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Estas rocas han sido clasificadas como calco-alcalinas y rocas volcánicas toleíticas por Campbell
et al. (1982), rocas volcánicas de félsicas pertenecientes a los grupos FII y FIII por Lesher et al.
(1986), grupos I, II, y III ríolitas por Barrie et al. (1993), y transicional ríolitas toleíticas por
Barrett y MacLean (1994; Tabla 1). Estas clasificaciones han sido un instrumento útil de
selección de áreas en la exploración de yacimientos VMS en Arcaico y Proterozoico las
sucesiones volcánicas, y Lentz (1998) ha demostrado que estas rocas volcánicas felásicas
geoquímicamente distintivas están asociadas con muchos depósitos Fanerozoico VMS. Debido
a uso común, hemos conservado la clasificación de Lesher et al. (1986). Las rocas volcánicas
félsicas FI se caracterizan por Patrones de REE pronunciados con débil negativo a
moderadamente positivo Anomalías de la Eu, alta Zr/Y, y bajas abundancias de elementos de
alta resistencia al campo (HFSE; por ejemplo, HREE, Y, Zr, Hf). FII rocas volcánicas félsicas se
caracterizan por REE suavemente inclinado patrones con anomalías variables de la Eu,
moderadas Zr/Y, e intermedias abundancias de HFSE. Rocas volcánicas félsicas FIII son riolitas y
riolitas con alto contenido de sílice caracterizadas por relativamente patrones planos de REE.
Las riolitas FIII pueden subdividirse en dos tipos. Las riolitas FIIIa exhiben una variable negativa
Eu anomalías, bajo Zr/Y y abundancias intermedias de HFS elementos. Las riolitas IIB muestran
una anomalía de Eu pronunciada negativamente, bajo Zr/Y, y altas abundancias de HFSE. FIV
rocas volcánicas felsicas son riolitas y riolitas con alto contenido de sílice caracterizadas
mediante modelos REE planos o ligeramente agotados de LREE, y abundancias bajas de REE y
HFSE. Nuestra compilación de los depósitos Mesoarcaicos a Cenozoicos de VMS indican que a
pesar de su abundancia no hay depósitos VMS están alojados por FI rocas volcánicas felsicas,
sin embargo, las rocas volcánicas FI estan presente en la misma sucesión volcánica. Algunos FII
riodacitas y las riolitas albergan depósitos VMS, pero la mayoría son estériles. Las riolitas con
alto contenido de sílice FIII y FIV son mucho menos abundantes en el registro de rocas, pero
comúnmente alojan depósitos VMS, sin importar de su edad, y las riolitas FIII parecen albergar
los mayores depósitos.
Lesher et al. (1986) y Lentz (1998) sugirieron que las rocas volcánicas félsicas FII albergan la
mayoría de los Depósitos VMS fanerozoicos y proterozoicos, mientras que la mayoría de los
depósitos VMS del arcaico son generados por las riolitas FII. Este cambio en la composición de
la roca volcánica sobre el tiempo geológico sugiere un cambio en los procesos petrogenéticos
por el cual las rocas volcánicas formado, aunque la mayoría de las otras características de la
mineralización VMS permanecer sin cambios. Como resultado, ha habido cierta renuencia de
utilizar la clasificación de rocas volcánicas como exploración en las sucesiones volcánicas más
jóvenes, una situación complicada por la gran variedad de modelos petrogenéticos y
ambientes tectónicos en los que diferentes autores consideran FII, FIIIa y FIIIb se formaron
rocas volcánicas félsicas (Cuadro 1).
