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Como sabemos los primeros auxilios son aplicados en el lugar del accidente hasta que lleguen

los servicios de emergencias y determinen la conveniencia o no de trasladar a la víctima a un


centro de salud. Además, en caso de que sea necesario el traslado, son estos servicios los que
cuentan con los recursos humanos y materiales más apropiados para tal fin.

En primeros auxilios es una premisa básica no mover al paciente a no ser que sea
absolutamente necesario, ya que si se realiza de una forma incorrecta puede llegar a agravar
las lesiones que presente o incluso se le pueden causar nuevas lesiones, empeorando su
pronóstico.

hay circunstancias de fuerza mayor que hacen obligatorio el traslado aun no disponiendo de
los materiales necesarios:

– Cuando este en compromiso la supervivencia de la víctima o de los rescatadores.

– Cuando la asistencia especializada va a demorarse y que la gravedad del estado de la víctima


recomiende su traslado.

Es preciso saber los medios con que se cuenta, numero de auxiliadores, materiales, vehículos
disponibles, etc.

2 >> Posiciones de seguridad y espera

posiciones de espera son aquellas posturas en las que se coloca a la víctima, luego de haberle
brindado los primeros auxilios, hasta que lleguen los servicios de asistencia sanitaria.

dependerá de la lesión específica que presente el paciente.

– Posición lateral de seguridad: es la más adecuada para víctimas que, aunque están
inconscientes, no presentan traumatismos y conservan estables tanto la respiración como el
pulso. evita la aspiración accidental de vómitos en caso de producirse y permite mantener la
estabilidad del paciente al impedir que este ruede sobre sí mismo. Además, evita la
obstrucción de la vía aérea.

– Decúbito supino: en esta posición, el paciente boca arriba horizontal, con los brazos y las
piernas extendidos. Por lo general, se emplea con víctimas que presentan fracturas en las
extremidades inferiores o politraumatizados. Además, es la que se usa para llevar a cabo la
reanimación cardiopulmonar.

– Posición de Fowler: la víctima estará semisentada con la cabeza unos 45º respecto al plano
horizontal. Así, por ejemplo, en la posición de Fowler bajo, el ángulo de inclinación es de 30º ,
mientras que en la denominada Fowler alto, aumenta hasta los 90º. problemas respiratorios,
relajación de los músculos abdominales.

– Posición de Trendelenburg: decúbito supino, cuerpo recto y la cabeza más baja que los pies.
Generalmente, se emplea con afectados de hipotensión o hipoglucemia, ya que se incrementa
el aporte de sangre a la cabeza.

– Posición antishock: en esta postura, el paciente descansa en decúbito supino pero con las
piernas elevadas, y se emplea como alternativa a la posición de Trendelenburg, especialmente
en casos en que los pacientes han sufrido una lipotimia o un shock.

– Posición anti-Trendelenburg: es aquella en la que la víctima es colo- cada en decúbito supino


pero con la cabeza más elevada que las extre- midades inferiores. En esta posición
colocaremos a los pacientes en los que se sospeche aumento de la presión intracraneal, por
ejemplo, tras haber sufrido un traumatismo craneoencefálico.

3 >> Técnicas de inmovilización

pretende es mantener fija una determinada región corporal de la víctima, o a toda ella,
dependiendo de la gravedad de las lesiones.

Algunos de los objetivos de las técnicas de inmovilización pueden ser:

– No incrementar el daño que ya existe.

– Disminuir el dolor.

– Detener una hemorragia.

– Ayudar a la seguridad en un traslado posterior.

3.1 > Normas generales

–mantener alineados los ejes naturales del cuerpo.

– acolchar las prominencias óseas para prevenir roces.

– Las heridas deben cubrirse antes de inmovilizar la zona. procederemos al vendaje

3.2 > Materiales para la inmovilización Existen numerosos equipos comerciales para la
inmovilización de las distintas regiones corporales, destacando los siguientes:

– Collarín cervical: elemento ajustable diseñado para limitar el movimiento del cuello y evitar
daños en la región cervical de la columna vertebral.

– Tablero espinal: dispositivo para inmovilizar completamente la columna vertebral.

– Colchón de vacío: es un saco neumático que se adapta perfectamente al cuerpo de la víctima

– Férulas: inmovilización específica de las extremidades, cuando se sospecha que existe una
fractura o una luxación, aunque también pueden utilizarse para detener hemorragias.

