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Salamanca • 2015
Colección Temas y Perspectivas de la Historia, núm. 4
Editores: Paula Hernández Rodríguez, Gustavo Hernández Sánchez, Paula Ortega Martínez, Carlos Píriz
González y Pablo Poveda Arias.
Comité editorial: Jose Manuel Aldea Celada, Paula Hernández Rodríguez, Gustavo Hernández Sánchez,
Paula Ortega Martínez, Carlos Píriz González, Pablo Poveda Arias, Mª de los Reyes de Soto García y
Francisco J. Vicente Santos.
Consejo asesor: Enrique Ariño Gil (Universidad de Salamanca), Juan Andrés Blanco Rodríguez
(Unversidad de Salamanca) Mª Cruces Blázquez Cerrato (Universidad de Salamanca), André Carneiro
(Universidade de Évora), Julián Casanova Ruiz (Universidad de Zaragoza), Francisco Chacón Jiménez,
(Universidad de Murcia), Leonor Chocarro Peña (EEHAR-CSIC ), Rosa Cid López (Universidad de
Oviedo), Josefina Cuesta Bustillo (Universidad de Salamanca), Pablo de la C. Díaz Martínez (Universidad
de Salamanca), Ángel Esparza Arroyo (Universidad de Salamanca), Fábio Faversani (Universidade Federal
de Ouro Preto, Mariana, MG, Brasil), María Isabel Fierro Bello (CSIC), Mª José Hidalgo de la Vega
(Universidad de Salamanca), José Ignacio Izquierdo Misiego (Universidad de Salamanca), Iñaki Martín
Viso (Universidad de Salamanca), Esther Martínez Quinteiro (Universidad de Salamanca), María Paz Pando
Ballesteros (Universidad de Salamanca), Manuel Redero San Román (Universidad de Salamanca), Francisco
J. Rodríguez Jiménez (Universidad de Salamanca) y Manuel Salinas de Frías (Universidad de Salamanca).
Los textos publicados en el presente volumen han sido evaluados mediante el sistema de pares ciegos.
© Los autores
© AJHIS
© De la presente edición: Los editores
I.S.B.N.: 978-84-943493-3-1
Depósito legal: S.174-2015
Maquetación y cubierta: Paula Hernández Rodríguez, Gustavo Hernández Sánchez, Paula Ortega Martínez, Carlos
Píriz González y Pablo Poveda Arias.
Edita: Hergar ediciones Antema
Realiza: Gráficas LOPE
C/ Laguna Grande, 2-12 Polígono «El Montalvo II»
37008 Salamanca. España
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse,
registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni
por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético o electroóptico, por foto-
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Omnia vincit amor, et nos cedamus amori
(Virgilio, Églogas, X, 69)
ÍNDICE
Prólogo
Rafael García Mahíques.................................................................... 21-30
Introducción
Paula Hernández Rodríguez, Gustavo Hernández Sánchez, Paula Ortega
Martínez, Carlos Píriz González y Pablo Poveda Arias........................ 31-35
RESÚMENES.................................................................................... 37-114
CONTENIDO DEL CD
HISTORIA LGBT
PÓSTERES
Prologue
Rafael García Mahíques.................................................................... 21-30
Introduction
Paula Hernández Rodríguez, Gustavo Hernández Sánchez, Paula Ortega
Martínez, Carlos Píriz González and Pablo Poveda Arias................ 31-35
ABSTRACTS....................................................................................... 37-114
CD CONTENT
LGBT HISTORY
“Joy Still Must Sorrow, Sorrow Joy Attend”: The Love of Faust
and Marguerite in the Nineteenth Century Spanish Painting
María Victoria Álvarez Rodríguez.................................................... 497-515
PÓSTERS
este campo de estudios, puesto que tanto el amor como la sexualidad anidan
en lo más íntimo —y muchas veces inconfesable— del ser humano. Los
discursos históricos orientados a su comprensión, por tanto, pueden ser
muy diferentes en función de disciplinas históricas, incluso de métodos de
estudio, aunque al final en el mayor número de casos se trata de elaborar un
discurso interpretativo —gloria y miseria al mismo tiempo de todo discurso
histórico—, destinado a tratar de comprender aspectos que el paso del
tiempo ha ido erosionando.
La Historia del arte, como historia de la visualidad, nos puede
brindar en este sentido muchos aspectos de la realidad histórica que, a veces,
apenas necesitan palabras para ser comprendidos por el historiador (o el
espectador) actual. En el fondo, desde el punto de vista de la sexualidad,
apenas hay diferencia entre una imagen de nuestro tiempo como la que
lleva por título: Modellen, obra de Willem Haenraets (fig. 1), y la conocida
como: Gabrielle d’Estrées y una de sus hermanas, obra de un maestro anónimo de
la escuela de Fontainebleau (ca. 1595, París, Louvre) (fig. 2). Limitándonos
únicamente a los valores expresivos, en ambos casos hay un evidente grado
de ambigüedad como imágenes de contenido lésbico; Modellen, al menos,
ha sido interpretada como tal e incluida en un conjunto de pinturas sobre
temática homosexual femenina1. La primera de ellas, aun siendo más objetiva
en cuanto a su constitución significante —dos modelos en un taller de
pintura— su atmósfera erótica es mucho más sugerente que la del segundo
caso, en donde simplemente se nos presenta a dos mujeres en la intimidad
del baño con unos elementos de fondo —una mujer ocupada en labores de
costura ante una cassapanca— que nos manifiestan que la escena transcurre
en un contexto de formalidad matrimonial heterosexual.
En otros casos, la manifestación del amor o de la sexualidad entre
mujeres se manifiesta sin ningún fingimiento ni disimulo, como en Le
Somneil, de Gustave Courbet (1866, París, Musée du Petit Palais) (fig. 3), que
también ha recibido otros títulos, los cuales sin duda obedecen a factores
interpretativos de la imagen, como Paresse et luxure [Pereza y lujuria], Les deux
amies [Las dos amigas], o también Les dormeuses [Las durmientes], y que nos
comunican en sí mismos diferentes aspectos sobre la recepción de esta obra.
1
Vid.: http://lesbicanarias.es/2014/01/02/15-ilustraciones-lesbicas-geniales
[Consultado el 28 de diciembre de 2014].
Fig. 4: L’origine du monde [El origen del mundo] (1866, París, Musée d’Orsay)
2
De acuerdo con M. A., Elvira Barba (2008: 282), las compañeras habituales de los sátiros
eran las ménades o bacantes, mujeres posesas del cortejo de Baco que se agrupaban
en campos y bosques. A partir de Renacimiento, en cambio, la satiresa caprípeda
abunda en diferentes representaciones, de las pueden ser ejemplos A. Riccio (ca. 1515,
L. Cranach. (ca. 1530), Clodion (ca. 1785), A. Rodin (1884) y P. Gargallo (ca. 1916).
3
Elvira Barba, 2008: 259.
en sus variantes más elevadas, incluso filosóficas, como en las más mundanas
y puramente sexuales, desde las socialmente aceptadas hasta las más oscuras
o censuradas. Se pretendía ofrecer una perspectiva diacrónica, multicultural
e interdisciplinar en la que se pudieran percibir las transformaciones
producidas en las formas en las que los humanos y los seres por ellos creados
(dioses, criaturas mitológicas, personajes literarios, etc.) se han relacionado.
El amor puede ser objeto de estudio por sí mismo, pero también lo puede ser
el reflejo que de él ha quedado en la historia a través del arte, la literatura, la
filosofía, la religión, entre otras disciplinas. Los tres volúmenes de la obra del
pensador Michel Foucault, Historia de la Sexualidad, abrieron la puerta a nuevos
enfoques sobre la materia, constituyendo un acicate para la historiografía,
que hasta ese momento apenas había prestado atención a estas cuestiones.
AJHIS, en su continuo afán por presentar enfoques originales y diversos,
se adhiere así a una línea de investigación que pretende arrojar luz sobre
una vertiente más de la realidad histórica. ¿Qué concepción y percepción se
tenía del amor y de la sexualidad a lo largo de la Historia? ¿Qué plasmación y
consecuencias concretas tenían tales cuestiones en las sociedades del pasado?
¿Cómo podemos estudiar los historiadores aspectos tan abstractos del ser
humano? En definitiva, a través de estas y otras preguntas pretendemos una
mejor comprensión de los desafíos actuales referidos a este tema y contribuir
a resolverlos desde el pensamiento crítico y el análisis profundo de las causas
y consecuencias de los problemas sociales y políticos.
En esta última edición, como en las anteriores, contamos con la
colaboración de distintos especialistas consagrados en cuestiones relativas
al amor y la sexualidad. Ellos nos ofrecieron cuatro ponencias marco desde
un punto de vista multidisciplinar, sin ceñirnos únicamente a la disciplina
histórica como tal. La sabiduría y el buen hacer del profesor José María
Blázquez Martínez quedaron patentes en la ponencia con la que tuvo a bien
inaugurar el encuentro el reputado historiador. En ella, bajo el título Sexo y
religión en el mundo antiguo, el profesor Blázquez nos deleitó con un recorrido
histórico por las percepciones que las sociedades antiguas tenían del sexo y
su imbricación con el mundo religioso y mitológico. En la segunda jornada,
Pilar Muñoz López, desde el punto de vista de la Historia del Arte, nos
presenta en su ponencia (Amor y sexo en la representación pictórica. Hombres y
mujeres como productores de obras artísticas), y a través de un análisis de casos,
una yuxtaposición en las experiencias sexuales entre hombres y mujeres en
las obras de arte. Ese mismo día, Alberto Mira Neuselles (Sodomita, marica,
homosexual, gay…: Oscar Wilde, teoría queer y la historia de la sexualidad), filólogo
de formación, nos expuso brillantemente el origen de la teoría queer en
La segunda sesión del congreso dio lugar a una discusión sobre los
diversos enfoques teóricos y metodológicos asociados a la historia de la
sexualidad. La precisión y claridad conceptuales que resultan esenciales en
cualquier campo de los estudios históricos se convierte en una cuestión de
relevancia central en relación con la historia de la sexualidad, una parcela de
amplio alcance necesariamente vinculada con otras ciencias sociales a las que
interesan elementos de tan diferente naturaleza como el cuerpo, el placer o
la moral. Asimismo, en esta mesa también tuvieron cabida todos aquellos
trabajos dedicados a analizar la evolución de la historia de la sexualidad
desde todas las perspectivas posibles, como por ejemplo las de la historia de
la historiografía o la sociología del conocimiento.
Palabras clave: Fulvia, República romana, guerra, roles sexuales, mulier virilis.
Abstract: The aim of this article is to analyse the transgression of gender
roles during Late Republic Rome in Fulvia’s figure. It deals with how a Roman
woman escapes so much the space that she has been designated (the domus,
the house) as her domestic labours (spinning, weaving, administrating the
home, raising children, etc.) to invade a space that Roman society assigned to
the male: the public space; that is, politics and, in this case, warlike matters.
Fulvia adopted a behavior closer to a statesman than to a Roman matron,
turning into a mulier virilis and altering the norm defended by custom, law
and Roman religion.
HISTORIA LGBT
Resúmenes
Manel Feijoó
Universidad de Zaragoza
Resumen: Se pretende analizar a partir de las evidencias conservadas
(literarias, religiosas, jurídicas, artísticas...) la actitud social respecto a la
conducta homosexual entre la Antigüedad y la Alta Edad Media. Durante las
últimas décadas, la investigación en diversas disciplinas (historia, arqueología,
antropología...) permite contemplar las relaciones homoeróticas como
un fenómeno aceptado socialmente, percibiéndose como una forma más
de manifestación sexual. Sin embargo, se puede apuntar una progresiva
transformación, a partir de la Antigüedad Tardía, que marca el inicio de su
marginación y condena social, coincidiendo con una influencia creciente de
los textos patrísticos y del poder de la Iglesia en las estructuras de poder.
Fabian D. Zuk
Université de Montréal
Sources for Knowledge of the Jewish Marriage in Castile of the Late Middle Ages
PÓSTERES
Resúmenes
Palabras clave: Fulvia, República romana, guerra, roles sexuales, mulier virilis.
Abstract: The aim of this article is to analyse the transgression of gender roles during
Late Republic Rome in Fulvia’s figure. It deals with how a Roman woman escapes so much
the space that she has been designated (the domus, the house) as her domestic labours
(spinning, weaving, administrating the home, raising children, etc.) to invade a space that
Roman society assigned to the male: the public space; that is, politics and, in this case,
warlike matters. Fulvia adopted a behavior closer to a statesman than to a Roman matron,
turning into a mulier virilis and altering the norm defended by custom, law and Roman religion.
1. Introducción1
2. Breve biografía
4 BABCOCK, 1965: 7.
5 Cic., Fil. III, 16.
6 Cic., Fil. III, 16.
7 BABCOCK, 1965: 3.
8 SYME, 2010: 32.
9 BAUMAN, 1994: 83; WEIR, 2007: 3.
10 BABCOCK, 1965: 3.
11 Cic., Fil. III, 16. En este pasaje Cicerón habla de Tuditano vestido de capa y coturnos
distribuyendo dinero a la plebe desde la tribuna de los oradores en el foro. Otro autor
clásico que también recoge la locura de Sempronio Tuditano es Val. Max., Hechos. VII, 8, 1.
12 BABCOCK, 1965: 7.
13 Sobre Clodio véase el estudio realizado por TATUM, 1999.
14 BABCOCK, 1965: 7.
15 La más que posible influencia de Fulvia en la política de sus maridos es confirmada
por BABCOCK para los dos primeros esposos, y por HUZAR en el caso de Antonio.
VIRLOUVET, 1994: 77, aclara que, pese a pensar que sí hubo esa influencia en las
decisiones políticas sobre sus maridos, la falta de fuentes no permite valorar con exactitud
En primer lugar, hay que definir qué se puede entender por mulier
virilis. El concepto de mujer viril apareció en el mundo romano de la mano
de los padres de la Iglesia para definir un ideal de mujer. Apoyándose en
antecedentes paganos, la patrística dio forma a una idea de mujer “virilizada”,
es decir, dotada de virtudes masculinas. Esta mujer viril lograría abandonar
la inferioridad y los valores negativos asociados a su sexo para alcanzar un
elenco de principios positivos asociados a la virtus, o lo que es lo mismo, al
hombre (vir), y acceder de esta manera a la espiritualidad y a la perfección33.
La idea de la mulier virilis emerge en el siglo II34. No deja de ser un
concepto diseñado por y para la religión cristiana, con el que se pretende
imbuir en las fieles un ideal de perfección a través de la “virilización”. Este
planteamiento puede rastrearse en la Carta de San Pablo a los efesios (4,13),
donde sugiere llegar a ser un varón perfecto al lograr la unidad de fe y el
conocimiento del Hijo de Dios.
Las fuentes que nos han llegado referentes a Fulvia no son cristianas
ni escriben desde esos planteamientos, luego la noción de mulier virilis no es
extrapolable. En primer lugar, los autores clásicos paganos no acuñaron un
término tan específico para definir este modelo de mujer, ni en el sentido
positivo, que es el de la mulier virilis, ni en el negativo. En segundo lugar, el
concepto de mujer viril, ajeno a la reflexión realizada por los padres de la
Iglesia, evoca una mujer que transgrede la ley y la costumbre romanas no
solo desempeñando funciones propias de los hombres como pueden ser
los asuntos públicos o la guerra, sino también adoptando atributos que el
mundo romano atribuía al varón35. Lo que en castellano se puede denominar
una virago36.
En el mundo romano, la mujer, por naturaleza, no puede poseer
ninguna virtud asociada a los varones tales como el coraje o la osadía, y
mucho menos debe irrumpir en el espacio de exclusividad masculino
como eran los asuntos de la res publica. Aquella mujer que incurría en esta
transgresión inaceptable era vituperada desde todos los puntos de vista, uno
de ellos el sexual.
37 Sal., Conj. Cat. 25 comenta acerca de Sempronia: “Una de ellas era Sempronia, mujer que
muchas veces había realizado hechos de una audacia verdaderamente varonil”; Vel. Pat., Hist.
Rom. II, 74, 3 decía de Fulvia: “Por otra parte, la esposa de Antonio, Fulvia, que no tenía de
mujer más que el cuerpo, promovía en todo la violencia alentando el descontento”. Floro,
Ep. II, 16, 2, ofrece el más claro ejemplo sobre Fulvia como mulier virilis: “El temperamento
de Antonio, siempre nefasto en otras circunstancias, lo excitaba en esta ocasión, con la
espada al cinto, su esposa Fulvia, de viril osadía”. Cabe mencionar el error de Floro al
confundir a Lucio Antonio con su hermano Marco como esposo de Fulvia.
38 DE LA ROSA CUBO, 2004: 22; CID LÓPEZ, 2010: 125.
39 POMEROY, 1987: 208-210.
40 BALSDON, 1977: 49.
41 VIRLOUVET, 1994, 93.
Fig. 1: Pavel Svedomsky (1849-1904), Fulvia con la cabeza de Cicerón, óleo sobre lienzo, Museo
estatal al aire libre de Historia y Arquitectura, Pereslavl-Zaleski, Rusia
incitar a Lucio a entrar en guerra contra Octavio debido a sus celos, ya que
Antonio en estos momentos estaba en Oriente con Cleopatra66. La causa del
estallido de las hostilidades según Apiano es achacada a la propia naturaleza
femenina, pasional e irracional.
Fig. 2: Busto de Victoria qua algunos numismáticos atribuyen a Fulvia. Fuente: SEAR, 1998: 83
75 CIL XI, 6721.5: Peto [la]ndicam Fulviae (busco el clítoris de Fulvia); 6725.7 Pet[o]
Octavia(ni) culum (busco el culo de Octaviano); 6721.14: Luci Antoni calve, Fulvia culum
pan(dite) (Lucio Antonio calvo, abre el culo Fulvia).
76 WEIR, 2007: 77-80; HUZAR, 1986: 102.
77 SEAR, 1998: 83; WEIR, 2007: 80.
4. Conclusiones
ley romanas. Fulvia quebrantó todo ello. Sin abandonar las labores como
matrona, irrumpió claramente en la esfera de poder de los hombres, es
decir, en la política y, particularmente en este caso, en la guerra, adquiriendo
cualidades varoniles y llegando a ser una auténtica mulier virilis.
83 Plut., Vit. Ant. 10, 5-6. El mismo autor puso en boca de Marco Catón las siguientes
palabras: “Todos los hombres mandan sobres sus mujeres, nosotros, en cambio, sobre
todos los hombres, pero somos mandados por nuestras mujeres” (Vit. Cat., 8.4).
84 Oros., Hist. VII, 17.
85 HERMANN, 1964: 111.
Fuentes clásicas:
Apian. Hist. Rom., APIANO, Historia Romana. III, Guerras Civiles (libros
I-II y III-V), Madrid, Gredos, 1985.
Plut., Vit. Ant. PLUTARCO, Vidas Paralelas: Antonio, Madrid, Gredos, 2010.
Liv., Per., TITO LIVIO, Abrègès des livres de l’histoire romaine de Tite-Live.
2, tome XXXIV (Periochae 70-142), París, Les Belles Lettres, 1984.
Val. Max. Hechos. VALERIO MÁXIMO, Los nueve libros de hechos y dichos
memorables, Torrejón de Ardoz-Madrid, Akal, 1988.
Fuentes contemporáneas:
Balsdon, John Percy Vyvian Dacre, Roman Women. Their History and
Habits, Londres, The Bodley Head, 1977 (5ª edición).
Sear, David R., The History and Coinage of the Roman Imperators 49-27
B.C., Londres, Spink and Son, 1998.
Tatum, Jeffrey, The Patrician Tribune: Publius Clodius Pulcher, Chapel Hill,
University of North Carolina Press, 1999.
Resumen: Los temas relacionados con el control demográfico siempre han sido
problemáticos y se sitúan entre la moralidad, los intereses familiares y del Estado, las
concepciones médicas y los intereses de cada mujer. La asociación de las prostitutas con
las técnicas encaminadas a dicho control es frecuente y nada inocente. Al no tener vínculos
familiares legales y situarse, cuanto menos, en los límites de la marginalidad, resultan la
figura perfecta para justificar la transmisión de ciertos conocimientos que podían tener
connotaciones negativas en ámbitos más “honestos”.
Abstract: Issues related to demographic control have always been problematic. They
are in a crossroads between morality, family and government interests, medical point
of views, and particular interests of each woman. The association between prostitutes
and contraceptive and abortive techniques is common and it isn’t an innocent link. As
prostitutes had no legal family linkages and were, at least, at the limits of marginality, they
were the perfect figure for justifying the transmission of certain knowledge that could have
negative connotations in “honest” spheres.
1 Artemidoro I, 78.
20 CASTILLO, 2002.
21 Musonio Rufo, Disertaciones, 13; 16.
22 Jenofonte, Const. Lac., 1,3.
23 Ateneo, 571e-572a.
24 DUNCAN-JONES, 1964: 123-146.
25 BOURNE, 1960: 47-75.
26 CHIODO, 2012: 261-267. Sobre la discusión de si una dosis moderada de alcohol afecta
o no significativamente al feto, surgiendo en los últimos años estudios que parecen negar
dicha relación. HENDERSON, 2007: 243-252. Respondido por BLACK, 2007: 778-779.
27 RAUH, 2011: 197-221.
28 Cicerón, Cat., 2, 4; 2, 7; 2, 23; 4, 17.
29 Livio, 39, 43.
30 Plinio, His. Nat., X, 172.
31 Procopio de Cesaréa, Arc., 9, 10.
32 MONZÓN, 2011: 529-540; ÁLVAREZ MUÑOZ, 2005: 135-150.
Lo mismo pasa con los nombres, o más bien apodos, de las prostitutas.
La identidad personal se difumina con nombres parlantes que destacan
su disponibilidad sexual, su erotización o incluso su animalización37. En
la literatura griega las heteras aparecen frecuentemente con nombres de
peces38, asociando el consumo del pescado, considerado especialmente
placentero (y no asociado a un ritual de sacrificio, como la carne), al del
sexo. Así, en los simposios atenienses, el placer viene dado tanto por la
comida y la bebida como por el acceso a una sexualidad placentera y sin
responsabilidades. La equiparación al alimento de placer por excelencia,
no asociado a una cierta ritualidad, como es el caso de la carne (que suele
consumirse en ambientes sacrificiales), es significativa de la construcción
social en torno a la prostitución.
(que no son suyos ni pretende que se usen) solo pueden ser útiles en caso de
mujeres honestas demasiado fértiles, para las que el exceso de maternidad
sea una carga46.
La asociación con el aborto es, en todo caso, siempre relacionada
con la prostituta mujer. De nuevo está el factor de que la prostituta es la
primera interesada en no quedarse embarazada. Aun así, en el caso de que
la prostitución masculina sea enfocada a la clientela femenina, o que haya
amantes varones interesados en no dejar un hijo ilegítimo que les descubra,
sigue siendo la mujer la transmisora de estos conocimientos. El género
femenino es asociado en la cultura grecorromana a los venenos, filtros
amorosos, magia y pociones, diferenciándose, eso sí, de los vendedores de
plantas medicinales. Son abundantes los casos de juicios a envenenadoras
en la sociedad romana, y las grandes figuras mágicas y relacionadas con el
veneno, como Circe o las tesalias, son mujeres47. Las prostitutas son una de
las figuras asociadas frecuentemente a la magia, ya sea para atraer al cliente,
para evitar concebir, para dañar a una rival…48
Tanto abortivos como afrodisiacos se distanciarían de los
medicamentos usados para curar, para acercarse al veneficium, a los venena
mala49. Quintiliano recoge este vínculo, construido también en torno al
adulterio, y recuerda una frase de Catón, quien afirmaba que, en un juicio
a una adúltera, por envenenamiento o aborto “¿no podría parecer digna de
condena, según la sentencia de M. Catón, que dijo que ninguna adúltera deja
de ser al mismo tiempo una envenenadora?”50. El vínculo parece obvio y
general a cualquier romano. La legislación romana no considera prostituta a
la que comete adulterio ocasionalmente51, pero eso no quiere decir que no
se estableciera una conexión evidente. Más aun teniendo en cuenta que la
misma legislación considera que solo puede calificarse de mater familias a la
que vive honradamente52.
53 Livio, 8, 18.
54 Juvenal, VI, 66 y ss.
55 Agustín, De las costumbres de los maniqueos 18, 65. “Nuptiae autem, ut ipsae nuptiales tabulae
clamant, liberorum procreandorum causa marem feminamque coniugunt: quisquis ergo procreare liberos
quam concumbere gravius dicit esse pecatum, prohibet utique nuptias; et non iam uxorem, sed meretricem
feminam facit, quae donatis sibi certis rebus, viro ad explendam eius libidinem iungitur. Si enim uxor est,
matrimonium, es. Non autem matrimonium est ubi datur opera ne sit mater: non igitur uxor”.
56 CID LÓPEZ, 2007: 11-29.
Bibliografía
McClure, Laura. Spoken like a woman: speech and gender in Athenian drama,
Princeton, Princeton University Press, 1999.
Fuentes
Celso, El discurso verdadero contra los cristianos, Alianza editorial, Madrid, 2009.
Abstract: The aim of this article is to analyze the representation of the beginning of
the twentieth century Parisian courtesan (the cocotte) in the Hermen Anglada-Camarasa’s
paintings. This subject is done by the Catalan artist between 1900 and 1904, during a
period called Belle Époque (1875-1914) when Paris was known as “the city of pleasures”.
Moreover, this paper explores the creation of public space in the 1850’s, which led to the
emergence of the flâneur and, consequently, of the male voyeur gazing women going out and
attending theatres. By using a feminist approach, the hypothesis of this article focuses on
the fact that Anglada-Camarasa reinforces the male’s right to look and assess the object/
the merchandise/the woman.
A las nueve, la sala del teatro Variétés aún estaba vacía. Algunas
personas esperaban en el anfiteatro y en el patio de butacas, perdidas
entre los sillones de terciopelo granate y a la media luz de las candilejas.
(…) Sólo arriba, en el tercer piso, alrededor de la rotonda del techo,
en el que las ninfas y los amorcillos desnudos revoloteaban en el cielo
verdeado por el gas, se escuchaban voces y carcajadas en medio de
un continuo alboroto, y se veían cabezas tocadas con gorras y con
sombreros, apiñadas bajo las amplias galerías encuadradas en oro.
(…) Dos jóvenes aparecieron en las filas de orquesta. Se quedaron en
pie observando (…).
ciudad moderna, que alimentaba la sed de deseo, ocio y placer. Esto es, la
denominada Belle Époque (entre 1875 y 1914), un período cuando el monde (el
mundo de las altas esferas sociales) y el demimonde (el de las mujeres galantes
que anhelaban la riqueza) mostraron sus mejores galas en la ciudad2.
Figs. 1 y 2: El salón del Moulin Rouge, ilustración en Le Panorama: Paris la Nuit (detalle),
c. 1898; Hermen Anglada-Camarasa, El Casino de París, 1900. Colección particular
asciende a entre 60.000 y 80.0006. Por este motivo, numerosos fueron los
artistas de la época, tales como Edgar Degas o Henri de Toulouse-Lautrec,
los que plasmaron en sus obras la prostitución de bajos fondos. Pero, más
hacia el final del siglo, algunos artistas del Decadentismo, como Hermen
Anglada-Camarasa, se interesaron por el retrato de otro tipo de prostitución
que existía en París, aquella que ofrecían las cocottes o demimondaines. Es decir,
las cortesanas de alto rango del París de la segunda mitad del siglo XIX y de
principios del XX, que se convirtieron en un modelo de belleza y elegancia
para las madames de la aristocracia y la burguesía parisinas7. Entre las más
adoradas, se encontraban Liane de Pougy (fig. 3), Émilienne d’Alençon y
Carolina Otero, más conocidas como las tres gracias, un trío de cortesanas,
rivales entre ellas, que dominaron el reinado de las cocottes en el París de 1900.
6 CORBIN, 1984: 193-194. Para más bibliografía sobre la prostitución francesa en la segunda
mitad del siglo XIX, véase: CORLIEU, 1887; RICHARD, 1890; RICHARDSON, 1967.
7 Véase: CARLIER, 1887.
La cortesana reinaba desde las graderías de Longchamps y Deauville, desde las mesas
reservadas del restaurante Maxim’s, desde los palcos de la Ópera Garnier... No tenía ningún
interés en ser una mujer respetable como lo eran las madames de la burguesía, sino que se
mostraba excéntrica, sensual, cautivadora, y, en el fin de siglo, se convirtió en un ser más
peligroso que el resto de las femmes fatales. LÓPEZ, 2003: 25. Sin embargo, no estaba mal
visto que los hombres ricos se acompañasen de estas damas, conocidas también como
“grandes horizontales”: “Si le couple bourgeois, uni par les liens du mariage, la force de l’habitude, la
crainte du scandale, se contente de critiquer (jalouser?) les grandes horizontales, leur commerce n’est plus
proclamé honteux mais distrayant. De coupable, cette industrie est devenue amusante, objet de curiosité,
sujette à potins”. GUIGNON, 2012: 17.
Aunque la moral burguesa obligaba a las mujeres casadas distanciarse de las cocottes, las
mujeres “decentes” aceptaron las relaciones de bigamia de sus maridos y empezaron a imitar
las indumentarias y productos de belleza que utilizaban las mismas cortesanas. Además, las
cortesanas eran símbolo de la libertad de la mujer en el siglo XIX, y eso era algo admirable
para las “decentes”. GUIGNON, 2012: 17.
8 Carta de Hermen Anglada-Camarasa a Pere-Joan Llort, París, diciembre 1894. Archivo familiar
de Anglada-Camarasa.
9 Cit. en BERSHAD, 1992: 101. Véase: GONCOURT, 1978: 68-69.
Fig. 4: Ismael Smith, Mariano Andreu y Néstor de la Torre, con una modelo en París en 1911.