Los estudios geológico, geoquímico y geocronológico detallado han demostrado que estas
intrusiones son compuestas, similares a plutones que se inmiscuyen en las bases de sus
edificios volcánicos y, en algunos casos, subyacen grandes estructuras que aloja VMS
sinvolcanicos con estructuras de hundimiento, como el caldero de Noranday la caldera de
Sturgeon Lake (Goldie et al., 1979; Gibson, 1990; Morton y col., 1991; Galley, 2003). Fueron
emplazados como enjambres de diques en rocas hidrotermalmente alteradas donde cada fase
intrusiva puede haber estado acompañada de alteración hidrotermal, y las fases intrusivas
subsiguientes a menudo cruzan esa alteración (por ejemplo, Gibson y Watkinson, 1990; Galley
y col., 2000; Galley, 2003). Por ejemplo, en el Lago Sturgeon la fase intrusiva más voluminosa
del pluton de la bahía Beidleman corta rocas la base alteradas hidrotermalmente, pero no está
claro si la alteración es anterior o singenética con los minerales VMS (Galley et al., 2000;
Galley, 2003). Sin embargo, como discutiremos a continuación, las rocas volcánicas félsicas FII
que albergan Los depósitos de VMS en el lago Sturgeon deben haberse originado en
profundidades (> 10 km) mayores que el nivel de la bahía Beidleman, intrusión subvolcánica
(<2 km), negando así esta intrusión como la fuente de las rocas volcánicas félsicas FII que
albergan minerales. En otras áreas, la fase intrusiva más voluminosa claramente corta zonas de
alteración discordante relacionadas con el mineral (por ejemplo, Noranda: Goldie, 1976;
Gibson y Watkinson, 1990; Galley, 2003; Snow Lake: Galley, 2003), lo que indica que, al menos
en estas áreas, la fase más voluminosa de la intrusión es posterior a la formación del mineral
del VMS. La aparición de VMS mineralizado y alterado estratos kilómetros por debajo de
algunas intrusiones subvolcánicas, por ejemplo, debajo del plutón Flavrian en Noranda, ha sido
interpretado para indicar que las intrusiones se emplazaron en un ambiente tectónico
fisurado, conocido como un "Corredor termal" de Galley (2003), que se centró en los de larga
duración, sistemas hidrotermales convectivos de alta temperatura (Cathles, 1981; Parry y
Hutchinson, 1981; Gibson et al., 1983; Hannington y col., 2003).
Esto plantea la posibilidad de que el de alto nivel (2 km) de intrusiones subvolcánicas en estas
zonas no fueron responsables de la generación de las riolitas FII y FIII-FIV asociadas al mineral y
no eran los únicos motores de calor que impulsaban la formación de mineral, sistemas
hidroteramales convectivos. Modelos térmicos por Cathles (1981), Cathles et al. (1997), y
Barrie et al. (1999) mostró que el período de tiempo que una intrusión es capaz de mantener
convección hidrotermal de alta temperatura es principalmente una función de la masa de la
intrusión, la temperatura del magma, y la temperatura y permeabilidad del huésped rocas. Por
ejemplo, más grande, temperatura más alta, intrusiones máficas o ultramáficas emplazadas a
niveles más profundos de la corteza (10-18 km), donde las rocas del país se caracterizan por
una menor permeabilidad y temperaturas de roca encajonante más altas, favorecen a la
generación de larga vida, alta temperatura, convectiva de sistemas hidrotermal (por ejemplo, 5
× 105–1 × 106 años; Cathles et al., 1997). Por el contrario, las fases más pequeñas, pre y durante
la mineralización, de algunas las intrusiones subvolcánicas de alto nivel pueden enfriarse
demasiado rápido para sostener sistemas hidrotermales convectivos de larga duración pero,
dependiendo en su masa y temperatura, pueden ser capaces de la generación de sistemas
convectivos de alta temperatura de menor tamaño volumen y duración más corta (por
ejemplo, 5 × 105 años; Cathles et al., 1997). También hemos considerado la posibilidad de que
fases más pequeñas, pre-mineralización, de las intrusiones pueden haber sido por cámaras
dinámicas de magma que procesaban mucho mayores cantidades de magma y por lo tanto
generó mucho mayor cantidades de calor que es evidente a partir de la masa de rocas, pero las
intrusiones félsicas dominadas no muestran evidencia de acumulación fraccionada y no
contienen unidades cíclicas u otras evidencia de un sistema reabastecido (Galley, 2003). En su
lugar, se componen de múltiples fases intrusivas separadas por contactos intrusivos de grano
fino (Goldie, 1976; Galley, 2003). Por lo tanto, aunque las intrusiones subvolcánicas de alto
nivel la mayoría probablemente contribuyó calor a los sistemas hidrotermales y ciertamente
identificar corredores térmicos-magmáticos- estructurales de larga vida, se requieren otras
fuentes para proporcionar el calor necesario para mantener sistemas convectivos de larga
duración y alta temperatura y generar rocas volcánicas félsicas FII-FIII-FIV. Estas observaciones
deben ser contadas por cualquier hipótesis que busca explicar la formación de FII, FIII, y FIV
rocas volcánicas félsicas y su relación con intrusiones subvolcánicas sistemas hidrotermals de
generación de VMS. En esta comunicación reevaluamos las condiciones físicas para la
petrogénesis de rocas volcánicas félsicas FI, FII y FIII-FIV y presentar un modelo petrogenético
conceptual para la formación de estas rocas y su relación con los depósitos VMS.
