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Fecha: 26/3/2020
Dr. Esteban Monroy Diaz
Medicina Critica Pediátrica.
INTRODUCCIÓN:
El presente documento tiene la finalidad de guiar el manejo de los pacientes que sean
casos probables o confirmados de COVID-19 que ingresan en la unidades de Cuidados
Intensivos Pediátricos del HOSPITAL DE LA NIÑEZ OAXAQUEÑA, con el objetivo de lograr el
mejor tratamiento del paciente, con un nivel adecuado de EVIDENCIA MÉDICA
PREVENCIÓN Y CONTROL DE LA INFECCIÓN que garantice la protección de los trabajadores
sanitarios. Las indicaciones de un protocolo de actuación deben interpretarse de forma
individualizada para cada paciente y debe prevalecer el juicio clínico.
Estas recomendaciones pueden variar según evolucione nuestro conocimiento acerca de
la enfermedad y la situación epidemiológica, por tanto pueden ser actualizadas.
En base a la información disponible actualmente, la infección por SARS-CoV-2 en el
paciente pediátrico tiene un curso mucho más benigno que en el adulto. Es probable que
la mayoría de las infecciones en niños previamente sanos, sean oligosintomáticas y, por
tanto, que pasen desapercibidas, pero aun es incierto el comportamiento en nuestra
POBLACIÓN PEDIÁTRICA DE RIESGO, como los inmunodeficientes. En las series y datos
publicados, los casos pediátricos diagnosticados suponen menos del 2% de los casos
totales, y tienen una sintomatología más leve (< 1% de los casos hospitalizados), siendo
muy escasos los referidos que hayan requerido ingreso en unidades cuidados intensivos, y
habiéndose descrito, sólo de forma excepcional, algún fallecimiento. No está clara la causa
de esta menor afectación y gravedad en la población infantil, aunque se ha relacionado
con una menor exposición, menor frecuencia de comorbilidades predisponentes, con una
respuesta inmunológica diferente, o con una menor afinidad en los niños del receptor
celular ACE2, que utiliza el virus SARS-CoV-2 para entrar en la célula e infectarla. Por ello,
dada la escasa evidencia disponible sobre el tratamiento en cuidados intensivos en la
población pediátrica, estas recomendaciones se basan en los datos actualmente
disponibles en niños graves, provenientes del tratamiento en pacientes adultos críticos, en
las experiencias previas en infecciones graves producidas por otros virus de la familia
coronaviridae (SARS-CoV-1, 2002 y MERS-CoV, 2012) y en las recomendaciones y guías de
práctica clínica actuales sobre el tratamiento de soporte recomendado en la Unidades de
Cuidados Intensivos Pediátricos.
Soporte ventilatorio.
La prevalencia de fallo respiratorio hipoxémico en adultos es aproximadamente de un
19%. Entre el 4 y el 13% reciben VNI y entre 2,3 el 12% VMI. Aproximadamente el 14%
reciben oxigenoterapia y el 5% ingresan en UCI. En una serie publicada, de 52 pacientes
67% tenían SDRA, 63,5% recibieron OAF, 56% VMI y 42% VNI. En niños no hay datos
suficientes.
En pacientes sin fallo respiratorio clínico o gasométrico:
§ Iniciar oxigeno si SpO2 < 92%, mantener SpO2 entre 92-95%. Evitar > 95%.
§ No se recomienda el empleo de oxigenoterapia de alto flujo por su poco efecto sobre
la oxigenación y el alto riesgo de generación de aerosoles.
Soporte hemodinámico.
§ En adultos entre el 1 y el 35% refieren choque y entre el 7 y 23% presentan elevación
de marcadores de daño cardiaco.
§ Valorar marcadores clínicos (como línea arterial, frecuencia cardiaca, perfusión
periférica, diuresis o el estado neurológico), analíticos (como la evolución del lactato
sérico o la SvO2) y de monitorización avanzada si es necesaria (como el gasto
cardiaco).
§ En la fase inicial de resucitación, en caso necesario, se recomienda realizar expansión
de volumen cuidadosa con cristaloides isotónicos, balanceados con buffer (en bolos de
10 ml/kg) guiada por la respuesta, y vigilando los signos de sobrecarga de volumen.
