado interior como epicentro desde el que inter-
pretar el significado y alcance de los derechos y principios del Pilar. La autonomía
del vínculo económico europeo vincula la actividad pública, donde se insertan las
políticas sociales y de empleo, a la garantía del mercado. De tal forma que la inte-
gración del mercado supone la expulsión del sujeto del conflicto, el trabajo como su-
jeto político-constitucional, del orden de mercado europeo, perdiendo, de esta
manera, su capacidad de principio organizativo. Ahora es el mercado quien desarro-
lla esta función, quien legitima la intervención pública en la economía dirigida a la
preservación del mercado y el fomento del impulso del capital. En la nueva relación,
el capital emerge como la fuerza dominante del conflicto que despliega sus efectos
en el constitucionalismo de mercado europeo. La compatibilidad entre mercado y
garantía de integración del trabajo desaparece, simplemente porque el trabajo pierde
su capacidad de co-determinación del conflicto y su composición. Disuelta la cen-
tralidad del trabajo, el capital se impone como el único sujeto capaz de definir autó-
nomamente el orden jurídico supranacional europeo.
Por su parte, dentro del proyecto de informe conjunto sobre el empleo y la pro-
puesta de modificación de las orientaciones para el empleo que acompañaban al
Estudio Prospectivo Anual sobre el Crecimiento de 2018, en particular, dentro del
apartado “Reformas estructurales para el crecimiento inclusivo, la convergencia al
alza y la competitividad”, se contemplaba un cuadro de treinta y cinco indicadores
sociales que contribuyen a examinar los resultados de los EEMM en las esferas so-
cial y del empleo a lo largo de las tres dimensiones (capítulos) del pilar y en base a
12 ámbitos. El primero de ellos, “Igualdad de oportunidades y acceso al mercado de
trabajo”, se corresponde con el Capítulo I del PEDS. Se incluyen en este ámbito
cinco áreas con sus respetivos indicadores: 01. Educación, formación y aprendizaje
permanente. Como indicadores: abandonos prematuros de la educación y la forma-
ción. Participación de los adultos en el aprendizaje. Bajo rendimiento en la educación.
Nivel de estudios terciarios (universitarios), grupo de edad 30-34 años. 02. Igualdad
de género en el mercado laboral. Los indicadores serían: brecha de género en el
empleo. Brecha de género en el empleo a tiempo parcial. Brecha salarial entre hom-
bres y mujeres sin ajustar (se tienen en cuenta variables como el sexo, la edad o el
nivel de estudios). 03. Desigualdad y movilidad ascendente. Indicadores: desigual-
dad de ingresos. Variación del rendimiento explicado por la situación socioeconómica
de los y las estudiantes. 04. Condiciones de vida y pobreza. Indicadores: tasa de
riesgo de pobreza o de exclusión social (AROPE). Tasa de riesgo de pobreza
(AROP). Tasa de privación material grave (SMD). Personas que viven en un hogar
con una intensidad de trabajo muy baja. Privación severa de vivienda (% de propie-
tarios con hipoteca o préstamo). Privación grave de vivienda (% de inquilinos con
alquiler a precio de mercado). 05. Juventud. Indicador: jóvenes sin empleo ni forma-
ción, grupo de edad de 15 a 24 años.
Por otro lado, si valoramos el grueso de indicadores que aglutinan el área de mer-
cados de trabajo dinámicos y condiciones laborales justas, con relación al primero
no se contempla ningún indicador para medir la problemática de los parados y pa-
Con respecto a las políticas de pleno empleo, la lógica del vínculo económico es
que éstas terminan por sustituir a los mecanismos de mercado y, por tanto, el pleno
empleo debe de abandonarse como objetivo económico. Ilustrativa, en este sentido,
es la crítica a la teoría keynesiana del empleo, a la que se achacan los efectos des-
naturalizadores de la lógica interventora respecto al funcionamiento del mercado. El
desempleo es una señal de la incorrecta dirección de los procesos económicos. La
economía requiere un mecanismo calculador duradero que las políticas de pleno
empleo tienden a obstaculizar porque operan en términos globales y son incapaces
de encontrar las correctas proporciones de las cantidades económicas. Y, por lo que
concierne a la distribución de la renta, también se limitan las posibilidades de inter-
vención, condicionando la viabilidad de las medidas de protección social a su no in-
jerencia en los mecanismos de funcionamiento del mercado. La política social tiene
de esta manera un alcance residual exigido por la caracterización de la economía
de mercado en base a las condiciones de la libre competencia. La euroización revisa
los sistemas fiscales y la carga de financiación del Estado que ha de generar una
redistribución de la riqueza de abajo a arriba.
En segundo lugar, las prestaciones por desempleo y las ayudas sociales, consi-
deradas como potenciales factores de riesgo para maximizar al trabajo como factor
de producción, exigen su reformulación siguiendo la lógica de corregir las causas
que imposibilitan la igualdad competitiva de los trabajadores. Significativos al res-
pecto son: el principio nº 13 del Pilar cuando apostilla, con relación a las prestaciones
por desempleo: “Estas prestaciones no deberán desincentivar un retorno rápido al
trabajo”. Y el principio nº 14, con relación a las rentas mínimas: “Para las personas
que pueden trabajar, las prestaciones de renta mínima deben combinarse con in-
centivos a la (re)integración en el mercado laboral”. Insistiéndose en la necesidad
de reducir los costes salariales indirectos y de encontrar una combinación entre los
salarios y las prestaciones sociales que no obstaculice la búsqueda de empleo.
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ponses of European Economic Cultures to Europe’s crisis politics: the example
of German-Italian discrepancies. European University Institute, Robert Schuman
Centre for Advanced Studies, Florencia, p. 222.
fuera una Directiva evidencia que el compromiso de los Estados miembros tiene sus
límites. De otro lado, el RDL 6/2019 ha establecido un sistema de transparencia re-
tributiva y ha definido el concepto de trabajo de igual valor, configurando además
una obligación formal de registro y una presunción de existencia de discriminación
retributiva. Sin embargo, le ha faltado el compromiso y la transversalidad que con-
currían en otros documentos, como las proposiciones de ley sobre igualdad retribu-
tiva entre mujeres y hombres registradas en el Congreso de los Diputados en 2017
y 2018. De todo ello se trata a continuación.
El concepto de trabajo de igual valor que requería a los Estados miembros la Re-
comendación era un aspecto fundamental en la misma. De hecho se establecía ex-
presamente como debía realizarse esta conceptualización normativa por los Estados
miembros: “En consonancia con la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión
Europea, los Estados miembros deberán precisar en su legislación el concepto de
«trabajo de igual valor». El valor del trabajo deberá evaluarse y compararse utili-
zando criterios objetivos tales como los requisitos educativos, profesionales y de for-
mación, la cualificación, el esfuerzo y la responsabilidad, los trabajos realizados y la
naturaleza de las tareas en cuestión”. Esta formulación era consecuente con la doc-
trina del TJUE. Efectivamente, la cuestión de la correcta valoración de los puestos
de trabajo ha dado lugar a una doctrina del TJUE muy consolidada que, desde an-
tiguo ha establecido la necesidad de que se hagan visibles los factores que concu-
rren en los trabajos desarrollados mayoritariamente por mujeres1. También ha
establecido el TJUE que los factores tenidos en cuenta en la valoración deben tener
directa conexión con el trabajo2 y que dichos factores deben ser transparentes (en-
tendiendo por transparencia que sean claros y objetivos)3.
1
La sentencia paradigmática es la STJUE de 1 de julio de 1986, C-237/85, asunto Dato.
2
Por todas, STJUE de 3 de octubre de 2006, C-17/05, asunto Cadman.
3
Asunto Danfoss, citado infra.
4
STJUE de 28 de octubre de 2013, C-247/11, asunto Kenny.
5
Datos de VVAA (European Network of Legal experts in gender equality and non discrimination), Pay
transparency, A legal analysis in the EU member States, Iceland, Liechtenstein and Norway, Bruselas,
2017, pág. 40 https://www.equalitylaw.eu/downloads/4073-pay-transparency-in-the-eu-pdf-693-kb.
6
STJUE de 17 de octubre de 1989, C-109/88.
7
STJUE de 21 de julio de 2011, C-104/10.
8
Lo establecido en la recomendación 6 constituye una de las cuatro opciones que tienen los Estados
miembros para dar correcto desarrollo a la Recomendación de la Comisión Europea. Tiene la siguiente
redacción: “Recomendación 6: Sin perjuicio de la autonomía de los interlocutores sociales y de conformi-
dad con la legislación y prácticas nacionales, los Estados miembros deben velar por que la cuestión de
la igualdad de retribución, en particular las auditorías salariales, se debata en el nivel adecuado de la ne-
gociación colectiva”.
Pero a pesar de que el RDL 6/2019 operó algunas otras modificaciones en otros
preceptos del ET para fomentar la igualdad retributiva, no puede decirse que aco-
metiera la cuestión con la transversalidad y las garantías de efectividad con que se
hizo, por ejemplo, en la proposición de ley registrada el 24 de octubre de 2017. Fal-
taban, por ejemplo, en el RDL 6/2019 reformas en el ámbito procesal para garantizar
la efectividad de la igualdad retributiva, en el Estatuto Básico del Empleado Público
para ampliar las garantías al sector público, en normas específicas como en el ámbito
de las cooperativas o en la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social. Ac-
tualmente la cuestión de la igualdad retributiva entre mujeres y hombres sigue cen-
cido en el art. 6.7 LISOS)9 y que no se prevén mecanismos para controlar la correc-
ción de los datos, el registro más que un beneficio para los trabajadores puede ser
un obstáculo difícil de salvar en las reclamaciones por discriminación retributiva. El
registro puede terminar siendo una presunción de legalidad favorable a la empresa
que el trabajador/a deberá rebatir.
9
Art. 6.7 LISOS: (Son infracciones leves) “cualesquiera otros incumplimientos que afecten a obligaciones
meramente formales o documentales”.
10
Legitimación para la defensa de intereses difusos establecida en el art. 11 bis de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, Ley 1/2000, de 7 de enero.
vez porque en el fondo podría haber cierto temor a que la igualdad retributiva de las
mujeres repercutiera en las retribuciones masculinas. Considerando la mayor pre-
cariedad del trabajo desarrollado por las mujeres y su mayor tasa de desempleo, la
implicación pública y sindical en la lucha contra la discriminación retributiva resulta
imprescindible para avanzar en la igualdad retributiva. Por eso los numerosos de-
fectos del RDL 6/2019 en materia de transparencia salarial son el menor de los pro-
blemas.
1
Este trabajo forma parte del Proyecto Nacional de Investigación de I+D+i (RTI2018-094547-B-C21) “Cam-
bio tecnológico y transformación en las fuentes laborales: ley y convenio colectivo ante la disrupción digi-
tal”, dirigido por el profesor Mercader Uguina; y del Proyecto Nacional de Investigación “Cambio
tecnológico e instituciones colectivas, transformaciones y adaptaciones en las fuentes laborales” (RTI2018-
094547-B-C22) dirigido por la profesora De la Puebla Pinilla. Buena parte de las reflexiones utilizadas en
este artículo fueron desarrolladas en las tesis doctorales de los dos autores publicadas respectivamente
en GORDO GONZÁLEZ, L. (2016): “La representación de los trabajadores en las empresas transnacio-
nales”, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid; NIETO ROJAS, P. (2015): “La representación de los
trabajadores en la empresa. Estructura, ámbito y función”, Madrid, Universidad Carlos III de Madrid.
A view of Veere, Zeeland. Anna Boch.
2
Tomando como referencia el nombre del comisario que la promovió. Sobre el iter legislativo de esta pro-
puesta, RODRÍGUEZ-PIÑERO y BRAVO FERRER, M. (1990): “La participación de los trabajadores en
empresas con estructura compleja”, Relaciones Laborales, Tomo. 1, p. 69; RODRÍGUEZ-PIÑERO y
BRAVO FERRER, M. (1990): “Los derechos de información y consulta de los trabajadores y la dimensión
comunitaria de la empresa”, Relaciones laborales, Tomo 1, p. 74.
3
BIAGI, M. (2000): “La Direttiva CAE dopo sei anni: il successo di un nuovo modello”, Diritto Relazione
Industriale, vol. 4, p. 507.
Bien es sabido que el legislador español optó entre las vías propuestas para su
transposición, es decir, la integración legal o la convencional, por la primera, que se
produjo, como es de sobra conocido, a través de la ya referida Ley 10/1997, de 24
de abril5. Dicha regulación será aplicable para aquellas empresas o grupos de em-
presa de dimensión comunitaria, cuyo domicilio central de la empresa o del grupo
se sitúe en España (Título II Ley 10/1997), habiendo definido en el art. 3 la noción
de grupo, entendiendo como tal el formado por una “empresa que ejerce el control”
y las “empresas controladas”, precisando en su art. 4 que, a los efectos de esta Ley,
4
STS 16.12.2009 (139/2008).