Fig 1. Campos aproximados para rocas volcánicas félsicas FI, FII y FIII basadas sobre las relaciones de fase de los
experimentos de fusión utilizando basalto seco, basalto H2O y anfibolita. Compilado de Wyllie y Wolf (1993), Rapp
(1995), y Wolf y Wyllie (1995). Minerales estables con altos coeficientes de partición. Para HREE y HFSE se muestran
con las abreviaturas: cpx = clinopyroxene, grt = granate, hbl = hornblenda, opx = ortopiroxeno.
Los efectos de P y T en la estabilidad mineral (por ejemplo, Wyllie y Wolf, 1993; Rapp, 1995) y
composiciones de fuentes (por ejemplo, Spulber y Rutherford, 1983; Beard y Lofgren, 1991) se
ha examinado la geoquímica de rocas volcánicas experimentalmente y se resumen en la Figura
1. La estabilidad campos en esta figura se basan en experimentos con una composición máfica
de la fuente de anfibolita, que es una aproximación cercana al basalto hidratado
metamorfoseado que se ha propuesto como el material de origen de las riolitas FII del Arcaico
por la mayoría de los trabajadores (por ejemplo, Campbell et al., 1981; Hart, 1984; Tabla 1).
A muy baja presión (~0.75-0.1 Gpa) y muy alta temperatura (1100º-900ºC) hay una inflexión en
la estabilidad del anfíbol tal que el anfíbol es reemplazado por clinopiroxeno como la fase
residual estable. En estas condiciones, <10% la fusión parcial producirá una fusión félsica que
es débil agotadas en HREE, metaluminosas y de alto contenido de SiO2, esencialmente una
composición de riolita FIII. Se interpretan las anomalías negativas de Eu de las rocas volcánicas
FII, FIII y FIV indican el equilibrio con una plagioclasa de fase residual (Fig. 1). También es
significativo que a estas altas temperaturas una fusión riolítica tiene una estructura menos
polimerizada y es capaz de acomodar mayores cantidades de HFSE, un diagnóstico
característico de las rocas volcánicas félsicas FIII y FII. Además, una fusión FIII o FII estaría
también próxima a la saturación de H2O, que, junto con las temperaturas más altas, daría
lugar a una menor viscosidad y facilitaría la separación de la masa fundida desde el reposo y
derretimiento del ascenso (por ejemplo, Huppert y Sparks, 1988). La petrogénesis de los
magmas FIV está en menor medida bien delimitados, ya que se dispone de menos análisis para
caracterizar su geoquímica, pero las abundancias generales más bajas de REE y HFSE sugieren
la formación en condiciones P-T similares a la Magmas FIII y derivación de una fuente más
agotada. En hecho, debe haber una continuación en la geoquímica de elementos traza de los
magmas derivados de riolíticos a dacíticos, como los fundidos se generan y extraen a través de
una amplia gama de profundidades y composiciones de origen. Esto se ilustra en la Figura 2,
donde los datos de rocas félsicas de diversos depósitos VMS superponen los campos de FI, FII,
FIII y FIV de rocas de origen volcánico que se derivan de datos en este estudio y de Lesher et al.
(1986). Las composiciones dentro de un campo varían no sólo con diferencias en las
condiciones P-T de fusión, también con diferencias en las composiciones de la fuente. En el
modelo propuesto aquí, no hay variaciones en el entorno tectónico o geológico edad se
requieren, sólo las diferencias en las profundidades de fusión y composición de la corteza
debido a diferencias en el grado de rifting y la evolución de la corteza. La geoquímica de rocas
volcánicas félsicas FI, FII y FIII-IV por variaciones en la mineralogía y composición de la corteza,
condiciones de fusión y, en menor medida, mediante procesos de fraccionamiento posteriores
(fig. 1).
