El aumento de la glucemia estimula la secreción de insulina. Cuando la glucemia en ayunas es
normal, de 80 a 90 m g/100 ml, el ritmo de secreción de insulina es mínimo, del orden de 25ng/m in/kg de peso corporal, con una actividad fisiológica muy discreta. Sin embargo, si la glucemia aumenta de forma repentina hasta dos o tres veces el valor normal y se mantiene así, la secreción de insulina experimentará un gran ascenso en dos etapas, como reflejan las variaciones de la insulina plasmática.
1. La concentración plasmática de insulina se eleva casi 10 veces en los 3 a 5 min
siguientes al incremento brusco de la glucemia, a causa de la liberación inmediata de la insulina preformada por las células beta de los islotes de Langerhans. Sin embargo, este alto ritmo inicial de secreción no se mantiene, puesto que la concentración de insulina desciende hasta valores intermedios en un plazo de 5 a 10 min. 2. Aproximadamente 15 min después del estímulo, la secreción de insulina aumenta por segunda vez y alcanza una meseta en las 2 a 3h siguientes, en esta ocasión con un ritmo de secreción aún mayor que el de la fase inicial. Esta secreción se debe tanto a la liberación adicional de la insulina previamente formada como a la activación del sistema enzimático que sintetiza y secreta nueva insulina a partir de estas células.