(Fuente: http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=11476)
Tal y como indicamos en el inicio del artículo, uno de los lugares más
apreciados por los parisinos del siglo XIX era el teatro15. Allí el hombre podía
observar la belleza de las mujeres que acudían a ver los espectáculos, sentadas
en sus palcos mientras eran exhibidas públicamente16. Las cortesanas eran
asiduas a estos eventos, ya fuese porque acompañaban a sus protectores o
bien porque buscaban el cortejo de un cliente adinerado. En muchos casos
existía una indefinición social, así que era casi imposible distinguir una dama
de la aristocracia de una cortesana. Desde 1860, los pintores impresionistas
empezaron a frecuentar no solo bares y cabarets sino también teatros17.
Los palcos de estos lugares eran uno de los espacios más apropiados para
representar el mundo de la alta prostitución de París18. El palco se convirtió
en centro del poder social parisino, atrayendo desde 1860 a muchos artistas,
como Auguste Renoir, Mary Cassatt, Eva Gonzalès, Edgar Degas, y, a partir
de 1900, también a Anglada-Camarasa. Tal y como han demostrado los
estudios feministas de Griselda Pollock y Linda Nochlin19, una característica
importante de las obras de estos artistas que se focalizan en la temática
de los palcos de teatro es la cuestión de la mirada. En las óperas y teatros
parisinos era permitido mirar, contribuyendo a la creación de una red visual
que estaba llena de significados sexuales principalmente basados en un
sujeto masculino atraído por un objeto femenino. Según Robert Herbert, “la
mujer a quien un hombre llevaba al teatro, fuera éste su esposo o un amigo,
15 Los mismos parisinos vivían como si estuvieran dentro de un teatro, realzando aquello
transitorio, sensual y artificial de la capital. Esta percepción de la sociedad como un theatrum
mundi ya existe desde el mundo griego, donde los humanos son vistos como marionetas que
sirven para contentar a los dioses. La imagen de la sociedad como teatro tiene el propósito de
introducir la ilusión y el engaño como cuestiones fundamentales de la vida social al mismo
tiempo que separar la naturaleza humana de la acción social. Pero aunque este período sea
considerado como la era de la ilusión, Richard Sennett cree que esta artificialidad conlleva
a desvelar una realidad. SENNETT, 2002: 34-35 y 176.
16 En los palcos de teatros, donde se encontraban personajes notables de la sociedad
parisina, los espectadores estaban inquietos para saber con quién compartían audiencia.
Durante el Segundo Imperio, Napoleón III y su esposa, Eugenia de Montijo, se colocaban
en una situación indudablemente privilegiada. El emperador utilizaba sus binóculos para
localizar mujeres bonitas, motivo por el cual la gente comentaba la desfachatez con la que
sostenía el instrumento para mirar fijamente alguna mujer, produciendo un gran malestar
en Eugenia. Él mismo, como tantos otros hombres poderosos, tuvo affaires amorosos
que fueron de dominio público. Las vistas privilegiadas de los hombres más apoderados
derivaban frecuentemente, entre acto y acto, a la búsqueda de bailarinas o actrices en sus
camerinos o detrás del telón de teatro, como retrató Edgar Degas en diversas ocasiones. De
este modo, podían hacer visible su poder. HERBERT, 1989: 104.
17 HERBERT, 1989: 93.
18 LÓPEZ, 2006: 66.
19 NOCHLIN, 1991; POLLOCK, 1992b; POLLOCK, 2003.
21 Para un estudio sobre la representación de las mujeres en el arte del siglo XIX y parte
del XX, véase: BORNAY, 2010.
El Decadentismo fue una corriente artística, filosófica y literaria que se originó en Francia
hacia las dos últimas décadas del siglo XIX y se desarrolló en algunos países de Europa,
especialmente en Bélgica y el Reino Unido, y en parte de los Estados Unidos. Se llamó de
este modo porque fueron muchos los artistas e intelectuales que tuvieron un sentimiento
de decadencia durante el período del fin de siglo, sintiendo una fuerte atracción por lo
morboso, decadente y enfermizo, que era el reflejo de una sociedad cambiante y en crisis.
La insatisfacción, la rebeldía, la angustia, la sed de idealización, la sublimación del arte, el
gusto por una belleza artificial… fueron características propias del artista decadentista. Para
un estudio profundo acerca del Decadentismo en Europa, véase: TABLATE MIQUIS y
SOBREGRAU, 1985; VV.AA., 1988. Para un estudio sobre el Decadentismo en España,
véase: CAPARRÓS MASEGOSA, 1999.
22 El tondo, que se solía pintar en los techos, a menudo estaba asociado a un tipo de
pinturas alegóricas llamadas Apoteosis, que servían para deificar a los más poderosos
representándolos en el aire. Así que era más frecuente verlo en los frescos murales que en
cuadros redondos.
23 BERSHAD, 1992: 102.
de la segunda mitad del siglo XIX, los artistas empezaron a representar las
relaciones amorosas que se podían originar en estos espacios cerrados. En
algunos casos, se corría la cortina y el cliente adinerado se encontraba con
su amante cortesana mientras continuaba la función, como en la obra de
Brull29. En Anglada este tipo de representaciones no existe, la mirada es lo
que lo construye todo, es el enigma que se debe descifrar para entender qué
está ocurriendo, y no hacen falta muchos elementos para entenderlo.
Figs. 11 y 12: J. Brull, En el palco, c. 1904. Colección particular; H. Anglada, Entre loge et
promenoir, 1903. Colección particular
29 En el siglo XIX, las cortinas de los palcos de los teatros, de los escenarios y de la pista
eran sinónimo de cortejo. Así lo demuestra el Dictionnaire historique, étymologique et anecdotique de
l’argot parisien, donde la expresión “lever de rideau” significa “la petite pièce, ce qu’on nomme vulgairement
lever de rideau, celle qui fait vivre les vaudevillistes intimes et fricoteurs”. LARCHEY, 1872: 164.
30 NOCHLIN, 1991: 194; POLLOCK, 2003: 109.
Fig. 13: Mary Cassatt, Mujer de negro en la ópera, 1878-79. Boston, Museum of Fine Arts
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Abstract: This paper focuses on the analysis of the violent and criminal behaviours
that took place in Madrid at the end of the Old Regime, especially looking over that ones
made by female sex, either as felon, either as victim. From a rich legal documentation, the
facts themselves are studied and also from a perspective compared in order to find the
similarities and differences of behaviour of justice and society before these delictive actions
from a gender perspective. Spanish society of the Old Regime, articulated around a few
principles of authority considered as unquestionable, the transmission of certain religious
precepts full of misogynist dyes, and the diffusion of patterns by moralists, established an
ideal space for the development of violence exerted to women within the home and the
community where they lived. Covered by religious-moral and legal advices, this praxis got
normalized with a whole range of derogatory arguments that made women the target of
violence with multiple forms.
1. Introducción1
7 Carrasco Martínez, 2010: 158-179. Para un estudio más amplio del Madrid del
siglo XVIII véase: CEPEDA ADÁN, 1967; MARTÍNEZ RUIZ, 1988; CORRAL, 2000;
FRANCO RUBIO, 2001.
8 Relación del estado de las causas que forma y remite a V.E., la Sala comprehensiva de las causas
pendientes en ella y Juzgados de los Tenientes de Correxidor de Madrid, sobre robos, muertes, deudas y
otros excesos: años 1815-1816, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10841 y 10842. En
Del número total de los delitos que se registran en las relaciones del
Corregidor, en 312 las mujeres son protagonistas activas o pasivas de ellos.
Son estos los que han centrado mi atención y a los que me he acercado para
realizar el estudio cuantitativo y cualitativo. Me ha interesado analizar la distribución
por edades y estado civil de las mujeres, el tipo de delito cometido por ellas y las
sentencias recibidas para contrastarlas con delitos cometidos por hombres y
sus correspondientes sentencias. Asimismo interesaba comprender por qué
motivos se cometían tales delitos en cada uno de los casos, y la respuesta
tanto de las autoridades como de la propia comunidad. Ahora bien, no
debe olvidarse que la fuente utilizada nos permite conocer la conflictividad
registrada, es decir, la denunciada y juzgada, pero no la real, que, a buen
seguro, sería mayor. Las informaciones aportadas por las relaciones citadas,
se han completado con las procedentes de otras fuentes impresas del periodo
y de obras de tipo moral para enmarcar sociológica y conceptualmente el
tema. Todo ello ha permitido esclarecer el estudio de la actividad procesal
ante la violencia ejercida por y sobre las mujeres.
Las fuentes judiciales con las que he trabajado reflejan en primer lugar
que los delitos cometidos por mujeres no tienen un patrón de edad definido9,
lo que sí es cierto es que la mayoría de las inculpadas (67% del total) tenían
edades comprendidas entre los 18 y los 30 años.
adelante, el título del mismo será Relación del estado de las causas. Agradezco al Dr. Bouza
Álvarez que me pusiese en el camino de la consulta de este material inédito manuscrito a
través de la Dra. Capel Martínez.
9 Muy interesante para el estudio de la delincuencia femenina así como de su situación
social y jurídica resulta la tesis doctoral de VILLALBA, 1992.
Gráfico 1: Distribución por edades de las mujeres delincuentes. Madrid, 1815. Relación del
estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10841 y 10842
Gráfico 2: Mujeres juzgadas por estado civil. Madrid, 1815. Relación del estado de las causas,
BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10841 y 10842
Gráfico 3: Tipos de delitos cometidos por mujeres. Madrid, 1815. Relación del estado de las
causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10841 y 10842
10 Para este trabajo se considerará como cárcel menor aquella que va desde los 15 días de
presidio hasta 1 año y cárcel mayor desde 1 año de cárcel en adelante.
11 Hay que tener en cuenta que para el presente trabajo exclusivamente se han contabilizado,
en lo referente a los delitos cometidos por hombres, los que se realizaron sobre mujeres,
Gráfico 4: Tipos de sentencias dadas a mujeres. Madrid, 1815. Relación del estado de las causas,
BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10841 y 10842
Gráfico 5: Tipos de delitos cometidos por hombres sobre mujeres. Madrid, 1815. Relación
del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10841 y 10842
dejando a un lado otros delitos como robos, insultos, peleas, asesinatos, etc., perpetrados a
otros hombres.
Gráfico 6. Tipos de sentencias dadas a hombres. Madrid, 1815. Relación del estado de las causas,
BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10841 y 10842
“Malos tratamientos”
12 María José de la Pascua alude al carácter ritual de muchas de estas agresiones en la obra
citada antes (nota 3). Véase también su artículo inserto en la obra: MORANT DEUSA,
2005, vol. II: 287-316.
13 Véase al respecto la obra de VIVES, 1793.
14 CORELLA, 1704: 39.
15 Véase, ARBIOL, 1739.
16 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10842, fol. 37 v. 38 r.
el juez comunicó que “no vuelvan a esta corte y su rastro con apercibimiento
[…] de lo contrario será destinado Montilla a 6 años de presidio y la López
a 4 de reclusión con encargo de la justicia de que cele su conducta y se les
condenó en costas”21.
Otro ejemplo similar de esta búsqueda de seguridad familiar y
comunitaria por parte de la justicia es la causa formada contra “Josef Agapito
Nuño de la Rosa y Torres, de 36 años, casado, oficial de pintor preso por
causar alborotos en la vecindad, maltratar a su muger y embriagarse”. La
sentencia dictaminó que el hombre fuese puesto en libertad aunque si volvía
a reincidir22 sería llevado al presidio del Prado por un mes y a su mujer “en
otro de galera sino contiene la embriaguez”, además de tener que pagar
ella las costas del juicio23. En los dos casos, la culpabilidad del marido será
repartida entre la pareja a fin de que ambos cargaran con la responsabilidad
que conllevaba, uno por maltratar a su mujer y causar alborotos en la
comunidad y otra por consentirlo.
Las denuncias de los conflictos matrimoniales no solo eran realizadas
por los propios interesados sino que estos problemas tenían un carácter
supraindividual y la comunidad se sentía implicada en los litigios que sucedían,
bien porque generaban escándalo público, bien porque dañaban la reputación
de una casa o bien porque se debía de poner freno a una determinada
violencia familiar24. La comunidad conocía la frontera que existía entre la
autoridad paternal ejercida de un modo prudente y un patriarcado tiránico.
Ese límite era el escándalo y su existencia era suficiente para considerar
que un determinado comportamiento se consideraba como no tolerable.
También es oportuno señalar que la misma comunidad, vecinos, parientes,
párrocos e incluso jueces, que servía para mitigar la violencia marital, no
solo actuaba para que las partes afectadas llegasen a un acuerdo, sino que
también persuadían a las víctimas para que guardasen silencio, lo soportasen
y obedeciesen a sus esposos25.
Además de estas persuasiones, las mujeres tuvieron que pensarse
si acudían a la justicia en busca de ayuda y cuándo hacerlo, ya que se
enfrentaban, a menudo, con la incomprensión o banalización de sus miedos,
21 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10842, fol. 401r.
22 En el documento aparece como reincidente puesto que ya había ocasionado tumultos y
maltratos similares unos meses atrás.
23 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10842, fol. 81 v.
24 ORTEGA LÓPEZ, 1999: 284-285.
25 MANTECÓN MOVELLÁN, 2002: 27, 51 y 54.
29 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10841, fol. 81v.
30 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10842, fol. 202 r-v.
31 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10841, fol. 58 r-v.
“El estupro”
35 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10842, fol. 230 r-v.
36 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10842, fol. 66 r-v.
37 RODRÍGUEZ ORTIZ, 2003: 57-58.
Por lo general, los jueces eran proclives a suavizar los excesos del
agresor y, a veces, incluso, la situación de pobreza y desamparo que pudiese
sufrir la víctima, lejos de agravar estos excesos, servía para evaluar a la baja
el valor de la reparación del daño producido. Este puede ser el caso de “Rosa
Casari”, la cual sufrió un estupro que acabó en embarazo. La sentencia dictó
que “Gregorio Samamede, de 22 años” fuese “suelto bajo de fianza por
estupro con embarazo” y la causa se “mandó sobreseer”. Solo se le “condenó
en costas al Gregorio”39. Además, los acusados, cuando se encontraban ante el
juez, intentaban demostrar que no fueron los causantes de la desfloración,
que ésta ya había tenido lugar e incluso se tachaba a la mujer de promiscua.
Era frecuente encontrar argumentaciones de defensa relacionadas con la
pobreza de la mujer, es decir, se pretendía poner en cuestión esta denuncia
señalando que se había hecho así con el objetivo de conseguir una dote, o en
su defecto, a un marido40.
38 Ése es el caso de las criadas domésticas que se vieron arrastradas a satisfacer los deseos
sexuales de sus amos ante la posibilidad de perder sus puestos de trabajo y sobre todo
perder sus referentes sociales debido a la posición de inferioridad y dependencia que tenían
con respecto a estos hombres. MANTECÓN MOVELLÁN, 2006: 290-291.
39 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10842, fol. 284 v.
40 BAZÁN DÍAZ, 2003: 27 y 29.
44 “Deben haber pena en esta manera, que si el que lo ficiere fuere home honrado, debe
perder la meytad de todos sus bienes et seer de la camara del rey: et si fuere home vil, debe
ser azotado públicamente et desterrado en alguna isla por cinco años […] Mas si la muger
que algunt home corrompiese, non fuese religiosa, nin virgen nin vibda de buena fama, mas
fuese alguna otra muger vil, estonce decimos que nol deben dar pena por ende, solamente
que non le faga fuerza”. Real Academia de la Historia, 1807: 661-662.
45 Relación del estado de las causas, BNE, Manuscritos, Sala Cervantes, mss. 10842, fol. 189r.
46 Ibidem, fol. 114v.
47 MADRID CRUZ, 2002: 143.
48 VIGARELLO, 1999: 91, 28-130.
4. Conclusiones
Bibliografía
Fuentes documentales
Relación del estado de las causas que forma y remite a V.E., la Sala comprehensiva
de las causas pendientes en ella y Juzgados de los Tenientes de Correxidor de Madrid,
sobre robos, muertes, deudas y otros excesos: años 1815-1816, BNE, Manuscritos,
Sala Cervantes, mss. 10841 (254 fols.) y 10842 (419 fols.).
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Resumen: A lo largo del presente estudio, se han analizado algunas de las pervivencias y
transformaciones de la llamada “prensa del corazón” durante la Transición. El análisis de las
apariciones de Adolfo Suárez en la revista ¡Hola! revela la existencia de un discurso político
dirigido fundamentalmente al electorado femenino, articulado sobre las características
particulares de este tipo de publicaciones. El estudio se ha complementado con las revistas
Lecturas y Semana. Este tratamiento de “lo político” puede servir para reflexionar acerca de los
canales y medios mediante los cuales tuvieron lugar, durante la Transición, las estrategias de
comunicación política que acercaron el nuevo marco institucional al electorado. Asimismo,
puede ser elocuente acerca de los déficits que se arrastraron en el proceso de adquisición de
determinadas actitudes políticas en un contexto democrático.
Palabras clave: Adolfo Suárez, prensa del corazón, Transición española, comunicación política.
Abstract: Throughout this study, some of the survivals and transformations of the
«vanity press» during the Transition have been analyzed. The analysis of the appearances
of Adolfo Suárez in the magazine ¡Hola! reveals the existence of a political speech aimed
primarily at women voters, articulated on the particular characteristics of this type of
publication. The study was complemented with Lecturas and Semana magazines. This
treatment of «the political» can serve to reflect on the channels and means by which took
place during the Transition, the political communication strategies that approached the new
institutional framework to the electorate. It can also be eloquent about deficits that dragged
in the process of acquisition of certain political attitudes in a democratic context.
MENÉNDEZ, 2009.
6 Difusión diaria de ABC, El País, Diario 16, Ya y La Vanguardia y difusión semanal de ¡Hola!,
Semana, Lecturas, Garbo y Diez Minutos. La revista ¡Hola! comenzó 1976 con una tirada media
cercana a 400.000 ejemplares (superada por Lecturas), sufriendo un leve estancamiento en
los años siguientes, hasta un nuevo repunte en los últimos instantes de la Transición. Datos
extraídos de ALFEREZ, 1986. Por otra parte, no se ha comenzado el análisis comparado de
difusión entre la “prensa diaria” y la “prensa del corazón” en 1976, debido a la inexistencia
de El País o Diario 16 en los primeros meses de dicho año.
7 Subrayado People en el original, GUNTHER, 1991: 25.
que acudió al entierro de Antonio Sánchez Gómez, director de la revista ¡Hola! como
recoge ABC, 29 febrero 1984; “[Los Suárez] vacaciones y fines de semana las pasaron
con Antonio Sánchez y su familia en la finca de Retortillo que poseía Antonio, director
y propietario de la revista ¡Hola!” en GARCÍA ABAD, 2006: 197. En una línea distinta, J.
Peñafiel ha enfatizado su papel de mediador para vencer los recelos de la dirección de la
revista, PEÑAFIEL, 1994: 104-109.
17 El 16% de las apariciones de Adolfo Suárez en la Revista ¡Hola!, –en su mayoría fotografías
aisladas–, correspondieron a actos institucionales relacionados con la monarquía (vid. Tabla 2).
18 Según datos del Estudio General de Medios la revista Hola era leída, a mediados de los
80’, por un 74,4% de mujeres, 14,3% de clase alta (19,8% media alta, 41,3% media y 18%
baja), el 53% de sus lectores entre 25 y 54 años y el 50,9% amas de casa (destacándose en
todos estos índices por encima de la media de las revistas del corazón), PIZARROSO y
RIVERA, 1994: 180-181.
19 FONTES GARNICA y MENÉNDEZ GIJÓN, 2004: 632.
20 Ante todo, era representado como padre de familia y esposo. En las fotografías de
portada: en seis aparece con su esposa, en dos con su familia al completo, en una con su
hijo y en otra ocasión sólo su familia (vid. Tabla 2).
21 El 21% del total de apariciones de A. Suárez son a propósito de reportajes sobre
cuestiones de política exterior (recepciones, visitas oficiales) (vid. Tabla 2).
38 El editorial de El País se preguntaba con bastante dureza, “¿cuáles son las verdaderas
razones de la dimisión?”, en El País, 30 enero 1981; con alivio y en un tono menos
beligerante, ABC titulaba, “Por el bien de España” en ABC, 30 enero 1981.
39 Ibídem.
40 ¡Hola!, nº 1861, 04 abril 1981.
41 Ibídem.
42 ¡Hola!, nº 1921, 20 junio 1981.
Por otro lado, la relación entre ¡Hola! y Adolfo Suárez, que apenas
varió durante estos años, trascendió los límites de la Transición democrática.
La publicación siguió recogiendo los principales eventos y sucesos familiares
hasta la actualidad; singular relevancia tuvo el tratamiento de la enfermedad
de su hija, Mariam Suárez, así como el fallecimiento de su esposa Amparo
Illana, o más recientemente, el protagonismo de su hijo Adolfo Suárez Illana y
su familia. En la primavera de 2014, ¡Hola! rendía su último homenaje a Adolfo
Suárez en un adiós, en el que condensaba el recuerdo de prácticamente cuatro
décadas de relación: “El lado más humano de un hombre irrepetible”46.
43 Desde mediados de julio, se instaló en la prensa la sensación de que Adolfo Suárez iba a
fundar un nuevo partido político, El País, 17 julio 1982.
44 Inmediatamente después de su nombramiento, le dedicó una portada, ¡Hola!, nº 1098,
07 marzo 1981.
45 Vid. PEÑAFIEL, 1994.
46 ¡Hola!, nº 3635, 02 abril 2014.
47 La decisión de analizar sólo estas dos revistas, además de por razones de espacio, está
motivada por su mayor difusión, −frente a publicaciones como Garbo−, o las dificultades
que supone incluir a revistas como Pronto y Diez Minutos dentro de la llamada “prensa
del corazón”, PIZARROSO y RIVERA, 1994: 137. Hemos de señalar la imposibilidad de
consultar algunos trimestres de Semana durante este período (julio de 1976-agosto de 1982)
debido a su mal estado de conservación. La propia escasez de registros hemerográficos
(BNE, Biblioteca de la UAB, etc.) de la “prensa del corazón” nos vuelve a hablar de un
tratamiento muy marginal como fuente histórica.
una idea de Aurelio Delgado, mano derecha de Adolfo Suárez, para desmentir los rumores
de un romance con la directora de su gabinete, Carmen Díez de Rivera, y otra dedicada a
cubrir las vacaciones de 1979, GARCÍA ABAD, 2005. No se han tenido en consideración
los reportajes o apariciones en las páginas interiores.
58 Semana, nº 2139, 14 febrero1981. Otras lecturas críticas de la actuación de los gobiernos
de Suárez en Semana, nº 2046, 05 mayo 1979; Semana, nº 2055, 07 julio 1979; Semana, nº
2057, 21 julio 1979, etc.
59 Lecturas, nº 1580, 30 julio 1982.
60 “Habla Carmen Díez de Rivera. Una mujer inteligente y guapa en el gobierno Suárez”
en Lecturas, nº 1294, 04 febrero 1977.
61 “Azcona, Eduardo Sotillos, Pedro Maciá y Miguel A. Gozalo. Explican las razones de su
dimisión [como presentadores del telediario]”, Lecturas, nº 1347, 10 febrero 1978.
62 “Gregorio Morán (autor de una biografía de Adolfo Suárez). Aunque el libro tenga
mucho éxito, nunca ganaré tanto dinero como me ofrecían por no publicarlo”, Lecturas, nº
1443, 14 diciembre 1979.
63 “Gran exclusiva. Únicas fotos de las vacaciones de Abril Martorell, con su familia en
Segovia. “No hemos veraneado con Suárez porque, por razones de espacio, sólo podíamos
llevar a dos de nuestros seis hijos, dice la esposa del vicepresidente””, Lecturas, nº 1480, 29
agosto 1980.
64 Lecturas, nº 1504, 02 febrero 1981.
65 Una vez, inmediatamente después del gran resultado electoral del PSOE cosechado en
1977, “Así es y así vive Felipe González”, y en otra ocasión, a propósito del nacimiento
de una de sus hijas, “Nació María, la Primera hija de Felipe González” Lecturas, nº 1975,
01 julio1977 y Lecturas nº 1977, 17 julio 1977. La figura de Leopoldo Calvo-Sotelo fue
abordada, al igual que la de Adolfo Suárez, de forma secundaria y superficial.
66 Asimismo, resultaría un ejercicio interesante, sin duda mucho más arduo y complejo,
el análisis del papel de la revista ¡Hola! en el proceso de legitimación monárquico. Valgan
como referencia las siguientes cifras: dedicó seis portadas a la Corona durante el primer
Gobierno de la Monarquía (con titulares como “Sevilla aclama a los Reyes de España” o
“Triunfal viaje de los Reyes de España a Asturias”), véanse los números, 1657, 1658, 1650,
1645, 1644 y el ya mencionado 1632.
67 Una excepción, aunque no abarca el período analizado en este artículo es la tesis de
MUÑOZ RUIZ, 2002: 674-681.
68 Juana Gallego aporta cifras de la AEDE en su obra sobre el porcentaje de lectoras de
prensa diaria en España situándolo cerca del 40%. GALLEGO AYALA, 1990: 27.
69 Véase el clásico análisis del sociólogo G. Simmel a comienzos del s. XX, quien en su
ensayo Culturas de lo femenino esboza una teoría sobre las diferencias entre lo “masculino” y
lo “femenino” que asocia a lo “objetivo” y lo “subjetivo” respectivamente. Para G. Simmel,
las formas objetivadas de la cultura (política, arte, ciencia, etc.) son patrimonio exclusivo de
la manera de ser y expresarse del hombre, SIMMEL, 1958.
70 ¡Hola!, nº 1764 13 enero 1979.
71 FONTCUBERTA, 1990.
72 GALLEGO, 1992.
73 “El presidente Suárez, aquella tarde, me dejó entrever que él sabía muy bien que esta
decisión no iba a contentar a tiros [sic] y troyanos”, ¡Hola!, nº 1794, 12 enero 1979.
74 Vid. URIARTE, 1990: 182-196.
75 Desarrollado por MENÉNDEZ MENÉNDEZ, 2009: 285. “Todas estas revistas tenían
Bibliografía
78 Como concursos anuales de la revista ¡Hola! desarrollados desde finales de los 80s.
79 ¡Hola!, nº 1693, 05 de febrero 1977.
Hemeroteca (BNE)
Resumen: Se propone aquí una revisión del platonismo. Nos centramos en El Banquete
de Platón, desde un punto de vista crítico y postmoderno. El objetivo es analizar si el
platonismo ha dado lugar en nuestra cultura a una manera de entender y ejercer el amor y la
sexualidad que abocan en violencia, y en la lógica de la propiedad (capitalismo).
1 A Nerea Ciarra Tejada. Porque es de agradecer. A ella se debe y va dedicado el presente artículo.
secularizada hasta hoy. Pero, siguiendo esa raíz histórica, y yendo más lejos
(más “hacia atrás”) y más a las profundidades de esa herencia cristiana
de la cultura occidental, nos encontramos en efecto con el platonismo,
el cual tiene la peculiaridad de ser un movimiento intelectual que, para la
temática del presente monográfico de la Colección Temas y Perspectivas de la
Historia, resulta sustancialmente relevante ―y al menos sugerirlo así es el
objetivo mínimo, y quizás máximo, con el que se presenta este artículo,
proveniente con humildad y timidez del campo de la filosofía, con mero
afán interdisciplinar de poder prestar una pequeña voz a este complejísimo
y muy importante debate―.
3 PLATÓN, 1988: 185-287. Este diálogo platónico será el objetivo de nuestro análisis y
comentario. En lo sucesivo, citaremos de esta manera las referencias a El Banquete: primero,
y seguido siempre del título del diálogo, la referencia según la citación clásica y canónica
de J. Burnet, Platonis Opera, vol. II, Oxford, 1901 (reimpr., 1964), que es además la edición
seguida por la traducción castellana a la que nos atenemos; y después, entre paréntesis,
incluiremos siempre la página correspondiente en la traducción al castellano en la edición
de Gredos de 1988, la cual cuenta además con un documentado estudio introductorio de
M. Martínez Hernández (PLATÓN, 1988: 145-184) que aquí seguiremos de cerca.
4 Cf. GADAMER, 2003: 9-27 y 331-438.
5 Renunciando (con la limitación abismal que conlleva una renuncia), en ese sentido, a hacer
“historia anticuaria”, que también sería no solo interesante, sino muy necesaria al respecto
de toda esta temática y del diálogo que proponemos establecer entre ella y el platonismo.
Sobre la distinción entre “historia anticuaria”, “historia crítica” e “historia monumental”,
atiéndase a NIETZSCHE, 2010: 52-67, que es, junto a Gadamer (supra) el autor que brinda
la fundamentación epistemológica de las presentes páginas (y del tipo de labor histórica e
historiográfica ―quizá poco habitual― que este artículo desarrolla).
orden, primero Fedro, y tras él (y, como dijimos, después de otros que no
se mencionan) vinieron los de Pausanias, Erixímaco, Aristófanes, Agatón y
Sócrates. Por último, Alcibíades, enamorado de Sócrates (aunque en modo
alguno correspondido), también emite su discurso, aunque no de elogio
a Eros, sino de elogio dolorido a Sócrates, “el virtuoso”, por si hubiera
aún alguna última oportunidad de gozar de su favor en esa noche. Aunque
Sócrates, por supuesto, le da calabazas. De hecho, al final de la noche17 Sócrates
sería el único que, sin haber dejado de beber en ningún momento, no llegó
ni a embriagarse, ni a dormirse, ni a marcharse, y que solamente una vez
ya dormidos todos los que quedaban (entre ellos, Agatón y Aristófanes), y
acercándose ya el alba, optó por marcharse de la casa de Agatón junto a
Aristodemo, y pasó el resto del nuevo día en sus menesteres habituales, yendo
a lavarse, al gimnasio, etc., no acudiendo a descansar sino hasta el crepúsculo…
17 Cf. el final del diálogo, PLATÓN, Banquete, 223b y ss. (1988: 286-287).
18 Cf. el extraordinario estudio sobre Platón y el pharmakon, a cargo de DERRIDA, 2007: 91-260.
19 Aquí, por limitaciones de espacio, solo hemos podido escoger quizás los tres más
evidentes y “urgentes”, dejando fuera, por ejemplo, el discurso más central de El Banquete: el
que realiza Sócrates (del cual nos hacemos cargo, obviamente, y va implícito en la columna
vertebral de nuestro análisis: pues con Platón, Sócrates y con el platonismo es con quienes
aquí, en verdad, trazamos el diálogo crítico).