- Vendajes: son elementos utilizados para cubrir una lesión, detener una hemorragia o
estabilizar una zona del cuerpo

3.6 Confección de camillas y materiales de inmovilizacion

En ocasiones, puede que sea necesario improvisar una camilla para trasladar a una víctima.
Cuando se sospeche que se trata de un lesionado medular, la superficie para su traslado ha de
ser lo más rígida posible, pudiendo usar puertas, mesas, bancos o tableros a modo de camillas.
Si no hay lesión medular, la víctima podría ser trasladada en una cami- lla más convencional
hecha de forma sencilla con materiales fáciles de encontrar, como barras, mantas, camisas o
cuerdas. Algunas camillas de fortuna serían:

– Una camilla con camisas y dos barras

– Una camilla con cuerdas

– Una camilla con una manta y dos barras:


4 >> Técnicas de movilización

Como regla general, nunca debemos mover a las víctimas para no agravar sus posibles
lesiones, aunque puede darse el caso de que su movilización sea imprescindible, por ejemplo,
por motivos de seguridad, porque en el lugar del accidente sea imposible llevar a cabo los
primeros auxilios o porque se estime que sea necesario su traslado a un centro hospitalario. En
este apartado describiremos algunos de los métodos y protocolos más usados tanto para la
recogida de las víctimas como para su traslado.

4.1 > Métodos de recogida

Algunas de las maniobras que más se utilizan para la recogida de la víctima son la técnica

“en bandeja” o inmovilización en bloque: se colocan de rodillas y con sus manos lo van a
levantar simultáneamente, el primero que sujeta la cabeza y parte de la espalda es quien da la
orden

la técnica del puente : Los socorristas se colocan sobre la víctima con las piernas abiertas y
agachados. Uno de ellos se encarga de sujetar la cabeza y la zona alta de la espalda, otro la
sujeta por las caderas, y un tercero sujeta las piernas por debajo de las rodillas. Y una cuarta
persona puede colocar una camilla bajo la victima

la maniobra de Rautek. extraer a un accidentado del interior de un vehículo,, el socorrista


sujeta uno de los brazos de la victima por la muñeca de forma que el accidentado este contra
su pecho, se le mueve lentamente hacia el exterior del, vehiculo manteniendo el eje cabela-
cuello-tronco

4.2 > Métodos de traslado

Una vez evaluada la necesidad de llevar a la víctima a un centro hospitalario y prestados los
primeros auxilios necesarios, por ejemplo, detención de hemorragias o inmovilización de
fracturas, se podrá llevar a cabo el traslado de la víctima. Suponiendo que no tenga lesiones
medulares, podemos diferenciar entre técnicas para un solo rescatador o aquellas en las que
intervienen dos.

Traslado con un rescatador

– El método “en muleta”: la carga de la víctima se lleva a cabo sobre los hombros del
rescatador; para ello, colocaremos uno de sus brazos alrededor de nuestro cuello y lo
sujetaremos con una mano, mientras que pasaremos la otra mano alrededor de su cintura
para conseguir un soporte adicional. Se emplea en caso de que el accidentado no presente
lesiones serias y pueda caminar por sí mismo.

– En brazos: se usa para mover personas no muy pesadas sin lesiones serias pero que no
pueden caminar (un esguince de tobillo). Se coloca una mano bajo las rodillas de la víctima y
otra alrededor de su espalda para sujetar el tronco. el accidentado puede pasar sus brazos por
encima del cuello del rescatador.

– Sobre la espalda (a cuestas): la persona debe estar consciente, ya que tiene que agarrarse a
nosotros. Consiste en cargarla sobre nuestra espalda, entrelazando nuestras manos una vez
que la hayamos cogido, para poder cargar más fácilmente con ella.

– Arrastre: es una técnica útil cuando es necesario desplazar a una víctima muy corpulenta o
pesada. Se puede realizar el arrastre agarrando a la víctima por debajo de las axilas, por los
pies o utilizando una manta. Este método es muy útil cuando hay incendios con gran
producción de humo, porque haremos el arrastre a ras de suelo para evitar intoxicarnos.

– Método del bombero: este método se puede utilizar para mover a víctimas inconscientes,
pero el auxiliador debe ser al menos tan corpulento como la víctima.

• El socorrista se sitúa frente a la víctima, la coge por las axilas y la coloca de rodillas. Pasa su
brazo izquierdo alrededor del muslo izquierdo del accidentado, y carga el tronco de este sobre
su espalda.

• A continuación, el socorrista se levanta y equilibra el peso de la víctima sobre sus hombros.


Con su brazo izquierdo puede sujetar el antebrazo izquierdo de la víctima, de forma que le
queda el otro brazo libre para poder agarrarse a una barandilla, guardar el equilibrio, etc.

Traslado con dos rescatadores

Las dos técnicas más habituales para trasladar accidentados ente dos personas son el asiento
sobre las manos, con sus diversas variantes, y el traslado en silla.

