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Por: 

Mgtr. Dante Mormontoy Gonzales y Mgtr. Alejandro Cano Valencia,


profesores del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad Católica San
Pablo en la  Línea de Ingeniería del Agua (Hidráulica).
En siglo XVIII aparece y se adopta la doctrina higienista en Europa y posteriormente
se expande al mundo. Esta doctrina fue una respuesta a las epidemias que azotaron
al planeta, tales como: la viruela, la peste negra, la peste bubónica, el tifus, el cólera,
entre otras más.
La doctrina higienista promueve, entre tantas cosas, la implementación en las ciudades
de los sistemas de agua y saneamiento, sistemas que siguen en evolución y hoy en día
se  busca la gestión integral del agua. Esta doctrina promovió la evolución de la
cubeta de agua a los sistemas de tratamiento y conducción de agua potable
(conexión domiciliaria); de la letrina a las plantas de tratamiento de aguas
residuales (PTAR); de la presencia de  miasmas (aguas empozadas y putrefactas) a
los desagües pluviales urbanos, hoy en  plena reingeniería.
Según el médico peruano Oswaldo Salaverry (RPMESP, 2017), uno de los primeros
impulsores de la doctrina higienista en el Perú fue el médico español Sebastián Ignacio
Lorente Ibáñez (1813-1884), que en su publicación “Catecismo de higiene” indica
claramente la importancia de la gestión del agua, tanto en geografía (zonas
empantanadas), servicios higiénicos (inodoros, tinas, grifos) y la eliminación de
excretas (sistemas de saneamiento).
Hoy el higienismo y la gestión del agua cobran mayor notoriedad ante la presente
crisis sanitaria por efectos del coronavirus (COVID-19) en el Perú y el
mundo. Toma relevancia el agua potable, el arma de prevención más eficaz al contagio,
mediante lavado de manos con agua y jabón, siendo una forma muy eficaz de eliminar
el virus si ya tuvo contacto con ellas. La Organización Mundial de la Salud nos detalla
la forma correcta de hacerlo. Específicamente debemos frotar todas las partes de las
manos de forma rigurosa, el frente, el dorso, entre los dedos, las uñas, etc., con una
duración de al menos 20 segundos, por lo que es vital el garantizar a nuestros
compatriotas un servicio continuo de agua, por parte de las Entidades Prestadoras
de Servicios (EPS).
Haciendo un diagnóstico a nivel nacional, Arequipa tiene un servicio privilegiado al
contar 23.5 horas de agua potable. La fuerte demanda de agua,  por esta coyuntura,
provoca un mayor número de fallas en los elementos del sistema de producción y
distribución de agua potable que se agrava con las condiciones climatológicas que
azotan las ciudades peruanas (especialmente de la sierra) siendo Arequipa un zona
muy vulnerable a las elevadas precipitaciones debido a que la ciudad no cuenta con
un adecuado drenaje de aguas pluviales situación que causa aniegos de aguas
residuales, exponiendo a la población a un doble riesgo sanitario, lo que obliga a las
autoridades y a la EPS a ejecutar reparaciones rápidas para restablecer el servicio a la
población con personal que pone riesgo sus vidas en esta etapa de emergencia. (Ver
Artículo)
Es imperativo que las autoridades municipales, regionales y nacionales entiendan
que es sumamente vital garantizar el abastecimiento de agua a la población, el no
hacerlo puede acarrear serias secuelas en la propagación del virus y extender la
pandemia que se ha generalizado.
La mayoría de las entidades que administran los servicios de agua potable en el
Perú requieren apoyo en estos momentos difíciles (salvo algunas excepciones);
debido a que sus recursos son insuficientes para hacer una adecuada operación y
mantenimiento de la infraestructura sanitaria. Siendo un mal endémico de carácter
estructural, aclarando que este no es el momento para buscar culpables, sino de evitar
los riesgos de salud pública que implica no controlar la propagación del COVID-19.
Sobre la importancia del agua potable, se puede concluir que este recorre un camino
distante para llegar a nuestros hogares, requiere procesos especializados que consume
ingentes recursos monetarios, naturales, materiales, tecnológicos y humanos por lo
que debemos valorar el papel fundamental que desempeñan hombres y mujeres
que hacen posible los servicios de agua potable siendo también parte del grupo de
héroes anónimos en esta crisis sanitaria.

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