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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Politécnica Territorial de Lara ´´Andrés Eloy Blanco´´
Barquisimeto-Edo. Lara

DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y LA DEMOCRACIA


PARTICIPATIVA Y PROTAGONICA

Cátedra:
Electiva II
Participante
Maryori Gutiérrez
C.I: 30301159

Barquisimeto, Diciembre 2020


Al estudiar la Democracia, se tiene que entender que en la época antigua se
definía de forma diferente a la actual; de igual manera, se puede apreciar la
diferencia entre la Democracia representativa y la democracia participativa y
protagónica. En la primera la concepción de representación política en sus
orígenes, no estuvo asociada a una forma de gobierno democrática, ya que
pretendió establecer un puente entre poder nominal y ejercicio del poder mediante
una figura de representación.

Al respecto, Thomas Hobbes en el capítulo de XVI del Leviatán, realizó un


análisis sobre la representación política, y distinguió entre la persona natural cuyas
palabras y acciones son propias y la persona artificial que encarna palabras o
acciones de otras. Pese que el escrito del autor no propuso una amplia discusión
en términos de soberanía popular, como tal vez se hubiere esperado, trasciende
por emplear el concepto de representación para justificar la obligación política de
los súbditos hacia el soberano y legitimar la autoridad de este último (Hobbes,
1976).

Cabe destacar, las ideas de James Madison (1974) en El Federalista, cuando


expresa que la representación política constituía un sustituto ideal de la
democracia directa en países de gran extensión. Para él, las instituciones
representativas eran vistas como lugares de representación de personas, no de
intereses. De hecho consideró que la existencia de intereses y de facciones
constituía una amenaza para el bien común; pero era inevitable que se
acrecentaran en países de gran extensión. Con el desarrollo del pensamiento
liberal, el vínculo entre intereses y representación política se expresa en los
escritos de los utilitaristas Bentham y Mill; para quienes la representación resulta
la mejor manera de asegurar la congruencia de intereses entre la comunidad y el
gobierno. Ambos autores, consideran que la elección frecuente de los
representantes garantizaba que actuaran acorde a los intereses de sus electores.
Por otro lado, en los sistemas políticos modernos la representación no debe
concebirse como un acto directo e inmediato, por lo que la política implica
inevitablemente delegar el poder en personas con liderazgo, debido a que es difícil
organizar la participación masiva. Se trata entonces, de una relación de muchas
personas con una sola; lo cual obliga hallar representantes aptos y capaces de
defender necesidades e intereses de un colectivo social particular. Al respecto,
Sartori (1999) expresa “Las dos características definitorias de este concepto son,
una sustitución en la que una persona habla y actúa en nombre de otra; bajo la
condición de hacerlo en interés del representado” (p.2). En general, la
representación permite una política positiva que evita la polarización en la
sociedad y las situaciones de inestabilidad; además, las minorías tienen voz y sus
derechos están mejor protegidos.

En el caso de la Democracia “participativa y protagónica”  en nuestro país se


viene desarrollando desde 1999, y dando respuesta a una aspiración muy sentida
por amplios sectores de la sociedad desde los años ochenta. De manera que los
venezolanos no se plantearon en los años noventa una “transición” desde el
autoritarismo a una “democracia restringida”, los diversos movimientos sociales y
de protesta, que se multiplicaban en el país, así como algunos partidos, exigían
una reforma del Estado para alcanzar una democracia más “profunda”, más
“integral”.

Para ello, se eligió e instaló la Asamblea Constituyente, y se elaboró la


Constitución que materializó la demanda por años postergada; ya que la
democracia no debe restringirse exclusivamente a la esfera política, sino que debe
impregnar todos los espacios de la vida social; de manera que se ha incorporado
en su discurso propuestas novedosas en el abordaje de los graves problemas de
exclusión e injusticia social de las mayorías del país. Por ir a contracorriente del
pensamiento hegemónico mundial, ha sido vista con desconfianza y franca
aversión, tanto por algunos actores sociopolíticos y factores de poder en la
sociedad venezolana, como por parte de factores hegemónicos del sistema
capitalista mundial.

De igual modo, despertó inicialmente gran desconfianza entre grupos y


actores políticos de izquierda, entre otras razones, por provenir principalmente de
actores distintos a la izquierda tradicional, y porque sus bases filosóficas hunden
sus raíces en fuentes distintas a las del pensamiento marxista tradicional. En tal
sentido, la democracia “participativa y protagónica”, que se asentó en la nueva
Constitución de 1999, procede en lo fundamental del pensamiento liberal
progresista de Rousseau y Stuart Mill; donde la nueva Carta Magna consagra el
derecho a la participación de los ciudadanos de manera directa, no sólo en el
proceso del sufragio, sino también en la “formación, ejecución, y control de la
gestión pública” (Exposición de Motivos, Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (1999).

Cabe destacar, que en nuestros planes de la Nación para el actual período


constitucional, se considera que la participación propicia el auto desarrollo, inculca
la corresponsabilidad e impulsa el “protagonismo” de los ciudadanos. Estos son,
de acuerdo con el proyecto bolivariano, los soportes desde los que debe emerger
una sociedad igualitaria, solidaria y democrática. De manera que nuestro sistema
democrático con es más justo, más humano y escucha el sentir del pueblo para su
propio beneficio y bienestar social.

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