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MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA

UNIVERSIDAD POPULAR DEL AMBIENTE FRUTO VIVAS

PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACION AVANZADA EN ECOLOGIA DEL


DESARROLLO HUMANO

PERIODO; 2021-1.SECCION: 001 NACIONAL

DESARROLLO ENDOGENO: DRA. BLANCA ESTELA SALAS FIGUEROA

ENSAYO SOBRE CONVIVENCIA HUMANA Y NATURALEZA.

PARTICIPANTE: LUIS ALBERTO CORDERO.

C.I. V-10.866.425
INTRODUCCIÓN,

Al pasar de los años, la naturaleza por ley natural nos ha tratado de enseñar que
debemos mejorar nuestra relación con la madre tierra, ya sea mediante
catástrofes y pandemias que azotan a la población mundial de la tierra o conflictos
bélicos y catástrofes naturales. Este método primario y reduccionista no nos ha
hecho más humanos, ni nos aproxima más unos a otros, ni mucho menos nos ha
traído la tan ansiada paz. Hemos alcanzado un estado de alarma histórico que, en
palabras de la Carta de la Tierra, “nos convoca a un nuevo comienzo”. Esto
requiere una nueva conciencia y en una visión incluyente e interrelacionados de
los problemas económicos, sociales, culturales y espirituales que nos desafían.
Esta nueva conciencia deben ser fruto de la mundialización, de las ciencias de la
Tierra y de la vida y también de la ecología que nos está mostrando un camino a
seguir: entender que todas las cosas son interdependientes y que ni siquiera las
oposiciones están fuera de un todo dinámico y abierto. Por esto, no cabe separar
sino integrar, incluir en vez de excluir; reconocer, sí, las diferencias, pero buscar
también las convergencias, y en lugar del ganar-perder, buscar el ganar-ganar.

Toda persona racional en situación natural sin ninguna contaminación traumática


ni patológica, comprende y entiende que la supervivencia, del hombre al igual que
el resto del reino animal y vegetal en nuestro planeta está en riesgo. El tiempo y la
ciencia han demostrado que esto es así. Por tanto al ser humano como animal
(inteligente) con notable raciocinio le corresponde luchar con todos los medios
disponibles a su alcance tanto natural como creados por el mismo, para lograr la
total homogeneidad de nuestra vida con dichas leyes. De no ser así la vida en la
tierra y la raza humana en particular está abocada a la ruina y el fracaso hasta el
punto de ser cuestión de tiempo su desaparición. Pero primero que todos
debemos definir el camino para lograr que esto ocurra, y lo más sensato es
comenzar a mejorar las relaciones entre nosotros mismos para que este reflejo de
sociedad en armonía se traslade al resto del planeta. En la historia de la
Humanidad, la capacidad de convivir con otros seres humanos no ha sido
solamente importante sino que también ha sido necesario. El ser humano es un
ser gregario que no puede vivir solo fácilmente. Es por eso que la convivencia
entre los distintos individuos es un pilar básico y elemental de la vida humana
razón por la cual debemos tratar de impulsar el desarrollo de un pensamiento y la
práctica de la convivencia humana y la naturaleza.
Hoy no basta solo con identificar el problema, con desarrollar esta o aquella
teoría, que se definan nuevos paradigmas, con saber qué papel desempeñan
cada una de las especies vivas, si el ámbito es la Tierra o el cosmos, si nos
inclinamos por una ecología profunda, ecocentrista, o por una antropocéntrica. Es
necesario sensibilizamos con una humanidad que enfrenta problemas de gran
magnitud, como consecuencia de una interrelación devastadora entre los seres
vivos, y de estos con su universo. Se requiere con urgencia que nuestro actuar
sea responsable, honesto y solidario, pues solo así garantizaremos la vida en
todas sus dimensiones, con la dignidad y el respeto que merecen la totalidad de
las especies y el universo del que hacemos parte.

