Tras la llegada de las primeras dosis de vacunas contra el Covid-19 al territorio
colombiano, se generaron múltiples opiniones en torno al tema, la mayoría de ellas
surgieron respecto a la autonomía que se tenía para vacunarse. Básicamente surgieron las motivaciones que cada uno tiene para tomar la decisión de hacerlo o no. Entre los argumentos más comunes de las personas están: el bien común, precaución, prevención, responsabilidad, preocupación por la salud propia, entre otras. Ahora bien, también nos encontramos con escenarios en los cuales las personas lo hacen por el sector en el que trabajan, porque la empresa los mandó a vacunar, en fin, solo algunas de las causas de porque se vacunan. En Colombia se diseñó un plan de vacunación para alcanzar la inmunidad del rebaño y así poder mitigar en un gran porcentaje los efectos del virus, dicho plan ha sido implementado por etapas, priorizando a la población que es más propensa a padecer complicaciones a causa de este, personas de la tercera edad, con alguna morbilidad, sector de la salud, y así sucesivamente. Sin embargo, es aquí donde ha surgido una discusión en torno al tema. Y es porque cuando se le ha llegado el turno a ciertos miembros de la población, han optado por no hacerlo y las razones también son diversas, unos guiados por el miedo que les genera el exponerse al virus, otros por la falta de confianza en los laboratorios y en los entes encargados de hacer dicha vacunación, otros simplemente porque tienen sesgos con respecto al tema y, así la lista sigue. La pregunta es ¿qué puede hacer el estado para fomentar la vacunación en este tipo de población? Hasta este punto sabemos la importancia que tiene la vacunación como mecanismo de contención del virus, y cabe resaltar que debía existir intervención del estado para diseñar un plan de vacunación y tratar de garantizar que el problema de salud pública se resolviera. Sabemos que constitucionalmente el estado no puede obligar a nadie a vacunarse independientemente de las razones que se tengan para tomar la decisión de no hacerlo, de ser así ,sería inconstitucional, lo que si puede y debe hacer el estado como ente protector y garante de seguridad es educar, fomentar e incentivar a la población a hacerlo, uno de los mecanismo que podría utilizar y como economistas sabemos que nos motivan los incentivos, se podría empezar por el porte de carnet de vacunación para ingresar a ciertos lugares en donde el aforo de personas pueda poner en riesgo a contagiarse, la vacuna para poder hacer viajes a poblaciones en donde se haya visto una reducción considerable de casos, como también en las cuales ya se haya alcanzado el rebaño, para entrar a discotecas, conciertos entre otros eventos crear beneficios como los del certificado electoral, pero aplicado a la vacuna , todo esto con la salvedad de que se les haya llegado el turno y no la tengan. Estas medidas tendrían que ser guiadas por el estado, con el fin de velar por el bienestar común de la sociedad.