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“La persona Cara”

Dora Beatriz Franco.

“La persona Cara”, nombre sugerido por los niños de 3º de Primaria en un Colegio Privado
de la ciudad de Bogotá. (Década de los 90). Este nombre surge por la necesidad sentida
por los mismos niños de tener una persona de la familia que los acompañara durante el
tiempo de tareas en casa.

Uno de los requisitos que los colegios pregonan a los padres, es la compañía a sus hijos
durante el dispendioso trabajo de las tareas. Pero, ¿Cómo saber hacerlo? Los padres a su
vez, en su gran mayoría, hijos del mundo laboral, no disponen de tiempo y si así fuera, no
todos saben como acompañarlos. A su vez los niños en el proceso de aprendizaje, están
cada día en la conquista de habilidades que tienen que ver con la capacidad de
relacionarse con el otro y de afianzar su autoestima en el grupo escolar. De otra parte, es
en el hogar, lugar donde se empiezan a compartir las experiencias de vida social, donde se
regula la comunicación, se participa en las discusiones y se toman decisiones.
De igual modo, los padres o las personas que acompañan a los niños en el tiempo de sus
tareas escolares tienen percepciones y expectativas subjetivas con respecto a la educación
que están recibiendo tanto que algunas veces entran en conflicto directo con los maestros
o el sistema institucional. Pueden percibir parte de sus logros, sus victorias, sus derrotas,
sus niveles de ansiedad, el interés o no, por las materias de aprendizaje, por sus
profesores, sus compañeros. Implicaciones que tiene mucho que ver con el “tema casa”
donde se vive una experiencia de vida en común. Es allí donde los participantes se
organizan, identifican los conflictos, se armonizan, se motivan, crecen en su autoestima y
se fortalecen en todo lo que tiene que ver con las emociones, liberando dificultades que
pueden interferir con el aprendizaje; de aquí que “La persona Cara” quien tiene la función
de ser un interlocutor familiar, se originó de un trabajo de observación encaminado a
partir de la elaboración de de un instrumento elaborado junto con los niños, como de su
aplicación en campo.
Primera pregunta:

1. ¿Con cual persona te gustaría hacer tus tareas en casa?


Muchas fueron las respuestas en las cuales los niños manifestaban querer tener una
persona que no les generara estrés, mucho mejor que se divirtiera junto con ellos.
A este punto surgió otro campo de observación que trataré ahora de describirlo con
una segunda pregunta para los docentes:
2. ¿Para qué dejar la tarea a los niños?, ¿Cuál es el objetivo para que un niño la
mayor parte de veces destine el tiempo de su juego en quehaceres que conllevan a
trascribir textos, a ejercicios de memoria o, la repetición de ejercicios mecánicos
que bien se podrían desarrollar en clase bajo un modelo de juego?

3. ¿Que tan importante sería la tarea de diseñar ejercicios ingeniosos que se


elaboren a partir de espacios de diálogos y trabajos conjuntos que hagan parte
del rescate de las experiencias de los adultos como elementos para acompañar el
aprendizaje en los niños y sobretodo reforzar el grado de autoestima a través del
reconocimiento de familia y su apoyo constante.

A partir de estas dos cuestiones abrimos espacios de reencuentros todos juntos :


estudiantes, algunos profesores, padres, abuelos, tíos que creyeron en su
momento, cuanto importante buscar dentro de la familia personas que con su
comprensión y disponibilidad fueran una parte indispensable en la educación de
sus hijos, nietos y sobrinos.

Los hallazgos no dejaron de ser sorprendentes…

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