Se hace necesario rescatar a ese hombre que evolucionó y se interrelacionó


armónicamente con su naturaleza y con las otras especies, que vivió por siglos
mejorando su vida en comunidad, que ha alcanzado grandes avances en sus
conocimientos, en nuevas tecnologías, pero que necesita una mayor evaluación
de la aplicación de las mismas. Que reconsidere el alcance de sus propuestas,
que busque un justo equilibrio, que la técnica no lo domine, ni la especulación
científica, y que sepa trascender ante el poderío económico. Que genere un
desarrollo sostenible, capaz de garantizar y satisfacer las necesidades de las
sociedades actuales, sin lesionar o comprometer el espacio que le corresponderá
a las futuras generaciones. Es por eso que es necesario el desarrollo de un
pensamiento que proponga a la convivencia humana como un mecanismo para
salvaguardar primero que todo a la especie humana, a las demás especie con las
que cohabitamos el planeta y como fin último vivir en armonía y en equilibrio con la
naturaleza como medio de garantizar el futuro de nuestra existencia.
Ensayo sobre Convivencia humana y naturaleza.

En la actualidad y ciertamente en poco tiempo, los temas medioambientales han


cobrado especial relevancia para la vida en sociedad; el hombre ha tomado
conciencia de que sus acciones tienen implicaciones y repercusiones, no solo en
el presente sino en la supervivencia de todas las generaciones futuras. Ha
comenzado a entender y comprender los diferentes ecosistemas y sus relaciones,
y cada vez se acerca más a la ciencia para entender la complejidad de los
sistemas de que hace parte. Las consecuencias de esta interacción son hoy
motivo de preocupación y análisis y están en la agenda de las comunidades
científicas, de los gobiernos, de la población en general y, por supuesto, ocupan
un lugar preponderante en la bioética.

Hoy el hombre se enfrenta a problemas de gran medida magnitud, que ponen en


evidencia el cómo ha llegado a hacer un uso indebido de la naturaleza, con unas
acciones que ponen en peligro su propia existencia y la de todas las especies
vivas; de no hacer los correctivos necesarios, el panorama no podrá ser más
devastador.

Estamos destruyendo y alterando nuestros ecosistemas: las fuentes de agua


disminuyen, desaparecen cientos de especies vivas, destruimos la biosfera,
implementamos rápidamente y sin la validación necesaria nuevas técnicas de
intervención en la naturaleza y en sus sistemas vivos, sin conocer aún sus
consecuencias. Como si fuera poco, al no ser capaces de vivir en justa armonía,
utilizamos adversamente nuestro conocimiento: de las armas nucleares pasamos
a las biológicas y químicas, que alterarán la vida del ser humano y de todas las
especies vivas en el planeta o, lo que es peor, serán capaces de causar su
destrucción.

La naturaleza ha sido sometida por uso, apropiación y explotación para el ser


humano y para la sociedad y esto ha impactado de manera negativa en las
condiciones de los recursos naturales necesarios para la vida. Es necesario que
las comunidades humanas se acoplen a los ecosistemas de los que hacen parte y
comprendan cómo las diferentes acciones pueden cambiarlos, favorable o
desfavorablemente.

Existen autores que abordan el tema desde un enfoque menos técnico o


reduccionista y más antropológico e incluso filosófico, y consideran que la crisis de
la humanidad enmarcada en la presencia de conflictos bélicos, discriminación y
enfrentamientos en lo cotidiano entre grupos con ideales diferentes, es por no
saber cómo se debe convivir.

Es importante destacar que el conflicto nunca ha estado ausente y es positivo


siempre y cuando estén presentes la reflexión, el entendimiento y, por tanto, los
acuerdos. A partir de las relaciones sociales se puede generar el reconocimiento
del otro y fortalecer el proceso de autoconocimiento; este proceso no se genera en
una sola dirección.

