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El currículum vítae
En lo que respecta a tu CV, las verdades que importan son las siguientes: el
objetivo principal de un CV es lograr que te inviten a una entrevista (con alguien
que pueda contratarte, por supuesto). El objetivo principal de esta entrevista es
lograr que te inviten a una segunda entrevista. Y así sucesivamente.
Para ello, debes saber lo siguiente:
Es preferible no mandar tu CV solamente por correo electrónico, en
especial si no va incluido en el propio mensaje sino en archivo adjunto. Hay
muchos empleadores que, temerosos de los virus, no abren nunca este tipo
de adjuntos (como tu CV). Si quieres, mándalo por correo electrónico, pero
envía siempre una versión más cuidada por correo ordinario o mensajería
privada.
Conviene leer todas y cada una de las frases de tu CV y valorarlas en
función de este criterio: “¿Ayudará esto a que me inviten a una entrevista? ¿O
sonará contradictorio, decepcionante, alarmante…?”. Si alguna frase concreta
te plantea dudas desde esta perspectiva, omítela. Si es algo importante,
anótalo para comentarlo durante la entrevista. Y si te parece que queda
alguna explicación por dar, o ampliar, guárdate esa explicación también para
la entrevista.
No conviene incluir referencias en tu CV. Hay asesores profesionales y
redactores de CV que no opinan lo mismo, pero yo creo que es mejor ofrecer
las referencias una vez que los jefes potenciales han tenido la oportunidad de
conocerte y hablar contigo.
Las entrevistas
Una vez tengamos nuestra flor completada, el siguiente paso es buscar trabajo a
través de contactos o networking. El networking es necesario porque hay una
brecha que salvar entre tú y tu trabajo. Necesitas intersecciones entre tú y los
demás.
Estas intersecciones se pueden encontrar —hoy en día— de una o dos maneras:
en Internet, en las llamadas “redes sociales”; o pueden encontrarse por ahí,
reuniéndote realmente con la persona.
Esta última modalidad del networking es la más difícil. Lo primero que nos puede
sabotear aquí es la timidez. Ocurre a menudo que personas sin empleo que
pueden ser grandes expertas a la hora de conectar y comunicarse con gente por
Internet —a través de juegos de ordenador, aplicaciones, Facebook, LinkedIn,
Twitter, Instagram y otras redes sociales— de pronto sienten que les tiemblan las
piernas cuando tienen que tratar con alguien cara a cara.
¿Qué podemos hacer si nos domina la timidez y nos sentimos incapaces de
enfrentarnos a todo esto? John Crystal tuvo que enfrentarse a menudo a este
problema, y sugirió que la manera de curar la timidez es a través del entusiasmo.
Sí, dijo, si estás hablando con alguien y sientes entusiasmo por el tema de
discusión, con la ilusión te olvidarás de que pasas vergüenza. Todo depende del
tema del que hables, y de cómo te hace sentir este tema. Su consejo era el
siguiente: ve a buscar solamente un empleo por el que sientas verdadera pasión.
Busca información únicamente sobre una curiosidad por la que sientas entusiasmo
y vislumbres la perspectiva de aprender la respuesta. Y así una y otra vez.
John recomendaba tres tipos de entrevistas: las entrevistas de práctica, las
entrevistas en busca de información y las entrevistas de trabajo. Cada una de
estas entrevistas constituye una preparación para la siguiente; es su plan en tres
etapas para superar la timidez.
En cuanto a la entrevista de información, recuerda que a las empresas y las
organizaciones les gusta el aprecio de los demás. Y ese aprecio se demuestra
tomándose la molestia de saberlo todo sobre ellas antes de ir a visitarlas.