20 Vuélvase una vez más sobre nuestras notas al pie nº 4 y 5, supra.
desde hace tanto tiempo, pues, es el amor de los unos a los otros
innato en los hombres y restaurador de la antigua naturaleza, que
intenta hacer uno solo de dos y sanar la naturaleza humana. Por tanto,
cada uno de nosotros es un símbolo de hombre, al haber quedado
seccionado en dos de uno solo, como los lenguados. Por esta razón,
precisamente, cada uno está buscando siempre su propio símbolo22.
inalcanzable al margen del abrazo con esa otra mitad, el abrazo con esa
carencia reencontrada en el cuerpo y el alma del otro, para el que vivimos y
por/con el que hemos sido creados:
consiguen solo unos pocos” (PLATÓN, Banquete, 193b (1988:228-229). NOTA: en el texto
citado y en otros que citaremos después, habitualmente destacaremos en cursiva algunas
expresiones que son de gran relevancia para el análisis que estamos emprendiendo en el
artículo. En lo sucesivo, indicaremos esta operación de formato con la fórmula “cursivas
nuestras”, como es habitual en los comentarios de texto filosóficos).
25 PLATÓN, Banquete, 192d-e (1988: 227-228).
los unos de los otros40. Sea como fuere, el caso es que a juicio de Pausanias
(y, como se ve en el desarrollo de El Banquete, la perspectiva de Platón-
Sócrates no se aleja apenas de esto41), Eros puede sobrevivir al margen de
la componente corporal de la sexualidad. Es más: el auténtico o verdadero
amor, el buen amor, sería aquel que se desprende (una vez más: que se
«desenmascara») de la piel, máscara, fuego y juego del cuerpo:
Toda acción se comporta así: realizada por sí misma no es de
suyo ni hermosa ni fea, como, por ejemplo, lo que hacemos nosotros
ahora, beber, cantar, dialogar. Ninguna de estas cosas en sí misma es
hermosa, sino que lo es únicamente en la acción, según como se haga,
resulta una cosa u otra: si se hace bien y rectamente resulta hermosa,
pero si no se hace rectamente, fea. Del mismo modo, pues, no todo
amor ni todo Eros es hermoso ni digno de ser alabado, sino el que
nos induce a amar bellamente42.
40 Nos debemos al excelente estudio de FERNÁNDEZ PORTA, 2010 (v. gr.: 152 y ss.,
198, 204, etc.).
41 PLATÓN, Banquete, 199c-212b (1988: 240-265): pp. dedicadas al extenso discurso
de Sócrates.
42 PLATÓN, Banquete, 180e-181a (1988: 205-206).
43 PLATÓN, Banquete, 183d-184b (1988: 210-211). Cursivas nuestras, nuevamente.
3. Perspectivas abiertas
46 Cf. por ejemplo VATTIMO, 2010: 34, 91-92, 119-120, 127-129, etc.
47 DILTHEY, 1986: 39.
48 “Los hijos de Nietzsche”, apunta la filósofa Teresa Oñate, son “los que siempre dan
importancia al amor, la amistad, la creatividad, la inocencia o la comunidad sobre las
posesiones, la representación o el poder del dominio. Los hijos de Nietzsche siempre
buscan lo ligero y lo hermoso, aquello que los pone en relación con el otro, y con la vida”
(En reseña-noticia de El Día de Canarias, 12/7/2008).
49 En este artículo hemos expuesto algo que, durante varios meses en el invierno 2013-14,
se ha gestado y presentado en el contacto directo con los pacientes alumnos de 1º-A de
Bachillerato del IES “Hoces del Duratón” de Cantalejo (Segovia): Marta Arribas, Andrea
Berzal, Gonzalo Blanco, Daniel B. Bravo, Víctor Clemente, Manuel Cristóbal, Natalia de
Dios, Iván de Lucas, Jorge de Santos, Óscar Durán, Óscar Fernández, Estrella Gil, Cristina
Iglesias, Daniel Jiménez, Noelia Martín y Lucía Zamarro. Gracias.
50 PLATÓN, El Banquete, 210a-212b (1988: 261-265).
51 Cf. Marcuse, 2008: 174.
Bibliografía
Paglia, Camille, Vamps & Tramps: Más allá del feminismo, Madrid,
Valdemar, 2001.
Resumen: El vínculo materno-filial es quizá una de las más intensas relaciones amorosas
en la vida de una mujer. Desde el primer momento del embarazo hasta el alumbramiento, el
proceso se convierte en una preparación para la llegada de un nuevo miembro de la familia.
La conciencia de la mujer como madre ha ido evolucionando a lo largo de los siglos, a
medida que también lo hacía la consideración de la infancia en general, la cual vio aumentar
su interés desde el siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX. Esta consideración tiene un reflejo
material que puede tenerse en cuenta, entre otros, como muestra del amor materno desde
sus inicios: la canastilla de nacimiento.
Abstract: The mother and child union is the strongest relationships in the life of a
woman. From the very beginning of pregnancy until the born, the process becomes a
preparation for the arrival of a new family member. Awareness of women as mothers
has evolved over the centuries, as too did the consideration of children in general, which
saw its interest since the eighteenth century and throughout the nineteenth century. This
consideration reflects a material that can be considered as a sign of maternal love from the
beginning: the layette of birth.
1. Introducción
De manera general, las prendas para el recién nacido a finales del siglo
XIX estaban compuestas por: camisitas, jubón, chaquetitas, babero, gorro,
pañal, mantilla, faja, toquilla y faldón. No obstante la canastilla en España
presentó una gran cantidad de posibilidades compositivas. En este sentido
todo gira en torno a dos variables, fundamentalmente: la zona geográfica y
la posición social de la familia y sus posibilidades económicas10. Cierto es
también que se habían ido simplificando a lo largo del tiempo y en el siglo
XIX ya no eran tan cuantiosas como en otras épocas11. A veces incluso se
ofrecían recursos a las madres para colocar y ordenar todas las piezas. Una
canastilla de mimbre en la que se colocaban todas las prendas, se forraba de
percalina rosa o azul, dependiendo del sexo del niño y una tapa en la parte
superior. En el fondo se colocaba una bola o vasija cerrada con agua caliente
para mantener las prendas calientes antes de colocárselas al niño12.
Las revistas de moda de la época aconsejaban a la madre tener lista la
canastilla para el retoño hacia el séptimo mes. En España a finales del siglo
XIX era frecuente encontrar dos tipos de envoltura para los niños, esto es
la colocación de la faja que protegía al niño en sus primeros meses de vida.
Por un lado la envoltura a la inglesa, que dejaba al niño completamente
libre en sus movimientos pero le abrigaba menos; y por otro la envoltura
española, con la cual se aprisionaba demasiado al bebé pues, se le enfajaba
de pies a cabeza para evitar que se moviera. Fajar el cuerpo del bebé era una
costumbre pues se creía que así evitaba daños en el torso y permitía al niño
crecer enderezado y fuerte. No obstante, las nuevas condiciones higiénicas
inglesas, influyeron en España, trayendo consigo una nueva manera de
enfajar al bebé menos dañinoa para su cuerpo.
Fig. 1: La moda elegante. Periódico de las familias. Ilustraciones de prendas de bebé, 1870 y 1885.
Fons local de publicacions periòdiques digitalitzades. Gerència de Serveis de Biblioteques de la
Diputació de Barcelona
17 La moda elegante, Cádiz, 30 mayo 1890 y La moda elegante, Cádiz, 30 septiembre 1891.
18 La moda elegante. Madrid. 6 junio 1885.
3. Confección
y objetos de culto, etc. etc. Las personas que quieran más detalles
o deseen hacer algún encargo pueden dirigirse por escrito a la
mencionada casa de comisión […]26.
Por citar algún otro ejemplo, el Taller americano de las seis hermanas en
Madrid, se anunciaba en los rotativos decimonónicos, para ofrecer sus
servicios. No sólo confeccionaban ropa blanca y todo tipo de prendas a
señoras de Madrid; si no que, por correspondencia, hacían lo propio
a cualquier señora que lo solicitase. Ofrecían prendas a buen precio,
adaptaban y reformaban prendas antiguas e incluso cortaban e hilvanaban
algunas prendas, que después enviaban junto con el figurín y las anotaciones
pertinentes, para que las señoras pudieran adornarlas y coserlas ellas mismas
en sus casas29.
Coser era una de las habilidades que una mujer debía conocer y
formaba parte de la educación básica que se inculcaba a las niñas desde
pequeñas. La dualidad femenina/masculino estaba presente en la educación
diaria del hogar. El niño había de prepararse para la vida pública, mientras
que a las niñas se las educaba para el hogar y la vida conyugal30. Precisamente
en relación con ello, hubo un tratadito escrito para niñas de colegios de
primera enseñanza con un carácter claramente didáctico, que las iniciaba en
el arte de la confección. Entre todas las lecciones que aportaba, la número
dieciséis hacía referencia a la confección de una canastilla de recién nacido
“a la española”, que la describía como sigue:
Los pañales, que consisten en un cuadrado de 75 a 80 cm de lado. El
contorno deberá ser ribeteado, sobrehilado, y caso que se festoneen o
adornen con encajes, solo deberán festonearse ó adornarse dos lados,
es decir, el inferior y el que queda por encima. Los pañales interiores
aconsejaré se hagan de tela algo usada y que sólo se sobrehílen.
Faja, que consiste en una tira de tela ú otro género propio, de
unos 1’20 á 1’40 de longitud, por 0’10 ó 0´12 de longitud. Véndese ya
preparadas en los comercios.
Fichú que consiste en un medio pañuelo y por lo tanto de forma
triangular, que les resguarda el cuello y los hombros.
Pañal bragas, de forma triangular, también del ancho de la tela y
que se sujeta á la cintura mediante una jareta á la que se pasa una cinta
ó bien con frunces y una cinturilla por medio del ojal y botón ó por
una cinta.
La camiseta córtase con los patrones del cuerpo de dos piezas,
dejándose algo más holgada, dos centímetros por pestaña. La manga
nos ha de merecer especial cuidado; respecto al ancho que ha de tener
lo determinará la bocamanga que dé la prenda, acerca el cual ya di
las oportunas reglas. Sabido el ancho y largo, del que también me he
ocupado, bastaría la presentación del grabado, para comprender el
modo de dibujarla.
La chambrita córtase ó con el cuerpo de dos piezas, desviando
á partir de la cintura, ó con los patrones indicados para chambra,
reduciéndolos a las proporciones mencionadas. Si la chambrita se
confecciona en género grueso, podrá utilizarse como á cuerpo abrigo.
La enagüita ó cubre-pañales consta de dos piezas: de cinturón y
falda. El cinturón, consiste en una tira ligeramente hechurada. Una
vez confeccionada y colocada es tal como representa el grabado. La
enagua tiene de largo una vara, el ancho lo determina el artífice; puede
hacerse sesgada o recta; puede hacerse lisa ó adornada; no dudo serán
suficientes á servir de modelos los dos grabados que presento.
Gorrita de dormir o ceñidor. […]31.
Cabe aquí realizar una breve mención a propósito de las amas de cría
en España. Hasta finales del siglo XVIII había sido algo exclusivo de las
clases altas y directamente asociada a la burguesía. Una familia recurría a
la figura del ama de cría siempre que la madre sufría una imposibilidad a la
hora de dar de mamar a sus hijos, pero también siempre que aquella deseaba
recuperar su figura o no podía dedicarse en exclusiva al cuidado de sus
retoños (fig. 2). Como recoge Herradón Figueroa, lo que en principio había
sido una cuestión de necesidad acabó convirtiéndose en un signo externo
de estatus social34.
Se recoge aquí este apunte puesto que, desde el momento en que
el ama entraba a formar parte de un hogar, se convertía en un miembro
más de la familia y esto conllevaba dotarla de casa, trabajo y vestido. Sobre
esto último la burguesía hizo un especial hincapié pues, ella se convirtió
en un apéndice más de la familia. Siempre que se presentaba en público
representaba de algún modo el poder y la riqueza, y por tanto tenía que
reflejar la posición social de la familia. Vestir correctamente era esencial.
Fig. 2: Retrato de grupo. Amas de cría. Colección Fernando Navarro. Archivo CEHIFORM.
Región de Murcia
34 Por tanto, la nodriza no sólo estuvo al servicio de la familia que lo precisara en sentido
estricto, sino también, y sobre todo, de aquélla que pudiera costear tal prestación. Por ello,
del mismo modo que otros bienes de consumo, las amas de cría se vieron sometidas a
las leyes de la oferta y la demanda, como muestran los anuncios insertados en distintas
cabeceras de la prensa española entre 1850 y 1910. HERRADÓN FIGUEROA, 2009: 5-7.
Pieza Coste
Una mantilla de tafetán guarnecida 100
Un pañuelo grande de merino 100
Otro idem chico 12
Cuatro pares de medias de algodón a 7 rs. el par 28
Dos baras y media de seda de coton para delantales a 6 rs.la bara 12…16
Un peine de concha 28
Un peine de marfil 10
Un batidor 6
Cuatro baras de cinta para los delantales 1…30
Un par de zapatos de dos costuras 14
Seis barras de estopilla para dos armillas 33
Un cepillito para limpiar los peines 2
Dos pañuelos de ilo 14
Ylo para coser las almillas 1…26
35 Relación de gastos del bautizo de doña María del Pilar Loreto hija del conde de Cervellón, AHN,
Nobleza, FERNANNUÑEZ, legajo 70, documento 12. El cuadro inferior está realizado de
los datos extraídos de dicho documento de archivo.
5. Cultura material
En la actualidad el Museo del Traje conserva algunas prendas de
vestir tales como chaquetas, abrigos, pantalones, algún gorrito, faldón y capa
que nos permite conocer de primera mano cómo eran las ropas de los más
pequeños del hogar en el siglo XIX. El Museo del Romanticismo cuenta
entre sus fondos con un faldón fechado hacia la segunda mitad del siglo
XIX. Una pieza de gusto exquisito, elaborada en algodón con aplicaciones,
puntillas y bordados36.Ocurre los mismo en el Museo Nacional de Artes
Decorativas el cual también atesora algunas piezas que permiten ampliar
este estudio ya que permite conocer, no sólo la descripción sino también la
imagen real.
Junto con las propias prendas otro elemento fundamental para poder
completar el estudio es la fotografía. No es sencillo recuperar las prendas
de la moda infantil de los siglos pasados. En general, la indumentaria no
es un objeto artístico fácilmente conservable. Se trata de piezas que sufren
el desgaste, las remodelaciones, herencias familiares, de unos hijos a otros
menores y una serie de vicisitudes a lo largo del tiempo que las convierte, en
ocasiones, en un objeto efímero. Ante esta falta de documentos, la fotografía
se ha convertido en otro de los elementos esenciales de la cultura material
que permite estudiar la imagen y la apariencia de los individuos y recrear un
pasado histórico en torno a la vestimenta. Las fotografías reproducen una
realidad cotidiana en la que los retratos de familia tienen un papel importante.
Instantáneas en el estudio o en el hogar, así como retratos post-mortem en
los que los retoños vestían sus mejores galas para lucir en ellos (figs. 3 y 4).
Gracias a ellas se ofrece una fuente documental más para el estudio.
6. Conclusiones
Vistos los diferentes estadios y clases sociales, así como las variables
que una canastilla infantil presentó a lo largo del siglo XIX, puede afirmarse
que ésta se convirtió en el reflejo material del amor más real y puro, el de una
madre hacia su hijo. Amor que en ocasiones tan sólo se medía con el afecto y la
dedicación plena a la educación y cuidado de un hijo; en el caso de las madres
más humildes. Por otro lado, amor que se medía en reales y se materializaba en
la búsqueda de los tejidos más exquisitos, de las formas más novedosas traídas
de París y en una gran cantidad de puntillas, bordados y encajes.
Los pocos objetos tangibles que la historia del arte ha legado y que
han perdurado en el tiempo permiten completar el estudio de este apartado
de la historia de la indumentaria. El reflejo, casi efímero, de un sentimiento
perdurable e intenso.
Bibliografía
Blanco, Marta, Abrigo de niño. Pieza del mes, Madrid, Museo del Traje
CIPE, 2009.
Duque Alemañ, María del Mar, El ciclo de la vida. Ritos y costumbres de los
alicantinos de ataño, Alicante, ECU, 2005.
Herradón Figueroa, María Antonia, Joyas de amas de cría, Modelo del mes,
Madrid, Museo del Traje CIPE, 2009.
Ruiz y Alá, Carmen, Método para aprender á cortar y confeccionar toda clase
de prendas de vestir para señora, Lencería para caballero, Canastilla de recién nacido,
Abrigos y sombreros, Barcelona, Imprenta de Henrich y Compª, 1889.
Prensa y diarios
Documentos de archivo
Relación de gastos del bautizo de doña María del Pilar Loreto hija del conde de
Cervellón, AHN, Nobleza, FERNANNUÑEZ, legajo70, documento 12.
Palabras clave: Homosexualidad, Sociedad, Religión, Época Clásica, Alta Edad Media.
Abstract: The aim of this paper is to analyze the evolution of social attitudes toward
homosexuality, from the viewpoint of different documentary evidences (literature, religion,
laws, art...) between the Classical Period and High Middle Ages The advancement of the
research (in History, Archaeology, Anthropology...) during the last decades allows us to
perceive homosexual relationship as an accepted phenomenon, as just another way of
understanding sex. However, it is possible to perceive an increasing transformation of
this social attitude from the Late Antique period, when the power of the Church and the
influence of the patristic literature are gaining ground.
1. Introducción
Son más numerosos tanto los testimonios como los estudios que
abordan la cuestión de la sexualidad en referencia al mundo clásico. En el
caso de Grecia, contamos con el estudio que realizó K.J. Dover a finales
de los años 707. Los testimonios de relaciones homoeróticas en el ámbito
griego se presentan, según Dover, a través de tres fuentes documentales
principales: las representaciones artísticas, las leyes y la documentación
literaria y filosófica.
Respecto a la iconografía que se plasma en numerosos objetos
artísticos o de cultura material nos limitaremos a constatar la numerosa
presencia de escenas de evidente contenido homoerótico en sus diferentes
manifestaciones. Abundan en ellos las representaciones de episodios
cotidianos en las que se muestran explícitamente situaciones bien de cortejo
o bien de prácticas sexuales entre hombres. Algunas de estas escenas
podrían aparecer en primera instancia ambiguas o simplemente alejadas de
cualquier tipo de contenido sexual, pero su conjunción con los testimonios
literarios de la época nos permiten contemplar el motivo iconográfico en su
correspondiente y acertada significación. Por ejemplo, el acto de ofrecer un
presente (el regalo de un gallo o una liebre) por parte de un adulto a un joven
muchacho podría interpretarse como una escena cotidiana sin mayores
connotaciones, aunque, como bien muestran los textos, se trata efectivamente
de un hecho habitual en el comportamiento social de los antiguos griegos
que representa, simbólica pero explícitamente, una proposición de relaciones
sexuales entre los dos protagonistas8 (fig. 1).
Respecto a las referencias literarias, es conocida la relación aludida
por Homero entre Aquiles y Patroclo en La Ilíada (cantos II, XI, XVI),
una relación, cuya naturaleza homoerótica, sin embargo, puede no parecer
explícita a ojos del lector contemporáneo. Pero resulta significativo al respecto
el comentario de Esquines en su narración del proceso contra Timarco. En
él Esquines argumenta esta ausencia de concreción precisamente porque
“la intensidad de su afecto”, más allá de la amistad, “estaba clara para los
lectores cultivados”9. Por otro lado, no es menos significativa la necesidad,
en otros pasajes y autores, de hacer explícito el hecho contrario, es decir,
que lo que se quiere dejar patente es la ausencia de relación sexual entre
dos hombres cuando lo que se espera es que, por la fuerza de la costumbre,
esta efectivamente se produzca, tal como sucede en el relato, inserto en El
Banquete de Platón, que hace Alcibíades de una noche que pasó en compañía
de Sócrates “como si la hubiera pasado con su padre o su hermano
25 Por ejemplo, a las comunidades de los moabitas y los amonitas se les niega su entrada
“en la asamblea del Señor...porque no quisieron socorreros en el viaje, negándoos el pan y
el agua cuando salisteis de Egipto” (Deut. 23: 3-4); BOSWELL, 1993: 122.
26 Igualmente en Lc. 10: 10-12: “Pero en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban,
salid a sus calles, y decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad que se pega a nuestros pies, nos
lo sacudimos en protesta contra vosotros; empero sabed esto: que el reino de Dios se ha
acercado”. “Os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para
aquella ciudad”.
27 CROMPTON, 2003: 36-39.
28 BREHIER, 1950.
29 GARRIDO, 1997: 44-52.
30 Así, en sus epístolas a Romanos (1: 18-27); Tito (1: 10); Timoteo (1: 10); Corintios (I 6: 9).
31 I Cor. 7: 1-9 y 25-39.
32 Tal como muestra el canon 17 del III Concilio de Toledo hacia finales del siglo VI al
expresar que “...nam dum causa propagandae prolis sortiantur coniugia...” ; para la transcripción de
los textos conciliares visigodos que se citan en este artículo: VIVES, 1963.
37 Cicerón, Filípicas 2, 18, 45; Boswell aclara que la stola consistía en una prenda de vestir
distintiva de la mujer casada (BOSWELL, 1993: 92 y nota 37).
38 BRUNDAGE, 2000: 112-116.
39 Clemente de Alejandría, El Pedagogo II, 10.92.
por una mera adecuación a los nuevos contextos históricos y sociales (no
olvidemos que nos movemos en una época de confrontación y competencia
directa, en no pocas ocasiones con episodios violentos, entre el progresivo
auge del cristianismo, llamado a convertirse en religión oficial del Imperio, y
el remanente, cada vez más reprimido y marginado a partir de los decretos
imperiales pero en ningún caso extinguido, de la tradición religiosa pagana).
Si los Padres de la Iglesia contemplaron la posibilidad y la necesidad de
adecuar la tradición religiosa a las conveniencias de su época, resulta un
tanto sorprendente que, posteriormente y hasta la actualidad, se muestren
desde amplios círculos eclesiásticos actitudes tan poco proclives a seguir el
ejemplo de estos primeros teólogos y pilares del pensamiento cristiano.
Posteriormente, Agustín de Hipona mantendrá la tendencia instaurada
tiempo atrás por Filón de Alejandría. Es de sobras conocida la influencia
que este Padre de la Iglesia ejercerá en la evolución del pensamiento
cristiano, incluidos aspectos referidos a las costumbres sexuales40. Aunque
con posterioridad, una vez alcanzada la cátedra episcopal, Agustín renegará
de ciertas conductas de su pasado, su testimonio es significativo de cara a
ilustrar algunos aspectos de la sociedad de su tiempo, de aquel tiempo de su
adolescencia en que “se entronizó en mí...la locura de la lujuria, permitida
por la desvergüenza humana pero ilícita según tus Leyes”41 e incluso,
confiesa, “hasta osé, entre las paredes de tu Iglesia y en la celebración de
una de tus solemnidades, desear frutos de muerte y ponerme en acción
para procurármelos”42. Entre los diversos “amores ilícitos” que aparecen
en estas Confesiones de Agustín se puede entrever que al menos uno de ellos
correspondió a una relación homosexual43. Lo que podemos destacar de
estos textos es que el encuentro homosexual no requiere mayor condena
que cualquier otra de sus aventuras heterosexuales, e incluso el mismo
autor parece reflejar que fue aquella, precisamente, la relación que dejó una
más profunda impronta en sus sentimientos44. En esta época, como en las
precedentes, la conducta homoerótica es una forma más de las relaciones
sexuales, presentes y consentidas en la sociedad, sin que requiera ni mayor
explicación ni mayor arrepentimiento por parte del obispo de Hipona
que cualquier otra. A pesar de la progresiva radicalización respecto a la
homosexualidad que se va configurando en los escritos patrísticos y de
algunas intervenciones imperiales en materia jurídica, las relaciones entre
personas del mismo sexo mantienen su presencia en la sociedad de la
45 Juan Crisóstomo, Adverus oppugnatores..., 3.8, citado por BOSWELL, 1993: 158.
46 Juan Crisóstomo, Adverus oppugnatores..., 3.8, citado por BOSWELL, 1993: 159.
47 BAILEY, 1955: 73-74.
48 ROSEN, 207: 198-223.
49 Procopio de Cesarea, Guerra Persa II, 23, 3-5.
50 Procopio de Cesarea, Historia Secreta 11, 13; BOSWELL, 1993: 199-202.
códices legales. A diferencia del rigor y firmeza que, como hemos visto,
impregnaban las respuestas a la conducta homosexual en la legislación
imperial en Oriente, en las disposiciones jurídicas de los pueblos bárbaros es
difícil encontrar tratamientos específicos al respecto. Determinados aspectos
relacionados con la sexualidad aparecen con cierta frecuencia en estas
fuentes legales, aludiendo por lo general a casos de abuso sexual, adulterio y
diversas actitudes que se englobaban bajo el concepto de fornicación, pero
prácticamente nada se dice sobre las relaciones homosexuales en particular.
La única situación excepcional se presenta en la Hispania visigoda51. Sin
embargo, estas actuaciones no aparecen, como hubiera sido más previsible,
en el momento en que se produce la sólida alianza entre Iglesia y Estado
(incrementando notablemente la influencia de las elites católicas en el
gobierno) que se escenifica en y se oficializa por los decretos del III Concilio
de Toledo del año 589, sino que habrá que esperar prácticamente a los años
centrales del siglo siguiente para que, bajo el reinado de Chindasvinto (642-
653) se promulguen leyes explícitas y severas contra la homosexualidad,
fundamentalmente la masculina52:
Non relinquendum est scelus inultum, quod detestandum semper execrabile
morum pravitate censetur. Masculorum ergo concubitores, vel qui talia consentientes
pertulerint, sta sunt legis huius sententia feriendi, tu scilicet, mox tale nefas
admissum iudex evidenter investigaverit, utrosque continuo castrare procuret,
et tradens cos pontifici territorii huius, ubi id perpetrari contigerit, sequestratim
ardue mancipentur detrusioni, vel inviti saltim luituri commissa, qui voluntariae
perpetrasse noscuntur inlicita. Hoc interim orrendum dedecus si inferens quisque
vel patiens non voluntarius, sed invitus explesso dinoscitur, tunc a reatu poteri
immunis haberi, si nefandi huius sceleris ipse detector extiterit; ille procul dubio
tenendus est ad penam, quem in hac sponte devolutum constat insaniam. Habentes
autem uxores, qui de consensu talia gesserint, facultatem eorum filii aut heredes
legitimi poterunt obtinere; nam coniuge, sua tantum dotem percepta suarumque
rerum integritate retenta, nubendi cui voluerint indubitata manebit et absoluta
licentia (LV III, 5, 4: De masculorum stupris).
illam in se iacturam excipiat ultionis, quam pro his causis nuper, in anno videlicet
tertio regni nostri, sacerdotalis decreti promulgata sententia evidenti prescriptione
depromsit (LV III, 4, 17: De sodomitis , qua debeant ultionis sententia perculi).
Abstract: Sodomy was considered by medieval society as one of the most serious
crimes against divine and human law, for Christians as well as Muslims, in each religion with
their particularities. Castilian ‘mudéjares’ were between both worlds, since despite having
their own Islamic legislation, they had to be subject to Christian court, which judged sexual
crimes including sodomy.
relatar su paso por Almería en 1494: “al salir de Almería, a las afueras, vimos una alta
columna amurallada, en la cual estaban colgados por los pies seis cristianos de Italia,
convictos de sodomía. Los cuelgan primero por el cuello, como nosotros, y luego por los
pies. Antes del juicio les cortan los testículos y se los cuelgan al cuello, porque los españoles
tienen odio a este vicio y lo castigan duramente, y con razón, porque es contra naturaleza y
algo bestial”. Cit. en LÓPEZ BELTRÁN, 2010: 175.
13 Así el Fuero de Cuenca prevé una fuerte pena para quienes acusen sin fundamento,
ORTEGA BAÚN, 2011: 107-108.
14 SOLÓRZANO TELECHEA, 2005: 315.
15 Es el caso dos mujeres acusadas de sodomía en San Sebastián a finales del siglo XV o
el de Yuzaf Piedrahíta, del que hablaremos más adelante, SOLÓRZANO TELECHEA,
2005: 315-316.
16 BAZÁN DÍAZ, 2007: 433-454.
ellas tenían también alcaldes propios para entender en sus causas internas,
mientras que otras debían someterse a la justicia ordinaria. A pesar de que
fueran juzgados por jueces cristianos, en las cuestiones de derecho civil se
aplicaba el derecho islámico, por ejemplo en causas de herencias o de tutela
de menores55.
Esta vigencia de la legislación islámica requería de tratados específicos
a los que pudiesen recurrir los alcaldes, ya fueran cristianos o musulmanes,
a la hora de pronunciar sus sentencias en las causas que ocurrían entre
mudéjares. Sin embargo, tampoco podemos menospreciar la importancia
de la costumbre y de la transmisión oral de la normativa. Este modo de
transmisión debió gozar de buena salud, pues en varios pleitos elevados a la
Real Chancillería de Valladolid, para conocer la costumbre musulmana, en
vez de recurrir a tratados escritos, los oidores se apoyan en declaraciones
de testigos56. Volviendo a los textos jurídicos, sin ninguna duda existían
y circulaban entre las aljamas, y al menos los peritos en leyes debían de
conocerlos. Incluso algunos autores entienden que al aproximarse su
desaparición, las comunidades islámicas de la Península se volvieron más
ortodoxas y estrictas en la observancia de sus preceptos, buscando una
especial protección divina como buenos musulmanes57.
