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Introducciön:
Desarrollo:
Conclusión:
Fuentes de Investigación:
Introducción.
Jesús indicó que toda la ley se resumía en esto: “Y amarás a Jehová tu Dios
de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y amarás a
tu prójimo como a ti mismo”. En esta sola frase se resume la ley moral
mosaica, y Jesucristo fue más allá en el sermón de la montaña,
proponiendo a sus seguidores una actitud proactiva y contracultural hacia
el prójimo: “Hacer con los demás como te gustaría que hicieran contigo”.
Todos sabemos que los valores no se transmiten por medio de discursos teóricos y
fríos sino mediante modelos vivos y reales que se presentan, se aprenden y se
imitan.
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TEMA PARA ENSAYO JOVENES Y REINO
Con entrevistas a más de 9.700 jóvenes de entre 15 y 29 años en todo el país, el Instituto Nacional
de Juventud realizó la 9° Encuesta Nacional de la Juventud 2018, que entrega interesantes datos
sobre este segmento y los compara con las tendencias de los adultos en Chile. Estos son algunos
de los resultados que hemos publicado.
Jóvenes y trabajo
Según los resultados, con respecto al ámbito laboral, ocho de cada 10 jóvenes realiza alguna
actividad laboral y/o educacional. Los jóvenes que no estudian ni trabajan lo hacen por tener otras
responsabilidades, y de estos, uno de cada tres volvería al trabajo si tuviera espacios y ayuda para
el cuidado de sus hijos.
Sobre esta situación el Director Nacional de INJUV Mirko Salfate rescató las intenciones y el
esfuerzo que hacen los jóvenes laboralmente inactivos. “Sabemos que la mayoría de quienes se
encuentran en ese contexto es por razones externas, siendo las mujeres las principales afectadas,
en la medida en que se delegan en ellas responsabilidades del hogar, como el cuidado de hijos o
familiares”-
Además, la encuesta dio a conocer que los jóvenes tienen grandes expectativas de su educación.
A la gran mayoría de les gustaría alcanzar un nivel superior, ya sea técnico, universitario o de
posgrado, mientras que el 29% ya cuenta con un título profesional Las razones centrales que
señalan para esto son “desarrollarse”, “aprender más” y “conseguir un trabajo que les guste”.
Planificación familiar
De acuerdo a la medición, cada vez son menos los jóvenes que tienen hijos. un 25% de los
encuestados ya es padre o madre, porcentaje está por debajo del 31,4% obtenido en 2015. En el
caso de los hombres, el porcentaje bajó de 22,1% a 17,2% y en las mujeres bajó de 40,9% a 33,1%.
Además, un 64,9% tiene intenciones de ser padres en el futuro.
Sobre su actual estado civil, un 48% se declara soltero o soltera, un 24% está pololeando, un 14%
conviviendo con su pareja, un 6% "andando" con alguien y solamente un 4,2% está casado.
La gran mayoría de los encuestados vive en la casa de sus padres (71,1%). De estos, un 43,6%
señaló que vive con ambos padres, un 23,5% que vive solo con su madre y un 4,2% lo hace
solamente con su padre. Un 15,1% lo hace en un lugar propio.
La mitad de los que viven con sus padres lo haría al "tener independencia económica" (50,8%),
mientras que un 21,7% no ha pensado todavía en dejar de vivir con ellos.
Sobre su comportamiento usando tecnologías, la IX Encuesta mostró que los jóvenes en Chile
presentan “niveles de uso de internet similares a los de los adolescentes de países desarrollados”,
según el Director Nacional de INJUV. Los jóvenes entre 15 y 19 años pasan 7,2 horas promedio
usando internet y los de entre 20 y 24 están conectados 6,5 horas, mientras que los de entre 25 y
29 lo hacen durante 5,7 horas.
¿Las principales actividades que realizan en internet? Chatear con amigos y la familia (83,3%);
descargar y/o escuchar música o videos (54,8%); compartir memes (48,3%); y buscar información
para estudio o trabajo (37,5%).
