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¿Cómo saldremos después de la pandemia?

(Isaías 46:10-11). Que Él es quien “anuncia lo por venir desde el


principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi
consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; que llamo desde el
oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo
haré venir; lo he pensado, y también lo haré”
Las Escrituras son muy claras al afirmar que Dios es soberano. Dice el
Profeta Daniel, Unos años después, que Dios le había recordado esto a
Su pueblo,
(Daniel 4:35).Todos los habitantes de la tierra son considerados como
nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los
habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué
haces?
De manera que las cosas ocurren como ocurren porque Dios lo ha
decretado así. ¿escapa algo del control soberano de Dios?,
absolutamente no. Y por lo tanto, como le dijo Dios a Su pueblo por
medio Isaías, aquello que Él decretó, Él lo hará.
Y esta pandemia no escapa de ese control soberano del Señor. Decía un
teólogo, “No hay una sola molécula rebelde en el universo.” Todo está
bajo el control divino. Desde la manera en la que giran y rotan las
estrellas en el cielo, como dijo Daniel, hasta lo que hagamos los
hombres.
(Proverbios 21:1). “Como los repartimientos de las aguas, así está el
corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina”
Pero, otra de las cosas que la Biblia afirma acerca de Dios mis hermanos,
es que, por causa de Su deidad, Sus pensamientos están mucho más
arriba que los nuestros. En otras palabras, para el hombre es imposible
conocer la mente de Dios, a menos que Dios nos la revele.

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Dice (Deuteronomio 29:29). “Las cosas secretas pertenecen a Jehová
nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos
para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”
Entonces, a menos que Dios condescienda con el hombre y le plazca
revelarnos Su mente, será imposible para nosotros entender lo que Él
está haciendo en Su universo. Será imposible para nosotros entender
algunas cosas que pasan, como lo que estamos viendo con la pandemia.
Sin embargo, la Escritura también es clara en afirmar, que a pesar de
que no entendamos lo que Dios está haciendo, podemos estar seguros
que Él lo hace con al menos tres propósitos: Su gloria, el bien de Su
pueblo, y confrontar a los rebeldes o a los que se oponen al Evangelio.
Cuando las Escrituras hablan acerca de la gloria De Dios, lo que el
término hebreo (kabod) quiere dar a entender es “algo que es pesado.”
Es un término que habla de la Majestad, el esplendor, y la grandeza de
Dios.
Es decir, debido a que sólo Dios es Dios; debido a que Él es perfecto; lo
mejor que puede hacer es manifestar Sus perfecciones. Y eso lo hace
mis hermanos, creando, mostrando, Su poder, Su sabiduría, Su bondad.
Lo hace cuidando de Su creación, mostrando Su misericordia, Su amor,
Su bondad. Pero también lo hace castigando el pecado, mostrando, Su
justicia y Su santidad.
Y esto lo vemos, incluso, hasta cuando decide salvar. Cuando Dios Salva
a un pecador, lo hace con el propósito de manifestar Su gloria,
mostrando en ese pecador Su misericordia, Su sabiduría, Su poder, etc.
Ahora bien, la Biblia también, afirma algo muy importante, y que
nosotros debemos recordar en estos tiempos más que nunca y es que
Dios lo hace todo para el bien de Su pueblo.
Eso es lo que nos dice el apóstol Pablo en romanos 8. Y sabemos que a
los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la
imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
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hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que
llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también
glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién
contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las
cosas?
Para Pablo no sólo las cosas buenas que Dios traía a la vida de los
creyentes eran para su bien. Las cosas malas también llegan
providencialmente a la vida de cada uno de nosotros para nuestro bien.
Pablo dice: “Todas las cosas, “les ayudan a bien.” Hermanos, quiere que
siempre recuerden esto que les voy a decir: “Si Dios sacrifico a Su propio
Hijo por Su pueblo, los creyentes podemos estar seguros, que lo que
sea que venga de la mano de Dios a nuestras vidas será siempre y
solamente para nuestro bien.
Esta pandemia, según el principio y la verdad de la Escritura, ha sido
traída al mundo por Dios. Él es quien está en control de ella. Pero, el
pueblo de Dios puede estar seguro de que sea lo que sea que nos ocurra,
será para nuestro bien.
Muchos creyentes han muerto y probablemente morirán por el COVID-
19; muchos han perdido y perderán seres queridos; muchos han perdido
y perderán sus trabajos; muchos han perdido o perderán sus casas;
muchos no tendrán que comer hasta que la economía se restablezca.
Pero, de lo que el creyente debe estar confiado, es que incluso esas
cosas serán para su bien espiritual.
De una u otra manera hermanos; Dios está trabajando por medio de
esta pandemia para probar a Su pueblo.
Así como se pasa el oro por el fuego para quitarle todas las impurezas,
así mismo pasa el Señor a Su pueblo por las pruebas para remover de
él todo aquello que no es propio de los Suyos.
Amados hermanos, El COVID-19 en la mano de Dios afirmará la fe de
muchos, los acercará a Él, los ayudará a seguir corriendo la carrera de