5
Reformada por la Ley 44/1999, de 29 de noviembre, por la que se modifica la Ley 10/1997, de 24 de
abril, sobre derechos de información y consulta de los trabajadores en las empresas y grupos de empresas
de dimensión comunitaria, y por la Ley 10/2011, de 19 de mayo, por la que se modifica la Ley 10/1997,
de 24 de abril, sobre derechos de información y consulta de los trabajadores en las empresas y grupos
de empresas de dimensión comunitaria.
se entenderá por empresa que ejerce el control a “aquélla que pueda ejercer una in-
fluencia dominante sobre otra que se denominará ‘empresa controlada’ por motivos
de participación financiera, estatutos sociales u otros” y ésta alcanza una determi-
nada dimensión. La dependencia o subordinación entre empresa matriz y filial es el
elemento nuclear sobre el que descansa la aplicación del régimen jurídico de la Di-
rectiva y para el cual se valoran, entre otros, los siguientes criterios: una empresa
podrá ejercer una influencia directa sobre otra cuando posea la mayoría del capital
social, disponga de la mayoría de los votos o pueda nombrar a más de la mitad de
los miembros del consejo de administración6.
6
Sobre la noción de grupo de empresas a los efectos de la aplicación de la Directiva, GÓMEZ GORDILLO,
R. (2004): “El comité de empresa europeo” en ESCUDERO, R., MERCADER, J.R., Manual jurídico de
los representantes de los trabajadores, La Ley, p. 416; GARRIDO PÉREZ, E. (2004): “Los sistemas de
representación y participación de los trabajadores en empresas de estructura compleja: la perspectiva
comunitaria” en FERNÁNDEZ LÓPEZ, M. F., Empresario, contrato de trabajo y cooperación entre em-
presas, Madrid, Trotta, pp 141 y ss.
7
Específicamente sobre los problemas que plantea este cómputo, QUINTANILLA NAVARRO, B. (1999):
Dimensión de la empresa y órganos de representación: el cómputo de los trabajadores temporales en el
ordenamiento español y en el de la Unión Europea, Valencia, Tirant lo Blanch, p. 97. BALLESTER LA-
GUNA, F. (2012): “La problemática determinación del número de representantes unitarios en las «elec-
ciones sindicales»”, Relaciones Laborales, vol. 4, p. 23.
8
El número de comités activos en el año 2009 era de 938, TORRENTS MARGALEF, J. (2010): “Los comités
de empresa europeos (análisis de los resultados ante el inicio de una nueva fase)” en F. VALDÉS DAL-RÉ
y M. L. MOLERO MARAÑÓN, La representación de los trabajadores en las nuevas organizaciones de em-
presa, Madrid, Fundación Largo Caballero, p. 215. Este órgano sólo se ha establecido en el 18% de las
empresas en las que podría haberlo hecho, RODRÍGUEZ-PIÑERO y BRAVO FERRER, M. (2011): “La re-
forma de la Ley 10/1997 sobre derechos de información y consulta en las empresas y grupos de dimensión
comunitaria”, Relaciones laborales, vol. 27, p. 2. También destaca la limitada implantación de CEU, cifrando
su tasa de cobertura en un 15%; GÓMEZ GORDILLO, R. (2010): “La reforma de la Directiva sobre el Co-
mité de Empresa Europeo. Nueva apuesta por la fijación convencional de derechos de información y con-
sulta en empresas y grupos de dimensión comunitaria”, Relaciones Laborales, vol. II, p. 1285.
Las carencias y el limitado éxito de la Directiva hicieron que, casi desde el principio9,
se alzaran voces reclamando una revisión del texto normativo. En este sentido, el
propio artículo 15 de la Directiva 94/45 ya establecía los plazos y el mecanismo que
debía seguirse para su revisión. El texto marcaba que, a más tardar el 22 de sep-
tiembre de 1999, cinco años después de la entrada en vigor de la Directiva, la Co-
misión establecería las oportunas conversaciones con los agentes sociales y los
Estados miembros para proponer al Consejo, si fuera necesario, las modificaciones
necesarias. No obstante, el comienzo de la revisión se retrasó hasta 2003 y su apro-
bación se demoró durante otros seis años más.
9
Así, por ejemplo, ya en 1999 la Confederación Europea de Sindicatos (CES) en su noveno Congreso,
en Helsinki, mantuvo que era necesario revisar la Directiva 94/45. La CES proponía que la nueva versión
de la Directiva debía reforzar el derecho de consulta, introducir sanciones a las empresas que incumplieran
los acuerdos y potenciar el papel de los expertos sindicales, reducir los umbrales de la Directiva 94/45 y
reforzar la definición de empresa que ejerce el control. Al respecto, vid. BUSCHACK, W. (2001): “Balance
del funcionamiento de los Comités de Empresa Europeos” en CCOO, Los Comités de Empresa en Es-
paña, Madrid, pp. 12-18.
10
En similares términos vid. KÖHLER, H.-D., GONZÁLEZ BEGEGA, S. (2010): “La Directiva 2009/37/CE.
Nueva normativa de información y consulta de los trabajadores europeos en empresas transnacionales”,
Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 87, p. 173 y ss.
11
DOUE de 16 de mayo de 2009, L 122/28. No obstante, se ha criticado la redacción de la nueva Directiva
por su carácter escasamente innovador respecto de la Directiva precedente, vid. ESPEJO MEGÍAS, P.
(2013): “La participación de los trabajadores en el ámbito empresarial supranacional”, Lan Harremanak.
Revista de Relaciones Laborales, nº 28, p. 137. En similares términos se ha señalado que la redacción
final es mucho menos ambiciosa que la propuesta original de la Comisión, fruto de las cesiones sindicales,
al respecto vid. KÖHLER, H.-D., GONZÁLEZ BEGEGA, S. (2010): “La Directiva 2009/37/CE…”, op. cit.,
p. 187.
12
Sobre la articulación de los comités de empresa europeos y la negociación colectiva española vid.
GORDO GONZÁLEZ, L. (2017): “La incorporación del Comité de empresa europea en la estructura de
negociación española”, Información Laboral, pp. 187-196.
13
En gráfica expresión de MERCADER UGUINA, J. R. (1997): “Derechos de información y consulta de
los trabajadores en las empresas y grupos de empresas de dimensión comunitaria”, Relaciones Laborales,
vol. II, p. 1036. Utilizada también por CRISTÓBAL RONCERO, R. (2003): “El Comité de Empresa Europeo
en las empresas o grupos de empresas de dimensión comunitaria”, Civitas. Revista Española de Derecho
del Trabajo, vol. 43, p. 15843.
CEU si éste se ha constituido por acuerdo; es más, ni siquiera ha hecho uso del ha-
bitual recurso a la remisión a las legislaciones o prácticas de los Estados miembros
en lo que hace a las condiciones de elegibilidad14.
Estamos, por tanto, ante una designación de segundo orden en la que podrá ser
elegido cualquier sujeto, independientemente de que preste servicio o no en la em-
presa y sin que sea exigible que el mismo pertenezca a las estructuras de represen-
tación de los trabajadores. Sentado lo anterior, la elección o designación de los
representantes nacionales en la comisión negociadora y/o en el CEU transcurrirá
por cauces distintos en cada uno de los países en que la empresa o grupo esté pre-
sente. La Directiva mantiene así una estricta neutralidad sobre los requisitos que
deben reunir los sujetos elegibles, materia que remite a los propios acuerdos de
constitución, y esta decisión “apunta a una intencionalidad clara de favorecer siempre
la constitución del comité, obviando situaciones tanto de inexistencia en el centro o
empresa de representantes de una u otra naturaleza”15. En España, el acuerdo de
constitución del citado comité gozará, conforme a lo preceptuado en el art. 13.1 Ley
10/1997, de eficacia general y afectará a todos los centros de trabajo de la empresa
de dimensión comunitaria incluidos dentro de su ámbito de aplicación, así como a
sus trabajadores respectivos, siendo en el marco de este acuerdo donde se esta-
blecerán los criterios de designación (art. 27.3 Ley 10/1997).
14
GÓMEZ GORDILLO, R. (2003): El comité de empresa europeo. Un estudio jurídico, Madrid, CES, p.
437.
15
Extensamente GARRIDO PÉREZ, E. (2004): “Los sistemas de representación y participación de los
trabajadores…”, op. cit., pp. 129-181.
16
GÓMEZ GORDILLO, R. (2003): El comité de empresa europeo… op. cit., p. 346.
17
MERCADER UGUINA, J. R. (1997): “Derechos de información y consulta de los trabajadores…”, op.
cit., p. 1037.
18
Se ha afirmado que el problema no es tanto la ausencia de normas, sino la imposibilidad de aplicar las
ya existentes a las nuevas relaciones, SANGUINETI RAYMOND, W. (2016): “Los instrumentos de gestión
laboral transnacional de las empresas multinacionales: una realidad poliédrica aún en construcción”, De-
recho&Sociedad, nº 46, p. 15.
19
EM Ley 10/2011, de 19 de mayo, por la que se modifica la Ley 10/1997, de 24 de abril, sobre derechos
de información y consulta de los trabajadores en las empresas y grupos de empresas de dimensión co-
munitaria (BOE 20.5.2011).
20
TORRENTS MARGALEF, J. (2010): “Los comités de empresa europeos…”, op. cit., p. 211.
21
BAYLOS GRAU, A. (2004): “Editorial. La definición del sujeto social como elemento central de las rela-
ciones laborales democráticas”, Revista de Derecho Social, vol. 28, p. 200; PÉREZ DE LOS COBOS ORI-
HUEL, F. (2007): “El sindicato ante las transformaciones económicas y sociales”, Civitas. Revista Española
de Derecho del Trabajo, vol. 134, p. 291.
22
La crisis del sindicalismo ya fue puesta de manifiesto hace años a consecuencia del aumento del desem-
pleo, de los cambios en la organización empresarial y la diversificación de los intereses de los trabajado-
res, ANTONELLO BENITES, F. (1999): “Los Comités de Empresa Europeos y los cambios organizativos
en los centros de trabajo”, en RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M. (Coord.): El empleador en el derecho del
trabajo. XVI Jornadas Universitarias Andaluzas de Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales,
Tecnos/Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, Madrid, p. 261. Vid. también SERRANO DEL ROSAL,
R. (2000): “Estrategias adaptativas del sindicalismo español contemporáneo”, en Revista Internacional
de Sociología, nº 25, pp. 21-45; OJEDA AVILÉS, A. (1989): “Sindicalismo europeo, su crisis, sus alterna-
tivas”, en Sociología del Trabajo, nº 6, pp. 51-78.
23
Vid. DÍAZ, D., PRIETO, J. y DE LA PUEBLA, A. (2005): “Los instrumentos de gestión laboral transna-
cional: una visión desde la perspectiva de las relaciones colectivas”, en AA.VV., El derecho español en el
Siglo XXI en una economía globalizada, La Ley, pp. 642-643.
24
Alertando de dicho peligro vid. GALLARDO MOYA, R. (2010): “La articulación de los derechos colectivos
y del sujeto sindical en los empresarios complejos”, en GAETA, L. y GALLARDO MOYA, R. (dir.): Los em-
presarios complejos: un reto para el Derecho del Trabajo. Albacete, Editorial Bomarzo. p. 229; GORELLI,
J. y GÓMEZ, R. (1999): “Grupos de empresa y derechos de información de los representantes de los tra-
bajadores”, en RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M. (Coord.): El empleador en el derecho del trabajo. XVI
Jornadas Universitarias Andaluzas de Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales, Tecnos/Consejo An-
daluz de Relaciones Laborales, Madrid, p. 359.
25
Así, se ha puesto de manifiesto que los sindicatos europeos son cada vez más conscientes de que la
defensa de los intereses de los trabajadores occidentales requiere controlar la actividad de las empresas
transnacionales en los Estados en vías de desarrollo, TASCÓN LÓPEZ, R. (2008): Aspectos jurídico-la-
borales de la Responsabilidad Social Corporativa, Madrid, CEF, p. 203.
26
Las asociaciones de trabajadores se organizan como tales más allá de las propias empresas. Al margen
de que se relacionen con los trabajadores empleados en las diversas empresas, a efectos afiliativos y de
proselitismo sindical, su sede natural de actuación y organización desbordará a los propios centros de
trabajo, CRUZ VILLALÓN, J. (2007): “La actividad sindical en la empresa, viejos y nuevos problemas”,
Relaciones Laborales, p. 709. En similares términos, se ha indicado que el sindicalismo y el movimiento
obrero tienen sus orígenes en corrientes internacionalistas, que permiten surgir una conciencia de clase.
BAYLOS GRAU, A. (1999): “Globalización y Derecho del Trabajo: realidad y proyecto”, Cuadernos de Re-
laciones Laborales, nº 15, Madrid, UCM, p. 26.