Interpretación de la alta temperatura de erupción y contenido volátil para las riolitas FIII
también se reflejan en su morfología de flujo y texturas. Las riolitas FIII en Noranda forman
bajo relieve, amplias y extensas mesetas lóbulo-hialoclásticas que podrían solo estar
construido por un magma de viscosidad relativamente baja (Gibson, 1990; Gibson et al., 1999).
Estos flujos son generalmente amignoidal y localmente pumiceous a lo largo de los márgenes
del lóbulo, indicando un contenido volátil relativamente alto. Además, las riolitas FIII en
Noranda y Kidd Creek se caracterizan por un bajo contenido de fenocristales y
microfenocristales y con masas de tierra esferulíticas, texturas que son indicativas de erupción
en o por encima de temperaturas de fase líquida, que es consistente con su inferido, mayor
temperatura de formación (Gibson, 1990).
Una posible preocupación es la extracción física de magma en grados muy bajos de fusión
parcial. Sin embargo, Wolf y Rapp (1994) y Sawyer (2001) ilustraron que la interconectividad
de fusión se puede lograr y que el magma se puede extraer en condiciones de alta
temperatura y bajo grado de fusión propuesta para la formación de rocas volcánicas FII y FIII-IV
en la Figura 1 (Barba y Lofgren, 1991; Lobo y Wyllie, 1995; Bea, 1996).
Así, las composiciones relativamente constantes de las rocas volcánicas félsicas FII y FIIIIV
dentro de áreas individuales, las altas temperaturas de erupción (en o por encima de líquidas),
la bimodalidad de sucesiones volcánicas que albergan VMS, y la probable falta de gran cámara
de magma en la región de fusión (por ejemplo, Petford et al., 2000) indican que la cristalización
fraccionada dentro de las intrusiones subvolcánicas o en la fuente no podría haber generado o
modificado significativamente las composiciones de los magmas FII-FIII-IV. Por el contrario, las
rocas volcánicas FII y FIII-IV y sus intrusiones subvolcánicas asociadas son productos de
procesos de fusión parcial similares que funcionen bajo las mismas condiciones de presión
relativamente baja y temperatura elevada. Por lo tanto, las preguntas no son si las rocas
volcánicas félsicas FII y FIII-IV pueden formarse a través de procesos de alta temperatura de
fusión parcial, pero donde el ambiente de alto flujo de calor se desarrolla y si hay una conexión
entre este entorno y la metalogénesis VMS.
FIG. 2. Gráficos normalizados con condrita, que muestran el cambio con la edad de rocas volcánicas félsicas
predominantemente FIII a FII asociadas con depósitos VMS, excepto para riolitas FIII que albergan depósitos más
jóvenes y de mayor tonelaje (por ejemplo, Kidd Creek, Neves Corvo, United Verde, Eskay Creek). Normalización de
factores de Nakamura (1974). Depósitos mesozoicos: s = distrito de Hokuroko (Dudas et al., 1983), u = Eskay Creek
(Barrett y Sherlock, 1996a), ✚ = Seneca (McKinley et al., 1996), e = Murgul (Schneider et al., 1996). al., 1988), ∇ =
distrito de Shasta (Bence y Taylor, 1985; LaPierre et al., 1985). Yacimientos paleozoicos: s = faja de pirita ib érica
(Mitjavila et al., 1997), q = Neves Corvo (Grimes et al., 1998), v = Thalanga (Stolz, 1995), = Kutcho Creek (Barrett et
al., 1996), n = Benambra (Stolz et al., 1997), x = Myra Falls (Barrett y Sherlock, 1996b; Robinson et al., 1996), ✲ =
Brunswick 12— triángulo invertido lleno hasta la mitad (Lentz y Goodfellow, 1992), x = Heath Steele (Lentz y Wilson,
1997), u = Chester (van Staal et al., 1995), = Tulsequah Chief (Sebert y Barrett, 1996). Depósitos proterozoicos: u =
Garpenburg (Allen et al., 1996; Kumpulainen et al., 1996), s = Flin Flon (Syme, 1998), ✚ = Deri (Tiwary y Deb, 1997),
e = Boliden (Weihed et al., 1996), n = Stirling (Dostal et al., 1992), x = United Verde (Gustin, 1988, 1990). Depósitos
precámbricos: e = Kidd Creek (Campbell et al., 1984; Muirhead y Hutchinson, 1999; Hart, 2001), s = Manitouwadge
(Geco, Willroy, Willecho, Big Nama; Schandl et al., 1995), ∇ = Sturgeon Lake (Campbell et al., 1984; Hart, 2001), =
Selbaie (Barrie y Krogh, 1996), ✳ = Sulphur Spring (Vearncombe y Kerrich, 1999), q = Scuddles (Whitford y Ashley,
1992), x = South Bay (Thurston y Fryer, 1983), u = Noranda (Corbet: Barrett et al., 1993; Aldermac: Barrett et al.,
1991; Mobrun: Barrett et al., 1992; Horne y Quemont: MacLean y Hoy, 1991), x = Kamiskotia (Hart, 1984; Barrie y
Pattison, 1999).