El empleo del árabe parece que era muy limitado entre los mudéjares
castellanos, y así el alfaquí de Segovia, Iça de Gebir en su Breviario Sunní,
lamenta que los moros de Castilla hubieran perdido las escuelas de arábigo58.
Por ello se vierten al castellano, bien con caracteres latinos o bien en
aljamiado59, obras anteriores, que se copian o se adaptan a las necesidades
de los mudéjares60.
Han llegado a nosotros cinco obras legislativas islámicas escritas en
romance61 que son las que seguramente estuvieron más al alcance de los
mudéjares castellanos.
89 Ejecutoria del pleito litigado entre Yuzaf Piedrahíta, moro, vecino de Arévalo con el fiscal sobre
sodomía, ARCHV, Registro de ejecutorias, caja 125, 21, fols. 2v-3r.
evitar el tormento de agua que quería imponérsele y que tal vez hubiera
provocado el reconocimiento de su propia culpabilidad.
Es notorio también como este proceso se trata únicamente ante
las autoridades cristianas, sin que en él entiendan en ningún momento, ni
siquiera en primera instancia, alcaldes de moros, como sería de esperar al
implicar únicamente a musulmanes. Ello se explica por una parte porque
la justicia criminal estaba en manos de jueces cristianos, quedando para los
musulmanes las causas civiles, y por otra por la extrema gravedad atribuida
al delito, que podía provocar calamidades a toda la población arevalense.
A pesar de los males que podían seguirse, no se advierte en la ejecutoria
intención de escarnio hacia los musulmanes, mientras que a la falta cometida
se aplican toda clase de descalificativos.
Bibliografía
Abstract: The following paper seeks to understand the social reality of homosexuality
and how it has been considered during the period known as francoism. Throught the
analysis of the eugenics and medical discourse, this paper wants to understand in which
way the feminization of the subjects is a form to construct subalternity and therefore it is
used to marginalize human groups acording to the basic and significant structures of the
heteropatriarchy.
1. Introducción1
Estos miedos que no pueden ser calificados de otra forma más que de
totalmente razonables4 suponen la muestra de los cambios, pero a su vez, se
presentan como una clara amenaza para la continuidad de estos llegando a
ser un gran obstáculo para la equidad social.
La homosexualidad es una de esas etiquetas “heréticas” que se
sitúan en contra de los discursos dominantes heterosexuales y por lo tanto
muchas personas continuarán sufriendo el desprecio generalizado debido
a la transgresión de los “dogmas” naturalistas hasta la total eliminación
de la sociedad no igualitaria. La sólida y pura barrera que había dividido
tradicionalmente en el imaginario colectivo a los hombres de las mujeres
se resquebraja debido a sujetos que se sienten atraídos por personas del
mismo sexo que el que les ha sido adjudicado y que además, pueden o no,
actuar el género que les corresponde, de acuerdo a la terminología de Judith
Butler. A través de la comprensión de las diversas causas que han llevado a la
marginación y subordinación de estas personas, se pueden comprender más
profundamente las dimensiones del problema de la homofobia, tanto a nivel
social como a nivel individual en la configuración identitaria.
Es necesario recordar que la realidad social no es un ente dado sin capacidad
de transformación o cambio. Debemos ser capaces de comprender que:
las cosas -objetos, personas, eventos del mundo- no tienen en sí
mismas ningún sentido fijo, final o verdadero. Somos nosotros -dentro
de las culturas humanas- los que hacemos que las cosas signifiquen,
los que significamos5.
7 Artículo 431 consultado en la obra: Alventosa del Río, Josefina, Discriminación por orientación
sexual e identidad de género en el derecho español, Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2008.
17 En este sentido la obra de Raquel (Lucas) Platero constituye uno de los primeros intentos
por visibilizar a las mujeres homosexuales durante el periodo dictatorial, centrándose en el
análisis de las mujeres lesbianas masculinas que fueron tratadas legalmente, en algunos
casos, como si de hombres se tratara.
4. Discurso regeneracionista-eugenésico
5. Discurso medicalizador
22 Cabe hacer algunas consideraciones sobre esto. A pesar de que el sistema patriarcal
dicotomice la realidad, las categorías de género sufren un proceso de (re)negociación
constante, no hablamos de la eterna recurrencia donde nada cambia, son categorías históricas
y culturales. Con esto se verán casos en los que los mismos marcadores de género funcionan
de formas diversas, es decir, en determinadas culturas un collar puede ser únicamente
femenino, pero en otras masculino. Así mismo el uso del collar puede “enmascararse” con
una mayor musculatura, o combinándolo con marcadores hipermasculinos. La negociación
se basa en la fluidez misma de las categorías, aunque los ideales sean rígidos.
23 Muy interesante es también el caso de los hombres que sufrieron de lo que hoy se conoce
como “estrés postraumático”, los llamados “histéricos”. Como Mary Vincent (2006: 145-
146) supusieron una grave problemática ya que “conservaban poco de su autocontrol que
supuestamente definía y caracterizaba la masculinidad”.
procedimientos mediante los cuales una sociedad delimita los derechos y las
posibilidades vitales de un determinado grupo social siendo representados
como lo Otro. La ciencia médica sufrirá en estos años un claro avance
que descompone las justificaciones deterministas que habían servido
para establecer las bases de la regeneración de la patria y por lo tanto era
necesario buscar nuevos instrumentos ideológicos que suplieran las nuevas
problemáticas. La persona homosexual pasa de ser una viciosa a ser una
enferma y por lo tanto deben ser acotadas, a través del discurso médico, las
formas que sirvan para prevenir el contagio y para curar a quienes la sufran.
General feeling: I feel like a woman in a man’s form; and even though I often
am sensible of the man’s form, yet it is always in a feminine sense. Thus, for
example, I feel the penis as clitoris; the urethra as urethra and vaginal orifice (...)25.
fiel seguidor de las teorías médicas del neuropsiquiatra alemán y que redacta
en 1962 la obra Gamberros, homosexuales, vagos y maleantes. Sabater propone que
el homosexual es un enfermo y que por lo tanto debe ser tratado, no hay
que castigarlo sino compadecerle y ayudarle en su recuperación, siempre y
cuando este la acepte. Sus afirmaciones siguen la línea de las ya mencionadas:
que sirve para separar del poder a aquellos que no son dignos del mismo.
La importancia de la homosexualidad con respecto al sistema se revela en el
sentido de que supone una quiebra de los supuestos patriarcales. La persona
homosexual “se convierte entonces en un personaje socialmente útil, al
transformarse en el punto de referencia desde el cual el varón [heterosexual]
puede fijar sus rasgos viriles negándolos en el otro”29. El papel de significación
identitaria en negativo que juega la mujer se reproduce también en todo
aquello que no sea hombre, incluyendo a los sujetos que son homosexuales
o que poseen alguna “tara” de acuerdo a la normatividad social imperante.
Esta bipolaridad es negativa en sí misma puesto que el discurso
se despliega para justificar una clara desigualdad entre lo que significa lo
masculino y lo femenino. El hombre es lo trascendente, el que tiene la
autoridad y el poder de construir su identidad y la de la otredad. “La mujer
se determina y se diferencia con respecto al hombre y no a inversa; ella
es lo inesencial frente lo esencial. Él es el Sujeto, es el Absoluto: ella es la
Alteridad (…).”30 Marginando a los homosexuales y construyéndolos para
el imaginario colectivo como mujeres, no hace sino que revelar la estructura
desigual del patriarcado. Lo femenino es lo Otro, supone la construcción
de dicho género como alteridad, dicho de otro modo: lo que es Uno, no lo
es lo Otro. Lo que verdaderamente queda al descubierto es una sociedad
que minusvalora lo femenino, que lo mitifica y lo ensalza siempre y cuando
permanezca en los límites de lo que es sagrado y normativo. Las mujeres
representan un sujeto que se sitúa bajo el yugo del hombre, que se enclaustra
en los hogares y se rodea con la familia para impedir su empoderamiento.
Por esto los/las homosexuales son despreciados, porque lo que determina
el discurso feminizador es la degradación de un género para sustentar el
entramado subyacente de poder masculino.
A pesar que los procesos culturales e históricos han cristalizado en la
dinamización de las configuraciones vitales de las/los individuos, el sustrato
ideológico, es decir, el discurso masculinista, sigue siendo reproducido
de forma compulsiva. Lo que este texto ha tratado de revelar es que
la transformación de la práctica social, en este caso a través de diversas
consecuciones legales gracias al empuje del movimiento LGTB, así como al
feminismo y a otros grupos, no supone necesariamente la desarticulación de
las estructuras básicas significantes que conforman el sistema heteropatriarcal.
Lo mencionado aquí sigue teniendo validez en nuestro día a día de acuerdo a
Bibliografía
Alventosa del Río, Josefina, Discriminación por orientación sexual e iden-
tidad de género en el derecho español, Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, 2008.
Arnalte, Arturo, Redada de violetas. La represión de los homosexuales durante
el franquismo, Madrid, La esfera de los Libros, 2003.
Bauman, Zygmunt, Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre,
México, Tusquets Editores, 2007.
Beauvoir, Simon, El segundo sexo (vol.1), Los hechos y los mitos, Valencia,
Cátedra, 1999.
Palabras clave: La Ciudad y el Pilar de sal, Gore Vidal, homosexualidad, Estados Unidos,
Informe Kinsey.
Abstract: The aim of this article is to analyze, within the 40´s decade in the United
States, wether Vidal´s The City and the Pillar can be an accurate historical source so as to study
the situation of homosexuals in the context above mentioned. In doing so, the current
research studies the theoretical problems referred to literature in relation to homosexuality
as a social group. The work is tackled from an individual as well as social construction since,
on the one hand, the novel is the output of Gore Vidal´s own personal life and thinking
and, on the other, the output of a fixed temporal frame. Everything, eventually, make us
become aware of what the basic coordinates are which the novel offer to the historian in
order to study the situation of homosexuals in this historical spatio-temporal context.
Keywords: The City and the Pillar, Gore Vidal, Homosexuality, United States, Kinsey Report.
1. Introducción
15 Sus memorias y ensayos sobre sexualidad son los más acertados para el estudio de La
Ciudad y el Pilar de sal. En el caso de los ensayos, hemos utilizado una recopilación del autor,
con entrevistas incluidas. VIDAL, 1996; VIDAL, 2001.
16 Un buen resumen de las principales publicaciones sobre Gore Vidal lo encontramos en:
KLOMAN, 2011.
17 MONTALBÁN, 2001: 12-13.
18 KIERNAN, 1995: 246.
Dicho lo cual, ¿por qué escribió La Ciudad y el Pilar de sal? Sabemos que
Vidal no tenía ningún problema con respecto a su propia homosexualidad,
todo lo contrario. Pero también sabemos que él era consciente de que
al publicar semejante obra podría sacrificar mucho, para empezar una
prometedora carrera política patrocinada por su abuelo, el senador Gore24.
En sus abundantes declaraciones y testimonios nunca dio una respuesta
definitiva sobre las razones que le llevaron a escribir tal obra. Y es importante
saber las razones, ya que éstas pudieron determinar lo que escribió y cómo
lo hizo. Mas, aquí, entramos en el terreno de la hipótesis difícilmente
comprobable. Hay dos posibles causas, no excluyentes entre ellas. Por un
lado, nos encontramos ante una reescritura de vivencias personales o, al
menos, una novela motivada por dichas vivencias. Por otro lado, estaría el
deseo de Vidal de realizar una crónica sobre la realidad de los homosexuales
en Estados Unidos, más allá de las ideas preconcebidas de aquella sociedad.
personas. Esto no sólo generaba una situación de indefensión legal para los
homosexuales sino también una situación de indefensión social, ya que el
consenso sociomoral al respecto era bastante homogéneo.
desde el principio, a través del diálogo entre Jim y Bob, se muestran dos
posturas. La que no parece ver nada malo en mantener una relación con
otro hombre, porque no se es consciente de que eso sea algo homosexual
sino un simple instinto de deseo y afectividad. Jim Willard no se ve a sí
mismo como alguien diferente a los demás, sólo le aparece el conflicto
cuando se va dando cuenta de que lo que él quiere no es lo que la sociedad
le demanda61. Bob Ford representa la postura del arrepentimiento, el sentir,
desde un principio, que lo realizado no está bien62. En otros momentos
de la obra se nos van dando nuevas ideas sobre el estigma y como se
relaciona con el mundo social. Así, las figuras públicas debían silenciar u
ocultar sus relaciones63. En el ámbito del individuo, se nos muestras cómo
las relaciones básicas, tales como las familiares, eran un puro engaño64. Sus
vivencias sexuales sólo se podían vivir de forma secreta. De ahí la necesidad
de construir espacios propios65. El honrado padre de familia americano sólo
podría vivir sus deseos en un lugar secreto, con personas como él y en la más
estricta privacidad. El homosexual vive en dos mundos: el afectivo/personal
y el de la mentira social. Los homosexuales, tal y como han demostrado
los estudios de Chauncey, construyen un mundo paralelo donde vivir su
sexualidad sin conflicto.
Una vez trazadas las líneas generales, merece la pena concretar espacios:
66 En la ya citada entrevista concedida, en 1979, a la revista a Gay Sunshine, Vidal habla de cómo
en el interior de Estados Unidos es “Donde se origina el latido del pulso”. VIDAL, 2001: 239.
67 VIDAL, 1999: 32, 37, 39, 206.
68 Por ejemplo, Bob Ford termina casándose. VIDAL, 1999: 168-170.
69 VIDAL, 1999: 80, 82-83, 101, 198.
70 VIDAL, 1999: 101.
71 VIDAL, 1999: 113-116.
72 VIDAL, 1999: 115.
73 VIDAL, 1999: 131, 139, 141, 144, 146.
Pickering, James H., The City in American Culture, New York, Harper
& Row, 1977.
Ross, Dorothy, “The New and Newer Histories: Social Theory and
Historiography in an American Key”. En Molho, Anthony and Wood,
Gregory S. (eds.), Imagined Histories. American Historians interpret the past,
Princeton, Princeton University Press, 1998; 85-105.
Vidal, Gore, Una Memoria, Madrid, Anaya & Mario Muchnik, 1996.
Woods, Terry, “Starless and Black. Alienation in Gay Literature”.
En Lilly, Mark (ed.), Lesbian and Gay Writing. An Anthology of Critical Essays,
Bassingston, Macmillan Publishers, 1990.
Resumen: Los mitos referentes a los amores de dioses o de seres mitológicos entre sí o
con simples mortales, tenían carácter religioso. Se vinculaban con la fecundidad, la felicidad
y la inmortalidad.
Abstract: The myth with reference to the loves of gods or to the mythological figures
between themselves had a religious character. They were closely bound with the fertility, the
happiness and the immortality.
1 HAMPE, SIMON, 1980: 228-329, fig. 347; DEMAGNE, 1960: 375, fig. 496; LA
ROCCA, 1976: 88-91.
2 BOARDMAN, 1976: 32; DOVER, 1979: 69-71, 196-198; PAPAIOANNOU, 1972: fig.
121; SAN NICOLÁS, 1999: 277-389.
3 BOARDMAN, 1974: 217.
4 BOARDMAN, 1975: 224.
sobre la espalda, sujetado por el borde con la mano derecha. Vuelve la cabeza
hacia el cisne. Encima de la escena, en un letrero se lee: ADVLTERIVM /
IOVIS, que era lo que eran en realidad los amores de Zeus con Leda, un
adulterio, y LEDA sobre Leda.
Su primera esposa fue Metis, hija del Océano. Su segunda esposa fue
Temis, hija de las Titánides, con la que tuvo a las Estaciones (las Horas):
Eirene (Paz), Eunomia (Disciplina), Dice (Justicia) y las Moiras (Destino).
Zeus se unió con Dione, una de las Titánides. Con ella engendró a
Afrodita. Con Eurinome, hija del Océano, tuvo a las Gracias Aglae, Eufrósine
y Talia, que eran espíritus de la vegetación.
Estas son las uniones que Zeus tuvo con diosas. Sus amoríos con
simples mortales fueron innumerables. Sólo se recuerda algunos de los
más importantes. La casi totalidad de las familias importantes de Grecia
se vinculan con el padre de los dioses y de los hombres. Zeus mantuvo
relaciones amorosas en casi todas las regiones del mundo griego.
Menelao, era tenido por hijo de Zeus y de Pluto. Cadmo también descendía
de Zeus y de Io. Los troyanos, por su antepasado Dárdano, descendían
de los amoríos de Zeus y de Eclatia, una de las Pléyades. Los cretenses
se vanagloriaban de descender de Zeus y de Europa y de los tres hijos de
esta unión, Minos, Sarpedón y Radamanto. Los arcadios se consideraban
descendientes de Arcade, hijo de Zeus y de la ninfa Calipso. Los argivos
habían recibido el nombre de Argos, hijo –al igual que los pelasgos- de Zeus y
de una joven argiva, Niobe. Los lacedemonios pasaban por ser descendiente
de Zeus y de la ninfa Taigete. Los mitógrafos, anteriores al cristianismo,
buscaron las razones que movieron a Zeus a mantener todos estos amoríos.
El nacimiento de Helena lo explican por la necesidad de disminuir la
población excesiva de Grecia y de Asia, que provocó la sangrienta guerra de
Troya. Heracles liberó al mundo de monstruos malignos.
2. Dionisos
20 DUNBABIN, 1978: 183, 221, 259, 263, 271, 274, 276, 277.
Fig. 3: Afrodita y Adonis. Cubierta de espejo. Corinto. París, Museo del Louvre. Fuente:
Internet
4. Cibeles y Atis
Cibeles era la madre de las diosas. Atis era tenido por hijo de Agdistis
y de la ninfa del río Sangario, Nana. Vivía en Frigia. Era un joven muy
hermoso. Cibeles se enamoró perdidamente de él y quiso convertirle en
guardián de su templo, con la condición de que se mantuviera virgen. El
joven estaba enamorado de la ninfa Sagaritis. Cibeles, en castigo, volvió
loco a Atis, que enfurecido, se castró. Después Cibeles, al parecer, lo
aceptó a su servicio.
5. Heracles y Ninfas
Figura 4: Heracles y Ninfa. Mármol. Boston, Museum of Fine Arts. Según E. La Rocca
la que una ninfa rechaza a un Sátiro que la abraza por la cintura, procedente
del Trastevere de Roma, del s. III a.C.31; escultura de mármol de Delos, del
s. I a.C., de Afrodita desnuda rechazando con una zapatilla a Pan, mientras
Eros le aparta empujándole por los cuernos32; Pan haciendo el amor con una
cabra33 (fig. 7). Estas mismas escenas de komos dionisíaco con symplegmata
se repiten con hombres barbudos y hetairas en un kylix de figuras rojas de
Brygos, hacia 480 a.C.
Fig. 5: Sátiro y Ménade. Copa ática de Fig. 6: Copa ática de figuras rojas. Berlín
figuras rojas. Munich, Museum der Antikenmuseum. Según C. Johns
Staatlichen Antikensammlungen. Fuente:
Internet
7. Otros mitos
Los ejemplos se podían multiplicar, y el número de parejas de amantes:
Polifemo y Galatea (Córdoba), Selene y Endimión (Cástulo, Jaén), Alfeo y
Aretusa (El Djem), Marte y Rea Silvia (Lixus), Marte y Venus (Carranque,
Toledo), etc. En este trabajo tan sólo se ha hecho una cata en el tema34.
8. Sexo y ultratumba en Etruria
En la Tumba de los Toros de Tarquinia, obra del artista jonio que
trabajaba en Tarquinia hacia el año 520 a.C. se representan dos symplegmata
junto a toros, que se debían relacionar con ideas de ultratumba35.
hacia los años 431-430 a.C., una mujer planta falos, etc. En una copa de
figuras rojas, s. IV a.C., un gigantesco falo está entre dos damas, en una
función religiosa. En un vaso de figuras rojas datado entre 500-475 a.C., una
joven que sostiene un falo-pájaro, descubre un cesto lleno de falos. En un
vaso de figuras rojas del s. IV a.C., una dama lleva un caldero lleno de falos.
36 BOARDMAN, 1976: 34-40; LA ROCCA, 1976: 71-72; JOHNS, 1992: 21, 23, 58-59,
Fabian D. Zuk
Université de Montréal
dfab.zuk@gmail.com
Abstract: Though the official position of the Catholic Church demands continence
and celibacy of its clergy, this was not so in the early Church. The following article outlines
the evolution of sexuality among members of the higher clerical orders and presents the
Late Antique episcopus as a sexual being whose need for sexual expression within the confines
of his position as exemplar of Christian values was resolved through holy matrimony.
1 The importance of sexuality was recognises at the Sacred Congregation for the Doctrine
of the (Christian) Faith, on December 29th, 1975 in the city of Rome.
Modern sexual theory connects the scientific name sexualitas, with the
ancient concept of eros, love rooted in sexual desire, the driving creative
power which finds its source in penia and poros, lacking and resourcefulness2.
Eros can therefore be united with lust, a force triggered by incompleteness
and desire. Though Eros is integral to human biology, Christianity taught
that one could live chastely, i.e. with a blameless, innocent chastity, a sexuality
free of sexual immorality. Incest from Latin incestum, literally ‘un-chaste’ is
the ultimate example of an immoral sexuality incompatible with Christian
religious life. A Christian who partook in unchaste sex acts would be labeled
a fornicator, one who participates in fornicatio(n), literally meaning ‘prostitution’
or whoredom’. The church extended the meaning of fornication to all sex
acts deemed inappropriate, including sex outside of matrimony3.
had never married and only had sexual relations with “four women and ten men” since
his ordination. He asserted that these acts were simply “sins” against chastity and did not
violate his celibate vow. See SIPE, 2003: 23.
6 AUGUSTINUS HIPPONENSIS, Confessiones: 4.2.2; BRUNDAGE, 1987: 100 ;
AUGUSTINUS HIPPONENSIS, Confessiones : 6.12.
7 Tarra writes: “… nec desit cuiusquam et monachus ihians….”. VELÁZQUEZ, 1996.
8 Tarra writes: “denuo mulier nec labia mea tetigit osculo”; “In Emerita urbe et Lusitania omne ullum
scortum numquam didii, sed Lusitaniae prima et nouissima mihique permansit coniunx una, fatali sorte
morte transmissa”. VELÁZQUEZ, 1996.
9 BURRUS, 1995: 80; Priscillian’s persecution was largely on account of a powers struggle
between the senatorial aristocracy of Hispania Baetica and extra-hierarchical holy men for
control of the Iberian Church. ZUK, 2015.
The denial of eros and the perceived evil of the flesh are two ideas
which took root in Christianity at an early stage through contact with eastern
Gnostic and Manichaean beliefs. The lust for physical pleasures ran counter
to the Christian objective of reaching communion with the Holy Trinity
because Christians were to seek God in spiritual, not physical pleasures
citing Galatas 5.17 “For the flesh lusteth against the Spirit, and the Spirit
against the flesh: and these are contrary the one to the other: so that ye
cannot do the things that ye would”11. In this optic, control of one’s lust
was a virtue which endowed the Christian with self-control. Paul, however,
conscious that humanity was driven by eros, wrote: “if they cannot [remain
chaste], let them marry, for it is better they marry than burn [of lust]”12.
10 “amare et amari dulce mihi erat, magis si et amantis corpore fruerer. venam igitur amicitiae coinquinabam
sordibus concupiscentiae candoremque eius obnubilabam de tartaro libidinis”; “…amatus sum, et perveni
occulte ad vinculum fruendi….”AUGUSTINUS HIPPONENSIS, Confessiones: 3.1; Some authors
have suggested that Augustine’s passions were not reserved to woman, drawing attention to
passage 4.6 of his Confessiones in which upon the death of his friend he writes: “… my soul
and his were one soul in two bodies, and therefore life was a horror to me, since I did not
want to live as a half; and yet I was also afraid to die lest he whom I had loved so much would
completely die.” The passage may suggest that the bishop of Hippo felt romantic or sexual
love for a male friend. MARTINDALE, 1957: 89-90; BOSWELL, 2009: 135.
11 “caro enim concupiscit adversus spiritum spiritus autem adversus carnem haec enim
invicem adversantur ut non quaecumque vultis illa faciatis”. GALATAS 5.17.
12 1 CORINTHIANS 7.9.
was through fidelity that sexual health was preserved, and on a psychological
level, it contributed to the wellbeing of the couple and their children. Fidelity
was thus integral to the definition of marriage while on a personal level it
protected the psychological wellbeing of the family unit19.
This final point, the sacramentum, conflicted with the secular tradition
as it applied heavy moral devaluation to separation and divorce, freedoms
25 Vie de sainte Mélanie: 1-6, ed. D. Gorce, Sources Chrétiennes, 90 : 130-139 ; AUGUSTINUS
HIPPONENSIS, “Epistula 262”: 4-8.
26 CORINTHIANS 9.5; MATTHEW 8.14.
Late Antiquity, as family men demonstrated their capacity to guide with love
and govern the church. Indeed, “… if a man know not how to rule his own
house, how shall he care for the church of God?”27. Marriage and the rearing
of children were thus evidence of a man’s capacity to lead the early Church.
But who were these women married to the bishops, these episcopae?
Often they were themselves daughters of wealthy decurional families,
educated, and dedicated to the church30. One Gallic episcopa, Magnatrude the
wife of bishop Badegesil of Le Mans was a formidable woman who on the
passing of her husband entered into conflict with the newly elected bishop
over the inheritance of material goods which she claimed for her family and
which the bishop claimed for his church. The episcopa was evidently powerful;
her private army resisted the Bergundian King’s attempt to kidnap her
daughter31. Despite her personal power, Magnatrude was heavily criticised
by bishop Gregory of Tours for her supposed corrupting influence on her
late husband. In Gregory’s words, she led her husband the bishop, to torture
men and women and to lead a life of excess32.
27 “oportet ergo episcopum inreprehensibilem esse unius uxoris”, 1 TIMOTHY 3.2; “suae domui bene
praepositum filios habentem subditos cum omni castitate”, 1 TIMOTHY 3.4; “si quis autem domui suae
praeesse nescit quomodo ecclesiae Dei diligentiam habebit”,1 TIMOTHY 3.5; the same virtues are
repeated in TITUS 1:6.
28 AUGUSTINUS HIPPONENSIS, confessiones: 4.2.
29 SOBLE, 2002: 567-569.
30 For a comprehensive treatment of the subject see BRENNAN, 1985.
31 JONES, 2009: 122; GREGORIUS TURONENSIS, Historia Francorum: 10.5.
32 GREGORIUS TURONENSIS, Historia Francorum: 8.39.
33 Eparchius Avitus ruled over the Western Empire from 455-456. See BRENNAN 1985, 320.
34 BRENNAN, 1985: 319.
35 See FERNÁNDEZ UBIÑA, 2006: 172; TEJA, 1999: 135-146; RAPP, 2005: 195.
36 For a deeper study of Fortunatus’ works see ROBERTS, 2009; On the episcopate of the
Ruricii see DUCHESNE, 1910: 2:50-51 and VENANTIUS FORTUNATUS, Carmina: 4.5.
37 VENANTIUS FORTUNATUS, Carmina: 4.1.31-32, 4.8.7-8; DUCHESNE, 1910: 2:366, 2:87.
38 For a more detailed account of Gregory’s life see MARKUS, 1997.
Though from a reputed family, when one of Gregory’s young aunts, a nun
previously renowned for her sanctity abandoned religious life to marry the
steward of her estate, Gregory could only respond “many are called but
few are chosen” 39.
4. Episcopal Celibacy
39 Richards, Consul of God : The Life and Times of Gregory the Great, 26.; Gregory’s vision of
clerical celibacy is echoed in the comments of rogue Catholic priest, Bernard Lynch who
commented in a recent interview that “celibacy is a gift from God [but only] a very small
minority of women and men are gifted with this” (Signorile, “Father Bernard Lynch, Gay
Catholic Priest, Reveals He’s Married to a Man, Non-Celibate.”) RICHARDS 1980, 26;
SIGNORILE, 2012.
40 SMITH, 1993: 4; O’COLLINS, FARRUGIA, 2000: 251-252.
41 1 CORINTHIANS 7.7.
42 KOLTON-FROMM, 2000: 375; SMITH. 1993: 4.
43 “Episcopi, presbyteres et diacones si in ministerio positi detecti fuerint quod sint moechati, placuit
propter scandalum et propter profanum crimen nec in finem eos conmunionem accipere debere”. Concilium
Illiberis (305-306): 18. This council was held at or near the modern city of Granada, Spain.
The main obstacle to continence was marriage, and indeed the thirty-
third canon of that same Council held in Illiberis states that clergymen
should avoid (sexual contact with) their wives48. Intrinsically linked to
abstaining from their wives, they should also avoid putting children into
the world49. Despite legislation, bishops and clergy continued to reside with
their wives inducing other councils such as the late-fourth century Concilium
Carthagenensis to pass similar canons “that bishops, priests and deacons,
guardians of purity, abstain from conjugal intercourse with their wives”50.
The need to repeat such laws suggests that legislation was insufficient to
compel the clergy to comply.
Yet the Church could not both consider marriage sacred yet compel
new clerics to abandon their wives and children in pursuit of God. In 458,
this dilemma prompted Pope Leo the Great to write: “in order that the
union (of bishops, priests, deacons) to change from carnal to spiritual, they
must, without sending away their wives, live with them as if they did not
have them, so that conjugal love be safeguarded and nuptial activity cease”51.
Under the pressure of ascetic ideals, chastity in its nth degree came to
be embodied in total abstention from sex57. Ascetics increasingly eschewed
earthly things, seeking proximity to God through denial of earthly needs
such as food, hydration, and sexual satisfaction. Sex, as the only of these
nourishments which could be foregone entirely without causing death was
highly praised by the ascetic communities. Continence was so powerful
because it “… involve[d] turning the great magical force of human fertility,
unspent and unweakened by normal usage, into a magical channel”58.
Though Christianity did not associate fertility with magic; the preservation
of sexual powers was well grounded in Judaism and the Hellenistic cults
53 “Vt cuius maritus de rebus abiit, exinde requiem sexui suo nubendi abstinentia iniungat…”
TERTULLIANUS, Ad Uxorem: 1.6.1.