Ministerio Juvenil en la
Posmodernidad
Lucas Leys
Hace unos años le escuché decir a John Stott: «cada cristiano necesita dos conversiones: una
desde el mundo a Cristo y otra de nuevo al mundo pero con Cristo.» Me quedé pensando…
Meses atrás hablaba con un grupo de líderes juveniles de una ciudad capital que cuando les
dije que mi pretensión era reflexionar acerca de cómo establecer un ministerio juvenil
«posmoderno» se les cayó la mandíbula. Me miraron con sopor y me hicieron recordar una
historia de mi niñez…
Cuando era chico mi mamá me leía muchos cuentos. Una noche me leyó una historia que
incluía la palabra «terrícola» la cuál me llamó mucho la atención y enseguida me la aprendí. Al
día siguiente estaba jugando con uno de mis amiguitos cuando me acordé de la palabra y le
dije—tu eres un terrícola—Mi amigo me miró y me dijo que yo era un estúpido. Yo me reí
dándome cuenta que él no sabía lo que significaba la palabra y le repetí: tu eres un terrícola,
puedes preguntarle a tu mamá— Él me miró todavía más enojado y me dijo una mala palabra
que es muy común en mi país. Ahí me enojé yo y fui a buscar a su mamá para que le diga que
él si era un terrícola. Le dije: señora, ¿Cierto que Fernando es un terrícola? Sin saber lo que
ocurría la madre se rió y mirándolo dijo—Sí, claro. Mi amiguito se puso a llorar… Lo mismo
estaban haciendo estos líderes. Nos guste o no nos guste la palabra, este es el tiempo que
nos toca vivir. Por diseño de Dios vivimos en esta etapa de la historia humana y es a estas
generaciones que nuestros ministerios juveniles están enfocados. Los efectos malos de
nuestra cultura debemos resistirlos con perspicacia espiritual, los efectos buenos debemos
aprovecharlos y los códigos de esta generación es lo que debemos usar para dialogar con la
juventud que queremos afectar. El conocido filósofo Voltaire solía decir: «Si quieren
comunicarse conmigo tienen que entender mi idioma.»
Suma de Proyectos
El mundo entero se sigue moviendo hacia una sociedad pluralista a la vez que integrada. La
llamada globalización o «la gran aldea» tiende a disminuir las defensas ideológicas y acerca a
las partes y eso tiene sus ventajas. Es fácil darse cuenta que lo mismo ocurre con la iglesia.
La versión eclesiástica de esta realidad se inició con la aparición de sellos
interdenominacionales, movimientos, pastores itinerantes, evangelistas masivos, para-
eclesiásticas sin representatividad denominacional y sobre todo medios de comunicación
cristianos. Los jóvenes criados en este clima histórico no tienen ningún interés en las
diferencias denominación y ya el localismo no es tan fuerte. Estos jóvenes son los
protagonistas de la esperanza tan añorada de una Iglesia unida y resistir eso no solo es
ingenuo estratégicamente sino una herejía ya que la iglesia fue siempre solo una. Pero vamos
a lo práctico: Si una iglesia tiene a diez adolescentes y otra a dos cuadras tiene otros diez,
ambos grupos pueden y quizás deben entrar en contacto. Claro que cada iglesia no tiene por
qué perder su perfil. Pero es innegable que para que la juventud de cada barrio sea alcanzada
más efectivamente con el mensaje transformador de Cristo es necesario que muchos grupos
juveniles decidan trabajar de manera conjunta. Más y más se va a escuchar de redes de
trabajo juvenil que están avanzando por todo el continente. Líderes juveniles que se dediquen
de una vez por toda a acercarse al resto de los líderes juveniles de las iglesias de su zona o
ciudad para planear actividades conjuntas y hacer un mejor uso de sus recursos. Es increíble
el entusiasmo que generan estos ministerios juveniles que deciden pensar fuera de la caja y
empiezan a entrelazar energías para avanzar sobre una ciudad o comunidad.