La convivencia humana es un proceso que implica demostrar respeto por el otro,


consideración de las diferencias, compromiso, tolerancia y reconocimiento mutuo.
Desde hace décadas es vista como la base para construir y reconstruir el tejido
social. La convivencia humana representa la posibilidad de que grupos humanos
coexistan en paz.

Las personas son seres sociales por naturaleza; por tanto, siempre existirá la
tendencia a exponerse a la socialización cotidiana para lograr convivir,
concertando cada momento criterios para lograr llegar a acuerdos. Estos acuerdos
serán unos más básicos que otros: unos serán más necesarios que otros para
avanzar e incluso superar conflictos que surgen a diario y que son concebidos de
manera natural.

Es claro que en la convivencia es necesario estar dispuestos a aprender a


promover la fuerza de la cohesión social desde el entendimiento de unos y otros;
por tanto, se hace necesario desarrollar estrategias para ello y el diálogo es una
de estas.
Las múltiples competencias de la ciudadanía entre las que destacan el respeto, la
autorregulación y el cumplimiento de normas que favorece la institucionalidad,
entre otras, se desarrollan y se potencian únicamente en la convivencia. Esto es
motivado a que la convivencia necesita de auto-reflexión e invocación de la
responsabilidad personal para no limitarse solo a responsabilizar a los otros.

Esta situación coloca un límite y pone de manifiesto lo que se persigue con cada
actitud: entender que la responsabilidad es primero individual y luego social, y que
debe perseguirse la defensa de los deberes y derechos de los ciudadanos a partir
de la participación democrática de cada uno, al lograr entender esto y poder
transpolar estas obligaciones y responsabilidades hacia el ambiente avanzaremos
en la consolidación de un mejor lugar para convivir y llevaremos al máximo nivel la
convivencia humana.

La convivencia como fenómeno posee dimensiones individuales y sociales. Es


individual cuando en el desarrollo de la persona se va poniendo a prueba la
coexistencia de diferentes valores, tendencias, gustos, preferencias,
características y sentimientos, hasta conformar creencias e ideas más propias que
surgen de una combinación personal y moral.

La dimensión social aparece porque el proceso de convivencia solo es posible en


la socialización y ha quedado claro que este proceso no se puede separar de la
educación y de la pedagogía debido a que es en la escuela donde la socialización
y, por ende, la convivencia tiene un lugar privilegiado. Tal vez un grave error es
considerar que solo se puede convivir con las personas y no se toma en
consideración la convivencia o buen vivir con la naturaleza, es decir la naturaleza
parece ser algo aislado de la realidad humana cuando es la que sustenta la vida
en el planeta.

Lo cierto es que ambas dimensiones deben comenzar a coexistir con el medio


ambiente para poder garantizar de esta forma valores que promuevan el respeto
hacia la madre tierra para de estar forma poder desarrollarnos pero en conjunto y
con la certeza de que podemos superar esta crisis ambiental y caminar hacia la
mejora constante de las relaciones con la Naturaleza.

De la misma manera, la relación naturaleza-sociedad en el marco de lo sistémico


ambiental y lo sostenible, se apoya en esfuerzos que buscan evitar el aumento y
progresividad de la degradación de la naturaleza y aumentar la conservación de
la oferta natural ante el avance del desarrollo económico que pretende responder
a las demandas cada vez más crecientes y exigentes de un mundo globalizado. Al
respecto, algunos países continúan formulando políticas ambientales ante la
presión internacional, la exigencia del cumplimiento de normas internacionales y
locales por parte de individuos y grupos cada vez más capacitados, formados y
con mayor conocimiento de los derechos fundamentales sobre su base de
sustento actual y para las futuras generaciones.