54 Jerome, Epistolae: 49.2; 49.5; Augustine, De coniugiis adulterinis: 11, 18-20.
55 Gregory, Dialogi: 4.11.
56 “Placuit præterea … non ordinetur diaconi coniugati, nisi qui prius conuersionis proposito
professi fuerint castitatem”. Collectio Arelatensis: 0049.
57 BRENNAN 1985: 313.
58 ROSE, 1925: 241.
Indeed, bishops of the fifth century seem to be drawn from these two
distinct groups: monastic communities who pushed for clerical celibacy and
the families of local aristocrats, with the later losing ground theologically
to the former. Indeed, it may be that the conflict between these factions
was resolved when the aristocracy came to accept ascetic ideals. Christianity
was very much dominated by the Eastern Church in Late Antiquity; Rome
after all had shifted its political center to Constantinople. It is therefore not
surprising to see the bulk of eastern influence in those areas of Western
Europe which were the most heavily Romanised and subject to oriental-
Roman influence. Hispania Baetica with its long tradition of Roman urban
structure is unsurprisingly the source of that fourth century canon
urging clerical chastity.
clergy navigated with great difficulty71. Even today only an estimated 50%
of Catholic priests are practicing celibacy72. Though ritual confession did
not develop until the 13th century, penitence did exist in early Christianity
and among the patristic writers73. This absolution of sins may have aided
the clergy in navigating the difficult balance between respecting canon law
and submitting to human desires. Augustine in his confessiones writes with
regards to his late conversion to Christianity: “The plain truth is that I
thought I would be impossibly miserable if I had to forego the embraces
of a woman”74. Indeed, many clergymen could state the same. Sex was the
picayune against “which Augustine’s God had to compete”75.
The decline of episcopal marriage was slow, echoing the words of
Augustine: da mihi castitatem et continentiam, sed noli modo76. Still in the seventh
century we find married bishops such as Arnulf of Metz whose own son
Chlodulf went on to became bishop of his father’s diocese. In the Byzantine
East, Emperor Justinian legislated that “A bishop is not permitted to have a
wife, and if he is proved to have one, he shall be degraded from the rank of
which he has rendered himself unworthy”77. Thus as of the sixth century
bishops were increasingly chosen from among celibate monks rather than
from among married priests. The eastern opposition to married episcopi may
also have contributed to the decline of married bishops in the post-Roman
occident. The real death of episcopal marriage in the west came however
with the expansion of Benedictine monasticism in the Early Middle Ages.
Only in the eighth century do we cease to note episcopae in Gaul and only
then did the domus ecclesiae cease to accommodate them. There may still have
been occasional cases of episcopal marriages in the west, but by 1139 a
decree by Pope Innocent II at the Second Lateran Council rendered all
clerical marriages void78.
79 Sublimation is the attempt to surmount a fundamental physical reality, in this case that
of sexuality. See CROCKETT, 2000: 838. We shouldn’t even expect continence to have
significantly increased in older clergy members. Complete cessation of sexual activity is
uncommon and research suggests that 54-70% of couples 65 years old and above remain
sexually active. CLEVELAND, 1976: 234-235; JAMES, 1974. For the effect of aging on
sexual enjoyment and performance see KAPLAN, 1974.
Sources
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Zuk, Fabian D., De Episcopis Hispaniarum: Agents of Continuity in the Long Fifth
Century, Montréal, Université de Montréal – Universidad de Salamanca, 2015.
Abstract: The aim of this research is to present the wishes, frustrations and fears of the
people in the first half of the sixteenth century around sexuality, love and marriage through
the study of processes of sorcery. Analyzing why men and women turn to magic and what
they look at it, we find marital breakdown, violence, neglect, concubinage and unfulfilled
sexual desires caused by honor and mode of access to marriage and its indissolubility.
1. Introducción
Pocos son los testimonios, con nombres y apellidos, que nos hablan
con claridad y precisión de las preocupaciones cotidianas y comunes en torno
a la sexualidad, a las que se enfrentaban los hombres y mujeres de la primera
mitad del XVI. Y junto a ellas en muchas ocasiones, otras relacionadas con
el amor y el matrimonio. Los delitos y pecados, la moral, los juicios de valor...
no suelen mostrarnos con toda realidad los deseos, miedos y frustraciones
más íntimos que albergaban nuestros antepasados, aquello que les impedía
vivir su vida sentimental, sexual y matrimonial tal y como anhelaban. Para
remediarlo, para obtener lo que necesitaban o deseaban, recurrían a la magia,
lo que ha quedado plasmado en numerosos procesos inquisitoriales.
2 Una rápida relación sobre estos procesos se encuentra en CARO BAROJA, vol. II, 1982: 11-35.
3 CIRAC ESTOPAÑAC, 1942: 95-158; SÁNCHEZ ORTEGA, 1992: 138-149; SÁNCHEZ
ORTEGA, 2004.
tratos, el abandono, la perdida de sus bienes y/o la muerte16. Pero sólo si son
descubiertas17. Mientras, la honra de ellos no corre ningún riesgo por el sexo
extramatrimonial. Los hombres están en el otro lado de la balanza, pues ya
sean casados o solteros, laicos o incluso clérigos, pueden ser promiscuos no
sólo porque la sociedad lo tolera, sino porque lo ve bien al considerarlo un
rasgo de la masculinidad18. Por eso el único adulterio tipificado por las leyes
es el femenino y la única virginidad valorada la femenina. Y aunque este
sistema beneficie claramente a los hombres, lo cierto es que buena parte
de sus deseos de fáciles y nada problemáticas conquistas sexuales se ven
coartados si no quieren recurrir a la prostitución.
Dixo que fueron una vez a una hija que tiene esta testigo de Iñigo Lopez
la degualda hermana desta testigo y otra muger con ella y la llevaron atado en
un trapo unos granos de trigo y unos carvoncitos y granos de cevada y de sal y
se la dieron a su hija desta testigo para que con aquello avia de saber con quien
avia de casar23.
Dixo a çierta persona que para que estuviese bien con su muger e estuviesen en
paz, porque entonçes tenia çierto enojo la dicha su muger, no le queria ni le queria
ver [...] e que con lo susodicho ella haria como la dicha persona e su muger se
quisiesen mucho e estoviesen amigos, e que fecho lo susodicho vido este testigo como
los susodichos estuvieron amigos e se quisieron mucho e fizieron vida maridable26.
Las mujeres que desde hace mucho no saben de sus maridos, recurren
a las hechiceras para saber dónde están y si hay otra mujer en sus vidas. El
interés radica en la esperanza de no haber sido sustituidas y olvidadas. El
que exista otra mujer determina la mayor o menor probabilidad de que ellos
vuelvan y, por tanto, el mayor o menor grado de abandono en el que se
encuentra una mujer. Por eso, querer saber si su marido está con otra es la
primera pregunta que hacen muchas mujeres a la hechicera. Lo demás también
importa pero lo que prima es descubrir si hay alguien más en sus vidas:
Que quiriendo saber de su esposo, avra tres annos vino a esta testigo Maria
de Medina y que la dizo que le diese una toca y que ella le diria del y si era
enamorado. Y que para saber esto que tomo unas pajas de centeno y dezia çiertas
palabras y a parecer desta testigo se meneavan las pajas y que la dixo, andad loca
que no es enamorado39.
Pero no solo las mujeres casadas piden ayuda a las hechiceras, las
mancebas también recurren a ellas queriendo aclarar dudas o pidiendo
hechizos para sus amantes, exactamente las mismas prácticas que solicitan
las mujeres casadas. Y la magia que reciben es la misma:
Se acuerda aver oydo decir este testigo a la dicha Maria Fernandez que, si una
muger queria hazer andar a su marido loco o a otro qualquier hombre, que tomase
quando estobiese con su regla tres gotas de sangre e lo hechase en una copa de vino
tinto e que lo diese a beber que luego le faria andar loco41.
Dezia el dicho Vergara que no podia tener que hazer con la dicha Mari
Lopez e que la dicha Mari Lopez le avia dicho que como ella se llamava Maria
e su muger Maria que en aquello yva. E le dixo el dicho Vergara dixo a esta
testigo, que la dicha Mari Lopez lo avia paseado bien y andado con mugeres e que
podia ya tener que hazer con la dicha Mari Lopez, e no con la dicha su muger56.
Tantas molestias tomadas por Mari López no son gratuitas; ella misma
es una mujer abandonada por un marido del que no sabe nada desde hace
cuatro años, aunque haya recurrido a la magia. La supervivencia manda.
Cierto es que estas mujeres casadas pero “amigadas” con otros hombres
estaban cometiendo un pecado mortal, pero no es menos cierto que si sus
maridos volvían al lugar las podrían acusar de adulterio, lo cual representaba
un peligro más inmediato que caer en las llamas del infierno tras la muerte.
Las mujeres abandonadas debían tener mucho cuidado si rehacían sus vidas,
pero en muchos casos se veían obligadas a elegir entre la pobreza y el miedo. Si
elegían esto último, vivían siempre con dos preocupaciones. La primera, que
su marido volviera algún día59. La segunda era la de toda mujer inmersa en una
relación, la de ser abandonada, pero esta vez por su amante. Por ello las hay
que acuden a una hechicera buscando, por un lado, bienquerencias, pero por el
otro remedios para saber dónde están sus maridos y hacerlos volver:
9. Epílogo
Bibliografía
Caro Baroja, Julio, Vidas mágicas e Inquisición I y II, Madrid, Istmo, 1992.
Heras Santos, José Luis de las, La justicia penal de los Austrias en la Corona
de Castilla, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1991.
Sánchez Ortega, María Helena, Ese viejo diablo llamado amor... La magia
amorosa en la España moderna, Madrid, UNED, 2004.
Vigil, Mariló, La vida de las mujeres en los siglos XVI y XVII, Madrid,
Siglo XXI de España editores, 1986.
1 FOUCAULT, 1995.
Fig. 2: Tiziano. Amor Sagrado y Amor Profano. s. XVI. Fuente: Micheletti, 1972:135
históricos, impide una exhibición directa del acto sexual, y nos permite hablar
más bien de sensualidad y erotismo en casi todos los géneros pictóricos.
La dificultad de mostrar el sentimiento del amor en las representaciones
visuales, hace que éste se exprese a través de gestos, actitudes y expresiones,
o mediante la alegoría, que se manifiesta en las numerosas figuras de
Cupido, que como expresión visual del amor, aparece especialmente en el
género mitológico, acompañando especialmente a Venus, y que constituyen
un homenaje a la belleza femenina, y una promesa de sexualidad y afectividad
satisfechas (fig. 5).
En cuanto al amor en el sentido moderno, de atracción y apego entre
dos personas, aparece escasamente en la representación pictórica anterior
al siglo XIX, y cuando aparecen muestras de afecto, como en el fresco de
Giotto (1266-1337) Encuentro de santa Ana y san Joaquín ante la puerta dorada,
forma parte de un programa iconográfico sobre la vida de Jesucristo, y
constituye una metáfora de la unión carnal para la procreación de la Virgen
María. Podríamos, pues, integrarlo dentro de lo que en la cultura occidental
podríamos denominar “amor sagrado”, dentro de la unión matrimonial.
Otras obras nos muestran este tipo de amor, en el que la esposa se somete
al esposo dentro de las normas sociales, como El matrimonio Arnolfini, de Jan
Van Eyck (s. XV).
Amor y Sexualidad en la Historia 429
Temas y Perspectivas de la Historia, vol.4
Pilar Muñoz López
modernas y son las aspiraciones sexuales de los hombres las que han tenido
una importancia más determinante en el pasado:
El surgimiento del amor romántico proporciona un estudio
casuístico de la relación pura. Los ideales del amor romántico han
influido más, durante mucho tiempo, en las relaciones de las mujeres
que en las de los hombres; aunque éstos, desde luego, también hayan
sido condicionados por ellos. El ethos del amor romántico tiene un
doble impacto sobre la situación de las mujeres. Por un lado, ha
contribuido a poner a la mujer “en su sitio”, que es la casa. Por
otro lado, en cambio, el amor romántico puede ser visto como un
compromiso activo y radical contra el “machismo” de la sociedad
moderna. El amor romántico presupone que se puede establecer
un lazo emocional duradero con el otro sobre la base de unas
Amor y Sexualidad en la Historia 431
Temas y Perspectivas de la Historia, vol.4
Pilar Muñoz López
4 Sagrado: dícese de las cosas que reciben culto religioso y de las dedicadas al culto divino.
Profano: lo que está fuera del templo. Que no es sagrado ni sirve para usos sagrados. Gran
Enciclopedia Larousse, [1982-86] 1990: 9710 y 8917 respectivamente.
Fig. 7: Jean Fouquet. Virgen del Díptico de Melun. s. XV. Fuente: Pijoan, 1972: 237
Fig. 9: Altdorfer. Lot y sus hijas. s. XVI. Fuente: Pijoan, 1972: 276
Fig. 10: Tiziano. Venus de Urbino. s. XVI. Fuente: Micheletti, 1972: 143
Fig. 11: Rubens. El rapto de las hijas de Leucipo. s. XVII Fuente: Bayón, 1972: 193
9 FOUCAULT, 1995: 9.
Fig. 13: Ingres. El baño turco. s. XIX. Fuente: Pijoan, 1972: 113
En los siglos XIX y XX, los artistas de las Vanguardias que tratan de
romper con las normas academicistas del arte vigente desde el Renacimiento,
son al mismo tiempo decididos enemigos de las reivindicaciones feministas
que irrumpen en el escenario público desde la mitad del XIX, especialmente
en los ámbitos anglosajones. Y así, por ejemplo, encontramos a las mujeres
de Renoir, disponibles, juguetonas y que parecen carecer incluso de
conciencia de sí mismas, cuando se muestran sensuales al espectador. A las
demandas de igualdad política y social, se opone la mujer “natural”, como
un ser primitivo en un entorno paradisíaco, como sus numerosas Bagneuses.
Fig. 17: Artemisia Gentileschi. Susana y los viejos. s. XVII. Fuente: Pérez Carreño, 1997: 43
Fig. 18: Suzanne Valandon. El baño. S. XIX. Fuente: Champion, 2004: 225
1907), una de las primeras artistas que se autorretrató desnuda (fig. 19).
Durante los años 30 muchas artistas se acercaron al surrealismo atraídas
por su actitud antiacadémica y la búsqueda de un arte basado en la
realidad personal, pero pronto se dieron cuenta de que el surrealista era un
movimiento de afirmación masculina basado en una actitud agresiva hacia
la imagen de la mujer, construyéndola como objeto y lugar mágico en el
que proyectar el deseo sexual del varón. Las artistas surrealistas, muchas de
las cuales accedieron al surrealismo por relaciones personales con hombres
del grupo, sustituyeron la propensión de los varones por la alucinación y la
violencia erótica, por un arte fantástico y narrativo en el que la visión sobre
lo femenino es más austera e irónica, volviéndose hacia la propia realidad
de sus experiencias como mujeres. Para los varones surrealistas el cuerpo
femenino adquiere un gran protagonismo. Sin embargo, las mujeres no
fueron consideradas como sujetos con personalidad propia; habían venido
al mundo para “ser encontradas”, como enigma viviente cuya finalidad
última es ser descubierta y descifrada por el varón. Las artistas surrealistas
tuvieron que apartarse del camino establecido por los varones, tratando de
reconstruir una imagen propia, diferente a la construida por los hombres.
Fig. 19: Paula Modersohn-Becker. Autorretrato. s. XIX. Fuente: Radycki, D.; Modersohn-
Becker: 2013: 217
Fig. 21: Anne Sprinkle. Anne Sprinkle como deidad porno. s. XX. Fuente: Nead, 1998: 135
Bibliografía
Abstract: The aim of this paper is analyze the sculptures of Romanesque churches
with sexual representations in some valleys of the northwest of Burgos, considered by some
authors as erotic pictures but which seem be more in relation to the world of sin and lust.
Fig. 1: Área de estudio. Fuente: Elaboración propia a partir de la cartografía base del IGN
138720. Hay que tener en cuenta que el sexo está restringido al matrimonio, e
incluso dentro de éste son bastantes los impedimentos que se ponen, sobre
todo en cuestión de frecuencia, y más aún de ciertas prácticas considerabas
contra natura, como el sexo anal21.
primer grupo, los exhibicionistas, hay distinguir, en primer lugar, las figuras
que enseñan su sexo, de manera más o menos explícita, y otras en
las que el personaje aparece vestido y se limita a levantar la falda o
ropajes 29. Encontramos también a los onanistas, normalmente masculinos,
que son sorprendidos por el espectador masturbándose. En ocasiones estas
figuras se llevan las manos a la boca, gestos que han sido interpretados como
procaces y que son realizados también por mujeres, los cuales se llevan las
manos al pelo mientras exhiben su sexo30.
Finalmente tenemos que señalar dentro de este grupo las
representaciones de partos que, aunque son escasas, según algunos
autores31 también hacen referencia al pecado, pues harían alusión a niños
tenidos fuera del matrimonio, no siendo por tanto un elogio a la fertilidad
o la reproducción. Es claro que, en una sociedad como la del siglo XII,
en la que se predica la ausencia de deseo en el acto sexual, se favoreciera
una política en la que se valorara la virginidad de las mujeres. En ocasiones
el niño asoma la cabeza, y en el caso de un canecillo de Artaiz (Unciti,
Navarra) porta un cuchillo32.
Finalmente, un personaje que se relaciona con la lujuria es el del
espinario, una figura masculina con una pierna reposada sobre la otra
quitándose una espina del pie, reinterpretación de un tema del mundo
clásico que adquiere un carácter negativo en época medieval, pues se
entiende que el personaje al ponerse en esa postura pretende enseñar su
sexo con la escusa de quitarse la espina33.
las gentes del momento35. Así, una de las hipótesis que más se ha repetido
entre los autores es la que señala que se trata de imágenes que responden a la
libertad del artista, tratándose por tanto de meras imágenes divertidas36. Sin
embargo, tenemos que tener presente que este arte es un código fijado por
el poder feudal y destinado a su justificación y permanencia37, respondiendo
sus creaciones a los intereses, criterios y mensajes de sus comitentes38,
por lo que no sabemos hasta qué punto podemos hablar de “libertad del
artista”. Otra de las teorías, menos difundida, es la que señala que se trata
de representaciones para incitar a la procreación39, aunque esta teoría, como
bien indica J. Nuño40, tiene muchos inconvenientes, siendo uno de ellos que
muchas de las figuras son onanistas y, por tanto, es un tipo de práctica sexual
a la procreación, sino al mero placer.
La teoría que más aceptación parece que tiene, y que nosotros
creemos como la más acertada, es la que señala que esta iconografía tiene
un fin moralizante41. Así, a los exhibicionistas y las figuras obscenas no
tenemos que desvincularlas de una intención moralizante en el sentido de
mostrar al fiel una actitud pecaminosa que no debe de seguir42, pues si bien
tradicionalmente se ha venido defendiendo un simbolismo para las portadas
y tímpanos, zonas principales del templo, restando importancia a otras como
las cornisas y calificando las escenas de los canecillos de costumbristas,
como bien señala I. Monteira,
cuando la imagen artística representaba elementos y personajes
terrenales [era] para revestirlos de valores y para traducirlos a los
términos con los que la Iglesia explicaba la realidad 43.
35 DEL OLMO GARCÍA y VARAS VERANO, 1988: 56-60. Para un completo repaso
bibliográfico de las diferentes teorías sobre este tema remitimos a RUIZ MONTEJO,
1978 y a NUÑO, 2005: 214-220.
36 DEL OLMO GARCÍA y VARAS VERANO, 1988: 56-60.
37 LECANDA y TOBALINA, 2012.
38 SUREDA, 1985: 28.
39 DEL OLMO GARCÍA, 1999.
40 NUÑO GONZÁLEZ, 2008: 217.
41 GÓMEZ GÓMEZ, 2012: 322-323; NUÑO GONZÁLEZ, 2008: 216.
42 LECANDA y TOBALINA, 2012.
43 MONTEIRA ARIAS, 2010: 166.
Figs. 4 y 5: Canecillos de las iglesias de San Pedro de Tejada (izq.) y Crespos (drcha.).
Fotografías propias
Sin duda son los exhibicionistas los que mayor número de ejemplos
nos ofrecen en el área de estudio, y registramos tanto femeninos como
masculinos. El común denominador es que en el caso de las representaciones
masculinas todas ellas han perdido el miembro viril. Aquí sólo presentamos
algunos ejemplos, aunque hemos documentado 25 ejemplares en total.
6. Conclusiones
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Palabras clave: sociedad Barroca, historia de los sentimientos, amor, Siglo de Oro.
Abstract: Was there love in Spanish early modern period? Through some promise of
marriage lawsuits (pleitos por “palabra de matrimonio”) preserved in the University of
Salamanca Archives, this paper seeks to outline how some men and women experienced
these feelings during the late sixteenth century and early seventeen century. It will also
reflect on the similarities between these young people’s first experiences of love and the
ways in which Golden Age literature portrayed young love. Ultimately, it will ask whether the
lived experience of love could escape the constraints imposed by the society of the time.
2 “Post-sexological (modern) meanings of desire, orgasm and a sexual act distort our understandings of
their ancient régime approximations (…) In some respects, premodern sexual norms share similarities with
current Western ones. Monogamous marriage involving a man and a woman was a central institution of
premodern sexual cultures, and to a large extent it still is (…) premodern sexual cultures were significantly
different from modern or indeed postmodern ones and we misrepresent them if we emphasize historical
continuities and enduring patterns of sexual identity”. PHILLIPS y REAY, 2011: 9-10.
3 “Con el posmodernismo, la voluntad se vuelve sobre sí misma y coloniza al propio
sujeto voluntarioso hasta la extenuación. Da a luz a un ser humano tan absolutamente
proteico y difuso como la sociedad que lo rodea. La criatura que emerge del pensamiento
posmoderno carece de centro, es hedonista, se inventa a sí misma y es infinitamente
adaptativa (…) En cualquier caso, la esencia humana consiste en el cambio. Porque somos
animales trabajadores, sociales, sexuales y lingüísticos tenemos en primer lugar la historia.
Si esta naturaleza se alterara de forma radical, podríamos dejar de ser criaturas culturales e
históricas”. EAGLETON, 2005: 200.
4 La Historia de la sexualidad de Michel Foucault ha sido sin duda, desde el punto de vista de
la historiografía, el trabajo más influyente en los estudios sobre sexualidad. El trabajo que
inició y que en principio se compondría de cuatro volúmenes, no pudo acabarse porque
el sida se llevó tempranamente a este genial autor. Para este trabajo, hemos utilizado las
ediciones citadas en la bibliografía final. En la primera se explica y resume el programa de
la serie: la investigación de la sexualidad humana bajo la influencia de las estructuras de
dominio y poder. Mientras que en las dos siguientes se investiga el comportamiento sexual
del mundo clásico griego. El cuarto volumen habría tratado sobre Las confesiones de la carne.
Foucault murió en 1984 cuando se encontraba revisando una reedición de los segundo y
tercer volúmenes.
5 Este debate también lo presentan María Tausiet y James S. Amelang en su obra sobre
las emociones en la Edad Moderna: “división planteada entre quienes defienden que las
emociones humanas son universales y espontáneas, y quienes mantienen que no existe nada
que pueda definirse como una emoción, aislada de la cultura y, por tanto, del pensamiento”
en referencia al debate mantenido entre universalistas y constructivistas sociales. TAUSIET
y AMELANG, 2009: 11. Sin embargo, hemos evitado incluir más referencias de esta
obra porque consideramos que confunde los términos “emoción” y “sentimiento”, los
cuales presentan connotaciones diferentes. En la obra no se hace tal distinción. El amor se
enmarcaría dentro del campo de los sentimientos, no de las emociones. Los sentimientos
nacen cuando las emociones desencadenan representaciones. En este sentido, estarían
más vinculados al campo de las ideas o de las mentalidades de lo que se refleja en dicha
obra y el debate cobra unas características más complejas que las expuestas en ella. No
obstante, reconocemos el innegable valor de la aportación de estos autores cuando
reconocen cuestiones como la “profunda historicidad de los sentimientos” o la necesidad
de desarrollar este campo de investigaciones un tanto descuidado por la historiografía
española. TAUSIET y MELANG, 2009: 19.
los cuales “pueden ser universales e innatos”6. El amor, al igual que otros
sentimientos, formaría parte de la “naturaleza humana”. Para otros, más
afines al campo propio de las ciencias humanas (o del espíritu), el amor
es una cuestión cultural. De acuerdo con este punto de vista, del que
Foucault tal vez sea el autor más radical, “amor” sería un concepto social
que varía en función de la sociedad y del tiempo. Si esto fuese cierto, como
así lo consideramos nosotros, una historia del amor sería posible. Pero ésta
tendría que desvincularse necesariamente del moderno concepto de sexo
y sexualidad poniéndose en relación con la racionalidad (o mentalidad) de
la época que se examine. En efecto, Francisco Vázquez García y Andrés
Moreno Mengibar hablan de “epocalidad”, y consideran la sexualidad
como “experiencia históricamente constituida a través de ciertas formas de
racionalidad”7. Aclarado esto, expliquemos antes el porqué de un título tan
peculiar para nuestra comunicación. Delimitaremos con ello el objetivo o
intención de la misma.
En este debate tan precipitadamente presentado se esconden las
primeras dudas de la posibilidad de una investigación sobre el amor en la
sociedad del periodo Barroco. Si negásemos la existencia del mismo, nuestro
estudio perdería todo su sentido. Si bien, por el contrario, si aceptásemos
el universal “amor”, sería la propia historia la que perdería todo su sentido.
El ser humano estaría determinado por su condición biológica a vivir
siempre en la prehistoria de la humanidad. Y si bien esto a menudo puede
parecer así, no consideramos que sea del todo correcta tal afirmación. Nos
situaremos, por tanto, en una situación intermedia, no por compromiso,
sino por convicción, enseguida aclararemos esto. El hecho de incluir a los
estudiantes, por otro lado, viene obligado por las fuentes documentales
empleadas: los pleitos por “palabra de matrimonio” conservados en el
Archivo Universitario Salmantino (AUSA), aproximadamente desde finales
del siglo XVI hasta las primeras décadas del XVII, que coincide con la
cronología empleada tradicionalmente para el periodo Barroco8. El resto
decir sobre por qué el ser humano es capaz de enamorarse (y, por tanto,
por qué ha sido capaz de enamorarse a lo largo de la historia). Según éste
autor, el amor es tanto una experiencia (biológica) como una invención
(o representación cultural)12. Considera, por tanto, que: “para entender el
amor hemos de ir más allá de la bioquímica y de la teoría de los instintos, y
adentrarnos en la psique y la cultura humanas”13. El amor es, en definitiva,
o así lo consideraremos nosotros, una representación cultural. Y por ello
es posible una historia del amor, que nosotros limitaremos cronológica y
conceptualmente al sentimiento de amor que experimentaron algunos
estudiantes en la Universidad de Salamanca durante el periodo Barroco.
Bien, hemos dicho que el amor tiene mucho que ver con las
representaciones de cada época. En este sentido, la utilización del término
Barroco como cultura de época puede resultar controvertida. Consideraremos
que engloba a esta cultura o mentalidad el sentimiento colectivo de cierto
(o gran) desasosiego o desengaño motivado por una crisis objetiva en lo
político, lo económico y lo social, a la que se suma una conciencia de crisis
en el plano psicológico. “Crisis real y conciencia de crisis”, por tanto, como
señalan Luis E. Rodríguez-San Pedro y José Luis Sánchez, “que contribuyen
a crear el clima psicológico nutricio del Barroco”14. Por lo que respecta a
nuestro tema específico de estudio, consideramos que, del mismo modo que
la novela del siglo XVIII codificará el denominado “amor romántico”, que
es quizá el que nosotros y nosotras idealizamos o tendemos a identificar con
nuestra actual conceptualización mental de dicho sentimiento, para la época
los imaginarios andarían probablemente más próximos a otro ideal (también
construido, no obstante, a través de la literatura): el del teatro de la época.
¿Cómo es este ideal de amor? Podemos decir que se trata de un ideal de amor
de fuertes tintes tridentinos, es decir, conservador. El Concilio de Trento
(1545-1563) ensalza las características de una religiosidad católica militante
y tradicional(ista) frente al clima de reforma que había precedido los siglos
anteriores y que había originado la ruptura de la cristiandad Occidental. Por
lo que se refiere al marco de la familia, el matrimonio cristiano se perfila como
modelo de estilo de vida y de relaciones entre los sexos. Progresivamente se
pone fin al ideal de “amor cortés”, ya más propio de la literatura medieval y
las novelas de caballería, en el cual se exaltaba la sensibilidad libertina y en el
que el adulterio, generalmente ligado a la figura femenina, estaba demasiado
presente. Había que poner fin a todas estas locas ideas. Y así, el discurso
oficial(ista) trata de insertar una moral colectiva heterosexual de moderación
en la que el teatro del Siglo de Oro sabrá ajustarse fielmente a estos moldes.
En palabras de Elisja Schultz Van Kessel:
el afecto y la fidelidad matrimoniales, basados en una
preferencia personal, se convirtieron, con raras excepciones, en
amor conyugal obligatorio para todos, esto es, en una filogamia
(amor al matrimonio) al servicio de la procreación15.
20 “El teatro y los toros constituyeron dos de las diversiones periódicas más habituales
y atractivas para todos los sectores sociales y estuvieron presentes en multiplicidad de
fiestas”. LORENZO PINAR, 2010: 117. En la ciudad de Salamanca, el patio de comedias
se amplía entre 1604 y 1607: “En él había funciones habitualmente durante el Corpus, los
cuarenta días de vacaciones veraniegas (…) y el tiempo de asueto navideño, es decir, en
fechas estrechamente ligadas al calendario universitario” LORENZO PINAR, 2010: 122.