– Asiento sobre las manos: utilizando las manos de los socorristas. Existen varias posibilida-
des, que dependen de las lesiones que tenga la víctima, de si cola- bora o no y de la fuerza de
los socorristas.

• Asiento de dos manos, que deja un brazo libre a cada soco- rrista.

• Asiento de tres manos, que deja un brazo libre a uno de los socorristas.

• Asiento de cuatro manos, que no deja brazos libres a ningún soco- rrista.

– Asiento sobre silla: se utiliza una silla con respaldo y permite trasladar a una persona sentada
sobre ella. Es bastante útil para el traslado de personas cuando hay que subir o bajar escaleras,
aunque la persona debe ir colocada siempre mirando “escaleras abajo”. 1

3.3 > Técnica del vendaje

El tipo de material y la técnica de vendaje se adaptarán a la finalidad del mismo y a la zona


corporal; sin embargo, existen unos principios generales que hay que tener siempre en cuenta:

– En las extremidades, el vendaje se realiza desde la parte más distal a la parte más proximal,
por ejemplo, desde la muñeca hasta el brazo, pues debemos seguir el sentido de la circulación
venosa. Si es posible, dejaremos los dedos al descubierto, pues así podremos comprobar si hay
algún defecto circula- torio (si vemos que los dedos adquieren un color azulado, están fríos o
se inflaman). Además, preguntaremos a la víctima si tiene sensación de hormigueo, pues, en
caso afirmativo, nos podría indicar que el vendaje está demasiado ajustado y es preciso
aflojarlo.

– Las articulaciones deberán vendarse siempre en ligera flexión, nunca en extensión, pues así
se facilita la circulación de la sangre.

– Los relieves óseos muy prominentes (tobillos, codos) se cubrirán con algodón para evitar
roces.
– Al terminar el vendaje, si debemos anudarlo para asegurarlo (en caso de no disponer de
esparadrapo ni clips), nunca lo haremos sobre la zona lesionada.

Existen diferentes formas de realizar vendajes; entre las más utilizadas se encuentran:

– Vendaje circular: es el más intuitivo y se suele utilizar para fijar un apósito o controlar una
hemorragia. Para ello, la venda se coloca dando vueltas sobre la zona dañada,
superponiéndose una vuelta sobre otra.

– Vendaje en espiral: se suele utilizar para sujetar apósitos y para fijar férulas en las
extremidades. Se realiza también rodeando el miembro dañado, pero en cada vuelta la venda
se superpone solo dos tercios a la vuelta anterior. Para realizar este vendaje se recomienda el
uso de vendas elásticas o semielásticas, ya que se ajustan mucho mejor.

– Vendaje en espiral con inverso: se utiliza para sujetar apósitos cuando disponemos solo de
vendas no elásticas, pues esta forma de vendaje hace que la venda no elástica se adapte mejor
a la región corporal. Para realizarlo se empieza como un vendaje espiral pero en cada vuelta
nos ayudamos de un dedo para doblar la venda de manera que su cara interna quede ahora
como la externa.

– Vendaje en ocho: es muy útil para vendar e inmovilizar articulaciones. Se comienza como un
vendaje circular por debajo de la articulación y luego la venda se cruza y pasa por encima de la
articulación, donde se da otra vuelta circular y así sucesivamente.

– Vendaje recurrente: se utiliza en dedos, manos, pies, muñones y también en la cabeza. Para
ello, la venda se coloca de delante a atrás y vuelve de atrás a adelante hasta que toda la zona
quede cubierta. Se termina con vueltas circulares transversales a la dirección anterior.

– Vendaje en espiga: se utiliza para crear un efecto compresivo, muy útil cuando queremos
controlar una hemorragia con el vendaje o lograr un vendaje de una cierta consistencia.

3.5 > Inmovilización de distintas zonas corporales

Cuello

posibilidad de lesión medular a la altura de las cervicales. Lo ideal es que se lleve a cabo con un
collarín cervical

Tronco superior

– Clavícula: fractura de clavícula inmovilización de toda la espalda mediante un vendaje en


ocho, donde el cruce se hace por detrás.

– Hombro y escápula: acolcharemos el espacio entre el brazo y el tronco con gasas o paños y
colocaremos el brazo en cabestrillo mediante un pañuelo o una venda, dejando la palma de la
mano hacia dentro.

– Tórax y abdomen: hay que almohadillar toda la zona para evitar roza- duras o golpes y luego
cubrirlo todo con un vendaje en espiral.