§ Tras la fase inicial de resucitación, se sugiere un manejo conservador de líquidos
evitando los balances positivos, que se han asociado a una peor evolución respiratoria
y a una mayor morbimortalidad. Se recomienda usar cristaloides como soluciones de
mantenimiento isotónicas balanceadas o SS0.9%, con concentración final de glucosa al
5% (mixtas).
§ En pacientes hipotensos o con disfunción cardiovascular se sugiere usar adrenalina,
como primera línea de agente vasoactivo. En caso de emplear noradrenalina no elevar
dosis a más de 0.7 microg/kg/min, por riesgo de sobrecarga de presión y daño
miocárdico. Valorar el uso de otras drogas como la dobutamina si hay evidencia de
disfunción cardiaca, o la vasopresina si hay hipotensión que no responde a
noradrenalina.
§ En caso de shock refractario valorar asociar corticoides (hidrocortisona).
§ Pueden requerir también terapia continua de reemplazo renal, por presentar
disfunción renal y/o balance positivo de líquidos que no responde a la administración
de diuréticos.
§ El uso de la ecografía a pie de cama puede ser una herramienta muy útil en el manejo
de estos pacientes.
Tratamiento farmacológico.
Fundamentalmente se centra en un tratamiento de SOPORTE contra el virus SARS-CoV-2 y
en un tratamiento dirigido a controlar una respuesta inflamatoria disrregulada, que puede
jugar un papel importante en el caso de los pacientes graves.
Se ha descrito un síndrome de tormenta de citoquinas caracterizado por un fallo
multiorgánico fulminante y elevación de niveles de citoquinas, similar al que se produce en
el síndrome hemofagocítico. Sugiriendo en caso de sospecha de éste el tratamiento con
corticoides e inmunosupresores.
§ No existe actualmente evidencia procedente de ensayos clínicos controlados para
recomendar un tratamiento específico para el coronavirus SARS-CoV-2 en pacientes
con sospecha o confirmación de COVID-19. No obstante, esta información podría
cambiar rápidamente debido a los resultados de varios ensayos clínicos en marcha.
§ LOS TRATAMIENTOS CON MEDICAMENTOS EN INVESTIGACIÓN DEBERÍAN SER
ADMINISTRADOS SOLO EN EL CONTEXTO DE ENSAYOS CLÍNICOS APROBADOS O EN
EL MARCO DEL USO DE MEDICAMENTOS EN SITUACIONES ESPECIALES, CON
ESTRICTA MONITORIZACIÓN CLÍNICA.
§ NO EXISTE SUFICIENTE EVIDENCIA MEDICA PARA RECOMENDAR SU USO.
Antibioterapia empírica.
§ No está indicada la administración sistemática de antibióticos. Se valorará en función
de la gravedad del cuadro clínico y de la sospecha de sobreinfección bacteriana.
§ Si hay sospecha de sepsis y choque séptico se empleara antibioterapia intravenosa
empírica según la clínica, edad y características del paciente, siendo en este caso
fundamental que se administre en la primeras horas.
§ Si hay sospecha de neumonía y/o sepsis en paciente sano procedente de la comunidad
con sobreinfección bacteriana (leucocitosis y elevación de PCR y especialmente PCT),
iniciar antibioterapia empírica con amoxicilina-clavulánico, cefotaxima o ceftriaxona.
Idealmente, antes de iniciar la antibioterapia empírica, se deberán tomar muestras de
aspirado bronquial (en pacientes intubados) y hemocultivos.
§ Actualmente muchos protocolos en adultos recomiendan asociar azitromicina, sin
evidencia médica, oral durante 5 días, por su efecto antimicrobiano/inmunoregulador.
§ En la selección del tratamiento antibiótico empírico inicial se valorará la situación
previa del paciente (paciente sano o con comorbilidades, ventilación mecánica, etc.),
ajustándose a las características de cada caso.
§ Se debe recoger estudio microbiológico siempre que sea posible antes del inicio y NO
OLVIDAR SUSPENDER O DESESCALAR según los resultados. La PCT ha demostrado ser
de ayuda para ajustar y disminuir la duración del tratamiento de antibiótico.