La Actualización de los Métodos
Otro detalle no necesariamente malo de nuestro tiempo es que la posmodernidad descalificó
muchos métodos que hace unos años eran efectivos pero hoy es evidente que ya no lo son.
Hace unos años Malco Petterson decía: «Es hora de dejar los métodos de los cincuenta en el
museo y movilizar a nuestros adolescentes para servir en los noventa.» Ahora ya estamos del
otro lado del milenio y eso acrecienta la necesidad de preguntarnos: ¿Por qué hacemos lo que
hacemos? ¿Funciona? Si estamos de acuerdo en que las tendencias sociales progresan y
varían y que la problemática adolescente de nuestro tiempo y espacio es particular tendremos
que estar de acuerdo en afirmar que nuestros métodos deben ser revisados, al punto de
adquirir verdadero contacto con la realidad que nos rodea. La planeación de las actividades
debe prever la utilización de recursos propios de nuestro tiempo. Si admitimos que la sociedad
esta mediatizada y reconocemos que el noventa por ciento del tiempo los adolescentes están
en contacto con la música de las «FM» no podemos tardar en darnos cuenta que nuestro
programa debería considerar qué tiene la radio que podemos traer a nuestras actividades. La
discusión de películas de video, la distribución de video clips con mensajes cristianos, la
concurrencia u organización de conciertos, el uso de tecnología, paginas Web y demás
actividades deben planearse activamente como parte de la estrategia «espiritual» de la
Iglesia. No podemos ignorar que para los jóvenes que no fueron criados en la iglesia, el
sistema «reunión de predicación» es una píldora muy difícil de tragar.
Pluralismo, globalización, posmodernidad, tecnología, nuevo milenio, revolución, variedad, son
todos conceptos y realidades que nos reclaman un esfuerzo mayor a la hora de establecer
nuestros métodos y por eso los líderes que trabajan con esta cultura emergente tienen que
estar bien empapados de reflexión en este sentido.
La siguiente es una lista de preguntas que se hacen los líderes que no quieren dejar que las
nubes de estancamiento nublen su visión y sus estrategias:
Personalmente me encantan las preguntas. Sirven para evaluar, para abrir y para iluminar.
Por eso ahora van algunas de orden más privado. Te propongo una lista de ciertas preguntas
que aprendí a hacerme cada tanto:
– Cuando mis jóvenes me miran, ¿Están aprendiendo a amar a Dios con todo su corazón,
alma, mente y cuerpos?
– ¿Me ven confiando en Dios para guía y sabiduría en cómo manejo mis responsabilidades,
administro mis posesiones y demás?
– ¿Notan que me vuelvo a Dios cuando tengo ansiedad, problemas, o enfermedad?
– ¿Notan mi compromiso con Cristo pasando tiempo en lectura y estudio de la Biblia?
– ¿Saben que la oración es parte importante de mi vida?
– ¿Están aprendiendo lo que significa cargar con la cruz y vivir una vida cristiana como
discípulos?
– ¿Ven que Dios es central en mis pensamientos y acciones constantemente o solamente los
domingos por la mañana?
– ¿Notan que me intereso por la familia, los amigos y los » leprosos y extranjeros» de este
mundo?
– ¿Están aprendiendo a ser compasivos y centrados en Cristo en lugar de insensibles y
egocéntricos?
– ¿Están aprendiendo a no hablar por detrás de la gente?
– ¿Qué tipo de madurez estoy modelando ultimamente?
Tu puedes agregar las tuyas.
Sea en la posmodernidad o en cualquier otro tiempo, los líderes maduros suman a la unidad
de la Iglesia sabiendo que unidos somos más fuertes, actualizan sus métodos y estrategias
para ser efectivos en un contexto determinado y sobre todo cuidan su corazón.