4. Las rocas volcánica y sub-volcánicas félsicas de un VMS
Intrusión, petrogenética y su conexión
Un gran número de factores, incluyendo la fuente(s) de metales y azufre, profundidad del agua
(separación de fases), entorno volcánico (flujos frente a rocas volcánicas), procesos de
deposición, y estructuras volcánicas (fallas de bloques y estratos transversales hidrotermales
permeabilidad) influye en la formación y preservación de los depósitos VMS. Importante, debe
haber un calor fuente que es lo suficientemente grande, lo suficientemente caliente, y en un
adecuado nivel dentro de la corteza (dependiendo de la masa, temperatura, y permeabilidad)
para generar y mantener una larga vida, alta temperatura sistema hidrotermal convectivo, y
no debe ser suficientemente permeable para permitir la circulación hidrotermal y
depositacitación (Cathles et al., 1997; Barrie et al., 1999). Estos los factores son comunes a casi
todos los ambientes de rift, explicando por qué los depósitos de VMS se producen en una
amplia variedad de ambientes de rift volcánicos extensionales subacuáticos, incluyendo
oceánico, tras arco, ante arco, arco maduro, margen continental y rifts continentales (por
ejemplo, Sillitoe, 1982; Lentz, 1998; Franklin y otros, 1998).
Fig. 3. Modelo petrogenético conceptual para la formación de rocas volcánicas félsicas FII y FIII-IV por fusión parcial
en profundidades de la corteza progresivamente menos profundas en un entorno de rift. Flujo de calor elevado
combinado y un entorno de grieta extensional Permitir la fusión de la corteza a baja presión y temperatura más alta
dentro de la zona de permeabilidad de la fractura frágil y promover la convección, flujo de fluido de agua de mar. La
compleja disposición de las cámaras de magma representadas para los centros volcánicos félsicos FII corresponde al
hecho de que las rocas volcánicas félsicas FII que se forman por debajo de la profundidad máxima del flujo de fluido
convectivo son estériles, mientras que los que se forman por encima de esta profundidad pueden estar
mineralizados.