27
En nuestro país la coordinación de la estructura sindical con la organización empresarial no debería
acarrear graves problemas. Bastaría una modificación de los Estatutos sindicales. Defendiendo esta pos-
tura vid. GALLARDO MOYA, R. (2010): “La articulación de los derechos colectivos…”, op.cit., p. 230.
28
Así, se ha señalado que “no hay nada más diferente en Europa, aparte de los idiomas, que la estructu-
ración de los sindicatos, los criterios de representación, la eficacia personal de la negociación colectiva”,
o que “Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña y España poseen modelos diferentes de organizaciones
sindicales”, vid. BAYLOS GRAU, A. (2003): “La autonomía colectiva en el Derecho Social Comunitario”,
en Baylos Grau (Ed.), La dimensión europea y transnacional de la autonomía colectiva, Albacete, Bo-
marzo, p. 19, 29.
29
Recoge esta misma crítica, pero para el sindicalismo europeo, BAYLOS GRAU, A. (1999): “Globalización
y Derecho…”, op. cit., p. 39.
30
TASCÓN LÓPEZ, R. (2008): Aspectos jurídico-laborales…, op. cit., p. 202.
31
Entre el 1 y el 3 de noviembre del año 2006, se celebró en Viena el Congreso fundacional de la CSI, un
nuevo sujeto sindical que representa a más de 166 millones de trabajadores, y con una capacidad cre-
ciente de influencia en el desarrollo futuro del derecho del trabajo internacional. La CSI es fruto de la
fusión de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) y de la Confede-
ración Mundial del Trabajo (CMT). El congreso fundacional de la CSI fue precedido por los congresos di-
solutivos de la CIOSL y la CMT, llevados a cabo el 31 de octubre de 2006.
32
La CSI forma parte de la Agrupación Global Unions compuesta por organizaciones sindicales interna-
cionales que trabajan juntas y que pertenecen a la misma “familia sindical”. Forman parte de Global Union:
Confederaciones de sindicatos internacionales, que engloban centrales sindicales nacionales integradas
por sindicatos de diversos sectores, y Federaciones internacionales, que agrupan a los sindicatos nacio-
nales en función del sector u ocupación que cubren. Entre las confederaciones se encuentran: La CSI, la
Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE (TUAC) y UNI Global Union. Las Federaciones Internacionales
que forman parte de esta unión son: la Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la
Madera (ICM), La Federación Internacional de Educación (IE), la Federación Internacional de Trabajadores
del sector del Arte y Entretenimiento Global (IAEA), La Federación Internacional de la Prensa (FIP), La
Federación Internacional de la Industria (IndustriALL), la Federación Internacional de los Trabajadores
del Transporte (ITF), la Federación Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agricultura y Hoteles
(IUF) y, finalmente, Federación Internacional de Trabajadores del sector público (PSI).
Obviamente, el anterior juicio debería matizarse para los sectores más sindicali-
zados, que se han servido de estructuras institucionalizadas de larga tradición y ex-
periencia como los comités de empresa europeos para asegurar la participación de
sus organizaciones sectoriales en el proceso de construcción comunitaria33. Por el
contrario, en los sectores emergentes o en los de escasa tradición sindical, estos
sujetos no poseen una estructura organizativa suficiente, y, sin embargo, la plena
consolidación de empresas que operan en el plano internacional fuerza a los sindi-
catos a considerar este espacio como posible ámbito de acción sindical, siendo
buena prueba de la afirmación anterior la suscripción de Acuerdos marco interna-
cionales34, o acuerdos marco globales si utilizásemos la denominación comúnmente
asumida por el mundo sindical, impulsados por las Federaciones Sindicales Inter-
nacionales, cuyos efectos se extienden a todos los lugares en los que la empresa
transnacional tenga presencia.
33
Sobre este proceso, MAIRA VIDAL, M. M. (2012): La dimensión internacional de la responsabilidad so-
cial empresarial: un campo de negociaciones y luchas entre distintas instituciones y actores, Madrid, Uni-
versidad Complutense, pp. 128-130.
34
Extensamente ALES, E. (Dir.) (2006): Transnational Collective Bargaining: Past, Present and Future.,
Comisión Europea, Luxemburgo; SASTRE IBARRECHE, R. (2003): “Algunas claves para un sindicalismo
también globalizado”, Revista de Derecho Social, vol. 21, p. 78. Sobre las consecuencias de estos acuer-
dos en las competencias de los representantes nacionales, véase la aportación de la profesora RODRÍ-
GUEZ FERNÁNDEZ “La dimensión europea de la autonomía colectiva: la negociación colectiva
comunitaria”, en BAYLOS GRAU, A. (2003): La dimensión europea…, op. cit. p. 122.
35
Solo las personas físicas y los Estados son sujetos de derecho internacional. Por tanto, las empresas
transnacionales no están sometidas a los convenios o pactos internacionales, ni siquiera en materias tan
básicas como los derechos fundamentales, vid. APARICIO TOVAR, J. y VALDÉS DE LA VEGA, B. (Dirs.)
(2011): La responsabilidad social de las empresas en España: concepto, actores e instrumentos, Albacete,
Bomarzo, p. 14.
36
Se ha afirmado que “el protagonismo de la empresa transnacional como instancia creadora de reglas
destinadas a su aplicación en el espacio global ha sido absoluto”, vid. CORREA CARRASCO, M. (2011):
“Instrumentos de Responsabilidad Social Empresarial y gobernanza de la globalización económica” en
En este sentido, son muy meritorias los cada vez más numerosos procedimientos
de responsabilidad social corporativa que dejan atrás los códigos éticos unilaterales
y construyen procedimientos negociados transnacionalmente. Estos instrumentos
bilaterales suponen un ejemplo de corregulación en el ámbito internacional, que sue-
len ser negociados normalmente entre empresas transnacionales y Federaciones
sindicales internacionales; usualmente suelen recibir la denominación de Acuerdos
marco globales37.
APARICIO J. y VALDÉS, B., (2011): La responsabilidad social..., op. cit., p. 223. En similares términos
vid. ALCALÁ DÍAZ, M. Á. (2010): “Técnicas jurídico-contractuales de descentralización empresarial”, en
GAETA, L. y GALLARDO MOYA, R., Los empresarios complejos: un reto para el Derecho del trabajo, Al-
bacete, Bomarzo, p. 151; SOLER ARREBOLA, J.A. (2014): “Los acuerdos marco internacionales suscritos
por empresas españolas: encuadramiento y caracterización general”, en SANGUINETI RAYMOND, W.
(ed.), La dimensión laboral de la internacionalización de la empresa española: una visión de conjunto de
los instrumentos de gestión laboral transnacional de las multinacionales españolas, Cinca, Madrid, p. 159;
VIVERO SERRANO, J.B. (2014):“Las redes sindicales de empresas multinacionales como manifestación
de base del sindicalismo internacional”, en SANGUINETI RAYMOND, W. (ed.) La dimensión laboral…,
op.cit., p. 183; DAUGAREILH, I. (2009): “Responsabilidad social de las empresas transnacionales: análisis
crítico y prospectiva jurídica”, Cuadernos de Relaciones Laborales, Vol, 27, nº 1, p. 80. Esta descentrali-
zación de las fuentes del Derecho del Trabajo hacia la empresa se ha justificado principalmente haciendo
uso de una argumentación económica, la necesidad de facilitar la adaptación de la empresa a un entorno
cambiante a través de la flexibilización del ordenamiento laboral, aunque de forma secundaria también
se pueden encontrar argumentos como el de la defensa de un Estado más reducido que no limite a las
partes, o la desaparición del modelo clásico de trabajador que obliga a replantearse el sistema de fuentes
laboral, SUPIOT, A. (1996): Crítica del Derecho del Trabajo, Ministerio de Trabajo e Inmigración, Madrid,
p. 196. Asimismo, se ha afirmado que, ante el creciente poder de las empresas transnacionales, los me-
canismos de Responsabilidad Social Corporativa son vistos como una solución transitoria de urgencia
para garantizar un respeto mínimo a la dignidad humana en los Estados en vías de desarrollo y como
una solución más permanente en los Estados desarrollados con el ánimo de constituir un suplemento a
la normativa estatal; vid. BAZ TEJEDOR, J. A. (2012): “Responsabilidad social empresarial y negociación
colectiva: una propuesta de conexión funcional”, Revista Española de Derecho del Trabajo, n. 153, p. 104.
También se ha señalado al progresivo declive de los Estados y su pérdida de poder como la razón por la
cual las empresas transnacionales, actores principales en las economías modernas, deben asumir estas
nuevas responsabilidades, SERRA GIMÉNEZ, F. (2011): “Las transformaciones del derecho en el capita-
lismo actual” en APARICIO TOVAR, J. y VALDÉS DE LA VEGA, B. (Dirs.), op. cit., p. 73.
37
No obstante, algunos autores sostienen que los Acuerdos marco globales no son una forma de respon-
sabilidad social corporativa; si fueran lo mismo habría tantos Acuerdos marco globales como códigos de
conducta, en lugar de un número sensiblemente inferior, GALLIN, D. (2009): “Acuerdos Marco Internacio-
nales: una nueva valoración” en PAPADAKIS, K. et al., Diálogo Social y Acuerdos Transfronterizos. ¿Un
marco global emergente de relaciones industriales?, Colección Informes OIT, núm. 82, Ministerio de Tra-
bajo e Inmigración, p. 60. Debe compartirse la crítica de que los Acuerdos marco globales tienen carac-
terísticas diferentes respecto de los otros instrumentos de responsabilidad social corporativa, pero ello
no excluye su naturaleza de una norma más de responsabilidad social corporativa, pero con características
diferentes.
38
REHFELDT, U. (2014): “La negociación colectiva de empresa transnacional en Europa: dinámicas his-
tóricas, formas y retos”, Cuadernos de Relaciones Laborales, Vol. 32, nº 2, p. 391; COSTA, I. da y REH-
FELDT, U. (2006): “European Unions and American Automobile Firms: From European Works Councils to
World Councils?”, en Proceedings of the 58th Annual Meeting of the Labor and Employment (LERA), Bos-
ton, p. 110. Sobre esta primera etapa con mayor detalle, vid. RÜB, S. (2002): “World Works Councils and
other forms of Global Employee Representation in Transnational Undertakings”, Arbeitspapiers, nº 55,
Düsseldorf (Alemania), Fundación Hans Böckler Stiftung, pp. 9-10.
39
Aprovechándose de dos instrumentos clave, la creación de consejos mundiales de grupo y en el desen-
cadenamiento de huelgas transnacionales de solidaridad, las Federaciones Sindicales Internacionales
idearon un ambicioso plan para transnacionalizar sus reivindicaciones en tres fases: 1º organizar apoyo
internacional a un sindicato que pondría en marcha un conflicto laboral en una filial; 2º coordinar nego-
ciaciones colectivas simultáneas en varias filiales; y 3º llevar a cabo una negociación colectiva integrada
con la dirección empresarial transnacional, basada en reivindicaciones definidas conjunta y previamente
por los distintos sindicatos nacionales. Esta estrategia fracasó en su tercera fase, vid. REHFELDT, U.
(2014): “La negociación colectiva de empresa…”, op. cit., pp. 391-392.
40
GIL PINERO, J. I. (2012): “Redes sindicales ¿Una alternativa a la (necesaria) articulación del sindicato
global en las empresas transnacionales?”, en GIL PINERO, J. I. et al., Guía para la formación sindical in-
ternacional, Federación Industria CCOO, Guadalajara, p. 71. En este sentido, solo existiría una diferencia
terminológica entre consejo mundial (World Council), consejo sindical mundial (World Union Council),
consejo mundial de empresa (World Company Council), comité mundial (World Committee), comité sin-
dical mundial (World Union Committee), comité mundial de representantes de empresa (World Works
Company), red sindical global (Global Union Network), ibidem., p. 67.
41
En similares términos, VIVERO SERRANO, J. B. (2014): “Las redes sindicales…”, op. cit., p. 190.
42
Se ha señalado que los impedimentos jurídico-técnicos son menores que los derivados de la ausencia
de voluntad política, vid. VIVERO SERRANO, J. B. (2015): “La formación de redes sindicales en las em-
significa que los resultados de su actividad sean nulos. De hecho, el mejor instru-
mento que poseen las redes sindicales, como ya se ha señalado, es su participación
en la responsabilidad social corporativa negociada o Acuerdos marco globales48. No
obstante, debe señalarse que su participación es manifiestamente residual y siempre
participan junto con otros sujetos en la celebración de estos acuerdos negociados.
48
Aunque las redes sindicales también pueden desarrollarse y coexistir al amparo de otros instrumentos
de responsabilidad social corporativa, por ejemplo, el control y verificación del cumplimiento de los códigos
de conducta, el carácter unilateral de estos instrumentos obstaculiza la labor de las redes sindicales, así
VIVERO SERRANO, J. B. (2014): “Las redes sindicales…”, op. cit., p. 188.