Las ordenanzas municipales limitan los días de las funciones. “En síntesis podemos decir
que Salamanca mantuvo una actividad teatral continuada y bastante variada” LORENZO
PINAR, 2010: 133. Luis E. Rodríguez-San Pedro también se refiere a este fenómeno cuando
habla acerca de las diversiones típicas del estudiante salmantino. Nos informa de que el
claustro de la Universidad de Salamanca trató de prohibir, sin éxito, las representaciones
teatrales y las corridas de toros. Consiguieron, no obstante, que no hubiese representaciones
los días de lecciones. RODRÍGUEZ-SAN PEDRO BEZARES, 1986, vol. III: 426.
21 Maraval alude a la cultura barroco como una cultura de contrastes: “el carácter de fiesta
que el Barroco ofrece no elimina el fondo de acritud y de melancolía, de pesimismo y
desengaño (…) a fin de atraer a las fatigadas masas y promover su adhesión a los valores
y personas que le señalan, esos otros aspectos refulgentes y triunfalistas tienen que ser
cultivados” en MARAVALL, 1986: 322.
y de los propios implicados para conocer cómo eran los “usos amorosos” y
las representaciones de estos “usos amorosos” de los jóvenes de la época, al
menos, por dos razones: la primera de ellas es porque en dichas declaraciones
se codifica la mentalidad de la época, la cual se mezcla con lo que realmente
pudo suceder, es decir, no podemos olvidar que los actores se encuentran
realizando estrategias de defensa ante un tribunal, el del Maestrescuela22, y es
de suponer que no serían del todo sinceros ni sinceras en sus declaraciones,
especialmente teniendo en cuenta que de su relato dependían su honra, su
hacienda y, en algunos casos, su propia integridad física. Hay que tener en
cuenta además que, desde el punto de vista de las autoridades, hay dos tipos
de comportamiento sexual: uno aceptable y otro punible. En el caso de
las mujeres y de sus familias, por ejemplo, que son las que llevan en todos
los pleitos a los estudiantes ante la justicia universitaria, el hecho de que
todas las jóvenes hubiesen mantenido relaciones sexuales prematrimoniales,
incluyesen éstas el coito o no, ya les hacía sospechosas. Se presentarán, por
ello, ante el Juez del Estudio, como víctimas, tratando de utilizar los valores
heteropatriarcales de los hombres que habrían de juzgarles en su propio
beneficio. Por ello, muchos de los lances amorosos de estos estudiantes
en el cortejo de la que fuera su amada, tendrán en las declaraciones de las
muchachas y de sus testigos verdaderos tintes “donjuanescos”, como si
quisiesen hacer ver al juez que habían sido burladas tal y como sucedía en
las comedias. Así, comenta Fernando Díaz-Plaja que, en el teatro del Siglo
de Oro, “el enamoramiento súbito surge a veces tras un desmayo, falso en
el profesional Burlador, pero cierto en el comendador de Ocaña, que, al
despertar tras su caída, se encuentra con Casilda”23. En uno de los pleitos,
que enfrenta entre 1622 y 1623 a Catalina de Villarroel con Pedro Francisco
de Villarroel, y sí, efectivamente los litigantes eran primos, varios testigos
afirman que, una noche, allá por las once poco más o menos, estando el
padre de la muchacha fuera de casa (momento en que se producían los
encuentros de la pareja), conversando los dos jóvenes, el estudiante, sintiendo
tanto su ausencia, pues tenía que volver a Salamanca por el comienzo del
curso, quedó desmayado en el suelo, vueltos los ojos, teniendo que asistirle y
llevarle agua varios testigos allí presentes, incluido el hermano de Catalina24.
Fuese fingido o no este desmayo, parece que el suceso fue real ¿Trataba de
burlarse Pedro Francisco de doña Catalina o su sentimiento era real? Eso hoy
poco importa. En otras ocasiones, tenemos al estudiante comportándose
públicamente como un perfecto galán en el cortejo de la joven. En el caso
de Domingo Delgado y María Santos Romana (1628-1629) hay otra escena
en la que la muchacha se ruboriza ante el paso de algunos vecinos (lo que,
de nuevo, muestra la publicidad de estas relaciones, las cuales sólo tratarán de
ocultar, casi siempre con poco éxito, los encuentros sexuales), a lo que el
estudiante dijo:
¿de qué te retraes? (…) que yo no he de mantener otra mujer
en toda mi vida si no a ti ni tengo de cantar otra misa, huélgate con
tus compañeras come y bebe y no tengas pena de nada (…) que
cuando más no pueda seré barbero y cirujano [en referencia a los
estudios que cursaba en Salamanca] que buen oficio es y no ha de
haber mujer más regalada de Salamanca abajo25.
Los ejemplos, con los que podríamos continuar, pues son jugosos
en este sentido, relatan el cortejo al que les habían sometido sus antiguas
parejas antes de la afrenta. Pero se trata del relato de las mujeres y de sus
testigos. El de los jóvenes es siempre mucho más crudo, y en todas sus
declaraciones tratarán de destacar su buena fama en contraposición a la
“mala reputación” de quienes les acusan de haberles burlado. Es el caso
de Pedro Muñoz de la Vera y María Sánchez (1623-1625). El estudiante le
acusa de estar amancebada con un clérigo, denuncia que los testigos están
confabulados contra él para cargarle con un hijo bastardo de éste, y sobre
la muchacha afirma que “la tiene en opinión de mujer fácil y que ha dado
mala cuenta de su persona”26. Le acusa también de beber, de haber tratado
de abortar con el beneplácito del clérigo y afirma además que:
Todos los pleitos siguen una estructura muy similar, los ejemplos, en
este otro caso, también son prolijos. ¿Dónde queda, pues, el amor en todas
estas historias? Hemos de tener en cuenta que se trata de enfrentamientos
ante los tribunales de parejas deshechas. Los casos dichosos y bien logrados,
pocas veces habrían dejado huella documental. Lo que nos lleva a tratar
la segunda razón. A pesar de todo esto, cada relato presenta elementos
comunes que permiten conocer, como decíamos, los “usos amorosos” de los
jóvenes de la época, es decir, identificar cómo era una relación habitual entre
dos jóvenes en la temprana Edad Moderna hispana. Y para ello pondremos
ahora el foco de atención en la segunda afirmación: ¿por qué decimos que al
final se impone (casi) siempre la realidad?
también en otros casos. La violencia que éstas aplican sobre los jóvenes, o
el miedo a ella, es otro factor que hemos de tener en cuenta en la ruptura
de estas relaciones. Podríamos hacer, en este punto, una distinción entre
el amor marital y el amor prematrimonial o extramatrimonial. Mientras
que el primero atiende fundamentalmente a los intereses socioeconómicos
de la familia, es decir, conseguir un matrimonio favorable o ventajoso, el
segundo atiende más a los deseos (sentimientos) o el simple placer sexual,
por ello es más característico de los jóvenes, de las primeras experiencias de
enamoramiento. Por el contrario, podríamos suponer que tan sólo se trata
de un manojo de casos desdichados. No creemos que esto sea probable.
Resumen: La pintura española del siglo XIX se mantuvo en la misma estela que la
europea en cuanto a su gusto por las representaciones pictóricas de temas literarios. La
estética del Romanticismo encontró en las trágicas historias de amantes como Romeo y
Julieta una fuente inagotable. En nuestro país ocurrió lo mismo con ejemplos autóctonos
como el de los Amantes de Teruel sin dejar por ello de lado las influencias extranjeras. En
el caso del célebre Fausto de Goethe, una de las obras cumbre de la literatura alemana del
siglo XIX, contamos con numerosas representaciones de distintos momentos de la trama
en nuestra pintura, siendo especialmente emotivas las dedicadas a la relación amorosa entre
el protagonista y la inocente y bella Margarita. En este trabajo nos proponemos realizar
un estudio de esas plasmaciones pictóricas analizando cómo el amor, el sexo, el pecado y
la muerte se dan la mano en las mismas, actuando como notas definidoras de la pasión de
unos personajes condenados que la literatura y el arte convirtieron en eternos.
4 A esto se sumarían otras composiciones musicales inspiradas en la misma obra como Una
sinfonía de Fausto de Liszt en 1857, Escenas del Fausto de Goethe de Schumann en 1862 y Sinfonía
8 de Mahler en 1910. BACON, 2008: 204.
5 MOGUILLANSKY, 2003: 257.
judío durante el transcurso de una de sus ceremonias, o una personificación del propio
Rembrandt disfrazado de mago. PERLOVE y SILVER, 2009: 393.
9 GOETHE, 1999: 31.
10 Sobre este tema en concreto, uno de los más interesantes y más trascendentes del
Romanticismo, ya hemos señalado los puntos principales en ÁLVAREZ RODRÍGUEZ,
2009: 55-66.
11 CAPELÁSTEGUI PÉREZ-ESPAÑA, 1992: 354.
12 CAPELÁSTEGUI PÉREZ-ESPAÑA, 1992: 354.
tres metros de alto) ambientado en el estudio del sabio, del que entrevemos
más detalles arquitectónicos como la ancha columna que actúa como un
eje vertical dentro de la composición; el mobiliario, por el contrario, queda
reducido a su mínima expresión, con el sempiterno escritorio al lado de
Fausto y las paredes y el suelo completamente desnudos para subrayar aún
más la sensación de soledad. Seguramente se trate del más interesante de los
Faustos mencionados por la profundidad psicológica que Hernández Nájera
concede al personaje, sumido en sus meditaciones.
Se ha querido relacionar este momento de duda, manifestado en la
manera en que el anciano doctor se mesa la barba, con la tentadora oferta
que Mefistófeles le hace para poner a prueba sus principios y su integridad,
aunque esta hipótesis carecería de sentido teniendo en cuenta que de nuevo,
al pie de la columna, aparece el demonio transformado en un perro de aguas
negro que se acerca a Fausto a la carrera, momentos antes de su conversión
en un hombre de carne y hueso13. Pensamos que se trata más bien de la
representación de los atroces temores que consumían a Fausto al comienzo
de la obra, de los que se aprovecha Mefistófeles para apartarle de su cada vez
más árida senda de honradez y de ascetismo.
21 Mefistófeles declara de manera irónica que “alhajas metí aquí para conseguir otra alhaja”,
una vuelta de tuerca materialista a la sentencia con la que la reina Gertrudis procede a
engalanar la sepultura de Ofelia en una de las escenas más dramáticas de Hamlet: “Flores
para una flor”. SHAKESPEARE, 2001: 192.
22 GOETHE, 1999: 85.
23 POZA YAGÜE, 2006.
24 El propio Goethe publicó en 1773 un artículo titulado Von deutscher Baukunst dedicado
al arquitecto Erwin von Steinbach, el encargado de diseñar en 1280 el rosetón principal de
la Catedral de Estrasburgo, ante la que había caído rendido de admiración. Sus palabras son
de lo más taxativas al manifestar: “Esto es arquitectura alemana, nuestra arquitectura, ésa de
la que el italiano no puede jactarse, ni tampoco el francés”. GOETHE, 1999: 37.
25 BARROW, 2001: 109.
26 La fama de estos cuadros fue debida en gran medida a la difusión de estampas basadas
en los mismos que realizaron en la segunda mitad de la centuria artistas como Paul Rajon,
sirviendo a menudo para ilustrar la propia obra de Goethe. VERHOOGT, 2007: 634.
27 Las palabras de Schopenhauer, contemporáneo de Goethe, son claras a este respecto: “El
Y esta misma Gretchen que pecó por amor, esta Margarita a medio
camino entre la salvación eterna y la condena, sedujo a artistas españoles
como el mencionado Manuel Domínguez Sánchez que también quisieron
inmortalizarla en sus lienzos. Nos referimos concretamente a una obra
de juventud que realizó para la Exposición Nacional de 1866 cuando se
encontraba becado en Roma, con la que obtuvo la Tercera Medalla28 (fig. 4).
En esta ocasión se centra en la consabida escena de las joyas, apartándose
de los momentos de posterior dramatismo de la obra: Margarita, de pie
en su dormitorio, se prueba fascinada las alhajas que Mefistófeles le ha
dejado dentro de un estuche. La silueta de la joven se recorta sobre el
sencillo interior doméstico con unos contornos muy suaves, destacando la
delicada composición cromática que la hace surgir de las sombras. Tanto
su expresión como su postura, ligeramente curvada, hacen referencia a los
modelos centroeuropeos de marfil de la Virgen María, en un reiterado deseo
de acentuar la pureza de Margarita. Su cabello, muy rubio, cae trenzado
por su espalda al más puro estilo germánico, siguiendo la iconografía que
el Romanticismo les concedió a las valquirias, así como la narración de
Goethe, ya que en una escena Margarita aparece efectivamente haciéndose
trenzas en el pelo29. En cuanto a su vestuario, la influencia de la serie de
lienzos de Scheffer resulta más que evidente, con el mismo corte de vestido
blanco inmaculado, nueva alusión a la inocencia de la muchacha, cubriendo a
medias una segunda vestimenta más oscura, más relacionada con las mujeres
de la calle. Lleva la falda sujeta en la cadera con un cinturón muy similar al de
las Margaritas de Ary Scheffer, creando unos pliegues parecidos, por no
decir idénticos. Incluso en la disposición de la limosnera, de la que cuelgan
las llaves de casa, se inspiró Manuel Domínguez Sánchez en los modelos
que hemos mencionado, recabando mucha información sobre esta clase de
gran Goethe nos ha dado una descripción distinta y visible de esta negación de la voluntad,
causada por una gran desgracia y por la desesperación de toda liberación, en su obra
maestra inmortal Fausto, en la historia de los sufrimientos de Gretchen. No conozco otra
descripción igual en poesía [...] Es cierto que muchas tragedias llevan a sus héroes a unos
extremos tales que no les queda más que la completa resignación, y entonces el deseo de
vivir y su percepción terminan habitualmente al mismo tiempo. Pero ninguna descripción
que yo conozca nos proporciona el punto esencial de esa conversión tan distintivamente
y tan libre de todo elemento extraño que la mencionada de Fausto”. SCHOPENHAUER,
2008, vol. 1: 170-171.
28 PRECKLER, 2003: 261.
29 Cabe destacar la recurrencia del cabello dorado de Margarita en la literatura alemana
posterior a Goethe y su Fausto, del que encontramos ciertos ecos en la Fuga de la muerte
de Paul Celan, con su letanía: “Tus cabellos de oro Margarete / tus cabellos de ceniza
Sulamita”. Sobre esta cuestión, consultar FELSTINER, 2002.
Fig. 4: Margarita delante del espejo. Manuel Domínguez Sánchez. 1866. Museo del Prado
Fig. 5: Fantasía sobre Fausto. Mariano Fortuny. 1869. Museo del Prado
como la de los Nazarenos y los Prerrafaelitas en la España del siglo XIX remitimos a
CUÉLLAR ALEJANDRO, 2006.
32 VV. AA., 2006: 999.
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Resumen: Mary Wollstonecraft y su obra han recibido una gran atención por parte
de la crítica en lo que respecta a su denuncia sobre la situación de la mujer en el siglo
XVIII. Sin embargo, estos estudios no han hecho demasiada incidencia en la consideración
que la autora inglesa tiene sobre la prostitución en consonancia con otros pensadores
de la Inglaterra del momento. El objetivo de este artículo es presentar el pensamiento
de Wollstonecraft sobre un tema que constituía el centro de las preocupaciones tanto de
intelectuales conservadores como radicales en toda Europa.
Abstract: Scholars have paid attention to Mary Wollstonecraft and her Works
concerning the denounce she made on women's condition in the 18th century. However,
these studies scarcely took into consideration Wollstonecraft’s opinions on prostitution in
relation to those days general thought. The aim of this article is to show the general point
of view of the authoress about a widely discussed topic throughout Europe.
1. Introducción
En general fue una cuestión más abordada por autores que por
autoras, cuya mayoría obvió tratar la prostitución en sus obras. Un olvido
tal vez intencionado ya que sus escritos se dirigían a mujeres de su misma
procedencia social. De esta tendencia se desvía Mary Wollstonecraft, quien
aborda de lleno el tema de la prostitución, sus causas, consecuencias y
posibles soluciones. Al igual que hiciera con la educación, el trabajo o el
matrimonio, la autora inglesa no sólo estudia el fenómeno en sus obras
de carácter teórico, sino que emplea también la ficción literaria. Su novela
Maria, or the wrongs of woman, denuncia esta realidad y propone alternativas.
Aparte de su sensibilidad social, algunos autores apuntan que su interés por
la condición de las prostitutas podía estar determinado por el hecho de que
la hermana de su amiga Fanny Blood tuviera vínculos con ese mundo1.
vez primera en 1161 cuando Enrique II, con el beneplácito del arzobispo de
Canterbury y Thomas Beckett, estableció unas ordenanzas para los mismos.
A fin de controlar a las prostitutas y los desórdenes que éstas atraían se
estableció que los burdeles debían situarse entre los puentes de Blackfriars
y el de Southwark, manteniendo intacta la localización que habían tenido
en época romana. Por estas mismas ordenanzas se concedió, durante
cuatrocientos años, el derecho de explotación de dichos establecimientos al
obispo de Winchester8.
4.1 Fuentes
Fuentes jurídicas
magistrates for the City, los reconocimientos y los papeles de las Houses of
Correction en los registros de las sesiones para la City, Westminster y Middlesex
junto con las declaraciones hechas en el Founding Hospital y los manuscritos
del Lock Hospital, institución encargada de cuidar a los afectados por alguna
enfermedad venérea.
Los libros de confesiones son una fuente muy valiosa empleada en los
diversos estudios que se han llevado a cabo sobre el mundo de la prostitución
en las más importantes ciudades de Europa22. Estos libros muestran lo que la
justicia definía, perseguía y registraba, pero presentan un gran problema:
la representatividad de su contenido, ya que no todas las prostitutas eran
arrestadas. Lotte van de Pol sugiere que este tipo de fuentes sólo recoge
la imagen de las prostitutas más pobres y recomienda una gran suspicacia
al investigador al manejarlas, puesto que los testimonios de las prostitutas
podían no ser del todo ciertos23. Para el caso de Londres contamos con las
fuentes de los arrestos de las prostitutas en tres áreas bien delimitadas la
City, Westminster y Middlesex. Una documentación muy valiosa es toda
aquella emanada de las Societies for the Reformation of Manners que, a lo largo de
todo el siglo lucharon por la abolición. De su esfuerzo resultaron cerca de
20.000 arrestos24. Estas detenciones produjeron tres tipos de documentos:
los libros de los magistrados, que contienen una recopilación de todas las
arrestadas, listas de mujeres enviadas a casas de corrección y, por último los
reconocimientos hechos a las mujeres vinculadas con prostíbulos25.
Los registros del Lock Hospital, institución benéfica fundada en 1746
para tratar a los pobres con enfermedades venéreas, son las únicas fuentes
manuscritas extensas a este respeto. En 1787 se le añadió un pequeño asilo
para ayudar a las prostitutas a abandonar el mundo de la marginalidad26.
El otro asilo fue el Magdalen Hospital, fundado en 1758 y destruido, junto
con sus archivos, durante un bombardeo en la II Guerra Mundial. Esta
institución proporcionaba refugio, apoyo e instrucción religiosa para aquellas
prostitutas que querían reformarse. La fama y el apoyo a dicha institución
fueron crecientes a lo largo de la centuria gracias, fundamentalmente, al
apoyo que recibieron por parte de los reformistas Richardson y Fielding27.
Fuentes literarias
gran fortuna editorial en la época. The velvet coffee-woman (1728) narra la historia
de una prostituta que ha logrado bienestar económico pero termina por ser
arruinada por un cazafortunas irlandés, The Life of Lavinia Beswick (1728),
cuya protagonista es una mujer que logra acaparar todas las atenciones de
varios hombres ricos, la Beggar’s Opera en la que la protagonista consigue
finalmente casarse con un duque33, The memoirs of a woman of pleasure (1748-
1749) de Thomas Cleland, prohibidas en Estados Unidos hasta mediados del
siglo XX, contienen la narración de cómo una joven costurera de Londres
es integrada en una red de prostitución34, History of Emma or the victim of
depravity (1800), que pretende ser una historia moralizante, etc. La presencia
de la prostituta como protagonista de los relatos literarios permanecería
hasta el siglo XIX, siendo claros ejemplos Boule de Suif de Maupassant o la
Nana de Zola.
tiempo, el padre terminó por casarse con otra criada. Siendo despreciada
por su madrastra e ignorada por su padre, la colocaron en un taller donde el
hombre para el que trabajaba abusaba de ella
At sixteen, I suddenly grew tall, and something like comeliness appeared on
a Sunday, when I had time to wash my face, and put on clean clothes. My master
had once or twice caught hold of me in the passage; but I instinctively avoided
his disgusting caresses. One day however, when the family were at a methodist
meeting, he contrived to be alone in the house with me, and by blows--yes; blows
and menaces, compelled me to submit to his ferocious desire; and, to avoid my
mistress’s fury, I was obliged in future to comply, and skulk to my loft at his
command, in spite of increasing loathing44.
44 WOLLSTONECRAFT, 1798.
45 WOLLSTONECRAFT, 1798.
46 WOLLSTONECRAFT, 1994: 380.
52 WOLLSTONECRAFT, 1790.
6. Conclusiones
Palabras clave: Josep Palau i Fabre, Poemes de l’Alquimista, poesía erótica, literatura
catalana contemporánea.
Abstract: Josep Palau i Fabre’s Càncer was clandestinely published in 1946 by La Sirena,
the publishing house that he founded the previous year. Subsequently, Càncer became the
central part of Poemes de l’Alquimista, the book that contains Palau i Fabre’s poetic output. One
of the main characteristics of Palau i Fabre’s poetry, especially in Càncer, is the inclusion of an
explicitly erotic theme, that contrast with the rest of contemporary Catalan literature because
of the clarity with which it is presented in a period of destruction of individual liberties
marked by restraint and by the moral and social conventions. Through a review of some of
his poems we discuss Palau’s use of sexuality as a means of literary experimentation, breaking
some of the most common stereotypes in Catalan literature of the time.
1. Introducción
Des del teu mal, des de la teva entranya, des de les teves llàgrimes, vull
ser una veu –germinal.
Pensar-te des de tu, des del teu centre dir-te, des de la flor suprema
dels teus ulls.
Jo vull desnéixer en tu. Tot home vol desnéixer en un amor, un si.
Ah, fes-me petit, fins que jo sigui pols estremida, pol·len del teu ventre7
17 La primera edición de Poemes de l’Alquimista fue clandestina: apareció en 1952 con pie de
imprenta de París, aunque en realidad se publicó en Barcelona. Casi veinte años después
surgió la posibilidad de volver a editar el libro, que fue enviado a censura. Se aprobó la
publicación si se eliminaban los poemas “Idil·li” y “Les metamorfosis de Crorimitekba”,
los dos últimos versos de “Paradís atroç”, una estrofa del poema “Salvador Dalí” (que Palau
no quiso incluir si tenía que aparecer “mutilado”) y un fragmento de las notas que el autor
incorporó. CLOTET; TORRA, 2010: 172-173.
18 PALAU I FABRE, 2005: 108.
Ja ens coneixem! Conec bé els teus encisos, les teves arts, la teva perversitat, i no
m’arreplegaràs! Tu ets una d’aquelles noies que tota la vida semblen dir-te sí, et
donen esperances, van passant temps i et corben l’espinada inútilment. Conec la
teva col·lecció de vestits esplendorosos, les teves faldilles innumerables: –però les
cuixes, no les trobem mai. Ja n’hi ha prou, del teu imperi, de la teva tirania!
M’avergonyeix d’haver-me deixat, per un moment, endur per la música del teu
rostre. Si et trobo un altre cop et masegaré, com quan era infant, et llençaré al toll
i t’anomenaré pel teu nom veritable, perquè ets la puta rosa! 19
Bibliografía
García Ferrer, Josep María y Rom, Martí (eds.), Josep Palau i Fabre,
Barcelona, Associació d’Enginyers Industrials de Catalunya, 1993.
22 Son reveladoras de la relación que Palau establece entre la figura del poeta y Don Juan
un par de sentencias que aparecieron en la portada del primer número de Poesia: “Tot poeta
conté en potència un Don Joan. El Don Joan és el poeta actualitzat”.
23 MARRUGAT, 2008: 89.
24 PALAU I FABRE, 2005: 9.
Abstract: This article analyses the maintenance of women’s sexuality as the backbone
of their model of behaviour, within the liberal process of constructing the prescriptive
femininity that was developed in Mexico City during the Nineteenth Century. In order to
achieve this objetive, this text studies the novel of the liberal writer Vicente Riva Palacio,
Monja y Casada, Virgen y Mártir, highlighting its political strategy and the archetypes of
femininity contained in the book. Thus, this paper evidences the continuities and ruptures
of the colonial era that arose in the treatment of female sexuality after the independence of
the country during the process of secularization and implementation of Mexican liberalism.
1. Introducción
Vicente Riva Palacio y Guerrero perteneció a la primera generación
de intelectuales mexicanos polifacéticos nacidos tras la Independencia de
este país en 1821. Fue lo que puede denominarse «un hombre de su época»
que combinó diversos oficios y actividades creativas, algo acorde con las
trayectorias de otros escritores liberales contemporáneos1.
1 Como ejemplo pueden citarse las trayectorias de Ignacio Manuel Altamirano, escritor
literario además de periodista y político; Ignacio Ramírez, novelista, periodista, político y
abogado; Juan Antonio Mateos quien, como Guillermo Prieto, desempeñó labores como
político, periodista, poeta e historiador. Para un estudio detallado de la vida de Vicente
Riva Palacio véase ORTIZ, 1999.
2 La noticia del encargo apareció en el periódico El Monitor Republicano, diario de corte
liberal radical, en atención a los términos de la época, que fue fundado en 1844 por Vicente
García Torres y se imprimió hasta 1896. Véase RIVA PALACIO, 1861: 3.
3 El Tribunal del Santo Oficio en el Virreinato de Nueva España, antecedente político
de la República Mexicana, operó desde su establecimiento en 1571 y hasta su abolición
definitiva en 1818. Para más información sobre su funcionamiento en los últimos años,
véase: TORRES PUGA, 2004.
Entre las posibles amenazas que podían alterar este orden, ante la
mirada de esta élite política, se encontraban las mujeres. Al ser consideradas
frágiles e ignorantes, las mujeres, al igual que las masas populares, parecían
seres vulnerables ante la posible influencia eclesiástica y, por tanto, posibles
impulsoras del restablecimiento de un gobierno conservador11.
9 Este concepto coincide con el analizado por Schmidt en las obras del escritor liberal
Ignacio Manuel Altamirano en SCHMIDT, 1999: 100.
10 RIVA PALACIO, 1868: 35.
11 Varios ejemplos de lo afirmado pueden encontrarse en las Actas del Congreso
Constituyente de 1856. ZARCO, 1957: 336.
su hermano mayor Don Pedro de Mejía. Dejar de ser una mujer sumisa y
transgredir el honor familiar y el orden imperante saliendo del convento y
contrayendo matrimonio de forma clandestina con Don César de Villaclara
eran actitudes sancionables en términos morales, lo que el autor expuso,
simbólicamente, a través de la condena de Blanca a un trágico final.
Denunciada por sus actos, la protagonista es detenida en la novela
por familiares del Tribunal del Santo Oficio, quienes la encarcelan y, segui-
damente, la conducen frente al inquisidor. Ante éste, Blanca es obligada a
confesar su alianza con el demonio mediante la aplicación del tormento.
A pesar del riesgo de que las torturas y martirios aumentasen en caso de
que mostrara resistencia, durante los interrogatorios, la joven comenzó su
redención y puso de manifiesto cómo, incluso en una situación tan terrible,
seguía siendo una mujer casta y contenida, defensora del pudor por encima
de todas las cosas.
Así, cuando los familiares de la Inquisición se disponían a despojar
a Blanca de su ropa, como era costumbre en este tipo de operaciones,
ella exclamó:
¡Oh […]eso sí que no lo conseguiréis nunca, desnudarme,
monstruos; eso no, martirizadme, matadme, pero no me desnudéis o
¡no! ¡no! ¡eso no! yo no quiero que me descubran, que me desnuden,
¡matadme mejor! […] Señor inquisidor, por Dios que me dejen
siquiera esto, por Dios, señor, por su Madre Santísima, que no me
desnuden enteramente señor, señor; es una vergüenza tan grande, ¡ay!
que me la quitan, ¡ay! ¡ay! señor, señor, señor, por Dios, ¡ay!27
4. El contramodelo
Vicente Riva Palacio, como parte de su estrategia difusora de un
modelo de feminidad concreto, contrapone, de forma maniquea, la inocencia,
sumisión, castidad y pasividad de Blanca a las actitudes y comportamientos
de la otra protagonista de la novela: Luisa.
Esclava mulata que logra escapar de la casa donde trabajaba mediante
la seducción y el engaño, Luisa es una mujer de extraordinaria belleza física
que no duda en utilizar su atrayente cuerpo para obtener ventajas, dinero y
lujos aunque también para satisfacer sus propios deseos y disfrutar del placer
sexual. Tras entablar una relación por interés con Don Manuel de la Sosa,
para poder vivir sus siguientes años de vida de forma poco convencional,
pide a éste su liberación en los siguientes términos:
Aún soy, si no joven, hermosa y de buena edad, necesito gozar
porque mis instintos y mi naturaleza me lo exigen, y los placeres son
mi elemento como el aire que aliento: os he sacrificado seis años,
dejadme gozar la hermosura y la juventud que me quedan, dejadme
apurar ya el cáliz del mundo, cuando está para mí tan próxima la edad
de los desengaños, del olvido, del desprecio.
Luisa es caracterizada como una mujer indómita y malvada,
capaz de transgredir el orden moral y el sistema sexo-genérico de la
época. Sus atributos y defectos, parecían acordes con sus “instintos”
y su “naturaleza”, es decir, con su origen africano. Así, en una de
las escenas eróticas protagonizadas por Luisa, ésta, en un intento de
manipular a otro esclavo, se acerca a él y pone en sus labios “el beso
más lascivo que pudo haber nunca inventado el amor y el deseo de
una mujer de la raza negra28.