Este enfoque sistémico, tiene un carácter integrador que permite reflexionar sobre
la separación entre hombre y naturaleza. Además este planteamiento intenta
integrar estos a dos componentes y a su vez nos brinda una visión del error en
que se incurre al evaluar los problemas ambientales bajo el razonamiento externo
a los problemas sociales y solo adjudicarlos a problemas de los ecosistemas.
Propone que la solución deber ser en forma conjunta e integrada, lo que
garantizaran la continuación de la vida y la calidad de vida de la sociedad. Por
consiguiente, no se deben considerar en forma desintegrada y aislada sino en una
interdependencia holística permanente.

Este conflicto, entre naturaleza y sociedad, es producto principalmente del modelo


cultural de dominación impuesto por Occidente e instaurado en la modernidad; y
es basado en el menosprecio hacia la naturaleza y el medio ambiente, sus efectos
negativos han impactado lo científico, lo tecnológico y en el desarrollo de las
ciencias, reafirmando la dualidad ser humano-naturaleza e incorporándose en el
sistema político y ético de la sociedad.

Es necesario considerar que en los últimos años, la naturaleza y el ambiente han


sido elevados a un alto nivel de valor y su conservación ha sido considerada
dentro de los derechos fundamentales en las constituciones de cada Estado, en
las que se discuten los conceptos jurídicos fundamentales que deben ser
establecidos para garantizar que la naturaleza sea sujeto de derechos en lugar de
objeto de derechos. En este sentido, se logra incluso demostrar, bajo el supuesto
de que la excepción confirma la regla, que la naturaleza puede ser considerada
digna, sujeto de derechos y con capacidades como ser vivo, sustentando el
derecho en cuatro grandes principios: relacionalidad, correspondencia,
complementariedad y reciprocidad.

El desarrollo sostenible desde este punto de vista, trata de integrar a la sociedad-


naturaleza desde una perspectiva armónica, que le da otro significado a esta
relación, por un lado, el valor y el respeto a toda forma de vida y ubica al ser
humano como especie, grupo e individuo, naturaleza y cultura. De otro forma,
hace un llamado al equilibrio social como medio para garantizar la calidad de vida
y mejores opciones de desarrollo, a través de apuestas dialogantes. En
conclusión, facilita la identificación de obstáculos y potencialidades a tener en
cuenta por la ciencia y la política, posibilita la gestión y la colaboración
internacional para la solución de la crisis del planeta, en el contexto de nuevas
perspectivas ambientales, económicas, sociales, políticas y culturales que
garanticen la construcción de la paz, como una respuesta de los seres humanos a
los desafíos resultantes de su interacción con el medio ambiente.
Referencias

1. Título: Convivencia. Sitio: Importancia.org. Fecha: 21/07/2013. Autor:


Cecilia Bembibre. URL: https://www.importancia.org/convivencia.php

2. Título: Naturaleza y sociedad: relaciones y tendencias desde un enfoque


eurocéntrico. Sitio: Revista Luna Azul. Recuperado el 21 de Julio de 2021.
Redalyc.org. Autor: Castillo Sarmiento, A. Y., Suárez Gélvez, J. H., &
Mosquera Téllez, J. (2017). URL: https://www. www.redalyc.org/journal.

3. Jares, XR. “Aprender a convivir” (2002) en Revista interuniversitaria de


formación del profesorado. Recuperado en 16 de Julio 2021 de Fundación
Dialnet: unirioja.es

4. Padilla, PC. “Convivencia Democrática en las Escuelas: apuntes para una


reconceptualización” (2013) en Revista Iberoamericana de Evaluación
Educativa. Recuperado en 17 de Julio 2021 de Fundación Dialnet:
unirioja.es

5. Maturana, HR. “El sentido de lo humano” (2003) en Repositorio digital de la


Universidad de Chile. Recuperado en 20 de Julio 2020 de Repositorio
digital de la Universidad de Chile de: uchile.cl

6. Maturana, HR. y Varela. F. “El árbol del conocimiento: las bases biológicas
del entendimiento humano” (2009) en Repositorio digital de la Universidad
de Chile. Recuperado en 20 de Julio 2021 de Repositorio digital de la
Universidad de Chile: uchile.cl

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