49
VIVERO SERRANO, J. B. (2014): “Las redes sindicales…”, op. cit., p. 187. France Telecom, AEON o
Antara son ejemplos de Acuerdos marco globales negociados con las redes sindicales de estas empresas
(vid. la base de datos conjunta entre la Comisión Europea y la OIT sobre Acuerdos marco globales:
http://ec.europa.eu/social/main.jsp?catId=978, última consulta enero 2016). Por el contrario, Telefónica o
Repsol a pesar de tener sus propias redes sindicales han tenido unos resultados dispares. Telefónica
optó por suscribir su Acuerdo Marco Global con representantes de Federaciones Internacionales y de sin-
dicatos nacionales. Repsol, por su parte, no ha alcanzado ningún tipo de acuerdo con su red sindical ni
con federaciones internacionales para suscribir un Acuerdo Marco Global.
50
La inexistencia de bases de datos oficiales hace imposible ser exhaustivo, pero algunos de los Comités
de empresa mundiales más importantes son: Volkswagen (1999), Danone (1996), Renault (2000), Daim-
lerChrysler (2002), EADS (2010), Arcelor-Mittal (2010), France Telecom (2010), Renault, PSA Peugeot
Citröen (2012), Volvo (2013), Daimler (2014).
51
RÜB, S. (2002): “World Works Councils and other forms…”, op. cit., p. 5.
regiones del mundo, incorporando representantes de esos otros Estados en los que
la compañía tiene implantación, en calidad de observadores52.
52
COSTA, I. da y REHFELDT, U. (2006): “European Unions and American…”, op. cit., p. 110. Como ejem-
plo de un Comité de empresa mundial por extensión de un Comité de Empresa Europeo previo podemos
citar el caso de Danone. No obstante, se ha afirmado que, aunque en verdad Danone aprobó el 15 de
abril de 1996 la constitución de su Comité de empresa mundial, con el entusiasmo de las federaciones
sindicales internacionales, lo cierto es que este, en esencia, sigue siendo un órgano de representación
europeo, pues está totalmente dominado por los representantes de la Unión, vid. RÜB, Stefan, “World
Works Councils and other forms…”, op. cit., pp. 13-14.
53
Así, GIL PINERO, J. I. et al., (2012): Guía para la formación sindical…, op. cit., p. 70.
54
Ibidem, p. 71.
55
RÜB, S. (2002): “World Works Councils and other forms…”, op. cit., p. 6.
56
Incluso algunos Acuerdos marco globales han impulsado la figura del Comité de empresa mundial o la
globalización de su Comité de Empresa Europeo como vehículo para controlar la aplicación de estos ins-
trumentos, ALMENDROS GONZÁLEZ, M. Á. (2010): “La eficacia de los Acuerdos Marco Internacionales:
implementación y control” en ESCUDERO RODRÍGUEZ, R. (Coord.), Observatorio de la negociación co-
lectiva: empleo público, igualdad, nuevas tecnologías y globalización, Cinca, Madrid, p. 559.
57
Extensamente, NIETO ROJAS, P. (2016): Las representaciones de los trabajadores en la empresa, Lex
Nova Thomson Reuters, Valladolid, p. 261.
58
GIL PINERO, J. I. (2012): “Redes sindicales…”, op. cit., p. 67.
59
Menos frecuente es extender de manera impropia el alcance de las competencias de los comités de
empresa europeos a otros establecimientos de la empresa o del grupo no radicados en el marco comu-
nitario. Tal es la opción asumida por la empresa Danone que pactó con la representación legal de los tra-
bajadores que el comité europeo se configurase como un órgano consultivo de interlocución permanente
A MODO DE CONCLUSIÓN
Distintas razones pueden ser esgrimidas para explicar las dificultades para arti-
cular estrategias globales por parte de las federaciones sindicales internacionales63:
en primer lugar, porque “las organizaciones sindicales nacionales suelen anteponer
entre los sindicatos y la empresa en relación con las decisiones de alcance global que tuviesen incidencia
con las relaciones laborales en todos los países en los que operase la empresa. The most detailed provi-
sions are probably those found at Danone agreement (of 11 March 1996) states as follows: Article 5. ‘The
Committee [i.e. EWC] is a consultative body, that is, a place for exchanges of views and dialogue. It is de-
signed to review periodically Danone’s position and development, to facilitate a dialogue on those topics
with trade union representatives, to suggest initiatives in line with the company’s social policies, to negotiate
joint statements and measures, including with respect to employment, training, information, safety and
working conditions, as well as to the exercise of trade union rights.’ […]
Sobre el alcance global de este comité puede consultarse: CIOSL (2011): Una Guía Sindical sobre la Mun-
dialización, CIOSL, Bruselas, p. 41.
60
Entre otras, en las empresas Daimler-Chrysler, Rolls Royce, SKF, Volkswagen, Renault y PSA Peu-
geot-Citroën.
61
AAVV (2008): Códigos de conducta y acuerdos marco internacionales: nuevas formas de gobernanza
a nivel de empresa, ETUI-REHS, Bruselas, p. 50.
62
GORDO GONZÁLEZ, L. (2019): La representación de los trabajadores en las empresas transnacionales,
Tirant lo Blanch, p. 148.
63
MAIRA VIDAL, M. M. (2014): “Los acuerdos marco internacionales: sentando las bases de la negociación
colectiva de ámbito supranacional”, Lan Harremanak: Revista de relaciones laborales, 30, pp. 146-148.
64
GORDO GONZÁLEZ, L. (2016): La representación de los trabajadores…, op. cit., p. 290.
65
Alcanza esta misma conclusión, CANALDA CRIADO, S. (2014): “Negociación colectiva transnacional y
redes transnacionales de producción”, Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, p. 326.
66
CORREA CARRASCO, M. (2016): Acuerdos Marco Internacionales: de la Responsabilidad Social Em-
presarial a la Autonomía Colectiva Transnacional, Tirant Lo Blanch, Valencia, pp. 104-110.
67
VIVERO SERRANO, J. B. (2014): “Las redes sindicales…”, op. cit., p. 192.
INTRODUCCIÓN
1
Comisión (2018).
figuración actual y se discuten los objetivos que debe perseguir en la próxima dé-
cada. De hecho, la política de cohesión de la UE es admirada por países terceros2
y es seguida como un ejemplo de política regional.
2
Prueba de ello es la firma de toda una serie de Memorandos de acuerdo entre la Comisión Europea y países
terceros en materia de política regional. Destacan los firmados con China (15 de mayo de 2006), Rusia (23
de mayo de 2007) y Brasil (29 de noviembre de 2007). Sobre esta cuestión, véase Comisión (2009).
3
Véase, por ejemplo, Darvas Z., Mazz, J. y Midoes C. (2019), Bachtler et al. (2017) y Comité de las Re-
giones (2017).
4
Donde está previsto que se incluyan tres grandes apartados: Desarrollo Regional y Cohesión, Unión
Económica y Monetaria y la Inversión en Personas, Cohesión social y Valores.
5
Que dificilmente se mantendrá si finalmente Alemania, Países Bajos, Suecia y Dinamarca consiguen
que el prespuesto anual no supere el 1% del PIB de la UE, lo que supondría alrededor de 150 millardos
menos para el período de 2021-2027 si lo comparamos con lo deseado por la Comisión en su propuesta.
Si se consigue llegar a un compromiso cercano al 1,06 % del PIB es muy probable que la disminución de
los fondos disponibles se acerque a los 70 millardos, lo que también terminaría afectando al dinero ini-
cialmente asignado a la política de cohesión.
Varias son las razones que pueden ayudarnos a comprender esta opción inicial
de no incluir la política regional en el Tratado de Roma de forma específica. Las mo-
dificaciones de las mismas propiciarían más tarde el nacimiento de la política de co-
hesión. En primer lugar, hay que destacar que de los seis países fundadores, solo
Italia tenía disparidades regionales muy significativas, y que finalmente se tuvieron
en cuenta en el Protocolo sobre el Mezzogiorno anejo al Tratado de Roma. Los otros
cinco países constituían un bloque económico bastante homogéneo, al menos en
las regiones ubicadas en el continente europeo. Es evidente que las siguiente am-
pliaciones, empezando con la incorporación de Irlanda y Reino Unido en 1973 y si-
guiendo con la ampliación hacia el Sur (Grecia, España y Portugal) en la década de
los ochenta y las posteriores de 2004, 2007 y 2013, rompieron esta cierta homege-
neidad inicial en materia de desarrollo regional.
6
En la Conferencia de Messina de 1955, se reconoció la existencia de problemas regionales en los seis
países fundadores. En las discusiones en el seno del Comité Spaak se debatió el papel que la Comunidad
Económica Europea podía tener en el desarrollo regional (Vanhove y Klaassen, 1987, p. 396). Se llegó
incluso a considerar la creación de un fondo regional pero finalmente se optó por el Banco Europeo de
Inversiones, al coincidir más con el pensamiento económico mayoritario en ese momento.
7
Si bien en el Tratado de Roma no se sentaron las bases para configurar una politica de desarrollo re-
gional, sí que estuvo presente la preocupación sobre las cuestiones regionales en la regulación sobre la
PAC, política social y la política de transporte. También se otorgó un tratamiento diferenciado a las regiones
perjudicadas por la división de Alemania.
8
Visión optimista sobre la capacidad del mercado para resolver de forma autónoma los desequilibrios re-
gionales, bastante lógica en un período de fuerte crecimiento económico como el que estaban disfrutando
los países fundadores de la Comunidad.
En tercer lugar, se asumió que a través de la movilidad del trabajo de las regiones
menos desarrolladas a las más desarrolladas dentro del mismo país o en otro país
de la Comunidad se aliviaría el problema de desempleo en las primeras, hecho que
ocurrió solo inicialmente y no de forma suficiente y que se interrumpió con la primera
crisis económica de la década de los setenta.
Por último, habría que añadir la importancia que se le otorgó al apoyo vía prés-
tamos en condiciones favorables destinados a las regiones menos desarrolladas
dentro de los objetivos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) creado (art. 130) y
controlado por los Estados miembros, y el protagonismo del Fondo Social Europeo
en el correspondiente ajuste de determinados sectores económicos en declive. En
ambos casos, los pocos recursos de los que dispuso inicialmente el BEI y el FSE
para hacer frente al aumento de las disparidades regionales en una Europa ampliada
terminarían exigiendo un mayor compromiso presupuestario.
Este fondo, destinado a los Estados miembros con una renta nacional bruta per
cápita inferior al 95% de la renta media de la UE, se aprobó para aumentar la pro-
babilidad de que los países menos desarrollados (Grecia, Irlanda, Portugal y España)
pudieran acceder a la UEM sin ver frenada su necesaria capacidad inversora en in-
fraestructuras de transporte y medio ambiente y evitar así incurrir en déficits excesi-
vos. A través de este nuevo fondo la política de cohesión terminó viéndose
condicionada por la unión monetaria, al haberse optado por una unión monetaria
europea con el mayor número posible de países miembros desde su inicio.
9
El Título V del Acta Única Europea se tituló cohesión económica y social y en su primer artículo (130A)
se afirmaba “A fin de promover un desarrollo armonioso del conjunto de la Comunidad, ésta desarrollará
y proseguirá su acción encaminada a reforzar su cohesión económica y social. La Comunidad se pro-
pondrá en particular, reducir las diferencias entre las diversas regiones y el retraso de las regiones menos
favorecidas.
10
Cuyo número y contenido han ido variando desde el nacimiento de la política de cohesión. Una evolución
de los mismos puede consultarse en Bonete, R. (2015).
En primer lugar, su existencia puede servir para mejorar la coordinación entre las
políticas de cohesión de los Estados miembros y minimizar el impacto negativo que
las mismas puedan tener sobre otras regiones dentro y fuera del país donde se adop-
tan. Cuestión que puede tener particular importancia en el caso de las regiones fron-
terizas compartidas por Estados miembros. En segundo lugar, el hecho de que el
avance en el proceso de integración europea, tanto a través de la profundización del
Mercado Único como de la Unión Monetaria Europea, pueda generar efectos muy
negativos para determinadas regiones justificaría la configuración de una política de
11
Como nos recuerdan Mancha Navarro, T. y Cuadrado Roura, J.R. (2019).
12
Una revisión sobre la convergencia en la actualidad en la UE y en la zona euro y los desafíos a los que
se enfrenta nos la ofrecen, entre otros, Alcidi (2019) y Gros (2018).
