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C.I. V-10.866.425
INTRODUCCIÓN,
Al pasar de los años, la naturaleza por ley natural nos ha tratado de enseñar que
debemos mejorar nuestra relación con la madre tierra, ya sea mediante
catástrofes y pandemias que azotan a la población mundial de la tierra o conflictos
bélicos y catástrofes naturales. Este método primario y reduccionista no nos ha
hecho más humanos, ni nos aproxima más unos a otros, ni mucho menos nos ha
traído la tan ansiada paz. Hemos alcanzado un estado de alarma histórico que, en
palabras de la Carta de la Tierra, “nos convoca a un nuevo comienzo”. Esto
requiere una nueva conciencia y en una visión incluyente e interrelacionados de
los problemas económicos, sociales, culturales y espirituales que nos desafían.
Esta nueva conciencia deben ser fruto de la mundialización, de las ciencias de la
Tierra y de la vida y también de la ecología que nos está mostrando un camino a
seguir: entender que todas las cosas son interdependientes y que ni siquiera las
oposiciones están fuera de un todo dinámico y abierto. Por esto, no cabe separar
sino integrar, incluir en vez de excluir; reconocer, sí, las diferencias, pero buscar
también las convergencias, y en lugar del ganar-perder, buscar el ganar-ganar.
Las personas son seres sociales por naturaleza; por tanto, siempre existirá la
tendencia a exponerse a la socialización cotidiana para lograr convivir,
concertando cada momento criterios para lograr llegar a acuerdos. Estos acuerdos
serán unos más básicos que otros: unos serán más necesarios que otros para
avanzar e incluso superar conflictos que surgen a diario y que son concebidos de
manera natural.
Esta situación coloca un límite y pone de manifiesto lo que se persigue con cada
actitud: entender que la responsabilidad es primero individual y luego social, y que
debe perseguirse la defensa de los deberes y derechos de los ciudadanos a partir
de la participación democrática de cada uno, al lograr entender esto y poder
transpolar estas obligaciones y responsabilidades hacia el ambiente avanzaremos
en la consolidación de un mejor lugar para convivir y llevaremos al máximo nivel la
convivencia humana.
Este enfoque sistémico, tiene un carácter integrador que permite reflexionar sobre
la separación entre hombre y naturaleza. Además este planteamiento intenta
integrar estos a dos componentes y a su vez nos brinda una visión del error en
que se incurre al evaluar los problemas ambientales bajo el razonamiento externo
a los problemas sociales y solo adjudicarlos a problemas de los ecosistemas.
Propone que la solución deber ser en forma conjunta e integrada, lo que
garantizaran la continuación de la vida y la calidad de vida de la sociedad. Por
consiguiente, no se deben considerar en forma desintegrada y aislada sino en una
interdependencia holística permanente.
6. Maturana, HR. y Varela. F. “El árbol del conocimiento: las bases biológicas
del entendimiento humano” (2009) en Repositorio digital de la Universidad
de Chile. Recuperado en 20 de Julio 2021 de Repositorio digital de la
Universidad de Chile: uchile.cl