Sin embargo, riolitas FII asociadas con depósitos VMS ocurren en sucesiones volcánicas
bimodales (por ejemplo, Bathurst: Lentz y Goodfellow, 1992; Rio Tinto: Mitjavila et al., 1997;
Sturgeon Lake: Hart, 2001), mientras típicamente asociado con continuas sucesiones de
vulcanismo diferenciado (e.g., Buchanan et al., 2002; Moghazi, 2003). La baja proporción a casi
ausencia de basalto en algunos VMS-hosting FII (por ejemplo, Bathurst: Lentz y Goodfellow,
1992) y FIII (por ejemplo, Neves Corvo: Grimes et al., 1998) indican que las sucesiones de
basaltos derivados de magmas maficos o ultramáficos responsables de la fusión parcial no
pueden constituir una proporción significativa del material en erupción. Nuestra compilación
indica que las riolitas ricas en sílice FIII son no restringido al Arcaico y que se asocian con
muchos de los depósitos VMS de gran tonelaje y de grado superior (por ejemplo, Kidd Creek,
Neves Corvo, United Verde). Sin embargo, el composiciones de rocas volcánicas félsicas
asociadas con depósitos de VMS muestran una disminución general en las abundancias de
compatibles y elementos traza medianamente incompatibles (por ejemplo, Y, HREE), con sólo
un ligero aumento en las relaciones de elementos de alta a moderadamente incompatibles
(por ejemplo, La/Yb, Zr/Y, Ti/Zr) en el tiempo geológico, los depósitos VMS del Arcaico más
comúnmente se producen en las riolitas FIII y los depósitos VMS fanerozoicos ocurre más
comúnmente en rocas volcánicas félsicas FII (Fig. 2). Este cambio a las composiciones
dominantes de FII con el tiempo ha sido observado por otros investigadores y puede ser el
resultado de un número de factores, incluido un engrosamiento general de la corteza, lo que
resulta en una fusión a presión más profunda y por lo tanto más alta, en cambio a
composiciones de la corteza más félsicas, y, tal vez, diferentes procesos tectónicos (por
ejemplo, Lesher et al., 1986; Lentz, 1998; Piercey et al., 2003). Sin embargo, hay menos
estudios ejemplos de rocas volcánicas félsicas asociadas con depósitos VMS más jóvenes,
por lo que se requieren más datos para definir mejor esta tendencia. Sin embargo, la aparición
de riolitas FIII en algunas sucesiones volcánicas fanerozoicas hospedadoras de VMS indican
que el proceso ígneo responsables de la formación de las rocas volcánicas félsicas FII y FIII no
han cambiado apreciablemente con el tiempo.
Una lógica extensión de la generación de las rocas volcánicas félsicas FIII y FII por fusión
parcial, tal como se presenta en las Figuras 1 y 3, es que las rocas volcánicas félsicas de estas
composiciones deben ser observada en ambientes de rifts subaeriales, si las condiciones físicas
para la fusión son adecuadas. Respecto a esto, es significativo tener en cuenta que las riolitas
FIII ocurren en el sistema del río Columbia (Snake River rhyolites: Streck y Grunder, 1997), el
Río Gran Rift (Bandelier tuff: Valles caldera; Self y Sykes, 1996), la cordillera del Atlántico
Medio en Islandia (por ejemplo, Sigurdsson y Sparks, 1981), el rift del Medio Continente
(Lightfoot et al., 1999), y la cuenca del Paraná (Garland et al., 1995). Aunque los depósitos VMS
no se forman en rifts subaeriales, este entorno es favorable para la formación de depósitos
epitermales de metales preciosos. Por ejemplo, los valles de calderas, localizada a lo largo del
Gran rift, hospeda una activa intracaldera epitermal incipiente, sistema hidrotermal de metales
preciosos. Esto sugiere un sistema relacionado entre los dos tipos de mineralización
propuestos por otros autores (por ejemplo, Hannington et al., 1999b).
5. Resumen y conclusiones
Hay una serie de aplicaciones de estos hallazgos en la exploración para los depósitos VMS:
- Los depósitos VMS suelen estar alojados en sistemas bimodales, sucesiones volcánicas
máficas con rocas volcánicas félsicas FII, FIII y FIV que muestran una variación
geoquímica mínima y no por rocas volcánicas félsicas FI.
- Existe una asociación preferencial de depósitos de VMS con rocas volcánicas félsicas
FII, FIII y FIV que se encuentran en una variedad de los ambientes volcánicos
subacuáticos extensionales relacionados con los rifts, incluido el oceánico, el tras arco,
el ante arco, el arco maduro, el margen continental, y paleorifts continentales.
- Como han señalado Lesher et al. (1986), algunas sucesiones de VMS (por ejemplo,
Sturgeon Lake, Confederation Lake) contienen Rocas volcánicas félsicas FI y rocas
volcánicas de félsicas FII o FIII. Por lo tanto, el muestreo cuidadoso y sistemático es
crítico en la utilización de la geoquímica de elementos traza como instrumento en la
exploración de minerales (Lesher et al., 1986).