13
Por ejemplo, por centranos en los más recientes, Darvas Z.; Mazz, J. y Midoes C. (2019) y Ridado-
Cano, C. y Bodewig, Ch. (2018). Una revisión crítica reciente sobre la desigualdad regional en Europa
nos la proporcionan, entre otros muchos trabajos, Iammarino, S.; Rodríguez Pose, A. y Storper, M. (2019)
y Odendahl, Ch. et al. (2019).
cohesión en el ámbito de la UE, ya que si el problema está relacionado con una de-
cisión (crear un mercado único o una unión monetaria) tomada por la UE, tiene sen-
tido que el freno de sus efectos negativos recaiga también sobre la misma. En tercer
lugar, la potenciación del desarrollo de las regiones deprimidas en un mercado su-
mamente integrado puede tener efectos positivos sobre la actividad económica de
regiones lejanas, lo que justificaría también la existencia de una cofinanciación co-
munitaria en este ámbito14. En cuarto lugar, la propia condicionalidad de la política
de cohesión puede facilitar el desarrollo de otras políticas como la medioambiental15
o impulsar grandes proyectos transformadores como la Estrategia Europa 2020 y
su sucesora. En quinto lugar, da visibilidad a la UE en todos los Estados miembros
y en muchos casos ha mejorado la organización administrativa nacional y regional
responsable de la política de cohesión y las propias exigencias derivadas de una
planificación plurianual han generado estrategias a largo plazo dirigidas a mejorar
el desarrollo económico. Por último, se ha mostrado útil a la hora de apoyar la ca-
pacidad innovadora de los Estados miembros y de las regiones y ha propiciado una
mejora significativa del capital humano en la UE.
Entre los múltiples elementos del debate sobre la futura política de cohesión nos
centraremos en el relativo a la opción de concentrar la política de cohesión en las
regiones menos desarrolladas o en los países menos desarrollados16. Dentro de este
debate destacan, entre los argumentos en contra de que los países y regiones
desarrolladas de la UE reciban ayuda vía política de cohesión, los siguientes17:
• Los países ricos y las regiones ricas de la UE tienen suficiente capacidad fi-
nanciera e institucional para hacerse cargo de la financiación y seguimiento
de su propia política de desarrollo regional.
14
Si los países únicamente tuvieran en cuenta los efectos positivos sobre su territorio nacional, los niveles
de intervención serían inferiores a los óptimos.
15
Además de propiciar, gracias al Fondo de Cohesión, que los países menos desarrollados de la UE in-
viertan en mejoras medioambientales más allá de lo que correspondería según su nivel de desarrollo.
16
Cuestión que ya se planteó en el informe Sapir (2003), pero que en los últimos años han defendido de
forma insistente gobiernos de países como el Reino Unido, Países Bajos y Suecia. Wolff (2017) ha vin-
culado este debate a la necesidad de disponer de más recursos para configurar un prespuesto de la UE
más acorde con un verdadero eurosistema de política fiscal en la zona euro.
17
Para una desarrollo más amplio de esta cuestión véase Begg (2009).
18
Que junto con el Fondo de Cohesión, el Fondo Europeo Agricola de Desarrollo Rural (FEADER) y el
Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) constituyen en la actualidad los Fondos Estructurales y de
Inversión Europeos.
19
Según Comisión (2018b).
20
Portugal, Grecia, los 10 países que se incorporaron a la UE en 2004, Bulgaria y Rumania (2007) y
Croacia (2013).
21
De hecho, en el período 2014-2020 se distingue entre regiones menos desarrolladas (con un PIB per
cápita inferior al 75% de la media de la UE), regiones en transición (entre el 75% y el 90%) y regiones
más desarrolladas (superior al 90%).
22
En el art. 174 del Tratado de Funcionamiento de la UE no se excluye a las regiones más desarrolladas
como beneficiarias de la política de cohesión. En el mismo se contempla que “A fin de promover un desarrollo
armonioso del conjunto de la Unión, ésta desarrollará y proseguirá su acción encaminada a reforzar su
cohesión económica, social y territorial. La Unión se propondrá, en particular, reducir las diferencias entre
los niveles de desarrollo de las diversas regiones y el retraso de las regiones menos favorecidas”.
23
Postura vuelta a confirmar en el Comité de las Regiones (2017) donde se defiende que la política de
cohesión debe “fomentar la innovación, la competitividad y el crecimiento sostenible en las regiones más
fuertes de Europa”.
24
Según el Eurobarómetro, Citizens´ awareness and perceptions of EU regional policy, Flash Eurobaro-
meter 452, (Bruselas: 2017), 29, el 53% de los ciudadanos son partidarios de que la UE se ocupe de
todas las regiones y el 43% defienden que se centre solo en las regiones pobres.
CONSIDERACIONES FINALES
25
La Comisión, en la propuesta para el período 2021-2027, defiende que la política de cohesión debería
seguir invirtiendo en todas las regiones de la UE, basándose en las tres categorías de regiones ya exis-
tentes pero definidas dos de ellas de forma distinta: menos desarrolladas (con un PIB per cápita inferior
al 75% de la media de la UE), en transición (entre el 75% y el 100%) y más desarrolladas (superior al
100%). Si bien el 75% (el 74% en el périodo 2014-2020) de la financiación del FEDER y del Fondo de
Cohesión seguirán concentrándose en las regiones menos desarrolladas.
26
En la propuesta de la Comisión se reducen los 11 objetivos temáticos actuales (investigación e innova-
ción, TIC, competitividad de las pymes, economía hipocarbónica, lucha contra el cambio climático, medio
ambiente y eficiencia de los recursos, transporte sostenible, empleo y movilidad, inclusión social, mejor
educación y formación y mejor administración pública) a 5.
27
Sobre las posibles soluciones para hacer frente a la disminución de ingresos derivados de la salida del
Reino Unido de la UE, véase Felbermayr et al. (2017). Un brexit sin acuerdo tendría efectos más negativos
sobre el presupuesto de la UE, y, por lo tanto, sobre la política de cohesión, que un brexit con acuerdo.
El resultado final dependerá de cómo responda la UE a la desaparición de los ingresos prespuestarios
provenientes del Reino Unido, si finalmente abandona la UE.
Por otra parte, el sucesor del denominado “Plan Juncker” o Plan de Inversiones
para Europa, que pasará a llamarse el Programa InvestEU a favor del empleo, cre-
cimiento y la innovación en Europa, también dejará sentir sus efectos sobre la nueva
política de cohesión y terminará potenciando todavía más el papel del BEI, y por lo
tanto la concesión de préstamos. Existe el temor de que el mayor protagonismo de
la iniciativa privada y el BEI se interprete como una menor necesidad de fondos pre-
supuestarios destinados a la cohesión económica, social y territorial.
Por último, la polémica vinculación del respeto a los valores de la UE como con-
dición previa para ser receptor de fondos europeos29 no facilita la configuración de
los elementos centrales de la política de cohesión más allá de 2020, al poder afectar
a países como Polonia y Hungría, entre otros, en un contexto institucional en el que
se precisa la unanimidad por parte del Consejo Europeo para aprobar el nuevo
Marco Financiero Plurianual (2021-2027).
28
Véase Comisión Europea (2017).
29
Sobre esta cuestión, véase Selih et al. (2017).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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ODENDAHL, Ch. et al. (2019): The big European sort? The diverging fortunes of Eu-
rope´s regions, CER.
1. INTRODUCCIÓN
Hay dos aspectos cualitativos que deben tenerse en cuenta para una correcta
valoración de lo anterior: la composición de la producción industrial y los cambios
en las cadenas internacionales de valor. Así, debe tenerse en cuenta que la compo-
sición de la industria en función del contenido tecnológico de los sectores industriales
ha variado sustancialmente. En efecto, el cuadro 2 muestra que la industria europea
ha venido aumentando significativamente el peso de los sectores tecnológicamente
más complejos en detrimento de los de menor contenido, haciendo así una suerte
de contrapeso cualitativo importante de cara al futuro.
CUADRO 1
Reparto de la producción manufacturera por áreas en porcentaje del total mundial
2 CUADRO
Composición del V.A industrial según composición tecnológica de los sectores
1
Véase Molero, 2017.
Área/País 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
Unión Europea - 28 países 90,5 100,0 109,1 108,3 107,0 108,1 109,5 109,5 116,8
Bélgica 85,8 101,3 117,1 117,6 109,3 109,0 103,1 99,6 109,5
Bulgaria 85,2 99,9 117,7 120,9 123,1 122,9 125,7 128,7 143,7
Chequia 90,0 99,9 108,8 110,0 111,6 123,2 126,6 128,1 137,1
Dinamarca 94,4 99,9 109,6 115,4 116,4 113,8 113,6 116,2 121,2
Alemania 87,8 99,4 109,8 110,7 110,5 112,8 114,4 114,2 121,1
Irlanda 95,6 100,0 104,6 101,3 100,2 116,4 195,1 191,5 189,1
Grecia 93,4 100,0 106,2 109,5 102,8 101,6 91,4 86,7 96,9
España 94,8 100,0 105,3 102,5 99,6 100,2 101,9 102,6 110,8
Francia 95,5 100,0 106,7 107,0 106,3 105,9 106,1 106,7 113,3
Italia 90,9 99,9 106,1 101,6 98,5 97,9 99,3 98,9 103,7
Hungría 90,6 100,0 105,6 105,1 107,1 115,6 124,6 125,8 132,5
tecnológico...
Fuente: Eurostat.
Francisco Javier Braña
José Molero
Si se atiende al indicador clásico de los gastos en I+D sobre el PIB, los últimos
datos de la OCDE2, ofrecen la siguiente situación:
• Por encima del promedio se sitúan básicamente los países nórdicos (Suecia,
3,4%; Finlandia, 2,76%; Dinamarca, 3,05%), Alemania (3,02%), Austria
(3,05%) y Bélgica (2,58%).
• Por debajo están los países del sur: España, 1,2%; Italia1,35%, Portugal,
1,33% y Grecia, 1,13%; Turquía, 0,96%, además de Irlanda, 1,05%.
Ciertamente, el indicador de I+D no recoge sino una parte del esfuerzo de los
países para crear nuevo conocimiento y tecnología. Es un hecho que las fuentes de
la innovación tecnológica son mucho más variadas y conviene ver si utilizando otros
parámetros más complejos se confirma la polarización centro-periferia en Europa
que se ha apuntado.
A estos efectos, lo más apropiado es emplear los datos provenientes del Índice
Sintético de Innovación elaborado por la UE y que en 2018 recoge 27 indicadores
referidos a dimensiones agrupadas en Condiciones de Contexto (recursos humanos,
sistema de investigación, ambiente favorable a la innovación): Inversiones (Finan-
ciación y apoyo, Inversiones de las empresas); Actividades de Innovación (Innova-
dores, Vínculos, Activos Intelectuales) e Impacto (impactos en el empleo, impactos
en las ventas) (European Commission, 2019). A partir de estos datos la realidad eu-
ropea se sintetiza en el gráfico 1, donde se ordenan los países en función del valor
agregado final del índice sintético.
2
Research and Development Expenditures. Última consulta 21-06-2019.
GRÁFICO 1
Resultados de los sistemas de innovación de los Estados miembros de la UE
Las columnas más anchas muestran los resultados de los Estados miembros en 2018, utilizando los datos más recientes
para veintisiete indicadores en comparación con los de la UE en 2011. Las columnas más finas indican los resultados
obtenidos por cada Estado miembro en 2011, en comparación con los de la UE en ese mismo año. Se ha utilizado el
mismo método de medición para todos los años. Las líneas discontinuas indican los valores umbral entre los distintos
grupos de resultados en 2018, comparando los resultados obtenidos por los Estados miembros en 2018 y los de la UE
en el mismo año.
Las desigualdades son aún más contundentes por cuanto se muestran a partir
de una gama amplia de mediciones en múltiples aspectos del comportamiento in-
novador. A los efectos de este trabajo, es importante constatar que se confirma la
fuerte polarización entre el centro-norte y el sur-oriente de Europa. Ya no se trata
solo de tener que aumentar las inversiones en I+D, como se deduciría del anterior
indicador, sino de afrontar múltiples desajustes del sistema de innovación de los países
del sur–oriente de Europa. A estos efectos conviene subrayar que los países con ín-
dices más elevados presentan en general una estructura más equilibrada entre las
diferentes dimensiones que se incluyen, lo que se puede calificar como de sistemas
más cohesionados. En cambio, los países menos innovadores muestran, además
de menores niveles generales del índice, importantes desequilibrios entre los dife-
rentes aspectos de la innovación. A modo de ejemplo se puede citar el caso español,
que se sitúa por encima de la media europea en aspectos tales como la dotación de
recursos humanos, las publicaciones científicas o el ambiente favorable a la inno-
vación, mientras que alcanza cifras mucho más modestas para la mayoría de los in-
dicadores que miden la innovación y los resultados empresariales, mostrando un
claro desequilibrio (falta de cohesión) entre los recursos del sistema y los resultados
alcanzados (Molero, 2015).
“El propio concepto de revolución digital no debe tomarse como dado” (Mahnkopf,
2019: 1), hay quien la define diciendo que es un nivel más alto de automatización en
el que el uso de los robots se empareja con la Inteligencia Artificial. El World Econo-
mic Forum cita doce tecnologías “emergentes” características de esa revolución, que
“están estimulando el desarrollo de nuevas técnicas de producción y modelos de ne-
gocio que transformarán fundamentalmente los sistemas globales de producción”
(World Economic Forum, 2018ª: 1)3.