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la fe, hará que muchos “levanten las manos caídas y las rodillas
paralizadas, y que enderecen sus sendas” (Hebreos 12:12-13).
Hará que muchos se arrepientan de la negligencia espiritual en la que
han caído, los restaurará, con esto el Señor encenderá la llama de la fe
en sus corazones.
Pero, también es cierto, que tristemente en otros el COVID-19 servirá
para mostrar la realidad espiritual en la que se encuentran. Dios usará
esto para mostrar la hipocresía, en la que están muchos, que solo
poseen una profesión de labios, una fe falsa.
Muchos se quedarán tranquilos en sus casas, y lo que antes hacían por
compromiso, quedará en el olvido para seguir viviendo una vida lejos
del Señor al que una vez le profesaron su confianza.
Mis hermanos, muchas Iglesias serán fortalecidas, pero otras dejarán de
existir, o se desviarán por un camino que no se veía venir antes de la
pandemia.
Y esto, mis amados hermanos, es bueno para el pueblo de Dios. Es
bueno que el Señor fortalezca la fe de Su pueblo y limpie a Su iglesia de
los falsos creyentes, y esto, por muy duro que parezca, sigue siendo un
acto de Su bondad y misericordia.
• Advertencia a los perdidos
Dios también hace todas las cosas en Su creación para confrontar a Sus
criaturas rebeldes. Recuerden cuando Dios envió a Su pueblo Israel al
cautiverio por causa de su rebeldía, les dijo por medio del profeta
Jeremías,
Lamentaciones 3:37 ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que
el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?
¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su
pecado.
Judá estaba lejos de su tierra. No porque Dios hubiera sido infiel a Sus
promesas para con ellos, porque Dios les dio todo lo que les había
prometido. Ellos estaban en cautiverio por su infidelidad para con el Dios
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que los había sacado de la tierra de Egipto y que los había amado como
Su pueblo.
Y vemos como de múltiples maneras ellos se rebelaban contra el pacto
que habían hecho con Dios en el Monte Sinaí (Éxodo 19) y el Señor trajo
las plagas que les había prometido por Su desobediencia (Levítico
26:14). Y el cautiverio en Babilonia era parte de ese castigo.
Pero, lo que el profeta Jeremías quería con esas palabras que leímos en
Lamentaciones, era que sus hermanos entendieran, que en lugar de
estarse lamentando por estar en una tierra que no era la suya,
lamentandose por ser esclavos de una nación pagana, debían estarse
lamentando por las razones, por las que Dios los había llevado hasta allí:
su pecado contra el Señor. Dios, entonces, llevó a Israel al cautiverio
para confrontarlos con su pecado en contra de Su Hacedor.
Lo mismo fue lo que les enseñó el apóstol Juan a las iglesias en Asia. En
Apocalipsis 6 y 9, por ejemplo, el apóstol les aseguró a las iglesias que,
en muchos puntos de la historia humana, Dios ha traído plagas al mundo
con el propósito de confrontar a los hombres con su rechazo hacia el
Creador.
Dios les ha dado una ley, les ha mostrado que es a Él a quien ellos deben
obedecer y adorar, pero los hombres han “detenido con injusticia esa
verdad” y en lugar de adorar y agradecer al Creador, le entregaron sus
corazones a todo que no es Dios (Romanos 1:18-23).
Ese es el gran pecado del hombre mis hermanos, vivir sus vidas como
si Dios no existiera, haciendo, no lo que Dios les ha ordenado, sino lo
que ha estado en sus corazones.
Esta pandemia no ha sido diferente. Por medio de un virus invisible a
nuestros ojos Dios ha confrontado con el peligro de la muerte y la
incertidumbre de la eternidad a muchos.
Muchos han vivido sus vidas como si ellos estuvieran en control, como
si ellos fueran, “los amo de su destino, los capitanes de sus almas.”
Negando al Creador y pisoteando a CRISTO en sus vidas.

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Y ahora, cuando una de las más diminutas obras de las manos de Dios
amenaza sus vidas, están comprendiendo que su vida ha sido una
mentira. Ellos no son los amos de su destino, ni los capitanes de sus
propias almas. Es Dios, quien los creó, el Amo y Señor de Todo lo que
existe.

Pero nosotros mis hermanos, cómo cristianos, ¿Saldremos purificados,


fortalecidos en nuestra fe? ¿O, será que nuestra apatía en estos últimos
años será revelada al final de esta pandemia como la incredulidad que
estábamos ocultando?
¿Cómo esposos y esposas? ¿Será que el tiempo obligado en familia nos
mostrará lo negligentes que hemos sido con nuestras familias? ¿Será
que nos llevará al arrepentimiento por no haber sido los líderes que
nuestras esposas e hijos necesitaban?
¿Será que nos arrepentiremos por no haber sido la ayuda que nuestros
esposos necesitaban? ¿Será que después de todo esto nuestra vida
como esposos y esposas seguirá igual?
¿O será que al final saldremos con una mayor convicción de cuál es la
responsabilidad que Dios nos ha dado en nuestros matrimonios?
¿Cómo saldremos como iglesia? ¿Saldremos convencidos de la
importancia del Día del Señor para nuestras vidas? ¿Saldremos
convencidos de nuestra responsabilidad de adorar a nuestro Dios como
un cuerpo?
¿Saldremos convencidos de que el mundo necesita el mensaje del
evangelio y estemos dispuestos a evangelizar? ¿Saldremos con un mejor
entendimiento de nuestra responsabilidad para servirle a nuestros
hermanos con los dones que el Señor nos ha dado? ¿O seguiremos igual
que antes?
Quiera el Señor que muchos de nosotros salgamos de esto fortalecidos
espiritualmente para la gloria de nuestro Dios. Pero, sabiendo que
debemos perseverar en medio de esta pandemia sabiendo que nuestro
Dios gobierna y que esto resultará para nuestro bien.
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