¿Qué es lo que debes investigar sobre una organización antes de acudir a ella
para una entrevista de trabajo? Bueno, ante todo, quieres saber algo sobre su
funcionamiento desde dentro: el tipo de trabajo que hacen allí, su estilo de trabajo,
su “cultura corporativa”. Y el tipo de metas que se proponen conseguir, los
obstáculos o retos a los que se enfrentan y cómo tus aptitudes y conocimientos
pueden ayudar a superarlos. En la entrevista deberás estar preparado para
demostrar que tienes algo que ellos necesitan. Así que es obvio que lo primero
que necesitas averiguar es qué es lo que necesitan.
En cuanto al tercer y más importante tipo de entrevista, la que tiene por finalidad tu
contratación, conviene tener en cuenta algunos de los siguientes secretos:
No debes tomarte la entrevista como una prueba; también es un proceso de
recogida de datos para el potencial empleador. Este trata de decidir si encajas.
Te entrevista para responder a estas preguntas: ¿quiero que trabaje aquí con
nosotros?, ¿tiene las aptitudes, los conocimientos o la experiencia que me hacen
falta?, ¿tienen la actitud hacia el trabajo que yo busco?, ¿cómo se llevará con el
resto de mis empleados?
Durante la entrevista, proponte respetar la “regla del 50-50”. Algunos estudios
revelan que, en general, las personas que se llevan el contrato son las que hablan
y escuchan en la misma proporción durante la entrevista.
Cuando respondas a las preguntas del entrevistador, observa la “regla de
los veinte segundos a dos minutos”. Algunos estudios indican que cuando te
toca el turno de hablar o de responder a una pregunta, si quieres dar la mejor
impresión has de intentar no hablar más de dos minutos cada vez. De hecho, una
buena respuesta a una pregunta del entrevistador a veces solo lleva veinte
segundos.
Proponte que te vean como parte de la solución, no del problema. Para ello,
intenta adivinar antes de la entrevista cómo podría hacerlo mal un empleado en el
puesto al que aspiras: cosas como llegar tarde, tomarse demasiado tiempo de
baja, seguir una agenda propia en vez de la del jefe, etc. Luego intenta
distanciarte de todo ello tanto como puedas ante el entrevistador: tu única meta es
“aumentar la efectividad de la organización, su servicio y su función básica”.
Date cuenta de que el entrevistador pensará que tu manera de trabajar será
la misma que tu manera de buscar trabajo. Así, asegúrate de ilustrar durante la
entrevista esas mismas virtudes que reivindicas para ti como empleado suyo. Por
ejemplo, si vas a afirmar que eres muy riguroso en tu manera de trabajar,
asegúrate de demostrar ese mismo rigor en tu investigación previa sobre la
empresa u organización.
Cinco preguntas básicas a las que debes prestar atención. Las personas con
capacidad para contratarte necesitan saber la respuesta a estas cinco preguntas,
que pueden formular directamente o intentar averiguar de manera oblicua:
¿Por qué estás aquí?: ¿Por qué llamas a mi puerta y no a la de otra
organización?
¿Qué puedes hacer por nosotros?: Si te contratara, ¿pasarías a formar
parte de los retos que ya tengo o serías parte de la solución a estos retos?
¿Qué aptitudes tienes y cuánto sabes del tema o sector en el que estamos?
¿Qué tipo de persona eres?: ¿Te adaptarás bien? ¿Tienes el tipo de
personalidad que facilita que la gente trabaje contigo y compartas nuestros
valores?
¿Qué te diferencia de los diecinueve o novecientos otros candidatos
que aspiran a este trabajo?: ¿Son tus costumbres laborales mejores que las
de los demás?; ¿llegas pronto, te marchas tarde, trabajas con mayor rigor,
más rápido, tienes unos criterios de autoexigencia altos, aportas el plus
necesario o… qué?
¿Puedo permitirme contratarte?: Si decidimos que te queremos aquí,
¿cuánto nos costará tenerte, y tenemos capacidad y disposición para pagar
esa cantidad, dadas las limitaciones que impone nuestro presupuesto y la
imposibilidad de pagarte tanto como a la persona que estaría en el escalafón
inmediatamente superior al tuyo, dentro de nuestro organigrama organizativo?