5. Conclusiones
Bibliografía
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1. Introducción
6 GONZALEZ, (1993): 8.
7 Concordato entre la República de Colombia y la Santa Sede. Articulo XXVII.
1941-1968: Los Conservadores siguen siendo los que gozan del espacio
funerario; sin embargo, el terreno de venta es ahora menor, causa por la que
los panteones disminuyen, y se generaliza el estilo de tumba monumental y
de bóveda. Ahora se busca dejar en las lápidas características de la identidad
del difunto, incluyendo elementos religiosos y rúbricas. Se hace constante
referencia a la religiosidad del doliente y del fallecido; se observa la presencia
de floreros y del cambio de material de la lápida; comienza el auge del
acero y de las imágenes en relieve. Es común la inscripción tipo recuerdo:
“Recuerdo de su esposa”, “Recuerdo de su familia”. La lápida pasa de
tener tres elementos constitutivos: nombre, fecha de nacimiento y fecha de
defunción; a tener aspectos decorativos identitarios y de conmemoración.
Los tiempos y los espacios sociales, en este caso los 114 años que
cubre la investigación y el cementerio, determinan el significado del amor, a
su causa se debe priorizar el análisis de estas correlaciones. Es decir, exponer
las transformaciones de amor exige evaluar el contexto de la época a la
que pertenece, debido a las variaciones de las nociones de amor, belleza, y
conmemoración, realizando una puesta en valor de lo que significó en su
momento las elecciones del deudo de cómo representar al fallecido. Así,
el sentimiento del amor está presente en diferentes manifestaciones del ser
humano, y en el caso de la muerte su expresión se hace visible mediante
el embellecimiento del espacio final del difunto: el cementerio, y más
explícitamente la lápida.
Por otra parte se resalta el valor histórico-cultural de los cementerios
públicos que no se rigen por normativas que restringen su estética en cuanto
a diseño y adornos de las lápidas en busca de homogeneidad11, como el
de este estudio, por presentarse como un espacio heterogéneo, donde los
dolientes se manifiestan libremente de acuerdo a su noción de belleza y
estética, permitiendo establecer contrastes en los cambios estéticos que se
manifiestan en torno a las nociones señaladas, y a su clase social, llevándonos
desde lo más ostentoso a lo más popular, de lo socialmente defendido como
elegante a lo burdo, de la elite al pueblo.
3.2. Expresiones de amor en el año
La especie humana es el único conjunto de seres vivos que se
congregan, sufren, entierran, recuerdan y hacen ritos de culto. En este
proceso social los individuos que comparten una historia bilateral se
conforman como deudos. Ellos a través de su memoria configuran la
significación del fallecido que es manifestada en la lápida. La memoria se
encarga de dar sentido y significado al recuerdo del fallecido, otorgándole
manifestaciones sociales en el Cementerio por medio de acciones
simbólicas, conductas, sentimientos y ritos12.
11 Los cementerios privados bumangueses como Jardines Las Colinas, Parque memorial
Tierra Santa y Mausoleo La Esperanza se rigen bajo estrictas normas que restringen, según
casos, diseño de la lápida, el uso de adornos o el uso de determinados tipos de flores.
12 FINOL; FERNANDEZ, 2006: 208.
Consideración final
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Abstract: Throughout history, marriage has been widely regarded as a contractual union
between two people sharing a familiar, social and economic project rather than a sentimental
attachment. The idea of love marriage reached its peak during the 19th century and not until
that period was it considered a love issue but a strategic movement. Consequently, our main
objective in the following paper is to get the reader closer to the importance marriage had
during the High Imperial period in Hispanic Roman society.
2 GAGO, 2012: 26. HOPKINS, 1965: 309 y sg. BORRAGÁN, 2000: 51 y ss.
3 TESCHENDORFF, 2005: 118.
4 CANTARELLA, 1991: 15-16.
Las mujeres vivían bajo la potestas del paterfamilias o la manus del marido.
Cuando por cualquier circunstancia esto no se llevaba a cabo, la tutela mulieris
(tutela de la mujer) suplía dichas funciones. Mediante la misma, un hombre,
generalmente de la familia o cercano a ésta, se hacía cargo de la gestión de
los bienes de la fémina. Existen dos tipos de tutela, en función de quién la
ostente; en primer lugar, encontramos la “tutela testamentaria”, mediante
la cual el tutor de la mujer es designado por el paterfamilias a través de su
testamento. Dicho tutor puede renunciar a sus funciones a través del acto
jurídico de la abdicatio tutelae. Por su parte, el agnado más cercano a la fémina
ejercía la “tutela legítima” de ésta cuando no existía testamento. En este
caso, no se podía renunciar, pero sí delegar en otra personas las funciones
propias a través de la in iure cessio tutelae. Un tercer tipo de tutela femenina,
Con el paso del tiempo, la tutela mulieris fue perdiendo eficacia, ayudada
en gran medida por una serie de normas y leyes que fueron suavizando
progresivamente la intensidad de la dependencia femenina de un varón.
Así, podemos destacar la optio tutoris, que consistía en la capacidad de la
mujer para elegir su propio tutor, siempre y cuando su matrimonio estuviera
acompañado de la conventio in manum. Por otra parte, la coemptio tutelae evitandae
causa, permitía a la fémina, con el beneplácito del tutor, hacer coemptio y ser
entregada a quien ella decidía. Éste se convertía en su nuevo tutor tras
manumitirla. El control que llegaron a ejercer las mujeres que se sometían
a este sistema llegó a tal punto que la mayoría de ellas pudieron controlar
libremente su patrimonio sin la mediación de un varón14.
10 En Roma.
11 En las provincias.
12 En el caso de Roma, desde tiempos del emperador Claudio serán los cónsules los
encargados, en lugar del pretor.
13 DEL CASTILLO, 1988: 165 y ss.
14 CIL VI, 2650; CIL VI, 7468.
15 Abole la tutela legítima de los agnados.
16 DEL CASTILLO, 1988: 166.
El divorcio fue una práctica mucho más habitual entre las élites, ya
que el matrimonio era concebido como una alianza estratégica, política,
económica y/o social susceptible de ser disuelta en caso de variación de
intereses. Del mismo modo y por los mismos motivos, se observa con
frecuencia entre estos grupos privilegiados las uniones conyugales en
segundas, terceras y hasta en cuartas nupcias.
1. Matrimonio
Entre las gens más sobresalientes de época Flavia podemos ver descollar
a los Aelii y los Licinii. No conocemos prácticamente nada acerca de estas
familias, sólo únicamente las distintas estatuas que dedica L. Aelius Fronto
con permiso del ordo o por orden de éste19 . De la gens Licinia conocemos a L.
Licinius Victor quien también erige una estatua a Vespasiano decretada por el
ordo20. Como sucede en otros muchos casos los testimonios son muy parcos
y únicamente podemos saber de la existencia de algunos miembros de estas
gens, pero no la totalidad o una parte de sus miembros. Más significativos
son los testimonios referentes al siglo II d.C. Durante esta época el número
de testimonios epigráficos aumentan pudiendo encontrar a otras familias
como los Quintii21, los Valerii o los Aemilii Pudentes. De la familia de los Valerii
podemos resaltar al duunviro y evergeta local Valerius Firmus quien costeó de
su fortuna personal un templo, una exedra y un tabularium22.
Mientras tanto, los Licinii siguen siendo una familia muy importante
durante esta época como muestra la estatua dedicada al emperador Trajano
o Adriano por parte de L. Licinius Annianus32
públicos entre los varones de igual manera sucedía con los sacerdocios
femeninos de culto imperial. Muestra de ello son las donaciones ob honorem
realizadas por Patricia en Iliberri38, Aponia Montana39 en Astigi o Celerina en
Salpensa40. Obviamente, estas mujeres debieron contar con el apoyo de sus
familias para la consecución de estos cargos y la realización de estas pollicitationes
ob honorem41. Otras veces son las mujeres quienes cumplen las pollicitationes ob
honorem42 hechas por sus familiares varones. Dentro de este grupo podemos
encontrar a Lucretia Campana de Tucci quien en honor al pontificado de su
padre erigió una estatua a la Pietas Augusta, completando su donación con
representaciones teatrales durante cuatro días, ludi circenses, un banquete y su
corona de flamínica43.
60 CIL II2/5, 847. Este caso es parecido a la fundación conmemorativa que aparece en CIL
II, 5941 de Asso en la que se recordaba la memoria del difunto con un banquete todos los
años. Otras fundaciones utilizaban otros medios para recordar aparte de las distribuciones
la figura del fallecido, CIL II, 3364 de Ebussus y CIL 4514 de Barcino.
61 LE ROUX, 1999: 158-159.
62 DEL HOYO, 2001: 129-139.
63 Muchas de ellas son esposas de magistrados locales como Cornelia Lepidina, esposa de L.
Acilius Terentianus; hijas de magistrados, Iulia Laeta, CIL II , 1681, o hermanas CIL II, 4990
Manlia Faustina, madres y abuelas, Maria Procula y Vibia Maxima, CIL II, 193 .
64 Lucretia Fida en Bracara Augusta, CIL II 2416.
65 CIL XII 6038.
70 CIL II 1956.
71 CILA J, 101.
72 NAVARRO CABALLERO, 2003: 121.
73 CIL II 1955.
74 HALEY, 2003: 166-167. CANTÓ, 1978: 305-308.
75 CIL II2/5 796.
76 CIL II2/5 784.
77 CIL II2/5 795.
78 CIL II2/5 802 y 803.
79 CIL II2/5 780, 781 y 782.
80 CIL II2/5 830.
81 Plinio, 34, 9, 7.
82 JIMÉNEZ SALVADOR, 1988: 209-220.
83 Estas inscripciones estaban ordenadas en el mausoleo de la siguiente manera: en primer
lugar las dedicadas al padre, IRSAT 84,85, tras estas cuatro a la madre IRSAT 86-89, y en
último lugar las que fueron dedicadas a la hija del matrimonio IRSAT 90-93. CORELL,
2002,179-194.
84 IRSAT, 87.
85 CORELL, 2002: 569.
86 Estamos ante uno de los personajes más relevantes de la Sagunto romana ya que esta
inscripción es una de las más grandes encontradas en la ciudad, sólo superada por las
encontradas en el foro y el circo, IRSAT 462.
gens de Saguntum desde finales del siglo I d.C., el siglo II d.C. y comienzos del
III d.C.; Baebii, Geminii, Varvii y los que más predominan los Valerii. Siendo
los que más predominan, es plausible que la relación de estas prominentes
familias saguntinas con los Sergii 87 se trate de una relación de amiticia, aunque
no podemos descartar que se produjeran otro tipo de alianzas familiares, las
cuales desconocemos con los datos de los que disponemos en la actualidad.
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Autores Clásicos
Abstract: The aim of this study is to analyze the conjugal relations and other kinds of
marital relationship between freedmen with a partial collection of Hispanic inscriptions
about this social group. The evaluation of epigraphs that specify conjugal bonds between
freedmen allows us to examine the features of this group, especially in relation to the
personal identity of freedmen in their couple relationships, the terminology used -uxor,
maritus, coniux, etc.- and the signs of affection contained in that inscriptions. This information
show us the different couple relationships of slaves and freedmen, mainly the conubium and
the contubernium, but also other options more difficult to verify, as the non-regularize couple
or the concubinatum.
1 Hay varios estudios sobre la cantidad de inscripción en el territorio del Imperio romano y
la evolución de ésta en el tiempo. En torno a estos patrones se ha desarrollado el concepto
de “hábito epigráfico”. MROZEK, 1973: 113-118; MACMULLEN, 1982: 233-246;
MROZEK, 1988: 61-64; MEYER, 1990: 74-96.
2 TAYLOR, 1961: 128.
8 El particular estatus y características de los Latini Iuniani son estudiados por López Barja
de Quiroga en sendos artículos (LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, 1986-1987: 125-136;
LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, 1991: 51-60).
El concubinatus era la unión entre dos personas libres sin deseo de formalizar
su vínculo, modalidad que era reconocida por ley e implicaba ciertas
obligaciones de los contrayentes9. Estaba dirigido a uniones de mujeres de
clase baja con miembros de los grupos sociales superiores, aunque no se
limitaba necesariamente a estos casos. En cuanto al contubernium, era la unión
informal entre dos esclavos o entre un esclavo y una persona libre, siempre
bajo consentimiento del amo10.
9 Sobre las relaciones de concubinatum durante el Imperio romano, PARRA MARTÍN, 2005:
239-248; RAWSON, 1974: 279-305.
10 Sobre las formas romanas de matrimonio, con sus aplicaciones a los libertos, así
como el contubernium, BRAVO JIMÉNEZ, 2004: 11-20; CURCHIN, 2000-2001: 535-550;
HERNÁNDEZ GUERRA, 2013: 27-29 y 54-62.
11 Breve repaso a estas medidas en HERNÁNDEZ GUERRA, 2013: 23-36.
12 Este proceso es detallado y explicado por Veyne, que habla de la normalidad de las
uniones sin matrimonio hasta el cambio moral de influjo estoico, adoptado por las clases
bajas y continuado por cristianismo (VEYNE, 1978: 35-63; sobre las relaciones familiares
en la cotidianeidad, VEYNE, 1992: 45-101). Esta evolución puede ser vinculada a otros
cambios coetáneos, como la mayor familiaridad y aceptación de los esclavos domésticos
(BIEZUNSKA-MALOWIST, 1979: 140-143) o la teoría de Elias sobre un progresivo
avance legal hacia la igualdad sexual teórica en la sociedad pacificada y próspera del siglo
II d.C., con un aparato estatal garante de los derechos femeninos (ELIAS, 2000: 15-53).
13 MANGAS MANJARRÉS, 1971: 133-230 y 281-486.
14 Sobre la situación familiar de esclavos y libertos, MIHAILESCU-BÎRLIBA, 2006: 22-
25, 62-74, 112-119; HERNÁNDEZ GUERRA, 2013: 23-36; para los libertos de la casa
imperial, destaca la obra de WEAVER, 1972.
15 Las referencias de los 95 epígrafes sobre relaciones conyugales de libertos son las
siguientes: CIL II, 2964; EE IX, 287; CIL II, 4332 (p. LXXVIII, 973); CIL II, 4313 (p.
711); CIL II, 6014; CIL II, 6155; CIL II, 6166; CIL II, 4564 (p. 982); CIL II, 4290 (p. 973);
CIL II, 4295 (p. 973); CIL II, 4585 (p. 982); CIL II, 3786; CIL II, 2646 (p. 911); CIL II,
4289 (p. 973); CIL II, 4534 (p. 982); CIL II, 4299 (p. 973); CIL II, 6085; CIL II, 4303 (p.
973); AE 1966, 210; CIL II, 5648 (p. 1040); AE 1957, 3b; CIL II, 3235; CIL II, 4551 (p.
982); CIL II, 3596; CIL II, 4527; CIL II, 5125; ELST, 17; CIL II, 4379 (p. LXXIX); CIL II,
4291 (p. 973); CIL II, 4298 (p. 973); CIL II, 4294 (p. 973); CIL II, 2644 (p. XLV, 911); CIL
II, 6157; CIL II, 3476; CIL II, 4032; CIL II, 3714 (p. 963); CIL II, 4392 (p. LXXIX); CIL
II, 3495 (p. 952); CIL II, 4567 (p. 982); CIL II, 2796; CIL II, 6158; CIL II, 3259 (p. 949);
CIL II, 5856; CIL II, 2272; CIL II, 2233; CIL II, 2238; CIL II, 2214; CIL II,6337; CIL II,
2024; CIL II, 1467 (p. 869); CILA III-2, 608; CIL II, 1630; CIL II, 1490; CIL II, 2016; CIL
II, 2299; CIL II, 1721; CIL II, 1485; CIL II, 2116; CIL II, 2265 (p. 705); CIL II, 487 (p. XL,
LXXXI, 696); CIL II, 486; CIL II, 501; AE 1967, 184; ERAEmerita, 223; CIL II, 532; CIL
II, 509; ERBeira, 42; CPILCaceres, 340; CIL II, 575; CIL II, 613; Zarker, 114; CIL II, 554;
CIL II, 494 (p. 696); AE 1962, 64; CIL II, 558; AE 1967, 155; ERBeira, 119; EE VIII, 90;
AE 1962, 63; AE 1962, 69; EE VIII, 25; ERBeira, 162; CIL II, 439 (p. LI); CIL II, 5212;
BRAH 46, 1905, 497-498, nº 4; EE IX, 74; AE 1982, 522; AE 1955, 97; AE 1983, 494;
CIL II, 5356 (p. 1031); CIL II, 4552; CIL II, 4595 (p. 982); CIL II, 3367 (p. LXXIX); CIL
II, 3599; CPILCaceres, 439.
16 Catorce epígrafes: CIL II, 4332 (p. LXXVIII, 973); CIL II, 4313 (p. 711); CIL II, 4290
(p. 973); CIL II, 4295 (p. 973); CIL II, 4289 (p. 973); CIL II, 4299 (p. 973); CIL II, 6085;
CIL II, 4303 (p. 973); AE 1957, 3b; CIL II, 4379 (p. LXXIX); CIL II, 4291 (p. 973); CIL II,
4298 (p. 973); CIL II, 4294 (p. 973); CIL II, 4392 (p. LXXIX).
17 Trece epígrafes: CIL II, 6155; CIL II, 6166; CIL II, 4564 (p. 982); CIL II, 4585 (p. 982);
CIL II, 4534 (p. 982); AE 1966, 210; CIL II, 4551 (p. 982); CIL II, 4527; CIL II, 6157; CIL
II, 4567 (p. 982); CIL II, 6158; CIL II, 4552; CIL II, 4595 (p. 982).
18 Con sólo tres epígrafes: CIL II, 5125; CIL II, 3476; CIL II, 3495 (p. 952).
19 Diecisiete epígrafes: CIL II, 487 (p. XL, LXXXI, 696); CIL II, 486; CIL II, 501;
ERAEmerita, 223; CIL II, 532; CIL II, 509; CIL II, 575; Zarker, 114; CIL II, 554; CIL II,
494 (p. 696); AE 1962, 64; CIL II, 558; AE 1962, 63; AE 1962, 69; EE VIII, 25; EE IX,
74; AE 1983, 494.
20 Seis epígrafes: CIL II, 2272; CIL II, 2233; CIL II, 2238; CIL II, 2214; CIL II, 2299; CIL
II, 2265 (p. 705).
21 Seis epígrafes: AE 1967, 184; ERBeira, 42; AE 1967, 155; ERBeira, 119; ERBeira, 162;
4. Terminología conyugal
25 Los superlativos que aparecen (17 casos) son los siguientes: castissimae, dulcissima,
dulcissima o dulcissimus, fidelissima, indulgentissimus, karissima/carissima (3), karissimus, pientissima,
pientissimus (2), piisimus, ¿pientissima?, rarissima, sanctissima, simplicissima.
26 EE IX, 287 (24 años vividos juntos); CIL II, 4290 (p. 973) (28 años vividos juntos); CIL
Hay además tres expresiones largas distintas -iucundam vitam aequabili concordia
vixisset, nec sepulcro separaretur, vixit probus probis-, todas ellas dirigidas a varones.
En conjunto, puede hablarse de destinatarios femeninos principalmente
en los superlativos terminados en -issima, mientras que los hombres destacan
prácticamente en el resto de epítetos analizados, incluidas las expresiones largas.
II, 6085 (vivieron juntos 21 años, 6 meses y 32 días); CIL II, 3596 (vivieron juntos 35 años);
CIL II, 532 (vivieron juntos 3 años); CIL II, 4552 (número de años mal conservado).
27 Sobre demografía y media de edad en la sociedad del Imperio romano, resultan de gran
ayuda las aportaciones de diversos autores: MACDONNELL, 1913: 366-380; BURN, 1953:
2-31; ÉTIENNE, 1959: 415-424; HOPKINS, 1965: 124-151; NORDBERG, 1965: 253-
257; HOPKINS, 1966: 245-264; KAJANTO, 1968a; FRIER, 1982: 213-251; ENGELS,
1984: 386-393; SCOBIE, 1986: 399-433; FRIER, 1994: 318-333; CASCIO, 1994: 23-40;
SCHEIDEL, 2001: 1-26.
indican uniones de la patrona con uno de sus libertos. Este tipo de relación
no sólo estaba mal visto socialmente, sino que estaba prohibido35, pero sin
duda se daba en determinados casos, aunque resultara de lo más infrecuente.
8. Conclusiones
35 Las relaciones ama-esclavo estaban prohibidas bajo pena de esclavitud para ella, desde el
senatus consultum Claudianum (SERRANO DELGADO, 1988: 56, nota 175). Sobre este tipo
de relación, EVANS-GRUBBS, 1993: 125-154.
36 En comparación a las parejas de esclavos, los libertos contaban con más seguridades
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Abreviaturas
Abstract: The marriage of Castilian Jews in the Late Middle Ages was based on three
main pillars of the Jewish world: religion, tradition and family. The Castilian Judaism was
governed by the precepts of the Torah and community members had to continue the
tradition of the people of Israel. Thus we will study the importance of family, the role of
women, the wedding ceremony and the ketubah or contracts that allow us to analyze the
organization of Jewish marriage in Castile during the 15th century.
1. Introducción1
La situación de los judíos en el siglo XV estuvo marcada por los
acontecimientos surgidos en el sur de la Península a finales de la centuria
anterior. Los pogroms de 1391 provocaron un giro en la coexistencia entre
La mujer debe cumplir la Ley desde los doce años, momento en que
accede a la edad adulta (bat mitzvah), no obstante, se la exime de realizar
la mayor parte de los mandamientos religiosos, así, por ejemplo, no está
obligada a rezar a horas determinadas, ni a participar en las oraciones del
shabat, ni guardar las fiestas que marca el calendario litúrgico judío. De hecho,
la Torá es contraria a la instrucción de las mujeres en la Ley: “El que enseña la
Torá a su hija es como si le enseñara frivolidad”, “Dejad que se quemen las
palabras de la Ley, y no permitid que se enseñen a una mujer”12.
Esta actitud también se repite hacia la madre, tratadas con respeto por
parte de su marido e hijos, algo que se representa a menudo en miniaturas y
códices hebreos de esta época, donde aparece la esposa sentada rodeada de
su familia, como “una auténtica señora del hogar”. Por lo tanto la inferioridad
jurídica que expresa la ley no aparece reflejada en la vida cotidiana del
judaísmo, a pesar del fuerte patriarcalismo existente13.
3.1 Ketubá
31 MORENO KOCH, 2005: 75. En caso de fallecimiento del esposo, las aportaciones del
mismo al matrimonio eran inventariados por una autoridad religiosa y repartidos en los días
siguientes al duelo.
32 LACAVE, 2002: 28-30, 70-13.
33 La Ketubá de Torrelobatón ha sido publicada íntegramente por: REPRESA, 1987: 33-
39. No obstante, el documento original en hebreo se conserva en el Archivo de la Real
Chancillería de Valladolid (ARCHV, Pergaminos, Carpeta, 13,11; 1479, marzo 7).
en lengua hebrea y fue sellado el 7 de marzo de 1480, con sus nombres judíos,
Doña Bienvenida, hija de Rabi Iuda Galfón, vecino de Arévalo y Rabí Mose
Amigo, hijo de Rabi Simuel Amigo, vecino de Torre de Lobatón34. Aunque
el documento original está en hebreo, se tradujo al castellano en Medina del
Campo con motivo del pleito y su contenido lo recoge Amando Represa35:
34 REPRESA, 1987: 33-40; GARCÍA CASAR, 1987: 41-44. Represa opina que Torre de
Lobatón era una aldea actualmente desaparecida del Sesmo de San Juan en la tierra de
Ávila, mientras que García Casar cree que hace referencia a Torrelobatón, en la provincia
de Valladolid y en el obispado de Palencia.
35 REPRESA, 1987: 33-39.
36 MORENO KOCH, 1987: 49-71.
37 MORENO KOCH, 2005: 71-72. Algunos rabinos situaban el matrimonio entre los
18/24 años, pero cuanto antes mejor, para alejar a los jóvenes de las tentaciones y justificar
un matrimonio temprano. NEUMAN, 1969, vol. 2: 19-46. Abraham Neuman extrae de
“Éticas de los padres” el precepto de que la edad óptima para el matrimonio son los 18 años.
38 CANTERA MONTENEGRO, 2010: 134. El derecho hebreo establece que el
compromiso matrimonial es vinculante y en caso de ruptura injustificada se penaba con
multas económicas incluidas en el contrato.
3.3. La ceremonia
Cuando llega el momento de la celebración de la boda, los novios se
sitúan bajo un dosel o jupá hecho de seda, raso o terciopelo sujeto sobre
cuatro varas, en recuerdo a las tiendas que usó el Pueblo de Israel en el
desierto42. No obstante, en función de las comunidades judías, los ritos
pueden variar, así por ejemplo, entre los judíos asquenazíes de Europa
39 MORENO KOCH, 2005: 72; CANTERA MONTENEGRO, 2010: 135. Los autores
mencionan la premisa: “Tú me eres consagrada con este anillo, moneda, de acuerdo con la
ley de Moisés y de Israel”.
40 CASTAÑO, 2009: 51. Dato que se constata en la mitad de las Ketubá hispánicas conservadas.
41 MORENO KOCH, 2005: 73.
42 CRESPO ÁLVAREZ, 2000: 16. La investigadora opina que bajo la jupá o palio nupcial
que simboliza el techo de la casa del nuevo matrimonio, se coloca sólo la novia.
Para que el matrimonio sea válido, entre otras cosas, tiene que haber
testigos y como ya hemos indicado debían ser 10 varones adultos, es decir,
mayores de 13 años que reciben el nombre de minyán, y al menos uno de
ellos ha de ser un rabino o un juez. Una vez pronunciadas las bendiciones
sobre una copa de vino que beben los contrayentes, el novio coloca el anillo
a la novia en el dedo anular de la mano derecha y a continuación se lee en
voz alta la ketubá recitando además otros salmos y cantos de alabanza a
Dios, tras las que el novio rompe una copa o recipiente de vidrio, rito que
representa la fragilidad de la vida y la destrucción del Templo y sirve para
ahuyentar a los malos espíritus45.
47 MORENO KOCH, 2005: 74. Tras perder la virginidad en la noche de bodas, la novia
debía realizar el baño ritual, mientras que el marido debía esperar siete días para estar con la
mujer. Durante ese periodo semanal era costumbre que la madre de la novia durmiera entre
los recién casados para evitar así las relaciones sexuales entre los cónyuges.
48 BRUNDAGE, 2000: 71.
49 BRUNDAGE, 2000: 72. Flavio Josefo opinaba que la impureza ritual inherente al sexo
se debía a la creencia de que la relación sexual causa una división dentro del alma, por lo que
las abluciones curaban ese estado irregular.
50 CABALLERO NAVAS, 2008: 49. La mujer va al miqweh tras los siete días blancos en los
que ha comprobado que no ha manchado de sangre un paño blanco utilizado a tal efecto;
BAUMGARTEM, 2004: 31. La autora señala que en el caso de los Askenazies o judíos de
Europa central y oriental son mujeres expertas en el cuerpo femenino y con conocimientos
médico – sanitarios, es decir, una especie de comadronas, las que comprueban que el origen
de la emisión está o no en la matriz.
51 CABALLERO NAVAS, 2008: 50. A pesar de estas afirmaciones durante la Edad Media
la teoría Hipocrático-Galénica de los humores y cualidades era la más extendida para
explicar los estados de salud y enfermedad en la fisiología femenina.
52 CABALLERO NAVAS, 2008: 49-50.
53 BLASCO, 2000: 77. La tebil-lah en el miqweh además se utilizaba no sólo antes de una
boda y tras la menstruación sino también si se había tenido contacto con un difunto, o para
purificar los utensilios de uso cotidiano.
54 MORENO KOCH, 2005: 73. La tebil-lah se debe hacer como máximo cuatro días antes
de la boda.
55 MORENO KOCH, 2005: 76. La poligamia es justificada por los rabinos como el estado
natural durante los tiempos del diluvio cuyos hombres tomaban dos esposas, una para
engendrar hijos y otra para el placer. Así en tiempos de los patriarcas “Lamek tomó para sí
dos esposas”, Génesis, 4, 19.
56 SAIZ MUÑOZ, 1988: 347.
57 ORFALI, 1993: 80. En cuanto a la cifra de esposas permitidas, Maimónides señala que
el judío podía casarse con 100 esposas simultáneamente. Lo que no es sino una evidente
exageración utilizada seguramente para afirmar el derecho masculino de la poligamia.
58 MORENO KOCH, 2005: 77; CANTERA MONTENEGRO, Enrique, 2010: 143. Los
autores analizan dos cuestiones interesantes por un lado el mamzer o hijo que la mujer había
tenido en su segundo matrimonio al cual se le consideraba un bastardo y la aguná o mujer
unida al marido desaparecido.
59 MORENO KOCH, 2005: 77.
60 ORFALI, 1993: 79-80. El autor recoge la opinión de diversos investigadores que señalan
De esta forma, el judío aragonés que deseara casarse con una segunda
esposa debía obtener una licencia real, a cambio de una serie de requisitos
como la falta de descendencia y el pago de ciertas cantidades de dinero que
incrementaban las arcas reales de Aragón61. En cuanto al caso castellano
no se sabe exactamente si las comunidades judías practicaban también la
poligamia como sus vecinos aragoneses, aunque un sabio del siglo XIV,
Menahem ben Zerah, permite el matrimonio con una segunda mujer
siempre y cuando se favoreciera a las demás, evitando de esta manera la
prostitución en la comunidad judía. Pero el mismo ben Zerah opinaba que
lo correcto era elegir al novio una buena mujer desde el principio, para evitar
que tuviera que buscar a otras candidatas más adelante si el matrimonio no
llegaba a funcionar62.
