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Tipos de pareja según H. E.

Ritcher (1970)

Este autor las clasifica según el comportamiento


sintomático:

 Parejas con comportamientos fóbicos: se mantienen


aisladas del “mundo exterior” por temor a no ser
comprendidos, aceptados tomados en cuenta. Aunque
aparentan ser una pareja normal.

 Pareja con comportamiento histeroide: aquí uno de


los cónyuges tiene las riendas de la relación pero su
inseguridad se la contagia al otro. Es llamada también
“pareja teatro”, donde cada uno desempeña su papel,
produciendo comportamientos depresivos.

 Pareja con comportamiento esquizoide: en la pareja


existe un distanciamiento debido a que los intentos de
superación del otro los ve como amenazantes por lo que
busca la forma de evitarlo.

 Pareja con comportamiento epileptoide: tienen temor


de todo lo que este fuera de la pareja por lo que
necesitan mutuamente para sentirse seguros. Solo se
comunican en el campo sexual pero donde no están
presentes los sentimientos y las emociones. A pesar de
los años juntos, la monotonía se encuentra presente en
su relación.
Expectativas cambios de pareja

Resulta que todos tenemos expectativas, por lo general nos


gusta fijarnos metas altas y está bien, la idea es que siempre
sientas motivación e intentes superarlas; incluso, está bien
tener expectativas para sí mismo, por ejemplo, las que te
ayudan a alcanzar tus éxitos personales, ya sea en el campo
laboral, académico, familiar o social.

Sin embargo, cuando dichas expectativas están relacionadas


con otras personas, debemos tener mucho cuidado de no
sobrepasar la realidad, pues ser muy estrictos con las otras
personas, nos puede llevar también al fracaso y a sentirnos
desdichados.

Si ves que tus relaciones, últimamente, han fracasado y


sientes decepción después de compartir algo de tiempo con
esa persona, debes hacer un alto en el camino y gestionar
qué está pasando; aprende cómo invertir los roles en la
relación y empieza a construir un vínculo afectivo sano.

Expectativas irreales

Este tipo de expectativas van acompañadas, normalmente,


por sentimientos de frustración y decepción; son ideas,
usualmente, fantasiosas que poco concuerdan con nosotros y
la relación de pareja e impactan negativamente porque se
forman a partir de las falsas apariencias o la idealización
del otro. Es decir, suponemos que esa persona es de tal
manera, pero en realidad es distinta, lo cual nos lleva a un
conflicto interno y, tal vez, a esperar que actúe según nuestra
perspectiva.

Querer cambiar a la persona en sí es una acción


intolerante, nadie tiene la obligación de actuar de acuerdo
al agrado de otro: se trata más bien de entender las
diferencias y aceptar a los demás tal y como son. Así dejarías
de ser tú y no podrías manifestar ninguna de las cualidades
que te otorgan autenticidad.

Otra expectativa irreal es pretender que esa persona tenga


exclusividad contigo; es decir, que solo esté para ti y literal
solo tenga ojos para ti. Hay que dejar claro que esto se trata
de celos y no de lealtad; si tú no confías en tu pareja y le
exiges exclusividad para tranquilizarte, lo único que
encontraras será un sentimiento de persecución y asfixia.

Expectativas a conciencia

Expectativas son saludables y positivas; son las que impactan


en el crecimiento personal y la inclusión de la otra persona
como independiente en nuestra vida. En este caso, se da la
autorreflexión, la empatía con la pareja y los acuerdos para el
entendimiento mutuo. Encaja perfectamente eso de que el
cerebro se enamora pero el corazón no porque usas la
inteligencia emocional.

Para mitigar la decepción, la solución primera sería no


esperar nada de nadie ni de nada, eliminar las expectativas
como tal y dejar que las cosas fluyan en libertad. Sin
embargo, como seres humanos, esta tarea es bastante difícil,
de hecho, significaría un vuelco total que implica una
reprogramación mental; en definitiva, no es la opción más
conveniente.

Entonces, si queremos impactar, de forma positiva, la relación


de pareja a partir de las expectativas a conciencia, debemos
establecer una comunicación óptima donde ambos
expresen las de cada uno. Hablar de este tema hará que la
relación se fortalezca, se dé pie a acuerdos y, en otros casos,
a intentar ceder en los desacuerdos.
Qué se hace en la Terapia?

Los miembros que la conforman acuden a una primera sesión


en la cual el terapeuta les tomará algunos datos generales de
utilidad para comenzar a comprender la dinámica general de
la relación, como por ejemplo los años que llevan juntos, si al
momento de la terapia viven juntos o no, si ha habido
separaciones significativas, la existencia de hijos.
En las sesiones, ambos tendrán espacio para hablar y
expresar libremente sus conflictos, pensamientos o ideas,
emociones. Sin embargo, en el contexto de la terapia, el
psicólogo les ayudará a generar las condiciones para que
dicha expresión sea positiva y funcional y no neurótica o
negativa.
 Establecer objetivos o metas comunes es la primera labor del
terapeuta y de los consultantes.

 Promover que a través del diálogo y una comunicación asertiva,


los 3 involucrados definan una problemática en común y su
respectiva meta o metas. Esto requiere de mucha voluntad y
compromiso de parte de la pareja.

 Una segunda tarea a realizar en la terapia, es el comprender y


ejercitar aspectos básicos para una relación sana.
Por tal motivo se le ayuda a la pareja a entender sus patrones de
comunicación y posteriormente se ejercita con ellos en la sesión y a
través de ejercicios, en casa, estilos de comunicación más
funcionales, disponibles y adecuados para ellos.

¿Qué beneficios obtenemos al ir a Terapia de Pareja?


Mejora la Comunicación en Pareja
Fomenta Perspectivas sobre la relación más objetivas y funcionales.
Identifica los recursos de la relación y sus miembros y les enseña a
utilizarlos en su vida cotidiana.
Incrementa las capacidades de negociación, acuerdo y resolución de
los conflictos.
Mejora las capacidades expresivas de los pensamientos, emociones y
conductas.
Desarrolla actitudes afines al establecimiento de un mayor
compromiso con la relación y con el otro.
Fomenta la intimidad entre los miembros.
Favorece la expresión y experiencia de la sexualidad.
Incrementa los niveles de satisfacción en la relación, así como de
bienestar emocional de cada una de las partes, por ende, mejora la
calidad de vida.

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