3
Inteligencia Artificial y robótica; Sensores vinculados ubicuos (Internet de las Cosas); Realidad virtual y
aumentada; Producción aditiva (impresión en 3D); Cadenas de bloques (block chains) y tecnología de
El gráfico 2 presenta datos agregados por regiones del mundo sobre los cambios
en el empleo según el nivel de salarios sea alto, medio o bajo. La polarización parece
clara en Europa del Norte y en Europa del Sur, en Estados Unidos y, en menor me-
dida, en Japón y en América Latina y el Caribe, pero no se da en Europa Central,
pues los empleos con salarios bajos han descendido.
GRÁFICO 2
Cambios en la proporción del empleo según el nivel de salarios
Fuente: Varios Autores (2019). Los datos para América Latina y el Caribe se refieren al periodo
2000-20015, los de las demás áreas se refieren a 1995-2015.
GRÁFICO 3
Polarización del mercado laboral (Cambio en puntos porcentuales en la
participación en el empleo total, 1995-2015)
4
En Marengo (2019) se puede encontrar una detallada discusión sobre estas dos visiones, señalando
las peculiaridades de las tecnologías y los bienes digitales respecto a las tecnologías que dieron lugar a
Considerando las pérdidas directas, en el escenario de alto coste habría 30,8 mi-
llones menos de personas empleadas (un 12,6% de los empleados se reemplazan
por máquinas); y en los dos escenarios de bajo coste habría 42 millones de personas
menos empleadas (un 17,2% serían reemplazados). Tras tener en cuenta los efectos
de segunda ronda sobre las cadenas de compra de suministros y los efectos multi-
plicadores, tomando como referencia el escenario de base para 2030, en el escena-
rio de alto coste la tasa de pérdida neta de empleos es el 9,9%; en el escenario de
bajo coste la tasa es del 16%; y en el escenario de bajo coste con ajuste de las horas
de trabajo la tasa es del 10,7%. Se espera que el empleo neto en manufacturas y
servicios públicos sea un 20% más bajo que el escenario base en el escenario de
alto coste; y entre un 30 y un 35% más bajo en los dos escenarios de bajo coste.
las dos primeras revoluciones industriales, de manera que algunos de los círculos virtuosos que se acti-
varon entonces es improbable que tengan lugar esta vez, lo que a su juicio inclinaría la balanza en favor
de las tesis pesimistas.
5
Aunque, como parece que los funcionarios de la Unión Europea viven en el mundo del Dr. Pangloss, en
el documento principal de Eurofound sobre el proyecto El futuro de la manufactura, esos escenarios se
consideran “especulativos” (Eurofound, 2019b; 40). Sin embargo, el informe reconoce, en su último pá-
rrafo: “Habrá alguna pérdida de empleos”. Así que, para que no nos preocupemos mucho, inmediatamente
afirma: “Las experiencias previas de cambios estructurales a gran escala muestran que esto debe ser an-
ticipado y gestionado” (Eurofound, 2019b: 58).
Para finalizar, tres advertencias. La primera, que además de los efectos que la
digitalización vaya a tener sobre el empleo y las condiciones de trabajo, en lo que sí
parece haber acuerdo es que al igual que con lo sucedido en la cuarta onda larga
del capitalismo, no parece que se estén dando ganancias sustanciales en la produc-
tividad (la llamada paradoja de Solow, formulada en 1987), pero sí se está compro-
bando que está aumentando la fluidez de los mercados y la reducción de las barreras
de entrada, así como ha aumentado de manera dramática la dependencia de las
plataformas digitales globales (Soete, 2018: 38).
La política industrial moderna “no trata sobre expandir las fronteras tecnológicas
para crear nuevas industrias, sino sobre que el sector público juegue un papel de lide-
razgo en la identificación de los cuellos de botella del desarrollo y el abordaje de los
fallos de coordinación. La financiación es también un factor importante” (Felipe, 2015:
10). Sin embargo, el papel de los gobiernos en la conducción de la política industrial
tiende a ser más indirecto, seleccionando y apoyando a las industrias a través de los
mercados financieros privados, tratando de crear un entorno empresarial propicio.
Claro que se olvida que incluso las políticas horizontales tienen efectos distintos en
los distintos sectores de la economía. El problema de este tipo de política industrial in-
directa u horizontal es que no está funcionando, desde luego no en la Unión Europea.
Hay posiciones más extremas; por ejemplo, el Banco Mundial (2016: 130) consi-
dera que la industria manufacturera no ofrece ya más el camino al crecimiento para
los países de rentas bajas y medias. Es una opinión que comienza a extenderse
desde el último cuarto del siglo pasado, basada en el argumento de que los servicios,
al menos aquellos que forman parte de las cadenas de producción globales, se han
convertido en los principales contribuyentes al crecimiento de la productividad y el
desarrollo tecnológico. Una opinión fácilmente rebatible, como hacen Hauge y Chang
(2019). A ello hay que añadir una limitación que afecta a los países de América Latina
y el Caribe y también a los países de la periferia europea: la llamada trampa del in-
greso medio. Esta trampa, que afecta en particular al proceso de actualización y me-
jora tecnológica, Radosevic y Yoruk (2018) la definen como la incapacidad de las
economías para acumular capacidades tecnológicas y conseguir una tasa de inno-
vación que les permitiría alcanzar un estado de altos ingresos.
A este respecto, pueden resultar llamativas las conclusiones del World Economic
Forum al analizar el futuro de la producción: “La mayoría de las empresas industriales
consultadas en 2017 están de acuerdo en crítico papel del Estado en la creación de
un entorno y un ecosistema de producción propicio para el desarrollo, difusión y
adopción de la tecnología” (WEF, 2018b: 19). Para ello han identificado siete tipos
de esfuerzos nacionales conducidos por el Estado que faciliten la adopción y difusión
de tecnologías en la producción (WEF, 2018b: 21):
− Crear conciencia;
Por lo que respecta a Europa, la Comisión Europea lleva desde 2010 haciendo
propuestas sobre política industrial, por supuesto con un enfoque horizontal, que ha
ido revisando en lo accesorio en varias ocasiones, dado que no parece haber tenido
mucho éxito. Entre otras muchas críticas, la política industrial la entiende asociada
exclusivamente a la innovación y, hasta cierto punto, a las preocupaciones medio-
ambientales, estando más bien dirigida a aquellos países que están cerca o en la
frontera tecnológica global. Las propuestas de algunas agencias de la propia Comi-
sión Europea son incluso más pobres: “El papel fundamental para los políticos y
otros actores influyentes es el establecimiento de marcos futuros que proporcionen
cierto grado de certidumbre alrededor del cual las empresas puedan orientar sus es-
trategias de inversión. También hay un cometido para una inversión estratégica sig-
nificativa financiada con fondos públicos” (Eurofound, 2019b: 36). Así pues, no
podemos encontrar nada nuevo o diferente en este tipo de políticas públicas respecto
a las aplicadas en el pasado y en el presente.
Pianta et al., debe añadirse el Acuerdo Estatal por la Industria, firmado en noviembre
de 2016 por los sindicatos y siete organizaciones de empresas industriales españo-
las; así como la propuesta de Laviña y Molero (2012) para transformar el sistema
productivo español.
La cuestión es cuáles podrían ser las características de esa política industrial pro-
gresiva, alternativa o, al menos, apropiada. El debate está en pleno apogeo y no
solo entre los economistas fuera de la corriente principal (no-neoclásicos)6.
Eder y Schneider (2018) también señalan otras tres cuestiones a tener en cuenta.
Compartamos o no sus premisas metodológicas, la primera es que no debe descui-
darse la dimensión política; esto es, las relaciones de poder y hegemonía que dan
forma y sostienen a las políticas industriales, desde los Estados y las instituciones
europeas. La segunda, cómo lidiar con la desigual integración europea y la existencia
de un centro (un núcleo) y una periferia; esto es, cómo puede contribuir una política
industrial progresiva a cambiar el estatus de periferia de los países del sur de Europa.
La tercera, entre otras cuestiones transversales, la exigencia de participación demo-
crática y la introducción de la dimensión de género en el análisis.
6
Ver por ejemplo el libro escrito por dos economistas del Banco Mundial, Halward-Driemeier y Nayyar
(2017), sobre el futuro del desarrollo guiado por las manufacturas. Por el lado no neoclásico, entre el
último trimestre de 2018 y el tercero de 2019, tres revistas han dedicado un número monográfico a una
progresiva o renovada política industrial: Journal Für Entwicklungspolitik (3/4-2018), Structural Change
and Economic Dynamics (marzo 2019) y Journal of Industrial and Business Economics (septiembre 2019).
Pueden verse los trabajos introductorios de Eder et al. (2018), Andreoni, Chang y Scazzieri (2019) y Cirillo
y Molero (2019).
cambiar las reglas fiscales desde el tratado de Maastricht de 1992 hasta el Pacto
Fiscal de 2012, introduciendo entre otras medidas una “regla de oro” para la inversión
pública.
Así que quizás la primera tarea para llegar a esa política industrial, progresista o
posible, sea convencer a la clase media alta, a la clase dirigente, de que poner su
bienestar por delante de todo y capturar todas las oportunidades conduce a situa-
ciones colectivas subóptimas e injustas. No creemos que debamos tener que esperar
hasta que aparezca una nueva generación de intervenciones públicas por arte de
magia, pues esas intervenciones dependen en gran medida de lo que esta clase so-
cial y sus fracciones creen, piensan y hacen y, por supuesto, de la presión que pue-
dan ejercer las clases dominadas y subordinadas para que ello suceda.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Desde 1973 se vienen aprobando programas de acción que van definiendo los
objetivos y las propuestas normativas para alcanzar estos objetivos. Todos estos
programas están fundamentados en los principios de precaución, corrección de la
contaminación en su fuente y “quien contamina paga”. Estos principios están orien-
tados principalmente a prevenir y proteger los daños medioambientales a especies,
hábitats, agua, etc. En la actualidad está vigente el Séptimo Programa de Acción de-
nominado Vivir bien, respetando los límites de nuestro planeta3 que se aprobó en
2013 y tiene duración hasta 2020. Los programas se han venido complementando
con diversas políticas y medidas complementarias como las Estrategias de Desarro-
llo Sostenible (2001, 2006) o la Estrategia de la Unión sobre Biodiversidad (2011),
todas ellas orientadas hacia un desarrollo sostenible, el avance hacia una economía
hipocarbónica y eficiente en el uso de recursos, y encajadas dentro de la Estrategia
Europa 20204 que no solo pretendía evitar las crisis económicas que cíclicamente
nos azotan por nuestro modelo económico liberal capitalista sino propiciar un modelo
de desarrollo más inteligente, más sostenible y más integrador. Para ello, se fijaron
cinco objetivos clave que la UE debería haber alcanzado al final de esta década en
los ámbitos de empleo, educación, investigación e innovación, integración social y
reducción de la pobreza, y cambio climático y energía.
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https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:52010DC2020&from=ES
Durante la Crisis de Ucrania 2013-2015, que enfrentó a Rusia con este país, es-
tuvo en riesgo el abastecimiento de casi una cuarta parte del gas que se produce
en Europa. Algunos países como Alemania consumen casi un 40% de gas de pro-
cedencia rusa, Francia un 23%, Italia más del 25%, y precisamente por gaseoductos
que cruzan Ucrania pasa el 70% del suministro de este gas ruso. La crisis de Ucra-
nia, que estuvo salpicada con situaciones tan espinosas como la invasión del terri-
torio de Crimea, tuvo como consecuencia el corte del suministro del gas que pasaba
por Ucrania, lo que produjo un pánico en toda la Unión que se alarmó de la vulnera-
bilidad y la dependencia que tenía del exterior, en este caso de un país. De hecho
Alemania y Rusia buscaron otras alternativas para el suministro de gas sin pasar
por Ucrania. Se decidió la construcción del enorme gaseoducto Nord Stream que
cruza el Mar Báltico para llevar gas directamente para Alemania, cuya instalación
en la actualidad está casi terminada.
El riesgo de conflicto entre estos dos países sigue siendo real. Cuando se produjo
el cierre de la llave del gas en Ucrania reaccionaron desviando a su país parte del
gas destinado a Europa y recomprando gas ruso a otros países, situación que Rusia
ha advertido que no volverá a consentir. Los cortes de suministro a Ucrania no son
nuevos, ya ocurrió también en 2006 y 2009, y Bruselas tiene claro que un conflicto
prolongado colocaría a la Unión en una situación de extrema vulnerabilidad. Reducir
esta dependencia energética es un reto fundamental para la Unión Europea, y la se-
guridad de suministro es una prioridad, existiendo un comisario específico para esta
materia.