4.2.2. Levirato
Cuando unos hermanos vivían juntos y uno de ellos muere sin
tener un hijo, la mujer del difunto no habrá de casarse fuera con un
hombre extraño, sino que su cuñado se llegará a ella, la tomará por
esposa y cumplirá con ella la ley del levirato. El primogénito que ella
dé a luz deberá llevar el nombre del hermano difunto, para que su
nombre no sea borrado de Israel64.
mujer enviudara sin haber llegado a ser madre, la ley judía imponía el levirato
o yibum. De esta manera, el hermano mayor del difunto, es decir, el cuñado
o levir debía tomarla como esposa una vez transcurridos los tres meses del
duelo, siempre y cuando no estuviera casado o rompiera un compromiso
matrimonial contraído anteriormente65.
Este precepto recogido en el Deuteronomio (25:5-10) servía para dar
descendencia al hombre fallecido por medio de su hermano, (el niño nacido
llevaría el nombre del fallecido) protegiendo a la mujer ante la situación de
desamparo social en la que quedaba tras la muerte del marido.
4.2.3 Divorcio
Cuando un hombre toma una mujer y se casa con ella, si resulta
que ella no le agrada por haber encontrado algún inconveniente o
cosa indecente, le escribirá una carta de repudio que la entregará en
mano y la despedirá de su casa. Deuteronomio. 24, 1.
65 Motis Dolader, 2003: 77. El varón a quien afecta la obligación de casarse con
su cuñada debe ser hijo del mismo padre y a su vez haber residido contemporáneamente
con el difunto.
66 CANTERA MONTENEGRO, 2010: 138. El autor afirma que el levirato era practicado
en el Mediterráneo mientras que la halitzá se daba en Centroeuropa.
67 CANTERA MONTENEGRO, 2010: 141. En época medieval la ratificación del divorcio
iba precedida de un proceso jurídico ante el rabino, para que examinara las circunstancias
protegiendo a la mujer y que sólo fuera repudiada en determinados casos; CRESPO
ÁLVAREZ, 2000-2001: 12.
dos testigos, pero nunca por la esposa. Estos últimos junto con el marido o
un mensajero le entregarán el acta de divorcio a la mujer.
5 Conclusiones
Goza de la vida con tu amada compañera todos los días de tu vida.
Eclsiastés, 9, 9.
Bibliografía
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Miscelánea de Estudios árabes y hebreos, 57, (2008): 213-245.
Palabras clave: nobleza, matrimonio, amor, País Valenciano, siglo XVII, siglo XVIII.
Abstract: The study of families within the power elites has experienced an exponential
growth, which has opened new research fields and methodologies and also new perspectives,
in which is framed this paper. During the Early Modern Era love and sex were influenced
by marriage as means to maintain the status quo allowing social stability in the Ancien Régime,
specialy among the elites. From this perspective we approach the Cernesio family, Counts
of Parcent in Valencia. We are going to analyse how the marital contract was conceived
during the seventeenth and eighteenth centuries. We approach the power of the adults in
the family and to observe diverse legal provision through which the ‘Furs’ were replaced
with the Spanish legislation ‘Nueva Planta’ imposed by Felipe V. From marital contracts
and other documentation related to this family we are going to review how inbreeding was
ensured, the importance and cost of virginity and the obligation to have sexual relations that
guaranteed the lineage of the House. Finally we are going to address the post-Tridentine
conception of marriage.
Keywords: Nobility, Marriage, Love, Valencian Country, 17th century, 18th century.
1 A este propósito debemos apuntar que los últimos años los trabajos de historia de la
familia y de historia del género han desarrollado estudios que inciden en los sistemas de
relaciones sociales, tales como el matrimonio, y es por eso que recopilamos sin ánimo
de ser exhaustivos algunos trabajos relevantes que además se refieren a las élites sociales:
BENÍTEZ SÁNCHEZ-BLANCO, 1992: 35-70. VISCEGLIA, 1992: 256-264; CATALÁ
SANZ, 1993: 165-190; BOLUFER PERUGA y MORANT DEUSA, 1998; BAIXAULI,
2003; MORANT DEUSA, 2003; OLIVERI KORTA, 2009; GASCÓN ÚBEDA, 2009;
BOLUFER PERUGA y MORANT DEUSA, 2009: 133-162. FELIPO ORTS, 2010-2011:
237-253; BOLUFER PERUGA, 2012, Vol.2: 349-360.
hicieron los Cernesio. Más aún contando con que este tipo de comerciantes
enriquecidos podía pagar importantes cantidades de dinero para emparentar
con una familia de las élites locales que les permitiera, en un futuro,
poder ascender socialmente. Así, en el trascurso de los siglos XVII y
XVIII, consiguieron el reconocimiento de nobleza en 1635, el título de
condes de Parcent en 1649, el hábito de caballeros de la Orden Militar de
Montesa en 1659, la preeminencia de gentilhombre de cámara del rey y la
Grandeza de España en 1709, observando cómo su política matrimonial
fue al compás de su ascenso social.
dijo: “No abandonéis […] el destino de vuestros hijos en los primeros arrebatos de una
juventud ardiente, que siempre debe ser sospechosa”; FARGAS PEÑARROCHA, 2012:
153-175.
5 TARAÇONA, 1580: 117. Según el capítulo de “Nupcies y del dot y creix”, Título XII,
se decia que “ninguna dona viuda ni donzella pot esser forçada per lo rey ni sos officials a
contractar matrimoni sens la voluntat o de sos amichs”.
6 BOLUFER PERUGA y MORANT DEUSA, 1998. Aun así, debemos de señalar que
el Concilio de Trento no tuvo una posición firme respecto a la aceptación de los padres
aunque sí que se apuntó a que no se debía de dañar el honor y la unidad de la familia por
un matrimonio. Será en el reinado de Carlos III, en 1776 cuando se legisle para dar el poder
explícito a los padres sobre el control del matrimonio de sus hijos, siempre que fuesen
menores de 25 años.
e hijas quedaron sin casar cuando llegó la muerte de su tío. Fue por eso
que Constantino dispuso en su testamento quien debía de ostentar el poder
como cabeza de familia para vigilar a los descendientes de la Casa y también
quiso que sus matrimonios se concertaran en Italia y no en Valencia, ni en
ninguna otra parte de España. Así declaró en su testamento (1656) que:
mon ànim y voluntat seria que los dits don Manuel Cernesio y don Constantí
Cernesio, mos nebots, no casassen en la present ciutat de València, ni en part alguna
de España, ans bé, voldria casassen aquells en la ciutat de Como, ma pàtria, eo en
Milà, o en altra qualsevol part de Lombardia, o Liguria y que tinguessen allà son
domicilli. Y açò per los respectes a mí ben vists y, en particular, perquè em par que
seria machor beneffici per a conservació de ma Casa y família de Cernesio.
Puesto que la disposición de su testamento expresaba más una
voluntad que una obligación –ya que no se imponía pena alguna en caso
de incumplimiento-, los descendientes terminaron por no cumplirla y
concertaron matrimonios en el “Cap i Casal”. Por lo tanto, las estrategias de
sus pactos matrimoniales pasaron del poder del cabeza de familia masculino
al femenino, y legalmente al de uno de sus curadores, Juan Bautista Capponi,
compañero de negocios milanés de los Cernesio. Puede que después de
1656, al adoptar el título de conde el primogénito varón, Manuel, realizara
su propia estrategia, con lo que la voluntad del poder adulto pasaría por la
asunción de este poder por parte del joven Manuel.
con la otra hija de Gaspar, Catalina. Francisco, quien entonces tenía 37 años,
al parecer no pensaba que su futuro pasaría por casarse con una Tárrega,
por lo que su vida sexual se había saldado con un hijo y una hija fuera del
contrato conyugal. Su hija natural, pero no legítima, se hizo monja profesa
en el convento de la Santísima Trinidad de Valencia23. En cambio, su hijo
Juan adquirió protagonismo a mitad del siglo XVII controlando la compañía
comercial que había fundado su padre, entre los años 40 y 5024. Al menos se
sabía que Francisco Cernesio era fértil.
31 Libro mayor de cuentas, AHN, Sección Nobleza, PARCENT, C.225, D.2, Imágenes 82-83.
32 Libro de cuentas, AHN, Sección Nobleza, PARCENT, C.77, D.3.
33 BAIXAULI, 2003: 54-55.
Por esta razón, una parte de la élite social instituyó en sus testamentos
obras pías en favor de mujeres, que venían a ser:
instituciones asistenciales que reciclaban mujeres que la habían
perdido [la virtud femenina], y en otras que la prevenían, ayudando a
doncellas pobres y huérfanas a tener una dote que les abriese la puerta
al matrimonio o la entrada a un convento, alejándolas del mundo de
la prostitución34.
4. Conclusión
Bibliografía
Resumen: Los pleitos matrimoniales, base del presente estudio, constituyen dentro
del campo de la Historia Social, una fuente de gran interés para percibir comportamientos
respecto a los modos de unión y disolución de los matrimonios; así como aspectos de la vida
cotidiana de la sociedad del contexto, a través de los numerosos testimonios que aparecen
reflejados en ellos. Además, los conflictos y la violencia que emanan de esas fuentes, no se
pueden considerar como algo ajeno a las relaciones de pareja. El matrimonio en la Edad
Moderna fue la institución que se sustentaba la formación de las familias, escenario de
experiencias e intereses enfrentados y por tanto de conflictos. Pues en ellas, las mujeres
afrontaron espacios de poder diferenciados a los de los hombres, siempre en base a la
capacidad reproductora biológica sobre la que se construía socioculturalmente su identidad.
Estas cuestiones se visualizan en el objeto de esta investigación un pleito matrimonial de
1697 a causa de los malos tratos de un esposo hacia su mujer en cuya sentencia se acuerda
la “separación de cuerpos”. El proceso tuvo lugar en la localidad de Castro Fuerte, una villa
perteneciente al municipio de Villaornate y Castro en la actual provincia de León. Se trata
del estudio de un caso concreto que se debe contextualizar en la numerosa documentación
por pleitos matrimoniales de la Edad Moderna a raíz de la reforma tridentina. Con
la Contrarreforma los poderes eclesiásticos fijaron bien todo los concerniente sobre la
institución matrimonial, incluidas las causas legitimas de separación de los mismos, como el
caso de la violencia física hacia las mujeres. Con el estudio de un caso concreto por malos
tratos, planteamos la hipótesis de si la Iglesia Católica se preocupaba por la opresion de las
mujeres, o era una forma de controlador social estructurado sobre el sistema patriarcal, en
el que sólo importaba la descendencia patrimonial.
Abstract: The matrimonial lawsuits, based on this study, constitute, within the field
of Social History, a source of great interest to perceive behaviors with respect to modes of
union and dissolution of marriages; as well as aspects of the daily life of the society of the
context, through the numerous testimonies that are reflected in them. In addition, conflicts
and violence emanating from these sources cannot be considered as something alien to
the partner relations. Marriage in those centuries was the institution that has supported
the formation of families, setting for experiences and conflicting interests and therefore
conflict. Thus, women faced spaces of power differential of the men, always on the basis
of the biological reproductive capacity that was built socioculturally their identity. These
issues are displayed in the object of this research a marriage lawsuit of 1697 by ill-treatment
of a husband towards his wife in whose judgment the “separation of bodies” is agreed.
The process took place in the town of Castro Fort, a village belonging to the municipality
of Villaornate y Castro in the current province of León. It is the study of a particular case
which must contextualize in the numerous documents for marriage lawsuits of the modern
age as a result of the Tridentine reform. With the Counter-Reformation the ecclesiastical
powers set well all the concerning about the institution of marriage, including the cause’s
legitimate separation of them, as in the case of extreme physical violence towards women.
With the study of a particular case of ill-treatment, we hypothesize if the Catholic Church
was worried about oppressed women, or was a form of social driver structured on
patriarchal system, whereby only mattered heritage descent.
1 STONE, 1990.
2 FLANDRIN,1979.
3 MORANT; BOLUFER, 2009: 2.
sobre las perfectas casadas, ni con los usuales patrones de actuación social10.
El trasfondo ideológico de la violencia de género, como causa de demanda de
separación matrimonial por las mujeres en el ámbito español, es una temática
de indudable valor, tanto para los estudios de Historia Moderna como de
la Historia de las mujeres. Incidir más en su análisis desde una perspectiva
de género, aportaría una visión significativa de las claves, del discurso moral
y religioso, que sustentaba la violencia hacia el género femenino dentro
de la institución matrimonial. Entendiendo el género como categoría de
análisis que aplicado a una época histórica concreta permite entender cómo
la distinción fisiológica sexual determina una construcción diferenciada y
contrapuesta de los hombres y las mujeres, siempre definiéndose como
positivo y normativo lo masculino y cómo per se (lo otro) lo femenino11.
Esta diferenciación es resultado de una construcción social patriarcal, que
ha seguido intacta, aunque con variaciones, a lo largo de toda la Historia.
Así, la categoría de género, y la propia violencia estructural resultada de ello,
sirve para entender la dinámica de hombres y mujeres como una relación de
poder en las diferentes etapas históricas.
para pedir “no tener vida maritable”, ya que casi la deja muerta por golpes,
mojicones, palos, etc. Evidencias de esos malos tratos son los numerosos
cardenales que aún quedaban reflejados en su cuerpo. El expediente recogerá
el testimonio de numerosos testigos, del pueblo y de las localidades vecinas,
que hubieran presenciado algún acto de violencia hacia la esposa por parte
de su marido. La sentencia establece la separación entre ambos; y Alejandro fue
declarado culpable, ya que tuvo que devolver la dote a la familia de la mujer.
Estos pleitos nos hablan de las esperanzas depositadas por las mujeres,
en el matrimonio y en sus maridos, de acuerdo con los valores culturales
en lo que habían sido socializadas. Las mujeres, debido de la sumisión del
género femenino al masculino dentro de un orden social patriarcal, acataban
el castigo marital, como forma de corrección a la propia imperfección
natural de su género, esa definición social históricamente establecida16. Sin
embargo, ante esta violencia sí pudieron tener escapatoria, a tenor de la
documentación, en base a que se estuviera poniendo en peligro algo más
valioso que el propio matrimonio. La cuestión reside en si importaba más
la vida de la propia mujer, o el valor de la dote que se podía perder en
manos del marido maltratador. Pues, como en el caso de Angelina Martín,
anterior esposa de Alejandro Barriguete, su familia tendría difícil recibir una
compensación o el restablecimiento de la dote perdida con la muerte de su
hija, porque resultaría muy difícil conseguir probar que había muerto por los
reiterados golpes a los que fue sometida, sin haber interpuesto denuncias
previas. Dada las sentencia del expediente, en la que se acuerda la restitución
de la dote y la separación del matrimonio, pero ningún tipo de condena
criminal para el más que probado maltratador, lo que primaba eran los
intereses económicos, más que la integridad de la vida de la mujer.
3. Conclusiones
17 CASEY, 1996: 9-26. DUBY; PERROT, 1990-92. FAUVE CHAMOUX, 2004: 331-364.
LÓPEZ CORDÓN, 1997. MORANT, 2005. ORTEGA LÓPEZ,1997: 65-90.
18 DE LA PASCUA SÁNCHEZ, 2002: 98.
Bibliografía
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Renacimiento a la Edad Moderna, Madrid, Taurus, 1990-92.
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Amelang, Jim Amelang y Nash, Mary, Historia y género. Las mujeres en la Europa
moderna y contemporánea, Valencia, 1990; 23-58.
Fuentes
Abstract: Through the evolution on going in marriage during the second half of the
18th century and first decades of the 19th, I suggest some observations about the emergence
of a new female sensibility and a family model, which could prove the development of
romantic love as a social and cultural product. In the same way, the possibilities offered by
the analysis of the feelings in History will be evaluated with the purpose of valuating
our expertise.
1 El epígrafe de éste trabajo puede resultar confuso ateniéndonos a según qué ámbito
académico o historiográfico. Entiendo por tránsito a la Modernidad el periodo que
transcurre desde mediados del siglo XVIII a mediados del XIX, término cultivado en
nuestra historiografía en referencia a un periodo asimilable al reinado de los Reyes Católicos
pero que en el caso que nos ocupa, iría más acorde con la periodización anglosajona
que distingue por Modernidad nuestra Edad Contemporánea siendo la Edad Moderna
conocida como Early Modern. Para ello proponemos diferentes términos como ocaso de
la Modernidad o de la Edad Moderna.
8 R.A.E., 2001.
9 DICCIONARIO DE AUTORIDADES, 1990: 173.
10 AMA, URBINA, C.18, N.27, D.5; AMA, URBINA, C.18, N.27, D.6; AMA, URBINA,
C.18, N.27, D.8.
11 BEL BRAVO, 2009: 57-58.
12 OLIVERI KORTA, 2006: 40-45.
Los casos que nos hablan de mujeres herederas del patrimonio familiar
muy a pesar de las prohibitivas Leyes de Madrid23, son lo suficientemente
numerosos como para aceptar que muchas mujeres, con todo, ocuparon una
privilegiada posición reconocida por el conjunto social. Una situación que
nos induce a cuestionarnos sobre hasta qué punto todos esos mandatos de
género y esquemas filosóficos, morales y religiosos inundados por ideales
androcéntricos y patriarcales, operarían en según qué contextos sobre la
situación de indiscutible inferioridad vivida por las mujeres.
familia se irá forjando esa élite ilustrada del Setecientos que precisamente
mucho debe a personajes como Bartolomé de Urbina. Sin ánimo de entrar
en un acontecimiento debidamente abordado por nuestra historiografía24,
sí me gustaría incidir en una serie de aspectos que, con carácter genérico y
contextual, permiten adquirir esa visión de calmada transformación en el
devenir de la propia institución.
El hecho de que se valorara el deseo manifestado por los hijos para bien
del futuro matrimonio, nos señalaría a su vez una nueva forma de comprender
el matrimonio y la familia, un mundo que comienza a estimar la vida en
familia desde la absoluta y armoniosa intimidad del hogar30. Apelándose
a la esposa como ángel del hogar31, el nuevo modelo de familia ilustrada
se recogerá en su santuario del hogar familiar para ir desarrollando unas
prácticas tendentes a la gestación de la futura familia nuclear decimonónica
y burguesa. Un recogimiento que marchará en detrimento de las pautas
sociales y familiares propias del Antiguo Régimen y que irá olvidándose de
una parentela hasta la fecha imprescindible.
por la inexistencia del mismo tal y como lo entenderíamos hoy. En los siglos
modernos, el amor romántico resultaría cuanto menos diferente, ambiguo
a nuestra actual percepción y presentaría diferentes horizontes que la
historiografía española aún tiene pendiente abordar.
4. Conclusiones
54 BOURDIEU, 1992.
55 URQUIJO GOITIA, 2004: 377. Sobre el empleo de un producto colonial como el
chocolate en las mandas testamentarias, ANGULO MORALES, 2014.
56 CHODOROW, 2003.
57 FERNÁNDEZ-ABASCAL (et al.), 2010: 125.
58 BOLUFER PERUGA y MORANT DEUSA, 2009: 14-21.
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España y América, siglos XV-XIX), Leioa, UPV/EHU, 2004.
Abstract: With the aim of establishing indigenous polygamy in America in the sixteenth
century, the Franciscan friars and the Crown of Castile, developed in New Spain evangelistic
educational projects for children and indigenous girls. This hard project 1527-1544, and
consisted of found houses-monasteries, where the indians were held to be evangelized
for catholic’s to form monogamous marriages. The project ended in 1544, by the cultural
clashes that occurred in western acculturation among the indigenous population and
changes in the policy of colonization.
4 KOBAYASHI,1985: 155.
5 KOBAYASHI,1985: 157.
6 MENDIETA, His. Ecle. Ind, 605.
7 KOBAYASHI,1985: 161.
12 AMERLINK,1991:123-145.
13 MENDIETA, His. Ecle. Ind: 317.
14 MENDIETA, His. Ecle. Ind: 317.
Las mujeres que vuestra majestad mandó venir a esta tierra han hecho y
hacen mucho fruto y tienen en esta ciudad una casa y otra en Tescuco y otra
en Guaxocingo y otra en Chilula y se da orden como haya otra en Tascala
y otra en Chalco en que hay mucha copia de muchachas hijas de principales:
tenemos esto por muy importante para la conversión universal desta gente15.
los estratos dirigentes, a los cuales se les había respetado su territorio y poder
político dentro de las sociedad mexica a cambio de que se convirtieran al
catolicismo. Así el objetivo era que los próximos gobernantes indígenas,
fueran educados por los frailes franciscanos y las que serían sus esposas por
las beatas.
desde muy pequeñas y asi no pudieran tener ningun tipo de contacto con sus
familias y pasaran varios años solo recibiendo la educacion de las monjas.
Por orta parte, una de las grandes diferencias de este nuevo proyecto
era que estaba dirigida para la población indigena en general y no solo para
los estratos dirigentes. El proyecto, incluso contemplaba el que las niñas
que entraran a los conventos, se les asignara una dote por la corona para
su matrimonio, con el objetivo de que fueran más atractivas para los
varones indígenas.
22 Instrucción dada por don fray Juan de Zumárraga, de México a Fray Juan de Osseguera y Fray
Cristóbal de Almazán, como procuradores del concilio universal, DIHM, 497.
23 Instrucción dada por don fray Juan de Zumárraga, de México a Fray Juan de Osseguera y Fray
Cristóbal de Almazán, como procuradores del concilio universal, DIHM, 470.
La idea de casar a las y los niños a los doce años, se debía, según Fray
Juan de Zumárraga, a que era a esta edad que los y las indígenas comenzaban
su vida sexual en la que se practicaba también la homosexualidad.
llegadas á los doze años, se desposasen con los muchachos
que crían en los monasterios, y con las bendiciones de la iglesia
fuesen entregadas á sus maridos, porque, según su complision é
inclinación, conviene casarlos desde pequeña edad, para que Dios
no sea ofendido y cesen los delictos nefandos y evitar los daños y
quitarles sus costumbres viciosas24.
Así, el matrimonio entre los y las niñas, según esta información, fue
un método también para evitar la práctica de la homosexualidad entre la
población indígena, que según Fray Juan de Zumárraga era una costumbre e
inclinación de los indígenas, lo cual, como es sabido, es considerado dentro
del catolicismo como un pecado sumamente grave nombrado “delito
nefando”. Este seria uno de los motivos, por los que el proyecto anterior,
quizá no habia funcionado, pues probablemente los monasterios anteriores
fundados en el valle de México se habrian presentado costumbres de
practicas homosxuales en las niñas y niños indigenas mayores de doce años,
como se puede inferir de las razones que expone Fray Juan de Zumarraga.
24 Instrucción dada por don fray Juan de Zumárraga, de México a Fray Juan de Osseguera y Fray
Cristóbal de Almazán, como procuradores del concilio universal, DIHM, 470.
Hay que tomar con cuidado las referencias que los cronistas dan, ya
que como es sabido los manuscritos de Fray Toribio de Motolinia, quien
escribió alrededor de 1540, se perdieron y sólo se conocen por copias. Por
otra parte, Fray Gerónimo de Mendieta se basó en las copias de Motolinía
para escribir su historia, y su objetivo fue exaltar la presencia de la orden
franciscana; cuando escribió su crónica, en la segunda mitad del siglo
XVI, era un momento en que los frailes franciscanos estaban perdiendo
poder político en la Nueva España. Por lo tanto, es necesario relativizar la
información que proporcionan y confrontarla con fuentes de la época.
educaran de una manera cristiana y castellanizada a sus hijos, los que serían
después gobernantes indígenas, pero si el proyecto de mantener la estructura
política indígena fue abandonado por la Corona, ya no tendría sentido seguir
educando a las mujeres de la élite nahua de una manera diferenciada.
Bibliografía
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tiembre de 1536”. Núm. 35,107. Carreño Alberto María, Un desconocido cédulario
del siglo XVI de la Catedral Metropolitana, México, Ediciones Victoria, 1944.
“Instrucción dada por don fray Juan de Zumárraga, de México a Fray Juan de
Osseguera y Fray Cristóbal de Almazán, como procuradores del concilio universal,”497.
Cuevas Mariano, Documentos inéditos del siglo XVI para la historia de México. 2a.
ed., México, Porrúa, 1975.
1. Introducción
Bien es cierto que, por ello mismo, muchas de las noticias relatadas
en la Géographiká no son útiles a primera vista para el historiador, pero todas
ellas conservan un trasfondo histórico del que podemos obtener datos que
nos conduzcan a descubrir cómo vivían las sociedades humanas más allá de
las fronteras del mundo clásico, especialmente en aquellas culturas que contaban
con una escritura difícil de conocer, y en muchos casos, aún sin descifrar.
hacia los hombres por un lado, pero también entre las mujeres con un fin
puramente cultual, en una dicotomía sexual donde se mezcla lo humano
y lo divino.
Mapa 1: Situación de los pueblos galos en los siglos II-I a.C. En rojo región de los Namnetes
y en naranja la zona de la desembocadura del Loria. Elaboración propia
En este caso, las referencias parecen seguras al situar esta isla, pero en
la actualidad sería muy complicado encontrar evidencias arqueológicas que
pudieran dar veracidad al relato, pues no sólo hay que señalar que existen
numerosas islas e islotes en la desembocadura del río Loira, sino que después
de 2000 años el nivel del río y la configuración de la línea de costa han
cambiado e incluso cabe la posibilidad de pensar que, debido a la regresión
marina, esa isla se encuentre unida si se encontrara próxima a la costa. Así,
tanto las islas como las construcciones que podrían ser los testimonios de
las sociedades que ocuparon estos territorios donde se encajaría el colectivo
de las mujeres samnitas y que nos permitiría conocer mejor su contexto
sociocultural, pueden encontrarse sumergidas, erosionadas o destruidas por
actividades posteriores.
A causa del uso del adjetivo el sentido del texto cambia, y lo que
podrían parecer unos encuentros ocasionales en busca de entablar unas
relaciones sexuales, ahora podemos verlo como la verdadera existencia de
una relación entre estas sacerdotisas galas y la tribu a la que pertenecían
y donde vivían sus hombres. Esta hipótesis aclara sin duda el texto y da
sentido a la dicotomía sexual que defendemos, pero con ello numerosas
otras cuestiones se abren en torno a estas mujeres samnitas, cómo si todas
las mujeres eran destinadas al culto o solo algunos sectores de la población,
en que rangos de edad lo practicaban o si comenzaban desde niñas, etc.
Fig.1: Mujeres sirviendo vino frente a una imagen de Dioniso. Stamnos ático de figuras
rojas, s. V a.C. Nápoles, Museo Archeologico Nazionale
Fig. 2: Desmembramiento de Penteo. Hidria ática de figuras rojas, 500 a.C. Berlín,
Museo de Antigüedad
4. Conclusión
Una vez que se han identificado los problemas que conlleva trabajar
con una fuente antigua, hemos podido concluir que este relato es verosímil y
que, probablemente, relate las prácticas cultuales de una comunidad del oeste
de la Galia. Unos ritos que encajan perfectamente en la cultura celta, con la
peculiaridad de la práctica del sexo tanto con hombres como entre mujeres
para honrar al dios, y que han llegado a nuestros días gracias a un símil
que realizarían navegantes griegos que, llegando a estas costas, identificarían
a estas como servidoras de Dionisos a causa de los paralelismos que
observarían entre estas mujeres y las prácticas dionisíacas, cuando realmente
eran sacerdotisas de un dios local que, hoy por hoy, desconocemos.
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The Rapes in France after the Normandy Landings: One of the Hidden Faces
of the Liberation
Abstract: On June 6 1944, the Allied troops landed in Normandy in order to liberate
Europe from the Nazi yoke and end the Second World War. However, the local population
did not imagine the negative impact that these men would have on the lives of some of its
citizens, given that numerous violations of extreme brutality began to be carried out by the
Allied soldiers who came to terrorize some French communities.
Despite being a little known aspect of the Liberation of Europe, there is evidence that
this phenomenon was repeated on all fronts of the war and it was practiced by soldiers of
all belligerent countries.
In this study we focus on rapes by American soldiers in France during the Liberation
through a review of documents from American archives and local testimonies of victims,
witnesses and press.
Keywords: Second World War, France, Rapes, Women, American Soldiers.
1. Introducción
1 Estos archivos recogen las opiniones militares dadas en la corte de apelación que versaban
sobre todos los casos que habían sido objeto de un proceso de corte marcial con el fin de
asegurar la legalidad del juicio.
2 Por ejemplo, películas como Salvar al soldado Ryan (1998), La delgada línea roja (1998) o
También hay que tener en cuenta que el estado mayor americano tenía
objetivos y preocupaciones muy diferentes en Francia que en Gran Bretaña.
Mientras que en Francia se trataba de combatir y vencer, en Inglaterra el
objetivo era solo el de prepararse para la batalla, y, por tanto, era más fácil
para los oficiales superiores controlar a los efectivos militares en el contexto
inglés que en las condiciones de guerra francesas.
4. Las violaciones
5. Penas y condenas
6. Conclusión
Las violaciones en Francia tras el desembarco de Normandía
cometidas por soldados norteamericanos o GI’s suponen una de las caras
ocultas del proceso de liberación del territorio francés. Con artículos como
éste se pretende dar a conocer uno de los aspectos menos conocidos de
este conflicto, cómo una minoría de soldados norteamericanos realizaron
unas prácticas criminales en el mismo momento que liberaban al mundo,
sembrando el terror entre poblaciones que ansiaban su llegada, entendiéndose
así cómo muchos franceses llegaron a pensar que los americanos “habían
simplemente ocupado la plaza que antes tenían los alemanes” y “esperaban
que pronto se marcharan a sus casas”13.
Las violaciones son solo una de las consecuencias negativas de la
mayoría de los conflictos, y aunque representan una mínima parte de la
historia, es importante que las generaciones presentes y futuras conozcan lo
que ocurrió para que lo vivido por aquellas mujeres no quede en el olvido y
se procure evitar que vuelva a suceder.
Bibliografía
Brokaw, Tom, The Greatest Generation, New York, Random House, 1998.
Lilly, Robert J., La face cachée des GI’ S : les viols commis par des soldats
américains en France, en Angleterre et en Allemagne pendant la Seconde Guerre mondiale
(1942-1945), París, Payot & Rivages, 2003.
Roberts, Mary Louise, What soldiers do: Sex and the American GI in
World War II France, Chicago, University of Chicago Press, 2013.