– Columna vertebral: se coloca a la víctima sobre una superficie rígida y plana (puerta, tablero,
mesa), se inmoviliza el cuello como hemos visto anteriormente y los pies se unen con vendas.

– Antebrazo: con el codo f lexionado, fijaremos dos férulas desde el codo hasta el comienzo de
los dedos (una externa y otra interna). Después, colocaremos un cabestrillo.
– Brazo: utilizaremos preferentemente dos férulas acolchadas improvi- sadas, la externa desde
el hombro hasta debajo del codo y la interna desde la axila hasta debajo del codo. Se sujetan
las férulas con venda y posteriormente puede fijarse el brazo al tronco.

– Dedos de la mano: un dedo fracturado puede inmovilizarse con una férula apropiada o
fijándolo a otro dedo adyacente.

Tronco inferior

– Piernas: si no se dispone de una férula apropiada, por ejemplo neu- mática, se inmovilizarán
usando dos férulas acolchadas improvisadas; la externa desde la cadera al talón y la interna
desde la ingle al talón, fijadas con cintas o vendas en torno a la pierna. También se pueden
inmovilizar uniendo la extremidad dañada a la otra, almohadillando siempre los espacios entre
las piernas.

– Tobillo: lo podremos inmovilizar con una férula o con un vendaje en ocho con cruce por
delante del tobillo, si el traumatismo es leve.

PARTO DE URGENCIA

El nacimiento inminente de un niño fuera de un centro, obliga a actuar en condiciones no


idóneas y solamente con lo que tengamos a mano. En cualquier caso, debemos recordar que
en la gran mayoría de los casos tendremos poco que hacer (porque únicamente asistiremos a
un parto) y bastará actuar con sensatez y las manos bien limpias.

El parto se compone de tres fases: a) dilatación; b) expulsión y c) alumbramiento.

a) La fase de dilatación empieza con la expulsión del tapón mucoso de la matriz y se acompaña
de la “rotura de la bolsa” de líquido amniótico, del comienzo de la dilatación del canal del
parto y las primeras contracciones del útero. Su duración es variable y, si disponemos de
medios es el momento de trasladar a la parturienta a un centro sanitario (mejor tumbada del
lado en que esté más a gusto).

b) En la fase de expulsión se produce la completa dilatación del canal del parto, el descenso del
feto hasta aparecer por la vulva y su expulsión. En esta etapa la mujer ya no debe ser desplaza-
da y lo único que haremos será facilitarle una posición cómoda y un entorno limpio. Al
aparecer la cabeza, la sujetaremos con cuidado con una mano, mientras que con la otra
haremos presión contra el periné (espacio entre la vulva y el ano) para evitar que se desgarre.
Una vez que ha salido la cabeza, la sujetaremos y la desplazaremos con cuidado hacia abajo
para facilitar la salida del hombro superior. Y, a continuación, elevaremos la cabeza y ese
hombro para que salga el otro hombro y el resto del cuerpo Tomaremos entonces al neonato
por la cabeza y las nalgas y lo colocaremos sobre el abdomen de la madre. En esa posición
ligaremos el cordón umbilical con una cinta o un cordón lo más limpio posible y
comprobaremos que llora y respira bien. Si no respira le estimularemos dándole un cachete en
las nalgas. Solamente después de ver que respira correctamente pasaremos a limpiarle la
boca, las ventanas de la nariz y el cuerpo, y lo cubriremos con una toalla o ropa limpia para
evitar que se enfríe. En el caso de que respire menos de 20 veces por minuto o que el corazón
lata a menos de 60 latidos por minuto, haremos las maniobras de reanimación indicadas. El
paso siguiente es cortar el cordón umbilical. Éste debe ligarse en dos puntos, uno a unos ocho
centímetros del neonato y el otro a unos cuatro o cinco centímetros del primero. Realizaremos
el cor- te con un instrumen- to afilado y limpio (ti- jeras o cuchilla) y comprobaremos que no
sangra por sus ex- tremos. Observare- mos el estado de la madre por si muestra algún síntoma
anormal.

c) El alumbramiento o expulsión de la placenta suele producirse pocos minutos después de la


fase de expulsión, pero puede retrasarse hasta media hora. En tal caso daremos masajes en el
abdomen de la madre para facilitarla. Es impor- tante comprobar que la placenta está
completa (con todos sus mamelones) y la conservaremos en un paño para su revisión en el
centro sanita- rio al que conviene derivar seguidamente a la parturienta y al recién nacido bien
abrigados.

García Cañete, J. Petkova Sáiz, E. y Prieto Pérez, L. (2015). Manual básico de primeros auxilios.
Madrid, Editorial Tébar Flores. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/unslg/100536?
page=99.

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