Son muchas las vanas leyes de esta era y todas solo buscan hacia el palacer de uno mismo de todo esto
nacen el Hedonismo, el Narcisismo, el relativismo, conformismo y muchos ismo mas que solo dañan
nuestra relacion con Dios. Debemos de tener los ojos puestos en el Blanco Perfecto que es Cristo Jesus,
aunque a muchos les parece que somos aburridos, o pasados de moda La Biblia no nos dice eso, como
Joven Cristiano debes entender algo y es que se nos ha dado el privilegio de ser Hijos de Dios, una
Nacion santa apartada para Dios no te dejes llevar por los palaceres de esta vida que en nada nos ayudan,
si no mas bien demosle un Giro de 180° a esta era levantemonos y hagamonos notar que estamos aqui
que somo los escogidos del Creador del Universo. Y comenzemos a vivir una vida Santa y asi seremos
una Generacion Radical.
– “La religión no está de moda, lo que se lleva es ser ateo y decir que no se cree en nada, salvo
en las propias capacidades” (Gemma).
– “A veces, más que falta de fe, los jóvenes tienen desconocimiento sobre lo que tiene que ver
con Dios: no lo reciben de sus padres. Pienso que, como antiguamente las familias eran más
creyentes, los hijos también lo eran, pero hoy en día ya hay muchas familias que no lo son y por
ello a lo mejor sus hijos, por no verlo desde pequeñitos, no ven la fe como algo normal”
(Noelia).
– “En sus casas muchas familias ya no inculcan la fe. Los padres han dejado de apoyar la
enseñanza religiosa de sus hijos” (Mónica).
“Actualmente las personas viven sin un sentido, vacíos por dentro porque nadie les ha dicho
que Dios les ama y que Jesucristo no ha venido a fastidiarte la vida, sino que desea que
encontremos un sentido a nuestros sufrimientos, a las incertidumbres de la vida y dejemos de
vivir mirándonos al ombligo, pensando que la satisfacción de uno mismo es lo primero, antes
que la de los demás” (Ester).
“La sociedad está cambiando y evolucionando hacia el futuro, pero la Iglesia y las
instituciones religiosas en general se han quedado ancladas en el pasado” (Nacho).
– “Muchos ven la Iglesia como algo negativo y que no sirve para nada; pero la mayoría habla
según la mala imagen que están trasmitiendo los medios de comunicación, que cada vez que
hablan de la Iglesia es para decir lo malo” (Laura).
“La Iglesia debería hacer un esfuerzo extra, como hizo Jesús, para transmitir su mensaje a los
jóvenes alejados de la fe, para que estos vieran la fe como una manera de completarse como
personas. Para ello, debe ser una institución más abierta y flexible” (Nacho).
– “A veces yo creo que los jóvenes tienen la semilla de la fe en sus corazones, pero no ha
germinado como debe ser, porque en parte quienes decimos que somos creyentes y practicantes
tenemos una fe débil, una fe que no arde en amor de Dios” (Marta).
“Una mayoría de los jóvenes cristianos de hoy en día no tiene una vida donde la fe se
encuentre presente, donde la fe sea una parte imprescindible, no sólo para vivir la religión,
sino para poder ser felices”.- Esta frase intuye que la fe cristiana sólo hace feliz si se vive en
plenitud y no con mediocridad. Para que la relación con Dios llene la vida de una persona, en
este caso de una persona joven, hace falta un trabajo previo de profundización en sus propias
preguntas e inquietudes, pues “la escucha de la llamada de la Presencia [de Dios] requiere pasar
de la superficialidad de la vida a la recuperación del centro de la persona”[8]. Este
reconocimiento y entrega sincera a la Presencia de Dios va a exigir el proceso que los primeros
cristianos llamaban conversión, pues, como solía decir Casiano Floristán, en la antigua Iglesia
se bautizaban los convertidos; pero ahora, en cambio, se tienen que convertir los ya
bautizados[9].
