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OBJETIVO: Reconocer en nuestra Madre María una ayuda propicia para preparar nuestro corazón y
nuestra vida al recibimiento de Jesús nuestro Salvador al inicio de este tiempo de adviento. Entendiendo
la importancia y la necesidad de su presencia en nuestra vida espiritual, para alentar a los hermanos a
una verdadera relación de amor a María que nos conduzca a Jesús
Sl 45, 7. 10-12
Tu trono, oh Dios, es firme para siempre. Cetro de rectitud es el de tu reinado. Hijas de reyes son
tus muy amadas, una reina se sienta a tu derecha, oro de Ofir en sus vestiduras luce. Ahora tu, hija,
atiéndeme y escucha: olvida a tu pueblo y la casa de tu Padre, y tu hermosura al rey conquistará. El
es tu Señor.
Ubicar el contexto del tema: litúrgico (adviento), celebrativo (centenario), tarde Mariana.
“Jesucristo vino al mundo por medio de la Santísima Virgen, y por medio de ella debe reinar también en
el mundo”. Sn Luis de Montfort
Por todo esto junto a María esperemos y recibamos al Salvador, ya que el amarla a ella nos
lleva directamente amar más a Jesús.
- Toda acción de hiperdulía tiene como fin acercarnos más a Jesús. Si no fuese así
entonces es una devoción falsa de ilusoria.
- Fortalecer el amor a la virgen es fortalecer el amor a Jesucristo
- Este amor a la virgen nos tiene que mover a: dejar lo malo que hay en nosotros, tener
una correcta devoción a la virgen que no se quede en un plano exterior, en
inconstancia, en hipocresía y en interés.
- Así podemos encontrar en María un modelo ejemplar de espera y una ayuda propicia
para recibir al Salvador.