Este marco sobre clima y energía está ligado a la llamada Unión de la Energía
que plantea impulsar una serie de políticas y medidas basadas, entre otros objetivos,
en la sostenibilidad y la mitigación del cambio climático. Uno de los elementos claves
de este marco es el de fomentar las interconexiones energéticas, con una fuerte
apuesta por las interconexiones eléctricas (y de gas) que absorben una importante
financiación europea, mucho mayor que la que se destina, por ejemplo, a promover
5
https://ec.europa.eu/clima/policies/strategies/2020_es
6
https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32003L0087&from=ES
7
https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:52011DC0112&from=EN
Como vemos, las políticas de cambio climático de la Unión Europea están muy
ligadas a las de energía pero la transición ecológica es mucho más. Por ejemplo, en
septiembre de 2017 la UE publicó una lista de metales y minerales que consideran
críticos por el elevado riesgo de no poder mantener la fluidez de suministro que ne-
cesitan las empresas y su enorme repercusión en la economía europea. Metales y
minerales que provienen principalmente de China y de países mineros sin estabilidad
política y social, por lo tanto poco fiables, como Zambia, Brasil, Congo o, en este
momento, Chile. De estos países depende prácticamente el cien por cien del sumi-
nistro europeo de materiales “clave”. En esta situación, se ha puesto en marcha la
“Iniciativa Europea sobre Materias Primas” que pretende promover políticas de pro-
ducción doméstica, la diversificación de fuentes de materias primas y mejorar la efi-
ciencia en el uso, reciclado y desarrollo de otros materiales.
CCOO ya presentó una propuesta9 al Ministerio en junio de 2018, con cuatro ejes
fundamentales. El primero la defensa y amparo de la protección social de los traba-
jadores afectados, la obligación de aportar alternativas reales y creíbles para los tra-
bajadores y las comarcas. El tercer pilar es la planificación, pues estos procesos no
se pueden abordar de la noche a la mañana, requieren de un tiempo para preparar,
adaptar, formar, diagnosticar y financiar estos cambios. Para ello hacen falta certezas
políticas, jurídicas y legislativas; sin estos elementos difícilmente se puede asegurar
el aprovechamiento de los fondos públicos necesarios y captar una financiación pri-
8
h t t p s : / / w w w. m i t e c o . g o b . e s / e s / c a l i d a d - y - e v a l u a c i o n - a m b i e n t a l / t e m a s / e c o n o m i a -
circular/anexodelplandeaccioncom_tcm30-425900.pdf
9
https://www.ccoo.es/ebc1375a411344ded377311728ebb201000001.pdf
vada necesaria para complementar las necesarias ayudas financieras de las distintas
administraciones públicas. El último elemento es el control técnico y financiero de
todos los proyectos a desarrollar. Esto mismo que pedimos para España pedimos y
necesitamos a la UE.
Estas son algunas de las políticas europeas de mitigación del cambio climático
que no solo deben estar enfocadas al sector energético o a los sectores industriales,
sino también a los sectores del transporte, el turismo, la ganadería o la agricultura,
donde muchas veces las políticas europeas o son casi inexistentes o van en direc-
ción contraria a la reducción de emisiones. Todos los sectores tarde o temprano van
a tener que cambiar y es necesario empezar a planificarlo ya. Para eso va hacer
falta decisión política, voluntad y mucho dinero; las finanzas son un factor determi-
nante para los ritmos del cambio de esta transformación.
10
https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=OJ:JOC_2019_062_R_0002&from=ES
tor, y reducir hasta en un 90% las emisiones de GEI por parte de los edificios con
una política continuada hasta el 2050. Otros sectores emergentes por la transición
ecológica también tienen una gran potencialidad para la creación de puestos de
trabajo.
11
https://www.etuc.org/fr/document/position-de-la-ces-pour-un-green-deal-europeen-solidaire
Este Pacto Verde refleja la voluntad de Europa por liderar este proceso en el
mundo, como así se ha manifestado; pero no es un reto altruista, es una apuesta
que va más allá de la crisis climática; es implicarse por impulsar otro desarrollo eco-
nómico y productivo sostenible para situar a Europa como adelantada en una trans-
formación ecológica que va a llegar a todo el planeta, más pronto que tarde. Los
sindicatos internacionales, europeos y por supuesto CCOO apostamos por esta
transformación como vital para el futuro del planeta y las próximas generaciones;
ahora bien estaremos vigilantes para que este proceso no sea instrumentalizado,
para que los damnificados de estos cambios sean las y los trabajadores, sus dere-
chos y condiciones de trabajo. Como señalaba el lema de la CSI: “no habrá empleos
en un planeta muerto”, a lo que podríamos añadir, “no habrá transición ecológica sin
justicia social, lo que habrá será conflicto”.
La gestión de la inmigración en
la Unión Europea:
algunos desafíos internos y externos1
1
Una primera versión de este texto ha sido publicada en el libro El fenómeno migratorio en España. Mi-
nisterio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, 2019.
Côte de Bretagne. Anna Boch.
INTRODUCCIÓN
Mientras tanto, el debate público en torno al tema se caracteriza por una extraor-
dinaria falta de claridad y precisión que dificulta la formulación de políticas que reú-
nan dos condiciones: ser eficaces y ser aceptadas por el grueso de las sociedades
europeas. En este debate se mezclan y confunden varios problemas:
2
En el 2019 la inmigración seguía figurando en primer lugar entre las preocupaciones de los europeos,
con un 34% de menciones, a pesar de que su relevancia ha decrecido. Eurobarómetro 91, primavera 2019.
3
Véase la encuesta BIE 8, de noviembre de 2018, del Real Instituto Elcano.
La gestión del asilo divide a Europa en tres zonas geográficas y en dos grandes
corrientes de opinión que apuestan por políticas contradictorias. Por un lado, la Eu-
ropa del Este, nacionalista, recelosa ante la pérdida de soberanía sobre la población
que supone la imposición de cuotas por parte de la Comisión Europa y contraria a
la aceptación de refugiados, especialmente si son musulmanes; por otro, la Europa
del Sur, en primera línea de llegada de la inmigración (sea económica o de refugia-
dos), cuyo primer objetivo es corresponsabilizar al resto de la UE en la gestión de
estos flujos y específicamente en el reparto de los llegados. En la posición política-
mente más extrema de este grupo se encuentra Italia que demanda poner fin al Re-
glamento de Dublín, según el cual el peticionario de asilo debe permanecer en el
primer país por el que entró en Europa (en puridad, en el territorio del Sistema Eu-
ropeo de Asilo). Por último, los países del Centro y Norte, principal foco de atracción
de los solicitantes de asilo, generosos con el refugio en el pasado, pero ahora en
fase restrictiva por el cambio en sus opiniones públicas. A estos países llegan “mo-
vimientos secundarios”, esto es, peticionarios de asilo que, en aplicación de las nor-
mas de Dublín, deberían permanecer en Grecia, Italia o España, pero cuyo destino
preferido es Alemania u otro de los países que ofrecen mejores perspectivas de em-
pleo y mayores provisiones de bienestar y que albergan ya comunidades numerosas
de nacionales de los principales países emisores.
Mientras tanto, el conflicto político interno provocado por la gestión del refugio
ha tenido importantes consecuencias en la UE. La Comisión ha sido desautorizada
porque su decisión sobre cuotas obligatorias se ha encontrado con el rechazo frontal
de los países del Este, además de con dificultades prácticas de ejecución. Final-
mente, las cuotas se han olvidado y la Comisión propone ahora incentivos econó-
micos a los que acojan refugiados. Por otra parte, la llamada “crisis de refugiados”
del 2015 es en buena parte responsable del resultado del referéndum del brexit, pro-
vocando así la mayor crisis política en la historia de la UE. Y, last but not least, esa
crisis ha motivado y justifica hasta ahora –junto con la amenaza terrorista en el caso
de Francia– la reimposición de controles fronterizos en el interior del espacio Schen-
gen que siguen afectando a buena parte del Centro y Norte de Europa. Alemania,
Francia, Dinamarca, Austria, Noruega y Suecia han impuesto controles en sus fron-
teras terrestres con otros Estados del grupo de Schengen.
Sabiendo que la devolución es el gran problema que impide un control de los flu-
jos migratorios económicos, varios Estados y el propio Consejo han propuesto la
creación fuera de suelo europeo de centros de desembarco donde se procedería a
esa diferenciación entre personas con derecho a recibir asilo y personas sin ese de-
Para hacer posible el encaje entre esos jóvenes que no encuentran un futuro
aceptable en África y la necesidad europea de nueva población económicamente
activa hace falta un elemento intermedio: la formación. La transformación que se ha
producido en la economía europea en las últimas décadas ha reducido muy sustan-
cialmente el porcentaje de empleo de baja cualificación, mientras que la educación
sigue teniendo un déficit importante en África Subsahariana. De hecho, en Europa,
el paro de larga duración se concentra entre las personas de menor cualificación,
precisamente por la desaparición de los puestos de trabajo que solían ocupar en el
pasado. La inmigración irregular económica que está llegando en los últimos dos
años a Europa, en su mayoría desde África, tiene un encaje difícil en los mercados
de trabajo europeo, salvo en posiciones de economía sumergida y explotación in-
tensa. Una gran parte de los que llegan tiene un nivel educativo bajo o muy bajo,
mientras que los trabajos intensivos en mano de obra descualificada están desapa-
reciendo en Europa.
Para que los Estados europeos, en solitario o de forma agrupada, ofrezcan a los
africanos canales de migración legal que vayan más allá de los actuales, muy res-
tringidos en número y dirigidos a trabajos de temporada en la agricultura, la pesca o
la construcción, es necesaria una cooperación dirigida específicamente a la forma-
ción, de tal forma que los jóvenes africanos, en números relevantes, puedan inte-
grarse con éxito en los mercados de trabajo europeos. Ya sea de forma directa
(creando centros educativos en países africanos, o becando a jóvenes africanos
para que se formen en Europa) o indirecta (con apoyos económicos a los Estados),
Europa debe diseñar políticas de cooperación educativa con los Estados africanos
que permitan a sus jóvenes contribuir mejor al crecimiento económico de sus países
y a la vez cursar el tipo de estudios que les facilitarán encontrar un empleo en Eu-
ropa. En esta línea, la UE y los Estados miembros podrían promover la firma de
acuerdos bilaterales con Estados africanos para la implantación de estudios profe-
sionales específicos destinados a sectores con oferta de empleo en Europa.
Ginebra de 1951, pero tampoco de las tibias directivas UE en vigor en aquellos mo-
mentos, ni siquiera traspuestas por algunos Estados miembros.
1
La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad,
Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertene-
cientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada
por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres
y hombres. Artículo 3.
2
Polonía,Hungría, República Checa y Eslovaquia.
El CESE considera imprescindible una reforma eficaz y efectiva del Sistema Eu-
ropeo Común de Asilo (ECAS) y una mejora de las vías legales de acceso a la Unión
Europea, desde la perspectiva del respeto a los derechos de las personas que sufren
persecución.
Por lo tanto, en el ámbito del asilo, la agenda política de la UE debe pasar nece-
sariamente por la configuración definitiva en este periodo del ECAS a fin de superar
Evidentemente, dicho Pacto no fue improvisado sino que viene a concluir un largo
trabajo emanado de dos iniciativas previas: por un lado, la Agenda 2030 de Desarrollo
Sostenible, que han hecho suya los Estados miembros de la UE y que plantea un
enfoque estratégico compartido3. Por otro, la Declaración de Nueva York sobre per-
sonas migrantes y refugiadas, que recoge la voluntad política de los líderes mundia-
les para salvar vidas, proteger los derechos humanos y compartir responsabilidades
de la gestión migratoria a nivel mundial y aprobada por todos los Estados miembros.
En el ámbito del Comité Económico y Social Europeo (CESE) como órgano ins-
titucional de la UE que articula la sociedad civil organizada de los –hasta ahora– 28
Estados miembros, CCOO decidimos proponer al respecto la elaboración de un dic-
tamen de iniciativa (sin que mediara petición ni de la Comisión ni del Parlamento)
precisamente por dos motivos:
Con ello el CESE es consciente de que los discursos políticos de extrema derecha
sobre los flujos migratorios fomentan actitudes xenófobas e intolerantes y considera
3
COM(2016) 0739 final.
4
Resolución NNUU 73/195.
El CESE lamenta que el Pacto no se haya aprobado por todos los Estados miem-
bros y considera que hubiera sido una excelente oportunidad para avanzar en cons-
truir una voz única de la UE sobre las migraciones en el escenario global. Estima,
asimismo, necesario que todos los Estados miembros de la UE ratifiquen el Pacto,
al tiempo que recomienda que la UE explicite y desarrolle los objetivos del mismo a
través de los mecanismos oportunos. Al tiempo, el CESE considera interesante ex-
plorar las posibilidades de nuestra participación en el proceso de consultas y nego-
ciaciones intergubernamentales que llevarán al desarrollo del International Migration
Review Forum (IMRF), que será el instrumento de Naciones Unidas para el segui-
miento del Pacto Mundial.