– “Actualmente las personas viven sin un sentido, vacíos por dentro, porque nadie les ha dicho
que Dios les ama y que Jesucristo no ha venido a fastidiarte la vida, sino que desea que
encontremos un sentido”.- Nos invita Benedicto XVI a tener “la mirada fija en Jesucristo, «que
inició y completa nuestra fe» (Hb 12,2): en él encuentra su cumplimiento todo afán y todo
anhelo del corazón humano” (PF 13) y a “que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la
relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la
garantía de un amor auténtico y duradero” (PF 15). Ese volver a centrar en Jesucristo nuestra
acción pastoral es muy importante, pues “lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro
con una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la explicación de
la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y continúa la construcción de su
Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería
de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos” (PF 11). Sólo el Evangelio de Jesús
puede llenar esos vacíos mencionados en la frase arriba señalada. Pero esa propuesta no debe
llegar a los jóvenes desde arriba o desde lejos, sino desde personas que comparten vida con
ellos, como nos sugiere la Propuesta 51 del Sínodo de Obispos de octubre de 2012: “Donde
quiera que estén, en casa, en la escuela o en la comunidad cristiana, es necesario que los
evangelizadores encuentren a los jóvenes y pasen tiempo con ellos, que les propongan y los
acompañen en el seguimiento de Jesús, les guíen a descubrir su vocación en la vida y en la
Iglesia”.
– “Quienes decimos que somos creyentes y practicantes tenemos una fe débil, una fe que no
arde en amor de Dios”.- Dice Martín Velasco que “es frecuente que los cristianos lamentemos
y denunciemos la extensión de la increencia a nuestro alrededor y el clima de indiferencia de
nuestras sociedades, dando por supuesta nuestra condición de creyentes, pro sin preguntarnos
seriamente por nuestra verdadera situación en relación con la fe”[10]. Sobre la importancia del
testimonio de los que somos creyentes, afirma Benedicto XVI que “la renovación de la Iglesia
pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma
existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la
Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó” (PF 6). ¿Cómo vivimos la fe los que queremos
transmitírsela a los jóvenes? ¿Estamos verdaderamente en camino para “descubrir de nuevo el
gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la
vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos” (PF 3)?
– “La Iglesia nos parece arcaica, estancada, estática”.- Los jóvenes necesitan experimentar la
existencia de comunidades eclesiales cercanas, acogedoras y comprometidas con el mundo
moderno. El propio Papa dice que “los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el
patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y
profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en
condiciones históricas distintas a las del pasado” (PF 4). En el caso de la Pastoral Juvenil esta
inquietud es especialmente urgente.
– “Muchos jóvenes pierden la fe por la misma razón que han perdido la ilusión por muchas
cosas”.- Por eso urge presentar una fe cristianailusionante, para “redescubrir la alegría de creer
y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe” (PF 7). Esto nos debe llevar a
“confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza” (PF 9).
– “Muchos jóvenes de hoy tienen como mentalidad la ley del mínimo esfuerzo”.- En ese
contexto, nos puede servir, con tal que lo traduzcamos a procesos educativos, este consejo
paulino: “Llegados sus últimos días, el apóstol Pablo pidió al discípulo Timoteo que «buscara
la fe» (cf. 2 Tm 2,22) con la misma constancia de cuando era niño (cf. 2 Tm 3,15). Escuchemos
esta invitación como dirigida a cada uno de nosotros, para que nadie se vuelva perezoso en la
fe” (PF 15).