Antitérmicos.
§ En el caso de presentar fiebre, se recomienda el uso de paracetamol. El uso de
antinflamatorios no esteroideos es fuente de debate, la AEMPS recientemente ha
comunicado que no hay datos que indiquen que el ibuprofeno agrave la infección
COVID-19.
Tratamiento antiviral.
El tratamiento antiviral NO ESTA RECOMENDADO, para fines de enseñanza se mencionan
los principales.
§ Lopinavir/ritonavir:
NO SE SUGIERE SU USO RUTINARIO. El empleo de lopinavir/ritonavir (Tabla 4) se
considerará en niños con patología de base e inmunodeprimidos de cualquier gravedad y en
niños graves en UCIP (en espera de otras opciones como Remdesivir).
La duración del tratamiento es individualizada hasta que desaparece la fiebre o como
máximo 14 días.
Su utilidad está cuestionada actualmente a raíz de un ensayo clínico publicado
recientemente (NEJM, 18 marzo) realizado en adultos hospitalizados con COVID19 en China
por fracaso respiratorio hipoxémico (Sat < 94% y PaO2/FiO2 < 300), el tratamiento con
Lopinavir/Ritonavir no supuso mejoría clínica en ninguno de los parámetros de resultado
medidos, incluidas la carga viral y la mortalidad. El porcentaje de efectos adversos, el
principal fue la linfopenia, fue similar en ambos grupos, (48,4% vs 49,5%), aunque los
efectos adversos grado 3 y 4 fueron el doble en el grupo del tratamiento. Los efectos
adversos gastrointestinales (náuseas, vómitos, diarrea) fueron también el doble de
prevalentes en el grupo de tratamiento, y sin embargo los efectos adversos muy graves (el
principal fue la evolución a SDRA grave) aparecieron más en el grupo de tratamiento
standard. Un 13% de los pacientes del grupo de tratamiento tuvieron que dejar de tomar el
tratamiento debido a los efectos adversos.
Un aspecto importante del estudio es el inicio tardío del tratamiento (media 13 días desde
inicio enfermedad), lo que ha podido influir en los resultados. Existen varios ensayos
clínicos en marcha sobre tratamiento antiviral.
El lopinavir/ritonavir tiene con frecuencia efectos adversos gastrointestinales al inicio del
tratamiento (diarrea, vómitos).
Puede aumentar el QTc, con mayor riesgo si asocia a otros fármacos que también lo
prolonguen.
Lopinavir/ritonavir es un inhibidor de CY3A del P450, y puede aumentar niveles de
los medicamentos metabolizados por este enzima. Sus posibles interacciones se pueden
consultar en:
§ Herramienta para consultar interacciones:
§ https://cima.aemps.es/cima/dochtml/ft/80104/FT_80104.html
§ https://www.hivdruginteractions.org/checker,
§ http://www.covid19-druginteractions.org/
§ Remdesivir:
SE ESTÁ ENSAYANDO SU USO EN ADULTOS y podría ser una opción terapéutica en
pacientes pediátricos graves con ventilación mecánica y sin necesidad de inotrópicos a
futuro. Las dosis propuestas para la población pediátrica son:
≥ 40 kg de peso: igual que adultos: dosis de carga el primer día de 200 mg/iv seguido
de una dosis de mantenimiento de 100 mg/iv al día desde el día 2 al día 10.
< 40 Kg de peso: dosis de carga el primer día de 5 mg/kg iv seguido de una dosis de
mantenimiento de 2,5 mg/kg iv al día desde el día 2 al día 9.
§ Cloroquina e Hidroxicloroquina:
NO HAY EVIDENCIA PARA LA RECOMENDACIÓN DE SU USO EN COVID-19.
En trabajos recientes se destaca el poder de la hidroxicloroquina para disminuir la carga
viral en pacientes infectados por SARS-CoV-2, efecto que parece potenciarse con su
asociación con azitromicina.
Se podría plantear su uso en casos graves que precisen ingreso en UCIP o en
inmunodeprimidos con neumonías intersticiales.