El CESE considera que para justificar esa reforma más restrictiva la Comisión
debería haber aportado datos, o al menos estimaciones, sobre el nivel de aplicación
de la Directiva anterior y sobre su nivel de aplicabilidad, así como sobre el grado de
control de la eficacia de su aplicación, las principales dificultades a las que se ha
enfrentado en sus años de vigencia y el grado de cumplimiento por parte de los dis-
tintos Estados miembros, extremo que no se ha realizado por lo que es exigible la
autocrítica.
Cabe pues denunciar la insistencia en la visión más securitaria y –por ende, re-
presiva– de la UE respecto a la cuestión migratoria que parece solo fijarse en ele-
mentos policiales para facilitar un supuesto CONTROL de la inmigración en
detrimento de una visión integral de la misma que facilite la GESTIÓN desde una
perspectiva normalizadora con un enfoque sociolaboral.
2. Configurar, de una vez por todas, un sistema común europeo de asilo (ECAS)
que facilite un enfoque único, obligatorio y protector del derecho de asilo en
toda la UE.
3. Con la vista puesta en el marco de las NNUU proporcionado por el Pacto Mun-
dial, explorar mecanismos de recepción de flujos migratorios laborales en la
UE en función de las necesidades del mercado de trabajo.
1. EL SEMESTRE EUROPEO
• Alcanzar una tasa de empleo mínima del 75% para la población entre 20 y 64
años.
• Reducir en 20 millones el número de personas que viven por debajo del um-
bral de la pobreza o en riesgo de exclusión social.
Sin poner en duda la ambición de esta Estrategia, sin embargo no ha ido acom-
pañada de una dotación económica suficiente y el presupuesto de la UE para el pe-
riodo 2014-2020 ya supuso un recorte respecto a los anteriores Marco Financiero
Plurianual.
Tras reuniones bilaterales con los Estados miembros, entre diciembre y enero el
Consejo adopta las recomendaciones y conclusiones de la zona euro sobre la en-
cuesta anual de crecimiento y el mecanismo de alerta. Al mismo tiempo, los países
adoptan sus presupuestos.
En abril cada Estado miembro presenta a la Comisión Europea y a los demás es-
tados su Programa Nacional de Reformas (PNR), en el que establecen sus progra-
mas de reforma estructural, las medidas preventivas para promover el crecimiento
económico y la creación de empleo en el marco de la Estrategia Europa 2020. Tam-
bién los países de la zona euro presentan su plan de estabilidad, así como los de
convergencia el resto de países.
Estas orientaciones han de ser tenidas en cuenta por todos los Estados miembros
a la hora de confeccionar los presupuestos del año siguiente, de los que han de in-
formar a la Comisión Europea durante el otoño.
Todas estas medidas y otras cuantas más, vinculadas al modelo económico do-
minante, han implicado que hayan crecido de forma significativa los desequilibrios
territoriales, la pérdida de cohesión social, el aumento de la pobreza y un crecimiento
exponencial de la desigualdad, que ha significado la segunda de las crisis que ca-
racterizan este periodo: una grave crisis social. El deterioro social significa en térmi-
nos políticos desafección y posibilita, como estamos viendo, el crecimiento de nuevos
Los enunciados de este “pilar social” son ambiciosos, pero el problema reside en
cómo se van a poner en marcha y con qué herramientas cuenta la Comisión para
conseguir que los Estados miembros las lleven a cabo. En este sentido, la incorpo-
ración de indicadores sociales para el semestre europeo de 2019 es un paso signi-
ficativo pero insuficiente. Tal y como queda recogido en el Estudio prospectivo anual
sobre crecimiento: “A escala de la UE, las prioridades son profundizar el mercado
único, culminar la arquitectura de la unión económica y monetaria (UEM), e impulsar
los principios establecidos en el pilar europeo de derechos sociales”. Como se ha
señalado por diferentes autores y por la propia Confederación Europea de Sindica-
tos, para alcanzar una cierta armonización en el cumplimiento de este pilar social
se han de condicionar las ayudas europeas como se ha hecho con los indicadores
económicos. La palabra clave es condicionalidad, para alcanzar consensos norma-
tivos, estímulos institucionales e inversiones económicas y convertirse en una refe-
rencia de políticas públicas; es decir, solo falta la voluntad política para llevarlo a
cabo.
Artículo 151: “La Unión y los Estados miembros, teniendo presentes derechos
sociales fundamentales como los que se indican en la Carta Social Europea, firmada
en Turín el 18 de octubre de 1961, y en la Carta comunitaria de los derechos sociales
fundamentales de los trabajadores, de 1989, tendrán como objetivo el fomento del
empleo, la mejora de las condiciones de vida y de trabajo, a fin de conseguir su equi-
paración por la vía del progreso, una protección social adecuada, el diálogo social,
el desarrollo de los recursos humanos para conseguir un nivel de empleo elevado y
duradero y la lucha contra las exclusiones”.
Artículo 152: “La Unión reconocerá y promoverá el papel de los interlocutores so-
ciales en su ámbito, teniendo en cuenta la diversidad de los sistemas nacionales.
Facilitará el diálogo entre ellos, dentro del respeto de su autonomía”.
Los artículos 154 y 155, asimismo, regulan la consulta a los agentes sociales y
el diálogo social entre los interlocutores sociales en el ámbito de la Unión Europea.
Y así podría seguir citando artículos que recogen el papel del diálogo social y de
los interlocutores sociales a nivel europeo y también para los Estados miembros
sobre la base del respeto a “las prácticas nacionales”.
Asimismo, “la Comisión mantiene consultas periódicas con los interlocutores so-
ciales y ha invitado a los Estados miembros a ser más receptivos a las contribuciones
de los interlocutores sociales nacionales”.
Esta ausencia de compromiso por parte del gobierno ha conllevado a que, como
ya se ha hecho en alguna otra ocasión, hayamos procedido de forma conjunta ambos
sindicatos a no presentar observaciones ni propuestas al PNR, haciendo constar
nuestra posición y los motivos de tal decisión ante el Ministerio de Economía y Em-
presa, así como ante la Comisión Europea.
En cualquier caso, en el PNR debería aparecer con claridad qué propuestas son
fruto del diálogo social, y por tanto cuentan con el respaldo de los interlocutores so-
ciales, y cuáles no.
3. PREPARANDO EL FUTURO:
MARCO FINANCIERO PLURIANUAL 2021-2027
2. Una Europa más verde y con bajas emisiones de carbono: una transición ener-
gética limpia y equitativa; inversión verde y azul, economía circular; adaptación
al cambio climático y prevención de los riesgos.
4. Una Europa más social mediante la aplicación del pilar europeo de derechos
sociales.
5. Una Europa más próxima a sus ciudadanos, que fomente el desarrollo inte-
grado y sostenible de las zonas urbanas, rurales y costeras y las iniciativas
locales.
Esperemos que esta vez superemos las grandes declaraciones y los elocuentes
enunciados y se abra camino la Europa de los derechos, y se utilice el Semestre Eu-
ropeo para construir un semestre social en beneficio de los trabajadores y trabaja-
doras y la ciudadanía europea.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BAEZA SANJUÁN, Ramón (2017): “El diálogo social europeo: una guía”. Madrid,
Fundación 1 de Mayo.
Todas estas iniciativas deberían tener como objetivo lograr un Contrato Social
Europeo renovado, un Protocolo de Progreso Social y un diálogo social y una de-
mocracia más fuertes en el trabajo a todos los niveles, al tiempo que se garantiza
que todas las políticas de la UE respeten la sostenibilidad social y medioambiental.
2. Gobernanza económica
3. Política fiscal
Respetar plenamente que la política fiscal sobre la renta de las personas físicas
sigue siendo competencia nacional, aumentar la progresividad de los tipos del im-
puesto sobre la renta de las personas físicas, así como los tipos impositivos margi-
nales máximos.
Aplicar una base imponible consolidada común del impuesto de sociedades para
todas las empresas de la UE. Aplicar un tipo mínimo común del impuesto de socie-
dades y contrarrestar el descenso de los tipos impositivos de las empresas. Prevenir
la evasión fiscal en los modelos de negocio digitales.
5. Diálogo social
Garantizar que los acuerdos de los interlocutores sociales puedan ser jurídica-
mente vinculantes, sobre la base de las disposiciones del Tratado y a través de un
proceso de aplicación vinculante que se debatirá con la Comisión Europea.
6. Democracia en el trabajo
Una directiva europea sobre diligencia debida, centrada en los derechos humanos
y la conducta empresarial responsable, debería incluir los derechos de los trabaja-
dores y de los sindicatos, reflejando los valores fundamentales de los Tratados de la
UE y de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE. La Directiva debería es-
tablecer medidas jurídicamente vinculantes para las empresas multinacionales, in-
cluidas las cadenas de suministro. También debería reforzar un enfoque preventivo
Establecer un plan de acción para la aplicación del PEDS; mediante la plena par-
ticipación de los interlocutores sociales y una serie de instrumentos, entre los que
se incluyen la legislación, las medidas políticas, los objetivos y las normas, el Se-
mestre europeo, el cuadro de indicadores sociales y el Marco Financiero Plurianual.
mercado único digital que respete a los trabajadores, sus derechos (a la protección
de datos, a la desconexión y a la información, consulta y participación) y su entorno
y condiciones de trabajo.
9. Trabajo atípico
Incluir una visión de cero accidentes mortales en el trabajo y cero cáncer relacio-
nado con el trabajo en una futura estrategia de la UE sobre seguridad y salud en el
trabajo, también mediante una nueva revisión de la Directiva sobre carcinógenos y
mutágenos de la UE.
Lograr una movilidad laboral justa, basada en la igualdad de trato de los trabaja-
dores, y luchar contra los abusos, mediante:
• La creación de la Autoridad Laboral Europea, con un papel activo para los in-
terlocutores sociales;
• Una transposición de la Directiva revisada sobre el desplazamiento de los tra-
bajadores que respete plenamente el principio de igualdad de trato; y la puesta
en práctica de la Directiva de aplicación;
• La conclusión del Paquete de Movilidad para extender la igualdad de trato y
la igualdad de derechos y protección para todas las categorías de trabajadores
móviles;
• La revisión del Reglamento (CE) nº 883/2004 sobre la coordinación de los sis-
temas de seguridad social, de manera que se garantice la igualdad, adecua-
ción y transferibilidad de la protección social para todas las categorías de
trabajadores móviles, sin discriminación ni mecanismos de indexación.
13. Migración
Una agenda global de migración y asilo para Europa que comprometa a todos
los Estados miembros; basada en la solidaridad, la responsabilidad y el pleno res-
peto de los derechos humanos, incluida la revisión de los Reglamentos de Dublín y
el apoyo a la búsqueda y rescate en el mar.
Fue alumna de Isidore Verheyden, quien la inicia en una pintura liberada de academicis-
mos. Trabajaron juntos durante diez años, tanto en el taller como al aire libre, pintando paisa-
jes, naturalezas muertas, retratos, que revelaban la complicidad entre los dos artistas.
Poco a poco, Anna empieza a pintar sola, pasando de su inicial técnica puntillista a con-
vertirse posteriormente en una avanzada del neo-impresionismo. Forma parte del grupo Les
XX (los Veinte), fundado por su primo Octave Maus.
Este grupo –Les XX– surgió en 1883 de la reunión de varios artistas insatisfechos con las
fórmulas y principios instaurados en torno al arte, que acordaron una especie de “declaración
de independencia artística”. Decidieron llamarse Les XX porque ese era el número de sus
componentes y porque fijaron la línea de su horizonte en el siglo que se acercaba, el XX. En
principio seguían la estela de Courbet, los pintores de la Escuela de Barbizon, Manet y Whis-
tler, pero se fueron radicalizando en sus presupuestos artísticos. Los artistas más conserva-
dores abandonaron el grupo y se integraron otros más innovadores como Seurat y Signac.
Boch participó en la exposición Les XX, inaugurada en enero de 1890, siendo la primera
–y única– artista “vingtiste”. En el grupo conoce al pintor Théo van Rysselberghe, de quien
recibe una notable influencia, y que es ferviente partidario de la división del color que tanto
gusta a Seurat. Anna se adhiere a esta propuesta por un tiempo pero posteriormente aban-
dona la técnica por considerarla demasiado sistemática, pasando a un trazo más libre, es-
pontáneo y vibrante, más adecuado a su sensibilidad.
Sus temáticas más frecuentes son el paisaje rural, las flores, los jardines soleados, las
dunas y las costas belgas, bretonas y holandesas, impregnadas todas de una bella luz impre-
sionista.
Frecuentó pintores y artistas de renombre, y además de pintar, Anna Boch reunió una de
las más importantes colecciones de pintura impresionista de su tiempo. Fue asimismo mece-
nas de muchos artistas jóvenes, entre ellos Vincent van Gogh, a quien admiraba y al que com-
pró su cuadro “La vigne rouge”, uno de los pocos que el pintor vendió en vida.
Forma de pago:
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