– “Quizá creer en Alguien superior nos hace sentirnos pequeños, y eso es algo que no nos
gusta”. “Hoy no se cree sólo por miedo, y la Iglesia no ha buscado otras formas atractivas y
convincentes por sí mismas de presentar la fe”. “Lo que se lleva es ser ateo y decir que no se
cree en nada, salvo en las propias capacidades”.- Con estos jóvenes, como durante toda la
modernidad, un gran reto pastoral es mostrar que la fe en el Dios de Jesucristo no nos quita
nada ni nos anula como personas, sino todo lo contario. Por eso “necesitamos reformular en
términos de amor la concepción tradicional de la omnipotencia divina (P. Ricoeur)”[13]. Sigue
siendo importante, por tanto, tener en cuenta el reproche de Nietzsche: “Cristianos, si queréis
que crea en vuestro redentor, tendría que veros más alegres y salvados”. Que los testigos de la
fe nos mostremos así, verdaderamente alegres, salvados, humanizados, es muy importante.
– “Hay jóvenes que tienen fe, pero no de la misma manera que antiguamente”.- No podemos
transmitir a los jóvenes formas culturales pasadas e identificarlas con la fe, pero que en realidad
no pertenecen al núcleo del Evangelio. Puede que el diálogo con los jóvenes creyentes de hoy,
que creen de otra forma, nos ayude a purificar nuestra fe de las adherencias prescindibles que la
han ido lastrando. ¿Por qué no van a poder aportar ellos vivencias auténticas? Como dice
Martín Velasco, “todo creyente es a la vez fidelis et infidelis, creyente y no creyente”[14].
– “Hay jóvenes que, aunque no llevan por delante la bandera del “yo creo”, están muy
comprometidos con el más débil. Y eso es en buena medida lo que Cristo quiso enseñarnos”.–
“Sólo el amor es digno de fe”, tituló el teólogo Hans Urs von Balthasar uno de sus libro. Dice el
Papa que “el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor,
único Salvador del mundo… Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva
vida… La «fe que actúa por el amor» (Ga 5,6) se convierte en un nuevo criterio de
pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombr” (PF 6). Luego, en PF 14,
Benedicto XVI afirma que sin caridad y atención a los necesitados no hay verdadera fe, y alude
a citas tan claras como Mt 25 y St 2,14-18: ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que
tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan
desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, abrigaos y
saciaos”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se
tienen obras, está muerta por dentro”. Como en tiempos de Jesús, los comprometidos con los
más débiles “andan cerca del Reino de Dios”. No lo olvidemos.
– “La gente joven varía mucho de estilo, de forma de pensar, de actuar, etc., a lo largo de la
juventud… Una duda honrada origina más fe que la mitad de las creencias”.- En efecto, “los
jóvenes están en el proceso de búsqueda de la verdad y del sentido de la vida que Jesús, que es
la Verdad, y su amigo, puede proporcionar (Propuesta 51 del Sínodo). A los jóvenes se puede
aplicar de modo especial esta frase: “Como la samaritana, también el hombre actual puede
sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él
y a extraer el agua viva que mana de su fuente” (PF 2). Lo importante es buscar: “No podemos
olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aun no reconociendo en ellos el don
de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del
mundo. Esta búsqueda es un auténtico «preámbulo» de la fe, porque lleva a las personas por el
camino que conduce al misterio de Dios” (PF 10). Es fundamental que la persona del joven
“llegue al fondo de sí mismo, al manantial del que brota el arroyo de su vida, al corazón, sede
de sus decisiones y deseos, y descubra, reconozca, realice: todas mis fuentes están en ti; tu luz
nos hace ver la luz”[15]. Por ello, hay que tener paciencia con sus procesos. Un santo de
nuestro tiempo, Charles de Foucauld, recuerda que, tras su conversión, “yo, que tanto había
dudado, no lo creí todo en un día”. El apóstol Pedro no fue siempre el del final: recordemos su
tortuoso y lento itinerario, negaciones incluidas, hacia la plena conversión[16]. Y si es verdad,
por ejemplo, que “muchosjóvenes buscan cierto refugio en la fe sólo en ciertas circunstancias
o vivencias de su vida, y la buscan como último recurso”, ¿cuántos santos y santas han
comenzado también así su camino de fe?