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Sofía García-Bullé
¿Qué nos falta desde el punto de vista educativo para asegurar que todo
estudiante tenga la capacidad de entender lo que lee, tanto en su niñez como en su vida
adulta?
El alfabetismo balanceado surgió como una forma de poner fin a estos debates y
establecer un método uniforme de instrucción de la lectura. A pesar de que no se ha
encontrado evidencia de que el aprendizaje por palabra asegure el entendimiento previo
necesario para aprender a leer, como lo hace la fonética, se acordó que los métodos de
enseñanza darían espacio para los dos.
Con esta resolución, la ciencia perdió fuerza como recurso para descubrir e
impulsar métodos de enseñanza basados en cómo funciona nuestro cerebro y no en cómo
“creemos” que funciona.
Actividades como leerle a los niños en voz alta, hablar con ellos sobre el tema a
cubrir, que tengan experiencias para formarse un concepto de lo que van a leer, vuelve el
ejercicio de decodificación más fácil.
La flexibilidad de los maestros para adaptarse a esquemas más versátiles para
enseñar a leer será crucial si queremos subir a una cifra de lectura superior a la de 3.3
libros al año por persona. Es importante seguirnos cuestionando cómo impulsar el hábito
de la lectura, pero antes de eso, hay que enseñar a leer bien.
Tomado de Observatorio de Innovación Educativa. Tecnológico de Monterrey
https://observatorio.tec.mx/edu-news/instruccion-lectura#:~:text=La
%20flexibilidad%20de%20los%20maestros,que%20ense%C3%B1ar%20a%20leer%20bien.