Aunque no está establecida la dosis en el caso de infección por SARS-CoV-2, en niños con
neumopatías intersticiales existe experiencia de uso de hidroxicloroquina con las
siguientes dosis:
Niños < 6 años: Sulfato de hidroxicloroquina 6.5 mg/kg/día.
Niños > 6 años: Sulfato de hidroxicloroquina 10 mg/kg/día (máximo 400 mg)
Se administra durante 5 días, si se mantiene más de 5 días, se recomienda bajar la dosis a
la mitad, máxima duración 14 días.
Para ajustar la dosis, se puede solicitar a farmacia como Fórmula Magistral en solución.
Hay que tener en cuenta que 200 mg de sulfato de hidroxicloroquina equivalen a 155 mg
de hidroxicloroquina base.
En menores de 30 kg por la complejidad de posología se puede valorar administrar
cloroquina, aunque parece menos eficaz y hidroxicloroquina sería la de la primera
elección. El fosfato de cloroquina (Resochin) está disponible en comprimidos de 250 mg.
Efectos secundarios: se debe vigilar la aparición de hipoglucemia, toxicidad hematológica,
musculoesquelética y ocular.
Produce prolongación del QT, se debe realizar control de ECG si se asocia a otros fármacos
que produzcan prolongación QT.
Tratamiento antiinflamatorio:
§ Tocilizumab.
SIN EVIDENCIA MEDICA, bloquea el receptor de la IL-6. Los pacientes COVID-19 con
hipoxemia grave con frecuencia asocian un síndrome hiperinflamatorio que puede estar
implicado en el agravamiento de la afectación pulmonar y sistémica propias de la
infección. En tales casos los inhibidores de IL-6 pueden atenuar la liberación de citoquinas
y la producción de reactantes de fase aguda. Aunque actualmente no hay evidencia para
recomendar su uso, está en investigación y su indicación podría realizarse en los cuadros o
formas más graves. No hay datos en menores de 2 años. Requiere determinación de IL-6
pre y tras 24 horas de la última administración.
Es esperable un incremento de IL-6 e IL-12.
Por tanto, se planteará en pacientes graves (preferiblemente en UCIP) y con elevación de
IL-6 por encima de los valores del laboratorio de referencia (en general >35 pg/mL) y/o
dímero D (>400 ng/mL o aumento progresivo). Las dosis empleadas son las recomendadas
en síndrome de liberación de citoquinas por CAR-T cells son:
<30 kg: 12 mg/kg/iv (diluir hasta 50 cc con SSF y administrar en 1 hora).
≥30 kg: 8 mg/kg/iv (diluir hasta 100 cc con SSF y administrar en 1 hora).
Dosis máxima: 800 mg por infusión.
Máximo 3 infusiones: la segunda infusión 8-12 horas después de la primera.
Si la respuesta es parcial o incompleta, administrar tercera infusión a las 16-24 horas de
la segunda.
Efectos 2º como fiebre y escalofríos durante la infusión. Mayor susceptibilidad a
infecciones o alteraciones hepáticas, leucopenia o trombopenia. Se ajustan las dosis o se
suspenden si hay un aumento GPT >3-5 veces, plaquetas < 100.000 o Neutrófilos <
1.000/mm3.
§ Corticoides sistémicos:
COMO NORMA GENERAL NO ESTÁN RECOMENDADOS.
Además, en estudios previos en pacientes con SARS, MERS e incluso gripe han demostrado
que no tienen efectos beneficiosos e incluso se ha retrasado el aclaramiento del virus.
Aunque se puede valorar su administración en casos de SDRA, choque séptico, (según las
nuevas indicaciones de la campaña SSCG), encefalitis, síndrome hemofagocítico y cuando
exista un broncoespasmo franco con sibilancias.
En caso de indicarse se recomienda: metilprednisolona intravenosa (1-2 mg /kg/día)
durante 5 a 7 días, pero no para uso a largo plazo.
§ Inmunoglobulinas intravenosas:
En principio NO ESTÁ INDICADO su uso en COVID-19.
Se han empleado en casos graves pero su indicación y eficacia no se han demostrado. Las
dosis utilizadas son: 1 g/kg/día, 2 días, o 400 mg/kg/día, 5 días.
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